T-713-10 (1) Debido Proceso
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T-713-10 (1) Debido Proceso
Magistrada Ponente:
Dra. MARÍA VICTORIA CALLE
CORREA
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
1. Hechos
Luis Fernando Rojas Chaves y Rosa Elina Ardila Oliveros presentaron acción
de tutela en nombre de su hijo, Gabriel Fernando Rojas Ardila, contra el
Colegio La Presentación de Girardot, por considerar que el plantel educativo
le violó sus derechos fundamentales al buen nombre, a la honra, al debido
proceso y a la igualdad, como consecuencia “de la decisión arbitraria y
amañada por parte de la directora de dicho ente educativo, de imponer a
nuestro menor hijo matrícula condicional.” A su juicio, éste fue presionado
indebidamente por la Rectora del Colegio para que ‘confesara’ haber cometido
una acción que no se encuentra sancionada por el reglamento, sin darle una
oportunidad adecuada para defenderse. Por tanto, consideran que la sanción
impuesta es claramente injusta. Presentan los hechos que dan lugar a la acción
de la siguiente manera.
1.2. Según los padres del menor, dado el alto grado de exaltación de la
Rectora, y ante la falta de conocimiento acerca del caso, “(…) solo atinamos a
decirle a ésta, que procederíamos a examinar el asunto y averiguar
exactamente lo realizado por nuestro hijo, y que si la conducta [a] él
endilgada ameritaba las amenazas de advertencia proferidas por la directora,
así como el retiro de nuestro hijo de la institución.”
1.3. Sostienen los padres que una vez en casa, recapacitaron sobre la cuestión
y concluyeron que la acción de la cual se acusaba a su hijo, era una conducta
que no se encontraba sancionada por el reglamento y que, por tanto, no podía
ser objeto de castigo alguno. Dadas las cosas, los padres se dirigieron al
Colegio y, luego de que la Rectora les dijera que “no se trataba de manual de
convivencia alguno, sino de una decisión de apoyo de los padres hacia ella
por la ofensa recibida por parte de nuestro hijo”, comunicaron la decisión de
no retirar a su hijo de la institución. La Rectora les informó que, en
consecuencia, ella adelantaría el correspondiente proceso de expulsión.3
1.4. Afirman que luego de un tiempo, se les citó para informarles que se había
decidido imponerle la sanción de matrícula condicional.4 La decisión fue
justificada por el Comité de Convivencia del Colegio en los siguientes
términos, de acuerdo con la acción de tutela: “no presentarse nuestro hijo con
el corte de pelo que impone el colegio”; “la mala presentación de su
uniforme”, “el mal uso del internet”, sin especificar en qué consistió el mal
uso, y ‘falta de respeto a sus compañeros y profesores’, por hechos ocurridos
en años anteriores. Por considerar que la decisión era injusta y contraria a
derecho, los padres del menor se negaron a firmar la matrícula condicional e
1.5. Los padres reconocen que su hijo Gabriel Fernando Rojas Ardila tiene
compromiso académico y disciplinario con la institución, pero indican que a la
fecha no ha faltado a esos compromisos, al tanto que el Observador del
Alumno actualmente se encuentra limpio de notas al respecto, como tampoco
se nos ha notificado o referido falta alguna a dichos compromisos.
2. Demanda y solicitud
A juicio de los padres del menor, “la actitud retaliatoria, arbitraria e ilegal
con que ha actuado la Rectora […] en el presente evento lesiona gravemente
los derechos fundamentales a la educación, al buen nombre, a la honra, al
debido proceso y al libre desarrollo de la personalidad, a que tiene derecho
nuestro menor hijo […]”. La Acción de tutela sustenta que tales derechos
están siendo violados por la decisión del plantel educativo, en los siguientes
términos.
2.2. Derecho al buen nombre y a la honra. Para los padres, el derecho al buen
nombre y a la honra de su hijo fue violentado gravemente por la Rectora “al
momento de sindicar o endilgar al mismo la autoría de hechos supuestamente
2.3. Derecho al debido proceso. Para los accionantes, “la forma como fue
emitida la ‘matrícula condicional’ en contra de nuestro menor hijo, sin las
formas propias establecidas en el manual de convivencia, hace que
indefectiblemente se haya violado este preciado precepto constitucional que
debió ser privilegiado dentro del trámite de la investigación correspondiente.”
Adicionalmente, consideran que se le sancionó con base en comportamientos
que no están tipificados en el manual de convivencia del Colegio o que no son
sancionables actualmente, por ser acciones y comportamientos realizados en el
pasado. Para ellos, la sanción de matrícula condicional no encuentra
justificación en ninguna de las razones alegadas por el Colegio. En primer
lugar, consideran que no es cierto que su hijo ‘no se presenta con el corte de
pelo que impone el colegio’ o que tenga ‘mala presentación de su uniforme’.
Al respecto sostienen: “[…] desde que esta estudiando en el Colegio […
nuestro] hijo ha tenido el mismo corte de pelo y jamás ha sido devuelto de la
entrada al Colegio o se ha recibido nota alguna al respecto, además, siempre
hay profesores en la puerta a la hora de entrada al Colegio para fiscalizar a
los alumnos en cuanto a su presentación personal, tal es así, que si un alumno
no va en el porte del uniforme o con el corte de pelo normal simplemente no le
es permitido el ingreso.” En segundo lugar, tampoco consideran que pueda
sancionársele por ‘el mal uso del internet’, pues al igual que en el caso
anterior, sostienen, “nunca desde que nuestro hijo se encuentra estudiando en
el Colegio de La Presentación, nos [habían] requerido o nos habían
informado de tal circunstancia, como tampoco se nos han enunciado los
fundamentos de tal uso indebido, como para que ahora se tenga como motivo
suficiente para penalizar a nuestro hijo con matrícula condicional.” Por
último, en tercer lugar, se alega que tampoco se puede señalar al menor de
haber ‘faltado al respeto de sus compañeros y profesores’. El Comité de
Convivencia, señalan los accionantes, sustenta la acusación en “[ …] hechos
sucedidos en años anteriores en los que supuestamente se vio involucrado
nuestro hijo, hechos que nada tienen que ver con el periodo actual, durante el
cual nunca se nos ha requerido o informado situación alguna al respecto,
como para que ahora se tenga como motivo suficiente para penalizar a
nuestro hijo con matrícula condicional.”
internet, por más de 150 alumnos del Colegio […], y que el mismo sea motivo
de la retaliación concretada en la emisión de la referida ‘matrícula
condicional’, no hace más que probar que en el presente caso, a más de los
derechos fundamentales ya descritos, a nuestro menor hijo se le violó el
preciado derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad, y de
contera al libre derecho de opinión, por cuanto lo [que] en síntesis molesta a
la accionada fue la opinión expresada por un grupo numeroso de estudiantes
acerca de un cambio de la dirección del mencionado ente educativo por ella
regido.”
2.5. Los padres del joven sancionado, solicitan mediante su acción de tutela
que “dentro de un plazo prudencial y perentorio, en amparo de sus derechos
[…], los cuales están siendo violados a nuestro menor hijo como
consecuencia de la decisión arbitraria y amañada por parte de la Directora
de dicho entre educativo, de imponer a nuestro menor hijo matrícula
condicional, se ordene a la entidad accionada dejar sin efecto alguno la
matrícula condicional contra él emanada.”
3.1. La Rectora aclara que fue el día 25 de febrero cuando se reunió con el
menor y con la madre de éste, pero no así con su padre. Afirma que “hasta la
fecha nunca he tenido contacto verbal ni física ni de ninguna índole con el
señor Padre del accionante.” La reunión del 5 de marzo a la cual hacen
referencia los padres en la acción de tutela, se llevó a cabo con la
Coordinadora de Convivencia del Colegio, no con la Rectora. También
contradice la afirmación según la cual ella se encontraba ‘muy ofendida’. A su
juicio, al decir esto faltan a la verdad, al igual que cuando afirman que ella les
exigió que lo retiraran del plantel porque de lo contrario, ella lo expulsaría.
