La Ciudad Medieval
La Ciudad Medieval
La Ciudad Medieval
Rosanna Taveras A.
ID: 100474716
En 395 a.C. el imperio romano se dividió en dos partes. Las provincias romanas se
transformaron en reinos germánicos. A pesar de todas las ciudades conservaron sus
funciones económicas. La unidad económica del imperio, y la vida urbana de la que era
Urbanismo I
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soporte, sobrevivió en gran parte a las invasiones germánicas gracias a que el
mediterráneo continúo abierto al comercio. Pero como consecuencia de la expansión del
islam la conexión se vio bloqueada y la vitalidad económica cesó. Pero en el siglo IX el
comercio resurge y se abren todas las rutas comerciales de Europa Occidental. La
iglesia preservaba a Europa una apariencia de vida civilizada, formo el núcleo de
muchas de las ciudades medievales y utilizo su influencia para refrenar los impulsos que
estuvieron en todo momento tan cerca de la superficie. Brindaba protección a las
ciudades episcopales amuralladas y los monasterios defendidos.
Durante los siglos XII y XIII el feudalismo fue la base de absolutamente todo tipo de
poder en Europa.
Entre las industrias más predominantes de esta época están: la lana, el paño, el carbón y
el hierro. El carbón y el hierro, por consiguiente teniendo el desarrollo del acero,
hicieron posible la etapa de mayor crecimiento de la revolución industrial.
Las ciudades de la época medieval son parecidas en cuanto a los detalles visuales: la
misma clase de edificios vernáculos locales cubren tanto la retícula formal ce las
muevas ciudades planeadas, como los trazados informales. Las partes que componen la
ciudad medieval son: las murallas con sus torres y puertas; los espacios afines
destinados a circulación, las calles; el mercado: la iglesia; y la gran masa de edificios de
la ciudad y espacios destinados a jardines privados.
Hacia el siglo XIV las murallas en las ciudades inglesas perdieron importancia desde el
punto de vista militar a causa del estado de paz. Pero las murallas sirvieron de barreras
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aduaneras, protegiendo los intereses comerciales
de los ciudadanos.
Todas las ciudades medievales disponían de varios espacios para el comercio, a tal
punto que toda la ciudad medieval era un mercado. Ya que este tenía lugar en todas
partes de la ciudad. Por tanto, las principales vías públicas que unían el centro con las
puertas de la ciudad, constituían tanto extensiones lineales del mercado como rutas de
comunicación. Más tarde se convirtió en un hecho usual que se formaran estrechos
pasajes que partiendo de las calles daban acceso a calles menores, permitiendo el
desarrollo de los jardines traseros como patio.
Se manifestó una tendencia en los edificios de invadir las calles y espacios públicos
abiertos. Los pisos superiores aumentaron y los vuelos permitían
La ciudad medieval podría ser considerada como una aldea o población rural. Europa
sufrió de una superpoblación durante la Baja edad media y el renacimiento. En gran
Bretaña durante la revolución industrial los jardines existentes se urbanizaron para crear
alojamientos destinados a la nueva clase obrera.
La plaza del mercado era una forma irregular, a veces triangular, poligonal u ovalada.
Podía variar su forma debido a la prioridad que se le daban a los edificios y como estos
determinaban la disposición del espacio.
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El parvis era el
espacio situado ante
la iglesia, allí se
reunían los fieles antes y
después de los oficios
divinos. En el siglo XIV
se generó una preocupación por lo visual, lo cual claramente es una prueba de la
influencia del pasado romano.
Las ciudades al comienzo de la edad media eras escasas y alejadas entre sí, pero hacia
XI y XII prácticamente todos los asentamientos se hallaban establecidos. Se trataba de
restos rudimentarios de antiguas fundaciones romanas.
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El papel protagónico en el desarrollo de las metrópolis lo han tenido sus pobladores: los
burgueses. Bajo este nombre pasó a designarse a cada una
de esas personas cuya riqueza estaba basado en el dinero y
no en la tierra.
Las localidades además se convirtieron en centros de atracción para los campesinos que
buscaban superiores oportunidades. Ciertos siervos llegaron a ellas escapando de los
señores feudales. Los campesinos libres lo hicieron atraídos por la creciente actividad
artesanal y comercial.
Con ello, dichos campesinos se convirtieron en artesanos. Ellos pasaron a ser la mano
de obra de la industria referida, por un lado, a saciar las necesidades de una población
urbana cada vez mayor, y por otro, a crear artículos que tengan la posibilidad de ser
comercializados fuera.
Habitantes eran los más prósperos: los que se dedicaron a la industria textil, la más
relevante en la Edad Media, y los mercaderes de paños y objetos de lujo. En el grado
más bajo estaban los trabajadores marginados que no accedían a la ciudadanía y se
excluían de los gremios.