Introducion A La Biblia

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IGLESIA EVANGÉLICA PENTECOSTAL DEL

PERÚ

SEMINARIO BÍBLICO PENTECOSTAL

Unidad I

LA BIBLIA

Junio del 2022


CAPITULO 1
UN LIBRO ANTIGUO

El título del primer capítulo de la Confesión de Fe de


Westminster es "De las .Sagradas Escrituras". En el principio
mismo de este documento básico para la Iglesia de Escocia se
establece que los libros de la Biblia "fueron dados por
inspiración de Dios como nuestra regla de fe y práctica". Sigue
explicando la confesión que la autoridad de las Escrituras
"depende totalmente de Dios" y son, por tanto, "la palabra de
Dios". Agrega más adelante que "en las Escrituras se expresa
todo el consejo de Dios sobre todo lo que es necesario para su
propia gloria, la salvación del hombre, la fe y su práctica, o
bien, puede deducirse de ellas por buena y necesaria
consecuencia, y a las cuales nada debe agregarse en ningún
tiempo aunque sean nuevas revelaciones del Espíritu o simples
tradiciones humanas", y que las Escrituras constituyen la
última corte de apelaciones en toda controversia religiosa.

Tal es la posición que se da a la Biblia. Desde el primer


momento ésta destaca con una posición extraordinaria. La
Biblia comenzó a escribirse hace unos tres mil años y su parte
más reciente se escribió hace unos mil ochocientos años, no
obstante lo cual, la Iglesia la reconoce como su autoridad
definitiva e inapelable.

En cierto sentido, tal posición de la Biblia es única. Es


verdad que existen todavía libros muy antiguos, pero ninguno
de ellos es visto como autoridad definitiva e inapelable.
Nuestros médicos ya no nos aplican tratamientos según
Galeno o Hipócrates; los arquitectos han dejado de lado las
directrices de Vitrubio: los agricultores han olvidado los
dictámenes de Varrón: y los astrónomos ya no se guían por

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los estudios de Ptolomeo. Estas obras siguen aún leyéndose,
mas como etapas, no como la meta del camino; son
interesantes, y se leen como curiosidades, pero no como
autoridades. Sin embargo, aunque la Biblia tiene libros más
antiguos que cualquiera de tales obras, para el cristiano sigue
siendo la regla suprema de fe y práctica.

En otro sentido, existen ciertos paralelos. Mientras haya


quien lea poesía, habrá quien lea a Homero; mientras haya
quien estudie filosofía, habrá quien estudie a Platón y
Aristóteles; mientras haya quien se interese en la ética de la
"buena vida", habrá quienes busquen a Epicteto y a Marco
Aurelio; mientras haya quien ame la belleza, habrá quien
escudriñe los estatutos de Praxíteles. Las cosas no se
descartan simplemente por ser antiguas. Muchos productos
de la antigüedad se encuentran entre las más valiosas
posesiones de la humanidad. No obstante, no hay libro que
pretenda tener la autoridad absoluta que la Biblia reclama
para sí; ningún otro libro declara, como la Biblia, que no hay
nada más que agregarle, corno lo afirma la Confesión de Fe de
Westminster. ¿Qué de especial, pues, tiene este libro?

1. La Biblia posee tal belleza intrínseca que, al margen de


otras cosas, tan sólo eso la convierte en una obra inmortal de
la literatura. Con sólo repasar unas breves líneas siente uno
que se le encoge el corazón ante el encanto de su palabras:
Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo
ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de
su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían (Cnt.
8: 7).
Saúl y Jonatán, amados y queridos; inseparables en su
vida, tampoco en su muerte fueron separados (II S. 1:23).
¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío, Absalón! ¡Quién me
diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo
mío! (U S. 18:33).
Consolaos , consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.
Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su

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tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado (Is.
40: 1-2).
Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre
ellos, ni calor alguno; porque el cordero que está en
medio del trono los pastoreará, y los g11.iará a fuentes
de aguas de vida; Dios enjugará toda lágrima de los ojos
de ellos (Ap. 7:16-17).

Sería fácil llenar la mitad de este libro con pasajes


semejantes.

Cada uno de nosotros tiene sus propios pasajes y versículos


con su inescapable belleza, estampados indeleblemente en la
memoria.

Si sólo fuera cuestión de belleza, la Biblia tendría ya


derechos indisputables a la grandeza. Coleridge opinaba que el
estudio constante de la Biblia libraría a todos de caer en la
vulgaridad de estilo. No importa cual sea la fe que uno profese
o no profese, nadie puede pretender haber adquirido una
sólida educación hasta haber leído este monumento literario.

Longino, retórico griego, escribió una de las obras cumbres


de crítica literaria, titulada De lo Sublime. Para Longino, la
suprema cualidad del escritor era la sublimidad. Una moneda
que cae al suelo deja escapar un tintineo, que denuncia la
calidad de su aleación metálica; Longino expresó de manera
inimitable que lo sublime es el retintín del alma. Todavía el
mundo no ha encontrado otro libro que posea la sublime
calidad de la Biblia.

Ciertamente la Biblia es acreedora a la grandeza por su


belleza indiscutible. Pero, en cierto sentido al menos, esto
catalogaría a la Biblia como un lujo y no como una de las
necesidades esenciales de la vida. Así que para explicarnos la
singularidad que la Biblia reclama tener, necesitarnos ir más
allá de la belleza.

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II. La Biblia es indispensable como texto de historia. Su
trasfondo son los movimientos históricos de los grandes
imperios del Oriente Medio: Egipto, Asiria, Babilonia, Persia,
Grecia y Roma. Sin la Biblia la historia del mesoriente carecería
de importantes datos.

Cierto, la historia para los judíos no corresponde al concepto


que de ella tiene el historiador profesional. En la historia
bíblica se mide la estatura de los personajes por la obediencia
o desobediencia a Dios. Por ejemplo, del rey Asa se dice que a
los ojos de Jehová "hizo lo recto" (I R. 15: 11), Y del rey Joram
que "hizo lo malo" m R. 3 :2). A Omri de Samaria se le dedica
sólo unas cuantas líneas, para decir que hizo lo malo ante los
ojos de Jehová (I R. 16 :25-28) ; sin embargo, la historia secular
ve a Omri como uno de los reyes más destacados,
políticamente hablando. El historiador bíblico dedica más
tiempo a hablarnos de Elías y Eliseo que al trasfondo de los
acontecimientos de impacto mundial. A las maniobras del rey
Acab para apoderarse de la viña de N abot se le dedica todo un
capitulo (I R 21). Todo esto es cierto, pero sin los historiadores
y profetas del Antiguo Testamento nuestro conocimiento
histórico del Oriente Medio quedaría incompleto. Corno texto
de la historia la Biblia ocupa un lugar prominente

Pero hay que repetir que esto no basta. La Biblia no se


ocupa sólo del tiempo, sino también de la eternidad. Así que
debemos ir más allá para ver en qué reside su singularidad.

III. Desde el punto de vista lingüístico, la Biblia tiene


primordial importancia. Constituye el monumento supremo
del hebreo clásico; allí se encuentra toda su primitiva
literatura nacional, y toda la literatura hebraica. Todavía más
importante desde el punto de vista lingüístico, es que el
Nuevo Testamento viene a ser el único ejemplar escrito en el
griego popular que se habló durante el primer siglo.
Tocaremos el terna más adelante, pero brevemente
adelantaremos algunos detalles. Cuando Alejandro Magno

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conquistó el mundo antiguo, llevó consigo la lengua griega
que, obviamente, no podía ser el griego clásico de la Edad de
Oro. Se trataba de un dialecto simplificado llamado Koiné, o
sea el griego común, que normalmente no tendría cabida en la
literatura helénica. El único caso existente del Koiné escrito es
el Nuevo Testamento. Los lingüistas griegos han llegado a
afirmar que, si el Nuevo Testamento llegara, por alguna razón,
a perder su valor religioso, seguiría no obstante siendo una de
las obras más importantes de la lingüística universal.
Esto, nuevamente, es insuficiente. Aunque haya un libro
que sea el paraíso de los lingüistas, eso no garantiza que sirva
de entrada a un paraíso superior.

IV. La Biblia es indispensable como tesoro de sabiduría


ética. La antigüedad cantaba con un género literario
denominado Literatura Sapiencial. Se trataba de sabiduría
práctica, capaz de enseñar al hombre a triunfar en la vida
honestamente. El libro de Proverbios es el ejemplo perfecto:
dondequiera que uno lea, encuentra orientación práctica para
la vida, escrita en estilo vivaz e inolvidable.

No menosprecies, hijo mío, el castigo de


Jehová, ni te fatigues de su corrección;
Porque Jehová al que ama castiga,
como el padre al hijo a quien quiere.
Bienaventurado el hombre que halla la
sabiduría, y que obtiene la inteligencia;
porque su ganancia es mejor que la ganancia de
la plata, y sus frutos más que e loro fino.
Más preciosa es que las piedras preciosas;
y todo lo que puedas desear, no se puede comparar a ella.
Largura de días está en su mano derecha;
en su izquierda riquezas y honra.
Sus caminos son caminos deleitosos,
y todas su veredas paz (Pr. 3: 11-17).
V é a la hormiga, oh perezoso, mira
sus caminos, y sé sabio;

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la cual no teniendo capitán,
ni gobernador, ni señor, prepara en el
verano su comida,
y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Un poco de sueño, un poco de dormitar,
y cruzar por un poco las manos para reposo; así
vendrá tu necesidad como caminante.
y tu pobreza como hombre armado ( Pr . 6:6-11).

Difícilmente errará el camino quien oriente su vida con los pro-


verbios.

En cuanto al Nuevo Testamento, Pablo siempre termina sus


cartas ofreciendo consejos sumamente prácticos, y hasta los
no cristianos suelen decir que, si aceptáramos y practicáramos
las enseñanzas del Sermón del Monte, tendríamos al cielo en
la tierra.

No hay duda de que la Biblia constituye una guía


incomparable a una vida mejor, y una mina inagotable de
buenos consejos. Desgraciadamente, la vida nos enseña que
los buenos consejos por sí mismos a nadie mejoran. Si así
fuera, hace mucho que fuéramos perfectos. Si querernos
descubrir el carácter único de la Biblia, no debemos
conformarnos con la afirmación de que la Biblia es una fuente
incomparable para enseñarnos a bien vivir.

V. Nos acercamos más a la cuestión medular cuando


afirmamos que la Biblia es un libro excepcionalmente eficaz. A.
M. Chirgwin incluyó en su libro The Bible in Motiern
Evangelism (La Biblia en la evangelización actual), un capítulo
al que tituló "Logros", del que extraernos los siguientes casos

En el Brasil vivía un señor Antonio de Minas, a quien un

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amigo suyo venía importunando para que comprara una
Biblia. Por fin la compró, pero allí mismo juró que la quemaría
tan pronto llegara a su casa. En la casa el fuego estaba
apagado; pero en su afán de quemar la Biblia volvió a
prenderlo. Antes de echar la Biblia al fuego, la abrió para
facilitar la combustión. Por un momento quedó abierta... en el
Sermón del Monte. Su mirada se detuvo allí. Las palabras
tenían algo magnético. Perdió la noción del tiempo, y leyó y
leyó durante toda la noche. Amanecía cuando, puesto en pie,
declaró: "Creo".

Un pandillero neoyorquino acababa de salir de la cárcel y


se encaminaba a reunirse con su antigua pandilla para planear
un atraco. Al llegar a la Quinta Avenida aprovechó la
oportunidad para "bolsear" a un transeúnte. Se escurrió hasta
el Parque Central para examinar el botín y, para su
desencanto, se encontró con ser un flamante poseedor de un
Nuevo Testamento. Como le quedaba tiempo libre, comenzó a
leerlo despreocupadamente: pero pronto lo absorbió la
lectura. Horas después compareció ante sus compinches, les
cantó lo que acababa de leer, y allí mismo rompió con ellos y
con su pasado criminal.

Un colportor atravesaba a medianoche un bosque siciliano


cuando fue asaltado, pistola en mano, por un facineroso. El
asaltante le ordenó prender una fogata y quemar los libros
que llevaba. El vendedor de Biblias pidió permiso para leer en
alta voz fragmentos de los libros antes de quemarlos.
Comenzó con el Salmo 23, siguió con la historia del Buen
Samaritano, y luego con el Sermón del Monte. De otra Biblia
leyó el himno del amor. En cada caso el bandolero comentaba:
"Este es un buen libro: no lo quemaremos. Dámelo". Final-
mente, no se quemó un solo libro, aunque el salteador se los
llevó todos. Años después, ambos volvieron a encontrarse. El
ex salteador de caminos era ahora un ministro de Jesucristo.
"Gracias a tus libros", le dijo al colportor

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Esta es una muestra mínima de lo que la Biblia puede hacer.
Aquí tenernos un libro poderoso, operante, eficaz y dinámico.
Este dato nos acerca más a su secreto. Si un libro opera
cambios así, entonces puede calificársele con toda justicia
como único.

VI. Aquí !legamos al meollo de la cuestión; al porqué de que


este libro antiguo siga siendo siempre pertinente y poderoso.
La Biblia es casi lo único inmutable. Las leyes y las costumbres
cambian, yen cierta medida cambia también la moral. Por
ejemplo, en las primeras páginas del Antiguo Testamento no
aparece objeción alguna a la poligamia patriarcal. En parte la
religión misma cambia también. Por ejemplo, la religión judía
se basaba en los sacrificios sangrientos, pero eso ya no forma
parte de nuestra religión. Lo único invariable son las
relaciones personales. Mientras la gente siga siendo gente, las
relaciones personales seguirán siendo las mismas. El amor y el
odio, la lealtad y la traición, la amistad y la enemistad
permanecen siempre.

De esto es de lo que trata la Biblia: de las relaciones entre


hombre y hombre, entre hombre y mujer pero, sobre todo,
entre el hombre y Dios, y entre Dios y el hombre. Por eso la
Biblia resulta antigua y moderna al mismo tiempo. Veamos un
ejemplo, sencillo y encantador: Jacob tuvo que servir siete
años para que Labán le permitiera casarse con su hija. "Así
sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron pocos días,
porque la amaba" (Gn. 29:20). Historias y situaciones como
estas jamás pasarán de moda, mientras haya hombres y
mujeres.

La Biblia permanece siempre nueva porque no se enfoca


sólo en leyes, reglas y reglamentos, sino principalmente en
hombres y mujeres, y en sus relaciones mutuas y en sus
relaciones con Dios. La Biblia es el libro del amor de los unos
por los otros. y del amor por Dios lo cual es eterno.

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VII. Esto nos lleva a la última y suprema razón que hace de la
Biblia un libro único y siempre indispensable. A esta razón
tendremos oportunidad de volver repetidamente Sólo en la
Biblia podemos encontrar a Jesucristo. Virtualmente, no existe
otra fuente de información sobre la vida, palabras y
enseñanzas de Jesús. Sin la Biblia sólo contaríamos con
recursos vagos y opiniones abstractas.

Lo cual está íntimamente relacionado con nuestro punto


anterior.
Sólo en Cristo y a través de Cristo, las relaciones con nuestros
semejantes son relaciones de amor. Sólo en él y por medio de
él podemos tener relación con Dios.
Con ser tan antigua, la Biblia es siempre aplicable porque trata
de las inmutables relaciones personales entre los hombres,
entre el hombre y la mujer, y entre los hombres y Dios.
Resulta siempre indispensable porque en ella encontrarnos el
retrato de la única persona en el cielo y en la tierra en quien
dichas relaciones alcanzan su perfección.

VIII. Concluiremos con algo expresado por la Confesión de


Fe de Westminster, con la cual comenzarnos. Después de que
la confesión ha dejado establecido que la Biblia contiene todo
lo necesario para nuestra salvación, añade: "Sin embargo
nuestra persuasión y completa convicción de que su verdad es
infalible y su autoridad divina, provienen de la obra interior
del Espíritu Santo quien da testimonio a nuestro corazón con
la palabra divina y por medio de ella" . Y agrega:
"Reconocernos que es necesaria la iluminación interna del
Espíritu de Dios para la comprensión salvífica de todo lo que
se revela en su palabra"

La doctrina de los judíos sobre el Espíritu era muy sencilla


pero lo abarcaba todo. Para ellos el Espíritu tenía dos
funciones: revelar la verdad de Dios a los seres humanos y
capacitarlos para reconocer esa verdad. Así que, para
entender y apropiarse totalmente del significado de la palabra

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de Días, los hombres necesitan que el Espíritu habite en su
corazón Esto significa simplemente que la lectura bíblica debe
ir siempre aunada a la oración. Bien haremos en acercarnos a
la Biblia con la oración de George Adam Smith en los labios:

Dios todopoderoso y misericordioso, que has dado la


Biblia como revelación de tu gran amor a los hombres, y
de tu gran poder y voluntad de salvarnos. Concédenos
que su estudio no sea en vano a causa de la dureza y
despreocupación de nuestro corazón, sino que por
medio de ella seamos confirmados en el arrepenti-
miento, animados en la esperanza, fortalecidos para el
servicio, y saturados con el verdadero conocimiento de
tu hijo Jesucristo. Esto te lo pedirnos confiados en tu
amor. Amén.

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IGLESIA EVANGÉLICA PENTECOSTAL DEL
PERÚ

SEMINARIO BÍBLICO PENTECOSTAL

Unidad II

EL CANON BIBLICO

Junio del 2022


CAPÍTULO 5

EL CANON

A. Introducción

LA PALABRA GRIEGA canon (kanon), probablemente


es de origen hebreo (cáneh)¡ significa un instrumento de me-
dición (ver Ez. 40:3-5). Pasó más tarde a significar regla, nor-
ma de doctrina o conducta (Gá. 6: 16¡ Fil. 3: 16). En el segundo
siglo, los cristianos empleaban el vocablo "canónico» para de-
signar los escritos apostólicos, a fin de distinguirlos de otra li-
teratura religiosa pero no inspirada. Con el transcurso del
tiempo, este término fue utilizado para referirse a la lista ce-
rrada oficialmente de los libros considerados como Escritura
Sagrada.
¿Por qué era necesario formar el canon? Si los creyentes no
tuvieran una colección fija de documentos cuya autenticidad y
valor espiritual fueran vindicados por la historia, el testimonio
del Espíritu Santo y el reconocimiento de la comunidad cristia-
na, no podrían distinguir entre los libros inspirados y los que
son meramente religiosos, entre los de doctrina pura y otros
con conceptos adulterados. Es imprescindible saber que los es-
critos están inspirados para poder confiar implícitamente en
ellos como la norma de fe y práctica.
Sobre todo, la salvación misma de los seres humanos de-
pende de que posean la doctrina correcta: "Conoceréis la ver-
dad, y la verdad os hará libres» (Jn. 8:32). El canon, según la
metáfora de Lutero, es la cuna en que yace el evangelio.
Alguien observa: "Sin adherencia al canon, el cual -en el
94 Teología Evangélica

sentido más amplio- es testigo de la historia de Jesús¡ la fe


en Cristo ... llegaría a ser una ilusión». 1
En este capítulo¡ estudiaremos acerca de la formación del
canon. Surgen algunas preguntas relevantes: iCómo sabemos
que la Biblia contiene solamente libros inspirados por el Espí-
ritu Santo? iDe qué manera fueron reconocidos como tales?
iQuiénes decidieron cuáles obras literarias serían incluidas?
¿Qué criterio influía en sus decisiones? ¿Cuándo fueron los
libros considerados autoritativos? Es fundamental que sepa-
mos las respuestas a estas preguntas para que podamos con-
fiar en la autoridad de las Sagradas Escrituras.
Señalamos que no hay uno¡ sino dos cánones: el hebreo y
el cristiano. En nuestra Biblia¡ el primero consiste en 39 li-
bros y constituye el Antiguo Testamento; el segundo consiste
en 27 libros y se llama el Nuevo Testamento.

