El Desarrollo de Habilidades Básicas Del Pensamiento
El Desarrollo de Habilidades Básicas Del Pensamiento
El Desarrollo de Habilidades Básicas Del Pensamiento
AMEI-WAECE
gesƟonar sus pensamientos, con o sin un entrenamiento formal para hacerlo. Son
capaces de observar, comparar, relacionar, ordenar, clasificar, extrapolar e interpo-
lar, formar hipótesis, formular evidencias, extraer conclusiones, estructurar argu-
mentos, considerar la relevancia, uƟlizar analogías, etc. Cuando hablamos de ense-
ñar y aprender a pensar, nos referimos a promover que los niños desarrollen un pen-
samiento más efecƟvo, autónomo, coherente, reflexivo, dialécƟco, críƟco y creaƟvo.
Podemos, y debemos, ayudar a los pequeños para que encuentren significados
apropiados para todo lo que descubren y sucede a su alrededor y para que elaboren
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento. Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
El desarrollo
ConƟene un amplio abanico de acƟvidades y
tareas en contextos significaƟvos que los
niños pueden comprender; y se
de habilidades básicas
complementa con el Cuader-
no de acƟvidades para
el alumno.
del pensamiento
Juegos y actividades para niños
de 0 a 6 años
EL DESARROLLO DE
HABILIDADES BÁSICAS
DEL PENSAMIENTO.
ASOCIACIÓN MUNDIAL DE
EDUCADORES INFANTILES
AMEI-WAECE
www.waece.org
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
2
El desarrollo de habilidades
básicas del pensamiento.
Autor:
Marisol Justo de la Rosa
Maquetación:
AMEI‐WAECE
Fotos:
Designed by Freepik
Reservados todos los derechos. Está prohibido, bajo las sanciones penales y el resarcimiento civil previstos en las
leyes, reproducir, registrar o transmitir esta publicación, íntegra o parcialmente por cualquier sistema de recuperación
y por cualquier medio, sea mecánico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o por cualquier otro, sin la
autorización previa por escrito de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles.
ISBN: 9781696855792
Para que la lectura de las actividades resulte amena, he elegido la palabra docente,
padre o madre indistintamente para referirme a las personas adultas relacionadas con
los pequeños y pequeñas, entendiéndose que cada término se refiere a los géneros
masculino y femenino. Del mismo modo, debe entenderse la referencia a los géneros
cuando utilizo las palabras niño o niña.
¿Por qué una propuesta
para desarrollar habilidades
del pensamiento en la
Educación Infantil?
Para conseguir esta finalidad, el centro educativo debe proporcionar un contexto in‐
tencionalmente organizado que promueva procesos de aprendizaje y socialización ade‐
cuados. En este espacio privilegiado de vivencias y relaciones, los niños entran en contacto
con la cultura por medio de la adquisición de conocimientos. Pero también desarrollan
procedimientos, habilidades, actitudes y valores democráticos que les ayudan a conocer
progresivamente la realidad de su entorno inmediato, a pensar, a interpretar y a repre‐
sentar el mundo, a conocerse y a expresarse para aprender a ser, a conocer, a saber hacer
y a convivir, que son los cuatro pilares básicos de la educación (Informe Delors, UNESCO,
1996).
Afortunadamente, son muchas las investigaciones en distintos campos que nos con‐
firman lo que ya sabíamos los docentes de esta etapa: los niños piensan, y desarrollan
distintos procedimientos para gestionar sus pensamientos. Los menores de seis años de‐
muestran ser competentes en su razonamiento sobre el mundo físico, si se les plantean
tareas en contextos que ellos pueden comprender. Por ejemplo, antes de los tres años
conocen la diferencia entre pensamientos y objetos, razonan que los pensamientos no
son reales y expresan la diferencia entre un niño que piensa en una pelota y otro niño
que tiene una pelota; saben perfectamente cuál de los dos niños puede ver, tocar y lanzar
la pelota y cuál no puede hacerlo.
Para elaborar una programación con el propósito de desarrollar habilidades del pen‐
samiento, es necesario conocer las características generales que comparten los niños y
niñas de la misma edad. Existe una amplia diversidad de variaciones individuales en la
evolución desde el nacimiento hasta los seis años, sin embargo, hay un proceso de des‐
arrollo ordenado, con un conjunto de capacidades y habilidades, que los pequeños van
adquiriendo de forma progresiva y organizada. El docente debe conocer estas caracterís‐
ticas generales, tener en cuenta la información aportada por las familias y realizar una
evaluación inicial de las capacidades de cada uno de los niños y niñas que componen el
grupo del aula. Toda la información obtenida sirve de base para iniciar el proceso de pro‐
gramación de la labor docente.
Primer año
Cuando nace, el bebé no tiene ningún control sobre el cuello. Hacia las seis semanas,
su cabecita ya se mantiene nivelada con el resto del cuerpo y, a los tres meses, permanece
erguida al sostenerlo en el regazo. A los seis meses, el control de la cabeza está completo
y también el de gran parte del tronco; gracias a este logro, consigue mantenerse sentado,
primero con apoyo y después de forma independiente. A esta edad, voltea su cuerpo y
comienza a desplazarse apoyándose en las palmas de las manos para arrastrarse. Si se
estimula adecuadamente este desplazamiento, pronto evoluciona hacia el gateo que for‐
talece su cuerpo para caminar, además de proporcionarle placer y autonomía. A partir
del octavo mes, ya puede soportar el peso de su cuerpo en ambas piernas, encamina sus
esfuerzos a ponerse de pie y, con apoyo, camina sujetándose en los muebles o en las
manos del adulto. Estos logros motrices proporcionan al niño un mundo nuevo de expe‐
rimentación porque puede desplazarse hacia las personas y los lugares que le interesan,
ampliando sus posibilidades de exploración y aprendizaje. La edad normal en la que el
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
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niño comienza a caminar de forma independiente puede variar entre los 9 y los 18 meses.
Desde el primer mes, el bebé oye muy bien; discrimina el volumen, el timbre y el tono,
también diferencia la voz humana y la prefiere al resto de sonidos. La comunicación se li‐
mita al llanto, pero en el cuarto mes ya emite fonaciones con distintos tonos, disfrutando
con sus propios sonidos. A los seis meses puede emitir sílabas como pa, ma, ba, da, ta,
ga y ja, y a partir de los siete u ocho meses balbucea articulando sílabas dobles como
papa, dada o baba, además de repetir cadenas de consonante‐vocal con ritmo y entona‐
ción. Alrededor del año comienza la etapa de “holofrases”, en la cual, el niño utiliza una
palabra (poco clara) como una construcción gramatical completa y de múltiples signifi‐
cados.
El bebé responde a las miradas cálidas y a las sonrisas de sus padres desde los primeros
meses y, en el cuarto mes, reacciona con diferencia entre las personas de su entorno afec‐
tivo y el resto. A partir de los seis meses, comienza a hacerse evidente su relación de
apego, se muestra sensible a las reacciones de las personas significativas, interpreta gestos
y actitudes, además de imitar expresiones faciales. Como empieza a discriminar a los ex‐
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
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traños, se muestra receloso con ellos, acogiendo con alegría a los conocidos; con esta
edad utiliza la mímica y los sonidos para expresar sus necesidades y emociones. De los
nueve a los doce meses progresa en la noción de sí mismo como ser independiente, au‐
menta el interés por las figuras secundarias de apego, manifiesta la necesidad de recibir
aprobaciones para sentirse querido, intensifica las relaciones afectivas con las personas
de su entorno, va integrando besos, abrazos y caricias como expresiones emocionales,
sigue mostrando reticencia a los extraños y le gusta jugar junto a otros niños aunque aún
no juega con ellos.
Segundo año
Entre los trece y los veinticuatro meses, el niño es un derroche de actividad, lo que le
permite desarrollar multitud de capacidades, habilidades y aptitudes. Ha dejado de ser
un bebé indefenso y, poco a poco, se va convirtiendo en un explorador constante del en‐
torno con una curiosidad insaciable. A lo largo de este año, hay dos aprendizajes signifi‐
cativos que acaparan gran parte de la energía del niño: dominar la marcha independiente
con mayor dominio del esquema corporal, y desarrollar el lenguaje para comunicarse.
El niño camina con pasos inseguros y algo torpes al principio pero, con el dominio de
la marcha, pronto comienza a dar pasos rápidos que con el tiempo se convierten en ca‐
rrera, aunque con dificultad para parar de repente o tomar curvas. Quiere caminar sobre
todo tipo de superficies, subir, bajar, gatear, trepar, encaramarse, etc. Aumenta conside‐
rablemente la vitalidad, la resistencia física y la confianza en sus propias posibilidades.
Le fascina subir una escalera gateando, más tarde lo hace de pie agarrado a un adulto,
pero siente inseguridad a la hora de bajar. Con dieciocho meses, el niño transporta objetos
de diferentes tamaños, se sienta en una silla pequeña, monta en triciclo, camina unos
pasos hacia atrás y demuestra una conducta unilateral cuando se dirige a un sitio concreto
para conseguir una meta que se ha fijado previamente. De los nueve a los doce meses,
los tobillos y las rodillas ganan flexibilidad porque madura la organización funcional de
las neuronas que los controlan, también progresa considerablemente el control postural
y el equilibrio. Todos estos logros le ayudan a dominar los movimientos y desplazamien‐
tos.
Aumenta el control de los músculos extensores, por ello la prensión y la relajación vo‐
luntaria de los dedos es más fina y precisa. Constantemente explora y manipula todo tipo
de objetos, lo que facilita el desarrollo de la noción de volumen y el sentido de la propor‐
ción, de las diferentes formas, del continente y el contenido, de las texturas, etc. Aumenta
la percepción y discriminación entre el espacio y la forma, y progresa su sentido de la
verticalidad. Al año y medio, el niño es capaz de apilar tres cubos; alrededor de los veinte
meses, construye la torre con cuatro cubos y, a los veintidós, apila cinco o más cubos.
Durante los últimos meses de este año, el niño mira con expectación libros y revistas, vol‐
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tea páginas, imita trazos, coloca las figuras en un tablero de formas y realiza rompecabezas
de dos piezas, también intenta doblar y enrollar un papel y trata de hacer pares de objetos
semejantes. Le gusta meter y sacar cosas de recipientes, enroscar, encajar, emparejar,
apilar, montar, esconder y encontrar, tapar, destapar, etc. La manipulación constante de
objetos le ayuda a conocer las propiedades de los objetos y a iniciarse en el aprendizaje
de conceptos espaciales y relaciones básicas de cantidad.
Progresivamente adquiere la habilidad social del juego con iguales, aunque por el mo‐
mento sigue siendo una relación de juego primario. Al niño le gusta acumular juguetes
pero le cuesta compartir, proliferan las conductas egoístas y celosas pero comienzan a
surgir otras de colaboración, solidaridad y simpatía hacia otros niños, sobre todo más pe‐
queños. Utiliza herramientas en los juegos, empieza a desarrollar el juego simbólico o de
simulación, aparece la iniciativa y la imitación es más sofisticada.
más fácil comprender lo que siente. Expresa sus emociones de forma explosiva, riendo a
carcajadas, bailando o aplaudiendo. Aparecen muchos comportamientos cuyo único ob‐
jetivo es obtener la atención de las personas con quienes se relaciona afectivamente. El
aprendizaje por imitación, los deseos de agradar y recibir aprobaciones le motivan para
desarrollar habilidades sociales positivas.
Tercer año
De los actos motores reflejos del recién nacido, cuyos movimientos tienen un carácter
automático e incontrolado, el desarrollo motor ha ido evolucionando hacia el acto motor
voluntario, que es intencionado y preciso. Este movimiento sigue tres pasos: la aprecia‐
ción de la situación en función de una experiencia anterior, la formación de la imagen
mental del movimiento con intervención del área motriz cortical y la realización del mo‐
vimiento con una finalidad concreta desplazando un segmento o varios del cuerpo.
La mielinización de las fibras nerviosas sensoriales se completa antes que las motoras,
que concluyen el proceso aproximadamente al finalizar el tercer año de vida. La madura‐
ción de estas fibras nerviosas motoras, junto a las de las zonas motoras de la corteza ce‐
rebral y la repetición de actos voluntarios, permiten que el niño de dos a tres años vaya
automatizando algunos actos motores. El acto motor automático precisa de representa‐
ción o imagen mental para realizarse y, tras la práctica repetida, se transforma en hábito
como ocurre al caminar, correr o agacharse. Esto facilita la atención y concentración del
pequeño en otro tipo de habilidades durante el proceso de aprendizaje.
Con veinticuatro meses sube y baja por una escalera con apoyo pero no alterna los
pies. En los últimos meses del tercer año, comienza a colocar un pie en cada peldaño para
subir, sin embargo, suele tardar un poco más en alternar los pies al bajar. Salta desde una
altura pequeña con los dos pies y, progresivamente va saltando a nivel del suelo. En estos
meses, pasa de caminar rápido a correr en línea recta, separando brevemente los pies
del suelo. El niño descubre nuevas formas de jugar con pelotas y balones, primero los
patea suavemente de forma lateral y va aumentando la fuerza y la precisión, los lanza y
atrapa con los brazos estirados y, al final del año, tira la pelota por encima de la cabeza.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
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Otra habilidad que le complace es pedalear en triciclo que progresa desde los desplaza‐
mientos cortos al dominio para doblar esquinas, si son anchas.
El niño de dos años va formando una imagen de su yo corporal bastante ajustada. Poco
a poco, va percibiendo y representando mentalmente esa imagen, viendo su cuerpo como
un todo, descubriendo sus elementos y su funcionalidad, experimentando sus posibili‐
dades y limitaciones e intuyendo su cuerpo en relación al espacio, a los objetos y a otras
personas. El control y la maduración tónica es otro de los aspectos fundamentales en el
progreso del esquema corporal porque, del funcionamiento y control del tono muscular
y las sensaciones propioceptivas que provoca, va a depender la conciencia del propio
cuerpo y su utilización.
Hasta ahora, sostenía las pinturas con todo el puño y los dedos alrededor de la pintura
pero, poco a poco, aumenta la precisión y el control utilizando el pulgar y los otros dedos.
Los primeros garabatos suelen ser de lado a lado del papel y de arriba hacia abajo, y son
fruto del placer del movimiento y el dominio de la coordinación, progresando hacia el in‐
tento de representar algo. De los dos a los dos años y medio copia trazos verticales, ho‐
rizontales y una cruz que hace el adulto, y en el segundo semestre del año, puede copiar
un círculo, además de tratar de dibujar un cuerpo humano utilizando un círculo y dos lí‐
neas.
Ahora el niño tiene más capacidad para utilizar la memoria, no necesita ver algo para
recordarlo. Observa las conductas de los adultos y de otros niños y las imita pasado algún
tiempo. Progresivamente, va procesando los recuerdos y organizándolos de forma cohe‐
rente para utilizarlos después con más facilidad. También con el tiempo y la experiencia
va desarrollando la comprensión de conceptos o ideas abstractas sobre cantidad, tamaño,
forma, color, identidad o los números.
Alrededor de los dos años y medio, plantea y responde preguntas con habilidad, co‐
mienza a expresar sus sentimientos y forma frases más completas utilizando palabras de
relleno como las preposiciones. Dentro de su vocabulario incluye participios y plurales y,
en ocasiones, cambia un sonido de consonante difícil por otro más fácil, por ejemplo,
“dosa” por “rosa”. A partir de los treinta meses aplica más reglas gramaticales y utiliza
varias formas de algunos verbos. También emplea artículos, aunque comete errores, y
domina mejor la utilización de pronombres y plurales.
Le gusta participar en conversaciones, discriminar sonidos, los versos, las retahílas, las
rimas de palabras, las canciones, los juegos de preguntas y respuestas, los guiones rituales
y jugar con sonidos para crear palabras sin sentido. Todas estas actividades le ayudan a
integrar y organizar la nueva información sobre el lenguaje y favorecen su futura habilidad
para la lectura.
Al evolucionar en las relaciones sociales, alrededor de los dos años y medio comparte
juegos con iguales, aunque en ocasiones puede jugar junto a los niños en vez de con ellos.
A partir de los treinta y tres meses aumenta considerablemente el interés por lo que
hacen los compañeros y también se incrementa el tiempo en el que comparte los juegos,
iniciándose en el conocimiento de los turnos del juego.
Cuarto año
El conocimiento del cuerpo se sofistica considerablemente de los tres a los cuatro
años. El niño forma una imagen de su yo corporal bastante ajustada y va representándola
mentalmente. Además de conocer las partes externas del cuerpo, y algunas que no puede
ver, aprende su funcionalidad, experimenta con sus posibilidades y limitaciones e intuye
su cuerpo en relación con el espacio y el tiempo.
La evolución de las habilidades motoras finas experimenta un gran avance, utiliza las
muñecas, las manos y los dedos girando, retorciendo, atornillando, enroscando, abriendo
y cerrando, amasando, rasgando, etc. La destreza con las manos estimula el incremento
de la autonomía del pequeño, ya es capaz de usar los cubiertos y otros útiles de alimen‐
tación, colabora al poner y retirar la mesa, sirve agua de una jarra, se pone y se quita
prendas de vestir, desabrocha los botones pero le cuesta prenderlos, se lava las manos,
la cara y los dientes con autonomía y participa de forma activa al bañarlo.
En la dimensión cognitiva, el niño tiene más capacidad para utilizar la memoria, ob‐
serva las conductas de los adultos y de iguales y las imita. Progresivamente va procesando
los recuerdos y organizándolos de forma coherente para utilizarlos después con más fa‐
cilidad. Es capaz de pensar, planear y premeditar lo que va a hacer. Desarrolla la com‐
prensión de conceptos o ideas abstractas y sustituye cualquier objeto por su
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La inmensa curiosidad del niño motiva las preguntas constantes sobre todo lo que ob‐
serva en el entorno natural: pide información sobre los elementos y fenómenos naturales
(agua, aire, viento, lluvia, nieve, tormentas, etc.) y sobre las características de los animales
y las plantas. El lenguaje comprensivo progresa con rapidez, comprende frases largas y
complejas, reconoce el significado de muchos verbos, señala las imágenes de las acciones
que nombra el adulto, comprende mejor las preguntas que le hacen y responde con co‐
herencia. Identifica los objetos por su uso, además de por el nombre, y entiende los ad‐
jetivos y preposiciones, sobre todo aquellas que están vinculadas con las nociones
espaciales. A medida que desarrolla la formación de conceptos o ideas abstractas, en‐
tiende palabras relativas al tamaño, la forma, el color y el nombre de algunos números.
Su lenguaje oral se vuelve más complejo, adquiere mayor expresividad, adopta recur‐
sos simbólicos y asimila gran parte de las estructuras gramaticales básicas de su lengua
materna, aunque las frases son cortas y se apoya con el lenguaje gestual para mantener
conversaciones. De los tres a los cuatro años, el niño practica el lenguaje haciendo mo‐
nólogos mientras juega, es capaz de coordinar frases mediante conjunciones, utiliza una
gramática más compleja con plurales y tiempos pasados, entiende historias que narran
experiencias pasadas, usa pronombres personales, preposiciones y adverbios, pero aún
suele confundirse con el tiempo de los verbos.
Al niño le gusta hablar con todo el mundo y se esfuerza para que le entiendan, a pesar
de cometer ciertos errores. Explica lo que le rodea dejándose llevar por la imaginación,
da vida a objetos inanimados, describe las cosas por su utilidad, establece lazos con si‐
tuaciones cercanas y todo lo considera resultado de la acción humana.
Aunque la evolución del lenguaje es buena, el pequeño tiene problemas para expresar
sus sentimientos por medio de palabras. En ocasiones, le invaden multitud de sentimien‐
tos que generan emociones intensas y se siente incapaz de identificarlos y clasificarlos.
Se inicia en los usos sociales de la lectura y la escritura explorando su funcionamiento;
sostiene el lápiz haciendo pinza con el pulgar a la izquierda y los demás dedos a la derecha
(imitando la forma de agarrar el lápiz de los adultos). Los trazos son cada vez más contro‐
lados y mejor definidos. Disfruta repitiendo canciones y cuentos conocidos, retahílas y
poesías cortas; también prefiere los juegos musicales, los bailes y las dramatizaciones.
El niño ya dispone de un sentido del yo y de los otros, sabe que hay una realidad ex‐
terior independiente a él, por eso avanza notablemente el proceso de socialización. Juega
con otros niños, aunque prefiere los juegos solitarios en muchos momentos y le gustan
los juguetes de los demás; empieza a asumir el rol de distintos personajes en el juego y
a relacionarse con el rol que asumen otros niños. Todavía es bastante inestable y suelen
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
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Quinto año
De los cuatro a los cinco años, el niño multiplica, consolida, perfecciona y potencia las
posibilidades motoras, cognitivas, lingüísticas, sociales y emocionales que ha ido adqui‐
riendo en los años anteriores. Quiere tocar, gustar, oler, escuchar y examinar todas las
cosas por sí mismo; aprende experimentando y haciendo y se muestra deseoso por apren‐
der.
