Divina Comedia - Wikipedia, La Enciclopedia Libre
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La Divina comedia (en italiano moderno: Divina Commedia, en toscano: Divina Comedìa), también
conocida simplemente como Comedia, es un poema escrito por Dante Alighieri. Se desconoce la
fecha exacta en que fue redactado aunque las opiniones más reconocidas aseguran que el
Infierno pudo ser compuesto entre 1304 y 1308, el Purgatorio de 1307 a 1314 y, por último, el
Paraíso de 1313 a 1321, fecha del fallecimiento del poeta. Se considera por tanto que la
redacción de la primera parte habría sido alternada con la redacción del Convivium y De vulgari
eloquentia, mientras que De monarchia pertenecería a la época de la segunda o tercera etapa, a
la última de las cuales hay que atribuir sin duda la de dos obras de menor empeño: la Cuestión
de agua y La Tierra y las dos églogas escritas en respuesta a sendos poemas de Giovanni de
Regina.
Domenico di Michelino, Dante y la Divina Comedia, 1465. Florencia, Catedral de Santa María del Fiore
Es la creación más importante de su autor y una de las obras fundamentales de la transición del
pensamiento medieval (teocentrista) al renacentista (antropocentrista). Es considerada la obra
maestra de la literatura italiana y una de las cumbres de la literatura universal.
Características
Dante Alighieri llamó sencillamente Commedia a su libro, pues, de acuerdo con el esquema
clásico, no podía ser una tragedia, ya que su final es feliz. Fue el escritor y humanista Giovanni
Boccaccio quien añadió el adjetivo "divina" durante la época en la que se encargó de leerla y
comentarla públicamente por diferentes ciudades italianas, también por ser un poema que
canta a la cristiandad. El libro suele presentarse actualmente con un gran cuerpo de notas que
ayudan a entender quiénes eran los personajes mencionados. Estos comentarios incluyen
interpretaciones de las alegorías cristianas o significados místicos que contendría el texto.
Miguel Asín Palacios, por otra parte, destacó la importancia de la escatología musulmana en la
estructura del Infierno dantesco.[1]
La Divina comedia se considera una de las obras maestras de la literatura italiana y universal.
Dante resume en ella todo el amplio conocimiento acumulado durante siglos, desde los
antiguos clásicos hasta el mundo medieval; su fe religiosa y sus convicciones morales y
filosóficas. El estilo de la obra posee un rico lenguaje lleno de símbolos y frecuentes referencias
a personajes históricos y de la antigua mitología. Numerosos artistas de todos los tiempos
crearon ilustraciones sobre ella; destacándose entre ellos las de Sandro Botticelli, Gustave Doré,
Salvador Dalí, William Blake, William Adolphe Bouguereau y Miquel Barceló. Dante Alighieri la
escribió en dialecto toscano, matriz del italiano actual, el cual se usó entre los siglos XI y XII.
Dante finaliza cada una de las cánticas utilizando la palabra estrellas; conectándolas, a pesar de
sus marcadas diferencias.
Aunque la Divina comedia es principalmente un poema religioso, que discute el pecado, la virtud
y la teología, Dante también discute varios elementos de la ciencia de su época,[2] como por
ejemplo: las implicaciones de una Tierra esférica y las estrellas visibles en el hemisferio sur o
analiza la importancia del método experimental en la ciencia, en las líneas 94-105 del Canto II
del "Paraíso".
Estructura
Detalle de infierno: Mosaico que representa el Juicio Final por Coppo di Marcovaldo, Museo Baptisterio de San Juan.[3] El
poeta Dante Alighieri fue bautizado en este lugar.
Cada una de sus partes (Infierno, Purgatorio y Paraíso), está dividida en cantos, cada uno consta
de treinta y tres cantos, y más el canto introductorio suman 100 cantos en total. Cada canto fue
compuesto por estrofas de tres versos endecasílabos o terza rima, que se dice, él mismo
inventó (tercetos).
El poema se ordena en función del simbolismo del número tres, que evoca la Santísima Trinidad
(el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo), el equilibrio, la estabilidad y el triángulo, las tres
proposiciones que componen el silogismo, lo que se sumaba al cuatro, que representaba los
cuatro elementos: Tierra, aire, fuego y agua, dando como resultado el número siete, como siete
son los pecados capitales. Finalmente, el Infierno está dividido en nueve círculos, el Purgatorio
en siete y el Paraíso queda formado por nueve esferas que giran como los planetas en torno al
sol.
