Arana, Juan Carlos

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A. 1. XXXI.

Arana, Juan Carlos s/ excarcelación.

Buenos Aires, 19 de octubre de 1995.


Vistos los autos: "Arana, Juan Carlos s/
excarcelación".
Considerando:
1°) Que la Cámara Federal de Apelaciones de Rosa-
rio confirmó la resolución de primera instancia que no
había hecho lugar a la excarcelación de Juan Carlos Arana.
Contra esa decisión la defensa del procesado dedujo el
recurso extraordinario, que fue concedido.
2°) Que el a quo consideró que el supuesto de li-
bertad provisional que prevé el art. 379, inc. 6°, del
Código de Procedimientos en Materia Penal no es de
aplicación automática, sino que deben valorarse las
circunstancias concretas del caso y la situación personal
del procesado. Por ello, denegó la excarcelación sobre la
base de la gravedad de los delitos atribuidos al imputado
por su vinculación con el tráfico internacional de
estupefacientes (arts. 5°, inc. c, y 7° de la ley 23.737
agravados por el art. 11, inc. c, de aquélla, art. 210 del
Código Penal y art. 874, punto 1, inc. d, de la ley 22.415,
en concurso real); los catorce años de reclusión solicitada
como pena por el fiscal y la complejidad de la instrucción,
que había demandado el cumplimiento de procedimientos en
extraña jurisdicción. Además expresó que dentro del plazo
de dos años a que hace referencia el art. 701 del código
adjetivo no correspondía computar las demoras causadas por
las articulaciones de las partes. Así, concluyó afirmando
que el tiempo que el procesado llevaba detenido resultaba
"razonable" en atención a las circunstancias expuestas.
3°) Que en el escrito de apelación federal la de
-//-
-//- fensa alega que el a quo ha efectuado una errónea inter-
pretación de los arts. 379, inc. 6°, y 701 del Código de
Procedimientos en Materia Penal, que sería violatoria de los
artículos 18 de la Constitución Nacional y 7°, inc. 5°, de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos. Aduce que la
concesión de la libertad caucionada se impone obligatoriamen-
te cuando se han cumplido los dos años de detención, sin que
corresponda descontar demoras por diligencias procesales aje-
nas a la actividad del juzgado. Añade que, dado que en dicha
legislación procesal, el otorgamiento de la libertad bajo
caución se impone obligatoriamente cumplido aquel plazo de
detención, resulta inaplicable la jurisprudencia del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos citada en la resolución im-
pugnada, dado que no deriva de la interpretación del art.
379, inc. 6°, del citado código. Invoca la existencia de un
supuesto de gravedad institucional.
4°) Que el remedio federal es procedente en la me-
dida en que en la causa se ha puesto en cuestión la inteli-
gencia asignable al art. 7°, inc. 5°, de la Convención Ameri-
cana sobre Derechos Humanos, y la decisión ha sido contraria
al derecho en que el apelante funda sus agravios.
5°) Que ante la entrada en vigencia de la ley
24.390, que reglamentó el art. 7°, inc. 5°, de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, el tribunal anterior en
grado dio vista a las partes para que se pronunciaran sobre
la aplicación de aquella ley al caso de autos (fs. 66).
El fiscal de cámara adujo que la naturaleza de los
delitos imputados al procesado determinaba que fuese exclui
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Arana, Juan Carlos s/ excarcelación.