Inicia su lucha por el control interno de sus emociones. Tiene tendencia a hablar de sí
mismo, a mandar y querer imponer su criterio. Necesita sentirse importante y querido,
por eso anhela los elogios cuando tiene algo de éxito o domina una habilidad. Su imagi‐
nación es muy activa, pudiendo aparecer los amigos imaginarios. Aún no conoce com‐
pletamente la realidad que lo rodea, por eso confunde lo real con lo imaginario y es
posible que surjan temores y miedos. La oscuridad, algunos animales, los payasos, los
monstruos y otros personajes imaginarios pueden provocar el miedo durante algún
tiempo y luego desaparecer sin advertirlo.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
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En este período, el niño realiza constantemente acciones motrices que requieren co‐
ordinación, equilibrio y control de los movimientos. Camina hacia atrás y se desplaza con
buen equilibrio llevando objetos en las manos y en la cabeza, corre de puntillas, galopa,
salta en el suelo a una distancia de entre sesenta y ochenta centímetros abriendo y ce‐
rrando las piernas y también desde pequeñas alturas, corre variando la velocidad y do‐
minando el arranque, la frenada y los giros, sube y baja por una escalera alternando los
pies con agilidad, se sostiene sobre un solo pie y puede hacer algunos saltos de esta ma‐
nera. Con esta edad maneja con soltura el columpio, el triciclo y el balón.
El interés por conocer elementos y hechos de su entorno natural y social le lleva a for‐
mular preguntas continuas, aunque en ocasiones no preste atención a las respuestas; la
curiosidad se extiende también a los entornos menos cercanos.
A los cuatro años, el niño ya dispone de las habilidades sociales necesarias para jugar
y cooperar con iguales. Participa en juegos que tienen reglas, aunque éstas cambian con
la frecuencia que impone el niño más dominante de los que participan en el juego. Nor‐
malmente, en el grupo suele surgir la figura del niño dominante que tiende a “organizar”
a los demás sin mucha resistencia por parte de los otros niños que adoptan una postura
más sumisa. En este período, hay un apogeo del “juego simbólico colectivo”; el niño par‐
ticipa en juegos de roles que le permiten comprender mejor y elaborar lo que le sucede
emocional y cognitivamente a partir de sus experiencias en el encuentro con los otros y
con el mundo. Comienza compartiendo un mismo escenario de juego en el que cada uno
juega a ser “algún otro”: un animal, el personaje de un cuento, un miembro de la familia,
un dibujo televisivo, etc.; representa el personaje corporalmente y lo hace hablar, reali‐
zando “monólogos colectivos”.
Los dibujos que realiza el niño pueden ser el resultado de la evolución de un conjunto
indefinido de líneas hacia una configuración representativa definida. Los movimientos
circulares y longitudinales evolucionan hacia formas reconocibles. Normalmente, el pri‐
mer símbolo que logra es la figura humana, que comienza a elaborar con un círculo para
la cabeza y dos líneas verticales para las piernas.
En general, al niño de cuatro años le gusta la música y expresa sus preferencias; disfruta
cantando, bailando y participando en dramatizaciones. También memoriza y repite rimas,
poesías, trabalenguas, adivinanzas, etc.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
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Sexto año
El niño de cinco años realiza una construcción interna del esquema corporal bastante
completa. Conoce todas las partes externas del cuerpo y su funcionalidad, también loca‐
liza algunas partes y órganos internos, ampliando el conocimiento de su utilidad. Ha des‐
arrollado la conciencia de su propio cuerpo y diferencia de modo más preciso sus
funciones motrices, los movimientos y desplazamientos.
Además de ser más autónomo y adaptarse a las obligaciones cotidianas con facilidad,
también es responsable; le gusta cooperar y cumple con encargos y tareas que requieren
tiempo y esfuerzo. El niño de cinco años suele ser perseverante y le gusta concluir lo que
comienza, reconoce aquello que le pertenece y lo que es ajeno, le molestan las injusticias
y se esfuerza por resolver las dificultades. Es bastante respetuoso con las normas que es‐
tablecen los adultos o el grupo de iguales, sabe que hay limitaciones sociales y tiene una
noción de lo que se puede hacer y lo que no se debe hacer, ajustando su comportamiento
en las diferentes situaciones de la vida cotidiana. El pequeño ya es capaz de evaluar su
conducta y de subordinar el deseo de hacer algo que le atrae por otras actividades que
requieren esfuerzo y perseverancia. Otro aspecto del comportamiento del niño que com‐
place a los adultos es el aumento de su capacidad para compartir pertenencias, para es‐
perar turno y para ceder voluntariamente su lugar.
El desarrollo motor del niño de cinco años ha adquirido capacidades generales que le
permiten la coordinación, el control y el dominio de sus movimientos. En este año se ob‐
serva mayor equilibrio y muestra una gran flexibilidad en los músculos, pudiendo realizar
prácticamente todas las acciones motores gruesas con calidad y agilidad. Se mantiene
sobre un solo pie, camina de puntillas y de talones, alterna el correr, caminar y galopar
siguiendo instrucciones; lanza el balón, lo captura y patea con habilidad, escala y trepa
con seguridad, repta salvando obstáculos, salta elementos a distintas alturas, etc. Como
ya se ha definido su lateralidad, usa habitualmente la mano o el pie más hábil, de modo
que puede establecer una adecuada relación con el mundo de los objetos y con el entorno
en general.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
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El pensamiento lógico y verbal del niño de cinco años le permite razonar de forma más
abstracta y hacer generalizaciones más profundas. Del mismo modo, el pensamiento re‐
presentativo logra la trasformación de modelos. Progresivamente, el niño va pasando del
estadio global y sincrético al de la diferenciación y análisis, es decir, de la actuación del
cuerpo a la representación.
El niño se encuentra en la etapa del juego socializado, juega con grupos más numero‐
sos y coopera por mantenerlos, respeta los turnos y exige que los demás hagan lo mismo,
aparecen líderes y se forman las pandillas o grupos de amigos. Comienzan a gustarle los
juegos de reglas que implican llegar a acuerdos entre los jugadores. También comienza a
tener en cuenta el rol que asumen los amigos durante el juego para asumir el suyo, es
decir, representa su papel pero teniendo en cuenta el de los demás. Planifica y desarrolla
situaciones de juego muy variadas, utilizando materiales de desecho y juguetes. Los jue‐
gos se prolongan en el tiempo, y los conflictos en los grupos de juego, de surgir, se re‐
suelven con relativa facilidad. Escucha atento los relatos de sus amigos y hace preguntas
para conocer más detalles de lo sucedido. Muestra preferencias por compañeros de su
mismo sexo, y le desagradan las actividades que considera propias del sexo opuesto.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
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En el ámbito del lenguaje, el niño piensa un poco lo que va a decir antes de hablar y
empieza a exigir respuestas a sus preguntas. El lenguaje es pronunciado con buena arti‐
culación, y, salvo algún que otro niño con dificultades en este aspecto, casi todos hablan
de manera correcta y sin errores de dicción. En general, el niño de cinco años se expresa
de manera coherente, verbaliza ideas y deseos, así como sus criterios, de forma clara, in‐
tencional y siguiendo un orden lógico. Estos logros le permiten mantener conversaciones
largas sobre temas muy diversos, dominando bien las formas gramaticales y los modos
temporales. Al niño le encanta conversar y en estas conversaciones puede hablar de cosas
lejanas en el tiempo y el espacio sin grandes equivocaciones. Este conjunto de habilidades
facilita que todas las estructuras básicas de la lengua materna se hayan interiorizado, a
excepción de las correspondientes a la lectura y a la escritura. Las dos zonas consideradas
responsables de la comprensión escrita (centro de Kussmaul) y la expresión escrita (centro
de Exner) van madurando, de modo que el niño se encuentra en el período sensitivo de
la lectura y la escritura, lo que le permite asimilar con facilidad estas operaciones.
A los adultos suele llamarles la atención que el niño asimile con facilidad gran cantidad
de palabras, los “dichos” populares y las palabras malsonantes que escucha a los adultos
o iguales. Sin embargo, esto es un reflejo de algo muy importante que surge en este año
de vida y que suele denominarse el sentido de la lengua: el niño se percata de que el len‐
guaje es algo externo a él, que se puede aprender y analizar.
Durante el sexto año, el niño expresa las vivencias musicales con su cuerpo, le gusta
el baile, la danza y las dramatizaciones. Suele entonar canciones con buen ritmo, declama
poesías, narra relatos bastante extensos y disfruta con adivinanzas, chistes y dichos ab‐
surdos. Cuando dibuja, modela o construye, es capaz de planificar lo que va a hacer y ex‐
plica con detalle el resultado obtenido.
¿Cómo evoluciona el
pensamiento en los
primeros seis años?
El primer paso para el docente, que se plantea el desarrollo de habilidades del pensa‐
miento en su aula, es detenerse a pensar y reflexionar sobre lo que significa pensar. Efec‐
tivamente, pensar es el punto de partida para cualquier actividad humana, desde ser
conscientes del propio cuerpo o los sentimientos que albergamos hacia nosotros mismos,
hasta comprender cuanto nos rodea, resolver las dificultades de la vida cotidiana o co‐
nocer cualquier creación científica o artística. Sin el pensamiento nada existiría para las
personas porque no tendría significado: ni las ideas, ni los recuerdos, ni los sentimientos.
El acto de pensar es tan maravilloso que nos permite crear en la mente lo que no existe
y formar ideas que se transforman en acciones, creaciones, emociones, etc.
Todos los seres humanos pensamos sin necesidad de entrenamiento. Pensar es fácil y
no requiere esfuerzo; por ello, no solemos concederle la relevancia que tiene para la vida
humana. Pensar supone poner en práctica multitud de capacidades y habilidades: obser‐
var, razonar, buscar una solución para una dificultad, resolver un problema; también im‐
plica analizar, reflexionar, opinar, creer, evocar, etc. El pensamiento es un proceso que
nos permite ser conscientes y otorgar significado a las sensaciones y percepciones que
nos llegan, recuperar lo que hemos almacenado en la memoria, dar utilidad a lo aprendido
y guardar representaciones abstractas para trabajar mentalmente con ellas sin necesidad
de manipularlas de forma física. El pensamiento nos hace humanos y libres ya que pode‐
mos pensar, imaginar y crear ideas sobre todo lo que queremos.
D Período sensitivo
El niño se descubre y va descubriendo el mundo que le rodea por medio de los proce‐
sos relacionados con el desarrollo sensorial. Gracias a los sentidos de la vista, el oído, el
tacto, el olfato y el gusto, recibe información acerca del entorno y los sentidos propio‐
ceptores (los sistemas cinestésico, vestibular y visceral) controlan las sensaciones y la
conciencia del propio cuerpo. Todos estos sentidos captan los estímulos y aportan infor‐
mación para que el niño se vaya formando una idea de sí mismo, de las personas, los ani‐
males y los objetos, además de capacitarlo para relacionarse con su entorno natural y
social.
Tradicionalmente, se ha considerado que este período puede abarcar los dos y tres
años. Sin embargo, la estimulación adecuada puede adelantar considerablemente la evo‐
lución hacia el siguiente período. Por ejemplo, cuando el niño realiza habitualmente ac‐
tividades que estimulan el mayor número posible de sentidos en un sólo proceso, se está
contribuyendo a ofrecer una experiencia global del objeto o situación que experimenta;
de este modo se estimula el desarrollo de su capacidad perceptiva.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
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D Período perceptivo
Aunque hay algunas claves perceptivas que parecen innatas como la de profundidad,
la mayor parte de ellas (percepción de la distancia, de la perspectiva, etc.) se adquieren
en el primer año de vida. El niño no nace con la capacidad perceptiva desarrollada, nece‐
sita aprender a percibir a lo largo de su vida. Por una parte, porque la maduración física
de los sentidos requiere cierto tiempo y, por otra parte, porque la mayoría de estímulos
que rodean al niño han sido creados por la cultura del contexto social que él va descu‐
briendo y conociendo progresivamente.
Respecto a la percepción, el docente debe tener presente que ésta no sólo depende
de la aptitud física del niño, porque la captación sensorial humana es parcialmente vo‐
luntaria. La capacidad del niño para reducir o incrementar la percepción es la atención y,
cuando el estímulo no cambia después de cierto tiempo, la atención disminuye y se pro‐
duce la adaptación sensorial, dejando de percibir del mismo modo las sensaciones. Por
otra parte, el estado de ánimo, la motivación, el cansancio, la experiencia y las expecta‐
tivas también influyen en la atención y la percepción.
D Período representativo
Si, a través de la percepción, el niño recibe el reflejo de los objetos y hechos de la re‐
alidad, por medio de la representación opera con las imágenes mentales de los objetos,
sin ser necesario que estén presentes. En esta etapa, el niño puede manipular mental‐
mente los objetos y acciones porque los ha interiorizado previamente.
Los conceptos se verbalizan por medio de palabras; una palabra puede comprender
varios conceptos (por ejemplo, un chimpancé comprende los conceptos animal, mamífero
o mono) y un concepto, como el afecto, se puede expresar con palabras diferentes (por
ejemplo, cariño, amistad o amor). Los conceptos se organizan en la mente utilizando ca‐
tegorías y subcategorías en perfecto orden jerárquico. Cuando la mente recibe un estí‐
mulo, el pensamiento busca semejanzas en la jerarquía que más se asemeja a ese
estímulo.
Los conceptos de cantidad, tamaño, forma, color, identidad o número son muy com‐
plejos para el niño; a través de la experiencia de oír las denominaciones de grande, pe‐
queño, alto, bajo, etc., y las expresiones comparativas (más grande, menos pequeño, etc.)
en situaciones coherentes y en las que el significado sea sencillo y claro, el niño comienza
a comprender gradualmente estos conceptos o ideas.
En cuanto a la forma de los objetos, el niño de primer ciclo necesita explorar y expe‐
rimentar mucho con la boca, las manos y la visión, y escuchar los nombres correctos de
las formas, de manera que los vaya asociando con lo que experimenta. Antes de realizar
el aprendizaje de la forma a través de imágenes, el niño debe investigar con los objetos
tridimensionales: manipular formas geométricas, juegos de construcción, pelotas, jugue‐
tes, etc., de este modo concentra su atención en las características de los objetos, percibe
su forma, va asociando las formas reales con los objetos tridimensionales y, más adelante,
identifica el símbolo abstracto del dibujo o fotografía.
Si el niño realiza con facilidad los juegos de encajar formas, el docente no debe presu‐
poner que ha procesado la idea abstracta de la forma, es muy posible que haya aprendido
a realizar una serie de acciones determinadas para que los objetos encajen sin compren‐
der el concepto de forma. Por este motivo, siempre se debe hacer referencia al nombre
de la forma y sus características, hacer comparaciones con las formas de otros objetos
del entorno, animar al niño para que identifique y busque formas similares, etc., favore‐
ciendo al mismo tiempo la correcta percepción.
Ya en el último curso del primer ciclo, el niño es capaz de relatar en orden una serie
de números, sin embargo, no significa que comprenda el concepto de número. Esta idea
abstracta es muy difícil de entender y sólo a través de la experiencia de escuchar muchas
veces el número asociado al grupo de elementos que representa, será capaz de compren‐
derlo. Inicialmente, comienza por aprender conceptos de cantidades contrastadas como
muchos y uno o muchos y ninguno y el nombre de los números sólo como nombre. Más
tarde aprende el orden de los números y, con el tiempo y la experiencia, asocia la corres‐
pondencia entre el grupo de objetos y el número que lo representa, pasando a operar
con elementos y colecciones.
El docente puede plantear juegos que ayudan al niño a aprender y comprender el sig‐
nificado de los números y el concepto de cantidad (los pasos que da, las galletas que
come, las piezas que manipula, los muñecos que tiene, etc.), que relacione, clasifique,
agrupe y ordene, que vaya aprendiendo conceptos de igual, más, menos, etc.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
29
El primer tipo de objetos simbólicos con los que se enfrenta el niño son las represen‐
taciones gráficas. Ante una fotografía en color de un objeto, un bebé de nueve o diez
meses trata de explorar la imagen con su mano. Sin embargo, a los dieciocho meses la
mayoría de niños señalan, intentan nombrar o piden que el adulto nombre la imagen; es
decir, ya comprenden que la fotografía es una representación de un objeto pero no es el
objeto real. La reacción del bebé de diez meses parece que tiene su origen en un error
conceptual más que perceptual: percibe la diferencia entre un objeto real y la fotografía
del mismo, pero explora la fotografía porque no comprende qué es una fotografía y en
qué se diferencia del objeto que representa. A medida que va madurando el córtex frontal
aumenta el control inhibitorio, el niño va conteniendo su tendencia impulsiva y comienza
a relacionarse con las imágenes, aprendiendo a concentrar su atención en la contempla‐
ción de fotografías y dibujos sin sentir la necesidad irrefrenable de explorar las imágenes
con las manos.
Sin duda, todas las experiencias que el niño pueda desarrollar en el aula con dibujos,
fotografías, libros con ilustraciones y todas las interacciones con gran variedad de material
simbólico, incluidos los objetos en miniatura, le ayudan a distinguir entre las reproduc‐
ciones y los objetos reales. No obstante, el docente debe tener presente que muchos de
los libros infantiles requieren la representación dual y algunos aspectos de los símbolos
pueden desorientar al niño y dificultar que capte el significado de los mismos. Los libros
de cuentos interactivos contienen elementos muy atractivos y están indicados para el
desarrollo de habilidades como la exploración, la manipulación, la percepción sensorial,
etc. Sin embargo, cuando el docente se propone el objetivo de desarrollar el pensamiento
simbólico, conviene que utilice libros sencillos en dos dimensiones para que el niño centre
su atención con más facilidad en las imágenes. A medida que aumenta la capacidad de
simbolizar, es más difícil que los elementos tridimensionales del libro desvíen la atención
del niño.
A partir de los dieciocho meses, además de las actividades con fotografías, dibujos u
objetos en miniatura, el niño participa de forma activa en el juego simbólico. Por medio
de este tipo de juegos, el pequeño va tomando conciencia, asimilando y comprendiendo
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
30
situaciones que observa o vive en la vida real. Durante el juego simbólico, el niño se
mueve entre lo real y lo imaginario, ensaya situaciones y crea representaciones mentales
que le ayudan a afrontar problemas y a resolver situaciones. La evolución del juego sim‐
bólico puede consultarse en el capítulo que trata sobre las características generales desde
el nacimiento hasta los seis años. No obstante, a continuación se realiza un esquema sim‐
ple:
3 Hasta los dieciocho meses: el niño utiliza objetos reales o lúdicos, gestos y acciones
observables. Por ejemplo, hace palmas imitando el movimiento de un juguete.
3 A partir de los veinte meses: hay una asimilación simple de un objeto a otro. Por
ejemplo, una pieza de construcción es un perro.
3 A partir de treinta meses: realiza juegos de imitación. Por ejemplo, juega a hacer
como si fuera otra persona u otro animal.
Los conceptos son la herramienta básica del pensamiento porque organizan la expe‐
riencia en la mente. Sin embargo, el único sistema que ordena y clasifica los conceptos
es el lenguaje. El pensamiento y el lenguaje están interrelacionados de forma intensa:
los conceptos o ideas generan el lenguaje, tanto interior como exterior, y el lenguaje ge‐
nera las ideas o conceptos.
El desarrollo del lenguaje es universal, las estructuras básicas y los procesos de apren‐
dizaje son comunes en todas las culturas y en todas las épocas de la historia y comprende
cuatro facultades básicas: hablar, entender, escribir y leer. Igual que en el caso del juego
simbólico, las diferentes etapas del desarrollo del lenguaje pueden consultarse en el ca‐
pítulo dedicado a las características generales desde el nacimiento hasta los seis años.
de los objetos, de los cuales conoce la función, a usarlos en una secuencia simbólica aso‐
ciada a una acción o emoción (cuidar de un muñeco, jugar a comprar y vender, a profe‐
siones, etc.). También puede observarse la capacidad de crear ideas cuando el niño
sustituye el lenguaje oral por la gestualización compleja y los juegos de construcción, de
ensamblar, etc., en los que, a través de una idea establecida previamente, utiliza la crea‐
ción como si fuera algo diferente. Cada niño tiene predilección por una forma de expresar
la creación de ideas o conceptos (lenguaje verbal o gestual, razonamiento, relaciones es‐
paciales, materiales plásticos, expresión musical y corporal, etc.). Los docentes deben
respetar la individualidad y su preferencia por la forma de expresión pero, al tiempo, ne‐
cesitan estimular la utilización del resto de recursos expresivos.
Hay que tener presente que la evolución del niño progresa de lo más simple a lo más
complejo y de lo más concreto hacia lo más abstracto. Además, hay que considerar los
siguientes aspectos:
3 La dirección del docente es anterior a la autonomía del niño. Para que logre la in‐
dependencia, disponiendo de libertad e iniciativa, es necesario que el docente dirija
al niño a través de acciones educativas que faciliten la adquisición de las habilidades
necesarias para lograr el análisis de la realidad, el fijar metas para las acciones y re‐
gular los procesos de excitación e inhibición de la actividad.
