Blay Fontcuberta, Antonio - Tantra Yoga

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TA NT R A - Y O GA
El Yoga de las energías sutiles del hombre,
clave de su desarrollo físico, psíquico y espiritual

ANTONIO BLAY
Diplomado en Psicología por la Universidad de Madrid

Edición: Año 2004

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AL MAESTRO TIBETANO

En sencillo testimonio de agradecimiento


por las luminosas y fecundas enseñanzas que
nos ha transmitido.

EL AUTOR

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Introducción

Los Yogas son caminos que guían al hombre hasta conducirle al estado de realización. Este estado es la
meta suprema a que puede aspirar el hombre, como tal. Pues ser un hombre realizado es sentirse pleno y libre
interiormente, consciente y dueño de todos sus recursos personales, abierto sin temores ni complejos a la vida
en todas sus manifestaciones y consiguiendo por lo tanto el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo en
cualquiera de sus actos, que brotan con la espontaneidad y sencillez natural del canto de un pájaro o de la
erupción de un volcán. Nada de extraño, pues todo esto sólo son efectos necesarios de haber entrado en
contacto inmediato con la realidad profunda de sí mismo. El descubrimiento de esta realidad profunda es lo
que se llama realización.
Los Yogas son muchos, porque muchos son los aspectos del ser humano. Cada aspecto es una estación de
salida que se dirige al centro, a la realidad profunda. Así el Hatha-Yoga, el más conocido de los Yogas, empieza
trabajando con los miembros, órganos y funciones físicas del cuerpo; el Raja Yoga parte de la mente; el
Bakthi-Yoga, de la afectividad; el Karma-Yoga, de la actividad ordinaria, de nuestras acciones de cada día,
etc. Pero todos los Yogas tienen el mismo objetivo: la realización.

Sin embargo, hay un Yoga que se considera el más importante, por servir de base al trabajo interior yóguico
de todas las otras formas de Yoga. Es el Tant ra-Yoga. El Tantra-Yoga ofrece una concepción del hombre y
del universo sobre la que se apoyan las técnicas que usan todos los demás Yogas. Constituye, pues, desde este
punto de vista, lo que en Occidente llamaríamos fundamento psico-fisiológico de los Yogas.

Pero esto no quiere decir que se limite a ser una explicación teórica del hombre y del universo. Todo lo contrario,
es también un camino para llegar a la realización, tan bien trazado que aquí sí que puede decirse que están previstos
todos los senderos y atajos y hasta todos los pasos que hay que dar para llegar a la meta. El Tantra-Yoga es,
coincidiendo en esto con los demás Yogas, un conjunto perfectamente trabado y concreto de técnicas de
realización, y da además el plano completo, exacto y puntual de los mecanismos sobre los que actúa.

Estas técnicas del Tantra-Yoga, lo mismo que los principios en que se apoya, y que podríamos llamar
teóricos o filosóficos-psicológicos, no son unos postulados establecidos gratuitamente, como simple hipótesis
de trabajo. Son fruto de un largo y riguroso trabajo de introspección o estudio directo de sí mismo. Pues, como
todos los Yogas, el Tantra es un camino abierto y andado por miles de yoguis que han hecho de sí mismos
verdaderos laboratorios vivientes de pacientísima experimentación a través de cientos y aun miles de años,
dejando cada uno a sus sucesores las planos de la senda recorrida. Con su trabajo interior, alcanzaron en
grado excepcional un conocimiento y un dominio de sí mismos que forma toda una sabiduría acerca del
psiquismo humano y de los mecanismos de su funcionamiento y desarrollo. Ellos llegan a vivir de modo
permanente la total posesión de sí mismos, de su realidad profunda y de todas sus facultades, en especial de
las mentales y espirituales, abiertos por completo hacia Dios, hacia sus semejantes y hacia el mundo que les
rodeaba, en comunicación plena con los demás y con la naturaleza.

De todo ese ingente arsenal de conocimientos y de prácticas, hemos querido recoger en este libro lo que nos
ha parecido más útil y adaptado al hombre occidental y a sus necesidades. Nos ha guiado en este trabajo el
deseo de dejar oír en el mundo de actividad desenfrenada de hoy una llamada a la profundidad y a la serenidad
del espíritu, mostrando un medio práctico para conseguirlas. Este medio, como otras tantas veces a lo largo
de la historia, nos lo ofrece Oriente, dónde aún se guardan las llaves que hemos perdido y que pueden abrirnos
el secreto camino que nos guíe al encuentro con nosotros mismos, y, como consecuencia, a la solución eficaz
de los problemas más graves que tantas personas llevan planteados en su interior, al menos las más conscientes,
buscando angustiosamente esa solución. No ha dejado de regir aún ni morirá nunca la sentencia de que el
conocimiento de sí mismo es la fuente de la sabiduría.

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No pretendemos, sin embargo, que el Tantra sea una panacea universal. El Tantra-Yoga es un camino, no
el único camino. Los demás Yogas también lo son. Y muchos otros caminos existen, abiertos todos ellos hasta
la veta central de nuestra realidad profunda, varios y diversos como varias y múltiples son las formas o modos
de ser de la vida humana. Todo hombre puede encontrar su camino. Mejor, todo hombre está en su camino.
Porque el verdadero camino lo llevamos dentro, es nuestro propio conocimiento para llegar al conocimiento
de Dios. Las grandes religiones ofrecen también modos de llegar al mismo fin, unas más perfectos que otras.

Atendiendo a esa variedad de los modos de ser humanos, ofrecemos aquí un camino, el del Tantra-Yoga.
Muchos de los que empiecen a andarlo no llegarán al final. Contamos con ello. Pero no importa, porque ningún
paso es perdido. Siempre se recoge su fruto. Aunque sólo sea -que ya es mucho-vivir un poco más despiertos
y darnos cuenta un poco más de la realidad.

Pero no presentamos el Tantra-Yoga como una religión ni como una filosofía. En cuanto a camino, sólo es
un conjunto de técnicas que obedecen a una psicología nacida de la experimentación. Es compatible por
consiguiente con todos los credos y convicciones personales y de hecho los completa. Baste saber que existe
un interés en algunos católicos, aun religiosos y sacerdotes, por usar los métodos del Yoga como medio de
vivir mejor su fe. Porque el Yoga no cierra ninguna puerta, las abre todas.

***
El Tantra-Yoga resulta el Yoga más difícil de exponer, por formar un conjunto de doctrinas extraño a la
mente occidental, por usar un complejísimo tecnicismo y por carecer de homogeneidad.

En primer lugar la concepción tántrica del hombre y del universo choca con nuestra mentalidad occidental,
más o menos formada dentro de una t radición cultural distinta, y no sólo resulta rara y exótica, sino que se
requiere avanzar poco a poco en la exposición y repetir oportunamente conceptos, hasta que la inteligencia se
va adaptando a la novedad del tema.

Además el Tantra-Yoga usa una terminología técnica muy abundante y de origen sánscrito, cosas ambas que
multiplican la dificultad que ya de suyo supone su correcta comprensión.

Y, finalmente, al Yoga tántrico se han ido añadiendo tradiciones de diverso origen, como la hindú, que
viene del Sivaísmo, la tibetana y otras antiguas, que han aportado conceptos y prácticas diferentes, y, a su
vez, el Tantrismo ha influido en dichas tradiciones, dando como resultado una suma en la que es ya muy difícil
distinguir lo que pertenece a cada una de las fuentes. Pues, aunque en el fondo, el concepto tántrico del
hombre y del universo es denominador común de toda la cultura oriental, adopta, no obstante, matices y rasgos
muy diferentes, según las varias formas religiosas y las distintas escuelas. Y eso no sólo en cuanto a la doctrina,
sino sobre todo en las prácticas tantristas donde prolifera una flora exuberante de métodos, técnicas,
procedimientos y ritos, que van desde las prácticas más repugnantes y las aberraciones más crasas del bajo
tantrismo, hasta los métodos y técnicas que aquí estudiaremos, de las formas más puras. Pues, como ocurre
aún en las mejores cosas, existen también aquí degradaciones y abusos.

Añádese a todo lo dicho que el Tantra Yoga no comprende un grupo propio y exclusivo de prácticas, sino
que las toma en su mayoría de los otros Yogas: recoge ejercicios corporales del Hatha Yoga; otros de
concentración mental del Raja Yoga; yendo luego a desembocar en prácticas de Jñana Yoga.

Por estas razones y dado el carácter eminentemente práctico que queremos dar a este libro, nos ha parecido
conveniente no detenernos en la exposición del pensamiento filosófico tántrico referente a su concepción del
universo y del hombre, sino limitarnos en este punto más bien a lo esencial e imprescindible desde el ángulo
que podríamos llamar filosófico-psicológico tantrista. Ni queremos entrar tampoco en excesivos detalles acerca
de las complicadas denominaciones en que tanto abunda este Yoga. Excluyendo además por completo los
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datos históricos sobre los orígenes y escuelas del tantrismo, incluso de las actuales. Queremos únicamente
presentar el Tantra Yoga de un modo más bien esquemático y unitario, para que résulte práctico e informativo,
ya que no nos dirigimos al especialista sino al hombre de la calle. Por eso reflejamos, en una visión de
conjunto, los rasgos necesarios más importantes de las diferentes escuelas, sin distinguirlas, en cuanto resultan
imprescindibles para que el lector se forme una idea lo suficientemente clara de los presupuestos teóricos de
este Yoga, pasando en seguida a exponer por vía de información las principales técnicas clásicas y deteniéndose
luego más en las técnicas modernas y en algunas aplicaciones útiles para el hombre occidental en los varios
aspectos de su vida. Tal es sucintamente el plan de este libro.

También nos hemos esforzado en exponer el tema, a veces forzosamente técnico, de la manera más clara y
sencilla que nos ha sido posible.

Las personas que deseen informarse con mayor amplitud y profundidad de los aspectos religiosos, filosóficos,
históricos, etc., del Yoga en general, encontrarán al final de este libro una suficiente bibliografía que hemos
añadido para que sirva de útil orientación al lector interesado en estos temas, ya que es frecuente la
superficialidad y la falta de exactitud en bastantes publicaciones dedicadas a los Yogas.

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PRIMERA PARTE

FUNDAMENTO S
TEÓRICOS Y TÉCNICOS
DEL
TANTRA-YOGA

1. CONCEPTOS TÁNTRICOS ACERCA DEL HOMBRE

Según el tantrismo, Dios se manifiesta en un doble aspecto: masculino, como ser de todas las cosas, es decir,
de la manifestación o expresión sucesiva a través de todas las formas que existen -lo que vulgarmente llamamos
seres de la naturaleza: astros, toda clase de cosas materiales sin vida, vegetales, animales, hombres y otros seres
distintos que no conocemos-; y femenino, en cuanto origen y causa donde se forma toda manifestación.

El Tantra-Yoga carga el énfasis en el estudio del aspecto femenino de la manifestación, lo que podríamos
llamar la M ad re universal.

Partiendo de este aspecto femenino, es decir, de la manifestación de Dios como madre, matriz o materia -
palabras todas ellas del mismo origen etimológico y de idéntico significado fundamental-, el Tantra considera
al hombre como una combinación de energías. Y, en este sentido, los tántricos intentan dirigirse de nuevo al
origen, a la Madre o Shakti, que contiene y engendra a todos los seres, y también al hombre. Así que el
Tantra-Yoga consiste, en sustancia, en la utilización de la energía para conseguir la realización o retorno a la
esencia espiritual o realidad primordial de donde descendió la manifestación hasta sus formas inferiores, en
las que ahora vivimos sumergidos y a las que nos encontramos como atados.

Todo lo que existe, todas las realidades, desde las más materiales hasta las más sutiles y espirituales, son formas,
diferenciaciones de una energía principal. Y, manejando esta energía, podemos conseguir dentro de nosotros
una serie de cambios y transformaciones que nos conducirán a un estado supremo de conciencia, de unión con
Shiva -Dios en su aspecto masculino- y con Shakti -el mismo Dios, pero en su aspecto femenino. Repetimos
que Shiva es el poder manifestador y Shakti la fuerza o actualización de la manifestación en las formas. Y así
llegaremos a la realización de la unidad suprema, estado de conciencia última o Shamadi.

El aspecto más interesante y práctico para nosotros, que queremos destacar dentro de la doctrina tántrica y
que consideramos una aportación de excepcional valor a la psicología, capaz de revolucionar todos los métodos
que hoy se usan para influir y realizar cambios en el psiquismo humano, es el estudio del hombre desde el
punto de vista de la energía. Constituye toda una nueva y fecundísima perspectiva del hombre. Según el
tantrismo, el hombre es un mundo muy complejo presidido y configurado por la energía psíquica, que denomina
genéricamente prana o energía sutil y que adopta diversos nombres según las diversas funciones que regula y
los ritmos vibratorios a que está sujeta. Cada ritmo vibratorio de la energía da lugar o produce sendos planos
unos más elevados que otros: material, psíquico, mental o espiritual. El cuerpo físico u organismo de los seres
que llamamos vivientes no es otra cosa que la contraparte física de la energía pránica. Y en él se unen los
demás planos que diferencian específicamente a los seres más elevados de los menos elevados. Aunque esto
no quiere decir que el cuerpo tenga que ser un soporte necesario de los planos superiores, dejando así una
puerta abierta a la existencia de formas del ser que no tienen cuerpo. Así, la energía viene a ser como el
eje del Tantra-Yoga, el medio que utiliza para realizar to de los cambios físicos, psíquicos, mentales y
espirituales del yogui.
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Insistimos en que el Tantra considera que prana o energía vital es una forma de la manifestación en su
aspecto femenino. Téngase en cuenta que la importancia que el Tantra da al elemento femenino de la
manifestación, al hacerlo vía para dirigirse hacia la realización, participa de la tendencia universal del hombre
a caminar hacia Dios por el camino femenino de una madre, que puede verse en todas las religiones que
mejor responden a las exigencias metafísicas y psicológicas del hombre. El elemento femenino está presente
de una u otra forma en toda concepción completa de lo divino. En la antigüedad, las religiones abundan en
diosas de poder intercesor ante la suprema divinidad, y el catolicismo invoca a la Virgen María como Madre
o matriz a través de la cual el hombre adquiere el nuevo modo de ser que le da la gracia.

El Tantra-Yoga, partiendo del aspecto femenino de la manifestación, dice que el hombre es la fórmula
compendiada del universo, o sea un microcosmos, pues todas las energías del universo se manifiestan en él. A
medida que va tomando conciencia de todas sus energías, establece a la vez su armonía interior con el
universo. El Tantra-Yoga, por lo tanto, no sólo enseña al hombre a realizarse, restableciendo su armonía
interior, sino que al mismo tiempo lo armoniza con el resto de lo existente, con el universo. Y aún va más
allá, pues en último término su fin es unir armónicamente al hombre con Dios, origen supremo de todo lo
manifestado. Naturalmente que, como el Tantra es la base de las demás formas de Yoga, lo dicho puede
aplicarse a toda realización lograda a través de cualquier clase de Yoga o aún de otras técnicas, que, al fin
y al cabo, participan del mismo espíritu que el Yoga.

A ) ENVOLTURAS, CUERPOS O KOSHAS

Para el Tantra esta armonización se puede conseguir gracias a la constitución del hombre como microcosmos,
según la cual por su parte más baja y pesada el hombre se hunde en lo material y por su punto más alto y
sutil llega hasta la misma Divinidad.

Entre estos dos extremos tienen existencia las diversas envolturas o vehículos sucesivos de que está formado
el hombre, denominadas en lenguaje tántrico koshas. Estas envolturas, como la misma palabra lo indica,
vienen a ser como vestidos que se pone la esencia espiritual del hombre o atma al adoptar la forma individual
como jivatma o alma individual y concreta -manifestación de Brahma en el hombre-. Y representan otras
tantas fases de esa manifestación, según hemos indicado más arriba, es decir, considerando al hombre como
microcosmos o compendio del universo.

Las envolturas o k oshas son las siguientes:

l. Anandamaya-kosha (envoltura hecha de felicidad): corresponde al estado de indiferenciación, en el que


atma no tiene aún existencia individual, abarcando por tanto todas las posibilidades de manifestación. El
espíritu o atma goza, pues, aquí de la plenitud de su propio ser. Está iluminado directamente por la Buddhi,
o rayo de Atman (Espíritu de Dios). Por ser principio de toda manifestación causal posterior, se le llama
también a esta primera envoltura Karana-sharira, es decir, vehículo causal o cuerpo causal.

Hay a continuación tres envolturas más que constituyen en conjunto el llamado cuerpo sutil.

2. Vijnamaya-kosha (envoltura de conocimiento): está formada por el reflejo directo de la Buddhi en el cuerpo
causal, que es el conocimiento integral y universal. Representa un orden más bajo en la manifestación, pues
ha descendido ya ésta a la individualización. Y se halla en contacto con el mundo exterior a través de los
Tanmatras, modificaciones especiales de la Buddhi, que constituyen los principios de los cinco sentidos. Hay un
sexto Tanmatra situado detrás de los otros cinco y es el elemento individualizante Ahamkara del que deriva el
yo individ ual.

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3. M anomaya-kosha (envoltura de mente): situada en un escalón inferior al anterior, esta envoltura corresponde
a lo que en la Psicología occidental llamaríamos conciencia mental o actividad pensante, donde tienen lugar
los procesos mentales concretos, de orden exclusivamente individual y formal.

4. Pranamaya-kosha (envoltura hecha de energía sutil o prana): Es la envoltura más importante desde nuestro
punto de vista psicológico, pues en ella se desenvuelve la mayor parte de la actividad psíquica. La energía sutil
o prana es el elemento constitutivo del pranamaya-kosha y equivale a energía vital o psíquica. Esta envoltura
es de mayor densidad que las anteriores, acercándose a la del cuerpo, aunque permaneciendo aún en su
constitución sutil, de modo que ninguno de sus elementos es todavía material o físico.

PRANA se modifica, en esta envoltura, del modo siguiente:

I. En las diversas funciones vitales, vayús, que rige y que son reducibles a cinco:

a) Prana en sentido estricto, generador del movimiento aspiratorio de la respiración.

b) Apana, que produce el movimiento de expulsión de los elementos nocivos para el organismo físico-
psíquico.

c) Vyana, que rige la energía coordinadora de la interacción individuo-ambiente y los movimientos vitales
que ésta implica, sobre todo la circulación sanguínea.

d) Samana, que gobierna la digestión y asimilación.

e) Udana, rectora del movimiento inspiratorio de la respiración.