B. El canon del Antiguo Testamento


1. La triple agrupación de libros en el canon hebreo. Los ju-
díos denominan Tanak a su canon¡ una palabra formada de la
primera letra de las divisiones de su Biblia: Torah (leyL Ne-
biim (profetas) y Ketubim (escritos).
El Antiguo Testamento de nuestra Biblia incluye treinta y
nueve libros y se divide en cuatro secciones principales: Ley
(Génesis a Deuteronomio)¡ Historia (Josué a Ester)¡ Poesía
(Job a Cantares) y Profetas (Isaías a Malaquías). En contraste¡
el canon hebreo cuenta con veinticuatro libros (en algunos ca-
sos veintidós) porque ciertos libros se agrupan formando un
solo tomo. También se dividen de manera diferente: la Ley¡
los Profetas y los Escritos. La lista de los libros en el Tanak y
la organización de ellos es la siguiente.
1. Ley:
Génesis
Éxodo
Levítico
Números
Deuteronomio
El canon 95

2. Profetas:
Josué
Jueces
Samuel
Reyes
Isaías
Jeremías
Ezequiel
El libro de los Doce
(Oseas a Malaquías)
3. Escritos:
Salmos
Proverbios
Job
Cantares
Rut
Lamentaciones
Eclesiastés
Ester
Daniel
Esdras--~ehemías
Crónicas
2. La inspiración de los libros del canon hebreo. ¿Cómo sa-
bemos que estos libros fueron inspirados?
a) El testimonio de los profetas mismos indica que esta-
ban conscientes de que Dios hablaba a través de ellos. Innu-
merables veces afirmaban: «Así dice Jehová».
b) Calvino señala otra evidencia importante, tanto para el
~uevo Testamento como para el Antiguo. Observa que hom-
bres profanos desean y esperan que la inspiración de Moisés y
los profetas sea comprobada por argumentos racionales.
"Pero yo contesto que el testimonio del Espíritu es superior a
toda razón. Porque como Dios solo es testigo suficiente de sí
mismo en su propia palabra, así también la palabra nunca
será verificada en los corazones de los hombres hasta que sea
confirmada por el testimonio interno del Espíritu».2
96 Teofogía Evangélica

E. J. Young añade: "Esta doctrina es una que ha sido abu-


sada mucho, y es una doctrina muy misteriosa. No quiere de-
cir que ese testimonio interior puede ser usado como un
criterio para determinar la canonicidad de cierto versículo,
capítulo o aun libro. Significa, sin embargo, que el creyente
posee una convicción que las Escrituras son la palabra de
Dios».3
c) El testimonio de Jesucristo es decisivo en el asunto.
Aceptó todo el Tanak o cuerpo de escritos del Antiguo Tes-
tamento/ como la palabra autoritativa de Dios. Hablando
acerca de esto, dijo: "La Escritura no puede ser quebranta-
da» (Jn. 10:35). En otra ocasión afirmó la inspiración de las
tres divisiones principales del canon hebreo: " ...era nece-
sario que se cumpliesen todas estas cosas que están escritas
de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos»
(Lc. 24:44).
3. La formación del canon hebreo. Existen dos puntos de vis-
ta referentes a la formación del canon hebreo: el del conserva-
dor y el del liberal, o sea, la teoría tradicional y la de los
racionalistas de la alta crítica. El primero sostiene que los es-
critos inspirados llevaban el sello de la autoridad canónica
desde el momento de su inspiración divina, y era indepen-
diente del mero reconocimiento humano o de su reunión for-
mal como una colección de libros sagrados.
Los críticos liberales rechazan la doctrina de la inspira-
ción sobrenatural de los libros de la Biblia¡ los consideran me-
ramente literatura religiosa de los hebreos, un producto
puramente humano. Consecuentemente creen que las espe-
culaciones suyas son más confiables que las afirmaciones de
la Biblia. Parece que se deleitan en poner en ridículo las bases
de la fe cristiana.
La alta crítica niega la autenticidad y las fechas tempranas
de los libros del Antiguo Testamento. Asevera que el Pentateu-
co fue escrito por cuatro autores o escuelas de autores¡ y sus es-
critos fueron recopilados alrededor de 400 a.C.¡ que David y
Salomón y los profetas escribieron muy poco¡ que los libros
proféticos deben ser divididos entre los autores proféticos y al-
El canon 97

gunos de sus sucesores. Un supuesto «segundo» y «tercer»


Isaías (capítulos 40-66) fueron agregados al libro del profeta
porque sus autores habían sido completamente olvidados. Se
supone que Daniel no fue escrito antes del 167 a.e.
Según estos racionalistas, la "Ley» fue canonizada primera-
mente en el 444 a.e. i los "Profetas» doscientos años después, y
los «Escritos», alrededor de 165-100 a.e. Suponen por lo tan-
to, que la división del canon hebreo en tres agrupaciones res-
ponde principalmente a una cuestión cronológica. Sin embar-
go, hay una diversidad notable entre las opiniones de los
críticos, y los conservadores las rechazan rotundamente.
No conocemos a cabalidad el proceso por el cual estos li-
bros llegaron a ser reconocidos como autoridad exclusiva de fe
y conducta. De lo que sí podemos estar seguros,' es que el
Espíritu Santo mismo que inspiró a los escritores, guió el pro-
ceso de canonización, de tal manera que un libro debe conte-
ner autoridad divina en razón de su inspiración, antes de ser
calificado para ser canonizado.
Parece que tan pronto como un profeta escribió su mensa-
je, este llegó a ser parte de las Escrituras. Existe evidencia de
que los libros fueron unidos inmediatamente a la creciente
colección de las Escrituras, "simplemente porque quienes los
recibieron, los reconocieron como divinamente inspirados». 4
Por otra parte, algunos autores de textos sagrados se da-
ban cuenta de que sus obras no solamente eran inspiradas,
sino que también serían transmitidas a las generaciones futu-
ras. Moisés, por ejemplo, al escribir las palabras de la ley, dio
órdenes a los levitas de tomar "este libro de la ley y ponedlo
junto al arca del pacto» (Dt. 31:24-26). En este caso, el escri-
tor, en un sentido, canonizó sus propias composiciones.
W. H. Creen señala que no era necesario declarar formal-
mente la canonicidad de estos libros a fin de que fueran apro-
bados. Desde el principio, eran leídos ansiosamente y
considerados divinamente obligatorios por los piadosos.
«Cada libro de un reconocido profeta de Jehová o de cualquier
persona que fuera acreditada como inspirada por Dios para
dar a conocer su voluntad¡ fue aceptado como palabra de Dios
98 Teología Evangélica

tan pronto como apareciera ... El provecho espiritual que sus


lectores (u oidores) recibían! les confirmaba su creencia en el
origen celestial de ellos». 5
Debemos damos cuenta de que la mera compilación de
los libros de la Biblia y el reconocimiento de ellos no los hizo
libros inspirados. Edward J. Young observa:
Cuando la palabra de Dios fue escrita, llegó a ser
Escritura! y puesto que había sido hablada por Dios, po-
seía autoridad absoluta. Puesto que era palabra de Dios,
era canónica. Lo que determina la canonicidad de un li-
bro, por 10 tanto, es el hecho de que fue inspirado por
Dios. 6
5. Los criterios que aplicaron los hebreos para determinar
si un libro era una auténtica escritura sagrada. Según la tra-
dición judía, la obra tenía que ser escrita por un profeta o al-
guien que tuviera el don de profecía. Para los hebreos, Moisés
era profeta tanto como lo eran Isaías y Jeremías. Otras gran-
des figuras espirituales tales como Abraham, David y Daniel!
aun cuando no contaban con el título de profeta, eran consi-
derados como poseedores de poderes proféticos.
La prueba determinante era el testimonio del Espíritu
Santo con respecto a la autoridad de su propia palabra. Jesús
ha dicho: "Mis ovejas oyen mi voz» (Tn. 10:27). Este testimo-
nio, dado por el Espíritu del Señor, hacía que la comunidad
sintiera! en lo más profundo de su ser! que ese libro era la mis-
mísima palabra de Dios y, por tanto, de ahí en adelante ese li-
bro era de uso continuo en la comunidad. Además, por ser la
palabra de Dios, satisfacía las necesidades espirituales del
pueblo.
6. El período en que el canon hebreo fue formado. El tiempo
en que los libros fueron escritos se denomina el "período pro-
fético», éste comenzó en la época de Moisés y terminó en la de
Malaquías (desde 1300 hasta 400 a.C.). El historiador judío,
Flavio Josefa (37-100 d.C.), sostenía que todos los libros sa-
grados de los judíos fueron escritos entre los días de Moisés y
el reinado de Artajerjes 1 (rey de Persia durante los años 465 a
424 a.c.). Afirmó:
El canon 99

No tenemos una innumerable multitud de libros,


que discrepan y se contradicen unos a otros (como ocu-
rre con los griegos), sino solamente veintidós libros que
contienen el registro de todos los tiemposj que con justi-
cia se los acepta como divinos. y de estos, cinco son los
libros de Moisés, que contienen las leyes y las tradicio-
nes sobre el origen de la humanidad hasta su muerte (de
Moisés). Este período ocupa poco menos de 3.000 años.
Pero en cuanto al tiempo que transcurre entre la muerte
de Moisés hasta el reinado de Artajerjes, rey de Persia,
que reinó después de Jerjes, los profetas que vivieron des-
pués de Moisés escribieron lo que ocurrió en sus respec-
tivas épocas, en trece libros. Los cuatro libros restantes
contienen himnos a Dios y preceptos de conducta para
la vida humana . . . nadie ha sido tan osado como para
agregarles nada a ellos, ni quitarles nada, ni cambiarles
nada ... (Josefa, Contra Apión 1, 8.)
Los críticos liberales piensan que a los rabinos no se les
ocurrió la idea de cerrar el canon sino hasta la reunión de
Jamnia, pueblo de Palestina situado en la costa del Medite-
rráneo, en 90 d.C. En esta reunión, los rabinos judíos deba-
tieron si ciertos libros como Eclesiastés, Cantares, Ester,
Proverbios y Ezequiel debieran ser excluidos del cuerpo de
Escrituras Sagradas. Parece claro que la obra de estos exper-
tos condujo a la confirmación formal del canon, y no a la for-
mación del mismo.
Además, el testimonio de Josefa indica que el canon he-
breo ya se había aprobado hacía mucho tiempo, por el uso de
los libros inspirados. Broce Metzger en su libro An Introduc-
tion to the Apocrifa (Una introducción a los apócrifos), p. 8,
asevera que la asamblea de Jamnia «meramente ratificó lo
que la mayoría de las almas sensibles espiritualmente del ju-
daísmo ya habían acostumbrado a considerar como Escritura
Santa».
¿Cuál es la fecha de cerrar el canon hebreo? Tomas Hanks
y José Miguez Bonina opinan:
Calvino (comentarios, Sal. 44) creyó que el Salmo 44
probablemente había sido escrito en la época macabea.
100 Teología Evangélica

Pero SI había algunas pocas excepciones, es probable que


el canon básicamente quedara fijado cerca del 400 a.e.!

c. Los libros apócrifos


En las Biblias de la iglesia Católica Romana y Ortodoxa
Griega, se encuentran libros que no están incluidos en nues-
tra Biblia. Se llaman "libros apócrifos» (ocultos) o "deuteroca-
nónicos» (segundo canon). Hay catorce libros en esta catego-
ría: Esdras; 2 Esdras; Tobías; Judit; agregados al libro de Ester;
Sabiduría de Salomón; Eclesiástico (Sabiduría de Ben Sirac);
Baruc¡ con la carta a Jeremías; el Cántico de los tres jóvenes
santos; Susana (agregado a Daniel); Be! y el Dragón: la ora-
ción de Manasés; y 1 Y2 Macabeos.
Se llaman "apócrifos» no porque presentan verdades en-
cubiertas¡ sino porque no están aprobados para lectura públi-
ca. Fueron escritos principalmente en el siglo II a.c., largo
tiempo después de que había terminado el período profético.
Eran años de turbulencia política y social. El espíritu de los li-
bros se caracteriza por la respuesta de los judíos a las situacio-
nes conflictivas y su deseo de un futuro mejor. 8
Algunos de estos libros son de pura ficción¡ y otros tienen
valor histórico pues reflejan los eventos y vida de los judíos en
el período intertestamentario.
¿Por qué no están incluidos en la Biblia protestante?
1. No existe evidencia de que los judíos de Palestina los
consideraron libros sagrados. Fueron incluidos en la versión
griega llamada la Septuaginta o Versión de los Setenta, la cual
fue traducida a medIados del siglo tercero a. C.¡ pues el rey
Alejandro Filadelfo quiso incluir todos los libros de los judíos
en su biblioteca. Pero los targumes arameos y la Peshita siria
en su forma más antigua no los contenían. Además los rabi-
nos de Jamnia los rechazaron.
Entonces la colocación de los libros apócrifos entre los ca-
nónicos es un fenómeno cristiano y no judío. El gran erudito
bíblico Jerónimo (muerto en 420 d.C.) sostenía que estos li-
bros se encontraban en las Biblias griega y latina pero no en la
Biblia hebrea de la época. Según él, los libros apócrifos no de-
El canon 707

bían considerarse como igualmente autoritativos que los li-


bros canónicos, aunque podían leerse en la iglesia para
edificación. No obstante el criterio de Jerónimo, en 1546 d.C.
el Concilio de Trento declaró canónicos doce libros apócrifos.
Los reformadores del mismo siglo los rechazaron.
2. Ninguno de sus escritores sostiene la inspiración de sus
obras.
3. Nunca son citados en el Nuevo Testamento. Aunque los
apóstoles empleaban la Versión de los Setenta, nunca citaron
los libros apócrifos. Algunos Padres de la iglesia citaron a los
apócrifos, pero la mayoría tomó una posición en contra de su
canonicidad.
4. Si bien algunos de los libros apócrifos tienen cierto valor
histórico y espiritual, gran parte de ellos contienen errores
de hecho y enseñan doctrinas y principios éticos contrarios
a la Escritura inspirada.
Por ejemplo, algunos de sus defectos son los siguientes:
tanto Judit como Tobías contienen errores de historia, crono-
logía y geografía. Estos libros justifican engaño y mentiras, y
enseñan que la salvación depende de buenas obras. Eclesiásti-
co y Sabiduría de Salomón promueven una moralidad basada
en la conveniencia. Sabiduría afirma que la tierra fue creada
de materia preexistente (11: 17)¡ Eclesiástico afirma que se
gana el perdón de pecados dando limosnas (3: 30). En Baruc se
encuentra la doctrina de que Dios escucha las plegarias de los
muertos (3:4).
Un escritor asevera: "Indudablemente un libro que con-
tiene lo que es falso de hecho, erróneo en doctrina o defectuo-
so en moralidad, es indigno de Dios y no puede haber sido
inspirado por él". 9
D. El canon del Nuevo Testamento
Después de cuatrocientos años de silencio profético
-desde los vaticinios de Malaquías hasta la encarnación del
Señor- vuelve a obrar sobrenaturalmente el Espíritu Santo.
Hay anunciaciones angélicas y cánticos proféticos. Ha llega-
do la suprema revelación de Dios: el Mesías prometido en las
102 Teología Evangélica

Sagradas Escrituras del canon hebreo. Robert H. Mounce se-


ñala:
Mientras que el canon del Antiguo Testamento ha-
bía sido formalmente cerrado} en un sentido la venida de
Cristo lo volvió a abrir. Dios hablaba otra vez. Y dado que
la cruz fue el acto redentor central de Dios en la historia} el
Nuevo Testamento vino a ser una necesidad lógica. lO
El proceso de formar el canon del Nuevo Testamento ocu-
pó aproximadamente trescientos cincuenta años. Se escribie-
ron los diversos libros durante el primer siglo} luego comen-
zaron a circular entre las iglesias y a ser reconocidos como
inspirados divinamente. El surgimiento de la herejía en el se-
gundo siglo dio un gran impulso a la iglesia para distinguir
entre la literatura herética y la de los apóstoles.
l. El período apostólico. La iglesia apostólica no carecía de
Escrituras: buscaba su doctrina en el Antiguo Testamento.
Transcurrieron años} sin embargo} antes de que tuviera un
cuerpo de su propia literatura. Al principio} los dichos del
Señor Jesucristo se transmitían oralmente o por escrito y se
consideraban tan autoritativos como las Escrituras del canon
hebreo; en efecto} constituyeron una norma superior. Para el
apóstol Pablo} un dicho de Cristo decidía tan categóricamen-
te} como una cita escritural veterotestamentaria} toda cues-
tión de doctrina o ética (1 Ca. 9:9; 13)4; 11:23-25; 1 Tes.
4: 15). Estos dichos y relatos del Señor} sean orales o escritos}
se denominaban "tradición» y fueron conservados celosa-
mente por las iglesias} pues los Evangelios aún no se habían
escrito.
Casi simultáneamente se desarrolla una nueva manifesta-
ción de autoridad: las Epístolas apostólicas. Estas "evidencian
desde el principio cierto derecho ... a constituir enseñanza au-
torizada y adecuada en asuntos de doctrina y conducta».ll
Foulkes explica:
Pablo} al verse obligado a decidir sobre algún asunto}
apeló a su calidad de comisionado por Jesucristo} posee-
dor del Espíritu divino (1 CA. 7:25AO; Gá. 1: 1} 7ssL yen
esto no difirió de otros doctores apostólicos (Heb.
El canon 103

