Garcia Final Octubre

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1

NOTICIA SOBRE LA VIDA Y MÉRITOS DEL DOCTOR


DOMINGO JOSE GARCIA (1759-1834)

(1)Domingo Garcia

Una breve noticia genealógica sobre nuestro personaje, debe


empezar con el alférez Melchor García del Moral. Era un
andaluz de la villa de Osuna, donde nació aproximadamente en
1630, que pasó al Río de la Plata y se estableció en Buenos
Aires. Allí se casó, el 5 de junio de 1658, con doña Teresa
de Barrios. Tras enviudar, contrajo segundas nupcias con doña
María de Meneses, viuda de Diego Muñoz. Del segundo
matrimonio nació el luego capitán Sebastián García y Meneses,
quien se casaría en Buenos Aires, en 1709, con doña María
Engracia de la Cruz.

Estos fueron padres de Melchor García de la Cruz, bautizado


en la Catedral porteña el 2 de junio de 1710. Se sabe que en
la década de 1720 se estableció en San Juan. En esa ciudad se
casó, en 1729, con doña María Margarita de Uliarte. Entre sus
hijos, estaba José Javier García y Uliarte, nacido en San
Juan hacia 1732. Este se radicó en San Miguel de Tucumán,
durante la década de 1750, y contrajo nupcias allí con doña
Mariana Mercado. (2) dibujo color plaza de Tuc.

Serían los padres del doctor Domingo José García, nacido en


la citada ciudad en junio de 1759, bautizado privadamente y
posteriormente oleado en la Iglesia Matriz entre el 13 y el
16 de diciembre del mismo año, “de cuatro meses y medio” 1.
La trayectoria del doctor García es el propósito de este
trabajo.

***

Domingo José García –quien por lo general figura en los


documentos como “Domingo” a secas- inició sus estudios en el
Colegio de Monserrat, en Córdoba. Se graduó de Maestro de
Artes, tras lo cual pasó a la Universidad de Chuquisaca; es
decir, a la célebre casa de estudios altoperuana, cuyos

1
A estas y otras referencias genealógicas, las agradecemos a don Jorge Corominas. Están tomadas de su
importante trabajo inédito “Los García del Moral”.
2

egresados tuvieron papel clave en el proceso revolucionario


iniciado a fines del primer decenio del siglo que siguió.

(3 Montserrat y Chuquisaca

Conocemos el diploma universitario del doctor García, por el


facsímil que publicó un diario tucumano, sin hacer constar el
paradero del original2. El documento, confeccionado a pluma y
en latín, atestigua que le confirieron el título, y que se le
impuso, en el acto de graduación “en la parte superior de la
cabeza el birrete con borla y flecos colgantes de color
verde… después de rigurosos exámenes públicos y privados por
parte de los Doctores examinadores, en los cuales fue
aprobado”. Encabezaba el diploma el dibujo de una cruz, y
debajo de ella: “In Dei Nomine. Amen”.4) facsímil diploma

El Rector de la casa de estudios hacía saber, en el extenso


diploma, para que conste, “que en esta Universidad, el año
del Señor de 1783, a 7 de agosto y siendo las nueve antes del
mediodía”, el Canciller de la Universidad “confirió, después
del grado de Licenciado, el otro de Doctor en la sagrada
facultad del Derecho Canónico a Don Domingo García”.

En la ceremonia, “según es costumbre en esta Universidad y


está mandado por Bulas Apostólicas”, el Canciller pronunció
una oración en la que el graduando prometía pureza de
conducta y fidelidad a la Iglesia y a los reyes. Y además,
propuesta “una cuestión difícil sobre el Derecho Canónico por
el Doctor Decano y Padrino don Juan de Castro, y expuestas y
aprobadas todas las opiniones sobre dicha cuestión, dio al
que iba a ser laureado el ósculo en señal de hermandad y le
entregó un libro como símbolo de la facultad de enseñar en
público y un anillo de oro, símbolo de sus desposorios con la
Sabiduría”

***

Al año siguiente, el 28 de junio, el doctor García se


incorporaba a la Matrícula de Abogados de Chuquisaca. Así
consta en la lista que el historiador Samuel Velasco Flor
publicó en 18773. Consta también allí que lo mismo hicieron,
ese año, varios argentinos, condiscípulos de García.
2
“La Universidad de San Francisco Javier…”, en: La Gaceta, Tucumán, 21-VIII-1925
3

Tales, Mariano Zavaleta (luego sacerdote); José Miguel de


Carballo, Juan Francisco de Castro y Careaga (luego
sacerdote); Francisco de Illescas, Eusebio Antonio Mayada,
Juan Campero y Juan Victorino Rodríguez 4. Es sabido que este
último, catedrático de la Universidad de Córdoba, se adhirió
a la contrarrevolución liderada por Santiago de Liniers, que
estalló en esa ciudad en 1810. La actitud le valió ser
fusilado en Boca del Tigre, junto con el infortunado jefe de
la Reconquista y otros compañeros. (5)Liniers

Luego de su graduación, García estuvo, desde el 15 de


noviembre de 1784, entre los practicantes juristas de la
Academia Carolina de Chuquisaca5. Corría 1786 cuando pasó a
Buenos Aires, donde se inscribió en la Matrícula de Abogados
que llevaba la Real Audiencia.

***

Ejerciendo su profesión de abogado, el joven doctor García


residió un tiempo en la capital del Virreinato. Allí se casó
en primeras nupcias con doña Bernardina Arroyo, en 1787. Era
una distinguida dama, hija de Juan Tomás de Arroyo-Jiménez de
Paz y de María Elena de Sosa-Figueroa6. (6) Bs. As. Colonial

García permaneció en Buenos Aires con su mujer hasta 1789.


Allí nació la primera hija, María Rosa Adanita García y
Arroyo, muerta en la primera infancia. Luego, se trasladaron
a San Miguel de Tucumán. Allí nacerían otros cinco hijos del
matrimonio García-Arroyo. El primero ellos, Jacobo Salomón,
nació el 18 de junio de 1790 y la menor, Mariana fue
bautizada en la Iglesia Matriz el 2 de mayo de 1801.

3
A la lista de Velasco Flor, complementada con la de Valentín Abecia, más sus aportes propios, la publicó
VICENTE OSVALDO CUTOLO, en Argentinos graduados en Chuquisaca (Bs.As, s/e, 1963). Sobre García, ver
pp. 30 y 113

4
Ibidem, pp.30-32

5
Ibidem, p.113

6
Juan Tomás de Arroyo, nacido en 1731, era hijo de Tomás de Arroyo y de Ignacia Jiménez de Paz. Su
esposa, María Elena de Sosa, era hija de José de Sosa y de María Elena Figueroa. Agradecemos estas
referencias al ingeniero Diego Herrera Vegas.
4

Pocos años después, falleció doña Bernardina Arroyo de


García. Merece detenerse un momento el caso de su sucesión
hereditaria. A pesar de que, en su testamento de 1825, el ya
viudo García afirmaba que ella “no trajo otros bienes al
matrimonio”, al parecer la familia Arroyo tenía vastas
propiedades en la provincia de Buenos Aires, que se
localizaban en la Ensenada de Barragán y en la isla de Monte
Santiago. En esta última se construyó el puerto de La Plata,
sin que el Estado averiguara sus condiciones de dominio. Años
después, los descendientes plantearon el litigio
correspondiente: una verdadera “causa célebre” de muchos
cuerpos de expediente, que se arrastró durante largos años
por los tribunales porteños. En 1926, el periodismo estimaba
que el reclamo llegaba a los 100 millones de pesos,
fantástica suma por entonces7.