II. Prana comprende también los Karmaindriyas, que son las cinco facultades de actividad hacia el exterior
a saber: el habla, la prensión, el movimiento, la procreación y la excreción.

III. Y finalmente los cinco Jñanaidriyas o facultades de discernimiento de sensaciones, consistentes en los
cinco sentidos: del oído, tacto, vista, gusto y olfato.

El Vijnamaya, Manomaya y Pranamaya forman conjunta mente el cuerpo sutil o linga-sharira, y son el reducto
psíquico en que batalla toda la actividad psíquica del hombre corriente, en la amplia gama que abarca desde los
procesos inferiores y más rudimentarios a los más elevados y sutiles.

Si quisiéramos sintetizar el funcionamiento normal del hombre en orden a la percepción, diríamos que los cinco
karmaindriyas o sentidos son afectados por los cinco bhutas respectivos o elementos materiales externos -que
también integran el cuerpo humano- de los que luego hablaremos. La percepción hecha por los k armaidriyas la
recibe el Manomaya-kosha a través de su facultad mental denominada manas, el cual la transmite a Ahamkara,
principio individualizante, pasando antes por los Tanmatras respectivos. El Ahamkara se define reaccionando.

5. Annamaya-kosha (envoltura hecha de alimento): es la envoltura más grosera, forma densa e inferior de la
manifestación, que llamamos cuerpo y que en lenguaje tántrico se designa con el nombre de Sthula-sharira.
Está constituida por cinco elementos materiales o bhutas o tattvas, cada uno de los cuales se corresponde con
un sentido o karmaind riya del siguiente modo:

a) akasha (éter) es la sustancia primaria de que está constituida la materia y establece el espacio, determinando
la cualidad sonora y relacionándose con el sentido del oído.
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b) vayú (aire) forma el estado gaseoso de la materia y dice relación con el movimiento, con la cualidad táctil
de los cuerpos y afecta el sentido del tacto.

c) tejas (fuego) constituye el estado ígneo de la materia. De ella provienen la grasa, la médula y los nervios
del Annamaya-kosha o cuerpo material del hombre. Se relaciona con la expansión, con la generación del calor,
la percepción del color y de la forma y con el sentido de la vista.

d) apas (agua) coincide con el estado líquido de la materia. De apas proviene la sangre del Annamaya-
kosha, y tiene relación con la contracción, la suavidad y es objeto del sentido del gusto.

e) prithivi (tierra), estado sólido de la materia, del que proviene la carne y que se relaciona con la cohesión,
correspondiéndose con el sentido del olfato.

FIG. l. Reproducción esquemática, según un grabado clásico, de la red de nadis que constituyen el armazón del pranamaya kosha y
por donde circula la energía pránica. Los nadis vienen a ser una contraparte sutil de la red del sistema nervioso, pero sin que se
confundan con ella.

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B) PRANA O ENERGÍA SUTIL

Según esta concepción tántrica del hombre, estamos constituidos primordialmente por las envolturas, de las
que la menos importante es el cuerpo material, siendo de mayor trascendencia en nuestra vida la actividad
de los cuerpos sutiles o envolturas intermedias entre el cuerpo material o Sthula-sharira y el atma o esencia
espiritual. De entre estas envolturas destaca por su papel en la distribución de la energía el Pranamaya-kosha,
que es el cuerpo sutil cuya constitución básica es el prana o energía vital. Prana suministra energía a nuestro
cuerpo físico para todas sus funciones fisiológicas y a la vez es principio energético de los otros cuerpos
sutiles, sirviendo por lo tanto de eslabón o enlace entre nuestro cuerpo material y los cuerpos sutiles.

De prana depende el mayor o menor vigor de nuestra vitalidad físico-psíquica. E igualmente según esté
distribuido prana en cada persona; predominarán en ella determinadas funciones fisiológicas y unas cualidades
psicológicas u otras.

C) NADIS O CONDUCTOS SUTILES

Prana no actúa directamente sobre nuestro cuerpo material, sino que discurre a través de una tupidísima red
de canales, llamados nadis. Los nadis son, pues, los canales conductores de prana que se encargan de distribuirlo
por todo el pranamaya-kosha. Se trata de una infinidad de conductos finísimos que ocupan todo el volumen -
hablando en términos de analogía física-de dicho cuerpo sutil. Destacan por su excepcional importancia tres
nadis que corren verticalmente guardando paralelismo con la columna vertebral: Ida, Pingalá y Sushumna.

Ida y Pingalá parten del chakra inferior Muladhara, y ascienden describiendo una trayectoria semejante a la
del caduceo, serpentina y simétrica, por lo que el caduceo sirve de representación de este eje interior en todas
las grandes tradiciones de la humanidad. Ida sube por el lado izquierdo y Pingalá por el derecho, formando dos
curvas que se cruzan a la altura de los distintos chakras, sin perforar éstos, sino rodeándolos, yendo a parar
finalmente al centro Ajna. Aunque se cree que luego se prolonga todavía hasta la fosa nasal izquierda Ida, y
hasta la derecha Pingalá. Ida tiene un color pálido y es de carácter lunar y femenino, mientras Pingalá presenta
un color rojo y posee carácter solar y masculino.

Sushumna es un canal o nadi central recto, que sale también del Muladhara, chakra inferior, y asciende hasta
el Sahasrara o chakra superior, pero atravesando en su camino todos los chakras.

Veremos en seguida la importancia que tiene el hecho de que prana o la energía vital circule por los nadis
primeros o llegue a hacerlo sólo por el último.

En el interior de Sushumna hay otros tres nadis concéntricos: vajra, chitrina y brahamanadhi, en los que no
haremos hincapié.

D) CHAKRAS O CENTROS PRÁNICOS

El pranamaya-kosha tiene además unos centros, llamados chakras, que significa ruedas o padmas, que quiere
decir lotos, aludiendo ambos términos respectivamente a su forma redonda y a su representación mediante el
símbolo de una flor de loto. Estos chakras existen en todo ser humano, aun que son centros ocultos, es decir,
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no visibles ni materiales, ya que pertenecen al cuerpo sutil pranama ya-kosha. Los chakras se corresponden con
los diversos grados de la manifestación en el macrocosmos, y con los diferentes niveles de la personalidad
humana, que al fin no son sino una reproducción en pequeño, microcosmos, de los grandes niveles de la
manifestación.

Aunque los nadis no deben ser identificados con los nervios o con los vasos sanguíneos ni los chakras con
los centros nerviosos, como hay autores que tratan de hacerlo, guardan no obstante una correspondencia con
esas partes del organismo, pudiendo observarse entre ellos un paralelismo del que más adelante hablaremos, e
incluso una mutua influencia.

La función de los chakras es la de centros donde puede acumularse energía o prana, teniendo capacidad
para transformarla y distribuirla. Cada chakra es de naturaleza distinta. Su localización en nuestro cuerpo, no
precisamente material, es decir, no ocupando una parte de nuestro cuerpo fisiológico, está situada entre dos
polos, de tal forma que podemos decir que el hombre, en su actividad concreta, es el campo de energía creado
entre dichos polos, uno, el de Shiva, situado aproximadamente en el vértice superoposterior de la cabeza, y
el otro en el extremo inferior de la columna vertebral. El primero representa la energía positiva y el segundo

FIG. 2. Reproducción esquemática, según un grabado antiguo, de los centros, chakras o padmas y de los tres nadis más importantes
: Sushumna, Ida y Pingalá. Mientras la energía sutil acumulada en el chakra más inferior -Muladhara- circula por los nadis laterales,
la persona vive en la conciencia del mundo fenoménico; pero, cuando se logra que dicha energía, denominada Kundalini, circule
por el nadi central, Sushumna, el yogui consigue la total actualización de la potencia acumulada en cada chakra, con la consiguiente
realización de extra ordinarias facultades y poderes, hasta que al alcanzar el chakra superior, Sahasrara, se obtiene el estado de
realización espiritual o liberación.

la negativa, energía del espíritu y de la materia respectivamente. Entre ellos se crea una diferencia de tensión,
que da lugar a los diferentes grados intermedios de manifestación, lo que en nuestro lenguaje psicológico
llamamos campo de los fenómenos de conciencia, de naturaleza no estrictamente material ni tampoco
espiritual, sino participando en cada caso de uno de los dos caracteres en un grado concreto: si las experiencias
tienen lugar en centros más próximos al superior, son de orden cualitativamente más elevado que si ocurren
en los más cercanos a la base de la columna vertebral.

Aparte de esta triple función de acumuladores, transformadores y distribuidores de prana, los chakras
constituyen los principales centros de conciencia, por el hecho mismo de estar provistos de mayor cantidad
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de prana y servir de puentes de enlace entre las envolturas sutiles y el cuerpo físico. La conciencia solemos
experimentarla de forma difusa por todo el cuerpo, debido a que por todo él se hallan diseminados los nadis,
que también reciben prana de los chakras y sirven de engarce entre la mente y el cuerpo material. Ya hemos
dicho que los nadis se corresponden con los nervios y vasos sanguíneos y los chakras con los plexos
nerviosos, siendo estos órganos los eslabones que unen prana con nuestro cuerpo físico.

Los chakras, en su papel de transformadores de energía pránica, se encargan de convertirla en energía


psíquica y fisiológica. En el de distribuidores, regulan su empleo a través de los nadis, a la vez que abren al
hombre -microcosmos -hacia los correspondientes niveles del mundo cósmico o macrocosmos (Choisy).

La mayor parte de las escuelas de Tantra-Yoga concuerdan en atribuir una importancia máxima a siete de
entre los innuerables chakras distribuidos por todo el pranamaya-kosha y situados dentro de los límites físicos
del cuerpo material. Estos siete chakras fundamentales son los siguientes: Muladhara, Svadhisthana, Manipura,
Anahata, Vishuddha, Ajna y Sahasrara.

Según aparece en el esquema de la figura 3 los cinco primeros chakras están distribuidos paralelamente a
las cinco divisiones de la columna vertebral desde la región coccígea a la cervical, y los dos últimos
corresponden, en su situación física, a la región del entrecejo y a la parte superior del cráneo, respectivamente.

Cada chakra tiene una acción determinada sobre una parte del cuerpo físico mediante el correspondiente
plexo nervioso y una glándula endocrina determinada, y a la vez guarda estrecha relación con unos estados
concretos de conciencia. Más adelante, haremos una descripción más detallada de cada uno de los chakras.

FIG. 3. Esquema indicando la situación de los principales chakras o centros de energía pránica y su relación con los plexos nerviosos.
Como se puede observar, todos los chakras tienen su nacimiento o raíz en un punto determinado de Sushumna, a nivel de la columna
vertebral.

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Representación simbólica de los chakras

Los chakras, centros acumuladores de energía, comunican entre sí por el nadi central, Sushumna que los atraviesa
-pues los dos laterales, como ya se dijo antes, sólo le rodean-, juegan un papel de primer orden en la doctrina
y en las técnicas del Tantra, en especial los siete principales, ya citados.

La literatura tántrica acostumbra a representar gráficamente a cada chakra por medio de un dibujo simbólico,
en el que figuran los elementos que le caracterizan. Todos tienen la forma de una rueda (chakra = rueda), de
la que sobresalen los pétalos de un loto (padma =loto). Cada chakra tiene un número determinado de pétalos
y en cada una de sus hojas está escrita una sílaba sánscrita. Es el mantra del chakra, esto es, las sílabas en
que se condensan varios sonidos místicos (mantram) cuyas vibraciones son aptas para despertar una resonancia
profunda en el chakra respectivo, logrando que se active. En el mismo centro del chakra hay una letra,
también sánscrita, que es la raíz (bija) del mantram, es decir, el sonido fundamental en el que se apoyan los
demás sonidos del mantram. En el exterior del círculo hay unas figuras geométricas que simbolizan
generalmente el vayú o energía sutil, que le corresponde. También se dibuja en cada chakra un animal, que
sirve de imagen simbólica de las cuaidades propias de las fuerzas sutiles que distinguen al chakra, y aparecen
además algunas divinidades en su representación simbólica, que son las shaktis o energías femeninas divinas
que animan el chakra. Finalmente cada chakra es de un color, el propio de la energía de dicho chakra.

E) KUNDALI NI, LA ENERGÍA ENROSCADA

En el chakra Muladhara existe una energía que los tántricos consideran la más poderosa que posee el
hombre. La llaman Kundalini, que quiere decir enroscada, porque, según la experiencia de quienes practican
intensamente las técnicas y ejercicios del Tantra Yoga, Kundalini es una energía que está dentro del
Muladhara enroscada como una serpiente, dando tres vueltas y media sobre sí misma y obturando con su
cabeza el canal de salida de Sushumna. Allí Kundalini yace dormida. Y todos los esfuerzos del Yoga tántrico se
proponen neutralizar el funcionamiento de Ida y Pingalá, acumulando toda la fuerza posible en el Muladhara
para activar esta energía dormida de Kundalini y hacerla ascender hacia arriba por el nadi central Sushumna,
atravesando todos los chakras que encuentra en su camino y dinamizándolos también, hasta llegar al chakra
superior Sahasrara. Pues, en el momento en que Kundalini consigue, en su ascenso, llegar hasta arriba, se
produce la unión o éxtasis final o Samadhi, es decir, la realización, que es la meta suprema del trabajo
yóguico.

FIG. 4. Representación esquemática, según un grabado clásico, del chakra Anahata, situado en el pecho, y del que depende la conciencia
vital del yo, el sentimiento superior del Yo y la conciencia del Dios inmanente, según el grado de desarrollo del individuo.

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2. CÓMO ACTÚAN ESTOS ELEMENTOS EN NUESTRO PSIQUISMO

Antes de entrar en más detalles, conviene decir unas palabras sobre prana energía sutil, vital o psíquica.

La energía es la sustancia primordial de todo lo existente o manifestación, que adopta formas diversas:
físicas, sutiles, mentales, etc., según la calidad vibratoria de dicha energía.

La energía vital circulante en nosotros es el elemento que permite tomemos conciencia de las cosas. Es ésta
una noción que en Occidente no se conoce suficientemente. Una observación minuciosa de nuestros procesos
psíquicos hace ver que, cuanto más intensa es la energía, con mayor profundidad y realismo se viven
subjetivamente las cosas y más vigorosamente funcionan los niveles psíquicos de la perso nalidad, es decir, la
mente, la afectividad y la vitalidad físico instintiva.

Por ejemplo, si una persona posee una gran vitalidad en el plano inferior instintivo-vital hemos visto que se
debe a que dinamiza con gran intensidad sus funciones vegetativas e instintivas, debido a la mucha energía
circulante por dicho nivel: de ahí deriva la fuerza, el realismo y la densidad con que experimenta todas las
necesidades y vivencias del nivel físico-vital. A mayor energía en ese nivel, más vitalidad.

Otro tanto hemos constatado en el nivel efectivo: según la cantidad de energía que funciona en el nivel
emocional, se vivirán las emociones y sentiremos más o menos intensa mente. Y lo mismo en el nivel mental
y en el espiritual.

De tal manera que podemos concluir que las cosas existen para nosotros en la medida en que tomamos
conciencia de nuestra energía en el nivel al que corresponden, sean cosas materiales, sensaciones, efectos,
ideas, intuiciones, etc. Y como nuestra noción de las cosas se alimenta de esta conciencia que tomamos de
ellas resulta que energía y noción de la realidad son dos valores subjetivos correlativos.

Pero hay más. Según la doctrina tántrica, toda manifestación obedece a una dualidad primordial: placer-
dolor, día- noche, sístole-diástole, hombre-mujer, etc. El universo entero es reducible a una dualidad primaria,
que después se manifiesta en múltiples formas, siendo ésta una ley del devenir de todas las cosas. Nosotros
también funcionamos en nuestra vida corriente de acuerdo con este ritmo cósmico de la dualidad atracción-
repulsión, debido a que la energía circulante en nuestro pranamaya-kosha corre a través de los dos nadis
principales Ida y Pingalá. A ellos se debe el que vivamos sumergidos en la dualidad, que tengamos noción y
conciencia de ella y sintamos incluso necesidad de una sucesiva y aun a veces sincrónica atracción y repulsión,
por ejemplo de ser y de no ser, del espíritu y de la materia, de lo que nos parece bueno y de lo que creemos
malo, de amor y de rechazo, etc.

Precisamente, una buena parte del trabajo que exige la práctica del Tantra-Yoga consiste en superar esta
dualidad, haciendo que la energía pránica no pase a través de los dos nadis antedichos, sino que se acumule
y corra a través del nadi central Sushumna. Entonces, desaparece la noción corriente de las cosas, esa noción
dual de la realidad de nuestros fenómenos psíquicos, y percibimos y tomamos conciencia de la realidad única
más allá de su manifestación en el tiempo y en el espacio, vivimos la energía indiferenciada, no dividida aún
por los dos nadis antagónicos.

Realidad no manifestada quiere decir no expresada en la manifestación, energía axial, básica, esencial, aparte
de toda manifestación. Toda manifestación es forma, y las formas, de cualquier especie que sean, las percibimos
mientras funciona en nosotros el doble canal de los nadis Ida y Pingalá. Pero, en cuanto podemos impedir,
aunque no sea más que accidental y temporalmente, el paso de la energía por esas dos vías, y prana se ve
obligado a concent rarse y a seguir su marcha ascendente por el canal central Sushumna, desaparece nuestra
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noción de dualidad y tomamos conciencia de la unidad primordial, del ser esencial, de la realidad básica que
hay detrás de toda dualidad.

No olvidemos que el objetivo del Yoga en todas sus formas es conseguir esta unidad, pues ya la misma
palabra Yoga significa unión de todo lo que es dualidad, de nuestra conciencia de espíritu y de materia, de
nuestro parcial ser y no-ser, de nuestro movimiento psicológico de atracción y repulsión. Esta unidad se
simboliza y realiza en el Yoga con la vitalización de Sushumna, cuando la energía deja de irse por los nadis
laterales y asciende por el central.

