2018 Faviandiaz
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Resumen
La vida es un don que Dios ha dado a todas sus criaturas. Esta ley, contenida en el decálogo
del libro del Éxodo, es la fuente ética casi unánimemente aceptada y llega a ser casi la
única válida para los cristianos de la mayoría de las denominaciones religiosas. Sin
embargo, parece ser que el don de la vida y la prohibición del homicidio son desafiados
una realidad ineludible del comportamiento humano. Por ello, este artículo de reflexión
propone abordar los asuntos históricos y contextuales que establecen la validez del precepto
Abstract
Life is a gift God has given all his creatures. The law, contained in the ethical Decalogue of
the book of Exodus is the almost unanimously accepted ethical source and becomes almost
the only valid one for Christians of most religious denominations. However, it seems to be
the gift of life and the prohibition of homicide are largely due to infractions and exceptions.
article aims to address the historical and contextual issues that establish the validity of the
precept “you will not kill”, included in the Decalogue, currently in Colombia and the
world.
El tema de la vida tiene un sentido muy importante en teología por cuanto el Dios
de quien proviene todo nuestro pensamiento teológico es un Dios vivo y que da vida (Sal 6,
6; 30, 10; 88, 6; 115, 17; Is. 38, 11; Sir 17, 27ss). El Padre creador ofrece la vida a todas
sus creaturas desde el principio, “cada una según su especie” como dijera el Génesis 1,25.
Por su parte el Hijo, el Salvador, entrega su vida por la propia vida de los hombres, pero no
se queda en las tinieblas de la muerte sino que el Padre lo resucita glorioso, dándonos a
nosotros también la esperanza de una nueva vida en Cristo. Así también el Espíritu Santo
es, como dijera el credo conciliar, “Señor y dador de vida”, y él ha venido a vivificar su
Iglesia.
Pero por otro lado, Dios le ha dado al ser humano la facultad de libertad de seguir
Su camino, su verdad y su vida, de manera voluntaria. Debido a que hemos sido creados a
Su imagen y semejanza, también nos ha dado el don de pensar y decidir con libertad.
Podemos leerlo en el libro del Deuteronomio, cuando aparece: “Hoy pongo al cielo y a la
tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la
bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes” (Dt.
30, 19). El libre albedrío ha sido aplicado por el ser humano en diversos aspectos de su
congéneres. La reflexión sobre este tema no es reciente, sino que se remonta a la discusión
teológica de hombres como San Agustín o Santo Tomás de Aquino, quienes aportaron en
su momento a entender cómo, desde la facultad del libre albedrío, el ser humano tiende, de
desde parámetros muy diversos, e incluso contrapuestos al propio ser de Dios. En algunos
tanto por la muerte por contrato (sicariato), como por la esclavitud y la trata de personas, el
“flagelo aberrante” denunciado por el Papa Francisco en varias ocasiones y que —prosigue
el Papa—, debe ser “contrarrestado de manera adecuada” (Papa Francisco, 30 julio 2017).
En otras ocasiones se ha dado valor a la vida en razón del poder imperial, estatal o
amo, como se percibe en los relatos de la Colonia. Esta es la narración de la realidad que
vivían los esclavos en el siglo XVIII y que se ha rescatado por medio de la historia del
Gran Bretaña, las multas resultaron en el arrojo de más esclavos durante varios años más,
hasta principios del siglo XIX, cuando la esclavitud fue abolida en este país.