3.2. El Colegio afirma que informó a los padres que venía indagando que el
estudiante estaba reenviando un correo que apareció en la página facebook y
donde atentaban contra la Rectora. En su escrito, se aclara que hasta ese
momento, “no se ha concluido a través de la investigación interna, si el
menor Rojas Ardila realizó o no comentario alguno en la página de
facebook.” El Colegio no volvió a pronunciarse sobre el desarrollo de esta
investigación durante el curso del presente proceso de acción de tutela.
13 Así fue certificado por la Hermana Superiora Provincial, Hermana Nidia Beatriz Mesa
Navarrete el 15 de enero de 2009. [Expediente, cuaderno principal, folio 9].
14 Expediente, cuaderno principal, folios 23 a 29.
Expediente T-2664575 8
4.2. La Juez de instancia insistió sobre el acta del matrícula ‘condicional’, por
seguir siendo éste un punto de contradicción entre las versión de ellos, los
padres del menor, y la institución educativa acusada. La madre sostuvo al
respecto lo siguiente,
15 Dice la Rectora: “Faltan a la verdad y que tristeza que involucren a su propio hijo, una personita
en formación; en esta sarta de mentiras. [Qué] puede esperar la sociedad de núcleos familiares como
estos.”
16 La declaración de los padres accionantes frente a la Juez de instancia se encuentra en el
cuaderno principal del expediente, en los folios 32 a 36.
Expediente T-2664575 9
4.3. Sobre la situación de su hijo y la manera como ellos habían procedido con
él, la madre declaró ante el juez de instancia lo siguiente,
5. Decisión de instancia
1. Competencia
Esta Corte es competente para revisar el fallo de tutela de conformidad con los
artículos 86 y 241 de la Constitución Política y el Decreto 2591 de 1991;
asimismo, por la selección del respectivo expediente y la determinación de
que el caso sea decidido por esta Sala de Revisión.
2. Problema Jurídico
2.2. La Sala considera que la respuesta a este problema jurídico depende del
grado de afectación que la amenaza de la imposición de la sanción por parte
del colegio, tenga sobre el estudiante. Si se trata de una amenaza cierta, que se
emplea para intimidar a un estudiante ilegítimamente en medio de un proceso,
por ejemplo, se tratará de una violación a sus derechos fundamentales. Pero si
se trata de una advertencia legítima a un estudiante acerca de las
17 Expresamente sostuvo, “[…] los accionantes afirman que existen otros alumnos del Colegio que
supuestamente incurrieron en los mismos hechos por los cuales se sanciona a su menor hijo, a
quienes no los han investigado, lo cual de manera alguna acreditaron, razón por la cual de manera
alguna se puede establecer que realmente se encuentre en condiciones de desigualdad con otros
alumnos del plantel educativo accionado, ante lo cual la acción de tutela no puede prosperar.”
Expediente, cuaderno principal, folio 41.
18 Dice expresamente el texto de la sentencia de la Juez de instancia: “De las pruebas aportadas a
la presente acción de tutela no se desprende que por parte del Colegio accionada, se hubiere
vulnerado derecho fundamental alguno, pues no se acreditó en debida forma, que efectivamente se
hubiere impuesto sanción de ninguna índole al menor Gabriel Fernando Rojas Ardila hasta la fecha
en que se está profiriendo el fallo sin habérsele garantizado el derecho a la defensa, solo existe la
afirmación de los accionantes […].” Expediente, cuaderno principal, folio 42.
Expediente T-2664575 11
consecuencias que los actos que cometa pueden acarrear; incluso en tono de
regaño y reclamo, no constituyen una violación a los derechos fundamentales
del menor. El juez de tutela tiene el deber de valorar en cada caso la
protección al debido proceso, por una parte, y el correcto desarrollo de los
procesos pedagógicos en la institución educativa, por otra. Para exponer las
razones de esta decisión la Sala, (i) en primer lugar, se referirá a la
jurisprudencia constitucional sobre el debido proceso en los trámites
disciplinarios en el contexto educativo para, luego, (ii) pasar a referirse a la
normatividad propia del Colegio La Presentación. (iii) Posteriormente, hará
una referencia a algunos de los nuevos retos que suponen las nuevas
tecnologías en el ámbito educativo, para, luego, (iv) analizar el caso bajo
análisis.
2.3. Ahora bien, mediante el análisis de los hechos del presente caso, la Sala
ha sido alertada sobre una disposición contemplada en el Manual de
Convivencia del Colegio la Presentación de Girardot, que es contraria al orden
constitucional vigente. Por eso, una vez decidido el problema de la referencia,
(v) pasará la Sala a comentar esta cuestión adicional que el caso plantea y a
tomar las medidas de protección correspondientes, teniendo en cuenta que
están en juego los derechos de personas menores de edad, sujetos de especial
protección constitucional.
derecho a la educación de una persona, sin que este supusiera una ‘extinción’
del mismo.20
20 Dijo al respecto la Corte en aquella oportunidad: “No existe pues en este caso vulneración ni
amenaza del derecho fundamental a la educación porque con la reprobación de una asignatura en
varias oportunidades, la peticionaria perdió el derecho a continuar sus estudios en ese programa
concreto, sin perjuicio de iniciar, en igualdad de condiciones a los demás estudiantes, un programa
de estudios distinto del cual fue excluida.” Corte Constitucional, sentencia T-02 de 1992 (MP
Alejandro Martínez Caballero).
21 Una de las primeras cuestiones que concluye la Corte Constitucional, a partir de la revisión de la
discusión de los debates de la Asamblea Nacional Constituyente es que “[…] el hecho de limitar los
derechos fundamentales a aquellos que se encuentran en la Constitución Política bajo el título ‘de
los derechos fundamentales’ y excluír cualquier otro que ocupe un lugar distinto, no debe ser
considerado como criterio determinante sino auxiliar, pues él desvirtúa el sentido garantizador que a
los mecanismos de protección y aplicación de los derechos humanos otorgó el Constituyente de
1991.” Al respecto ver el apartado 2.2. de las consideraciones de la sentencia T-02 de 1992 (MP
Alejandro Martínez Caballero).
22 La Corte dijo al respecto en la sentencia T-02 de 1992 (MP Alejandro Martínez Caballero) lo
siguiente: “El Juez está frente a lo que la doctrina denomina un ‘concepto jurídico indeterminado’:
los derechos constitucionales fundamentales, […]. || Para el profesor García de Enterría,
introductor de la noción "concepto jurídico indeterminado", la "valorización política de la realidad
podrá acaso ser objeto de una facultad discrecional, pero la realidad como tal, si se ha producido el
hecho o no se ha producido y cómo se ha producido, esto ya no puede ser objeto de una realidad
discrecional, porque no puede quedar al arbitrio de la Administración discernir si un hecho se ha
cumplido o no se ha cumplido o determinar que algo ha ocurrido si realmente no ha sido así.”
[GARCIA DE ENTERRIA, Eduardo. La Lucha contra las inmunidades del Poder. Cuadernos de
Civitas. Tercera edición. Editorial Civitas S.A. Madrid 1983 págs. 31 y 32].
23 La sentencia T-02 de 1992 (MP. Alejandro Martínez Caballero) resaltó que uno de los
antecedentes de la norma había sido la enmienda novena de la Constitución de los Estados Unidos,
aprobada en 1791.
