Lectio Divina Enero 2023 (PDF)
Lectio Divina Enero 2023 (PDF)
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Lucas 2,16-21
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo
con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la
Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los
acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final
de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu
palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén.
2. Lectura
a) Clave de lectura:
El motivo que mueve a José y a María a llegarse a Belén fue un censo impuesto por el
emperador de Roma (Lc 2,17). Periódicamente, las autoridades romanas decretaban
estos censos en las diversas regiones del inmenso imperio. Se trataba de controlar a la
población y saber cuántas personas debían pagar los impuestos. Los ricos pagaban los
impuestos sobre los terrenos y bienes que poseían. Los pobres por el número de hijos
que tenían. A veces el impuesto total superaba el 50% del rédito de la persona. En el
evangelio de Lucas notamos una diferencia significativa entre el nacimiento de Jesús y
el nacimiento de Juan Bautista. Juan nace en su casa, en su tierra, en medio de sus
parientes y vecinos y es acogido por todos. (Lc 1,57-58). Jesús nace desconocido, fuera
del ambiente familiar y de los vecinos, fuera de su tierra. “ No había puesto para ellos en
el mesón”. Debió ser dejado en un pesebre (Lc 2,7).
Intentemos colocar y comentar nuestro texto (Lc 2,16-21) en el amplio contexto de la
visita de los pastores (Lc 2,8-21). Durante la lectura tratemos de estar atento a lo que
sigue: ¿Cuáles son las sorpresas y contrastes que aparecen en este texto?
b) Una división del texto para ayudarnos en la lectura:
Lucas 2,8-9: Los pastores en el campo, los primeros invitados
Lucas 2,10-12: El primer anuncio de la Buena Noticia se hace a los pastores
Lucas 2,13-14: La alabanza de los ángeles
Lucas 2,15-18: Los pastores van a Belén y cuentan la visión de los ángeles
Lucas 2,19-20: Comportamiento de María y de los pastores ante los hechos
Lucas 2, 21: La circuncisión del pequeño Jesús
Lucas 2,21: La circuncisión del pequeño Jesús
c) Texto:
8 Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno
durante la noche su rebaño.9 Se les presentó el ángel del Señor, la gloria del Señor los
envolvió en su luz y se llenaron de temor. 10 El ángel les dijo: «No temáis, pues os
anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: 11 os ha nacido hoy, en la
ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; 12 y esto os servirá de señal:
encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» 13 Y de pronto se
juntó con el ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios diciendo: 14
«Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»
15 Cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros:
«Vamos a Belén a ver lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.» 16 Fueron a
toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17 Al verlo,
contaron lo que les habían dicho acerca de aquel niño; 18 y todos los que lo oyeron se
maravillaban de lo que los pastores les decían. 19 María, por su parte, guardaba todas
estas cosas y las meditaba en su corazón. 20 Los pastores se volvieron glorificando y
alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.21
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le puso el nombre de Jesús,
el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la meditación y en la oración.
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del
Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para
seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre,
podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y
reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos.
Amén.
1) Oración inicial
Dios todopoderoso: que tu Salvador, luz de redención que surge en el cielo, amanezca
también en nuestros corazones y los renueva siempre. Por nuestro Señor. Amen.
3) Reflexión
• El evangelio de hoy habla del testimonio de Juan Bautista. Los judíos enviaron a
“sacerdotes y levitas” para interrogarlo. Asimismo, algunos años después, mandaron
a algunas personas a que controlaran la actividad de Jesús (Mc 3,22). Hay una
semejanza muy grande entre las respuestas de la gente respecto a Jesús y las
preguntas que las autoridades hicieron a Juan. Jesús preguntó a los discípulos:
“¿Quién dice la gente que yo soy?” Ellos respondieron: “Elías, Juan Bautista, Jeremías;
algunos de los profetas” (cf. Mc 8,27-28). Las autoridades plantearon las mismas
preguntas a Juan: “¿Quién eres: el Mesías, Elías, el Profeta?” Juan respondió citando
al profeta Isaías: “Yo soy la voz del que grita en el desierto: preparad el camino al
Señor”. Los otros tres evangelios tienen también la misma afirmación respecto de
Juan: no es el Mesías, pero vino a preparar la llegada del Mesías. (cf. Mc 1,3; Mt 3,3; Lc
3,4). Los cuatro evangelios prestan una gran atención a la actividad y al testimonio
de Juan Bautista. ¿Cuál es el motivo de esta insistencia de los evangelios en decir
que Juan no es el Mesías?
Juan Bautista había sido ejecutado por Herodes, alrededor del año 30. Pero hasta
finales del siglo primero, época en la que fue escrito el Cuarto Evangelio, el liderazgo
de Juan Bautista seguía siendo muy fuerte entre los judíos. Hasta después de su
muerte la memoria de Juan seguía ejerciendo una gran influencia en la vida de fe
de la gente. Era considerado como un profeta (Mc 11,32). Era el primer gran profeta
que apareció después de siglos de ausencia de profetas. Muchos le consideraban
como el Mesías.
Cuando en los años 50, Pablo pasó por Efeso allí en Asia Menor, encontró a un grupo
de personas que habían sido bautizadas en el nombre de Juan (cf. He 19,1-4). Por ello,
era importante divulgar el testimonio de Juan Bautista quien afirmaba que no era el
Mesías y apuntaba a Jesús como el Mesías. Y así Juan contribuía a irradiar mejor la
Buena Noticia de Jesús.
• “¿Por qué bautizas entonces, si no eres el Cristo, ni Elías, ni el Profeta?” La respuesta
de Juan es otra afirmación que apunta hacia Jesús como el Mesías: "Yo bautizo con
agua, pero hay uno en medio de ustedes a quien no conocen. El viene detrás de mí,
y yo no merezco soltarle la correa de la sandalia". Y un poco más adelante (Jn 1,33),
Juan hace alusión a las profecías que anunciaban la efusión del Espíritu para los
tiempos mesiánicos: “Verás el Espíritu bajar sobre aquel que ha de bautizar con el
Espíritu Santo, y se quedará en él” (cf Is 11,1-9; Ez 36,25-27; Joel 3,1-2).
5) Oración final
Los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios. ¡Aclama a Yahvé, tierra
entera, gritad alegres, gozosos, cantad! (Sal 98,3-4)
5) Oración final
Cantad a Yahvé un nuevo canto, porque ha obrado maravillas; le sirvió de ayuda su
diestra, su santo brazo. (Sal 98,1)
3. Meditación
• En el primer capítulo de su Evangelio, Juan nos conduce a través de una especie de
viaje temporal, en una semana, con tres repeticiones de la expresión “al día
siguiente” (vv. 29, 35 y 43). Nuestro pasaje nos ubica en el segundo de estos
momentos, el central, y por lo tanto el más importante, caracterizado por el itinerario
físico y espiritual que hacen los primeros discípulos de Juan hacia Jesús. Es el “día
siguiente” del encuentro, de la elección, del seguimiento.
• Nuestra escena está atravesada de manera muy viva por el intercambio intenso de
miradas: de Juan hacia Jesús (v. 35); de Jesús a los dos discípulos (v. 38); de los
discípulos a Jesús (vv. 38-39); y finalmente es Jesús el que dirige nuevamente su
mirada a nosotros, en la persona de Pedro (v. 42).
El evangelista utiliza verbos diferentes, pero todos cargados de distintos matices, de
intensidad; no se trata de miradas superficiales, distraídas, fugaces, sino más bien de
contactos profundos, intensos, que parten del corazón, del alma. Es así que Jesús, el
Señor, mira a sus discípulos y nos mira a nosotros; es así también que nosotros
deberíamos aprender a mirarlo a Él. De manera especial es bello el verbo que abre y
cierra el pasaje: “fijar la mirada”, que significa literalmente “mirar dentro”.
• Jesús está caminando por el mar, por las orillas de nuestra vida; es así que Juan lo
retrata, lo fija, usando el verbo en el participio para decirnos que, en el fondo, Jesús
aún hoy está pasando a nuestro lado, como en aquel día. También Él puede visitar y
atravesarse en nuestras vidas; nuestra tierra puede acoger las huellas de sus pasos.
• Tal vez el centro del pasaje se encuentra precisamente en el movimiento de Jesús;
primero Él camina, luego se vuelve y se detiene, con la mirada, con el corazón, en la
vida de los dos discípulos. Jesús “se vuelve”, es decir, cambia, se adapta, deja su
condición de antes y asume otra. Jesús aquí se nos revela como Dios encarnado, Dios
que ha descendido en medio de nosotros, hecho hombre. Se ha vuelto del seno del
Padre y se ha dirigido a nosotros.
• Es bello ver cómo el Señor nos hace participar en sus movimientos, en su propia vida;
Él, de hecho, invita a los dos discípulos a “venir a ver”. No se puede estar detenido
cuando se ha encontrado al Señor; su presencia nos pone en movimiento, nos hace
levantar de nuestras viejas posiciones y nos hace correr. Tratemos de recoger todos
los verbos que hacen referencia a los discípulos en este pasaje: “siguieron” (v. 37); “le
seguían” (v. 38); “fueron… vieron… se quedaron con Él” (v. 39).
• La primera parte del pasaje se cierra con la experiencia bellísima de los primeros dos
discípulos que se quedaron con Jesús; lo han seguido, han entrado en su casa y se
han quedado allí con Él. Es el viaje de la salvación, de la verdadera felicidad, que se
ofrece también a nosotros. Basta solamente con aceptar quedarse, con ser firmes,
decididos, estar enamorados, sin ir de acá para allá, hacia uno u otro maestro del
momento, uno u otro nuevo amor de la vida. Porque cuando está Jesús, el Señor,
cuando hemos sido invitados por Él, realmente no hace falta nada.
4. Algunas preguntas
• El relato temporal de esta parte del Evangelio, con sus “al día siguiente” nos hace
entender que el Señor no es una realidad abstracta y distante, sino que Él entra en
nuestros días, en nuestros años que pasan, en nuestra existencia concreta. ¿Me
siento dispuesto a abrir a Él mi tiempo, a compartir con él mi vida? ¿Estoy listo a
entregar en sus manos mi presente, mi futuro, para que sea Él quien guíe cada “día
siguiente” de mi vida?
• Los discípulos realizan un bellísimo camino espiritual, evidenciado por los verbos
“oyeron, siguieron, vieron, se quedaron”. ¿No deseo, yo también, comenzar esta bella
aventura con Jesús? ¿Tengo los oídos abiertos para oír, para escuchar con
profundidad y así yo también poder dar la misma respuesta positiva al Amor del
Padre que desea llegar a mí? ¿Siento nacer en mí el gozo de poder comenzar un
camino nuevo, caminando detrás de Jesús? ¿Tengo los ojos del corazón totalmente
abiertos como para comenzar a ver lo que realmente sucede dentro de mí y a mi
alrededor, y para reconocer en cada acontecimiento la presencia del Señor?
• Pedro recibe un nombre nuevo por parte de Jesús; su vida se ve completamente
transformada. ¿Me atrevo, hoy, a entregar al Padre mi nombre, mi vida, mi persona
toda, así como es, para que Él pueda generarme de nuevo como hijo, como hija,
llamándome con el nombre que él, en su infinito Amor, ha pensado para mí?
5. Oración final
El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes praderas me hace reposar,
y me conduce hacia aguas frescas.
Conforta mi alma, me guía por el camino justo por amor de su nombre.
Aunque camine por valles oscuros, no temo ningún mal,
porque Tú estás conmigo.
(del Salmo 23)
3) Reflexión
• Jesús volvió para Galilea. Encontró a Felipe y le llamó: ¡Sígueme! El objetivo del
llamado es siempre el mismo:"seguir a Jesús” Los primeros cristianos insistieron en
conservar los nombres de los primeros discípulos. De algunos conservaron hasta los
apellidos y el nombre del lugar de origen. Felipe, Andrés y Pedro eran de Betsaida
(Jn 1,44). Natanael era de Caná (Jn 22,2). Hoy, muchos olvidan los nombres de las
personas que están en el origen de su comunidad. Recordar los nombres es una
forma de conservar la identidad.
• Felipe encuentra Natanael y habla con él sobre Jesús: "Hemos hallado a aquel de
quien escribió Moisés en la Ley y también los profetas. Es Jesús, el hijo de José de
Nazaret". Jesús es aquel hacia quien apuntaba toda la historia del Antiguo
Testamento.
• Natanael pregunta: "Pero, ¿puede salir algo bueno de Nazaret?” Posiblemente en su
pregunta emerge la rivalidad que acostumbraba a existir entre las pequeñas aldeas
de una misma región: Caná y Nazaret. Además de esto, según la enseñanza oficial
de los escribas, el Mesías vendría de Belén en Judea. No podía venir de Nazaret en
Galilea (Jn 7,41-42). Andrés da la misma respuesta que Jesús había dado a los otros
dos discípulos: “¡Ven y verá!" No es imponiendo sino viendo que las personas se
convencen. De nuevo, ¡el mismo proceso: encontrar, experimentar, compartir,
testimoniar, llevar a Jesús!
• Jesús ve a Natanael y dice: "¡Ahí viene un verdadero israelita, sin falsedad!" Y afirma
que ya le conocía, cuando estaba debajo de la higuera. ¿Cómo es que Natanael podía
ser un "auténtico israelita” si no aceptaba a Jesús como Mesías? Natanael "estaba
debajo de la higuera". La higuera era el símbolo de Israel (cf. Mi 4,4; Zc 3,10; 1Re 5,5).
Israelita auténtico es aquel que sabe deshacerse de sus propias ideas cuando
percibe que no concuerdan con el proyecto de Dios. El israelita que no está dispuesto
a esta conversión non es ni auténtico, ni honesto. El esperaba al Mesías según la
enseñanza oficial de la época (Jn 7,41-42.52). Por esto, inicialmente, no aceptaba a un
mesías venido de Nazaret. Pero el encuentro con Jesús le ayudó a percibir que el
proyecto de Dios no siempre es como la gente se lo imagina o desea que sea. El
reconoce su engaño, cambia idea, acepta a Jesús como mesías y confiesa: "¡Maestro,
tu eres el hijo de Dios, tú eres el rey de Israel!" La confesión de Natanael no es que el
comienzo. Quien será fiel, verá el cielo abierto y los ángeles que suben y bajan sobre
el Hijo del Hombre. Experimentará que Jesús es la nueva alianza entre Dios y
nosotros, los seres humanos. Es la realización del sueño de Jacob (Gén 28,10-22).
5) Oración final
Pues bueno es Yahvé y eterno su amor, su lealtad perdura de edad en edad. (Sal 100,5)
Mateo 2,1-12.
2. La Palabra se ilumina
a) El contexto del pasaje:
1Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían
del Oriente se presentaron en Jerusalén, 2 diciendo: «¿Dónde está el rey de los judíos
que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.» 3 Al
oírlo el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. 4 Convocando a todos los
sumos sacerdotes y escribas del pueblo, les preguntaba dónde había de nacer el Cristo.
5 Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta: 6 Y tú, Belén,
tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti
saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.» 7 Entonces Herodes llamó aparte
a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. 8 Después,
enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le
encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle.» 9 Ellos, después de oír al
rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba
delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. 10
Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. 11 Entraron en la casa; vieron al niño con
María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron
dones de oro, incienso y mirra. 12 Y, avisados en sueños que no volvieran a Herodes, se
retiraron a su país por otro camino.
3. En silencio delante de Dios
Sitúate con sencillez delante de Dios, inmerso en un profundo silencio interior; deja aparte toda
otra consideración curiosa de pensamiento o imaginación; abre tu corazón a la fuerza de la
Palabra de Dios.
No es errado pensar, que lo realizado por los Magos haya sido un auténtico camino de
fe, mucho más, ha sido el itinerario de aquéllos que, aunque no pertenecen al pueblo
elegido, han encontrado a Cristo. Al comienzo de un camino hay siempre una señal
que pide ser vista allí donde todo hombre vive y trabaja. Los Magos han escrutado el
cielo, para la Biblia sede de la divinidad, y de allí han tenido una señal: una estrella. Pero
para comenzar el recorrido de fe no basta escrutar los signos de la presencia de lo
divino. Un signo tiene la función de suscitar el deseo, que necesita para realizarse un
arco de tiempo, un camino de búsqueda, una espera. Es significativa la expresión con la
que Edith Stein describe su camino de fe: “Dios es la verdad. Quien busca la verdad,
busca a Dios, conscientemente o no”.