3 La imitación es anterior a la iniciativa. El niño imita una acción y de ese modo la in‐
terioriza, pasando a formar parte de su repertorio para realizarla posteriormente
de forma automática. De esto se desprende la necesidad de que el docente se con‐
vierta en un modelo de imitación correcto.
. Complejidad para inhibir la acción y proponer metas conscientes para sus accio‐
nes.
En el pasado, gran parte de la sociedad, de los profesionales y los estudiosos, han con‐
siderado la inteligencia como una facultad mental general compuesta por factores rela‐
cionados entre sí y que está determinada genéticamente; incluso, actualmente, hay
personas que defienden esta afirmación. Esta visión implica que la inteligencia se limita
a la capacidad general de razonamiento lógico que todo individuo tiene en alguna medida,
que permanece relativamente estable a lo largo de la vida de una persona y que es sus‐
ceptible de medición cuantitativa con pruebas escritas, denominadas pruebas de inteli‐
gencia.
Las pruebas de inteligencia evalúan la inteligencia por métodos verbales que dependen
básicamente de una combinación de capacidades lógicas y lingüísticas, olvidando otra
serie de habilidades, destrezas y conductas que son propias de sujetos inteligentes. En el
ámbito de la educación, el valor numérico del resultado de la pruebas de inteligencia
(C.I.), ha determinado en el pasado la clasificación de muchos alumnos en el nivel acadé‐
mico apropiado dentro del sistema educativo de algunos países, lo cual ha supuesto de‐
masiadas situaciones discriminatorias.
Afortunadamente, estas creencias han ido cambiando con el tiempo, sobre todo gra‐
cias a los resultados de multitud de investigaciones en el ámbito de las neurociencias. Los
avances de diferentes ciencias nos aportan conocimientos importantísimos sobre el ce‐
rebro pero, sin la colaboración de la ciencia cognitiva que estudia la mente, estos avances
no tendrían mayor relevancia que los dirigidos a la investigación de otro órgano vital del
cuerpo.
Los resultados de los estudios de las últimas décadas sobre el cerebro son de gran in‐
terés para diversas ciencias y, en especial, para la psicología y la educación. Hoy podemos
afirmar, sin temor a equivocarnos, que la actividad cerebral es un proceso constante de
sistemas que realizan millones de actividades al mismo tiempo. Esta actividad es posible
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
36
Por medio de Técnicas de Exploración Funcional del Cerebro (EFC), se pueden examinar
las funciones en el cerebro humano vivo y ver su interior de forma parecida a como se
observan los huesos en una radiografía. Los descubrimientos recientes al respecto están
permitiendo cartografiar el cerebro y conocer dónde se sitúa la actividad cerebral que
provoca una percepción, una experiencia, un pensamiento, un comportamiento o una
emoción. Sin embargo, los mapas del cerebro aún no están completos, muchos neuro‐
investigadores están inmersos en trabajos fascinantes que pretenden esclarecer y definir
la cartografía del cerebro, explorar el funcionamiento de las neuronas aisladas, examinar
las oleadas y el flujo de los neurotransmisores y las interacciones complejas que se rea‐
lizan entre las diferentes áreas del cerebro, y de éstas con otros puntos del sistema ner‐
vioso para realizar una función común.
3 El cerebro ni ve, ni oye, ni huele, ni siente lo que hay en el mundo exterior. Hay
zonas del cerebro preparadas para percibir los estímulos que generalmente llegan
del exterior, pero la construcción y la interpretación que hace el cerebro de esos
estímulos son fenómenos esencialmente culturales.
3 Todas las experiencias tienen relevancia para el ser humano, pero las que suceden
en la etapa prenatal y durante los primeros años tienen una importancia especial
para el desarrollo de las funciones mentales y cerebrales.
3 No basta con poseer un cerebro humano para que surjan cualidades psíquicas hu‐
manas. Aunque se disponga de tejido cerebral y conexiones potenciales, es preciso
recibir los estímulos adecuados del ambiente.
3 La flexibilidad del sistema nervioso permite incluso que un bebé sobreviva y se des‐
arrolle aunque le falte alguna parte de este sistema. Sin embargo, las conexiones
neuronales que no se ejercitan de forma activa terminan atrofiándose o destinán‐
dose a otras funciones y, con el paso de los años, el cerebro pierde la plasticidad y
resulta más difícil compensar las funciones y capacidades que se pierden.
3 Las experiencias pasivas tienen un impacto poco duradero en el cerebro. Por el con‐
trario, el cerebro aprende y retiene mejor las informaciones cuando el organismo
tiene una intervención activa y compromete más áreas en el proceso.
3 Dentro de las funciones de las diferentes áreas del cerebro, las aptitudes son inde‐
pendientes en cuanto a que una persona puede sobresalir en una capacidad y tener
un desarrollo medio en otras. También es frecuente que una persona sobresalga
en general en aptitudes de diferentes capacidades.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
38
3 Sin duda, esta época es apasionante para todos los campos relacionados con el co‐
nocimiento de la mente y el cerebro. No obstante, debemos ser conscientes del
riesgo que conlleva la pretensión de aplicar directamente cada descubrimiento cien‐
tífico y tomar al pie de la letra cada información contundente de la neurología o la
ciencia cognitiva en la práctica educativa.
Algunas investigaciones
sobre el funcionamiento
cerebral
Desde que la psicología comenzó su andadura en las últimas décadas del siglo XIX, sus
figuras más representativas han terminado abordando temas relacionados con la práctica
educativa. Ya Thorndike exponía, en 1.910, en el Journal of Educational Psychology: “La
psicología nos ayuda exigiéndonos que formulemos nuestras nociones de los objetivos
de la educación en función de los cambios precisos que la educación debe provocar y
descubriéndonos los cambios que realmente se producen en los seres humanos”.
Como se ha comentado anteriormente, hasta las últimas décadas del siglo XX, muchos
psicólogos consideraron la inteligencia como una facultad general, única y global, princi‐
palmente genética o innata e inmutable. Aún hoy en día hay defensores de esta postura,
son partidarios a ultranza de las pruebas de cociente de inteligencia y creen que la capa‐
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
40
cidad de una persona, y sus límites, están determinados principalmente por la natura‐
leza.
Otra tendencia opuesta a este planteamiento ha venido representada por los conduc‐
tistas que, en palabras de su fundador J.B. Watson, consideran posible convertir a cual‐
quier niño en cualquier tipo de adulto con solo ofrecerle un entorno específico. Para los
conductistas, los docentes debemos propiciar unos niveles elevados de rendimiento en
los niños y, de ese modo, modificar la facultad intelectual que les haya deparado la he‐
rencia genética.
En la segunda mitad del siglo XX surgió una nueva corriente que se denominó la ciencia
cognitiva. Los psicólogos cognitivos argumentan una noción básica: la representación
mental; opinan que todas las personas crean ideas e imágenes en su mente‐cerebro que
son representaciones reales. Desde esta perspectiva, la inteligencia se considera en fun‐
ción de las diferentes representaciones mentales y de sus combinaciones. Posiblemente,
las personas nacen con ciertas representaciones que pueden modificarse a través de la
experiencia, como resultado de la maduración o por la interacción con otras representa‐
ciones. Desde el punto de vista de la ciencia cognitiva, los docentes, conscientes de que
el desarrollo no tiene una vinculación total con la edad de los niños, debemos plantear
los contenidos y las ideas de forma adecuada al nivel de desarrollo de cada uno de los
niños.
Más allá de los grandes debates que nos llevan ocupando muchas décadas, podemos
afirmar que la inteligencia es producto de la herencia genética que ha sido transmitida a
lo largo de generaciones. Sin embargo, diferentes aspectos pueden ser modificados si el
niño recibe estímulos significativos en los momentos idóneos (períodos sensitivos) de su
desarrollo.
Los investigadores que han centrado su trabajo en aumentar el conocimiento del ce‐
rebro humano y en comprender sus procesos cognitivos son tantos que sería imposible
detallar sus teorías en el presente trabajo. A continuación, se resumen algunos de los es‐
tudios y las teorías más relevantes para el cambio experimentado por la educación en
todas las etapas y niveles, incluida la Educación Infantil, en diferentes países.
bajar con tareas geométricas, elaborar mapas conceptuales y rotar mentalmente formas
o figuras, el ritmo, la gestalt (estructura total), el color, la dimensión, la imaginación o las
ensoñaciones diurnas, entre otras; en él predomina lo subjetivo, el mundo interior; su
acción se acompaña principalmente de las ondas cerebrales Alfa.
También J. Delgado (“Mi Cerebro y Yo. Cómo descubrir y utilizar los secretos de la
mente” 1.994) afirma que el hemisferio izquierdo es habitualmente el que domina cum‐
pliendo funciones lógico‐analíticas y verbales, asume mayor control sobre las destrezas
manuales, la lectura, el lenguaje y la comprensión de la palabra; mientas, el hemisferio
derecho dispone de mayor sensibilidad espacial y de relaciones mayores con las emocio‐
nes, la imaginación, el arte y la información no verbal.
Por tanto, según Montbrun existe un hemisferio dominante, el izquierdo, que posee
los registros de memoria oportunamente transmitidos al lado opuesto o hemisferio do‐
minado, menor o derecho.
Paul MacLean, desarrolló un modelo de estructura cerebral del ser humano, conocido
como “cerebro triuno“ o “triada cerebral”. Plantea que este órgano está conformado por
tres estructuras o sistemas neurales interconectados, que cada uno tiene su específica y
particular forma inteligencia, así como funciones propias y definidas que están relacio‐
nadas con el proceso de evolución:
3 Sistema o cerebro reptil: Las diferentes zonas del cerebro humano han evolucio‐
nado en épocas diferentes; cuando ha surgido una zona nueva, se ha formado en‐
cima de la más antigua. El sistema reptil es la parte más primitiva del cerebro
humano y sigue siendo operativa en la época actual con el conjunto de acciones
que proceden de los reptiles que dieron origen a los mamíferos. Se remonta a más
de doscientos millones de años de evolución y aún dirige parte de nuestros instintos
básicos de supervivencia, aunque la corteza cerebral analiza las opciones y selec‐
ciona las acciones y respuestas.
3 Sistema límbico o cerebro emocional: Debajo del cuerpo calloso, que une los dos
hemisferios cerebrales, se encuentran un grupo de módulos que son conocidos
como sistema límbico, también denominado “cerebro de mamífero”. En términos
evolutivos, es más antiguo que la corteza cerebral y, al igual que otras zonas aún
más antiguas como el cerebro reptil que está por debajo de él, es inconsciente.
Este sistema está compuesto por varios módulos: El tálamo que dirige la informa‐
ción que le llega hacia las partes específicas del cerebro que la procesan; el hipotá‐
lamo que colabora con la hipófisis para que el organismo pueda adaptarse en las
mejores condiciones al entorno; el hipocampo que realiza una función importante
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
43
para establecer la memoria a largo plazo y la amígdala cerebral que percibe y genera
emociones como el miedo. Las personas que sufren alguna lesión en la amígdala
son incapaces de reconocer el estado emocional de los demás ni interpretan las ex‐
presiones de los rostros.
3 Sistema neocortical o cerebro racional: Hace unos cien millones de años, la evolu‐
ción del cerebro humano dio un paso decisivo. Por encima del bulbo raquídeo y del
sistema límbico apareció la corteza cerebral y con ella las funciones humanas su‐
periores. La corteza cerebral recubre las zonas más antiguas que siguen estando
activas, pero no controlan el cuerpo del modo en que lo hicieron en épocas ante‐
riores. La corteza cerebral nos capacita para funciones cognitivas superiores y pro‐
porciona una dimensión nueva a nuestra vida emocional.
Ned Herrmann integra los modelos propuestos por Sperry y MacLean con el objetivo
de establecer la localización cerebral de la creatividad. Realiza un planteamiento nuclear
del Modelo del Cerebro Total basándose en el procesamiento cerebral de la información
influenciado por los niveles de desarrollo de las ciencias cognitivas, particularmente la
Neurociencia, y en los enfoques integradores del proceso creativo de Amabile, Mitjans,
Woodman, Schoenfeldt, Stemberg y de los dos modelos comentados anteriormente.
Herrmann expone la teoría del cerebro como una totalidad orgánica que integra la neo‐
corteza con el sistema límbico, argumentando el proceso interactivo del componente lím‐
bico (afectivo, emocional y regular) con el cerebral (cognitivo, lógico e imaginativo) que
conforma las emociones, las actitudes, las creencias, etc.
Jung (2.000) sostiene que la integración de las áreas o cuadrantes de la teoría de Herr‐
mann permite un estudio más completo sobre la operatividad del cerebro y vincula los
cuadrantes con los siguientes procesos:
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
44
3 A‐D: pragmático.
diación como el proceso mediante el cual se produce una interacción social entre dos o
más personas que cooperan en una actividad conjunta, con el propósito de producir un
conocimiento. Esta concepción está vinculada al concepto de “zona de desarrollo pró‐
ximo” formulado por Vigotski (1981) que permite estimar el espacio o zona entre el nivel
real de desarrollo, entendido como la capacidad de resolver de forma autónoma una
tarea, un problema o situación y el nivel de desarrollo potencial.
Buzan afirma que cada bit de información, sensación, recuerdo o pensamiento (color,
palabra, imagen, número, fragancia, sabor, etc.) que accede al cerebro se puede repre‐
sentar como un punto central de donde irradian innumerables enlaces de información,
por medio de ramas que representan una asociación determinada que, a su vez, posee
su propia red de vínculos y conexiones. Buzan considera que la pauta de pensamiento
del cerebro humano como una “gigantesca máquina de asociaciones ramificadas” con lí‐
neas de pensamiento que irradian a partir de un número virtualmente infinito de nodos
de datos, que reflejan estructuras de redes neuronales que forman la arquitectura física
del cerebro humano.
Los mapas mentales pueden suponer una técnica gráfica para acceder al potencial del
cerebro; ahora bien, debe tener unas características esenciales:
3 Las ramas comprenden una imagen o una palabra clave impresa sobre una línea
asociada.
3 Los puntos secundarios también están representados como ramas adheridas a las
ramas de nivel superior.
3 Los mapas mentales se pueden enriquecer con colores, imágenes o códigos que
añaden estética e individualidad y estimulan la creatividad, la memoria y la evoca‐
ción de la información.
Como fruto de su investigación y, tomando como referencia los resultados de las neu‐
rociencias, Gardner sugiere la existencia en el cerebro humano de zonas que rigen, de
forma aproximada, dominios diferentes de cognición, desplegando un modo específico
de procesar informaciones y competencias. Cada zona se responsabiliza de un tipo de so‐
lución de problemas específico o de un tipo de capacidad para crear productos valorados
por el contexto cultural. Es decir, cada zona del cerebro humano puede expresar una
forma de inteligencia.
Gardner afirma que el ámbito de la cognición humana debe abarcar una gama de ap‐
titudes más universales, asegurando que los seres humanos han evolucionado para mos‐
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
48
trar distintas inteligencias y no para recurrir de diversas maneras a una sola inteligencia
flexible.
3 Inteligencia espacial, que implica una gran capacidad para percibir, crear y recrear
la imagen visual y espacial, de representar gráficamente las ideas, y de sensibilidad
del color, la línea, la forma, la figura, el espacio y sus relaciones. La sede más im‐
portante de los procesos espaciales se encuentra en el hemisferio derecho. El uso
de esta inteligencia se evidencia en la navegación, el sentido de localización y di‐
rección, la interpretación de mapas, las artes visuales, el juego del ajedrez, etc.
Desde este nuevo enfoque, los docentes debemos reflexionar sobre el protagonismo
que se le otorga en los sistemas educativos a la formación del pensamiento lógico, a los
logros lingüísticos y a los matemáticos, puesto que las estadísticas demuestran que los
niños que destacan en estas materias en su etapa de formación no siempre alcanzan su
desarrollo pleno en su vida adulta. La educación debe promover la formación del ser hu‐
mano, estimularle para que “aprenda a aprender”, proveerle de recursos para que des‐
arrolle el potencial de sus inteligencias y acompañarle en su proceso de maduración para
que se desenvuelva en un contexto social al que pueda aportar su originalidad.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
50
Cada niño posee ciertas habilidades nucleares en cada una de las inteligencias porque
todas las inteligencias forman parte de la herencia genética que recibe de sus antepasa‐
dos. Estas habilidades se manifiestan universalmente en su nivel básico, con independen‐
cia de la educación y el contexto cultural. Partiendo de esta base, debemos presuponer
que todos los niños son inteligentes de diversas maneras, independientemente del CI que
resulte de la aplicación de las pruebas de lápiz y papel. Precisamente la forma original de
interacción entre las habilidades de las diferentes inteligencias compone un perfil inte‐
lectual único para cada ser humano, garantizando el aporte de su originalidad al contexto
social y cultural en el que se desenvuelve.
El proceso educativo debe tener en cuenta que las inteligencias siguen una trayectoria
evolutiva natural como se comentó con anterioridad, pasando por una serie de fases en
las diferentes etapas del desarrollo: Habilidad modeladora en bruto, sistemas simbólicos,
sistema notacional y vocacional.
El doctor Gardner avisa de los riesgos de pretender encasillar a los niños según la ma‐
nifestación de mayor o menor potencial en cada categoría ya que, debido a su constante
evolución, estas manifestaciones pueden variar considerablemente. Del mismo modo,
insiste en la importancia de tener presentes los siguientes aspectos:
3 A excepción de casos puntuales, las personas tienen capacidad para desarrollar las
ocho inteligencias hasta un nivel razonablemente alto de competencia si reciben la
estimulación adecuada.
3 Hay una rica diversidad de formas de ser inteligentes dentro de cada categoría. No
es necesario destacar en todo el conjunto de habilidades ya que hay muchas ma‐
neras de mostrar los atributos dentro de cada inteligencia, como también de inte‐
rrelacionar habilidades de las distintas inteligencias.
La teoría de las I.M. afirma que cada persona posee un estilo de aprendizaje propio
que ha ido formando a lo largo de los años al interactuar las habilidades de sus inteligen‐
cias.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
51
Los niños integran los nuevos conocimientos relacionando la información nueva con
los esquemas y el estilo de aprendizaje que mejor dominan. Por eso, en el nuevo modelo
cognitivo que propone Gardner, primero se define cómo el niño utiliza sus inteligencias
para resolver problemas y después se establecen estrategias orientadas, no tanto a los
procesos, como a la forma como opera la mente del pequeño con el contenido de su en‐
torno (los sonidos, las palabras, las imágenes, las personas, etc.)
A continuación se ofrecen unos breves apuntes sobre los tipos de estilos de aprendizaje
que suelen desarrollar los niños según dispongan de tendencias marcadas hacia una u
otra inteligencia. No obstante, siempre hay que tener en cuenta que la mayoría de niños
poseen capacidades más desarrolladas en áreas de diferentes inteligencias, sobre todo
en los primeros años, y debemos huir de pretender encasillarles:
3 Niños con tendencia lingüística alta: desarrollan sus pensamientos por medio de
palabras. Desde bebés utilizan el lenguaje para comunicarse y consiguen la atención
de los adultos por medio de la emisión de sonidos. En el último trimestre del primer
año se encuentran en plena etapa de holofrases y pronto la superan para pasar a
formar frases de dos o más palabras. El nivel de vocabulario suele ser superior a
sus iguales, con quiénes suelen relacionarse a través del lenguaje verbal. Les gusta
escuchar historias y cuentos, memorizar retahílas, poemas y letras de canciones,
jugar con palabras, hablar de sus experiencias y, más adelante, leer y escribir. Los
materiales que prefieren se relacionan con la lectura y la escritura y las grabaciones
de cuentos. Podemos conseguir su comprensión a través del diálogo.
Partiendo del principio que declara el derecho de los niños a aprender de diferente
modo, cada docente debe aplicar la teoría de la forma que más se ajuste a su estilo de
enseñanza. Las inteligencias múltiples suponen un modelo de educación flexible cuyas
únicas reglas son las que marcan los componentes cognitivos de las diversas inteligencias.
De hecho, la teoría representa un abanico abierto de estrategias didácticas para afrontar
cualquier contenido o tema desarrollando, como mínimo, ocho formas de aprendizaje.
Al disponer cada niño de diferentes potenciales en relación a las distintas inteligencias,
el docente debe tener presente que ningún conjunto de estrategias es óptimo para todos
en todo momento. Por el mismo motivo, una estrategia determinada tendrá más éxito
con unos grupos que con otros.
3 Aprovechar plenamente todo el potencial del niño, sin pretender encasillarle ni ace‐
lerar su desarrollo.
3 Estimular y alentar para conseguir que el niño se entregue a la actividad sin forzar
o sobreestimular, motivando y utilizando refuerzos inmediatos.
3 Guiar al niño para que utilice habilidades de las diferentes inteligencias al realizar
una misma tarea.
