8 Hambres

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Los 8 hambres

Jan Chozen Bays

1. Hambre de ver– ej: Sabemos que estamos llenos después de comer en un


restaurant, viene el mozo y nos pregunta si queremos postre, decimos que no
y el responde “Aquí en la mesa de a lado traeré una degustación de postres y
pueden echar un vistazo”. Mirando las fotos de comida en una revista. Fotos
de los alimentos en el menú. Leyendo la descripción de la comida. Comida
japonesa –pequeñas porciones con colores y arte. Presentación de la comida
en el plato.

2. Hambre de oler– ej.Pasando por una parrilla, o por restaurants en donde se


siente el olor a pizza, café, facturas, pochoclo.

3. Hambre de oir – Si tu oído espera un sonido y lo que comes cumple con esa
expectativa ese hambre esta saciado. Si no escuchas el crujido de una
manzana o de una papa frita que esperaban entonces la satisfacción
desciende. Música molesta resulta en menor disfrute de la comida. Música
placentera hace que comamos despacio aumentando y perdurando el
disfrute.

4. Hambre de la boca – La boca quiere nuevas sensaciones, nuevos sabores,


nuevas texturas, y nunca parece cansarse. A la boca le encantan las
sensaciones contrastantes.

5. Hambre del estomago – Esto puede ser una sensación muy sutil. A menudo
no somos conscientes de hambre estomacal. No hay papilas gustativas en el
estómago. El estómago es consciente de volumen o estiramiento. Así como
vos comes, consulta a tu estómago. ¿Cuán lleno estas estomago? ¿Cuánta
hambre tenés? Esta pregunta requiere tiempo para que el estómago pueda
responder.

6. Hambre Celular – Sólo la comida o la bebida va a satisfacer al estómago o al


hambre celular. Esto puede ser bastante obvio si las células del cuerpo
necesitan desesperadamente agua o sal. Sin embargo, si no estamos
sufriendo hambre o sed extrema, puede ser más difícil de detectar. Ej.
Después de la intoxicación alimentaria, ¿Qué te dan más ganas de comer?

7. Hambre Mental – La "mente racional" lee las etiquetas, recuenta, grasas y


gramos de proteínas. Para muchas personas, la mente se ha vuelto muy
involucrada en lo que eligen para su dieta, el número de calorías, el horario
de la comida, "debo comer" o "nunca comer". El hambre de la mente no se
basa en el cuerpo, pero se basa en fuentes externas.

8. Hambre del Corazón – La "mente emocional" asocia emociones y recuerdos


con los alimentos. "La comida de confort", por ejemplo, es la comida con
buenos recuerdos, acompañada de un ambiente agradable y cariñoso de
apoyo. La comida casera está determinada culturalmente. Las galletitas no
son un alimento de confort para los estudiantes chinos. Al vivir en el
extranjero, después de unos años donde se sirven galletas y comen cuando
se esta alrededor de otros, se convierten en alimento de confort. Para los
argentinos las medialunas, galletas, bizcochos de grasa, helados o parrilla se
describen a menudo como alimentos de confort.
Tener en cuenta:
• El hambre de ver y el hambre de la boca son importantes para ser consciente
de exactamente lo que son
• El hambre estomacal, que a menudo pasamos por alto, necesita más atención.
Presta atención a este hambre antes de servirte teniendo en cuenta lo que
vas a comer y el tamaño de tus porciones, antes que te sirvas el segundo
plato, antes de comer el postre.
• Es importante reconocer al hambre de la mente y el hambre del corazón y
darse cuenta de que quizás necesitan de otro tipo o forma de nutrirse

Aprender los 8 hambres, tomando conciencia de cada uno nos ayuda a aprender qué
comer, cómo comer, y la satisfacción de cada uno de ellos.

Ejercicio: ¿Quién tiene hambre allí?


Este es el ejercicio más importante del día. Este ejercicio debe hacerse todos los días.

Los ojos, la nariz, la boca, el estómago, las células, los pensamientos y el corazón.

1. En primer lugar sentarse y relajarse.


2. En una escala de 0-10 ¿Cuánto hambre y sed tenés?
3. Evaluar los 8 hambres antes de comer.
4. Evaluar los 8 hambres en la mitad de la comida.
5. Evaluar los 8 hambres cuando hayas terminado la comida.

Si algunas preguntas no tienen sentido, no te preocupes. Pregúntate las preguntas y


fíjate que respuesta surge.

Si queremos sentirnos saciados, debemos llevar la comida a través de todos los


sentidos.

Si queremos sentirnos contenidos, debemos alimentar no sólo nuestro cuerpo, sino


que también nuestro corazón.

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