Modos Verbales
Modos Verbales
Modos Verbales
Te explicamos qué son los modos verbales y cuáles son las características de cada uno: el modo
indicativo, el modo imperativo y el modo subjuntivo.
En lingüística y gramática, se llama modo verbal a cierto aspecto de la expresión verbal que
refleja la actitud o el posicionamiento del hablante respecto de lo que dice (la modalidad). Dicho
de un modo más simple, el modo verbal es el propósito comunicativo que el hablante expresa a
través de ciertas formas convencionales del idioma, y que en la lengua española se resumen en
tres:
El modo imperativo, cuando se desea modificar la conducta o las acciones del interlocutor, para
que haga algo, diga algo o también para que deje de hacerlo.
El modo subjuntivo, cuando se expresa un deseo, una realidad hipotética o una incertidumbre.
Los modos verbales no deben confundirse con los tiempos verbales, que son la ubicación
temporal de la acción descrita en la oración respecto del hablante (el pasado, el presente o el
futuro, a grandes rasgos), y se pueden expresar de manera distinta dependiendo del idioma del
cual se trate. De hecho, no todos los idiomas tienen los mismos modos verbales que el español,
ya que pueden tener más o menos.
El modo indicativo es el más común de los modos verbales en la lengua española: es el que
utilizamos para describir cualquier asunto de la realidad, exterior o interior, tal y como es. De allí
su nombre, pues sirve para indicar, señalar, informar o referir a cualquier aspecto de lo real. En
esto se distingue fácilmente del modo subjuntivo, con el cual expresamos deseos y posibilidades,
es decir, realidades hipotéticas o inciertas.
Dado que el modo indicativo es el más utilizado en español, es el modo verbal que más tiempos
verbales permite, ya que con ellos se pueden expresar un mayor conjunto de matices
cronológicos de la realidad. Estos tiempos verbales son los siguientes:
Tiempo presente
El perro tiene
Se refiere a una acción ocurrida antes de que se produjera la comunicación entre el emisor y el
receptor. Dependiendo de qué tan antigua sea la acción y qué relación exprese respecto al
presente del emisor, podrá usarse un tiempo verbal u otro. Dependiendo de si requiere o no el
acompañamiento del auxiliar haber, será un tiempo simple (sin auxiliar) o compuesto (con
auxiliar).
Pretérito perfecto simple o pretérito indefinido. Expresa una acción realizada en el pasado
inmediato y que al instante de hablar el emisor ya se encuentra culminada. Por ejemplo:
El perro tuvo
La casa estuvo
Pretérito imperfecto. Expresa una acción acontecida en el pasado, pero no expresa nada sobre su
inicio o finalización. También expresa acciones regulares en el pasado. Por ejemplo:
El perro tenía
Pretérito perfecto compuesto o antepresente. Expresa una acción acontecida en el pasado, pero
con validez en el presente. Por ejemplo:
El perro ha tenido
Pretérito anterior. Expresa una acción finita y terminada, inmediatamente anterior a otra pasada, a
la cual está de algún modo vinculada. Es un tiempo muy poco usado en la lengua viva. Por
ejemplo:
Tan pronto como hube aprendido aquella técnica, decidí ponerla en práctica.
Condicional compuesto. Expresa una situación en el pasado, que sin duda habría ocurrido si otra
acción hubiese tenido lugar primero. Por ejemplo:
Tiempo futuro
Se refiere a una acción que será cometida luego de que finalice la comunicación del emisor, ya
sea inmediatamente o en un futuro lejano. Al igual que los tiempos pasados, los futuros pueden
ser simples (sin auxiliar) o complejos (con auxiliar), y pueden expresar distintos grados de
cercanía temporal en el futuro.
Futuro simple o imperfecto. Expresa una acción que está por realizarse, sin dar demasiada
precisión respecto de cuándo. Por ejemplo:
El perro tendrá
El perro habrá tenido hambre más de una vez desde que nos fuimos.
Francia habrá invadido España por completo antes de que su ejército reaccione.
Nos habremos quedado sin café cuando por fin cobremos nuestro salario.
Condicional simple. Expresa una situación que acontecería en el futuro inmediato si alguna otra
cosa ocurriera antes. También permite expresar tonos de cortesía al pedir algo. Por ejemplo:
El modo imperativo, como su nombre lo sugiere, le permite al emisor impartir al receptor una
orden, una sugerencia o una petición. Por lo tanto, los verbos en modo imperativo únicamente
pueden conjugarse en tiempo presente y en la segunda persona del singular o del plural. Son
ejemplos de verbos en modo imperativo:
Hazme
Tráeme tu cuaderno.