Toda la obra está llena de símbolos que remiten al conocimiento y al pensamiento medievales;
religión, astronomía, filosofía, matemáticas, óptica, etcétera, que se encarnan en personajes,
lugares y acciones.
El poema cuenta con un personaje principal: Dante, que personifica a la humanidad, y representa
la tentación del pecado. Luego cuenta con dos personajes secundarios: Beatriz, que personifica
la Fe y lleva a Dante a cada una de las esferas del paraíso, hasta el Empíreo, espacio inmóvil,
donde contempla la Rosa mística formada por Dios y sus elegidos; y Virgilio, que hace otro tanto
con la razón.
El Paraíso representa el saber y la ciencia divina. El Infierno representa al ser humano frente a
sus pecados y sus funestas consecuencias. El Purgatorio, la lenta purificación de sus culpas
hasta la liberación. En esta obra el autor narra con extraordinario realismo un maravilloso viaje
durante el que se encuentra con las almas de grandes y terribles personajes de la historia; es un
canto a la humanidad que sólo en la fe en Dios encuentra su felicidad.
La estrofa por su parte está compuesta por tres versos, y cada una de las cánticas cuenta con
treinta y tres cantos, más el canto introductorio, de manera que la obra completa se compone de
cien cantos. Se usa un tipo de rima original, la "terza rima"
Dante también utiliza el número diez tanto como cabalístico que como número pitagórico, que
se aprecia en los cien cantos de la comedia, compuestos por los treinta y tres de cada reino,
más el de introducción. También es notable la importancia decimal en los diez niveles del
infierno, que son nueve círculos más el anteinfierno, donde se encuentran los ignavi, es decir, los
indiferentes.
La estructura matemática de la Divina comedia, por otra parte, es mucho más compleja de lo
que aquí se esboza[cita requerida]. El poema puede leerse según los cuatro significados que se
atribuyen a los textos sagrados: literal, moral, alegórico y anagógico. En este poema, Dante hace
gala además de un gran poder de síntesis que es característico de los grandes poetas.
Antes de emprender el viaje hacia los tres mundos, Dante despierta en una selva oscura sin
saber por qué llegó ahí. Cuando se habla de selva oscura se hace referencia a algo malo, a lo
contrario a Dios, ya que esa selva era oscura, era mala. En esa selva se describe un paisaje
inicial en el cual se ve el sol, las estrellas, la playa y la colina. El sol en representación de la
divinidad, de Dios, la colina es el camino que debe subir para llegar a Dios, y Dante no puede
llegar a esa luz porque en el camino se encuentra con tres fieras que son obstáculos para él,
cada fiera representando un pecado. Ahí se encuentra con Virgilio y después de una
conversación con este, comienza su viaje.
Infierno
La primera parte describe cómo Dante se halla perdido en un bosque oscuro en su mediana
edad y entra en una cueva al pie del monte Sion, cerca de Jerusalén. Tres animales alegóricos le
salen al paso: una pantera, una loba y un león. Estos animales representan los pecados que
pueden atacar a Dante. La pantera representa la lujuria y la ciudad de Florencia que lo ha
exiliado. La loba es, según los comentaristas, el pecado de la codicia, y más allá de esto el
poder temporal del Papa en Roma. El león representa la soberbia, y el poder de Francia, que
pretendía dominar Italia. Después se narra el descenso del autor al Infierno, acompañado por el
poeta latino Virgilio, autor de la Eneida, a quien Dante admiraba, y que en la Edad Media tenía
una curiosa fama de mago. Acompañado por su maestro y guía, desciende al Infierno, que tiene
forma de cono con la punta hacia abajo y que como indica Agnelli, en la obra se indican diez
giros a la izquierda, infiriendo que cada uno es de 36°, formando así una circunferencia
completa al final.[4]
En el infierno los poetas se encontrarán los que están siendo sometidos a castigo, según la
gravedad de los pecados cometidos en vida. En las puertas se advierte: "Lasciate ogni speranza,
voi ch'entrate / Quien entre aquí, abandone toda esperanza".
El primer círculo corresponde al limbo, donde se encuentran las almas inocentes de los que
obraron bien, pero desconocieron el mensaje de Jesucristo porque nacieron antes que él. Esas
almas no sufren, pero no pueden participar del Paraíso. Allí se encuentra a un grupo de cinco
grandes poetas, entre los cuales es aceptado como el sexto.