Expediente T-2664575 13
24 En la sentencia C-018 de 1993 (MP Alejandro Martínez Caballero) se resolvió, entre otras
cosas, que el artículo 2° del Decreto 2591 de 1991 era ajustado a la Constitución, por las razones
analizadas en la sentencia. Siguiendo lo decidido en la sentencia T-02 de 1992, la Corte consideró
que “[…] este precepto no viola la Constitución sino que incluso se inscribe perfectamente en su
sistema axiológico que pretende por un Estado social de derecho flexible y dinámico, abierto a
proteger cada vez más las diferentes aristas de la dignidad humana. […]”
25 La Corte dijo al respecto en la sentencia T-02 de 1992 (MP Alejandro Martínez Caballero) lo
siguiente: “Esta indeterminación sin embargo, no le permite al juez actuar total y absolutamente
libre. La interpretación del caso particular se mueve dentro de parámetros establecidos por la propia
Constitución. || El Juez debe buscar, como lo dice el artículo 2o. del Decreto 2591 de 1991, la
naturaleza del derecho fundamental que permita su tutela. Es entonces en la naturaleza, en el
estudio de su esencia, en donde el Juez descubre si está frente a un derecho fundamental. || La
labor que realiza el Juez de Tutela es de verificación; él no crea el derecho fundamental, lo
desentraña y verifica. […].”
26 En la sentencia T-02 de 1992 (MP. Alejandro Martínez Caballero) la Corte Constitucional señaló
al respecto: “El Juez de Tutela debe acudir a la interpretación sistemática, finalista o axiológica para
desentrañar, del caso particular, si se trata o no de un derecho fundamental, lo que podría
denominarse una ‘especial labor de búsqueda’, científica y razonada por parte del Juez.” La
sentencia citó y empleó dos criterios con que cuenta un juez constitucional para determinar si está o
no ante un derecho fundamental, a saber: (i) por ser un derecho ‘esencial’ de la persona y (ii) por
reconocimiento expreso, como ocurre con el artículo 44 de la Constitución Política. Además,
advirtió que dentro de los criterios existentes también se encuentran: (a) los tratados
internacionales sobre derechos humanos; (b) los derechos de aplicación inmediata; (c) los
derechos que ‘poseen un plus’ en su estabilidad constitucional –“los artículos del Capítulo 1, Título
II de que trata el artículo 377” “Este capítulo de derechos tiene una ‘supergarantía’ que le permite
condicionar eventualmente su reforma, lo que hace pensar en la naturaleza especial de tales
derechos, siguiendo en esto la orientación de la Constitución Española de 1978 en su artículo 168 (a
su vez inspirado en el artículo 79-3 de la Ley Fundamental de Bonn de 1949).”-; y (d) por
ubicación y titulación.
27 Constitución Política, artículo 44: ‘Son derechos fundamentales de los niños: […] la educación
y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. […]’.
28 Dice la sentencia al respecto: “Este derecho ha sido desarrollado por distintos Pactos
Internacionales entre los cuales se destacan: la Declaración de los Niños de la Asamblea General de
las Naciones Unidas del 20 de diciembre de 1959, la Convención sobre los Derechos del Niño
adoptada por la Organización de las Naciones Unidas el 20 de Noviembre de 1989 y aprobada por
la Ley 12 de 1991; y los Pactos Internacionales de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; de
Derechos Civiles y Políticos; los Convenios de la OIT número 52, 29, 62; los Convenios de Ginebra
números 1 y 2; y la Convención Americana de Derechos Humanos, entre otros.” Corte
Constitucional, sentencia T-02 de 1992 (MP Alejandro Martínez Caballero).
Expediente T-2664575 14
3.1.3. La sentencia T-02 de 1992 ha sido reiterada por la Corte desde ese
momento hasta la actualidad. En efecto, al poco tiempo, la sentencia T-420 de
1992 decidió que el Rector de una institución educativa (el Liceo
Departamental Integrado San Francisco de Asís de Liborina, Antioquia) había
quebrantado “[…] el derecho fundamental de la educación, por cuanto
impidió el ingreso de la estudiante al mencionado plantel educativo,
aduciendo argumentos de orden moral y más exactamente, que no es
permitido por el Liceo recibir madres solteras, sin haber agotado con
antelación los procedimientos legales.”30 Además, decidió que a la estudiante
le habían desconocido también el derecho a la igualdad, 31 y el derecho al libre
desarrollo de la personalidad.32 La Corte resolvió confirmar la sentencia de
instancia (Juzgado Promiscuo Municipal de Liborina, Antioquia), que había
tutelado el derecho de la estudiante, y ordenado al Rector de la institución
educativa su reintegro, para la conclusión de sus estudios secundarios. Esta es
una de muchas sentencias de la Corte Constitucional que ha reiterado y
retomado la línea trazada por la sentencia T-02 de 1992. 33 Se trata de una línea
3.2. Eso sí, de manera reiterada, la Corte Constitucional ha insistido en que las
sanciones que se impongan, por más justificadas o razonables que sean, deben
adoptarse mediante un trámite que respete el derecho al debido proceso. La
jurisprudencia constitucional ha recopilado las principales dimensiones del
derecho al debido proceso en el ámbito disciplinario en las instituciones
educativas en los siguientes términos,
debe tener en cuenta: (i) la edad del infractor, y por ende, su grado de
madurez psicológica; (ii) el contexto que rodeó la comisión de la falta;
(iii) las condiciones personales y familiares del alumno; (iv) la
existencia o no de medidas de carácter preventivo al interior del
colegio; (v) los efectos prácticos que la imposición de la sanción va a
traerle al estudiante para su futuro educativo y (vi) la obligación que
tiene el Estado de garantizarle a los adolescentes su permanencia en el
sistema educativo.39” 40
3.2.1. Son pues, múltiples los casos en los que la jurisprudencia ha dejado sin
efectos una sanción disciplinaria porque una entidad no ha cumplido con las
universidades y que esta Sala juzga aplicable al caso de los colegios, la Corte señaló el contenido
mínimo del procedimiento que deben observar las instituciones educativas en orden a la efectividad
del derecho de defensa: ‘En resumen, la efectividad del derecho al debido proceso dentro de los
procedimientos sancionadores aplicados por las instituciones universitarias, sólo queda
garantizada si el mencionado procedimiento comporta, como mínimo, las siguientes actuaciones:
(1) la comunicación formal de la apertura del proceso disciplinario a la persona a quien se
imputan las conductas pasibles de sanción; (2) la formulación de los cargos imputados, que puede
ser verbal o escrita, siempre y cuando en ella consten de manera clara y precisa las conductas, las
faltas disciplinarias a que esas conductas dan lugar (con la indicación de las normas
reglamentarias que consagran las faltas) y la calificación provisional de las conductas como faltas
disciplinarias; (3) el traslado al imputado de todas y cada una de las pruebas que fundamentan los
cargos formulados; (4) la indicación de un término durante el cual el acusado pueda formular sus
descargos (de manera oral o escrita), controvertir las pruebas en su contra y allegar las que
considere necesarias para sustentar sus descargos; (5) el pronunciamiento definitivo de las
autoridades competentes mediante un acto motivado y congruente; (6) la imposición de una
sanción proporcional a los hechos que la motivaron; y(7) la posibilidad de que el encartado pueda
controvertir, mediante los recursos pertinentes, todas y cada una de las decisiones de las
autoridades competentes’.”