13:18s; 3 Jn. 5-10,12; Ap. 1:1-3) ... Pablo esperaba que


sus cartas se leyeran en voz alta en las iglesias. 12
El apóstol Pedro reconoce que las cartas paulinas están a
la par con las Escrituras del Antiguo Testamento: "El amado
hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha
escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas
cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, los
cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las
otras Escrituras, para su propia perdición» (2 P. 3: 15, 16, énfa-
sis del autor). Parece que 2 Pedro fue escrito hacia el año 64,
pues al dictar su segunda carta, Pedro hace alusión a su próxi-
ma muerte (1:13) y a su intimidad con su colega en el evange-
lio, "nuestro amado hermano, Pablo». También sus palabras
presuponen que algunas cartas paulinas ya estaban escritas y
que circulaban.
En cuanto a la colección de corpus paulina, es probable
que se llevara a cabo cerca de 80-85 d.C. en Asia Menor, y
que de una vez gozara de gran prestigio ... No obstante, a fi-
nes del siglo primero no existía el concepto de "canon escritu-
ral», como si la lista de los libros sagrados estuviera comple-
ta. 13 A medida que el cristianismo se extendía, y los apóstoles
comenzaban a morir (además el retorno del Señor no se pro-
ducía), se hizo necesario tener material escrito confiable para
la instrucción de los nuevos convertidos y para proveer un re-
lato fidedigno de la vida y ministerio de Jesucristo al testificar
a los gentiles.
2. Los padres apostólicos. En el siglo segundo se aprecian evi-
dencias de la circulación de los Evangelios sinópticos. En los
escritos de Ignacio de Antioquía (martirizado en 115) las fre-
cuentes afinidades con Mateo parecen indicar que se ha utili-
zado dicha fuente. La carta de Policarpo de Esmirna, dirigida
a los filipenses, demuestra que conocía a Mateo y Lucas.
2 Clemente y la Epístola de Bernabé, fechadas alrededor del
130 d.C., atestiguan el empleo de los sinópticos aunque con-
tienen también material oral.
Durante el segundo siglo, la herejía del semignóstico,
Marción, aceleró la formación del canon eclesiástico} ya pues-
104 Teología Evangélica

to en marcha. "Él repudiaba el Antiguo Testamento con su


"Dios vengador de justicia" y quería sustituirlo por "el Dios
de Jesucristo" y un nuevo canon en dos partes: un evangelio
(Lucas} mutilado) y diez cartas paulinas (se excluyeron las
Pastorales)). 14 Las iglesias latinas reaccionaron corrigiendo la
lista y añadiendo los otros tres Evangelios, Hechos y Apocalip-
sis. Los libros omitidos -Santiago, 2 Pedro, 3 Juan y He-
breos- son precisamente los que precisaron más tiempo para
ser aceptados como canónicos. Así formó el llamado canon
muratoriano fechado alrededor del año 170.
3. Los libros que demoraban en ser aceptados y los que fue-
ron rechazados. En este punto, nos parece valioso considerar
los libros que fueron objeto de disputa en el proceso de cano-
nización. Los siguientes libros carecían de respaldo universal
durante los primeros siglos: Hebreos, Santiago, 2 Pedro, 2 y 3
Juan, Judas y Apocalipsis. Debemos damos cuenta, sin em-
bargo, que la iglesia en general nunca ha rechazado alguno de
ellos.
Hebreos era cuestionado en el occidente debido a que no
se sabía quién había sido su autor} vale decir, se dudaba de su
autoridad apostólica. En el oriente fue aceptado por el hecho
de alegarse su origen paulina. El libro de Santiago era objeto
de controversia por varios factores: había dudas respecto de la
identidad del autor, además del significado de las doce tribus
en la dispersión, y la escasez de una enseñanza marcadamen-
te cristiana en lo doctrinal. Es decir, el libro tenía un fuerte
olor a legalismo.
Por su parte, las dudas tocante a la segunda Epístola de
Pedro se debían a su diferencia de estilo y de vocabulario, en
comparación con la primera Epístola de Pedro¡ además, pare-
ce que tuvo una circulación limitada. Segunda y Tercera de
Juan eran cuestionadas por su brevedad, su carácter extrema-
damente personal y la relativamente poca trascendencia de su
contenido. La epístola de Judas fue objeto de disputa porque
se alegaba que el autor no tenía autoridad apostólica. Final-
mente los que rechazaban el Apocalipsis lo hacían por la dife-
rencia de estilo que este libro tiene con el Evangelio de Juan. 15
El canon 105

Además de estos libros cuestionados, había una vasta


cantidad de literatura escrita en los primeros años del cristia-
nismo. Algunos de estos escritos fueron aceptados por algu-
nos líderes eclesiásticos, pero a la larga, estas obras fueron
rechazadas por ser consideradas no canónicas. Un grupo de
escritos fue agrupado como los "Padres apostólicos» y conte-
nía los siguientes libros: 1 y 2 Clemente, las Epístolas de
Ignacio, la Epístola de Policarpo a los Filipenses, el Martirio
de Policarpo, la Dídaje, la Epístola de Bernabé, el Pastor de
Hermas y la Epístola a Diogneto.
Otro grupo, llamado "La Apócrifa del Nuevo Testamen-
to» consistía de obras espúreas escritas con los nombres de
los apóstoles y otros personajes famosos. Estas obras preten-
dían dar información acerca de Jesús y los apóstoles, datos
que no se encontraban en las escrituras canónicas. Se escri-
bieron evangelios bajo los nombres de María, José, Marción,
Felipe, Bartolomé, Pedro, Mateo y Tomás. Otros libros escri-
tos fueron los Hechos de Andrés, Bernabé, Santiago, Juan, Pa-
blo, Pedro, Felipe, Pilato, Matías y Tomás. También se escri-
bieron los apocalipsis de Santiago, Pablo, Pedro, Tomás,
Esteban y la Virgen.
Todos estos escritos fueron rechazados por la iglesia¡ la
razón es que carecían del elemento de verdad. La propia natu-
raleza de estas obras las descalificaron de su pretensión de au-
toridad divina.
4. La fiíación del canon. Hacia fines del siglo segundo, era
obvio que la iglesia universal necesitaba un canon fijo. La lite-
ratura cristiana se hacía más abundante y no solo surgieron
voces de autoridad en distintas áreas geográficas que habla-
ban en el nombre de sus congregaciones, sino también la igle-
sia en todas partes daba muestras claras de acercarse a la
unidad consciente respecto de cuáles libros debían ser consi-
derados literatura canónica.
Ireneo de Lyon en Calia (alrededor del año 185) citó como ca-
nónicos veintidós escritos de nuestro Nuevo Testamento, más el
Pastor de Hermas, pero tenía reservas con respecto a Hebreos,
3 Juan, 2 Pedro, Santiago y Judas. Clemente de Alejandría
106 Teología Evangélica

(150-215) escribió explicaciones de todos los escritos canónicos,


incluyendo aquellos en disputa, y hasta comentó sobre la Epístola
de Bemabé y el Apocalipsis de Pedro. No obstante, Clemente
marcaba una clara distinción entre lo canónico y lo apócrifo
cuando se trataba de los Evangelios. Tertuliano, por su parte,
confirmó casi la misma lista de libros canónicos presentada por
Ireneo. Incluso Tertuliano rehusó utilizar cualquier evangelio
que no sea uno de los que la iglesia reconoce como inspirados y de
autoridad divina. Hablando sobre el testimonio de estos tres eru-
ditos de casi finales del siglo segundo, Everett F. Harrison mani-
fiesta que «es suficiente para establecer que existía un cuerpo de
escritos normativos reverenciado por toda la iglesia».16
En el siglo tercero, Orígenes viajó extensamente por
Roma, Grecia, Asia Menor. Egipto y Palestina para evaluar
los libros que consideraban auténticos las iglesias. El erudito
alejandrino descubrió que las opiniones variaban en cuanto a
cuáles eran reconocidos, disputados o falsos.
En días de Eusebio de Cesarea (270-340), el Nuevo Testa-
mento no era todavía una unidad cerrada. En esta época los
padres citaban a veces como Escritura a los dichos de Jesús,
aunque no estuvieran consignados en los Evangelios canóni-
cos. También a veces citaban evangelios no canónicos y libros
como la Epístola de Bernabé, 1 Clemente, la Didaje, los He-
chos de Pablo, el apocalipsis de Pedro y el Pastor de Hermas.
Hasta mediados del siglo cuarto no se consideraba nece-
sario que los concilios se pronunciaran sobre el canon. En
este período, Cirilo de Jerusalén y Gregario de Nacianzo coin-
cidían acerca de veintiséis de nuestros veintisiete libros neo-
testamentarios. Ambos eruditos excluían de su lista el libro
de Apocalipsis. En el oriente, el documento decisivo en la fija-
ción del canon fue la trigésima novena carta pascual de Ata-
nasio en 367. En el occidente, el canon se fijó por decisión del
Concilio de Cártago en el año 397. Esta fue la única vez que
un concilio de la iglesia formalmente legisló sobre el canon.
Así que la formación del canon del Nuevo Testamento no
fue una decisión conciliar. El primer concilio ecuménico -de
Nicea en 325 d.C.- no discutía el canon. Parece que el Conci-
El canon 107

lio de Cártago se limitara a decretar que solo los escritos canó-


nicos debían ser leídos como Escritura en las iglesias. Luego
presentó la lista de los veintisiete libros que eran considerados
canónicos por consenso de uso en las iglesias. Por lo tanto, la
formación del canon neotestamentario era un proceso y no un
evento, un asunto histórico más que una decisión de la jerar-
quía eclesiástica. La iglesia no formó el canon sino meramente
reconoció la inspiración divina de los libros neotestamenta-
rios. El mismo Espíritu Santo que inspiró las Escrituras, tam-
bién dio testimonio en el corazón de sus lectores de que ésas
eran la palabra verdadera de Dios.
5. Los principios que dirigieron el proceso de canonización
del Nuevo Testamento. Luego de ver a los libros rechazados
por la iglesia, bien vale la pregunta: ¿Cuáles eran los criterios
que se consideraban para aceptar como canónico un escrito?
Hubo varios factores.
a) La paternidad literaria o autenticación apostólica. Si un
libro era atribuido a un apóstol, entonces era aceptado. Hubo
excepciones. Por ejemplo, se aceptaron a Marcos y Lucas
como autores íntimamente asociados con los apóstoles. El re-
conocimiento de la inspiración divina de sus evangelios se
apoyó en el hecho de que estos hombres escribieron bajo la di-
rección de Pedro y Pablo respectivamente.
Hablando sobre la autoridad apostólica como pauta de se-
lección para la canonización, Donald Guthrie señala: "el cri-
terio determinante en la selección fue la "apostolicidad", la
convicción de que los libros representaban la postura de la era
apostólica». 17
b) El contenido doctrinal que honra a Cristo y es de acuer-
do con las enseñanzas conocidas de otros apóstoles, inclusive
las normas de la sana doctrina. El valor de un libro era medido
en términos de su testimonio auténtico de la vida y enseñan-
zas de Jesús.
c) El reconocimiento continuo de que Dios habla a tra-
vés de estos libros y el uso espiritualmente edificante de
ellos en la iglesia desde la edad apostólica en adelante. La-
tourette comenta:
108 Teología Evangélica

No fue meramente el supuesto verdadero origen apos-


tólico lo que aseguró a un libro dado, su lugar en el Nuevo
Testamento. Esto era una consideración importante, pero
también fue por la prueba de la experiencia adquirida por
largo uso, que la comunidad cristiana vino a reconocer en
los escritos admitidos al canon aceptado, una calidad que a
la mente cristiana era y continúa siendo evidencia de un
grado peculiar de inspiración divina ... 18
6. El canon está cerrado. Eusebio cita la admonición de un
creyente desconocido: "... la palabra del nuevo pacto del
evangelio al cual nada puede ser añadido por alguien que ha
escogido vivir según el evangelio mismo, y del cual nada pue-
de ser quitado ... " Las palabras, "al cual nada puede ser añadi-
do ... y del cual nada puede ser quitado" hacen eco del
lenguaje de ciertos libros de ambos testamentos.
Por ejemplo, Moisés advierte: "No añadiréis a la palabra que
yo os mando ni disminuiréis de ella" (Dt. 4:2¡ ver 12:32). El últi-
mo libro del canon neotestamentario termina con una adver-
tencia aun más solemne: "Si alguno añade a estas cosas, Dios
traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si al-
guno quita las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su
parte de1libro de la vida oo." (Ap. 22:18,19). Hablando acerca de
los libros del Antiguo Testamento, Josefa afimla: " ... nadie ha
sido tan osado como para agregarles nada a ellos, ni quitarles
nada} ni cambiarles nada» (Contra Apión I, 8).19
A través de los libros inspirados contenidos en el canon,
Dios ha hablado. No habrá más revelación de doctrina ni ne-
cesitamos más. La iglesia de Cristo no precisa reveladores
sino predicadores e intérpretes de la Palabra ya entregada.
Una pregunta que no se puede pasar por alto antes de con-
cluir nuestro breve estudio es: ¿Qué de los escritos apostóli-
cos que no han sobrevivido (por ejemplo la carta paulina a que
se alude en 1 Ca. 5:9)? Si aparecieran algunos escritos apostó-
licos} itendrían derecho de ser incluidos en el canon? El eru-
dito evangélico Everett F. Harrison responde a esta pregunta:
Es prudente aquí recurrir a la providencia de Dios
que ha permitido la recuperación de muchos documen-
El canon 109

tos antiguos, pero ninguno apostólico. Si el Nuevo Tes-


tamento ha sido suficiente, bajo la dirección de Dios,
para la vida de la iglesia a lo largo de todos estos siglos,
difícilmente necesitará ser suplementado después de
tantos años. La pregunta es meramente hipotética. 20
La tarea de la iglesia en este tiempo y mientras Cristo no re-
grese, no es suspirar deseosa de nuevas revelaciones sino testifi-
car de la salvación ya claramente revelada. Cuando Cristo
regrese, la iglesia no tendrá más necesidad de la Biblia, y por
ende no deberá preocuparse más por discernir lo canónico de lo
apócrifo o espúreo. Pero mientras esto no ocurra, la iglesia debe
recordar que ella nació aferrada a un canon, y en un sentido real
le toca vivir continuamente aferrada a ese canon.
7. Conclusión. Los creyentes evangélicos podemos creer con
toda seguridad que en el Antiguo y Nuevo Testamento tene-
mos ahora la plena revelación de Dios, que fue escrita y redac-
tada bajo la directa inspiración del Espíritu Santo y que
constituye la única e infalible palabra de Dios, distinta de to-
dos los demás libros del mundo.
Cabe señalar que el principio de la canonicidad no puede
ser por ningún motivo divorciado de la idea de la autoridad,
en este caso de la autoridad divina, a pesar del hecho patente
que las Escrituras fueron escritas por hombres. Tras la pala-
bra escrita hay una tradición oral respecto a Jesucristo, y tras
la tradición oral está la predicación apostólica, tras este testi-
monio apostólico se encuentra Cristo mismo. El Señor Jesu-
cristo hizo dos cosas vitales en el proceso de canonización:
autenticó el Antiguo Testamento y prometió la actividad del
Espíritu Santo para hacer posible lo que llegó a ser el Nuevo
Testamento. Es así que fundamentalmente Cristo es la clave
de la canonicidad y el Espíritu Santo el instrumento principal
para llevarla a cabo.

CITAS Y REFERENCIAS
l. Hans Van Campenhausen, The Formatian af the Christian
Bible, E. T., Londres, 1972), p. 333, citado por F. F. Broce, The
110 Teología Evangélica

Canon ofScripture, IntervarsityPress, Downers Grave, IL, 1988,


p.275.
2. Juan Calvino, Instituciones 1, 7, 4.
3. Edward J. Young, An Introduction to the Old Testament,
Wm. B. Eerdmans Publishing Company, Grand Rapids, MI,
1949, p. 38.
4. El Origen de la Biblia, William J. J. Glashouwer, ed., La Biblia
Abierta, Amsterdam, 1986, p. 105.
5. Citado por George 1. Robinson, "Canon of the Old Testa-
ment» en The International Standard Bible Encyc10paedia,
tomo 1, James Orr, ed. gen., Wm. B. Eerdmans Publishing Hou-
se, Grand Rapids, MI, 1949, p. 554.
6. Edward J. Young, "The Canon of the Old Testament» en Re-
velation and the Bible, CarI. F. H. Henry, ed., Baker Book House,
Grand Rapids, MI, 1958, p. 156.
7. Tomás Hanks y José Miguez Bonina, "Canon del Antiguo
Testamento» en Diccionario Ilustrado de la Biblia, Wilton M.
Nelson, ed., Editorial Caribe, Miami, FL, 1977, p. 99.
8. "Apocrypha, Old and New Testament» en Evangelical Dictio-
nary of Theology, Walter A. Elwell, ed., Baker Book House,
Grand Rapids, MI, 1988, p. 124.
9. Merrill F. Unger, Introductory Cuide to the Old Testament,
Zondervan Publishing House, Grand Rapids, MI, 1952, p. 109.
10. Robert H. Mounce, "Biblia» en Diccionario de Teología, Eve-
rett F. Harrison, ed., Baker Book House, Grand Rapids, MI,
1985, p. 89.
11. J. N. Birdsall, "Canon del Nuevo Testamento» en Nuevo Dic-
cionario Bíblico, J.D. Douglas y N. Hillyer, ed., Ediciones Certe-
za, Buenos Aires, Barcelona, Downers Grave, IL, 1991, p. 214.
12. Ricardo Foulkes, "Canon del Nuevo Testamento» en Diccio-
nario Ilustrado de la Biblia, op. cit., pp. 99,100.
13. Idem.
14. Idem.
15. Everett F. Harrison, Introducción al Nuevo Testamento,
T.E.1.1., Grand Rapids, MI, 1980, p. 104.
16. Íbid., p. 102.
17. Donald Guthrie, "Textos y Versiones» en Manual Bíblico Ilus-
trado, compilado por David Alexander y Pat Alexander, ed, Edi-
torial Unilit, Miami, FL, 1985, p. 484.
18. Kenneth Scott Latourette, Historia del Cristianismo, vol. 1,
Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, TX, 1958, p. 180.
19. Broce, op. cit., pp. 22,23.
20. Everett F. Harrison, op. cit., p. 115.
IGLESIA EVANGÉLICA PENTECOSTAL DEL
PERÚ

SEMINARIO BÍBLICO PENTECOSTAL

Unidad III

FORMACION DEL ANTIGUO


TESTAMENTO

Junio del 2022


PANORAMADELANTIGUOTESfAMENTO

Proverbios
Job
Meguillot (Rollos) (5)
Profetas Menores (12)
Oseas
Joel
Lamentaciones
Baruc
Ezequiel
4
Cantares Arnés Daniel
Rut Abdías Oseas
Lamentaciones Jonás Joel
Eclesiastés Miqueas Am6s
Ester Nahum Abdías
Daniel Habacuc Jonás FORMACION
Esdras-N ehemías
1-2 Crónicas
Sofonías
Hageo
Miqueas
Nahum
DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Zacarías Habacuc
Malaquías Sofonías
Hageo
Zacarfas l Antiguo Testamento impreso tiene una larga historia. Producto de tiempos y
Malaquías
1 Macabeos
E lugares distantes, debió pasar por un proceso de siglos de revisión, colección,
copia y traducción. Los documentos de una veintena de autores o más, que cubren
2 Macabeos
un periodo de casi un milenio, han sido combinados y transmitidos por manos
devotas pero falibles. ¿En qué lenguas hablaban y escribían los autores bíblicos? La
La canonicidad y la inspiración no pueden separarse. La base última de la Biblia de la actualidad, ¿refleja con precisión los documentos originales? ¿Qué
canonicidad es sencillamente la siguiente: si el escrito es inspirado (exhalado por importancia tienen las traducciones antiguas para la recuperación del significado de
Dios) es canónico. Si no es inspirado, no es canónico. A partir del Nuevo Testamento los pasajes oscurecidos por el descuido de los copistas? ¿Sobre qué base se escogie-
tales problemas se resuelven por las palabras de Jesús y los apóstoles, quienes ron los libros del Antiguo Testamento? ¿En qué medida los descubrimientos recien-
ratificaron la inspiración y la autoridad del Antiguo Testamento (cf. 2 Ti. 3.16s.). tes, como el de los rollos del Mar Muerto, han impuesto un cambio de actitud hacia
la precisión y la autoridad de la Biblia? Estas preguntas y muchas más surgen de la
consideración del complejo proceso por el cual la providencia divina permitió que
pasara el Antiguo Testamento hasta el presente.