Un verdadero deseo provoca preguntas. Los Magos, por su parte, encuentran a Jesús
porque tienen en su corazón fuertes interrogantes. Tal experiencia del encuentro con
Jesús es, verdaderamente, una provocación para la pastoral: se impone la necesidad de
no privilegiar una catequesis hecha de certezas o preocupada por ofrecer respuestas
prefabricadas, cuanto de despertar en el hombre de hoy preguntas significativas sobre
cuestiones cruciales de la humanidad. Es lo que sugiere un obispo del centro de Italia
en una carta pastoral: “Presentar a Cristo y al Evangelio en conexión con los problemas
fundamentales de la existencia humana (vida-muerte, pecado–mal; justicia-pobreza,
esperanza-desilusión, amor–odio, relaciones interpersonales familiares, sociales,
internacionales...), donde se evita lo desfasado entre las preguntas de la humanidad y
nuestras respuestas”. (Mons. Lucio María Renna, O.Carm.) La respuesta, como nos
enseña la experiencia de los Magos, se encuentra en la Biblia.
Y no se trata sólo de un conocimiento intelectual o de un saber acerca del contenido
de las Escrituras, como en el caso de los escribas, sino en un acercarse a ella guiado por
el deseo, por la pregunta. Para los Magos aquella indicación contenida en las S.
Escrituras fue iluminadora para cumplir la última etapa de su camino: Belén. Además la
Palabra de Dios les permitió ver en los sencillos y humildes signos de una casa, del niño
con María, su madre, al rey de los judíos, el esperado de Israel.
Los Magos adoran y descubren en Jesús a aquel que habían con tanta ansia buscado.
El lector, por un lado se sorprenderá por la desproporción existente entre los gestos y
dones de los Magos y la humilde realidad que se presenta a sus ojos; pero, por otra
parte, está seguro que aquel niño, que los Magos adoran es precisamente el Hijo de
Dios, el esperado Salvador del mundo. Y así el itinerario se convierte en itinerario de
todo lector que lee esta significativa historia de los Magos: quien busca, aunque
parezca que Dios está lejos, puede encontrarlo. Aquéllos que, por el contrario,
presumen de saber todo de Dios y creen tener asegurada la salvación, corren nel riesgo
de privarse del encuentro con Él. En una catequesis habida en Colonia con ocasión de
la XX Jornada de la Juventud así se expresaba el arzobispo Bruno Forte: “los Magos
representan a todos los buscadores de la verdad, listos a vivir la existencia como un
éxodo, en camino hacia el encuentro con la luz que viene de lo alto” Además la
experiencia de los Magos nos enseña que en toda cultura, en todo hombre hay
esperanzas profundas que necesitan ser saciadas. De aquí la responsabilidad de leer los
signos de Dios presentes en la historia de los hombres.
5. Para meditar
• Después de la lectura de este pasaje del evangelio ¿estoy disponible a revivir el
camino de los Magos?
• ¿Qué dificultades encuentras en el profundo conocimiento de Jesucristo? ¿Cómo
puedes superarlas?
• En tu búsqueda de la verdad ¿sabes confiarte, ponerte en camino y a la escucha de
Dios?
• A la luz de la Palabra, ¿qué cosa puede cambiar en tu vida?
6. Salmo 72,1-11
Es un salmo real, compuesto para festejar al rey en el día de su subida al trono. La primitiva
comunidad cristiana no ha tenido ninguna clase de dudas en ver en estas imágenes el retrato
del Mesías.
Confía, oh Dios, tu juicio al rey, al hijo de rey tu justicia: que gobierne rectamente a tu
pueblo, a tus humildes con equidad.
Produzcan los montes abundancia, justicia para el pueblo los collados.
Defenderá a los humildes del pueblo, salvará a la gente pobre y aplastará al opresor.
Durará tanto como el sol, como la luna de edad en edad; caerá como lluvia en los
retoños, como rocío que humedece la tierra.
Florecerá en sus días la justicia, prosperidad hasta que no haya luna;
dominará de mar a mar, desde el Río al confín de la tierra.
Ante él se doblará la Bestia, sus enemigos morderán el polvo; los reyes de Tarsis y las
islas traerán consigo tributo.
Los reyes de Sabá y de Seba todos pagarán impuestos; ante él se postrarán los reyes, le
servirán todas las naciones.
Doxología También nosotros te damos gracias Padre Santo cuyo nombre es sublime; con el Hijo
y el Espíritu Santo siempre gloria por los siglos eternos.
7. Oración final
Sí, ¡Amén!
Te lo decimos ¡oh, Padre! con todo el corazón sintonizados con el corazón de tu Hijo y
de la Virgen María.
Te lo decimos con toda la Iglesia y por todo el género humano.
Haz que, reunidos en el amor, después del “sí” en la hora de la cruz podamos con voz
unánime, en potente coro, en silencioso esplendor, cantarlo eternamente en el
santuario del cielo. ¡Amén! ¡Aleluya! (Ana María Canopi)
1) Oración inicial
Te pedimos, Señor, que tu divina luz ilumine nuestros corazones; con ella avanzaremos
a través de las tinieblas del mundo hasta llegar a la patria, donde todo es eterna
claridad.
Por nuestro Señor. Amen.
5) Oración final
Haré público el decreto de Yahvé: Él me ha dicho: «Tú eres mi hijo, hoy te he
engendrado. (Sal 2,7)
Mateo 3,13-17
1. Oración inicial
“Te alabamos, Padre invisible, dador de inmortalidad: Tú eres la fuente de la vida, la
fuente de la luz, la fuente de toda gracia y de toda verdad, amante de los hombres y
amante de los pobres, que con todos te reconcilias y a todos atraes hacia Ti por medio
de la venida de tu Hijo amado. Haz de nosotros hombres vivos, danos el Espíritu de Luz,
para que te conozcamos, el Verdadero, y a Aquél que enviaste Jesucristo” (Anáfora de
Serapión)
2. Lectura
a) Introducción:
Este fragmento evangélico (Mt 3,13-17) forma parte de la sección narrativa del
evangelista Mateo, la que introduce a la vida pública de Jesús. Después de la huida a
Egipto, Jesús vive en Nazareth. Ya adulto, lo encontramos aquí, a las orillas del río
Jordán. Se trata de la parte conclusiva del pasaje dedicado a Juan Bautista, el
encuentro de los dos. Quien quisiese profundizar todavía en la personalidad de Juan y
su mensaje (Mt 3,1-12 que ha sido ya propuesto en la liturgia del segundo domingo de
adviento), debe tener en cuenta todo el capítulo 3º de Mateo. Nuestro pasaje está
centrado en particular sobre el reconocimiento de la divinidad de Cristo en el
momento de su bautismo. Dios Padre revela quien es Jesús.
b) Una división del texto para ayudarnos en su lectura:
13Entonces se presenta Jesús, que viene de Galilea al Jordán, a donde Juan, para ser
bautizado por él. 14 Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita
ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?» 15 Jesús le respondió: «Deja ahora, pues
conviene que así cumplamos toda justicia.» Entonces le dejó. 16 Una vez bautizado
Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que
bajaba como una paloma y venía sobre él. 17 Y una voz que salía de los cielos decía:
«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.»
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la meditación y oración.
5. Meditación
a) Una clave de lectura:
Mateo 13,13: Jesús adulto Después de la “desaparición” de Juan de la escena (13,1), Jesús,
desde Nazareth, donde había pasado su infancia y la primera juventud (Mt 12,23), se
dirige al río Jordán. Como buen israelita está atento a los movimientos religiosos
auténticos que surgen entre el pueblo. Muestra aprobar la obra de Juan y decide
recibir el bautismo con agua, no ciertamente para ser perdonado de los pecados, sino
para unirse y compartir plenamente las esperanzas y expectativas de todos los
hombres y mujeres. No es la humanidad la que va a Él, sino que es Él el que va hacia
ella, según la lógica de la encarnación.
Mateo 13,14-15: diálogo de Juan con Jesús El intento de Juan de impedir el bautismo de
Jesús es el reconocimiento de la diversidad entre los dos y el conocimiento del nuevo
(la Nueva Alianza) que entra en escena. “Aquél que viene después de mí...os bautizará
en Espíritu santo y fuego...tiene en la mano el bieldo...limpiará...recogerá...quemará...”
(vv.11-12). El comportamiento de Jesús es el de someterse al plan salvífico de Dios (así
cumplimos toda justicia), respetando el modo (en la humildad – kenosis) y los tiempos
(la hora – kairos). La diversidad de los dos se colige también por las familias de
proveniencia (sacerdotal la de Juan), del lugar (Jerusalén para Juan, Nazaret de Galilea
para Jesús), en la modalidad de su concepción (anuncio al padre, Zacarías, según el
modelo antiguo; anuncio a la madre, María), la edad de los padres (ancianos los de
Juan). Todo está manifestando el pasaje entre el antiguo y el nuevo Testamento. Mateo
prepara a los lectores a la novedad del Cristo: “habéis oído que fue dicho, pero yo os
digo” (Mt 5).
Mateo 13,16-17: la presentación de Dios Padre y el Espíritu Santo En el evangelio de
Mateo tenemos la solemne “adoración de los Magos” como reconocimiento de la
realeza-divinidad de Jesús. Lucas añade también el reconocimiento de Isabel (Lc 1,42-
43), de los ángeles (Lc 2,13-14), de los pastores (Lc 2,20), de los ancianos Simeón y Ana
(Lc 2,30; 28). En todos los evangelistas, pues, se evoca la proclamación de la identidad
divina de Jesús por parte de Dios Padre y del Espíritu Santo presente bajo la forma de
paloma. Mateo dice precisamente: “Éste es” y no “tú eres” mi Hijo amado. Jesús es de
naturaleza divina y al mismo tiempo el nuevo Adán, principio de una humanidad nueva
reconciliada con Dios junto a la naturaleza reconciliada también ella con Dios, a través
de la inmersión de Cristo en las aguas. Se reabren los cielos después que han estado
cerrados tanto tiempo por causa del pecado y la tierra queda bendecida.
La entrada de Jesús en las aguas prefigura su bajada a los infiernos y se realiza la
palabra del salmista (Sal 74, 13-14), Él aplasta la cabeza del enemigo. El Bautismo no
sólo prefigura, sino que inaugura y anticipa la derrota de Satanás y la liberación de
Adán.
No será fácil por tanto reconocer al Mesías en la dimensión de debilidad, el mismo Juan
tiene alguna duda cuando está en la cárcel y le manda decir por medio de sus
discípulos: “¿Eres tú aquél que debe venir o debemos esperar a otro? (Mt 11,3).
8. Oración final
Jesús, fuente de la vida, que vienes a cancelar la condena de Adán, en el Jordán has
acabado con el odio, concédenos la paz que supera toda inteligencia. Verbo
esplendente enviado por el Padre, después de borrar las culpas de los mortales, ven a
disipar las largas y tristes horas de la noche y mediante tu bautismo, haz salir
resplandeciente a tus hijos de las olas del Jordán. Que se vista de blanco la raza
humana, salga de las aguas como hijos de Dios y transforma la creación a imagen del
Creador. (De los “cantos” litúrgicos orientales).
1) Oración inicial
Muéstrate propicio, Señor, a los deseos y plegarias de tu pueblo; danos luz para conocer
tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla. Por nuestro Señor. Amen.
3) Reflexión
• Después de que tomaron preso a Juan, Jesús fue a la provincia de Galilea y empezó
a proclamar la Buena Nueva de Dios. Juan fue tomado preso por el rey Herodes
porque denunció el comportamiento inmoral del rey (Lc 3,18-20). ¡La prisión de Juan
Bautista no asustó a Jesús! Vio en ella una señal de la llegada del Reino. Y hoy,
¿sabemos leer los hechos de la política y de la violencia urbana para anunciar la
Buena Nueva de Dios?
• Jesús proclamaba la Buena Nueva de Dios. La Buena Nueva de Dios no solamente
porque viene de Dios, sino que también y sobre todo porque Dios es su contenido.
Dios, El mismo, es la mayor Buena Nueva para la vida humana. Responde a la
aspiración más profunda de nuestro corazón. En Jesús aparece lo que acontece
cuando un ser humano deja que Dios entre y reine. Esta Buena Nueva del Reino de
Dios anunciada por Jesús tiene cuatro aspectos:
a) ¡El plazo está vencido! Para los demás judíos el plazo no estaba vencido todavía.
Faltaba mucho para la llegada del Reino. Para los fariseos, por ejemplo, el Reino
podía llegar sólo cuando fuera perfecta la observancia de la Ley. Jesús tiene otro
modo de leer los hechos. Dice que el plazo está vencido.
b) ¡El Reino de Dios se ha acercado! Para los fariseos la llegada del Reino dependía
de sus esfuerzos. Llegaría sólo después que ellos hubiesen observado toda la ley.
Jesús dice lo contrario: ¡El Reino se ha acercado!” Ya estaba allí, independientemente
del esfuerzo hecho. Cuando Jesús dice: “¡El Reino se ha acercado!”, no quiere decir
que el Reino estaba llegando en ese momento, sino que ya estaba allí. Aquello que
todos esperaban, ya estaba presente en sus vidas, y ellos no lo sabían, no lo percibían
(cf. Lc 17,21). ¡Jesús lo percibió! Pues él leía la realidad con una mirada diferente. Jesús
revelará a los pobres de su tierra esta presencia escondida del Reino en medio de la
gente. Es ésta la semilla del Reino que recibirá la lluvia de su palabra y el calor de su
amor.
c) ¡Conviértanse! El sentido exacto es mudar la forma de pensar y de vivir. Para poder
percibir la presencia del Reino en la vida, la persona tendrá que empezar a pensar y
a vivir de forma distinta. Tendrá que mudar de vida y encontrar otra forma de
convivencia. Tendrá que dejar de lado el legalismo de la enseñanza de los fariseos y
permitir que la nueva experiencia de Dios invada su vida y le dé ojos nuevos para leer
y entender los hechos.
d) ¡Crean en la Buena Nueva! No era fácil aceptar este mensaje. No es fácil empezar
a pensar de forma distinta de todo lo que uno ha aprendido, desde pequeño. Esto
sólo es posible mediante un acto de fe. Cuando alguien viene a traer una noticia
diferente, difícil de ser aceptada, usted la aceptará sólo si la persona que trae la
noticia es de confianza. Y usted dirá a los demás: “Pueden ustedes aceptar. Yo
conozco a la persona. No engaña. ¡Es de confianza!” ¡Jesús es de confianza!
• El primer objetivo del anuncio de la Buena Nueva es formar comunidad. Jesús pasa,
mira y llama. Los cuatro primeros en ser llamados: Simón, Andrés, Juan y Santiago,
escuchan, lo dejan todo y siguen a Jesús para formar comunidad con él. ¡Parece
amor a primera vista! Según el relato de Marcos, todo aconteció durante el primer
encuentro con Jesús. Comparando con otros evangelios, la gente percibe que los
cuatro ya conocían a Jesús (Jn 1,39; Lc 5,1-11). Ya tuvieron la oportunidad de convivir
con él, de verle cuando ayudaba a la gente y de escucharle en la sinagoga. Sabían
como vivía y lo que pensaba. El llamado no fue cosa de un momento, sino más bien
de repetidos llamados e invitaciones, de avances y retrocesos. ¡El llamado comienza
y vuelve a empezar siempre de nuevo! En la práctica, coincide con la convivencia de
los tres años con Jesús, desde el bautismo hasta el momento en que Jesús fue
levantado al cielo. (He 1,21-22). Entonces, ¿por qué Marco nos lo presenta como un
hecho repentino de amor a primera vista? Marcos piensa en el ideal: el encuentro
con Jesús tiene que producir un cambio radical en nuestra vida.
