El Nacimiento de Jesús
El Nacimiento de Jesús
El Nacimiento de Jesús
José siempre amó a María, sólo que en ese momento no podía entender cómo
estaba embarazada, es así como Dios vuelve a interceder; en este caso, un ángel le
habla en sueños a José, indicándole que el embarazo de María es obra del Espíritu
Santo, que ese hijo será el Mesías que esperan los judíos, por lo cual debe
protegerlo y salir de Galilea.
El Rey de Judea, recibe una visita de unos magos de Oriente, que llegaron para
alabar al rey de los judíos que acaba de nacer; sólo que Jesús, no había nacido aún,
y claramente el Rey no tenía conocimiento de esto. Por sentirse amenazado con la
llegada de un nuevo rey, manda a sus hombres a realizar un censo de todos los
bebés, para matar a ese nuevo rey
Alertados previamente por el ángel, José y María salen de Galilea, su destino era
Belén, en ese camino buscan hospedarse en varios lugares, pero no consiguen
respuesta afirmativa; es cuando María comienza a tener dolores de parto, su
esposo le pide a un dueño de cabañas, que le consiga una, pero el hombre menciona
que sólo tenía el cobertizo (establo) disponible .
Debido a que María debía comenzar las labores de parto, José acepta, preparan el
lugar para el nacimiento del bebé, acondicionando una superficie con la paja que allí
había, para ser la «cuna» de Jesús; María empieza con el parto, y en pocos minutos
nace Jesús, un niño saludable, el Salvador.
Debido a que los Magos, sabían que el Rey Herodes no los ayudaría con su misión,
comienzan a seguir una gran estrella, la cual los guía hasta Belén, específicamente
se posa sobre un establo; a pesar de no considerarlo lugar apto para un rey,
deciden acercarse, y es ahí cuando se encuentran con el bebé recién nacido,
llamado: Jesús.
Ellos por sus costumbres, le llevaron regalos al bebé, oro, incienso y mirra; lo
adoraron, porque por ser hombres tan sabios, lo reconocieron, sabían que él sería el
futuro de toda la humanidad. A pesar, de que Herodes les pidió que le dijeran
dónde estaba ese nuevo rey, ellos sabían que no debían decírselo, y luego de adorar
a Jesús regresaron a su tierra