económicas, de raza, sexo o religión. Sin embargo, hoy en día seguimos acudiendo a la
muerte sistemática de muchas personas que no son cobijadas por leyes justas, que no tienen
acceso a sistemas de salud que cubran sus necesidades reales y de quienes mueren por el
3
hambre, la miseria y la enfermedad. Seguimos presenciando silentes la muerte de muchos
seres humanos por la guerra, la violencia, y otros que, aunque no mueren, permanecen
teológica, desde una perspectiva histórica, sobre el mandamiento “No matarás”, incluido en
el código de la ley mosaica (Ex. 20). Bajo una perspectiva así es posible entender la
paradoja presente entre el don divino de la vida, la prescripción de respetar la vida propia y
(guerra, violencia, aborto, eutanasia, etc.). Por ello, este artículo de reflexión propone
abordar los asuntos históricos y contextuales que establecen la validez del precepto “no
sentar posición sobre este objetivo, propongo como hipótesis que el precepto “no matarás”,
aún con su reiterado incumplimiento y las excepciones establecidas por las leyes humanas,
debe ser una guía ética individual y colectiva que vale la pena su cumplimiento, en tanto
mandato divino que ha sido aceptado progresivamente dentro de las normas sociales. En
primer lugar, rastrearemos el precepto de “no matar” en el contexto legal del antiguo Medio
Oriente. Posterior a ello se analizará el contexto del libro del Éxodo para ubicar el decálogo
ético dentro de la cosmovisión del libro. Seguidamente se pondrá atención a la ley mosaica
interés. Finalmente, vamos a ofrecer una conclusión que aborde cuáles son los retos de
4
2. Etiología de la moralidad de la vida en el antiguo Medio Oriente
decálogo dictado por Dios a Moisés en el Monte Sinaí. Dicho mandamiento ha guiado el
prohibición de acabar con la vida de las personas no surgió de manera aislada y original en
Israel. Las prescripciones y prohibiciones hacen parte de la moral de distintas culturas, las
cuales pueden existir como vecinas en un mismo periodo o pueden retomar normas morales
de culturas pasadas. Sin embargo, es inconcebible que una cultura no posea normas o
esta afirmación. El etnólogo francés Claude Levi-Strauss diría que la cultura aparece allí
donde hay “la presencia o la ausencia de la regla en los comportamientos sustraídos a las
determinaciones instintivas. En todas partes donde se presente la regla sabemos con certeza
Para ilustrar este punto está el caso de la oblación realizada con sangre humana. En
algunas culturas, los sacrificios humanos se realizaban como ofrendas a sus dioses. Según
5
que se tenía por causante de catástrofes, desastres naturales y guerras. Guerrero (1983) lo
explica al estudiar algunas culturas antiguas que, según lo evidencia uno de sus hallazgos
Para él, no se trataba de un simple sacrificio sino que es una reacción ante un fenómeno
natural (un terremoto) que, como muchos, no tenía una explicación razonable. Dicho
fenómeno, tras ser atribuido a alguna fuerza sobrenatural, exigía una restauración del
decirlo de alguna manera, a la orden del día. Israel, por su parte se encontraba rodeado por
pueblos considerados paganos y ello debió haber influido en sus costumbres. Estos grupos
6
nómadas que más adelante se asentarían en Canaán, asumieron costumbres, relatos y
Hasta aquí podemos ver que estos pueblos del antiguo Medio Oriente tenían entre
su idiosincrasia los sacrificios humanos para sus deidades como una práctica común. Todo
ello nos lleva a preguntarnos si en estos pueblos existía alguna ley que prohibiera el
de Hammurabi, texto jurídico de Mesopotamia datado del año 1728 a.C., En dicho código
Esta catalogación de los delitos nos permite comprender mejor la forma en que los antiguos
también una forma de ejercer control y dominio en la sociedad. La sanción de los delitos
era impartida de manera proporcional a la gravedad del delito. La proporción del castigo se
fundamentaba sobre la llamada “ley del talión”, estableciéndose como derrotero y base para
1
Por ejemplo la epopeya de Gilgamesh en la que aparece una figura similar a Noé.
2
En los códigos mesopotámicos, castigar al ofensor era un medio de compensación, pero existían límites a la
pena que implicaban que la pena por el delito no podía ser superior al propio delito. Si bien no se ha
7
Estos delitos daban lugar a un doble derecho para la víctima o para su familia:
la venganza hacia el delincuente o su familia, o la aceptación del pago de la
indemnización en su lugar. La iniciativa era, por lo tanto, de la víctima; el papel
de quienes ejercían justicia era la fijación de un límite en el nivel de la
venganza o de la indemnización, en conformidad con la gravedad del caso.
(Rivas, 2014, p. 62)
Los delitos en su mayoría son tratados de forma casuística en los códigos mesopotámicos
conocidos (el Código de Ur-Nammu, de origen sumerio, procedente del siglo XXI a. C.; el
Código de Lipit-Ishtar, también sumerio del siglo XIX; los acádicos Código de Eshnunna y
Código de Hammurabi, del siglo XVIII; las Leyes Asirias también acádicas del siglo XII; y
las Leyes Hititas, del siglo XIII). Si se comparan unos y otros se encuentran similitudes
bastante claras. Ello permite pensar que esta metodología fue adoptada por las demás
culturas de la región, con las respectivas adaptaciones desde sus propias experiencias
sociales:
Hay quienes piensan que esta labor dio lugar a la formación de una suerte de
“canon” de problemas legales que estaría en la base de los códigos que se
conocen, dado que este habría circulado entre los pueblos y culturas
mesopotámicas. La comparación entre dichos códigos permite observar
semejanzas importantes; sin embargo, debe reconocerse que también contienen
elementos particulares, fruto de la experiencia de aquellos que los elaboraron.
(Rivas, 2014, p. 59)
De ese modo, se puede comprender cómo en los códigos mesopotámicos conocidos existen
algunas leyes que nos hablan de la prohibición de acabar con la vida de alguien o derramar
su sangre, y que en caso de darse este comportamiento castigaban con penas igualmente
graves a los victimarios. De todo lo anterior podemos decir que las tribus, que más adelante
serían el pueblo de Israel, no permanecieron ajenas a esta experiencia sino que tomaron esta
encontrado evidencia de que estas penas fueran aplicadas, lo que sí es claro es que están registradas en los
textos legislativos (Rivas, 2014, p. 63-65).
8
3. Génesis del código ético del Antiguo Israel
Abraham, tal como está plasmado en las narraciones de algunos profetas o el libro de los
Reyes. Podría decirse que carecía totalmente de una identidad social e incluso cultural. La
organización tribal o de clanes se dio pero tardíamente (ss. XII – XIII a.C.) (Bright, 2009,
constituye a partir de un solo clan sino de la unión de varios de ellos que se encontraban
errantes por el desierto “Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y residió allí
como inmigrante siendo pocos aún, pero se hizo una nación grande, fuerte y numerosa."
(Dt. 26, 5)
Mapa 1. Principales ciudades y pueblos en los tiempos del profeta Abraham (c. 1350 a.C.)
9
Fuente: Sociedad Bíblica Chilena (2013)
Asimismo, se puede reconocer que el origen de la ley y los escritos no es una fuente
unívoca sino que provienen de diversos contextos, de épocas diversas a lo largo de diez
Pentateuco no pudo ser escrito en su forma final, es decir como lo conocemos, sino hasta el
siglo VI a.C. (Blanco, 2004. p. 6), aunque sí sabemos que narra hechos acaecidos desde el
segundo milenio antes de Cristo, tiempo en el que llegaron al territorio de Canaán varios
pueblos, entre ellos los arameos liderados por el patriarca Abrahán. Dentro del cuerpo
3
Dentro de las principales influencias de creencias espirituales se encuentran los diversos pueblos de
Mesopotamia, entre ellos los sumerios. “Las creencias religiosas de los sumerios están entre las más antiguas
de la Mesopotamia y fueron adoptadas por otros pueblos […]” (Ramos, 2001 p. 60).
