Antologà - A de Opd I
Antologà - A de Opd I
Antologà - A de Opd I
SUBDIRECCIÓN ACADÉMICA
ÁREA DE DOCENCIA
DEPARTAMENTO DE PSICOPEDAGOGÍA
ANTOLOGÍA DE LA ASIGNATURA
CATEDRÁTICOS DE LA INSTITUCIÓN
1
Índice
No. De Tema Pág.
lectur
a
1. Introducción 1
2. Propósitos generales 3
2
Introducción
Durante el primer semestre de la Licenciatura en Educación Física, en la
asignatura de Escuela y Contexto Social los estudiantes normalistas se iniciaron
en el conocimiento de las principales características de las escuelas de educación
básica en sus diferentes niveles. preescolar, primaria y secundaria, en distintos
contextos sociales y culturales. También conocieron el funcionamiento y la
organización general de los planteles, las funciones del personal directivo y
docente que labora en ellos, la formas de trabajo de los profesores en el aula, las
actitudes y los intereses de los alumnos, y las expectativas de sus familias ante la
escuela.
En el segundo semestre, la asignatura Observación del Proceso Escolar promovió
la adquisición de habilidades en los estudiantes para observar los procesos de
enseñanza y aprendizaje que desarrollan los maestros, los niños ylos
adolescentes de educación básica. En particular, realizaron un primer
acercamiento al estudio y la observación del trabajo que realiza el educador físico,
profundizando sus conocimientos acerca de las características de los escolares,
así como de la organización y el funcionamiento de los planteles.
Estos saberes son el punto de partida de este primer curso de Observación y
Práctica Docente, con el que se pretende que los futuros docentes, mediante el
estudio y la observación, comprendan con mayor amplitud las tareas centrales que
caracterizan la labor profesional del maestro de educación física y la práctica
motriz de los niños y los adolescentes en las escuelas: se inicien en la preparación
y aplicación de actividades físicas con grupos de alumnos de educación primaria y
secundaria, y reflexionen sobre los resultados de esta experiencia.
Así, este programa incluye temas referidos a la formación didáctica de los futuros
docentes de educación física y aprovecha los aportes de las asignaturas del
primero al tercer semestre. La singularidad de este curso es que se retoman,
amplían y organizan los conocimientos para aplicarlos a la observación y práctica
de las actividades motrices que realizan niños y adolescentes de educación
básica.
Los temas del curso Observación y Práctica Docente I abarcan el estudio y
análisis de: la sesión de educación física, la práctica educativa que realiza el
maestro de educación física, algunos aspectos básicos de la planificación de las
actividades motrices de los niños y los adolescentes, y el conocimiento de éstos
en el ámbito escolar; de igual forma, atienden temas como la preparación y la
realización de las observaciones y las prácticas, y su respectivo análisis. Estos
temas continuarán estudiándose con mayor profundidad en el segundo curso de la
asignatura, en el cuarto semestre, con lo que se asegura continuidad y secuencia
en el proceso formativo de los estudiantes.
En el Plan de Estudios se señala que durante los dos primeros cursos de
observación y Práctica Docente – tercero y cuarto semestres- los estudiantes
3
realizarán sus jornadas de observación y práctica en escuelas de educación
primaria y secundaria, y en quinto y sexto semestres además acudirán a planteles
de educación preescolar.
Esta decisión se fundamenta en la experiencia acumulada por las escuelas que
ofrecen la Licenciatura en Educación Física y en las opiniones de especialistas,
quienes recomiendan iniciar la formación didáctica de los futuros docentes en
primaria y secundaria; es decir, que los estudiantes primero trabajarán con niños
entre seis y 12 años de edad, en virtud de que éstos se encuentran en la etapa de
consolidación del movimiento corporal y con adolescentes entre 12 y 16 años de
edad, que comienzan a desarrollar una motricidad más compleja. En estas
edades, los escolares han adquirido un cierto nivel de conocimientos de su cuerpo
y de lo que pueden hacer con él, manifiestan mayor desenvolvimiento en su
coordinación y en sus competencias motrices, así como en sus patrones básicos
de movimiento (caminar, correr, saltar, lanzar, girar, entre otros), lo que les facilita
la realización de las actividades en educación física.
La experiencia de trabajar con alumnos que muestran ciertos dominios motores
será de utilidad a los estudiantes normalistas para su posterior incorporación a las
escuelas de educación preescolar, ya que por las manifestaciones de su
motricidad y su nivel de control corporal representan un mayor reto trabajar con
niños de tres a cinco años de edad. Dado que los pequeños están centrados en
conocer su cuerpo y percibir sus propias capacidades, atienden más fácilmente las
tareas motrices que satisfacen estas necesidades. Desde el punto de vista de la
intervención docente, lo anterior implica un mayor manejo de herramientas
didácticas tanto conceptuales como procedimentales, que permiten explorar,
organizar y trabajar los patrones motores de los niños de preescolar, así como
estimularlos en la integración de su esquema corporal y proponerles actividades
de acuerdo a las características propias de su etapa de desarrollo, sus
necesidades y sus intereses.
Finalmente, es importante señalar que durante el curso se espera que tanto los
estudiantes normalistas como el maestro guíen su estudio y trabajo pr las seis
líneas de reorientación de la educación física en la educación básica planteadas
en el Plan de Estudios. Esta propuesta regula la formación inicial en la escuela
normal y representa una oferta educativa que debe cumplirse en aras de aportar a
la sociedad educadores físicos con la suficiente preparación pedagógica y que
respondan a las demandas de las escuelas, de los niños y de los adolescentes.
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Propósitos Generales
Con este primer curso de Observación y Práctica Docente se propone que los
estudiantes normalistas:
Analicen las características de las sesiones de educación física, y las
exigencias y retos que se presentan al educador físico.
Continúen desarrollando la habilidad para observar a los alumnos de
educación básica y el trabajo del maestro de educación física, en particular:
las manifestaciones motrices de los niños y los adolescentes en el patio y
en el contexto escolar, y las peculiaridades de la práctica docente.
Adquieran y desarrollen conocimientos y habilidades para diseñar y aplicar
actividades motrices congruentes con la reorientación de la educación física
en la educación básica y con las condiciones de los grupos escolares.
Desarrollen la capacidad para reflexionar sobre las experiencias obtenidas
al observar y al aplicar secuencias de actividades de educación física en las
escuelas de educación primaria y secundaria, así como para analizar y
plantearse nuevos retos.
Lectura 1
5
Costes Rodríguez, Antoni(1998), “La clase de educación física”, en Fundamentos
de educación física
para la enseñanza primaria, vol.II, Barcelona, INDE, pp. 1155-1186.
PLANTEAMIENTOS DIDÁCTICOS
- Elegir los métodos para agrupar a los alumnos de una clase según los objetivos
que se plantee el profesor.
- Definir el grupo-clase en la sesión de Educación Física desde el punto de vista
de un sistema.
- Reflexionar acerca de si la sesión, que tradicionalmente aparece dividida en
partes, siempre tiene que ser presentada así. Nos interrogamos también sobre si
es posible la presentación de una sesión única, esto es, sin partes.
- Adecuar la elección de un modelo de sesión a la estrategia del profesor, y
desarrollar ese modelo de manera congruente.
Exposición de las ideas básicas
El lector ha de ver en este capítulo una guía en la que poder integrar muchos de
los capítulos que conforman el temario de esta obra. El efecto bisagra de este
tema es debido a su genérico enunciado, ya que hablar de sesión es decirlo casi
todo en Educación Física, y a la vez no decir nada. Casi todo, porque es durante
la sesión cuando se llevan a cabo todos los conceptos y procesos estudiados en
otros capítulos. Nada, porque la sesión en sí misma no es más que un intervalo
temporal en un espacio determinado.
1. INTRODUCCIÓN
Sin ser el objeto de nuestra exposición, intentaremos explicar, no obstante, por qué
la sesión de Educación Física constituye un sistema (y a su vez subsistema del
sistema educativo), y cómo esto influye en la formación de grupos y en los
diferentes modelos de sesiones.
Mediante un cómodo y nada arriesgado viaje entre las definiciones y escritos de
algunos investigadores, vislumbraremos qué es un sistema; que el sistema
educativo es un sistema abierto, por lo inacabado de sus salidas y por estar en
constante relación con el entorno; que además es cerrado, por la capacidad de
autorregulación de su proceso; y que podremos concebir la sesión de Educación
Física como un sistema relacionado con otros suprasistemas (como la escuela...).
El mismo Colom define también el sistema educativo como: "un sistema formado
por la interrelación dinámica con capacidad procesual de la totalidad de
instituciones, elementos, unidades, complejos y aspectos, como sus
manifestaciones o fenomenología, cuya misión, o función, sea total, o
parcialmente educativa, entendiendo la educación en su más amplia expresión; o
sea, como conjuntos de pautas a transmitir a las nuevas generaciones para que se
dé el mantenimiento y el progreso de la vida humana y sociocultural" (Colom
[1982]).
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2. EL GRUPO-CLASE
Los estudiantes y los profesores son otros tantos componentes del sistema
educativo; son elementos que interactuarán en el proceso de enseñanza y
aprendizaje durante una sesión de Educación Física, formando el grupo-clase y
estableciendo unos intercambios de relación. Este grupo-clase puede ser
entendido como un subsistema del sistema "centro educativo", ya que se
establecen relaciones entre los miembros del grupo, y, a su vez, éstas no
dependen de los elementos del sistema sino del entorno exterior al sistema
"grupo-clase". Desde esta perspectiva de sistema, el grupo clase está constituido
por un "conjunto de procesos o sucesos, emplazados a diferentes niveles,
relacionados entre sí hasta el punto de depender los unos de los otros, limitados
por una frontera identificable, que produce efectos sobre su entorno, que a la vez
les afecta, y sobre los individuos que los componen" (Darder-Franch 1991).
El grupo-clase está constituido por unos procesos internos, pero que dependen de
otros procesos externos que, aunque no intervienen directamente en la dinámica
propia del grupo, lo condicionan en gran manera. Entre los miembros de la clase
se establecen relaciones a veces de hostilidad, a veces de afectividad; o se
generan actividades que facilitan el trabajo, o que entorpecen la organización del
mismo. En fin, se establecen relaciones entre sus miembros representadas en
este diagrama:
Estas relaciones no se producen en todos los miembros del grupo por igual ni con
la misma intensidad, lo que comporta el reparto de roles entre los componentes de
un grupo (que forma la estructura estática del sistema "grupo-clase"). A veces el
profesor utiliza estos roles para institucionalizarlos en favor del acto didáctico, y a
veces los rehúye por el mismo motivo. Darder-Franch identifican las diferentes
relaciones en el seno del grupo clase:
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- Afectividad.
- Poder / autoridad.
- Organización / sistema de roles.
- Trabajo / actuación.
Estos cuatro fenómenos dependen los unos de los otros y a su vez se ven
afectados por el entorno, por lo que las relaciones entre los miembros del grupo
han de ser tratadas en su totalidad.
Las de afectividad consisten en las diferentes redes afectivas que establecen los
miembros del grupo. Estas redes no se crean tan sólo por afinidades personales o
empatía entre dos o más personas del grupo, sino que reciben la influencia de los
modelos externos al grupo, que crearán un sistema de valores entre los miembros.
Además de las relaciones de afectividad, en el grupo existen relaciones de
autoridad. Estas relaciones aparecen porque el grupo reconoce unos valores al
que ejerce la autoridad y / o poder.
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- Por ser aconsejable para aumentar el tiempo de actividad del ni ño: por ejemplo:
la entrada a canasta (como tarea individual) puede ser ejercitada por toda la clase
en una única canasta. Ahora bien, si la actividad dura solamente cinco minutos, un
niño apenas probará una o dos veces la entrada, mientras que si el profesor
reparte a sus alumnos en diferentes grupos y a cada uno de ellos le asigna una
canasta y una pelota, existe una mayor posibilidad de experiencia motriz.