5) Oración final
Porque tú eres Yahvé, Altísimo sobre toda la tierra, por encima de todos los dioses. (Sal
97,9)
1) Oración inicial
Muéstrate propicio, Señor, a los deseos y plegarias de tu pueblo; danos luz para conocer
tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla. Por nuestro Señor. Amen.
5) Oración final
¡Yahvé, Señor nuestro, qué glorioso es tu nombre en toda la tierra! ¿Qué es el hombre
para que te acuerdes de él, el hijo de Adán para que de él te cuides? (Sal 8,2.5)
1) Oración inicial
Muéstrate propicio, Señor, a los deseos y plegarias de tu pueblo; danos luz para conocer
tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla. Por nuestro Señor. Amen.
3) Reflexión
• Jesús restaura la vida para el servicio. Después de participar en la celebración del
sábado en la sinagoga, Jesús entra en casa de Pedro y cura a la suegra de éste. La
curación hace que la mujer se ponga de pie y atienda a los demás. Una vez
recuperadas la salud y la dignidad, empieza a servir a las personas. Jesús no
solamente sana a la persona, sino que sana para que la persona se ponga al servicio
de la vida.
• Jesús acoge a los marginados. Al caer de la tarde, terminado el sábado en la hora en
que aparece la primera estrella en el cielo, Jesús acoge y cura a los enfermos y a los
poseídos que la gente le trae. Los enfermos y los poseídos eran las personas más
marginadas en aquella época. No sabían a quién acudir. Estaban a la merced de la
caridad pública. Además de esto, la religión los consideraba impuras. No podían
participar en la comunidad. Era como si Dios las rechazara y excluyera. Jesús las
acoge. Así, aparece en qué consiste la Buena Nueva de Dios y lo que quiere alcanzar
en la vida de la gente: acoger a los marginados y a los excluidos, y reintegrarlos en la
convivencia de la comunidad.
• Permanecer unido al Padre por la oración. Jesús aparece rezando. Hace un esfuerzo
muy grande para tener el tiempo y el ambiente apropiado para rezar. Se levanta
antes que los otros, para poder estar a solas con Dios. Muchas veces, los evangelios,
nos hablan de la oración de Jesús en silencio (Mt 14,22-23; Mc 1,35; Lc 5,15-16; 3,21-22).
A través de la oración, él mantiene viva en sí la conciencia de su misión.
• Mantener viva la conciencia de la misión y no encerrarse en el resultado obtenido.
Jesús se volvió conocido. Todos iban detrás de él. Esta publicidad gustó a los
discípulos. Fueron a buscar a Jesús para llevarlo de nuevo junto con la gente que lo
buscaba, y le dicen: Todos te buscan. Pensaban que Jesús iba a participar en el
banquete. ¡Se engañaban! Jesús no acudió y dijo: Vamos para otros lugares. ¡He
salido para esto precisamente! Seguramente se extrañaron. Jesús no era como se lo
imaginaban. Tenía una conciencia mucho más clara de su misión y quería
transmitirla a los discípulos. No quiere que se encierren en el resultado ya obtenido.
No deben mirar atrás. Al igual que Jesús, deben mantener bien viva la conciencia de
su misión. Es la misión recibida del Padre la que debe orientarlos en la toma de
decisiones.
• He salido para esto, precisamente. Este fue el primer malentendido entre Jesús y los
discípulos. De momento, no es que una pequeña divergencia. Mas adelante, en el
evangelio de Marcos, este malentendido, a pesar de las muchas advertencias de
Jesús, crece y llega casi a una ruptura entre Jesús y los discípulos (cf. Mc 8,14-21.32-
33; 9,32;14,27). Hoy también existen malentendidos de cara al rumbo del anuncio de
la Buena Nueva. Marcos ayuda a prestar atención a las divergencias, para no permitir
que crezcan hasta llegar a una ruptura.
5) Oración final
Cantad a Yahvé, bendecid su nombre!
Anunciad su salvación día a día, contad su gloria a las naciones, sus maravillas a todos
los pueblos. (Sal 96,2-3)
Lectio Divina: jueves, 12 de enero de
2023
Tiempo ordinario
1) Oración inicial
Muéstrate propicio, Señor, a los deseos y plegarias de tu pueblo; danos luz para conocer
tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla. Por nuestro Señor. Amen.
3) Reflexión
• Acogiendo y curando al leproso Jesús revela un nuevo rostro de Dios. Un leproso
llega cerca de Jesús. Era un excluido, un impuro. Debía vivir alejado. Pero aquel
leproso tenía mucho valor. Transgredió las normas de la religión para poder llegar
cerca de Jesús. Y grita: “¡Si quieres, puedes limpiarme!” Es decir: “¡No precisas
tocarme! Basta que lo quieras para que yo sea curado”. La frase revela dos
enfermedades:
a) la enfermedad de la lepra que lo hacía impuro;
b) la enfermedad de la soledad a la que era condenado por la sociedad y por la
religión. Revela al mismo tiempo la gran fe del hombre en el poder de Jesús.
Profundamente compadecido, Jesús cura las dos enfermedades. Primero, para curar
la soledad, toca al leproso. Y es como si le dijera: “Para mí, tú no eres un excluido. ¡Yo
te acojo como hermano!” Enseguida, cura la lepra diciendo: ¡Quiero! ¡Queda limpio!
El leproso, para poder entrar en contacto con Jesús, había transgredido las normas
de la ley. De la misma forma, Jesús, para poder ayudar a aquel excluido y así revelar
un rostro nuevo de Dios, transgredí las normas de su religión y toca al leproso. En
aquel tiempo, quien tocara a un leproso, se volvía impuro ante las autoridades
religiosas y ante la ley de la época.
• Reintegrar a los excluidos en la convivencia fraterna. Jesús no solamente cura, sino
que además quiere que la persona curada pueda convivir de nuevo con los demás.
Reintegra a la persona en la convivencia. En aquel tiempo, para que un leproso fuera
de nuevo acogido en la comunidad debía tener un certificado firmado por un
sacerdote.
Es como hoy. El enfermo sale del hospital sólo si tiene un certificado médico firmado
por un doctor. Jesús obliga al leproso a que se busque el documento, para que pueda
convivir con normalidad. Obliga a las autoridades a que reconozcan que el hombre
había sido curado.
• El leproso anuncia el bien que Jesús le hace, y Jesús se vuelve un excluido. Jesús
había prohibido al leproso que hablara de la curación. Pero no lo consiguió. El
leproso, en cuanto se fue, empezó a divulgar la noticia, de modo que Jesús ya no
podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en lugares
apartados. ¿Por qué? Es que Jesús había tocado a un leproso. Por ello, en la opinión
pública de aquel tiempo, Jesús, el mismo, era ahora un impuro y tenía que vivir
alejado de todos. No podía entrar en las ciudades. Pero Marcos muestra que al
pueblo poco le importaban esas normas oficiales, pues de todas partes llegaban a
donde él estaba. ¡Subversión total!
• Resumiendo. Tanto en los años 70, época en la que Marcos escribe, como hoy, época
en la que vivimos, era y sigue siendo importante tener delante unos modelos de
cómo vivir y anunciar la Buena Nueva de Dios y de cómo evaluar nuestra misión. En
los versos de 16 a 45 del primero capítulo de su evangelio, Marcos describe la misión
de la comunidad y presenta ocho criterios para que las comunidades de su tiempo
pudieran evaluar la misión. He aquí el esquema:
Texto
Actividades de Jesús
Objetivo de la misión
Marcos 1,16-20
Jesús llama a los primeros discípulos
formar comunidades
Marcos 1,21-22
La gente queda admirada con su enseñanza
crear conciencia crítica
Marcos 1,23-28
Jesús expulsa a un demonio
luchar en contra del poder del mal
Marcos 1,29-31
Cura a la suegra de Pedro
restaurar la vida para el servicio
Marcos 1,32-34
Cura a enfermos y endemoniados
acoger a los marginados
Marcos 1,35
Jesús se levanta pronto para rezar
permanecer unido al Padre
Marcos 1,36-39
Jesús sigue anunciando
no encerrarse en los resultados
Marcos 1,40-45
Curación de un leproso
reintegrar a los excluidos
5) Oración final
Entrad, rindamos homenaje inclinados, ¡arrodillados ante Yahvé que nos creó!
Porque él es nuestro Dios, nosotros somos su pueblo, el rebaño de sus pastos. (Sal 95,6-
7)
1) Oración inicial
Muéstrate propicio, Señor, a los deseos y plegarias de tu pueblo; danos luz para conocer
tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla. Por nuestro Señor. Amen.
3) Reflexión
• En Mc 1,1-15, Marcos nos hace ver cómo hay que preparar y divulgar la Buena Nueva
de Dios. En Mc 1,16-45, nos ha hecho ver cuál es el objetivo de la Buena Nueva, y cuál
es la misión de la comunidad. Ahora, en Mc 2,1 hasta 3,6, aparece el efecto del anuncio
de la Buena Nueva. Una comunidad fiel al evangelio vive valores que contrastan con
los intereses de la sociedad que la rodea. Por eso, uno de los efectos del anuncio de
la Buena Nueva, es el conflicto con aquellos que defienden los intereses de la
sociedad. Marcos habla de cinco conflictos que el anuncio de la Buena Nueva causa
a Jesús.
• En los años 70, época en la que escribe su evangelio, había muchos conflictos en la
vida de las comunidades, pero no siempre sabían cómo comportarse ante las
acusaciones que venían de parte de las autoridades romanas y de los líderes judíos.
Este conjunto de cinco conflictos de Mc 2,1 a 3,6 servía como una especie de
abecedario para orientar a las comunidades, tanto de ayer como de hoy. Porque el
conflicto no es un incidente de recorrido, sino que forma parte integrante del
camino.
• He aquí el esquema de los cinco conflictos presentes en el evangelio de Marcos:
Textos
1º conflicto: Mc 2,1-12
2º conflicto: Mc 2,13-17
3º conflicto: Mc 2,18-22
4º conflicto: Mc 2,23-28
5º conflicto: Mc 3,1-6
Adversarios de Jesus
escribas
escribas y fariseos
discípulos de Juan y fariseos
fariseos
fariseos y herodianos
Causa del conflicto
Perdón de los pecados
comer con los pecadores
práctica del ayuno
observancia del sábado
sana en día de sábado
• La solidaridad de los amigos hace que el paralítico obtenga el perdón de los pecados.
Jesús está de vuelta a Cafarnaún. Se reunió mucha gente ante la puerta de casa.
Acoge a todos y empieza a enseñar. Enseñar, hablar de Dios, era lo que Jesús más
hacía. Llega un paralítico, cargado por cuatro personas. Jesús es su única esperanza.
Ellos no dudan en subir al tejado y abrir un boquete en el techo. Tenía que ser una
casa pobre, una chabola cubierta de hojas. Bajan al hombre y lo ponen ante Jesús.
Jesús, viendo la fe de esta gente, dice al paralítico: ¡Tus pecados te son perdonados!
En aquel tiempo, el pueblo pensaba que los defectos físicos (paralítico) fuesen un
castigo de Dios por algún pecado. Los doctores enseñaban que esa persona impura
se volvía incapaz de acercarse a Dios. Por esto, los enfermos, los pobres se sentían
rechazados por Dios. ¡Pero Jesús no pensaba así! Aquella fe tan grande era una señal
evidente de que el paralítico estaba siendo acogido por Dios. Por eso, declaró: ¡Tus
pecados te son perdonados! Es decir: “¡Dios no te aleja de él!” Con esta afirmación
Jesús niega que la parálisis fuese un castigo debido al pecado del hombre. • Jesús es
acusado de blasfemia por los dueños del poder. La afirmación de Jesús era contraria
al catecismo de la época. No combinaba con la idea que tenían de Dios. Por eso
reaccionan y acusan a Jesús diciendo: ¡Este se burla de Dios! Para ellos, sólo Dios
podía perdonar los pecados. Y sólo el sacerdote podía declarar que alguien había
sido perdonado y purificado. ¿Cómo es que Jesús, hombre sin estudios, seglar, un
sencillo carpintero, podía declarar a las personas perdonadas y purificadas de los
pecados? Y había, además, otro motivo que los llevaba a criticar a Jesús. Ellos
probablemente estarían pensando: “Si fuera verdad lo que Jesús está diciendo,
¡vamos a perder todo nuestro poder! Y vamos a perder la fuente de nuestra renta”.
• Curando, Jesús demuestra que tiene poder de perdonar los pecados. Jesús percibe
la crítica. Por eso pregunta: ¿Qué es más fácil decir al paralítico: Tus pecados te son
perdonados, o levántate, toma tu camilla y anda? Es mucho más fácil decir: “Tus
pecados te son perdonados”. Pues nadie puede comprobar si de hecho el pecado
fue o no perdonado. Pero si digo: “¡Levántate y anda!”, allí todos pueden comprobar
si tengo o no ese poder de curar. Por esto, para mostrar que tenía el poder de
perdonar los pecados en nombre de Dios, Jesús dijo al paralítico: Levántate, toma tu
camilla y vete a tu casa! El hombre se curó. Así, mediante un milagro demostró que
la parálisis del hombre no era un castigo de Dios, y mostró que la fe de los pobres es
una prueba de que Dios los acoge en su amor.
• El mensaje del milagro y la reacción de la gente. El paralítico se levanta, toma la
camilla, empieza a andar y todos dice: ¡Nunca vimos cosa igual! Este milagro reveló
tres cosas muy importantes: 1) las enfermedades de las personas no son un castigo
por sus pecados. 2) Jesús abre un nuevo camino para llegar hasta Dios. Aquello que
el sistema llamaba impureza no era impedimento para que las personas se
acercaran a Dios. 3) El rostro de Dios revelado a través de la actitud de Jesús no es el
rostro severo de Dios revelado por la actitud de los doctores.
• Esto recuerda lo que dijo un drogadicto que se recuperó y que ahora es miembro de
una comunidad en Curitiba, Brasil. Dijo: “Me crié en la religión católica. Dejé de
participar. Mis padres eran muy practicantes y querían que los hijos fuesen como
ellos. La gente era obligada a ir a la iglesia siempre, todos los domingos y las fiestas.
Y cuando no iba, decían: "¡Dios castiga!” Yo no iba a gusto, y cuando crecí, poco a
poco fui dejando. El Dios de mis padres no me gustaba. No lograba entender cómo
Dios, creador del mundo, se convirtiera en un juez para mí, niño del campo,
amenazándome con el castigo y con el infierno. ¡Me gustaba más el Dios de mi tío,
que no pisaba la iglesia, pero que todos los días, sin falta, compraba el doble de pan
que necesitaba, para darlo a los pobres!"
5) Oración final
Lo que hemos oído y aprendido, lo que nuestros padres nos contaron, no lo callaremos
a sus hijos, a la otra generación lo contaremos: Las glorias de Yahvé y su poder, todas
las maravillas que realizó. (Sal 78,3-4)
1) Oración inicial
Muéstrate propicio, Señor, a los deseos y plegarias de tu pueblo; danos luz para conocer
tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla. Por nuestro Señor. Amen.
3) Reflexión
• En el evangelio de ayer, vimos el primer conflicto que surgió entorno al perdón de
los pecados (Mc 2,1-12). En el evangelio de hoy meditamos sobre el segundo conflicto
que surgió cuando Jesús se sentó a la mesa con los pecadores (Mc 2,13-17). En los
años 70, época en que Marcos escribe, había en las comunidades un conflicto entre
cristianos venidos del paganismo y los cristianos venidos del judaísmo. Los que
venían del judaísmo tenían dificultad en entrar en la casa de los paganos convertidos
y sentarse con ellos en la misma mesa (cf. He 10,28; 11,3). Al describir como Jesús se
enfrenta con este conflicto, Marcos orientaba las comunidades en la solución del
problema.