Purgatorio
En esta segunda parte, Dante y Virgilio atraviesan el Purgatorio, una montaña de cumbre plana y
laderas escalonadas y redondas, simétricamente al Infierno. En cada repisa o escalón se redime
un pecado, pero los que allí habitan están contentos porque poseen esperanza y saben que su
pena es finita y acabará. Dante se va purificando de sus pecados en cada nivel porque un ángel
en cada uno le va borrando una letra de una escritura que le han puesto encima. Allí encuentra a
famosos poetas, entre ellos a Publio Papinio Estacio, autor de la Tebaida.
Esta parte comienza propiamente con la salida del Infierno a través de la natural burella. Dante y
Virgilio llegan así al hemisferio sur terrestre (que se creía por completo bajo las aguas), donde
en medio de ellas se halla la montaña del Purgatorio, creada con la tierra utilizada para crear el
abismo del Infierno, cuando Lucifer fue expulsado del Paraíso tras rebelarse contra Dios. Tras
salir del túnel llegan a una playa, donde encuentran a Catón el Joven, que se desempeña como
guardián del Purgatorio. Teniendo que emprender el ascenso de la empinada montaña, que
resulta imposible escalar, es tan empinada que Dante tiene que preguntar a algunas almas cuál
es el pasaje más cercano; pertenecen al grupo de los negligentes, los muertos en estado de
excomunión, que viven en el Ante-purgatorio. Un personaje notable de este lugar es Manfredo de
Sicilia. Junto a los que por pereza tardaron en arrepentirse, los muertos violentamente y a los
principios negligentes, de hecho, esperan el tiempo de purificación necesario para poder
acceder al Purgatorio propiamente dicho. En la entrada del valle donde se encuentran los
principios negligentes, Dante, siguiendo las indicaciones de Virgilio, pide indicaciones a un alma
que resulta ser el guardián del valle, un compatriota de Virgilio, Sordello, que será su guía hasta
la puerta del Purgatorio.
Tras llegar al final del Antepurgatorio, tras un valle florecido, los dos cruzan la puerta del
Purgatorio, que custodia un ángel con una espada de fuego, que parece tener vida propia. Está
precedido por tres jardines, el primero de mármol blanco, el segundo de una piedra oscura y el
tercero y último de pórfido rojo. El ángel, sentado en el solio de diamante y apoyando los pies en
el escalón rojo, marca siete "p" en la frente de Dante y abre la puerta con dos llaves, una de plata
y otra de oro, que San Pedro le dio, y los dos poetas se adentran en el segundo reino.
El Purgatorio se divide en siete cornisas, donde las almas expían sus pecados para purificarse
antes de entrar al Paraíso. Al contrario del Infierno, donde los pecados se agravan a medida que
se avanza en los círculos, en el Purgatorio la base de la montaña, es decir la cornisa I, alberga a
quienes padecen las culpas más graves, mientras que en la cumbre, cerca del Edén, se
encuentran los pecadores menos culpables. Las almas no son castigadas para siempre, ni por
una sola culpa, como en el primer reino, pero expían una pena equivalente a los pecados durante
la vida.
Dante en el infierno
Paraíso
Paraíso III, 16. Dante y Beatriz en el cielo de la Luna. Grabado de la serie de Gustave Doré.
Libre de todo pecado, Dante puede ascender al Paraíso, lo que hace junto a Beatriz en
condiciones que desafían las leyes físicas, encadenando milagros, lo cual es más bien natural
dado el lugar en el cual se desarrolla el poema. Dentro del recorrido será de hecho de gran
importancia que el nombre de Beatriz signifique "dadora de felicidad" y "beatificadora", pues en
esta sección de la Comedia ella releva a Virgilio en la función de guía. En efecto, a través de este
personaje, el autor expresa en los treinta y tres cantos de la sección varios razonamientos
teológicos y filosóficos de gran sutileza.
Sin embargo, el poeta expresa desde un principio la gran dificultad que significa transmitir el
recorrido emocional y físico de trashumanar, es decir ir más allá de las condiciones de la vida
terrenal. Sin embargo, confía en el apoyo del Espíritu Santo (el buen Apolo) y en el hecho de que
pese a sus falencias, su esfuerzo descriptivo será emulado y continuado por otros (canto I, 34).
En la introducción del canto II, el autor reitera que para entender las alegorías de la obra es
indispensable tener de antemano muy amplios conocimientos en las materias que se van a
tratar (II, 1-15).