10
legislativo que se encuentra en el Pentateuco se pueden identificar, a partir de un rastreo
histórico, diferentes códigos, como lo describe Luis Vegas Montaner (2004, p. 119) en su
cronología:
- Código de la Alianza (Ex 20,22 - 23,19): siglos IX y VIII (con tradiciones que se
remontan a Moisés)
- Decálogo (Ex 20,2-17; Dt 5,6-21): dos redacciones (siglos VIII-VII) con ligeras
variantes, insertadas en las narraciones del Sinaí hacia el final del siglo V
Pero al nombrar aquí los diversos decálogos no queremos detenernos en cada uno de
ellos sino que nuestro interés se enfocará en el decálogo de Moisés. Podemos afirmar que la
ley mosaica ha bebido de las fuentes mesopotámicas de las que hemos venido hablando. El
término decálogo proviene del griego deka logoi “diez palabras”, y se refiere a los diez
mandamientos de las tablas de la alianza del Sinaí. La relación de diez mandamientos tiene
que ver con el uso de palabras que dieran la idea central de la ley que se quería tener clara y
anamnesis de los mitos, leyendas, cuentos populares y, en nuestro caso las leyes; preceptos
11
Con el tiempo las leyes pasaron a originarse en los santuarios (Betel, Silo, etc.) en
dónde se trasmitían de manera oral e impresa en papiros hacia los siglos IX y VIII a.C. pero
el origen de los textos legislativos tiene que ver en primer lugar con las fuentes de otras
culturas mesopotámicas, así como con los textos narrativos que se habían elaborado en base
a diversos modelos de listas que existían en las culturas de Oriente4. Estos dos modos de
acercamiento a la historiografía de Israel nos permiten concluir que, por un lado, la historia
se contaba desde la narrativa de los grandes héroes tribales o ancestros, mientras que por
otro lado prevaleció, gracias a la influencia deuteronomista, una historia que se centró en la
La obra legislativa, al igual que el resto de los libros del Pentateuco, no proviene de
una única ley sino que ha sufrido varias modificaciones o ediciones. Es así que los
investigadores pueden reconocer varias manos que a lo largo de la historia intervinieron los
textos. Por un lado, se llevó a cabo una reforma por el rey Josías (621 a. C) llamada la
reforma deuteronómica (Cazelles, 1984, p.184) y de la cual se cree, salió el actual decálogo
(Ex 20 y Dt 5); de éste se destaca el cambio de panorama que predominó, desde una visión
muy cultual a otra social. De manera que “el Decálogo, en sus dos versiones de Ex 20,2-17
el código legal más antiguo del pueblo de Israel. Pero estas colecciones legislativas no eran
fuentes del derecho sino que se usaban como material de estudios para las escuelas de
4
Se destaca el modelo asirio de listas de reyes basadas esta a su vez en dos fuentes de legitimidad a las que
no fue ajeno el pueblo de la alianza, de un lado la línea sucesoria y de otro la electiva (Trebolle, 2009. p. 253)
12
escribas de la época de Ezequías y Josías. Se establece como parte del canon al igual que
los demás textos, de manera formal a partir del año 70 d.C., con la destrucción del templo
pero ya existían algunas normas implícitas para la canonicidad de los textos, copiando de
alguna forma el modelo egipcio y mesopotámico. Empero, los códigos del Éxodo no
pueden entenderse sino dentro del contexto del libro. Es por ello que pasaremos ahora a un
análisis un poco más detallado del libro del Éxodo y propiamente del código ético que nos
ocupa.