- Por razones de afectividad de los alumnos; el profesor buscará a veces la
cohesión entre unos alumnos, o bien el talante tolerante y la permeabilidad a la
entrada de nuevos miembros al grupo, en otros.
- Por estrategias de organización, el profesor puede dividir a los grupos según las
tareas que éstos tengan encomendadas antes, durante, y después de la sesión.
- Y, como resumen de todas las razones antes expuestas, para posibilitar que los
alumnos alcancen los objetivos didácticos propuestos por el profesor –tanto los
referidos a hechos, conceptos y sistemas conceptuales como actitudes, valores y
normas, o como a los procedimientos (Coll, 1986)- y en función de los
mecanismos de organización y control del grupo-clase.
Hemos mencionado algunas de las razones que tienen los maestros para dividir la
clase en subgrupos. La formación de estos grupos carece de homogeneidad, ya
que cada profesor, en cada grupo-clase y en cada sesión concreta, agrupará a los
alumnos según los parámetros que a continuación se expondrán:
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didácticos del proceso de enseñanza-aprendizaje. En la clase de Educación Física
la duración de los grupos puede ser larga o casi estable, o corta u ocasional.
Santos Berrocal asegura que el grupo estable posibilita que, al ser aplicados todos
estos detalles -que la mayoría de veces no son tomados en consideración-, se
aumente indirectamente la calidad de la sesión.
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Son formaciones que se mantienen durante el desarrollo de la tarea para la cual
fueron creadas. Motivaciones del profesor, para elegir este tipo de organización:
Ejemplo: en una sesión de Educación Física se organizan juegos en los que los
niños tienen que estar agrupados en equipos de ocho. Para facilitar la
organización, todos los juegos de la sesión se desarrollarán con los mismos
grupos. La duración será corta, ya que los grupos son necesarios sólo en esta
sesión. A la clase siguiente se han de poner en marcha los mismos mecanismos
de elección y organización de grupos para adaptarlos a las exigencias de las
nuevas tareas.
Es común en las clases de Educación Física que el profesor elija los grupos con
independencia de las estrategias didácticas (estilos de enseñanza) con las que el
profesor está impartiendo la sesión. Si el profesor cuida la forma al presentar una
tarea en una resolución de problemas, propone al alumno el objetivo que ha de
alcanzar y omite la información sobre cómo actuar para resolver con éxito la tarea
(Blázquez, 1982), es lógico que sea también escrupuloso con los procedimientos
que elige para formar a los grupos.
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- Los alumnos determinan el grupo:
El grupo puede ser formado por los propios alumnos por iniciativa propia, o bien a
instancias del profesor, al proponerles una tarea en la que hay necesidad de
agrupación, pero en la que no se determina qué alumnos pertenecen o no a él.
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Cuando el profesor pretende unas interacciones o aprendizajes concretos y en un
grupo definido, procede a designar él a los componentes de cada grupo. Este
modo de agrupación responde a:
Ilustraremos todo ello con algunos ejemplos de formación de grupos por parte del
profesor.
El profesor agrupa a los alumnos, y a cada grupo le asigna una tarea
administrativa o de organización (sacar el material y guardarlo, pasar lista,
organizar el vestuario, trasladar el material entre tarea y tarea, etc). Este tipo de
agrupación la hace el profesor, normalmente a partir de la lista de alumnos. Antes
de empezar un juego el profesor dividirá a los alumnos en equipos, y posiblemente
quiera agrupar a los niños según su nivel de actuación en su habilidad motriz; de
ese modo agrupará por designación directa a los que tengan unas características
similares. O tal vez, ante el mismo tipo de juego intentará designar directamente a
los alumnos para que en cada equipo exista una diversidad de actuaciones
motrices.
Podemos sintetizar los criterios que utiliza el profesor para formar grupos en los
siguientes:
- Aleatorios.
- Que tiendan a unificar,
- Que tiendan a diversificar,
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- Con tendencia al reparto de roles.
En los aleatorios, se sirve del azar para agrupar a los alumnos, sin m ás intención
que en la agrupación misma. Los que tienden a unificar agrupan a los alumnos
con unas características comunes de sexo, peso, amistad, habilidad, etc.
En cambio, los que tienden a diversificar agrupan a los alumnos de tal manera que
su composición sea heterogénea en edad, sexo, amistad, etc. Por último, los que
tienden al reparto de roles constituyen agrupaciones en las que a un alumno,
perteneciente al grupo, le es asignado un rol concreto que debe representar, ya
sea el de capitán, el de ser el más veloz, el estratega...
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Estos elementos entran en interacción para que sea posible e! aprendizaje o,
mejor dicho, el proceso de enseñanza-aprendizaje. Este proceso, que se hace
efectivo durante la sesión, ha estado diseñado con anterioridad por el profesor en
la preparación de la misma:
En la sesión, el profesor presenta a los alumnos una serie de tareas que obedecen
a unos objetivos didácticos. Estas tareas se desarrollan en un entorno y, en
función del modo en que sean presentadas, inciden sobre un tipo u otro de
capacidad de los alumnos. A esta elección en la presentación de las tareas la
denominamos estrategia didáctica (o estilo de enseñanza y técnicas de
enseñanza). Estas estrategias también han sido elegidas durante el tiempo previo
a la sesión, pero cobran significado al ser aplicadas en la sesión. Es en la sesión
cuando -y donde- el profesor lleva a cabo su acción didáctica en favor del proceso
de enseñanza y aprendizaje, tal como se puede apreciar en el modelo de
enseñanza que bajo estas líneas se presenta:
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La sesión es denominada la unidad temporal del proceso, ya que tiene razón de
ser cuando es experimentada. La razón de ser de una sesión no son las
previsiones o las expectativas sino los hechos que acontecen en un tiempo y un
espacio concretos. Unidad espacio-temporal que ha de representar para el
profesor la unidad fundamental de la didáctica de la Educación Física. La sesión
no es tan sólo el apéndice de una unidad didáctica en la que se distribuyen los
objetivos didácticos y se ordena de manera lógica la presentación de las tareas: la
sesión es el marco del acto de aprender.
Este acto que no está exento de dificultades, y, en efecto, provoca que muchos
profesores se lamenten por la dificultad de que los niños aprendan en una sesión
en la que el grupo clase muestra una gran diversidad de aprendizajes, ¡como si la
sesión de Educación Física fuera un algo ajeno a la heterogeneidad que preside la
sociedad!
La heterogeneidad de los alumnos no es vivida como un hecho normal en el
sistema escolar. Las sesiones siguen siendo programadas como si la
heterogeneidad fuera un obstáculo que hay que vencer o erradicar, difícilmente es
entendida como un enriquecimiento de los aprendizajes (Pommier 1987).
3.1. Modelos de sesión
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La mayoría de escuelas gimnásticas (y con ellas su listado de ejercicios y
principios didácticos) elaboraron sus diferentes modelos de sesiones, que
dividieron en partes y representaron en unos planes de clase que las
caracterizaban. Aun conscientes del peligro que comporta sintetizar un siglo de
modelos de sesiones -remitimos al lector interesado en los modelos de sesión de
las diferentes escuelas gimnásticas a la obra de A. Langlade [1970]-, intentaremos
agrupar y adjetivar algunos modelos de sesión, a saber:
- Por contenidos, en los que las partes coinciden con los contenidos propios de la
Educación Física, como, por ejemplo, la gimnasia natural austríaca.
- Pedagógicos, en los que se divide la sesión para lograr en la parte principal la
misma los objetivos educativos previstos. La mayoría de educadores físicos
actuales quedarían adscritos a esie tipo de sesión, que se traduce a su vez en una
variedad de aplicaciones, según sea la edad de los alumnos o la estrategia
utilizada por el profesor.
Blázquez [1991. inédito!, utilizando otros términos para agrupar los modelos,
compara las partes de la sesión con el contenido que se imparte en ella, y la
finalidad de las subdivisiones (véase el gráfico 6).
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a. Modelo pedagógico en el que la sesión se divide en tres partes
- Proponer tareas a los alumnos para que se cumplan los objetivos didácticos,
determinando o no:
- Los objetivos de la tarea.
- Las operaciones para realizar las habilidades.
- Las operaciones de organización de las tareas.
- El acondicionamiento del medio.
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— Parte final y sus finalidades:
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En la parte final es fundamental que el profesor informe a los alumnos acerca del
desarrollo de la sesión y de los objetivos previstos. Asimismo, el profesor ha de
recoger las opiniones de los alumnos para que, en una fase posterior a la sesión,
pueda disponer de un elemento de interpretación sobre el desarrollo de las
sesiones y de los aprendizajes de los alumnos. A la vez, se espera del profesor
que devuelva al alumno al mismo estado físico-emocional que al inicio de la clase.
Por último, no hay que olvidar que el material utilizado ha de ser guardado por los
mismos alumnos.
b. Modelo pedagógico en el que la sesión se divide según la estrategia del
profesor
Se trata de modelos en los que, en ocasiones, las tareas de toda la sesión
coinciden con la parte principal de la misma. Son sesiones que se imparten en los
primeros ciclos del sistema educativo, o en estrategias de producción, y cuyas
únicas panes son los cambios de estrategia que adopta el profesor ante la tarea o
el problema inicial presentado; a los ojos del observador aparece como una sesión
continua, sin que las tareas sucesivas a lo largo de la lección presenten grandes
cambios. Un buen ejemplo de ello se recoge en el libro de Castañer y Camerino
(1991), quienes, basándose en Gallarme (1987) y Blázquez (1987), establecen las
partes de la sesión del siguiente modo; fase de inicio o exploración, fase de
desarollo -en la que el profesor centra o amplía las actividades de los niños- y fase
final o de ejecución total. Si, en este mismo modelo de sesión, en lugar de utilizar
las estrategias de producción se empleará una de reproducción con la que
enseñar la ejecución estándar de una habilidad, la exploración se convertiría en
una familiarización o animación; el desarrollo, en lugar de "reconducir", centrando
o ampliando, se "conduciría" corrigiendo y proporcionando "feed-back"; y, por
último, la parte fina), de ejecución total, se convertiría en un conocimiento de los
resultados en situación real o global de práctica.
21
Esto quiere decir que la división de la sesión en partes se acomoda al criterio de
organización y presentación de las tareas por parte del profesor, y que nosotros,
como observadores de una sesión, identificaremos las partes de la misma según
las situaciones: por el cambio de estrategia del profesor o por el tipo de tareas y el
orden en que sean presentadas.
- Ejemplo de una sesión:
Objetivo: lanzar todo el material con diferentes partes del cuerpo y de diversas
formas.
22
aquellas conductas o juegos que le parezcan significativos, de acuerdo con el
objetivo de la sesión. Más tarde, y tras consultar su tabla de observación, reforzará
las conductas que supongan lanzamientos, sin especificar modelo, sino
planteando un problema que ha de ser resuelto. En este momento el profesor
puede adoptar son tres posturas tipificadas:
- Si los alumnos, durante la fase de observación, lanzan los objetos y cumplen las
expectativas del profesor, éste proseguirá con la fase de exploración para los
alumnos (de observación para el profesor) durante toda la sesión.
Cuando los alumnos practican las soluciones esperadas por el profesor, tanto si
éstas son diversas como si la respuesta es única, se les deja que sigan
practicando y buscando la solución.
Este ejemplo nos ha apuntado cómo una sesión se puede o no dividir en "partes":
23
observar que los alumnos exploran durante todo el período. Si entendiéramos la
sesión como una unidad aislada de las precedentes y de las posteriores,
podríamos afirmar en ese caso que la sesión no posee parte alguna, que estamos
ante una "sesión continua". Pero el caso es que esta sesión no es sino un
precedente para otra posterior.