LAS LENGUAS
Las dos lenguas del Antiguo Testamento, hebreo y arameo, pertenecen a la familia
de lenguas «semíticas», palabra derivada del nombre Sem, uno de los hijos de Noé.!
Al parecer los semitas originalmente provenían de la península de Arabia. Las
innumerables migraciones hacia Mesopotamia, Siria, Palestina y algunas regiones
del Africa dieron corno resultado cambios graduales en el lenguaje y, por consiguien-
te, el desarrollo de lenguas distintas aunque relacionadas entre sí. Si bien toda
clasificación trae aparejada alguna dificultad, puede resultar útil una agrupación
geográfica corno la representada en la siguiente lista:

1. No todos los descendientes de Sem hablaban lenguas semíticas. Por ejemplo, Elam y
Lud hablaban lenguas no semíticas (Gn. 10.22), mientras que algunos descendientes de Cam
(p.ej., Canaán, v. 6, y los hijos de Cus mencionados en el v. 7) hablaban lenguas semíticas, y
no camíticas.

25
24
PANORAMA DEL ANTIG UO TESTAMENTO FORMACION DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Semüico del Este Semúico del Norte Semüico del Oeste Semúico del Sur se añadieron algún tiempo después del año 500 d.C. por los masoretas, un grupo de
Babilónico Arameo Cananeo Arabe eruditos judíos que fijó la pronunciación del hebreo bíblico de acuerdo con su propia
2
Asirio Amorreos Moabita Etíope comprensión. Sin embargo, las traducciones más antiguas del Antiguo Testamento
Fenicio Arabe antiguo y la evidencia extrabíblica, tal como ciertas palabras de las cartas de Amarna/'
Ugarítico del sur sugieren que la pronunciación tradicional de los masoretas en muchos casos difiere
Hebreo
de la lengua bíblica original. En efecto, es probable que originalmente el hebreo bí-
blico presentara variaciones dialécticas, luego oscurecidas por los esfuerzos maso-
Los logros titánicos de los lingüistas y filólogos del siglo pasado han colocado a retas de unificación.
los eruditos de hoy en una posición mucho más favorable para interpretar las Las palabras hebreas, así como las de las demás lenguas semíticas, por lo general
Escrituras de acuerdo con el contexto lingüístico y cultural, que la que haya gozado se basan en una raíz de tres consonantes. Los distintos patrones vocálicos junto con
cualquier otra generación en la historia de la iglesia. la adición de prefijos y sufijos determinan el valor semántico de la palabra. Por ejem-
plo, algunas palabras basadas en la raíz mlk son: melek; «rey»; malkñ, reina; malkui;
Hebreo. Las afinidades entre el hebreo y las demás lenguas cananeas se reconocen «reinado»; malak; «él reinó»; mam~, «reino».
en el Antiguo Testamento mismo, pues uno de los nombres que se le da a este idioma El sistema verbal difiere en algunos aspectos del de los idiomas que nos son más
es literalmente «labio de Canaán» (Is. 19.18). Las narraciones de los patriarcas de familiares. Por ejemplo, consta de dos tiempos verbales, que en realidad denotan
Génesis sugieren que la familia de Abraham hablaba en arameo y que los patriarcas aspecto de la acción (i,e., completa o incompleta) y no especificaciones temporales
y sus descendientes aprendieron un dialecto cananeo al establecerse en Canaán. En (que generalmente se establecen por el contexto). La gramática hebrea tiende a ser
Génesis 31.47 Jacob dio un nombre hebreo al majano, mientras que Labán le dio un simple y directa, especialmente en cuanto a estructura oracional. Por ejemplo, las
nombre arameo. De particular utilidad en la interpretación de la lengua hebrea han proposiciones coordinadas son mucho más frecuentes que la subordinación.
sido las numerosas inscripciones fenicias del tiempo de la monarquía hebrea (siglo La relación entre la lengua hebrea y las formas de pensamiento distintivas del
X al VI a.Ci), la piedra moabita (una excelente ilustración de la relación entre las hebreo es un asunto problemático. Los lingüistas no están de acuerdo sobre la
lenguas hebrea y moabita) y las tablas ugaríticas de Ras Shamra en la costa del norte relación entre el idioma de un pueblodeterminado y su visión de la realidad. ¿Podrían
de Siria. Si bien más distante del hebreo que el fenicio y el moabita, la lengua haberse expresado las verdades bíblicas con igual precisión en algún otro idioma?
ugarítica ha contribuido al conocimiento del hebreo y de la vida y literatura del Una negación demasiado rotunda podría sugerir que sólo el conocimiento del hebreo
Antiguo Testamento de forma más significativa que las otras lenguas mencionadas, garantiza precisión en la comprensión del significado del Antiguo Testamento. Una
tanto por la cantidad como por la calidad de su literatura. La desalentadora escasez afirmación demasiado enfática podría minimizar el hecho de que Dios escogió
de textos hebreos contemporáneos del Antiguo Testamento acentúa la importancia registrar su revelación en esta lengua, y el Dios de la Biblia no hace nada por
de estas lenguas afines? casualídad,"
Sin duda los manuscritos hebreos más antiguos se escribieron utilizando el
alfab~to fenicio, que se conserva en las inscripciones fenicias y moabitas antes Arameo. Cuando el imperio asirio comenzó su expansión hacia el oeste a
mencionadas. Al parecer, la grafía de caracteres cuadrados reemplazó esta escritura mediados del siglo VIII, se adoptó el arameo como lengua oficial para la diplomacia
alrededor del año 200, si bien el antiguo estilo aparece ocasionalmente en los rollos y el comercio. En el apogeo del imperio persa (ca. 5(0) era la segunda lengua, si no
del Mar Muerto, en especial en el nombre divino Yahvéh. Los manuscritos más la primera, de los pueblos del Cercano Oriente desde Egipto hasta Persia. Las
antiguos constaban sólo de consonantes: el lector debía añadir la pronunciación conquistas helenizadoras de Alejandro difundieron el griego por toda esta región,
vocálica," aunque reemplazó al arameo sólo de manera gradual y parcial, tal como lo sugiere
Las vocales escritas (o puntos vocálicos) que aparecen en la Biblia hebrea impresa el Nuevo Testamento.?

5. Correspondencia diplomática acadia entre funcionarios de Canaán (entre otros) y sus


2. El babilónico y el asirio se denominan en conjunto, «acadio», superiores egipcios, descubiertas en Tell el-Amarna, Egipto, que datan del siglo XIV.
3. Los documentos hebreos no bíblicos más importantes que datan de la época del Antiguo 6. Sobre este tema, ver J. Barr, The Semantics ofBiblical Language, Londres, 1961.
Testamento son: el calendario de Gezer, al parecer una tabla de ejercicios de un niño (ca. 7. Es muy probable que el arameo haya sido la lengua materna de Jesús y de la mayoría de
1000); 1m: ostracas samaritanas, unas setenta y cinco inscripciones breves sobre fragmentos losautoresneotestamentarios(p.ej., los evangelistas, excepto Lucas); cf. Mr. 5.41; 7.34; 15.34.
de cerámica (ca. 750); la inscripción de Siloé, que relata la culminación de los canales de Compárese asimismo el empleo que Jesús hace de Mam6n (Mí. 6.24), Raca (5.22),Efata(Mr.
Ezequías (ca. 700) y las ~rtas de Laquis, unos cien renglones en hebreo legible (ca. 589). 7.34), Talita cumi (5.41), Eloi, E/oi, ¿lama sabactani? (15.34) y Abba (14.36), que al parecer
4. En e~ hebreo ~bíbhco, las vocales se escriben encima de las consonantes o debajo de reflejan el arameo original. Sobre la influencia aramea en la> evangelios y los Hechos, en
ellas, mediante un sistema de puntos y guiones.
especial en la estructura oracional del griego, ver M. Black, An Aramaic Approach to the

26 27
PANORAMA DEL ANTIGUO TESfAMENTO FORMACION DEL ANTIGUO TESfAMENTO

Si bien el predominio del arameo fue relativamente tardío, tenía ya una larga
historia antes de convertirse en lengua franca del Medio Oriente. Por esta razón, los
eruditos han optado por una actitud más cuidadosa antes de rotular de «tardío» a un
pasaje de la Biblia hebrea sobre la base de las palabras arameas que allí aparecen.
De hecho, algunos estudiosos señalan el uso de una palabra aramea (la palabra
traducida «repetir» en Jue. 5.11) en uno de los poemas más antiguos de la Biblia, el
Cántico de Débora (ca. 1150).
El libro de Génesis revela la relación cercana entre los pueblos de habla hebrea
y los de habla aramea (p.ej., Gn. 31.47) . En medio de un oráculo contra la idolatría
dirigido al pueblo de Judá, Jeremías introduce un verso en arameo de juicio contra
los dioses falsos:
Les diréis así: Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, desapa-
rezcan de la tierra y de debajo de los cielos. (Jer. 10.11)
Quizá haya elegido este recurso para que la condena de los dioses gentiles fuera más
gráfica al censurarlos en una lengua gentil: el arameo.
Si bien los funcionarios de la corte de Judá conocían el arameo mucho antes del
exilio (nótese la conversación entre la delegación de Ezequías y el Rabsaces de
Asiria, ca. 701; 2 R. 18.17-37), muchas personas del común del pueblo lo adoptaron
como lengua materna durante el cautiverio y después. De allí que los autores de
Esdras y Daniel no consideraran necesario ofrecer una traducción de los largos
pasajes en arameo de sus escritos.

EL TEXTO
Ostraco hebreo (siglo VII a.c.) de Yavneh Yam. (Departamento deAntigüedades de
Israel) Uno de los principales problemas de los estudiosos de la Biblia ha sido tratar de
establecer con la mayor aproximación posible la forma exacta de los escritos
originales (a veces denominados autógrafos). Tras siglos de copia y aun de revisión
Tinteros de escritorios de Qumrán (siglo 1 d.Ci). (Departamento deAntigüedades de
Israel) ha sufrido cambios de vocabulario, de expresión y quizá, de vez en cuando, del orden
de los versículos o las secciones. Omisiones y adiciones pequeñas han entrado en el
texto, así como errores de ortografía y de división de palabras. No sería justo acusar
de irresponsables a los escribas en el manejo del texto, pero como seres humanos
seguramente cometieron errores a pesar de su cuidado y diligencia. La tarea de la
crítica textual es detectar esos errores y restituir los textos hebreos y arameos a la
forma más aproximada posible al original.

Materiales y métodos de escritura. En el tiempo del Antiguo Testamento, el rollo


era la forma más común de preservar las Escrituras.8 Los rollos del Mar Muerto son
un buen indicio de la naturaleza de los rollos antiguos y de los métodos de escritura
utilizados. Fabricados de un cuero preparado cuidadosamente (pergamino), están

Gospe/s and Acts, 3a . ed., Londres, 1967. Ver además referencias en el cap . 51 con respecto
al libro de Daniel.
8. Ver Sal. 40.7 [1M 6]; Jer. 36.2ss. (la mejor descripción de los métodos de escritura);
Ez. 2.9-3.3; Zac. 5.1s .

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PANORAMA DEL ANTIGUO TESfAMENTO FORMACION DEL ANTIGUO TESfAMENTO

formados por numerosos pedazos cosidos y alisados. El rollo de Isaías (1QIs), por cuando el escriba repetía involuntariamente una letra, palabra o frase (ditografia) o
ejemplo, consta de diecisiete hojas cosidas que forman un rollo de unos siete metros suprimía la repetición de algo que aparecía repetido en el texto original (haplogra-
de largo. El escriba se tomó el trabajo de trazar líneas horizontales y perpendiculares /fa). El asunto se complica aún más pues parecería que en los manuscritos más
en el pergamino, que sirvieran de guía a los renglones y las columnas (cf. Jer. 36.23) antiguos no había espacios ni marcas que separaran a las palabras entre sí, de modo
y así favorecieran la prolijidad. que el escriba debía hacer las divisiones a su criterio. Además, a medida que se
Sin embargo, es probable que los documentos bíblicos más antiguos hayan sido introduciéndose las letras yodh, waw y he como signos vocálicos, aumentaron las
escri tos sobre papiro, que ya se utilizaba en Egipto en el tercer milenio y se exportaba probabilidades de errores de ortograffa.
a Fenicia hacia el 1100, si no antes. El material de estos rollos se preparaba cortando A veces, como en el caso del libro de Jeremías (ver cap. 31), existían simultánea-
las cañas de papiro y colocando una capa de caña sobre otra en ángulo recto. La mente dos ediciones distintas. Quizá un escriba asimiló al texto los comentarios y
goma natural del papiro actuaba como pegamento entre las tiras cruzadas de cada demás notas marginales de otro escriba, mientras que las omisiones textuales que el
sección y las distintas secciones que se unían entre sí para formar un rollo. Los escriba luego abarrotara en el margen o entre líneas, confundidas con glosas por
escribas utilizaban sólo el interior del rollo para escribir y las tiras horizontales les su sucesor, se descartaron. El prejuicio teológico fue la razón de algunos de los
servían como guía. Aunque el papiro Harris mide más de treinta y cinco metros, un cambios, tales como la sustitución del elemento ha'al (<<Baal» o «señor») por hose!
rollo de más de diez metros era difícil de fabricar e incómodo para manipular. Quizá (<<vergüenza») en algunos nombres propios de los libros de Samuel.' Otro posible
se explique así en parte la extensión de algunos de los libros del Antiguo Testamento. origen de las variaciones es la tradición oral. Algunas secciones de los diversos
La escritura más formal se hacía sobre papiro, pero también se utilizaban otros escritos pueden haberse transmitido oralmente en versiones algo distintas del texto
materiales, por lo general, para mensajes breves: tablas de madera, cera o arcilla, y escrito. En otros casos ~uizá se hayan preservado dos o más versiones en el texto al
fragmentos de ollas de barro rotas (ostracas). Como el papiro es un material hacer la transcripción.'
perecedero resulta muy poco probable que se realicen descubrimientos significativos Después de la destrucción de Jerusalén en el 70 d.C; el judaísmo, amenazado por
de rollos de papiro en Israel o el Jordán, en donde, a diferencia de Egipto, el clima la descentralización a causa de la pérdida del templo y por la oposición cristiana en
es demasiado húmedo para permitir su conservación. La transición del papiro al todo el mundo del Mediterráneo, tomó medidas decisivas para la unificación del
pergamino al parecer ocurrió en los últimos siglos de la era precristiana, mientras texto para el estudio y la adoración. El empleo de la LXX por parte de los cristianos,
que el uso de los códices (libros) en vez de rollos se remonta al siglo 1 d.C. La versión que durante años fue muy preciada para los judíos de la diáspora, suscitó la
introducción de la forma de libro facilitó mucho la circulación de las Escrituras, pues oposición judía a ese texto y acentuó su lealtad a cada palabra del texto hebreo.
por primera vez pudo reunirse a todos los escritos en un volumen manejable. Alrededor del siglo 11 d.C. se emprendió una magna iniciativa de crítica textual que
Los instrumentos usados para escribir en la antigüedad eran muy variados y no sólo afectó las Escrituras sino que dio como resultado la unificación de otros
dependían del sistema de escritura em pleado. La grafía cuneiforme, por ejemplo, se textos judíos, en particular, la Misná (leyes extrabíblicas) y el Talmud (colección de
grababa en piedra con un cincel (en el caso de documentos permanentes o públicos) estas leyes con comentarios rabínicos). Una serie de frustradas sublevaciones contra
o se inscribía en tablas de arcilla con un estilo. El instrumento usado habitualmente Roma provocó reiteradas represalias por parte de los romanos, por 10 cual muchos
en Israel era el estilete de caña, cuya punta probablemente se afilaba con un sabios judíos debieron huir a Babilonia, donde prosiguieron con avidez sus estudios
cortaplumas, aunque Jeremías habla de un cincel de hierro con punta de diamante del texto y la gramática. Durante el siglo X, el centro de estudios judíos se trasladó
(17.1), que quizá se empleaba para escribir sobre materiales más duros. La tinta que a Tiberias, en Galilea, donde se habían congregado numerosos escribas y rabíes poco
se utilizaba con los estiletes de caña se fabricaba con el hollín de las lámparas que después de la conquista musulmana de Palestina en el siglo VII.
quemaban aceite de oliva y, mucho después, con diversos polvos metálicos. La Un importante impulsor del movimiento en favor de la unificación del texto fue
sorprendente durabilidad de la tinta no metálica se comprueba en los rollos de el Rabí Aquiba (m urió ca. 135 d.C.), enérgico opositor del cristianismo y meticuloso
Qumrán y en las cartas de Laquis, de más antigua data. erudito de las escrituras hebreas. Los resultados exactos de los esfuerzos de Aquiba
se han perdido por el paso del tiempo, pero es muy probable que haya fijado el
Unificación del texto. Las antiguas traducciones del Antiguo Testamento y los texto que, con considerables modificaciones de detalles, ha perdurado hasta el día
roll~ del Mar Muerto reflejan cierto grado de libertad en la forma en que los escribas de hoy.
copiaron y volvieron a copiar los documentos bíblicos en la era precristiana. Tanto
en la escritura fenicia antigua como en el alfabeto de caracteres cuadrados existen
9. Is-boset de 2 S. 2.8 es Es-baal en 1 Cr. 8.33; Jeroboset de 2 S. 11.21 (VP) es Jerobaal
letras que por su semejanza pueden confundirse. Es más, las evidencias demuestran
en Jue. 6.32.
que se han omitido secciones breves por homoioteleuton (Gr. «terminación simi- 10. Así se explican algunas duplicaciones de los proverbios y salmos. P.ej., es bien sabido
lar»), pues el escriba debe de haber pasado con una mirada veloz de una frase a otra que los Salmos 14 y 53 son idénticos, salvo que en el primero se emplea el nombre divino de
de terminación similar y omitido el texto intermedio. Otro error común sucedía Yahvéh y en el segundo, Elohim. Ver también Sal. 40.13-17; 70.