-//- do de las previsiones de la ley 24.390, debido a lo


dispuesto en el art. 10.
La defensa, aunque por distintos fundamentos que
los del representante del ministerio público, también se
opuso a la aplicación de esa norma a la situación del
procesado. Estimó que la exclusión de los beneficios de la
libertad caucionada para los imputados por una clase de
delitos, implicaba la violación de lo dispuesto por el art.
7°, inc. 5°, de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en cuanto la citada disposición se aplica a los
procesados por toda clase de delitos.
6°) Que la Convención Americana sobre Derechos
Humanos dispone en el art. 7°, inc. 5°, que "toda persona
detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un
juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer
funciones judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro
de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin
perjuicio de que continúe el proceso...".
Por su parte, la ley 24.390 determina un plazo
fijo de dos años -con una prórroga de un año y otra de seis
meses- para los procesados que habiendo cumplido aquel
lapso de detención en prisión preventiva no hubiesen sido
juzgados en forma definitiva. No obstante lo expuesto, en
el art. 10 establece que "quedan expresamente excluidos de
los alcances de la presente ley los imputados por el delito
previsto por el art. 7° de la ley 23.737 y aquéllos a
quienes resultaren aplicables las agravantes previstas en
el art. 11 de la misma ley" (el art. 7° reprime la acción
del que organice y financie cualquiera de las actividades
vinculadas con el tráfi
-//-
-//- co de drogas y el art. 11 agrava las penas cuando los
hechos se cometan por tres o más personas organizadas para
cometerlos).
7°) Que más allá de la calificación de los hechos
que en definitiva corresponda, lo cierto es que las conductas
que se imputan al procesado son aquellas que el legislador ha
decidido excluir de los beneficios de la ley 24.390, sin que
ello vulnere lo dispuesto por el art. 7°, inc. 5°, de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, puesto que lo
que la convención exige es que toda persona sea juzgada o
puesta en libertad dentro de un "plazo razonable", pero no
impide que cada estado parte adecue esos plazos según
criterios de política criminal relacionados fundamentalmente
con razones de interés público.
8°) Que en el sentido expuesto en el considerando
anterior, la Comisión Interamericana sobre Derechos Humanos,
en el informe sobre el caso 10.037 de la República Argentina
del 13 de abril de 1989 (ED 134, pág. 171), expresó que "en
determinados supuestos el concepto de plazo razonable ha de
quedar sujeto a la gravedad de la infracción, en cuanto a los
efectos de establecer si la detención ha dejado de ser
razonable". Asimismo, haciendo referencia a lo expuesto por
la Corte Europea en el caso "Neumeister", sentencia del 27 de
junio de 1968, destacó que "para apreciar si, en un deter-
minado caso, la detención de un acusado no sobrepasa el lí-
mite razonable, corresponde a las autoridades judiciales na-
cionales investigar todas las circunstancias que, por su na-
turaleza, lleven a admitir o a rechazar que existe una verda-
dera exigencia de interés público que justifique la deroga
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-//- ción de la regla del respeto a la libertad


individual".
9°) Que no existe duda que las razones de interés
público que determinaron al legislador a excluir las
conductas a las que se ha hecho referencia, han surgido de
la necesidad de armonizar las disposiciones del derecho
interno con los compromisos internacionales asumidos por el
país al aprobar diversos tratados internacionales, entre
los que corresponde destacar la Convención de las Naciones
Unidas contra el tráfico ilícito de estupefacientes y
sustancias sicotrópicas, suscripta en Viena el 19 de
diciembre de 1988 y aprobada por la ley 24.072. Entre los
aspectos principales del tratado corresponde mencionar la
recomendación efectuada a los estados partes referente a la
necesidad de que al conceder la libertad caucionada o la
libertad condicional los tribunales tengan en cuenta la
gravedad de determinadas conductas -menciona las vinculadas
con el tráfico de estupefacientes- y algunas
circunstancias, entre las que figuran la participación en
actividades delictivas internacionales organizadas (conf.
art. 3°, inc. 7°).
10) Que, a partir de lo expuesto es válido con-
cluir en que la exclusión de la aplicación de la ley 24.390
a los supuestos vinculados con el tráfico internacional de
estupefacientes (art. 10) no implica la derogación de los
principios de la libertad individual y de la presunción de
inocencia y ello surge de los propios argumentos de la
comisión a los que se ha hecho referencia en el
considerando octavo.
11) Que, por lo demás aquella exclusión tampoco
implica violación al principio de igualdad ante la ley, ya
que
-//-
-//- el art. 16 de la Constitución Nacional no impone una
uniformidad de tratamiento legislativo ni obsta a que el le-
gislador contemple en forma distinta situaciones que conside-
re diferentes, con tal de que la discriminación no sea arbi-
traria ni importe ilegítima persecución o indebido privilegio
de personas o grupos, aunque su fundamento sea opinable. Todo
depende, pues, de que concurran "objetivas razones" de
diferenciación que no merezcan tachas de irrazonabilidad
(Fallos: 313:1638, considerando décimo primero del voto del
doctor Belluscio y jurisprudencia allí citada). Y ello más
aún cuando la Convención Americana sobre Derechos Humanos
limita los derechos individuales al disponer en el art. 32,
inc. 2° que "los derechos de cada persona están limitados por
los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por
las justas exigencias del bien común, en una sociedad
democrática".
Por las razones expuestas, la ley 24.390 no resulta
aplicable a la situación del procesado, debido a que la
conducta de aquél se halla incluida en la excepción del art.
10. Al ser ello así, corresponde examinar las disposiciones
del Código de Procedimientos en Materia Penal que regulan en
el caso el instituto de la excarcelación y posteriormente de-
terminar si la resolución impugnada constituye una interpre-
tación razonable de las normas pertinentes, especialmente la
del art. 7°, inc. 5°, de la Convención Americana sobre Dere-
chos Humanos.
12) Que el Código de Procedimientos en Materia Pe-
nal en el art. 379, inc. 6°, dispone que "podrá concederse la
excarcelación del procesado cuando el tiempo de detención
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-//- o prisión preventiva hubiesen superado el término