a este aspecto para tener una mejor comprensión del contexto vital y así ofrecer una mejor
perspectiva desde el punto de vista exegético. Sobre la estructura del libro del Éxodo
13
Este autor también nos señala otra forma de división en la que se toman las tres
primeras secciones y las dos últimas, dejando la sección IV por separado. Esta división nos
parece insuficiente, puesto que si bien recoge el contenido del libro, deja un sinsabor el
hecho de que no exista un centro, como nosotros consideramos, alrededor del cual gira la
La parte que ocupa este estudio se encuentra concentrada en la sección III que
corresponde a la alianza, sin embargo hemos optado por analizar este libro a partir de una
estructura quiástica con la que esperamos identificar los aspectos narrativos que nos
permiten hacer esta división, el libro no aporta elementos lingüísticos que permitan
En primer lugar, encontramos que el libro pasa de la esclavitud a ser sometido con
vehemencia por el Faraón que se opone a su libertad. Sin embargo, después de muchas
de esta propuesta se encuentra la alianza del Sinaí, que es para nosotros el lugar desde el
Al recibir la alianza junto con el código ético y las leyes casuísticas el pueblo recibe
muy lejos sino de un ídolo nacido del propio esfuerzo humano, de la autosuficiencia. Como
respuesta a esto, el pueblo es limpiado, purificado mediante la muerte de los que pecaron.
El libro ofrece una cifra increíble: “tres mil hombres del pueblo” (Ex. 32, 28)
Con el perdón del pueblo viene un momento de calma, el pueblo retorna al camino y
la alianza es renovada, ahora más visible, en medio del pueblo. Se erige el santuario y así el
Es para nosotros muy importante establecer una estructura del decálogo ético de
Éxodo 20, 2-17 y para ello hemos dividido el texto en dos partes. Como sostiene Gómez-
Acebo (2006, p. 220-222) la idea de diferenciar las dos tablas de la ley y poner las palabras
referidas a Dios en una de ellas y las referidas al prójimo en otra es una característica
propiamente occidental. Ahora bien, nosotros optamos por dividir el texto en dos partes: en
primer lugar, la introducción en el verso 2 hasta el 11, y por otro lado la parte referida a las
lugar de la esclavitud.
3
No tendrás otros dioses fuera de mí
4-6
No te harás escultura ni imagen alguna… no te postrarás ante ellas…
7
No pronunciarás el nombre de Yahvé tu Dios, en falso
8-11
Recuerda el día sábado para santificarlo…
Observamos que el texto inicia con una introducción en la que Yahvé hace un hincapié en
su autoridad como Señor. El decálogo ético del que hablamos fusiona la fe de Israel y su
experiencia comunitaria con las normas aprendidas y copiadas de las culturas que rodeaban
al pueblo y con quienes tuvo contacto durante su periodo nómada y sedentario. Para Vegas
(2004, p. 126), el primer versículo es el más importante porque muestra la realidad divina a
la cual se aferra Israel, y se intenta presentar como incomparable con otros dioses paganos.
El Dios de Israel es un ser con propiedad en relación a una historia y un pueblo y reconoce
la capacidad del pueblo para hacer una elección moral. El “yo Soy” demuestra la
inmanencia de este Ser que se afirma en una realidad concreta, junto a “que te saque de la
precepto, se moldean los otros cuatro preceptos del decálogo y forman un primer cuerpo en
5Sicre, al igual que Montaner, expresa la notoria importancia de la realidad divina a la cual se aferra Israel.
Es por Yahvé que obra liberando de la opresión, que hay todo una serie de cuerpos legales en respuesta a
quien amo primero.
16
mandamiento declara el espacio al cual se abstrae Dios, fuera de lo vano y lo falso y por
tanto su nombre debe ser respetado y usado únicamente con propósito de exaltarlo. El
tercer mandamiento recuerda al pueblo de Israel que hay un día para el Señor; tanto para
honrarlo como para santificarse. Una doble vía que demuestra la relación personal del Dios
vivo y cercano que los saco de Egipto y los condujo a la tierra prometida. Es un alto en el
tiempo que transmite la idea de una estabilidad nacional: cuando se establece la ley de
semana.
La segunda parte la hemos tomado a partir de los versos 12 al 17, tomando como
base la idea de que estos preceptos tratan propiamente de las relaciones humanas. Resulta
interesante que el precepto anterior contenido en los versos del 8 al 11 tenga una parte
explicativa tan amplia. Ello nos permite posicionar allí una transición en el modo de
El cuarto mandamiento sirve de transición entre el primer cuerpo del decálogo, que
establece la conducta moral en la relación entre Dios y su pueblo, y el segundo cuerpo del
decálogo, que gira en torno a la práctica de esa fe en la comunidad con la vivencia de unas
(Trejo Maturana, s.f.). A partir de este los siguientes preceptos son cortos: se limitan a
establecer la prohibición sin ofrecer una explicación o ampliación con excepción del último
caso en el que establece una lista detallada de lo que debía respetarse como propiedad,
Retomando el mandamiento que nos ocupa, debemos decir que si bien la muerte
está prohibida en el decálogo ético de Éxodo 20, en la sección casuística (Ex. 21, 12 – 22,
16) se incluyen varias leyes que establecen, a ejemplo de las culturas mesopotámicas y
egipcia, una serie de situaciones en las que la muerte era permitida. Así mismo, en la parte
narrativa, encontramos varios ejemplos en los que la muerte tenía una cierta aprobación
incluso divina:
Les dijo Moisés: “¿Pero habéis dejado con vida a todas las mujeres?
Precisamente ellas fueron las que indujeron a prevaricar contra Yahveh a los
israelitas, siguiendo el consejo de Balaam, cuando lo de Peor; por eso azotó la
plaga a la comunidad de Yahveh. Matad, pues, a todos los niños varones. Y a
toda mujer que haya conocido varón, que haya dormido con varón, matadla
también. Pero dejad con vida para vosotros a todas las muchachas que no hayan
dormido con varón” (Números 31, 14-18).
Moisés amonesta a los hombres por dejar con vida a las mujeres y les manda acabar con sus
vidas al igual que con la vida de los niños. Y establece una norma de purificación para
guardando las leyes de la pureza, la vida entonces no es respetada como sagrada sino que es
tenida por botín: “Y vosotros, todos los que hayáis matado a alguno y todos los que hayáis
tocado a algún muerto, acampad fuera del campamento siete días” (Núm. 31, 19).
Los motivos religiosos son también causa de muerte para los habitantes de las
ciudades israelitas. La idolatría o injuriar el nombre de Dios son delitos castigados con la
muerte. Si bien se exigen testigos para aplicar el castigo, el solo hecho de dictar tal
18
sentencia parece ir en contra de la prohibición establecida en el decálogo. Según Rivas
(2014. p. 64), la venganza, que también está tipificada y limitada por la ley en Ex. 21, 14,
no se aplica de manera rotunda ni plena simplemente por el homicidio en sí, sino que exige
la plena conciencia y la voluntad de matar al otro. En Números 35, 16-21 se establecen los
casos en los cuales se puede entender que el crimen de homicidio ha sido cometido con
(Núm. 35, 9-15) si ha matado involuntariamente a alguien, también se establece que cuando
De otro lado, los pecados relacionados con la carne también están castigados con la
pena capital —el incesto (Lev. 20, 11-21); zoofilia, (Lev. 18, 23); actos homosexuales
que ha sido violada (Dt. 22, 23 - 27). Así también se castiga con la muerte al hombre que se
acuesta con una mujer casada. Los tipos de muerte son muy diversos, aunque solamente se
especifica la pena concreta, lo que haría pensar en cualquier castigo posible, pero
sangre humana bajo ninguna circunstancia, dentro del mismo texto se puede observar que
Mientras en el Éxodo existe un trato hacia algunas personas como si fueran un objeto
rescata unos derechos para esas mismas personas. Este último libro propone una moralidad
particular sobre las reglas y las sanciones, que en algunos casos es interpretada de manera
19
distinta en algunos pasajes dentro del mismo libro, según un propósito que no es nada fácil
Cuadro 1. Comparación de las dos formulaciones del decálogo (Éxodo 20, 2-17 y
Deuteronomio Dt 5,6-21)
20
La discusión sobre la aceptación o no sobre el homicidio fue luego retomada por
varias figuras de la teología cristiana, como San Agustín o Santo Tomás de Aquino. Uno de
los fragmentos más interesantes sobre el tema lo desarrolla precisamente Santo Tomás. En
su texto Suma Teológica, escrito en el siglo XIII, plantea varias preguntas espinosas sobre
la licitud de matar a otras personas. Para responder estas preguntas, plantea argumentos a
aplicación concreta del precepto “no matarás”. Santo Tomás de Aquino plantea algunos
casos concretos en los que se debe preservar la vida y ofrece razones para ello (impedir el
suicidio, salvar la vida de un inocente), así como plantea excepciones (la licitud de matar a
otro ser vivo, o a un hombre pecador). Sin embargo, dentro de los argumentos que ofrece
para justificar dichas excepciones, el teólogo menciona que en ciertos casos se debe
salvaguardar el bien común. Para ello existe una autoridad pública “a quien pertenece
decidir qué se debe quitar a las partes para la salvación del todo” (Suma de Teología, IIa –
IIae, C. 64, a 3). En ese sentido, el valor de la preservación de la vida puede ser esgrimido
incluso como argumento para justificar la muerte de un pecador o de alguien que atente
sangre del hombre a manos de otros hombres, mediante autoridad pública o según los
21
sustancias (Cfr. Sueiro, 1974). Todas estas conductas son perpetuadoras de la muerte y
En Colombia las cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal para el
año 2016 ponen en evidencia la gravedad del delito de homicidio que, pese a que los casos
están disminuyendo sigue siendo una cifra escandalosa (11.532), constituyéndose en 23.6
casos por cada 100.000 habitantes. Si bien esto es poco cuando se ve la relación
fundamental.
de posconflicto fallido. En Colombia, como en otros países del mundo, han resultado
esperanzadores los pactos sociales por medio de los cuales se ha intentado devolver su
verdadero valor a la vida y el sentido social que implica el respeto de la misma. Sin
embargo, las cifrase de asesinatos se han disparado. El Fiscal General de la nación Néstor
Humberto Martínez da cuenta de esta situación cuando, en una rueda de prensa el día 19 de
Por primera vez en más de un lustro, las cifras del homicidio en Colombia
volvieron a crecer: entre enero y lo que va corrido de abril, el total de muertes
violentas en el país llega a 3.491 casos. Son 235 asesinatos más que en el
mismo lapso del 2017, un aumento real del 7,2 %. (Justicia, EL TIEMPO,
19/04/2018)
Este informe del ente acusador resulta muy grave para nuestro país puesto que se esperaba
que con los acuerdos de paz el flagelo de la muerte empezará a decrecer en nuestro país,
22
pero resulta que según el mismo Martínez “hay 306 municipios, todos en 12 regiones
donde hay narcocultivos (sic), en los que ese delito se ha engrosado en lo que va del año
hasta en un 200 por ciento.” (Justicia, EL TIEMPO, 19/04/2018). Este aumento no es una
cuestión casual, por el contrario resulta como consecuencia de las disputas territoriales, y
podríamos decir que también es la decisión de quienes no quieren dejar atrás lo que han
Por otro lado se han venido forjando leyes injustas que reducen la vida a su margen
padecen enfermedades de distintos tipos. El aborto, por su parte, se presume para evitar la
sobrepoblación, el trauma por la violación o el proteger a las madres que están en situación
de riesgo. Por supuesto, todas estas leyes son camufladas tras la cortina del humanismo,
pero lo que causa es que las personas se valoran en función de lo que aportan, de si son o
acorde a su credo por parte de sus ciudadanos, sería lógico pensar que tradición religiosa
del país permea a sus habitantes y, por tanto, su actuar moral. Pero debido a la situación de
imperativo moral del “no matarás”, este mandamiento que hace parte de la alianza del
pueblo de Israel. Dicho mandamiento sigue vigente hoy, más aún porque la muerte pulula
en las calles de nuestros barrios y campos. En este momento álgido del posconflicto en
nuestra patria se hace urgente restaurar el tejido social y por lo mismo reconocer la fuerza
del espíritu de la ley, precisamente con ocasión de este momento tan delicado del acontecer
todo Colombia.
23
7. La vida como reto: su defensa es la meta
una experiencia vital del pueblo. Por ello, desde nuestra experiencia vital debemos también
contextualizar este decálogo y darle el sentido que necesita la sociedad hoy. No podemos
quedarnos en un vacío “no matarás” que no tenga resonancia en los corazones de los
hombres y mujeres de hoy. Nuestra reflexión de este precepto debe llevarnos a valorar la
vida en todas sus dimensiones y a encarnar ese respeto por la vida en el cercano, en el
prójimo aunque este sea diverso y distinto. La conservación de la vida ha sido el grito del
primer hombre, apartado de la bestia que tiene la necesidad instintiva de tener que matar
para sobrevivir. Nosotros nos ubicamos por encima del impulso y del instinto: no se trata
de la ley del más fuerte sino que debemos luchar porque se establezca en medio de la
sociedad la ley del más noble. No podemos seguir propagando y persistiendo en la ley del
talión que tanto odio ha traído a nuestra sociedad, concretamente en Colombia hemos sido
Cabe aclarar que esto no significa reconocer de manera ingenua que la vida es un
don y un derecho absoluto. Como mencionamos al principio de este artículo, aparece ante
nosotros una paradoja latente entre la vida que el Creador nos ha dado y el libre albedrío de
seguir Su mandato o no. Además, como hemos descrito a lo largo del texto, los seres
humanos, como criaturas con libertad de pensamiento y decisión, hemos creado a lo largo
atente contra la realización de dicha facultad. Por ejemplo, el fraile español del siglo XVI
Francisco de Vitoria mencionaba, de acuerdo con las interpretaciones del Antiguo y del
Nuevo Testamento, que había al menos dos posibles excepciones al derecho a la vida: la
defensa propia ante un ataque, y la supresión de una amenaza que pusiera en peligro el bien
común de la república (De Vitoria, 2010). Por otro lado, aunque exista el libre albedrío a
disposición de los seres humanos, está siempre la invitación del hombre a someterse a la ley
de Dios para obtener la gracia, y con ello la salvación: “el hombre […] está en la
incumbencia de enaltecer y someterse a la autoridad y a sus leyes […]; hecho que de por sí
libre albedrío, aunque un hecho incontestable de la naturaleza humana brindada por Dios,
también deja espacio para que libremente tendamos a reconocer la ley divina inscrita en la
Todo ello nos lleva a reflexionar sobre la importancia de que nuestra sociedad actual
reconozca el conservar la vida ajena tanto como la propia. Además, segar la vida a una
persona, por más pecadora que sea o más amenazadora que sea para la vida de un individuo
o de la sociedad, priva a esta persona del principio que Dios mismo le provee: la
misericordia. Dios ofrece la oportunidad del cambio incluso al más débil y pecador.
Siempre está la puerta para que, a través del libre albedrío, podamos encontrar el recto
camino que nos lleve a la gracia divina. Es por ello que hoy más que nunca es pertinente el
reconocimiento del origen y de la vigencia del precepto “no matarás”, con el fin de darle
25
sentido pleno a la misma y que no se quede en el papel, sino que trascienda las barreras de
podemos seguir atónitos y silentes ante la realidad de la muerte de nuestros hermanos, sean
estos hombres, mujeres o niños. No podemos seguir callando, porque al decir de Juan
Noemí (2007), debe haber una sola teología que abarque la vida en el más acá y la muerte y
el más allá. Por eso no es posible que nuestra teología hable sobre la vida y se calle ante la
Bibliografía
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(Coord). Bogotá: Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales,
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