3. LAS TRES ZONAS DE ACTIVIDAD DE CADA CHAKRA

En largos años de asidua observación, tanto en nosotros mismos como en otras personas de nuestro trabajo
profesional de consulta clínica psicológica, hemos podido comprobar extensamente una serie de hechos de
experiencia, algunos ya conocidos y otros que no hemos visto expuestos en ninguna obra dedicada al Tantra-
Yoga.

Los hechos a que nos referimos están rigurosamente dentro de la línea señalada por los textos tántricos y por
las experiencias descritas de los tantra-yoguis. Su importancia estriba en que vienen a ilustrar el modo de
funcionar de los chakras así como su relación con nuestros estados de conciencia.

Ya veremos después que a cada chakra corresponden unos determinados estados de conciencia. Pues bien,
hemos podido comprobar que estos estados, además de sentirse de un modo difuso por todo el cuerpo, tienden
a localizarse:

a) a una altura determinada del organismo: localización de altura vertical,


b) a una profundidad también concreta en cada plano horizontal: localización de profundidad u horizontal.

Dichas localizaciones de los estados de conciencia resultan muy precisas, a medida que avanza la
autoobservación, y se corresponden justamente con la situación del chakra respectivo.

En primer lugar -y esto es ya tradicional-, los estados de conciencia experimentan a mayor o menor altura de
la columna dorsal según que correspondan a la actividad de un chakra cuya posición se halle más arriba o más
abajo.

En segundo lugar, y dentro de esta localización en altura, se llegan a distinguir con suficiente claridad la
existencia de tres zonas distintas de profundidad o interiorización en el modo de vivir los estados de conciencia
que corresponden a la actividad de cada chakra. Esta localización en profundidad tiene lugar en línea horizontal
con cada chakra, de modo que se forman tres zonas o áreas en cada plano horizontal, cuya parte más profunda
está a raíz de la columna vertebral, y la menos en la parte anterior del cuerpo. Dichas tres zonas de sensación
se corresponden respectivamente con los tres grados de profundidad con que se vive en el consciente de la
actividad de los chakras.

Dejando de momento la localización en vertical, así como la actividad propia de cada uno de los siete chakras
fundamentales, pasamos ahora a describir dónde están situadas estas tres zonas y con qué profundidad se viven
los estados de conciencia en cada una de ellas.

l. Zona externa, periférica, localizada en la parte más anterior de nuestro organismo, hacia el pecho, enfrente
de cada chakra en una misma línea horizontal con él. Cuando predomina la vitalización de esta zona sobre las
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demás, se aprecian y sienten con mayor realismo los aspectos externos de nuestra concienciación del mundo
físico y de nuestra propia realidad material, siempre dentro del campo de percepción y de vivencias
correspondiente a cada chakra. La persona que vive en esta zona sus estados de conciencia valora lo particular
y singular, lo concreto del mundo externo. Vive en lo múltiple y en lo determinado, es decir, en el aspecto
formal de las cosas, sintiéndose y sintiéndolas en su localización espacial. En una palabra, se identifica con
el mundo exterior.

2. Zona media o de resonancia, situada en una región intermedia entre la anterior y la raíz del chakra
respectivo. En esta zona tienden a vivirse con mayor realismo e intensidad los aspectos subjetivos de todo lo
que se percibe, es decir, experimentando sobre todo la gama de sensaciones, emociones, sentimientos, deseos,
aspiraciones, etc. que queda encuadrada dentro de las dualidades placer-dolor, alegría-tristeza, amor-odio,
atracción-repulsión. Domina la vida interior, el sentimiento y Ia reflexión en toda vivencia. La persona tiende
a identificarse con sus propios estados de conciencia.

3. Zona central o axial, que se vive a nivel de la columna vertebral, a lo largo de Sushumna: si la actividad
del chakra vitaliza esta zona, la persona percibe la energía pura, indiferenciada, dentro del tipo de actividad
propio del chakra de que se trate. Se experimentan entonces los fenómenos con conciencia impersonal, sin
determinarse en absoluto por aspectos particulares, objetivos o subjetivos del mismo, sino tomando a través de
todo conciencia de la realidad como energía pura. (Entiéndase que describimos el hecho tal como se
experimenta, sin pretensiones de definir aquí su verdadera naturaleza objetiva).

FIG. 5 . Esquema indicando las tres zonas de profundidad de cada chakra. La zona externa o periférica se relaciona con el mundo
concreto exterior y con nuestra realidad personal inmediatamente relacionada con él. La zona media o interna es la zona de
«resonancia», por lo que, cuando la mente conciente está conectada con esta zona, valora de modo predominante el mundo subjetivo
y tiende a identificarse con sus propios estados de conciencia. Y el eje central o axial produce en la persona que vive centrada en el
una conciencia pura de energía casi indiferenciada, el estado simple de ser con toda su potencialidad, pero aparte de toda forma de
mamfestación o de existencia.

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Estas varias zonas sólo pueden ser percibidas a través de las tres zonas correspondientes del chakra Ajna,
situado en la cabeza. Y por eso toda la capacidad de percepción de la conciencia parece depender del estado
o punto del eje del cráneo en que esté situado el foco de la mente o atención.

Tengo que añadir que la existencia de estas zonas horizontales sólo hemos podido apreciarlas en las cinco
regiones correspondientes a los cinco chakras intermedios, es decir, Svadisthana o centro sexual, Manipura o
centro epigástrico, Anahata o centro cardíaco, Vishudda o centro laríngico y Ajna o centro frontal. No he podido
distinguirla, en cambio, en los dos centros extremos, Muladhara o centro básico y Sahasrara o centro superior,
en los que parece no existir sino variaciones cuantitativas.

Según que, en cada chakra, la energía funcione en una zona o en otra, la persona vivirá un aspecto más
externo, más subjetivo o más profundo y metafísico de las cosas y de los hechos, empezándose de ordinario a
vivir los aspectos más externos y adentrándose en las otras dos zonas a medida que avanza el proceso de
realización interior. La zona central o profunda es la última que llega a vivirse. Aparte de este hecho, existe
una predisposición incluso temperamental por la que ciertas personas tienden a dar una mayor importancia
al aspecto externo y formal en todas sus vivencias, mientras que otras acaparan con preferencia y se instalan
por inclinación natural en los estados de ánimo y en las reacciones subjetivas, como si lo únicamente importante
fuese el aspecto interno de sus vivencias.

Hemos hecho una clasificación, que, como tal, deja bien deslindados entre sí los campos específicos de las
tres zonas; pero es evidente que, como ocurre en toda clasificación, en la realidad no siempre podrá distinguirse
qué aspecto de cada vivencia predomina en la conciencia en un momento dado y su localización resulta un tanto
imprecisa. De hecho, así suele ocurrir. Para hacer destacar esta sensación y observar su localización se necesita
la práctica de una atención sostenida, centrada sobre la sensación que producen los distintos estados de conciencia,
y así se logra amplificar esta sensación y se echa de ver que se va localizando en los lugares citados según los
diversos estados de conciencia, correspondiendo siempre el mismo lugar para cada estado. Es decir, se comprueba
que existe una topografía de sensaciones que varía verticalmente o en altura según su calidad específica y
horizontalmente según su profundidad, de acuerdo respectivamente con la situación de los chakras -distribuidos en
línea vertical- y de las tres zonas en que hemos dicho que se proyecta horizontalmente la actividad de cada uno de
los centros pránicos.

La sensación de que venimos hablando coexiste con los demás contenidos de la conciencia: imagen mental,
percepción sensorial, emoción, etc., aunque casi siempre esa sensación localizada queda relegada a último
término, por lo que pasa habitualmente inadvertida.

Aunque estas ideas quedarán aclaradas cuando describamos los distintos niveles de conciencia correspondientes
a los chakras, queremos adelantar aquí un ejemplo que ilustre de modo gráfico el significado psicológico de
cada una de estas tres zonas de conciencia que pueden distinguirse en la actividad de todo chakra fundamental.

El centro Anahata o cardíaco, v. gr., se corresponde, como diremos luego, con el nivel de conciencia en que
se expresan los sentimientos. Pues bien:

l.º Si la actividad de este chakra se desarrolla en su proyección sobre la zona externa, que podemos localizarla
en el centro del pecho, entonces la persona siente su afectividad de un modo externo, o sea, dando importancia
en la expresión de su vida afectiva a tal persona y no a tal otra, a tal cosa y no a otra, o a sí misma en su
actitud y postura ante determinada situación. Es decir que, en su afecto a otras personas, predomina la visión
directa o la imagen de la persona sobre sus sentimientos y sobre los sentimientos que pueda adivinar en ella.
De modo que en este caso se acentúa el término externo del afecto, más bien que el afecto mismo.

2.º Si el chakra Anahata vitaliza su proyección sobre la zona media, domina en la afectividad el aspecto
subjetivo, o sea que lo más real para una persona es, en este caso, su propio sentimiento afectivo, el placer
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mismo que le causa amar, un estado autocontemplativo o de regusto de sus sentimientos. Y también vive
intensamente los sentimientos que adivina dentro de la persona amada, es decir, se interesa por saber, o mejor
aún por sentir, lo que sienten los demás y su modo de vivirlo.

3.º Finalmente, si vive la afectividad en la zona axial o central, muy difícil de alcanzar, destacaría sobre
todo lo anterior, sin suprimirlo pero imponiéndose a ello, el Amor como fuerza única y realidad total, absoluta,
ontológica, trascendiendo el yo y el no-yo, lo interior y lo exterior y toda otra dualidad, es decir, el Amor
vivido con conciencia impersonal, donde adquiere unidad toda realidad particular en la suprema realidad de la
Vida.

Las zonas externa y media funcionan de ordinario mezcladas en distinta proporción en las personas o aún, en
ocasiones, varían asimismo en una misma persona, predominan do unas veces el aspecto externo y otras el
subjetivo o medio.

Este ejemplo nos hace recordar la clasificación tipológica de Jung: el predominio de la zona periférica o
externa encaja en el tipo extravertido, que vive en primer plano el mundo exterior; y el de la zona media
en el tipo introvertido, para quien lo más real es su propia vivencia de las cosas, su mundo interior. Un estudio
comparado haría ver la riqueza y profundidad de la doctrina psicológica que aporta el tantrismo, frente a los
esquemas de la Psicología occidental, mostrándose superior la explicación tántrica del hombre:

- por su realismo, que llega hasta la localización corporal de los estados de conciencia, y que ha nacido
exclusivamente de la experimentación personal durante muchos siglos llevada a cabo por muchos hombres
en sí mismos, como en un laboratorio interior;

- por la rica tipología o amplísima gama de tipos psicológicos a que da lugar, que no encuadran en un
encasillamiento rígido, sino que tiene la fluidez de la misma vida humana;

- por su profundidad, pues explica los estados y fenómenos más misteriosos y sublimes de la conciencia
humana de modo adecuado y satisfactorio;

- por su carácter pedagógico, en el significado estricto de la palabra, ya que el Tantra es ante todo una guía
práctica de transformación y realización interior.

4. DESCRIPCiÓN DE CADA CHAKRA Y DE SUS RESPECTIVOS NIVELES DE CONCIENCIA

La descripción que los textos clásicos hacen de cada chakra obedece sólo a la intención de ilustrar los estados
de conciencia que se llegan a conseguir con la práctica del trabajo yóguico. Pero, de este modo, nos
proporcionan una serie de datos sobre los chakras que son sobradamente abundantes para poder trazar con
ellos los rasgos característicos que tipifican el nivel de conciencia psicológica que corresponde a cada chakra.
Y esta descripción no es sólo válida para el hombre realizado, sino también en la persona normal y corriente,
que no ha practicado ningún trabajo yóguico, pues los nadis y los chakras son elementos activos que existen
en el pranamaya-kosha de todo hombre, aunque estén con frecuencia muy lejos del pleno desarrollo que
podrían y deberían alcanzar.

Por eso, vamos a describir a continuación cada chakra, y lo hacemos bosquejando primero el tipo de
conciencia que le corresponde según nuestra observación, ampliando así los datos que sobre el particular
hemos explicado anteriormente. A continuación añadimos las correspondencia fisiológicas y psicológicas que
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los autores modernos señalan a cada chakra. Y finalmente citamos las noticias que sobre ellos nos dan los
textos clásicos.

F1G. 6 - Representación esquemática, según un grabado clásico, del chakra Muladhara, situado en la base de la columna verteb.ral. Se
relaciona con la conciencia de realidad de la materia, con la voluntad del yo y con la profunda naturaleza espiritual oculta en la
materialidad del Universo, según el grado evolutiyo de la persona. En este centro está la potente energía espiritual -Kundalini -que debe
ser despertada y ascendida a lo largo de Sushumna a través del proceso yóguico.

A) MULADHARA CHAKRA ( mula = raíz, adhara = soporte) o Centro básico

Correspondencias psicológicas según nuestra observación:

A este chakra corresponden los siguientes tipos de conciencia:

- Conciencia de la realidad profunda de la materia, de la tierra, del abismo.


- Conciencia de la potencia inherente en la materia.
- Conciencia de la propia potencia en tanto que ser humano: voluntad.
- Voluntad básica de ser y de existir. Voluntad poderosa, calmada y fría.
- Tendencia a la gravedad, a la seriedad, a la reflexión y a la soledad.
- Dirección preferente (en el gesto, en la actitud, etc.): vertical y hacia abajo.

Su actividad excesiva produce: desmesurada ambición de poder; fría e inflexible subordinación de todo y de
todos a sus propios deseos. Tristeza, depresión. Atracción del abismo (en todos sentidos) y de las tinieblas.

Correspondencias según los autores modernos :

Correspondencias fisiológicas:

- Plexo nervioso sacro-coccígeo (Eliade).


- Glándula de secreción interna: Gonadas o suprarrenales.
- Cualidades del tattva Prithivi: cohesión, masividad, fuerza material, firmeza y estabilidad.
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Este chakra ejerce mucha influencia sobre el recto, el riñón, la acumulación de esperma y con el órgano
sexual. Tam bién con los huesos, piel, carne, nervios y cabellos (Bose).

Correspondencias psicológicas:

Avidez, codicia, falso conocimiento, credulidad, desilusión, estesia apagada e inerte; complacencia en la
brutalidad; obtuso materialismo (Evola).

Datos según los textos clásicos:

Situación: en la base de la columna vertebral, entre el orificio anal y los órganos genitales.
Elemento o Tattva: Prithivi = tierra.
Vayú o corriente vital: apana.
Forma geométrica: cuadrado.
Color: amarillo.
Número de pétalos del loto: cuatro.
Deidad o Devata: Brahma, el creador, montado en un cisne.
Shakti: Dakini.
Bija-mantra: LANG.
Correspondencia macrocósmica: Bhurloka = plano físico.
Animal: el elefante Airavata (el rey de los elefantes).
Otros símbolos: Triángulo con la punta hacia abajo, símbolo del «Yoni» (sexo femenino) y en su interior está
el «svayambhú-linga» (falo).
Karmaindriya: los pies.
Jñanandriya: el olfato.

Otros datos: dentro de este chakra permanece la energía llamada Kundalini (de la que hablaremos más
adelante) enroscada con tres vueltas y media sobre sí misma, como una serpiente, y cerrando con su cabeza la
entrada al nadi central Sushumna. También parten de este chakra los otros dos nadis principales: Ida y Pingalá.
Estados y facultades que producen su activación: «El arte de viajar a través del espacio» (Shiva Samhita);
discernimiento espiritual (Choisy); talentos de palabra, poesía, habilidad y organización (Danielou). «Señor
de la palabra y Rey de los hombres, y un adepto en toda clase de estudios. Queda para siempre libre de toda
enfermedad y su interno espíritu vive lleno de gozo» (Avalon ).

B) SVADHISTANA CHAKRA (Soporte del soplo de vida) o Centro sexual

Correspondencias psicológicas según nuestra observación:

Se corresponden con este chakra los siguientes tipos de conciencia:


- Conciencia del impulso sexual.
- Necesidad y placer de vencer resistencias, de oponerse, de luchar y de vencer, especialmente en el mundo
material.
- Valor, coraje, energía y reactividad.
- La propia capacidad de reacción en el aspecto físico.
- Conciencia del mundo como lugar de lucha y objeto de conquista.
- Necesidad de ejercer un dominio activo, dinámico, posesivo sobre personas y cosas.
- Dirección preferente en la actitud, gesto, etc.: hacia adelante y hacia atrás, en rápido, brusco y anguloso
zigzag.
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La actividad excesiva de este chakra se corresponde con un fuerte impulso agresivo. Necesidad de acción
violenta, de deshacer, de destruir. Desenfrenado erotismo. Fuerte tensión intrapsíquica, que se deriva hacia
impulsos de auto o hétero- destrucción.

FIG. 7. Representación esquemática del chakra Svadhistana o centro sexual. Se relaciona no sólo con las fuerzas sexuales sino también
con la capacidad reactiva o de oposición ante toda clase de dificultades. Tiene una estrecha correspondencia con el chakra Vishuddha
o centro laríngeo, que es el centro de la creación superior.

Correspondencias según los autores modernos:

Correspondencias fisiológicas:
- Plexo nervioso: sacro (Eliade).
- Glándula de secreción interna: gónadas y suprarrenales.

El tallo de este centro, según Ferrer (V. Bibl.), tiene su origen entre las 4.ª y 5 .ª vértebras lumbares.

Los seis pétalos representan los seis principales nervios que se dirigen hacia el intestino grueso, el recto,
riñón, vejiga, órgano sexual y los testículos (Bose).

Este centro se relaciona con la fuerza contractiva de la realidad física; con el tanmatra del gusto y con el
órgano físico correspondiente; con los órganos de prensión (en particular las manos); con la función sexual;
con el sistema adiposo (Evola).

Correspondencias psicológicas:

Deseo sexual, fatiga, aversión, vergüenza, languidez ( Evola).

Datos según los textos clásicos :

Situación: en la raíz de los genitales.


Elemento o Tattva: Apas = agua.
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Vayú o corriente vital: Vyana.
Forma geométrica: creciente lunar.
Color: blanco.
Número de pétalos: seis.
Deidad o Devata: Vishnu, manifestación conservadora del cósmico.
Shakti: Rakini, «símbolo de la energía pasional» (Choisy).
Bija-mantra: VANG.
Correspondencia macrocósmica: Bhuvarloka.
Animal: Makara (animal mítico, mezcla de cocodrilo y de monstruo).
Karmaindriya: las manos.
Jñanindriya: el gusto.