Si en la sesión B las tres estrategias se sucedían con un intervalo espacio-
temporal denominado sesión, en ésta el intervalo precisa ser mayor, y la fase de
desarrollo se llevará a cabo en una posterior. No es que la sesión C tenga sólo
dos partes, sin que, al igual que en el caso anterior, la última estrategia utilizada
por el profesor se desarrollará en posteriores lecciones.
3.2. Las tareas del profesor antes, durante y después de la sesión
24
- Distribuir verticalmente los contenidos, y agruparlos en sesiones.
- Diseñar la evaluación.
- Programar la sesión.
- Detectar los conocimientos previos de los alumnos.
- Elaborar el plan de clase (véase el gráfico número 9).
- Prever la organización.
- Verificar el horario.
- Preparar el material.
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Es necesario recordar que el plan de clase presentado es simplemente una guía
para el profesor, y que cada uno ha de elaborar el suyo propio, de acuerdo con
sus características organizativas y de cómo haya definido el segundo y tercer
niveles de concreción.
Así pues, desde que los alumnos salen de su clase hasta que vuelven a ella no
vale la improvisación: es el momento en el que lo programado se convierte en acto
didáctico, y para ello el profesor debe tener en cuenta una serie de operaciones:
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28
Estas tareas del profesor y la distribución de las mismas en una sesión se orientan
a que el alumno invierta la mayor parte del tiempo de la sesión en realizar
actividades motrices relacionadas con el objetivo propuesto por el profesor. En
esta línea Rieron [1988] dedica parte de sus estudios a la puesta en acción de la
sesión y al tiempo que el profesor aprovecha de la sesión para presentar las
tareas de aprendizaje. Estarán mejor programadas las operaciones antes y
durante la sesión, cuanto mayor sea el tiempo en que los alumnos estén
realizando la tarea prevista por el profesor. En estilos de producción, después de
que el profesor plantea el problema motor, los alumnos reflexionan durante un
momento: el profesor les ha enfrentado con una disonancia cognitiva y no
producen conducta motriz alguna. Este tiempo necesario para la posterior acción
motriz ha de ser considerado también como tiempo empleado en tarea.
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La mayoría de las veces el profesor no dispone de tiempo para realizar las
operaciones que a continuación se enumeran, ya sea por el número de horas que
imparte Educación Física, ya por el desmesurado número de alumnos. Como
máximo las operaciones se resumirán en el proceso estadístico de los dalos
obtenidos durante la aplicación de un test en la sesión. No obstante, el
profesorado se deberá acostumbrar a evaluar de otra manera, ya que si
repasamos los decretos de enseñanzas mínimas de la educación infantil y
primaria, observaremos que se nos pide tanto evaluar los aprendizajes como el
proceso mismo. Y para esto el profesor tiene que:
Planteamientos didácticos
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A medida que se han desarrollado los contenidos del tema, se han incluido ya
planeamientos didácticos para preparar y llevar a cabo la sesión:
- Repartir colchonetas por el suelo del gimnasio. Uno de los niños ha de intentar
coger al resto de sus compañeros; éstos, para salvarse, han de ejecutar un giro
sobre la colchoneta, preferentemente una voltereta.
- Parte principal:
- Evaluación inicial: se pide a los alumnos que hagan la vertical; los que no lo
consigan recibirán una programación de clase individualizada para que consigan
mantenerse en vertical apoyados contra la pared.
- Se repite el ejercicio, pero ahora en grupos de tres: dos hacen la vertical (se
supone que en la tarea anterior han recibido las correcciones necesarias para que
así sea) y se apoyan por los talones, y el tercero les ayuda (es necesario que se
apoyen por los talones ya que el equilibrio lo mantiene cada uno).
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- De nuevo el mismo ejercicio, pero en grupos de cuatro: y más tarde, de cinco.
- Todos sentados formando un círculo, en el interior del cual cada grupo muestra a
los demás lo conseguido.
Los alumnos llevan a cabo una exploración, que es seguida por el profesor, quien
anota lo que hacen en una hoja de observación.
— "Coged colchonetas y haced sobre ellas lo que queráis" (realizan numerosas
posturas y equilibrios).
Desarrollo:
BIBLIOGRAFÍA
32
Bibliografía consultada
33
Lectura 2
Darling-Hammond, Linda (2002), “La enseñanza como una profesión
democrática”, en El derecho de aprender.
Crear buenas escuelas para todos, México, Ariel Educación/SEP (Biblioteca para
la actualización del maestro), pp. 369-374.
El profesor sigue siendo la clave. Los debates sobre política educativa serán
estériles si los principales agentes de la enseñanza son incapaces de desempeñar
bien sus funciones. Ningún microordenador podrá sustituirlos, ningún sistema de
televisión los clonará y distribuirá, ningún guión los dirigirá ni controlará, ningún
sistema de cheques escolares podrá prescindir de ellos.
LEE SHULMAN, Autonomía y obligación (1983, p. 504)
Cuando todo está dicho y hecho, lo realmente decisivo para el aprendizaje de los
alumnos siguen siendo los compromisos y las competencias de los profesores.
Una enseñanza para la comprensión no puede producirse únicamente gastando
más dinero o exigiendo que los centros utilicen unos determinados textos o
paquetes curriculares, ni tampoco puede ser estimulada confeccionando nuevos
tests, aunque fueran los mejores. Aunque aspectos como los estándares, la
financiación y la gestión son soportes esenciales, el sine qua non de la educación
es, si los, profesores son capaces de conseguir que todos y cada uno de los
alumnos diferentes accedan a contenidos relevantes, y consiguen trabajar en
cooperación con las familias y otros educadores para favorecer su desarrollo.
Ahora bien, si sólo son unos pocos los docentes capacitados, la mayor parte de
los centros jamás ofrecerá una educación de calidad para todo el abanico de
estudiantes que acuden a los mismos. El éxito para todos depende del desarrollo
34
de una base de conocimientos ampliamente compartida por toda la profesión, así
como su compromiso con el aprendizaje de todos los alumnos.
35
como pueden prestar atención a las ideas que van surgiendo en el curso del
proceso de aprendizaje. Tienen que saber realizar investigaciones en un
determinado ámbito del conocimiento y qué tipo de lógica impera en cada uno de
ellos (por ejemplo, qué se considera una comprobación aceptable en matemáticas
y qué en el dominio de la historia). Han de saber apreciar el poder de establecer
relaciones entre conceptos pertenecientes a diferentes áreas, así como conectar
las ideas y la vida cotidiana, de tal forma que sean capaces de seleccionar y
utilizar ejemplos pertinentes, problemas y aplicaciones significativas.
Una enseñanza que pretenda conectar con los alumnos también exige tomar
conciencia de las diferencias surgidas de la cultura, el lenguaje, la familia, la
comunidad, el género, la experiencia escolar previa y otros factores que
configuran las experiencias de las personas, y percatarse de las diferencias en la
inteligencia, en las estrategias de aprendizaje por las que cada uno tiene
preferencia o de las dificultades que puedan encontrarse en el curso de los
aprendizajes. Es preciso que los profesores indaguen sensata y eficazmente sobre
las experiencias vividas por los alumnos y sus concepciones sobre la materia de
36
forma que puedan interpretar el curriculum a través de sus ojos y diseñar las
lecciones estableciendo puentes de enlace con sus conocimientos y estilos de
aprendizaje. Para obtener información no estereotipada, los profesores tienen que
saber escuchar atentamente y examinar el trabajo de los alumnos, así como
organizar situaciones didácticas que inciten a los alumnos a escribir y hablar de
sus experiencias y concepciones. Este tipo de saberes componen lo que suele
denominarse el conocimiento pedagógico del alumno (Grimmett y MacKinnon,
1992 que puede irse enriqueciendo al observar cuáles son los estilos de pen-
samiento y razonamiento de cada estudiante, las formas que mejor les ayudan a
aprender y los factores que tienen el poder de motivarlos.
Es preciso que los profesores comprendan qué es lo que puede ayudar a los
estudiantes (en realidad, a cualquier persona) a aprender de todas esas formas
diferentes. Para ello es necesario desarrollar la capacidad de evaluar sus
conocimientos y estilos de aprendizaje, identificar sus potencialidades y
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desventajas, percatándose de quiénes tienden a emplear claves visuales u orales,
quiénes a razonar partiendo de lo específico para llegar a lo general (o a la
inversa), quiénes recurren a organizadores espaciales o gráficos, o están más
apegados al texto, quiénes tienen una inteligencia lógico-matemática altamente
desarrollada, o quiénes un marcado sentido estético.
Hacer buen uso de toda esta información requiere que los profesores tengan en su
repertorio didáctico estrategias de enseñanza que permitan responder a diferentes
formas de aprender y múltiples metas de aprendizaje deliberadamente
seleccionadas.
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Los profesores, al mismo tiempo, tienen que saber colaborar. Así serán capaces
de organizar y promover interacciones entre los alumnos de tal modo que pueda
producirse un aprendizaje en común suficientemente potente. Conviene saber de
qué forma organizar el aula como un espacio que estimule el discurso fructífero e
impulse el razonamiento disciplinado y riguroso de los alumnos. Y, desde luego,
también son necesarios los conocimientos y disposiciones favorables hacia la
colaboración con otros colegas, para planificar, evaluar y mejorar el aprendizaje
dentro del centro, así como trabajar con las familias, conocer mejor a cada alumno
y modelar experiencias de apoyo, tanto en el centro como en el hogar.
Para la mayor parte del profesorado son nuevas estas exigencias de conocimiento
que surgen, a fin de cuentas, de la necesidad de enseñar a un espectro mucho
más amplio de alumnos para alcanzar estándares de rendimiento escolar ahora
mucho más altos.
Y comoquiera que son pocos los profesores que han vivido en sus propias carnes
la experiencia de un aprendizaje para la comprensión, ¿cómo introducir a gran
escala una enseñanza diferente? La única respuesta creíble es que debemos
imaginar y promover modalidades más potentes de formación del profesorado:
tanto en su formación inicial como en el transcurso de sus carreras profesionales.
Esta formación debe facilitarles sistemáticamente los conocimientos y
experiencias que acabamos de describir y reclamar. Y deben estar al alcance de
todos, no sólo de unos cuantos. En pocas palabras, pienso que tenemos que
desarrollar una visión de la enseñanza como una verdadera profesión.
39
Lectura 3
Patricia Maude
(Kelly, 1984:83).
Proceso y verbo
Los niños están en el centro del proceso de aprendizaje y traen a éste una mezcla
única de características físicas, habilidades y aptitudes, y una diversidad de
experiencias previas. Mucha de dicha experiencia la han adquirido conforme han
ido madurando, pero el ritmo de cada niño es diferente. El aprendizaje del
movimiento está, pues, diferenciado desde el principio. Si observamos a un niño
recién nacido aprender a través del movimiento, veremos una actividad
40
aparentemente casual, un movimiento incontrolado de miembros y los actos
reflejos propios de esa edad.
Sin embargo, hay poca uniformidad a lo largo de este proceso, pues cada niño
trae a este aprendizaje una mezcla única de características físicas, incluyendo la
forma y tamaño de su cuerpo, longitud de las extremidades, fuerza, movilidad y
rapidez. Si a todo lo anterior le añadimos la experiencia del niño, la práctica, la
idoneidad del entorno de aprendizaje, la motivación y la estimulación, la habilidad
intelectual y la tenacidad, no puede sorprender que los resultados difieran, tanto
en lo referente al nivel de desarrollo de sus habilidades como al ritmo con que se
han ido adquiriendo las mismas. Negar al niño siquiera un elemento de progresión
equivale a mermar su potencial para el éxito. Una inadecuada nutrición, la falta de
sueño o ejercicio pueden atrofiar el crecimiento, y de ahí llevar a una inhibición
potencial del desarrollo del movimiento. La falta de un entorno seguro en el que
41
pueda tener lugar dicho desarrollo puede, asimismo, privar al niño de la
oportunidad de adquirir experiencia y realizar todo su potencial para el
movimiento.