El Paraíso está compuesto por nueve círculos concéntricos correspondientes a los nueve
órdenes angélicos de la Jerarquía celestial / Περὶ τῆς οὐρανίου ἱεραρχίας, obra compuesta por
el Pseudo Dionisio Areopagita (ángeles, arcángeles, principados, potestades, virtudes,
dominaciones, tronos, querubines y serafines), en cuyo centro se encuentra la Tierra. En cada
uno de estos cielos, en donde se encuentra cada uno de los planetas, se encuentran los beatos,
más cercanos a Dios en función de su grado de beatitud. Pero las almas del Paraíso no están
mejor unas que otras y ninguna desea encontrarse en mejores condiciones que las que le
corresponden, pues la caridad no permite desear más que lo que se tiene (II, 70-87). De hecho, a
cada alma al nacer Dios le dio cierta cantidad de gracia según criterios insondables, en función
de los cuales gozan aquellas de los diferentes grados de beatitud. Antes de llegar al primer cielo
el poeta y Beatriz atraviesan la Esfera de fuego.
En el primer cielo, que es el de la Luna, se encuentran quienes no cumplieron con sus promesas
(Angeli), como la madre de Federico II, Constanza I de Sicilia. En el segundo, el de Mercurio,
residen quienes hicieron el bien para obtener gloria y fama, pero no dirigiéndose al bien divino
(Arcangeli). En el tercero, de Venus, se encuentran las almas de los "espíritus amantes"
(Principati). En el cuarto, del Sol, los "espíritus sabios" (Potestà). En el quinto, de Marte, los
"espíritus militantes" de los combatientes por la fe (Virtù). En el sexto, de Júpiter, los "espíritus
gobernantes justos" (Dominazioni).
En el séptimo cielo, de Saturno, de los "espíritus contemplativos" (Troni), Beatriz deja de sonreír,
como lo había hecho hasta entonces. Desde ese punto en adelante su sonrisa desaparece, pues
por la cercanía de Dios su luminosidad resultaría imposible de contemplar. En este último cielo
residen los "espíritus contemplativos". Desde allí Beatriz eleva a Dante hasta el cielo de las
estrellas fijas, donde no están más repartidos los beatos, sino las "almas triunfantes", que
cantan en honor a Cristo y María, a quien Dante alcanza a ver. Desde ese cielo, además, el poeta
observa el mundo debajo de sí, los siete planetas, sus movimientos y la Tierra, muy pequeña e
insignificante en comparación con la grandeza de Dios (Cherubini). Antes de continuar Dante
debe sostener una especie de "examen" de las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad,
por parte de tres profesores particulares: San Pedro, Santiago y San Juan. Por lo tanto, después
de un último vistazo al planeta, Dante y Beatriz ascendieron al cielo, el Primo Mobile o Cristallino,
el cielo más externo, origen del movimiento y del tiempo universal (Serafini).
En este lugar, tras levantar la mirada, Dante ve un punto muy luminoso, rodeado por nueve
círculos de fuego, girando alrededor de ella; el punto, explica Beatriz, es Dios, y a su alrededor se
mueven los nueve coros angelicales, divididos por cantidad de virtud. Superado el último cielo,
los dos ascienden al Empíreo, donde se encuentra la "rosa de los beatos", una estructura en
forma de anfiteatro, en el cual, sobre la grada más alta está la Virgen María. Aquí, en la inmensa
multitud de los beatos, están los más grandes de los santos y las figuras más importantes de la
Biblia, como San Agustín, San Benito de Nursia, San Francisco, y también Eva, Raquel, Sara y
Rebeca. Cada alma es un pétalo de esa rosa.
Desde aquí Dante observa finalmente la luz de Dios, gracias a la intervención de María a la cual
San Bernardo (guía de Dante de la última parte del viaje) había pedido ayuda para que Dante
pudiese ver a Dios y sostener la visión de lo divino, penetrándola con la mirada hasta que se une
con Él, viendo así la perfecta unión de toda la realidad, la explicación de toda la grandeza. En el
punto más central de esa gran luz Dante ve tres círculos, las tres personas de la Trinidad, el
segundo del cual tiene imagen humana, signo de la naturaleza humana y divina al mismo
tiempo, de Cristo. Cuando trata de penetrar aún más el misterio su intelecto flaquea, pero en un
excessus mentis[6] su alma es tomada por la iluminación, la armonía que da la visión de Dios, en
el canto XXXIII (145), del amor que mueve el sol y las otras estrellas (L'amor che move el sole e
l'altre stelle). Por la grandiosa luz del último cielo, Dante queda ofuscado, concluyendo así la
Divina Comedia.
Traducciones
Mons. Pádraig de Brún (1889-1960) logró una versión en gaélico irlandés, publicada
póstumamente.[15]
Mihály Babits (1883-1941) hizo la primera traducción al húngaro entre 1913 y 1923.
Julio Úbeda Maldonado: traducción de la obra al castellano en verso, por primera vez en la
historia, utilizando tercetos de rima asonante. Primera edición realizada en diciembre de 1983
y la segunda en ese mismo mes de 1996.
El poemario Siete caminos para Beatriz de Ernesto Pérez Zúñiga (Fundación José Manuel Lara-
Vandalia) está basado en la figura de Beatriz de la Divina Comedia de Dante.[19]
El poemario El
Dante en Toledo, de Juan Antonio Villacanas, igualmente estructurado en Cantos, toma la Divina
comedia y a Dante como punto de partida del recorrido lírico, histórico y social del poeta
toledano por su ciudad natal.[20]
Por otra parte, la música se ha visto igualmente influenciada por el célebre poema. Por citar
algunos ejemplos, Sinfonía de la Divina Comedia de Dante (S. 109) o simplemente Sinfonía Dante,
de Franz Liszt; Francesca da Rimini (Opus 32), de Peter Ilytch Tchaikovsky; El tríptico, de Giacomo
Puccini; La Divina Comedia Sinfonía n.º 1, de Robert W. Smith; Divina comedia, de Roberto García
de Mesa, entre otros.
Véase también
Mito de Er
Referencias
2. Michael Caesar, Dante: The Critical Heritage, Routledge, 1995, pags. 288, 383, 412, 631.
6. "...éxtasis que viene a la mente y se llega a una auto-mejora" (T. Di Salvo, Paradiso, Zanichelli,
1988, p. 622)
7. Geli, Carles (9 de noviembre de 2018). Una ‘Comedia’ más fiel: en verso, sin rima y sin ‘divina’
(https://elpais.com/cultura/2018/11/08/actualidad/1541705081_775313.html) . El País.
Consultado el 9 de noviembre de 2018.
8. Abella, Anna (8 de noviembre de 2018). El Infierno universal de Dante resurge en una renovada
traducción (https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20181108/dante-nueva-traduccio
n-comedia-jose-maria-mico-7135852) . El Periódico. Consultado el 9 de noviembre de 2018.
10. Rodríguez Rivero, Manuel (5 de junio de 2021). Desde mi (relativo) purgatorio (https://elpais.c
om/babelia/2021-06-05/desde-mi-relativo-purgatorio.html) . Babelia, El País. Consultado el
15 de junio de 2021.
11. Dante Alighieri (traducción de Lamennais). Wikisource, ed. La Divine Comédie (https://fr.wikis
ource.org/wiki/La_Divine_Com%C3%A9die_(traduction_Lamennais)) . Consultado el 27 de
octubre de 2008.
12. Dante Alighieri (traducción de Antoine de Rivarol). Wikisource, ed. La Divine Comédie (https://f
r.wikisource.org/wiki/La_Divine_Com%C3%A9die) . Consultado el 27 de octubre de 2008.
13. Dante Alighieri (traducción de Henry Wadsworth Longfellow). Wikisource, ed. The Divine
Comedy (https://en.wikisource.org/wiki/The_Divine_Comedy) . Consultado el 27 de octubre
de 2008.
14. Dante Alighieri, La Divina Commedia-La dia komedio. Testo esperanto a fronte (traducción di
Giovanni Peterlongo), SIEI, 1980.
15. Dainté Ailígiéiri (trad. de Pádraig de Brún) (1997). An Clóchomhar, ed. An Choiméide Dhiaga
(en irlandés). Dublín. pp. 380 p.
16. Fratris Johannis de Serravalle translatio et comentum totius libri Dantis Aldigherii cum textu
italico fratris Bartholomæi a Colle eiusdem ordinis nunc primum edita, a cura di Marcellino da
Civezza M.O. e Teofilo Domenichelli M.O., Prato, Giachetti, 1891, 3 volumi.
19. Juan Cobos Wilkins: «Anillos de Saturno», Mercurio, n.º 165, noviembre de 2014, pág. 28.
20. Josè Rosell Villasevil: «Tú estas aquí, Maestro». ABC. Toledo. 23/9/2008.
Enlaces externos
Audiolibro (http://www.classicistranieri.com/dante-alighieri-la-divina-commedia-lettura-di-veni
ero-jenna.html) — lectura de Veniero Jenna.
Datos: Q40185
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