Arely Lopez-LyC-Proyecto
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emocionales:
la empatía de
las máquinas
ARELY LOPEZ DIAZ
Científicos e ingenieros desarrollan una nueva generación de
autómatas capaces no sólo de entender nuestro lenguaje natural,
sino de interpretar y expresar estados anímicos. ¿Podremos algún
día reír y llorar con ellos?
INDICE
1..................ARTICULO DE
DIVULGACION
2......................ARTICULO DE
INVESTIGACION
3..................CARTEL
De las cosas a las personas
Gracias a las nuevas tecnologías informáticas, los robots industriales están por todas partes: en las cadenas de montaje
de automóviles, en los quirófanos e incluso en otros planetas, como la nave espacial Curiosity, que lleva desde 2012
recogiendo y analizando muestras de suelo de Marte (ver ¿Qué te parece ?No). 178). Por otro lado, hay muy pocos
robots con habilidades sociales y de comunicación. Aunque en países desarrollados como Japón y Estados Unidos se han
producido algunos modelos capaces de interactuar con humanos, como Kismet y Jibo, todavía estamos lejos de
Arturitos (como Star Wars) o robots (como los Supersónicos). escúchanos y ayuda en la escuela, en casa o en el hospital.
Como escribe Cynthia Breazel, investigadora del Laboratorio de Inteligencia Artificial del Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT): "La robótica está más preocupada por interactuar con las cosas que con las personas". Pero en las
últimas décadas, las cosas han comenzado a cambiar. Como dijo Humberto Sossa Azuela, del Centro de Investigaciones
en Computación del Instituto Nacional de Tecnología (CIC), los robots industriales son "máquinas ciegas" que repiten
acciones de acuerdo a un programa específico, y muchos expertos están tratando de romper este paradigma. Sossa, jefe
del Laboratorio de Robótica y Mecatrónica del CIC, concluye que el desafío es enorme, ya que un autómata con las
características definidas de Minsk debe ser capaz de reconocer patrones de manera óptima, usar lo que llamamos
sentido común y sentir las emociones que informan sus decisiones. Robots con estas características, además, son
capaces de adaptar el estado de su interlocutor a las emociones, dijo Jesús Savage Carmona, jefe del Laboratorio de
Biorrobótica de la Facultad Técnica de la Universidad Nacional Autónoma de México. "Tienes que ser capaz de
reconocer no solo lo que dice una persona, sino también su estado de ánimo". Eduardo Bayro Corrochano, quien
desarrolla robots humanoides con su equipo en el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) de
Guadalajara, explica que, en primer lugar, los componentes electromecánicos de estas máquinas deben ser lo
suficientemente robustos para cumplir con procedimientos de reconocimiento o aprendizaje. El siguiente paso es
desarrollar esquemas específicos para reproducir el proceso por el cual los individuos absorben información y adquieren
conocimiento de su entorno. Estos esquemas pueden estar basados en la fisiología del sistema nervioso humano.
de la razón al sentimiento
Para Humberto Sosa, uno de los mayores obstáculos en la creación de robots sensibles es que deben tener capacidades
que se asemejen al cerebro humano. El enfoque tradicional para construir robots se llama de arriba hacia abajo y se
basa en las siguientes reglas de operación que permiten que las máquinas resuelvan ciertos tipos de problemas
complejos que la mente humana no puede manejar. Un ejemplo clásico es la computadora IBM Deep Blue que derrotó
al campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov en 1997. La máquina puede analizar hasta 200 millones de posiciones
de mesa por segundo y predecir el próximo movimiento de un oponente humano. Si categorizamos su rendimiento
lógico, Deep Blue es un prodigio. Su "fuerza bruta" radica en su capacidad de cálculo. Pero su nivel de inteligencia
emocional (si extrapolamos la definición de robot del psicólogo Daniel Goleman) será cero.
Para superar esta limitación, Sossa Azuela propone un enfoque diferente para diseñar y construir máquinas
inteligentes: un enfoque ascendente basado no solo en el seguimiento de algoritmos o fórmulas, sino también en el
aprendizaje. "Tuvimos que idear nuevos modelos de redes neuronales que coincidieran más con las funciones de las
neuronas humanas trabajando juntas".
Carlos Gershenson, del Instituto de Matemática Aplicada y Sistemas (IIMAS) de la Universidad Nacional Autónoma de
México (IIMAS), señala que otro pionero de la computación ha esbozado la idea de crear máquinas que puedan
aprender en lugar de probar todo su comportamiento desde cero. ideas de programacion : el científico británico Alan
Turing (ver What do you think? No. 163). El mayor desafío es que una máquina emocionalmente capaz responderá de
manera diferente a la misma entrada dependiendo del estado de ánimo, mientras que una máquina emocionalmente
incapaz siempre dará la misma respuesta a la misma entrada. Los investigadores del IIMAS lo resumen con un ejemplo
cotidiano: las personas reaccionamos de manera diferente ante situaciones en las que estamos felices, tristes o enojados.
