Capítulo 002 - Bidart Campos - Los Tipos y La Clasificación de Las Constituciones
Capítulo 002 - Bidart Campos - Los Tipos y La Clasificación de Las Constituciones
Capítulo 002 - Bidart Campos - Los Tipos y La Clasificación de Las Constituciones
LA TIPOLOGÍA DE LA CONSTITUCIONAL
§ 004. EL PREÁMBULO
La clasificación más atractiva es, sin embargo, la que distingue normas operativas y
normas programáticas.-
a) Normas operativas (o autosuficientes, o autoaplicativas), son las que por su
naturaleza y formulación ofrecen aplicabilidad y funcionamiento inmediatos y directos, sin
necesidad de ser reglamentadas por otra norma. La operatividad no impide esa
reglamentación: solamente no la exige como imprescindible.-
b) Normas programáticas son, como lo indica el adjetivo, las que proponen un
programa y, por ende, son incompletas, viéndose requeridas de otra norma ulterior que las
reglamente y les permita funcionar plenamente. Se suele decir que son de aplicación
diferida, hasta que aquélla norma posterior las complete.-
A veces es difícil precisar si una norma reviste un carácter u otro. Debemos hacer el
esfuerzo, en cuanto sea posible, por interpretar que por lo menos las normas que declaran
derechos, son operativas. No obstante, no parecen serlo muchas del art. 14bis (participación
en las ganancias, movilidad del salario y de las jubilaciones y pensiones, seguros sociales,
etc.).-
Las normas programáticas presentan variedades: pueden servir como normas
directivas para los órganos de poder, en cuanto trazan el lineamiento de su acción (así,
claramente, los arts. 24, 67 inc. 16), etc.); y dentro de esta categoría, pueden ser normas que
también declaran derechos personales (las ejemplificadas del art. 14bis): también pueden
cumplir el papel de normas destinadas a la interpretación de la constitución, como las que
enuncian los fines del estado (así, suele citarse como ejemplo el preámbulo, no obstante que
algunas de sus cláusulas han sido reputadas operativas por la Corte Suprema, como la de
afianzar la justicia).-
Para avanzar un poco más en el tema de las normas programáticas, hemos de
adelantar por ahora que, no por su naturaleza de tales, se las debe reputar inútiles o
totalmente inaplicables mientras les falte la reglamentación. En ese intervalo, surten por lo
menos los siguientes efectos: a) impiden que se dicten normas opuestas, a las que, en todo
caso, convierten en inconstitucionales; b) la falta de vigencia sociológica (por desuso o por
no reglamentación en tiempo razonable) no les quita la vigencia normológica, cuya
subsistencia permite aplicarlas en cualquier momento; c) sirven como pautas de
interpretación para aplicar el derecho vigente.-
En consecuencia: a’) sería inconstitucional –p. ej.– una ley que prohibiera la
participación en las ganancias; b’) el congreso puede en cualquier momento dictar la ley de
juicios por jurados; c’) un tribunal puede utilizar la norma sobre condiciones dignas y
equitativas de trabajo para considerar que hay conducta patronal injuriosa para el trabajador
al que se lo obliga a prestar servicios en un lugar pequeño sin ventilación.-
Otro efecto importante se produce cuando suponemos normas programáticas en la
constitución –que es suprema– o en los tratados internacionales –que son superiores a las
leyes–. Tales normas programáticas en relación con normas contrarias de rango inferior
impiden que estas últimas se apliquen, pudiéndose optar por decir que se han vuelto
inconstitucionales por estar en oposición con una norma programática superior, o que han
quedado derogadas por ésta.-
Si se acepta este efecto cabe admitir –entonces– que normas programáticas de nivel
superior proyectan de inmediato a normas inferiores un impacto frontal cuando entre unas y
otras se da una incompatibilidad: las inferiores se tornan inaplicables, sea que se las repute
inconstitucionales, o que se las tenga por derogadas.-
Pero el problema más arduo se suscita cuando nos preguntamos si antes de su
reglamentación las normas programáticas de la constitución que declaran derechos
personales pueden ser: a) invocadas por los titulares de esos derechos; b) aplicadas por los
jueces.-
Una primera respuesta negativa afronta así la cuestión: a’) los titulares de tales
derechos no pueden invocar la norma programática para pretender el reconocimiento o el
ejercicio del derecho y, por ende, no tienen acción disponible; b’) los jueces no pueden
aplicarlas si los titulares invocan sus derechos, porque la división de poderes les impide
suplir la ausencia de ley reglamentaria de la norma programática.-
A ambas respuestas negativas replicamos en sentido opuesto: a’’) los titulares de
derechos declarados en normas programáticas pueden invocarlos judicialmente, alegando
que la omisión de ley reglamentaria se convierte, después de un lapso razonable, en
omisión inconstitucional (el congreso, al no dictar la ley reglamentaria, viola la constitución
porque frustra el funcionamiento de la norma programática y del derecho que ella contiene:
b’’) los jueces pueden acoger ese alegato, y declarar que hay inconstitucionalidad por
omisión, la que ha de recibir remedio en causa justiciable mediante integración de la
carencia de norma legal (laguna legislativa), haciendo aplicación directa de la norma
programática constitucional que acusa esa carencia reglamentaria; ello significa que la
sentencia ha de crear, “para el caso” a resolver, una norma individual que tome en cuenta a
la norma constitucional programática, y que supla la falta de ley reglamentaria a través de
la integración del orden legal lagunoso.-
La inconstitucionalidad por omisión ha sido recogida en la constitución de la Pvcia.