El papel del profesor para fomentar este tipo de logro es de una importancia
crítica, no sólo porque debe conocer la secuencia que sigue el desarrollo del niño,
sino también la progresión en la adquisición de la habilidad motriz con objeto de
proporcionar a éste actividades físicas que sean apropiadas y que desafíen su
potencial. Si un niño tiene dificultades para desarrollar una habilidad en un estadio
determinado del proceso, ello inevitablemente impedirá su progreso hacia estadios
subsiguientes. Si un profesor no sabe qué bloques de crecimiento utilizar para que
el niño alcance las destrezas físicas que puede adquirir, lo frustrará. La frustración
puede constituir un factor que contribuya a la desmotivación y a una pobre imagen
del propio cuerpo y, por ende, de la propia persona.
42
movimiento relacionadas entre sí y que constituyen las diferentes progresiones
hacia la capacidad de andar.
43
Es especialmente relevante en el caso de niños que parecen torpes, poco
coordinados, que presentan un desarrollo motor tardío y que en la clase de
educación física muestran una aparente fragilidad.
El segundo rasgo del proceso es la constante exposición del niño a los cambios
físicos que se operan en él, pues éstos influyen sobre su adquisición de
habilidades de movimiento. Dichos cambios tienen su origen, en mayor o menor
medida, en él mismo y en su entorno más inmediato. El crecimiento que parte del
niño lleva a un aumento de su estatura, el alargamiento de sus miembros, y a un
aumento de peso. Sus proporciones cambian de forma ostensible a lo largo de la
infancia. Por ejemplo, la cabeza de un recién nacido es relativamente grande en
proporción al resto del cuerpo, y cuando alcance la madurez sólo habrá duplicado
su longitud. Brazos y piernas tienen la misma longitud cuando se nace, pero en la
edad adulta las piernas habrán quintuplicado ésta con respecto a la longitud del
cuerpo. Unas manos grandes y aparentemente desproporcionadas en la
adolescencia, justo antes de que se produzca el estirón, contrastan con la
expectativa de desarrollo próximo-distal en el que las extremidades -manos y pies-
crecen antes que los miembros relacionados. Ello puede a veces crear una cierta
torpeza de movimientos si se compara esta etapa del crecimiento con la
inmediatamente anterior. –
El niño acaso necesite que se le apoye y se le haga comprender que sólo se trata
de una característica física temporal. Una enseñanza cuidada puede ayudar a los
niños a acomodarse a estos cambios.
44
Cada uno de estos cambios plantea unas exigencias en términos de la adquisición
de unos modelos de movimiento maduros, para retener los conocimientos ya
adquiridos y adaptarse a los nuevos desarrollos que se han producido como
consecuencia del proceso de crecimiento. Por el contrario, conforme el niño
adquiere experiencia y habilidades, también aumenta su capacidad para
adaptarse e incorporar estos cambios corporales y enfrentar, aceptar y acomodar
los nuevos retos que plantea el entorno. Los factores ambientales demandan una
adaptación constante a las respuestas de movimiento. Para que las tareas diarias
se realicen con facilidad y eficacia, se recurrirá automáticamente a las
capacidades motrices de los dos tipos mencionados, sin que para ello sea
necesario hacer planificación alguna. La educación física obliga a los niños a
seleccionar habilidades apropiadas para responder a las actividades que se
realicen, para repetirlas y mejorarlas, así como para aumentar la diversidad y
complejidad de su vocabulario de movimiento.
Gallahue (1982) clasifica la adquisición del movimiento en cuatro fases, que van
desde el nacimiento hasta la madurez. Como acabamos de ver, el recién nacido
experimenta la fase reflexiva. Ésta está seguida por la fase de movimiento
rudimentario de la primera infancia, luego por la fose de movimiento fundamento/
de la niñez y, finalmente, por la fose relacionado con el deporte que se da cuando
se consigue la madurez de movimiento. Los profesores de primaria desean
asegurarse de que sus alumnos de primer curso superan la fase de movimiento
rudimentario lo antes posible, y a continuación guiarlos a través de la fase de
movimiento fundamental, y así hasta conseguir unos modelos de movimiento más
maduros.
45
En los dos primeros cursos de primaria los niños están experimentando con el
movimiento. Están adquiriendo control sobre el mismo y se van tornando cada vez
más versátiles y adaptables conforme ganan en velocidad, agilidad, equilibrio,
fuerza y coordinación. Algunas de las capacidades que analiza Gallahue y a las
que denomina "especializadas" en la fase de movimiento fundamental, incluyen
correr, saltar, trepar, lanzar objetos, agarrarlos, golpear, rodar, balancearse. Estas
habilidades se desarrollan tanto a través de la maduración de los sistemas
corporales como de las oportunidades de práctica y la retroalimentación que
reciban los niños. Los profesores desempeñan un papel muy importante aquí,
porque pueden garantizar que se produce una progresión continua y adecuada
para cada alumno. Por ejemplo, imaginemos un niño y una pelota; primero, apren-
de a rodarla por el suelo; más tarde, a botarla; finalmente, a lanzarla. Para
enseñar al niño a agarrarla cuando se le lance a él, primero habrá tenido que
pasar por todos los estadios anteriores; luego, se puede utilizar una pelota y una
pala de Velcro, o incluso un globo, para que adquiera dicha habilidad. En lugar de
trabajar con un compañero, sería deseable animar al niño a que trabaje en
solitario lanzándola -rodándola por el suelo-contra una pared y tomándola entre
sus manos tras el rebote. Este procedimiento es, asimismo, de gran utilidad para
coordinar vista y manos, y ayuda en el aprendizaje de las nociones de ritmo y
dirección. También facilita la importantísima habilidad de seguir la pelota con la
mirada. Este tipo de trabajo puede ayudar mucho a los niños que encuentran difícil
jugar con otra persona.
De manera similar, al aprender a nadar en agua poco profunda, hay una serie de
técnicas y progresiones lógicas que pueden utilizar tanto el que enseña como el
que aprende. Por ejemplo, aprender a utilizar flotadores, manguitos, tablas,
etcétera, saber cómo adoptar una posición de flotación extendiéndose boca arriba
sobre la superficie del agua y darse impulso; puede dar confianza y sentido de
logro al principiante.
Segundo de primaria ha sido descrito como el curso en el que los alumnos "están
sedientos de saber", de aprender a moverse, de alcanzar la fase relacionada con
el deporte, construyendo todo un vocabulario del movimiento bastante parecido a
un conjunto de herramientas que se pueden aplicar a una serie de actividades.
Para conseguir esto, son elementos necesarios la madurez, la experiencia y el
tiempo, pero la enseñanza también es un factor crucial que determina el grado de
destreza con el que se puede acceder a esta fase. El desafío para el profesor
consiste en proporcionar a cada alumno, en cuanto "verbo", unas actividades que
se adapten al comportamiento de su movimiento, proveer oportunidades de
46
aprendizaje diferenciado y enseñar a cada sujeto a dirigir su propio aprendizaje
dentro de un marco curricular amplio.
El niño en cuanto proceso y verbo, pues, posee una estructura física individual y
una aptitud personalizada para la adquisición de habilidades y para conseguir y
desarrollar un potencial determinado. Para maximizar éste en el curriculum de
educación física, el profesor habrá de conocer los procesos de desarrollo
diferenciados a través de los cuales pasan los niños, en la misma secuencia, pero
a diferentes ritmos. El papel del profesor es igualmente importante para ayudar a
los niños a comprender que cada uno de ellos posee una estructura física
diferente, y que la aptitud personal para adquirir habilidades y desarrollar su
potencial de logro no constituyen factores de inhibición dentro de lo que es la
educación física. Antes al contrario, son factores que contribuyen a hacer de ellos
seres capaces de moverse con destreza y de aprender independientemente.
47
Para que la educación física sea eficaz y cumpla su papel educativo, debemos
preguntar:"¿En qué consiste estar físicamente educado?". La educación física de
los niños de preescolar y primaria debería potenciar su desarrollo físico y motor,
su coordinación, ampliar su vocabulario de movimiento y su habilidad para el
mismo. El curriculum debería plantear un desafío a las habilidades físicas,
intelectuales, estéticas y emocionales que aparecen en el niño a esta edad.
Debería, asimismo, iniciarlos en algunas de aquellas actividades que constituyen
las bases de los deportes socialmente reconocidos y la recreación de nuestra
cultura. El programa de educación física debe contribuir a que el niño aprenda a
responsabilizarse de su propia salud y a desarrollar y mantener un estilo de vida
activo y seguro.
Laban ideó un enfoque creativo hacia la educación del movimiento que informó el
curriculum de danza y gimnasia, sobre todo para las niñas, durante los años 70,
junto con el baile tradicional y el folclor británico y extranjero. Los campos de
deportes de Eton sufrieron una invasión de juegos tales como el rugby, el fútbol y
el hockey -un curriculum que durante la presente década se ha visto adecuado. De
hecho, el curriculum para educación física de los últimos 10 años, tal y como
ponen de manifiesto las Órdenes del Curriculum Nacional de 1995, hace alusión a
la presencia de una diversidad de experiencias y de prácticas culturales y
deportivas en la escolarización que brinden a los niños oportunidades de
aprendizaje en todo el espectro de áreas de la actividad física.
Desde los primeros años los niños pueden aprender a seleccionar equipos
adecuados con objeto de llevar a cabo una actividad. Las claves del éxito están en
enseñar a los niños a seleccionar según sean las necesidades, a imponerse retos
adecuados a sus posibilidades, así como a esforzarse y a valorar sus logros y los
de sus compañeros.
49
En gimnasia, donde el curriculum tiene un claro componente de habilidad y donde
la técnica se valora como algo valioso que forma la base del vocabulario del
movimiento, se podría hacer otro tanto. Anteriormente, se consideraba que el uso
del suelo y de aparatos eran dos elementos no relacionados de la gimnasia. Hoy
se acepta que el uso de aparatos es una extensión del trabajo hecho en el suelo.
Ahora se anima a los niños a que transfieran las habilidades que poseen sobre el
suelo a los aparatos, y viceversa, según sea la actividad que deban desarrollar.
Asimismo, pueden adquirir nuevas habilidades haciendo uso de los aparatos si es
que resulta más fácil así que desarrollarlas en los ejercicios de suelo. Por ejemplo,
antes se creía que la voltereta frontal era la manera más sencilla de aprender a
rodar hacia adelante. y por tanto era lo primero que se enseñaba.
Sin embargo, la voltereta, bien hacia delante bien hacia atrás, se realiza más
fácilmente sobre una superficie inclinada, como una colchoneta en cuña. Lo que
es más, hay muchas actividades de este tipo en las que puede implicarse el niño
que todavía no es capaz de dar una voltereta frontal, como, por ejemplo, la
voltereta lateral con el cuerpo extendido sobre la colchoneta (no confundirla con la
lateral convencional). También se puede utilizar el eje vertical, empezando y/o
terminando en diferentes partes del cuerpo tales como las rodillas, incrementando
así el vocabulario del movimiento y el conocimiento del concepto de voltereta.
Crear secuencias de volteretas, ligando movimientos entre unas y otras, ayuda a
desarrollar el concepto de voltereta, imprime complejidad al conocimiento del
movimiento y permite a los niños que no pueden realizar la voltereta frontal a
participar en un abanico de vocabulario del movimiento.
Para permitir a los niños que se desarrollen al máximo de sus posibilidades, el pro-
ceso de aprendizaje puede entenderse como un conjunto de niveles de dificultad
determinado por cada tarea o actividad, o como una tarea común que contemple
resultados diferenciados que dependan de la habilidad de cada niño. Ambos
métodos tienen su lugar y son apropiados en las distintas circunstancias.
50
Planificar la diferenciación significa que los niños pueden aprender en un medio en
el que no tenga cabida la discriminación entre géneros (un verdadero problema en
la educación física), la discriminación entre habilidades físicas o intelectuales,
tamaños y formas del cuerpo, y dentro del cual cada sujeto pueda medir y
controlar el nivel de rendimiento personal que desea alcanzar. En mi opinión, la
cuestión de la diferenciación está audazmente expresada en las evaluaciones
realizadas por dos profesores en prácticas de una clase de juegos, cada uno de
ellos responsable de un grupo de cuatro niños. La calidad de su apreciación sobre
la necesidad de proporcionar a los niños actividades individualizadas dentro del
grupo es equiparable a su grado de conciencia con respecto a la presencia de
estas experiencias de aprendizaje. Asimismo, tiene sumo cuidado en no permitir
que dicha diferenciación opere en contra del máximo rendimiento posible. Uno de
dichos profesores también comenta las ventajas que se pueden lograr si se
permite que se produzca una retroalimentación proporcionada por los propios
compañeros.
En todo momento me esforcé por animar a los niños que sufrían dificultades.
Las niñas encontraron más difícil adquirir técnicas que les permitieran utilizar bien
los pies, tal vez debido a su inexperiencia. Creí que sería importante alabar sus
progresos con objeto de que no cayeran en el desánimo. Los niños, por el
contrario, encontraron esta técnica muy sencilla, y por tanto hubo de aumentarse
el grado de dificultad de esta actividad para que desarrollasen todo su potencial.
.
La necesidad de diferenciación resultó evidente, si bien ha de adoptarse un
enfoque muy cuidado para no desanimar a los menos capaces o sobrepasar el
nivel de desarrollo motor que han alcanzado los niños.
Fui consciente todo el tiempo de que tenía que dividir mi tiempo de atención a
cada niño de forma equitativa y dejar que cada uno de ellos superase algunas de
sus dificultades cooperando con sus compañeros. Uno de los recursos más
valiosos que se pueden utilizar en la educación física es el aprendizaje que se da
mediante la implicación de los niños en el trabajo de los demás.
51
Evaluación del profesor 2
Los distintos grados de desarrollo físico que muestran los niños significan que su
educación física deberá ineludiblemente incluir una diferenciación en cuanto a la
composición del curriculum, a la participación y a los resultados. La composición
del curriculum puede verse como una diversidad de desafíos; la participación,
52
como la gama de habilidades individuales que presentan los niños; y los
resultados, como los distintos niveles de rendimiento alcanzados.
53
Lectura 4
¿Dónde estoy?
Algunos de estos problemas han cobrado una importancia singular en los últimos
tiempos y han levantado un interés inusitado en muchos educadores.
54
En este apartado analizaremos algunos de ellos, tales como la equidad sexual, la
equidad racial, la atención a la diversidad, la educación para la no violencia, el
respeto medioambiental, etcétera.
Conocer:
• Que existen aspectos sociales que están siendo motivo de especial atención en
el mundo educativo.
¿Sabías que...?
• Hasta los años 80 era habitual que los chicos y las chicas estuvieran separados
para realizar las clases de educación física.
55
El acceso de las mujeres al ámbito deportivo ha sido tardío y ha estado lleno de
dificultades. Han tenido que ir superando barreras creadas por estereotipos
sociales y culturales. Ideas del tipo: ¡en el deporte, la mujer es inferior a los
hombres!, ¡posee menor capacidad física!, ¡su cuerpo se masculiniza con la
práctica de ejercicio!, ¡no muestra gran interés hacia la práctica deportiva!,
¡existen algunos deportes apropiados para ellas y otros no!, etcétera, han sido,
desgraciadamente, habituales hasta hace relativamente poco.
56
Asimismo, ellas llegan a la escuela con unos estereotipos interiorizados y con una
historia corporal determinada que condiciona su participación en la vida deportiva
del centro.
Pocas veces el ideario del deporte ha coincidido con postulados que favorecen la
integración social. Eso no quiere decir, sin embargo, que no podamos utilizar la
práctica físico-deportiva como medio para facilitar la integración de la mujer.
57
¿Existen diferencias fisiológicas y de constitución entre mujeres y hombres?
¿Tienen consecuencias en las adaptaciones al esfuerzo y en el rendimiento?
Estas diferencias ¿son absolutas? o ¿dependen de práctica? ¿Están las mujeres
alcanzando a los hombres?
Constatamos que esta diferencia disminuye con el paso del tiempo en deportes
tales como atletismo, natación o esquí, por ejemplo, donde las marcas obtenidas
últimamente por las mujeres van reduciendo dicha diferencia. Además, algunas
prácticas deportivas son esencialmente femeninas como es el caso de la gimnasia
rítmico deportiva, la natación sincronizada, etcétera. En ellas sería difícil pensar en
un dominio masculino en el supuesto de una utópica equiparación. En otras, como
la gimnasia artística deportiva, las mujeres están consiguiendo niveles de
perfección (en términos de acrobacia) comparables a los conseguidos por los
hombres.
58
La atención a las personas con necesidades educativas especiales
59
situarse ante ella, a resolver los conflictos de forma no violenta, y que en definitiva,
favorezca su desarrollo personal en una dirección positiva.
El mundo del juego, el deporte y la actividad física en general son altamente propi-
cios a que aparezcan conflictos, pero también constituyen un excelente vehículo
para aprender a resolverlos. De ahí resulta importante que los profesionales de
nuestro sector aprendan a introducirlos como estrategias educativas. Por ello, es
necesario que sepan...
60
Existen diferentes formas de afrontar los conflictos
61
La interculturalidad es una concepción que atiende a la diversidad cultural de
todas las sociedades desde los principios de igualdad, interacción y
transformación social.
Hay que promover una reflexión crítica hacia este debate, propugnando una toma
de decisiones consecuentes.
62
y utilización. La pobreza del entorno material puede entorpecer gravemente la
diversidad de conductas motrices.
63
Lectura 5
Sánchez, Bañuelos, Fernando (2003), “La programación en la enseñanza de la
educación física “, “Las actividades y las tareas motrices” y “La comunicación y la
interacción didáctica en la clase de educación física”, en Didáctica de la educación
física,
Madrid, Prentice Hall, pp, 73-79, 126-136 y 205-214
Introducción
64
Objetivos
65
Aproximación al concepto de planificación en la enseñanza.
Especial consideración de la Educación Física
Fuentes (1988, 94) apunta que al intentar definir el término planificar debemos de
asumir una serie de dificultades como son:
Io, normalmente los expertos le dan un enfoque que está mediatizado por el
campo de acción en el que trabajan, y 2°, se suelen utilizar también otras
palabras para referirse a la misma acción, como son planteamiento por
planificación y planear por planificar, incluso llegan a confundirse
diseñar/programar y planificar.
66
A su vez, ésta tiene una dimensión ideológica, consecuencia de las opiniones
subjetivas que se tienen que tomar; como pueden ser el cómo se desarrolle o el
cómo se lleve a la práctica (estilos de enseñanza tradicionales, participativos,
individualizados, cognitivos o que promuevan la creatividad).
Y finalmente cabe indicar que los procesos de planificación deben ser lo más
integrales posibles, pues deben tener en consideración las variaciones que
imponga el transcurso del tiempo en su aplicación, así como la variedad de las
distintas situaciones que influyan en cada momento en su puesta en práctica.
67
El conocer el espacio (el gimnasio, patio, pista deportiva) nos permite conocer
dónde situaremos a los alumnos en las distintas actividades, dónde colocaremos
los distintos rincones o estaciones de un circuito o dónde nos ubicaremos
nosotros. Y con respecto a la organización del espacio nos permitirá estudiar
cuáles son las posibilidades de trabajo individual, de agrupamientos.
Por tanto programar el espacio nos llevará a reflexionar sobre la adecuación del
mismo para desarrollar unos u otros contenidos y sobre las posibilidades
educativas del mismo.
Así, el reflexionar sobre dónde desarrollaremos las tareas motrices nos ayudará a
evitar errores y a adaptar cada vez mejor los contenidos de Educación Física a los
espacios disponibles para el área en el centro. Por ejemplo, los juegos o deportes
los trabajaremos en la pista polideportiva ya que ésta cumple mejores funciones
para estas tareas que la sala o gimnasio, siendo éstos más imprescindibles para
trabajar la expresión corporal.
Stront y Morton (citados en Siedentop 1998, 228) señalan que existen cuatro razo-
nes por las cuales los profesores dedican tiempo y atención a la planificación y
que podríamos resumir así:
1. Asegurarse de que existe una progresión entre las sesiones de una unidad di-
dáctica, así como entre una determinada unidad didáctica y la siguiente.
2. Les permite permanecer centrados en las tareas de enseñanza-aprendizaje y a
la vez permite utilizar el tiempo de clase de manera más eficaz.
3. Le permite al profesorado reducir la ansiedad ya que hay profesores que se
sienten incómodos al no tener esa planificación en sus carpetas e incluso algunos
sienten la necesidad de situarla en la pared del gimnasio. Dicha planificación debe
fortalecer la confianza en quienes la utilizan.
4. En ocasiones es necesario satisfacer las políticas de la institución o del sistema
escolar.
Cabe señalar que el modelo de planificación más usado por los docentes ha sido
el indicado por Tyler y que consiste en secuenciar el proceso programador en
cuatro pasos: en un primer momento se especifican los objetivos, después se
68
pasa a la selección de las actividades coherentes con el proceso de enseñanza-
aprendizaje y que responden a los objetivos propuestos para dar paso después a
la organización de las actividades, en nuestro caso las tareas motrices, para
concluir con la especificación de los procesos de evaluación.
70
Las actividades y las tareas motrices
Existe una serie de principios generales que sirven de base para la determinación
de los diferentes elementos que componen nuestras programaciones de aula y
otros más específicos que orientan sobre la selección de actividades y tareas
motrices.
72
• La globalidad, tanto en las estrategias de práctica utilizadas, como en el trabajo
de las distintas capacidades del alumno (motrices, afectivas, sociales o
cognitivas).
Transversalidad e interdisciplinariedad.
Una vez expuestos aquellos principios que orientan y guían el desarrollo del
curriculum en la Etapa de Primaria, fundamentalmente en lo referido al área de
Educación Física, el profesor debe seleccionar las actividades más adecuadas y
diseñar las tareas específicas que deben realizar los alumnos, teniendo
73
igualmente en cuenta una serie de principios que se refieren concretamente a la
actividad física.
La actividad Física, siguiendo a autores entre los que podemos citar a Pieron
(1988), Sánchez Muñoz (1993), Seybold (1974 y 1976), entre otros, debe cumplir
unos principios de:
• Orientación, tratamos de que los alumnos sean conscientes del trabajo realizado
y de la finalidad de las tareas para que realmente tengan un papel activo en la
clase.
74
• Progresión.
• Efectividad en cuanto al objetivo para el que ha sido diseñada la tarea, por lo que
exige a su vez la continuidad de la práctica y, en caso de que se busquen efectos
fisiológicos, aplicar principios en cuanto al tipo y cantidad de trabajo realizado.
• Especificidad y trabajar los contenidos para los que han sido seleccionadas las
tareas.
75
Las actividades y tareas en la sesión de Educación Física
Por último, dentro de este apartado, debemos destacar (en atención a las
necesidades especificas de la etapa de Educación Primaria), las características
que deben tener las tareas motrices para su inclusión en las sesiones de
Educación Física.
Que sean seguros, tanto por el tipo de tarea y su nivel de dificultad o intensidad,
como por los materiales y espacios utilizados y formas de realización.
76
a) Tareas lúdicas poco estructuradas cuya duración suele ser breve buscando
una adaptación fundamentalmente psicológica de los alumnos, y que no exijan
una organización muy formal y que permitan la participación de todos los alumnos.