Goleman afirma que las emociones están inseparablemente enlazadas con las capaci‐
dades cognitivas. Por este motivo, ayudar al desarrollo de la conciencia de sí mismo, al
manejo de la impulsividad y las emociones, a desarrollar la empatía o a mejorar las des‐
trezas sociales, contribuye a promover capacidades intelectuales. Según Goleman, las ca‐
racterísticas que apoyan el constructo de inteligencia emocional, tienen más relación con
la capacidad para motivarse a sí mismo, con las expectativas que se poseen, con la per‐
sistencia en las frustraciones, con la autorregulación de los impulsos y del saber esperar,
que con los resultados del cociente de inteligencia o con los índices académicos.
Podemos ayudar al niño a reconocer las propias emociones que surgen como con‐
secuencia de enfrentarse al aprendizaje. Las emociones son el resultado de una ac‐
tividad cerebral (sistema límbico), pero se expresan también físicamente. El docente
debe estar atento a estas señales para ayudar al niño en el reconocimiento de sus
emociones.
Aspectos que debemos tener en cuenta para estimular esta competencia de la in‐
teligencia emocional:
. Conciencia emocional: identificar las propias emociones y los efectos que pue‐
den tener.
. Autovaloración: conocer las propias fortalezas y sus limitaciones.
. Autoconfianza: confianza en las propias posibilidades.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
57
3 La autorregulación es necesaria para manejar las emociones, los impulsos y los re‐
cursos. Para conseguir el desarrollo de esta competencia, el niño debe ir apren‐
diendo a percibir los sentimientos que generan la emoción y reflexionar sobre lo
que siente, sin emitir juicios de valor. Los docentes podemos contribuir a la auto‐
rregulación de las emociones que surgen ante el aprendizaje ofreciendo estrategias
que ayudan al niño a determinar la emoción y la causa, reflexionar sobre el origen,
elegir una respuesta o un modo de actuar, y llevarlo a la práctica siendo constante
en el modo de actuar elegido.
Aspectos que debemos tener en cuenta para estimular esta competencia de la in‐
teligencia emocional:
Las presiones externas no son suficientes para promover la motivación por el apren‐
dizaje. Raramente, podremos conseguir que un niño se esfuerce por alcanzar cual‐
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
58
Alfred Adler, en su obra “Understanding Human Nature”, afirma: “La vida psíquica
del hombre está determinada por su meta. Ningún ser humano puede pensar, sen‐
tir, querer y soñar sin que todas estas actividades estén determinadas, continuadas,
modificadas y dirigidas siempre hacia su objetivo inmediato”.
Aspectos que debemos tener en cuenta para estimular esta competencia de la in‐
teligencia emocional:
. Impulso del logro: el esfuerzo del niño por mejorar o alcanzar el aprendizaje.
Cuando el niño entiende a los demás, puede elegir el modo más conveniente de
relacionarse, adecuando la respuesta al estado emocional de los otros. Las destrezas
sociales no deben ser un fin en sí mismas, sino un medio para hacer el bien, a uno
mismo y a los demás. Si un niño busca el éxito en sus relaciones quebrantando los
valores morales o las normas de convivencia, irá aprendiendo a saber causar buena
impresión pero terminará fracasando en su vida personal.
3 Partimos de dos hechos fundamentales: cada niño es un ser único, sus dimensiones
física, neurológica, intelectual, emocional y social son individualmente diferentes.
Sin embargo, estas dimensiones interactúan conjuntamente creando un ser hu‐
mano complejo que es mucho más que la suma de sus partes. Estos principios pa‐
recen obvios, no obstante, son la base para el correcto desarrollo emocional,
añadiendo la calidad de las experiencias relacionales que establece con las personas
de su contexto social (familia, vecinos, educadores, iguales, etc.).
3 Durante los primeros días de asistencia al centro escolar, el niño vive una serie de
cambios importantes, pasando de un medio en el que él es el principal protagonista
a otro en el que debe convivir, relacionarse y compartir con iguales. Además, tiene
que incorporarse a un nuevo ambiente donde personas, espacios y materiales son
desconocidos para él y se separa por primera vez de las personas queridas y cono‐
cidas. La acogida de los primeros días deja una profunda huella sobre el sentimiento
de seguridad, mayor cuanto menor es la edad de los pequeños. Por este motivo, es
necesario diseñarse un período de transición para la separación de las figuras prin‐
cipales de apego y para la creación de vínculos afectivos con las personas del en‐
torno escolar, facilitando el conocimiento del nuevo contexto y la progresiva
adaptación a las características del mismo. Para el desarrollo emocional del niño,
es muy importante una planificación cuidadosa, exhaustiva e individualizada, con‐
siderando globalmente la situación y las necesidades del niño y las de su medio fa‐
miliar. La duración de este proceso es diferente en cada caso, como también deben
serlo las actitudes de los docentes, las estrategias organizativas y la colaboración
de la familia.
3 Los docentes deben proporcionar un trato atento, afectivo y sensible a las caracte‐
rísticas y necesidades individuales de cada niño. En este clima de seguridad emo‐
cional, el pequeño siempre se siente seguro, respetado y querido y establece
relaciones afectivas sólidas con el docente o docentes. Éstos se convierten en mo‐
delos positivos de relación social con altas expectativas sobre sus capacidades y le
marcan límites y normas adecuadas para que vaya conformando su conducta y
construyendo su proyecto personal de vida.
Conocimientos,
procesos y habilidades
del pensamiento
Conocer los resultados de las investigaciones del cerebro y las teorías más actuales
sobre la inteligencia no genera demasiados cambios prácticos en los resultados de los
programas para el desarrollo de habilidades del pensamiento si las habilidades que se es‐
timulan no perduran en el tiempo. Para conseguir el fin de la perdurabilidad es necesario
que la utilización de las habilidades del pensamiento se convierta en un hábito que el
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
64
niño aplique de forma habitual a cualquier situación de la vida cotidiana, es decir, que el
niño sea competente para pensar de forma autónoma, flexible, crítica y reflexiva. Esto
lleva implícita la planeación cuidadosa y detallada de experiencias para que los pequeños
valoren patrones de conductas intelectuales.
¿Por qué y para qué
estimular el desarrollo
de las habilidades básicas
del pensamiento?
Son muchos los retos que actualmente tiene la educación dirigida a los primeros años.
Junto a la familia, los docentes necesitamos promover una infancia colmada de experien‐
cias y relaciones satisfactorias para alcanzar la meta del desarrollo armónico e integral
en todas las dimensiones madurativas del ser humano y promover su competencia para
ser feliz. Por medio de la ética del encuentro, podemos ofrecer oportunidades que facili‐
tan la construcción de la propia identidad y estimulan distintos modos de relación basados
en el conocimiento, la valoración y el respeto a la diversidad.
Una de las características principales que nos diferencia de los animales, es nuestra
capacidad de pensar. Todos los seres humanos pensamos con o sin un entrenamiento
formal para hacerlo. Somos capaces de observar, comparar, relacionar, ordenar, clasificar,
extrapolar e interpolar, formar hipótesis, formular evidencias, extraer conclusiones, es‐
tructurar argumentos, considerar la relevancia, utilizar analogías, etc. Cuando muchos
docentes hablamos de enseñar y aprender a pensar, nos referimos a cómo pensar de
forma más efectiva, promoviendo en los niños un pensamiento propio, más autónomo,
coherente, reflexivo, efectivo, dialéctico, crítico y creativo. Podemos y debemos ayudar a
los pequeños para que encuentren significados apropiados para todo lo que descubren y
sucede a su alrededor y para que elaboren respuestas adecuadas; que integren la razón,
la emoción y la conducta. Se trata de convertirnos en mediadores para que encuentren
su propia coherencia entre lo que piensan, lo que desean o sienten y lo que hacen.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
66
Las habilidades básicas del pensamiento son aquellas que sirven para sobrevivir en el
mundo cotidiano y tienen una función social (G. Guevara, 2.000). Estas habilidades sirven
de base y trampolín para el desarrollo de otras habilidades de la cognición con mayor
nivel de complejidad y que requieren de diferentes grados de abstracción.
A continuación se definen algunos términos que conviene conocer para aportar clari‐
dad a la exposición:
Los procesos básicos suponen la base sobre la que se construye la organización del
conocimiento y el razonamiento. Por su parte, los procesos de razonamiento suponen el
pilar sobre el que se construyen los procesos superiores que requieren de un alto nivel de
abstracción (planificación, supervisión, evaluación y retroalimentación). A su vez, este nivel
de procesamiento es la base de los metaprocesos que están formados por estructuras
complejas que dirigen el procesamiento de la información y el uso inteligente de los pro‐
cesos. Esta evolución puede verse con más claridad en la siguiente imagen:
Metaprocesos
Procesos superiores
Procesos de razonamiento
Procesos básicos
Apuntes breves sobre algunas
metodologías para el
desarrollo de habilidades
del pensamiento en la
Educación Infantil
Algunas metodologías han sido diseñadas para ser desarrolladas con niños de Educa‐
ción Infantil. Sin embargo, para aplicar otras metodologías tal como han sido concebidas
por sus autores, es preciso que los niños desarrollen hábitos elementales de organización,
logren un grado adecuado de autonomía, autorregulen su comportamiento, conozcan las
normas, las respeten y participen en el establecimiento de las mismas, además de con‐
seguir cierto grado de desarrollo de competencias. Por este motivo, el docente debe adap‐
tar las distintas metodologías que pretende desarrollar según las capacidades,
habilidades, intereses y necesidades de los pequeños del grupo.
Según Götler “un juego o un material de juego es tanto más valioso cuanto más nu‐
merosas y elevadas son las energías que pone en actividad, y tanto menos estimable
cuanto menos espacio concede al ingenio y a la destreza”
Algunos objetivos que se alcanzan con esta actividad son los siguientes:
El recipiente
3 De madera, cartón duro, mimbre, esparto u otro material resistente y seguro para
los niños.
3 Debe facilitar el acceso al contenido del interior, por eso la altura no debe superar
los ocho centímetros.
Los materiales
3 Los objetos que se utilizan son recursos materiales del aula que el docente cuida,
mantiene limpios, restaura, elimina y combina según una clasificación con cierta
periodicidad.
3 Conviene contar con cuarenta o cincuenta “tesoros” que no suponen peligro o in‐
seguridad para los bebés.
3 Los “tesoros” aportan a los niños estimulación sensorial e información sobre su en‐
torno natural y social inmediato y no suelen tener coste económico.
3 Las familias pueden colaborar aportando los objetos que el docente solicita ya que
no tienen coste económico.
3 El número de niños que exploran el “cesto de los tesoros” puede ser de cuatro o
cinco, de modo que el docente puede contemplar los tiempos de siesta, alimenta‐
ción y otras rutinas para programar turnos de juego.
La evaluación
3 El docente realiza una evaluación continua y global a través de la observación di‐
recta y sistemática de la actividad de los pequeños.
3 Puede elaborar registros donde anotar ciertas observaciones sobre las acciones de
los niños: si miran, tocan, agarran o chupan; si utilizan una mano o las dos; si pasan
objetos de una mano a otra; si sueltan un objeto para agarrar otro; si utilizan la
oposición del índice y el pulgar; si golpean, observan o comparan; si prefieren unos
objetos; si evitan otros, etc.
3 Goma, tela, etc.: monederos con cremallera y velcro de diferentes materiales, pe‐
lotas de distintos tamaños y materiales, tubos armónicos, trozos de tubo de goma,
anillas de goma, telas de texturas variadas, tapones de desagüe con cadena, mu‐
ñecos de rizo y de trapo, animales de goma y peluche, pañuelos, bufandas, fulares
y cintas de colores, bolsitas de tela con plantas aromáticas dentro, borlas de polvos
faciales, brochas de maquillar y de afeitar, madejas de lana e hilo grueso, cestas y
cajas de mimbre y bambú, cepillos de uñas, de dientes, de zapatos, mantelitos in‐
dividuales de rafia, pinceles, brochas y rodillos de pintar, esponjas de baño, etc.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
75
El juego heurístico
El aprendizaje heurístico se concibe como un sistema de educación en el que el niño
descubre por sí mismo las cosas. Esta propuesta de actividad fue concebida por Elinor
Goldschmied para enriquecer la programación del aula, nunca para sustituirla.
El juego heurístico podría considerarse la continuidad del “cesto de los tesoros o ces‐
tino”, que los niños desarrollan hasta que empiezan a caminar. Las dos diferencias más
notables entre ambos juegos son: la intencionalidad de los niños durante el juego y que
en el juego heurístico los pequeños deben participar en la recogida del material realizando
clasificaciones.
Se trata de promover que los niños se planteen (piensen) ¿Qué es ésto?,¿Para qué
sirve ésto?, ¿Qué puedo hacer con ésto?
Algunos objetivos que se alcanzan con esta actividad son los siguientes:
Recipientes
3 Se disponen bolsas de tela, cerradas por un cordón, para guardar los objetos, y en
cada bolsa se mete una variedad de objetos.
3 Las bolsas se pueden colgar en una fila de perchas cuando no se usen. En cada per‐
cha se anota el nombre del tipo o variedad de objetos que contiene la bolsa.
3 Por cada niño se disponen tres botes de diferentes tamaños. Los botes contienen
los objetos y se distribuyen por el suelo de la zona de juego, de este modo se evita
que los niños se amontonen.
Materiales
3 Son recursos materiales del aula que el docente cuida, mantiene limpios, restaura,
elimina y combina según una clasificación con cierta periodicidad.
3 Las familias pueden colaborar aportando los objetos que el docente solicita ya que,
la mayoría, no tienen coste económico.
La evaluación
3 Se realiza una evaluación continua y global a través de la observación directa y sis‐
temática de la actividad de los pequeños.
3 El docente puede elaborar registros en los que anotar ciertas observaciones sobre
las acciones de los niños: si miran, tocan, agarran o chupan, si utilizan una mano o
las dos, si pasan objetos de una mano a otra; si utilizan pinza digital, si golpean, ob‐
servan o comparan; si prefieren unos objetos; si evitan otros, etc.
3 También puede enriquecer la evaluación con grabaciones de audio o vídeo, foto‐
grafías, anotar anécdotas, etc.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
78
El juego de descubrimiento
Se puede considerar esta estrategia educativa, diseñada como una variación de la ac‐
tividad de juego heurístico, para continuar enriqueciendo la propuesta didáctica del aula
cuando los niños comienzan a manifestar la capacidad simbólica.
La variación con el juego heurístico consiste en que los objetos se ofrecen clasificados
en categorías para una finalidad concreta (aseo, alimentación, compra, deporte, etc.). Los
niños deben investigar el continente interactuando con él, explorar y descubrir los obje‐
tos, además de experimentar las utilidades que les dan los adultos y otras que a ellos se
les ocurren.
Podría considerarse este tipo de actividad como transición y ensayo del juego simbólico
y de imitación por iniciativa propia. Como en el juego heurístico, los pequeños participan
en la recogida de los materiales realizando clasificaciones.
En esta variación del juego, se trata de promover que los niños se planteen (piensen)
¿Qué es ésto?, ¿Para qué sirve ésto?, ¿Qué puedo hacer con ésto?, ¿Qué hacen los adultos
con ésto?
Algunos objetivos que se alcanzan con esta actividad son los siguientes:
Recipientes
3 El docente establece los recipientes que se van a utilizar a lo largo del curso escolar:
“El bolso de mamá”, “La bolsa del bebé”, “La bolsa del aseo”, “La cesta de la com‐
pra”, etc.
3 Se preparan los recipientes suficientes (uno por niño) solicitando la ayuda de las
familias (bolsos de mano, de bebés, de aseo o de deporte que las mamás y los papás
ya no utilizan, restos de antiguas temporadas que desechan los comercios, etc.)
Materiales
3 Son recursos materiales del aula que el docente cuida, mantiene limpios, restaura,
elimina y combina con cierta periodicidad.
3 Las familias pueden colaborar aportando los objetos que en casa ya no usan y el
docente solicita.
3 Se concede tiempo para que los niños planeen con qué recipiente van a jugar.
3 Si los objetos estuvieran muy esparcidos por el suelo, el docente puede reorgani‐
zarlos en silencio para que sigan atrayendo a atención de los niños.
La evaluación
3 Se realiza una evaluación continua y global a través de la observación directa y sis‐
temática de la actividad de los pequeños.
3 La bolsa del bebé: pañal, esponja, paquete de toallitas húmedas, frasquito de colo‐
nia, frasquito de leche corporal, cepillo para el pelo del bebé, prendas de bebé, pa‐
tucos o zapatitos de bebé, etc.
3 La bolsa del aseo: cepillo de dientes, peine, cepillo para el pelo, toalla de tocador,
colonia infantil, paquetito de toallitas húmedas.
El juego simbólico
Como ya se ha explicado, el juego simbólico supone un tipo de actividad muy relevante
para el desarrollo del pensamiento infantil. La capacidad simbólica comienza a manifes‐
tarse alrededor de los dieciocho meses de edad e implica importantes mecanismos y pro‐
cesos cognitivos: coordinación de esquemas de comparación de objetos y personas,
analogías y recuerdos que ponen en funcionamiento habilidades motoras y comunicati‐
vas, etc. Los juegos simbólicos permiten al niño entender las relaciones e interacciones
que se producen en las relaciones sociales y actuar en función de ellas, también colaboran
en el logro de otros objetivos, entre ellos:
3 Conocer el contexto social y tomar conciencia del papel que es capaz de desempe‐
ñar en él.
3 La cocina: ollas, cafeteras, teteras, microondas, cocina con horno, vajillas con platos
llanos, hondos, vasos, cuberteros, cubiertos, juegos de café y de té, batería de co‐
cina, cucharón, espátula, espumadera, bandejas, alimentos de juguete, etc.
3 La tienda: mostrador y estanterías para colocar los productos, balanza, caja regis‐
tradora, carrito de la compra, dinero de juguete, frutas, legumbres, carnes, pescado,
huevos, quesos, pizzas, hamburguesas, embutidos, postres, pasteles, helados, tar‐
tas, conservas, bricks de leche, batidos y zumos etc.
La evaluación
3 El docente realiza una evaluación continua y global utilizando la observación directa
y sistemática de la actividad de los niños.
rados para este fin: registro de todo el grupo durante la sesión, registro individual
diario, semanal o mensual, registro para la evaluación de un objetivo o competencia
concreta, las aplicaciones del pensamiento simbólico, etc.
3 En los registros, el docente también recoge observaciones sobre los aspectos rela‐
cionales, los conflictos que se presentan y las soluciones que se han dado, las inter‐
acciones con los objetos, el cuidado de los mismos, las dificultades que han surgido,
la participación en el orden y recogida de materiales, etc.
3 Cuando la capacidad de los niños lo permita, el docente puede organizar una asam‐
blea al concluir la actividad para promover la autoevaluación de los pequeños.
La distribución del aula por rincones de actividad implica una organización espacial en
la que se seleccionan determinadas zonas. La situación de cada rincón debe corresponder
al espacio disponible del aula y a sus características. Las condiciones pueden ser muy va‐
riadas y, por ello, es necesario pensar y probar de qué forma pueden quedar mejor dis‐
tribuidos. Desde este punto de vista, todos los espacios y estructuras son válidas para
establecer rincones: tableros, estanterías, cortinas, biombos, alfombras, colchonetas, etc.,
aprovechando los espacios de la mejor forma posible.
Los rincones permiten organizar el aula en pequeños grupos, cada uno de los cuales
realiza una tarea determinada y diferente. Según el tipo de actividad, algunos rincones
necesitan la dirección del docente; en otros rincones los niños pueden actuar con bas‐
tante autonomía. Organizados en grupos reducidos, los niños aprenden a trabajar en
equipo, a colaborar y a compartir. Los rincones también potencian la iniciativa y el sentido
de la responsabilidad.
El docente planifica las actividades de forma que cada niño vaya pasando, a lo largo
de un período de tiempo (semana, quincena, etc.), por los diferentes rincones de activi‐
dad. Si el aula cuenta con más de un docente, cada uno puede encargarse de atender
unos rincones concretos observando, guiando, sugiriendo cuando las circunstancias lo
requieren, etc. Necesita utilizar estrategias que motiven a los niños para visitar e interac‐
tuar con los materiales de todos los rincones con el fin de que todos experimenten las
ejercitaciones previstas. El trabajar por rincones permite dedicar una atención más indi‐
vidualizada a cada niño, planificando actividades de aprendizaje adaptadas a sus conoci‐
mientos previos.
3 Este tipo de distribución espacial implica el dedicar unos tiempos fijos dentro de la
rutina diaria. No pueden ocupar un espacio de premio, una actividad de relleno o
suplir la falta de planificación de un período de tiempo.
3 Además del orden, los rincones posibilitan la alternancia de materiales; deben con‐
tar con el material necesario, sin excederse en cantidad y sin que, por ser insufi‐
ciente, se convierta en motivo de conflicto en el grupo.
3 Se promueve que todos actúen en relación con sus posibilidades, limitaciones, co‐
nocimientos, posibilidades y motivación.
3 En los rincones se disponen materiales y utensilios que forman parte de la vida co‐
tidiana del niño, aunque no sean específicamente escolares. En algunas zonas de
actividad o rincones se utilizan materiales naturales como el agua, la arena, la arcilla,
piedras pequeñas, etc., también los materiales que se denominan reutilizables o
de deshecho como envases de postres y otros alimentos, envoltorios de regalo, de
bombones o caramelos, cilindros de cartón, etc.
3 Se parte de considerar al niño como un ser activo con necesidad de moverse, que
realiza sus aprendizajes a través de satisfacer su curiosidad y por medio del descu‐
brimiento y de la manipulación de los objetos.
3 El docente garantiza que cada niño realiza actividades adecuadas a sus posibilidades
individuales, siguiendo sus propios gustos, intereses y aficiones.
3 A medida que los niños evolucionan, también cambian sus necesidades e intereses.
Por este motivo, los espacios deben evolucionar también a lo largo del curso escolar
para dar las respuestas oportunas.
3 Los materiales deben estar a la vista y al alcance de los pequeños siempre que sea
posible.
3 Se establecen zonas según se contemple la utilización para todo el grupo, para pe‐
queños grupos o de forma individual.
3 Se puede iniciar el curso escolar con un número reducido de rincones y, con el paso
de los meses y a medida que la evolución del grupo lo permita, ampliar las pro‐
puestas de rincones o zonas de actividad.
3 La duración de las propuestas de los rincones en cada zona es variable, ya que de‐
pende del interés que manifiestan los niños y la posibilidad de introducir aspectos
que se están trabajando en las unidades didácticas, los centros de interés, los talle‐
res o los pequeños proyectos.
3 Los espacios se pueden delimitar con distintos materiales: biombos de material re‐
ciclado, separadores móviles de espejitos, plásticos de colores transparentes, discos
compactos desechados, cortinas de recortables, lacitos de celofán, envoltorios de
rotuladores de colores, telas, etc.
Los rincones que se pueden organizar en la clase son muy diversos. La estructuración
del espacio depende principalmente de los factores reales y objetivos y de la creatividad
del docente que, en todo momento debe garantizar el ambiente seguro, estimulante y
afectivo, y asegurarse de que el material no entraña peligros y promueve hábitos de hi‐
giene y salud.
3 Individuales.
3 En el patio.
3 Rincones temporales, como la zona para esconderse (casita, túnel, etc.), de movi‐
miento y actividades con todo el grupo (alfombra, colchoneta o espejo de pared,
etc.), de mesa (expresión plástica, trabajo en láminas, etc.)…
. De actividades de pensamiento.
. De alimentación.
. De descanso.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
90
. De higiene o aseo
. De desarrollo creativo.
. De psicomotricidad.
3 Otras posibilidades:
. Arte.
. Teatro.
. Lectura.
. Higiene personal.
. Estética.
. Primeros auxilios.
. Juegos de mesa.
. Masaje.
. Exposición y museo.
. Huerto.
. Jardín.
. Mascotas.
. Agua.
. Experimentos de aire.
. Experimentos de sonido.
. Grandes construcciones.
La evaluación
3 El docente realiza una evaluación continua y global utilizando la observación directa
y sistemática de la actividad de los niños.
3 En los registros, el docente también recoge observaciones sobre los aspectos rela‐
cionales, los conflictos que se presentan y las soluciones que se han dado, las inter‐
acciones con los objetos, el cuidado de los mismos, las dificultades que han surgido,
la participación en el orden y recogida de materiales, etc.
3 Cuando la capacidad de los niños lo permita, el docente puede organizar una asam‐
blea al concluir la actividad para promover la autoevaluación de los pequeños.
Los talleres
Podemos definir el taller como “un espacio y momento pedagógico que posibilita el
aprendizaje social; preparado de modo tal que, a partir de la experiencia de los partici‐
pantes e incorporando a la discusión elementos nuevos, se logran nuevos aprendizajes y
nuevas soluciones a los problemas de la vida real”.
El taller fomenta la interacción entre todos los miembros del grupo y el aporte personal
y creativo de cada uno de ellos. De este modo, los niños se involucran de forma activa en
la experimentación y la creación; también desarrollan el pensamiento autónomo, crítico
y creativo por medio del trabajo conjunto, participativo y cooperativo, frente al compe‐
titivo, en la realización de tareas grupales y se posibilita la aplicación de los conocimientos
e ideas en la resolución de problemas prácticos.
En el taller, el docente juega un papel mediador, sin imponer su criterio. Crea las con‐
diciones para que los niños observen, comparen, relacionen, ordenen y clasifiquen; pro‐
mueve la reflexión, el análisis y la síntesis e invita a la revisión, la toma de conciencia y la
evaluación de los pasos seguidos, los conocimientos aplicados, los procesos y las actitudes
que han puesto en juego.
3 El desarrollo: consiste en realizar las acciones necesarias llevar a cabo las situaciones
didácticas planificadas. Los niños necesitan tener una orientación clara de las acti‐
vidades a realizar y, con la ayuda del docente, coordinan sus acciones para lograr
un producto a partir del trabajo cooperativo, que es el objetivo fundamental del
taller.
Con esta metodología, los niños tienen la posibilidad de crear, expresar, sentir, obser‐
var, explorar, relacionarse, interactuar, dialogar, proponer, comunicarse y, lo más impor‐
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
93
tante, aprender a realizar un trabajo cooperativo que debe tener siempre el objetivo de
crear algo bello y útil.
Pequeños proyectos
El trabajo docente por proyectos corresponde a un enfoque globalizador que pro‐
mueve la construcción de aprendizajes significativos ya que se organizan juegos y activi‐
dades que se desarrollan en función de una necesidad o en torno a un problema, una
pregunta, una actividad concreta, una tradición o costumbre, etc. El proyecto responde
principalmente a las necesidades, intereses y exigencias del desarrollo del niño y posibilita
la intervención educativa con visión constructivista.
Parece ser que el método de proyectos fue creado por W.H. Kilpatrick en 1918, to‐
mando como referencia el análisis del pensamiento hecho por John Dewey, con la finali‐
dad de encontrar una forma más efectiva de enseñar. Dewey ha sido considerado como
uno de los creadores de la escuela nueva y ha ejercido una gran influencia sobre el pen‐
samiento, la cultura, la política y, sobre todo, en la praxis educativa aunque se resistió a
formular métodos didácticos precisos. Dewey decidió romper con el intelectualismo que
dominaba la enseñanza y se propuso incorporar la experiencia del niño a la educación,
concediendo una gran importancia al trabajo, a la iniciativa individual, al hecho de apren‐
der haciendo y a la formación democrática.
Aunque Kilpatrick no haya sido realmente el autor de este concepto, algo que él
mismo reconoció en su momento, realmente fue el primero en crear una “tipología” del
método de proyectos. Su pretensión fue que la actividad infantil se desarrollara en un
medio natural en el que el plan de trabajo vaya surgiendo según se desenvuelven los pro‐
yectos.
. Los niños:
. El docente:
. Los niños:
. El docente:
2 Promueve la participación.
2 Coordina el intercambio de ideas.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
98
2 ¿Son adecuadas?
2 ¿Debería suprimirse alguna?
2 ¿Se han potenciado otros objetivos y competencias no previstas?
2 ¿Se han ejercitado todas las habilidades básicas del pensamiento?
. Las actividades:
2 ¿Han sido motivadoras?
2 ¿Han propiciado el interés y el disfrute pleno de todos los miembros del
grupo?
2 ¿Han promovido el desarrollo del pensamiento?
. La labor docente:
Cada proyecto tiene una duración y una complejidad diferentes, pero siempre implica
acciones y actividades relacionadas entre sí que adquieren su sentido tanto por vincularse
con los intereses y características de los niños como por su ubicación. La diferencia en
cuanto a duración, complejidad y alcance esta determinada por las posibilidades y limi‐
taciones de los niños.
En la organización del espacio y del tiempo no existe una forma única de organización,
cada docente organiza su espacio de acuerdo con las experiencias que desee propiciar,
teniendo en cuenta también las características físicas y materiales con las que cuenta.
Por tanto, se considera que el espacio es dinámico y funcional ya que se adapta a los re‐
querimientos del grupo.
Objetivos y competencias
que se desarrollan en
la propuesta
Objetivos
Entre otros objetivos, la propuesta de juegos y actividades, contribuye a desarrollar
las capacidades que indica la Ley Orgánica de la Educación, en su Artículo 13:
Competencias
Los objetivos que se marcan para la educación de los cero a los seis años se formulan
en términos de capacidades. La capacidad supone un atributo psicológico y cognitivo del
ser humano que se desarrolla por la interiorización y acumulación de aprendizajes signi‐
ficativos. El desarrollo de capacidades es la base de la evolución de las competencias del
niño, porque en ellas integra y perfecciona los conocimientos, las destrezas y las habili‐
dades cognitivas, operativas, organizativas, estratégicas y resolutivas, que luego se aplican
en los diferentes contextos de la vida cotidiana.
3 Conceptual (saber‐conocer).
Al tener en cuenta las competencias básicas conseguimos que el niño integre los dife‐
rentes aprendizajes, tanto los formales, informales y no formales, como los correspon‐
dientes a las diferentes áreas o ámbitos de experiencias. Las competencias básicas que
se promueven en el presente trabajo son las siguientes:
3 Competencia matemática.
3 Competencia emocional.
Para la correcta adaptación de los juegos y actividades al nivel de desarrollo de las ca‐
pacidades y competencias de los niños, conviene que el docente recuerde algunos aspec‐
tos fundamentales:
3 Es imprescindible conocer el nivel evolutivo del niño y actuar sobre la zona de des‐
arrollo próximo que conduce a la zona de desarrollo potencial posibilitando el
aprendizaje. Para conseguirlo, las actividades deben ser coherentes con su nivel
evolutivo y, con la ayuda, guía o colaboración del docente, estimular el dominio de
otras actividades de mayor complejidad. El niño recibe la ayuda adecuada y se pro‐
mueve su progresiva independencia para la resolución de la actividad o problema.
3 Valorar los conocimientos previos con los que cuenta el niño y asegurar la construc‐
ción de aprendizajes significativos que utilice en cualquier momento de la vida co‐
tidiana. Para conseguirlo, la información debe ser clara, coherente, organizada y
susceptible de poder conectarse con las informaciones de que dispone o de los co‐
nocimientos previos.
3 Procurar que cada niño tenga oportunidad de conseguir algo de éxito en la actividad
para que desarrolle la autoestima que promueve el aprendizaje.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
107
. La nave Plutón 7
. Una ayuda maravillosa
. Campo Flor
. Pompas de jabón
. La curiosidad no mata gatos
. El gato que no sabía que era un gato
. Carrera de zapatillas
3 Las situaciones de aprendizaje de los bloques abarcan distintos procesos del pensar
que, a su vez, estimulan las diferentes habilidades básicas del pensamiento. No obs‐
tante, cada actividad se centra de forma específica en una habilidad que requiere
la activación del resto. En definitiva, se propone que el docente planee un tipo de
situaciones didácticas basándose en dos soportes: el propio contenido y el proceso
por el cual el niño se pueden apropiar del contenido.
3 Cada bloque se inicia con una narración o cuento y se desarrolla durante varios
días.
3 Se indica el momento oportuno para realizar las láminas del “Cuaderno del alumno”
con el objetivo de reforzar el desarrollo de competencias, como elemento para la
evaluación y para informar a la familia, además de conseguir su colaboración e im‐
plicación en el trabajo que desarrollamos en el aula.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
108
3 Con el grupo de dos a tres años, el docente puede comenzar a desarrollar la pro‐
puesta de juegos y actividades, siempre que las adapte al nivel de desarrollo de las
capacidades y competencias de los niños.
3 Al inicio del ciclo escolar se plantea un período para la adaptación de los niños al
ambiente y la actividad del aula. En este período, se planean actividades para que,
mediante la observación directa y sistemática y la interrelación afectiva, el docente
pueda realizar un diagnóstico inicial del grupo y conocer las características indivi‐
duales de cada niño. Del mismo modo, se organiza el ambiente siguiendo las orien‐
taciones metodológicas generales.
3 Conviene elegir una zona del aula, siempre la misma, para celebrar las asambleas
y los debates, además de para escuchar las narraciones. Esta zona se identifica con
un cartel o un mural que contenga un símbolo, una imagen, una fotografía o el nom‐
bre de la zona escrito. Todos los niños participan en la elección del nombre de la
zona y la actividad con la ayuda del docente, por ejemplo: rincón para pensar, la
hora de pensar, tiempo para pensar, etc.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
109
3 En el grupo de dos y de tres años, la mascota puede marcar las normas que se
deben seguir durante las sesiones: “Para ayudar a (nombre de la mascota), tenemos
que seguir unas normas: sentarnos en el suelo formando un corro, escuchar con
atención lo que dicen los demás, pensar lo que queréis decir antes de hablar, le‐
vantar la mano cuando queráis decir algo y no molestar a los compañeros. ¿Os pa‐
rece bien que lo hagamos así?”
3 En los grupos de cuatro y cinco años, las normas se pueden acordar con la partici‐
pación de todos los niños, de este modo, el compromiso para cumplirlas es más só‐
lido.
3 Para que los niños relacionen las actividades de una sesión con aquellas cuya fina‐
lidad está vinculada, aunque se hayan realizado otro día, el docente puede iniciar
los trabajos haciendo un resumen de lo que aconteció en la otra sesión, lo que in‐
vestigaron, las conclusiones a las que llegaron, las intervenciones que realizaron,
etc.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
110
3 Las principales estrategias que vamos a poner en práctica durante estas sesiones
son el diálogo y la asamblea o reunión de todo el grupo. En la asamblea el docente
lleva a cabo una interrogación guiada y promueve que los niños:
3 El docente decide la hora del día en la que se van a llevar a cabo las actividades de
la propuesta, es decir, reserva un espacio dentro del horario del aula. Debe ser un
momento en el que los niños no se encuentren cansados o alterados por otras ac‐
tividades que han realizado o van a realizar.
3 Durante el desarrollo de las actividades hay que procurar que no haya interrupcio‐
nes, ruidos fuertes de fondo u otras distracciones para la atención y la concentración
de los pequeños.
3 Antes de comenzar la narración, se aconseja una asamblea corta para valorar los
conocimientos, las ideas y las creencias previas de los niños respecto al argumento
del cuento y para comprobar que comprenden el vocabulario que se utiliza en la
narración.
3 Para el inicio de sesiones cuyo tema esté relacionado con el tema tratado en la se‐
sión anterior, en la asamblea inicial el docente comienza recordando de forma re‐
sumida lo tratado en la última sesión. Puede apoyar el resumen con la ayuda de
algún niño, formulando preguntas, presentando algún trabajo que se elaboró, mos‐
trando dibujos o fotografías y reproduciendo la grabación de audio o vídeo de las
intervenciones que tuvieron lugar.
Juegos
y
Actividades
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
115
La nave Plutón 7
3 Recordamos las normas básicas que hemos acordado y que debemos seguir a lo
largo de la sesión:
3 Explicamos a los niños que (nombre de la mascota del aula) no sabe cómo es el
planeta en el que vivimos, que se llama Tierra; y les animamos para que cuenten
a la mascota las cosas que ellos saben del planeta. De este modo, podemos va‐
lorar las ideas y creencias previas que tienen respecto al tema que vamos a tratar
en la sesión y comprobamos que los niños comprenden el significado del voca‐
bulario que vamos a utilizar.
3 Podemos utilizar globos, figuras que representan el sistema solar con sus plane‐
tas y satélites, un globo terrestre, fotografías, grabaciones de vídeo y cualquier
herramienta que nos ayude a hacer más comprensible la explicación sobre cómo
se formó la Tierra
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
116
Los trozos daban tantas vueltas por el aire que se hicieron redondos y formaron los
planetas. La Tierra es uno de esos planetas. También se formaron planetas enanos
como Plutón y satélites, que son más pequeños que los planetas. La Luna es un
satélite.
Al principio, la Tierra era como una bola de fuego pero, poco a poco, se fue
enfriando. Luego, empezó a llover y llover, de día y de noche, un día y otro y otro…
., y se llenó todo de agua, formando el mar.
Cuando dejó de llover, bajó la altura del agua y apareció tierra seca, así se separó
el agua del mar y los continentes (así llamamos a las zonas de tierra seca). Con el
paso de años y años y años, comenzaron a aparecer cosas sin vida, como las
montañas o las piedras, y también las que tienen vida como las plantas y los
animales. Primero aparecieron los peces del mar y, después, otros animales en los
continentes.
Con el tiempo, la tierra se llenó de muchas cosas que ahora llamamos reino
vegetal, reino animal y reino mineral., y todo ¡gracias al agua de la lluvia!”
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
117
3 Motivamos a los niños para que sientan curiosidad por conocer todo lo que hay
en nuestro planeta:
2 “¿Queréis que descubramos más cosas que pasan el la Tierra? ¡Muy bien!
Todos juntos vamos a investigar y aprender cada día muchas cosas sobre
la Tierra y lo que hay en ella”.
3 Ahora os voy a contar un cuento sobre una nave espacial que se llama Plutón 7.
La nave viene de un planeta enano y muy lejano que se llama Plutón; a Plutón le
llamamos planeta enano porque es muy pequeño. En la nave espacial viajan dos
plutonianos (así se llaman los que viven en Plutón) y, como le pasa a (nombre
de la mascota), ellos no saben cómo es la Tierra y cómo somos los terrícolas (así
nos llaman a los que vivimos en la Tierra)
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
118
“La nave Plutón7 se acerca a la Tierra. Sus dos tripulantes la observan atentamente.
3 Hablamos sobre el sol, los planetas y algunos satélites de nuestro sistema solar.
Valoramos la conveniencia de realizar un pequeño proyecto según el interés que
provoquen en los niños, por ejemplo; el Sol, la Luna, Marte, Plutón, etc.
2 Los niños se colocan más o menos cercanos al sol, según el elemento que
representan en el sistema solar, y las estrellas se reparten en las zonas más
alejadas del astro.
2 Una vez secas las figuras, las pintamos con témperas o pintura de dedos y
las colocamos en el orden que ocupan dentro del sistema solar (colgadas
del techo, sobre una base de cartón o en el lugar que nos parezca más con‐
veniente para que los niños y las familias puedan verlo con facilidad).
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
121
2 Mezclamos y amasamos bien la mezcla con las manos hasta que se disuel‐
van todos los grumos.
3 Pedimos a cada niño que explique por qué no es feo, o bien por qué es guapo,
tratando de convencer al plutoniano.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
123
3 Para conseguir la colaboración de la familia, los niños que sepan, pueden escribir
una nota, los demás nos la pueden dictar completándola con el dibujo de algunas
letras:
3 Ayudamos a cada niño para que organice y ordene toda la información y la do‐
cumentación: escriben los datos que han obtenido en hojas de papel o cartulina
(o nos dictan para que lo escribamos), pegan las fotografías, realizan dibujos,
etc., para elaborar las páginas de libro.
3 Para la primera página de su libro, cada niño se dibuja a sí mismo y, en las páginas
siguientes, incluye la información y documentos que ha recopilado sobre su pro‐
pia historia.
3 A continuación coloca una página con el dibujo sobre su familia y otras páginas
con la información y documentos obtenidos en el hogar.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
124
3 Para la portada del libro se utiliza cartulina o cartón. El niño escribe el título: “El
libro de (nombre)”, o dibuja alguna de las letras de su nombre y nosotros escri‐
bimos el resto.
3 Les animamos a decorar la portada con dibujos, bolitas de papel de seda pegadas
u otros materiales plásticos.
3 Una vez confeccionados todos los libros, cada niño expone al grupo “la historia
de su familia y de su vida”, y apoya la exposición mostrando las páginas del libro.
3 Se puede organizar una sesión con las familias de todos los niños del grupo. Cada
familia prepara la exposición junto al niño y presenta su historia mostrando el
libro.
A la Luna y a Marte
queremos viajar,
iremos muy lejos,
en la nave espacial.
3 Proponemos adivinanzas sobre partes del cuerpo para que los niños me‐
moricen y puedan compartirlas con la familia.
(LOS LABIOS)
Tengo dos en la cara,
su color es rosa,
se abren si hablo,
y si bebo se mojan
(LA LENGUA)
Una señorita
de color grana,
anda siempre en auto
ADIVINANZAS
y siempre va mojada
(LOS PIES)
Hermanos inseparables,
soportamos un gran peso,
la tierra nos da un beso,
porque somos incansables.
(EL DEDO)
Te sirve para escribir,
dibujar, acariciar,
señalar y sentir.
3 Preguntamos si conocen alguna canción sobre partes del cuerpo para en‐
señar al plutoniano y animamos para que cada uno cante la canción que
recuerda, por ejemplo:
¿DÓNDE ESTÁS?
Dedo gordo, dedo gordo, (manos escondidas en la espalda)
¿Dónde está?
No lo sé (encogemos los hombros)
Aquí estoy (sacamos el dedo pulgar derecho)
Yo también (sacamos el dedo pulgar izquierdo)
Gusto en saludarte, gusto en saludarte (hacemos que se toquen)
Ya me voy (escondemos un dedo)
Yo también (escondemos el otro)
Mis amigos,
¿Dónde están?
CANCIONES
Aquí estamos
Y nos saludamos y nos abrazamos
¡Y a jugar!