39 En la sentencia T-437 de 2005 (Clara Inés Vargas Hernández) la Corte revisó el caso de un
menor que fue expulsado del colegio faltando un mes para terminar el año escolar por
comportamiento agresivo ya que se encontró involucrado en un acto violento contra otro
compañero. El tutelante consideraba que se le había vulnerado su derecho al debido proceso con la
expulsión intempestiva. La Corte, además de reiterar lo afirmado anteriormente por su
jurisprudencia también estableció que en los procesos disciplinarios para respetar el debido proceso
las sanciones debían ser razonables, proporcionales y necesarias y los trámites sancionatorios deben
tener en cuenta factores como el contexto en el que sucedió la falta: “No sobra advertir que hace
también parte del debido proceso el hecho de que las sanciones sean razonables, proporcionales y
necesarias, es decir, persigan un fin constitucionalmente legítimo, acorde a la conducta que se
reprime teniendo en cuenta los bienes jurídico constitucionales que están de por medio, e imperiosa
frente a las faltas que se cometen, esto es, que la conducta del estudiante sea tal que impida la
convivencia, de modo que no admitiera otra respuesta que la sanción impuesta. Sólo de cumplirse
estas condiciones, el derecho a la educación no se vería afectado. || Se hace necesario aclarar que
para casos concretos en donde están implicados los niños, los principios del artículo 29 deben ser
armonizados con el artículo 44 de la misma Constitución, y las normas del bloque de
constitucionalidad relacionadas, pues como lo ha destacado recientemente ésta Sala en la Sentencia
T-251 de 2005, M.P. Clara Inés Vargas Hernández: ‘el derecho al debido proceso de que son
titulares los niños y adolescentes que se encuentran matriculados en un plantel educativo público,
no puede ser entendido simplemente en términos de la existencia de unas conductas prohibidas y
unos pasos e instancias que es preciso agotar para la imposición de unas sanciones que, según el
caso, pueden ir desde simples llamados de atención hasta la expulsión del colegio. En efecto, el
sometimiento de un menor de edad a un trámite sancionatorio académico no puede ser ajeno a
factores tales como (i) la edad del infractor, y por ende, su grado de madurez psicológica; (ii) el
contexto que rodeo la comisión de la falta; (iii) las condiciones personales y familiares del alumno;
(iv) la existencia o no de medidas de carácter preventivo al interior del colegio; (v) los efectos
prácticos que la imposición de la sanción va a traerle al estudiante para su futuro educativo y (vi)
la obligación que tiene el Estado de garantizarle a los adolescentes su permanencia en el sistema
Expediente T-2664575 18
3.2.2. Además de establecer unos mínimos materiales que las reglas de todo
proceso disciplinario deben respetar, sin importar de qué institución educativa
se trate, la jurisprudencia ha señalado que las garantías específicas que fije
cada entidad particularmente, no podrán ser desconocidas por ella misma. Así,
en la sentencia T-880 de 1999 la Corte Constitucional inaplicó una disposición
del Manual de Convivencia, dejando sin efectos la sanción disciplinaria que
educativo. En otras palabras, las autoridades académicas competentes para aplicar un régimen
sancionatorio, no pueden actuar de manera mecánica, sin preguntarse al menos ¿quién cometió la
falta?; ¿por qué razones actuó de esa manera?; ¿se trata de un hecho aislado, o por el contrario,
demuestra la existencia de un grave problema estructural que aqueja a la institución educativa que
se dirige?; dado el contexto socioeconómico en que se desenvuelve el estudiante, la imposición de
la sanción ¿truncará definitivamente su posibilidad de continuar con sus estudios?, en otras
palabras, la sanción a imponer ¿constituye realmente la mejor respuesta que un sistema educativo
puede dar frente a unos determinados hechos que afectan de manera grave la convivencia
escolar?’.”
40 Corte Constitucional, sentencia T-917 de 2006 (MP. Manuel José Cepeda Espinosa).
41 En la sentencia T-307 de 2000 (MP José Gregorio Hernández Galindo) se dijo: “[…] la sanción
no fue impuesta por el órgano competente –que era el Comité Directivo y no el Comité Operativo ni
el Rector-, tampoco se nombró la comisión investigadora, por lo que tampoco se presentó el
respectivo informe y, según se acaba de decir, después de oído el estudiante –no se hizo ninguna
referencia acerca de las razones aducidas por éste-, simplemente se le informó la decisión
adoptada.”
42 En la sentencia T-243 de 1999 (MP. Martha Victoria Sáchica Méndez) se dijo: “[…] el deber de
los estudiantes radica, desde el punto de vista disciplinario, en respetar el reglamento y observar una
conducta acorde con las pautas de comportamiento y costumbres aceptadas por la mayoría de la
comunidad, situación que en el caso de la menor accionante no se desconoció, pues en ningún
momento fue incumplido el manual de convivencia ni se observaron conductas merecedoras de
sanción. En todo caso, se reitera, si el colegio pretendía hacer efectiva una sanción disciplinaria
debería haber adelantado un proceso, en los términos establecidos en el reglamento interno del
Colegio o Manual de Convivencia. || […] ese desconocimiento del debido proceso en el caso bajo
examen, fue aceptado por la Corte Suprema de Justicia en el fallo de segunda instancia, en cuanto
encontró que las dos primeras sanciones que se han mencionado no están previstas ni en la ley ni en
el precitado reglamento, así como, que no se siguió el procedimiento señalado para la imposición de
sanciones disciplinarias en ese establecimiento educativo. No obstante esta vulneración, esa
Corporación no concedió el amparo solicitado, por cuanto consideró que el mismo resultaba
improcedente al tenor del numeral 4o. del Decreto 2591 de 1991, por tratarse en su criterio, de un
daño consumado. Por tal motivo, se limitó a hacer una prevención a la rectora del Colegio, para que
en lo sucesivo se abstenga de imponer correctivos disciplinarios que no aparezcan contemplados en
el reglamento y sin el agotamiento del respectivo procedimiento, so pena de hacerse acreedora a las
sanciones establecidas en el artículo 24 del citado Decreto.”
43 En la sentencia T-022 de 2003 (MP. Marco Gerardo Monroy Cabra) se dijo: “Salta a la vista que
se violó el debido proceso porque la sanción se impuso por autoridad que no es la competente, se le
restringió el derecho de recurrir al alumno y no se consideró la reclamación de la acudiente, pese a
haber sido formulada en término.”
Expediente T-2664575 19
había sido impuesta, por considerar que dichas normas establecían unas reglas
que no eran respetuosas del debido proceso.44
44 En la sentencia T-880 de 1999 (MP. Carlos Gaviria Díaz) se resolvió inaplicar el último inciso
del numeral 7.2 “PROCEDIMIENTO” del manual de convivencia del Liceo Comercial Superior de
Bogotá y ordenarle que permitiera a las dos accionantes continuar sus estudios, mientras volvía a
adelantar el proceso disciplinario. Sobre la norma reglamentaria inaplicada dijo la Corte: “Por lo
tanto, las directivas de dicho centro educativo tienen la facultad de imponer una sanción de
conformidad al procedimiento señalado en el mismo régimen disciplinario (numeral 7.2.
“PROCEDIMIENTO”). Sin embargo, dentro del procedimiento regular a seguir para imponer una
sanción a cualquier alumno que haya cometido una de las contravenciones allí contempladas, se
señala en su parte final: ‘En caso de falta, teniendo matrícula en observación, o considerada grave
contemplada o no en este manual se procederá a la máxima sanción correspondiente sin necesidad
de cumplir los pasos anteriores.’ || De esta manera, se puede constatar que el mencionado manual
de convivencia establece la posibilidad de obviar en su integridad el denominado “procedimiento
regular” que debe seguirse para imponer una sanción al alumnado. Esta última cláusula viola
abiertamente el derecho al debido proceso, de defensa y de paso atenta de manera directa contra el
derecho a la educación, pues deja a la discrecionalidad de las directivas del centro educativo, la
consideración de si una determinada conducta resulta lo suficientemente “grave” para no permitirle
a quien la haya cometido, la más mínima posibilidad de entrar a demostrar lo contrario o a
controvertir las pruebas sobre las cuales se cimiente su sanción.”