Estado y facultades que produce su activación: el dominio sobre los más grandes enemigos del Yogui: sus
pasiones y su egoísmo, productos de Ahamkara (Avalon).

C) MANIPURA CHAKRA (Mani = joya, pura = ciudad) o Centro epigástrico.

Correspondencias psicológicas según nuestra observación :

Psiquismo relativo al mundo vegetativo en general:


- Placer-dolor derivado del estado de equilibrio o desequilibrio vegetativo.
- Personas y cosas relacionadas con el mundo vegetativo.
- Sensaciones, sentimientos y deseos dirigidos al propio bienestar físico y emotivo, o derivado de él.
- Psiquismo infantil, es decir, subordinado todo a su propia seguridad física y psicológica (egocentrismo
vegetativo).
- Sensualismo y sentimentalismo.
- Compasión del dolor del prójimo como resultado de la identificación con su estado físico y emocional.

Siempre que están activos los dos centros descritos anteriormente, este que nos ocupa ahora también lo está.
En conjunto, parecen formar una especie de unidad funcional. Siempre que está activa la imaginación (reverie)
se percibe la actividad de este centro.

- Psiquismo propio del mundo subconsciente. Actitud mágica ante la vida.

Su excesiva actividad se corresponde con: sensualismo grosero; egoísmo. Dirección preferente en el gesto, en
la actitud, etc.: circular.

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FIG. 8. Representación esquemática del chakra Manipura o centro del ombligo. Se relaciona con el psiquismo vegetativo en general.
Este centro funciona en estrecha coordinación por una parte con el Svadhistana o centro sexual, y por otra parte, con el Anahata o
centro del yo vital.

Correspondencias según los autores mod ernos :

Correspondencias fisiológicas:
- Plexo nervioso: epigástrico.
- Glándula de secreción interna: islotes de Langerhans.

El tallo de este centro, según Ferrer, tiene su origen entre la 2.ª y la 3.ª vértebras lumbares.

Este centro tiene relación: con la fuerza expansiva de la realidad física; con el tanmatra de la vista (color
y forma) y con el órgano físico correspondiente; con el órgano de la defecación; con la función asimilativa
y en particular la digestiva, de la fuerza vital; con las partes carnosas del organismo (Evola ).

Correspondencias psicológicas:
Ira, pavor, estupefacción, violencia, soberbia orgullosa ( Evola ).

Datos según los textos clásicos:


Situación: en la región lumbar a la altura del ombligo.
Elemento o Tattva: Tejas = fuego.
Vayú o corriente vital: Samana.
Forma geométrica: triángulo.
Color: rojo.
Número de pétalos: diez.
Deidad o Devata: Rudra, manifestación disolvente y devoradora del poder cósmico.
Shakti: Lakini.
Bija-mantra: RANG.
Correspondencia macrosómica: Swarloka o plano devánico, celeste.
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Animal: carnero.
Karmaindriya: Ano.
Jñanindriya: Vista.

Estado y facultades que produce su activación: «El investigador que medita constantemente en este chakra
Manipura obtiene el poder llamado Patala, que da todos los demás poderes. Dolor y enfermedad quedan
destruidos, todos los deseos se realizan, el tiempo queda vencido y el yogui puede penetrar los cuerpos de los
demás. Obtiene el poder de hacer oro u otras materias preciosas. Conoce las plantas medicinales y puede
también descubrir los tesoros» (Shiva Samita).

D) ANAHATA CHAKRA (Sonido místico) o Centro cardíaco (véase figura 4)


Correspondencias psicológicas según nuestra observación :
Con este centro se corresponde el sentimiento del Yo. Y la conciencia del yo vital.
- Los sentimientos e impulsos que tienden a reivindicar el valor del Yo (amor propio, orgullo, egoísmo).
- Los sentimientos e impulsos, expresión del Yo (amor altruista, comprensión, generosidad, etc.). Alegría se
rena, clara, luminosa.
- La conciencia de ser un centro irradiante: autoridad.
- La conciencia religiosa, en tanto que Dios inmanente.
- La conciencia central: unidad de la vida.
- Dirección preferente del gesto y de la actitud, etc.: hacia arriba o hacia adelante en arco amplio, solemne,
que recuerda la arquitectura gótica.

Su excesiva actividad se corresponde con: megalomanía, egolatría.

Correspondencias según los autores modernos:


Correspondencias fisiológicas:
- Plexo nervioso: cardíaco y pulmonar.
- Glándula de secreción interna: timo.

El tallo de este chakra, según Ferrer, tiene su origen entre la 4.ª y 5.ª vértebras dorsales.

Este centro tiene relación con la fuerza de movimiento en general, de la realidad física; con el tanmatra del tacto
y con el órgano físico correspondiente ( piel, etc.) con el órgano de la generación (pene); con la fuerza vital en
su función de irritabilidad orgánica y de ingestión; con el sistema sanguíneo (Evola).

Correspondencias psicológicas:
Esperanza, amistad, duda, remordimiento, excitación (Evola ).

Datos según los textos clásicos:


Situación: en la región del corazón.
Elemento o Tattva: Vayú = aire.
Vayú o corriente vital: Prana.
Forma geométrica: exágono o estrella de seis puntas.
Color: rojo dorado.
Número de pétalos: doce.
Deidad o Devata: Isha, «el Señor», es decir, la manifestación del poder divino como Dios personal
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(reflejándose en atma como principio de personalidad de cada uno) (Evola).
Shakti: Kakini.
Bija-mantra: YANG.
Correspondencia macrosómica: Janaloka: plano atmico.
Animal: antílope negro = ligereza del aire, del viento.
Otros símbolos: Linga (falo) dorado dentro de un triángulo (yoni).
Karmaindriya: pene.
Jñaindriya: tacto.

Otros datos: En esta región reside jivatman. «Aquí reside el soplo de vida adornado con deseos, mezclado con
las acciones de un pasado sin fin y unido a la noción de individualidad» (Shiva Samhita).

Estado y facultades que producen su activación: «Meditando en este chakra el yogui se hace capaz de
controlar sus sentidos gracias a la restricción del tacto, que está en la base de todas las percepciones sensoriales.
Todos sus deseos son cumplidos. Permanece en un estado de felicidad» (Bose). « En el espíritu del investigador
nace un Saber sin igual. Ve el pasado, el presente y el futuro, tiene el poder de oír a distancia y de ver las
cosas sutiles y alejadas. Puede a voluntad viajar por el espacio» (Shiva Samhita).

E) VISHUDDHA CHAKRA (Gran pureza) o Centro laríngeo

Correspondencia psicológica según nuestra observación:


Se corresponde con el centro fundamental de expresión:

- de los sentimientos,
- de las ideas matizadas de emoción,
- de la capacidad creadora superior: intelectual, artística o moral,
- de la aspiración y de la inspiración.

Correspondencia según los autores modernos :

Correspondencias fisiológicas:

- Plexo nervioso: laríngeo o faríngeo (Eliade).


- Glándula endocrina: tiroides.

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FIG. 9. Representación esquemática del chakra Vishuddha o centro laríngeo. Es el centro superior de expresión y de creación.

El tallo de este chakra, según Ferrer, tiene su origen entre la 6.ª y la 7.ª vértebras cervicales.

Este centro se relaciona con: la potencia dilatadora, espaciadora de la realidad física; con el tanmatra del
sonido y con el órgano del sentido del oído; con las funciones expresivas de la fuerza vital; con el sistema
cutáneo (Evola).

Correspondencias psicológicas:
Afecto, tristeza, respeto, devoción, contento, pena en especial con la vida de relación ( Evola).

Datos según los textos clásicos :

Situación: región de la garganta.


Elemento o Tattva: Akasha = éter = espacio-conciencia.
Vayú o corriente vital: Udana.
Forma geométrica: círculo.
Color: blanco.
Número de pétalos: dieciséis.
Deidad o Devata: Sadashiva, forma adrógina = ardhana-risvara: medio varón y medio hembra.
Shakti: Shakini.
Bija-mantra: HANG.
Correspondencia macrocósmica: Tapoloka.
Animal: elefante blanco.
Karmaindriya: boca.
Jñanindriya: oído.
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Estado y facultades que produce su activación: « El que se concentra siempre en este centro se convierte en
sabio en el Conocimiento Sagrado y príncipe entre los yoguis. Dentro de este Loto de Gran Pureza ve las cuatro
Escrituras de la Sabiduría Eterna con sus sentimientos secretos como océano de tesoros» (Shiva Samhita).

F) AJNA CHAKRA (mando) o Centro frontal

Correspondencias psicológicas según nuestra observación :

- Conciencia mental del Yo.

Actividad de la mente en relación con:


- el mundo físico y psíquico, internos y externos,
- los procesos propiamente mentales,
- los niveles superiores de conciencia.

Correspondencias según los autores modernos:

Correspondencias fisiológicas:
- Plexo nervioso: cavernoso (Eliade).
- Glándula endocrina: hipófisis.

El tallo, según Ferrer, nace entre la 2.ª y 3.ª vértebras cervicales.


Tiene relación con el cerebelo, médula; con el órgano interno (anthakarana) en su complejo, comprendiendo
buddhi, manas y ahamkara; macrocósmicamente, con sukshmapra-kriti, es decir, con la raíz de todas las
potencias de la naturaleza en su aspecto sutil (Evola).
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Datos según los textos clásicos :

Situación: en el entrecejo.
Elemento o Tattva: aquí no hay elemento sino tan sólo el tattva de Manas (facultades mentales).
Forma geométrica: círculo.
Color: oro.
Número de pétalos: dos.
Deidad o Devata: Paramshiva.
Shakti: Hakini.
Bija-mantra: OM.
Correspondencia macrocósmica: maharloka.
Animal: no existe ninguno.

Otros símbolos: Inscrito en el loto hay un triángulo (símbolo del « yoni» = sexo femenino) dentro del cual
hay una !inga (falo) de fuego resplandeciente, como símbolo de la manifestación más elevada del poder creador.

Aquí residen las facultades cognoscitivas: buddhi, ahamkara, manas y los indriyas en su modalidad infantil.

Estado y facultades que produce su activación: «Meditando en este centro se consigue una visión de la verdad
suprema y se adquieren los poderes yóguicos. El yogui se libera de todos los samakaras de virtud y pecado y,
finalmente, alcanza el atma-jnana, el más alto conocimiento» ( Bose).

FIG. 11. Representación esquemática del chakra Sahasrara o centro coronario. Se corresponde con la intuición superior, con la voluntad
espiritual y con el mundo trascendente, divino. Este centro es el objetivo final de Kundalini en su ascenso progresivo a lo largo
del Sushumna, según la escuela tradicional tántrica. En otras escuelas más modernas -Sri Aurobindo, por ejemplo- este centro y sus
correspondientes actividades son las que se toman como punto de partida para la sadhana o trabajo yóguico de transformación.

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G ) SAHASRARA CHAKRA ( Mil pétalos) o Centro superior

Correspondencias psicológicas según nuestra observación:

Se corresponde con la intuición superior.


Con la energía y la voluntad espiritual.
Con el mundo trascendente, divino. Dios como ser trascendente.
Dirección preferente en el gesto, actitud, etc.: vertical hacia arriba.

Datos según los textos clásicos :

Situación: en la cúspide de la cabeza (región supero-posterior).


Color: blanco ópalo.
Forma geométrica: triángulo.

« Encima del paladar se halla el divino Loto de los Mil Pétalos. Este loto, que da la liberación, se encuentra
fuera del cuerpo, considerado como un Universo. Es denominado "Kailasa", el Monte del Placer donde reside
el Señor Supremo. Es sin-matriz, indestructible. Nada puede aumentarlo ni disminuirlo». «Allí, en el lugar
llamado Kailasa, reside el cisne (símbolo del discernimiento supremo). El investigador que fija su mente en el
loto-de-mil-pétalos ve desaparecer todos sus sufrimientos. Liberado de la muerte, se convierte en inmortal».
«Cuando las actividades mentales se disuelven en la Divinidad Suprema, la sin-matriz (Akula), entonces el
proceso de identificación se hace fácil y regular. Es allí, en ese loto donde se disuelve la Energía enroscada
(Kundalini Shakti) conocida también como Matriz (Kula). Entonces, la creación cuatro veces replegada en sí
misma se reabsorbe en la suprema Realidad» (Shiva Samhita).

Se le atribuye como correspondencia física: la glándula pineal.

« Es aquí donde se experimenta la unión final de Shiva y de Shakti, objeto del sadham tántrico; es también
donde desemboca la Kundalini, después de haber atravesado los seis chakras inferiores. Hay que señalar que el
Sahasrara no pertenece ya al nivel del cuerpo, sino que se refiere solamente al plano trascendente. Por esta
razón con frecuencia en algunos textos se omite y hablan tan sólo de los seis chakras ( Eliade).

5. OBSERVACIONES IMPORTANTES

l.ª Para entender mejor el significado de los chakras y de su acción en nuestro psiquismo, conviene que
establezamos un paralelismo entre chakras y niveles de conciencia:

- El nivel físico está relacionado con el centro de la base o Muladhara.


- El nivel instintivo-vital con el Svadhistana por un lado y el Manipura por otro, los dos centros situados
debajo del diafragma, sobre el M ulad hara.
- El nivel afectivo concreto o personal corresponde al Anahata en su parte o zona externa.
- El nivel mental concreto guarda relación con las zonas externas de los chakras Ajna y Vishud da.
- El nivel mental superior se relacione con la zona central del Ajna.
- El nivel afectivo superior con la zona central del Anahata, y también con el Sahasrara.
- Y el nivel de la voluntad espiritual con la activación del centro Sahasrara.

Si trazamos una diagonal imaginaria desde la frente a la parte inferior de la espalda, la parte anterior o
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externa a la diagonal corresponde a la personalidad concreta, y la parte posterior o interna a los niveles
superiores de la personalidad.

FIG. 12. Si trazamos una diagonal imaginaria desde la frente a la parte inferior de la espalda, podemos ver cómo la parte externa,
corresponde a la personalidad más concreta y material, mientras que la parte interna se correspnde con los niveles más superiores del
hombre.

Si queremos establecer también un paralelo entre los chakras y las hojas blastodérmicas del embrión humano
y que sirven de base a la clasificación tipológica de Sheldon, podemos decir que el endodermo guarda
correspondencia con el desarrollo de Manipura y Svadhistana, es decir, los dos chakras inferiores por debajo
del diafragma: el mesodermo corresponde al desarrollo del Svadhistana o centro sexual, del Manipura y del
Anahata; y el ectodermo responde al desarrollo del Ajna y Vishuddha. No obstante, como son dos puntos de
vista diferentes, no se puede hablar de un paralelismo muy aproximado. Más exacto resultaría estableciéndolo
entre los chakras y la fórmula endocrina de la tipología de Pende, es decir, el mayor o menor desarrollo de
las glándulas endocrinas. Pero, por su complejidad, requeriría una amplia exposición, por lo que remitimos al
lector interesado a la obra misma de N. Pende T ratado de Biopatología humana, en la que puede encontrar
los datos necesarios para establecer el citado paralelismo.

Como se ve, de ordinario utilizamos el mismo chakra para dos niveles del mismo contenido, aunque de
distinta altura. Así los dos niveles afectivos, el inferior y el superior, se corresponden con el Anahata. Es que nosotros
vivimos el amor en el mismo chakra siempre, con la diferencia de que si es un amor egoísta o correspondiente al
nivel afectivo inferior, concreto o elemental, activamos la zona externa del Anahata -conectado con la acción de otros
centros inferiores-. y si es un amor altruista o del nivel afectivo superior, nuestro amor tiene lugar en la zona
central o axial del mismo centro Anahata -conectado con zonas medias de algunos de los centros superiores-.Y lo
mismo sucede con la mente. Las ideas que giran en torno al yo, que se refieren a nuestra vida concreta y personal,
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del nivel mental concreto, guardan correspondencia con la zona externa del Ajna, mientras que las ideas sobre
realidades impersonales o de orden abstracto funcionan desde la zona interna o central el mismo chakra. Pues en
realidad, la diferencia cualitativa en los niveles no consiste más que en una mayor o menor interiorización de esos
mismos niveles y en su combinación con la actividad de otros centros más superiores o inferiores.

2.ª En la descripción que hemos hecho de cada uno de los chakras hay que tener presente que las
correspondencias psicológicas de que hablamos según nuestra experiencia se refieren más bien a los valores
de la zona media de cada chakra o nivel. La zana externa superficial se corresponderá, naturalmente, con las
personas, cosas y situaciones concretas propias del nivel, y la zona central con la vivencia de la energía total
propia también del mismo nivel.

3.ª Donde más claramente hemos podido apreciar estas zonas de profundidad ha sido en el centro sexual o
Svadhistana, en el epigástrico o Manipura, y especialmente en el cardíaco o Anahata, y en el frontal o Ajna.

FIG. 13. Esquema del punto o zona desde el que se pueden vivir simultáneamente las energías procedentes de Sahasrara, de Ajna
y del propio cuerpo. Este punto de integración es, por consiguiente, el punto de la máxima eficiencia, puesto que permite vivir
receptivo y activo al mismo tiempo en todas las direcciones y dimensiones.

4.ª Además de estas localizaciones que se corresponden con los chakras clásicos, hemos advertido también la
existencia de otras regiones del cuerpo en las que existe definida relación con otros estados de conciencia.
Siendo las principales de entre éstas las siguientes:

l. En la región hipogástrica -debajo del estómago-, se localiza fácilmente la sensación de placer físico, y de
miedo, también físico.

2. En la región de la nuca queda situada la sensación de un intenso estado de coordinación mente-acción.


Y es también el punto de integración de las ideas-vivencias Dios-Yo (físico)-Mundo; o, dicho de otro modo,
el punto de unión de las energías procedentes de Sahasrara, de la columna vertebral y de Ajna.