(7)cabildo Tuc).El doctor García fue reconocido y autorizado


por el Cabildo de San Miguel de Tucumán, el 3 de junio de
1786, para desempeñarse como abogado, gestión que realizó
antes de pasar a Buenos Aires, bajando de Chuquisaca. Además,
en julio de 1791,ya regresado a Tucumán, adquiere un solar
donde edifica su vivienda. Esto marcaba un claro propósito de
proseguir su vida futura en la ciudad natal8.

Ya a esa altura, el prestigio y la capacidad de García tenían


el reconocimiento pleno del vecindario tucumano. El 1 de
enero de 1807, asume como Alcalde Ordinario de Primer Voto.
En esa calidad, el 19 de septiembre del mismo año, el Cabildo
le asigna la condición de Portaestandarte, para que saque y
porte el Real Estandarte9.

***

(8) 25 de mayo) En 1810, se produce la Revolución de Mayo en


Buenos Aires, que desplaza al virrey español y lo sustituye
por una Junta Gubernativa. El doctor García está presente en

7
“El pleito de la Ensenada y del puerto de La Plata”, en: La Gaceta, Tucumán, 4-V-1926.

8
ARCHIVO HISTÓRICO DE TUCUMÁN (en adelante, se cita AHT), Actas del Cabildo [transcriptas por Samuel
Díaz], Vol. 11, fs. 99 v. y 356 v.

9
Ibidem, Vol. 13, f. 147 v.
5

la reunión del Cabildo del 25 de junio10, donde se informa al


vecindario tucumano sobre aquellos graves sucesos. Asimismo,
consta su presencia en el Cabildo del 28 de noviembre de
1811, entre los “vecinos principales” que reconocen al Primer
Triunvirato. Ese año integra la Junta Subalterna de Tucumán,
como presidente, junto con Domingo de Villafañe y Francisco
Ugarte, y es nombrado Comandante General de Armas de la
Provincia. Su grado militar es de teniente coronel.

Entretanto, es conocido que, desde el 25 de mayo de 1810, se


precipitan los sucesos. Se produce la contrarrevolución de
Santiago de Liniers en Córdoba, y la Junta manda una tropa
para sofocarla. Tras cumplir su cometido, ese Ejército –ahora
llamado “del Perú”, pero más conocido como “Ejército del
Norte- continúa rumbo al Alto Perú, para imponer la
revolución.

(9) En lo que resta de 1810, se suceden el


Suipacha.
contraste de Cotagaita (octubre) y la victoria de Suipacha
(noviembre). Pero en junio de 1811, ocurre el desastre de
Huaqui, con la consiguiente retirada de los restos de la
fuerza patriota batida. Después de esa derrota, narra
Gregorio Aráoz de La Madrid que el doctor García lo aceptó –
con grado de teniente de artillería- para integrar el
escuadrón que se mandó desde Tucumán como auxilio, al mando
de Gervasio Robles y con uniforme costeado “por las señoras
del pueblo”11.

Se nombra nuevo jefe del maltrecho Ejército a Cornelio


Saavedra, a quien el nuevo gobierno (que ya no es Junta sino
Triunvirato) reemplaza por Juan Martín de Pueyrredón. Empieza
1812. Pueyrredón intenta otro ataque en Nazareno (enero) y
tras fracasar, se retira rumbo a Tucumán y pide el relevo. El
mando pasa entonces (marzo) a Manuel Belgrano, quien
contramarcha y acampa en Jujuy, dispuesto a rearmar el
Ejército del Norte. (10) Belgrano

10
De aquí en adelante, citamos las actas impresas: MANUEL LIZONDO BORDA, Actas del Cabildo, vol. I,
1810-1816; vol. II., 1817-1824. Introducción y notas de… (UNT, Tucumán, 1939-1940).

11
GREGORIO ARÁOZ DE LA MADRID, Memorias del general…(ed. de EUDEBA, Bs.As, 1968), I, p. 14
6

***

Pero a comienzos de ese año 1812, mientras Belgrano va en


viaje para asumir su comando, el Triunvirato dispone conferir
una grave responsabilidad al doctor Domingo García. Por
decreto del 29 de enero de 1812, lo designa nada menos que
Gobernador Intendente y Capitán General de la Intendencia de
Salta12. Su jurisdicción abarca, como se sabe, además de Salta
–que es la capital- las provincias de Jujuy, Catamarca,
Tucumán y Santiago del Estero. Se trata de la zona
directamente amenazada por el enemigo realista, triunfador en
Huaqui, que se prepara a avanzar

A García no lo asusta el riesgo, y agradece la designación al


poder central. En su nota del 21 de febrero, afirma que el
cargo conferido “me llena de las mejores y más nobles
satisfacciones por la honrosa confianza que me dispensa”.
Asegura que “lo desempeñaré de buena fe y con legalidad para
no desmentir el concepto y servir cumplidamente a la Patria”.
Informaba que “a la posible brevedad haré mi marcha [a
Salta], luego que permita y dé lugar la mala estación del
tiempo, que es lluviosa, los caminos se hallan intransitables
y los pasos de los ríos peligrosos”13.

Reunido el Cabildo tucumano el 19 de marzo, expresa el acta


que ingresó “el Señor Doctor Domingo García, teniente coronel
del Ejército”, y presentó su nuevo título. Por estar “la
Capital [Salta] ocupada por el enemigo” y “por orden del
señor general don Manuel Peres (sic) Belgrano”, el Cabildo
toma el juramento correspondiente a García, y dispone pasar
aviso a las ciudades subalternas, para “su debido
reconocimiento”.

***

12
Cfr. ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN ARGENTINA, Toma de Razón de despachos militares, cédulas de
premio, retiros, empleos civiles y eclesiásticos, donativos, etc. 1740 a 1821 (Ed. Oficial, Bs.As, 1925), p. 342

13
De Domingo García al poder central, Tucumán, 21-II-1812. Este y otros documentos que se citan del
Archivo General de la Nación (en adelante: AGN) , provienen de los Legajos N° 485, 1819-1825; N° 483,
1812-1813, y N° 504, 1812-1813, en: Sala X: 5.75; 5.7.3; y 5.10.1, respectivamente. Consultamos las
fotocopias facilitadas por gentileza del señor Juan Bautista García Posse.
7

(11) ciudad de Salta

García finalmente puede llegar a Salta e instalarse en su


despacho. La situación es de franca penuria. No sólo debe
afrontar los gastos de la capital de la Intendencia, sino
enviar fondos a Belgrano, que los requiere febrilmente desde
Jujuy, donde está abocado a reorganizar el Ejército del
Norte.