45 Corte Constitucional, sentencia T-756 de 2007 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).
46 Corte Constitucional, sentencia T-756 de 2007 (MP Manuel José Cepeda Espinosa); en este caso
se resolvió, entre otras cosas, “conceder el amparo de los derechos a la educación y a escoger
libremente oficio o profesión y ordenar a la Universidad Libre, Seccional Barranquilla que dé al
señor Jorge Consuegra Tamara la oportunidad de presentar un examen imparcial y gratuito de
validación de la materia Derecho Procesal Civil General. De no pasar este examen y dado que la
consecuencia académica de no haber pasado la materia lo pone en situación de repetir todo el
semestre, debe ofrecerle: A) la oportunidad de intentar la validación de todas las materias de ese
semestre mediante exámenes gratuitos e imparciales; o B) que curse de nuevo todo el semestre que
le faltaría sin costo alguno.”
Expediente T-2664575 20
también, de los estudiantes que sean víctimas, en los casos en los que ello
ocurra. Así, por ejemplo, en la sentencia T-917 de 2006 se estudió el caso de
un grupo de jóvenes que solicitaban que se les tutelara su derecho al debido
proceso, porque se les habían impuesto sanciones drásticas y graves, sin el
debido respeto de esa garantía constitucional. En efecto, los jóvenes habían
sido gravemente sancionados por cometer un acto de humillación sexual a un
joven.47 La Sala consideró que los hechos por los que se habían iniciado los
procesos disciplinarios eran graves y habían vulnerado la dignidad del menor
afectado, “la cual se proyecta también a otros derechos como la intimidad,
dado que sus partes íntimas fueron expuestas en público, y su autonomía,
dado que dicha exposición fue forzada por otros estudiantes contra la
voluntad y los esfuerzos de la víctima.” La Corte resaltó el hecho de que
“todos los participantes en los hechos no niegan su responsabilidad”, pero a
la vez, que el objeto de la sentencia de revisión no era pronunciarse sobre
dicha responsabilidad, “ni calificar las conductas de los menores implicados.”
Una vez dicho esto, la Corte decidió que sí se había violado el derecho de los
menores, pero que a la vez, las reglas establecidas disciplinariamente en el
Manual de Convivencia no podrían reparar adecuadamente las ofensas
cometidas al menor afectado por sus compañeros. 48 La Sala tomó varias
medidas orientadas a que se respetara el derecho al debido proceso de los
agresores, pero asegurando al mismo tiempo, que dicho proceso no sólo fuera
47 Cambiando los nombres originales, la Sala narró los hechos de la siguiente manera: “Hacia las
9:30 de la noche del 6 de junio, luego de que el curso 903 del Colegio, asistiera al desierto de la
Tatacoa y después de retirarse a sus habitaciones, se suscitó un incidente en un pasillo, con el grupo
de 15 alumnos que se hospedaba en una de las habitaciones del hogar religioso de paso que les
servía de albergue. || Cuenta la madre del menor Santiago que éste fue derribado al suelo por
iniciativa de su compañero de clase Esteban; mientras sus otros compañeros Jorge y Andrés lo
sostenían por los pies, para tratar de despojarlo de las prendas de vestir con que cubría la parte
inferior de su cuerpo, el menor Esteban le bajaba sus pantalones e instó a otros de sus compañeros
para que utilizaran las cosquillas con el fin de lograr que el adolescente agredido soltara las piezas
que sostenía para tratar de resistir quedar al desnudo, hecho que finalmente no pudo evitar y tuvo
que girar su cuerpo boca abajo pretendiendo cubrir sus genitales. || En tal posición de indefensión
le fueron arrojadas por Daniel uvas sobre la cola y otros de los participantes, intentaron
aplastárselas con los pies, entre tanto los hechos eran filmados por el joven, también menor de edad,
José. || El incidente se interrumpió gracias a que alguien alertó la presencia de un profesor y los
participantes se dispersaron tratando de ocultar los hechos y la víctima. Adicionalmente, una señora
del servicio doméstico, de nombre Marta quien escuchó el llanto del joven Santiago, alertó a la
profesora Lilian, quien acudió inmediatamente para apersonarse de los hechos.”
48 La Sala decidió lo siguiente “i) pueden derivarse de estos hechos otras situaciones en que la
dignidad del menor afectado siga siendo lesionada; ii) el proceso disciplinario es insuficiente para
restablecer los vínculos con la comunidad de todos los estudiantes por lo que sería conducente que
se surtiera un proceso restaurativo; iii) el proceso disciplinario llevado en contra de los menores
tutelantes – el cual como se advirtió fue anulado por la Secretaría de Educación del Municipio-,
desconoció el debido proceso en los aspectos constitucionales analizados en esta sentencia; iv) en
virtud del Manual de Convivencia del Colegio la Secretaría de Educación del Municipio tenía
competencia para pronunciarse en segunda instancia sobre los procesos disciplinarios llevados por
el Colegio y es legítima su decisión de anulación de los procedimientos; v) la decisión de no
renovación de las matrículas de los menores, supuestamente independiente del anterior proceso
disciplinario, también vulneró su derecho al debido proceso por sancionar a los menores sin
indicarles las faltas por las que se adoptó dicha decisión ni darles la oportunidad de defenderse.”
Corte constitucional, sentencia T-917 de 2006 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).
Expediente T-2664575 21
formativo y educativo para los menores agresores, sino también para el menor
agredido.49
3.2.4. Como se dijo, dentro de las reglas del debido proceso se encuentra
también la proporcionalidad y razonabilidad de la sanción, en función de la
gravedad de la falta cometida, los bienes jurídicos afectados y el propósito
pedagógico. Así, por ejemplo, en la sentencia T-651 de 2007 se estudió el caso
de un estudiante universitario de mitad de carrera al que, luego de una riña, se
le impuso una sanción (expulsión y prohibición de reingreso por 20 años) que,
a juicio de los jueces de instancia, era desproporcionada e irrazonablemente
diferente a la que se le había impuesto a los demás estudiantes sancionados
por los mismos hechos.50
Ahora bien, ello no quiere decir que no se puedan imponer sanciones fuertes y
estrictas como una expulsión, o que se pretenda trasladar exigencias propias
del formalismo procesal penal, afectando así el sentido pedagógico y
formativo que tienen los procesos disciplinarios en el contexto educativo. Por
ello, en la sentencia T-263 de 2006, por ejemplo, la Corte revocó las
decisiones de los jueces de instancia que habían tutelado los derechos de un
49 La Sala presentó en la sentencia las ordenes que adoptó en los siguientes términos: “De acuerdo
a lo anterior la Corte ordenará al Colegio: i) que en el evento en que los tratos lesivos para la
dignidad del menor víctima de los hechos se estén proyectando en su contra, como por ejemplo
debido a la ventilación pública de los hechos, su estigmatización o la burla por parte de miembros
de la comunidad, deberá tomar medidas para que éstos cesen; ii) tales medidas pueden comprender
un tipo de proceso restaurativo de lazos comunitarios a condición de que a) el menor afectado así lo
acepte de manera autónoma, expresa e informada; y b) alguno de los menores disciplinados vuelva
a ser o haya seguido siendo parte de la comunidad educativa; iii) tutelar el derecho al debido
proceso de los menores en nombre de quienes se instauró la acción de tutela y en consecuencia en el
evento en que los menores implicados deseen regresar al colegio éste no podrá negarse a
matricularlos. Sin embargo, podrá volver a realizar el proceso disciplinario respetando las garantías
del debido proceso y la consecuencia de dicho proceso puede consistir en cualquiera de las
sanciones previstas en el Manual de Convivencia, incluida la más severa; iv) dejar sin efectos la no
renovación de la matrícula de los menores por no haber respetado el derecho al debido proceso; v)
en aras de garantizar la continuidad de la educación de los menores se ordenará a la Secretaría de
Educación del Municipio que en el evento en que los menores no quieran regresar al Colegio se les
mantenga el cupo en las instituciones educativas en donde se encuentran estudiando de manera
provisional, o en otro establecimiento educativo diferente; vi) advertir al Colegio que deberá
corregir su Manual de Convivencia en el sentido de determinar con claridad cuáles son las
conductas que constituyen una falta disciplinaria. Lo anterior en el entendido de que de su lectura
debe poderse determinar cuáles son las características esenciales del comportamiento que será
sancionado disciplinariamente; y vii) abstenerse de mencionar en el texto de esta providencia, el
nombre de los menores involucrados en los hechos del presente asunto, con el fin de salvaguardar
su intimidad. Igualmente, y con el propósito de garantizar mayor sigilo al respecto, en las
reproducciones que se hagan del presente texto, salvo en las destinadas a las partes y a las
autoridades vinculadas, deberán omitirse los nombres de la institución demandada y de las demás
personas relacionadas con los hechos del caso.”
50 Corte Constitucional, sentencia T-651 de 2007 (MP. Nilson Pinilla Pinilla). La sanción del joven
accionante era “cancelar la matrícula y expulsarlo del CES por un período de 20 años”, las de los
demás eran “matrícula condicional durante el resto de la carrera y suspender temporalmente la
matrícula por un año… se le reintegró a la universidad por mandato de juez de tutela”; “Matrícula
condicional durante el resto de la carrera y suspender temporalmente la matrícula por un año”;
“Matrícula condicional durante el resto de la carrera y suspender temporalmente la matrícula por
un 6 meses”; “Matrícula condicional durante el resto de la carrera y suspender temporalmente la
matrícula por un 6 meses.”
Expediente T-2664575 22
3.3. Así pues, es deber de toda institución educativa imponer las sanciones a
los estudiantes, respetando las reglas procedimentales que la propia institución
haya impuesto, siempre y cuando las mismas respeten los mínimos contenidos
de un debido proceso. Esta garantía no sólo asegura los derechos de los
estudiantes que hayan sido acusados, sino también, los de las personas que
eventualmente hayan sido afectadas por la sanción cometida y encuentren en
dicho procedimiento, una forma de reparación y protección de sus derechos.
Finalmente, cuál es la orden más adecuada para impartir en cada uno de los
casos concretos, cuando se verifique la violación o la amenaza de los derechos
invocados, es una cuestión que dependerá de las situaciones fácticas concretas.
En principio se deberá dejar sin efecto la sanción impuesta y ordenar que se
rehaga el trámite disciplinario en cuestión, pero dicha orden podrá ser
modificada o ajustada, de acuerdo con los hechos concretos que plantee el
caso, como se vio en la jurisprudencia citada.
servicios de salud durante la guerra de ‘los mil días’.54 Años más tarde, en
1903, fundarían el Colegio, el cual funcionó a partir de 1905 en una casa
donada por una familia. Luego, en 1914, a causa de un incendio, el Colegio
fue reconstruido con la ayuda del Presidente de la República, Carlos E.
Restrepo.
54 De acuerdo con la Historia del Colegio incluida en el Manual de Convivencia, en 1889, con
motivo de la Guerra de Los Mil Días, el Ministro de Guerra solicitó a la Congregación Religiosa
enfermeras para que atendieran las ambulancias en la ciudad de Girardot y en sus alrededores. Las
Hermanas Eufrasia, Justa y María Emilia fueron asignadas para tal fin y más tarde la Hermana
Elena María, quienes vieron la necesidad de quedarse en Girardot para atender la educación en las
escuelas del Gobierno.
55 Dice al respecto: “El Reglamento […] que hoy colocamos en las manos de cada uno de los
estudiantes y sus familias que desean hacer parte de nuestra comunidad educativa, es el fruto de un
arduo trabajo realizado con todos y cada uno de los estamentos de la Institución, quienes no
escatimaron tiempo para presentar sus inquietudes, aclarar dudas e introducir lo que se consideraba
más oportuno para hacer del colegio un lugar donde cada uno comprende sus deberes y vives sus
derechos en forma comprometida y autónoma.”
Expediente T-2664575 25
Sentido de la Educación
4.4. El Manual advierte que hace suyos los deberes que en materia de
educación se contemplan en el nuevo Código de la infancia y la adolescencia
(art. 42). En especial, cabe resaltar, la obligación de “abrir espacios de
comunicación con los padres de familia para el seguimiento del proceso
educativo y propiciar la democracia en las relaciones dentro de la comunidad
educativa”; “respetar, permitir y fomentar la expresión y el conocimiento de
las diversas culturas nacionales y extranjeras y organizar actividades
culturales extracurriculares con la comunidad educativa para tal fin”; y
“garantizar la utilización de los medios tecnológicos de acceso y difusión de
la cultura y dotar al establecimiento de una biblioteca adecuada.” También
siguiendo el Código de infancia y adolescencia (art. 44), el Colegio La
Presentación de Girardot asume las responsabilidades complementarias con
sus estudiantes, dentro de las cuales cabe resaltar las siguientes: “proteger
eficazmente a los niños, niñas y adolescentes contra toda forma de maltrato,
agresión física o psicológica, humillación, discriminación o burla de parte de
los demás compañeros o profesores”; y “establecer en sus reglamentos los
mecanismos adecuados de carácter disuasivo, correctivo y reeducativo para
impedir la agresión física o psicológica, los comportamientos de burla,
desprecio y humillación hacia los niños, niñas y adolescentes con dificultades
de aprendizaje, en el lenguaje o hacia niños o adolescentes con capacidades
sobresalientes o especiales.”
4.6.1. En el caso de las faltas leves, señala que podrán establecerse “[…] una
de las siguientes sanciones: 1. Llamada de atención verbal. 2. Llamada de
atención por escrito y firma del alumno en el anecdotario. 3. Firma de
compromiso por el estudiante y el Padre o acudiente. 4. Suspensión de uno a
tres días. Además, se fijan algunas reglas en materia de procedimiento.”56 En
56 Dice el Reglamento interno al respecto: “Las sanciones como llamadas de atención verbal o por
escrito con la firma del estudiante, podrán ser impuestas por el profesor, el director de curso,
psicóloga, coordinadores, académico de convivencia y la Rectora del Colegio. || La sanción de
llamada de atención por escrito con firma de compromiso por el estudiante y el Padre o acudiente y
la sanción de suspensión de uno a tres días, están a cargo de la Coordinación de Convivencia y la
Rectora del Colegio. || Antes de una sanción, siempre debe existir el diálogo con el estudiante a fin
de permitirle ser escuchado, corregir su error y garantizar su derecho de defensa. || Estas sanciones
Expediente T-2664575 27
deben ser impuestas en el menor tiempo posible a la comisión de la falta o cuando se tenga noticia
de ella. || Si el estudiante o el Padre o acudiente no se presenta a firmar el compromiso en la fecha
indicada, se dejará constancia de ello y se presume que aceptan el compromiso.”
Expediente T-2664575 28
5.2. Son varios los casos tratados por la jurisprudencia constitucional en los
que intervienen nuevas tecnologías y en los cuales la transmisión, recepción,
difusión o construcción de información afecta el goce efectivo de derechos
fundamentales. Así, por ejemplo, en la sentencia T-013 de 2008 se consideró
que si bien existe una relación usualmente positiva entre el derecho de
petición y la informática, en especial, el internet –en tanto, el primero se
potencia a través de la segunda–, pueden existir casos en los que una entidad
Expediente T-2664575 29
5.3. Uno de los problemas que ha crecido debido a las nuevas tecnologías es el
acoso escolar. Bajo el orden constitucional vigente, toda persona, en especial
los menores de edad, tiene derecho a que se le proteja del llamado acoso
escolar o matoneo (o ‘bullying’), por ser formas de atentar contra su honra y
su dignidad. Las tecnologías de la información han tenido un impacto negativo
en este tipo de conductas, al potenciar el daño causado por muchos de los
ataques y acosos que pueda sufrir un estudiante. De hecho esto ha dado lugar a
que se hable de un ‘cibermatoneo’ o ‘ciberacoso’ (o cyberbullying), esto es,
según la Policía Nacional, cuando una persona menor atormenta, amenaza,
hostiga, humilla o molesta a otra persona menor mediante internet, teléfonos
móviles, consolas de juegos u otros medios técnicos similares. 60 Son tan
57 En este caso se consideró lo siguiente: “En esas condiciones los ciudadanos deben estar en
posición de escoger, de acuerdo a sus posibilidades de acceso a un computador , qué medio
implementar, ya sea el derecho de petición en documento físico que se radica en las dependencias
de cada entidad, o a través de la página Web correspondiente. || Por lo anterior, las entidades
estatales o particulares no pueden exigir que, únicamente por la página Web se realice un trámite, se
soliciten certificaciones, información o cualquier tipo de gestión, dado que los medios tecnológicos
como el Internet son concebidos como un mecanismo para facilitar el acceso y no para limitarlo,
entonces si será posible la utilización de cualquier otro medio sin desconocer los requisitos mínimos
exigidos por la Ley.” Corte Constitucional, sentencia T-013 de 2008 (MP Marco Gerardo Monroy
Cabra).
58 Se resolvió “prevenir a la Secretaría de Educación del Departamento de Caldas para que se
abstenga de exigir que los docentes, directivos docentes y administrativos únicamente puedan
solicitar las certificaciones de cesantías parciales, cesantías definitivas, pensiones, reliquidación de
pensiones o cualquier otro trámite por la página Web, por ser una exigencia que vulnera el ejercicio
del derecho fundamental de petición.” Corte Constitucional, sentencia T-013 de 2008 (MP Marco
Gerardo Monroy Cabra).
59 Corte Constitucional, sentencia T-021 de 2007 (MP Jaime Araujo Rentería). En este caso se
señaló que el accionante podía presentarse nuevamente a la Universidad del Tolima desde el
semestre inmediatamente posterior, si así lo quería, para que, con base en su verdadero puntaje en el
examen de estado ICFES y demás parámetros objetivos de selección, fuera tenido en cuenta como
aspirante para la admisión a la carrera de su elección.
60 Otra noción al respecto es que ‘cibermatoneo’ o ‘ciberacoso’ es uso de información electrónica
y medios de comunicación (correo electrónico, redes sociales, blogs, mensajería instantánea,
mensajes de texto, teléfonos móviles, consolas de juegos de videos, etc.) difamatorios, amenazantes,
degradantes, agresivos para acosar, intimidar, amedrentar, humillar, o fines similares, realizada
Expediente T-2664575 30
El acoso escolar suele tener origen en los señalamientos que se hacen los
estudiantes entre sí. Pero también puede ocurrir de parte de alguno o algunos
de los estudiantes para con los profesores o las directivas del plantel
educativo, como también de parte de éstos y éstas hacia algún estudiante. En
tal sentido, por ejemplo, la jurisprudencia ha prevenido a las autoridades
escolares de hacer señalamientos públicos de un estudiante, en especial
cuando se puede traducir en acoso (en matoneo), en burlas, en violación de su
intimidad, o en la imposición de apodos [T-220 de 2004].61
5.4. Sin duda, para la envergadura del impacto que representan las tecnologías
de la información en las sociedades contemporáneas, los casos tratados hasta
ahora por la Corte Constitucional son pocos. Es probable que en los años
venideros sea este un tema que imponga nuevos retos a las personas y,
consecuentemente, a los jueces de la República cuando su intervención sea
requerida. Será pues, caso a caso, que la jurisprudencia constitucional seguirá
avanzando en dibujar y delinear los límites de estas nuevas dimensiones de los
derechos, en plena evolución y transformación.
6.1. Los hechos por los cuales el hijo de los accionantes fue investigado por el
Colegio, era su posible relación con la creación de una página en internet, en
sobre un individuo, mediante ataques personales u otros medios de forma reiterada a lo largo de un
tiempo determinado. Las agresiones pueden realizarse bajo un formato anónimo o de identidad falsa
o adulterada.
61 En la sentencia T-220 de 2004 (MP Eduardo Montealegre Lynett) se tuteló el derecho de una
estudiante que había sido señalada públicamente por la Coordinadora de disciplina del Colegio,
como ejemplo de las niñas que se dejan tocar como si fueran ‘el tambor del colegio’; se resolvió,
entre otras cosas, ordenar que “[…] se prevenga a las directivas y a los profesores de dicha
institución, para que en adelante se abstengan de hacer señalamientos públicos en relación con
hechos censurables o inapropiados en que estén involucrados los estudiantes de dicho plantel, de
conformidad con lo dispuesto en las consideraciones de la presente sentencia.”
Expediente T-2664575 31
6.3. Para la Sala, advertir a un estudiante acerca de las sanciones de las cuales
puede ser objeto, es legítimo o no, dependiendo del grado de afectación que la
amenaza de la imposición de la sanción por parte del colegio, tenga sobre el
estudiante. Si se trata de una amenaza cierta, que se emplea para intimidar a
un estudiante ilegítimamente en medio de un proceso, por ejemplo, se tratará
de una violación a sus derechos fundamentales. Pero si se trata de una
advertencia legítima a un estudiante acerca de las consecuencias que los actos
que cometa pueden acarrear; incluso en tono de regaño y reclamo, no
constituyen una violación a los derechos fundamentales del menor. El juez de
tutela tiene el deber de valorar en cada caso la protección al debido proceso,
por una parte, y el correcto desarrollo de los procesos pedagógicos en la
institución educativa, por otra.
Teniendo en cuenta (i) la falta de certeza sobre lo ocurrido, (ii) que el juez de
tutela no sólo debe proteger a las personas de violaciones ciertas, sino también
de posibles amenazas (art. 86, CP), y (iii) que se trata de los derechos de un
menor de edad, sujetos de protección especial (art. 44, CP), la Sala considera
que es procedente conceder la acción de tutela como medio para prevenir una
amenaza a los derechos fundamentales del hijo de los accionantes.
Este tipo de escenarios exponen a las víctimas, a tener que enfrentar ataques a
su dignidad que superan el ámbito de su comunidad escolar. En efecto, antes
de que llegaran las nuevas tecnologías de la información, un estudiante tenía
que enfrentar los ataques y burlas en el seno de la comunidad escolar a la cual
la persona se encontraba vinculada. Hoy ello no es así. Un ataque y una burla
pueden alcanzar dimensiones globales. Un video íntimo, que afecte la
dignidad de una persona, puede llegar a tener impactos inesperadamente
Expediente T-2664575 33
62 De acuerdo con información suministrada telefónicamente al Despacho por la señora madre del
accionante, su hijo se retiró del Colegio La Presentación de Girardot y actualmente cursa su año
lectivo en otra institución de la misma localidad.
