Bourdieu y Competencias (Enunciación)
Bourdieu y Competencias (Enunciación)
Bourdieu y Competencias (Enunciación)
Guillermo Bustamante Z.
Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional
0. El asunto
tomado como objeto una categoría que proviene de las llamadas “ciencias del
lenguaje”: las competencias.
En el momento en que Bourdieu escribe su libro, reinaba el discurso de la
lingüística estructural que, para él, no satisfacía el requerimiento de un análisis del
lenguaje que sirviera para fundar una teoría general de la cultura. Entonces, se opone
a la lingüística dominante, pues siente que la delimitación del campo de esa
disciplina que hizo su fundador es una afrenta contra las preocupaciones de un
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1 Recordemos ese famoso libro que escribiera con Jean-Claude Passeron a comienzos de los
70 sobre la educación: La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza.
México: Fontamara.
2 BOURDIEU, Pierre [1985]. ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios
lingüísticos. Madrid: Akal.
3 De SAUSSURE, Ferdinand [1916]. Curso de lingüística general. Madrid: Alianza.
teórica” con la lingüística a propósito de maneras de comprender el lenguaje; se
trataba, más bien, de un asunto político.
Para Bourdieu, una lengua no está dada: ha tenido que ganarse su legitimidad en
un proceso histórico . Por eso se ocupa de explicar cómo una lengua llega a ser
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emitirse y descifrarse por cualquiera, no es más que el efecto de un proceso social
destinado a constituir la nación. La lengua se le aparece como un “tesoro social” de
signos, como un dato “natural”, cuando en realidad es un efecto social.
Haciendo referencia a la unificación del francés como lengua nacional, Bourdieu
plantea que mientras se necesita un mínimo de comprensión entre regiones, cuando
sus intercambios no están regulados por una centralización, no se erige una forma de
hablar como norma; pero que cuando el Estado requiere un mercado lingüístico
unificado, con el fin de asegurar el mínimo de comunicación necesario para la
producción económica y la dominación simbólica, entonces se impone una lengua
como oficial, lo cual pasa por una sinnúmero de procesos en los que incluso se usa
la fuerza física. Frente a la lengua oficial, los particularismos se vuelven
“regionalismo”, “expresión viciada”, “falta de pronunciación”, “jerga dialectal” o
“vulgar”; usos que la escuela se encargará de sancionar negativamente. La
unificación del mercado vuelve caducos los anteriores modos de producción, sus
costumbres y sus usos lingüísticos (que ahora se medirán bajo el rasero de la lengua
oficial). La lengua “común” de la que se ocupa Saussure se construye privilegiando
constantes lingüísticamente pertinentes, en detrimento de variaciones significativas
desde el punto de vista sociológico.
En consecuencia, la lengua no puede ser entendida sólo a la manera de la clásica
definición lingüística (como código para asociar significantes y significados), sino
también, y sobre todo, como reguladora de prácticas; no puede ser entendida sólo
como comunicación, sino también, y sobre todo, como promoción a la existencia de
un nuevo discurso de autoridad, con léxico, referentes, retórica, eufemismos,
representación del mundo, etc. Así, el objeto de la lingüística está previamente
construido por leyes sociales que el lingüista olvida u oculta. La lengua que toman
Saussure y los lingüistas en realidad revela los nuevos usos a los que ella sirve, la
nueva naturaleza de sus usuarios (funcionario, cliente), las cualidades
administrativas de su Estado.
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sociales exigen una competencia legítima, sin la cual se está por fuera de esas
condiciones o condenado al silencio.
La competencia lingüística como patrimonio biológico, la disposición innata a
adquirir el lenguaje, la maduración producto del aprendizaje, un corpus de frases,
observable por cualquiera... todo este arsenal chomskyano sería universal, común y,
en tal sentido, no-distintivo. En cambio, para Bourdieu, como la competencia para
hablar la lengua legítima depende del patrimonio social, es facultativa; razón por la
cual se vuelve distintiva: expresa las distinciones sociales (las diferencias
lingüísticas funcionan como signos de distinción social). La cualificación lingüística
(cultural) se da, entonces, por niveles; no todos los hablantes están en el mismo
nivel, no todos tienen iguales condiciones de adquisición simbólica. Así, la
diferencia produce un beneficio de distinción que se distribuye en función de las
posibilidades de acceso a esas condiciones, es decir, dependiendo de la posición en
la estructura social: posibilidad de acceso a los instrumentos de producción de la
competencia y a los lugares de expresión legítima.
Mientras un conocimiento desigual, en relación con la lengua, define la
competencia chomskyana, para Bourdieu es fundamental la idea del reconocimiento
uniforme de la lengua legítima . La hipercorrección, por ejemplo, muestra la tensión
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Por último, se ubica el caso de Habermas, para quien las palabras tienen una
fuerza inherente. Sin embargo, Bourdieu piensa que la fuerza de las palabras no es
algo propio, no es independiente de su uso, sino que es adquirida gracias a las
condiciones institucionales en que se utilizan.