Manifestará, en julio de 1812, que encontró “los fondos


públicos todos agotados, y con innumerables deudas, todas de
privilegio, que procedió a satisfacerlas para afirmar el
crédito del Gobierno y tener recursos”. Como los ingresos de
Hacienda eran insuficientes, decía, “no le quedó “más
arbitrio que el empréstito” que estaba señalado a esa
Capital. Cuidó de que su obtención no fuera “ejecutiva y
estrepitosa, sino con moderación para no causar disgustos y
conseguir se hiciese efectiva, conservando el gobierno su
dignidad”.

(12) Logró así reunir la mitad del monto, y esperaba


carretas.
llegar al total sin dificultades. Con estos fondos, decía,
“se han pagado postas, reses que ha consumido el Ejército,
fletes de carretas, compra de 600 mulas, hospital”, etcétera.
Pero Belgrano seguía solicitando dinero para las urgencias
del Ejército. No las podía atender García con el resto del
empréstito, pero gracias al “crédito del Gobierno” había
conseguido un préstamo de don Francisco Asencio Lezama y otro
capitalista14.

Como la fuerza realista se acerca, Belgrano dispone


replegarse rumbo al interior. El Triunvirato le ha ordenado
seguir hasta Córdoba. Antes, emite (29 de julio) aquel famoso
bando, donde ordena que los habitantes marchen detrás del
Ejército, con sus armas, ganados, cosechas y mercancías, bajo
severísimas penas. La medida le parece catastrófica al
Cabildo de Salta, y pide que se revise. García está de
acuerdo con ese criterio.

14
De Domingo García al poder central, Salta, 21-VII-1812. .
8

Expresa a Belgrano que “la falta de gente y caballada”


tornaba imposible “extraer todo el ganado”. Hacerlo requería
“4.000 hombres y, a proporción, otros tantos caballos, para
recogerlo y sacarlo hasta la jurisdicción del Tucumán”.
Advertía que la medida dejaba a Salta sin auxilios para
cuando se la reconquistara. Le parecía que, para privar al
enemigo de caballos y mulas mansas, bastaba con arrearlos a
puntos difíciles y custodiarlos con partidas. Así se evitaba
“el sacrificio total de las pobres familias que no pueden
seguir al ejército”15 . (13) caballada, mulas, soldados

***

El gobernador García desarrolla una sacrificada y empeñosa


tarea de apoyo al Ejército del Norte. Más adelante la
expondrá en detalle.

El 9 de agosto, desde Salta y en nota al Cabildo de San


Miguel de Tucumán, incita a los tucumanos a imitar el
esfuerzo de Salta y Jujuy. “Asombra ver a los hijos de esta
ciudad [Salta] y de Jujuy, abandonar a sus padres, a sus
madres viudas, sus hogares y todos sus intereses, para correr
a reunirse con el más pobre, con el más triste artesano que
arrojó su taller para tomar las armas en defensa de la
Patria”, dice. (14)Exodo..

“No creo desnudos de igual energía a los vecinos de ese


valiente pueblo. Nada pues costará a Vuestra Merced reclutar
todo joven, sin distinción ni aceptación de persona, sin
reparar al comerciante, al hijo único, al de la viuda, ni al
casado”, expresa. “Hágales entender Vuestra Merced que en
Salta no ha quedado un teniente coronel, ni un coronel de los
ancianos retirados, que no esté en el cuartel general”. Y
recomendaba: “cuando se hace un servicio, que sea completo:
que vengan costeados por sí y el vecindario, sin gravar los
fondos nacionales, más que en la ración, cuando esta no se
pueda ahorrar…”16.

15
BERNARDO FRIAS, Historia del general Martín Güemes y de la provincia de Salta, o sea de la
independencia argentina (Depalma, Bs.As, 1971), II, p. 407.
9

O que pone en guardia al mismo Cabildo (23 de junio) sobre la


prédica realista y subversiva del comendador de La Merced,
Fray Domingo Salas, advirtiendo que el fraile era un
ferviente adversario de la Revolución “y como tal ha
seducido a los vecinos para que no ayuden ni sirvan en la
milicia, no presten auxilio ni hagan cosa favorable…”17.

(15) Tristán,
Entretanto, la fuerza realista, al mando del
brigadier Pío Tristán, avanza hacia Jujuy. Habrá de ocupar
esa ciudad, luego la de Salta y seguir en dirección a
Tucumán.

El 20 de agosto, García envía una carta tipo a varios


organismos de Salta. Expresa que, como “las marchas del
enemigo sobre nuestro territorio no me permiten demorarme más
tiempo en esta capital”, necesitaba constancias sobre su
comportamiento de gobernador, “para que me sirva de resguardo
en lo venidero”18.

(16) Cabildo Salteño) Las respuestas se le remiten ese mismo


día y contienen enormes ponderaciones. El Cabildo de Salta
expresa que García, durante su desempeño, “se ha comportado
con el mayor pulso y prudencia que se puede desear;
manifestando en todas sus relaciones con este Ayuntamiento
una política juiciosa, seria y útil a las atenciones de este
pueblo; cuya salud ha consultado y sostenido con tanta
moderación y equidad, cuantos han sido mayores los apurados
lances”.

Por su parte, el Deán del Cabildo Eclesiástico expresa que


el doctor García “goza del general aprecio de este
vecindario”, por “su contracción asidua y pronta en los
negocios públicos de la Patria y privados de las partes, en
los que ha manifestado un celo infatigable por el bien
común”.

El Presidente y dos directores de la Comunidad de San


Francisco, informan, por su parte, que García “ha observado
16
Transcripta por: JULIO P. ÁVILA, La ciudad arribeña. Tucumán 1810-1816. Reconstrucción histórica (s/e,
Tucumán, 1920) p.362

17
AHT, Sección Administrativa (en adelante, se cita: SA), T. 22, fs. 229 y 270.

18
Tanto el pedido de García como las respuestas que siguen, constan en: AGN, X.5.7.5.
10

el mayor celo y desinterés en la administración de Justicia,


manifestando asimismo su amor a la Patria en las acertadas
providencias que ha propendido al bien público, sin que
hayamos oído cosa alguna contra su honor y buena conducta”.

La Comunidad de La Merced certificaba que “los


procedimientos” del gobernador intendente “han sido cabales
en todo punto; miremos a la administración respectiva de su
oficio o a las providencias de discreción que ha tomado en
las críticas circunstancias”. Destacaba “la humanidad y
benignidad con que se ha hecho amar y respetar”.

