La Aventura de Leer

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

(LA AVENTURA DE LEER)

La lectura en párrafos
El adulto que carece de los hábitos lectores adquiridos en los años de la infancia
siempre está en condiciones de iniciar la magnífica aventura del lector. Ningún lector,
ni los más aventajados en práctica y en cultivo de su sensibilidad, terminan nunca su
aprendizaje. “La letra con letra entra” repetía el poeta Pedro Salinas, y bien está que
volvamos a recordarlo aquí como estímulo para el desentrenado y tambaleen como
consuelo para el experto.
Si pensamos en algunas actividades auxiliares de la lectura y que puedan potenciar el
mejor rendimiento de esta, tendríamos que señalar bastantes. Sin embargo, nos vamos a
referir a los consejos prácticos que suelen encontrarse en libros y manuales dedicados a
la metodología y técnicas del trabajo intelectual: los lugares y horas recomendables para
la lectura, el tiempo que se debe dedicar a ella, las anotaciones que debe tomar el
lector…
El buen sentido de la persona que ha decidido comprometerse con la lectura de un libro
ha probado ya la perspicacia del lector a la hora de solventar estas advertencias
menudas.
La lectura no es una actividad lineal que se inicia, de modo planificado, a partir de los
autores antiguos y concluye con los más recientes. Los planes y estrategias para leer
responden a las exigencias de cada lector. Las historias de la literatura y los estudios
especializados tienen que adoptar unas pautas de sistematización en buena medida
artificiosas. Al lector curioso lo que le interesa es el inmenso caudal de lo legible y,
para él, lo legible se le ofrece como una admirable presencia simultánea: la tertulia
intemporal de todos los creadores literarios.

En esa gran mesa redonda es lícita la indagación desde cualquier punto de referencia o
interés. Para saber elegir qué leer solamente es necesaria una información amplia y
digna de confianza. La información bibliográfica es una necesidad que se plantea tanto
al lector experimentado como al escasamente advertido. Los procedimientos para
resolver este problema son varios y distintos. Dificultades de otro carácter surgen a la
hora de disponer de los medios adecuados para la consulta o formación de una
biblioteca. El verdadero lector es amante de los libros y, como tal, procura tenerlos al
alcance de su mano en sus espacios habituales de vida. Las bibliotecas particulares son
algo más que un mero índice de la posición social o una inversión económica rentable a
largo plazo. La biblioteca particular es el estímulo más próximo que existe para la
lectura. Y ante dificultades para la formación de una biblioteca particular –algo que
requiere tiempo y medios económicos- existe el recurso de las bibliotecas públicas -
estatales, municipales, de agrupaciones y sociedades-, cuya mejor razón de vida estriba
en el uso intenso que el público hace de ellas.
Leer, ¿para qué? Para aprender, para ocupar el tiempo del ocio, para estar al día; no son
respuestas satisfactorias. Sí lo es esta: leer para mejorarse en humanidad. Y este
objetivo se consigue con una atención cuidada e inteligente al texto, cuyos reflejos
variados incitan al lector a tomar postura, a desenmarañar, desde la lengua literaria, los
planos simbólicos de la existencia y, en definitiva, de su propia vida.

b.-Los párrafos en oraciones


 El adulto que carece de los hábitos lectores adquiridos en los años de la infancia
siempre está en condiciones de iniciar la magnífica aventura del lector.
 La lectura no es una actividad lineal que se inicia, de modo planificado, a partir
de los autores antiguos y concluye con los más recientes.
 Al lector curioso lo que le interesa es el inmenso caudal de lo legible
 El verdadero lector es amante de los libros.

c.- Utilice la técnica del subrayado.


El adulto que carece de los hábitos lectores adquiridos en los años de la infancia
siempre está en condiciones de iniciar la magnífica aventura del lector. Ningún lector,
ni los más aventajados en práctica y en cultivo de su sensibilidad, terminan nunca su
aprendizaje. “La letra con letra entra” repetía el poeta Pedro Salinas, y bien está que
volvamos a recordarlo aquí como estímulo para el desentrenado y tambaleen como
consuelo para el experto.
Si pensamos en algunas actividades auxiliares de la lectura y que puedan potenciar el
mejor rendimiento de esta, tendríamos que señalar bastantes. Sin embargo, nos vamos a
referir a los consejos prácticos que suelen encontrarse en libros y manuales dedicados a
la metodología y técnicas del trabajo intelectual: los lugares y horas recomendables
para la lectura, el tiempo que se debe dedicar a ella, las anotaciones que debe tomar
el lector…
El buen sentido de la persona que ha decidido comprometerse con la lectura de un libro
ha probado ya la perspicacia del lector a la hora de solventar estas advertencias
menudas.
La lectura no es una actividad lineal que se inicia, de modo planificado, a partir de
los autores antiguos y concluye con los más recientes. Los planes y estrategias para
leer responden a las exigencias de cada lector. Las historias de la literatura y los
estudios especializados tienen que adoptar unas pautas de sistematización en buena
medida artificiosas. Al lector curioso lo que le interesa es el inmenso caudal de lo
legible y, para él, lo legible se le ofrece como una admirable presencia simultánea:
la tertulia intemporal de todos los creadores literarios.

En esa gran mesa redonda es lícita la indagación desde cualquier punto de referencia o
interés. Para saber elegir qué leer solamente es necesaria una información amplia y
digna de confianza. La información bibliográfica es una necesidad que se plantea
tanto al lector experimentado como al escasamente advertido. Los procedimientos
para resolver este problema son varios y distintos. Dificultades de otro carácter surgen a
la hora de disponer de los medios adecuados para la consulta o formación de una
biblioteca. El verdadero lector es amante de los libros y, como tal, procura tenerlos al
alcance de su mano en sus espacios habituales de vida. Las bibliotecas particulares
son algo más que un mero índice de la posición social o una inversión económica
rentable a largo plazo. La biblioteca particular es el estímulo más próximo que existe
para la lectura. Y ante dificultades para la formación de una biblioteca particular –algo
que requiere tiempo y medios económicos- existe el recurso de las bibliotecas públicas -
estatales, municipales, de agrupaciones y sociedades-, cuya mejor razón de vida estriba
en el uso intenso que el público hace de ellas.
Leer, ¿para qué? Para aprender, para ocupar el tiempo del ocio, para estar al día; no son
respuestas satisfactorias. Sí lo es esta: leer para mejorarse en humanidad. Y este
objetivo se consigue con una atención cuidada e inteligente al texto, cuyos reflejos
variados incitan al lector a tomar postura, a desenmarañar, desde la lengua literaria, los
planos simbólicos de la existencia y, en definitiva, de su propia vida.

d.- Separe las oraciones principales


 Al lector curioso lo que le interesa es el inmenso caudal de lo legible
 El verdadero lector es amante de los libros.

e.- Con las oraciones principales realice un resumen.


“La letra con letra entra” repetía el poeta Pedro Salinas, y bien está que volvamos a
recordarlo aquí como estímulo para el desentrenado y tambaleen como consuelo para el
experto. En esa gran mesa redonda es lícita la indagación desde cualquier punto de
referencia o interés. Los procedimientos para resolver este problema son varios y
distintos. Leer, ¿para qué? Para aprender, para ocupar el tiempo del ocio, para estar al
día; no son respuestas satisfactorias. Sí lo es esta: leer para mejorarse en humanidad.

También podría gustarte