3D 31
PANORAMA DEL ANTIGUO TESfAMENTO FORMACION DEL ANTIGUO TESfAMENTO

Mientras que los escribas revisaban y transmitían el texto, los masoretas se la comprensión del TM tal como aparece, pero aún sin éxito, se deberá examinar la
aseguraban de que se preservara cuidadosamente. A partir del año 500 d.C. aproxi- evidencia de otros manuscritos y las versiones antiguas.
madamente, prosiguieron la práctica de los escribas de hacer notas textuales en los Sin embargo, no todas las versiones tienen el mismo valor. Una versión derivada
márgenes del manuscrito. Contaban minuciosamente las letras, las palabras y los de otra (a veces llamada versión «secundaria» o «hija») no tiene la misma autoridad
versículos de cada libro, y luego anotaban los resultados al final de cada libro. Esta que las versiones primarias basadas en el texto hebreo. Es más, cada versión tiene
masora final (lit. «tradicións] comprendía reglas mnemotécnicas por medio de las sus propios problemas textuales; algunas partes quizá hayan sido traducidas con
cuales podía verificarse la precisión de cada copia que se hiciera del rollo. El actual mayor precisión o se basen en manuscritos más confiables. Cuando se presentan
sistema de pronunciación de la Biblia hebrea se atribuye a los masoretas, pues varias lecturas razonables puede emplearse una serie de reglas empíricas. En primer
preservaron la pronunciación tradicional mediante un sistema de signos vocálicos. término, por lo general, ha de preferirse la interpretación más difícil, pues los
En la Biblia hebrea impresa, el texto corresponde al de ben Asher, quien prosperó escribas y traductores solían sim plificar los pasajes intrincados. Asimismo, a menu-
en Tiberias durante el siglo X.11 Debido a este proceso de unificación, que se do será preferible la lectura más breve, pues los copistas eran más propensos a
extendió a lo largo de un milenio, las diferencias entre los manuscritos existentes, agregar glosas al texto, que a omitir frases u oraciones auténticas. El tercer principio,
incluidos los rollos de Qumrán, son mínimas y no afectan a las enseñanzas del que es de suma importancia, consiste en aceptar como auténtica la versión que mejor
Antiguo Testamento. responda a todas las demás. Solamente después de que todos los esfuerzos por
restablecer el texto sobre la base de la evidencia de las lecturas diversas hayan
La práctica de la crítica textual. En el estudio del Antiguo Testamento hay pocas conducido a un callejón sin salida, se justifica adivinar lo que el texto debe de haber
disciplinas que requieran tanto discernimiento como la crítica textual. A diferencia dicho. Aun así, se deberá reconocer el carácter tentativo de estas conjeturas.
del Nuevo Testamento, para el cual los manuscritos son más abundantes y se Felizmente, ha quedado atrás la época en que los eruditos bíblicos enmendaban el
aproximan más a la fecha de origen, el Antiguo Testamento presenta serios proble- texto sin piedad ni miramientos. Cada vez más, la consigna es andar con cuidado.
mas al crítico textual. El principal es averiguar el contenido del texto anterior al Se adoptan lecturas y se sugieren enmiendas exclusivamente sobre la base de un
intento de unificación que comenzó en los primeros siglos de la era cristiana. La minucioso análisis textual y lingüístico.
escasez de manuscritos antiguos (antes del descubrimiento de los rollos del Mar Cabe aquí una confirmación. En ningún momento se pone en duda la enseñanza
Muerto, los manuscritos hebreos completos más antiguos eran del siglo X d.C.) y básica del Antiguo Testamento. Los lectores de los diversos textos hebreos y de las
las dificultades que causaron las palabras hebreas oscuras a los antiguos traductores versiones antiguas escucharon la palabra de Dios y respondieron tal como los
al griego, sirio y latín, a menudo, frustraron los esfuerzos en este sentido. Si bien lectores modernos responden a las traducciones. El significado exacto de algunas
estas y otras traducciones ofrecen una ayuda considerable para descubrir el texto palabras es dudoso (varios centenares de palabras hebreas son difíciles de definir
hebreo original, en ciertos casos tienen deficiencias precisamente en los lugares en con certeza porque sólo aparecen una o dos veces en la Biblia) y en muchos pasajes
que más ayuda haría falta para descifrar un pasaje oscuro. En otras palabras, los la forma exacta del texto hebreo es discutible. No obstante, los eruditos bíblicos han
traductores antiguos a veces estaban tan desconcertados con el texto del Antiguo logrado reconstruir el significado probable de la mayoría de los pasajes difíciles y
Testamento como sus colegas modernos. se ha llegado a comprender el mensaje de virtualmente todas las secciones del
Frente a estas dificultades, ¿cómo recupera el crítico textual la lectura original en Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento que Dios ha considerado digno de
las partes en que los manuscritos hebreos o las traducciones antiguas presentan preservarse es confiable como palabra suya verdadera y auténtica.
lecturas diversas o cuando el TM mismo es oscuro? Una regla básica de aceptación
general entre los eruditos contem poráneos es «ceñirse al TMexcepto cuando no tiene
sentido o hay evidencias abrumadoras que indican otra ínterpretacíón-.P En todo
momento se debe dar por sentado que lo escrito originalmente por el autor de un VERSIONES ANTIGUAS
pasaje dado tenía sentido. Luego de haber usado todos los recursos disponibles para La expresión «versiones antiguas» se refiere a una serie de traducciones del
Antiguo Testamento que datan de fines de la era precristiana y comienzos de la era
11. R. Kittel, Biblia Hebraica (la revisión de K. Elliger y W. Rudolph, Biblia Hebraica cristiana. Debido a la escasez de manuscritos hebreos antiguos estas versiones
Stuttgartensia, Stuttgart, 1968-1977) reproduce con precisión el texto de ben Asher, si bien resultan testimonios sumamente importantes de las tradiciones textuales y no ha de
las lecturas alternativas que ofrece dentro del material de crítica textual no siempre son precisas
subestimarse el papel que les cupo en la propagación tanto de la fe judía como de la
y las enmiendas sugeridas no siempre han sido opciones felices; ver BJ. Roberts, «The Textual
Transmission of the Old Testament», Tradition and Interpretation, G.W. Anderson, ed., fe cristiana.
Oxford, 1979, pp. 1-30.
12. Esto concuerda con lo que A. Bentzen llama «la moderna evaluación más elevada del El pentateuco samaritano. La tensión incipiente entre los samaritanos que se
Texto Masorético»; Introduction 1, p. 96. infiltraron en Judá durante el exilio y los judíos que regresaron a su hogar luego del

32 33
PANORAMA DEL ANTIGUO TESTAMENTO FORMACION DEL ANTIGUOTESfAMENTO

edicto de Círo (ca. 538) estalló en el tiempo de Esdras y Nehemías (entre el 450 y tárgumes escritos en los estudios textuales son la falta de buenas ediciones críticas
el 400). Estas antiguas hostilidades, que provenían ya de antes del período de y el hecho de que a veces se convierten en paráfrasis o comentarios en vez de ser
desintegración en tiempos de Jeroboam (ca. 931), se mantuvieron encendidas y aún traduccíones."
permanecían latentes en el tiempo del Nuevo Testamento (cf. Jn. 4.7-42). Si bien no La traducción más importante y más fiel es el Tárgum de Onquelos,15 la versión
se conocen con precisión los detalles de la ruptura final, sin duda hacia ca. 350 ya oficial del Pentateuco para la sinagoga. De cierta utilidad en la crítica textual para
se había producido la escisión completa entre judíos y samaritanos. El hecho de que corroborar otras versiones, Onquelos es más importante como testimonio de la
los Hagiógrafos (o los Escritos, la tercera sección de la Biblia hebrea) estaban actitud judía hacia el Antiguo Testamento. Su larga historia -algunos pasajes datan
compilándose durante la época de conflicto y que los escritos proféticos incluían de comienzos de la era cristiana y la revisión definitiva, de la Babilonia de los siglos
frecuentes críticas al reino del norte con capital en Samaria, sin duda contribuyó a N o V d.C.- ha hecho posible la introducción de breves comentarios o glosas de
limitar el aman samaritano al Pentateuco. interpretación, que echan luz sobre el crecimiento del judaísmo, aunque son de poco
Sin ser una versión propiamente dicha, el Pentateuco Samaritano (que aún se valor en lo referente a la crítica textual.
conserva en la pequeña comunidad de Nablus, cerca de la antigua Siquem) mantiene En contraste con el Tárgum de Onquelos se halla el Tárgum de Jerusalén, escrito
una forma antigua e independiente del texto hebreo. En la mayoría de los casi seis en un dialecto arameo y concluido alrededor del siglo VII d.C. Aunque presenta
mil casos en que difiere dellM es por cuestiones ortográficas y gramaticales. Tanto algún material más antiguo, las traducciones están atestadas de tradiciones judías e
judíos como samaritanos quizá introdujeron ligeras variaciones en el texto para instrucciones legales, rr lo que resulta de mayor interés al estudiante del judaísmo
refutar los argumentos de los opositores. Por ejemplo, en Deuteronomio 27.4, el que al crítico textual.'
17
término Ebal del lM, en el texto samaritano pasa a ser Gerizim, el monte sagrado La traducción aramea oficial de los profetas, el Tárgum de Jonatán se efectuó
de Samaría; cf. Jn. 4.20. Asimismo, en más de una veintena de pasajes de Deu- en Babilonia alrededor del siglo V d.C., después de pasar por una revisión palestina.
teronomio (p.ej., 12.5, 11, 14, 18; 14.23-25), «el lugar que Jehová vuestro Dios El texto es más libre que el de Onquelos, especialmente en los Profetas Posteriores
escogiere» dellM se reemplaza por «ha escogido» a fin de probar que el monte y es probable que no gozara de tanto prestigio en el judaísmo.
sagrado es Gerizim y no Sion (que cayó en manos de Israel mucho después, en Los tárgumes de los Escritos son numerosos y diversos. La mayoría son paráfrasis
tiempos de David). en vez de traducciones. Además, su utilidad en los estudios textuales se ve reducida
Si bien no ha sobrevivido ninguna edición crítica muy exacta, el texto samari- por datar de una época demasiado tardía (siglo VII d.C. y aun después).
tano es sumamente valioso para confirmar determinadas lecturas de las versiones Los samaritanos también elaboraron un tárgum de su Pentateuco. Se conserva en
antiguas, en particular, la LXX, con la cual concuerda en contraste con el lM en diferentes formas sin que se haya descubierto aún una edición oficial; éstas reflejan
alrededor de dos mil casos, muchos de los cuales son correcciones de ortograffa. la fluidez textual de los antiguos tárgumes que antecedieron al texto oficial y la
Por ejemplo, en Génesis 10.4 Dodanim en ellM debería ser Rodanim; cf. LXX libertad con que a veces los traductores trataban el texto bíblico.
y 1 Cr. 1.7 VP. En Génesis 22.13 el texto dellM y he aquf a sus espaldas un carnero
debería ser y he aquf un carnero; cf. LXX. Estas modificaciones consisten en el La Septuaginta (LXX). La historia de la LXX no sólo se ha perdido por el tiempo,
cambio dentro de una palabra hebrea de r por d, letras que se asemejan mucho tanto sino que también está empañada por leyendas judías y cristianas que realzan su
en la escritura fenicia como en la de caracteres cuadrados. Otras consisten en la origen milagroso. Según estas leyendas, los traductores trabajaron por separado y,
omisión de una palabra. Por ejemplo, Génesis 15.21 probablemente debería leerse
como en la LXX: «los gergeseos, los heveos y los jebuseos». A veces se ha omitido
14. Enel presente, A. Sperber, ed., TheBible in Aramaic, 4 vols., Leiden, 1959-1973, cubre
una frase íntegra en ellM y se la puede restituir apelando al texto samaritano y a la la falta de un texto crítico confiable.
LXX, co~o, por ejemplo, las palabras de Caín en Génesis 4.8: «Salgamos al 15. Al parecer una deformación babilónica de «Aquila», nombre que también honra una
campo». versión griega antigua de la Biblia.
16. Dos tárgumes antiguos hallados sólo en forma fragmentaria, el Tárgum Palesti no sobre
Los tárgumes arameos. Debido al avance del arameo como lengua oral en lugar el Pentateuco y el Tárgum Jerusalén 11 (o Tárgum Fragmento), confirman la naturaleza
d.el hebreo luego del regreso del exilio, fue necesario acompañar la lectura en la didáctica e interpretativa de los tárgumes, pues contienen una abundante cantidad de comen-
smagoga con una traducción aramea. Orales en su origen, los tárgumes quizá tarios extrabíblicos.
a.>~~nzaron a adoptar la forma escrita poco antes de la era cristiana. Su historia es
17. La tradición judía atribuye este tárgum a Jonatán ben Uziel, discípulo del famoso rabí
Hillel en el siglo 1 d.C. En cambio, algunos eruditos modernos asocian el nombre con su
difícil de reconstruir, pero los principales problemas que impiden el uso de los
equivalente griego, «Teodoción», nombre de quien fuera responsable de una de las versiones
griegas. Sin embargo, no se puede considerar que los textos oficiales de los tárgumes sean la
13. Ver R.H. Pfeiffer, lruroduction to the Old Testament ed rev Nueva York 1948 obra de individuos, sino más bien de grupos de eruditos que recopilaban las tradiciones
p.l03. ' .., "
targúmicas conocidas.

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FORMACIONDEL ANTIGUOTESTAMENTO
PANORAMADEL ANTIGUOTESTAMENTO

tación antigua. La aparición relativamente reciente de una edición crítíca'" contri-


sin embargo, lograron traducciones que concordaban palabra por palabra. La LXX
buirá a la evaluación del aporte de la Peshita a los estudios del Antiguo Testamento.
recibe su nombre de la cantidad de traductores que, según la tradición, fueron
responsables del trabajo (lar, septuaginta; «setenta», de allí LXX). Al parecer se
Versiones latinas. En un principio las traducciones latinas no eran necesarias en
originó en la comunidad judía de Alejandría entre los años 250 y 100 a.e. Su
Roma (pues a~ los estudiosos empleaban el griego) sino en Africa del Norte y en
desarrollo ha sido comparado con el de los tárgumes: se realizaron diversas traduc-
el sur de la ~alia. Basadas e~ la ~XX, las antiguas versiones latinas (ca. 150 d.C.)
ciones extraoficiales a medida que surgió la necesidad, y el texto pasó por cierto
son más valiosas como testímonío del texto griego que como instrumentos para
grado de unificación a comienzos de la era crístíena," época en que la iglesia la
esclarecer el hebreo. El conocimiento de la tradición latina antigua se limita a las
adoptó como versión autorizada del Antiguo Testamento. citas de los Padres de la Iglesia, a algunos libros litúrgicos y a manuscritos breves?)
La LXX presenta una considerable diversidad en cuanto a perspectivas teológicas
La diversidad de traducciones latinas antiguas planteó a la Iglesia Latina el
y al grado de literalidad, por 10 cual no puede aceptarse sin previa consideración. problema de qué texto em plear para la liturgia y el debate teológico. El papa Dámaso
No obstante, es de suma significación para los estudios textuales, pues presenta una
1(ca. 382 d.C) encomendó a Jerónimo, un estudioso muy capaz, la elaboración de
forma del texto hebreo previa a la unificación que se produjo a comienzos de la era
una versión autorizada. Una parte importante de la traducción de Jerónimo se basa
cristiana. Junto con el Pentateuco Samaritano y los manuscritos del Mar Muerto, es
en el texto hebreo, aunque tiene otras secciones, en particular los Salmos, que
el testimonio más valioso de la forma premasorética del texto hebreo.
responden a las versiones griegas. El empleo que hizo del texto hebreo despertó
sospechas por un tiempo, incluso de su amigo Agustín, pero eran infundadas.
Otras versiones griegas. A medida que los cristianos comenzaron a adoptar la
Jeróni~o trabajó con cuidado y para los pasajes confusos apeló a la LXX, a Aquíla,
LXX, las comunidades judías de la diáspora se volcaron a las demás traducciones
Teodocíón y Símaco, así como a la Versión Antigua Latina.
griegas. A principios del siglo II d.C., Aquila, un gentil convertido al judaísmo
El ?rige? ~ixto de ~ «Vulgata» (<<popular» o «aceptada por la gente común») de
que probablemente fuera discípulo del rabí Aquiba, realizó una versión acarto-
Jerónimo limita su utilidad para la crítica textual, ya que las desviaciones del 1M
nada, estrictamente aferrada al texto, que, por lo tanto, fue de rápida y ávida
pueden reflejar la influencia de las traducciones griegas y latinas y no necesariamen-
aceptación entre muchos judíos. Lamentablemente, sólo se conservan fragmentos
te la de la tradición premasorética. Es más, como pasaron siglos antes que la versión
de su obra.
de Jerónimo fuera autorizada (la autorización oficial se produjo en el Concilio de
Hacia fines del mismo siglo, Teodoción, al parecer otro prosélito, revisó una
Trento ~n l546)~ estuvo sujeta a modificaciones editoriales influidas por las otras
traducción anterior y logró una versión que ganó más popularidad entre los cristianos
traducciones latinas. El uso de la Vulgata ~ue aún se mantiene como versión
q~e entre los judíos. Aparte de la traducción de Daniel, que ha reemplazado
católica autorizada-c-/", de acuerdo con 10 dicho, para corregir el 1M requiere sumo
VIrtualmente a la LXX, sólo quedan algunos fragmentos. Estas obras, así como la
cuidado.
traducción de Símaco de superior calidad, se conocen por medio de los fragmentos
que se conservan de la Hexapla de Orígenes (ca. 220 d.C.), un esfuerzo monumental
Otras versiones secundarias. Las demás traducciones del Antiguo Testamento
de crítica textual que ofrece un registro cuidadoso del texto hebreo junto con diversas
resultan importantes pruebas de la amplia propagación del cristianismo y del celo
versiones en columnas paralelas para su comparación.
de los misioneros por transmitir la palabra de Dios en el idioma vernáculo. Todas
estas versiones secundarias son más valiosas para la reconstrucción de la historia de
Versión siriaca. Generalmente conocida como Peshita (o Peshito, en el sentido
los textos en los que se basan, que para la corrección del texto hebreo.
de «simple», i.e., la versión aceptada de la gente «común»), la traducción al siríaco
Basadas en la LXX, las traducciones coptas se realizaron alrededor de los siglos
(dialecto arameo) al parecer se realizó en los primeros siglos de la era cristiana.
III YIV d.C. para la población campesina de Egipto. Si bien su escritura emplea una
Varias consideraciones reducen su valor textual. En primer lugar, ciertas partes del
fo~~ del alfab~to griego y toma prestadas muchas palabras del griego, el copto es
Pentateuco aparentemente se derivan del Tárgum Palestino. Además, se reconoce la
el último estadio de la lengua egipcia. La diversidad de dialectos hizo necesarias
influencia de la LXX en algunos pasajes, de modo que la concordancia de ambos
varias traducciones, en especial al sahídico (<<Del alto», i.e., del sur de Egipto), al
textos puede tomarse en algunos casos como un mismo testimonio de una interpre-

19. P.A.H. de Boer, ed., Vetus Testamentum Syriace iuxta simplicem Syrorum versionem
18. P..Kahle, The Cairo Genizah, 13. OO., Londres, 1959; Kahle y otros (p.ej., Bentzen,
tomo 1, Leiden, 1972. '
lntroductto~ 1, pp. 80-85; E. Würthwein, The Text ofthe Old Testament, trad. E.F. Rhodes,
20. Una edición moderna de los textos latinos antiguos está en ejecución; B. Fischer, ed.,
Grand Rapids, 1979) mantienen esta teoría, mientras que H.S. Gehman, «Septuaginta»,
Vetus Latina: Die Reste der altlateinischen Bibel, Freiburg, 1949-.
TCERK 2.1015-17; y R.M. Orlinsky «On the Present State of Proto-Septuagint Studies»
21. No obstant~, los eruditos católicos modernos estudian con avidez y muy buenos
JAOS 61, 1~41, pp. 81-91, defienden la teoría de la LXX arquetípica u original que fu~
resultados las Escrituras en hebreo, arameo y griego; la ID es prueba de ello.
adoptando diferentes formas por medio de la copia y la revisión editorial.