• Jesús enseñaba, y a la gente le gustaba escucharle. Jesús vuelve a irse a orillas del
mar. Llega la gente y él empieza a enseñar. Transmite la Palabra de Dios. En el
evangelio de Marcos, el inicio de la actividad de Jesús está marcado por su
enseñanza y por la aceptación de parte del pueblo (Mc 1,14.21.38-39; 2,2.13), a pesar de
los conflictos con las autoridades religiosas. ¿Qué es lo que Jesús enseñaba? Jesús
anunciaba la Buena Nueva de Dios (Mc 1,14). Hablaba de Dios, pero hablaba de él de
forma nueva, diferente. Hablaba a partir de la experiencia que él mismo tenía de Dios
y de la vida. Jesús vivía en Dios. Debe haber tocado el corazón de la gente a quienes
les gustaba oírle (Mc 1,22.27). Dios, en vez de ser un Juez severo que de lejos
amenazaba con castigo e infierno, volvía a ser, de nuevo, una presencia amiga, una
Buena Nueva para el pueblo.
• Jesús llama a un pecador a ser discípulo y le invita a comer a su casa. Jesús llama a
Leví un publicano, y éste, inmediatamente, lo deja todo para seguir a Jesús. Empieza
a formar parte del grupo de los discípulos. En seguida, el texto dice literalmente:
Estando sentado a la mesa en su casa. Algunos piensan que su casa, se refiere a la
casa de Leví. Pero la traducción más probable es que se trata de la casa de Jesús. Es
Jesús que invita a todo el mundo a que coma en su casa: pecadores y publicanos,
junto con los discípulos.
• Jesús no vino para los justos, sino para los pecadores. Este gesto de Jesús provocó la
rabia de las autoridades religiosas. Estaba prohibido sentarse a la mesa con
publicanos y pecadores, ¡ya que sentarse a la mesa con alguien era lo mismo que
tratarlo como hermano! En vez de hablar directamente con Jesús, los escribas de los
fariseos hablaban con los discípulos: ¿Qué es eso? ¿Come con publicanos y
pecadores? Jesús responde: No son los sanos los que necesitan al médico, sino los
enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores! Como
anteriormente con los discípulos (Mc 1,38), también ahora es la conciencia de su
misión lo que ayuda a Jesús a que encuentre una respuesta y a indicar el rumbo para
el anuncio de la Buena Nueva de Dios.
5) Oración final
Guarda a tu siervo también del orgullo, no sea que me domine; entonces seré
irreprochable, libre de delito grave. (Sal 19,14)
1. Oración inicial
En esta lectura orante del evangelio de Juan nos podrán acompañar y servir de
estímulo las palabras de John Henry Newman, que con estas palabras gustaba dirigirse
orando al Señor: “Estás conmigo y yo comenzaré a resplandecer como tú resplandeces;
a resplandecer hasta llegar a ser luz para los demás. La luz, oh Jesús, vendrá toda de ti:
no será nada mérito mío. Serás tú quien resplandece, a través de mí, sobre los demás.
Haz que yo te alabe así, en el modo que más te agrada resplandeciendo sobre todos
aquellos que me rodean. Dale la luz a ellos y dame la luz a mí; ilumina a los otros
juntamente conmigo y a través de mí. Enséñame a defender tu alabanza, tu verdad, tu
voluntad. Haz que yo te anuncie no con las palabras, sino con el ejemplo, con aquella
fuerza de atracción, aquella influencia sólida que proviene de lo que hago, con mi
visible semejanza a tus santos y con la clara plenitud del amor que mi corazón nutre
por ti”. (Meditations and Devotions).
2. El texto
In aquel tiempo, 29 al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el cordero de
Dios, que quita el pecado del mundo. 30 Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un
hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. 31 «Yo no le
conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea manifestado a Israel.» 32 Y
Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del
cielo y se quedaba sobre él. 33 Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con
agua, me dijo: `Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es
el que bautiza con Espíritu Santo'. 34 Y yo le he visto y doy testimonio de que ése es el
Elegido de Dios.»
4. Lectura simbólica
El pasaje litúrgico del evangelio nos presenta a dos animales de alto valor espiritual en
la Biblia: el cordero y la paloma. El primero alude a textos significativos en la Biblia: la
cena pascual del éxodo (cc. 12-13); la gloria del Cordero-Cristo en el Apocalipsis.
a) El símbolo del cordero:
Dirijamos ahora nuestra atención al símbolo del “Cordero (amnos) de Dios” y a su
significado. - Una primera alusión bíblica para la comprensión de esta expresión usada
por Juan Bautista para indicar la persona de Jesús es la figura del Cordero victorioso en
el libro del Apocalipsis: en 7,17 el Cordero es el Pastor de los pueblos; en 17,14 el Cordero
destruye los poderes malvados de la tierra. En tiempos de Jesús se creía que al final de
la historia se aparecería un cordero victorioso o destructor de las potencias del pecado,
de las injusticias, del mal. Tal idea es un síntoma también de la predicación
escatológica de Juan el Bautista: avisaba que la ira era inminente (Lc 3,7), que el hacha
ya estaba puesta a la raíz del árbol y que Dios está a punto de abatir y echar en el fuego
todo árbol que no llevase buenos frutos (Lc 3,9). (Mt 3,12 y Lc 3,17).
Otra expresión muy fuerte con la que el Bautista presenta a Jesús se encuentra en
Juan 1,29: “Él tiene en la mano el bieldo para limpiar su era y para recoger el grano en el
granero; pero a la paja la quemará con fuego inextinguible”. No es equivocado pensar
que Juan el Bautista pudiese describir a Jesús como el cordero de Dios que destruye el
pecado del mundo. De hecho, en 1 Juan 3-5 se dice: “ El apareció para quitar los
pecados”; y en 3,8: “El Hijo de Dios apareció para destruir las obras del diablo”. Es
posible que Juan Bautista saludase a Jesús como el cordero victorioso que debería, por
mandato de Dios, destruir el mal en el mundo.
Una segunda alusión bíblica es el Cordero como Siervo sufriente. Esta figura del siervo
de Dios sufriente o de JHWH es el sujeto de cuatro cantos en el Deutero-Isaías: 42,1-
4.7.9; 49,1-6.9.13; 50,4-9.11; 52,13-53,12). Nos preguntamos si el uso de “Cordero de Dios” en
Juan 1,29 se coloree del uso de “cordero” para aludir al Siervo sufriente de Jawè en
Isaías 53. ¿En verdad Juan consideraba a Jesús el cordero de Dios siguiendo la
interpretación de Siervo sufriente?
Ciertamente no hay pruebas reales de que el Bautista haya hecho una tal
interpretación, pero tampoco hay pruebas para excluirlo. De hecho en Isaías 53,7 se
dice que el Siervo: “No abrió la boca; era como un cordero llevado al matadero y como
una oveja ante sus trasquiladores”. Esta descripción se aplica a Jesús en las Actas 8, 32 y
también la semejanza entre el Siervo sufriente y Jesús se aplicaba por los cristianos (ver
Mt 8,17 = Is 53,4; Heb 9,28 = Is 53,12).
Además en la descripción que Juan el Bautista hace de Jesús en 1,32-34, hay dos
aspectos que evocan la figura del Siervo: en el v. 32 Juan el Bautista afirma haber visto
al Espíritu descender sobre Jesús y posarse sobre Él; en el v. 34 él identifica a Jesús
como el elegido de Dios. Así en Isaías 42,1 (un pasaje que también los sinópticos
conectan con el Bautismo de Jesús) se dice: “He ahí mi siervo a quien sostengo, mi
elegido en quien me complazco” (ver Mc 1,11). He puesto mi espíritu sobre él”. Como
también en Isaías 61,1: “El Espíritu del Señor Dios está sobre mí”. Estas alusiones bíblicas
pueden confirmar la posibilidad de que el evangelista estableciese una conexión entre
el Siervo en Isaías 42; 53 y el Cordero de Dios.
Que Jesús, después, se describa con los trazos del Siervo sufriente lo encontramos en
otras partes del evangelio de Juan (12,38 = Is 53,1).
Hay un aspecto interesante que queremos resaltar: se dice que el Cordero de Dios
quita el pecado del mundo. En Isaías 53,4.12 se dice que el Siervo lleva o se carga los
pecados de muchos. Jesús con su muerte destruye el pecado o se lo carga Él mismo.
Por tanto según esta segunda acepción, el Cordero como Siervo sufriente, Cristo es
aquél que se ofrece libremente a sí mismo para eliminar del mundo el pecado y llevar a
Dios a todos sus hermanos en la carne.
Una confirmación moderna de esta interpretación de Jesús como “Cordero de Dios” lo
encontramos en un documento de los obispos italianos: “El Apocalipsis de Juan,
lanzándose hasta las últimas profundidades del misterio del Enviado del Padre, llega a
reconocer en Él al Cordero inmolado “desde la fundación del mundo” (Apoc 13,8).
Áquel con cuyas llagas hemos sido curados (1Ptr 2,25; Is 53,5)” (Comunicare il vangelo in
un mondo che cambia,15) Una tercera alusión bíblica es el Cordero como cordero
pascual. El simbolismo de la Pascua está muy difundido en el evangelio de Juan
especialmente en relación con la muerte de Jesús. Para las comunidades cristianas a
las que Juan se dirige con su evangelio, el Cordero quita el pecado del mundo con su
muerte. De hecho en Juan 19,14 se dice que Jesús fue condenado a muerte al mediodía
de la vigilia de la Pascua, o sea, en el momento en el que los sacerdotes comenzaban a
sacrificar los corderos pascuales en el Templo para la fiesta de la Pascua. Otro nexo del
simbolismo pascual con la muerte de Jesús es que mientras estaba en la cruz, una
esponja empapada en vinagre fue levantada hacia Él con una caña (19,29) , y era la caña
o hisopo la que se mojaba en la sangre del cordero pascual para rociar las jambas de
las puertas de los israelitas (Éx. 12,22). Además en Juan 19,36 el cumplimiento de las
Escrituras, que ningún hueso de Jesús fue quebrado, constituye una clara referencia al
texto del Éx. 12,46 en el que se dice que ningún hueso del cordero pascual debe ser
quebrado. La descripción de Jesús como Cordero está presente en otra obra de Juan, el
Apocalipsis: en 5,6 se habla del cordero inmolado; en Apocalipsis 7,17 y 22,1 el Cordero es
áquel del cual brota la fuente de agua viva , y también este aspecto es una alusión a
Moisés, que hizo brotar agua de la roca; en fin, en Apocalipsis 5,9 se hace mención a la
sangre redentora del Cordero, otro motivo pascual que se referirá a la salvación de las
casas de los israelitas de la muerte.
Existe un paralelismo entre la sangre del cordero rociada sobre las jambas de las
puertas como signo de liberación y la sangre del cordero ofrecido en sacrificio de
liberación.
Los cristianos muy pronto empezaron a comparar a Jesús con el cordero pascual y, al
hacer esto, no dudaron usar el lenguaje sacrificial: “Cristo nuestra Pascua ha sido
inmolado” (1Cor 5,7), poniendo el oficio de Jesús el de quitar el pecado del mundo.
b) El símbolo de la paloma:
Este segundo símbolo también contiene varios aspectos. Ante todo la expresión “como
paloma” era un dicho común para expresar el lazo afectivo con el nido En nuestro
contexto evidencia que el Espíritu encuentra su nido, su hábitat natural y de amor en
Jesús. Todavía más: la paloma simboliza el amor del Padre que se establece en Jesús
como en una habitación permanente (ver Mt 3,16; Mc 1,10; Lc 3,22) La expresión, pues,
“como paloma” está en conexión con el verbo descender: para expresar que no se trata
del aspecto físico de una paloma, sino el modo de descendimiento del Espíritu (como
el vuelo de una paloma), en el sentido de que no impone miedo, más bien confianza.
Tal simbolismo bíblico de la paloma no tiene respuesta en otros simbolismos bíblicos;
pero una antigua exégesis rabínica compara el aletear del Espíritu de Dios sobre las
aguas primordiales con el revolotear de la paloma sobre su nido. No hay que excluir
que Juan al usar este símbolo, haya querido decir que la bajada de Espíritu en forma de
paloma sería una clara referencia al comienzo de la creación: la encarnación del
proyecto de Dios en Jesús es el culmen y la meta de la actividad creadora d Dios.
El amor que Dios tiene por Jesús (correspondiente al movimiento de la paloma al
volver al nido) lo empuja a comunicar la plenitud de su propio ser divino (el Espíritu que
es amor y lealtad).
5. El mensaje
a) Nuestra salvación es Cristo:
El Bautista ha tenido como un deber el de indicar en Jesús “el cordero de Dios que
quita el pecado del mundo”. El anuncio del evangelio, la palabra de Cristo Jesús,
permanecen esenciales e indispensables hoy como lo han sido ayer. El hombre no cesa
nunca de tener necesidad de liberación y salvación. Anunciar el evangelio no significa,
comunicar las verdades teóricas y ni siquiera un conjunto de normas morales. Significa,
por el contrario, llevar a los hombres a hacer la experiencia de Jesucristo, venido al
mundo – según el testimonio de Juan – para salvar al hombre del pecado del mal, de la
muerte. Por tanto, no se puede transmitir el evangelio prescindiendo de las
necesidades y las esperanzas del hombre de hoy. Hablar de la fe en Jesús, cordero de
Dios que quita el pecado del mundo, significa hablar al hombre de nuestro tiempo
preguntándose primero qué busca él en lo profundo de su corazón. “Si queremos
adoptar un criterio oportuno..., debemos cultivar dos atenciones entre sus
complementarios. De entrambos es testigo Jesucristo. La primera consiste en el
esfuerzo de ponernos a la escucha de la cultura de nuestro mundo, para discernir las
semillas del Verbo de tiempo presente en ella, incluso más allá de los confines visibles
de la Iglesia.
Escuchar las esperanzas más íntimas de nuestros contemporáneos, tomar en serio sus
deseos e investigaciones, tratar de entender qué es lo que hace arder sus corazones y
qué es lo suscita en ellos miedo y desconfianza”. Además, la atención de aquello que
brota como necesidades y esperanzas en el corazón de los hombres “no significa
renuncia a la diferencia cristiana, a la trascendencia del Evangelio...el mensaje cristiano
aún proponiendo un camino de plena humanización, no se limita a proponer un mero
humanismo. Jesucristo ha venido a hacernos partícipes de la vida divina, de la que ha
sido felizmente llamada “la humanidad de Dios” (Comunicar el evangelio en un mundo
que cambia n. 34)
b) El Espíritu no sólo viene a posarse sobre Jesús, sino que Él lo posee de modo
permanente, de forma que lo puede dispensar a otros en el bautismo. Finalmente, el
cordero que perdona los pecados y “la paloma de la Iglesia se encuentran en Cristo”.
Traemos a colación una expresión de San Bernardo en la que une así los dos símbolos:
“El cordero es entre los animales lo que la paloma es entre las aves: inocencia, dulzura,
sencillez”.
c) Algunas líneas operativas:
6. Salmo 39 (40)
El salmo expresa la situación de un hombre que libre de una situación opresora, no encuentra
una forma más auténtica de respuesta a Dios que la disponibilidad existencial y total a su
palabra.
7. Oración final
¡Oh Padre!, que en el día del Señor reúnes a tu pueblo para celebrar a Aquél que es el
Primero y el Último, el Viviente que ha destruido la muerte.
Danos la fuerza de tu espíritu, para que rotos los vínculos del mal, te prestemos el libre
serviciode nuestra obediencia y de nuestro amor, para reinar con Cristo en la gloria.
Él es Dios, y vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de
los siglos . (De la Liturgia)
1) Oración inicial
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la
oración de tu pueblo, y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por
nuestro Señor. Amen.
3) Reflexión
• Los cinco conflictos entre Jesús y las autoridades religiosas. En Mc 2,1-12 vimos el
primer conflicto. Era entorno al perdón de los pecados. En Mac 2,13-17, el segundo
conflicto trataba de la comunión de mesa con los pecadores. El evangelio de hoy
habla del tercer conflicto sobre el ayuno. Mañana tendremos el cuarto conflicto
alrededor de la observancia del sábado (Mc 2,13-28). Pasado mañana el último de los
cinco conflictos será alrededor de la curación en día de sábado (Mc 3,1-6). El conflicto
sobre el ayuno ocupa el lugar central. Por esto, las palabras medio sueltas sobre la
tela nueva y el vestido viejo y sobre el vino nuevo en odre nuevo (Mc 2,21-22) hay que
entenderlas como una luz que arroja su claridad también sobre los otros cuatro
conflictos, dos antes y dos después.