3. En la parte superior de la cabeza puede apreciarse claramente la existencia de unas zonas que funcionan
en determinadas clases de actividad mental. Estas zonas se reparten en forma de arco, desde la región frontal
superior hasta el vértice súpero-posterior del cráneo, pero se perciben todas ellas como si estuvieran situadas
fuera de la cavidad craneana. También aquí son tres las zonas apreciadas:
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a) La primera, situada en la región frontal superior, se muestra activa, cuando se piensa en lo existente como
un todo, en la inmensidad de lo creado, es decir, cuando se mira lo universal.

b) La segunda, situada a continuación, corresponde a la realidad sustancial del conocimiento metafísico, la


idea abstracta como realidad tangible, el mundo de las ideas arquetípicas.

c) Y en la tercera zona, situada en la parte súpero-posterior de la cabeza, se experimenta lo Espiritual


trascendente como suprema realidad, Dios en tanto que potencia absoluta. Esta tercera zona coincide con el
centro Sahasrara ya descrito.

¿De qué d epende el modo de se r de las personas?

Todo lo dicho no significa que en el hombre normal funcione cada vez sólo una de las zonas y de los chakras
mencionados; antes al contrario, en cualquier momento determinado pueden ser varias las zonas o niveles
activos, y entonces se produce en la persona un estado de conciencia exactamente equivalente a la resultante
de esta constelación de focos de conciencia activos. En realidad, los estados de conciencia suelen ser muy
complejos, suma de la correspondiente actividad de los varios centros sutiles que intervienen.

Sin embargo, cada persona parece tener más concretamente activos unos determinados centros y zonas, aparte
de las accidentales variaciones. Y el perfil determinado por ellos dibuja de un modo preciso las características
personales del individuo. En su verdadero valor intrínseco en un momento dado, aparte de toda apariencia
más o menos artificiosa.

Concretemos lo dicho con un ejemplo:

En el estado de conciencia de un enamorado puede funcionar a la vez la actividad correspondiente de los


siguientes centros, pero no debe olvidarse que la calidad de tales características variará, siempre según el
nivel evolutivo alcanzado por la persona:

FIG. 14. Tres zonas de la actividad mental superior. La zona A se refiere al conocimiento universal del mundo manifestado. La
zona B a la realidad sustancial del conocimiento metafísico o mundo de las ideas arquetípicas. Y la zona C a lo Espiritual trascendente
como suprema realidad, esto es, Dios en tanto que potencia absoluta.

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- la del Muladhara, que inducirá un sentido de posesión material de la mujer, con fruición profunda en el
goce del «ser mía»;

- la actividad del centro Svadhistana estimulará vigorosamente el impulso sexual, haciendo sentir la necesidad
de ejercer un dominio sobre la mujer amada;

- el Manipura añadirá un estado de conciencia sensual y sentimental en el plano inferior, que inclinará a
gozarse en el aspecto físico de la mujer;

- el Anahata dará al amor su sello de afecto noble y elevado con un matiz sereno, alegre, luminoso, generoso;

- el Vishudda enriquecerá los estados anteriores con sentimientos espirituales, poetizando el sentimiento
amoroso y llenándolo de emoción pura, haciendo de la relación amorosa una creación de vida renovada para
el alma;

- finalmente, el Ajna será en todo caso el centro a través del cual se percibirán y concienciarán como propios
de la persona todos los estados anteriores. Dichos estados de conciencia se localizarán cada uno en el lugar
correspondiente al centro respectivo. Y el estado de conciencia resultante será el que vivirá el enamorado.

Pero, como cada persona, según hemos dicho, conforme a sus características, tiene más desarrollados
determinados centros, ocurrirá que su sentimiento amoroso tendrá diferente calidad, si predominan unos u
otros chakras. Hay personas que funcionan casi exclusivamente con los centros inferiores: son las personas
cuya vida amorosa apenas si sube más allá de la necesidad dominadora, pasional y sexual, con un grado mínimo
de sentimiento elevado. Otras, aún siendo ricas en impulso sexual, lo viven sublimado por una actividad
afectiva más elevada y sentimental, el llamado amor romántico correspondiente a la actividad del centro
Anahata. Otras personas llegan a vivir el amor con un mínimo de sexualidad, en una serena y plácida entrega de
sí mismos al ser amado, por tener en ellas un decidido predominio los niveles superiores, en especial si han
activado los centros Vishudda y Ajna.

Todos ellos, a su vez, cabe que vivan el amor en el plano externo, sintiendo como más real al ser amado; o
en una zona más bien subjetiva, dando importancia sobre todo a su propia vivencia, a la misma sensación
interna del amor. También podrían vivirlo en la zona central, aunque esto supone un grado muy elevado en
el desarrollo espiritual y son contadas las personas que lo consiguen.

De los estados de conciencia en estas tres zonas hemos hablado ya con bastante amplitud en el punto titulado
«Las tres zonas de actividad de cada chakra».

6. ¿QUÉ CHAKRA PREDOMINA EN UNA PERSONA? SUS CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS.


CARÁCTER Y TEMPERAMENTO SEGÚN LOS CHAKRAS.

Aunque suponga una repetición de los datos incluidos en el esquema descriptivo que hemos hecho
anteriormente de cada uno de los chakras, vamos a exponer aquí la fisonomía psicológica que corresponde a
los chakras en el hombre normal, es decir, en el hombre que no los ha desarrollado con el trabajo yóguico ni
con otro equivalente. Así quedará aclarado lo expuesto entonces, con una visión más viva y concreta, y se
apreciará mejor qué sorprendente y realista es la clasificación tipológica que se desprende de la doctrina tántrica
de los chakras.

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l. El centro inferior Muladhara, situado en la parte inferior de la columna vertebral, entre el ano y los
genitales, corresponde a la energía vital de nuestro plano inferior, más próximo a la materia. Está, por lo tanto,
relacionado con los elementos más densos de nuestro ser:

- en el organismo físico, con nuestra estructura ósea, el tejido más compacto;


- en el nivel psicológico, con un estado de conciencia en el que domina la noción de realidad material, de
profundidad, de visión descarnada de las cosas.

Las personas en quienes este chakra está algo más desarrollado que los otros se caracterizan por su gravedad
en el porte, unas facciones que parecen succionadas hacia dentro, gestos afirmativos que siguen la línea
vertical. Son enjutas y secas, pero con una gran consistencia.

Desde el punto de vista psicológico, se distinguen por su modo de ser sólido y profundo que se refleja en
toda su actividad: parecen poseer una fuerza que, como suele decirse, les hace pisar firme y rotundamente
sobre el suelo. Domina en ellas una tendencia a la seriedad, a la gravedad, a la profundización, a la abstracción,
pero no de tipo luminoso, afectivo, sino puramente mental y frío. Sienten atracción especial hacia todo lo que
significa profundidad, oscuridad, abismo en todos los sentidos:

-en el físico y material, buscando la realidad de la materia, los objetos bien concretos, palpables y sensibles,
las ideas bien definidas sin divagaciones y los proyectos realizables, sin dejarse sorprender por idealismos.
-y en el espiritual también, ya que esta actitud envuelve un aspecto espiritual, pues, en cuanto se ve la materia
no como forma externa sino como expresión de una realidad básica, se llega ya a su aspecto espiritual.

En suma, son personas para las que lo concreto es de contundente importancia. Aunque por otro lado posean
una buena capacidad de abstracción, sin embargo, son ante todo realizadores, con gran aptitud para materializar
sus ideas, dándoles un sentido de disposición locativa, de organización realista. Saben perfectamente cómo
hacer las cosas de un modo concreto.

Si quisiéramos buscar algún prototipo muy popular en el que parece predominar este chakra, citaríamos al actor
de cine Gregory Peck, y como artista femenina, a Greta Garbo.

2. El Svadhistana, situado en el origen mismo de los genitales, tiene correspondencia con la función sexual.
Y por lo tanto:

- con los órganos, aparatos y sistemas relacionados con ella;


- igualmente con los rasgos del tipismo que son paralelos a esta función.

En el aspecto físico, las personas que tienen más desarrollado este chakra son de índole luchadora y con
aptitud para el esfuerzo corporal. Su movimiento o gesto típico es el de apretar, y también el de zigzag,
propio del luchador. Poseen extraordinario poder de reacción, que crece ante los obstáculos.

Su cualidad de luchadores se extiende a todos los aspectos de su vida. Y tienden a transformar el mundo
que les rodea, a veces incluso por medio de la destrucción. Es una inquietud por penetrar, por buscar el cómo
de las cosas, queriendo llegar a su interior. Los investigadores, periodistas, detectives con auténtica vocación,
movidos siempre por el deseo de llegar al porqué de las cosas pueden entrar en esta casilla.

Son personas que experimentan una fuerte tensión interna, tanto fisiológica -mandíbula apretada, se muerden
los labios-como psíquica. Tensión que, si funcionan normalmente desde el punto de vista psicológico, se
traduce en capacidad de creación en la búsqueda. Pero, si tienen conflictos interiores, entonces esa tensión queda
dentro inoperante: aunque se adivina en ellas una gran capacidad, no acaba de manifestarse en hechos reales,
quedándose en mero impulso latente.
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Son personas muy ambivalentes, movidas a la vez por la atracción y el rechazo hacia las cosas y las personas.
Pueden amar mucho, pero a la vez existe en ellas un matiz de sátira, de agresividad siempre a punto. Si les
falta suficiente desarrollo moral, se convierten en seres sin freno, que a todo trance y sin escrúpulos quieren
llegar al final, aun pasando por encima de personas y valores.

3. El centro Manipura, que se corresponde en su situación y en sus funciones con el plexo solar, está
relacionado:

- Con las funciones digestivas y el mantenimiento del equilibrio biológico. Las personas en quienes predomina
este chak ra tienen tendencia a la obesidad, a las formas redondas, y sus gestos se mueven en líneas circulares,
evitando la angulosidad y la rigidez imperativa.

- Psicológicamente, se caracterizan por su psiquismo infantil. Lo importante es su propia satisfacción, su


comodidad, la consecución de sus deseos y de todas sus necesidades. Y tienen una gran inclinación al
sentimentalismo de tipo elemental. Es decir que el mundo emocional en que se encuentran a gusto es de un nivel
primario, subordinado a las funciones vegetativas, a la sensación física de comodidad, de seguridad, de cariño
y mimo, típicas del psiquismo infantil.

Sin embargo, son cualidades positivas su gran facilidad para compartir las emociones, participando de los
sufrimientos y alegrías de los demás, lo que les da una apariencia de personas muy compasivas y bondadosas,
por más que a la larga se muevan en realidad en un plano egoísta.

Este chakra es el que domina en la gente sencilla, en el pueblo, que se define por su sentimentalismo de
sentido agradable: ganas de ser útil, de prestar un apoyo, de ayudar de un modo casi maternal. Este mismo
sentimiento puede adoptar formas negativas y, entonces, produce una tendencia al melodrama y a las
reacciones histéricas y egoístas, rasgos también del psiquismo infantil, lo que solemos llamar persona no
madura, aunque por otro lado sobresalga, no sólo intelectualmente, sino incluso por sus sentimientos nobles y
generosos.

4. El centro Anahata, a nivel del corazón, se corresponde con las funciones fisiológicas del corazón y del
aparato respiratorio. El gesto preferente de las personas en que domina este chakra es el de mover los brazos
y manos hacia arriba o hacia adelante, describiendo arcos amplios y solemnes.

Psicológicamente, existe un paralelismo con las citadas funciones fisiológicas. En primer lugar, destaca en
estas personas la conciencia vital individual, es decir, el yo vivido más de cerca en la rutina diaria. Se sienten
a sí mismas como conciencia subjetiva, o sea, en su resonancia interna. Es un modo de sentirse vivir como
individualidad que se localiza a nivel del corazón, mientras que el pensarse uno a sí mismo se sitúa a nivel del
cerebro, cosa que no es aquí la nota característica. Pero este sentimiento del yo es de contacto, de dentro afuera,
de relación, no de simple sostenimiento individual. Sentimiento de compa rtir de igual a igual con el yo, también
sentido, de los demás. En este nivel, tienen su sede las emociones más primarias y los sentimientos vitales por
antonomasia: el egoísmo, el orgullo, pero también el cariño y el entusiasmo por los demás.

Las personas de claro predominio de este nivel son de dos tipos:

- Unas están dotadas de un gran amor propio y orgullo y en ocasiones poseen una gran capacidad de irradiación,
de autoridad, de mando; se imponen fácilmente a las demás,
- Otras, las que funcionan desde una zona más profunda en el plano horizontal de este chak ra, y por lo tanto
más espiritual, viven sobre todo el aspecto positivo del sentimiento del amor. Un amor y una comprensión
activa, de participación consciente y deliberada con el modo de sentir de las demás personas -no en actitud
pasiva propia del nivel inmediato inferior, en correspondencia con el centro Manipura, del que hablábamos en
el punto anterior.
36
5. El chakra Vishudda, a la altura del cuello, guarda relación:

- En el plano fisiológico con las glándulas tiroides y paratiroides.


- Y, en su correspondencia con los niveles psicológicos de la personalidad, con la facultad creadora superior
de la persona, es decir, con la expresión de formas nuevas, en especial por medio de la palabra.

El Vishudda está situado entre el corazón y la cabeza, Y todo lo que significa expresión de este binomio corazón-
cabeza, es decir, sentimiento-idea, se canaliza y mamfiesta en la vida corriente a través del nivel correspondiente
a dicho chakra. Es ésta una clase de creatividad básica, al alcance de toda persona que anhele vivir de un modo
siempre espontáneo, fresco, renovado, inédito, es decir: creador.

Pero, además, cuando hablamos de una personalidad creadora en el sentido de con vena de inspiración, o sea,
con aptitudes para engendrar algo nuevo en los dominios del arte, de la ciencia o de la vida comercial, siempre
es el Vishudda el cent ro a través del cual se expresa dicha creación. En este aspecto, el Vishudda tiene una
acción análoga a la del Svadhistana o chakra sexual, si bien en un plano superior de manifestación. Pues la
creación que produce el Svadhistana consiste en la transformación de la materia, y se desenvuelve por tanto
en el plano físico de la reproducción humana, implicando una lucha y un dinamismo de las energías biológicas,
como si el nuevo ser, la obra creada, saliera de las propias entrañas. Mientras que la creación que procede
del Vishudda desciende de arriba, de los planos más elevados del ser humano y su constitución es espiritual:
ideas, sentimientos, energías de una calidad superior.

La persona de franco dominio del Vishudda se descubre por su facilidad de expresión, que será de índole
creadora, si también tiene desarrollados otros chakras superiores. Y, si no se limitará a sentir una fuerte
necesidad de hablar o cantar, etc., de manifestar, en una pal.abra, su fecundidad interior en ideas y sentimientos,
necesidad que le hará insoportable la soledad, induciéndole a ampliar sus lazos de relación social.

Como dato curioso, queremos señalar la correspondencia que existe entre la representación que los textos
clásicos dan a este chakra -aparece bajo la protección de un dios andrógino, mitad varón y mitad hembra- y la
realidad psicológica y aun física que puede observarse en los individuos en que predomina. El dios simboliza
las fuerzas que actuan en los chakras, y en la esfera psicológica esta fuerza se traduce en los estados de conciencia
correspondientes.

Claro que en todo hombre y en toda mujer existen de alguna manera factores de los dos sexos, pues se da una
polaridad masculina y una femenina, un aspecto activo y uno receptivo. Esto es lo que quiere significar la
mitologrn hindú personificando las dos fuerzas que se manifiestan en cada chakra en un dios y una diosa,
porque todos los chakras pueden funcionar de un modo activo y de uno receptivo o pasivo.

Pero hemos dicho que Vishudda tiene no ya dos dioses, uno de cada sexo, sino un solo dios andrógino o
bisexual.

Veamos su sentido psicológico.

Por de pronto, de hecho, ya la creación es una especie de parto de orden superior, y, como tal, parece
natural que exija de algún modo la colaboración de los dos sexos. Pero no hace falta recurrir a analogías,
porque el carácter andrógino del Vishudda se refleja con harta frecuencia en la confusa diferenciación sexual
de las personas que lo tienen más desarrollado. Todo el mundo sabe lo mezclados que han andado algunos
artistas en problemas sexuales, no únicamente los dedicados al cine, sino en general poetas, músicos, bailarines,
pintores, etc., así como también en diversas profesiones más o menos artísticas: peluqueros de señora,
modistos, etc. Aparte del porcentaje de inversión sexual más o menos clara que se da entre ellos, suelen
caracterizarse por su aspecto de formas suaves y delicadas, propias más bien del sexo femenino. Es interesante
constatar estos datos recogidos de la realidad -aunque no les demos un carácter absoluto ni mucho menos,
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sino como una pauta general-; y ver su claro paralelismo con los símbolos tántricos que desde hace milenios
vienen representando las diversas manifestaciones de la energía en el hombre.

Así que el predominio del centro Vishudda, si los demás no están apenas desarrollados, hace que la persona
sea en cierto modo andrógina, por mezclar en su persona y en su vida rasgos de los dos sexos. Hoy día
precisamente va en aumento el porcentaje de personas con predominio de este chakra. Cada vez nos
encontramos con mayor número de individuos de tipo delgado, a quienes gusta vestir como mujeres, y a ellas
hacer las cosas y usar los vestidos de los hombres, sin que exista en esto una anormalidad definida, aunque sea
vivir de un modo que calificaríamos en parte de asexuado, en cuanto no se definen con claridad de otras
épocas en sus rasgos físicos y psíquicos y aun en sus impulsos instintivos. Es una tendencia que parece se va
generalizando lentamente, tendencia a disminuir la diferenciación de los dos sexos y a reunir en cada uno de
ellos lo que hasta ahora había sido modo de obrar exclusivo del uno o del otro.

6. El centro Ajna, en la frente, sintetiza todos los demás centros, y se corresponde con el cerebro, estación
de control de toda la personalidad consciente.

En efecto, el hombre vive polarizado en su mente, en la idea de su yo, ya que ésta le da su configuración personal
y mantiene su conciencia de individualidad.

Las personas que tienen más desarrollado este chakra que los otros se distinguen:

- por su cabeza más ancha por la parte de la frente -de forma triangular invertida-, la palidez de su cara y sus
gestos expresivos y convincentes sin exageraciones de mímica, manos que parece que hablan cuando se
mueven.