37
36
PANORAMA DEL ANTIGUO TESfAMENTO

ajmímico y al bohaíríco (<<Del bajo», í.e., del norte de Egipto). Muchos manuscritos
del siglo IV y aun del siglo III se han preservado gracias al clima seco de Egipto.
En cambio, los manuscritos de las traducciones etíopes datan del siglo XIII en 5
adelante, aunque es probable que la traducción haya comenzado hacia fines del siglo
IV. La mayoría de los manuscritos existentes se derivan de la LXX pero han sido
modificados por influencia de las versiones árabes medievales. A excepción de
algunos libros o secciones individuales, no existe ninguna edición crítica confiable.
Las versiones armenia y árabe son posteriores. La armenia data del siglo V y al
parecer se basa en la Peshita y la LXX.Más que una traducción oficial, la árabe surgió
GEOGRAFIA
en Egipto, Babilonia y Palestina en una proliferación de versiones derivadas de un
conjunto variado de versiones disponibles: la hebrea o samaritana, la LXX,la Peshita T a cantidad de nombres geográficos que aparecen en el Antiguo Testamento
y la copta. La más antigua suizá sea preislámica (ca. 600 d.C.), pero las demás son ~ntenaresde nombres de ciudades y países, montañas y valles, ríos y mares,
de varios siglos más tarde. y demás accidentes geograñcos--l jo distinguen del resto de la literatura religiosa.
Según la Biblia, la revelación de Dios se llevó a cabo en el espacio y en el tiempo
y, por lo tanto, una correcta interpretación requerirá prestar atención a los datos
geográficos e históricos del texto.

EL MUNDO BIBLICO
Aquella región en la que convergen Europa, Asia y Africa se caracteriza por
diversos rasgos ñsíco-geográñcos significativos. Desde el Océano Atlántico hasta
el sudeste asiático se extiende una cadena montañosa casi continua: las cordilleras
de los Pirineos, los Balcanes, el Cáucaso, los montes Elburz, Hindu Kush y el
Himalaya. Al retener los vientos fríos, estas montañas otorgaron a las tierras del sur
un clima favorable para el desarrollo de las civilizaciones en los tiempos antiguos.
Asimismo contenían las invasiones del norte. En el sur también existe un límite
natural, que es básicamente desértico (los desiertos del Sahara, de Siria y de Arabia).
Además de servir de barrera contra la invasión desde el sur, juntamente con los
límites naturales del norte mantenía dentro de la región a los pueblos que habitaban
entre las montañas y el desierto. En consecuencia, el mundo del Mediterráneo, la
región mesopotámica, las estribaciones de la meseta iraní y el valle del río Indo se
convirtieron en «la cuna de la civilización», la zona en la cual el hombre progresó
y dejó de ser un cazador y pescador salvaje para convertirse en un productor
de alimentos, un hombre civilizado. Una vez que pudo permanecer en su tierra
y producir alimentos, el hombre pudo aplicar sus energías en el cultivo de las
artes, las artesanías y los oficios: construir ciudades, dedicarse a la alfarería, crear
instrumentos musicales, descubrir procesos para la metalurgia, inventar la escri-
tura, y desarrollar todas las demás facetas que componen el amplio concepto de
«civilización» ?

1. En la Biblia se registran alrededor de seiscientos nombres geográficos del oeste del


Jordán; J.M. Houston, «Palestine», IBD, p. 1138.
22. Sobre otras versiones, p.ej., gótica, georgiana, eslava antigua, anglosajona, consultar
2. Los antropólogos aún continúan debatiendo acerca de la ubicación geográfica de la
TCERK y J.D. Douglas, OO., TheNew1ntemational Dictionary 01 the ChristianChurch, Grand «revolución neolítica», Muchos sitúan su origen en las estribaciones de los montes Zagros,
Rapids, 1974.

38 39
IGLESIA EVANGÉLICA PENTECOSTAL DEL
PERÚ

SEMINARIO BÍBLICO PENTECOSTAL

Unidad IV

FORMACION DEL NUEVO


TESTAMENTO

Junio del 2022


CAPITULO III
DESARROLLO DEL NUEVO TESTAMENTO

Actualmente el Nuevo Testamento consta de 27 libros:


cuatro evangelios, un libro de historia eclesiástica, veintiuna
cartas y un Apocalipsis. Encontrarnos por primera vez este
formato del Nuevo Testamento en el año 367 de nuestra era.
El gran obispo Atanasio acostumbraba enviar al pueblo una
carta pastoral cada Domingo de Resurrección. Aprovechó la
ocasión en el 367 para hacer saber a los cristianos cuáles eran
los libros que podían leer con la aprobación de la Iglesia. Con
ese motivo hizo una lista que fue la primera que se hizo de los
libros del Nuevo Testamento. Esto significaría que se
necesitaron más de tres siglos para completar el Nuevo
Testamento.

Desde el principio la fe cristiana ha sido la fe de un libro. El


judaísmo fue la cuna del cristianismo y el centro del judaísmo
es la sinagoga. La iglesia cristiana primitiva no tenía intención
alguna de apartarse del ancestral culto judaico Encontrarnos a
Pedro y a Juan camino al Templo para orar (Hch. 3: 1). Vemos
que Esteban y Pablo inician su carrera de predicadores
debatiendo en la sinagoga (Hch 6: 8-10; 9:20-21). El culto en la
sinagoga giraba en torno a la lectura de las Escrituras. Tal era
su razón de ser. Comenzaba con la recitación del credo del
judaísmo y luego se ofrecían algunas plegarias. Terminaba con
una homilía del rabino o de algún visitante distinguido. Pero
en el centro del culto estaba la lectura bíblica que era para lo
que el pueblo se congregaba.

Cuando a los cristianos se les cerraron las puertas de la


sinagoga y no pudieron seguir adorando allí se llevaron consigo
el estilo cúltico de la sinagoga. Aun más. Se llevaron consigo el

54
Libro de la sinagoga. En esos primeros días de la iglesia
primitiva todavía no se había escrito el Nuevo Testamento. No
fue el Nuevo Testamento el que produjo a la Iglesia sino que
fue la Iglesia la que produjo el Nuevo Testamento. Así que, en
el principio, en los cultos dominicales de entonces se leyera el
Antiguo Testamento por lo general en la versión griega de los
Setenta (Septuaginta), que se denotaba con los números
romanos LXX. El Antiguo Testamento pues fue el libro de los
primeros días de la Iglesia, y de él se leía y se citaban pasajes.

Por ejemplo el sermón de Pedro en el Día del Pentecostés


que abarca 27 versículos de Hechos 2: 14-40, contiene diez
versículos del Antiguo Testamento, como sigue: Hch. 2:17-21,
se toma de Joel 2:28-32; Hch. 2:25-28, del Salmo 16:8-11:
Hch. 2:34-35, del Salmo 110:1, etc. El sermón de Pablo en
Antioquía (Hch. 13: 16-41) abarca 26 versículos, nueve de los
cuales provienen del Antiguo Testamento: del versículo 16
al22 se presenta un resumen histórico del Antiguo
Testamento hasta los días de David; el versículo 33
corresponde al Salmo 2: 7; e134 se ha tomado de Isaías 55: 3;
el 35, del Salmo 16: 10; el 41, de Habacuc 1: 5, Y el 47 de
Isaías 49: 6. El Antiguo Testamento constituyó el libro sagrado
de la iglesia primitiva.

Para comprender cómo surgió el Nuevo Testamento


veamos primero el orden en que fue escrito. Tal vez lo más
interesante de todo sea descubrir que lo primero que se
escribió del Nuevo Testamento fueron las cartas de Pablo. Se
calcula que éstas fueron escritas entre los años 49 y 62 de
nuestra era.

Las cartas de Pablo fueron precisamente eso: cartas, escritas


en su mayoría con relación a alguna situación local o temporal
Algo andaba mal en Tesalónica o Corinto, por ejemplo, y Pablo
les escribía para corregir la situación. F. C. Grant acierta
cuando afirma que "Si hubiera habido teléfono entonces,
seguramente Pablo lo habría utilizado. iPero en ese caso jamás

55
habríamos tenido ninguna carta escrita por él! Cuando Pablo
escribía para corregir algo en Tesalónica, Galacia o Corinto, no
lo hacía como escritor sino como pastor. Y hay que tomar en
cuenta que él escribió mucho antes de la invención de la
imprenta

Sus cartas fueron cartas manuscritas pues la máquina de


escribir era desconocida: escritas como originales y sin copia,
para corregir cuestiones locales y temporales que andaban
mal. Ciertamente, Pablo trataba situaciones locales y
temporales a la luz de la verdad eterna, pero sus cartas no
eran otra cosa que cartas, y nada hay tan temporal, local o
pasajero como una carta. Es imprescindible, pues, recordar
que nunca tuvo Pablo la intención de publicar sus cartas, como
lo entendernos hoy editorialmente.

Trataremos ahora de reconstruir cómo el Nuevo


Testamento llegó a ser parte de la Sagrada Escritura. No es
algo comprobado, pero se ajusta a los hechos conocidos.
Comencemos por precisar que, en su mayor parte, las cartas
del Apóstol se guardaban en la iglesia recipiente y sólo allí. No
se publicaban como libros sino que se enviaban como cartas.
¿Cómo es que fueron rescatadas, recuperadas y, finalmente,
publicadas?

El libro de los Hechos probablemente se publicó por


primera vez alrededor del año 90. Por extraño que pudiera
parecer, si sólo hubiéramos contado con el libro de los
Hechos, jamás nos habríamos enterado de que Pablo había
escrito cartas. En los Hechos no se mencionan para nada.
Posiblemente lo que aconteció fue que al publicarse los
Hechos de los Apóstoles, se comprendió de pronto cuán
extraordinario personaje había sido Pablo. Súbitamente Pablo
cobró vida y, entonces, cada iglesia que conservaba alguna de
sus cartas se dio cuenta del tesoro que tenía. Fue así como se
buscaron, se juntaron y coleccionaron sus cartas, para luego
compartirlas, con lo que se convirtieron en posesión de toda

56
la Iglesia, y no simplemente la correspondencia de algunas
congregaciones locales. Podemos dar por sentado que lo que
reveló la grandeza de Pablo fue la publicación de los Hechos
así como lo que inició el movimiento para reunir sus cartas.
Hacia el año 90 todavía no se consideraban las cartas de
Pablo como parte de las Escrituras, pero constituían ya uno
de los tesoros más preciados de la Iglesia

Vemos, pues, que las cartas paulinas fueron escritas


entre los años 49 al 62, y que posiblemente se redescubrió
toda su grandeza al publicarse el libro de los Hechos en el
año 90. Mientras tanto, ¿qué sucedía con el resto del Nuevo
Testamento y, especialmente, con los evangelios? Por lo
general, las fechas para los evangelios actuales son las
siguientes: los años 65 al 70, para San Marcos; del 80 al 90
para Mateo y Lucas, y el año 100 para Juan. ¿Cómo es que
tardaron tanto en escribirse y en constituirse en libros
canónicos de la Iglesia? ¿Qué fue lo que condujo, en última
instancia, a que fueran puestos por escrito.

I. En primer lugar, el cristianismo primitivo surgió en


medio de una civilización no literaria. Vino al mundo siglos
antes de que se inventara la imprenta, cuando se
desconocía la producción masiva de libros de hoy y, por lo
tanto, la gente no podía tener ni una idea de lo que todo
esto significaba. Tal era especialmente el caso del judaísmo.
Los rabinos se oponían terminantemente a escribir sus
enseñanzas: "No pongas nada por escrito", decían. La
memoria del buen alumno y del buen maestro "es como
una cisterna bien emplastada que nunca pierde una sola
gota". También es posible que se resistieran a escribir
porque pareciera que lo escrito buscara competir con la
autoridad de las Escrituras. Por lo tanto. Sólo las Escrituras
se mantenían por escrito; cualquier otra enseñanza se
transmitía oralmente.

Mishnah es lo que podríamos considerar como los

57
comentarios y amplificación de las leyes del Antiguo
Testamento. Es la aplicación del Antiguo Testamento a casos
particulares, y no se puso por escrito hasta el siglo III d.C. Un
resumen moderno de la Mishnah ocupa algo más de 800
páginas. Los rabinos conservaban todo esto de memoria, pues
en el mundo antiguo la palabra escrita no ocupaba el lugar que
ahora tiene. Papias, por ejemplo, quien fue uno de los
principales recopiladores de información en la iglesia
primitiva, escribió: "No creo que lo que proviene de libros
pueda serme tan provechoso como lo que procede de la voz
viva y permanente”. Jamás podría considerarse como literaria
la etapa inicial de la Iglesia, a la manera de las etapas que
sucedieron a la invención de la imprenta. Al menos en oriente,
cuna del cristianismo, era mucho más natural transmitir todo
conocimiento y enseñanza oralmente que por escrito.

II. Hay que considerar además el hecho de que el primer


impacto del cristianismo fue entre las clases más pobres e
incultas. "Mirad, hermanos, nuestra vocación -escribe San
Pablo a los corintios- que no sois muchos sabios según la
carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles" (I Ca. 1:26).
Fue entre los pobres, los marginados y los esclavos, donde
primero causó mayor efecto el evangelio.
A principios del siglo III un filósofo pagano, llamado Celso,
acusó al cristianismo de atraer sólo al pobre, al ignorante y al
inculto. Decía Celso que la actitud e invitación cristiana era:
"Nadie que sea culto se acerque, ni el sabio ni el sensitivo,
pues a todos ellos los consideramos malos; pero si hay alguien
ignorante, insulso o inculto, si alguien es tonto, acérquese sin
temor… es sólo al torpe, al patán al zafío y al esclavo, al niño y
a la mujer a quienes quiere, y puede persuadir. La comunidad
cristiana primitiva ni leía libros ni los producía.

III Más adelante veremos que existían entonces métodos


para producir libros, que prenunciaban la producción en masa.
¿Pero qué mercado hubiera habido para las posibles
publicaciones cristianas?

58
Los materiales para escribir no resultaban nada baratos.
Se escribía en una sustancia proveniente de la planta del
papiro, que se producía en hojas de 25 x 20 cms. La hoja más
barata costaba $ 0.03 dólares / EUA y la de mejor calidad se
vendía entre $0.08 y $0.10 cada una. Si consideramos que el
jornal que se pagaba entonces era de $ 0.06,
comprenderemos que una sola hoja de papiro era más cara
que el salario medio promedio. A ese precio, poquísimas
personas eran las que podían darse el lujo de comprar todo
un libro.

Vimos también en el Capítulo II que copiar libros no era


nada barato. Evidentemente el costo de las Escrituras
quedaba fuera del alcance de la mayoría de los cristianos, e
incluso de las iglesias Los costos de producción bastaban
para impedir el desarrollo de algo equivalente a nuestra
literatura cristiana.

IV. En vida de los apóstoles había poca demanda de libros.


Los apóstoles y sus asociados inmediatos eran libros
vivientes en los que estaba escrito el mensaje cristiano. Por
haber sido testigos presenciales, mientras ellos vivieran no
habría necesidad de tener libros.

V. Posiblemente el factor que menos estimulaba la


producción de libros era la creencia generalizada de que era
inminente la Segunda Venida. Basta con leer el capítulo 7 de
Primera de Corintios, por ejemplo, en el que Pablo
desalienta casamientos en un mundo que, según se creía, se
aproximaba rápidamente a su fin. Puesto que la Segunda
Venida estaba a la vuelta de la esquina, no había tiempo ni
justificación para andar escribiendo libros, pues el fin del
mundo podía ocurrir de un momento a otro.

Factores como éstos fueron los que principalmente


retardaron el desarrollo de la literatura cristiana. Pero,
inevitablemente, llegó un momento en que su función se

59
volvió algo indispensable.

I. La muerte de los apóstoles y de los demás testigos


presenciales puso fin a la época en que el mensaje se pasaba
oralmente. Hacia el año 70, del grupo apostólico
probablemente sólo Juan quedaba vivo. Había, pues, que
asentar los hechos tal y como habían sucedido. Era apenas
natural que la palabra escrita ocupara ahora el lugar de "la voz
viva y permanente':". Eusebio cita el relato de Ireneo de cómo
se escribieron los evangelios. Según Ireneo, después de la
muerte de Pedro y Pablo, "Marcos, discípulo e intérprete de
Pedro, nos transmitió por escrito aquellas cosas que Pedro
había predicado; y Lucas, auxiliar de Pablo, registró en un libro
el evangelio que Pablo había declarado ".5. Lo escrito habría
de ocupar ahora el lugar de la voz viva. La época de los
testigos presenciales era cosa del pasado; ahora comenzaba la
de la página escrita.

II. Cuando el cristianismo traspuso las fronteras de


Palestina, y particularmente al hacer contacto con la cultura y
civilización romana, penetró en una sociedad literaria, donde
el libro era parte de la vida. Había en Roma librerías en cuyos
pilares se anunciaban los libros más recientes. Estas librerías
también servían como centros de reunión de la sociedad culta.
Los editores romanos utilizaban mano de obra de esclavos
para producir sus libros empleando hasta cincuenta o cien
esclavos para tomar dictado simultáneo. Desde luego, no
faltaban los errores, pero este dictado en masa permitía
copiar y producir libros más baratos y con mayor rapidez. Por
ejemplo, el primer libro de Marcial constaba de 119 epigramas
en unas 700 líneas de verso; copiado de esta manera se
vendía en cinco denarios, unos $ 0.40 dólares / EUA. Tan
pronto como el cristianismo salió de Palestina para insertarse
en el mundo de la cultura y de la literatura, se encontró en un
ambiente acostumbrado a los libros, donde pronto el relato
cristiano también habría de escribirse.

60
III. El cristianismo fue desde sus inicios una religión
misionera. Y teniendo a todo un mundo por evangelizar,
obviamente los misioneros no podían permanecer por mucho
tiempo en el mismo lugar. Por lo tanto, necesitaban dejar a los
nuevos conversos en cada lugar una constancia escrita del
mensaje que les habían comunicado. Y la tarea del misionero,
hasta el día de hoy, sigue siendo primordialmente la de
producir constancia escrita del relato cristiano aun cuando
esto implica la creación de un nuevo alfabeto. Una religión
misionera está casi obligada a convertirse en religión literaria.

IV. A medida que la Iglesia fue creciendo y desarrollándose


también fueron llegando personas con ideas extrañas y hasta
peligrosas. Dicho de otra manera, no tardaron en surgir las
herejías. En tal situación, era indispensable que la Iglesia
contara con un libro "oficial" que uniformara el relato de la
vida y enseñanzas de Jesús. Esto lo proveyó el Nuevo
Testamento y especialmente los evangelios.

V. Vimos ya cómo la supuesta inminencia de la Segunda


Venida retardó la aparición de la literatura cristiana. Pero al
no efectuarse tal acontecimiento, la Iglesia comenzó a ver que
se encontraba en una situación más o menos permanente en
la cual lo escrito tenía una razón de ser y era verdadera
necesidad.

La producción de material escrito se convirtió en necesidad


natural de la Iglesia.

Llegados a este punto en la reflexión sobre los evangelios,


surge una pregunta. Vimos ya que hubo considerable demora
en la aparición del evangelio escrito. Jesús había sido muerto
alrededor del año 30, y el primer evangelio escrito no salió a la
luz hasta los años 65 ó 70 aproximadamente. Así pues, ¿qué
sucedió durante esos treinta y cinco, o cuarenta años en que
no había escritos sobre la vida y enseñanzas de Jesús? ¿Será
que durante ese tiempo el relato de la vida y enseñanzas de

61
Jesús fue perdiendo en exactitud y ganando en exageración?
Esta es una pregunta natural, a la luz de nuestro siglo; pero en
el siglo 1 las cosas eran diferentes.

Por principio de cuentas, la memoria de los antiguos era


mucho más retentiva que la nuestra. Tenía que serlo. Podría
afirmarse que la página impresa, particularmente la del libro
barato o fácilmente asequible, ha tendido a eliminar la
retentiva mnemónica. La persona que en la antigüedad quería
retener alguna historia o hechos precisos, no tenía más
remedio que memorizarlos, pues los libros eran escasos y
caros. Jenofonte cuenta que Nicerato decía: "Mi padre ansiaba
verme crecer como hombre de bien, y a este fin me obligó a
memorizar todo Homero de modo que aún hoy soy capaz de
repetir, de memoria, toda la Ilíada y la Odisea”. Las obras
citadas contienen 24-Iibros cada una con promedio de unas
500 líneas por libro. Tal hazaña retentiva era algo que los
jóvenes griegos cultos realizaban como parte de su educación.
Si en la actualidad querernos disfrutar de algún pasaje o
referirnos a él, lo buscamos en un libro; antes, cuando había
pocos libros o no existían, todo se almacenaba en la memoria.
En una época en que la memoria era portentosa, no había
peligro de que los conocimientos se olvidaran o se
distorsionaran.

Pero simultáneamente operaba un proceso, corolario


inevitable de toda memoria retentiva: lo que se memoriza
tiende a estereotiparse. El mismo relato tiende a repetirse de
manera idéntica, lo que se observa en el modo que tienen los
niños de apreciar los cuentos. Cuando al niño le gusta un
cuento, siempre hay que repetírselo de la misma manera,
pues no acepta desviaciones en el relato que conoce y ama.

De la misma manera, los evangelios fueron adquiriendo


ciertas formas estereotipadas. Lo que en tiempos recientes
originó un método de estudiar los evangelios que se
denominó Crítica de las Formas Literarias. Su objetivo es

62
descubrir en qué forma circuló la tradición cristiana antes de
que se escribieran los evangelios. Los eruditos han llegado a
identificar cinco formas diferentes en que los relatos evan-
gélicos reflejan estereotipo.

I. En primer lugar encontrarnos los llamados paradigmas,


apotegmas o historias declarativas. Se trata de fragmentos de
la tradición, cuya razón de ser es la de preservar algún dicho
de Jesús. Aquí la historia es secundaria, los detalles son
escasos y todo lo que importa es lo que Jesús dijo Veamos
dos ejemplos. El relato en Marcos 2:23-28 existe solamente
para enmarcar la expresión de Jesús: "El día de reposo fue
hecho por causa del hombre, y no el Hombre por causa del
día de reposo Por tanto el Hijo del Hombre es Señor aun del
día de reposo". El relato en Mateo 9:10-13 existe para
preservar el apotegma de Jesús: "No he venido a llamar a
justos, sino a pecadores". Tales relatos no existen por el
relato mismo, sino por el paradigma o expresión central que
contienen. La expresión viene a ser una joya engarzada en el
relato.

II. Hay relatos llamados cuentos cortos (del alemán


Novellen) que hablan de alguna sanidad efectuada por Jesús.
Todos ellos siguen el mismo formato. Comienzan con una
declaración acerca de la enfermedad, siguen con el relato de
la curación, y terminan refiriéndose a las consecuencias de la
curación. Un ejemplo sencillo es el relato de la curación de la
suegra de Pedro (Mr 1 :29-31): (l) Se identifica el mal: "la
suegra de Simón estaba acostada con fiebre"; (2) se relata la
curación: "Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la
levantó; e inmediatamente la dejó la fiebre": (3) consecuencia
o resultado: "Y ella les servía ".

Casi todos los relatos de los milagros de Jesús muestran


este orden. Así fue como el estilo de la narración quedó
estereotipado antes de que fuera escrita.

63
III. Se encuentran dichos epigramáticos y memorables de
Jesús que carecen de contexto. Todas las historias declarativas
surgen de algún incidente: los dichos son sentencias o frases
sueltas de Jesús. Casi la totalidad del Sermón del Monte está
formado de tales dichos.

IV. Llegamos a dos palabras que aplicamos en sentido


técnico. La primera de ellas es leyenda que, en este sentido,
no pone en tela de juicio la historicidad del evento a que se
refiere. La leyenda es un relato que se refiere a algún
personaje o lugar que se considere santo o destacado, y que
se cuenta con propósitos morales o religiosos En este
sentido, técnicamente los relatos sobre el nacimiento e
infancia de Jesús se clasifican como leyendas.

V. La segunda palabra que aplicamos en sentido técnico es


la de mitos. Recordemos una vez más que el término técnico
mito no enjuicia la veracidad del relato. Los griegos usaron la
palabra mythos para referirse a cualquier relato sobre temas
celestiales o eternos, narrado en términos de objetos
terrenos o temporales En este sentido, los relatos sobre la
tentación y la transfiguración (Mt. 41-11: 17:2-8) se clasifican
técnicamente como mitos porque hablan de figuras
celestiales y eternas en circunstancias de espacio y tiempo.

Clisés como éstos fueron los que rápidamente se adoptaron


para los relatos evangélicos en el período que va de la vida de
Jesús, aquí en la tierra, al momento en que los evangelios
como los conocemos hoy, fueron escritos. Y algo que no
debernos pasar por alto es que estos relatos se repitieron, una
y otra vez, en la predicación e instrucción de los recién
llegados a la comunidad cristiana. Esto es importante, porque
dichos relatos jamás fueron propiedad privada, por así decirlo,
sino del dominio público. Si la forma del relato sufría alguna
variación, de inmediato la asamblea quería conocer la causa.
Los relatos se repetían una y muchas veces, y su exactitud era
vigilada tanto por la memoria del relator como por la memoria

64
de la Iglesia. Así como los relatos no provenían de un solo
individuo, tampoco dependían de la memoria de una sola
persona. Desde un principio fueron posesión de la comunidad:
continuamente se predicaban y enseñaban, y continuamente
el pueblo los escuchaba. Cuando los relatos evangélicos se
repiten constantemente a individuos y a grupos se reduce
grandemente la posibilidad de que sean distorsionados o
falsificados. La veracidad de los evangelios no queda
garantizada por un solo individuo sino por el testimonio
unánime de la Iglesia.

Todo lo cual nos coloca frente a un hecho aun más


importante respecto a los evangelios. Primariamente no se
trata de documentos fundamentalmente históricos, pues no
eran vistos como meras biografías de Jesús. De hecho,
constituyeron el material para la predicación de la iglesia
primitiva. Del propósito de su evangelio, Juan nos dice: "Pero
éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el
Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre"
(Jn 20:31). No se trata de redactar la vida de Jesús, pues no
hallamos en los evangelios muchas características biográficas.
Por ejemplo, en ningún evangelio se describe la apariencia
física de Jesús, y aun con todos los evangelios no es posible
trazar cronológicamente su vida en este mundo.

Se dice que hay dos maneras de escribir una historia. Una,


es seguir los acontecimientos cronológicamente, día a día,
hora tras hora, evento tras evento, en orden estricto,
tratando de abarcarlo todo sin omitir detalle. Otra manera
consiste en seleccionar incidentes y episodios que sirvan
como ventanas para asomarse a la mente y corazón del
personaje descrito. Este último método es el que usaron los
redactores de los evangelios. No pretenden seguir a Jesús
paso a paso y día tras día. Escogen entre lo que dijo e hizo,
para abrirnos escotillas que nos permitan asomarnos a su
mente y corazón. La diferencia entre ambos métodos es la
que hay entre una foto y un retrato. La fotografía muestra

65
una reproducción detallada de la persona; en el retrato, el
artista capta y hace resaltar algunas de sus características
dominantes. La foto reproduce exactamente el aspecto
externo; la pintura trata de revelar el carácter íntimo, así
como la mente y el corazón

Los evangelios, pues, no son biografías ni fotografías, sino


intentos por revelar la mente, el corazón y el carácter de Jesús.
Y esto no como algo interesante o como simple contribución
histórica, sino para que el lector pueda captar la mente de
Dios en Jesucristo. Los evangelios no son meras descripciones
de Jesús, sino invitaciones para creer en él corno el Hijo de
Dios.

Hasta aquí hemos mencionado los evangelios y cuál es su


objetivo, y las cartas de Pablo. En el Nuevo Testamento
tenernos también las cartas de Santiago y Pedro, Judas y
Juan.

Entre los evangelios y las cartas está el libro de los Hechos.


Podría decirse que este es el libro más importante del Nuevo
Testamento, pues sin él desconoceríamos la historia de la
iglesia primitiva, excepto lo que pudiéramos adivinar o
deducir de las cartas. Aun si tres de los evangelios se hubieran
perdido, con todo, quedaría uno que nos daría algún bosquejo
de Jesús. Pero sin Hechos toda la historia inicial de la Iglesia se
vería envuelta en densas tinieblas.

De paso, es inapropiado llamar a este libro "Los Hechos de


los Apóstoles". Los únicos apóstoles que se mencionan son
Santiago, cuya muerte se menciona en una sola frase (12:2);
Pedro, Juan (que siempre anda con Pedro y nunca habla), y
Pablo. Sería mejor llamarlo "Libro de Hombres Apostólicos"
En el manuscrito griego no aparees el artículo "los" ni antes
de "Hechos" ni antes de "Apóstoles". El libro no pretende ser
un relato completo Lo que hace es abrirnos una serie de
ventanas a través de las cuales podemos contemplar eventos

66
significativos en la historia de la iglesia primitiva

Hechos nos dice tres cosas: En primer lugar, cómo se


extendió la Iglesia y cómo, acatando las órdenes de Jesús, su
mensaje partió de Jerusalén a toda Judea, a Samaria, y hasta
lo último de la tierra (1: 8)

En segundo lugar, nos dice cómo este asombroso


movimiento se inició con sólo ciento veinte personas (1: 15),
Y cómo todo ello fue obra del Espíritu Santo (1: 8). El primer
gran relato nos habla de la venida del Espíritu Santo en el
Pentecostés (cap, 2), De allá en adelante, el Espíritu Santo es
el que va dictando cada avance de la iglesia cristiana. Fue el
Espíritu quien aconsejó a Felipe que se acercara al etíope (8:
29) ; quien indicó a Pedro que recibiera la comisión de parte
-de Cornelio (10:19); quien auspició la salida de Pablo y
Bernabé, de Antioquía hacia el primer viaje misionero (13 :2);
quien guió a la Iglesia para que aceptara en su seno a los
gentiles (15: 28) ; Y quien guió los pasos de Pablo desde el
Asia Menor hasta Europa (16 :7). En realidad, Hechos es el
libro de los hechos del Espíritu Santo.

En tercer lugar, Hechos nos dice cuál fue el mensaje de la


iglesia primitiva. Aquí tenernos un resumen de los discursos
de Pedro (2:1436,3: 12-26, 4:8-12,4:24-30); de Esteban (7:2-
53), y de Pablo (13: 16-41, 14: 15-17, 17:22-30. Aunque no se
trata de reproducciones taquigráficas, no hay razón para
dudar que nos dan la sustancia de los sermones a los
primeros cristianos. Por ellos nos enteramos de la esencia del
mensaje cristiano:
I. Ha amanecido una nueva era, mediante la vida, muerte y
resurrección de Jesucristo.

II. La vida entera de Jesús, pero particularmente su muerte


y resurrección, son el cumplimiento de la profecía.

III. Cristo regresará para juzgar a vivos y muertos.

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IV. Por tanto, hay que arrepentirse y recibir el perdón y el
don del Espíritu Santo.

V. Quien no se arrepiente, cosechará las consecuencias de


su rechazo.

En estos discursos hay algo de suma importancia para


nosotros. Los primeros predicadores nunca dejaban de
mencionar la Resurrección. Alguien lo dijo: la Resurrección
"fue la estrella en el firmamento del cristianismo primitivo". Y
sorprendentemente, en dichos sermones no se establece
relación alguna entre la muerte de Jesús y el perdón de los
pecados A la iglesia primitiva le embargaba totalmente la fe
proveniente de la Resurrección y de la experiencia en el
Espíritu. W O. Davies lo explica diciendo que todavía no
adquiría plena conciencia de la cruz, o sea, la "crucialidad" (lo
decisivo) de la cruz, como la llamó P. T. Forsyth. La
interpretación de la cruz llegaría a la Iglesia a través de la
mente y corazón portentosos de Pablo.

En el Nuevo Testamento hay un libro -ni evangelio ni carta-


que es también Uno de los libros más desconcertantes. Lo
conocernos como Apocalipsis, o Revelación. Aunque nos
resulta tan extraño, y en el Nuevo Testamento es único en su
género, sin embargo, era un tipo de libro muy común en la
época en que se escribieron los libros del Nuevo Testamento.

Los judíos dividían el tiempo en dos edades: la edad


presente tan mala que no puede ser reformada, y que está
destinada a la destrucción; en contraste, estaba la edad
venidera, la edad dorada -según se creía- cuando todo será
como Dios quiso que fuera; cuando los buenos entrarán en su
gozo, y los malos serán destruidos. Pero surge la pregunta:
¿Cómo habría una edad de transformarse en la otra? ¿Cómo se
transformaría el mal de esta edad en la gloria de la edad por
venir? En los días del Nuevo Testamento los judíos estaban ya
convencidos de que el cambio jamás se realizaría por medios

68
humanos ni a través de un proceso de reformación. Sólo
podrá efectuarse con la total destrucción de esta edad y el
nacimiento de la nueva que sería la Era de Dios. ¿Cómo,
entonces, tendría lugar el cambio? Pues el cambio tendría
lugar en el Día de] Señor, cuando el mundo actual y todo
cuanto hay en él se desintegraría y sería destruido, y habría un
juicio final, y cuando del caos surgiría un nuevo mundo, que
vendrá a ser el mundo de Dios, creado de nuevo para el
pueblo de Dios.

Esto dio lugar a toda una serie de libros, cada uno bajo el
título de Apocalipsis. Esta palabra significa quitar el velo,
revelar. Su propósito era describir los eventos terribles de los
últimos días y el terror del juicio, así como la edad de oro
que estaba por llegar. Naturalmente que estos libros eran
inteligibles sólo para los iniciados que conocían la "clave", ya
que describían cosas nunca antes vistas ni oídas y ni siquiera
imaginadas. Muchos de estos libros han sobrevivido porque
mientras más oscura era la historia de los judíos, y más dura
su suerte, y más opresiva su esclavitud y subyugación, con
mayor ardor soñaban en la llegada del día en que Dios
invadiría la historia, y se efectuaría el dramático cambio y se
iniciaría la nueva era.

La mayoría de estos "apocalipsis" son libros judíos, pero el


nuestro es un espécimen de literatura apocalíptica cristiana,
razón por la cual nos resulta el libro más difícil de entender
del Nuevo Testamento. Recordemos, sin embargo, que con
sernos tan extraño, éste era un género literario bastante
común en tiempos neotestarnentarios.

En su formato actual, pues, el Nuevo Testamento se


compone de los cuatro evangelios, Hechos, cartas de Pablo,
Santiago, Pedro, Juan, Judas y otros, y el Apocalipsis. La
mayoría de los expertos concuerdan que se necesitaron unos
setenta años para que fuera escrito. Posiblemente el primer
libro que se escribió haya sido la carta a los Gálatas, hacia el

69
año 49, y posiblemente la segunda carta de Pedro haya sido la
última, alrededor del año 120. Ya vimos que, después de
escrito, el Nuevo Testamento no asumió su forma actual hasta
el año 367.

Ahora observaremos algunos hitos prominentes en el


camino hacia la integración del Nuevo Testamento. Los
grandes pasos hacia la definición del contenido del Nuevo
Testamento se dieron como consecuencia de los errores que
algunos herejes trataron de introducir en la Iglesia.

El primero de estos fue Marción, opulento armador de


Sinope, en el Mar Negro, quien se avecindó en Roma por el
año 140. Marción era gnóstico, término que deriva de una
palabra griega que significa "conocimiento". Los gnósticos
eran de los más peligrosos herejes que confrontó la Iglesia. Se
proponían explicar la existencia del bien y el mal. Su tesis
básica era que desde los tiempos más remotos habían existido
dos elementos: la materia y el espíritu; la materia y Dios. Los
gnósticos creían que la materia no había sido creada, sino que
era una sustancia original que siempre había existido y que
había servido de base para la formación del mundo. Esta
materia era esencialmente mala, y el Espíritu era
esencialmente bueno.

Esto significaba que, desde el principio, el mundo había sido


hecho de un material defectuoso. Lo cual explicaba la
angustia, el pecado, el sufrimiento y el dolor. El material del
mundo era malo. Esto significaba que el Dios verdadero, que
es espíritu y todo bueno, no podía haber tocado para nada la
materia y, por tanto, no era responsable de la creación. Según
los gnósticos, lo que sucedió es que Dios fue colocando una
serie de emanaciones, o eones, cada una de ellas más y más
distante de Días. A medida que se alejaban, cada emanación
iba quedando más ignorante de Dios, y al final de la escala
había una emanación, no sólo ignorante, sino opuesta
totalmente a Dios. Precisa mente esta emanación remota,

70
ignorante de Dios y hostil había creado al mundo. De aquí la
creencia gnóstica de que todas las cosas creadas, incluyendo
el cuerpo, eran esencialmente malas. Toda materia era mala y
sólo el espíritu era bueno.

Pero los gnósticos fueron todavía más allá. Sostenían que el


creador, la emanación remota, ignorante y hostil era el Dios
del Antiguo Testamento, y que el Dios verdadero, el Dios del
Espíritu, es el Dios del Nuevo Testamento. La consecuencia
lógica fue que los gnósticos rechazaron completa y totalmente
al Antiguo Testamento, por ser el libro del Dios remoto,
ignorante y hostil.

Esto implicaba además expurgar el Nuevo Testamento de


todas sus referencias al Antiguo Testamento Así que de todos
los libros cristianos, Marción conservó sólo una versión
censurada de Lucas. Pero como, al mismo tiempo, para
Marción San Pablo era un héroe, conservó las cartas paulinas
como sus libros más sagrados, Marción había malinterpretado
el ataque de Pablo a la Ley, como un ataque contra el Antiguo
Testamento. Así como el Antiguo Testamento constaba de la
Ley, los Profetas y los Escritos, el libro "cristiano" de Marción
consistía del libro (expurgado) de Lucas y de los escritos del
apóstol Pablo. La Iglesia se vio en la necesidad de presentar
una respuesta.

El ataque marcionita colocó a la Iglesia ante dos


obligaciones. Primera, definir su actitud ante el Antiguo
Testamento (el cual Marción descartaba en su totalidad) y,
segunda, definir cuáles eran los libros del Nuevo Testamento.
La Iglesia no sólo no rechazó, sino que confirmó, su fe en el
Antiguo Testamento. También existen indicios de que se dio a
la tarea de definir el canon del Nuevo Testamento.

Hay una lista de libros del Nuevo Testamento formulada


alrededor del año 170, conocida como el Canon Muratoriano
por su descubridor El principio se encuentra ligeramente

71
mutilado, pero es fácil de ver cuál era su contenido: los cuatro
evangelios (Mateo, Marcos. Lucas y Juan): Hechos de los
Apóstoles, las cartas de Pablo en el orden peculiar de:
Corintios, Efesios, Filipenses, Colosenses, Gálatas, Te-
salonicenses y Romanos a los cuales añade las epístolas
pastorales a Timoteo, a Tito y la carta a Filemón. Incluye
también la carta de Judas y la primera y segunda cartas de
Juan y el Apocalipsis. Cuenta además con la sabiduría de
Salomón y, no sin vacilación, con un segundo Apocalipsis, el de
Pedro. Una de las sorpresas es que omite la Primera Carta de
Pedro. Los demás libros omitidos: Santiago, Segunda de Pedro,
Tercera de -Juan y Hebreos, que fueron también los que más
demoraron en tomar su lugar en el canon del Nuevo
Testamento de manera firme e incuestionada. Lo cual nos
permite apreciar que, a finales del siglo II, el Nuevo
Testamento estaba ya en camino de adoptar su forma
definitiva.

Dejaremos de momento la historia de la forma que


finalmente tomó el Nuevo Testamento, para referirnos a otra
pregunta: ¿cómo terminó el proceso de redacción del Nuevo
Testamento? ¿Por qué y cuándo llegó la iglesia cristiana a la
conclusión de que no se escribieran más libros para el Nuevo
Testamento? O, más precisamente, ¿cuándo y por qué decidió
la Iglesia que la lista de libros sagrados estaba ya completa y
que más no debían agregarse?

Esto también sucedió por influencia de un hereje. A fines


del siglo II apareció en escena un hombre llamado Montano,
convencido de que los principios originales de la Iglesia
habían descendido de nivel. Recorrió que Jesús había
anunciado que el Espíritu vendría a renovar en verdad y
poder a la Iglesia. El cuarto evangelio establecía que Jesús
había dicho: "Aún tengo muchas cosas que deciros, pero
ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu
de verdad, él os guiara a toda la verdad;… tomará de lo mío, y
os lo hará saber" (Jn. 16: 12-14). Jesús había prometido que

72
vendría el Espíritu Santo, el Paracleto, el cual desarrollaría y
completaría su mensaje, por así decirlo. El caso es que
Montano apareció declarando que él era el Paracleto
prometido. y que se proponía dar a los hombres la nueva
revelación prometida por Jesús.

Lo cual ciertamente fue un problema para la Iglesia que lo


resolvió dictaminando que la revelación de Dios ya había sido
dada y completada, y que la revelación en su sentido más
amplio había terminado. Declaró la Iglesia que ya habían sido
escritos todos los libros sagrados que habían de escribirse, y
que las Sagradas Escrituras se encontraban completas Como
dijera Tertuliano, no sin amargura, quien posteriormente se
convirtió al montanismo, que el Espíritu Santo había sido
arrinconado dentro de un libro. De todos modos, se declaró
clausurado el canon del Nuevo Testamento. La Iglesia opinó
que sería cuento de nunca acabar si en cada oportunidad
alguien iba a presentarse trayendo una nueva revelación.
Debería establecerse una fecha para la revelación total, que
juzgaría a todas las demás revelaciones. Se decidió, pues, que
había llegado el tiempo de no escribir ya más revelaciones.
Esto no significaba que ya no se creyera en el poder revelador
del Espíritu Santo. La diferencia estaba en que, durante los
primeros tiempos, el Espíritu Santo había capacitado a los
hombres para que escribieran los libros sagrados de la religión
cristiana; y, en los últimos días, el Espíritu Santo los había
capacitado para entender, interpretar y aplicar lo que había
sido escrito.

¿Qué requisitos terna que llenar un libro para ingresar a la


lista suprema de libros sagrados de la Iglesia? El dilema era si
un libro era apostólico o no (escrito por un apóstol o alguien
del grupo). Por lo que tocaba a los evangelios, Mateo y Juan
fueron escritos por apóstoles; Marcos y Lucas llenaron los
requisitos, pues se consideraba que Marcos era discípulo e
intérprete de Pedro, mientras que Lucas era considerado
como el que había puesto por escrito el evangelio predicado

73
por Pablo. Por la misma razón terminó por adjudicarse a Pablo
la carta a los Hebreos. Era bien sabido que Pablo no había sido
precisamente su autor. Como Orígenes lo expresó en frase
memorable: "Quien escribió la carta a los Hebreos, sólo Dios
lo sabe". Pablo destacó por sus cartas. La carta a los Hebreos
era tan valiosa que la Iglesia terna que conservarla como uno
de sus libros sagrados. Así que para darle el rango requerido
se añadió a las cartas de Pablo.

Existía una buena razón para hacer de la autoridad


apostólica la pauta de aceptación de cualquier libro como
sagrado y normativo para la Iglesia. El cristianismo es una
religión histórica, pues toma su origen y poder de una
persona histórica, Jesús de Nazaret. Así que, todo lo que se
necesitaba era establecer una cadena ininterrumpida de
evidencias que condujera hasta él. El mundo estaba lleno de
historias de dioses que morían y resucitaban. La única
manera de garantizar que el evangelio no era un relato de
tantos, era relacionarlo con un testigo presencial capaz de
decir: "Sé que esto es verdad porque lo vi con mis propios
ojos".

La insistencia en la autoridad apostólica tuvo una


consecuencia interesante. En términos generales, parece
extraño que la Iglesia haya conservado cuatro diferentes
evangelios, pues esto puede dar lugar a situaciones
incómodas. Por ejemplo, el cuarto evangelio consigna el
incidente de la limpieza del Templo al principo del ministerio
de Jesús, mientras que los otros tres lo tienen al final. El
hecho de que haya cuatro evangelios con frecuencia genera
problemas de armonio zación. Alrededor del año 180,
alguien llamado Taciano rozo un experimento para
armonizar los evangelios en el Diatessaron, que literalmente
significa "A través de los cuatro". Se las arregló para incluir
casi todo usando tijeras y pegamento. Un fragmento del
Diatessaron dice así:

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Era el día de la preparación; y amanecía para el día de
reposo (Le. 23: 54), Y al llegar la noche en la
preparación, o sea el día anterior al día de reposo
(Mt.27:57; Mr.15:42) llegó un hombre que era miembro
del concilio (Mt 27:57; Lc. 23:50), y era de Arimatea una
ciudad de Judea, cuyo nombre era José (Mt. 27: 57; Le.
23 :50), bueno y justo, que era discípulo de Jesús, sólo
que secretamente por temor a los judíos (Mt. 27:57; Le,
23:50; J n. 19: 38). Y esperaba el reino de Dios (Le. 23:
5I). Este hombre no había consentido al propósito de
ellos (Le. 23: 51).

Cierto, el Diatessaron de Taciano no fue redactado muy


artísticamente, pero era de esperarse que los cuatro
evangelios quedaran entrelazados en una sola narración. Lo
cual fue impedido por la aplastante importancia del
testimonio apostólico. Los evangelios fueron escritos por
apóstoles u hombres apostólicos y, por lo tanto, era de
mayor importancia conservarlos tal como estaban que tratar
de armonizarlos. Tanto que Ireneo llegó a escribir sobre la
existencia de cuatro evangelios: "Tal como el mundo en que
vivimos tiene cuatro esquinas y hay cuatro vientos
universales, y como la Iglesia está desparramada por toda la
tierra, y como el evangelio es pilar y base de la Iglesia y el
aliento de vida, era de esperar que tuviera cuatro pilares que
respiren inmortalidad por cada lado y reaviven la vida de los
hombres. Es pues evidente que el Verbo, arquitecto de todas
las cosas, quien está entronizado sobre los querubines y
mantiene juntas todas las cosas, habiendo sido manifestado
a los hombres, nos dio el evangelio en forma cuádruple, pero
manteniéndolo unido por un Espíritu". Así fue corno al final
se sostuvo que era tan natural que hubiera cuatro evangelios
como hay cuatro puntos cardinales.

Fue así como los evangelios y las cartas asumieron su lugar


como libros de la Iglesia; y lo confirmaron cuando empezaron a
leerse en el culto público de la Iglesia. Con el correr del

75
tiempo, quedaron establecidos definitivamente al formar
parte de cada culto de adoración.

Completaremos nuestro relato agregando otra observación.


Hubo un período en que la posición de algunos libros no era
muy segura. Dos grandes eruditos de la iglesia primitiva
emprendieron investigaciones sobre el contenido de las
Escrituras cristianas.

El primero de ellos fue Orígenes quien vivió del año 182


a1251. En su tiempo ya ocupaban lugar indiscutible los cuatro
evangelios, las cartas de Pablo, incluyendo Hebreos, Primera
de Pedro y de Juan así como el Apocalipsis. Orígenes llegó a
suponer que Pedro había dejado otra carta, pero lo dijo como
algo de naturaleza dudosa. Conocía la Segunda y Tercera
cartas de Juan pero, según Orígenes, no todos las
consideraban genuinas. Y jamás menciona a Santiago ni a
Judas.

El segundo erudito fue Eusebio de Cesárea, el gran


historiador eclesiástico que vivió del 270 al 330. Eusebio
agrupó en tres clases los libros de la Iglesia: los aceptados
universalmente, los que estaban en disputa y los espurios.
Universalmente aceptados eran los cuatro evangelios y los
Hechos, las cartas de Pablo, incluyendo Hebreos, I de Juan y I
de Pedro. El Apocalipsis estaba entre los aceptados y los
disputados. Los libros en disputa eran Santiago, Judas, II de
Pedro, y II Y III de Juan. Agregaba que II de Pedro carecía de
aceptación general, pero como a tantos había sido de
provecho, posiblemente fuera Escritura Sagrada. Agregó que
para muchos la carta de Santiago era espuria, y que son pocos
los escritores primitivos que la mencionan. La lista de Eusebio
era prácticamente idéntica a la de Orígenes.

Llegarnos a la última etapa cuando encontrarnos, por


primera vez, los libros del Nuevo Testamento enlistados
como los conocernos hoy. Se trata de la carta de Atanasio,

76
ya mencionada, emitida el Domingo de Resurrección de
367. Corno marca toda una época, vamos a citar el pasaje
clave de esa carta:
No debe haber vacilación alguna en volver a citar los
libros del Nuevo Testamento pues ellos son: cuatro
evangelios, según Mateo, según Marcos, según Lucas y
según Juan. Están, además, los Hechos de los Apóstoles y
las llamadas siete epístolas universales de los apóstoles,
como sigue: una de Santiago y dos de Pedro, luego tres
de Juan seguidas por una de Judas. Además de lo
anterior, hay catorce epístolas del Apóstol Pablo, puestas
en el siguiente orden: la primera es a los Romanos, luego
dos a los Corintios y después de éstas las epístolas a los
Gálatas y luego a los Efesios. Además las epístolas a los
Filipenses y a los Colosenses, y dos a los Tesalonicenses y
la epístola a los Hebreos. Y en seguida dos cartas a
Timoteo y una a Tito, y la última a Filemón. Además,
también el Apocalipsis de Juan.

Aquí tenernos por primera vez el Nuevo Testamento tal y


como ahora lo conocernos.

Así que para el año de 367 ya se había completado el Nuevo


Testamento y el canon quedaba cerrado. Nunca más habría de
cambiárselo. Sin embargo, vale la pena ver lo que Lutero tiene
que decir sobre este tema. Actualmente las actitudes de los
reformadores nos parecen increíblemente libres y radicales.
Asumían libertad absoluta respecto al lugar que otorgaban a
ciertos libros. Lutero tenía solo una piedra de toque, que
expresó con su acostumbrada y vívida violencia:
"Aquello que no enseña a Cristo, no es apostólico", aunque
Pedro o Pablo lo hayan dicho. Y, al contrario, aquello que
predica a Cristo es apostólico aunque nos venga de Judas,
Anás, Herodes o Pilato.

Lutero colocaba en lugar supremo a ciertos libros y a otros


en lugar secundario. El Nuevo Testamento cuenta con

77
veintisiete libros. En la página titular de su propia traducción
del Nuevo Testamento, Lutero imprimió y numeró 23 de ellos;
luego, al final y en un pequeño grupo aparte, sangrados pero
sin numeración alguna colocó a Santiago, Hebreos, Judas y
Apocalipsis. Según él, Santiago era "una epístola de paja
porque nada se encuentra allí de la naturaleza del evangelio".
Enseña la justificación por las obras, en contraposición a Pablo,
y nada tiene que decir sobre la vida, muerte y resurrección de
Jesús, ni sobre el Espíritu Santo. En tres porciones de Hebreos,
en los capítulos 6,10,12 se dice que no puede haber
arrepentimiento después del bautismo lo cual, para Lutero,
está en flagrante contradicción con las enseñanzas de los
evangelios y de Pablo. Judas no le parece más que un extracto
de II de Pedro; de hecho está incluida mayormente en Ir de
Pedro. En cuanto a Apocalipsis, Lutero opina: "Considero que
no es ni apostólico ni profético... mi espíritu no puede
aceptarlo". Y agrega: "Va me guió por los libros que presentan a
Cristo puro y claro... Después de todo, en él, Cristo no es ni
enseñado ni reconocido”.

Los principios de Lutero estaban completamente claros. En


su Prefacio al Nuevo Testamento, escribe algo que tenernos
que copiar íntegramente:
El Evangelio de Juan y las epístolas de Pablo,
especialmente la de Romanos, y la primera epístola de
Pedro son verdaderamente el meollo y la médula de
todos los libros... En ellos no encuentras la descripción
de muchos milagros de Cristo pero sí, descrito
magistralmente, hallas cómo la fe en Cristo vence al
pecado, a la muerte y al infierno, y nos imparte vida,
justicia y salvación. Esta es la verdadera naturaleza del
Evangelio... Si tuviera que prescindir de las obras de
Cristo, o de su predicación, prescindiría de sus obras
antes que de sus enseñanzas, pues las obras no me
ayudan pero sus palabras dan vida, como él mismo lo
dice... Ahora bien. Juan tiene poco que decir sobre las
obras de Cristo, pero mucho sobre su predicación. Por lo

78
tanto, el Evangelio de Juan es el evangelio único, tierno,
genuino y principal, muy por encima y a gran distancia
de los otros tres en cuanto a preferencia se refiere. De la
misma manera, las epístolas de Pablo y Pedro
sobrepasan con mucho a los otros tres evangelios:
Mateo, Marcos y Lucas.
En una palabra, el evangelio de Juan y su primera
epístola, las epístolas de San Pablo, especialmente
Romanos, Gálatas y Efesios, y la primera epístola de
Pedro son los libros que te muestran a Cristo y te
enseñan todo lo que es necesario y bueno creer,
aunque jamás vieras ni oyeras ningún otro libro o
doctrina.

Lutero no vacila en trazar distinciones entre los libros del


Nuevo Testamento. Deja también claramente establecido
que su preferencia es de carácter personal. Al final de su
Introducción a Santiago, Lutero escribe: "por lo tanto no
puedo ponerlo entre los libros principales, aunque no por eso
impediré que alguien lo haga y lo ponga donde mejor le
parezca y estime, pues en él hay mucho de bueno".

Para Lutero. Todos los libros del Nuevo Testamento son


santos: pero dentro del Nuevo Testamento demarca una
especie de Lugar Santísimo, de libros donde se puede hallar a
Cristo sobre todas las cosas.

Esta es, pues, la historia de cómo nuestro Nuevo


Testamento llegó a ser lo que es. Y aunque para Lutero y otros
muchos eruditos hay entre ellos libros más amados y preciosos
que otros, durante los últimos mil seiscientos años no se le ha
sustraído o agregado ningún otro libro.

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