• Jesús no insiste en la práctica del ayuno. El ayuno es una costumbre muy antigua,
practicada en casi todas las religiones. Jesús mismo la practicó durante cuarenta
días (Mt 4,2). Pero él no insiste con los discípulos para que hagan lo mismo. Los deja
libres. Por eso, los discípulos de Juan Bautista y de los fariseos, que estaban obligados
a ayunar, quieren saber porqué Jesús no insiste en el ayuno.
• El novio, está con ellos, así que no precisan ayunar. Jesús responde con una
comparación. Cuando el novio está con sus amigos, es decir, durante la fiesta de la
boda, los amigos no precisan ayunar. Jesús se considera el novio. Los discípulos son
amigos del novio. Durante el tiempo en que él, Jesús, estuvo con los discípulos, hay
fiesta. Llegará el día en que el novio dejará de estar, y en ese momento, si ellos
quieren, podrán ayunar. Jesús alude a su muerte. Sabe y siente que, si continúa por
este camino de libertad, las autoridades religiosas van a querer matarlo.
• Remiendo nuevo sobre una tela vieja, vino nuevo en odre nuevo. Estas dos
afirmaciones de Jesús, que Marcos coloca aquí, aclaran la actitud crítica de Jesús
ante las autoridades religiosas. No se pone un remiendo nuevo sobre una tela vieja,
porque a la hora de lavar la tela, el remiendo nuevo encoge, tira de la tela vieja y la
estropea más aún. Nadie pone vino nuevo en un odre viejo, porque la fermentación
del vino nuevo hace estallar el odre viejo. ¡Vino nuevo en odre nuevo! La religión
defendida por las autoridades religiosas era como una ropa vieja, como un odre viejo.
No se debe querer combinar lo nuevo que trae Jesús con costumbres antiguas. No
se puede querer reducir la novedad de Jesús a la medida del judaísmo. ¡O el uno, o
el otro! El vino nuevo que Jesús trae hace estallar el odre viejo. Hay que saber separar
las cosas. Jesús no está contra lo que es “viejo”. Lo que quiere evitar es que lo viejo se
imponga a lo nuevo y, así, le impediría manifestarse. Sería lo mismo que reducir el
mensaje del Concilio Vaticano II al catecismo anterior al Concilio, como algunos
están queriendo hacer.
5) Oración final
Y nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tiene.(1Jn 4,16)
3) Reflexión
• La ley existe para el bien de las personas. En el día de sábado, los discípulos pasan
por las plantaciones y se abren camino arrancando espigas. En Mateo 12,1 se dice que
tenían hambre. Invocando la Biblia, los fariseos critican la actitud de los discípulos.
Sería una trasgresión de la ley del Sábado (cf. Ex 20,8-11). Jesús responde invocando
la misma Biblia para mostrar que los argumentos de los demás no tienen
fundamento. Recuerda que el mismo David hizo algo prohibido, ya que sacó los
panes consagrados del templo y los dio de comer a los soldados que tenían hambre
(1 Sam 21,2-7). Y Jesús termina con dos frases importantes: (a) El sábado ha sido hecho
para el hombre, y no el hombre para el sábado (b) ¡El Hijo del Hombre es dueño del
sábado!
• El sábado es para el ser humano, y no el ser humano para el sábado. Durante más
de quinientos años, desde el tiempo del cautiverio en Babilonia hasta la época de
Jesús, los judíos habían observado la ley del sábado. Esta observancia secular se
volvió para ellos en una fuerte señal de identidad. El sábado era rigurosamente
observado. En la época de los Macabeos, hacia la mitad del siglo II antes de Cristo,
esta rígida observancia llegó a un punto crítico. Atacados por los griegos en día de
sábado, los rebeldes Macabeos preferían dejarse matar y no transgredir el sábado
usando las armas para defender su vida. Por esto, murieron mil personas (1Mac 2,32-
38). Reflexionando sobre esta masacre, los líderes macabeos concluyeron que
debían resistir y defender su vida, aunque fuera sábado (1Mac 2,39-41). Jesús tuvo la
misma actitud: relativizar la ley del sábado a favor de la vida, pues la ley existe para
el bien de la vida humana, y no ¡el contrario!
• ¡El Hijo del Hombre es dueño del sábado! La nueva experiencia de Dios como
Padre/Madre hace que Jesús, el Hijo del Hombre, diera una llave para descubrir la
intención de Dios que está en el origen de las leyes del Antiguo Testamento. Por esto,
el Hijo del Hombre, es dueño hasta del Sábado. Al convivir con el pueblo de Galilea,
durante treinta años y sintiendo en su piel la opresión y la exclusión a que tantos
hermanos y hermanas estaban condenados en nombre de la Ley de Dios, Jesús
percibió que esto no podía ser el sentido de aquellas leyes. Si Dios es el Padre,
entonces acoge a todos como hijos e hijas. Si Dios es Padre, entonces tenemos que
ser hermanos y hermanas unos de otros. Fue lo que Jesús vivió y rezó, desde el
comienzo hasta el fin. La Ley del Sábado debe estar al servicio de la vida y de la
fraternidad. Fue por su fidelidad a este mensaje que Jesús fue preso y condenado a
muerte. El incomodó el sistema, y el sistema se defendió, usando la fuerza contra
Jesús, pues Él quería la ley al servicio de la vida, y no lo contrario.
• Jesús y la Biblia. Los fariseos criticaban a Jesús en nombre de la Biblia. Jesús
responde y critica a los fariseos usando la Biblia. El conocía la Biblia de memoria. En
aquel tiempo, no había Biblias impresas como tenemos hoy en día. En cada
comunidad había sólo una Biblia, escrita a mano, que quedaba en la sinagoga. Si
Jesús conocía tan bien la Biblia, era señal de que, durante aquellos 30 años de su
vida en Nazaret, había participado intensamente en la vida de la comunidad, donde
el sábado se leían las Escrituras. ¡Nos falta mucho para que tengamos la misma
familiaridad con la Biblia y la misma participación en la comunidad!
5) Oración final
Doy gracias a Yahvé de todo corazón, en la reunión de los justos y en la comunidad.
Grandes son las obras de Yahvé, meditadas por todos que las aman. (Sal 111,1-2)
1) Oración inicial
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la
oración de tu pueblo, y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por
nuestro Señor. Amen.
5) Oración final
Pero te compadeces de todos porque todo lo puedes y no aborreces nada de lo que
hiciste; Señor, amigo de la vida. (Sab 11,23-26)
1) Oración inicial
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la
oración de tu pueblo, y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por
nuestro Señor. Amen.
3) Reflexión
• La conclusión a la que se llega, al final de estos cinco conflictos (Mc 2,1 a 3,6), es que
la Buena Nueva de Dios tal y como era anunciada por Jesús, decía exactamente lo
contrario de la enseñanza de las autoridades religiosas de la época. Por esto, al final
del último conflicto, se prevé que Jesús no va a tener una vida fácil y será combatido.
La muerte aparece en el horizonte. Decidirán matarle (Mc 3,6). Sin una conversión
sincera no es posible comprender la Buena Nueva.
• Un resumen de la acción evangelizadora de Jesús. Los versos del evangelio de hoy
(Mc 3,7-12) son un resumen de la actividad de Jesús y acentúan un enorme contraste.
Un poco antes, en Mc 2,1 hasta 3,6, se habla sólo de conflictos, inclusive del conflicto
de vida y muerte entre Jesús y las autoridades civiles y religiosas de la Galilea (Mc 3,1-
6). Y aquí en el resumen, parece lo contrario: un movimiento popular inmenso, mayor
que el movimiento de Juan Bautista, porque llegaba gente no sólo de Galilea, sino
también de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de Tiro y de
Sidón para encontrarse con Jesús (Mc 3,7-12). Todos quieren verle y tocarle. Es tanta
gente y hasta Jesús queda preocupado. Corre el peligro de ser aplastado por la
gente. Por eso, pide a los discípulos que tengan a disposición una barca para que la
multitud no lo aplastara. Y desde la barca hablaba a la multitud. Eran sobre todo
excluidos y marginados que venían a él para que los sanara de sus males: los
enfermos y los poseídos. Estos que no eran acogidos en la convivencia social de la
sociedad de la época, son ahora acogidos por Jesús. He aquí el contraste: por un lado
el liderazgo religioso y civil que decide matar a Jesús (Mc 3,6); por el otro un
movimiento popular inmenso que busca en Jesús la salvación. ¿Quién ganará?
• Los espíritus impuros y Jesús. La insistencia de Marcos en la expulsión de los
demonios es muy grande. El primer milagro de Jesús es la expulsión de un demonio
(Mc 1,25). El primer impacto que Jesús causa en la gente es por causa de la expulsión
de los demonios (Mc 1,27). Una de las principales causas del enfrentamiento de Jesús
con los escribas es la expulsión de los demonios (Mc 3,22). El primer poder que los
apóstoles van a recibir cuando son enviados en misión, es el poder de expulsar los
demonios (Mc 6,7). La primera señal que acompaña el anuncio de la resurrección es
la expulsión de los demonios (Mc 16,17). ¿Qué significa expulsar los demonios en el
evangelio de Marcos?
• En el tiempo de Marcos, el miedo a los demonios iba en aumento. Algunas religiones,
en vez de liberar a la gente, alimentaban el miedo y la angustia. Uno de los objetivos
de la Buena Nueva de Jesús era ayudar a la gente a que se liberara de este miedo.
La llegada del Reino de Dios significó la llegada de un poder más fuerte. Jesús es “el
hombre más fuerte” que llegó para someter a Satanás, el poder del mal, y sustraer
de sus garras a la humanidad presa del miedo (Mc 3,27). Por esto, Marcos insiste
tanto, en la victoria de Jesús sobre el poder del mal, sobre el demonio, sobre Satanás,
sobre el pecado y sobre la muerte. Desde el principio hasta el fin, con palabras casi
iguales, repite el mismo mensaje: “¡Jesús expulsaba a los demonios!” (Mc
1,26.27.34.39; 3,11-12.15.22.30; 5,1-20; 6,7.13; 7,25-29; 9,25-27.38; 16,9.17). ¡Parece como un
refrán! Hoy, en vez de usar siempre las mismas palabras preferimos usar palabras
diferentes. Diríamos: “¡El poder del mal, Satanás, que infundió miedo entre la gente,
Jesús lo venció, lo dominó, lo sometió, lo destronó, lo derribó, lo echó, lo eliminó, lo
exterminó, lo aniquiló, lo abatió, lo destruyó y lo mató!” Lo que Marcos quiere
decirnos es lo siguiente: “A los cristianos está prohibido tener miedo a Satanás!”
Después de que Jesús resucitó, es una manía y falta de fe hacer referencia a todas
horas a Satanás, como si él tuviera algún poder sobre nosotros. Insistir en el peligro
de los demonios para llamar a la gente a que vaya a las iglesias, es desconocer la
Buena Nueva del Reino. ¡Es falta de fe en la resurrección de Jesús!
5) Oración final
¡En ti gocen y se alegren todos los que te buscan! ¡Digan sin cesar: «Grande es Yahvé»
los que ansían tu victoria! (Sal 40,17)
1) Oración
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la
oración de tu pueblo, y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por
nuestro Señor.
3) Reflexión
• El evangelio de hoy describe la acogida y la misión de los doce apóstoles. Jesús
comienza con dos discípulos a los que añade otros dos (Mc 1,16-20). Poco a poco el
número fue creciendo. Lucas informa que llamó a los 72 discípulos para que fueran
con él en misión (Lc 10,1).
• Marcos 3,13-15: El llamado para una doble misión. Jesús llama a los que él quiere y se
van con él. Luego, “Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a
predicar con poder de expulsar los demonios”. Jesús los llama para una doble
finalidad, para una doble misión: (a) Estar con él, esto es, formar la comunidad de la
que él, Jesús, es el eje. (b) Rezar y tener poder para expulsar los demonios, esto es,
anunciar la Buena Nueva y luchar en contra del poder del mal que arruina la vida de
la gente y aliena a las personas. Marcos dice que Jesús subió al monte y, estando allí,
llamó a los discípulos. La llamada es una subida. En la Biblia subir al monte evoca el
monte al que Moisés subió y tuvo un encuentro con Dios (Ex 24,12). Lucas dice que
Jesús subió al monte, rezó toda la noche y, al día siguiente, llamó a los discípulos.
Rezó a Dios para saber a quién escoger (Lc 6,12-13). Después de haber llamado, Jesús
oficializa la elección hecha y crea un núcleo más estable de doce personas para dar
mayor consistencia a la misión. Y también para significar la continuidad del proyecto
de Dios. Los doce apóstoles del NT son los sucesores de las doce tribus de Israel.
• Nace así la primera comunidad del Nuevo Testamento, comunidad modelo, que va
creciendo alrededor de Jesús a lo largo de los tres años de su actividad pública. Al
comienzo, no son nada más que cuatro (Mc 1,16-20). Poco después la comunidad
crece en la medida en que va creciendo la misión en las aldeas y poblados de Galilea.
Llega hasta el punto de que no tienen tiempo ni para comer ni para descansar (Mc
3,2). Por esto, Jesús se preocupaba de proporcionar un descanso a los discípulos (Mc
6,31) y de aumentar el número de los misioneros y misioneras (Lc 10,1). De este modo,
Jesús trata de mantener el doble objetivo de la llamada: estar con él y enviarlos. La
comunidad que así se forma alrededor de Jesús tiene tres características que
pertenecen a su naturaleza: es formadora, es misionera y está inserta en medio de
los pobres de Galilea.
• Marcos 3,16-19: La lista de los nombres de los doce apóstoles. En seguida, Marcos
dice los nombres de los doce: Simón, a quien dio el nombre de Pedro; Santiago y
Juan, hijos de Zebedeo, a los que dio el nombre de Boanerges, que quiere decir "hijos
del trueno"; Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, Hijo de Alfeo, Tadeo,
Simón el cananeo, Judas Iscariotes, aquel que lo entregó. Gran parte de estos
nombres vienen del Antiguo Testamento. Por ejemplo, Simeón es el nombre de uno
de los hijos del patriarca Jacob (Gén 29,33). Santiago es el mismo que Jacob (Gén
25,26). Judas es el nombre del otro hijo de Jacob (Gén 35,23). Mateo también tenía el
nombre de Levi (Mc 2,14), que es el otro hijo de Jacob (Gén 35,23). De los doce
apóstoles, siete tienen un nombre que viene del tiempo de los patriarcas. Dos se
llaman Simón; dos Santiago; dos Judas; uno Levi. Solamente hay uno con un
nombre griego: Felipe. Sería como hoy en una familia donde todos tienen nombres
del tiempo antiguo, y uno sólo tiene un nombre moderno. Esto revela el deseo que
la gente tiene de rehacer historia ¡desde el comienzo! Merece la pena pensar en los
nombres que hoy damos a los hijos. Como ellos, cada uno de nosotros está llamado
por Dios por el nombre.
5) Oración final
¡Muéstranos tu amor, Yahvé, danos tu salvación! Su salvación se acerca a sus adeptos, y
la Gloria morará en nuestra tierra. (Sal 85,8.10)
3) Reflexión
• El evangelio de hoy es bien corto. Apenas dos versículos. Habla de dos cosas: (a) de
la gran actividad de Jesús hasta el punto de no tener tiempo para comer, y (b) la
reacción contraria de la familia de Jesús hasta el punto de pensar que estaba loco.
Jesús tuvo problemas con la familia. A veces, la familia ayuda y, otras veces,
constituye un obstáculo. Así pasó con Jesús y así pasa con nosotros.