Los usos de la lengua oficial se valoran con arreglo al patrón de las prácticas
legítimas, pero compiten entre ellos en el mercado lingüístico. Se constituye,
5 ¿Es la lengua chomskyana el fundamento de las operaciones políticas que describe
Bourdieu?, ¿o esa lengua, pretendido fundamento, es el efecto de dichas operaciones políticas?
6 De este argumento podríamos inferir la inutilidad de la búsqueda de equidad en educación,
a la manera como lo publicitan las políticas educativas.
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entonces, un sistema de oposiciones lingüísticas sociológicamente pertinentes, que
retraducen un sistema de diferencias sociales . Hablar es apropiarse de un estilo
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las cosas, las situaciones y las prácticas. El poder simbólico es eficaz más por
describir el ser que por invocar el deber-ser . 9
Según Bourdieu, los autores, los gramáticos y los profesores son los agentes
encargados de inculcar el dominio de la lengua legítima: a partir de los productos de
los autores (los profesionales de la expresión escrita), los gramáticos explicitan y
codifican reglas que los maestros (la pedagogía) instituyen como esquemas
prácticos.
Los autores
Los gramáticos
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La expresión “correcta” es la corregida, es decir, producida por quien domina las
reglas, constituidas por codificación e inculcadas por la pedagogía. El “buen uso”
resulta de una competencia en una gramática incorporada: reglas derivadas del
discurso efectuado (pasado) y puestas como normas del discurso a efectuar (futuro).
Los gramáticos consagran y canonizan escritores y escrituras, entre otras
inculcándolos en la escuela, mediante la normalización, la codificación para hacerlos
maleables, reproducibles. La lengua legítima debe apoyarse con un trabajo
permanente de corrección (de instituciones y de hablantes).
Los profesores
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ostentoso de tiempo se incluye en el valor atribuido a una competencia socialmente
garantizada, “certificada” por el sistema escolar.
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campos político, religioso, artístico o filosófico— y la estructura del campo de las
clases sociales en que se sitúan los receptores y con relación a la cual interpreta el
mensaje» [p.15]. Esta correspondencia se ve cuando el discurso especializado se
recontextualiza, pues sus palabras se “universalizan”, se vuelven válidas para todos.
La lengua, como sistema formal, puede decirlo todo, incluso la nada («el rigor
formal puede ocultar el despegue semántico» [p.15]), hecho fundamental para que
campee la ideología. La lengua produce existencia, produciendo su representación
colectivamente reconocida.
Sin embargo, no hay palabras neutras, pues la sociedad está estratificada : los
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11 Cf. la nota 4.
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ubica la idea de “competencia lingüística” como una manera de eludir el asunto del
poder, que se juega realmente más allá de la frase bien construida, en el contexto de
una sociedad que reproduce la desigualdad con ayuda del lenguaje. El recurso a la
competencia lingüística, entonces, como en el caso de cierta interpretación de los
resultados de las evaluaciones en la educación colombiana, impide entender la
circulación discursiva y propone, como un hallazgo de los test, conceptos sobre lo
social que provienen más de los “investigadores” que de los datos, con el agravante
de que son pobres conceptos “sociológicos” que tampoco permiten entender la
educación .13
4. A manera de conclusión
La competencia lingüística, medida según los criterios escolares, depende, como las
demás dimensiones del capital cultural, del nivel de instrucción estimado por los
títulos sociales, y de la trayectoria social [...]. En tanto que mercado lingüístico
estrictamente sometido a los veredictos de los guardianes de la cultura legítima, el
mercado escolar está dominado por los productos lingüísticos de la clase dominante
y tiende a sancionar las diferencias de capital preexistentes: el efecto acumulado de
un débil capital cultural, y de la correlativa débil propensión a aumentarlo por la
inversión escolar, condena a las clases más desprovistas a las sanciones negativas
del mercado escolar, es decir, a la eliminación o a la autoeliminación precoz que
unos mediocres resultados entraña. Las diferencias iniciales tienden, pues, a
reproducirse, debido a que la duración de la inculcación tiende a variar
paralelamente a su rendimiento; los menos inclinados o menos aptos para aceptar y
adoptar el lenguaje escolar son también los que menos tiempo están expuestos a él,
a los controles, correcciones y sanciones escolares.
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estudiantes, están sancionados de antemano; que los capitales culturales no
dominantes condenan al fracaso escolar a sus portadores, quienes no tienden a
aumentarlos; que el fracaso es sancionado incluso por el mismo condenado; que las
diferencias, lejos de aminorarse, se reproducen; que el tiempo de exposición a la
escuela es diferencial socialmente y que esa diferencia es garantía de estabilidad
escolar.
BIBLIOGRAFÍA
________ y Passeron, Jean-Claude [1970]. La reproducción. Elementos para una teoría del
sistema de enseñanza. México: Fontamara, 1995.
VERÓN, Eliseo (comp.) [1969] Lenguaje y comunicación social. Buenos Aires: Nueva
Visión.
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