T-713-10 (1) Debido Proceso

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Sentencia T-713/10

ACCION DE TUTELA CONTRA ESTABLECIMIENTO


EDUCATIVO-Caso en que directora decide imponer matrícula
condicional a menor por unirse a grupo de facebook donde apoya
solicitud de cambio de la Rectora del colegio demandado

DERECHO A LA EDUCACION-Fundamental que garantiza el debido


proceso en trámites disciplinarios en instituciones educativas

MANUAL DE CONVIVENCIA Y DEBER DE SOMETERSE A LAS


REGLAS DEL DEBIDO PROCESO EN SU APLICACION-Las
normas consignadas en los manuales de convivencia deben respetar las
reglas constitucionales/DEBIDO PROCESO-Sanciones que se
impongan en proceso escolar, por mas justificadas o razonables que sean,
deben adoptarse mediante un trámite que respete el derecho al debido
proceso

DERECHO A LA EDUCACION DEL MENOR-Retos educativos que


suponen la participación en el contexto de tecnologías de la información.
Redes sociales

ACCION DE TUTELA CONTRA ESTABLECIMIENTO


EDUCATIVO-Procede por cuanto existe una duda razonable con
relación a la posibilidad de que la eventual sanción se haya empleado
como un medio de coacción ilegítima

Para la Sala, advertir a un estudiante acerca de las sanciones de las cuales


puede ser objeto, es legítimo o no, dependiendo del grado de afectación que la
amenaza de la imposición de la sanción por parte del colegio, tenga sobre el
estudiante. Si se trata de una amenaza cierta, que se emplea para intimidar a
un estudiante ilegítimamente en medio de un proceso, por ejemplo, se tratará
de una violación a sus derechos fundamentales. Pero si se trata de una
advertencia legítima a un estudiante acerca de las consecuencias que los
actos que cometa pueden acarrear; incluso en tono de regaño y reclamo, no
constituyen una violación a los derechos fundamentales del menor. El juez de
tutela tiene el deber de valorar en cada caso la protección al debido proceso,
por una parte, y el correcto desarrollo de los procesos pedagógicos en la
institución educativa, por otra.

Referencia: expediente T-2664575

Acción de tutela de Rosa Elina Ardila


Oliveros y Luis Fernando Rojas Chaves
contra el Colegio La Presentación de
Girardot.
Expediente T-2664575 2

Magistrada Ponente:
Dra. MARÍA VICTORIA CALLE
CORREA

Bogotá, D.C., ocho (08) de septiembre de dos mil diez (2010)

La Sala Primera de Revisión de la Corte Constitucional, integrada por los


Magistrados María Victoria Calle Correa, Juan Carlos Henao Pérez y Mauricio
González Cuervo, en ejercicio de sus competencias constitucionales y legales,
ha proferido la siguiente

SENTENCIA

En el proceso de revisión del fallo de tutela de 14 de abril de 2009, proferido


por el Juzgado Tercero Civil Municipal de Girardot, Cundinamarca, dentro de
la acción instaurada por Rosa Elina Ardila Oliveros y Luis Fernando Rojas
Chaves contra el Colegio de La Presentación de Girardot.1

I. ANTECEDENTES

1. Hechos

Luis Fernando Rojas Chaves y Rosa Elina Ardila Oliveros presentaron acción
de tutela en nombre de su hijo, Gabriel Fernando Rojas Ardila, contra el
Colegio La Presentación de Girardot, por considerar que el plantel educativo
le violó sus derechos fundamentales al buen nombre, a la honra, al debido
proceso y a la igualdad, como consecuencia “de la decisión arbitraria y
amañada por parte de la directora de dicho ente educativo, de imponer a
nuestro menor hijo matrícula condicional.” A su juicio, éste fue presionado
indebidamente por la Rectora del Colegio para que ‘confesara’ haber cometido
una acción que no se encuentra sancionada por el reglamento, sin darle una
oportunidad adecuada para defenderse. Por tanto, consideran que la sanción
impuesta es claramente injusta. Presentan los hechos que dan lugar a la acción
de la siguiente manera.

1.1. El 5 de marzo de 2010, la Rectora del Colegio La Presentación de


Girardot, Nubia Estela Mayorga, citó a los padres del menor Gabriel Fernando
Rojas Ardila a las 6:30 a.m. en su oficina, en donde les “comunica que habían
creado en la red social Facebook del Internet, un grupo denominado ‘los que
queremos que cambien la rectora de la presentación’, al cual se unieron más
de 150 alumnos del Colegio de La Presentación, y al que se unió nuestro hijo
por invitación que le hiciera un amigo alumno de otro plantel educativo, sin
realizar ningún comentario.”2 Según la tutela, la “Rectora, muy ofendida, [les
1 La presente acción de tutela fue seleccionada mediante auto del 27 de mayo de 2010 por la Sala
de Selección Número Cinco de la Corte Constitucional.
2 La acción de tutela del presente caso, se encuentra en el cuaderno principal del expediente, en los
folios 1 a 5; de allí provienen las citas textuales que se hacen de tal documento en esta parte y las
Expediente T-2664575 3

comunicó] que si no retiraban a su hijo del plantel, ella lo expulsaba, porque


según ella, éste había faltado a su honor y a su nombre, que tal situación la
iba a colocar en manos de la Fiscalía”.

1.2. Según los padres del menor, dado el alto grado de exaltación de la
Rectora, y ante la falta de conocimiento acerca del caso, “(…) solo atinamos a
decirle a ésta, que procederíamos a examinar el asunto y averiguar
exactamente lo realizado por nuestro hijo, y que si la conducta [a] él
endilgada ameritaba las amenazas de advertencia proferidas por la directora,
así como el retiro de nuestro hijo de la institución.”

1.3. Sostienen los padres que una vez en casa, recapacitaron sobre la cuestión
y concluyeron que la acción de la cual se acusaba a su hijo, era una conducta
que no se encontraba sancionada por el reglamento y que, por tanto, no podía
ser objeto de castigo alguno. Dadas las cosas, los padres se dirigieron al
Colegio y, luego de que la Rectora les dijera que “no se trataba de manual de
convivencia alguno, sino de una decisión de apoyo de los padres hacia ella
por la ofensa recibida por parte de nuestro hijo”, comunicaron la decisión de
no retirar a su hijo de la institución. La Rectora les informó que, en
consecuencia, ella adelantaría el correspondiente proceso de expulsión.3

1.4. Afirman que luego de un tiempo, se les citó para informarles que se había
decidido imponerle la sanción de matrícula condicional.4 La decisión fue
justificada por el Comité de Convivencia del Colegio en los siguientes
términos, de acuerdo con la acción de tutela: “no presentarse nuestro hijo con
el corte de pelo que impone el colegio”; “la mala presentación de su
uniforme”, “el mal uso del internet”, sin especificar en qué consistió el mal
uso, y ‘falta de respeto a sus compañeros y profesores’, por hechos ocurridos
en años anteriores. Por considerar que la decisión era injusta y contraria a
derecho, los padres del menor se negaron a firmar la matrícula condicional e

demás de la presente sentencia.


3 La acción de tutela narró tales hechos en los siguientes términos: “Una vez en nuestra residencia,
procedimos a estudiar determinadamente el manual de convivencia del Colegio de La Presentación,
y no encontramos allí, norma que tipificara la conducta descrita por la Rectora como fundamento o
base para el retiro o expulsión de nuestro hijo de dicha institución educativa, máxime cuando la
decisión prescrita por la rectora, fue realizada sin la realización (sic) previa de una investigación
con la debida protección y tutela del debido proceso, que permitiera al menos la más mínima
posibilidad de contradicción a las imputaciones realizadas a mi menor hijo. || Dado lo anterior,
procedimos a dirigirnos al Colegio de La Presentación, a efecto de solicitarle a la rectora de dicho
plantel, que nos mostrara en el Manual de Convivencia la enunciación dentro del mismo de la
conducta de nuestro hijo como constituyente de falta grave o gravísima que diera como pena el
retiro del estudiante de la institución educativa, a lo cual la directora nos manifestó que no se trataba
de manual de convivencia alguno, sino de una decisión de apoyo de los padres hacia ella por la
ofensa recibida por parte de nuestro hijo, ante lo cual le manifestamos, que no retiraríamos a nuestro
hijo, ante lo cual respondió, que entonces iniciaría el proceso de expulsión de nuestro hijo Gabriel
Fernando Rojas Ardila, del Colegio de La Presentación.”
4 “[…] El pasado jueves 18 de marzo, previa citación que se nos realizara, acudimos ante la
Rectora del Colegio de La Presentación […] quien nos dio a conocer y nos entregó para la
correspondiente firma, el Acta de Matrícula condicional de nuestro hijo Gabriel Fernando Rojas
Ardila, […]”
Expediente T-2664575 4

interpusieron acción de tutela en contra de la institución educativa, en


representación de su hijo, en defensa de sus derechos.

1.5. Los padres reconocen que su hijo Gabriel Fernando Rojas Ardila tiene
compromiso académico y disciplinario con la institución, pero indican que a la
fecha no ha faltado a esos compromisos, al tanto que el Observador del
Alumno actualmente se encuentra limpio de notas al respecto, como tampoco
se nos ha notificado o referido falta alguna a dichos compromisos.

Los padres señalaron que no firmaron el Acta de la Matrícula condicional


antes referida, “por estimarla totalmente irregular y contraria a derecho por
lesionar claros principios constitucionales fundamentales inherentes a nuestro
menor hijo […], además, se constituye en un elemento de retaliación de la
Rectora del Colegio […] en contra de nuestro menor hijo, por no acceder sus
padres a las peticiones iniciales antes referidas, por la supuesta y no probada
lesión a sus derechos personales. […].”

1.6. En el expediente reposan varias copias de los contenidos del grupo de


facebook creado en contra de la Rectora del Colegio acusado.

1.6.1. En primer lugar, en el expediente reposa copia de la impresión de la


pantalla de computador en la que aparecía el muro de la página de facebook
del grupo,5 denominado ‘YO TAMBN QUIERO CAMBIAR LA RECTORA DE LA
PRESENTACIÓN’. El muro del grupo tenía al momento en que se imprimió, dos
intervenciones y un comentario a la segunda intervención; en los tres casos,
firmados por personas distintos al accionante. La primera intervención (Daniel
Triana) acusaba a la Rectora en términos fuertes. 6 La segunda (Juan Fernando
Torres Aya) era un insulto,7 con un comentario (Sergio Orejuela), que lo
celebraba.8

1.6.2. También reposa copia de la pantalla en la que aparecía la información


del grupo de facebook:9 (i) el nombre del grupo, ya antes mencionado; (ii) las
categorías del mismo, identificadas como ‘interés común’ y ‘creencias y
causas’; (iii) el grado de privacidad, establecido como ‘abierto: todo el
contenido es público’; y (iv) la descripción del grupo, la cual se hacía en los
siguientes términos: “LA QUIERO CAMBIAR POR Q HA HECHADO A MUCHA
GENTE Q HACIA FAMOSO EL COLEGIO” [sic].

1.6.3. En tercer lugar, reposa copia de una parte de una pantalla de


computador en la que aparece un mensaje de correo electrónico, en el cual se

5 Expediente, cuaderno principal, folio 11.


6 Dice la primera de las intervenciones “esa es la vieja q hecho a todo el mundo de la presentación
… y dice ser seguidora de dios…” [sic].
7 Por respeto a la Hermana Nubia Estela Mayorga Pedraza, la Sala de Revisión resuelve que la
segunda de las intervenciones no será reproducida en la presente sentencia.
8 El comentario que lo celebraba se limitaba a decir “Jjajajaja”.
9 Expediente, cuaderno principal, folio 12.
Expediente T-2664575 5

lee el siguiente letrero: “Gabriel Rojas te ha invitado a unirte al grupo YO


TAMBN QUIERO CAMBIAR LA RECTORA DE LA PRESENTACIÓN”.
10

1.6.4. Finalmente, reposa copia de una impresión de un archivo de texto en el


que, aparentemente, aparece una copia del contenido del muro del grupo de
facebook.11 En esta segunda copia del muro, aparece una nueva intervención
que tampoco está firmada por el accionante (Hugo Horacio), pero en la que sí
se hace mención a él. Dice los siguiente: “EEEY Q PASA?? NO AGUANTA Q
HALLAN HECHADO [sic] A Gabriel Rojas SOLO POR UNIRSE A UNA CAUSA…
SIGAN UNIENDOSE A VER SI ESTA SEÑOR VA A DEJAR EL COLEGIO SIN
ESTUDIANTES, POR ESO HICE ESTE GRUPO PORQ (SIC) ESTA SEÑORA SE CREE
LA DUEÑA DEL MUNDO Y QUIERE DECIDIR EL FUTURO DE LOS DEMÁS, CÓMO
VA A DEJAR A UN MAN SIN ESTUDIAR ESTE AÑO SOLO POR UNIRSE A UN
GRUPO.”

2. Demanda y solicitud

A juicio de los padres del menor, “la actitud retaliatoria, arbitraria e ilegal
con que ha actuado la Rectora […] en el presente evento lesiona gravemente
los derechos fundamentales a la educación, al buen nombre, a la honra, al
debido proceso y al libre desarrollo de la personalidad, a que tiene derecho
nuestro menor hijo […]”. La Acción de tutela sustenta que tales derechos
están siendo violados por la decisión del plantel educativo, en los siguientes
términos.

2.1. Derecho a la educación. En este caso, los padres consideran que no se ha


violado el derecho aún, pero que sí existe una amenaza concreta y cierta, que
se materializa en la matrícula condicional. A su juicio no sólo se trata de un
ultimátum, que se impuso de manera ilegal, sino que conlleva afectar su
proceso de aprendizaje, su rendimiento y atención, en desarrollo de su proceso
formativo.12

2.2. Derecho al buen nombre y a la honra. Para los padres, el derecho al buen
nombre y a la honra de su hijo fue violentado gravemente por la Rectora “al
momento de sindicar o endilgar al mismo la autoría de hechos supuestamente

10 Expediente, cuaderno principal, folio 14. En la impresión aparece la siguiente inscripción


manuscrita: “Jueves 25 2:50 p.m.”
11 Expediente, cuaderno principal, folio 16.
12 Al respecto, dice la acción de tutela lo siguiente: “Con los antecedentes fácticos antes referidos,
el derecho fundamental a la educación que le asiste a nuestro menor hijo se encuentra en grave
riesgo de ser violentado, en razón del ultimátum que representa la referida ‘matrícula condicional’,
máxime cuando la misma fue impuesta de manera arbitraria e ilegal, sin fundamentos fácticos y
convencionales que la sustenten. || Dado que la llamada ‘matrícula condicional’, conlleva la
incursión de su destinatario no sólo en el mundo de la condicionalidad con todas las limitaciones
que tal condición refiere, sino que igualmente lo ubica en el ámbito del riesgo inminente de la
declaratoria de caducidad de la misma, impuesta de manera arbitraria como su condición
primigenia, tal circunstancia afectará irremediablemente el rendimiento y atención de nuestro hijo
en la aprehensión del conocimiento[, que] le es inherente a su naturaleza y es la misma esencia de
su ser.”
Expediente T-2664575 6

ilícitos, que incluso al parecer de la mencionada directora a puesto en


conocimiento de la Fiscalía General de la Nación, que nunca fueron
realizados o que no constituyen delito alguno. || La actitud arbitraria e ilegal
de la mencionada rectora, a más de lesionar el derecho antes aludido, la
sitúa ante la posible comisión del delito de injuria y calumnia cometida contra
un menor de edad.”

2.3. Derecho al debido proceso. Para los accionantes, “la forma como fue
emitida la ‘matrícula condicional’ en contra de nuestro menor hijo, sin las
formas propias establecidas en el manual de convivencia, hace que
indefectiblemente se haya violado este preciado precepto constitucional que
debió ser privilegiado dentro del trámite de la investigación correspondiente.”
Adicionalmente, consideran que se le sancionó con base en comportamientos
que no están tipificados en el manual de convivencia del Colegio o que no son
sancionables actualmente, por ser acciones y comportamientos realizados en el
pasado. Para ellos, la sanción de matrícula condicional no encuentra
justificación en ninguna de las razones alegadas por el Colegio. En primer
lugar, consideran que no es cierto que su hijo ‘no se presenta con el corte de
pelo que impone el colegio’ o que tenga ‘mala presentación de su uniforme’.
Al respecto sostienen: “[…] desde que esta estudiando en el Colegio […
nuestro] hijo ha tenido el mismo corte de pelo y jamás ha sido devuelto de la
entrada al Colegio o se ha recibido nota alguna al respecto, además, siempre
hay profesores en la puerta a la hora de entrada al Colegio para fiscalizar a
los alumnos en cuanto a su presentación personal, tal es así, que si un alumno
no va en el porte del uniforme o con el corte de pelo normal simplemente no le
es permitido el ingreso.” En segundo lugar, tampoco consideran que pueda
sancionársele por ‘el mal uso del internet’, pues al igual que en el caso
anterior, sostienen, “nunca desde que nuestro hijo se encuentra estudiando en
el Colegio de La Presentación, nos [habían] requerido o nos habían
informado de tal circunstancia, como tampoco se nos han enunciado los
fundamentos de tal uso indebido, como para que ahora se tenga como motivo
suficiente para penalizar a nuestro hijo con matrícula condicional.” Por
último, en tercer lugar, se alega que tampoco se puede señalar al menor de
haber ‘faltado al respeto de sus compañeros y profesores’. El Comité de
Convivencia, señalan los accionantes, sustenta la acusación en “[ …] hechos
sucedidos en años anteriores en los que supuestamente se vio involucrado
nuestro hijo, hechos que nada tienen que ver con el periodo actual, durante el
cual nunca se nos ha requerido o informado situación alguna al respecto,
como para que ahora se tenga como motivo suficiente para penalizar a
nuestro hijo con matrícula condicional.”