• Marcos 3,20: La actividad de Jesús. Jesús volvió a casa. Su hogar ahora está en
Cafarnaún (Mc 2,1). No vive ya con la familia en Nazaret. Sabiendo que Jesús estaba
en casa, la gente fue para allá. Se juntó tanta gente que él y sus discípulos no tenían
ni siquiera tiempo para comer. Más adelante Marcos habla, de nuevo, del servicio
hasta el punto de no tener tiempo para comer con sosiego (Mc 6,31)
• Marcos 3,20: Conflicto con la familia. Cuando los parientes de Jesús supieron esto,
dijeron: “¡Está loco!” Tal vez, porque Jesús se había salido del comportamiento
normal. Tal vez porque comprometía el nombre de la familia. Sea como fuera, los
parientes deciden llevarle de nuevo para Nazaret. Señal de que la relación de Jesús
con la familia estaba sufriendo ya. Esto debe haber sido fuente de sufrimiento, tanto
para él como para María, su madre. Más adelante (Mc 3,31-35) Marcos cuenta como
fue el encuentro de los parientes con Jesús. Ellos llegaron a la casa donde se
encontraba Jesús. Probablemente habían venido de Nazaret. De allí hasta Cafarnaún
son unos 40 Km. Su madre estaba con ellos. Ellos no podían entrar en casa, porque
había mucha gente en la entrada. Por eso le mandaron un recado: ¡Tu madre, tus
hermanos y tus hermanas están fuera y te esperan! La reacción de Jesús fue firme
preguntando: ¿Quién es mi madre, quiénes son mis hermanos? Y él mismo contesta
apuntando hacia la multitud que estaba alrededor: Aquí están mi madre y mis
hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi
hermana y mi madre! ¡Alargó la familia! Jesús no permite que la familia lo aleje de la
misión.
• La situación de la familia en el tiempo de Jesús. En el antiguo Israel, el clan, esto es,
la gran familia (la comunidad) era la base de la convivencia social. Era la protección
de las pequeñas familias y de las personas, la garantía de la posesión de la tierra, el
cauce principal de la tradición, la defensa de la identidad. Era la manera concreta
que la gente de aquel tiempo tenía de encarnar el amor de Dios en el amor hacia el
prójimo. Defender el clan, la comunidad, era lo mismo que defender la Alianza. En
la Galilea del tiempo de Jesús, a causa del sistema romano, implantado durante los
largos gobiernos de Herodes Magno (37 aC a 4 aC) y de su hijo Herodes Antipas (4
aC a 39 dC), todo esto había dejado de existir, o existía cada vez menos. El clan
(comunidad) se estaba debilitando. Los impuestos que había que pagar al gobierno
y al templo, el endeudamiento creciente, la mentalidad individualista de la ideología
helenista, las frecuentes amenazas de la represión violenta de parte de los romanos,
la obligación de acoger a los soldados y darles hospedaje, los problemas cada vez
mayores de supervivencia, todo esto llevaba las familias a encerrarse en sí mismas y
en sus propias necesidades. Se había dejado de practicar la hospitalidad, el
compartir, la comunión alrededor de la mesa, la acogida a los excluidos. Esta
cerrazón se veía reforzada por la religión de la época. La observancia de las normas
de pureza era un factor de marginación para mucha gente: mujeres, niños,
samaritanos, extranjeros, leprosos, poseídos, publícanos, enfermos, mutilados,
parapléjicos. Estas normas, en lugar de favorecer la acogida, el compartir y la
comunión, favorecían la separación y la exclusión.
Así, tanto la coyuntura política, social y económica como la ideología religiosa de la
época, todo conspiraba para el enflaquecimiento de los valores centrales del clan, de
la comunidad. Ahora, para que el Reino de Dios pudiera manifestarse, de nuevo, en
la convivencia comunitaria de la gente, las personas tenían que superar los límites
estrechos de la pequeña familia y abrirse de nuevo a la gran familia, a la Comunidad.
• Jesús da el ejemplo. Cuando sus parientes llegan a Cafarnaún y tratan de apoderarse
de él para llevarlo hacia la casa, él reacciona. En vez de quedarse encerrado en su
pequeña familia, ensancha la familia (Mc 3,33-35). Crea comunidad. Pide lo mismo a
todos cuantos quieren seguirle. Las familias no pueden encerrarse en sí mismas. Los
excluidos y los marginados deben ser acogidos, de nuevo, en la convivencia y, así,
sentirse acogidos por Dios (cf Lc 14,12-14). Es éste el camino para realizar el objetivo
de la Ley que decía: “Que no haya pobres entre ustedes” (Dt 15,4). Al igual que los
grandes profetas, Jesús procura afianzar la vida comunitaria en las aldeas de la
Galilea. Retoma el sentido profundo del clan, de la familia, de la comunidad, como
expresión de la encarnación del amor de Dios en el amor hacia el prójimo.
5) Oración final
¡Pueblos todos, tocad palmas, aclamad a Dios con gritos de alegría!
Porque Yahvé, el Altísimo, es terrible, el Gran Rey de toda la tierra. (Sal 47,2-3)
1. Oración inicial
En la oscuridad de una noche sin estrellas, la noche vacía de sentido tú, Verbo de la
Vida, como relámpago en la tempestad del olvido, has entrado en el límite de la duda,
al abrigo de los confines de la precariedad, para esconder la luz.
Palabras hechas de silencio y de cotidianidad tus palabras humanas, precursoras de los
secretos del Altísimo: como anzuelos lanzados en las aguas de la muerte para
encontrar al hombre, sumergido en su ansiosa locura, y retenerlo preso, por el
atrayente resplandor del perdón.
A Ti, Océano de Paz y sombra de la eterna Gloria, te doy gracias: Mar en calma para mi
orilla que espera la ola, ¡que yo te busque!
Y la amistad de los hermanos me proteja cuando la tarde descienda sobre mi deseo de
ti. Amén.
2. Lectura
a) El texto:
12Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. 13 Y dejando Nazaret,
vino a residir en Cafarnaún junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí; 14 para que
se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: 15 ¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! 16 El pueblo que habitaba en
tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte
una luz les ha amanecido.17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir:
«Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.» 18 Caminando por la ribera del
mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés,
echando la red en el mar, pues eran pescadores, 19 y les dice: «Venid conmigo, y os haré
pescadores de hombres.» 20 Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. 21
Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano
Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó.
22 Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron. 23 Recorría Jesús toda
Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y
curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
b) Momento de silencio:
3. Meditación
a) Preguntas para la reflexión:
Inmerso en la obscuridad, el hombre vive sus días con resignado dolor y sin la
esperanza de que algo cambie para él.
El mundo en el cual la fe no declina sus palabras es un mundo inmerso en las tinieblas
hasta que la luz no venga a habitarlo. Cristo, luz de los pueblos, ha venido al mundo y
las tinieblas se han disipado para hacer resplandecer la luz. Pero las tinieblas ¿se han
disipado para nosotros?
- Al instante, dejando las redes, lo siguieron:
Al instante. Dejar. Seguir. Palabras difíciles para nuestro estilo de vida. Responder a
Dios: sí, pero con calma. Dejar lo que se está haciendo por el Señor; sí, pero con calma.
Seguir al Señor; sí pero antes es necesario pensarlo bien. ¿Y si probásemos a hacer
como los apóstoles: al instante, dejándolo todo, se fueron con Él?
b) Clave de lectura:
El Dios del universo que ha creado el cielo y la tierra con sólo su Palabra, deja su
morada y viene a residir junto al mar en tierra extranjera para pronunciar palabras que
sepan a cielo. Y también el Hijo del hombre, el maestro de Nazaret deja la casa de su
juventud para caminar por la Galilea de los gentiles, más allá del Jordán. Las tinieblas
de la ignorancia que se perpetúa en sus rayos con el pasar de los siglos vienen
atravesadas por una gran luz. Las sombras de la muerte oyen palabras que abren
caminos de novedad y de vida: “Convertíos, porque el reino de los cielos está cerca”.
Cambiar de itinerario, acercarse a la luz no es empresa difícil para quien tiene
familiaridad con la presencia del Altísimo. Porque los ojos se acostumbran a la
presencia y fácilmente el corazón humano olvida el pasado de tinieblas, cuando goza
de esplendor. Convertirse ¿Cómo?
La relación humana se convierte en el camino nuevo junto al mar. Hay hermanos a lo
largo de las orillas, pareja de hermanos: Simón y Pedro, Santiago y Juan. Dios no viene a
separar los vínculos más sagrados, sino que los asume para pescar en una vida más
luminosa, su vida, su mar.
Mientras caminaba... El camino es un gran secreto de la vida espiritual. No hemos sido
llamados para estar firmes, quietos, sino para caminar también nosotros junto al mar,
el mar del mundo donde los hombres son como peces, sumergidos en un agua
amarga, salobre del no humano. Pescadores de hombres. No se puede pescar sin la red
del amor, sin un padre que custodie la barca, sin una barca con la que adentrarse en el
mar. La red de las relaciones humanas es la única arma posible a los evangelizadores,
porque con amor se tiene una gran pesca, el amor no debe ser sólo anunciado, sino
llevado. Ser llamado de dos en dos quiere decir precisamente esto, llevar un amor
visible concreto, el amor de hermanos que gozan de la misma paternidad, el amor de
personas por las que corre la misma sangre, la misma vida.
Seguidme...llamar a otros a caminar, a pescar, a testimoniar. Las redes se rompen pero
cada pescador está en grado de recomponer una red que se rompe. ¡El amor no es un
objeto de adorno! ¡Usándolo se rompe! El arte de reordenar vuelve precioso todo tejido
posible entre los hombres. Lo que cuenta es andar, fiarse de aquel nombre que se ha
llamado siempre y ahora VIDA.
Los llamados van, siguen a Jesús. ¿Pero dónde va Jesús? Camina por toda la Galilea,
enseña en las sinagogas, predica la buena nueva del reino, cura toda clase de males y
enfermedades en el pueblo. Todo hombre de mar, apóstol del reino, hará como Jesús:
caminará por los caminos del mundo y se presentará en las plazas, proclamará las
buenas noticias de Dios y cuidará de los afligidos y enfermos, hará visible la ternura del
Padre para cada uno de sus hijos.
5. Contemplación
El agua del mar que recubren la tierra me cuentan el fluir de tu vida, Señor. Cuando en
el horizonte cielo y mar se confunden, me parece ver trasbordar todo lo que eres en
nuestro existir. Un fluir que es una ola tierna de presencia y una inenarrable historia de
amor, hecha de nombres, de hechos, de edades, de secretos, de emociones plácidas y
imprevistas turbaciones, una historia hecha de luces y de momentos grises, de
entusiasmos y de sosegado sueño. Este mar que es la humanidad colmada de tu paz
contiene palabras sin fin, las palabras de tu Verbo que hasta el extremo ha querido
asumir el vestido de arena del tiempo. Cuántas palabras sobre las riberas que se
recogen silenciosamente si sólo me dispongo a escuchar, tus palabras que las olas de
la vida llevan a la orilla y que son sendas para los navegantes, palabras antiguas y
palabras nuevas, palabras nunca olvidadas y palabras repletas de misterio. Señor, que
las olas de la humanidad no me envuelvan, sino que sean huellas de comunión para mi
frágil barca en el caminar. Que yo aprenda de ti a adentrarme en el mar para la pesca
en las noches obscuras de la historia humana, cuando los peces están más dispuestos
a dejarse coger.
Sobre tu palabra echaré las redes, Dios mío, y llevada la barca a tierra, seguiré
caminando por las pisadas que has dejado sobre las riberas de la historia cuando
escogiste el vestir nuestros vestidos llenos de fango.
Lectio Divina: lunes, 23 de enero de
2023
Tiempo ordinario
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno: ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que
podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto.
Que vive y reina contigo. Amen.
3) Reflexión
• El conflicto crece. Existe una secuencia progresiva en el evangelio de Marcos. En la
medida en que la Buena Nueva se afianza entre la gente y es aceptada, en esta
misma medida crece la resistencia de parte de las autoridades religiosas. El conflicto
comienza a crecer y arrastra y envuelve a grupos de personas. Por ejemplo, los
parientes de Jesús piensan que se ha vuelto loco (Mc 3,20-21) y los escribas, que
habían venido de Jerusalén, piensan que es un endemoniado (Mc 3,22).
• Conflicto con las autoridades. Los escribas calumnian a Jesús. Dicen que está
poseído y que expulsa a los demonios con la ayuda de Belcebú, el príncipe de los
demonios. Ellos habían venido de Jerusalén, que distaba más de 120 km, para
observar bien el comportamiento de Jesús. Querían defender la Tradición en contra
de las novedades que Jesús enseñaba a la gente (Mc 7,1). Pensaban que su
enseñanza iba en contra de la buena doctrina. La respuesta de Jesús tiene tres
partes.
• Primera parte: la comparación de la familia dividida. Jesús usa la comparación de
familia dividida y de reino dividido para denunciar lo absurdo de la calumnia. Decir
que Jesús expulsa los demonios con la ayuda del príncipe de los demonios significa
negar la evidencia. Es lo mismo que decir que el agua está seca y que el sol es
oscuridad. Los doctores de Jerusalén calumniaban porque no sabían explicar los
beneficios que Jesús realizaba para el pueblo. Estaban con miedo a perder el
liderazgo.
• Segunda parte: la comparación del hombre fuerte. Jesús compara el demonio con
un hombre fuerte. Nadie, de no ser una persona más fuerte, podrá robar en casa de
un hombre fuerte. Jesús es el más fuerte. Por esto consigue entrar en la casa y sujetar
al hombre fuerte. Consigue expulsar los demonios. Jesús sujeta al hombre fuerte y
ahora roba en su casa, eso es libera a las personas que estaban bajo el poder del mal.
El profeta Isaías había usado ya la misma comparación para describir la venida del
mesías (Is 49,24-25). Lucas añade que la expulsión del demonio es una señal evidente
de que el Reino de Dios ha llegado (Lc 11,20).
• Tercera parte: el pecado contra el Espíritu Santo. Todos los pecados son perdonados,
menos el pecado contra el Espíritu Santo. ¿Qué es el pecado contra el Espíritu Santo?
Es decir: “¡El espíritu que lleva Jesús a que expulse el demonio, viene del mismo
demonio!” Quién habla así se vuelve incapaz de recibir el perdón. ¿Por qué? Aquel
que se tapa los ojos, ¿puede ver? ¡No puede! Aquel que tiene la boca cerrada, ¿puede
comer? ¡No puede! Aquel que no cierra el paraguas de la calumnia, ¿puede recibir la
lluvia del perdón? ¡No puede! El perdón pasaría de lado y no lo alcanzaría. No es que
Dios no quiera perdonar. ¡Dios quiere perdonar siempre! Pero es el pecador que
rechaza el perdón.
5) Oración final
Yahvé ha dado a conocer su salvación, ha revelado su justicia a las naciones; ¡Aclama a
Yahvé, tierra entera, gritad alegres, gozosos, cantad! (Sal 98,2.4)
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno: ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que
podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto.
Que vive y reina contigo. Amen.
3) Reflexión
• La familia de Jesús. Los parientes llegan a la casa donde se encuentra Jesús.
Probablemente venían de Nazaret. De allí hasta Cafarnaún hay unos 40 km. Su
madre estaba con él. No entran, pero envían un recado: ¡Tu madre, tus hermanos y
tus hermanas, están afuera y preguntan por ti! La reacción de Jesús es firme: ¿Quién
es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y él mismo responde apuntando hacia la
multitud que estaba alrededor: ¡Aquí están mi madre y mis hermanos. Porque todo
el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre! Para
entender bien el significado de esta respuesta conviene mirar la situación de la
familia en el tiempo de Jesús.
• En el antiguo Israel, el clan, es decir la gran familia (la comunidad) era la base de la
convivencia social. Era la protección de las familias y de las personas, la garantía de
la posesión de la tierra, el cauce principal de la tradición, la defensa de la identidad.
Era la manera concreta que la gente de la época tenía de encarnar el amor de Dios
en el amor al prójimo. Defender el clan era lo mismo que defender la Alianza.