3 Para moderar las negociaciones entre ellos, vamos preguntando por algunos as‐
pectos: si es alto o bajo, gordo o flaco, con una o varias cabezas, con orejas o sin
ellas, número de ojos, etc., para que razonen cada acuerdo que toman les pre‐
guntamos el por qué de la decisión. Finalizado el dibujo, observan el resultado y
dan su opinión sobre cómo ha resultado.
3 Jugamos a imaginar cómo será Plutón y la vida de los niños en ese planeta: la
forma del planeta, lo que hay en él, cómo juegan, si tienen familia, quiénes son
las personas más importantes para ellos, si van a la escuela, etc., y nosotros
vamos tomando notas. Al finalizar el diálogo, hacemos un resumen de lo que
han expuesto y les pedimos que comparen la vida que han imaginado de los
niños plutonianos y la de ellos.
3 Entre todos, creamos un paisaje de Plutón con pintura de dedos: puede ser un
paisaje del campo o de una ciudad, inventar la forma de las casas, los coches, las
montañas, los árboles, etc., pero siempre llegando a acuerdos antes de pintarlo.
3 Evaluamos las ideas y creencias que los pequeños han formado al respecto.
“Este cuento nos lo explica un caracol que, a pesar de su caminar lento, o quizá
gracias a él, se da cuenta de muchas cosas que ocurren a su alrededor.
La historia pasó hace muchos años, cuando la Tierra estaba vacía de animales
y la vegetación ¡Qué triste se veía!
El Sol y el Cielo decidieron que tenían que alegrar la Tierra. Así que acordaron
pintarla, pero ¿de qué color lo harían? El Sol se apresuró a decir que el mejor
color sería el amarillo, como él.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
130
Una nube que pasaba por allí, alterada por tal bullicio, les pidió calma y les
pidió que le contaran el motivo de su lucha.
El Sol le contó lo que pasaba y se justificó que quería pintar la Tierra de ama‐
rillo como él porque era precisamente él quien daba luz a la Tierra, quien le
daba calor y claridad.
El Cielo replicó diciendo que era él quien abrazaba a la Tierra y le daba aire,
viento, lluvia, y que el color ideal para pintarla era el azul como él.
La nube, viendo que cada uno tenía su parte de razón, les animó a que coo‐
peraran juntos, que unieran los dos colores: el amarillo y el azul.
El Sol y el Cielo quedaron algo sorprendidos, pero les pareció buena idea. Con
ello lograrían que la Tierra tuviese un poco de cada uno, así que empezaron a
tirar pintura amarilla y azul a los árboles, a las plantas, a la hierba,…
El Sol y el Cielo vieron que la Tierra había quedado muy bonita. Desde enton‐
ces se sienten felices al contemplarla, ¡Ya no está nada triste! Y han aprendido
que con colaboración y ayuda se pueden lograr cosas maravillosas”.
DIBUJAMOS LA AMISTAD
3 Explicamos a los niños que, como hemos hablado, no podemos ver la amistad
porque es algo que está dentro de nuestra cabeza. Sin embargo, les pedimos que
imaginen cómo sería la amistad si tuviera forma y pudieran verla.
3 Pegamos todas las creaciones juntas sobre papel continuo formando un collage
y lo exponemos en un lugar en el que puedan verlo las familias.
3 Después de haber visto todos los trabajos plásticos y de haber escuchado todas
las presentaciones, animamos al grupo para hacer entre todos un gran trabajo
plástico que plasme la amistad que sentimos entre todos nosotros.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
134
3 Pedimos a los niños que se dibujen junto a su amigo mientras juegan con sus ju‐
guetes preferidos. Todos los trabajos se exponen en una zona de la pared que
destinamos a “la amistad”
3 Los niños observan las prendas de vestir que llevan puestas sus amigos. Cada
uno describe las características de las prendas y los demás adivinan del niño que
se trata.
3 Cada niño dibuja una prenda de vestir con rotulador, elige el color que más le
gusta y rellena la prenda dibujada con objetos y materiales que encuentra en el
aula de ese color formando un collage. Por ejemplo, en el dibujo de un pantalón
y el color rojo: repasan el contorno del pantalón con rotulador rojo, pegan trozos
de telas, cartulinas y papeles de distintas texturas, botones, globos, cintas, go‐
mets, etc., de color rojo
que:
uda maravillosa
Blo
Una ay
Nombre del niño o niña:
Fecha:
HAY UN AMIGO EN MÍ
(Toy Store, Disney)
El tiempo pasará
lo nuestro no morirá
lo vas a ver es mejor saber
que hay un amigo en mí.
3 Escuchamos juntos la canción “Un millón de amigos” de Roberto Carlos; les ani‐
mamos a comentar lo que quiere decir el autor en cada estrofa de la canción.
Poco a poco, vamos aprendiendo las estrofas y el estribillo de la canción para
cantarla juntos unidos por las manos, enlazando los brazos, agarrados por la cin‐
tura, con los hombros o las piernas pegadas, etc.
UN MILLÓN DE AMIGOS
Roberto Carlos
(Estribillo)
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
137
(Estribillo)
(Estribillo)
(Estribillo)
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
138
AMOR ETERNO
Gustavo Adolfo Bécquer
EL OVILLO
Tengo un ovillo
de hilo amarillo,
empieza en una punta
y termina en mi bolsillo.
RABITO, RABO.
Rabito, rabó
por aquí pasó,
diciendo que si,
diciendo que no.
RIMAS
LOS SONIDOS
Escuchamos, ¿qué es?,
escuchamos otra vez.
Cli, cli, cli,
las gotas de agua al caer.
Campo Flor
3 Formulamos preguntas para conocer las ideas que tienen los niños acerca de lo
que es un pueblo en medio de un valle, un bosque y otros conceptos que vamos
a tratar en el cuento.
Alrededor hay un bosque tan viejo que tiene barbas y unas montañas grandes
como gigantes, que meten sus cabezas en las nubes para refrescarse. Los ríos
bajan por el cuerpo de las lomas tan veloces, que los peces saltan las piedras
para no golpearse, formando un arco iris en el aire.
Los vecinos de Campo Flor, que velan por la salud del valle, abren las puertas
del pueblo el último día de primavera para que pasen las personas de todo el
mundo.
El campo huele a tierra fresca y a flor, y parece una acuarela por sus colores.
Los visitantes, que no han visto con frecuencia un lugar tan bello y cuidado,
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
142
caminan bajo los árboles recogiendo semillas y fotografiando los nidos de las
aves; escalan las montañas para tocar las nubes con las manos o se sientan
en las aceras del pueblo para ver a los ciervos y a las ardillas atravesar las ca‐
lles.. Por supuesto, está prohibido cazar y talar en cualquier época del año. De
otro modo, los árboles no serían como ancianos, ni los animales mansos y
amigables.
Todos los que vienen a Campo Flor, desde su primer viaje saben que no deben
maltratar las plantas ni a los animales. Aquellos que se atrevieron alguna vez
a poner sus nombres en los árboles o apedrear un ave, pasaron mucho tiempo
sembrando arbustos o cuidando a las crías en el bosque.
Los que visitan Campo Flor aprenden que el mundo puede ser así. Eso es lo
que quieren enseñarles los habitantes del valle.
2 ¿Dónde está el boque? ¿Qué hay en el bosque? ¿Qué hacen los peces
en el río?
DIALOGAMOS SOBRE EL CUENTO
2 Las personas que alguna vez dañaron a las plantas o a los animales,
¿Qué tuvieron que hacer?
3 Cada niño dibuja con acuarelas y pincel un paisaje de Campo Flor que ve con su
imaginación. Las obras terminadas se exponen en una zona amplia de la pared y
cada niño muestra su obra explicando lo que ha querido plasmar en ella.
Bloque:
Campo Flor
Nombre del niño o niña:
Fecha:
2 Entonces, ¿Las personas, las plantas y los animales existimos gracias al agua
de la lluvia?
2 Hablamos sobre la importancia del Sol para la vida en la Tierra: para los
seres humanos, para los animales y para las plantas.
junto a una ventana para que reciba la luz del Sol y la otra en una zona oscura,
privada de luz solar. Diariamente, observamos cómo evolucionan las dos
plantas y, cuando la planta privada de luz se esté deteriorando, la coloca‐
mos junto a la ventana para que comprueben su recuperación y compren‐
dan que, al no recibir luz solar, puede morir.
2 Explicamos que la Tierra está rodeada por el aire que nosotros necesitamos
para respirar; en el aire están las nubes, vuelan los pájaros y los aviones, etc.
2 Pedimos a los niños que enumeren las cosas que hay en la Tierra, clasifi‐
cándolas según se encuentren en el aire, en el agua o en la tierra. Intenta‐
mos que describan cada una de las cosas que enumeran.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
147
3 Pegan algodón por ambas caras de la nube y lo pintan con témperas si lo desean.
3 Forran las gotas de agua con papel de aluminio del que se utiliza para envolver
alimentos.
3 Cada gota de agua se une a la nube por medio de un hilo o hebra de lana anu‐
dada o grapada.
2 Contar las gotas de agua que cada uno ha colgado de la nube y pegar un
rótulo en la nube con el número que las representa.
3 Cuando todos los niños han construido su molinete de viento, formulamos algu‐
nas preguntas antes y después de que experimenten con el movimiento y el aire,
por ejemplo:
2 ¿Sabéis que el molinete de viento gira si los soplamos? ¿Por qué pensáis
que gira?
2 Si lo sujetamos con una mano y caminamos por el aula, ¿Se moverá? ¿Por
qué?
2 ¿Qué ocurrirá si corremos con el molinete en vez de caminar? ¿Por qué?
2 Si corremos con el molinete por el patio, ¿Girará más rápido o más lento?
¿Por qué?
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
149
3 Dibujamos cada escena, con o sin personaje, sobre cartulina, foamy o goma eva
y la recortamos.
3 Colocamos las escenas en una zona de la pared accesible para los niños.
3 Utilizamos una caja para envasar leche o zumo después de lavarla. Practicamos
tres o cuatro agujeros alineados de arriba abajo en uno de los lados de la caja y
los tapamos con cinta adhesiva. Llenamos el envase con agua y después quitamos
la cinta adhesiva. Preguntamos a los niños ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no habrá
salido el agua antes de quitar la cinta? ¿Por qué ha salido después de quitarla?
3 Colocamos tres vasos frente a los niños: uno con agua fría, otro con agua tibia y
otro con agua caliente (como sale del grifo para que no queme). Les pedimos
que introduzcan un dedo primero en el agua fría y después en el de agua tibia y
que comenten lo que han experimentado respecto a la temperatura. Más tarde,
les pedimos que introduzcan un dedo en el agua caliente y después en el agua
tibia, dejando que formulen hipótesis sobre las temperaturas que perciben.
3 Llenamos un recipiente grande con agua hasta la mitad. Ofrecemos a los niños
varios objetos para que perciban sus formas, tamaños y pesos (tapones de cor‐
cho, tapas de botellas de agua rellenas con plastilina y otras sin rellenar, cucha‐
rillas de madera y metálicas, etc.). Animamos para que vayan introduciendo los
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
151
3 Les animamos a colocar una llave de metal sobre el agua tratando de que flote.
Cuando lleguen al convencimiento de que es imposible, colocamos un trozo de
plástico que cubra casi toda la superficie del agua y les pedimos que coloquen la
llave encima. Dejamos que formulen hipótesis sobre lo que ha ocurrido y después
repetimos la experiencia, pero utilizando un pañuelo de papel en vez del trozo
de plástico. Formulamos preguntas que los ayudan a reflexionar sobre las carac‐
terísticas de los objetos: el material del que están hechos, el peso, la forma, el
tamaño, etc., y su comportamiento con el agua.
3 Observamos el agua que sale por el grifo ¿Cómo es esa agua? ¿Sirve para beber?
¿Y para cocinar alimentos?
3 Preguntamos a los niños de dónde viene el agua del grifo y dejamos que formu‐
len hipótesis; después preguntamos dónde va el agua cuando sale por el des‐
agüe. Les animamos a investigar con su familia sobre estas cuestiones y después
compartir con los compañeros la información obtenida. Para conseguir la cola‐
boración de los padres, escriben una nota o bien dibujan algunas palabras y nos
dictan el resto.
3 Cuando todos hayan expuesto la información que han obtenido, podemos ela‐
borar entre todos una historia sobre “El viaje de gota de agua”, realizamos dibujos
asociados a la narración y los encuadernamos junto al texto. Cada niño puede
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
152
llevar a casa el libro para compartir la historia con su familia y, cuando todos
hayan tenido oportunidad de llevarlo a casa, podemos colocarlo en la biblioteca
del aula.
3 Después de una actividad plástica, nos lavamos las manos en un recipiente plás‐
tico con agua. Observamos ¿Cómo está el agua antes de lavarnos? ¿Cómo está
después de lavarnos? ¿Podemos beber esa agua? ¿Sirve para cocinar alimentos?
¿Qué podemos hacer con esa agua?
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
153
D Completamos y
recortamos para que
los niños lo lleven a
casa
3 En cada sesión observamos una obra, identificamos y describimos los elementos que
aparecen en la imagen, los colores, las formas, etc. Animamos a los niños para que ex‐
presen su opinión sobre la obra, les hablamos del autor, la técnica o técnicas que ha uti‐
lizado, etc.
3 Proponemos que cada niño pinte un cuadro que represente nuestro huerto. Pintan al
aire libre, junto al huerto y utilizan una pintura muy especial: tierra y cola mezclada con
la pintura; les ofrecemos pinceles gruesos para que plasmen libremente su representa‐
ción del huerto. Si es posible, ponemos una música relajante de fondo mientras pintan.
3 Cada niño presenta la obra que ha realizado describiendo los elementos que ha plas‐
mado, el por qué de los colores que ha utilizado, cómo se ha sentido creando la pintura,
etc.
3 Todos los trabajos se exponen en una zona común de la escuela para que puedan ob‐
servarlos las familias.
JUEGO DE CARTAS
Bloque:
Campo Flor
Nombre del niño o niña:
leche
Fecha:
D Pintar y cortar
las cartas de las
Pintar y cortar las carta
láminas del
s,
pegarlas sobre cartón
cartulina y plastificarl
o cuaderno,
as.
pegarlas sobre
cartón o
cartulina y las
plastificarlas.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
156
Bloque:
Campo Flor
Nombre del niño o niña:
Fecha:
3 Concluida la elaboración de las cartas, dividimos a los niños en dos grupos, uno tiene
las cartas de alimentos o productos y el otro las cartas con imágenes de su proceden‐
cia.
3 Proponemos un juego para que ejerciten la asociación de ideas: un grupo muestra una
carta con la imagen de un animal, árbol o planta y el otro grupo debe mostrar el alimento
o producto asociado, por ejemplo; gallina‐huevo, abeja‐miel, etc. Los dos grupos pueden
intercambiar las cartas y repetir el juego mostrando primero el alimento o producto y
el segundo grupo su procedencia.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
157
TODO EN SU SITIO
Gloria Fuertes
BUEN VIAJE
Amado Nervo
(EL SOL)
Dicen que soy rubio
y no tengo pelo,
salgo de día
y de noche duermo.
(LA LUNA)
Soy un ojito del cielo
que por la noche vigila,
alumbrando el camino
y dando al bosque vida
ADIVINANZAS
(LA ARENA)
Estoy en el parque,
también en la playa,
hago castillos
y también casas.
(EL ÁRBOL)
Sin el aire yo no vivo,
sin la tierra, yo me muero,
tengo yemas y no soy huevo,
tengo copa y no sombrero.
SAL SOLITO
CANCIONES
Sal solito,
caliéntame un poquito,
para hoy, para mañana
y para toda la semana.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
159
3 Para la exposición de los trabajos, preparamos una zona del aula dedicada a cada
uno de los grandes reinos de la Tierra.
3 En cada zona se reúnen los niños que han investigado sobre el mismo tema, com‐
parten la información y la documentación obtenida para preparar juntos la ex‐
posición.
3 Pueden utilizar la pared de esa zona para confeccionar un mural con las fotogra‐
fías y los dibujos.
3 Los niños de cada grupo exponen de forma conjunta toda la información que
han recopilado y muestran la documentación que han conseguido.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
160
2 ¿Qué sabemos ahora sobre el aire? ¿Y sobre el agua? ¿Y sobre la tierra del
suelo?
2 ¿Podemos vivir sin agua? ¿Por qué? ¿Y los animales? ¿Por qué? ¿Y las plan‐
tas? ¿Por qué?
Pompas de jabón
“Esta es la corta historia de unas pompas de jabón que decidieron viajar hasta
donde el viento las llevara: querían conocer el paisaje que las rodeaba.
Todo era maravilloso. La luz del sol las acariciaba y las hacía cambiar de color.
Ellas podían distinguir los grandes árboles, la hierba fresca, los pájaros dan‐
zando en el aire y el agua susurrante de un riachuelo.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
162
Con la segunda ráfaga de viento volaron aún con más fuerza y algunas ¡plaf!,
se mezclaron con el cielo.
En su paseo descubrieron al pastor con sus ovejas que las miraba con curiosi‐
dad, a la ardilla y al mapache, y también a las hormigas obreras.
También ellas son muy bellas, les susurra el viento, aunque duren tan poquito
tiempo.
Y es que durante el paseo han ido desapareciendo, se han llevado con ellas
sensaciones y recuerdos: el de montañas gigantescas, de valles soleados, de
hojas secas y olor a naturaleza”
3 Animamos a los niños para que observen las manchas que han dejado las pom‐
pas en el papel continuo, les pedimos que expliquen por qué creen que se han
formado y que argumenten sus respuestas. Ayudamos a los que encuentran más
dificultades para comunicar sus ideas.
3 Utilizamos pintura de dedos para crear todos juntos el "mural de las manchas"
pintando sobre el papel continuo. Concluida la actividad plástica, colocamos el
mural en la pared o lo prendemos de una cuerda para que se seque la pintura.
3 Observamos las manchas de pintura del mural y nos animamos a decir a qué se
parecen ahora.
3 Si los pequeños no llegan a conclusiones acertadas, les explicamos que las pom‐
pas tiene aire dentro porque la mezcla que hemos hecho atrapa el aire que hay
a nuestro alrededor (el que entra por la nariz y la boca cuando respiramos), o
bien la mezcla atrapa el aire que expulsamos al soplar sobre ella (esto se lo po‐
demos explicar mientras soplamos dentro del aro impregnado en la mezcla)
3 Animamos a los niños para que experimenten y creen pompas originales con la
mezcla y los distintos objetos que hemos utilizado. Estimulamos para que obser‐
ven los colores de su superficie, comparen tamaños y colores, que señalen las
pompas clasificándolas por el tamaño, etc.
3 La observación y la curiosidad por los colores de las pompas de jabón puede ser
una buena excusa para proponer un pequeño proyecto sobre la descomposición
de la luz.
Bloque: de jabón
s
Pompa
Nombre del niño o niña:
3 Nos sentamos de nuevo y pedimos que realicen una actividad plástica individual
dibujando sobre lo experimentado con las pompas de jabón utilizando los ma‐
teriales de su elección (pinturas de cera, rotuladores, acuarelas, témperas, pin‐
tura de dedos, etc.)
Tengo, pipopá,
una pompita en la piernita,
pipopá,
que me está haciendo cosquillitas,
pipopá,
y no me deja dormir.
3 Volvemos a cantar la canción sustituyendo todas las letras vocales por la “a”, des‐
pués por la “e”, y así sucesivamente, por ejemplo:
Tanga, papapá,
ana pampata an la parnata,
papapá,
ca ma astá hazanda cascallatas,
papapá,
a na ma daja darmar.
3 También podemos cantar la canción utilizando otras partes del cuerpo: cabecita,
manita, piecito, etc.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
167
3 Les invitamos a experimentar cómo pueden oler los colores con algunas activi‐
dades, por ejemplo: ponemos unas gotas de perfume en los frasquitos que con‐
tienen la mezcla de agua, jabón líquido y colorante para alimentos, hacemos
pompas y percibimos el olor.
3 Experimentamos con el olor de las flores de algunas plantas olorosas como la‐
vanda, romero o tomillo, también de otras flores como rosas, claveles, lilas, etc.,
y los olores de las frutas.
Bloque:
s de jabón
Pompa
Nombre del niño o niña:
Fecha:
3 Concluidas las experiencias, les animamos a hablar sobre los aromas que han
percibido, los que más les han gustado y los que menos, que cada uno clasifique
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
168
2 Cada niño elabora una etiqueta para su frasquito haciendo dibujos o es‐
cribiendo el nombre de la planta que se ha utilizado y, ¡listos para regalar
perfume a los papás!, y para explicarles el proceso que hemos seguido.
3 Preguntamos por qué recuerdan todas esas cosas si no las están viendo y les di‐
rigimos hacia la comprensión de que los recuerdos y los pensamientos están
dentro de nuestra cabeza y podemos verlos con la imaginación si cerramos los
ojos.
3 Les invitamos a cerrar los ojos y ver con la imaginación las pompas de jabón de
colores que hemos hecho, cómo intentamos agarrarlas con la mano, cómo ex‐
plotan, etc.