2.4. Derecho al libre desarrollo de la personalidad. En último término, se


considera que la decisión del Colegio afecta la libertad del menor en general, y
de opinión, en particular. Al respecto, sostienen que “el hecho de que el
fundamento de la incomodidad de la Rectora […] es la unión de nuestro
menor hijo al grupo denominado ‘los que queremos que cambien la Rectora
de La Presentación’, creado y formado en la Red Social Facebook del
Expediente T-2664575 7

internet, por más de 150 alumnos del Colegio […], y que el mismo sea motivo
de la retaliación concretada en la emisión de la referida ‘matrícula
condicional’, no hace más que probar que en el presente caso, a más de los
derechos fundamentales ya descritos, a nuestro menor hijo se le violó el
preciado derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad, y de
contera al libre derecho de opinión, por cuanto lo [que] en síntesis molesta a
la accionada fue la opinión expresada por un grupo numeroso de estudiantes
acerca de un cambio de la dirección del mencionado ente educativo por ella
regido.”

2.5. Los padres del joven sancionado, solicitan mediante su acción de tutela
que “dentro de un plazo prudencial y perentorio, en amparo de sus derechos
[…], los cuales están siendo violados a nuestro menor hijo como
consecuencia de la decisión arbitraria y amañada por parte de la Directora
de dicho entre educativo, de imponer a nuestro menor hijo matrícula
condicional, se ordene a la entidad accionada dejar sin efecto alguno la
matrícula condicional contra él emanada.”

3. Participación del Colegio La Presentación de Girardot

La Hermana Nubia Estela Mayorga Pedraza, Rectora y representante del


Colegio de la Presentación de Girardot,13 el 5 de abril de 2010, participó por
escrito en el proceso para manifestar su posición, y la del Colegio que
representa, acerca de lo acontecido.14

3.1. La Rectora aclara que fue el día 25 de febrero cuando se reunió con el
menor y con la madre de éste, pero no así con su padre. Afirma que “hasta la
fecha nunca he tenido contacto verbal ni física ni de ninguna índole con el
señor Padre del accionante.” La reunión del 5 de marzo a la cual hacen
referencia los padres en la acción de tutela, se llevó a cabo con la
Coordinadora de Convivencia del Colegio, no con la Rectora. También
contradice la afirmación según la cual ella se encontraba ‘muy ofendida’. A su
juicio, al decir esto faltan a la verdad, al igual que cuando afirman que ella les
exigió que lo retiraran del plantel porque de lo contrario, ella lo expulsaría.

3.2. El Colegio afirma que informó a los padres que venía indagando que el
estudiante estaba reenviando un correo que apareció en la página facebook y
donde atentaban contra la Rectora. En su escrito, se aclara que hasta ese
momento, “no se ha concluido a través de la investigación interna, si el
menor Rojas Ardila realizó o no comentario alguno en la página de
facebook.” El Colegio no volvió a pronunciarse sobre el desarrollo de esta
investigación durante el curso del presente proceso de acción de tutela.

13 Así fue certificado por la Hermana Superiora Provincial, Hermana Nidia Beatriz Mesa
Navarrete el 15 de enero de 2009. [Expediente, cuaderno principal, folio 9].
14 Expediente, cuaderno principal, folios 23 a 29.
Expediente T-2664575 8

3.3. Finalmente, en su comunicación la Hermana cuestiona la veracidad y


forma de presentación de los hechos por parte de los padres, en especial, por
cuanto ello implica involucrar a su hijo, una persona en formación, en estos
comportamientos reprochables.15

4. Declaración de los padres ante el juez de instancia

4.1. Los padres aclararon a la Juez de instancia que la versión de la Rectora


del Colegio, según la cual la madre había asistido sola al plantel educativo y
no con el padre del menor era cierta. 16 Pero se reiteró en cuanto al acta en la
cual se le imponía matrícula condicional a su hijo. Declaró la madre al juez,

“No conozco el Comité de Convivencia, no sé las personas que lo


componen, inicialmente la Hna Nubia Stella me llamó a mi casa un
viernes a las 7 de la mañana y me dijo que tenía que ir por un
problema que tenía con mi hijo. A esa cita asistí sola, no asistió mi
esposo, fue cuando me dijo que retirara a mi hijo o lo expulsaba. La
siguiente cita a la que fui voluntariamente fui sola, en la que le dije
que no retiraba a mi hijo porque no encontraba en el manual de
convivencia la falta para retirar a mi hijo del colegio. La tercer y
última cita, fue una citación escrita y fue por la coordinadora de
convivencia. […] La Coordinadora de convivencia nos mostró un
acta levantada por el Comité de convivencia pero no pedí copia de esa
ni de la matrícula condicional por el corte de pelo, por el uniforme,
por indisciplina con sus compañeros o profesores y por uso indebido
de internet. […]”

4.2. La Juez de instancia insistió sobre el acta del matrícula ‘condicional’, por
seguir siendo éste un punto de contradicción entre las versión de ellos, los
padres del menor, y la institución educativa acusada. La madre sostuvo al
respecto lo siguiente,

“[…] ellos lo llaman matrícula en observación, que fue lo que a mi me


presentaron. A parte de esta tutela, no hay nada porque vi su
observador del alumno y está limpio. […] Estoy bajo la gravedad de
juramento y sé lo que significa eso, lo dije y lo repito, vi el acta
levantada por el Comité de Convivencia, porque cuando me llamaron
para firmar la matrícula condicional, pedí ver el acta levantada por el
Comité de Convivencia y la Coordinadora de convivencia nos lo
enseñó a mi esposo y a mi; fue un error no haber pedido copia […]”

El padre se manifestó en sentido similar al momento de declarar,

“Claro que la vi [el Acta de la matrícula condicional] y no la firme, la

15 Dice la Rectora: “Faltan a la verdad y que tristeza que involucren a su propio hijo, una personita
en formación; en esta sarta de mentiras. [Qué] puede esperar la sociedad de núcleos familiares como
estos.”
16 La declaración de los padres accionantes frente a la Juez de instancia se encuentra en el
cuaderno principal del expediente, en los folios 32 a 36.
Expediente T-2664575 9

verdad no me percaté de pedir una copia. […] Me ratifico en lo antes


dicho, me mostraron, vi la matrícula condicional que me pusieron
sobre el escritorio para que yo la firmara como padre, en ese momento
estaba en mis cinco sentidos. Me parece falta de seriedad por parte del
colegio que no acepten que me presentaron esa matrícula condicional
ese día.”

4.3. Sobre la situación de su hijo y la manera como ellos habían procedido con
él, la madre declaró ante el juez de instancia lo siguiente,

“[…] mi hijo estaba muy desorientado, tenía temor de su situación en


el colegio, yo hable con él y le dije que no había cometido ningún
delito aunque esto se estaba viendo como si el hubiera cometido un
delito, le dije que el como persona tenía derecho a su libre expresión,
pero que había momentos en la vida de una persona que tiene que
actuar con prudencia y le deje claro que esto tenía que servirle para
que en un futuro pensara y analizara las decisiones que fuera a tomar,
por unos días, como quince o veinte días no tuvo acceso al
computador de la casa. Yo personalmente no lo veo como castigo,
aunque para ellos sí es un castigo, para los jóvenes si es un castigo
apartarlos de su portal. […] Una vez mirada la página con mi hijo
porque la pregunta que se le hizo desde un principio es que si él había
hecho esa publicación, entramos y me mostró que había sido invitado
más no el creador de la página. Como madre conozco a mi hijo,
desafortunadamente desde el punto de vista en que se le mire hay un
descontento general en el colegio con la rectora en cuanto a alumnos y
padres. Son opiniones que he recogido y mi hijo no es ajeno a esa
situación en el Colegio, afortunadamente según un psicólogo que vio a
mis hijos no tengo niños contaminados como lo llaman ellos, como
para yo pensar que mi hijo esté orquestando algo hacía la rectora. No
considero que la conducta de mi hijo sea para actuar indebidamente en
contra de los directivos de la institución. […]”

Sobre el mismo asunto dijo el padre lo siguiente,

“Hablé con él, de hecho al principio lo iba a castigar severamente,


estoy hablando de quitarle salidas, le anulé el computador, a veces soy
muy fuerte con ellos porque son dos hijos. Cuando fuimos a mirar la
página para confirmar lo sucedido esta ya la habían eliminado, ya
había desaparecido. A mis hijos les enseño muchos de los valores que
recibí de mi familia de mis padres. Gracias a estos tengo un familia
dentro de un lugar de la sociedad, tenemos una empresa familiar
fundada hace 12 años donde hemos manejado nuestros créditos,
compromisos, tanto con los proveedores como con nuestros clientes y
estos mismos valores se los transmito a mis hijos, el respeto hacia los
demás, la humildad y muchos más. Y vuelvo y lo digo, si hay una falla
o error cometido o falta dentro de una institución se le debe aplicar el
reglamento las leyes y asumir la responsabilidad si le comprueban
culpa. […]”
Expediente T-2664575 10

5. Decisión de instancia

El 14 de abril de 2010, la Juez Tercera Civil Municipal de Girardot,


Cundinamarca, resolvió negar la acción de tutela presentada por los padres en
representación de su hijo, por considerar que el Colegio La Presentación no
había violado los derechos a la igualdad y al debido proceso del menor. Para
la Juez no se puede considerar que se haya violado la igualdad, porque nunca
se estableció que el plantel educativo hubiese dado un trato diferente y
discriminatorio.17 En segundo lugar, consideró que no podía existir violación
al derecho al debido proceso por haber impuesto una sanción ilegítimamente,
cuando ni siquiera se constata que existe una sanción.18

II. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS

1. Competencia

Esta Corte es competente para revisar el fallo de tutela de conformidad con los
artículos 86 y 241 de la Constitución Política y el Decreto 2591 de 1991;
asimismo, por la selección del respectivo expediente y la determinación de
que el caso sea decidido por esta Sala de Revisión.

2. Problema Jurídico

2.1. En el presente caso, la Sala debe entrar a resolver el siguiente problema


jurídico: ¿violó una institución educativa el derecho al debido proceso, a la
educación y a la igualdad de un estudiante, al habérsele adelantado un proceso
en el que se le habría impuesto una sanción [matrícula condicional] por haber
ingresado a un grupo en una red social que tenía por objeto atacar y difamar a
la Rectora del Colegio donde él estudiaba, a pesar de que el Colegio afirma no
haber impuesto tal sanción?

2.2. La Sala considera que la respuesta a este problema jurídico depende del
grado de afectación que la amenaza de la imposición de la sanción por parte
del colegio, tenga sobre el estudiante. Si se trata de una amenaza cierta, que se
emplea para intimidar a un estudiante ilegítimamente en medio de un proceso,
por ejemplo, se tratará de una violación a sus derechos fundamentales. Pero si
se trata de una advertencia legítima a un estudiante acerca de las
17 Expresamente sostuvo, “[…] los accionantes afirman que existen otros alumnos del Colegio que
supuestamente incurrieron en los mismos hechos por los cuales se sanciona a su menor hijo, a
quienes no los han investigado, lo cual de manera alguna acreditaron, razón por la cual de manera
alguna se puede establecer que realmente se encuentre en condiciones de desigualdad con otros
alumnos del plantel educativo accionado, ante lo cual la acción de tutela no puede prosperar.”
Expediente, cuaderno principal, folio 41.
18 Dice expresamente el texto de la sentencia de la Juez de instancia: “De las pruebas aportadas a
la presente acción de tutela no se desprende que por parte del Colegio accionada, se hubiere
vulnerado derecho fundamental alguno, pues no se acreditó en debida forma, que efectivamente se
hubiere impuesto sanción de ninguna índole al menor Gabriel Fernando Rojas Ardila hasta la fecha
en que se está profiriendo el fallo sin habérsele garantizado el derecho a la defensa, solo existe la
afirmación de los accionantes […].” Expediente, cuaderno principal, folio 42.
Expediente T-2664575 11

consecuencias que los actos que cometa pueden acarrear; incluso en tono de
regaño y reclamo, no constituyen una violación a los derechos fundamentales
del menor. El juez de tutela tiene el deber de valorar en cada caso la
protección al debido proceso, por una parte, y el correcto desarrollo de los
procesos pedagógicos en la institución educativa, por otra. Para exponer las
razones de esta decisión la Sala, (i) en primer lugar, se referirá a la
jurisprudencia constitucional sobre el debido proceso en los trámites
disciplinarios en el contexto educativo para, luego, (ii) pasar a referirse a la
normatividad propia del Colegio La Presentación. (iii) Posteriormente, hará
una referencia a algunos de los nuevos retos que suponen las nuevas
tecnologías en el ámbito educativo, para, luego, (iv) analizar el caso bajo
análisis.

2.3. Ahora bien, mediante el análisis de los hechos del presente caso, la Sala
ha sido alertada sobre una disposición contemplada en el Manual de
Convivencia del Colegio la Presentación de Girardot, que es contraria al orden
constitucional vigente. Por eso, una vez decidido el problema de la referencia,
(v) pasará la Sala a comentar esta cuestión adicional que el caso plantea y a
tomar las medidas de protección correspondientes, teniendo en cuenta que
están en juego los derechos de personas menores de edad, sujetos de especial
protección constitucional.

3. El derecho a la educación contempla la garantía de que el debido


proceso debe ser guardado en los trámites disciplinarios en instituciones
educativas

Desde el inicio de su jurisprudencia y a lo largo de la misma, la Corte


Constitucional ha reconocido el carácter fundamental del derecho a la
educación, su estrecha relación con el debido proceso a propósito de los
trámites que se adelanten en dicho contexto –en especial, si se trata de
procesos sancionatorios– y la posibilidad de que la protección del goce
efectivo del mismo pueda lograrse mediante la acción de tutela.