Según Gershenson, esto podría lograrse mediante el desarrollo de programas que imiten esta función reguladora de las
emociones, aunque no necesariamente utilizan la misma mecánica que los videojuegos.
algoritmo genético
Desde 2012, Jesús Savage, junto con alumnos del Laboratorio de Biorrobótica de la Facultad de Tecnología, ha creado
Justina, un robot de servicio ganador de un concurso internacional que puede reconocer personas y gestos, navegar en el
espacio y realizar tareas bajo comando y con una persona.
A medida que mejoraron y se volvieron más complejos, el robot se volvió cada vez más como un ser vivo, recuerda Savage.
Por esta razón, adoptaron un enfoque de abajo hacia arriba para construir este tipo de robots utilizando algoritmos genéticos
inspirados en la evolución biológica, que, al igual que los organismos, pueden adaptarse y mutar a las tensiones de su
entorno. Tal como lo ha hecho la naturaleza con los seres vivos durante miles de millones de años, expertos de la Facultad
de Ingeniería realizaron simulaciones por computadora en las que se probaron algoritmos genéticos en un entorno virtual.
Para ilustrar cómo funcionan estos algoritmos genéticos, Savage recuerda el trabajo de las hormigas para transportar
comida y mantener sus nidos. Cada misión tiene grupos específicos, pero trabajando juntos todos pueden sobrevivir como
una colonia. "Usando un algoritmo genético, podemos obtener una representación binaria de cada una de estas tareas
especializadas" (exploración del territorio, llevar comida al nido, etc.), dijeron los investigadores. Cada uno de estos puede ser
considerado como un individuo, que luego se prueba para resolver un problema específico. Suponemos que en una población
de 1000 personas (en este caso 1000 algoritmos), queremos elegir el algoritmo más adecuado para proporcionar las
capacidades exploratorias del robot simulado. Tendremos que seleccionar a los que lo han iniciado y descartar a los que aún
lo han dejado. Después de hacer la selección, podemos tener 100 algoritmos en lugar de los 1000 originales. Si ahora los
combinamos entre sí de forma similar a la reproducción biológica, la modificaremos, dando como resultado una nueva
población de 1000 individuos, que serán más. adecuado para la tarea asignada. "Si repetimos este proceso de selección de los
mejores una y otra vez, durante algunas generaciones, obtendremos personas que pueden resolver problemas", dijo Savage.
coche acompañante
Las aplicaciones de los robots que pueden leer emociones son amplias y prometedoras: desde guías automatizados en museos
y galerías hasta asistentes personales en oficinas, hogares, residencias de ancianos y hospitales. Daniel Saldivar Navarro y
su equipo del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingeniería (CUCEI) de la Universidad de Guadalajara construyeron
dos prototipos con este objetivo en mente. Los robots Marisol e Ismael, especializados del Departamento de Electrónica y
Computación del CUCEI, cuentan con programas de reconocimiento visual y servomotores que les permiten seguir los
movimientos humanos con la cabeza. “Comenzamos con métodos clásicos de visión artificial, pero ahora tenemos nuestros
propios algoritmos llamados metaheurísticas, que se enfocan en detectar formas geométricas básicas como círculos, líneas o
elipses que el robot puede reconocer en un rostro humano”, dijeron los investigadores. . .
Los expertos en inteligencia artificial de CUCEI, a quienes se les otorgó una patente nacional de robots móviles modulares
en 2009, informaron que el mayor desafío en el desarrollo de estos prototipos no fue la programación, sino el ensamblaje de
los componentes electromecánicos, que resolvieron con la ayuda de la impresión 3D (¿qué te parece? ¿pensar? No. 203).
El equipo de Saldívar siguió perfeccionando el proyecto a base de hardware libre (todos los diseños de estas creaciones se
pueden encontrar en Internet) para que en un futuro pudieran servir a personas discapacitadas o de la tercera edad. “La
idea es que estos bots no solo puedan analizar el significado textual de una oración o un gesto, sino también el contexto. Por
ejemplo, al ver que una persona no ha comido o no se ha levantado, pueden concluir que está no me siento bien y díselo a
todo el mundo". El médico envía un mensaje de alarma. nuevo modelo
Hasta ahora, los expertos en inteligencia artificial han logrado que los robots entiendan y, al menos parcialmente, repitan
algunas de las expresiones emocionales generalmente reconocidas por los humanos: la felicidad de una sonrisa natural, la
ira del ceño fruncido o la tristeza cuando estás triste. Pero, ¿alguna vez irán más allá de la ciencia ficción y crearán
replicantes con sentimientos internos que puedan enamorarse, consolarse frente a las dificultades o desesperarse ante el
llanto de sus hijos? Sossa Azuela se muestra escéptica: "Todavía estamos lejos de que los robots experimenten emociones
avanzadas, como
BIBLIOGRAFIAS
Romero Herrera, Rodolfo, “Máquinas que
piensan y sienten”, Revista Digital
Universitaria, UNAM, 10 de marzo 2006,
vol. 7, Núm. 3: www. revista.unam.mx
Barceló Aspeitia, Axel Arturo, Juego
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BioRobotics UNAM: www.biorobotics. fi-
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