El Zarco Aculturación
El Zarco Aculturación
El Zarco Aculturación
EL LABERINTO DE LA ACULTURACIÓN:
CIUDADANÍA Y NACIÓN MESTIZA EN EL ZARCO DE
IGNACIO MANUEL ALTAMIRANO
ta de los ricos, y tiene muy buena fama y ha conseguido lo poco que tie-
ne, gracias al sudor de su frente y a su honradez (30).
Ciudadanía mestiza
ese sentido, Nicolás representa dicho modelo ya que conoce sus de-
rechos y cumple con sus obligaciones de buen ciudadano. El indio
herrero es el único que parece conocer sus derechos incluso por en-
cima del prefecto de Yautepec. Cuando Antonia, la madre de Ma-
nuela, le pide al comandante que vaya en busca de su hija que ha-
bía sido secuestrada por El Zarco, el comandante se niega por con-
siderarlo un asunto sin importancia. Sin embargo, es Nicolás
quien le recuerda al militar sus obligaciones, mostrando conoci-
miento de sus derechos ciudadanos. El comandante se enfurece y
se dirige a Nicolás diciéndole:
¿Quién es usted, amigo, para venir aquí a imponerme leyes y a hablar-
me con ese tono?– Señor –dijo Nicolás, encarándose con dignidad al co-
mandante–, yo soy un vecino honrado del distrito; soy el encargado de la
hacienda de Atlihuayan ... Además, soy un ciudadano que sabe perfec-
tamente que usted es un jefe de seguridad pública, que la tropa que us-
ted trae está pagada para proteger a los pueblos, porque no es tropa de
línea consagrada exclusivamente al servicio militar de la Federación, si-
no que es fuerza del Estado (41).
NOTAS:
1. Agradezco a Max Parra y Jaime Concha los comentarios en torno a este tra-
bajo.
2. Es importante tener en cuenta que la constitución de 1857, más que un do-
cumento que es seguido al pie de la letra, sirvió como símbolo de moderni-
dad y legitimidad para la facción liberal mexicana. Sobre la constitución de
1857 y su valor simbólico más que real véase: Guerra, François Xavier. Mé-
xico: del antiguo régimen a la Revolución. México: Fondo de Cultura Econó-
mica, 1988.
3. Véase; Reina, Leticia. “Ser Indio o Ser Ciudadano.” Eslabones .6 (1993): 28-
38.
4. En 1895 el 86% de la población rural era analfabeta. Véase Leticia Reina;
“Ser indio o ser ciudadano” p. 38.
5. Véase Pacheco, José Emilio “Manuel Gutiérrez Nájera: El Sueño De Una
Noche Porfiriana.” (Letras Libres 2.14 (2000): 20-23.) donde comenta sobre
tal actividad durante el porfiriato.
6. Esto es especialmente importante en el caso de México donde, como hemos
mencionado con anterioridad, la mayoría de la población era analfabeta. El
mensaje letrado se fortalece mediante su incorporación a modelos visuales
fácilmente imitables.
7. Así como Nicolás aprende de un extranjero el oficio de la herrería también
la forma de comportarse puede aprenderse según nos indica El manual de
urbanidad: “Por medio de un atento estudio de las reglas de la urbanidad y
por el contacto con las personas cultas y bien educadas, llegamos a adquirir
lo que especialmente se llama buenas maneras o buenos modales...” (47), o
Siempre que en sociedad ignoremos la manera de proceder en casos dados,
sigamos el ejemplo de las personas más cultas que en ella se encuentren...”
(49).
8. La traducción es nuestra.
9. En “Instrucción pública. Generalización del idioma Castellano” (25 de octu-
bre de 1882). De Ignacio M. Altamirano. Véase también “Instrucción públi-
ca” (del 28 de octubre de 1882) y “Instrucción pública” (del 31 de octubre de
1882) Todos publicados en El Diario del Hogar. Aparecen en Altamirano,
Ignacio M. Obras Completas XV. PP. 200-227. Nuestro énfasis.
10. Manuel Sol argumenta que Altamirano ya había empezado a redactar El
Zarco en 1874 citando la novela misma para comprobar dicha afirmación.
Véase Altamirano, Ignacio Manuel. El Zarco. Edición, transcripción, estudio
preliminar y notas de Manuel Sol. Xalapa, Universidad Veracruzana, 2000.
11. En “Enseñanza constitucional, un nuevo libro de texto”. Publicado por pri-
mera vez en El Diario del Hogar, el 23 de agosto de 1882. Este artículo sir-
vió de prólogo a un libro escrito por Luis Velasco Ruz y Manuel Ortega Es-
pinoza de título Lecciones elementales de Derecho Constitucional. Este di-
vulgaba de manera clara los derechos ciudadanos. Este artículo fue repro-
ducido en Altamirano, Ignacio M. Obras Completas XV PP. 193-199.
12. En su artículo “Instrucción pública. Generalización del idioma castellano”,
Altamirano identifica las etnias y sus lenguas que habitan en el Estado de
México durante el siglo XIX. En este artículo habla de las etnias citadas
arriba. En Obras Completas XV. P. 207.
EL LABERINTO DE LA ACULTURACIÓN: EL ZARCO 35
13. Cabe señalar que a un nivel espacial el mestizaje también está presente en
la novela. Yautepec, como pueblo mestizo, podría simbolizar un microcosmos
de la nación mestiza que Altamirano desea. Este pueblo es mestizo en todos
los aspectos: “Es un pueblo mitad oriental y mitad americano...Oriental,
porque los árboles ...son naranjos y limoneros...Verdad es que este conjunto
oriental se modifica en parte por la mezcla de otras plantas americanas,
pues los bananos. Y los mameyes y otras zapotáceas elevan sus enhiestas
copas sobre los bosquecillos...” (3). Además de la naturaleza agrega: “La po-
blación es buena, tranquila, laboriosa, amante de la paz ...La población toda
habla español, pues se compone de razas mestizas. Los indios puros han de-
saparecido allí completamente“ (4). Véase “Lectura ideológica de dos novelas
de Altamirano”, de Evodio Escalante.
14. Evodio Escalante parece haber sido el primer crítico que menciona la apa-
rente contradicción en el pensamiento de Altamirano en relación a su novela
El Zarco y la forma en que Juárez autoriza a Chagollán a ejecutar a los
bandidos. Véase “Lectura ideológica de dos novelas de Altamirano”, de Evo-
dio Escalante. En Homenaje. PP.189-203. Véase también Conway, Christo-
pher. “Lecturas”. En lo personal debo este señalamiento a Max Parra.
15. El hecho de que los héroes de la novela no sean blancos ha llevado a algunos
críticos a hablar de la inversión del concepto de belleza en las novelas de Al-
tamirano (Clemencia y El Zarco primordialmente). Sin embargo, no es el
concepto de belleza el que se invierte sino solamente la composición étnica
de los héroes. Véase Jaquelin Cruz “la moral” Hernández-Palacios, Esther.
“Heroínas y antiheroínas en la novela de Ignacio Manuel Altamirano”. En
Homenaje. PP. 225-236.
BIBLIOGRAFÍA:
Altamirano, Ignacio Manuel. El Zarco y La Navidad en las montañas. 1901.
México: Porrúa, 1992.
---. Ignacio Manuel Altamirano. Obras Completas XIX: periodismo político. To-
mo II. Prólogo de Carlos Román Celis. México: Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes, 1989.
---. Obras Completas XV: Escritos sobre educación. Tomo I. Concepción Jiménez
Alarcón ed. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1989.
---. Obras Completas: Textos costumbristas V. Blanco, José Joaquín Prólogo Mé-
xico: SEP, 1986.
---. Obras Completas XII: Escritos De Literatura y Arte. México: SEP, 1986.
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Xalapa: Universidad Veracruzana, 2000.
Carreño, Manuel Antonio. Manual de urbanidad y buenas maneras. México:
Editorial Patria, 1987.
Conway, Christopher, “Lecturas: ventanas de la seducción en El Zarco. Revista
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Cruz, Jacqueline. “La moral tradicional y la identidad mexicana vistas a través
de los personajes femeninos de El Zarco”. Explicación de textos literarios.
XXII:1 (1993-1994) 73-86.
Escalante, Evodio. “Lectura ideológica de dos novelas de Altamirano”. Homenaje
a Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893). Manuel Sol y Alejandro Higashi
eds. Xalapa: Universidad Veracruzana, 1997.
Foucault, Michel. Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión. México: Siglo XXI,
2000.
González Stephan, Beatriz. La historiografía literaria del liberalismo hispa-
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36 JOSÉ SALVADOR RUIZ
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