3.1. En efecto, la segunda sentencia dictada por la Corte Constitucional, la


sentencia T-02 de 1992, decidió que una entidad educativa (Universidad
Tecnológica de Pereira) no violaba el derecho a la educación de una persona,
cuando le afecta la posibilidad de continuar sus estudios, debido a que no ha
cumplido los requisitos legítimamente establecidos para poder continuar
inscrito en un programa.19 Para la Corte Constitucional en este caso se había
impuesto una restricción legítima, con base en el reglamento, al ejercicio del

19 En la sentencia T-02 de 1992 (MP Alejandro Martínez Caballero), la Corte Constitucional


decidió confirmar la decisión de los jueces de instancia no tutelar el derecho a la educación de una
persona a la que se le había negado el reintegro a una institución educativa para culminar un
programa académico (Ingeniería Industrial) a una persona a la que había reprobado tres veces un
curso (matemáticas IV). La decisión había sido adoptada por el juez de primera instancia (Juzgado
1° de Instrucción Criminal de Pereira) y confirmada por el juez de segunda instancia (Sala Penal del
Tribunal Superior de Pereira).
Expediente T-2664575 12

derecho a la educación de una persona, sin que este supusiera una ‘extinción’
del mismo.20

3.1.1. En esta decisión judicial fundacional (T-02 de 1992), la Corte


Constitucional decidió ‘tomarse en serio’ una noción robusta y amplia de los
derechos fundamentales. Una noción que no está determinada taxativamente
en la Constitución Política de forma clara y distinta por contenidos concretos y
específicos.21 El concepto ‘derecho fundamental’, señaló el fallo de la Corte,
no es un concepto legal que deba ser aplicado judicialmente mediante
sencillos mecanismos de subsunción. A su parecer, se trata de un concepto
jurídico abierto, o lo que parte de la doctrina ha denominado un ‘concepto
jurídico indeterminado’.22 La Corte indicó que esta posición se encuentra
reflejada en el propio texto de la Constitución Política en su artículo 94, norma
que señala lo siguiente: ‘la enunciación de los derechos y garantías
contenidos en la Constitución y en los convenios internacionales vigentes, no
debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona
humana, no figuren expresamente en ellos.’23 Este texto encuentra desarrollo,
entre otras disposiciones, en el reglamento de la acción de tutela (Decreto
2591 de 1991), cuando establece en su segundo artículo lo siguiente:
‘derechos protegidos por la tutela. La acción de tutela garantiza los derechos
constitucionales fundamentales. Cuando una decisión de tutela se refiera a un
derecho no señalado expresamente por la Constitución como fundamental,
pero cuya naturaleza permita su tutela para casos concretos, la Corte
Constitucional le dará prelación en la revisión a esta decisión.’ Esta

20 Dijo al respecto la Corte en aquella oportunidad: “No existe pues en este caso vulneración ni
amenaza del derecho fundamental a la educación porque con la reprobación de una asignatura en
varias oportunidades, la peticionaria perdió el derecho a continuar sus estudios en ese programa
concreto, sin perjuicio de iniciar, en igualdad de condiciones a los demás estudiantes, un programa
de estudios distinto del cual fue excluida.” Corte Constitucional, sentencia T-02 de 1992 (MP
Alejandro Martínez Caballero).
21 Una de las primeras cuestiones que concluye la Corte Constitucional, a partir de la revisión de la
discusión de los debates de la Asamblea Nacional Constituyente es que “[…] el hecho de limitar los
derechos fundamentales a aquellos que se encuentran en la Constitución Política bajo el título ‘de
los derechos fundamentales’ y excluír cualquier otro que ocupe un lugar distinto, no debe ser
considerado como criterio determinante sino auxiliar, pues él desvirtúa el sentido garantizador que a
los mecanismos de protección y aplicación de los derechos humanos otorgó el Constituyente de
1991.” Al respecto ver el apartado 2.2. de las consideraciones de la sentencia T-02 de 1992 (MP
Alejandro Martínez Caballero).
22 La Corte dijo al respecto en la sentencia T-02 de 1992 (MP Alejandro Martínez Caballero) lo
siguiente: “El Juez está frente a lo que la doctrina denomina un ‘concepto jurídico indeterminado’:
los derechos constitucionales fundamentales, […]. || Para el profesor García de Enterría,
introductor de la noción "concepto jurídico indeterminado", la "valorización política de la realidad
podrá acaso ser objeto de una facultad discrecional, pero la realidad como tal, si se ha producido el
hecho o no se ha producido y cómo se ha producido, esto ya no puede ser objeto de una realidad
discrecional, porque no puede quedar al arbitrio de la Administración discernir si un hecho se ha
cumplido o no se ha cumplido o determinar que algo ha ocurrido si realmente no ha sido así.”
[GARCIA DE ENTERRIA, Eduardo. La Lucha contra las inmunidades del Poder. Cuadernos de
Civitas. Tercera edición. Editorial Civitas S.A. Madrid 1983 págs. 31 y 32].
23 La sentencia T-02 de 1992 (MP. Alejandro Martínez Caballero) resaltó que uno de los
antecedentes de la norma había sido la enmienda novena de la Constitución de los Estados Unidos,
aprobada en 1791.
Expediente T-2664575 13

disposición fue declarada ajustada a la Constitución en 1993 por esta Corte. 24


Esta posición jurisprudencial se sostuvo, advirtiendo a la vez que el juez
constitucional no tienen licencia para ‘crear’ o ‘inventar’ derechos
fundamentales. De ninguna manera.25 La Corte precisó que el Juez debe ‘decir
el derecho’ aplicando las reglas y estándares que conforman el orden
constitucional vigente. Esta aplicación del derecho ciertamente no es
mecánica, pero no por ello deja de responder a criterios y parámetros que
fundamentan la razonabilidad y la legitimidad de la decisión o que pueden ser
públicamente conocidos, analizados y debatidos.26

3.1.2. Concretamente la Corte consideró que el derecho a la educación de toda


persona es fundamental (en especial, de todo niño y toda niña), tanto por el
hecho de que así lo establece textualmente el artículo 44 de la Constitución
Política,27 porque en tal sentido ha sido desarrollado internacionalmente, 28 y
porque se trata de un derecho ‘esencial’ o ‘inherente’ a la dignidad de toda

24 En la sentencia C-018 de 1993 (MP Alejandro Martínez Caballero) se resolvió, entre otras
cosas, que el artículo 2° del Decreto 2591 de 1991 era ajustado a la Constitución, por las razones
analizadas en la sentencia. Siguiendo lo decidido en la sentencia T-02 de 1992, la Corte consideró
que “[…] este precepto no viola la Constitución sino que incluso se inscribe perfectamente en su
sistema axiológico que pretende por un Estado social de derecho flexible y dinámico, abierto a
proteger cada vez más las diferentes aristas de la dignidad humana. […]”
25 La Corte dijo al respecto en la sentencia T-02 de 1992 (MP Alejandro Martínez Caballero) lo
siguiente: “Esta indeterminación sin embargo, no le permite al juez actuar total y absolutamente
libre. La interpretación del caso particular se mueve dentro de parámetros establecidos por la propia
Constitución. || El Juez debe buscar, como lo dice el artículo 2o. del Decreto 2591 de 1991, la
naturaleza del derecho fundamental que permita su tutela. Es entonces en la naturaleza, en el
estudio de su esencia, en donde el Juez descubre si está frente a un derecho fundamental. || La
labor que realiza el Juez de Tutela es de verificación; él no crea el derecho fundamental, lo
desentraña y verifica. […].”
26 En la sentencia T-02 de 1992 (MP. Alejandro Martínez Caballero) la Corte Constitucional señaló
al respecto: “El Juez de Tutela debe acudir a la interpretación sistemática, finalista o axiológica para
desentrañar, del caso particular, si se trata o no de un derecho fundamental, lo que podría
denominarse una ‘especial labor de búsqueda’, científica y razonada por parte del Juez.” La
sentencia citó y empleó dos criterios con que cuenta un juez constitucional para determinar si está o
no ante un derecho fundamental, a saber: (i) por ser un derecho ‘esencial’ de la persona y (ii) por
reconocimiento expreso, como ocurre con el artículo 44 de la Constitución Política. Además,
advirtió que dentro de los criterios existentes también se encuentran: (a) los tratados
internacionales sobre derechos humanos; (b) los derechos de aplicación inmediata; (c) los
derechos que ‘poseen un plus’ en su estabilidad constitucional –“los artículos del Capítulo 1, Título
II de que trata el artículo 377” “Este capítulo de derechos tiene una ‘supergarantía’ que le permite
condicionar eventualmente su reforma, lo que hace pensar en la naturaleza especial de tales
derechos, siguiendo en esto la orientación de la Constitución Española de 1978 en su artículo 168 (a
su vez inspirado en el artículo 79-3 de la Ley Fundamental de Bonn de 1949).”-; y (d) por
ubicación y titulación.
27 Constitución Política, artículo 44: ‘Son derechos fundamentales de los niños: […] la educación
y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. […]’.
28 Dice la sentencia al respecto: “Este derecho ha sido desarrollado por distintos Pactos
Internacionales entre los cuales se destacan: la Declaración de los Niños de la Asamblea General de
las Naciones Unidas del 20 de diciembre de 1959, la Convención sobre los Derechos del Niño
adoptada por la Organización de las Naciones Unidas el 20 de Noviembre de 1989 y aprobada por
la Ley 12 de 1991; y los Pactos Internacionales de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; de
Derechos Civiles y Políticos; los Convenios de la OIT número 52, 29, 62; los Convenios de Ginebra
números 1 y 2; y la Convención Americana de Derechos Humanos, entre otros.” Corte
Constitucional, sentencia T-02 de 1992 (MP Alejandro Martínez Caballero).
Expediente T-2664575 14

persona. Para la Corte, el conocimiento es inseparable a la naturaleza del ser


humano, es de su esencia; hace parte de su dignidad; es un punto de partida
para lograr el desarrollo de su personalidad, es decir, para ser fin en sí mismo.
Sostiene que la educación ocupa un lugar primordial en la vida de toda
persona y “logra que permanezca en un constante deseo de realización”.29

3.1.3. La sentencia T-02 de 1992 ha sido reiterada por la Corte desde ese
momento hasta la actualidad. En efecto, al poco tiempo, la sentencia T-420 de
1992 decidió que el Rector de una institución educativa (el Liceo
Departamental Integrado San Francisco de Asís de Liborina, Antioquia) había
quebrantado  “[…] el derecho fundamental de la educación, por cuanto
impidió el ingreso  de la estudiante al mencionado plantel educativo,
aduciendo argumentos de orden moral y más exactamente, que no es
permitido por el Liceo recibir madres solteras, sin haber agotado con
antelación los procedimientos legales.”30 Además, decidió que a la estudiante
le habían desconocido también el derecho a la igualdad, 31 y el derecho al libre
desarrollo de la personalidad.32 La Corte resolvió confirmar la sentencia de
instancia (Juzgado Promiscuo Municipal de Liborina, Antioquia), que había
tutelado el derecho de la estudiante, y ordenado al Rector de la institución
educativa su reintegro, para la conclusión de sus estudios secundarios. Esta es
una de muchas sentencias de la Corte Constitucional que ha reiterado y
retomado la línea trazada por la sentencia T-02 de 1992. 33 Se trata de una línea

29 Corte Constitucional, sentencia T-02 de 1992 (MP Alejandro Martínez Caballero).


30 Corte Constitucional, sentencia T-420 de 1992 (MP Simón Rodríguez Rodríguez).
31 Dijo al respecto la Corte: “[…] el rector al marginarla del derecho a la educación, le da un trato
de inferioridad en relación con las otras estudiantes y la discrimina cuando afirma que es objetivo
primordial de la moral del establecimiento cerrarle las puertas a las madres solteras.” Corte
Constitucional, sentencia T-420 de 1992 (MP Simón Rodríguez Rodríguez).
32 Dijo al respecto la Corte: “La Sala considera que el rector ha desobedecido también el mandato
constitucional del Derecho a la Autonomía establecido en el artículo 16 como derecho fundamental,
por cuanto coarta la libre decisión de la estudiante de escoger como nueva forma de vida su
condición de madre, limitándole la facultad de autodeterminarse conforme a su propio arbitrio
dentro de los límites permitidos. En este orden de ideas el rector no tiene ninguna potestad para
impedirle a la estudiante que dirija soberanamente su vida, siempre que transite dentro de los
lineamientos que le impone la ley y sin que traspase la barrera donde se inicia el derecho de los
demás.” Corte Constitucional, sentencia T-420 de 1992 (MP Simón Rodríguez Rodríguez).
33 Dentro de las varias sentencias que han seguido la línea trazada por la sentencia T-02 de 1992,
también pueden verse, entre otras, las sentencias T-235 de 1997 (MP Hernando Herrera Vergara),
caso en el que se resolvió ordenar a una Alcaldía y una Gobernación (del Chocó) que tomaran las
acciones necesarias para lograr la contratación de varios de los profesores de un colegio, cuya
ausencia hacían inviable que se adelantaran los programas académicos anuales cabalmente, hasta el
final; T-442 de 1998 (MP Fabio Morón Díaz), caso en el que se consideró que un colegio no había
violado el derecho de una niña de 7° grado que no había cumplido con los requisitos para continuar
en el colegio; T-675 de 2002 (MP Jaime Córdoba Triviño), caso en el que se consideró que una
institución violaba el derecho a la educación al impedirle terminar el bachillerato en las jornadas
‘sabatinas’; T-694 (MP Clara Inés Vargas Hernández) se consideró que un Colegio no había violado
el derecho de un estudiante al no renovarle la matrícula para 10° grado, porque no había cumplido
los requisitos para continuar; T-918 de 2004 (MP Alfredo Beltrán Sierra), caso en el que se resolvió
dejar sin efecto una sanción y ordenar que se rehiciera el proceso disciplinario; y T-041 de 2009
(MP Jaime Córdoba Triviño), caso en el que se decidió que una Universidad no podía impedir un
grado, como manera de presionar el pago de pensiones atrasadas, porque era una forma ilegítima de
cobrar una deuda legítima.
Expediente T-2664575 15

jurisprudencial tan clara y reiterada que ya en la década de los noventa,


existen casos en los que se pretendía cuestionar los reglamentos básicos de
funcionamiento de las instituciones educativas, que dieron lugar a breves
sentencias en las que no se requirió mayor análisis de la cuestión para
desestimar el reclamo presentado. Por ejemplo, en la sentencia T-1084 de
2000.34

3.2. Eso sí, de manera reiterada, la Corte Constitucional ha insistido en que las
sanciones que se impongan, por más justificadas o razonables que sean, deben
adoptarse mediante un trámite que respete el derecho al debido proceso. La
jurisprudencia constitucional ha recopilado las principales dimensiones del
derecho al debido proceso en el ámbito disciplinario en las instituciones
educativas en los siguientes términos,

Las instituciones educativas comprenden un escenario en donde se


aplica el derecho sancionador. Dichas instituciones tienen por mandato
legal que regir sus relaciones de acuerdo a reglamentos o manuales de
convivencia.35 Esas normas deben respetar las garantías y principios
del derecho al debido proceso. La Corte Constitucional se ha
pronunciado en varias oportunidades sobre el derecho al debido
proceso en el ámbito disciplinario en las instituciones educativas
fijando los parámetros de su aplicación.

Las instituciones educativas tienen la autonomía para establecer las


reglas que consideren apropiadas para regir las relaciones dentro de la
comunidad educativa, lo que incluye el sentido o la orientación
filosófica de las mismas. Sin embargo, tienen el mandato de regular
dichas relaciones mediante reglas claras sobre el comportamiento que
se espera de los miembros de la comunidad educativa en aras de
asegurar el debido proceso en el ámbito disciplinario. Dichas reglas,
para respetar el derecho al debido proceso, han de otorgar las garantías
que se desprenden del mismo, así las faltas sean graves. 36 Las

34 Corte Constitucional, sentencia T-1084 de 2000 (MP Eduardo Cifuentes Muñoz).


35 Ley 115 de 1994. Artículo 87. Reglamento o manual de convivencia. Los establecimientos
educativos tendrán un reglamento o manual de convivencia, en el cual se definan los derechos y
obligaciones, de los estudiantes. Los padres o tutores y los educandos al firmar la matrícula
correspondiente en representación de sus hijos, estarán aceptando el mismo.
36 La sentencia T-500 de 1992 (José Gregorio Hernández Galindo) revisó el caso de un estudiante
de un colegio al que le fue negada la matrícula para su último año de bachillerato por porte de
armas en la institución educativa aun cuando había aprobado el año anterior. La Corte determinó
que el estudiante sí había incurrido en una falta disciplinaria al portar un arma en la institución
educativa. Sin embargo, se encontró una vulneración al debido proceso del estudiante por lo que la
Corte decidió conceder la tutela. La Corte dijo que “no aparece en el expediente prueba alguna que
demuestre el cumplimiento de estos requisitos, de lo cual se desprende que en realidad el proceso
no culminó como estaba previsto en las normas aplicables y que la exclusión de los afectados se
produjo irregularmente, razón por la cual habrá de revocarse el fallo de segunda instancia que a su
vez revocó el que acertadamente confería el amparo solicitado.” Sobre el debido proceso en
instituciones educativas en materia disciplinaria dijo: “Con miras a desarrollar esa garantía debe
partirse del principio general de la legalidad de la falta y de la sanción a ella correspondiente, esto
es, de la previa y precisa determinación que todo establecimiento educativo debe hacer en su
Expediente T-2664575 16

instituciones educativas tienen un amplio margen de autorregulación


en materia disciplinaria, pero sujeto a límites básicos como la previa
determinación de las faltas y las sanciones respectivas, además del
previo establecimiento del procedimiento a seguir para la imposición
de cualquier sanción. Dicho procedimiento ha de contemplar: (1) la
comunicación formal de la apertura del proceso disciplinario a la
persona a quien se imputan las conductas pasibles de sanción; (2) la
formulación de los cargos imputados, que puede ser verbal o escrita,
siempre y cuando en ella consten de manera clara y precisa las
conductas, las faltas disciplinarias a que esas conductas dan lugar (con
la indicación de las normas reglamentarias que consagran las faltas) 37
y la calificación provisional de las conductas como faltas
disciplinarias; (3) el traslado al imputado de todas y cada una de las
pruebas que fundamentan los cargos formulados; (4) la indicación de
un término durante el cual el acusado pueda formular sus descargos
(de manera oral o escrita), controvertir las pruebas en su contra y
allegar las que considere necesarias para sustentar sus descargos; (5)
el pronunciamiento definitivo de las autoridades competentes
mediante un acto motivado y congruente; (6) la imposición de una
sanción proporcional a los hechos que la motivaron; y (7) la
posibilidad de que el encartado pueda controvertir, mediante los
recursos pertinentes, todas y cada una de las decisiones de las
autoridades competentes.38 Adicionalmente el trámite sancionatorio se
reglamento interno de los hechos u omisiones que contravienen el orden o el régimen disciplinario y
de las sanciones que, de acuerdo con la gravedad de las informaciones, puedan imponerse. || El
mismo reglamento debe contemplar los pasos que habrán de seguirse con antelación a cualquier
decisión sancionatoria. Si bien no tan rigurosos y formales como en los procesos judiciales, los
trámites que anteceden a la imposición del castigo deben hallarse consagrados en dicho régimen y
en ellos asegurarse que el estudiante goce de una oportunidad adecuada y razonable de defensa.”
37 En cuanto a la tipicidad en materia disciplinaria en las instituciones educativas se tiene que las
reglas que regulen las conductas que estipulen sanciones disciplinarias deben consagrar
expresamente las actuaciones y omisiones que constituyan una falta disciplinaria. Si bien, como ya
se ha expuesto, el derecho disciplinario permite la prescripción de tipos abiertos que se encuentran
complementados con los deberes que las mismas reglas disciplinarias establecen, la determinación
de las faltas disciplinarias debe contener un grado de especificidad tal que permita identificar de
manera clara la conducta prohibida. Sin olvidar que la rigurosidad que se requiere en el derecho
disciplinario no es plenamente exigible en el contexto de las instituciones educativas.
38 En la sentencia T-459 de 1997 (MP: Eduardo Cifuentes Muñoz) la Corte conoció del caso de un
estudiante a quien no se le renovó la matrícula por un comportamiento reiterado de fallas (faltas
injustificadas, retrasos, posible hurto). El estudiante interpuso acción de tutela pues consideraba que
se le había vulnerado su derecho al debido proceso. La Corte determinó que la institución
académica había vulnerado el derecho al debido proceso al no cumplir con las instancias que se
encontraban previstas en su manual de convivencia y decidió tutelar el derecho. Sobre el debido
proceso en los colegios se dijo: “Las faltas y procedimientos disciplinarios constituyen uno de los
temas fundamentales cuya regulación corresponde a los manuales de convivencia. Si bien el
ejercicio de las potestades sancionatorias de los colegios está amparado por la autonomía antes
mencionada, la cual les permite aplicar un grado considerable de discrecionalidad a la hora de
juzgar las faltas cometidas por los estudiantes e imponer las sanciones que correspondan, éste se
encuentra sometida a las garantías que comporta el derecho fundamental al debido proceso (C.P.,
artículo 29). La jurisprudencia constitucional sobre esta materia ha señalado que los procedimientos
disciplinarios de las instituciones educativas deben garantizar el derecho de defensa de la persona a
quien se impute la comisión de una determinada falta, razón por la cual los reglamentos deben
contener como mínimo (1) la determinación de las faltas disciplinarias y de las sanciones
respectivas y, (2) el procedimiento a seguir previo a la imposición de cualquier sanción. || En un
pronunciamiento que hacía referencia a los procesos disciplinarios llevados a cabo por las
Expediente T-2664575 17

debe tener en cuenta: (i) la edad del infractor, y por ende, su grado de
madurez psicológica; (ii) el contexto que rodeó la comisión de la falta;
(iii) las condiciones personales y familiares del alumno; (iv) la
existencia o no de medidas de carácter preventivo al interior del
colegio; (v) los efectos prácticos que la imposición de la sanción va a
traerle al estudiante para su futuro educativo y (vi) la obligación que
tiene el Estado de garantizarle a los adolescentes su permanencia en el
sistema educativo.39” 40

3.2.1. Son pues, múltiples los casos en los que la jurisprudencia ha dejado sin
efectos una sanción disciplinaria porque una entidad no ha cumplido con las
universidades y que esta Sala juzga aplicable al caso de los colegios, la Corte señaló el contenido
mínimo del procedimiento que deben observar las instituciones educativas en orden a la efectividad
del derecho de defensa: ‘En resumen, la efectividad del derecho al debido proceso dentro de los
procedimientos sancionadores aplicados por las instituciones universitarias, sólo queda
garantizada si el mencionado procedimiento comporta, como mínimo, las siguientes actuaciones:
(1) la comunicación formal de la apertura del proceso disciplinario a la persona a quien se
imputan las conductas pasibles de sanción; (2) la formulación de los cargos imputados, que puede
ser verbal o escrita, siempre y cuando en ella consten de manera clara y precisa las conductas, las
faltas disciplinarias a que esas conductas dan lugar (con la indicación de las normas
reglamentarias que consagran las faltas) y la calificación provisional de las conductas como faltas
disciplinarias; (3) el traslado al imputado de todas y cada una de las pruebas que fundamentan los
cargos formulados; (4) la indicación de un término durante el cual el acusado pueda formular sus
descargos (de manera oral o escrita), controvertir las pruebas en su contra y allegar las que
considere necesarias para sustentar sus descargos; (5) el pronunciamiento definitivo de las
autoridades competentes mediante un acto motivado y congruente; (6) la imposición de una
sanción proporcional a los hechos que la motivaron; y(7) la posibilidad de que el encartado pueda
controvertir, mediante los recursos pertinentes, todas y cada una de las decisiones de las
autoridades competentes’.”
39 En la sentencia T-437 de 2005 (Clara Inés Vargas Hernández) la Corte revisó el caso de un
menor que fue expulsado del colegio faltando un mes para terminar el año escolar por
comportamiento agresivo ya que se encontró involucrado en un acto violento contra otro
compañero. El tutelante consideraba que se le había vulnerado su derecho al debido proceso con la
expulsión intempestiva. La Corte, además de reiterar lo afirmado anteriormente por su
jurisprudencia también estableció que en los procesos disciplinarios para respetar el debido proceso
las sanciones debían ser razonables, proporcionales y necesarias y los trámites sancionatorios deben
tener en cuenta factores como el contexto en el que sucedió la falta: “No sobra advertir que hace
también parte del debido proceso el hecho de que las sanciones sean razonables, proporcionales y
necesarias, es decir, persigan un fin constitucionalmente legítimo, acorde a la conducta que se
reprime teniendo en cuenta los bienes jurídico constitucionales que están de por medio, e imperiosa
frente a las faltas que se cometen, esto es, que la conducta del estudiante sea tal que impida la
convivencia, de modo que no admitiera otra respuesta que la sanción impuesta. Sólo de cumplirse
estas condiciones, el derecho a la educación no se vería afectado. || Se hace necesario aclarar que
para casos concretos en donde están implicados los niños, los principios del artículo 29 deben ser
armonizados con el artículo 44 de la misma Constitución, y las normas del bloque de
constitucionalidad relacionadas, pues como lo ha destacado recientemente ésta Sala en la Sentencia
T-251 de 2005, M.P. Clara Inés Vargas Hernández: ‘el derecho al debido proceso de que son
titulares los niños y adolescentes que se encuentran matriculados en un plantel educativo público,
no puede ser entendido simplemente en términos de la existencia de unas conductas prohibidas y
unos pasos e instancias que es preciso agotar para la imposición de unas sanciones que, según el
caso, pueden ir desde simples llamados de atención hasta la expulsión del colegio. En efecto, el
sometimiento de un menor de edad a un trámite sancionatorio académico no puede ser ajeno a
factores tales como (i) la edad del infractor, y por ende, su grado de madurez psicológica; (ii) el
contexto que rodeo la comisión de la falta; (iii) las condiciones personales y familiares del alumno;
(iv) la existencia o no de medidas de carácter preventivo al interior del colegio; (v) los efectos
prácticos que la imposición de la sanción va a traerle al estudiante para su futuro educativo y (vi)
la obligación que tiene el Estado de garantizarle a los adolescentes su permanencia en el sistema
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reglas que establece su propia normatividad interna, fijada en el Manual de


Convivencia y en el Reglamento interno. Por ejemplo, en la sentencia T-307
de 2000 se resolvió dejar sin efecto la sanción impuesta y ordenarle al Colegio
[Colegio Calasanz de Pereira] reiniciar, adelantar y terminar el proceso
sancionatorio, respetando el Manual de Convivencia;41 de igual forma se
resolvieron las sentencias T-243 de 1999 [Colegio La Presentación de
Tunja];42 T-022 de 2003 [Centro Educativo Distrital Instituto Técnico Tabora
(Jornada Tarde)].43

3.2.2. Además de establecer unos mínimos materiales que las reglas de todo
proceso disciplinario deben respetar, sin importar de qué institución educativa
se trate, la jurisprudencia ha señalado que las garantías específicas que fije
cada entidad particularmente, no podrán ser desconocidas por ella misma. Así,
en la sentencia T-880 de 1999 la Corte Constitucional inaplicó una disposición
del Manual de Convivencia, dejando sin efectos la sanción disciplinaria que

educativo. En otras palabras, las autoridades académicas competentes para aplicar un régimen
sancionatorio, no pueden actuar de manera mecánica, sin preguntarse al menos ¿quién cometió la
falta?; ¿por qué razones actuó de esa manera?; ¿se trata de un hecho aislado, o por el contrario,
demuestra la existencia de un grave problema estructural que aqueja a la institución educativa que
se dirige?; dado el contexto socioeconómico en que se desenvuelve el estudiante, la imposición de
la sanción ¿truncará definitivamente su posibilidad de continuar con sus estudios?, en otras
palabras, la sanción a imponer ¿constituye realmente la mejor respuesta que un sistema educativo
puede dar frente a unos determinados hechos que afectan de manera grave la convivencia
escolar?’.”
40 Corte Constitucional, sentencia T-917 de 2006 (MP. Manuel José Cepeda Espinosa).
41 En la sentencia T-307 de 2000 (MP José Gregorio Hernández Galindo) se dijo: “[…] la sanción
no fue impuesta por el órgano competente –que era el Comité Directivo y no el Comité Operativo ni
el Rector-, tampoco se nombró la comisión investigadora, por lo que tampoco se presentó el
respectivo informe y, según se acaba de decir, después de oído el estudiante –no se hizo ninguna
referencia acerca de las razones aducidas por éste-, simplemente se le informó la decisión
adoptada.”
42 En la sentencia T-243 de 1999 (MP. Martha Victoria Sáchica Méndez) se dijo: “[…] el deber de
los estudiantes radica, desde el punto de vista disciplinario, en respetar el reglamento y observar una
conducta acorde con las pautas de comportamiento y costumbres aceptadas por la mayoría de la
comunidad, situación que en el caso de la menor accionante no se desconoció, pues en ningún
momento fue incumplido el manual de convivencia ni se observaron conductas merecedoras de
sanción. En todo caso, se reitera, si el colegio pretendía hacer efectiva una sanción disciplinaria
debería haber adelantado un proceso, en los términos establecidos en el reglamento interno del
Colegio o Manual de Convivencia. || […] ese desconocimiento del debido proceso en el caso bajo
examen, fue aceptado por la Corte Suprema de Justicia en el fallo de segunda instancia, en cuanto
encontró que las dos primeras sanciones que se han mencionado no están previstas ni en la ley ni en
el precitado reglamento, así como, que no se siguió el procedimiento señalado para la imposición de
sanciones disciplinarias en ese establecimiento educativo. No obstante esta vulneración, esa
Corporación no concedió el amparo solicitado, por cuanto consideró que el mismo resultaba
improcedente al tenor del numeral 4o. del Decreto 2591 de 1991, por tratarse en su criterio, de un
daño consumado. Por tal motivo, se limitó a hacer una prevención a la rectora del Colegio, para que
en lo sucesivo se abstenga de imponer correctivos disciplinarios que no aparezcan contemplados en
el reglamento y sin el agotamiento del respectivo procedimiento, so pena de hacerse acreedora a las
sanciones establecidas en el artículo 24 del citado Decreto.”
43 En la sentencia T-022 de 2003 (MP. Marco Gerardo Monroy Cabra) se dijo: “Salta a la vista que
se violó el debido proceso porque la sanción se impuso por autoridad que no es la competente, se le
restringió el derecho de recurrir al alumno y no se consideró la reclamación de la acudiente, pese a
haber sido formulada en término.”
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había sido impuesta, por considerar que dichas normas establecían unas reglas
que no eran respetuosas del debido proceso.44

3.2.3. Es pues determinante resaltar que el derecho al debido proceso ha de


ser respetado también cuando se trata de personas que ya no tienen relación
con la institución educativa. En tal sentido, se ha señalado por ejemplo que
una “universidad vulnera el derecho a la educación y a escoger libremente
profesión u oficio cuando después de dos años de haber otorgado el título de
abogado al tutelante identifica una inconsistencia académica en la que se
constata que no aprobó una asignatura cursada en el año 2001 de lo que se
deriva el incumplimiento de un requisito de grado, sin que la universidad
ofrezca al interesado en el plano académico una opción para cumplir los
requisitos para acceder y mantener el título”; reconociendo, eso sí, que “la
universidad tiene la facultad de verificar los requisitos de grado en el ámbito
de una profesión que supone un título de idoneidad para su ejercicio”.45 Así
pues, la jurisprudencia reconoce el derecho de una institución para corregir
una situación errada, pero advirtiendo que lo que se decida hacer, debe
respetar las reglas del debido proceso.46

La jurisprudencia constitucional ha tutelado el derecho al debido proceso


incluso en aquellos casos en los que se ha demostrado que los estudiantes
investigados y sancionados sí cometieron las faltas que les fueron endilgadas;
eso sí, advirtiendo que el proceso se ha de repetir adecuadamente, teniendo en
cuenta que no es sólo una garantía para los estudiantes sancionados, sino

44 En la sentencia T-880 de 1999 (MP. Carlos Gaviria Díaz) se resolvió inaplicar el último inciso
del numeral 7.2 “PROCEDIMIENTO” del manual de convivencia del Liceo Comercial Superior de
Bogotá y ordenarle que permitiera a las dos accionantes continuar sus estudios, mientras volvía a
adelantar el proceso disciplinario. Sobre la norma reglamentaria inaplicada dijo la Corte: “Por lo
tanto, las directivas de dicho centro educativo tienen la facultad de  imponer una sanción de
conformidad al procedimiento señalado en el mismo régimen disciplinario (numeral 7.2.
“PROCEDIMIENTO”). Sin embargo, dentro del procedimiento regular a seguir para imponer una
sanción a cualquier alumno que haya cometido una de las contravenciones allí contempladas, se
señala en su parte final: ‘En caso de falta, teniendo matrícula en observación, o considerada grave
contemplada o no en este manual se procederá a la máxima sanción correspondiente sin necesidad
de cumplir los pasos anteriores.’ || De esta manera, se puede constatar que el mencionado manual
de convivencia establece la posibilidad de obviar en su integridad el denominado “procedimiento
regular” que debe seguirse para imponer una sanción al alumnado. Esta última cláusula viola
abiertamente el derecho al debido proceso, de defensa y de paso atenta de manera directa contra el
derecho a la educación, pues deja a la discrecionalidad de las directivas del centro educativo, la
consideración de si una determinada conducta resulta lo suficientemente “grave” para no permitirle
a quien la haya cometido, la más mínima posibilidad de entrar a demostrar lo contrario o a
controvertir las pruebas sobre las cuales se cimiente su sanción.”
45 Corte Constitucional, sentencia T-756 de 2007 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).
46 Corte Constitucional, sentencia T-756 de 2007 (MP Manuel José Cepeda Espinosa); en este caso
se resolvió, entre otras cosas, “conceder el amparo de los derechos a la educación y a escoger
libremente oficio o profesión y ordenar a la Universidad Libre, Seccional Barranquilla que dé al
señor Jorge Consuegra Tamara la oportunidad de presentar un examen imparcial y gratuito de
validación de la materia Derecho Procesal Civil General. De no pasar este examen y dado que la
consecuencia académica de no haber pasado la materia lo pone en situación de repetir todo el
semestre, debe ofrecerle: A) la oportunidad de intentar la validación de todas las materias de ese
semestre mediante exámenes gratuitos e imparciales; o B) que curse de nuevo todo el semestre que
le faltaría sin costo alguno.”
Expediente T-2664575 20

también, de los estudiantes que sean víctimas, en los casos en los que ello
ocurra. Así, por ejemplo, en la sentencia T-917 de 2006 se estudió el caso de
un grupo de jóvenes que solicitaban que se les tutelara su derecho al debido
proceso, porque se les habían impuesto sanciones drásticas y graves, sin el
debido respeto de esa garantía constitucional. En efecto, los jóvenes habían
sido gravemente sancionados por cometer un acto de humillación sexual a un
joven.47 La Sala consideró que los hechos por los que se habían iniciado los
procesos disciplinarios eran graves y habían vulnerado la dignidad del menor
afectado, “la cual se proyecta también a otros derechos como la intimidad,
dado que sus partes íntimas fueron expuestas en público, y su autonomía,
dado que dicha exposición fue forzada por otros estudiantes contra la
voluntad y los esfuerzos de la víctima.” La Corte resaltó el hecho de que
“todos los participantes en los hechos no niegan su responsabilidad”, pero a
la vez, que el objeto de la sentencia de revisión no era pronunciarse sobre
dicha responsabilidad, “ni calificar las conductas de los menores implicados.”
Una vez dicho esto, la Corte decidió que sí se había violado el derecho de los
menores, pero que a la vez, las reglas establecidas disciplinariamente en el
Manual de Convivencia no podrían reparar adecuadamente las ofensas
cometidas al menor afectado por sus compañeros. 48 La Sala tomó varias
medidas orientadas a que se respetara el derecho al debido proceso de los
agresores, pero asegurando al mismo tiempo, que dicho proceso no sólo fuera

47 Cambiando los nombres originales, la Sala narró los hechos de la siguiente manera: “Hacia las
9:30 de la noche del 6 de junio, luego de que el curso 903 del Colegio, asistiera al desierto de la
Tatacoa y después de retirarse a sus habitaciones, se suscitó un incidente en un pasillo, con el grupo
de 15 alumnos que se hospedaba en una de las habitaciones del hogar religioso de paso que les
servía de albergue. || Cuenta la madre del menor Santiago que éste fue derribado al suelo por
iniciativa de su compañero de clase Esteban; mientras sus otros compañeros Jorge y Andrés lo
sostenían por los pies, para tratar de despojarlo de las prendas de vestir con que cubría la parte
inferior de su cuerpo, el menor Esteban le bajaba sus pantalones e instó a otros de sus compañeros
para que utilizaran las cosquillas con el fin de lograr que el adolescente agredido soltara las piezas
que sostenía para tratar de resistir quedar al desnudo, hecho que finalmente no pudo evitar y tuvo
que girar su cuerpo boca abajo pretendiendo cubrir sus genitales. || En tal posición de indefensión
le fueron arrojadas por Daniel uvas sobre la cola y otros de los participantes, intentaron
aplastárselas con los pies, entre tanto los hechos eran filmados por el joven, también menor de edad,
José. || El incidente se interrumpió gracias a que alguien alertó la presencia de un profesor y los
participantes se dispersaron tratando de ocultar los hechos y la víctima. Adicionalmente, una señora
del servicio doméstico, de nombre Marta quien escuchó el llanto del joven Santiago, alertó a la
profesora Lilian, quien acudió inmediatamente para apersonarse de los hechos.”
48 La Sala decidió lo siguiente “i) pueden derivarse de estos hechos otras situaciones en que la
dignidad del menor afectado siga siendo lesionada; ii) el proceso disciplinario es insuficiente para
restablecer los vínculos con la comunidad de todos los estudiantes por lo que sería conducente que
se surtiera un proceso restaurativo; iii) el proceso disciplinario llevado en contra de los menores
tutelantes – el cual como se advirtió fue anulado por la Secretaría de Educación del Municipio-,
desconoció el debido proceso en los aspectos constitucionales analizados en esta sentencia; iv) en
virtud del Manual de Convivencia del Colegio la Secretaría de Educación del Municipio tenía
competencia para pronunciarse en segunda instancia sobre los procesos disciplinarios llevados por
el Colegio y es legítima su decisión de anulación de los procedimientos; v) la decisión de no
renovación de las matrículas de los menores, supuestamente independiente del anterior proceso
disciplinario, también vulneró su derecho al debido proceso por sancionar a los menores sin
indicarles las faltas por las que se adoptó dicha decisión ni darles la oportunidad de defenderse.”
Corte constitucional, sentencia T-917 de 2006 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).
Expediente T-2664575 21

formativo y educativo para los menores agresores, sino también para el menor
agredido.49

3.2.4. Como se dijo, dentro de las reglas del debido proceso se encuentra
también la proporcionalidad y razonabilidad de la sanción, en función de la
gravedad de la falta cometida, los bienes jurídicos afectados y el propósito
pedagógico. Así, por ejemplo, en la sentencia T-651 de 2007 se estudió el caso
de un estudiante universitario de mitad de carrera al que, luego de una riña, se
le impuso una sanción (expulsión y prohibición de reingreso por 20 años) que,
a juicio de los jueces de instancia, era desproporcionada e irrazonablemente
diferente a la que se le había impuesto a los demás estudiantes sancionados
por los mismos hechos.50

Ahora bien, ello no quiere decir que no se puedan imponer sanciones fuertes y
estrictas como una expulsión, o que se pretenda trasladar exigencias propias
del formalismo procesal penal, afectando así el sentido pedagógico y
formativo que tienen los procesos disciplinarios en el contexto educativo. Por
ello, en la sentencia T-263 de 2006, por ejemplo, la Corte revocó las
decisiones de los jueces de instancia que habían tutelado los derechos de un
49 La Sala presentó en la sentencia las ordenes que adoptó en los siguientes términos: “De acuerdo
a lo anterior la Corte ordenará al Colegio: i) que en el evento en que los tratos lesivos para la
dignidad del menor víctima de los hechos se estén proyectando en su contra, como por ejemplo
debido a la ventilación pública de los hechos, su estigmatización o la burla por parte de miembros
de la comunidad, deberá tomar medidas para que éstos cesen; ii) tales medidas pueden comprender
un tipo de proceso restaurativo de lazos comunitarios a condición de que a) el menor afectado así lo
acepte de manera autónoma, expresa e informada; y b) alguno de los menores disciplinados vuelva
a ser o haya seguido siendo parte de la comunidad educativa; iii) tutelar el derecho al debido
proceso de los menores en nombre de quienes se instauró la acción de tutela y en consecuencia en el
evento en que los menores implicados deseen regresar al colegio éste no podrá negarse a
matricularlos. Sin embargo, podrá volver a realizar el proceso disciplinario respetando las garantías
del debido proceso y la consecuencia de dicho proceso puede consistir en cualquiera de las
sanciones previstas en el Manual de Convivencia, incluida la más severa; iv) dejar sin efectos la no
renovación de la matrícula de los menores por no haber respetado el derecho al debido proceso; v)
en aras de garantizar la continuidad de la educación de los menores se ordenará a la Secretaría de
Educación del Municipio que en el evento en que los menores no quieran regresar al Colegio se les
mantenga el cupo en las instituciones educativas en donde se encuentran estudiando de manera
provisional, o en otro establecimiento educativo diferente; vi) advertir al Colegio que deberá
corregir su Manual de Convivencia en el sentido de determinar con claridad cuáles son las
conductas que constituyen una falta disciplinaria. Lo anterior en el entendido de que de su lectura
debe poderse determinar cuáles son las características esenciales del comportamiento que será
sancionado disciplinariamente; y vii) abstenerse de mencionar en el texto de esta providencia, el
nombre de los menores involucrados en los hechos del presente asunto, con el fin de salvaguardar
su intimidad. Igualmente, y con el propósito de garantizar mayor sigilo al respecto, en las
reproducciones que se hagan del presente texto, salvo en las destinadas a las partes y a las
autoridades vinculadas, deberán omitirse los nombres de la institución demandada y de las demás
personas relacionadas con los hechos del caso.”
50 Corte Constitucional, sentencia T-651 de 2007 (MP. Nilson Pinilla Pinilla). La sanción del joven
accionante era “cancelar la matrícula y expulsarlo del CES por un período de 20 años”, las de los
demás eran “matrícula condicional durante el resto de la carrera y suspender temporalmente la
matrícula por un año… se le reintegró a la universidad por mandato de juez de tutela”; “Matrícula
condicional durante el resto de la carrera y suspender temporalmente la matrícula por un año”;
“Matrícula condicional durante el resto de la carrera y suspender temporalmente la matrícula por
un 6 meses”; “Matrícula condicional durante el resto de la carrera y suspender temporalmente la
matrícula por un 6 meses.”
Expediente T-2664575 22

estudiante, supuestamente porque una universidad [Los Andes] había


desconocido su derecho al debido proceso, y en consecuencia, resolvió dejar
en firme la sanción impuesta por la universidad. La madre de una estudiante a
la cual se le había sancionado severamente por haber cometido un fraude
[cancelación de matrícula y prueba de conducta por dos semestres; el acuerdo
consistió en que se le incluyera como autora de un trabajo en el que no había
trabajado, a cambio de pagar la suma de dinero acordada] presentó una tutela
en nombre de su hija por considerar que no se le había respetado el derecho al
debido proceso. Los jueces de instancia consideraron que la apertura del
proceso no había sido totalmente clara y precisa respecto a la acción que se le
endilgaba y, además, que la sanción era totalmente desproporcionada y
exagerada. La Corte Constitucional, como se dijo, estuvo en desacuerdo con
tan elevado estándar de análisis de las actuaciones educativas, constató que las
reglas básicas de un debido proceso sancionatorio se habían cumplido y
resolvió negar la protección de tutela que se había concedido y dejar en firme
la sanción que había sido impuesta.

3.2.5. Por último, cabe mencionar que la jurisprudencia se ha pronunciado


también sobre la razonabilidad de las limitaciones que pueden implicar las
sanciones en contextos educativos, incluso más allá de los hechos
estrictamente referidos al asunto. Así, por ejemplo, la Corte Constitucional
decidió que un Colegio no violó el derecho político a elegir y ser elegida de
una persona de último grado (11°) –una alumna en este caso–, al impedirle
participar como candidata a personera estudiantil, debido a que había tenido
un muy bajo rendimiento académico y un reprochable y repetido mal
comportamiento que le había hecho merecedora de una matrícula condicional
(T-706 de 2002).51 Se aceptó en este caso, por tanto, que se trataba de una
limitación razonable al desarrollo armónico e integral, el impacto que
conllevaba en ella la imposibilidad de ser elegida como personera. De hecho,
resalta esta Sala, la sanción de no ser personera es una consecuencia que la
estudiante tenía derecho a que se le impusiera, para asegurarle el goce efectivo
de su derecho a un desarrollo armónico e integral. El derecho a ser sancionada
que tiene toda persona menor de edad, como parte del proceso del formación,
es un derecho constitucional fundamental. Afrontar esa restricción constituye
una medida adecuada que propende por un fin legítimo que es educar a la
estudiante; permitirle formarse integralmente, para que en un futuro, la
sociedad no le impida acceder a cargos de dirección pública, ya no en el
contexto educativo, sino profesional y político. Impedirle la consecuencia
51 Así lo decidió la Corte Constitucional en la sentencia T-706 de 2002 (MP Rodrigo Escobar Gil);
por lo que resolvió confirmar la decisión del Juzgado de instancia que había negado la tutela del
derecho invocado por la accionante. Para el juez de primera instancia era claro que el estudiante
había incurrido en una falta disciplinaria, contemplada en el reglamento académico y, por tanto la
Universidad estaba legitimada para aplicarle una sanción, el problema era que la impuesta era
“desproporcionada y desigual, en comparación con los otros estudiantes disciplinados, toda vez
que los actos revisten similitud”. Se resolvió dejar sin efecto la sanción impuesta por la universidad
y permitirle al accionante continuar sus estudios. El juez de segunda instancia confirmó la decisión,
a pesar de que en la parte motiva se había reconocido que podía continuar sus estudios pero con
‘matrícula condicional’, por ser ello, un claro error, no reproducido en la parte motiva. La Sala de
Revisión confirmó las decisiones de instancia, haciendo la salvedad frente al error mencionado.
Expediente T-2664575 23

sancionatoria a esa persona, sería pues, impedirle entender y comprender las


dimensiones de sus actos y propiciar que en el futuro, se insiste, sea una
persona excluida de la posibilidad de acceder a más altas dignidades. Toda
sanción legítima y razonable en el contexto educativo, debe posibilitar el
crecimiento y desarrollo como persona de todo individuo.

3.3. Así pues, es deber de toda institución educativa imponer las sanciones a
los estudiantes, respetando las reglas procedimentales que la propia institución
haya impuesto, siempre y cuando las mismas respeten los mínimos contenidos
de un debido proceso. Esta garantía no sólo asegura los derechos de los
estudiantes que hayan sido acusados, sino también, los de las personas que
eventualmente hayan sido afectadas por la sanción cometida y encuentren en
dicho procedimiento, una forma de reparación y protección de sus derechos.
Finalmente, cuál es la orden más adecuada para impartir en cada uno de los
casos concretos, cuando se verifique la violación o la amenaza de los derechos
invocados, es una cuestión que dependerá de las situaciones fácticas concretas.
En principio se deberá dejar sin efecto la sanción impuesta y ordenar que se
rehaga el trámite disciplinario en cuestión, pero dicha orden podrá ser
modificada o ajustada, de acuerdo con los hechos concretos que plantee el
caso, como se vio en la jurisprudencia citada.

A continuación, pasa la Sala a exponer los lineamientos básicos del Manual de


Convivencia del Colegio La Presentación de Girardot, haciendo especial
énfasis en las sanciones contempladas y las reglas procesales para imponerlas.

4. Colegio La Presentación de Girardot, una institución educativa


centenaria, con una normatividad inspirada en la promoción y el respeto
del orden constitucional propio de un estado social de derecho

4.1. El Colegio La Presentación de Girardot es una institución “educativa


privada de carácter mixto, fundada y dirigida por las Hermanas de La
Caridad Dominicanas de La Presentación” en la que se ofrecen los niveles
preescolar, básica primaria, básica secundaria y media vocacional.52 El
Colegio La Presentación de Girardot fue fundado en 1903. De acuerdo con su
Manual de Convivencia, “para proclamar y testimoniar el mensaje de
salvación, impartiendo una educación cristiana a los niños y jóvenes desde su
realidad concreta, en mirar la construcción de un mundo más humano, más
solidario y más justo.”53 Resalta el Manual que, enmarcado “[…] por el
espíritu de Marie Poussepin (1653-1744), fundadora de las Hermanas de la
Caridad Dominicanas de la Presentación, el colegio pretende ser una
respuesta adecuada al momento histórico y sus implicaciones.” Las Hermanas
de esta congregación llegaron a Girardot por solicitud oficial, para prestar

52 Manual de Convivencia, 2010 del Colegio La Presentación, de Girardot, pág.23. El Manual se


encuentra en la Agenda 2010 de la misma institución, aportada al proceso y que se encuentra dentro
del expediente, luego del cuaderno principal.
53 Manual de Convivencia, 2010 del Colegio La Presentación, de Girardot, pág.14.
Expediente T-2664575 24

servicios de salud durante la guerra de ‘los mil días’.54 Años más tarde, en
1903, fundarían el Colegio, el cual funcionó a partir de 1905 en una casa
donada por una familia. Luego, en 1914, a causa de un incendio, el Colegio
fue reconstruido con la ayuda del Presidente de la República, Carlos E.
Restrepo.

4.2. El Reglamento Interno del Colegio, como éste mismo lo sostiene en su


presentación, es producto de la participación de todos los sectores de la
comunidad.55 Aclara que se enmarca dentro del orden constitucional vigente,
reconociendo expresamente dentro de éste, la Constitución Política; las leyes
115 de 1995 (ley general de educación), 375 de 1997 (ley de la juventud) y
1098 de 2006 (Código de Infancia y Adolescencia); tres decretos (1860 de
1994, 1286 de 2005 y 1290 de 2009) y la jurisprudencia constitucional, dentro
de la cual se destacan algunas sentencias [T-02, T-366 y T-524 de 1992, T-341
de 1993, T-015 y T-386 de 1994, T-037 de 1995, T-366 de 1997, T-1233 de
2003].

4.3. En cuanto a los principios y fundamentos que orientan el Colegio, así


como sobre el sentido de la educación, el Manual de Convivencia señala lo
siguiente,

“Principios y fundamentos que orientan la Institución

La Institución propende por el desarrollo de potencialidades y valores


en sus educandos, opta por un modelo educativo personalizado, a
través del cual genera espacios educativos y momentos pedagógicos
para encausar el pensamiento y la toma de decisiones que orienten: el
ser, el hacer y el cómo vivir en una sociedad cambiante.

El desarrollo de la autonomía, la libertad de opción, el juicio crítico, la


singularidad, la creatividad, la sociabilidad, la apertura y la
trascendencia (en triple relación el ser humano con Dios, el ser
humano con el mundo y el ser humano con el otro), son elementos
educativos que mejoran las perspectivas de formación de los
educandos, pues ayudan a incrementar potencialidades cognoscitivas,
socio-afectivas y psicomotoras.

El estilo educativo característico de la Presentación, tomo como

54 De acuerdo con la Historia del Colegio incluida en el Manual de Convivencia, en 1889, con
motivo de la Guerra de Los Mil Días, el Ministro de Guerra solicitó a la Congregación Religiosa
enfermeras para que atendieran las ambulancias en la ciudad de Girardot y en sus alrededores. Las
Hermanas Eufrasia, Justa y María Emilia fueron asignadas para tal fin y más tarde la Hermana
Elena María, quienes vieron la necesidad de quedarse en Girardot para atender la educación en las
escuelas del Gobierno.
55 Dice al respecto: “El Reglamento […] que hoy colocamos en las manos de cada uno de los
estudiantes y sus familias que desean hacer parte de nuestra comunidad educativa, es el fruto de un
arduo trabajo realizado con todos y cada uno de los estamentos de la Institución, quienes no
escatimaron tiempo para presentar sus inquietudes, aclarar dudas e introducir lo que se consideraba
más oportuno para hacer del colegio un lugar donde cada uno comprende sus deberes y vives sus
derechos en forma comprometida y autónoma.”
Expediente T-2664575 25

modelo a la Virgen María, la mujer perfecta que escucha ‘la palabra’,


la acoge y la hace vida, se enmarca en la pedagogía de Marie
Poussepin que forma sus estructuras desde los orígenes de la
Congregación en un ambiente de caridad, sencillez, piedad, verdad,
trabajo, respeto, audacia y responsabilidad. Acoge al educando y lo
orienta en su realización personal y comunitaria.

Sentido de la Educación

La educación se asume como un proceso de formación integral de las


personas teniendo en cuenta su dimensión social humana y
trascendente, con sus valores, derechos y deberes que le permite ser
libre dentro de un marco orientador de su personalidad: Ejercicio de
los derechos, cumplimiento de los deberes, respeto por la
prohibiciones, construcción de saberes, mejoramiento de la calidad de
vida y práctica de la convivencia social motivado por los principios de
la ética, los valores morales, el servicio social y la fe cristiana.”

4.4. El Manual advierte que hace suyos los deberes que en materia de
educación se contemplan en el nuevo Código de la infancia y la adolescencia
(art. 42). En especial, cabe resaltar, la obligación de “abrir espacios de
comunicación con los padres de familia para el seguimiento del proceso
educativo y propiciar la democracia en las relaciones dentro de la comunidad
educativa”; “respetar, permitir y fomentar la expresión y el conocimiento de
las diversas culturas nacionales y extranjeras y organizar actividades
culturales extracurriculares con la comunidad educativa para tal fin”; y
“garantizar la utilización de los medios tecnológicos de acceso y difusión de
la cultura y dotar al establecimiento de una biblioteca adecuada.” También
siguiendo el Código de infancia y adolescencia (art. 44), el Colegio La
Presentación de Girardot asume las responsabilidades complementarias con
sus estudiantes, dentro de las cuales cabe resaltar las siguientes: “proteger
eficazmente a los niños, niñas y adolescentes contra toda forma de maltrato,
agresión física o psicológica, humillación, discriminación o burla de parte de
los demás compañeros o profesores”; y “establecer en sus reglamentos los
mecanismos adecuados de carácter disuasivo, correctivo y reeducativo para
impedir la agresión física o psicológica, los comportamientos de burla,
desprecio y humillación hacia los niños, niñas y adolescentes con dificultades
de aprendizaje, en el lenguaje o hacia niños o adolescentes con capacidades
sobresalientes o especiales.”

4.5. El Reglamento Interno, incluido en el Manual de Convivencia, reconoce


una serie de derechos, indicando a la vez, los deberes relacionados con estos.
El tercero de esos derechos que tienen los estudiantes del Colegio La
Presentación, es “ser valorado en todos los aspectos referentes al desarrollo
de su personalidad”, el cual encuentra un correlato en el deber de “esforzarse
continuamente para construir valores y así lograr su formación integral.” El
quinto derechos, es “ser formado integralmente por todos los miembros de la
Familia La Presentación y participar en actividades que contribuyan al
Expediente T-2664575 26

mejoramiento de la persona”, y su correlato, el deber de “respetarse y


respetar a todos los miembros de la Familia Presentina; estar en disposición
de escuchar la opinión y la palabra de los demás, asumiendo una actitud de
cambio. Participar y respetar las actividades programadas por la institución.”
El sexto de los derechos reconocidos, es “ser escuchado en sus inquietudes,
reclamos e iniciativas, contando canales de participación y decisión”, y su
correlato, el deber de “manifestar sus inquietudes y reclamos de forma
respetuosa, con la persona indicada, en el momento y lugar pertinente y
siguiendo el conducto regular, según sea el caso.”

4.6. El Reglamento Interno del Colegio contempla en su Capítulo Noveno, el


Régimen Disciplinario aplicable a los educandos. Establece los principios
rectores, advirtiendo expresamente que el Colegio “es respetuoso de las
garantías constitucionales al debido proceso aplicadas en los procesos
disciplinarios que adelante la institución educativa, tal como lo ha indicado la
Corte Constitucional en diversas oportunidades.” Señala luego cuáles son las
prohibiciones, dentro de las que contempla, entre otras, “[…] 3. Ejecutar actos
de violencia física y/o verbal contra cualquier mimbro de la comunidad
educativa. || […] || 7. Proferir en público expresiones injuriosas o
calumniosas contra cualquier miembro de la comunidad educativa.”
Posteriormente, se identifican y clasifican las faltas en leves, graves y
gravísimas, incluyendo dentro de las primeras “[…] 6. Utilizar vocabulario
vulgar o descortés. […] 13. Uso inadecuado de mensajes de texto en celulares
e Internet. […]” Dentro de las faltas graves se contempla, por ejemplo, “[…]
14. Uso de la palabra y de sus posiciones de liderazgo para rebelión o
descrédito de la institución.” Y dentro de las faltas gravísimas, por ejemplo, se
contempla “4. Las agresiones físicas que ocasionen lesiones personales o
agresiones verbales que configuren injuria, calumnia a cualquier miembro de
la comunidad educativa. […] 9. La altanería, vulgaridad y falta de respeto
con cualquier directivo o miembro de la comunidad educativa.” A
continuación, el Reglamento Interno se ocupa de las sanciones, indicando que
a cada hecho o conducta corresponde una sanción específica de acuerdo a la
gravedad de la falta”. Luego se ocupa de indicar las causales de terminación o
no renovación del contrato de matrícula, y de fijar las instancias, competencias
y procedimientos, según la clase de sanción de que se trate.

4.6.1. En el caso de las faltas leves, señala que podrán establecerse “[…] una
de las siguientes sanciones: 1. Llamada de atención verbal. 2. Llamada de
atención por escrito y firma del alumno en el anecdotario. 3. Firma de
compromiso por el estudiante y el Padre o acudiente. 4. Suspensión de uno a
tres días. Además, se fijan algunas reglas en materia de procedimiento.”56 En

56 Dice el Reglamento interno al respecto: “Las sanciones como llamadas de atención verbal o por
escrito con la firma del estudiante, podrán ser impuestas por el profesor, el director de curso,
psicóloga, coordinadores, académico de convivencia y la Rectora del Colegio. || La sanción de
llamada de atención por escrito con firma de compromiso por el estudiante y el Padre o acudiente y
la sanción de suspensión de uno a tres días, están a cargo de la Coordinación de Convivencia y la
Rectora del Colegio. || Antes de una sanción, siempre debe existir el diálogo con el estudiante a fin
de permitirle ser escuchado, corregir su error y garantizar su derecho de defensa. || Estas sanciones
Expediente T-2664575 27

el caso de las faltas gravísimas, la persona “[…] se hace acreedora a alguna de


las siguientes sanciones: 1. Suspensión de tres a cinco días, con permanencia
dentro de la institución. 2. Matrícula en observación que conlleva la firma de
compromiso por el estudiante y el padre o acudiente. || Desescolarización del
estudiante. 4. Terminación del contrato de prestación del servicio educativo
durante el año escolar. 5. No renovación del Contrato de prestación del
servicio educativo. 6. Para los estudiantes de grados 5°, 9° y 11° la no
graduación pública. Las faltas graves y gravísimas serán analizadas y
sancionadas en primera instancia por el Consejo Disciplinario, de acuerdo al
grado de atenuación o agravación con que se haya cometido.”

4.6.2. El Reglamento contempla una serie de reglas que deben contemplarse


en todo proceso sancionatorio, a saber,

“1. Toda amonestación o sanción conlleva una función formativa, la


posibilidad para el estudiante de corregir su comportamiento y
enmendar su error.

2. Los términos de días deben entenderse como días hábiles.

3. El alumno que con una misma conducta infrinja varias normas o


cuando para lograr determinado objetivo incurra en varias faltas, será
sancionado por la falta más grave.

4. El compromiso que se firme puede ser académico y/o disciplinario,


constituye un mecanismo pedagógico y formativo que permite al
estudiante corregir sus errores, pero lleva implícito el deber de
cumplirlo y respetarlo.”

4.6.3. El Reglamento Interno, luego de señalar el marco constitucional y legal,


en especial el “reiterado llamado” de la jurisprudencia para que los manuales
de convivencia se sujeten a los parámetros constitucionales, sobre todo en
materia de debido proceso, para lo cual se hace referencia a la sentencia T-
1233 de 2003, establece que todo proceso disciplinario “está orientado a
determinar las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que tuvo ocurrencia
alguna de las faltas previstas en el presente reglamento.” No obstante,
advierte, “en virtud de los principios y fines de la educación de la atención a la
misión del colegio, previo al inicio de cualquier procedimiento sancionatorio,
deberán agotarse todas las medidas pedagógicas y correctivas al alcance de los
docentes y coordinadores directivos,” lo cual, excluye la coacción o
amedrentar como medios legítimos en el ámbito educativo sancionatorio. Por
último, luego de describir las reglas básicas del procedimiento para imponer
una sanción, se establece cuál es el propósito de las medidas correctivas
adicionales que se puede imponer, y cuáles son éstas.

deben ser impuestas en el menor tiempo posible a la comisión de la falta o cuando se tenga noticia
de ella. || Si el estudiante o el Padre o acudiente no se presenta a firmar el compromiso en la fecha
indicada, se dejará constancia de ello y se presume que aceptan el compromiso.”
Expediente T-2664575 28

4.7. En resumen, el Colegio La Presentación de Girardot es una institución


educativa con más de un siglo de actividades, que actualmente cuenta con una
normatividad que, en términos generales, está inspirada en la promoción y el
respeto del orden constitucional instituido en 1991, bajo la fórmula política de
un estado social de derecho. En tal sentido, el Manual de Convivencia de la
institución recoge y hace suyos los parámetros constitucionales y legales más
actuales, incluyendo las reglas propias de un debido proceso.

A continuación, pasa la Sala a hacer algunos comentarios con relación a


algunos de los retos que las nuevas tecnologías plantean a los procesos
educativos, teniendo en cuenta el tipo de falta con la cual se vinculó al hijo de
los accionantes.

5. Comentario sobre los retos educativos que supone la participación en el


contexto de tecnologías de la información

5.1. La participación de las personas que son estudiantes en sus instituciones


educativas y en su proceso de formación, especialmente en la época de las
nuevas tecnologías, supone delicados retos para los directores de las
instituciones, sus profesores y para los padres de familia. Indudablemente, la
participación de los estudiantes no puede darse en condiciones que
desconozcan los procedimientos establecidos y acordados previamente para
hacerlo, sobre todo cuando se pretende que dicha participación se dé en
condiciones democráticas y con respeto a los derechos constitucionales
fundamentales. Pero a la vez, no se pueden imponer reglas, condiciones y
requisitos para el ejercicio de la participación, a tal punto que se prefigure el
grado, el sentido y la magnitud de la participación de las personas, por
ejemplo, excluyendo ciertas posiciones, discursos u opiniones.

Las tensiones y cuestiones se potencian a propósito de las nuevas tecnologías


en múltiples sentidos. Por ejemplo, los casos de participaciones estudiantiles
en debates sobre la conformación y estado del gobierno escolar que incurren
en excesos y en abusos pueden ser mayores, por cuanto los nuevos medios
tecnológicos permiten amplificar el auditorio, llevando el mensaje a un
número mayor de destinatarios y haciendo más daño del que normalmente se
producía en tales circunstancias. Pero a su vez, el control que los medios
tecnológicos ofrece, abre la puerta para imponer sobre las personas
restricciones y limitaciones que no son razonables ni compatibles con una
sociedad democrática.

5.2. Son varios los casos tratados por la jurisprudencia constitucional en los
que intervienen nuevas tecnologías y en los cuales la transmisión, recepción,
difusión o construcción de información afecta el goce efectivo de derechos
fundamentales. Así, por ejemplo, en la sentencia T-013 de 2008 se consideró
que si bien existe una relación usualmente positiva entre el derecho de
petición y la informática, en especial, el internet –en tanto, el primero se
potencia a través de la segunda–, pueden existir casos en los que una entidad
Expediente T-2664575 29

estatal puede imponer una ‘barrera informática’ a las personas, excluyendo a


aquellas que tienen problemas de acceso a las nuevas tecnologías de la
información y afectando sus derechos fundamentales. 57 Por tal razón, se
ordenó a una entidad abstenerse de obligar a las personas a tener que hacer un
trámite relacionado con su seguridad social, por medio de internet. 58 De forma
similar, en el caso de la educación se ha considerado que los trámites por
internet de ingreso a las instituciones educativas son procesos legítimos cuyo
incumplimiento puede implicar restricciones razonables a las personas. Por
ejemplo, se ha decidido que una Universidad no viola el derecho a la
educación de una persona a la que por error se le tuvo en cuenta un puntaje de
examen de ingreso diferente al que realmente obtuvo, teniendo en cuenta que
tal equivocación, que impidió su ingreso a la carrera elegida, había sido
generado por el propio estudiante al haber llenado erradamente el formato de
ingreso por internet.59

5.3. Uno de los problemas que ha crecido debido a las nuevas tecnologías es el
acoso escolar. Bajo el orden constitucional vigente, toda persona, en especial
los menores de edad, tiene derecho a que se le proteja del llamado acoso
escolar o matoneo (o ‘bullying’), por ser formas de atentar contra su honra y
su dignidad. Las tecnologías de la información han tenido un impacto negativo
en este tipo de conductas, al potenciar el daño causado por muchos de los
ataques y acosos que pueda sufrir un estudiante. De hecho esto ha dado lugar a
que se hable de un ‘cibermatoneo’ o ‘ciberacoso’ (o cyberbullying), esto es,
según la Policía Nacional, cuando una persona menor atormenta, amenaza,
hostiga, humilla o molesta a otra persona menor mediante internet, teléfonos
móviles, consolas de juegos u otros medios técnicos similares. 60 Son tan

57 En este caso se consideró lo siguiente: “En esas condiciones los ciudadanos deben estar en
posición de escoger, de acuerdo a sus posibilidades de acceso a un computador , qué medio
implementar, ya sea el derecho de petición en documento físico que se radica en las dependencias
de cada entidad, o a través de la página Web correspondiente. ||  Por lo anterior, las entidades
estatales o particulares no pueden exigir que, únicamente por la página Web se realice un trámite, se
soliciten certificaciones, información o cualquier tipo de gestión, dado que los medios tecnológicos
como el Internet son concebidos como un mecanismo para facilitar el acceso y no para limitarlo,
entonces si será posible la utilización de cualquier otro medio sin desconocer los requisitos mínimos
exigidos por la Ley.” Corte Constitucional, sentencia T-013 de 2008 (MP Marco Gerardo Monroy
Cabra).
58 Se resolvió “prevenir a la Secretaría de Educación del Departamento de Caldas para que se
abstenga de exigir que los docentes, directivos docentes y administrativos únicamente puedan
solicitar las certificaciones de cesantías parciales, cesantías definitivas, pensiones, reliquidación de
pensiones o cualquier otro trámite por la página Web, por ser una exigencia que vulnera el ejercicio
del derecho fundamental de petición.” Corte Constitucional, sentencia T-013 de 2008 (MP Marco
Gerardo Monroy Cabra).
59 Corte Constitucional, sentencia T-021 de 2007 (MP Jaime Araujo Rentería). En este caso se
señaló que el accionante podía presentarse nuevamente a la Universidad del Tolima desde el
semestre inmediatamente posterior, si así lo quería, para que, con base en su verdadero puntaje en el
examen de estado ICFES y demás parámetros objetivos de selección, fuera tenido en cuenta como
aspirante para la admisión a la carrera de su elección.
60 Otra noción al respecto es que ‘cibermatoneo’ o ‘ciberacoso’ es uso de información electrónica
y medios de comunicación (correo electrónico, redes sociales, blogs, mensajería instantánea,
mensajes de texto, teléfonos móviles, consolas de juegos de videos, etc.) difamatorios, amenazantes,
degradantes, agresivos para acosar, intimidar, amedrentar, humillar, o fines similares, realizada
Expediente T-2664575 30

graves y frecuentes los ataques a la dignidad, a la intimidad, a la honra y al


buen nombre, que la Policía Nacional cuenta con un CAI virtual para atender
allí las denuncias de cyberbullying.

El acoso escolar suele tener origen en los señalamientos que se hacen los
estudiantes entre sí. Pero también puede ocurrir de parte de alguno o algunos
de los estudiantes para con los profesores o las directivas del plantel
educativo, como también de parte de éstos y éstas hacia algún estudiante. En
tal sentido, por ejemplo, la jurisprudencia ha prevenido a las autoridades
escolares de hacer señalamientos públicos de un estudiante, en especial
cuando se puede traducir en acoso (en matoneo), en burlas, en violación de su
intimidad, o en la imposición de apodos [T-220 de 2004].61

5.4. Sin duda, para la envergadura del impacto que representan las tecnologías
de la información en las sociedades contemporáneas, los casos tratados hasta
ahora por la Corte Constitucional son pocos. Es probable que en los años
venideros sea este un tema que imponga nuevos retos a las personas y,
consecuentemente, a los jueces de la República cuando su intervención sea
requerida. Será pues, caso a caso, que la jurisprudencia constitucional seguirá
avanzando en dibujar y delinear los límites de estas nuevas dimensiones de los
derechos, en plena evolución y transformación.

6. El Colegio La Presentación no violó los derechos de Gabriel Fernando


Rojas Ardila al debido proceso en el contexto de un trámite disciplinario
escolar, por cuanto nunca se le impuso sanción alguna

Los padres de Gabriel Fernando interpusieron la presente acción de tutela, por


considerar que se le estaban imponiendo medidas sancionatorias injustificadas
y por hechos no probados a su hijo, sin que se hubieran seguido las reglas
propias del debido proceso. De los hechos narrados por las partes –que en un
principio eran versiones contradictorias en algunos aspectos, pero luego, en las
declaraciones ante la juez de instancia se fueron aclarando–, puede concluirse
(i) que existieron algunos hechos por los cuales se le inició una investigación
al menor en cuestión, (ii) que dentro de ese proceso se hizo referencia a las
sanciones que la institución pretendía imponer y (iii) que no existe sanción
alguna que haya sido impuesta.

6.1. Los hechos por los cuales el hijo de los accionantes fue investigado por el
Colegio, era su posible relación con la creación de una página en internet, en
sobre un individuo, mediante ataques personales u otros medios de forma reiterada a lo largo de un
tiempo determinado. Las agresiones pueden realizarse bajo un formato anónimo o de identidad falsa
o adulterada.
61 En la sentencia T-220 de 2004 (MP Eduardo Montealegre Lynett) se tuteló el derecho de una
estudiante que había sido señalada públicamente por la Coordinadora de disciplina del Colegio,
como ejemplo de las niñas que se dejan tocar como si fueran ‘el tambor del colegio’; se resolvió,
entre otras cosas, ordenar que “[…] se prevenga a las directivas y a los profesores de dicha
institución, para que en adelante se abstengan de hacer señalamientos públicos en relación con
hechos censurables o inapropiados en que estén involucrados los estudiantes de dicho plantel, de
conformidad con lo dispuesto en las consideraciones de la presente sentencia.”
Expediente T-2664575 31

la red social facebook, en la cual se creaba un grupo para pedir el cambio de la


Rectora del Colegio, abriendo así un espacio para opinar, pero que también
servía para insultar y atentar en contra de ella. La vinculación del menor, se
debe a dos razones. La primera es haber ingresado a dicha página, ratificando
así, de alguna forma, su opinión de que se ‘cambiara a la Rectora del Colegio’,
y la segunda, que referenció la página en cuestión a otras personas,
invitándolas a ser seguidores del grupo que en ella se creaba. El joven aceptó
haber entrado a la página, pero negó haber puesto insulto alguno o haber sido
el creador de la misma.

6.2. Las investigaciones iniciadas por el plantel educativo buscan poder


establecer qué ocurrió y si hay lugar a tramitar alguna sanción en contra del
estudiante. No obstante, más allá de reconocer esta investigación inicial, el
Colegio niega que se estuviera adelantando un proceso específico y concreto
para imponer una sanción específica al estudiante. En su participación ratifica
que ni expulsión ni matrícula condicional se le ha impuesto. Salvo la
investigación realizada preliminarmente, el Colegio no ha tomado una
decisión disciplinaria con respecto al hijo de los accionantes.

6.3. Para la Sala, advertir a un estudiante acerca de las sanciones de las cuales
puede ser objeto, es legítimo o no, dependiendo del grado de afectación que la
amenaza de la imposición de la sanción por parte del colegio, tenga sobre el
estudiante. Si se trata de una amenaza cierta, que se emplea para intimidar a
un estudiante ilegítimamente en medio de un proceso, por ejemplo, se tratará
de una violación a sus derechos fundamentales. Pero si se trata de una
advertencia legítima a un estudiante acerca de las consecuencias que los actos
que cometa pueden acarrear; incluso en tono de regaño y reclamo, no
constituyen una violación a los derechos fundamentales del menor. El juez de
tutela tiene el deber de valorar en cada caso la protección al debido proceso,
por una parte, y el correcto desarrollo de los procesos pedagógicos en la
institución educativa, por otra.

No descarta esta Sala que la institución educativa hubiera reaccionado en un


primer momento con mucha molestia frente a la situación, por lo grave y
notoria de la afectación de la cual la Rectora había sido objeto. Puede ser que
con el fin de lograr resultados en sus investigaciones o conseguir información,
se haya hecho al estudiante afirmaciones referentes a la gravedad de los actos
con los cuales él estaba relacionado. Es probable que se hubiera advertido
sobre las posibles sanciones a recibir, incluso en un tono fuerte y afirmativo,
como si se pudieran dar por hecho. No obstante, no existe en el expediente
pruebas suficientes que demuestren si tales actos llegaron a implicar que el
Colegio coaccionó y amedrentó al estudiante con la investigación que se abrió
y la eventual sanción.

En principio, la Sala deber considerar que el Colegio actuó de buena fe y no


lesionó los derechos del menor. Sin embargo, así nunca se le haya impuesto
sanción alguna, los hechos narrados permiten advertir una duda razonable con
Expediente T-2664575 32

relación a la posibilidad de que la eventual sanción se haya empleado como un


medio de coacción ilegítima. Todo parece indicar que el Colegio no sólo
advirtió al estudiante cuáles eran las posibles sanciones que se le impondrían,
sino que llegó a elaborar documentos, presentándolas como una situación dada
(la supuesta Acta que se quería que se firmara, cuya existencia niega la
Rectora del Colegio).

Teniendo en cuenta (i) la falta de certeza sobre lo ocurrido, (ii) que el juez de
tutela no sólo debe proteger a las personas de violaciones ciertas, sino también
de posibles amenazas (art. 86, CP), y (iii) que se trata de los derechos de un
menor de edad, sujetos de protección especial (art. 44, CP), la Sala considera
que es procedente conceder la acción de tutela como medio para prevenir una
amenaza a los derechos fundamentales del hijo de los accionantes.

6.4. Dentro del expediente no existe referencia a un caso concreto de otra


persona que hubiese cometido exactamente los mismos actos que él, que
estuviera en el colegio, y que no hubiese sido investigado. En tal caso no
puede hablarse de un trato diferente y menos aún discriminatorio. Al no
existir sanción, además, no puede alegarse que exista un trato diferente con
otros estudiantes que, al parecer, también habían ingresado en la página de
internet en cuestión y, sin embargo, no recibieron sanción alguna. Gabriel
Fernando nunca fue sancionado, por lo tanto, nunca se le trató de forma
diferente a como fueron tratados, supuestamente, sus compañeros. Como lo
afirmó la juez de instancia, este aspecto fue un asunto que, en todo caso,
nunca fue adecuada y debidamente alegado.

6.5. Para la Sala, valga decirlo, la institución de educación no sólo tenía la


facultad de investigar los hechos relacionados con la página en la cual se
insultó a la Rectora, sino que, además, tenía el deber de hacerlo; eso sí, con
respeto al derecho al debido proceso. Sin duda se trataba de un ataque que no
sólo comprometía la dignidad de la Hermana Nubia Estela Mayorga Pedraza,
sino que afectaba el buen desarrollo de las actividades de toda la comunidad
educativa. Las técnicas de ciberacoso, como se dijo, son por lo general
técnicas de matoneo que se utilizan entre personas de igual condición,
usualmente estudiantes. No obstante, los ataques y el acoso escolar puede ser
también practicado por las directivas hacia los estudiantes (en actividades
públicas o también mediante tecnologías de la información), o también, como
ocurre en este caso, de parte de los estudiantes hacia los profesores o
directivos de un colegio.

Este tipo de escenarios exponen a las víctimas, a tener que enfrentar ataques a
su dignidad que superan el ámbito de su comunidad escolar. En efecto, antes
de que llegaran las nuevas tecnologías de la información, un estudiante tenía
que enfrentar los ataques y burlas en el seno de la comunidad escolar a la cual
la persona se encontraba vinculada. Hoy ello no es así. Un ataque y una burla
pueden alcanzar dimensiones globales. Un video íntimo, que afecte la
dignidad de una persona, puede llegar a tener impactos inesperadamente
Expediente T-2664575 33

sobredimensionados. Mucho más allá de lo que pudieron inicialmente querer o


pretender los agresores. Las nuevas tecnologías suelen poner un poder
insospechado en todas y cada una de las personas. En especial de las más
jóvenes, que tanta cercanía y familiaridad tienen con este nuevo mundo virtual
que hasta ahora comienza. Estas son, precisamente parte de las dimensiones y
tensiones que académica y éticamente deben ser tematizadas y enfrentadas,
con un sentido crítico y responsable, en los ámbitos escolares.

6.6. En conclusión, la Sala considera que no existen pruebas que demuestren


que el Colegio La Presentación violó el derecho al debido proceso de Gabriel
Fernando Rojas Ardila, por cuanto la sanción que supuestamente fue
indebidamente impuesta, fue tan sólo una sanción aparente, no real. Pero los
hechos del caso, dejan un margen de duda razonable sobre la existencia de
amenazas y coacciones ilegítimas sobre el menor, con base en las eventuales
sanciones que se le impondrían. De hecho, las dificultades enfrentadas en La
Presentación llevaron al menor a tomar la decisión de continuar sus estudios
en otra institución educativa.62

Así pues, la Sala adoptará dos medidas de protección al respecto. En primer


lugar, declarar que el hijo de los accionantes tiene derecho a continuar y
finalizar sus estudios en el Colegio La Presentación de Girardot, si tal fuera su
decisión. En tal caso, el plantel educativo tendría que aceptar su decisión y
tomar las medidas adecuadas y necesarias para permitirle terminar sus
estudios cabalmente. En segundo lugar, se advertirá al Colegio deberá
abstenerse de utilizar las investigaciones y las sanciones disciplinarias como
medios de coacción a los estudiantes.

6.7. Finalmente, pasa la Sala a hacer referencia un aspecto del Manual de


Convivencia del Colegio que es abiertamente inconstitucional y a indicar
cuáles son las medidas que se tomarán al respecto para garantizar el goce
efectivo del derecho a la educación de todos los estudiantes y todas las
estudiantes que, ante esa disposición reglamentaria, lo tienen amenazado.

7. Protección a todas las personas que estudian en el colegio La


Presentación

Una de las principales protecciones que ofrece el derecho al debido proceso a


toda persona, consiste en asegurarle que en cualquier procedimiento se
aplicará el derecho vigente. Que no se aplicarán, por ejemplo, disposiciones
legales derogadas que no forman parte del ordenamiento, o normas legales
contrarias al orden constitucional vigente. El Manual de Convivencia del
Colegio establece como prohibición y causa de grave sanción el estar casado o
embarazado, medida que, de acuerdo a la reiterada jurisprudencia
constitucional, es abiertamente contraria a la Constitución Política, por

62 De acuerdo con información suministrada telefónicamente al Despacho por la señora madre del
accionante, su hijo se retiró del Colegio La Presentación de Girardot y actualmente cursa su año
lectivo en otra institución de la misma localidad.
Expediente T-2664575 34

desconocer y por comprometer varias libertades y derechos fundamentales.


Esta situación que ha sido puesta en conocimiento de esta Sala, la obliga a
adoptar medidas de protección que protejan a todas y a todos los estudiantes.

7.1. En la sentencia T-853 de 2004, se tuteló el derecho a la educación y a


fundar una familia, de una estudiante de último grado de educación
secundaria, a la cual se le había negado la posibilidad de continuar sus
estudios por haber contraído matrimonio.63 En esta oportunidad, se recopiló y
sintetizó la jurisprudencia constitucional aplicable en los siguientes términos,

“[1] los reglamentos estudiantiles, al igual que todos los ordena-


mientos internos de entidades privadas o públicas, deben estar
acordes, en su contenido, con los valores, principios y derechos
consagrados en la Constitución colombiana;

[2] impedir el reingreso de una estudiante a terminar su


educación secundaria, que se ausentó del Colegio por haber estado
embarazada, constituye una clara violación de los derechos a la
educación, la igualdad y la autodeterminación propia de toda persona;

[3] un Colegio no puede obligar o imponer a un estudiante un


trato diferente por negarse a comprometerse a conformar su familia de
una forma determinada;

[4] un Reglamento de Convivencia del Colegio que sanciona


“cualquier manifestación amorosa” desconoce irrazonablemente el
derecho a la intimidad de los estudiantes y afecta, igualmente, los
derechos a la libertad y al libre desarrollo de su personalidad;

[5] un manual de convivencia le da un trato desigual, carente de


justificación, a las alumnas que han decidido formar una familia, por
la vía de la unión libre, la cual es una forma de composición de la
familia que se encuentra amparada por la Constitución (art. 42);

Por tanto (i) “los reglamentos de un colegio,” (ii) “los manuales de


convivencia de las instituciones educativas” y (iii) “las medidas de los
órganos de un establecimiento educativo” no pueden establecer
sanciones académicas o disciplinarias a una estudiante por las
decisiones que ésta adopte para afirmar su identidad sexual. Incluso si

63 Corte Constitucional, sentencia T-853 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa). En este
caso se decidió, entre otras cosas, que “un manual de convivencia le da un trato desigual, carente de
justificación, a las alumnas y los alumnos que han decidido formar una familia (por ejemplo, por
contraer matrimonio civil); una forma de composición de la familia que se encuentra amparada por
la Constitución (art. 42). Por tanto (i) “los reglamentos de un colegio,” (ii) “los manuales de
convivencia de las instituciones educativas” y (iii) “las medidas de los órganos de un estable-
cimiento educativo” no pueden establecer sanciones académicas o disciplinarias a una estudiante
por las decisiones que ésta adopte para afirmar su identidad sexual. Incluso si sus conductas
comprenden casarse o convivir en unión de hecho y la consecuencia de su opción consciente y libre
sea quedar en estado de embarazo. [2] También decide la Sala que la mera vigencia de reglas de
contrarias a la Constitución Política, por desconocer el principio de legalidad, constituye una
amenaza real, al derecho a la autonomía de las estudiantes y los estudiantes. […]”
Expediente T-2664575 35

sus conductas comprenden convivir en unión de hecho y la


consecuencia de su opción consciente y libre sea quedar en estado de
embarazo;

[6] la mera vigencia de reglas contrarias a la Constitución


Política constituye una amenaza real, al derecho a la autonomía de las
estudiantes y los estudiantes, cuya claridad y presencia deberá
analizarse caso por caso;

[7] las autoridades, funcionarios y órganos educativos no pueden


darle un trato diferente que le cause perjuicio a la estudiante, que la
excluya o la margine por haber fundado una familia, porque ello viola
su derecho a la igualdad;

[8] se vulneran los derechos fundamentales al debido proceso, a


la educación y a la intimidad de un alumno cuando se le impone una
sanción por un comportamiento que hace parte exclusiva de su
intimidad, como por ejemplo, tener relaciones sexuales con una
persona casada.64” 65

Con base en las anteriores consideraciones, se tuteló los derechos de la


accionante, pero se consideró que no eran los únicos que fueron afectados y
puestos en riesgo por la actuación del Colegio acusado [La Sagrada Familia,
Montería]. A juicio de la Sala, las normas del reglamento eran violatorias en sí
mismas del derecho fundamental del resto de la comunidad académica. Por
ello resolvió adoptar tres medidas de protección en ese sentido, a saber,

“[1] Por una parte el Colegio deberá inaplicar las disposiciones


del Manual de Convivencia en virtud de las cuales se sancionó a [la
accionante] en el presente caso, y abstenerse de hacerlo en cualquier
otro caso disciplinario, hasta tanto se modifiquen de forma tal que
respeten el principio de legalidad y el derecho al debido proceso. El
proceso de reforma del Manual de Convivencia que se requiere para
ajustarlo al orden constitucional vigente, debe garantizar el derecho de
participación de la comunidad académica, en especial, la participación
de las alumnas del Colegio.