- Desde el punto de vista psíquico, son fríos y controlados; hablan poco, pero con densidad de pensamientos.
Sus palabras relacionan las ideas en una argumentación bien trabada, pero exenta de emoción y sentimiento,
a no s er que tengan también bastante desarrollado el centro Vishudda o el Manipura. Son personas con más
vida interior (imaginación y pensamiento) que exterior (actividad y realizaciones). No obstante, saben planear
bien sus proyectos, aunque luego les cueste llevarlos a la práctica. Tienen un yo naturalmente bien integrado
y definido, y notable aptitud para desenvolver las capacidades superiores de su persona, como son la intuicion,
la afectividad altercentrada y la voluntad superior o potencia espiritual, es decir, para trabajar en el desarrollo de
sus niveles espirituales.

Cuando el Ajna de una persona está en contacto con los niveles superiores, produce el intelectual, el filósofo,
el científico, o el economista teórico, es decir, en cuanto a la concepción, no en cuanto a la acción.

***
No describiremos el tipo psicológico que resultaría del mayor desarrollo del chakra Sahasrara sobre los demás,
porque de hecho sólo los que han conseguido llegar a la realización utilizan en su vida ordinaria este chakra.

***

Como hemos visto en la descripción tipológica que antecede, los rasgos a que tiende el modo de ser de toda
persona vienen determinados por los chakras que predominan en ella, o más exactamente, por la clase de
energía, que es la que caracteriza a los chakras. Teniendo siempre en cuenta que hemos descrito el
funcionamiento habitual, o sea, en el hombre normal. Que es muy distinto de los estados de conciencia que
se producen cuando los chakras se abren y se dinamizan del todo. Porque, cuando Kundalini va subiendo y
atraviesa cada uno de los chakras, los vitaliza de tal modo que produce estados de conciencia completamente
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nuevos, en que consisten las fases de transformación, espiritualización o realización del yogui. Pero, no
obstante, en todos nosotros funcionan ya en el estado actual ordinario un cuadro de chakras, con actividad
diversa, aunque no vivamos el sadhana o trabajo ascético del yoga tántrico. Y es importante saber las
características de la actividad ordinaria de cada chakra, para perfeccionar nuestro conocimiento del hombre
corriente y ver qué influencia tiene cada chakra en nuestras funciones y estados de conciencia.

La fórmula chákrica. En este funcionamiento ordinario de los chakras, cada persona tiene una estructura
psíquica concreta, que depende del distinto desarrollo de sus centros. El conjunto determina la fórmula chákrica
de la persona. Sin dar a este punto una importancia teórica, sí que la tiene en el orden práctico, porque
establece el punto de partida del trabajo interior. Todos podemos modificar esta fórmula en un grado muy
notable. La experiencia parece indicar que podemos llevar a cabo un trabajo que produce pequeños progresos
en el cambio o modificación de nuestra fórmula, pero que estos pequeños progresos transforman mucho el
modo de ser. Sin llegar tampoco a variar radicalmente nuestra fórmula.

La base de este cambio está en el hecho de que actualmente no vivimos hasta el máximo nuestras
capacidades en cada nivel correspondiente al chakra respectivo. El desarrollo al máximo de estas capacidades,
aunque quizá no altere nuestra fórmula básica, sí conseguirá que nuestras posibilidades lleguen a actualizarse
hasta su punto óptimo.

En la práctica, como no sabemos si realmente tenemos un centro sin desarrollar, o porque falte en absoluto
o por que esté tan sólo en pura potencia, lo mejor que podemos hacer es trabajar para desarrollarlo todo.
Teniendo en cuenta que nos referimos solamente a los centros superiores, que son los coordinadores, rectores
y sublimadores de las energías inferiores. Interesa trabajar en todas las actividades superiores: mente,
sentimiento, conocimiento superior y voluntad concreta de acción. En esto consiste la educación de la persona
superior. Educarse en este sentido es dar oportunidad a que todas las capacidades que llevamos dentro se
actualicen, al abrirles el camino.

Ahora bien, si hay una persona cuyo nivel superior afectivo o mental o ambos no admiten desarrollo,
experimentará indiferencia y falta de impulso a su esfuerzo en el trabajo para desarrollar estos niveles. Así
que el impulso que se siente en una dirección determinada es un indicio claro de que, por allí, existe alguna
veta de capacidades que pueden ser explotadas. El impulso interior, la necesidad que sentimos de cambiar o
adquirir alguna cualidad, sobre todo si tales impulso y necesidad se manifiestan con fuerza y urgencia es un
testimonio interior de la presencia en nuestras profundidades psíquicas de las realidades que anhelamos. Claro
que, en este punto, hay que guardarse de confundir el impulso interno con la idea que nos viene de una lectura
o de una conferencia, pues en este caso puede tratarse de una tendencia superficial y de origen exterior, que
será pasajera y que no responde a nada interior. Aunque también esas ocasiones pueden servir para despertar
la aspiración que estaba oculta dentro. Averiguarlo en cada caso requiere un trabajo de escucha de sí mismo,
de ningún modo de idealización ni razonamiento lógico.

7. ESTUDIO ESPECIAL SOBRE EL CHAKRA AJNA O CENTRO DE LA MENTE

El Ajna interviene en todas las funciones de la persona. Es cierto que lo hace particularmente en las funciones
que tienen lugar de la mente para abajo, es decir, en los niveles inferiores a la mente: coordina la conducta -
producto de percepciones externas de sentimientos, pensamientos, creación o expresión de ideas inteligentes,
uso consciente de la vida instintiva, etc. - en los actos internos y en los externos. Pero también pasa a través del
Ajna la actividad de las facultades superiores o espirituales para adquirir en él su forma concreta. Así, por
ejemplo, la percepción de la belleza es tanto más pura cuanto más abstracta, siendo entonces percibida en
niveles que están más arriba que el centro Ajna.

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Sin embargo, para plasmar esta belleza de un modo concreto, no ya externamente en una creación artística, como
sería un cuadro o unos versos, sino mucho antes, en una idea o imagen mental determinada, deben intervenir el centro
Ajna, que es el encargado de realizar este trabajo de adecuación, de materialización -en sentido relativo-, necesario
para llegar desde los niveles superiores a esa forma mental concreta.

Por eso decimos que el hombre está situado en el centro Ajna, como cabina que le sirve de base de operaciones
para coordinar toda su actuación en el grado normal de desarrollo a que ordinariamente ha llegado. Toda la
actuación y conducta de una persona en la vida corriente, cuando no ha trabajado ni trabaja de modo especial
en el desarrollo superior de su capacidad, se desenvuelve en los centros inferiores al Ajna, pero la ve y coordina
desde este chakra.

Ahora bien, los estados de conciencia correspondientes a la actividad ordinaria de los centros Manipura,
Vishudda, o de cualquier otro chakra, ¿cómo los percibimos a través del centro Ajna?

En primer lugar, todos tenemos una conciencia de energía determinada en cada momento y de ella depende
nuestro estado de ánimo, conciencia de energía que suponemos es efecto de una correspondiente actividad de
una energía vital (prana) y que normalmente pasa inadvertida. Pero junto a esta conciencia de energía coexisten
en nuestro consciente, en todo momento, otros dos elementos de los que ya hemos hablado anteriormente:

- un elemento formal externo: la parte del estado de conciencia que corresponde a la representación de las
cosas, personas, imágenes mentales, etc.
- un elemento un poco más interno: el estado de conciencia propiamente dicho de placer, tristeza, admiración,
entusiasmo, angustia, recelo, etc.

Tenemos pues que, en cada acto y estado de conciencia, visto desde dentro, pueden diferenciarse tres
elementos:

l. Un aspecto formal que corresponde a la representación concreta del objeto externo y que en realidad es la
idea o la imagen que tenemos del objeto.

2. Una resonancia subjetiva, interna, que es lo que vulgarmente entendemos por sensación, emoción y estado
de ánimo.

3. Un aspecto energético, que se manifiesta por cierta sensación que, como ya dijimos antes, podemos llegar
a localizar en una u otra región o zona del cuerpo.

Se entenderá mejor esto con algunos ejemplos:

- Si pienso en un gato: el primer elemento, el formal, es la imagen del gato; el segundo, lo que yo siento
respecto al gato, como simpatía o repugnancia; el tercero, lo que se activa en mí al pensar y sentir esto y
que tiende a localizarse en una zona de mi cuerpo, por ejemplo en el vientre.

- Si de noche veo una sombra y no sé qué es: el primer elemento del estado interior que se produce en mí es
la percepción de la forma, de algo indefinido; el segundo, la tensión, con un estado de duda o incertidumbre;
y el tercero la energía que está tensa en mí, y que se refleja en alguna contractura y sensación localizada en los
ojos, la frente, etc.

- Si reconozco que la forma es de un árbol: inmediatamente, se produce la imagen del árbol, y en seguida
el segundo elemento, la descarga de la tensión, el alivio; y por fin, lo que deja de estar tenso en mí.

- Cuando estoy ansioso temiendo perder el tren: lo primero de todo se me impone la representación concreta
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de esta situación; al mismo tiempo, un estado de ansiedad -subjetivo-; y la presión que siento en el epigastrio y
en el corazón.

No es que estos elementos sean sucesivos. Se producen los tres juntos, aunque casi nunca los percibimos a
los tres. Y ¿porqué no los percibimos? Se debe a que el centro Ajna, puerta necesaria para la percepción
consciente, sólo está parcialmente abierto en la consciencia.

Ya hemos dicho que cada centro tiene tres zonas de activación. Cuando en el Ajna actúa exclusivamente la
zona externa, el sujeto es consciente de las personas y cosas que tiene inmediatamente enfrente de sí, con
mayor o menor intensidad, pero no podrá ser consciente de su estado interno de ansiedad, por ejemplo, hasta
que pueda tomar conciencia de la zona media de Ajna. Del mismo modo una persona puede estar pendiente de
otra, dando mucha importancia a su presencia, a su modo de ser, etc., y no darse cuenta hasta mucho después
del afecto (o de la aversión) que siente hacia ella. De modo parecido encontramos a la persona que, pendiente
de su estado habitual de angustia (localizada por ejemplo en el centro epigástrico o M anipura y registrada a
través de la zona media del Ajna), se aísla del exterior (Ajna externo) o lo interpreta con arreglo a su propia
idea, como ocurre a todos los que padecen neurosis de angustia.

Así que estos tres elementos integrantes de todo acto de conciencia guardan una correspondencia con las tres
zonas -superficial, media y central- que hemos explicado al principio.

Tenía que ser así, puesto que las tres zonas se refieren a una estructura de nuestro mecanismo psíquico, y la
conciencia con sus elementos correspondientes se refieren al funcionamiento de esta estructura.

También indica esto que todos los mecanismos psíquicos del hombre están ya activos y presentes en cada
uno de sus actos. Lo que le falta al hombre, condicionado y limitado por la identificación con sus propios
fenómenos, es ampliar su campo mental interno, ensanchar y profundizar su conciencia para percibir
directamente cada zona en el grado de su propia realidad. Cuando una persona vive tan sólo en la zona externa
de Ajna o centro frontal, esto es, cuando es consciente casi exclusivamente desde este nivel en su zona
sperficial, todo criterio de realidad posible para él será ofrecido tan solo por su mundo sensorial y mental
concreto, por lo que ve y lo que piensa inmediatamente y con relación a sí mismo. Tendríamos al hombre
estrictamente materialista.

Si este hombre se abriera ahora a su propia zona media de Ajna, descubriría de pronto que el mundo interno
-compuesto de sensaciones, sentimientos, reflexiones, aspiraciones, etc.-que hasta este momento había relegado
él a un plano muy secundario, es tan importante, tan amplio y tan real como el mundo externo. Pero la noción
de realidad que tenga de este mundo interior dependerá de la profundidad con que pueda vivirlo, es decir, de
la mayor o menor proximidad de la zona central en que esté situada su conciencia mental. A medida que
profundice, más real será para él lo profundo y se dará cuenta entonces de que la realidad que atribuía antes al
mundo de lo que vivía como externo está ahora aquí, en lo profundo, pero en un estado más puro,
mas genuino, mas real. Toda noción de realidad viene o mejor dicho, está en la zona central; pero, al no
poder vivirla, en su propio terreno, esta noción de realidad se proyecta, se percibe, a través de la zona externa
y entonces se vive el mundo exterior como la única o la máxima realidad. Cuando la conciencia mental se
amplía a la zona media, la vivencia de realidad se traslada (o se amplía, según los casos) al mundo interno, al
mundo subjetivo. Al principio, había propia identificación con personas y cosas. Ahora hay identificación con
los propios estados. Pero, repetimos, el origen de esta noción de realidad que para nosotros tiene todo
fenómeno, sea externo o interno, objetivo o subjetivo, está exclusiva mente en la zona central o axial, donde se
tiene la experiencia de la energía indiferenciada como máxima realidad, con una intensidad y plenitud totales.
Es el samadhi del Yoga hindú, es el Tao del taoísmo, el Nirvana del Budismo, el Satori del Zen. Alcanzar
esta zona es tarea ardua, puesto que requiere haber «soltado» sucesivamente todas las identificaciones con
los demás niveles y zonas.

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Y porque hay varias zonas centrales (la correspondiente a cada nivel o chakra) hay también varias clases de
satorí o de samadhi, cada una total a su modo pero diferente de las demás. Esto y los diversos grados de
acercamiento a dichas zonas centrales explica el porqué de tantas teorías e interpretaciones sobre la naturaleza
del hombre y del mundo, de tantas filosofías y de tan diversos espiritualismos. Pero el hombre sólo quedará de
verdad completamente realizado, es decir, totalmente actualizado, cuando llegue a vivir, después de una
progresiva y total conquista interior de sí mismo, desde la zona suprema de su eje vertical de conciencia, el
Sahasrara, donde tiene lugar el último Samadhi, el Maha Samadhi, y donde el ser humano alcanza a la vez el
límite y la plenitud de su propio Ser. Tal es el objetivo supremo de todos los Yogas y de todo trabajo superior de
realización.

8. LA CAPITAL IMPORTANCIA DEL FACTOR ENERGÍA: SE PUEDE MANEJAR

Pero volvamos al punto de donde partimos en el párrafo anterior, tratando ahora de ver cómo funciona
todo este mecanismo, es decir, su aspecto dinámico.

En realidad, lo que se experimenta como elemento común en todo acto de conciencia es la presencia de la
energía psíquica o vital -o pránica en términos tántricos-, variando los otros dos elementos la experiencia, es
decir, el aspecto formal y la resonancia interior.

Y se ha comprobado que este factor común y esencial de todo acto de conciencia, la energía psíquica, es
una cosa manejable directamente por varios medios, algo que se puede aumentar, disminuir o t rasladar de un
punto a otro del cuerpo, permitiendo variar así los estados de conciencia, a voluntad.

Por ejemplo, la combinación de los centros epigástricos Manipura y frontal (Ajna), cuando predominan en la
constelación energética de una persona, dan una mentalidad egocéntrica de tipo vegetativo, es decir, una
mentalidad infantil. Pero en el momento en que se consiga trasladar parte de la energía del Manipura al Anahata
o centro cardíaco, asistiremos a la transformación de este ser frío y egoísta en una persona sensible al
sentimiento, al amor de una persona, de una idea o de una institución.

Otra persona, en quien predominen el Svadhistana -sexual- y el Manipura -epigástrico -, será un tipo violento y
sádico. Pero, si logramos trasladar parte de la energía de ambos centros inferiores al Vishudda -laríngeo-
pongamos por caso, entonces veremos cómo esta persona «sublima» de un modo literal aquellos impulsos
agresivos y se convierte en una persona socialmente útil mediante una actividad profesional que requiera actividad
creadora, esfuerzo físico o cierta lucha dialéctica.

La moderna Psicoterapia, por el hecho de manejar ideas y vivencias del enfermo mediante las diversas
técnicas terapéuticas -psicoanálisis en todas sus formas, sugestión, etc.- es evidente que moviliza también
indirectamente estas energías ya existentes. Pero las enseñanzas del Tantra demuestran que manejando el
factor energía directamente es posible obtener unos cambios más rápidos, precisos y profundos, en general, que
con las técnicas utilizadas hasta ahora en Occidente.

Sobre cómo afectar el funcionamiento energético de un determinado nivel o zona, que es la cuestión que
surge ahora de un modo natural, existen para ello numerosos medios, muchos de los cuales están
minuciosamente descritos en la literatura yóguica de todo Oriente, aunque no siempre explícitamente desde
este punto de vista energético. Además, dado que el Yoga, especialmente el Tantra-Yoga, es una ciencia de
las energías físico-psíquicas ordenada a conseguir unos estados psicológicos transpersonales, se hace necesario
traducir, interpretar y reducir de escala sus técnicas y experiencias para que puedan ser aplicadas al hombre
corriente.

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9. ¿TENEMOS CONCIENCIA DE NUESTRO ORGANISMO SUTIL?

Una dificultad que suele ponerse a la existencia de los chakras, nadis y demás elementos sutiles es que no
tenemos ninguna conciencia de ellos.

Pero, si se mira bien, éste no es argumento, pues en realidad nos vivimos a nosotros mismos de un modo tan
deficiente, que apenas tenemos conciencia de nada de nuestro interior. Continuamente se experimenta esto en
la consulta clínica, tanto médica como psicológica. Se pide a una persona que diga lo que le ocurre -pregunta
inicial de toda consulta-y empieza a perderse en razones o solo dice vaguedades. Son contadísimas las personas
que pueden describir las cosas que sienten, a pesar de que son estas cosas las que les mueven a la consulta.
Y se debe a que casi todo el mundo anda tan absorbido en sus ideas y en el malestar de sus estados anímicos
que, a no ser que experimente un dolor muy vivo tan concreto que se imponga por si mismo, la inmensa
mayoría de las personas no están educadas para tomar clara conciencia de los procesos que tienen lugar en
su interior, tanto físicos como psíquicos. Tenemos una especie de ceguera o cortedad de vista cuando
intentamos mirarnos a nosotros mismos, quizás porque en nuestra educación no se nos ha enseñado a hacerlo,
sino sólo a mirar hacia los objetos externos, hacia afuera.

Es éste un hecho real que llega a extremos desconcertantes. Si a alguien se le pregunta: ¿Qué siente Vd. hacia
tal persona? ¿Admiración, simpatía, indiferencia, rechazo? No hay forma de lograr que se defina a sí mismo.
Hay dentro una serie de estados nebulosos que se deben tan solo a que no se ha fijado en ellos bien la
mirada, pues, en cuanto la persona empieza a dirigir hacia ellos su atención interna, al cabo de algún tiempo
de practicar este trabajo, se va definiendo y aclarando lo que existe dentro.