En la parte central de la clase se incluirán tareas que trabajen cada uno de los
contenidos, tareas perceptivo-motrices, tareas de coordinación y equilibrio, tareas
basadas en las actividades alternativas, recreativas, tareas relacionadas con las
actividades en la naturaleza, tareas deportivas.de condición física-salud,
expresivas (de danza, juegos de dramatización), etcétera, en las que en
cumplimiento de las directrices anteriormente expuestas, se destaquen las formas
lúdicas.
77
podrán realizar actividades de verbalización de experiencias, de evaluación o de
culminación (conclusión), en las que se concreten e intercambien ideas sobre el
trabajo realizado. No obstante, a veces durante esta fase de la sesión y teniendo
en cuenta las tareas realizadas en la fase anterior, será necesario estimular,
tonificar el interés o motivación de los alumnos, por lo que podemos incluir juegos
más activos y dinámicos que predispongan positivamente a los alumnos hacia la
práctica de la actividad física.
Casos prácticos
78
5. Reflexionar sobre la complejidad de una tarea y su estrategia de enseñanza-
aprendizaje.
La comunicación y la interacción didáctica en la clase de educación física
Introducción
Este capítulo va a tratar las características específicas de la acción didáctica en
las clases de educación física. El aspecto central de dicha interacción es, sin
duda, la comunicación. Se puede definir la comunicación como el intercambio de
significados entre las personas, que será posible en la medida en que los
individuos poseen en común unos conocimientos unos deseos y unas actitudes.
La comunicación conlleva una intervención sobre el aprendizaje, proporcionando
información relevante. Esta información, referida concretamente a la enseñanza
de la educación física, tiene una multiplicidad de funciones que, en términos muy
generales, están en relación con la transmisión de mensajes relativos a la
realización adecuada de las tareas motrices. No obstante, es preciso decir que la
comunicación que el profesor establece con el estudiante rebasa con mucho lo
relativo a la ejecución de movimientos, y que lleva consigo también un carácter
psicopedagógico, que puede ser expresado a través de la figura 4.
En consecuencia, el éxito de la interacción didáctica radicará en gran medida en
que estos conceptos, procedimientos y actitudes sean comunicados de una
manera efectiva.
79
De acuerdo con lo dicho, el desarrollo de este capítulo responde al esquema que
se presenta a continuación en la figura 5.
Objetivos
80
El proceso de la comunicación en la enseñanza de la educación física
Para poder comprender de una forma práctica la tremenda influencia que tienen
los aspectos generales de la comunicación en el proceso de enseñanza, el
sistema universal de comunicación propuesto por Shannon (1959), que describe y
analiza los aspectos básicos de la comunicación, constituye un instrumento de
análisis valioso, que puede servirnos para arrojar mucha luz sobre una serie de
aspectos de la relación básica de la comunicación profesor-estudiante. Este
sistema, que presentamos esquematizado en la figura 6, tiene la virtud de poder
servirnos de representación de cualquier situación en la que se produzca una
comunicación, mediante unos pocos elementos básicos, lo que va a facilitar la
comprensión del proceso en sus fases más importantes.
81
I .Una fuente de información que contiene "almacenado" el mensaje a transmitir.
2. Un mecanismo transmisor
3. Un canal de comunicación.
4. Un mecanismo receptor.
5. Un destinatario del mensaje, que puede "almacenar" la información recibida.
Tomando como base dicho sistema, se puede plantear una analogía con el
proceso de enseñanza en lo que se refiere a la interacción directa profesor-
estudiante. Cuando la fuente de información y el destinatario son seres humanos,
los mecanismos de transmisión y de recepción estarán en función del soporte
biológico de que disponemos para estos fines y, en consecuencia, de los órganos
que cumplen las correspondientes funciones.
El arte y la ciencia de saber comunicarse es algo que el profesor tiene que llegar a
dominar. Sólo así podrá salvar la diferencia que existe en el que sobe lo que
quiere lograr y el que, además, sobe hacer llegar los mensajes para lograr lo que
quiere. Si consideramos, en principio, al profesor como fuente de información
veremos que el punto de arranque que va a posibilitar la comunicación es el
conocimiento relativo a lo que pretenden, es decir, el estar en posesión de la
información necesaria sobre los aspectos a desarrollar en la preparación del
estudiante.
Es evidente que nadie puede transmitir una información que no posee; para el pro-
fesor el almacén donde está ubicada la información en el momento de iniciarse el
proceso de la comunicación es su memoria. El mero hecho de estar en posesión
de la información correcta no garantiza por sí solo que la comunicación vaya a ser
correcta, pero sí constituye la condición inicial necesaria, es decir, saber el qué
comunicar.
82
Dando por supuesto a nuestros efectos que se está en posesión de los
conocimientos necesarios, vamos a adentrarnos en un análisis del factor didáctico.
Para poder proceder de una manera adecuada a la elaboración de los mensajes
que componen la interacción profesor-estudiante en el proceso de enseñanza, el
profesor habrá que tener sus conocimientos organizados de acuerdo con una
estructura sistemática pero flexible y versátil, en la que las prioridades y las
secuencias estén bien establecidas.
A partir de dicha estructuración didáctica de la materia, el profesor podrá
seleccionar en un momento determinado cuál es el contenido de información que
resulta procedente transmitir en cada mensaje, sobre la base de un buen
conocimiento de los factores y aspectos que intervienen en la enseñanza y
atendiendo a una valoración continua del estado del estudiante y del entorno en el
que se produce la enseñanza. Dentro del factor didáctico hay que tener en cuenta
dos aspectos bien diferenciados:
83
Así como, en principio, hemos considerado al profesor como fuente de
información, vamos a considerar, consecuentemente, al estudiante, también en
principio, como destinatario. La información sensorial que recibe el estudiante
deberá ser adecuadamente codificada a través del proceso sensación-percepción
para su posterior utilización. Es decir, una serie de estímulos van a ser
organizados en conjuntos, los cuales adquieren un significado para el receptor del
mensaje. Por ejemplo, un conjunto de sonidos es percibido como palabras que
pueden tener significado para aquel que las escucha. Aquello que percibimos
cobrará un sentido operativo si lo comprendemos, si somos capaces de darle una
"interpretación" correcta.
Los diferentes pasos que este proceso lleva consigo, desde el punto de vista del
profesor y del estudiante puede resumirse según el mapa conceptual que se
presenta a continuación en la figura 8.
84
Los diferentes niveles de la comunicación
A partir de aquí, el profesor deberá tomar una serie de decisiones específicas para
resolver el problema de la comunicación en este segundo nivel; aquí podemos
distinguir dos subfases que determinan dos tipos de aspectos, que en orden
secuencial lógico son:
86
El nivel de la efectividad en la comunicación
87
La forma de expresión o lenguaje que utilicemos para dar la información
tiene que ajustarse a un nivel de adecuación, es decir, el mensaje docente
tiene que encontrarse adaptado a la capacidad y nivel de comprensión del
tipo de estudiante a que nos enfrentamos (nivel correcto de
expresión del mensaje).
Lectura 6
Velázquez Callado, Carlos (2003), “El aprendizaje cooperativo en educación
física”,
en II Congreso Estatal y I Iberoamericano de actividades físicas cooperativas 30
de junio al 3 de julio de 2003 Gijón, Asturias
Resumen
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Tradicionalmente se ha pensado que las relaciones que se establecen entre el
alumnado, dentro del aula, durante las actividades de aprendizaje perjudican el
rendimiento escolar y, por tanto, son absolutamente indeseables (Ovejero, 1990).
Así, hasta hace bien poco y aún en la actualidad, la disposición más habitual en
las aulas consistía en colocar los pupitres en filas paralelas frente al profesor,
agrupando al alumnado, en el mejor de los casos, por parejas. Esta disposición
facilita el control de la clase por parte del docente y, a su vez, genera una serie de
problemas a los alumnos: potenciación de la sumisión y de la dependencia del
adulto, falta de espontaneidad y de creatividad... (Ovejero, 1988,1990).
Zick Rubín (1998) señala que existen tres aspectos en las relaciones entre iguales
de los niños que influyen significativamente en la conducta de sus compañeros:
Ahora bien no es la mera cantidad de interacción entre los alumnos lo que facilita
el aprendizaje, sino la naturaleza de esa interacción. Así, Hackman y Morris (1975)
señalan que existen tres variables que influyen en el proceso de interacción entre
iguales y, por tanto, en el rendimiento: el esfuerzo que los diferentes miembros del
grupo aportan a la tarea encomendada, los conocimientos y habilidades de cada
componente del equipo y la estrategia colectiva que el grupo aplica para ejecutar
la tarea. Hackman y Morris resaltan además que esta relación no es unidireccional
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sino bidireccional y, al igual que estas variables influyen en el proceso de
interacción, dicho proceso influye también sobre las variables mencionadas. De
este hecho se deriva la necesidad de plantear procesos de actuación sobre cada
una de las variables mencionadas y la búsqueda, al mismo tiempo, de fórmulas
orientadas a promover en el alumnado la calidad en sus interacciones.
Competitiva, donde los alumnos se esfuerzan por alcanzar unos objetivos que no
todos pueden conseguir: ser el mejor en realizar una tarea, acabar la tarea antes
que los demás, etcétera. En esta situación existe, por tanto, una interacción
negativa entre las acciones del alumnado derivada de una interdependencia
negativa entre sus logros. Podremos sintetizar este tipo de contexto en la frase:
"Tu éxito me perjudico, tu fracaso me beneficia".
Cooperativa, donde cada alumno alcanza sus objetivos sí y sólo si el resto de sus
compañeros de grupo los alcanzan también. En esta situación existe una
interrelación positiva entre las acciones del alumnado que se deriva de la
interdependencia positiva entre sus logros. En este caso, la frase que nos serviría
para ilustrar este contexto sería: "Tu éxito me beneficia, tu fracaso me perjudica".
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Podemos definir el aprendizaje cooperativo como la metodología educativa que se
basa en el trabajo en pequeños grupos, generalmente heterogéneos, en los que
los alumnos trabajan juntos para mejorar su propio aprendizaje y el de los demás.
A veces, los miembros menos capaces dejan que el resto de sus compañeros
completen las tareas del grupo, lo que crea lo que Kerr y Bruun (1981) bautizaron
como "efecto polizón". Esta situación, a su vez, puede generar que las personas
sobre las cuales recae todo el trabajo, conscientes de lo que sucede, se esfuercen
menos en la realización de las tareas asignadas. El trabajo en grupo puede dar
lugar también a la situación inversa, que los alumnos más capaces asuman los
roles de Liderazgo, organizando y desarrollando todo el 'trabajo conceptual,
beneficiándose de ello, mientras que el resto asume únicamente las tareas
administrativas (pasar en limpio el trabajo, maquetar la portada, etcétera), sin
participar en las discusiones o sin que se tengan en cuenta sus opiniones, con lo
que su beneficio en el desarrollo del trabajo, a nivel de aprendizaje, es mínimo.
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cooperativo en el área de educación física, área de notable tradición competitiva
en sus prácticas.
Los trabajos del canadiense Terry Orlick y sus colaboradores respaldan los benefi-
cios de los programas de juegos cooperativos para favorecer la diversión,
potenciar las relaciones interpersonales positivas, promover la participación,
incluso de alumnado con discapacidad, aumentar la empatia y desarrollar
habilidades y destrezas (Orlick, McNally y O'Hara, 1978). Además, Orlick y
Zitzelsberger (1995) apuntan que los valores aprendidos en juegos de cooperación
son aplicados por los participantes en otros contextos de su vida real. Así,
después de desarrollar un programa de juegos cooperativos con alumnos de
diversas edades observaron que la totalidad de las niñas y dos tercios de los niños
preferían este tipo de juegos a otros de tipo competitivo.