3 Les pedimos que nos hablen sobre otras cosas que se pueden mezclar con el
agua, dejamos que expongan sus ideas y les animamos para que investiguen y
pregunten a los padres para que nos cuenten en la siguiente sesión lo que han
averiguado. Como refuerzo y ayuda en la tarea, escribimos una nota para la fa‐
milia que ellos nos dictan o escriben con nuestra ayuda según su capacidad. Los
que aún no saben escribir, hacen un dibujo en la nota para aclarar el contenido
escrito.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
169
3 Volvemos a narrar el cuento de “Las pompas de jabón”, pero esta vez no hacemos
pausas para formular preguntas.
3 Concluida la narración, preguntamos a los niños por las palabras cuyo significado
desconocen y que han escuchado en el cuento. Cuando un niño dice una palabra,
pedimos al resto que digan su significado si lo conocen; en caso contrario, entre
todos buscamos el significado de la palabra ayudándonos del contexto de la frase
que utiliza la autora del cuento.
3 Pedimos a los niños que nos digan lo que creen que significan algunas expresio‐
nes que se utilizan en el cuento, por ejemplo: ráfaga de viento, los pájaros dan‐
zando en el aire, el agua susurrante de un riachuelo, las hormigas obreras, llenas
de curiosidad, susurra el viento, olor a naturaleza, etc.
Bloque:
s de jabón
Pompa
Nombre del niño o niña:
Fecha:
3 Una vez seco el trabajo, observamos los colores que hemos inventado y les ani‐
mamos a expresar su opinión: si les gustan o no, los colores que les parecen más
bonitos, los que menos les agradan, si conocen el nombre de alguno de los co‐
lores resultantes, si quieren inventar un nombre para el color que han inventado
y escribirlo en su cartulina, etc.
3 Buscamos los colores que han resultado de las mezclas en el entorno, pensamos
y recordamos en qué otros lugares hemos podido verlos: en la calle, en el campo,
en libros y revistas, etc.
3 Realizamos una nueva experiencia:
2 Echamos agua en un envase de plástico transparente con pulverizador.
2 Añadimos témpera líquida de color rojo y observamos cómo se va mez‐
clando con el agua.
2 Después añadimos témpera líquida de color amarillo observando cómo se
mezclan los colores.
2 Preguntamos a los niños qué ha ocurrido dentro del envase, dónde creen
que está el color rojo y dónde el amarillo, qué color ha resultado, etc.
2 Agitamos la mezcla y pedimos a cada uno que pulverice sobre un trozo de
cartulina blanca.
2 Escriben el nombre y la colgamos para que se seque.
2 Podemos repetir la actividad mezclando otros colores.
3 Otra experiencia plástica con mezclas:
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
173
D Completar y recortar
para que los niños
lleven la lámina a
casa.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
175
2 De los colores que hemos utilizado o conseguido por medio de las mezclas,
¿Cuál os parece más alegre? ¿Y más triste?
2 De todos los colores, ¿Cuál os parece que solemos ver más en los objetos
de la clase? ¿Y en vuestra casa? ¿Y en la calle?
2 ¿Os parece divertido observar las mezclas que hacemos las personas ha‐
bitualmente?
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
177
3 Informamos que la mascota del aula no sabe lo que es un gato y tampoco sabe
lo que es la curiosidad, por eso, vamos a narrar el cuento “La curiosidad no mata
gatos”. Formulamos preguntas para que expresen lo que creen que tratará el ar‐
gumento del cuento y para averiguar las ideas previas y las creencias que tienen
los pequeños respecto a los aspectos que trata la historia.
“Cierto día, Álvaro escuchó en la tele que “la curiosidad mató al gato”. Por
eso, cuando su tía Begoña dijo muy seria que todo el mundo debía tener “cu‐
riosidad”, no supo qué pensar. Quizá a su tía no le gustaban los gatos, y quería
que hubiera muchas “curiosidades” que acabasen con todos los mininos del
mundo.
Lo primero que hizo Álvaro cuando llegó a su casa, fue encerrar a su gato Mi‐
cifú en una caja de cartón. No iba a consentir que cualquiera de esas “curio‐
sidades” encontrase a Micifú y acabara con él.
— Micifú, bisbisbisbis.
El gato, que oyó la voz de sus dueños, comenzó a maullar dentro de la caja
de cartón. El padre de Álvaro lo sacó de allí y preguntó:
— Pero, ¿quién ha metido a Micifú en esa caja de cartón?
Álvaro contó a sus padres todo lo que había oído acerca de la “curiosidad”, y
éstos, después de reírse un buen rato, le dijeron:
Aunque Álvaro siempre creía lo que decían sus padres, durante muchos días
no perdió de vista a su gato Micifú.
3 Les animamos a comentar lo que piensan sobre lo que hizo Álvaro en el cuento y
por qué creemos que los gatos son curiosos.
3 También pueden comentar cosas que decimos los mayores y que no saben lo que
queremos decir.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
180
2 Terminado el dibujo del contorno, todos juntos situamos las partes del
cuerpo que conocemos, y que podemos ver, con rotulador o pintura azul.
2 Cuando dibujamos una parte del cuerpo, la nombramos, hablamos sobre
su utilidad, las acciones que realizamos con esa parte, la movilizamos, etc.
2 Después situamos otras partes de nuestro cuerpo que no podemos ver con
rotulador o pintura roja, por ejemplo: la garganta, el estómago, el oído, el
corazón, etc. Explicamos el funcionamiento de esas partes, la importancia
de algunos órganos, etc.
2 Una vez situadas todas las partes que conocen los niños, pegamos el dibujo
del cuerpo en la parte baja de la pared para que resulte más fácil obser‐
varlo.
3 Fabricamos un estetoscopio para escuchar los latidos del corazón: Unimos dos
embudos con un tubo de goma o de plástico y colocamos un embudo en el pecho
de otro niño y nuestro oído en el otro embudo. Jugamos a escuchar amplificados
otros sonidos del entorno con el estetoscopio.
También tenemos otras partes que son muy, muy importantes, pero no
podemos verlas. Algunas las hemos dibujado (las recordamos). Hay una
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
181
El cerebro también tiene partes (igual que el motor del coche) y gracias a él
podemos pensar. En el cerebro están los deseos, los enfados, las alegrías, el
cariño; están guardadas todas las cosas que aprendemos, lo que pensamos
y lo que sentimos. Esas cosas no podemos verlas con los ojos, sólo con la
imaginación. Vamos a cerrar los ojos para ver la cara de mamá con la
imaginación ¿La veis? La estáis viendo con la imaginación porque los ojos
están cerrados.
Dentro del cerebro, también está la curiosidad (que no se puede ver, ni tocar,
ni oír, ni oler, ni degustar). La curiosidad hace que tengamos ganas de
aprender cosas que no sabemos, por eso es muy importante.
3 Cada niño crea una imagen plástica que represente a la curiosidad. Pueden elegir
la técnica plástica de su preferencia: dibujo, pintura, modelado, etc.
iosidad no mata
Bloque:
La cur gatos
Nombre del niño o niña:
Mirad, dentro de la caja hay hojas de papel. Cada hoja tiene la fotografía de un
gato y el nombre de uno de vosotros. Cada uno va a buscar la hoja que tiene su
nombre escrito y la va a llevar a la mesa”
3 Pedimos a los niños que observen la fotografía del gato; les formulamos pregun‐
tas para que expresen lo que saben sobre los gatos, porque lo han aprendido y
lo tienen guardado en su cerebro: ¿alguno ha visto un gato de verdad? ¿cuándo?
¿dónde estaba? ¿qué hacía?, etc.
3 Cada uno escribe lo que sabemos de los gatos (los que aún no escriben pueden
dibujar): ¿cómo es su cuerpo (la cabeza, la cara, el número de patas, si el rabo
es corto o largo, por qué tendrán rabo o garras, cómo son sus uñas, para qué, las
características del pelo, etc.) ¿qué les gusta comer? ¿qué les gusta hacer?, ¿po‐
demos tener a un gato como mascota en casa? ¿qué cuidados necesita? ¿qué
debemos hacer para cuidar nuestra salud cuando convivimos con un gato en
casa?, etc.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
183
INVESTIGAMOS EN EL HOGAR
3 Preguntamos si tienen curiosidad por saber más cosas sobre los gatos y les ani‐
mamos a realizar una investigación. Ayudamos a organizar la investigación pre‐
guntando: ¿qué queremos saber? ¿cómo lo podemos averiguar? ¿a quién
podemos preguntar? ¿Dónde podemos buscar? Escriben o dibujan las respuestas
en su hoja de papel para investigar junto a la familia y escribimos una nota dic‐
tada por ellos para los padres.
3 Mientras interviene cada niño, nosotros vamos ordenando los puntos de cada
exposición en la pizarra o bien en un mural que hemos confeccionado para este
fin.
3 Los niños que no han obtenido información del ámbito familiar, pueden realizar
su investigación en la zona de la biblioteca del aula o preguntarnos a nosotros
para obtener datos, anécdotas, cuentos, etc., que compartimos con ellos.
3 Animamos para que hagan una valoración sobre el propio trabajo que han rea‐
lizado, si opinan que podrían haberlo hecho mejor explicando cómo.
3 También les contamos que Esopo fue un hombre muy inteligente que vivió hace
muchos, muchos años y escribió muchas fábulas.
“Una zorra muy presumida hablaba con un gato y le contaba que sabía
muchas formas para defenderse de los enemigos que la querían atacar. El
gato le decía que él no era tan sabio, porque sólo sabía trepar rápido para
escapar de los enemigos.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
185
3 Formulamos preguntas para que los niños expongan lo que piensan que nos en‐
seña la fábula y los dirigimos hacia la moraleja: vale más saber hacer bien una
cosa útil que hacer muchas cosas que no sirven para nada.
3 Pedimos que nos digan a qué animales creen que tiene miedo el gato y por qué.
3 Preguntamos por los animales que tienen miedo de los gatos (ratones, pájaros).
Bloque:
iosidad no mata
La cur gatos
Nombre del niño o niña:
Fecha:
LOS GATITOS
miau, miau,
muy enfadado.
Porque quiere
que le compre
un lacito colorado
y yo no se lo he comprado
porque me gusta enfadado.
iosidad no mata
Bloque:
La cur gatos
Nombre del niño o niña:
CUA-CUA
Fecha:
D Adivinar cuál es el
animal que nada en
el agua y dice
Adivinar cuál es el animal
nada en el agua y dice que
"cua-cua"
“cuacua”.
Dibujar el animal nadando
estanque. en el D Dibujar el animal
nadando en el
estanque.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
188
2 ¿Qué partes del cuerpo conocéis que no pueden verse? ¿Son importantes?
¿Por qué?
y pasó mucha hambre hasta que Pepe lo encontró al lado del camino que con‐
ducía a su casa, y se lo llevó con él para cuidarlo.
Cuando el gato por fin pudo empezar a andar por la casa, lo primero que es‐
cuchó fue a Teresa que llamaba: "¡Pepe, Pepe! ¡Ven aquí un momento!". Y el
pobre gato fue corriendo porque pensó que Pepe era él. Y siempre que alguien
llamaba a Pepe, allá iba él corriendo, pensando que lo llamaban.
Como no había conocido a nadie más que a Pepe, Teresa, el cartero y algunos
hombres que trabajaban en la granja, el gatito pensó que él también era una
persona. Pero pronto empezó a tener problemas en la casa: como creía que
era un hombre, quería comer a la mesa con los granjeros y claro, ellos no lo
dejaban. Tampoco le permitían dormir en una cama, y cada vez que intentaba
ponerse un calcetín de Pepe, el granjero o Teresa le reñían. El gatito no en‐
tendía por qué.
Hasta que un día se vio reflejado en un espejo. Él ya sabía lo que era un espejo
porque había visto a Pepe y Teresa usarlo para mirarse cuando se peinaban,
para ver si iban bien arreglados... pero nunca se había visto a sí mismo refle‐
jado en uno. Cuando por fin se vio, comprendió que no era una persona. Pero,
¿qué sería? Se miró y remiró largamente en el espejo: tenía cuatro patas y no
pies y manos como la gente, un rabo muy largo y el cuerpo cubierto de pelo.
. . No, decididamente nunca había visto a nadie como él.
Así fue como el gatito decidió ir a dar un paseo por la granja para ver si se
encontraba por allí con alguien que se le pareciera.
Nada más salir de la casa, lo primero que vio fue a un cuervo, negro como la
noche, que venía volando y se posaba en la rama de un árbol. Le pareció es‐
tupendo aquello que había hecho en el aire y desde el suelo le preguntó:
— ¡Eh tú!, ¿Quién eres?
— Yo soy Jacinto, el cuervo.
Soy un pájaro. ¿Y tú?
— ¿Yo? Yo soy Pepe y soy un
cuervo también.
Pepe, el gatito, salió corriendo y subió al árbol, porque los gatos si saben subir
por los troncos de los árboles. Pero cuando intentó volar por encima del tejado
de la granja, haciendo lo que Jacinto le había explicado, ¡PLOFF!, se cayó con
las cuatro patas en el suelo. Jacinto, en la rama del árbol se moría de risa y a
Pepe le dio tanta rabia que se marchó de allí muy enojado, con el rabo muy
tieso.
Evidentemente, tampoco era un cuervo, ni ningún otro pájaro, porque no tenía
alas, que era con lo que volaban según le había dicho Jacinto. Así que siguió
andando, intentando encontrar a alguien que se le pareciera. Al poco tiempo,
al pie de otro árbol, había un animalito con algo en la boca. Pepe se acercó
muy contento. Tenía cuatro patas y una cola muy larga.
— ¡Hola!, ¿Quién eres? ‐ preguntó Pepe.
— Hola. Soy Fina, la ardilla, ¿y tú?
— Yo soy Pepe... y también soy una ardilla.
— ¿Estás seguro de ser una ardilla?
— ¡Pues claro!
— Entonces, ayúdame a llevar esta comida hasta mi casa. Es el agujero del
tronco de ese árbol. Luego, si quieres, te invito a merendar conmigo.
Pepe y la ardilla cogieron las nueces y castañas con la boca y las llevaron hasta
la casa de la ardilla. Cuando llegaron arriba, Fina dijo que ya podían empezar
a merendar y se puso a comer castañas. Pepe quiso hacer lo mismo pero, claro,
los gatos no comen castañas y mucho menos nueces, y se lastimó los dientes
y no le gustó nada aquella comida.
— ¡Puaj! ¡Qué asco!
— ¿Cómo que qué asco? ¡Es comida!
— ¡Pues a mi no me gusta nada esta comida!
— Porque yo no me creo que tú seas una ardilla. Desde luego, eres muy
raro. Y si no te gusta mi comida, ya te puedes marchar de mi casa y de‐
jarme comer tranquila ‐ respondió Fina muy enfadada.
Pero los gatos, aunque no les gusta demasiado el agua, son muy limpios, y lo
que menos les gusta es ensuciarse de barro. Así que al llegar a la charca par‐
ticular de Tucho, Pepe metió la puntita de una pata en el lodo y le dio muchí‐
simo asco. Cuando Tucho lo salpicó con las patas y el hocico, de la repugnancia
que le dio se le pusieron de punta los pelos del lomo y el rabo tieso.
— ¡Vamos, Pepe! ¡No seas un cerdo tan limpio! ¡Ven a bañarte!
— No, Tucho, lo siento. No sería capaz de meterme en el barro contigo.
Perdona, creo que no soy un cerdo tan cochino como tú.
— A mí ya me parecía que tú no eras un cerdo. Adiós, Pepe. Y si cambias
de idea y decides ponerte bien sucio, ya sabes donde hay una buena
charca.
— Sí, Tucho. Muchas gracias. Adiós.
Pepe continuó buscando por la granja. Un poco más adelante se encontró con
un animal muy grande, muy negro y muy fuerte. A Pepe le pareció precioso y
se acercó a él.
— ¡Hola! ¿Quién eres?
— Soy Pedro, el toro. ¿Quién eres tú?
— Yo soy Pepe y soy un toro también.
— ¿Tú, un toro? ‐ preguntó Pedro echándose a reír.
Pepe ya estaba harto de no saber quién era y de andar de acá para allá y de
que todo el mundo se riera de él. Así que le dijo a Pedro que estaba comple‐
tamente seguro de que era un toro. El toro Pedro, muy serio, le dijo:
— "¿Ah, sí?, Pues ¡intenta hacer esto!"
Y salió corriendo a toda velocidad por el prado dándole con los cuernos un
golpe terrible a un árbol, que quedó moviéndose de un lado a otro. Pepe ni lo
pensó. Salió también corriendo y golpeó al árbol... ¡y se dio un topetazo tre‐
mendo en la cabeza! El toro Pedro se partía de risa. Entonces le explicó que
aquello que tenía en la cabeza, además de un chichón que se acababa de
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
193
hacer, eran dos orejas, no dos cuernos. Además los toros comen hierba y se‐
guro que a él no le gustaba. Era cierto, sólo la comía cuando tenía la lengua
llena de pelos, después de lavarse, o cuando le dolía la tripa, pero comer
hierba no le gustaba. Así que tampoco era un toro. Pepe se despidió de Pedro
muy triste, porque le habría encantado ser un toro grande, fuerte y negro
como él, y se marchó de allí.
Pepe ya no sabía que hacer. Empezaba a pensar que era un bicho raro y que
nunca encontraría a nadie que se le pareciera. Pero cuando ya pensaba que
tendría que acostumbrarse a la idea de vivir solo, oyó que alguien decía cerca
de él:
— Miau, miau. . .
— ¿Quién eres? ‐ preguntó Pepe.
— Soy la gata Calixta. ¿Tú, cómo te llamas?
— Yo, yo... yo soy Pepe, el gato.
Y Calixta no se echó a reír, ni lo miró como a un bicho raro como habían hecho
los demás animales. Entonces, Pepe miró bien a la gata. Tenía cuatro patas,
el cuerpo cubierto de pelo, los ojos almendrados, una cola larga y hablaba
exactamente igual que él. Todo igual que él. Entonces sí, entonces él era un
gato.
3 Animamos a los niños para que se pregunten entre ellos sobre los aspectos
de la narración que no les han quedado claros. Reformulamos algunas pre‐
guntas si no queda clara la duda que transmiten y ayudamos a modelar la
respuestas para que sean razonadas.
3 Animamos a los niños para que reflexionen sobre algunas cuestiones que
trata el cuento y las relacionen con ellos mismos, por ejemplo: conocer
DEBATIMOS
cómo es uno mismo, saber a qué grupo social pertenece, sentirse miembro
activo de su grupo de pertenencia, los lazos afectivos con las personas con
quienes se relacionan, etc. Motivamos para que expresen sus opiniones li‐
bremente siguiendo las normas básicas de escuchar atentamente a los
compañeros, levantar la mano cuando quieren intervenir, pensar lo que
van a decir antes de hablar, etc.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
195
3 Reunimos todas las láminas, fotografías y dibujos que hayan encontrado. Cada
niño elige un animal adulto, lo nombra y busca su cría nombrándola también; el
resto del grupo imita los movimientos y la onomatopeya de los animales selec‐
cionados y se guardan después en una caja.
3 Aprendemos a utilizar los símbolos matemáticos <, >, = (menor, mayor e igual)
para registrar, de forma escrita, la comparación de tamaños de los animales. La
comparación de tamaños será aproximada, según la apreciación visual de los
niños; por ejemplo:
3 Buscamos en la caja los animales que el gato Pepe encontró en la granja. Colo‐
camos las imágenes sobre la mesa y pedimos a cada niño que elija un animal, lo
nombre, hable sobre él, describa sus características, imite los sonidos que emite
y su forma de desplazarse, etc.
3 Pedimos a los niños que digan qué otros animales podría haber encontrado Pepe
en su paseo por la granja y que describan a esos animales.
3 Damos a cada niño la fotografía de un animal sin que el resto de niños lo vea. El
niño debe imitarlo por medio de la mímica y las onomatopeyas; el grupo trata
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
196
3 Relacionamos y clasificamos los animales por una característica común, por ejem‐
plo: por su forma de desplazarse, cómo está recubierto su cuerpo, etc. Utilizamos
cajas de cartón para guardar en cada una los animales que corresponden a la
misma categoría.
3 Buscamos en las cajas los animales que el gato Pepe encontró en la granja. Co‐
locamos las imágenes sobre la mesa y pedimos a cada niño que elija un animal,
lo nombre, hable sobre él, describa sus características, imite los sonidos que
emite y su forma de desplazarse, etc.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
197
OBSERVAMOS E INVESTIGAMOS
3 Observamos vídeos sobre animales. Estimulamos la atención y la concentración
de los niños animándolos a percibir detalles de los distintos animales dentro del
conjunto de las imágenes.
3 Después del visionado, entablamos un debate para que cada niño comparta con
el resto las observaciones que ha realizado, los detalles que más le han gustado,
las comparaciones entre los distintos animales, etc.
3 En otro momento, podemos ver de nuevo los vídeos mientras formulamos pre‐
guntas acerca de aspectos que los niños han pasado por alto durante el primer
visionado.