establecido en el art. 701, que en ningún caso deberá ser
superior a dos años...". Por su parte, el art. 380
determina que "no obstante lo dispuesto en el artículo
anterior, podrá denegarse la excarcelación cuando la
objetiva valoración de las características del hecho y de
las condiciones personales del imputado permitieran
presumir, fundadamente, que el mismo intentará eludir la
acción de la justicia...".
13) Que a los efectos de determinar si las normas
transcriptas se adecuan a lo prescripto por el art. 7°,
inc. 5°, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
ha de reseñarse la opinión de la comisión interamericana en
el informe sobre el caso 10.037 de la República Argentina
del 13 de abril de 1989 (ED 134, pág. 171) en donde,
haciéndose referencia en forma expresa al concepto de
"plazo razonable de detención", se dijo que "el inc. 6° del
art. 379 está complementado y moderado por el art. 380 del
propio código, de suerte que la determinación del 'plazo
razonable' en el derecho interno argentino surge en cada
caso de la consideración armoniosa de estas dos
disposiciones, quedando librada esa consideración al
criterio del juez que debe decidir en base a los parámetros
que la ley le marca taxativamente para que los valore en
forma conjunta... la norma señala los carriles que debe
recorrer el criterio del juez, a saber: la objetiva
valoración de las características del hecho y de las condi-
ciones personales del imputado...del concepto de "plazo
razonable" pueden extraerse dos conceptos importantes:
primero, que no es posible establecer un criterio in
abstracto de este plazo, sino que éste se fijará en cada
caso vistas y valo
-//-
-//- radas las circunstancias del art. 380... el Estado Parte
no está obligado (por la Convención) a fijar un plazo válido
para todos los casos con independencia de sus circuns-
tancias... quedando el concepto de plazo razonable sujeto a
la apreciación de la gravedad de la infracción, en cuanto a
los efectos de establecer si la detención ha dejado de ser
razonable".
14) Que de modo coincidente con el criterio expues-
to, el Tribunal considera que el art. 380 del Código de Pro-
cedimientos en Materia Penal es la pauta interpretativa del
art. 379, inc. 6°, del código citado y que las dos normas se
adecuan a lo establecido por el art. 7°, inc. 5°, de la Con-
vención Americana sobre Derechos Humanos, en la medida en que
no determinan plazos fijos para la procedencia de la ex-
carcelación, sino que la decisión ha de quedar a criterio del
juez según determinadas circunstancias que el magistrado
deberá examinar y valorar en forma concreta.
Y si bien al denegar la excarcelación, el tribunal
de alzada no hizo referencia expresa al art. 380 del Código
de Procedimientos en Materia Penal, resulta indudable que
rechazó la libertad caucionada sobre la base de las circuns-
tancias -reseñadas en el considerando segundo- mencionadas
por aquella norma -la objetiva valoración de las caracterís-
ticas del hecho y de las condiciones personales del imputado-
, y en su decisión siguió tanto las pautas fijadas por la
comisión en el informe mencionado en los considerandos ante-
riores como las establecidas por esta Corte en Fallos: 310:
1476.
De tal forma, puede concluirse que la resolución
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Arana, Juan Carlos s/ excarcelación.

-//- impugnada se ajusta a los requisitos fijados por el


art. 7°, inc. 5°, de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
Por ello, y los argumentos pertinentes del dictamen
del señor Procurador General, se hace lugar al recurso
extraordinario y se confirma la resolución. Hágase saber y
devuélvase. JULIO S. NAZARENO - EDUARDO MOLINE O'CONNOR -
CARLOS S. FAYT - AUGUSTO CESAR BELLUSCIO - RICARDO LEVENE
(H) - ANTONIO BOGGIANO - GUILLERMO A. F. LOPEZ - GUSTAVO A.
BOSSERT.
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