Para ello diseñó diferentes hojas de registro en las cuales señala diversos
indicadores que deben ser observados por el alumnado. Una vez que el alumnado
entiende lo que significa cada uno de estos indicadores, los estudiantes se
agrupan por parejas, ejerciendo uno de observador y el otro de practicante, roles
que alternan uno y otro. De esta forma, es el compañero el que ejerce la labor de
evaluador y de corrector del ejecutante favoreciendo una observación más
rigurosa y detallada que si sólo la hiciera el docente, lo que permite a los alumnos
una mejor comprensión de los aprendizajes y una comunicación interpersonal que
enriquece tanto al observador como al practicante. El papel del profesor es el de
organizar la clase, supervisar el trabajo, aclarar las posibles dudas, provocar
nuevos interrogantes, etcétera.
Con todo este proceso Velázquez Buendía pretende evitar que la enseñanza de
los deportes se limite al desarrollo de los procesos tácticos y de la técnica,
favoreciendo el desarrollo de capacidades vinculadas al equilibrio personal, a la
interacción interpersonal y a la integración social.
Los finlandeses Singa Polvi y RistoTelama (2000) realizaron un estudio orientado
a comprobar la eficacia del aprendizaje cooperativo, basado en la enseñanza
reciproca, para favorecer la aparición de conductas prosociales. El estudio se
desarrollo durante nueve meses, dos horas por semana, con cuatro grupos de
niñas de 11 años. Hemos de explicar que en Finlandia las clases de educación
física dejan de ser mixtas a partir de tercer grado de educación primaria.
En el grupo uno, integrado por 20 niñas, las alumnas fueron agrupadas por
parejas y cambiaban de compañera cada tres semanas.
En el grupo dos, compuesto por 24 niñas, fueron las propias alumnas las que
eligieron pareja y éstas permanecieron inmutables durante toda la experiencia. En
el grupo tres, formado por 27 niñas, éstas trabajaron individualmente. Los
contenidos desarrollados en estos tres grupos fueron idénticos, únicamente varió
la metodología aplicada.
Por último, el grupo cuatro, de control, estuvo compuesto por 24 niñas que
siguieron con el programa habitual de educación física. Podemos sintetizar el
trabajo realizado y los métodos desarrollados en cada uno de los grupos en el
cuadro siguiente:
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Las conclusiones de este trabajo fueron que el aprendizaje cooperativo, a través
de la enseñanza recíproca por parejas, favoreció la aparición significativa de
comportamientos prosociales en las alumnas del grupo experimental uno, las
cuales mostraron motivación a ayudar a sus compañeras, a apoyarlas y a darles
ánimo cuando lo necesitaban, a darles instrucciones concretas orientadas, a
mejorar su rendimiento motriz en la ejecución de las tareas propuestas ya corregir
los errores que detectaban. Sin embargo, inesperadamente, la enseñanza
recíproca no mostró la misma eficacia con las alumnas del grupo dos, cuyas
parejas permanecieron estables durante todo el experimento, lo que, a juicio de
Polvi y Telama sugiere que el desarrollo de conductas prosociales implica
metodologías cooperativas sólo si los alumnos tienen oportunidad de practicarlas
con compañeros distintos. En los grupos tres y cuatro no hubo cambios
significativos en las alumnas referidos a las conductas prosociales.
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hecho de introducir actividades cooperativas en las clases, el qué, no aumentará
la cooperación si no va unido a un cambio en la metodología y en los objetivos, el
cómo y el para qué.
Fernando Posada (1999) apunta que los juegos altamente competitivos dificultan
la consecución de los objetivos relacionados con los valores que se proponen
desde la educación física y promueven que las personas menos capacitadas para
ese modelo de actividad física, imperante en las clases en la actualidad, abandone
la práctica de todo tipo de actividad motriz. Ante este hecho propone la
transformación de los juegos competitivos y la introducción en los programas de
educación física de juegos cooperativos regidos por los principios de sincronía
grupal, participación y diversión.
En esta misma línea se mueve Melchor Gutiérrez (Gutiérrez, 2000). Para él, la
promoción de estilos de vida activos, que incorporen la práctica de actividad motriz
de forma cotidiana, está relacionada con dos principios fundamentales:
Han sido varios los autores que han propuesto la introducción de diferentes
estructuras de aprendizaje cooperativo en las aulas de educación física. En
algunos casos, son técnicas aplicables específicamente a nuestra área, en otros,
son adaptaciones de otras experimentadas en áreas más conceptuales. Algunas
de estas estructuras son las siguientes:
Jigsaw o Puzzle
(Aronson, 1978)
Proceso
99
En definitiva, mejorar su conocimiento de la tarea encomendada con la
ayuda de los demás.
Un ejemplo.
Finalmente, el profesor llama a Pedro para que le muestre cómo montar la tienda
de campaña. A Pedro le había correspondido el tema de primeros auxilios pero
Pedro consigue montar la tienda sin problemas ya que su grupo trabajó
correctamente y María, que era la persona en el grupo a la que inicialmente se le
asignó el montaje de la tienda, fue capaz de conseguir que todos sus compañeros
de equipo aprendieran cómo hacerlo
Enseñanza recíproca
(Mosston, 1978)
Proceso
100
3. Un miembro de la pareja ejecuta la tarea mientras el otro observa y corrige
los posibles errores.
4. Cuando el ejecutante domina la tarea, intercambia su rol con su
compañero. De esta forma, se convierte en observador mientras su
compañero es el ejecutante.
5. Cuando ambos dominan la tarea, el profesor puede realizar una
comprobación antes de asignar a la pareja un nuevo trabajo.
Un ejemplo:
Tarea: botar correctamente un balón de baloncesto con la mano dominante,
La clase se divide en parejas. El profesor explica cómo botar correctamente un
balón de baloncesto insistiendo en:
Dentro de cada pareja se reparten los roles, uno será el observador y el otro
ejecutará la tarea. El profesor insiste a los observadores en que se fijen muy
especialmente en los aspectos anteriores, Cada uno de los ejecutantes comienza
a botar su balón mientras su compañero le observa, le corrige, le anima. El
profesor se pasea entre los grupos y proporciona feedback si lo considera
necesario.
Cuando ambos creen dominar la tarea, acuden al profesor para que lo corrobore y,
en caso de que así sea, les asigne un nuevo trabajo, por ejemplo: botar la pelota
correctamente, pero esta vez con la mano no dominante.
Otras variantes:
101
se encarga de determinar si los dos miembros de la primera pareja dominan la
tarea encomendada o no.
Se pueden añadir otras normas para fomentar la participación, como que una
misma persona no puede golpear el balón dos veces consecutivas, por ejemplo.
Los distintos grupos realizan diferentes ensayos e intentan organizarse para dar el
mayor número de golpes posibles a la pelota.
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ejecutan la tarea asignada. Cada grupo contabiliza los golpes que sus miembros
consiguen dar al balón antes de que caiga al suelo.
Al finalizar, un miembro de cada grupo indica los puntos que su equipo ha logrado.
El profesor suma todos los puntos logrados por los distintos equipos al marcador
colectivo de la clase.
La tarea puede repetirse varias veces y la clase obtiene como puntuación la mejor
de las conseguidas. En función de esa puntuación, el profesor puede establecer
algún tipo de recompensa como repetir una actividad realizada en clase que haya
gustado al alumnado.
Co-op Play
(Grineski, 1996)
Proceso
Pedro dice que le parece mejor que sean dos las personas que se apoyen sobre
los ladrillos, una en cada uno, y tiren de las cuerdas. También ensayan esta
solución, aunque tienen algunos problemas de coordinación que hacen que
algunas de las personas que saltan caigan fuera de la colchoneta porque las que
están sobre los ladrillos tiran demasiado fuerte de las cuerdas.
En cualquier caso el grupo decide que esta solución parece la más eficaz y la
ensayan varias veces hasta que se consigue el objetivo.
Yo hago-Nosotros hacemos
103
(Velázquez,2003
Proceso
Se juntan los grupos. Ellos deciden el turno en el que cada uno enseña su
respuesta a los demás. Acuerdan primero que cada uno muestre a los otros lo que
ha hecho y después será el turno de ejecutarla en grupo y ver cómo apoyar al que
más dificultades tenga. La acción de Juanita resulta difícil para María, al golpear la
pelota con la cabeza no la controla y no logra atraparla.
Juanita intenta explicarle cómo colocar la cabeza, Pepito le dice que su problema
es que ella salta para golpear la pelota con la cabeza y cierra los ojos, etcétera. Al
final parecen optar porque María lance la pelota menos alto, en dirección a su
cabeza de forma que la pelota rebote en ella y María pueda atraparla. Después de
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varios intentos María lo hace un par de veces seguidas, aplauso general. Luego se
le cae, "no pasa nada, ya casi lo tienes dominado", lo repiten todos juntos. ¡Ya
sale!
Descubrimiento compartido
(Velázquez,2003)
Proceso
2. El profesor pide que, de todas las respuestas dadas, cada alumno retenga un
número reducido de ellas, tres por ejemplo, y las ensaye repetidas veces hasta
que sea capaz de dominarlas.
4. Cada pareja selecciona entre sus respuestas un número determinado, tres por
ejemplo, y ambos miembros las ensayan repetidas veces hasta que son capaces
de realizarlas correctamente y al mismo tiempo. La única condición para elegir las
respuestas que se van a ensayar es que cada miembro de la pareja debe aportar,
al menos, una propuesta.
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5. Dos parejas se unen y forman un grupo de cuatro. Cada pareja enseña a la otra
las tres respuestas que han elegido. Cada alumno es responsable de dominar
todas las respuestas diferentes y de conseguir que todos los compañeros que
ahora forman el equipo lo hagan también.
7. Dos grupos de cuatro se unen para formar un grupo de ocho personas. Cada
grupo de cuatro muestra y enseña al otro las propuestas que han elegido. Como
en los pasos anteriores, cada alumno es responsable de dominar todas las
respuestas diferentes y de conseguir que todos los compañeros que ahora forman
el equipo lo hagan también.
Un ejemplo
Tarea: elaboración de una coreografía sobre una base musical.
Sobre una base musical, el profesor pide a los alumnos que se muevan por la sala
libremente ensayando los diversos pasos que se les ocurran y que encajen en la
música que suena. Cada cual se mueve por el espacio ejecutando diferentes
pasos, algunos más difíciles, otros más sencillos.
De entre todos los pasos ensayados el profesor pide a los alumnos que retengan
tres, los que consideren más originales, los que más les gusten, etcétera, y los
ensayen repetidas veces hasta estar seguros de que los dominan.
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Algunos optan por ensayarlos alternativamente, uno ejecuta y el otro observa y
corrige.
El profesor pide a las parejas que consigan coordinar sus movimientos, de forma
que cada uno haga los pasos al tiempo que su compañero. La dificultad aumenta.
El profesor va más allá, pide que las parejas decidan el orden de ejecución de los
distintos pasos, de forma que al escuchar una señal ambos miembros de la pareja
cambien el paso sin perder la coordinación. Tras algunos ensayos las parejas lo
van consiguiendo.
Se pide entonces que, de los pasos ensayados, cada pareja retenga sólo tres y se
asegure de que ambos componentes son capaces de dominarlos y de ejecutarlos
al mismo tiempo que su compañero. Cada miembro de la pareja debe aportar al
menos uno de los tres pasos elegidos.
El profesor pide entonces que, de los pasos ensayados, cada grupo elija sólo tres,
uno de los cuales debe ser aportado por una de las parejas y los otros dos por la
otra.
Los pasos seleccionados se ensayan nuevamente hasta que el grupo consigue
realizarlos al mismo tiempo y de forma coordinada.
Más tarde, dos grupos de cuatro se unen para formar un grupo de ocho.