Por eso cuando se hacen ejercicios de esta clase, se va notando la presencia de estos centros y se ve que
coinciden de un modo extraordinario con los focos en que se manifiestan más los trastornos de angustia.
Decimos esto porque si queremos conocer los resultados de la ciencia médica relacionados con este tema, no
tenemos más remedio que hablar de los trastornos, es decir, de los estados patológicos. Pues bien, los puntos
focales donde se localiza la angustia coinciden exactamente con la localización de los chakras. Idénticas
localizaciones encontramos en los estudios de López Ibor sobre la angustia vital. Pero, como la localización de
los chakras coincide con la de los plexos nerviosos, suele atribuirse todo al sistema nervioso.

Sin embargo, cuando uno se dedica a hacer meditación a base de los ejercicios del Yoga, especialmente
ejercicios de relajación, concentración y meditación, va tomando conciencia inmediata y directa de estos
centros, que se llegan a descubrir en la experiencia personal. Precisamente por eso, encontramos referencias
de la existencia de los chakras en todas las tradiciones, quizás no con la precisión de detalles que se da en
ellos, lo mismo que de los otros elementos del organismo sutil, en los textos tradicionales del hinduismo, pero
sí de forma que podamos identificarlos sin temor a engaño.

Por otro lado, todos tenemos la sensación de que el miedo lo experimentamos en la boca del estómago, el
entusiasmo en el corazón, de que pensamos con la parte frontal de la cabeza, y de que también allí pesan las
preocupaciones. Y todos intuimos lo que significa mente abierta y mente cerrada. Hay intuiciones que
corresponden a esa experiencia, aunque no hayamos llegado a vivirla de un modo plenamente consciente y
total.

Si nos acostumbramos a mirar con esta atención abierta y más profunda a las reacciones que se originan
en nosotros a través de las diversas vicisitudes de la vida ordinaria, veremos cómo vamos descubriendo de
un modo muy preciso estas localizaciones. Aún se manifiestan mejor en los estados negativos, pues entonces
es cuando podemos observar dónde nos duele. Observaremos que siempre es en un sitio determinado para
cada tipo de estados. En un sitio se localiza la sensación opresiva, en otro la sensación de ira, etc.
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Además, estos centros no se perciben sólo a través de sensaciones localizadas, sino que pueden también
hacerse conscientes mediante la visión de una luz diferente, o con un sonido propio, lo mismo que por una
capacidad específica que se siente nacer en cada centro. Claro que estas afirmaciones sólo tienen valor para
quienes pueden experimentar de un modo sistemático lo que decimos.

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SEGUNDA PARTE

TÉCNICAS CLÁSICAS
DEL
TANTRA-YOGA

En la primera parte, hemos hecho una descripción sumaria de las principales doctrinas del tantrismo,
ofreciendo a la vez al lector occidental una versión psicológica de las mismas, siguiendo a los mejores
tratadistas del Tantra y en conformidad también con nuestras propias experiencias sobre la materia,
considerando que así habremos facilitado la mejor comprensión de este difícil Yoga, al menos en su aspecto
psicológico.

La segunda parte, vamos a dedicarla a exponer las prácticas tradicionales o clásicas del Tantra-Yoga. Damos
por descontado que, si lo que antecede habrá resultado ya de suyo curioso y chocante -aunque el lector sereno,
desprovisto de prejuicios e imparcial no habrá podido menos de apreciar al menos su gran verosimilitud, en
espera de que su propia experiencia personal le lleve a la evidencia por sí mismo de cuanto hemos expuesto-
, lo que sigue parecerá todavía más llamativo e interesante, tanto por los efectos que atribuimos a las técnicas
que vamos a describir, como por las mismas técnicas en sí, que no cabe duda están inspiradas en un profundo
y exacto conocimiento de los mecanismos por los que funciona el ser humano.

EL PELIGRO DE LAS TÉCNICAS CLASICAS

El peligro está en que, atraído quizás por este interés y aparente misterio o por la novedad, el estudiante se
meta por sus propios pies a practicar sin más estas técnicas, haciendo caso omiso de la absoluta prescripción
que queremos ya subrayar muy bien desde este primer momento, de que, siquiera sea por vía de prueba, nadie,
bajo ningún pretexto, se ponga a practicar ninguna de las técnicas descritas en esta segunda parte, a no ser
que expresamente digamos lo contrario de alguna en particular. Si las describimos es para perfeccionar el
conocimiento del Tantra y para hacer comprender mejor el espíritu que le anima, así como a modo de
información sobre unas técnicas que se consideran importantísimas y únicas por algunas escuelas tántricas y
cuyos efectos parecen ser de gran eficacia, si se realizan con el maximo rigor y dedicación al Yoga y bajo la
vigilancia y continua asistencia de un gurú de la máxima competencia.

Ya hemos dicho varias veces que el Tantra, lo mismo que los demás Yagas y cualquier otro camino de
elevación integral del hombre, pretende la realización, o sea, la actualización de todas sus capacidades hasta
alcanzar la plena unión con Dios. Y eso se logra mediante la dinamización de los chakras hasta su zona central
o axial, en especial de los superiores. Otros tipos de realización consistentes en la actualización parcial, es
decir, sólo de alguno o algunos chakras, son sin duda posibles, pero sus efectos resultan en definitiva
contraproducentes para el hombre como tal, en cuanto conjunto armónico y reflejo de la armonía del cosmos.

La realización total, o simplemente la realización, pues a ésta nos referimos siempre aquí, puede conseguirse
de varios modos dentro del Tantra-Yoga:

- Por la activación de todos y cada uno de los chakras por separado.

- Por la acción sobre el chakra Muladhara, para hacer despertar a Kundalini y lograr que Kundalini suba hasta
el chakra Shasrara, con lo que a su paso por Sushumna va activando todos los chakras.

- Logrando que la energía espiritual de la divina Shakti, que reside en los chakras superiores, concretamente
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en el Sahasrara, descienda hasta la mente, haciendo así consciente al hombre de su realidad espiritual profunda
y luego llegue hasta el Muladhara, despertando también entonces a Kundalini.

De entre estos tres procedimientos posibles, los tantra-yoguis han tenido tradicionalmente predilección por el
segundo, es decir, por la excitación directa de Kundalini, para que despierte y vitalice todos los chakras.
Por eso vamos a detenernos a hablar con un poco de extensión de este método, que es precisamente el método
clásico, cuya puesta en práctica acabamos de prohibir, pero cuyo conocimiento creemos resultará sumamente
interesante.

1. PRACTICAS SEXUALES Y DESPERTAR DE KUNDALINI

En la introducción de este libro nos hemos referido ya a algunas escuelas del bajo tantrismo, que se desvían del
camino de la sabiduría cayendo en los más crasos errores y utilizando medios muy groseros para conseguir una
falsa realización. Hay, en efecto, subescuelas tántricas que llevan a cabo prácticas muy alarmantes y algunas
de ellas francamente nefastas e inmorales que ni siquiera nos permitimos referir aquí. La nota dominante de
estas prácticas podríamos sintetizarla diciendo que es la idolatría del sexo. Pero no todas las prácticas tántricas
que involucran al sexo hay que considerarlas nefastas en sí mismas. En la misma India está claramente
diferenciado lo que es Tantrismo de «la izquierda» del que lo es de «la derecha».

A la hora de juzgar las prácticas del Tantra-Yoga, es necesario tener presente esta máxima tántrica: «Lo que
para el hombre ignorante es causa de muerte, lo es de vida para el sabio». Aplicado a nuestro caso, esta máxima
quiere decir que las fuerzas que a una persona media le atan a los deseos inferiores, a las pasiones, al aspecto
material y sexual de la vida, a otra que lleva una intención limpia, integrada, una mente preparada, le sirven o
pueden servir para una mayor elevación.

Hay un hecho sumamente curioso e interesante pero que ha escandalizado a misioneros y a otras muchas
personas cultas llegadas a la India desde Occidente. En las fachadas de los más famosos templos hay relieves
y esculturas, pero no sólo de divinidades serias y sublimes. Toda una exposición de personajes en las
posturas y actitudes más eróticas, como si se tratase de un curso en relieve de todas las formas posibles que
puede adoptar el placer carnal, figura como adorno y se exhibe a la luz pública. Nada de extraño que allí lo
sexual no escandalice a nadie y aun que algunos lleguen a abusar de este placer de un modo oculto. En
estas condiciones no habría motivos para rasgarse las vestiduras, pues también en Occidente existe la
inmoralidad y la pornografía. Pero que esté a la vista de todo el mundo y que además se considere sagrado,
como si hubiéramos regresado a la época de las bacanales, es cosa que no cabe en la mente de un occidental.
Y, no obstante, tiene una explicación que, si para nosotros no tiene fuerza, sí para ellos: cuando se practica
una disciplina de tipo superior, las cosas que pueden parecer inferiores son las que en determinadas condiciones
pueden acercar más al hombre al mundo superior.

Expliquemos esta idea más despacio. Si bien se observa, todas las prácticas del Yoga consisten en la inversión
de la marcha de los procesos naturales. Cosa que no tiene por qué parecer insólita a nadie, cuando todos
sabemos que en Occidente ha regido y aún está en vigor el principio de que el hombre se perfecciona en la
medida en que reprime sus impulsos inferiores. Es decir que toda técnica de perfección implica siempre un
control, y por lo tanto la capacidad de inhibir las tendencias naturales. En Occidente, las prácticas que
conducen o abren el camino de la perfección son siempre la mortificación, el silencio, la paciencia, la
abnegación, o sea la renuncia de sí mismo. Siguen, pues, también un proceso inverso a los impulsos naturales.
Como si el desarrollo superior o sobrenatural del hombre exigiese el sacrificio de las energías que normalmente
se utilizan en un plano puramente humano, personal y concreto. De ahí que, cuanto más aceleradamente se
quiera conseguir la perfección, en general, más contrarias a las tendencias naturales deberán ser las prácticas.
Nos espanta leer la descripción de las torturas que se han inflingido muchos ascetas en Occidente: llevar
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cilicios, ayunos prolongados, azotarse, suprimir el sueño, y claro está, guardar una continencia sexual absoluta,
etc. Y llegamos también a exclamar que es antinatural. Sin embargo, no cabe duda de que dentro de una
determinada línea tradicional incluso eso puede ser bueno, en orden a lograr un desarrollo superior, aunque
quizás fuera mejor desarrollar la parte superior de nuestro ser sin sacrificar la inferior. De todos modos, el
hecho es que con la negación de lo inferior puede conseguirse un desarrollo más rápido de todos o de parte de
los niveles superiores.

Pues bien, la forma más tradicional del Tantra-Yoga se propone recoger todas las energías existentes en el
ser humano y concentrarlas en el esfuerzo por despertar a Kundalini, la energía enroscada que duerme en el
chakra Muladhara, para hacerla ascender a lo largo de Sushumna hasta que encuentre a la Shakti divina, el
elemento espiritual que reside en el centro coronario, el chakra Sahasrara, situado en la cúspide de la cabeza,
donde se produce la unión suprema en el Samadhi, el estado de realización espiritual.

Ahora bien, las prácticas de esta forma clásica de Tantra Yoga exigen por un lado una dedicación
absolutamente total y son además peligrosísimas bajo todos los aspectos, porque se trata literalmente de
aprender a utilizar todas nuestras energías, y en ellas cuentan las escuelas tántricas a la energía sexual. Así que
sirven de un modo deliberado de la fuerza sexual, manejándola como se podría hacer con una molécula de
carbono o de proteína en un laboratorio. Por vía de ejemplo, y como un paréntesis, exponemos a continuación
una de las técnicas basadas en el uso de la energía sexual según ha llegado a nuestro conocimiento, ya que
tales prácticas suelen mantenerse en secreto y sólo se transmiten de maestro a discípulo dentro del círculo
iniciático.

El Vajroli. Lo utilizan algunas escuelas tántricas y consiste esencialmente en provocar el estímulo sexual
pero evitando la eyaculación o salida del semen al exterior.

Para ello procuran activar y estimular el impulso sexual mediante el culto a la mujer, pero no como persona
concreta, sino como representación de la Shakti divina, por lo tanto a través de un complicado ceremonial en
el que la mujer desnuda es adorada como divinidad, se hacen invocaciones y diversos ritos, cuya finalidad es
la de purificar todo el acto para que conduzca a una mayor unión con el Poder supremo. Una vez excitada la
energía sexual, esto es, el semen segregado por las glándulas sexuales, hay que evitar a todo trance su salida,
con el objeto de que sea reabsorbido, dirigiendo así la energía puesta en marcha hacia Kundalini, para despertarla.
En la ejecución de esta práctica no se da especial importancia al placer ni a la satisfacción, sino que se lleva
a cabo como si se estuviese trabajando con elementos químicos en un laboratorio, que es en este caso el
propio cuerpo. Se considera que el perfecto tantra-yogui ha de ser capaz de realizar el acto sexual con una
mujer de un modo normal pero sin apasionamiento, es decir, dejando que el organismo reaccione
adecuadamente y manteniendo a la vez la mente serena y completamente al margen, sin perderse ni caer en las
redes de la pasión, siguiendo con lucidez el proceso y dirigiéndolo paso a paso, hasta que se produzca la
secreción seminal, pero sin eyaculación. De este modo, con la reabsorción del semen, se incrementa directamente
la conciencia de energía.

Algunos aspectos de esta práctica han llegado a ser relativamente populares en Francia, donde se han
utilizado con fines anticonceptivos, siendo al principio motivo del consiguiente escándalo de determinado
sector. Ulteriormente se ha divulgado el método «Carezza» que guarda cierta semejanza con lo que hemos
descrito. No obstante, el espíritu que anima ambas prácticas es tan distinto que de ningún modo pueden
asimilarse uno al otro. La actitud de aspiración espiritual y de control de sí mismo del Yogui están a mucha
distancia del fin anticoncepcional o de la mera prolongación del placer que busca el método «Carezza».

Ya queda dicho que no hemos expuesto el Vajroli para recomendar su práctica, cosa por otra parte bastante
difícil, sino como un simple ejemplo de técnicas de tipo sexual, que usan algunas escuelas. Todo esto será
considerado por algunos occidentales como simple perversión espiritual, como un mero camuflaje de los
placeres sexuales bajo la apariencia de espiritualidad. Ser! simple inmoralidad. Pero, en las escuelas tántricas
hindúes donde se usan, rigen unas valoraciones distintas. Para ellas una cosa es moral exactamente en la medida
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en que ayuda a la realización y es mala o inmoral en cuanto la impide o retrasa.

Hay, por ejemplo, una escuela que incluye entre sus prácticas la de comer carne, además del vajroli y de otras
técnicas parecidas. Ahora bien, es cosa sabida que la moral hindú se opone a comer carne, siguiendo las
normas de la Ahimsa -de la que también fue partidario Gandhi-, no queriendo hacer daño físico ni moral a
ningún ser viviente. Pero las mismas personas que viven con este espíritu, no tienen inconveniente, luego, en
comer carne como práctica tántrica.

Y es que el Tantra quiere poner el cuerpo en unas condiciones anormales por completo. El cuerpo deja de seguir
el ritmo de sus funciones habituales, rompiendo la corriente de la rutina o de la costumbre. Esto en la práctica
se hace muy cuesta arriba y exige un control absoluto de la vida afectiva, de la mente, de la respiración, de
la alimentación, de toda nuestra actividad externa e interna. El hombre llega a hacerse así dueño de su energía,
manejándola a voluntad.

El excesivo afán de divulgación de estas materias en algunos círculos de Occidente ha llevado a disparatar
sobre los fines del Tantra y más aún sobre los medios adecuados para conseguirlos. Es un error análogo al
que se da en otras formas de Yoga. Por ejemplo, acabamos de decir que las técnicas tántricas persiguen el
objetivo de despertar a Kundalini para que ascienda por Sushumna y de este modo conduzca al individuo a
la iluminación, es decir, le convierta en un ser humano realizado. Pero es un error fatal y absolutamente
contraindicado el tratar de activar la energía de Kundalini si antes no se encuentra la persona del todo
purificada. Y purificar, según el tantrismo, no es un término vago, no podemos compararlo a la idea de
purificación que tan frecuentemente usamos en nuestra moral occidental, asignándole un sentido relativo.
Purificar en el Tantra-Yoga es una palabra exacta, precisa, diríamos que científica. Purificado sólo está el
que tiene los nadis limpios, de modo que prana pueda circular libremente por ellos sin obstrucciones de
ningún género. No se trata, pues, de un concepto aproximativo.

Para practicar el Tantra-Yoga primero debe existir una purificación de la mente, de la psique en general y del
cuerpo. Y esto exige una ascesis a toda prueba. Sólo entonces, cuando el cuerpo está limpio -y al decir cuerpo
nos referimos a las envolturas, o sea, cuerpo físico, pránico, afectivo y mental-, los esfuerzos del sadhaka o
estudiante pueden concentrarse para estimular la energía de Kundalini. Si el discípulo, creyéndose más
inteligente que su maestro, empieza a realizar prácticas para estimular y despertar a Kundalini, sin antes
haberse purificado bien, puede ser que movilice esta energía pránica del centro Muladhara. Pero, cuando
Kundalini llega a subir después de un prolongado esfuerzo nada fácil, y encuentra en su camino un cuerpo
sutil obstruido, quema a su paso todo aquello que no está en las debidas condiciones. Damos a la palabra
quemar un sentido físico, pero además un sentido vital, pránico, pues la energía de Kundalini es de un
potencial muy superior al de la energía ordinaria y requiere hallar un camino expedito y adecuado. La persona
se transforma fisiológicamente en su columna vertebral, y por lo tanto, en su sistema nervioso, produciéndose
una serie de anomalías según la altura a que haya tenido lugar el trastorno. Puede ocurrir, por ejemplo, que
la energía suba sólo hasta el primer chakra Svadhistana, deteniéndose en él, sin pasar delante porque la persona
no ha conseguido la purificación total de sus vehículos ni el previo control de este chakra. Y entonces, al
quedar elevado el potencial energético de dicho chakra por la nueva energía, el sujeto empieza a experimentar
un aumento desmesurado de sus apetencias e impulsos sexuales, convirtiéndose en un maníaco sexual, sin
posibilidad de autocontrol.