De Río Nego de 1.988, que en su art. 207 arbitra soluciones mediante acción judicial (Ver
el N+ 38 del Cap. IV).-
Hemos dicho que, como principio, se ha de interpretar que las normas de la
constitución que declaran derechos personales fundamentales, son operativas, y deben ser
aplicadas aunque carezcan de reglamentación. Esta pauta fue expuesta por la Corte
Suprema al fallar en 1.957 el Caso “Siri”, sobre amparo en el que deparó la vía procesal
sumaria de protección, sin reglamentación legal que la regulara, para tutelar la libertad de
expresión a través de la prensa.-
Las normas programáticas plantean un serio problema en relación con la supremacía
de la constitución. En efecto: si se dice que una norma programática contenida en la
constitución no puede funcionar hasta que los órganos del poder la reglamentan mediante
otra norma derivada más precisa, parece que la supremacía de la constitución queda
postergada, bloqueada o relegada hasta que el órgano del poder actúa; y sí acaso no actúa,
la falta de reglamentación de la norma programática enerva aquella misma supremacía.-
Tan compleja cuestión nos obliga a decir, sumariamente, que la existencia de las
normas programáticas no viola, por sí sola, la supremacía de la constitución (Por eso, no
descartamos el concepto de norma programática como admisible en el derecho
constitucional). Lo que sí aclaramos es que la inactividad de los órganos del poder que
omiten reglamentar mediante normas más precisas a las normas programáticas de la
constitución, es inconstitucional por omsión.-
Lo contrario significaría que la supremacía de la constitución queda supeditada a que
los órganos de poder reglamentan a su arbitrio y discreción, y en el tiempo que elijan, las
cláusulas programáticas, lo cual sería, lisa y llanamente, abdicar del sentido que tiene la
supremacía constitucional.-
Hay cláusulas programáticas que, por su formulación, dejan plazo al congreso para
que las reglamente; en tanto otras demuestran que el constituyente ha impuesto el deber de
reglamentación inmediata.-
La diferencia se advierte si se coteja la redacción del art. 102 con la del art. 14bis.. El
art. 102 dice que los juicios criminales se terminarían por jurados “luego que se establezca
en la república esta institución”. La frase permite inferir que la voluntad del constituyente
consiente dilatar el funcionamiento del jurado hasta que el Congreso lo implante, cuando lo
considere oportuno. En cambio, si se lee el art. 14bis, se observa que los verbos que emplea
no dejan margen para que el Congreso postergue a su arbitrio la reglamentación que
complete sus cláusulas programáticas; en efecto, allí se ordena, con una imperatividad sin
plazo, que las leyes “asegurarán” tales derechos, que la ley “establecerá” tales cosas, que el
Estado “otorgará” los beneficios de la seguridad social. La demora, en estos supuestos,
consuma la inconstitucionalidad por omisión legislativa reglamentaria, y abre la posibilidad
para que, declarándola, los jueces presten aplicación inmediata a las normas programáticas
declarativas de derechos.-
La dinámica constitucional puede ser enfocada desde dos ángulos: a) en relación con
la constitución material; b) en relación con la constitución formal.-
La constitución material equivale a un régimen político, y régimen denota movilidad
y proceso. La vigencia sociológica de la constitución material es la que expresa la
actualidad permanente de la misma, que transcurre y se realiza en la dimensión sociológica:
como jamás le falta al estado una constitución material, y ésta es dinámica, cabe decir que
el estado “está siendo” lo que a cada momento “es” en la vigencia de su derecho
constitución material.-
La constitución formal argentina tiene pretensión de dinamismo, porque encierra la
aspiración y la exigencia de adquirir vigencia sociológica en la constitución material, de
realizarse, de funcionar. Esto se enlaza con su pretensión de futuridad y de permanencia,
que explicamos al tratar el preámbulo. La constitución formal ambiciona durar, y tomar
encarnadura en la dimensión sociológica.-
Pero la cosa no concluye aquí. La imagen dinámica de la constitución formal conduce
a interpretarla de manera también dinámica, o si se quiere histórica (o histórica), en el
sentido de irla acomodando a las circunstancias del tiempo histórico, bien que sin desvirtuar
sus principios ni sublevarse contra la voluntad del constituyente (003).-
Este enfoque de interpretación arranca por lo menos, del fallo de nuestra Corte en el
Caso “Avico C/ De La Pesa”, del año 1.934, donde se reprodujo una cita de la
jurisprudencia norteamericana: “si se declara que la constitución significa hoy lo que
significó en el momento de su adopción, ello importaría decir que las grandes cláusulas
dela constitución deben confinarse a la interpretación que sus autores les habían dado en las
circunstancias y con las perspectivas de su tiempo, y ello expresaría su propia refutación”.
Esto quiere decir que la misma constitución formal habilita su propia interpretación
dinámica, porque quiere durar y permanecer.-
La Corte Suprema ha puesto acento en algunos principios que se refieren a la
interpretación dinámica de la constitución formal, así, ha dicho que: a) no es acertada una
interpretación estática de la constitución porque dificulta la marcha y el progreso de la
comunidad que la propia constitución debe promover y b) las normas constitucionales están
destinadas a perdurar regulando la evolución de la vida nacional, a la que han de acompañar
en la discreta y razonable interpretación de la intención de sus creadores.-