Nuevamente, cada grupo muestra al otro los tres pasos que ellos han
seleccionado y se hace responsable de que los aprenda. A continuación el grupo
de ocho ensaya los pasos, una y otra vez, hasta conseguir realizarlos todos al
mismo tiempo.
Por último, el profesor pide a los grupos que, sobre la base musical que han
estado trabajando durante toda la sesión, elaboren una coreografía utilizando
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únicamente los pasos que han elegido. Los grupos deben decidir entonces en qué
orden ejecutarán los pasos, cuándo cambiarán de un paso a otro, etcétera.
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Lectura 7
Me voy a aprender a nadar, dice Silvina con la alegría de sus 6 años recién
cumplidos. -¿Vas a nadar?, interviene la hermana, tres años menor. –No, voy a
aprender a nadar, Yo también voy a jugar a la pileta. -No es lo mismo. Yo voy a-
pren-der a nadar, dice Silvina- ¿Qué es aprender? Aprender… es como cuando
papi me enseño a andar en bicicleta. Yo tenía muchas ganas de andar en
bicicleta. Entonces…papá me dio una bici…más chica que la de él. Me ayudo a
subir…la bici sola se cae, la tienes que sostener andando…-A mí me da miedo
andar sin rueditas.- Un poco de miedo da, pero papá sostenía la bici. No se subió
a su bici grande y dijo “Así se anda en bici…” No, él se puso a correr a mi lado,
siempre sosteniendo la bici… muchos días, y de repente, sin que yo me diera
cuenta soltó la bici y siguió corriendo a lado mío.
Entonces yo dije: ¡Ah…! ¡Aprendí! Una mujer que escuchaba la escena desde
lejos no pudo dejar de mirar la alegría del “aprender” pronunciado que se había
trasladado hasta el cuerpo de la más pequeña, y aparecía en el brillo de sus ojos.
–Ah, aprender es casi tan lindo como jugar- Sabes, papá no lo hizo como en la
escuela. No me dijo: “Hoy es el día de aprender a andar en bicicleta”, “Primera
clase: andar derecho. Segunda clase: andar rápido. Tercera clase: doblas”. No
tenía un boletín donde anotar: “muy bien”, “excelente”, “regular”… porque si
hubiera sido así, no sé; algo en mis pulmones, en el estomago, en el corazón, no
me hubiese gustado aprender.
109
¿Cuál es la esencia del aprender?
110
Lectura 8
Piéron, Maurice (1999), “La gestión del tiempo”, en Para una enseñanza eficaz de
las actividades físico-deportivas, Barcelona, INDE, pp. 106-110.
Maurice Piéron
111
durante todo el tiempo disponible para la práctica. El equipamiento limita la
participación, como también lo hacen los periodos de reposo necesarios tras la
realización de un gran esfuerzo. Una parte del compromiso motor del alumno,
además, se efectúa fuera de los objetivos específicos de manera que una nueva
sustracción conduce al tiempo real utilizado en la tarea, el más representativo de
las posibilidades de aprendizaje (figura I).
Son muy diversas las variables cercanas al tiempo de compromiso motor que,
según las acciones de aprendizaje, han llamado la atención. Los primeros estudios
que hicieron referencia a la noción de tiempo eran simplemente descriptivos. Sin
embargo, tuvieron el mérito esencial de atraer nuestra atención sobre el uso,
normalmente desastroso, que se hacía del tiempo destinado a las actividades
físicas y deportivas. La variable tiempo parecía importante pero sin que nadie
supiera exactamente por qué.
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como son, ya que se corresponden como principios didácticos que ya habíamos
enunciado en otras obras (Pieron, 1985; 1992).
Scheiff y colaboradores (1987) aconsejaban:
Prever que los traslados de material voluminoso durante la clase sean los
mínimos posibles, una vez que ya está instalado.
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Designar el máximo número posible de alumnos para montar y desmontar
los aparatos grandes.
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Lectura 9
Abstracción hecha de los demás factores y a efectos de nuestro trabajo, nos cen -
traremos en los dos últimos, que ponen de manifiesto el tipo de escuela que
tenemos. También aquí el tipo de análisis que se hace suele ser coincidente y se
citan: Enseñanza memorística y repetitiva en vez de creativa; sobrecarga en las
programaciones; escaso énfasis en las materias instrumentales; carácter
demasiado abstracto de los contenidos; contenidos no actualizados.
A pesar del sin fin de declaraciones abogando por una educación básica no tanto
propedéutica a los niveles superiores sino más bien dirigida a conseguir una
formación integral del alumno y el desarrollo de su personalidad, lo cierto es que
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todavía nuestra escuela sigue siendo esencialmente intelectualista, tanto en los
contenidos como en los métodos y sistemas de aprendizaje.
La escuela, hoy, debe ser más formativa que informativa y ampliar consiguiente-
mente sus objetivos educativos, entre otras cosas porque el niño está cada vez
más tiempo en la escuela y menos en casa; el niño cada vez es menos educado
por su madre debido al acceso de ésta al mundo del trabajo, y más por la
institución escolar. Por esta razón la escuela se está convirtiendo cada vez más en
un centro de vida, y la vida es más rica que la simple adquisición de
conocimientos; la vida no es solo la vida intelectual, aunque la inteligencia haya de
regir los demás aspectos de la misma. Precisamente lo que el niño debe aprender
es esa dirección consciente de su propia vida a través de la inteligencia, pero hay
que enseñárselo, no ocultárselo o simplemente abandonarlo.
116
La introducción práctica de nuevos contenidos en la currícula creemos que es una
exigencia urgente en la educación básica que no ha pasado en esto de
afirmaciones generales. No se trata, evidentemente, de una nueva acumulación
sino de una reorganización del curriculum actual. Basar todos los objetivos en los
cognitivos supone dejar al margen de la experiencia infantil otros campos como el
de la vivencia artística o el de la vivencia corporal. Estamos acostumbrados a oír
que lo verdaderamente rentable tanto para el alumno como para la sociedad, es el
desarrollo de la inteligencia ya que ésta es la que ha podido distanciar
definitivamente al hombre de los demás seres de la naturaleza.
Refiriéndonos al campo de la educación física, ésta suele quedar como una edu-
cación marginal, tanto por los recursos que se le asignan, como por los horarios, el
profesorado o la simple indiferencia de los equipos educativos hacia ella. Gran
parte de éstos la encuentran útil como "descarga" de las tensiones del aula o
como desarrollo y mantenimiento de la salud; otros, los más, consideran que resta
tiempo a otras actividades más serias y rentables en el futuro. Evidentemente esto
lo que pone de manifiesto es incluso, sin entrar en consideraciones hechas ya en
otro lugar, el estrecho sentido de rentabilidad que se maneja. El desarrollo de las
capacidades físicas beneficia fundamentalmente al individuo y, en efecto, la
educación física se mueve más en el campo de las vivencias, de ahí que no
parece directamente transformable en producto sujeto a la ley de la oferta y la
demanda, salvo en el caso del deportista de élite, siendo esto último quizá la razón
de que los recursos se orienten sobre todo a las instituciones deportivas y no a las
educativas. Se olvida así con frecuencia que la eficiencia corporal en el trabajo, la
promoción de la salud y el concepto de bienestar psicofísico (objetivos incluidos en
la educación física) podrían suponer una gran economía frente a los accidentes
laborales y a las enfermedades reales o imaginarias que producen gran absen -
tismo laboral.
117
En otro lugar (B. Vázquez e I. Alonso, 1986) hemos sostenido que la educación
física sé sitúa en la encrucijada de la educación actual. En efecto, en el marco de
la demanda que desde hace años viene haciéndose desde los Organismos
Internacionales sobre la diversificación del sistema educativo en general, y en
particular del nivel obligatorio, la educación física, más joven, flexible y motivadora,
pudiera servir de ejemplo y estímulo para la diversifícación general. Y esto en dos
ámbitos, en el del curriculum y en el de la metodología. En cuanto al primero no se
trata de aumentar indefinidamente los contenidos curriculares ni de satisfacer unas
demandas profesionales que llegarían a convertir al escolar en "victima" de las
necesidades de los adultos, sino de abrir nuevos horizontes tanto al desarrollo
personal como de sentar el germen de nuevas profesiones que la sociedad
demanda; se trata en definitiva de abrir la escuela a la sociedad y a sus
necesidades. Los grandes talentos deportivos, igual que los artísticos, en nuestro
país, se han desarrollado al margen de la escuela, y no sabemos cuánto pudieran
aumentar estos si la educación física y la educación artística estuvieran desarro-
lladas seriamente desde el nivel obligatorio.
En cuanto al segundo, posiblemente sea ésta, una de las disciplinas más adecua-
das, contrariamente a lo que el deporte deja ver, para la puesta en práctica de los
principios más actuales de la Pedagogía sin la continua "espada de Damocles", de
abarcar todos los contenidos programados oficialmente como en las demás
disciplinas. En la educación física los contenidos son verdaderamente "medios
educativos", en el sentido instrumental de la palabra medio.
Recógiedo algunos de los principios de la nueva Pedagogía (R. Marín, 1982) vea-
mos la especial significación que alcanzan en la educación física:
— actividad propia frente a actividad del profesor.
— autonomía propia frente a dependencia.
— autocontrol propio frente a control externo.
— creatividad propia frente a rutina.
— interés por la actividad frente a pasividad.
— individualización frente a masificación.
— socialización frente al aislamiento.
— juego como actividad motivante frente a trabajo.
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Actividad propia. Evidentemente nadie se puede mover por otro; claro que la ac-
tividad propia tiene muchos grados, desde el simple mimetismo hasta la
autorrealización.
La educación física será verdaderamente educación si consigue la
autorrealización física, si el individuo genera, decide y controla su propia actividad.
La propuesta de problemas motrices a resolver por los alumnos, la táctica
individual o colectiva, el resultado de la propia experiencia, etc., son altamente
motivantes para el alumno y le dan el sentido fundamental de actividad propia.
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Los estudios sobre el interés y las actitudes de los escolares hacia la educación fí-
sica se han hecho desde hace tiempo y en dos direcciones: como actitudes hacia
las enseñanzas de educación física entre otras enseñanzas y en cuanto actitudes
hacia el deporte, (J. Bielefeld, 1.9).
Los tipos psicomotores son distintos (Bizet) pero a veces el menor inter és por las
actividades físicas no es una causa sino un efecto, producido en muchas
ocasiones por un autoconcepto negativo sobre sus propias posibilidades motrices
generado o por experiencias anteriores, superprotección de los padres, alguna
enfermedad crónica, etc., o por las propias expectativas del profesor sobre sus
posibilidades. Esto se puede observar claramente en la enseñanza deportiva
donde los "menos buenos" pierden interés por falta de estimulación del profesor.
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El juego motriz y el juego deportivo son un buen campo de socialización no sólo
de las conductas motrices (socio-motricidad), sino también como todo juego, de
conductas sociales globales. Como sabemos, a través del juego el niño aprende a
ser protagonista y a depender menos de los mayores, su conducta debe estar
regulada por él mismo en función de las circunstancias y de las conductas de los
demás. Pero además las actividades físicas en el niño raramente se hacen en
soledad, sino en grupo; si además estas actividades se hacen en la naturaleza, las
marchas, acampadas, escaladas, etc., exigen un gran espíritu de solidaridad y
cooperación convirtiéndose en un buen medio de aprendizaje de las relaciones
sociales.
Desde una problemática social más amplia habría que considerar ciertos proble-
mas sociales o juveniles considerados hoy como de graves consecuencias y difícil
solución. A la escuela se le pide, o, al menos de ella se espera, que los solucione
o contribuya a solucionarlos. A éste respecto la educación físico-deportiva podría
jugar un papel importante en la integración social de los adolescentes y jóvenes, al
menos en los siguientes aspectos:
— Integración juvenil mediante la actividad deportiva (equipos, clubs, federacio-
nes, etc.), frente a la integración en grupos marginados.
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