• En Galilea, en el tiempo de Jesús, a causa del sistema implantado durante los largos
gobiernos de Herodes Magno (37 aC a 4 aC) y de su hijo Herodes Antipas (4 aC a 39
dC), el clan (la comunidad) se estaba debilitando. Había que pagar impuestos tanto
al gobierno como al Templo, la deuda pública crecía, dominaba la mentalidad
individualista de la ideología helena, había frecuentes amenazas de represión
violenta de parte de los romanos, la obligación de acoger a los soldados y de
hospedarles, los problemas cada vez mayores de supervivencia, todo esto llevaba las
familias a encerrarse en sus propias necesidades. Esta cerrazón se veía reforzada por
la religión de la época. Por ejemplo, quienes dedicaban su herencia al Templo,
podían dejar a sus padres sin ayuda. Esto debilitaba el cuarto mandamiento que era
el gozne del clan (Mc 7,8-13). Además de esto, la observancia de las normas de pureza
era factor de marginalización para mucha gente: mujeres, niños, samaritanos,
extranjeros, leprosos, endemoniados, publicanos, enfermos, mutilados, paralíticos.
• Y así, la preocupación por los problemas de la propia familia impedía que las
personas se unieran en comunidad. Ahora, para que el Reino de Dios pudiera
manifestarse en la convivencia comunitaria de la gente, las personas tenían que
superar los límites estrechos de la pequeña familia y abrirse, nuevamente, para la
gran familia, para la Comunidad. Jesús nos da el ejemplo. Cuando su familia trató de
apoderarse de él, reacción y alargó la familia: “¿Quién es mi madre, quiénes son mis
hermanos?” Y el mismo da respuesta apuntando hacia la multitud alrededor: ¡Aquí
están mi madre y mis hermanos! ¡Porque todo el que hace la voluntad de Dios, ése
es mi hermano, mi hermana y mi madre! (Mc 3,33-35). Creó comunidad.
• Jesús pedía lo mismo a todos los que querían seguirlo. Las familias no podían
encerrarse en sí mismas. Los excluidos y los marginados debían ser acogidos dentro
de la convivencia y, así, sentirse acogidos por Dios (cf. Lc 14,12-14). Este era el camino
para alcanzar el objetivo de la Ley que decía: “No debe de haber pobres en medio de
ti” (Dt 15,4). Como los grandes profetas del pasado, Jesús procura reforzar la vida
comunitaria en las aldeas de Galilea. El retoma el sentido profundo del clan, de la
familia, de la comunidad, como expresión de la encarnación del amor de Dios en el
amor hacia el prójimo.
5) Oración final
Yo esperaba impaciente a Yahvé: hacia mí se inclinó y escuchó mi clamor.
Puso en mi boca un cántico nuevo, una alabanza a nuestro Dios. (Sal 40,2.4)
1) Oración inicial
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la
oración de tu pueblo, y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por
nuestro Señor. Amen.
3) Reflexión
• Las señales que acompañan el anuncio de la Buena Nueva. Al final Jesús aparece a
los once discípulos y los reprende por no haber creído en las personas que decían
haberle visto resucitado. De nuevo, Marcos se refiere a la resistencia de los discípulos
en creer en el testimonio de quienes experimentaron la resurrección de Jesús. ¿Por
qué será? Probablemente, para enseñar dos cosas. Primero, que la fe en Jesús pasa
por la fe en las personas que dan testimonio de él. Segundo, que nadie debe
desanimarse, cuando la falta de fe nace en el corazón. ¡Hasta los once discípulos
tuvieron dudas!
• Enseguida, Jesús les da la misión de anunciar la Buena Nueva a toda criatura. La
exigencia que plantea es ésta: creer y ser bautizado. A los que tienen el valor de creer
en la Buena Nueva y que son bautizados, Jesús promete las siguientes señales:
echarán demonios, hablarán en nuevas lenguas, tomarán con sus manos serpientes
y si beben algún veneno no les hará daño. Esto acontece hasta el día de hoy:
• echar demonios: es combatir el poder del mal que daña la vida. La vida de mucha
gente mejora por el hecho de haber entrado en la comunidad y por haber empezado
a vivir la Buena Nueva de la presencia de Dios en su vida;
• hablar en nuevas lenguas: es comenzar a comunicarse con los demás de una forma
nueva. A veces encontramos a una persona que nunca vimos antes y que nos parece
hemos conocido desde hace mucho tiempo. Es porque hablamos la misma lengua,
la lengua del amor;
• el veneno no hace daño: hay mucha gente que envenena la convivencia. Mucho
cotilleo que estropea la relación entre las personas. Quien vive en presencia de Dios
sale adelante y consigue no ser molestado por este terrible veneno;
• curar a los enfermos: en cualquier rincón del mundo, donde aparece una conciencia
más clara y más viva de la presencia de Dios, aparece también un cuidado especial
hacia las personas excluidas y marginadas, sobre todo hacia los enfermos. Aquello
que más favorece la curación es que la personas se siente acogida y amada;
• a través de la comunidad, Jesús continúa su misión. Jesús que vivió en Palestina y
que allí acogió a los pobres de su tiempo, revelando el amor del Padre, es el mismo
Jesús que continúa vivo en medio de nosotros, en nuestras comunidades. A través
de nosotros, continúa su misión para revelar la Buena Nueva del Amor de Dios a los
pobres. Hasta hoy, acontece la resurrección, que nos lleva a cantar: "¿Quién nos
separará, quién nos separará del amor de Cristo, quién nos separará?" (cf. Rom 8,38-
39). Ningún poder de este mundo es capaz de neutralizar la fuerza que viene de la fe
en la resurrección (Rom 8,35-39). Una comunidad que quiere ser testigo de la
Resurrección tiene que ser signo de vida, tiene que luchar contra las fuerzas de la
muerte, para que el mundo sea un lugar favorable a la vida, tiene que creer que otro
mundo es posible. Sobre todo aquí en América Latina, donde la vida de la gente corre
peligro a causa del sistema de muerte que nos fue impuesto, las comunidades
deben ser una prueba viva de la esperanza que vence el mundo, ¡sin miedo a ser
feliz!
5) Oración final
¡Alabad a Yahvé, todas las naciones, ensalzadlo, pueblos todos! Pues sólido es su amor
hacia nosotros, la lealtad de Yahvé dura para siempre. (Sal 117,1-2)
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno: ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que
podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto.
Que vive y reina contigo. Amen.
3) Reflexión
• La lámpara que ilumina. En aquel tiempo no había suministro eléctrico. Imaginemos
lo que sigue. La familia está en casa. Empieza a oscurecer. El padre se levanta,
enciende una lámpara y la coloca debajo de una caja o de una cama. ¿Qué dirán los
demás? Gritarán: “¡Padre! ¡Ponla encima de la mesa!” Esta es la historia que Jesús
cuenta. No explica. Apenas dice: Quien tenga oídos para oír, que oiga. La Palabra de
Dios es la lámpara que debe ser encendida en la oscuridad de la noche. Si se queda
dentro del libro de la Biblia, cerrado, es como la lámpara puesta debajo de una caja
o de una cama. Cuando enlaza con la vida y es vivida en comunidad, entonces está
colocada encima de la mesa e ¡ilumina!
• Prestar atención a los preconceptos. Jesús pide a los discípulos que tomen
conciencia de los preconceptos con que escuchan la enseñanza que él ofrece. Deben
prestar atención a las ideas con que miran a Jesús. Si el color de los ojos es verde,
todo parece verde. Si fuera azul, todo parecería azul. Si la idea con la que miro a Jesús
está equivocada, todo lo que pienso sobre Jesús estará amenazado de error. Si
pienso que el Mesías, ha de ser un rey glorioso, no voy a entender nada de lo que
Jesús enseña y lo voy a entender todo de manera equivocada.
• Parábolas: una nueva manera de enseñar y de hablar sobre Dios. La forma que Jesús
tenía de enseñar era, sobre todo, por medio de parábolas. Tenía una capacidad muy
grande de encontrar imágenes bien sencillas para comparar las cosas de Dios con
las cosas de la vida que la gente conocía y experimentaba en su lucha diaria para la
supervivencia. Esto supone dos cosas: estar dentro de las cosas de la vida, y estar
dentro de las cosas del Reino de Dios.
• La enseñanza de Jesús era diversa de la enseñanza de los escribas. Era una Buena
Nueva para los pobres, porque Jesús revelaba un nuevo rostro de Dios, en el que el
pueblo se reconocía y se alegraba. “Padre yo te alabo porque has escondido estas
cosas a sabios y entendidos y las has revelado a los pequeños. ¡Sí, Padre, así te pareció
bien! (Mt 11,25-28)”.
5) Oración final
Gustad y ved lo bueno que es Yahvé, dichoso el hombre que se acoge a él. (Sal 34,9)
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno: ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que
podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto.
Que vive y reina contigo. Amen.
3) Reflexión
• Es precioso ver como Jesús, evo, busca en la vida y en los acontecimientos elementos
e imágenes que puedan ayudar a la multitud a percibir y experimentar la presencia
del Reino. En el evangelio de hoy Jesús, de nuevo, cuenta dos pequeñas historias que
acontecen todos los días en la vida de todos nosotros: “La historia de la semilla que
crece por si sola” y “La historia del grano de mostaza que crece y se vuelve grande”.
• La historia de la semilla que crece por si sola. El agricultor que planta conoce el
proceso: semilla, hilito verde, hoja, espiga, trigo. No usa la hoz antes de tiempo. Sabe
esperar. Pero no sabe como la tierra, la lluvia, el sol y la semilla tienen esta fuerza de
hacer crecer una planta desde la nada hasta la fruta. Así es el Reino de Dio. Sigue un
proceso, tiene etapas y plazos, crece. Va aconteciendo. Produce fruto en un tiempo
determinado. Pero nadie sabe explicar su fuerza misteriosa. Nadie es dueño. ¡Solo
Dios!
• La historia del grano de mostaza que crece y se vuelve grande. La semilla de mostaza
es pequeña, pero crece y, al final, los pajaritos hacen el nido entre sus ramas. Así es
el Reino. Comienza bien pequeño, crece y alarga sus ramos para que los pajarillos
hagan sus nidos. Empezó con Jesús y unos pocos discípulos. Jesús fue perseguido y
calumniado, preso y crucificado. Pero creció y sus ramas se fueron extendiendo. La
parábola deja una pregunta en el aire, pregunta que tendrá una respuesta más
adelante en el evangelio: ¿Quiénes son los pajarillos? El texto sugiere que se trata de
los paganos que podrán entrar en la comunidad y participar en el Reino.
• El motivo que llevaba Jesús a enseñar por medio de parábolas. Jesús contaba
muchas parábolas. ¡Y sacaba todo de la vida de la gente! Así ayudaba a las personas
a descubrir las cosas de Dios en la vida de cada día. Volvía lo cotidiano transparente.
Ya que lo extraordinario de Dios se esconde en las codas ordinarias y comunes de la
vida de cada día. La gente entendía las cosas de la vida. En las parábolas recibía la
llave para abrirla y encontrar los signos de Dios.
5) Oración final
Piedad de mí, oh Dios, por tu bondad, por tu inmensa ternura borra mi delito, lávame a
fondo de mi culpa, purifícame de mi pecado. (Sal 51,3-4)
1) Oración
Dios todopoderoso y eterno: ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que
podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto.
Que vive y reina contigo.
2) Lectura del Evangelio según Marcos 4,35-41
Este día, al atardecer, les dice: «Pasemos a la otra orilla.» Despiden a la gente y le llevan
en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él. En esto, se levantó una fuerte
borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él
estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te
importa que perezcamos?» Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: «¿Por
qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?» Ellos se llenaron de gran temor y se
decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy describe la borrasca en el lago y Jesús que duerme en la barca.
A veces nuestras comunidades se sienten como un barquito perdido en el mar de la
vida, sin mucha esperanza de poder llegar al puerto. Jesús parece estar durmiendo
en nuestra barca, pues no aparece ningún poder divino para salvarnos de las
dificultades y de la persecución. En vista de esta situación de desesperación, Marcos
recoge diversos episodios que revelan como Jesús está presente en medio de la
comunidad. En las parábolas se revela el misterio del Reino presente en las cosas de
la vida (Mc 4,1-34). Ahora comienza a revelar el misterio del Reino presente en el
poder que Jesús ejerce a favor de los discípulos, a favor de la gente y, sobre todo, a
favor de los excluidos y marginados. Jesús vence el mar, símbolo del caos (Mc 4,35-
41). ¡En él actúa un poder creador! Jesús vence y expulsa al demonio (Mc 5,1-20). En
él actúa ¡el poder de la vida! ¡Es el Jesús vencedor! Las comunidades no tienen que
temer (Mc 5,21-43). Es éste el motivo del pasaje de la borrasca aplacada que
meditamos en el evangelio de hoy.
• Marcos 4,35-36: El punto de partida: “Vamos para el otro lado”. Fue un día pesado,
de mucho trabajo. Terminado el discurso de las parábolas (Mc 4,1-34), Jesús dice:
“¡Pasemos a la otra orilla!” Le llevan en la barca, como estaba, la barca de donde había
hecho el discurso de las parábolas. De tan cansado que estaba, Jesús se pone a
dormir sobre un cabezal. Este es el cuadro inicial que Marcos nos pinta. Un cuadro
bonito, y bien humano.
• Marcos 4,37-38: La situación desesperada: “¿No te importa que perezcamos?” El lago
de Galilea está rodeado de montañas. A veces, por entre las hendiduras de las rocas,
el viento cae encima del lago y provoca repentinas tempestades. Viento fuerte, mar
agitado, ¡barca llena de agua! Los discípulos eran pescadores experimentados. Si
piensan que se van a hundir, entonces la situación es ¡realmente peligrosa! Jesús ni
siquiera se despierta, sigue durmiendo. Este sueño profundo no es sólo señal de un
gran cansancio. Es también expresión de confianza tranquila que tiene en Dios. El
contraste entre la actitud de Jesús y los discípulos ¡es grande!
• Marcos 4,39-40: La reacción de Jesús: “¿Cómo no tenéis fe?” Jesús se despierta, no
por causa de las olas, sino por causa del grito desesperado de los discípulos. Primero,
se dirige al mar y dice: “¡Calla, enmudece!” Y luego el mar se aplaca. Enseguida se
dirige a los discípulos y dice: “¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?”
La impresión que se tiene es que no es preciso aplacar el mar, pues no había ningún
peligro. Es como cuando uno llega a una casa y el perro, al lado del dueño, empieza
a ladrar. No hay que tener miedo porque está el dueño que controla la situación. El
episodio de la tempestad calmada evoca el éxodo, cuando la gente, sin miedo,
pasaba en medio de las aguas del mar (Ex 14,22). Evoca al profeta Isaías que decía a
la gente: “¡Si atraviesas las aguas, yo estaré contigo!” (Is 43,2) Jesús rehace el éxodo y
realiza la profecía anunciada por el Salmo 107(106),25-30.
• Marcos 4,41: El no saber de los discípulos: “¿Quién es este hombre?” Jesús aplaca el
mar y dice: “¿Cómo es que no tenéis fe?” Los discípulos no saben qué responder y se
preguntan: “¿Quién es éste que hasta el mar y el viento le obedecen?” ¡Jesús parece
un extraño para ellos! A pesar de haber estado tanto tiempo con él, no saben bien
quién es. ¿Quién es este hombre? Con esta pregunta en la cabeza, las comunidades
siguen la lectura del evangelio. Y hasta hoy, es ésta la misma pregunta que nos lleva
a continuar la lectura de los Evangelios. Es el deseo de conocer siempre y mejor el
significado de Jesús para nuestra vida.
• ¿Quién es Jesús? Marcos comienza su evangelio diciendo: “Inicio de la Buena Nueva
de Jesucristo, Hijo de Dios” (Mc 1,1). Al final, en la hora de la muerte, un soldado
pagano declara: “Verdaderamente, ¡este hombre era Hijo de Dios!” (Mc 15,39) Al
comienzo y al final del Evangelio, Jesús es llamado Hijo de Dios. Entre el comienzo y
el fin, aparecen muchos otros nombres de Jesús. He aquí la lista: Mesías o Cristo (Mc
1,1; 8,29; 14,61; 15,32); Señor (Mc 1,3; 5,19; 11,3); Hijo amado (Mc 1,11; 9,7); Santo de Dios (Mc
1,24); Nazareno (Mc 1,24; 10,47; 14,67; 16,6); Hijo del Hombre (Mc 2,10.28; 8,31.38; 9,9.12.31;
10,33.45; 13,26; 14,21.21.41.62); Novio (Mc 2,19); Hijo de Dios (Mc 3,11); Hijo del Dios
altísimo (Mc 5,7); Carpintero (Mc 6,3); Hijo de María (Mc 6,3); Profeta (Mc 6,4.15; 8,28);
Maestro (frecuente); Hijo de David (Mc 10,47.48; 12,35-37); Bendito (Mc 11,9); Hijo (Mc
13,32); Pastor (Mc 14,27); Hijo del Dios bendito (Mc 14, 61); Rey de los judíos (Mc
15,2.9.18.26); Rey de Israel (Mc 15,32).
Cada nombre, título o atributo es un intento de expresar lo que Jesús significaba
para las personas. Pero un nombre, por más bonito que sea, nunca llega a revelar el
misterio de una persona, mucho menos de la persona de Jesús. Además de esto,
algunos de estos nombres dados a Jesús, inclusive los más importantes y los más
tradicionales, son cuestionados y puestos en duda por el Evangelio de Marcos. Así
que, en la medida en que avanzamos en la lectura del evangelio, Marcos nos obliga
a revisar nuestras ideas y a preguntarnos, cada vez de nuevo: “En definitiva, ¿quién
es Jesús para mí, para nosotros?” Cuanto más se avanza en la lectura de Marcos,
tanto más se quiebran los títulos y los criterios. Jesús no cabe en ninguno de estos
nombres, en ningún esquema, en ningún título. ¡Él es el mayor! Poco a poco el lector,
la lectora se rinde y desiste de querer enmarcar a Jesús en un concepto conocido o
en una idea hecha de antemano, y lo acepta así como se presenta. El amor seduce,
la cabeza, ¡no!
5) Oración final
Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme; no me
rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu. (Sal 51,12-13)
Lectio Divina: domingo, 29 de enero de
2023
Las Bienaventuranzas: Dios piensa de un modo diverso de nosotros
Mateo 5,1-12
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo
con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la
Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los
acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final
de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu
palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén.
2. Lectura
a) Clave de lectura para las ocho bienaventuranzas:
En este domingo, la Iglesia nos invita a meditar las ocho Bienaventuranzas. Una vez,
viendo la gran muchedumbre que lo seguía, Jesús subió a una montaña cerca del lago
de Galilea. Sentado en la cima, mirando a la gente, hizo esta solemne proclamación:
“¡Bienaventurados los pobres de espíritu, los afligidos, los humildes, los que tienen
hambre y sed de justicia, los que luchan por la paz, los que se preocupan por los
pobres, los puros de corazón, los perseguidos a causa de la justicia!”. ¡ Palabras de
fuego, que hasta hoy, resuenan en el mundo! A lo largo de dos milenios, ha golpeado a
millones de personas. Y nos ha hecho pensar y preguntarnos: “¿Qué cosa es la
felicidad? ¿Quién es verdaderamente feliz?Un consejo: Después de la lectura de las
ocho bienaventuranzas, es bueno no comenzar de pronto a estudiar y analizar las
palabras de Jesús. En primer lugar, es mejor hacer silencio en el propio corazón por un
momento y pensar que estamos en medio de la gente reunida en la ladera de la
montaña, cerca del lago, que mira a Jesús y escucha sus palabras.
b) Una división del texto para ayudar en la lectura:
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la meditación y en la oración.
Mateo 5,1: El solemne anuncio de la Nueva Ley En el Antiguo Testamento, Moisés subió
al Monte Sinaí para recibir la Ley de Dios.
También Jesús, nuevo Moisés, sube a la montaña y mirando a la gente que le seguía,
proclama la Nueva Ley. Hasta este momento, sólo eran cuatro los discípulos de Jesús
(Mt 4,18_22). Pero de hecho lo seguía un inmenso gentío. Rodeado de discípulos, Jesús
comienza a enseñarles, proclamando las bienaventuranzas.
Mateo 5,3-10: Las ocho puertas de entrada al Reino Las bienaventuranzas constituyen la
solemne apertura del Sermón de la Montaña. En ellas Jesús define quién puede entrar
en el Reino. Son ocho categorías de personas.
Ocho puertas de entrada. ¡No hay otra puerta para entrar en el Reino, en la
Comunidad!.
Los que desean formar parte del Reino deberán identificarse con una de estas
categorías o grupos.
Bienaventurados los pobres de espíritu
No es ni el rico, ni el pobre con mentalidad de rico. Sino el que, como Jesús, vive pobre
(Mt 8,18), cree en el pobre (Mt 11,25-26) y ve en ellos a los primeros destinatarios de la
Buena Noticia (Lc 4,18). Es el pobre que tiene el Espíritu del Señor.
Bienaventurados los pacíficos
No es la persona pasiva que pierde las ganas y no reacciona por nada. Sino que son
aquéllos que están “pacificados” y ahora, como María, viven en la “humillación” (Lc 1,48).
Perdieron la tierra que poseían, pero la recobrarán (Si 37,7.10.11.22.29.34).
Como Jesús, intentan ser “ mansos y humildes de corazón” (Mt 11,19).
Bienaventurados los tristes
No se trata de cualquier tristeza, sino de la tristeza ante las injusticias y las faltas de
humanidad que suceden en el mundo (Tb 13,16; Sir 119,136; Ez 9,4; 2Pe 2,7). Están tristes
porque no aceptan la situación en la que se encuentra la humanidad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia
No se trata sólo de la justicia que se busca en los tribunales y que muchas veces es la
legislación de la injusticia. Sino sobre todo es la Justicia de Dios que se busca, haciendo
de modo que las cosas y las personas puedan ocupar el lugar que deben ocupar en el
plan del Creador.
Bienaventurados los que son misericordiosos
No es la filantropía que distribuye limosnas, sino que se trata de imitar a Dios, la que
tiene entrañas de misericordia por aquéllos que sufren (Ex 34,6-7). Misericordia quiere
decir tener el corazón en la miseria de los otros para disminuir su dolor. Quire decir
obrar de modo que no nos sea ajeno el sufrimiento de los demás.
Bienaventurados los puros de corazón
No se trata de la pureza legal que sólo mira lo externo, sino que se trata de tener la
mirada purificada para asimilar la Ley de Dios en el corazón, que se hace transparente,
y permite a las personas reconocer la llamada de Dios en los hechos de la vida y de la
naturaleza.
Bienaventurados los constructores de paz
¡Aleluya!
¡Alabad a Yahvé, todas las naciones,
ensalzadlo, pueblos todos!
Pues sólido es su amor hacia nosotros,
la lealtad de Yahvé dura para siempre.
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del
Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para
seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre,
podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y
reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos.
Amén.
Lectio Divina: lunes, 30 de enero de
2023
Tiempo ordinario
1) Oración inicial
Señor: concédenos amarte con todo el corazón y que nuestro amor se extienda,
también, a todos los hombres. Por nuestro Señor.
3) Reflexión
• En el Evangelio de hoy, vamos a meditar un largo texto sobre la expulsión de un
demonio que se llamaba Legión y que oprimía y maltrataba a una persona. Hoy, hay
mucha gente que se sirve de estos textos del evangelio sobre la expulsión de los
demonios, para dar miedo a la gente. ¡Es una lástima! Marco hace lo contrario. Como
veremos, Marcos asocia la acción del poder del mal a cuatro cosas:
a) al cementerio, o lugar de los muertos. ¡La muerte que mata la vida!
b) Al puerco, que era considerado un animal impuro. ¡La impureza que separa de
Dios!
c) al mar, que era visto como símbolo del caos de antes de la creación. El caos que
destruye la naturaleza.
d) A la palabra Legión, nombre de los ejércitos del imperio romano. El imperio que
oprime y explora a la gente. Y ahora Jesús vence el poder del mal en estos cuatro
puntos. La victoria de Jesús tiene un enorme alcance para las comunidades de los
años setenta, época en la que Marcos escribe su evangelio. ¡Las comunidades vivían
perseguidas por las legiones romanas, cuya ideología manipulaba las creencias
populares relativas a los demonios para dar miedo a la gente y conseguir la sumisión!
• El poder del mal oprime, maltrata y aliena a las personas. Los versos iniciales
describen la situación de la gente antes de la llegada de Jesús. Marcos describe el
comportamiento del endemoniado, y asocia el poder del mal al cementerio y a la
muerte. Es un poder sin rumbo, amenazador, descontrolado y destructor, que da
miedo a todos. Priva a la persona de conciencia, de autocontrol y de autonomía.
• Ante la simple presencia de Jesús el poder del mal se desmorona y se desintegra. En
la manera de describir el primer contacto entre Jesús y el hombre poseído, Marcos
acentúa ¡la desproporción total! El poder, que antes parecía tan fuerte, se derrite y se
derrumbe ante Jesús. El hombre se cae de rodillas, pide que no se le expulse de la
región y entrega hasta su nombre Legión. A través de este nombre, Marcos asocia el
poder del mal al poder político y militar del imperio romano que dominaba el mundo
a través de sus Legiones.
• El poder del mal es impuro y no tiene autonomía ni consistencia. El demonio no tiene
poder sobre sus propios movimientos. Sólo consigue ir dentro de los puercos con el
permiso de Jesús. Una vez dentro de los puercos, éstos se precipitan a la mar. ¡Eran
2000 puercos! Según la opinión de la gente, el puerco era símbolo de impureza que
impedía al ser humano relacionarse con Dios y sentirse acogido por El. El mar era
símbolo del caos que existía antes de la creación y que, según la creencia de la época,
amenazaba la vida. Este episodio de los cerdos que se precipitaban al mar es extraño
y difícil de entender. Pero el mensaje es muy claro: ante Jesús, el poder del mal no
tiene autonomía ni consistencia. ¡Quien cree en Jesús ya venció el poder del mal y
no precisa tener miedo!
• La reacción de la gente del lugar. Alertada por los porqueros que se ocupaban de los
puercos, la gente del lugar acudió y vio al hombre libre del poder del mal “en su sano
juicio”. ¡Pero entraron en los puercos! Por esto piden a Jesús que se aleje. Para ellos,
los puercos son más importantes que el ser humano que acababa de recobrar su
sano juicio. Lo mismo ocurre hoy: el sistema neoliberal se interesa muy poco en las
personas. ¡Lo que importa es el lucro!
• Anunciar la Buena Nueva es anunciar “¡lo que el Señor ha hecho para ti!” El hombre
liberado quiere “seguir a Jesús”, pero Jesús le dice: “Vete a tu casa, con los tuyos, y
cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti.” Esta
frase de Jesús, Marcos la dirige a las comunidades y a todos nosotros. Para la mayoría
de nosotros “seguir a Jesús” significa: “¡Ve a tu casa y anuncia a los tuyos lo que el
Señor te hizo!”
5) Oración final
¡Qué grande es tu bondad, Yahvé!
La reservas para tus adeptos, se la das a los que a ti se acogen a la vista de todos los
hombres. (Sal 31,20)
1) Oración inicial
Señor: concédenos amarte con todo el corazón y que nuestro amor se extienda,
también, a todos los hombres. Por nuestro Señor.
3) Reflexión
• En el evangelio de hoy vamos a meditar sobre dos milagros de Jesús a favor de dos
mujeres. El primero, a favor de una mujer considerada impura por causa de una
hemorragia que le duraba desde hacía doce años. El otro milagro, a favor de una
niña de doce años, que acababa de morir. Según la mentalidad de la época,
cualquier persona que tocara la sangre o el cadáver era considerada impura. ¡Sangre
y muerte eran factores de exclusión! Por esto, aquellas dos mujeres eran personas
marginadas, excluidas de la participación en comunidad. • El punto de partida. Jesús
llega en barca. La multitud se reúne a su alrededor. Jairo, el jefe de la sinagoga, le
pide por su hija que se está muriendo. Jesús va con él y la multitud lo acompaña,
apretándole por todos los lados. Este es el punto de partida de las dos curaciones
que siguen: la curación de la mujer y la resurrección de la niña de doce años.
• La situación de la mujer. ¡Doce años de hemorragia! Por esto, vivía excluida, pues en
aquel tiempo, la sangre volvía impura a la persona, y quien la tocara quedaba
impuro/a también. Marcos informa que la mujer había gastado todos sus haberes
con los médicos. En vez de estar mejor, estaba peor. ¡Situación sin solución!
• La actitud de la mujer. Oyó hablar de Jesús. Nació una nueva esperanza. Se dijo a sí
misma: “Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.” El catecismo de la
época mandaba decir: “Si se toca su ropa, se quedará impuro”. ¡La mujer piensa
exactamente lo contrario! Señal que las mujeres no concordaban con todo lo que las
autoridades religiosas enseñaban. La mujer se puso en medio de la multitud y, de
forma desapercibida, tocó Jesús, pues todo el mundo lo apretaba y lo tocaba. En ese
mismo instante ella sintió en el cuerpo que había sido curada.
• La reacción de Jesús y de los discípulos. Jesús se había dado cuenta que una fuerza
había salido de él y preguntó: “¿Quién me ha tocado?” Los discípulos reaccionaron:
“Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: ¿Quién me ha tocado?” Aquí
aparece el desencuentro entre Jesús y sus discípulos. Jesús tenía una sensibilidad
que no era percibida por los discípulos. Estos reaccionan como todo el mundo y no
entienden la reacción diferente de Jesús. Pero Jesús no presta atención y sigue
indagando.
• La cura por la fe. La mujer percibió que había sido descubierta. Fue un momento
difícil y peligroso. Pues, según la creencia de la época, una persona impura que,
como aquella mujer, se metía en medio de una multitud, contaminaba a todo el
mundo a través del toque. Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (Lev
15,19-30). Por esto, como castigo, podría ser apedreada. Pero la mujer tuvo el valor de
asumir lo que hacía. “Atemorizada y temblorosa” cayó a los pies de Jesús y contó
toda su verdad. Jesús dice la palabra final: “Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu enfermedad!” (a) “Hija”, con esta palabra Jesús
acoge a la mujer en la nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho. (c) Jesús reconoce que sin la fe de
aquella mujer, él no hubiera podido hacer el milagro.
• La noticia de la muerte de la niña. En este momento el personal de la casa de Jairo
informa que la niña había muerto. No hacía falta ya molestarle a Jesús. Para ellos, la
muerte era la gran barrera. ¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte! Jesús
escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa de presenciar, a saber que la fe es
capaz de realizar lo que persona cree. Y dice: “No temas. ¡Solamente ten fe!”
• En casa de Jairo. Jesús solo permite a tres discípulos el que vayan con él. Viendo el
alboroto de los que lloran por la muerte de la niña, dice: “La niña no ha muerto. ¡Está
dormida!” La gente se rió. La gente sabe distinguir cuando una persona está dormida
o cuando está muerta. Es la risa de Abrahán y de Sara, es decir, de los que no
consiguen creer que para Dios nada es imposible (Gén 17,17; 18,12-14; Lc 1,37). También
para ellos, la muerte era una barrera que nadie podía superar. Las palabras de Jesús
tienen un significado más profundo. La situación de las comunidades perseguidas
del tiempo de Marcos parecía una situación de muerte. Ellas tenían que oír: “¡No es
muerte! ¡Ustedes están dormidos! ¡Despiértense!” Jesús no da importancia a la risa y
entra en la habitación donde está la niña, solamente él, los tres discípulos y los padres
de la niña.
• La resurrección de la niña. Jesús toma la niña por la mano y dice: “Talitá kum!” Ella se
levanta. ¡Gran alboroto! Jesús conserva la calma y pide que le den de comer. Las dos
mujeres son curadas. ¡Una tenía doce años, la otra llevaba doce años teniendo
hemorragia y doce años padeciendo exclusión! A los doce años comienza la
exclusión de la muchacha, pues empieza la menstruación, ¡empieza a morir! Jesús
tiene un poder mayor y la resucita: “¡Levántate!”
5) Oración final
Tú inspiras mi alabanza en plena asamblea, cumpliré mis votos ante sus fieles.
Los pobres comerán, hartos quedarán, los que buscan a Yahvé lo alabarán: «¡Viva por
siempre vuestro corazón!». (Sal 22,26-27)