3 Animamos a los niños para que elijan un animal de su preferencia y realicen una
investigación sobre él con la ayuda de la familia. Los niños que pueden, escriben
una nota para la familia, los demás dibujan la inicial de su nombre, su nombre
completo o adornan la nota con dibujos.
3 Todos juntos, intentamos inventar una canción para cada animal sobre el que
exponen los niños. Podemos utilizar la melodía de canciones populares infantiles
y modificar la letra para interpretarla juntos siguiendo el ritmo con palmas, per‐
cusiones sobre la mesa o el suelo, golpes de tambor o pandero, etc.
Fecha:
y en otra zona todas las siluetas y los niños van emparejando cada imagen de un
animal con la silueta correspondiente.
3 Los niños, uno a uno, van colocándose detrás de una cortina o tela colocada para
ese fin, emiten el sonido de un animal y el resto del grupo debe adivinarlo.
3 Realizamos el juego con un niño cada vez: colocamos cuatro o cinco animales de
plástico o goma sobre la mesa, los tapamos con una tela y, añadimos un animal
sin que lo vea el niño antes de destaparlos. Al destapar preguntamos ¿qué animal
he añadido? Vamos sumando un animal más hasta tener un total de 10 animales
sobre la mesa.
3 Jugamos a “Veo, veo” teniendo cerca todos los animales de plástico del aula.
El grupo trata de adivinar diciendo nombres de animales que empiezan por esa
letra.
3 Cada niño piensa en un animal y lo describe sin decir su nombre. El resto de niños
tratan de adivinar del animal que se trata, incluso pueden formular preguntas
para conseguir pistas (no deben ayudarse de la mímica).
3 Realizamos la actividad anterior, pero esta vez únicamente utilizan la mímica para
comunicar el animal del que se trata y no pueden pronunciar palabra alguna.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
200
3 Les animamos a inventar un cuento sobre la nueva familia de Pepe todos juntos.
3 Una vez inventado el cuento, los niños se organizan para representar la drama‐
tización del mismo: dialogan, llegan a acuerdos sobre representarlo por medio
de títeres, marionetas de guante, los animales de juego simbólico del aula o re‐
presentándolo ellos; buscan y organizan el material que van a necesitar, reparten
las funciones de cada uno de forma consensuada, ensayan, etc. y, por fin, repre‐
sentan el cuento.
3 Pedimos a los niños que dibujen la cara de un animal de granja (a elegir entre
gato, perro y vaca) sobre cartulina para confeccionar una careta. Les ayudamos
a recortar la careta, a perforar orificios para los ojos y anudar un hilo elástico o
hebra de lana para sujetar la careta a la cabeza.
3 Los niños se colocan la careta y se desplazan por el aula imitando los movimien‐
tos y onomatopeyas del animal que representa su careta. Pedimos a los niños
que se coloquen juntos los que tienen una careta que representa el mismo ani‐
mal y emitan el sonido correspondiente cuando nosotros movemos una mano.
3 Organizamos una orquesta con los sonidos de animales. Por turno, cada niño di‐
rige la orquesta marcando con la mano cuando deben emitir sonidos cada uno
de los grupos de animales.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
201
3 Pedimos a los niños que realicen una creación plástica (dibujo, pintura, grabado,
modelado, etc.) sobre lo que hemos experimentado.
3 Motivamos a los niños para que observen las imágenes, comenten lo que con‐
tienen, sitúen al gato que aparece en la obra y traten de argumentar por qué lo
colocó en ese lugar el artista. Pedimos que expresen si la obra les gusta y los mo‐
tivos.
3 Intentamos averiguar si en nuestra ciudad hay alguna estatua, fuente u otra obra
de arte en la que haya representado un gato u otro animal. Investigamos juntos
el motivo de la obra, el nombre de su autor, lo que representa, por qué se colocó
en ese lugar de la ciudad, etc.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
202
3 Pedimos a los niños que se conviertan en artistas y pinten o modelen lo que les
ha sugerido la observación de los cuadros y las esculturas. Pegamos todos los
trabajos de los niños sobre papel continuo pintado for‐mando un collage.
Bloque:
o que no sabía que
El gat era un gato
Nombre del niño o niña:
Fecha:
— El gato nos caza porque sus patas no hacen ruido y no le oímos llegar.
Yo creo ‐agregó‐ que si le ponemos un cascabel en el cuello, le oiremos
llegar y tendremos tiempo de escondernos. De esta forma, podremos
burlarnos del gato.
3 Formulamos preguntas para comprobar que los niños han entendido el argu‐
mento de la fábula y les animamos a exponer lo que piensan que nos enseña la
fábula, dirigiéndolos hacia la moraleja: Una cosa es proponer acciones y otra di‐
ferente realizarlas; tenemos que pensar muy bien lo que proponemos a los
demás y estar seguros de que nosotros podemos hacerlo.
3 Les pedimos que aporten ideas sobre cómo podrían poner el cascabel al gato los
ratones.
Fecha:
D Dibujar un cascabel
colgando del cuello
del gato y colorear los
dibujos.
Dibujar un cascabel colgan
cuello del gato y colore do del
ar los
D Llevar la lámina sobre
dibujos.
la fábula a casa y
contar la historia a la
familia para que
adivinen la moraleja.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
204
Mi canario
amarillito,
¡qué bien canta!
¡qué bonito!
Pasa sustos
POEMAS
con el gato
que le quiere
dar mal rato.
Lejos se oye
cuando canta.
¡Qué prodigio
su garganta!
Había un perro
debajo de un carro,
vino otro perro
TRABALENGUAS
y le mordió el rabo.
(EL PERRO)
(LA GALLINA)
Adivina, adivina,
¿cuál es el ave
ADIVINANZAS
(LA GALLINA)
Adivina, adivinanza,
¿Quién puso el huevo en la paja?
(LA OVEJA)
Te doy leche y mi lana,
y para hablar digo “beeee”
Si no adivinas mi nombre,
yo nunca te lo diré.
(EL RATÓN)
El roer es mi trabajo,
el queso mi aperitivo,
y el gato ha sido siempre,
mi peor enemigo
EN EL ARCA DE NOÉ
En el arca de Noé,
CANCIÓN
todos caben,
todos caben.
En el arca de Noé,
todos caben
y tú también.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
206
Bloque:
o que no sabía que
El gat era un gato
RIMA
Fecha:
D Colorear los
animales que no
Colorear los animales que
vayan hacia el mismo lado no
primer o. que el vayan hacia el
mismo lado que
el primero
Carrera de Zapatillas
3 Pedimos a los niños que imaginen algunos animales del bosque con zapatillas
para correr en una competición. Les formulamos algunas preguntas para saber
si conocen a los animales que aparecen en el cuento y si son capaces de describir
sus características: cómo es su cuerpo, cómo se desplazan, si son veloces o len‐
tos, su tamaño comparados unos con otros, etc.
— Ahhh, ahhhh, ¡qué alguien me ayude! ‐ gritó la jirafa. Todos los animales
se quedaron mirándola, pero el zorro fue a hablar con ella y le dijo:
— Tú te reías de los demás animales porque son diferentes. Es cierto, todos
somos diferentes, pero todos tenemos algo bueno y todos podemos ser
amigos y ayudarnos cuando lo necesitamos.
Entonces, la jirafa pidió perdón a todos por haberse reído de ellos; y vinieron
las hormigas que, rápidamente treparon por sus zapatillas para atarle los cor‐
dones.
Por fin, se pusieron todos los animales en la línea de partida: en sus marcas,
preparados, listos, ¡Ya!
Cuando terminó la carrera, todos festejaron porque habían ganado una nueva
amiga.
Fin y colorín, colorón, si quieres tener muchos amigos, acéptalos como son”.
2 ¿Pensáis que hacía bien la jirafa al reírse de los otros animales? ¿Por
qué?
2 ¿Qué creéis que debían haber hecho?
2 ¿Recordáis cómo eran las zapatillas de los animales?
2 ¿Por qué se puso a llorar la jirafa? ¿Por qué pedía ayuda?
2 ¿Qué hicieron los otros animales?
2 ¿Qué le dijo el zorro?
2 ¿Y qué hizo la jirafa?
2 ¿Le ayudaron los animales? ¿Cómo?
2 ¿Qué ocurrió cuando terminó la carrera? ¿Quién ganó? ¿Qué gana‐
ron?
DEBATIMOS SOBRE EL CUENTO
2 Cuando un niño dice lo que piensa y otro niño se ríe, ¿Os parece que
actúa como la jirafa?
2 Si un niño no puede hacer algo y otro le ayuda, ¿Actúa como las hor‐
migas? ¿Es un buen amigo?
2 Si hacemos una carrera de zapatillas con los niños pequeños de otra
aula, ¿Debemos reírnos como la jirafa porque les vamos a ganar con
facilidad?
2 Si en esa carrera se cae un niño pequeño, ¿Debemos correr más para
ganar o parar para ayudarle? ¿Por qué? ¿Qué ganamos actuando así?
¿Qué perdemos?
2 ¿Qué cosas hacemos con otros niños que no son acciones de buenos
amigos? ¿Podemos cambiarlas?
2 ¿Qué cosas hacemos que si son de buenos amigos? ¿Podemos hacer
más cosas? ¿Cómo cuáles?
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
210
2 Cuando los animales viven con las personas, por ejemplo en las casas o en
las granjas, les llamamos animales domésticos.
2 Cuando los animales viven en libertad, por ejemplo en los bosques o en
las selvas, les llamamos animales salvajes.
3 Pedimos a los niños que nombren a los animales domésticos y salvajes que co‐
nocen y vamos escribiendo dos listas en la pizarra. Terminadas las listas, busca‐
mos fotografías de esos animales en revistas y catálogos de publicidad, las
recortamos y plastificamos para hacer un juego de cartas.
3 Formamos dos grupos con los niños del aula, un grupo tiene las cartas de ani‐
males adultos y el otro grupo el de las crías; cuando un grupo muestra la carta
de un animal adulto, el otro grupo debe mostrar la carta de su cría. En este juego
ganan todos porque han sido capaces de unir a los animales bebé con sus pa‐
dres.
3 Hacemos variaciones del juego de cartas, por ejemplo, por como está recubierto
su cuerpo; un grupo saca un animal con plumas y el otro grupo muestra la carta
de otro animal con plumas; por el medio en el que viven (aire, agua, tierra); por
la forma de su boca, etc.
3 Todos juntos hacemos una escala con el tamaño de los animales: colocamos las
cartas de los animales ordenadas por tamaño ascendente, por ejemplo: hormiga,
mosca, mariposa, hámster, ratón, ardilla, gato, perro, etc. Después, envolvemos
las cartas y las ordenamos por tamaño descendente. También podemos orde‐
narlas por el peso, el número de patas, etc.
3 Les proponemos que investiguen junto a los padres sobre animales propios de
la zona en la que viven. Les ofrecemos un formato para que anoten los datos que
van averiguando y una nota explicativa para la familia.
EXPERIMENTAMOS
3 Vamos a crear un erizo con una esponja vegetal de baño y unas lentejas. Antes
de realizar la experiencia, buscamos información sobre el erizo y rellenamos su
ficha, buscamos fotografías y confeccionamos una nueva carta para añadir a las
que ya tenemos y hacemos dibujos de erizos.
2 Humedecemos la esponja cada dos o tres días como si fuera una planta.
2 A medida que pasan los días, observamos cómo van saliendo las “púas
o pinchos” del erizo (los tallos de las lentejas).
3 El niño que se encarga durante el día de cuidar al animal, debe llevarlo a su casa,
cuidarlo allí y regresar con él al día siguiente.
3 Cuando todos los niños hayan cumplido su responsabilidad de cuidar del animal,
podemos ir juntos a un lugar adecuado para ponerlo en libertad, si procede.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
213
DESFILE DE ANIMALES
3 Con frecuencia observamos que los niños llevan prendas de vestir con imágenes de animales.
Proponemos que fijen un día para celebrar el desfile de los animales; ese día traerán puesta
alguna prenda de vestir que tenga una animal.
3 Los niños que no tengan prendas con la imagen de un animal, pueden hacer el dibujo de su
animal preferido y pegarlo con cinta adhesiva a la camisa, jersey o prenda que lleven puesta.
3 Trazamos en el suelo la pasarela por la que deben desfilar con tiza.
3 Cada niño desfila, siguiendo el ritmo de la melodía que suena, con los movimientos propios
del animal que representa (el que lleva en su ropa). Algunas sugerencias sobre melodías:
“Marcha Radetski” de J. Strauss, “Carmen – Obertura” de G. Bizet o “El Cascanueces – Danza
Rusa” de P. Tchaikovsky.
Fecha:
A dar la lección
"Pez espada" va,
lleva su puntero
para señalar:
POESÍA
Muchos pececitos
ríen al sumar.
Y el buzo a los peces
bajaba a asustar,
con su cara blanca
dentro de un cristal.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
215
EL GATO GARABATO
Popular
Yo tengo un gato
que se llama Garabato,
que le gusta dormir
en mi zapato.
Y una gata que se llama Catalina,
que le gusta dormir en la cocina.
Con tanto gato durmiendo en mi casa,
yo me tuve que dormir en la terraza.
Solamente me queda el sillón,
y ahí está mi gato dormilón.
3 Repartimos los animales por parejas (dos perros, dos gatos, dos patos, etc.)
de modo que sólo cada niño se entere del animal que le corresponde. Los
niños se mueven por el aula emitiendo el sonido del animal que les ha to‐
cado y deben buscar al niño que emite el mismo sonido. Los niños de cua‐
tro y cinco años se mueven como el animal que representan con los ojos
vendados, teniendo como referencia sólo el sonido. Los niños de tres años
CANCIONES
Una vieja‐ja,
piso un gato‐to
con la punta‐ta
del zapato‐to.
Pobre vieja‐ja,
pobre gato‐to,
pobre punta‐ta
del zapato‐to.
3 Proponemos adivinanzas para que los niños disfruten, las aprendan y las
propongan en su entorno familiar.
(LA RANA)
Croa que te croa
con muchas ganas,
cerca del agua
cada mañana.
(EL ELEFANTE)
Tiene trompa
ADIVINANZAS
y es gigante,
y un saco gris
elegante ¿Quién es?
(EL HUEVO)
Blanco es,
la gallina lo pone,
en la sartén se fríe
y por la boca se come
3 Animamos a los niños para que inventen sus propias rimas, adivinanzas y
retahílas sobre animales.
3 Proponemos que recopilen información sobre las adivinanzas y los refranes
que conocen en su familia para elaborar un libro de refranes y decorarlo
con dibujos alusivos.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
218
“Decimos que una clase de animales está en peligro de extinción porque que‐
dan pocos animales de esa especie en todo el mundo. Esto puede ocurrir
porque los hombres cazamos o pescamos demasiado, porque cortamos los
árboles de la zona donde viven, porque hay cambios muy grandes en el clima
y no pueden aguantar demasiado calor o un frío exagerado o porque no
encuentran comida”.
3 Preguntamos si les gustaría saber qué clases de animales están en peligro de ex‐
tinción y nombramos algunas para despertar su curiosidad, por ejemplo: El águila
imperial, la foca moje, el lince ibérico, el oso panda, y muchos más.
3 Les animamos a investigar en libros y revistas del aula, de la biblioteca del centro
u otra biblioteca cercana, a buscar en internet o a preguntar a la familia. En la si‐
guiente sesión realizamos una puesta en común de la información obtenida y, si
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
219
3 Reunido todo el grupo, informamos sobre la necesidad que tenemos las personas
de respetar, cuidar y proteger a todas las especies animales y animamos a los
niños para que razonen los motivos. Entre todos, buscamos información, la co‐
mentamos, seleccionamos y ordenamos para elaborar el informe “Cómo nos re‐
lacionamos con los animales”, por ejemplo:
+ Alimentos:
+ Materias primas para:
+ Relaciones afectivas:
+ ….
+ Cuidados:
+ Atención veterinaria:
+ …..
3 Informamos a los niños sobre la Declaración Universal de los Derechos del Ani‐
mal, que se firmó en Londres, el 23 de septiembre de 1977, y reflexionamos
sobre los artículos que contiene esta Declaración en diferentes sesiones, formu‐
lando preguntas como las siguientes:
2 Artículo 1
Artículo 1.
Todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos
a la existencia.
Artículo 2.
Artículo 3.
Artículo 4.
a) Todo animal perteneciente a una especie salvaje, tiene derecho a vivir libre
en su propio ambiente natural, terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse.
b) Toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es con‐
traria a este derecho.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
221
Artículo 5.
Artículo 6.
Artículo 7.
Todo animal de trabajo tiene derecho a una limitación razonable del tiempo
e intensidad del trabajo, a una alimentación reparadora y al reposo.
Artículo 8.
Artículo 9.
Artículo 10.
Artículo 11.
Artículo 12.
Artículo 13.
Artículo 14.
2 Elaboramos las autorizaciones para que las familias las firmen y les ofre‐
cemos la oportunidad de participar en la excursión.
3 Por medio de una creación plástica colectiva, plasman las experiencias vividas
durante la excursión. La obra se expone en un lugar visible del colegio para que,
las familias, otros niños y docentes puedan verla.
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
224
3 Cuando todos los grupos han expuesto su información, les animamos a recrear
los entornos por medio de un trabajo plástico; por ejemplo:
Desierto
2 Pegamos las patas del camello en el fondo de una caja de cartón (Por ejemplo
una caja de zapatos) y echamos arena fina en el fondo.
2 Hacemos varias palmeras con cañas de sorber refrescos. Hacemos varios cortes
paralelos en uno de los extremos de la cañita y curvamos los cortes hacia abajo
con un lápiz, dando forma a las ramas de la palmera. Si los niños lo desean,
pueden decorar las palmeras con témpera.
2 Los niños modelan otros animales de este entorno con plastilina y los in‐
corporan a la recreación.
Fecha:
El Polo
Fecha:
animal que
conozcas que viva
en el polo
Granja
Fecha:
D Buscar las
Buscar las 5 diferencias
que hay
entre los dos dibujos y señala
rlas. diferencias que hay
entre los dos
dibujos y
señalarlos.
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
227
DIPLOMA
diploma con los colores
de su preferencia,
escribe su nombre y lo
CONCEDIDO A: firma.
Por haber observado, comparado, relacionado, ordenado, clasificado, D El docente firma los
analizado, sintetizado y evaluado estupendamente. diplomas y hace la
Firma del niño o niña Firma del docente entrega individual a
cada niño en un acto
que se comparte con las
familias.
Criterios de evaluación
para el docente
El docente debe tener presente que el niño debe ser competente para desarrollar
estos conceptos, destrezas, habilidades y actitudes al finalizar la etapa de la Educación
Infantil.
OBSERVACIONES:
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
235
OBSERVACIONES:
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
238
Expresa curiosidad por saber y conocer acerca de los seres vivos y los
elementos de la naturaleza, de contextos diversos.
Describe las características de los elementos y de los seres vivos.
Compara e identifica algunos rasgos que distinguen a los seres vivos de
los elementos inertes del medio natural.
Describe lo que observa mientras ocurre un fenómeno natural.
Clasifica elementos y seres de la naturaleza según sus características.
Representa el resultado de observaciones a través de distintos medios.
Reconoce que las plantas son seres vivos.
Expresa las preguntas que surgen de sus reflexiones personales y que le
causan inquietud o duda sobre el entorno natural.
Elabora preguntas a partir de lo que sabe y observa de los elementos o
sucesos naturales.
Plantea preguntas que pueden responderse a través de una situación
experimental o de actividades de indagación.
Sigue normas de seguridad al utilizar materiales, herramientas e
instrumentos.
Manipula y examina objetos naturales a su alcance.
Prueba y mezcla elementos e identifica reacciones diversas.
Propone y utiliza los recursos convenientes en situaciones experimentales
concretas (microscopio, lupa, termómetro, balanza, regla, tijeras; goteros,
pinzas, lámpara –luz y calor–, etc.).
Propone procedimientos para responder preguntas y resolver problemas
que se le presentan.
Establece relaciones entre las características de los materiales y los usos
de los objetos que se construyen con ellos.
Reconoce y describe cambios que ocurren durante o después de procesos
de indagación, empleando información que ha recopilado de diversas
fuentes.
Reconoce que hay transformaciones reversibles (por ejemplo, mezcla y
separación de agua y arena, cambios de agua líquida a sólida y de nuevo
a líquida) e irreversibles (por ejemplo, al quemar o cocinar).
Identifica y usa medios a su alcance para obtener información
(observación, registros, recolección de muestras; entrevistas; recursos
escritos, de audio y video).
Juegos y actividades para niños de 0 a 6 años
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OBSERVACIONES:
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
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OBSERVACIONES:
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OBSERVACIONES:
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
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OBSERVACIONES:
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OBSERVACIONES:
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
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OBSERVACIONES:
El desarrollo de habilidades básicas del pensamiento
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OBSERVACIONES:
VALORACIÓN
A= Conseguido
B= No conseguido
C= En desarrollo
Anexo
Cuaderno
de
Actividades
Bloque:
Plutón 7
La Nave
Cuaderno de Actividades
Fecha:
Fecha:
Fecha:
Fecha:
Fecha:
leche
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DIPLOMA
CONCEDIDO A: