Principio de Arquímedes
Principio de Arquímedes
Principio de Arquímedes
El principio de Arquímedes es un principio físico que afirma que: «Un cuerpo total o
parcialmente sumergido en un fluido en reposo, recibe un empuje de abajo hacia arriba
igual al peso del volumen del fluido que desaloja». Esta fuerza1 recibe el nombre de
empuje hidrostático o de Arquímedes, y se mide en newtons (en el SIU). El principio de
Arquímedes se formula así:
o bien
Historia
La anécdota más conocida sobre Arquímedes, matemático griego, cuenta cómo inventó un
método para determinar el volumen de un objeto con una forma irregular. De acuerdo a
Vitruvio, arquitecto de la antigua Roma, una nueva corona con forma de corona triunfal
había sido fabricada para Hierón II, tirano gobernador de Siracusa, el cual le pidió a
Arquímedes determinar si la corona estaba hecha de oro sólido o si un orfebre deshonesto
le había agregado plata.4 Arquímedes tenía que resolver el problema sin dañar la corona, así
que no podía fundirla y convertirla en un cuerpo regular para calcular su densidad.
Mientras tomaba un baño, notó que el nivel de agua subía en la tina cuando entraba, y así se
dio cuenta de que ese efecto podría usarse para determinar el volumen de la corona. Debido
a que la compresión del agua sería despreciable, 5 la corona, al ser sumergida, desplazaría
una cantidad de agua igual a su propio volumen. Al dividir la masa de la corona por el
volumen de agua desplazada, se podría obtener la densidad de la corona. La densidad de la
corona sería menor si otros metales más baratos y menos densos le hubieran sido añadidos.
Entonces, Arquímedes salió corriendo desnudo por las calles, tan emocionado estaba por su
descubrimiento para recordar vestirse, gritando "¡Eureka!" (en griego antiguo: "εὕρηκα"
que significa "¡Lo he encontrado!)"6
Demostración
Aunque el principio de Arquímedes fue introducido como principio, de hecho puede
considerarse un teorema demostrable a partir de las ecuaciones de Navier-Stokes para un
fluido en reposo, mediante el teorema de Stokes (igualmente el principio de Arquímedes
puede deducirse matemáticamente de las ecuaciones de Euler para un fluido en reposo que
a su vez pueden deducirse generalizando las leyes de Newton a un medio continuo).
Partiendo de las ecuaciones de Navier-Stokes para un fluido:
(1)
(2)
A partir de esa relación podemos reescribir fácilmente las fuerzas sobre un cuerpo
sumergido en términos del peso del fluido desalojado por el cuerpo. Cuando se sumerge un
sólido K en un fluido, en cada punto de su superficie aparece una fuerza por unidad de
superfice perpendicular a la superficie en ese punto y proporcional a la presión del fluido p
en ese punto. Si llamamos al vector normal a la superficie del cuerpo
podemos escribir la resultante de las fuerzas sencillamente mediante el teorema de
Stokes de la divergencia:
(3)
Prisma recto
(4)
(5)
(6)
El empuje o fuerza que ejerce el líquido sobre un cuerpo, en forma vertical y ascendente,
cuando éste se halla sumergido, resulta ser también la diferencia entre el peso que tiene el
cuerpo suspendido en el aire y el "peso" que tiene el mismo cuando se lo introduce en un
líquido. A éste último se lo conoce como peso "aparente" del cuerpo, pues su peso en el
líquido disminuye "aparentemente"; la fuerza que ejerce la Tierra sobre el cuerpo
permanece constante, pero el cuerpo, a su vez, recibe una fuerza hacia arriba que disminuye
la resultante vertical.
Descubrimientos e invenciones
La corona dorada
Una de las anécdotas más conocidas sobre Arquímedes cuenta cómo inventó un método
para determinar el volumen de un objeto con una forma irregular. De acuerdo con Vitruvio,
Hierón II ordenó la fabricación de una nueva corona con forma de corona triunfal, y le
pidió a Arquímedes determinar si la corona estaba hecha sólo de oro o si, por el contrario,
un orfebre deshonesto le había agregado plata en su realización.25 Arquímedes tenía que
resolver el problema sin dañar la corona, así que no podía fundirla y convertirla en un
cuerpo regular para calcular su masa y volumen, a partir de ahí, su densidad. Mientras
tomaba un baño, notó que el nivel de agua subía en la bañera cuando entraba, y así se dio
cuenta de que ese efecto podría ser usado para determinar el volumen de la corona. Debido
a que el agua no se puede comprimir,26 la corona, al ser sumergida, desplazaría una
cantidad de agua igual a su propio volumen. Al dividir el peso de la corona por el volumen
de agua desplazada se podría obtener la densidad de la corona. La densidad de la corona
sería menor que la densidad del oro si otros metales menos densos le hubieran sido
añadidos. Cuando Arquímedes, durante el baño, se dio cuenta del descubrimiento, se dice
que salió corriendo desnudo por las calles, y que estaba tan emocionado por su hallazgo que
olvidó vestirse. Según el relato, en la calle gritaba "¡Eureka!" (en griego antiguo: "εὕρηκα"
que significa "¡Lo he encontrado!")27
En lugar de esto, Arquímedes podría haber buscado una solución en la que aplicaba el
principio de la hidrostática conocido como el principio de Arquímedes, descrito en su
tratado Sobre los cuerpos flotantes. Este principio plantea que todo cuerpo sumergido en un
líquido experimenta un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del líquido desalojado. 29
Usando este principio, habría sido posible comparar la densidad de la corona dorada con la
de oro puro al usar una balanza. Situando en un lado de la balanza la corona objeto de la
investigación y en el otro una muestra de oro puro del mismo peso, se procedería a
sumergir la balanza en el agua; si la corona tuviese menos densidad que el oro, desplazaría
más agua debido a su mayor volumen y experimentaría un mayor empuje que la muestra de
oro. Esta diferencia de flotabilidad inclinaría la balanza como corresponde. Galileo creía
que este método era "probablemente el mismo que usó Arquímedes, debido a que, además
de ser muy exacto, se basa en demostraciones descubiertas por el propio Arquímedes." 30
Alrededor del año 1586, Galileo Galilei inventó una balanza hidrostática para pesar metales
en aire y agua que aparentemente estaría inspirada en la obra de Arquímedes.31
Una gran parte del trabajo de Arquímedes en el campo de la ingeniería surgió para
satisfacer las necesidades de su ciudad natal, Siracusa. El escritor griego Ateneo de
Náucratis cuenta que Hierón II le encargó a Arquímedes el diseño de un enorme barco, el
Siracusia, que construyó Arquias de Corinto bajo su supervisión.32 El barco podía ser usado
para viajes lujosos, cargar suministros y como barco de guerra. Finalmente su nombre fue
cambiado por el de Alejandría, cuando fue enviado como regalo, junto a un cargamento de
grano, al rey Ptolomeo III de Egipto.
Se dice que el Siracusia fue el barco más grande de la antigüedad clásica. 33 Según Ateneo,
era capaz de cargar 600 personas e incluía entre sus instalaciones jardines decorativos, un
gimnasio y un templo dedicado a la diosa Afrodita. Debido a que un barco de esta
envergadura dejaría pasar grandes cantidades de agua a través del casco, el tornillo de
Arquímedes supuestamente fue inventado a fin de extraer el agua de la sentina. La máquina
de Arquímedes era un mecanismo con una hoja con forma de tornillo dentro de un cilindro.
Se hacía girar a mano, y también podía utilizarse para transferir agua desde masas de aguas
bajas a canales de irrigación. De hecho, el tornillo de Arquímedes sigue usándose hoy en
día para bombear líquidos y sólidos semifluidos, como carbón, hielo y cereales. El tornillo
de Arquímedes, tal como lo describió Marco Vitruvio en los tiempos de Roma, puede haber
sido una mejora del tornillo de bombeo que fue usado para irrigar los jardines colgantes de
Babilonia.34 35
La garra de Arquímedes
En 1973 el científico griego Ioannis Sakkas llevó a cabo una prueba del rayo de calor de
Arquímedes. El experimento tuvo lugar en la base naval de Skaramangas, en las afueras de
Atenas, y en esta ocasión se usaron 70 espejos, cada uno cubierto con una cubierta de cobre
y con alrededor de 1,5 m de alto y 1 m de ancho. Los espejos se dirigieron contra una
maqueta de madera contrachapada de un barco de guerra romano a una distancia de
alrededor de 50 m. Cuando los espejos fueron enfocados con precisión, el barco ardió en
llamas en cuestión de unos pocos segundos. La maqueta estaba pintada con una capa de
betún, lo cual podría haber ayudado a la combustión.42
En octubre de 2005 un grupo de estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts
llevó a cabo un experimento con 127 espejos cuadrados de 30 cm de lado enfocados en una
maqueta de madera de un barco a una distancia de 30 m. Brotaron llamas en una parte del
barco, pero únicamente después de que el cielo se despejara y de que el barco permaneciera
inmóvil alrededor de diez minutos. Se concluyó que el arma era un mecanismo viable bajo
estas condiciones. El grupo del instituto repitió el experimento para el show televisivo
MythBusters (cazadores de mitos), usando un barco de pesca de madera como blanco, en
San Francisco. Nuevamente hubo carbonización, además de una pequeña cantidad de
llamas. Para prenderse fuego, la madera necesita alcanzar su punto de inflamabilidad, el
cual ronda los 300 °C.43
Cuando los cazadores de mitos emitieron el experimento llevado a cabo en San Francisco
en enero de 2006, la afirmación fue categorizada como mentira, debido a la duración del
tiempo y el clima necesarios para la combustión. También señalaron que, debido a que
Siracusa mira el mar hacia el Este, la flota romana debería haber atacado durante la mañana
para una óptima reflexión de la luz por los espejos. Además, armas convencionales como
flechas en llamas o catapultas hubieran sido una forma mucho más fácil de prender fuego
un barco a cortas distancias.1