Expediente T-2664575 34
63 Corte Constitucional, sentencia T-853 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa). En este
caso se decidió, entre otras cosas, que “un manual de convivencia le da un trato desigual, carente de
justificación, a las alumnas y los alumnos que han decidido formar una familia (por ejemplo, por
contraer matrimonio civil); una forma de composición de la familia que se encuentra amparada por
la Constitución (art. 42). Por tanto (i) “los reglamentos de un colegio,” (ii) “los manuales de
convivencia de las instituciones educativas” y (iii) “las medidas de los órganos de un estable-
cimiento educativo” no pueden establecer sanciones académicas o disciplinarias a una estudiante
por las decisiones que ésta adopte para afirmar su identidad sexual. Incluso si sus conductas
comprenden casarse o convivir en unión de hecho y la consecuencia de su opción consciente y libre
sea quedar en estado de embarazo. [2] También decide la Sala que la mera vigencia de reglas de
contrarias a la Constitución Política, por desconocer el principio de legalidad, constituye una
amenaza real, al derecho a la autonomía de las estudiantes y los estudiantes. […]”
Expediente T-2664575 35
64 En la sentencia T-491 de 2003 (MP Clara Inés Vargas Hernández) se tuteló el derecho de una
estudiante que había tenido relaciones sexuales con un hombre casado, fuera del colegio, un fin de
semana, en la casa de una amiga que no era del colegio y con personas también ajenas a esa
institución. La Corte Constitucional sostuvo que existen “(…) comportamientos que no pueden ser
catalogados como faltas al manual de convivencia ni tener como consecuencia la imposición de una
sanción, ya que no que afectan la actividad académica o institucional, ni conllevan el
incumplimiento de los deberes educativos. En esta medida ningún centro educativo, ni público ni
privado, puede instituirse como autoridad para aplaudir o censurar las decisiones autónomas de
un miembro de la comunidad educativa, no sólo de sus alumnos sino también del personal docente
y administrativo.”
65 Corte Constitucional, sentencia T-853 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).
Expediente T-2664575 36
66 La función del Defensor del Pueblo, según la Constitución Política de Colombia (art. 281), es
velar “por la promoción, el ejercicio y la divulgación de los derechos humanos”, para lo cual podrá
ejercer, entre otras, las siguientes funciones: (1) orientar e instruir a los habitantes del territorio
nacional y a los colombianos en el exterior en (i) el ejercicio y (ii) la defensa de sus derechos ante
las autoridades competentes o entidades de carácter privado; (2) divulgar los derechos humanos y
recomendar las políticas para su enseñanza.
67 Al respecto añadió la sentencia lo siguiente: “Para esta promoción se deberán observar los
siguientes criterios: [4-i] Teniendo en cuenta que a lo largo de este proceso se ha presentado a [la
accionante] como una estudiante que cometió una grave falta disciplinaria, afectando su imagen y
buen nombre ante la comunidad educativa, y en general en Montería, la promoción pedagógica que
se haga debe aclarar lo sucedido indicando que su proceder no solo no es una falta, sino que está
amparada constitucionalmente. Deberá aclararse que su la conducta no viola el derecho a las demás
estudiantes de educarse según su creencias religiosas; por el contrario, es una oportunidad para
enseñar y aprender a tolerar y respetar a los demás, dentro del respeto al pluralismo (art. 1°, CP). ||
[4-ii] Teniendo en cuenta que el propósito primordial de esta orden es asegurar los derechos de los
adolescentes, es importante que por ningún momento se niegue o afecte la autoridad y respeto de la
Rectora, las directivas y los profesores del Colegio. Reconocer que se tomó una decisión no
amparada por la Constitución es motivo de aprendizaje y crecimiento colectivo de la comunidad.
La Sala Tercera de Revisión reconoce al igual que [la accionante] el valor que representa para una
adolescente haber egresado del Colegio de la Sagrada Familia; no otra cosa explica la voluntad
férrea y persistente de tan notable alumna para regresar a su Colegio y culminar allí sus estudios. ||
[4-iii] La promoción de la presente sentencia a las estudiantes de los grados 10° y 11° debe hacerse
teniendo en cuenta su edad, madurez y el nivel educativo en el que se encuentran. Según la Ley
General de Educación (Ley 115 de 1994) la educación media constituye la culminación,
consolidación y avance en el logro de los niveles anteriores y comprende dos grados, el décimo (10)
y el undécimo (11). Esta etapa del proceso educativo tiene como fin (1) ‘la comprensión de las
ideas y los valores universales’ y (2) ‘la preparación para el ingreso del educando a la educación
superior y al trabajo” (art. 27, Ley 115 de 1994). Dentro de los objetivos específicos de la
educación media académica la Ley General de Educación contempla desarrollar “la capacidad
reflexiva y crítica sobre los múltiples aspectos de la realidad y la comprensión de los valores éticos,
morales, religiosos y de convivencia en sociedad’. || [4-iv] Finalmente, la Corte reconoce la
libertad que tiene el Colegio para orientar y guiar a sus estudiantes en la toma de decisiones tan
importantes como lo son fundar una familia o contraer matrimonio. Por supuesto, respetando los
mandatos constitucionales, sin afectar los derechos de Cristina Espinosa Salinas o cualquier otra
alumna en especial a su autonomía y su intimidad y, ante todo, respetando los deberes de
solidaridad, amor y cuidado para con todo menor.” Corte Constitucional, sentencia T-853 de 2004
(MP Manuel José Cepeda Espinosa).
68 Corte Constitucional, sentencia T-853 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).
Expediente T-2664575 37
69 En la sentencia T-437 de 2005 (MP Clara Inés Vargas Hernández) se dejó sin efectos una
sanción con base en una norma similar del Manual de Convivencia de un Colegio [Departamental
Santo Domingo Savio de Quibdó] y se ordenó al Colegio adecuar su Manual de Convivencia a los
parámetros constitucionales desarrollados por la jurisprudencia constitucional. La norma decía que
se podía sancionar con cancelación de matrícula o pérdida de cupo para el año siguiente a los
siguientes actos: “14.7. Sostener relaciones maritales y/o convivir públicamente con alguna pareja,
ser madre de familia y aborto comprobado”, “14.14. Asistir al plantel en estado de gravidez o
siendo madre soltera”, y “14.21 Embarazar a una alumna del plantel”. Para la Corte: “[…] los
reglamentos de las instituciones educativas no pueden contener normas o principios que estén en
contravía de la Constitución, como tampoco favorecer o permitir prácticas entre educadores y
educandos que se aparten de la consideración y el respeto debidos a la privilegiada condición de
seres humanos, por ejemplo tratamientos que afecten el libre desarrollo de la personalidad de los
educandos y su dignidad, favoreciendo la presencia de prácticas discriminatorias, de tratos
humillantes, cuyas sanciones no consulten un propósito objetivamente educativo sino el mero
capricho y la arbitrariedad.” Al respecto también puede verse la sentencia T-551 de 2002 (MP
Manuel José Cepeda Espinosa).
70 Corte Constitucional, sentencia T-507 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa, SV Jaime
Araujo Rentería y Alfredo Beltrán Sierra). En este caso se resolvió, entre otras cosas, Declarar
inexequibles las expresiones ‘de doce’ contenidas en el numeral 2 del artículo 140 del Código Civil;
y declarar exequibles las expresiones ‘un varón menor de catorce años y una mujer menor’
contenidas en el numeral 2 del artículo 140 del Código Civil, siempre y cuando se entienda que la
edad para la mujer es también de catorce años.” La Corte consideró que según la Encuesta Nacional
de Demografía y Salud de Profamilia (2000) “(…) [l]a conducta reproductiva de las adolescentes
Expediente T-2664575 38
8. Conclusión
8.1. La Sala reitera que los trámites sancionatorios en los contextos escolares
deben respetar el derecho al debido proceso, so pena de que la misma quede
sin validez y legitimidad por tal razón y por afectar el derecho fundamental a
la educación. La amenaza de la imposición de una sanción por parte del
colegio, esta constituirá una violación a las reglas propias del debido proceso,
por constituir medios de coaccionar y amedrentar, dependiendo del grado de
afectación que tenga sobre un estudiante. Si se trata de una amenaza cierta,
que se emplea para intimidar a un estudiante ilegítimamente en medio de un
proceso, por ejemplo, se tratará de una violación a sus derechos
fundamentales. El juez de tutela tiene el deber de valorar en cada caso la
protección al debido proceso, por una parte, y el correcto desarrollo de los
procesos pedagógicos en la institución educativa, por otra.
III. DECISION
RESUELVE: