Conceptos Sociedad Estado Derecho
Conceptos Sociedad Estado Derecho
Conceptos Sociedad Estado Derecho
Colmena de abejas.
Los capitanes de dos equipos de fútbol, ante el equipo arbitral, se saludan e intercambian símbolos en los instantes
previos a un partido. Están presentes la mayor parte de las características propias del comportamiento social y de la
estructura de las sociedades.
Índice
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1 Sociedades humanas
4 Sociedades científicas
5 Véase también
6 Referencias
7 Enlaces externos
Sociedades humanas
Aunque usados a menudo como sinónimos, cultura y sociedad son conceptos distintos: la sociedad
hace referencia a la agrupación de personas, mientras que la cultura hace referencia a toda su
producción y actividad transmitida de generación en generación a lo largo de la historia, incluyendo
costumbres, lenguas, creencias y religiones, arte, ciencia, etc.
La diversidad cultural existente entre las diferentes sociedades del mundo se debe a la diferenciación
cultural que ha experimentado la humanidad a lo largo de la historia debido principalmente a factores
territoriales, es decir, al aislamiento e interacción entre diferentes sociedades.
Por definición, las sociedades humanas son entidades poblacionales. Dentro de la población existe una
relación entre los sujetos (consumidores) y el entorno; ambos realizan actividades en común y es esto lo
que les otorga una identidad propia. De otro modo, toda sociedad puede ser entendida como una
cadena de conocimientos entre varios ámbitos: económico, político, cultural, deportivo y de
entretenimiento.
Los habitantes, el entorno y los proyectos o prácticas sociales hacen parte de una cultura, pero existen
otros aspectos que ayudan a ampliar el concepto de sociedad y el más interesante y que ha logrado que
la comunicación se desarrolle constantemente es la nueva era de la información, es decir la tecnología
alcanzada en los medios de producción, desde una sociedad primitiva con simple tecnología
especializada de cazadores —muy pocos artefactos— hasta una sociedad moderna con compleja
tecnología —muchísimos artefactos— prácticamente en todas las especialidades. Estos estados de
civilización incluirán el estilo de vida y su nivel de calidad que, asimismo, será sencillo y de baja calidad
comparativa en la sociedad primitiva, y complejo o sofisticado con calidad comparativamente alta en la
sociedad industrial. La calidad de vida comparativamente alta es controvertida, pues tiene aspectos
subjetivos en los términos de cómo es percibida por las personas.
También, es importante resaltar que la sociedad está conformada por las industrias culturales. Es decir,
la industria es un término fundamental para mejorar el proceso de formación socio-cultural de cualquier
territorio, este concepto surgió a partir de la Revolución Industrial, y de ésta se entiende que fue la etapa
de producción que se fue ejecutando en la sociedad en la medida en que el hombre producía más
conocimiento y lo explotaba en la colectividad.
En la sociedad el sujeto puede analizar, interpretar y comprender todo lo que lo rodea por medio de las
representaciones simbólicas que existen en la comunidad. Es decir, los símbolos son indispensables
para el análisis social y cultural del espacio en que se encuentra el hombre y a partir de la explicación
simbólica de los objetos se puede adquirir una percepción global del mundo.
Por último, la sociedad de masas (sociedad) está integrada por diversas culturas y cada una tiene sus
propios fundamentos e ideologías que hacen al ser humano único y diferente a los demás.
La sociedad humana se formó con la propia aparición del hombre. En la prehistoria, la sociedad estaba
organizada jerárquicamente, donde un jefe siempre era el más fuerte, más sabio del grupo, ocupando el
poder. No fue hasta la época griega cuando esta tendencia absolutista del poder cambió, dando paso a
un sistema social en el que los distintos estamentos de la sociedad, dejando fuera del sistema a los
esclavos, podían ocupar el poder o unirse para ocuparlo, la democracia, que originó la aparición de la
política. Pero no fue hasta 1789 con la Revolución Francesa cuando la tendencia de sociedad cambió
radicalmente haciendo que cualquier persona, hipotéticamente, pudiera subir a un estamento superior,
algo imposible hasta aquella época.
En el ámbito jurídico y económico, una sociedad es aquella por la cual dos o más personas se obligan
en común acuerdo a hacer aportes (especie, dinero o industria), con el ánimo de repartirse
proporcionalmente las ganancias o soportar en idéntica proporción las pérdidas. En este caso se
denomina sociedad a la agrupación de personas para la realización de actividades privadas,
generalmente comerciales. A sus miembros se les denomina socios.
El concepto amplio de sociedad, en contraposición al concepto tradicional, entiende que esa puesta en
común de bienes, esa estructura creada entre dos o más personas, puede no estar destinada
esencialmente a obtener un lucro, no siendo este ánimo un elemento esencial del referido contrato, por
cuanto existen «Sociedad» en conceptos económicos es un sinónimo deempresa o corporación, y
especialmente en contextos jurídico-económicos, de figura o persona jurídica:
Sociedad mercantil
Sociedad anónima
Sociedad limitada
Sociedad cooperativa
Sociedad en comandita
Sociedad sistematizada
Véase también:
Una sociedad científica es una asociación de o eruditos de una rama del conocimiento o de las ciencias
en general, que les permite reunirse, exponer los resultados de sus investigaciones, confrontarlos con
los de sus colegas, especialistas de los mismos dominios del conocimiento, habitualmente con el fin de
difundir sus trabajos a través de una publicación científicaespecia|lizada.
Probablemente la definición más clásica de Estado, fue la citada por el jurista alemán Hermann
Heller que define al Estado como una "unidad de dominación, independiente en lo exterior e
interior, que actúa de modo continuo, con medios de poder propios, y claramente delimitado en lo
personal y territorial". Además, el autor define que solo se puede hablar de Estado como una
construcción propia de las monarquías absolutas (ver monarquía absoluta) del siglo xv, de la Edad
Moderna. "No hay Estado en la Edad Antigua", señala el reconocido autor. 4 Asimismo, como
evolución del concepto se ha desarrollado el "Estado de Derecho" por el que se incluyen dentro de
la organización estatal aquellas resultantes del imperio de la ley y la división de poderes(ejecutivo,
legislativo y judicial) y otras funciones más sutiles, pero propias del Estado, como la emisión
de moneda propia.
Índice
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1 Definiciones de Estado
3 Conceptos similares
8 Reconocimiento de Estados
9 Crítica al Estado
o 9.1 Anarquismo
o 9.2 Marxismo
o 9.3 Liberalismo
9.3.1 Integrismo
11 Véase también
12 Referencias
13 Enlaces externos
Definiciones de Estado [editar]
Definiciones de los clásicos [editar]
1. Cicerón: Es una multitud de hombres ligados por la comunidad del derecho y de la utilidad.
6. Adolfo Posada: Son los grupos sociales territoriales con poder suficiente para mantenerse
independientes.
7. Herman Heller: El Estado es la conexión de los quehaceres sociales. El poder del Estado
es la unidad de acción organizada en el interior y el exterior. La soberanía es el poder de
ordenación territorial exclusiva y suprema.
8. Herman Heller: El Estado es la organización política soberana de dominación territorial. Es
la conexión de los poderes sociales.
9. Groppali: Es la agrupación de un pueblo que vive permanentemente en un territorio con un
poder de mando supremo representado éste en el gobierno.
10. Max Weber: El Estado es la coacción legítima y específica. Es la fuerza bruta legitimada
como "última ratio", que mantiene el monopolio de la violencia.
11. Definición ahistórica: Estado es la forma política suprema de un pueblo.
Origen y evolución del concepto de Estado [editar]
En los Diálogos de Platón, se narra la estructura del Estado ideal, pero es Maquiavelo quien
introdujo la palabra Estado en su célebre obra El Príncipe: usando el término de la lengua
italiana«Stato», evolución de la palabra «Status» del idioma latín.
Los Estados y soberanías que han tenido y tienen autoridad sobre los hombres, fueron y son, o repúblicas o
principados.
Maquiavelo, El Príncipe.
Si bien puede considerarse que el deseo de mandar es innato, el ser humano ha civilizado el
instinto de dominación, transformándolo en la autoridad. Y ha creado el Estado para legitimarla.
Las sociedades humanas, desde que se tiene noticia, se han organizado políticamente. Tal
organización puede llamarse Estado, en tanto y en cuanto corresponde a la agregación de
personas y territorio en torno a una autoridad, no siendo, sin embargo, acertado entender la noción
de estado como única y permanente a través de la historia.
De una manera general, entonces, puede definírsele como la organización en la que confluyen tres
elementos, la autoridad, la población y el territorio. Pero, esta noción ambigua obliga a dejar
constancia de que si bien el Estado ha existido desde la antigüedad, sólo puede ser definido con
precisión teniendo en cuenta el momento histórico.
Del estado de la Antigüedad no es predicable la noción de legitimidad, por cuanto surgía del hecho
de que un determinado jefe (rey, tirano, príncipe) se apoderase de cierto territorio, muchas veces
mal determinado, sin importar el sentimiento de vinculación de la población, generalmente
invocando una investidura divina y contando con la lealtad de jefes y jefezuelos regionales. Así
fueron los imperios de la antigüedad, el egipcio y el persa, entre ellos.
La civilización griega aportó una nueva noción de estado. Dado que la forma de organización
política que la caracterizó correspondía a la ciudad, la polis, se acordada a la población una
participación vinculante, más allá del sentimiento religioso y sin poderes señoriales intermedios.
Además, estando cada ciudad dotada de un pequeño territorio, su defensa concernía a todos los
ciudadanos, que se ocupaban de lo que hoy se llama el interés nacional.
Pero, este estado moderno, surgido de la aspiración de los reyes a desembarazarse de los lazos
feudales y de la jerarquía eclesiástica, el estado – nación, la unión de un poder central, un territorio
y una población alrededor del concepto revolucionario de la soberanía, habría de conocer dos
formas, dos definiciones diferentes, la primera, el estado principesco y la segunda, el estado
democrático.
Esta es la forma de organización política de Occidente, en el llamado primer mundo. Dado el éxito
económico de estas naciones, pareciera razonable afirmar que es digno de imitar. Por eso, los
países periféricos, los del tercer mundo, salvo algunos que mantienen el estado principesco, se
propaga la democracia, con mayor o menor rigor.
Sea que se practique la democracia o sólo se adhiera verbalmente a ella, el proceso histórico
descrito ha llevado a la extensión del estado - nación como forma política. Los principios
desarrollados en Europa y Norteamérica se propagaron con la descolonización producida durante
el siglo XX y así, tal como afirma Huntzinger, se “ha llegado a universalizar el modelo de estado –
nación de tal modo que el planeta, ahora, se encuentra poblado de estados.”
Conceptos similares [editar]
No debe confundirse con el concepto de gobierno, que sería sólo la parte generalmente
encargada de llevar a cabo las funciones del Estado delegando en otras instituciones sus
capacidades. El Gobierno también puede ser considerado como el conjunto de gobernantes
que, temporalmente, ejercen cargos durante un período limitado dentro del conjunto del
Estado.
No todos los Estados actuales surgieron de la misma manera; tampoco siguieron de una evolución,
un camino inexorable y único. Esto es así porque los Estados son construcciones históricas de
cada sociedad. En algunos casos surgieron tempranamente, como por ejemplo el Estado
Nacional inglés. En otros casos, lo hicieron más tardíamente, como el Estado Nacional alemán.
Los Estados pueden ser examinados dinámicamente usando el concepto de estatidad, aportado
por Oscar Oszlak. Desde este punto de vista, ellos van adquiriendo con el paso del tiempo ciertos
atributos hasta convertirse en organizaciones que cumplen la definición de Estado.
Todo esto hace que el Estado sea una de las más importantes formas de organización social en el
mundo. Ya que en cada país y en gran parte de las sociedades se postula la existencia real o
ficticia de un Estado, aunque la creación de entes supra-estatales como la Unión Europea, ha
modificado el concepto tradicional de Estado, pues éste delega gran parte de sus competencias
esenciales en las superiores instancias europeas (económicas, fiscales, legislativas, defensa,
diplomacia, ...) mermándose así la soberanía original de los Estados.
Otros grupos sociales que se consideran en la actualidad como Estados no son tales por tener tan
mermadas sus capacidades y funciones en favor de otras formas de organización social.
Monopolio fiscal: es necesario que posea el completo control de las rentas, impuestos y
demás ingresos, para su sustento. Utiliza su Burocracia para este fin.
Ejército permanente: precisa de una institución armada que lo proteja ante amenaza
extranjera, interna y se dedique a formar defensa para él.
Monopolio de la fuerza legal: para poder ser un estado es necesario que estados modernos
y contemporáneos desarrollen el uso exclusivo y legítimo del la fuerza para poder asegurar el
orden interno. Es por esto que el Poder Legislativo crea leyes que son obligatorias, el Poder
Ejecutivo controla con el uso de mecanismos coactivos su cumplimiento y Poder Judicial las
aplica y ejecuta con el uso de la fuerza, que es legitimo.
El Poder muestra dos facetas distintas aquí en sentido estricto y legitimo en la otra cara. En el
primero es conocido como Poder estricto cuando es aludido como en sentido de fuerza coactiva, o
sea aplicación pura de la fuerza legitima. Mientras que en el segundo se lo concibe cuando es fruto
del reconocimiento de los dominados. De este modo el pueblo reconoce como autoridad a una
institución por excelencia y le delega su poder.
Población: es la sociedad sobre el cual se ejerce dicho poder compuesto de instituciones, que
no son otra cosa que el mismo estado que está presente en muchos aspectos de la vida
social.
El problema del fin del Estado [editar]
"La praxis en general se orienta hacia la realización del sentido en la propia existencia. La praxis
política, en cuanto praxis, también se encuentra exigida por esa realización, bajo las condiciones
que determinan la situación política. Pero ¿qué ocurre aquí con el Estado? El Estado es, en
definitiva, el producto de la acción humana: puede ser considerado como expresión de la praxis
política. En cuanto tal, está determinado no sólo por los criterios específicamente políticos, sino
que también por los criterios prácticos generales. Es decir, quienes desempeñen funciones
políticas deben actuar buscando políticamente, a saber, atendiendo a la propia forma de existencia,
conforme a los criterios propiamente políticos, desplegar a sus miembros.
Sin embargo, cabe preguntarse todavía, qué pasa con los Estados que actúan contrariando los
principios prácticos generales. ¿Son propiamente Estados? ¿Puede ser definido el Estado, como
forma política de praxis, por un fin determinado, de tal modo que cuando una organización humana
lo realice sea considerada como Estado y no cuando se aleje de él o lo frustre?
Las indicaciones generales sobre el fin del Estado no parecen bastar para el estudio de lo que
podríamos llamar la política en concreto o la política tal como de hecho tiene lugar. Hay autores
que, basándose en lo que de hecho ocurre en la práctica, niegan que pueda identificarse
necesariamente al Estado con un fin determinado. Los Estados han realizado y perseguido los más
diversos fines. No habría, de este modo, un fin propio estatal, que permitiese definirlo y distinguir
así qué es Estado y qué no. El Estado sería un medio apto para la realización de cualquier fin. Esta
es la posición de Max Weber y Hans Kelsen. Para Weber, puesto que no hay “casi ninguna tarea
que no haya asumido aquí o allá una asociación política, y que por otra parte tampoco hay tarea
alguna de la que uno pueda decir que siempre y que en plenitud haya sido propia exclusivamente
de aquellas asociaciones que se designan como políticas, hoy como Estados, o que haya sido
históricamente antecesora del Estado moderno”, el Estado sólo puede ser definido por “un medio
específico que es propio de él como de cualquier asociación política: la violencia física”. Kelsen
coincide con Weber en la afirmación de la imposibilidad de definir al Estado por un fin determinado.
“A la esencia del Estado no le corresponde algún fin específico”, el Estado es medio “para la
realización de cualquier fin social”.
Ambos autores llaman la atención sobre la distancia entre la pretensión de vincular a la unidad
política o Estado con uno o más fines que le serían propios, que lo definirían, y lo que ocurre en la
práctica. A partir de lo que la experiencia nos muestra, resulta perfectamente posible concebir la
existencia de un Estado que no respete los principios fundamentales de la praxis, la justicia y el
bien. Muchos Estados, de hecho, vulneran esos principios. Pero no por eso es posible afirmar que
dejen de existir. Cuanto más se podrá decir que el Estado es injusto, pero parece exagerado
negarle la existencia como Estado.
Sin embargo, tampoco la posición de Weber y Kelsen está exenta de problemas. Si se atiende de
manera cuidadosa al asunto, son ellos los que parecen distanciarse de lo que realmente acontece.
Pues al sostener que es Estado también la organización dotada de fuerza que no respeta los
principios prácticos fundamentales, en concreto, el despliegue humano mediante la justicia, se
podría decir que hacen aparecer como Estado algo que, en realidad, no es tal.
Una vieja historia tal vez sirva para ilustrar lo que se quiere indicar. Agustín de Hipona relata en la
Ciudad de Dios una anécdota referida a Alejandro Magno: “En plan de broma, pero con verdad” –
nos cuenta– “respondió un pirata preso a Alejandro Magno, que le preguntaba qué le parecía del
sobresalto en que tenía el mar. Él, con arrogante libertad, le dijo: ‘Y qué te parece el tener tú
turbada toda la tierra. Sólo que a mí, por hacerlo con un pequeño navío, me llaman ladrón, y a ti,
por hacerlo a gran escala, emperador’”. Y agrega Agustín: “Desterrada la justicia, ¿qué son los
reinos sino grandes latrocinios? Y éstos, ¿qué son sino pequeños reinos? También éstos son una
junta de hombres gobernada por su príncipe, ligada por un pacto de sociedad, que se reparte su
botín conforme a las leyes que establecieron”.
Lo que trata de mostrar Agustín es que existe una diversidad de agrupaciones humanas que
emplean la fuerza. Sólo que algunas de ellas son Estados (“reinos”) y otras, en cambio, no son
tales, sino más bien, por ejemplo, latrocinios; se puede agregar: agrupaciones de piratas, de
conquistadores, de banqueros armados, de esclavistas o, en general, agrupaciones no estatales
dotadas de fuerza. Dado que todas ellas se apoyan en el uso de la fuerza, el criterio para distinguir
unas de otras no puede ser sólo la fuerza como medio de acción, sino que también el fin que
persiguen y los principios según los cuales actúan. Si se prescinde de estos criterios no será
posible ya distinguir unas de otras, sino que habrá confusión. Y esto significa una identificación
falsa de lo que es distinto, ocultamiento.
Quienes objetan la caracterización del Estado como agrupación que persigue como fin el
despliegue de las capacidades humanas fundamentales y que se ajusta a la justicia y al bien,
pasan, precisamente, por encima de la realidad, al uniformar, al ocultar, al no distinguir lo distinto, a
saber, lo que diferencia al Estado, en un sentido propio, de una agrupación de seres humanos que
se organiza a gran escala y se apoya, en último término, en la fuerza para llevar adelante fines
distintos a la justicia y el bien, por ejemplo, la mera utilidad del grupo dominante. La posición más
realista parece ser la que distingue lo diferente: si una agrupación de seres humanos dotada de
fuerza no se ajusta a principios fundamentales de justicia y bondad, si no se orienta a desplegar las
capacidades humanas básicas, sino sólo, por ejemplo, a realizar el bienestar material del grupo
dominante, entonces no habrá propiamente Estado, sino que otro tipo de agrupación, de las que
corresponden al género “agrupaciones humanas dotadas de fuerza”, pero no estatal. Éstas no son
propiamente un Estado, no obstante que puedan, en la práctica, adquirir la apariencia de Estado,
porque se apoyan también en la fuerza y, por ejemplo, están organizadas a gran escala.
Sin embargo, que una organización humana dotada de fuerza adquiera la apariencia de Estado,
vuelve a fortalecer, de algún modo, la posición de Weber, de Kelsen y de todos los que sostienen
que no corresponde a la definición del Estado un fin determinado. Pues, ¿qué ocurre con una
organización que no sólo es grande, sino compleja, sedentariamente operante, reconocida
internacionalmente, dotada de un territorio fijo, de población y de un poder ejercido establemente?
¿Puede dejar de ser calificada como Estado sólo porque deja de cumplir con la justicia y el bien?
¿No se está imponiendo aquí una definición de Estado, una definición que no se hace cargo de lo
que de hecho aparece y es tratado como Estado?". 6
"El Estado se muestra como la única forma de organización de la fuerza capaz de desplegar las
capacidades humanas fundamentales, de sobreponerse a la agresividad y al egoísmo humanos y
realizar comunitariamente sentido. Una agrupación de mera utilidad, por ejemplo, aunque emplee
la fuerza, será antes económica que política; y si bien se la puede llamar “Estado”, esta
designación es impropia, porque también se la podría llamar “empresa”. Dados los supuestos
identificados, lo propio estatal aparece sólo cuando se lo distingue de lo útil o lo placentero. Incluso
el afán de poder puro no es propiamente estatal, sino que cabe más bien dentro de lo útil o lo
placentero. También se ha de distinguir lo político de lo moral. Lo político es en cierto sentido moral
y el Estado, en cuanto desplegante y forma de existencia dispuesta a la defensa armada, es moral.
Pero no es puramente moral, sino, por decirlo de algún modo, moral encarnada. Por eso se está
dispuesto a su defensa y realización mediante fuerza.
En sentido propio, entonces, será Estado aquella organización que realice el fin estatal (superación
de la agresividad y del egoísmo, realización de la comunitariedad). Sin embargo, cabe precisar
todavía, que esta afirmación no debe ser aplicada pura y simplemente respecto de las
organizaciones concretas dotadas de fuerza. Una aplicación así presentaría efectivamente, como
ya hemos sugerido, el riesgo de simplificar, de condenar en bloque, de imponer meramente
criterios sin atender de modo adecuado a la realidad que se quiere calificar. Porque el carácter
estatal de una agrupación se alcanza sólo en grados. No existen Estados que realicen plenamente
el despliegue de todos sus miembros. Siempre hay un grado de frustración. “La idea” –dice Joseph
Conrad– “es un rey cuya triste suerte es desconocer la obediencia de sus súbditos, excepto al
coste de su degradación”. Lo importante aquí es determinar hasta dónde llega la degradación,
asunto complejo que, como toda aplicación de reglas a casos, requiere de observaciones
detenidas de éstos y sus circunstancias. Además, el carácter estatal o político de una agrupación
humana puede aumentar o disminuir. Un grupo conquistador puede, en un momento de la historia,
comenzar a ejercer el poder no sólo en favor de sus miembros, sino que de la totalidad, de acuerdo
con principios fundamentales de justicia, buscando, en definitiva, el despliegue de los gobernantes
y de los súbditos. En ese caso, la agrupación adquiere el carácter de Estado respecto de la
totalidad. Al contrario, si un Estado comienza a atentar gravemente contra los bienes humanos
fundamentales, mata, roba y oprime a los débiles, en él los poderosos gobiernan para provecho
propio, entonces se puede decir que esa agrupación pierde, parcial o totalmente, su carácter de
Estado, hasta llegar a volverse otro tipo de agrupación dentro del género “agrupaciones humanas
dotadas de fuerza”. De este modo, la calificación de una agrupación dotada de fuerza como estatal
importará determinar la preponderancia de la realización del despliegue humano frente a la
frustración. Se puede decir más precisamente: en la medida que frustre, una organización dotada
de fuerza no será estatal; en la medida que despliegue, será estatal; sobre un cierto grado de
despliegue puede ser llamada Estado en propiedad, bajo ese grado, llamarla Estado importaría una
atribución impropia del término.
1. Por un lado están los Estados con plena capacidad de obrar, es decir, que puede ejercer
todas sus capacidades como Estado soberano e independiente. En este caso se
encuentran casi todos los Estados del Mundo.
2. Por otro lado se encuentran aquellos Estados con limitaciones en su capacidad de
obrar por distintas cuestiones. Así, dentro de esta tipología se puede observar, a su vez,
una segunda clasificación de éstos:
Crítica al Estado [editar]
Artículo principal: Antiestatismo.
Anarquismo [editar]
El anarquismo sostiene que el Estado es la estructura de poder que pretende
tener el monopolio del uso de la fuerza sobre un territorio y su población, y
que es reconocido como tal por los estados vecinos. Los elementos más
aparentes que señalan del poder del estado son:
el control de fronteras
la recaudación de impuestos
la emisión de moneda
Un cuerpo de policía y un ejército de bandera común
Un sistema burocrático administrado por trabajadores funcionarios
Se le critica la falsa ostentación de la seguridad, defensa, protección social y
justicia de la población; ejerciendo en realidad un gobierno obligatorio y
violentando la soberanía individual y la no coacción. Los anarquistas señalan
que el Estado es una institución represora para mantener un orden
económico y de poder concreto vinculado al poder público. Le atribuyen al
Estado buena parte de los males que aquejan a la humanidad
contemporánea como la pobreza, crisis económicas, las guerras, la injusticia
social, etc.8 9
Marxismo [editar]
Artículo principal: Concepción marxista del Estado.
Liberalismo [editar]
Desde el liberalismo se aboga por la reducción del papel del Estado al
mínimo necesario (Estado mínimo), desde un sentido civil para el respeto de
las libertades básicas, es decir el Estado debería encargarse de
la seguridad (ejército y policía para garantizar las libertades ciudadanas) y de
la justicia (poder judicial independiente del poder político). En ningún caso el
Estado debe servir para ejercer la coacción de quitar a unos individuos para
dar a otros, y deben ser los agentes privados los que regulen el mercado a
través del sistema de precios, asignando a cada cosa el valor que realmente
tiene.13
La "Razón de Estado" [editar]
En defensa del bien común de la totalidad de la población que engloba el
Estado o de la pervivencia del mismo, se utiliza frecuentemente la llamada
"Razón de Estado", término acuñado porNicolás Maquiavelo, por la que dicho
Estado, perjudica o afecta de una u otra forma a personas o grupos de
personas, en pro del resto de individuos que lo conforman, generalmente
obviando las propias normas legales o morales que lo rigen. Tal es el
argumento esgrimido, por ejemplo, en ciertos asesinatos selectivos o en
ciertos casos de "Terrorismo
Existen diversas interpretaciones del derecho y para que este exista cada uno cede parte de su
libertad para que el estado de derecho exista.
Los conceptos de Derecho positivo y el Derecho vigente se pueden reducir a que el primero es el
que se aplica y el segundo es el que el órgano legislativo publica para ser obedecido en tanto dure
su vigencia, mientras no sea sustituido por medio de la abrogación o derogación. Por lo tanto no
todo Derecho vigente es positivo, es decir hay normas jurídicas que tienen poca aplicación
práctica; es decir, no es Derecho positivo pero si es Derecho vigente. 2
Desde el punto de vista objetivo, dícese del conjunto de leyes, reglamentos y demás resoluciones,
de carácter permanente y obligatorio, creadas por el Estado para la conservación del orden social.
Esto es, teniendo en cuenta la validez; es decir que si se ha llevado a cabo el procedimiento
adecuado para su creación, independientemente de su eficacia (si es acatada o no) y de su ideal
axiológico (si busca concretar un valor como la justicia, paz, orden, etc).