Cómprame un chocolate.
Corrígeme si me equivoco.
Es importante notar que en el caso de la negación del imperativo, se emplea la partícula “no” y se
conjuga también en subjuntivo: “No me digas eso” o “Nunca me abandonen”. Lo mismo ocurre
para los casos de cortesía (usted, ustedes): “Venga por aquí”, “Pase Ud.” o “Hágame ese favor”.
El modo subjuntivo le permite al emisor expresar realidades inciertas. Esto puede deberse a que
existe un alto grado de incertidumbre, o de duda, o simplemente porque se trata de un deseo, una
hipótesis o una esperanza. El modo subjuntivo tiene siempre un cierto grado de irrealidad en lo
que dice, ya sea porque es algo imaginario o porque se trata de una percepción subjetiva.
Al igual que el indicativo, el subjuntivo contempla distintos tiempos verbales, que le sirven para
expresar con mayor complejidad la relación entre lo real y la hipótesis, el deseo o la suposición.
Estos tiempos verbales son simples cuando no utilizan el auxiliar (haber) y complejos cuando sí lo
requieren.
Tiempo presente
Transmite un escenario posible o incluso futuro, siempre que exista un margen de incertidumbre
respecto a su realización. Se trata de un único tiempo verbal. Por ejemplo:
Tiempo pasado
Sirve para expresar deseo o expectativa ante un escenario pasado, para indicar cómo pudo haber
sido o cómo nos habría gustado que fuera. El pasado del subjuntivo contempla tres tiempos
verbales distintos, que son:
Pretérito perfecto. Es un tiempo compuesto que se emplea para expresar duda, posibilidad o
deseo respecto de una acción ya acontecida en el pasado o que podría ocurrir en el futuro, pero
que es concreta y completa en sí misma. Por ejemplo:
Pretérito imperfecto. Es un tiempo simple que puede relacionarse con el pasado, el presente o el
futuro, dependiendo de sus marcadores temporales. Es el tiempo más usual a la hora de expresar
un deseo o formular una esperanza. Por ejemplo:
Pretérito pluscuamperfecto. Expresa una impresión subjetiva respecto de una acción pasada,
terminada y previa a la oración principal. En este sentido, se usa mucho para expresar acciones
no cometidas o posibilidades no tomadas. Por ejemplo:
Verbos
En gramática, los verbos son un tipo de palabra o categoría gramatical, que expresa
semánticamente una acción, esto es, un movimiento, un accionar, una existencia, estado o
consecución. Es decir, son las palabras con las que denominamos a las distintas acciones y
condiciones posibles. Vendrían a ser algo así como los “músculos” del idioma.
El rol de los verbos dentro de la oración es fundamental, al punto tal que ninguna oración
propiamente dicha carece de ellos, aunque en algunas puedan estar elididos u ocultos. De hecho,
la presencia o ausencia de un verbo principal suele ser el criterio para distinguir entre oraciones y
frases, respectivamente.
Dentro del predicado de la oración siempre hay al menos un verbo, pero también puede haber
varios de ellos. Solamente uno, el verbo principal de la oración, desempeña el papel de núcleo del
sintagma verbal del predicado.
Los verbos principales de toda oración son fáciles de reconocer, pues se encuentran siempre
conjugados, esto es, adaptados morfológicamente al sujeto de la oración, de modo que exista
entre los dos una correspondencia de persona (1era, 2da, 3era) y de número (singular o plural).
Además, en la forma del verbo se toman en cuenta otros aspectos que veremos por separado,
como el tiempo verbal (cuándo ocurre la acción) o el modo verbal (cómo ocurre la acción). A
estos aspectos se les conoce como accidentes del verbo.
2da singular (tú) raíz + as (tú amas) raíz + es (tú comes) raíz + es (tú vives)
3era singular
raíz + a (él ama) raíz + e (él come) raíz + e (él vive)
(él/ella)
En la variante peninsular del español, o sea, en el español de España, se maneja una segunda
persona plural informal: “vosotros”, que no es usada en ninguna otra región hispanohablante y
que posee su propia conjugación aparte: vosotros amáis, vosotros coméis, vosotros vivís.
Por otro lado, la forma de respeto “Usted” se conjuga tal y como la 3era singular.
En nuestro idioma, el único auxiliar existente es el verbo haber (mientras que en otros también se
usa el ser o estar) y cuando aparece junto a otros verbos constituye un verbo compuesto. Por
ejemplo: “he vivido” (haber + vivir), “habrás tenido” (haber + tener), “habrán visto” (haber + ver).
Como se verá, en esos casos se conjuga el auxiliar y no el otro verbo. Volveremos sobre esto
cuando hablemos de los tiempos verbales.
Por otro lado, en español los verbos tienen además formas atípicas, conocidas como verboides o
formas no finitas, en las que el sentido completo del verbo se halla expresado en menor medida,
ya que no se los conjuga, y que son:
El infinitivo (terminado en -ar, -er o -ir, como amar, comer, vivír), que es la forma usual en que
pensamos los verbos, en abstracto, y en la que operan de manera semejante a un sustantivo:
“Trotar te hará saludable”
El gerundio (terminado en -ando, -endo, como en amando, comiendo), que sirven para
expresar una sensación de incompletitud en la acción del verbo, o sea, que su acción aún no
está del todo llevada a cabo. Operan como adverbios de modo dentro de la oración: “Ayer nos
devolvimos corriendo”
El participio (terminado en -ado, -ido, como en amado, comido), que son de uso común en la
composición de los tiempos verbales compuestos (por ejemplo: “aún no he comido”), pero
también se emplean como adjetivos dentro de la oración: “Miguel estaba asustado”.
Como podemos ver, en la lógica de los verbos puede apreciarse la complejidad de un idioma.
Tipos de verbos
La forma de clasificar los verbos del español atiende a diferentes criterios, que veremos por
separado:
Verbos regulares e irregulares. Esta diferenciación se basa en la forma de conjugar cada verbo.
Verbos transitivos e intransitivos. Por su parte, esta distinción atiende a las condiciones
sintácticas en que el verbo aparece y el tipo de complementos que requiere.
Verbos transitivos: Forman parte de una oración transitiva, en la cual la acción del verbo es
desempeñada por un sujeto-agente sobre un objeto-paciente. Esto significa que estos verbos
requieren un objeto directo o complemento directo sobre el cual recae la acción, y sin ellos,
pierden el sentido. Por ejemplo, “conseguir” requiere de algo que se consigue, porque decir
simplemente “yo consigo” es como no decir nada. “Yo consigo el dinero” en cambio, tiene
sentido, porque hay un complemento directo que es “el dinero”.
Verbos intransitivos: No admiten ese complemento, y pueden expresarse por sí solos
perfectamente. Por ejemplo, el verbo “dormir” es intransitivo, pues se duerme o se duerme de
algún modo (complemento circunstancial: “yo duermo bien”), pero no se duerme una cosa: “Yo
duermo” es una oración totalmente comprensible.
Verbos copulativos. Se llaman así a los verbos que no expresan acciones, sino que sirven para
denotar condiciones o estados, y por esa razón suelen ir acompañados de un adjetivo, en lugar
de un complemento directo. Por ejemplo, el verbo ser en “Yo soy latinoamericano” o
“Ella es abogada”.
Modos verbales
Junto con las personas y los tiempos verbales, los modos verbales forman parte de los accidentes
del verbo, o sea, de sus formas de aparición. En este caso, el modo del verbo indica la forma en
que la acción del verbo se realiza, o también la actitud del hablante o emisor respecto a lo que se
dice. Dependiendo del modo, variará la conjugación del verbo.
Tiempos verbales
El último de los accidentes verbales, el tiempo verbal indica cuándo se cometió la acción, y
modifica significativamente la conjugación para reflejarlo. Esto se lleva a cabo dentro de
un paradigma de tres ejes principales: presente (ocurre ahora mismo), pasado (ya ocurrió) y
futuro (aún no ocurre).
Sin embargo, los verbos se adaptan a estos ejes de manera gradual, o sea, procurando ser lo
más exactos posibles en las distinciones en cuanto a tiempo. Para ello, a menudo deben servirse
del auxiliar haber, tal y como lo explicamos previamente.
Presente:
Futuro:
Pasado:
Terminados en -ar: amar, tomar, hablar, cambiar, ubicar, aflojar, sortear, combinar, devorar,
impacientar, empujar, asimilar, rebotar, tontear, flirtear, abrumar, conformar, reconfortar,
aplacar, sanar, redondear, rebanar, ganar, bajar, nadar, caminar, trotar.
Terminados en -er: comer, correr, perder, palidecer, atardecer, sorber, reverdecer, poder,
coger, deber, beber, meter, saber, toser, entender, ver, comprender, tener, ensombrecer,
perecer, caer, leer, padecer, merecer, parecer, arremeter, verter.
Terminados en -ir: vivir, dormir, morir, venir, abrir, zurcir, aludir, sufrir, decir, salir, ir, admitir,
parir, seguir, sonreír, partir, construir, redimir, derruir, agredir, añadir, pedir, deglutir, derretir,
reñir, perseguir, urgir, medir, dimitir, impedir, abolir, fingir, asir.