[2] Además, se ordenará que se haga una presentación


pedagógica de los derechos constitucionales tratados en el presente
caso a las alumnas de los grados 9°, 10° y 11° y a los profesores del

64 En la sentencia T-491 de 2003 (MP Clara Inés Vargas Hernández) se tuteló el derecho de una
estudiante que había tenido relaciones sexuales con un hombre casado, fuera del colegio, un fin de
semana, en la casa de una amiga que no era del colegio y con personas también ajenas a esa
institución. La Corte Constitucional sostuvo que existen “(…) comportamientos que no pueden ser
catalogados como faltas al manual de convivencia ni tener como consecuencia la imposición de una
sanción, ya que no que afectan la actividad académica o institucional, ni conllevan el
incumplimiento de los deberes educativos. En esta medida ningún centro educativo, ni público ni
privado, puede instituirse como autoridad para aplaudir o censurar las decisiones autónomas de
un miembro de la comunidad educativa, no sólo de sus alumnos sino también del personal docente
y administrativo.”
65 Corte Constitucional, sentencia T-853 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).
Expediente T-2664575 36

Colegio de la Sagrada Familia de Montería. A cada grupo se hará una


presentación por separado. Esta promoción pedagógica la deberá hacer
el Colegio en ejercicio de su autonomía institucional, para lo cual
contará con la colaboración y acompañamiento de la Defensoría del
Pueblo, en virtud de sus funciones.66 […]67

[3] Por último, la Sala remitirá una copia de la presente sentencia


a la Defensoría del Pueblo para que ésta, en desarrollo de sus
funciones, en especial, la de divulgar los derechos humanos y
recomendar las políticas para su enseñanza (art. 282, CP), adopte las
medidas adecuada y necesarias conjuntamente con los colegios
privados, para garantizar que cuando se imparta la enseñanza de la
Constitución Política de 1991 se incluyan los derechos fundamentales
que han sido objeto de análisis en el presente caso.”68

66 La función del Defensor del Pueblo, según la Constitución Política de Colombia (art. 281), es
velar “por la promoción, el ejercicio y la divulgación de los derechos humanos”, para lo cual podrá
ejercer, entre otras, las siguientes funciones: (1) orientar e instruir a los habitantes del territorio
nacional y a los colombianos en el exterior en (i) el ejercicio y (ii) la defensa de sus derechos ante
las autoridades competentes o entidades de carácter privado; (2) divulgar los derechos humanos y
recomendar las políticas para su enseñanza.
67 Al respecto añadió la sentencia lo siguiente: “Para esta promoción se deberán observar los
siguientes criterios: [4-i] Teniendo en cuenta que a lo largo de este proceso se ha presentado a [la
accionante] como una estudiante que cometió una grave falta disciplinaria, afectando su imagen y
buen nombre ante la comunidad educativa, y en general en Montería, la promoción pedagógica que
se haga debe aclarar lo sucedido indicando que su proceder no solo no es una falta, sino que está
amparada constitucionalmente. Deberá aclararse que su la conducta no viola el derecho a las demás
estudiantes de educarse según su creencias religiosas; por el contrario, es una oportunidad para
enseñar y aprender a tolerar y respetar a los demás, dentro del respeto al pluralismo (art. 1°, CP). ||
[4-ii] Teniendo en cuenta que el propósito primordial de esta orden es asegurar los derechos de los
adolescentes, es importante que por ningún momento se niegue o afecte la autoridad y respeto de la
Rectora, las directivas y los profesores del Colegio. Reconocer que se tomó una decisión no
amparada por la Constitución es motivo de aprendizaje y crecimiento colectivo de la comunidad.
La Sala Tercera de Revisión reconoce al igual que [la accionante] el valor que representa para una
adolescente haber egresado del Colegio de la Sagrada Familia; no otra cosa explica la voluntad
férrea y persistente de tan notable alumna para regresar a su Colegio y culminar allí sus estudios. ||
[4-iii] La promoción de la presente sentencia a las estudiantes de los grados 10° y 11° debe hacerse
teniendo en cuenta su edad, madurez y el nivel educativo en el que se encuentran. Según la Ley
General de Educación (Ley 115 de 1994) la educación media constituye la culminación,
consolidación y avance en el logro de los niveles anteriores y comprende dos grados, el décimo (10)
y el undécimo (11). Esta etapa del proceso educativo tiene como fin (1) ‘la comprensión de las
ideas y los valores universales’ y (2) ‘la preparación para el ingreso del educando a la educación
superior y al trabajo” (art. 27, Ley 115 de 1994). Dentro de los objetivos específicos de la
educación media académica la Ley General de Educación contempla desarrollar “la capacidad
reflexiva y crítica sobre los múltiples aspectos de la realidad y la comprensión de los valores éticos,
morales, religiosos y de convivencia en sociedad’. || [4-iv] Finalmente, la Corte reconoce la
libertad que tiene el Colegio para orientar y guiar a sus estudiantes en la toma de decisiones tan
importantes como lo son fundar una familia o contraer matrimonio. Por supuesto, respetando los
mandatos constitucionales, sin afectar los derechos de Cristina Espinosa Salinas o cualquier otra
alumna en especial a su autonomía y su intimidad y, ante todo, respetando los deberes de
solidaridad, amor y cuidado para con todo menor.” Corte Constitucional, sentencia T-853 de 2004
(MP Manuel José Cepeda Espinosa).
68 Corte Constitucional, sentencia T-853 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa).
Expediente T-2664575 37

Esta posición jurisprudencial ha sido recientemente reiterada por la


jurisprudencia constitucional.69

7.2. La Sala advierte que en el Manual de Convivencia señala como quinta


causal de terminación o no renovación del contrato de matrícula “los casos
decididos en el Consejo Disciplinario y aprobados expresamente por el
Consejo Directivo como: embarazo, matrimonio (El Colegio La Presentación
en su jornada única es una entidad educativa para jóvenes solteros.)” Existe
pues la amenaza cierta para las personas menores de edad que estudian en el
Colegio acusado, de que se les expulse del Colegio. Esto es, de que se les
viole gravemente su derecho a al educación, por haber ejercido su derecho
humano a constituir una familia.

En consecuencia, al tener la Sala noticia de esta situación, declarará que el


Colegio La Presentación de Girardot no puede aplicar el numeral quinto del
Manual de Convivencia, en especial, cuando se advierte “embarazo,
matrimonio (El Colegio La Presentación en su jornada única es una entidad
educativa para jóvenes solteros)” bajo el orden constitucional vigente y, por
tanto, se ha de tener por no escrito. A su vez, se exhortará al Colegio La
Presentación de Girardot para que, dentro del espíritu de respeto que siempre
ha tenido hacia la Constitución Política, ajuste su Manual de Convivencia al
orden constitucional vigente, en este aspecto y en todos aquellos en los que
sea pertinente.

7.3. No pretende esta Sala promover los embarazos adolescentes o precoces.


Por el contrario, tal como lo ha señalado la jurisprudencia constitucional, “los
embarazos prematuros son un problema público y social a resolver, no un
objetivo constitucional por alcanzar”,70 pues suelen conllevar violaciones de

69 En la sentencia T-437 de 2005 (MP Clara Inés Vargas Hernández) se dejó sin efectos una
sanción con base en una norma similar del Manual de Convivencia de un Colegio [Departamental
Santo Domingo Savio de Quibdó] y se ordenó al Colegio adecuar su Manual de Convivencia a los
parámetros constitucionales desarrollados por la jurisprudencia constitucional. La norma decía que
se podía sancionar con cancelación de matrícula o pérdida de cupo para el año siguiente a los
siguientes actos: “14.7. Sostener relaciones maritales y/o convivir públicamente con alguna pareja,
ser madre de familia y aborto comprobado”, “14.14. Asistir al plantel en estado de gravidez o
siendo madre soltera”, y “14.21 Embarazar a una alumna del plantel”. Para la Corte: “[…] los
reglamentos de las instituciones educativas no pueden contener normas o principios que estén en
contravía de la Constitución, como tampoco favorecer o permitir prácticas entre educadores y
educandos que se aparten de la consideración y el respeto debidos a la privilegiada condición de
seres humanos, por ejemplo tratamientos que afecten el libre desarrollo de la personalidad de los
educandos y su dignidad, favoreciendo la presencia de prácticas discriminatorias, de tratos
humillantes, cuyas sanciones no consulten un propósito objetivamente educativo sino el mero
capricho y la arbitrariedad.” Al respecto también puede verse la sentencia T-551 de 2002 (MP
Manuel José Cepeda Espinosa).
70 Corte Constitucional, sentencia T-507 de 2004 (MP Manuel José Cepeda Espinosa, SV Jaime
Araujo Rentería y Alfredo Beltrán Sierra). En este caso se resolvió, entre otras cosas, Declarar
inexequibles las expresiones ‘de doce’ contenidas en el numeral 2 del artículo 140 del Código Civil;
y declarar exequibles las expresiones ‘un varón menor de catorce años y una mujer menor’
contenidas en el numeral 2 del artículo 140 del Código Civil, siempre y cuando se entienda que la
edad para la mujer es también de catorce años.” La Corte consideró que según la Encuesta Nacional
de Demografía y Salud de Profamilia (2000) “(…) [l]a conducta reproductiva de las adolescentes
Expediente T-2664575 38

graves derechos fundamentales (pueden poner en riesgo los derechos a la vida,


a la salud y al desarrollo armónico e integral, en especial de las niñas, por
ejemplo). ‘Orientar a la comunidad educativa para la formación en la salud
sexual y reproductiva en pareja y la vida en pareja’ es una de las
responsabilidades complementarias de las instituciones educativas, que el
Colegio La Presentación de Girardot expresamente decidió asumir. Con base
en ese y otros mandatos Constitucionales, legales y de su propio reglamento,
el Colegio puede desestimular y evitar los embarazos adolescentes entre sus
estudiantes. Pero no por haber contraído matrimonio o estar embarazada,
como se explicó, sería razonable constitucionalmente que se le afectara e
impactara los derechos a la educación y al desarrollo armónico de una persona
en el alto grado que supone ‘terminar o no renovar el contrato de matrícula’.

7.4. Teniendo en cuenta que en el presente caso no hay noticia de que el


colegio haya utilizado o esté utilizando la norma en cuestión, la Sala se
limitará a adoptar dos medidas. La primera es declarar que no se puede aplicar
las normas reglamentarias claramente inconstitucionales, hasta tanto el
Manual de Convivencia no sea ajustado a los parámetros constitucionales
señalados por la jurisprudencia constitucional en esta materia. La segunda es
que se dé a conocer en un contexto pedagógico, la presente decisión judicial a
la comunidad académica, en especial a los alumnos de últimos años.

8. Conclusión

8.1. La Sala reitera que los trámites sancionatorios en los contextos escolares
deben respetar el derecho al debido proceso, so pena de que la misma quede
sin validez y legitimidad por tal razón y por afectar el derecho fundamental a
la educación. La amenaza de la imposición de una sanción por parte del
colegio, esta constituirá una violación a las reglas propias del debido proceso,
por constituir medios de coaccionar y amedrentar, dependiendo del grado de
afectación que tenga sobre un estudiante. Si se trata de una amenaza cierta,
que se emplea para intimidar a un estudiante ilegítimamente en medio de un
proceso, por ejemplo, se tratará de una violación a sus derechos
fundamentales. El juez de tutela tiene el deber de valorar en cada caso la
protección al debido proceso, por una parte, y el correcto desarrollo de los
procesos pedagógicos en la institución educativa, por otra.

8.2. También reitera la Sala que [1] un manual de convivencia le da un trato


desigual, carente de justificación, a las alumnas y los alumnos que han
decidido formar una familia (por ejemplo, por contraer matrimonio civil); una
forma de composición de la familia que se encuentra amparada por la
Constitución (art. 42). Por tanto (i) “los reglamentos de un colegio,” (ii) “los
(15-19) es un tópico de reconocida importancia, no sólo en lo concerniente en embarazos no
deseados y abortos, sino también en relación con las consecuencias sociales, económicas y de
salud.”  Más adelante se indica: “El 15% de las adolescentes (15 a 19 años) ya han sido madres y 4
% están embarazadas de su primer hijo, para un total de 19% que han estado embarazadas o ya han
tenido partos, en comparación con 17 por ciento en la encuesta de 1995, lo cual estaría demostrando
un ligero aumento de la fecundidad adolescentes.” (p.48)
Expediente T-2664575 39

manuales de convivencia de las instituciones educativas” y (iii) “las medidas


de los órganos de un establecimiento educativo” no pueden establecer
sanciones académicas o disciplinarias a una estudiante por las decisiones que
ésta adopte para afirmar su identidad sexual. Incluso si sus conductas
comprenden casarse o convivir en unión de hecho y la consecuencia de su
opción consciente y libre sea quedar en estado de embarazo. [2] La mera
vigencia de reglas de contrarias a la Constitución Política, por desconocer el
principio de legalidad, constituye una amenaza real, al derecho a la autonomía
de las estudiantes y los estudiantes.

III. DECISION

En mérito de lo expuesto, la Sala Primera de Revisión de la Corte


Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo, y por mandato
de la Constitución Política,

RESUELVE:

Primero.- Revocar la sentencia proferida por el Juzgado Tercero Civil


Municipal de Girardot del 14 de abril de 2010, en la cual se resolvió negar la
acción de tutela de la referencia, y en su lugar, tutelar el derecho de Gabriel
Fernando Rojas Ardila a la educación.

Segundo.- Ordenar al Colegio La Presentación de Girardot que reciba al


estudiante Gabriel Fernando Rojas Ardila en su plantel educativo, si tal fuera
su decisión. En tal caso, el Colegio deberá tomar las medidas adecuadas y
necesarias para asegurar al estudiante poder culminar cabalmente sus
estudios.

Tercero.- Declarar que no se puede aplicar la causal quinta de terminación


o no renovación del contrato de matrícula contenida en el Manual de
Convivencia del Colegio La Presentación de Girardot, que dice: “los casos
decididos en el Consejo Disciplinario y aprobados expresamente por el
Consejo Directivo como: embarazo, matrimonio (El Colegio La Presentación
en su jornada única es una entidad educativa para jóvenes solteros)”, hasta
tanto no se modifique el reglamento de forma tal que respete el principio de
legalidad y el derecho al debido proceso. La reforma del Manual de
Convivencia debe hacerse mediante un procedimiento que permita la
participación de la comunidad educativa, en especial la participación de las
alumnas y los alumnos, tal cual como lo dispone el propio Manual de
Convivencia actual del Colegio.

Cuarto.- Ordenar al Colegio La Presentación de Girardot que una vez


realice el cambio del Manual de Convivencia, le remita una copia del mismo
al Juzgado Tercero Civil Municipal de Girardot y a esta Sala de Revisión de la
Corte Constitucional.
Expediente T-2664575 40

Quinto.- El Juzgado Tercero Civil Municipal de Girardot notificará esta


sentencia dentro del término de cinco (05) días después de haber recibido la
comunicación, de conformidad con el artículo 36 del Decreto 2591 de 1991.

Sexto.- Líbrese por Secretaría General la comunicación prevista en el artículo


36 del Decreto 2591 de 1991.

Notifíquese, comuníquese, publíquese en la Gaceta de la Corte Constitucional


y cúmplase.

MARÍA VICTORIA CALLE CORREA


Magistrada

MAURICIO GONZALEZ CUERVO


Magistrado
Con salvamento de voto

JUAN CARLOS HENAO PEREZ


Magistrado

MARTHA VICTORIA SACHICA DE MONCALEANO


Secretaria General
Expediente T-2664575 41

SALVAMENTO DE VOTO A LA SENTENCIA T-713 DE 2010

Referencia: Expediente T-2664575


Accionante: Rosa Elina Ardila Oliveros y
Luís Fernando Rojas Chaves.
Accionados: Colegio La Presentación de
Girardot.
Magistrada Ponente: María Victoria Calle
Correa

Salvo mi voto frente a la sentencia de tutela aprobada por la Sala Primera de


revisión en sesión celebrada el 8 de septiembre de 2010, por las razones que a
continuación expongo:

De manera general, no resulta valido para el juez constitucional pronunciarse


sobre la aplicación futura de una norma la cual (i) no ha sido demandada como
inconstitucional en una acción pública y (ii) no está haciendo uso de la
excepción de inconstitucionalidad. De manera especifica, excede la orbita del
juez de tutela entrar a declarar la inconstitucionalidad de una norma en
abstracto, debido a que en esta materia sus facultades se restringen a declarar
que en un caso especifico, la norma produce efectos inconstitucionales y, por
tanto, la inaplica. En la sentencia que estudiamos en el numeral tercero se
ordena:

Declarar que no se puede aplicar la causal quinta de terminación o no


renovación del contrato de matrícula contenida en el Manual de Convivencia del
Colegio La Presentación de Girardot, que dice: “los casos decididos en el
Consejo Disciplinario y aprobados expresamente por el Consejo Directivo
como: embarazo, matrimonio (El Colegio La Presentación en su jornada única
es una entidad educativa para jóvenes solteros)”, hasta tanto no se modifique el
reglamento de forma tal que respete el principio de legalidad y el derecho al
debido proceso. La reforma del Manual de Convivencia debe hacerse mediante
un procedimiento que permita la participación de la comunidad educativa, en
especial la participación de las alumnas y los alumnos, tal cual como lo dispone
el propio Manual de Convivencia actual del Colegio.

En el procedimiento de tutela al juez sólo le es lícito pronunciarse sobre la


constitucionalidad de normas aplicadas en el caso concreto y no declarar su
inconstitucionalidad en abstracto, por cuanto no es competente para ello. Esto
porque esta facultad no se le confirió ni constitucional ni legalmente y,
adicionalmente, por cuanto el proceso de tutela no reúne los requisitos para
poder pronunciarse sobre la constitucionalidad en abstracto de una norma. En
efecto, en el trámite de amparo no existe lugar a discutir los problemas de
constitucionalidad en abstracto de una disposición normativa, tampoco la
oportunidad de que intervengan los posibles interesados o el ministerio
público. Siendo esto así, el juez no tiene suficientes elementos de juicio para
tomar ese tipo de decisiones. Este punto se hace especialmente relevante en el
Expediente T-2664575 42

caso bajo estudio, pues en el análisis del artículo en mención no tuvieron


oportunidad de pronunciarse ninguna de las partes interesadas. Ni siquiera se
constata que cualquiera de los intervinientes se declarara en algún sentido
sobre la norma en cuestión, pues esta no era objeto de debate en el proceso. En
síntesis, considero que no corresponde al juez de tutela pronunciarse sobre la
constitucionalidad en abstracto de las normas, por cuanto, el trámite de tutela
no es adecuado para dar ese debate y menos en este caso, en el cual los
intervinientes no hicieron mención alguna sobre la juridicidad de la norma.

MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO


Magistrado

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