Y siguen las conceptuosas comunicaciones de Salta. El


Hospital de Caridad de San Andrés, dice que “este Hospital de
Caridad y sus pobres tendrán que llorarlo por el paternal
cariño con que se ha comportado con ellos”. La Administración
de Tabacos, resalta la integridad de García “en todas las
relaciones de su manejo”. Así lo dice “la voz común de este
pueblo, que hoy hace demostraciones de verdadero sentimiento
por la próxima partida de tan benemérita persona”.

Para los Ministros de Hacienda de las Cajas Reales, el doctor


García “ha servido a la Patria con tan infatigable actividad,
celo e inteligencia, que es digno de los mayores elogios, así
por ello como porque con su conocido talento, sabiduría y
prudencia, ha sabido conciliar aquel importante objeto con
los intereses del vecindario que admira lleno de gratitud el
paternal amor que ha merecido a su benemérito jefe el Sr. Dr.
García”.

El historiador Bernardo Frías destaca, en esta circunstancia,


el temple del gobernador García. Uno de sus hijos, Jacobo,
falleció en Córdoba en el servicio, pero el dolor
consiguiente no hizo flaquear al padre en sus obligaciones.
“Ningún efecto han causado los estímulos de la carne y de la
sangre –expresó al gobierno- cuando traía a la memoria la
proposición del sabio emperador de Roma, que la muerte por la
Patria es una vida eterna de honra y de gloria”.19

***

19
FRÍAS, Historia…cit, pp. 396-397
11

El gobernador García, en medio de las angustias del momento,


cubría también las providencias administrativas necesarias.
El 9 de setiembre, siempre desde Salta, informaba al Cabildo
tucumano que Manuel Silva había sido comisionado para
trasladar el archivo de Salta y de Santiago del Estero hasta
la ciudad de Tucumán. El mismo día, autorizaba y disponía
“por órdenes superiores de esta ciudad a las de abajo”, que
Silva debía pasar a desempeñarse allí como escribano del
cuerpo capitular20.

El 14 de septiembre, un oficio de García indica, al mismo


Cabildo, la aplicación correspondiente a los fondos de sisa,
que debían pasar a la Caja21. Esto muestra que, a pesar de que
el 20 de agosto -en la solicitud de certificaciones que
vimos- se declaraba a punto de partir, en realidad siguió
instalado en Salta, por lo menos hasta ese 14 de setiembre.

Vale la pena detenerse en esta cuestión de fechas con cierto


detalle, porque aquí tienen importancia.

Reiteramos, entonces, que García estaba en Salta el 14, es


decir, diez jornadas antes de la batalla de Tucumán.
Suponiendo que ese mismo día haya partido desde Salta, el
peligro del trayecto hasta Tucumán, y las dificultades que
los caminos presentaban en aquella época, hace conjeturar que
debe haber llegado a su ciudad natal el día 17 o el 18, por
lo menos.

***

(17)Belgrano. Esto nos trae a aquella “Memoria” sobre la


batalla de Tucumán, que Belgrano redactaría un año después
del suceso. En ese texto, el general desliza un reparo sobre
el doctor García. Afirma que este se había “ido dos o tres
días antes de la acción”, y en cuanto al teniente de
gobernador, Francisco Ugarte, Belgrano dice que no apareció
en tal acción.22. Esa mención, en lo que respecta a García,
arroja una sombra injusta sobre el gobernador intendente, que
es preciso analizar y esclarecer.
20
AHT, SA, T. 22, fs. 306-309

21
Ibidem, f. 310
12

Decimos que injusta porque no se necesita argumentar


demasiado para suponer las razones de tal ausencia. En primer
lugar, pensemos que García tenía entonces 53 años, lo que era
una alta edad para la época. No podía pensarse que estaba en
condiciones de montar a caballo y de empuñar el fusil o el
sable, aparte de que su salud –como lo diría posteriormente
al gobierno- estaba en decadencia.

Pero hay más que eso. Puesto que era responsable de las cinco
ciudades que componían la Intendencia, hay que pensar que la
ausencia pudo estar motivada por los mil y un trajines que
demandaba no solamente lo relativo al refuerzo del Ejército,
sino a la recepción de los contingentes militares de las
otras ciudades, y la atención de la enorme masa de población
civil (el “Éxodo jujeño”) que venía detrás de las tropas.

No puede suponerse que quien había demostrado tanta


diligencia en los aprestos, no estuviera presente, sin causas
muy justificadas, a la hora de las definiciones.

(18) Bernabé. No es ocioso recordar que tampoco Bernabé Aráoz


estuvo físicamente presente en la acción de 24. Y, sin
embargo, no solamente jamás se criticó esa ausencia, sino que
se lo considera, con toda justicia, uno de los grandes apoyos
de Belgrano y del Ejército del Norte. En suma, no haber
estado presente en la batalla, no significa necesariamente
falta de colaboración. En el caso de García, esa colaboración
fue más que notoria y eficaz.

Un dato más, que consta en la documentación. Tan cerca de


Belgrano estaba García en las inmediaciones de la batalla,
que facilitó el aljibe de su casa de familia, para que se
escondiera allí el plomo de la Maestranza de Artillería que
el general –dudoso del éxito del encuentro- quería ocultar a
los realistas. Era demasiado pesado para trasladarlo con
premura hasta Santiago. También se usó al efecto el aljibe de
la casa de Ugarte. Días más tarde, se extrajo el plomo. Era
una enorme cantidad: consta en los documentos que su
transporte posterior a Buenos Aires requirió 11 carretillas23.

22
Usamos el texto que, con prólogo de Mario Belgrano, se compiló en un libro titulado: MANUEL
BELGRANO, Autobiografía y memorias sobre la expedición al Paraguay y batalla de Tucumán (Emecé, Bs.As, ,
1942), pp. -55-64
13

La mención negativa en la “Memoria” no fue la única


injusticia que Belgrano cometió con García. Acaso por la
angustia y nerviosidad que le producía la proximidad del
enemigo, el general, desde Jujuy, remitió al Triunvirato una
queja por la falta de colaboración que hallaba en el
gobernador intendente y sus tenientes, salvo del de Jujuy.

Por eso, el 28 de agosto, el gobierno reconvino a García en


una comunicación. Claro que el doctor García no tenía tiempo
para responder a ese cargo, en medio de las acuciantes tareas
previas al combate. Lo haría detalladamente días más tarde,
como veremos.

***

Son conocidos los acontecimientos que siguieron. El


vecindario tucumano solicitó enérgicamente a Belgrano,
acampado en La Encrucijada de Burruyacu, que no obedeciera
la orden superior de retirarse a Córdoba y dejar las ciudades
del trayecto a merced de los realistas. Le pidieron que se
detuviera en Tucumán y presentara batalla, asegurando que
reforzarían sus milicias, además de aportarle todo el dinero
y los pertrechos necesarios. El general aceptó la oferta, que
coincidía, últimamente, con lo que puede conjeturarse que era
su criterio.

(19) La batalla. Y el Ejército del Norte, reforzado con las


milicias criollas, logró la resonante victoria del 24 de
setiembre de 1812, que frenó el avance realista hacia al
interior de las Provincias Unidas.

Pero sucede que el doctor García se ha sentido justamente


afectado por la reconvención del Triunvirato. Es una
sensación que no ha mitigado el éxito del 24. Y dieciocho
días después de la victoria -exactamente el 11 de octubre- y
desde Tucumán, procede a responder aquella comunicación del
gobierno central. Interesa transcribir gran parte de sus
párrafos, porque allí el gobernador intendente expone todo lo
que aportó en beneficio de la fuerza de Belgrano.

***
23
ÁVILA, La ciudad…cit, p. 382.
14

20 García). Al comienzo, sintetizaba el contenido de la nota


que recibió. Expresaba que “cuando consideraba a V. E.
informado de los distinguidos y particulares servicios que
han hecho a favor de la Patria el gobierno de Salta y sus
tenientes subalternos en la remisión de reclutas y auxilios
que se han pedido para organizar y formar el Ejército, recibo
la prevención de V. E. de 28 de agosto, en la que se
reconviene a todos, a excepción de don Francisco Pico, por la
menos actividad sobre este punto”.

Pasaba entonces a enumerar sus servicios. “La absoluta


escasez de fondos en las cajas principales y sufragáneas; la
limitada población de la provincia; las anteriores
extracciones que se han hecho de reclutas y el resabio de sus
habitantes, podrían haber causado justamente ese defecto;
pero nada ha sido inconveniente para que se dejasen de
proporcionar cuantos socorros se solicitaron desde que entré
al mando”.

Continuaba: “Así, de mi parte como de la de mis tenientes, ha


sido redundante el celo, empeño e integridad para
franquearlos puntualmente. En los mayores apuros jamás me
embaracé con dificultades; cuando el erario defectuaba [sic]
me comprometí más de una vez con mis bienes y crédito a pedir
especies y dinero por vía de empréstito; y contraído a alejar
desconfianzas en los vecinos pudientes, asegurándoles
consideraciones y efectivos cumplimientos cuando yo no
pudiese verificarlos, encontré siempre recursos sobrados; y
de este modo se remitieron el ejército cantidad de mulas,
caballos, ganados vacunos, dinero; pago de libranzas de
postas, deudas atrasadas, útiles y otras especies importantes
en ingentes cantidades, guardando el orden y satisfacción de
los gastos constitutivos de la Provincia para conservar la
tranquilidad de las fronteras del Chaco”.

21 firma García.
García subrayaba que “este esfuerzo no se
debe a ninguna virtud oculta, al erario nacional que encontré
enteramente exhausto y agotado, ni a violencias e
injusticias, sino al meritísimo y generoso pueblo de Salta,
adicto a estos servicios y comprometido por la causa de la
15

Patria, por la dignidad y honor con que yo lo había gobernado


y administrado justicia, tratando a todos con lenidad y
urbanidad y reproduciendo las suaves, benignas y piadosas
intenciones que V. E. quieren manifestar y ejercitar en las
Provincias Unidas para consolidar en los corazones un sistema
liberal, que es el que nos conviene” 24.

El historiador Bernardo Frías, comentando este documento,


resalta el logro de García de que el empréstito forzoso de
29.000 pesos impuesto a Salta, se pagara la mitad hasta
junio, a fuerza de “prudencia, de paciencia y de buen modo”25.

***

García se había encontrado con un gobierno lleno de deudas,


el comercio paralizado, los empleados públicos impagos y
calamidades similares. Los que antes eran comerciantes
prósperos no tenían efectivo, porque sus fondos estaban
detenidos en otras provincias, embargados o perdidos. A pesar
de eso, no rehusaron al empréstito. Antes bien, le ofrecieron
alhajas y bienes raíces para que el Estado los vendiera, un
sacrificio que García rehusó “por muchas consideraciones”26 .

22 batalla.
En cuanto a cumplir la orden de abandono
impartida por Belgrano, decía que “marchó la principal parte
del vecindario sin exceptuar Alcaldes ni Regidores y
habiéndose decidido muchos a incorporarse en la Compañía de
Patriotas, dejaron abandonadas sus casas y familias
acompañando a nuestro Ejército en su retirada”. Se hallaron
entonces “en la acción del Veinte y Cuatro (de septiembre)
donde algunos han quedado muertos, otros heridos y los demás
volviéndose a incorporar en la Vanguardia han regresado
persiguiendo al enemigo en su retirada”.

García no estaba de acuerdo tampoco con la reconvención que


el gobierno central extendía a sus tenientes. Sobre el de
Tucumán –que era Francisco Ugarte- decía que era “de la mejor

24
Transcribe estos párrafos: FRIAS, Historia…cit, pp. 397-398

25
Ibidem, ibídem.

26
Ibidem, p. 399
16

opinión y de suficientes facultades”: había sufrido serios


daños, ya que “una estancia se le ha despoblado por la
extracción de ganados y caballos para mantener el ejército”.
Además, “por los suplementos que ha hecho para el envío de
reclutas con útiles a Jujuy, se le deben más de 4.000 pesos y
jamás ha fallado en servicios que se le han exigido”.

Sobre el teniente de Catamarca –Domingo Ortiz de Ocampo-


expresaba que “no lo considero reprensible de ningún modo”,
ya que “a su celo y actividad se le debe el envío de más de
trescientos hombres que por mi mano se han entregado al
Ejército”. Y en cuanto al de Santiago –José Prudencio Vargas-
tenía el mérito de “iguales servicios”.

Deseaba que “tenga V. E. bien entendido que en la acción del


Veinte y cuatro y para su acertada victoria todos han
concurrido, los jefes militares, los políticos, oficiales
subalternos, soldados, paisanos, obrando cada uno según su
clase, ocupación y posibilidad”. Y, decía “a ninguno
considero menos acreedor a una condigna consideración de V.
E. Los pueblos todos han ayudado según sus proporciones”,
aunque el de Tucumán parecía más afectado como provisor de
mayor número de gente y cabalgaduras, porque allí se había
instalado el cuartel general”27.

***

23 (documento)
El documento, del cual transcribe buena parte
el historiador Frías es suficientemente revelador sobre la
actuación del gobernante en 1812.

En los renglones finales, García se refería a su persona. No


había podido trasladar su familia a Salta, y estaba emigrada
“más allá de Santiago”. Su estancia había sufrido la
“despoblación” de sus ganados y caballos. Expresaba
finalmente que “lo más es que me falta la salud, y si estos
servicios merecen en la justificación de V. E. alguna
consideración”, solicitaba que “se atienda a la solicitud de
retiro” que presentaba.

27
AGN, id. nota 18. Los subrayados son nuestros.
17

El borrador de la respuesta, fechada 27 de octubre de 1812,


decía que “ha sido muy satisfactoria a este Superior Gobierno
la lectura de los oficios de V. S. del 11 del corriente
(octubre) con que manifiesta los distinguidos y particulares
servicios hechos a favor de la Patria por el gobierno de su
cargo y tenientes subalternos de la provincia, en la remisión
de reclutas e importantes auxilios con que ha socorrido al
ejército”.

En vista de ellos, seguía, “este gobierno está sumamente


satisfecho, tanto de los recomendables servicios de cuya
persona mira con la más alta consideración, como de los
sacrificios que han padecido en obsequio de la Patria”.
Agregaba que si García se empeñaba en su solicitud de retiro,
“no puede el gobierno concederla como se la concede sin
tenerlo muy presente para destinarlo en la oportunidad donde
decorosamente continúe sus importantes tareas”.

Y a esos efectos, disponía que “se pondrá V.S. de acuerdo con


el Capitán General D. Manuel Belgrano, a quien manifestará V.
S. esta disposición, para las providencias que sean del
caso”28.

***

(24) un moreno. La
gestión de García sigue después de la
batalla. Data del 26 de septiembre un oficio que Belgrano le
cursa, acreditando que, el 22 de enero, don José Eugenio del
Portillo, había puesto al servicio de las armas de la Patria,
“un negro surtido de un par de pistolas y de un avío de
montar y en vista [de ello] ha resuelto esta Superioridad que
en su nombre le dé V.S. las correspondientes gracias y que se
publique en gazeta”29.

Actúa hasta diciembre de 1812. Está fechado el 2 de ese mes,


el oficio donde comunica al Cabildo de Tucumán que, por orden
del general Belgrano, ha sido designado Auditor de Guerra y
Escribano de Gobierno30 . Es el último documento que el doctor
García firma como gobernador intendente de Salta.
28
Ibidem

29
AGN, Leg. 483, cit.
18

Lo reemplazará en la función el coronel Feliciano Antonio


Chiclana, quien asume el 15 de diciembre. Ex miembro del
Primer Triunvirato, es Chiclana personaje de notorio relieve.
Su designación muestra con claridad la importancia que la
gobernación de estas provincias tenía para el gobierno
nacional, dado la proximidad de ellas con el Alto Perú,
teatro de la guerra.

Pero el fin de la gobernación, no aleja a García de la


actuación pública: conserva intacto el peso de su prestigio
de ex funcionario y de jurisconsulto. En el Cabildo del 11 de
febrero de 1813, aparece su firma entre la del vecindario
principal que presta ese día juramento a la memorable
Asamblea General Constituyente.

Al mes siguiente, el 29 de marzo, el Cabildo resuelve que


“se levante constancia, de un modo auténtico”, de los
“notorios y constantes” servicios prestados por San Miguel de
Tucumán “en favor del Ejército Auxiliador y del sagrado
sistema que con tanta gloria se sostiene”. Esto, para que “el
tiempo no lo borre”, y para “impetrar las gracias que la
Soberanía tenga a bien dispensar a un pueblo que por todas
vías ha manifestado un decidido patriotismo”.

(25) carretas y ganado. Mandaba entonces oficiar al doctor


Domingo García y a Francisco Ugarte, como ex gobernador el
uno y como ex teniente el otro, para que “informen el número
de ganado vacuno con que mandaron contribuir al Ejército
desde su entrada a esta ciudad, de los caballos, bueyes y
carretas para servicio del mismo, y de todo lo demás con que
se ha auxiliado y los abonos que efectivamente se hayan hecho
en pago”.

Es de creer que estos informes -al mismo tiempo que volvían a


acreditar la indiscutible importancia de la gestión de
García- constituyeron un fuerte sustento para el decreto del
Director Supremo, doctor Gervasio Posadas, del 8 de octubre
de 1814. Por el mismo, se creó la “Provincia de Tucumán”, con
capital en San Miguel de Tucumán y con Santiago del Estero y
Catamarca como subordinadas. Entre los considerandos, Posadas
declaraba el propósito de “distinguir de algún modo al

30
AHT, SA, T. 22, f. 366.
19

glorioso pueblo de Tucumán, que ha rendido tan señalados


servicios a la Patria”.

***

(26) cabildo de Tuc. Al año siguiente, 1815, el doctor García


es elegido Alcalde de Primer Voto, en el Cabildo del 10 de
octubre: el 1 de enero del año siguiente, el cuerpo lo recibe
en tal carácter.

Será 1816, como se sabe, el año en que Tucumán es sede del


Congreso que declara la Independencia. García hará oír su voz
en las complicadas cuestiones que rodearon la elección de los
diputados locales, y que narra en detalle Julio P. Ávila en
La ciudad arribeña.

En el Cabildo del 18 de enero, es el único que se opone a la


renuncia del representante electo, doctor José Agustín
Molina, y su reemplazo por el canónigo José Ignacio Thames.
También se opone al nombramiento de un tercer diputado,
“porque la población no permite ese número”, argumenta.(27)
Molina y Thames

Además, dice el acta, García expresó que “protestaba de


nulidad todos los acuerdos que se hayan hecho referentes al
nombramiento de los diputados; que sus motivos se expresarán
en el Supremo Congreso y que, con la mayor sinceridad, hacía
otra protesta, de convenir en el nombramiento de dos
diputados, siempre que se subsanen del modo más digno los
motivos que han causado la distinción de opiniones”.

El mandato de Alcalde del doctor García terminaba en enero de


1817, y se eligió en su reemplazo al doctor Nicolás Laguna.
Pero debió continuar en el cargo (así se resolvió en Cabildo
del 21 de enero) porque Laguna, primero por enfermedad y
luego por ausencia, no se incorporó. Ese año 1817 firmaría,
con Francisco Ugarte y ante escribano, una propuesta al
Estado: la confección de 6000 cortes de cajas de fusil 31.
(28) soldados con fusiles

31
Ibidem, T. 26, f. 214-215.
20

A comienzos de 1818, y de acuerdo a lo dispuesto por el


Estatuto Provisional, se forma una lista (Cabildo del 23 de
febrero) de “personas elegibles para los empleos de
gobernador, tenientes de gobernador y subdelegados de
partidos”. El nombre del doctor García integra esa lista,
junto con los del doctor Feliciano de la Mota Botello,
Bernabé Aráoz, Francisco Pinto, el teniente coronel Alejandro
Heredia, el doctor Nicolás Laguna. Domingo Villafañe y Tomás
Taboada. Obviamente (como lo comenta Manuel Lizondo Borda, en
nota al pie de página del acta que transcribe) la nómina
revela quiénes eran por entonces los hombres más importantes
de la ciudad.

***

Un año más tarde, ocurre un grave suceso. El 11 de noviembre


de 1819, estalla el motín militar que destituye al gobernador
Feliciano de la Mota Botello. El doctor García fue llamado en
consulta al Cabildo y nombrado, al frente de un grupo de
vecinos notables, para parlamentar con los insurrectos. Al
frente del golpe se encontraba un uruguayo, el capitán
Abraham González, del Regimiento de Dragones. Pero, aunque no
apareció en un primer momento, se sabía que detrás de la
revuelta estaba el ex gobernador Bernabé Aráoz. (29) Araoz

Se sucedieron tensas reuniones, de las que participó García.


El Cabildo nombró gobernador por breves días a José Víctor
Posse, y luego un cabildo abierto, celebrado con urgencia,
decidió que el gobernador fuera el coronel Bernabé Aráoz: en
quien, además, “por razón de su mayor grado entre los
militares de la provincia, ha recaído igualmente, por
derecho, el gobierno militar”. Luego de un rechazo para
cubrir las formas, Aráoz asumió el mando.

El movimiento de Tucumán tenía un dramático significado. Era


la primera vez que una asonada deponía a un gobernante
legalmente designado. Según el general José María Paz, “fue
la primera chispa al incendio que cundió luego por toda la
República”. La figura de Aráoz tenía enorme popularidad en la
campaña, pero no ocurría lo mismo entre la gente de alguna
cultura de la ciudad. De allí que, y a la luz de los hechos
21

posteriores, puede estimarse que el doctor García no estaba


entre los seguidores de don Bernabé.

***

Aráoz trató de rodear de cierta legalidad al golpe que lo


había elevado al poder. Es así que consignaba como
“provisorio” a su cargo, e incluso justificaba lo ocurrido
en una carta al general José de San Martín. Hablaba de la
“paz octaviana” reinante en la provincia bajo su mando. Claro
que esa tranquilidad sería muy breve.

(30)Belgrano. El general Manuel Belgrano, que habitaba en


Tucumán retirado y enfermo, confiaba a su amigo José
Celedonio Balbín que “me hallo sumamente pobre, se han
agregado a mi casa varios jefes fieles y honrados y no tengo
como mantenerlos: ayer he escrito al gobernador Aráoz
pidiéndole algún auxilio de dinero y me lo ha negado”.
Amargado, el general quería volverse a Buenos Aires, pero,
decía, el gobernador se había negado incluso a facilitarle
caballos para su carruaje. Como se sabe, Balbín aportó los
fondos necesarios. Y a último momento, cuando ya Belgrano se
disponía a partir, Aráoz resolvió que un grupo de 50 soldados
lo escoltara hasta Santiago del Estero.

Con el país envuelto en anarquía, los sucesos de Tucumán se


precipitarían. El 22 de marzo de 1820, Aráoz proclama la
“República de Tucumán”. La instituye como “república libre e
independiente, hermana y federada” de las restantes del Río
de la Plata. En rigor, se trataba de establecer la autonomía
provincial dentro de un sistema de gobierno confederado.
Aráoz pasa a ser “Presidente” de esa “República”. (31)El
escudo de la Rep.

Juan B. Terán entiende que la pomposa denominación de


“República”, que tanto dio que hablar, puede haber sido
dictada por algún legista, acaso Serrano, Arteaga o Domingo
García. No era una actitud separatista. Aráoz pretendía
mostrar claramente la intención de Tucumán de decidir sobre
su destino, sin depender de Buenos Aires.

***
22

La flamante “República”, integrada por Tucumán y Catamarca


(ya que Santiago del Estero se declara autónoma) llega a
dictar su Constitución. Pero el 28 de agosto de 1821, el
coronel Abraham González encabeza un nuevo movimiento
armado, que derroca a Bernabé Aráoz. Y al día siguiente, una
asamblea popular, presidida por el doctor Domingo García,
proclamaba gobernador a González. Este asume como “Gobernador
Intendente”, con lo que, de hecho, se dejaba atrás la famosa
“República”. Pero esto distaba de significar la paz.

(32) enfrentamientos.
La lucha se planteó rápidamente entre dos
bandos: Bernabé Aráoz en uno y Diego Aráoz en el otro. Se
sucedieron combates, saqueos, gobernadores que duraban pocos
días: en un momento dado, el mando estuvo a cargo de un
triunvirato. En ese clima de caos, el doctor García se
desempeñó (Cabildo del 17 de octubre de 1821) como Asesor de
la corporación capitular y de los Juzgados ordinarios. Dos de
los efímeros gobernadores –Diego Aráoz y Nicolás Laguna- lo
tuvieron como secretario.

El doctor García asiste al Cabildo Abierto del 5 de abril de


1822, que resuelve nombrar gobernador a Clemente Zavaleta, a
condición de que los Aráoz depongan sus armas.

***

(33)Fortunata. Hace ya varios años que el doctor García es


viudo de doña Bernardina Arroyo. Es en esa turbulenta década
de 1820, que decide casarse de nuevo. Elije a doña Fortunata
García. Hija de don Calixto García y doña Josefa Quinteros.
Su familia pertenecía a los primeros pobladores de San Miguel
de Tucumán. Era descendiente directa del Alférez Real Felipe
García Valdez, presente en el traslado de la ciudad, desde
Ibatín, en 1685.(34 alférez)

Ocho hijos nacerían de ese matrimonio: entre ellos, el


gobernador Próspero García. Casi no es necesario recordar que
doña Fortunata pasaría a la historia en 1841, por haberse
atrevido a retirar, de la pica donde estaba expuesta, la
cabeza del degollado Marco Avellaneda, a la que dio
sepultura.
23

El 7 de agosto de 1825, el doctor García redacta su


testamento32. Aclara que antes, “estando emigrado en el Valle
de Catamarca, otorgué testamente nuncupativo” ante el
escribano Bernardo Correa, y que lo protocolizó en Tucumán
la escribanía de Florencio Sal.

Allí consigna detalladamente el nombre de sus padres, de sus


dos esposas, de sus cuatro suegros, y enumera los hijos de
ambas nupcias –así como los cónyuges que ya tenían los de la
primera- e informa que ya habían fallecido María Rosa Adanita
y Jacobo García-Arroyo.

Declara que doña Bernardina “no trajo otros bienes al


matrimonio” y enumera los que aportó doña Fortunata con toda
minucia: las joyas, la ropa y “un sitio con esquina” de 15
varas de frente y 83 de fondo. Dispone mejorar a doña
Fortunata “por su honestidad y nuestra desigualdad de edad”.
Los bienes de García están constituidos por su “casa
habitación” y la esquina contigua, así como “la estancia de
Famaillá”.

Una cláusula curiosa es la que se refiere a su esclava,


llamada “la Negra María”. Expresa que le otorgó “carta de
libertad con cargo de que me sirva fielmente hasta [el final
de] mis días, y que sucedido mi fallecimiento quede libre; y
porque me ha faltado muchas ocasiones el respeto
desobedeciendo con soberbia a su señora, desde ahora revoco y
anulo la tal carta”.

***

Encontramos nuevamente actuando al doctor García en funciones


de importancia, en 1827 y en 1828. Por entonces es diputado a
la Sala de Representantes, por el departamento de Monteros.
Renuncia el 9 de mayo de este último año33. Pero continuaba
siendo Asesor, cargo que ejerce hasta el 24 de abril de
1829, cuando es reemplazado por José Antonio Zavalía34.

32
AHT, Protocolos, N° 22, año 1834, f. 22

33
Ibidem, SA, T. 34, f. 122 y 131.

34
Ibidem, T. 35, f. 75
24

Al poco tiempo, empieza a cumplir funciones de presidente del


Superior Tribunal de Justicia. El gobernador Javier Paz le
informa sobre el reglamento para la formación de un nuevo
Juzgado de Segunda Instancia, el 18 de julio de 182935. Por
esos días, encontramos otra comunicación del gobernador Paz
al “Presidente del Superior Tribunal”, doctor Domingo García,
comunicando la aceptación de la renuncia de Lucas Zavaleta
como Juez Suplente.

Al año siguiente, el doctor García vuelve a ser elegido


presidente del alto tribunal36. El gobernador Paz lo felicita
por el orden con que se desempeñó el Tribunal37.

Curiosamente, también se lo registra al año siguiente (13 de


septiembre de 1831) con el nombramiento de Auditor de Guerra
del Ejército “por poco tiempo”, en la Capital38.

(35) Rosas y Paz.


Pero, en 1830, el país se ha dividido
tajantemente en dos bloques. Uno responde al gobernador
porteño Juan Manuel de Rosas, quien con los gobiernos de
Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, ha suscripto el Pacto
Federal. El otro es el bloque unitario, con la Liga del
Interior, que lidera el general José María Paz y con quien se
alinea Tucumán.

Paz pone en apuros a los federales con sus resonantes


victorias militares. Pero, por una casualidad, cae prisionero
de una partida federal, y la jefatura de su ejército pasa a
Gregorio Aráoz de La Madrid. Éste retrocede hasta Tucumán y
se enfrenta con los federales de Juan Facundo Quiroga en la
batalla de La Ciudadela (noviembre de 1831), donde es
completamente batido.

***

35
Ibidem, f. 180.

36
Ibidem, T. 36, f. 95.

37
Ibidem, T. 37, f. 53.

38
Ibidem, f. 110.
25

(36) La Madrid. El contraste obliga a La Madrid a huir hacia


el Norte. Pero su familia ha quedado en Tucumán: planea
volver para rescatarla y confía en armar nuevas milicias.
Cuenta en sus Memorias que, por esos días, se encontró en
territorio salteño con el doctor García “que venía emigrado”.

Le narra su propósito y García lo disuade enérgicamente. “¿A


dónde va usted, paisano; a sacrificar a su señora e hijos?
¡En el momento en que Quiroga lo vea a usted reuniendo las
milicias, fusila a toda su familia, no lo dude usted; su
señora está incomunicada juntamente con su hermana, pero sus
hijos están libres en casa de sus parientes! ¡No cometa usted
por Dios tal atentado!”. Estas expresiones, narra La Madrid,
lo hicieron abandonar el proyecto39.

Pablo Lascano, en uno de sus escritos, afirma que García


“emigró a las regiones escarpadas de Bolivia”40, lo que es
posible. En algunos textos, al pasar, se dice que se refugió
en Chile. No hemos podido confirmarlo. Acaso esta última
versión lo confunde con otro emigrado en Chile, un homónimo,
el importante riojano Domingo García, protector de La Madrid
varias veces citado también en las Memorias de este.

***

(37) Heredia. Lo cierto es que en 1833, el doctor García ya


estaba de regreso en Tucumán. Gobernaba entonces el general-
doctor Alejandro Heredia. Su nombre empieza a aparecer en los
documentos. Por ejemplo, cuando el ministro Juan Bautista Paz
pide su opinión y la de Florencio Sal, sobre los
conocimientos forenses de Pedro Gregorio Cobo, quien buscaba
autorización para actuar como abogado41.

Corre 1834 cuando el doctor García retorna a la alta


magistratura judicial. El 15 de febrero, el gobernador
Alejandro Heredia le informa que la Legislatura sancionó la
creación de un Supremo Tribunal, y que lo han designado

39
ARÁOZ DE LA MADRID, Memorias…cit, II, p. 64

40
PABLO LASCANO, “Fortunata García de García”, apéndice en: Ibidem, p.302

41
AHT, SA, T. 41, nota del 22-VI-1833.
26

presidente, porque “en él concurren las cualidades


necesarias por sus luces, conocimiento y versación”42.

(38) El 20 de febrero de ese año, como


documento-firma.
titular del Tribunal, presenta al Gobierno una copia del
proyecto de ley de un Tribunal de Alzadas. Ese valioso aporte
institucional sería, en los documentos, la última actuación
pública del doctor García en su ciudad natal43. Había pasado
casi medio siglo desde que, en 1786, inscribiera en Tucumán
su titulo de abogado y doctor.

***

(39) Falleció en Tucumán el 21 de julio de


retrato de García.
1834 a los 75 años. Había recorrido, sin duda, un largo
camino bajo el signo de tiempos arduos y difíciles.
Probablemente Domingo José García habría soñado ser “un
hombre de sentencias, de libros, de dictámenes”, esa vida que
Jorge Luis Borges conjeturaba como aspiración de Francisco
Narciso de Laprida. Pero la realidad de “estas crueles
provincias” lo arrastró por destinos muy diferentes.

Le había tocado ser gobernador intendente de Salta del


Tucumán, el cargo de mayor riesgo y responsabilidad durante
la guerra de la Independencia. Tuvo que ingeniárselas para
mandar entre la penuria, logrando recursos de cualquier
manera, y para apoyar simultáneamente el rearmado del
Ejército del Norte, poniéndolo en condiciones de triunfar en
Tucumán. Jugó su patrimonio personal en esa empresa de
desinterés y de patriotismo. Después de eso, las funciones de
legislador y de magistrado, desempeñadas en medio de guerras
y conflictos de todo tipo, debieron haberle parecido casi un
descanso a este padre de catorce hijos, hombre de juicio
sereno y de buen consejo.

En pocos años más, se cumplirá un siglo que la afirmación


asentada por Julio P. Ávila. Para él, García fue “ciudadano
de esclarecida figura en el orden literario, social y
político de aquel tiempo”. Llamaba “la figura más saliente y
la cabeza mejor organizada con que la Revolución contó en

42
Ibidem, T. 40, fs. 92 vuelta a 93.

43
Ibidem, T. 42, f. 70-71.
27

Tucumán”, a este hombre “de gran carácter y decidido


patriota”.

Agregaba algo que puede repetirse hoy: “Tucumán lo ha


olvidado por completo: ni un monumento, ni una calle, ni una
escuela que recuerde su memoria. ¡Alrededor de su nombre
reina el silencio!”… 44. 40 frase de Ávila terminar.)

Pedro León Cornet

Tucumán, Septiembre de 2014

44
ÁVILA, La ciudad…cit, pp. 31 y 55.

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