No se puede jugar con Kundalini, porque es jugar con fuego. Por desgracia se venden en Occidente algunos
libros de Yoga que hablan con inexplicable irresponsabilidad de las prácticas para hacer despertar directamente
a Kundalini. En ellos se aconsejan determinados ejercicios asegurando que al cabo de pocos meses se habrá
logrado despertar a Kundatini. Existen numerosos precedentes de personas que han trabajado de esta manera
con gravísimas consecuencias. De ahí que queramos poner muy en guardia contra la práctica indiscriminada de
las técnicas tántricas.

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2. PREPARAClÓN PARA LA PRACTICA DEL TANTRA-YOGA

La preparación para el Sadhana clásico o práctica de las técnicas clásicas del Tantra-Yoga es muy rigurosa.
Abarca un control completo de la alimentación y del sueño, una dedicación a la lectura y el estudio de
determinadas materias, una purificación y concentración de pensamiento y la búsqueda sincera y firme de la
realidad o de la unión con la divinidad. Luego, todavía dentro de la fase preparatoria, sigue la práctica de
determinadas técnicas destinadas a la purificación del cuerpo sutil, especialmente de los nadis. Todo ello bajo
la estrecha vigilancia de un experto gurú.

a) El sadhaka o alumno. Es el discípulo que emprende el trabajo yóguico o sadhana. No sirve cualquiera
para ser un buen sadhaka del Tantra-Yoga clásico.

Requisitos de todo buen discípulo para dedicarse al trabajo tántrico son:

- Gozar de buena salud y vitalidad corporal. De lo contrario el sadhana no deberá ser tan rígido. Por esta
razón, la mejor edad para emprender el sadhana es la juventud, por más que por este lado los inconveniente
no sean absolutos.
-Una mente sana bien integrada y lo más tranquilizada posible. Para ello es necesario siempre un trabajo de
preparación, consistente en una ascesis o purificación de toda la personalidad:
- moderación en el comer y en el dormir;
- dominio de las pasiones tanto de las carnales y sensuales -lujuria, deseo de comodidad y lujo -, como de las
espirituales -orgullo, falsía, charlatanería, autojustificación, etcétera;
- una conducta que emane amabilidad, nobleza y paciencia;
- confianza en el gurú;
- ardiente deseo de liberación.

Todos estos requisitos, excepto el de la salud corporal y mental, está claro que no se exige tenerlos ya de un
modo perfecto desde el principio, aunque sí una disposición total de la voluntad en este sentido.

El sadhaka que se encuentra en estas condiciones puede empezar un buen sadhana.

b) La alimentación y el sueño. La gula o glotonería está reñida con el sadhana. Pero, además, dentro de la
templanza o moderación en el comer entra una selección de la alimentación, porque el Tantra distingue entre
alimentos puros y alimentos no puros. No es que los considere de suyo puros o impuros e n un sentido
religioso, como ocurre en algunas religiones, sino que en la visión total del hombre y del cosmos que ofrece
el Tantra no existe nada que esté desligado de la espiritualidad y por lo tanto del sadhana es decir del trabajo
mental o búsqueda de la liberación. Concretamente, la alimentación tiene influencia, no sobre un chakra
determinado, sino sobre la calidad de energía que circula por todos los chakras, es decir, sobre la calidad de
prana. «La pureza del alimento conduce a la pureza de la mente» dice el Swami Sivananda. Nada contrapuesto
a la dietética occidental que aconseja distintos tipos de alimentación según la clase de trabajo a que se dedique
el hombre.

Existen tres clases de alimentos: sáttwicos, rajásicos y tamásicos, en correspondencia con los tres tipos de
gunas o ritmos de la naturaleza: sattwa, rajas y tamas. Sattwa corresponde a 1a armonía o equilibrio entre las
fuerzas. Rajas guarda relación con todo lo que es impulso violento, pasión, excitación. Tamas está relacionado
con todo lo que significa perseverancia mecanica, y por lo tanto con la mente obtusa en un sentido materialista,
cerrado, conservador a ultranza, que puede traducirse en una obstrucción a la marcha ascendente y renovadora.
Según esto, Rajas es el impulso expansivo, Tamas el sentido conservador y Sattwa el equilibrio entre las fuerzas.

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Ni que decirse tiene que el alimento óptimo para el sadhaka es el sáttwico y que en él predomina la
tendencia vegetariana: fruta fresca, vegetales de toda índole y además leche, productos lácteos y pan. Asimismo
manteca con azúcar y almendras en agua. Aunque se considere que la dieta a base de fruta fresca y leche es
la que más facilita el sadhana mental y la que mayor cantidad de energías espirituales produce. La alimentación
sáttwica purifica poco a poco la calidad de prana y produce gradualmente una clarificación del cuerpo sutil,
ayudando a aumentar la claridad mental.

No obstante, personalmente, he comido en un Ashram y aceptado la delicadeza del superior que me invitaba
a participar de su plato, no pudiendo resistir apenas el sabor terriblemente fuerte y picante de la cucharada
que tomé, pues por lo visto en su comida usaban a discreción las especias. Y es que el Yoga está lleno de
espíritu de libertad. No existe una regla uniforme, cuando no es necesario. En la selección de los alimentos,
la regla suprema es adaptar la alimentación a la propia constitución física, aunque siempre a ser posible dentro
de una dieta sáttwica.

Los alimentos rajásicos y tamásicos están prohibidos, no en un sentido moral, sino en cuanto contraindicados
para el trabajo tántrico. Alimentos rajásicos son los ácidos, picantes, excesivamente calientes, amargos, los
huevos, carnes, pescados, conservas, ajos, cebollas, comidas pesadas, licores alcohólicos, etc., que se consideran
peligrosos porque excitan las pasiones y nublan la mente. Alimentos tamásicos son todos los alimentos pesados
y en general todas las comidas bastante abundantes, de suyo perjudiciales para la salud, si no se tiene una
excelente capacidad asimilativa. Los alimentos tamásicos producen sueño y embotan la mente.

La regla de prudencia en la alimentación la da Krishna en el Bhagavad Gita: «El éxito en el Yoga no es


para el que come mucho o muy poco ni para el que duerme mucho o poco». Y esta templanza debe llegar a
evitar incluso que el pensamiento y el deseo se vayan tras los alimentos, lo que la facilitará mucho.

De todos modos, en algunos períodos se prescribe el ayuno, que ayuda a la concentración y purificación de
la mente.

En cuanto al sueño, la moderación exige dormir de modo que ni se padezca de falta de sueño ni tampoco
se duerma con exceso por pereza o indolencia. El control del sueño lleva a ir dominando los momentos de
dormirse y despertarse, de modo que se tenga un dormir reparador en el momento en que se desee y que uno
se despierte cuando quiera. Forman, como se ve, un conjunto de normas muy útiles también para
el hombre occidental y que recomendamos.

c) Lecturas, pensamientos y búsqueda de la realidad. Las lecturas y el estudio de las materias que indica el
gurú sirven para poner en ambiente y facilitar la elevación del pensamiento. Es otro punto que también puede
aprovechar el hombre occidental para hacer más eficaz su trabajo espiritual o sadhana. Sabiendo siempre que
la lectura alumbra, pero sólo la práctica hace avanzar. Pero la lectura ha de ser concentrada y pensada. Una
lectura rápida no produce dentro fruto ni hace brotar el deseo firme de liberación. El lema en todo es la
profundidad.

El pensamiento ha de estar siempre alejado de toda bajeza y volver una y otra vez hacia el deseo de liberación
y la búsqueda de la realidad de sí mismo y de las cosas.

d) El gurú o maestro. Gurú es el hombre que ha alcanzado la realización. En algunos Yogas, como el
Bhakti-Yoga, puede tal vez bastar el propio esfuerzo y deseo firme y sincero para llegar a la liberación, pero
aún entonces es muy recomendable poder dirigirse a un gurú, por lo que no hay que preocuparse, pues si existe
un verdadero y profundo deseo, el gurú aparece y viene siempre como enviado por Dios. Sm embargo, en el
Tantra-Yoga el gurú es de todo punto necesario, al menos para la práctica de las técnicas clásicas. De ahí,
nuestra prohibición de meterse por este camino sin la seguridad de tener al lado un verdadero gurú que pueda
guiar con pleno conocimiento en cada uno de los pasos que conducen a la liberación.
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El trato con el gurú es en el Tantra, como en todos los Yogas, reverencial y humilde, como para con el
mismo Dios, ya que el gurú conoce bien l a realidad y está identificado con Brahma. Su palabra es cierta,
porque habla desde su estado de iluminación. Y su influencia es incluso capaz, para quien está preparado, de
conducirle instantáneamente a la realización. Lo que ocurre es que la inmensa mayoría estamos identificados
con el cuerpo o con nuestras cosas o con nuestra mente y nuestro yo personal y por eso se necesita todo un
proceso de desidentificación, que en el Tantra se logra purificando primero los nadis y despertando luego a
Kundalini. Y aquí sí que la presencia de un gurú se hace necesaria so pena de exponerse a los mayores
peligros, conforme hemos prevenido ya en páginas anteriores.

3. TÉCNICAS PURIFICATORIAS DE LOS NADIS, CHAKRAS Y CUERPO SUTIL

Una de las condiciones necesarias para practicar las técnicas clásicas que hacen despertar directamente a
Kundalini es tener los nadis y el cuerpo sutil perfectamente purificados. Sin las técnicas purificatorias, el
intento de despertar directamente a Kundalini se hace más difícil y el yogui se expone a desencadenar sobre sí
trastornos psíquicos y aun enfermedades muy graves. Muchas de estas técnicas son comunes con las del
Hatha-Yoga y vamos a exponerlas aquí, no para que el lector las practique, sino como simple ilustración. Se
trata de técnicas muy especializadas que utilizan funciones orgánicas y procedimientos que en Occidente
solemos considerar poco limpios, poco elevados y poco o nada relacionados con la vida espiritual. Por eso
chocan y hasta repugna a nuestra mente que tales prácticas puedan guardar relación alguna, por ejemplo, con
un estado de contemplación. Pero, no obstante, en la personalidad humana, de hecho, todo forma un sistema
único de energías que se ayudan entre sí por una estrecha interdependencia y la inteligente espiritualidad es
aquélla que sabe utilizar todas las energías, las centraliza, las integra y las vive de un modo unitario desde el
centro superior.

Descripción de las prácticas purificatorias. Los Shat Karmas o prácticas purificatorias clásicas son los
siguientes:
Dhauti,
Basti,
Neti,
Uddiyana-B handa,
Nauli,
Tratak ,
Kapalabhati.

Los más usados son los dos primeros.

De cada uno de ellos vamos a hablar a continuación brevemente.

a) Dhauti. Tiene muchas variantes y su fin es la limpieza externa y sobre interna de los órganos corporales.
La forma más corriente consiste en ir deglutiendo una cinta de tela bien limpia y mojada en agua. Se empieza
el primer día tragando sólo un trocito y sacándola después de unos segundos muy lentamente, llegándose con
el tiempo a tragar toda la tela, y teniéndola en el estómago hasta cinco minutos, aunque sin soltar su
extremidad superior, que se sujeta con la mano. No debe excederse este tiempo para que no comience a entrar
en el intestino, dificultando entonces su extracción. Suele llevarse a cabo esta práctica utilizando la leche como
lubrificante. Y siempre se efectúa con el estómago del todo vacío. Las primeras veces el intento ocasiona
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vómitos y molestias, que van disminuyendo a medida que pasa el üempo hasta desaparecer por completo. Por
eso no se practica más que una o dos veces a lo sumo por semana, y siempre por la mañana.

Se atribuyen a esta clase de Dhauti notables efectos secundarios, como el de curar todas las enfermedades
del estómago y otros trastornos.

b) Basti. Su práctica tiene también variantes.

Tiene por objeto la limpieza del intestino grueso y especialmente del recto. Entre sus variantes la que más
suele usarse es la siguiente: Se coloca el discípulo en cuclillas o en determinada postura de Hatha-Yoga sobre
un cubo de agua, y entonces se introduce en el ano un canuto de bambú, previamente untado de aceite o
vaselina por uno de sus extremos, o una jeringa, con el fin de hacer entrar agua en los intestinos, moviendo
luego los músculos abdominales y expeliendo finalmente el agua también por el ano. Tampoco se recomienda
ejecutarla diariamente. Y se le atribuyen importantes efectos curativos de la constipación intestinal, hidropesía,
trastornos urinarios, etc.

c) Neti. Se utiliza para limpiar las fosas nasales, facilitando así la respiración, tan importante en el Tantra.

Se practica introduciendo un hilo fino que no sea muy débil, a fin de que no se rompa, en uno de los orificios
nasales por uno de sus extremos, sujetando con seguridad el otro extremo, e inspirando suave y continuamente
hasta que pase hacia adentro. Cada día se insiste un poco más, de modo que al fin se logre que el hilo entre
por uno de los orificios nasales y salga por el otro, cuidando de no hacer ninguna violencia para evitar daños
en los tejidos. Las primeras veces esto provoca estornudos y resulta muy molesto, cosa que después desaparece.

d) Uddiyana-Bandha. Es un ejercicio de contracción abdominal y de respiración controlada. Se suele practicar


antes del Nauli. Dejamos su descripción para exponerla en su lugar, cuando hablemos de las técnicas modernas
que reco mendamos.

e) Nauli. Sirve para vigorizar y estimular las vísceras abdominales. Se ejecuta siempre teniendo como
preámbulo al Ud diyana Bandha. El Nauli es un ejercicio complicado de contracciones y movimientos
enérgicos del estómago e intestinos.

Con las piernas separadas y apoyando las manos en los muslos, mientras se encorva la espalda, se practica
el Uddiyana Bandha. Entonces, se contrae la parte izquierda y derecha del abdomen a la vez dejando sin
contraer la parte central. Así todos los músculos quedan formando una línea en el centro del abdomen. Y a
continuación se mueve ese haz de músculos hacia el lado derecho y luego hacia el izquierdo, haciéndolos rotar
en forma circular. Y, después, en la dirección inversa, es decir, rotándolos de izquierda a derecha. Cuando
este ejercicio cuesta, se hace por partes, recibiendo diferentes nombres. Vienen también a veces dolores y
molestias, que luego desaparecen. Se atribuyen a la práctica del Nauli beneficiosos efectos para la salud, sobre
todo para el aparato gastrointestinal.

f) Tratak. Es un ejercicio que refuerza y relaja la energía visual. Consiste en quedarse mirando a un punto
fijo o a un objeto sin pestañear hasta que salten las lágrimas. Además de un ejercicio purificatorio es también
muy útil para aumentar el poder de concentración y fijación de la mente y en general para conseguir el control
mental.

Como punto de focalización de la mirada se puede escoger una señal en la pared, por ejemplo un punto
bien visible pintado en un papel y colgado de la pared. El papel de color, mejor amarillo, y se pinta en él un
círculo rojo de un centímetro de diámetro. Se puede también mirar a una estrella por la noche, o a un punto
en el horizonte lejano, o a las propias pupilas reflejadas en un espejo, o al entrecejo de otras personas o a los
ojos de una fotografía, sobre todo si es la de una persona realizada, como el propio gurú. Hay yoguis que
llegan a practicar el Tratak mirando al sol, cosa muy expuesta y que sólo puede llevarse a cabo sin perjuicio
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bajo la guía de un gurú muy experimentado. En el momento en que sale el sol, los rayos no son tan fuertes
y además se considera que la salida del sol es un instante de expansión de energías de un gran poder, siendo
por este motivo mejores aún los efectos del Tratak.

Al principio, el Tratak sólo dura dos minutos, aumentando cautelosamente este tiempo hasta llegar incluso a
fijar la mirada durante dos o tres horas seguidas sin parpadear.

Cuando se ha terminado el ejercicio se cierran los ojos y se trata de reproducir interiormente el mismo objeto,
que surge con mayor o menor claridad y precisión.

El Tratak de los ojos debe ir unido al mental, o sea que también la mente debe fijarse en el objeto, evitando
el dejar la mientras tanto divagar.

Al principio duelen los ojos. Y si se realiza Tratak sobre el sol, se hace necesario ungirlos durante la noche
con miel, lo mismo que untarse la cabeza con algún aceite ya preparado al efecto.

Aparte de los importantísimos efectos que hemos citado en cuanto excelente medio para adquirir la
concentración mental, sirve también para reforzar la vista cuando es débil.

g) Kapalabhati. Es un ejercicio que sirve para purificar el aparato respiratorio, y en particular las fosas
nasales, aclarando e iluminando toda la región superior de la cabeza, es decir, el cráneo, por lo que esta
práctica recibe el nombre de cráneo resplandeciente, significado de la palabra sánscrita kapalabhati.

Se le atribuyen beneficiosos efectos para el aparato respiratorio, como la curación del asma y de los espasmos
bronquiales y la tonificación de la sangre, con curación de anemias y limpieza de todas las impurezas que
pueda llevar el precioso líquido vital.

Téngase en cuenta que el kapalabhati es un ejercicio de Pranayama o respiración controlada, y, como tal,
entra ya dentro de las técnicas destinadas inmediatamente a despejar el camino de los nadis de todo cuanto
pueda obstruir el paso de Kundalini en el momento en que esta energía despierte y se ponga en marcha desde
el chakra Muladhara hacia el Sahasrara.

Su descripción detallada figura en la Tercera Parte de esta obra, entre las técnicas de Hatha-Yoga que
aconsejamos.

4. TÉCNICAS PARA DESPERTAR A KUNDALINI

Todo lo que llevamos dicho forma la preparación tanto corporal como afectiva y mental para preparar al
yogui a llevar a cabo con éxito las técnicas destinadas directamente a despertar a Kundalini.

Veamos ahora cuáles son estas técnicas.

Esencialmente consisten en una continuación de las prácticas anteriores, a las que se añaden ahora otras
de un gran efecto sobre la energía Kundalini. Estas técnicas tienen dos aspectos:

Aspectos psíquicos
Visualización
Concentración
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Repetición de Mantrams

Aspectos físicos
Asanas
Pranayama
Bandhas
Mudras

Hemos hecho la clasificación en aspectos, porque estas técnicas, aunque pueden practicarse
independientemente, suelen unirse en una dos, una física y otra psíquica, de modo que forman así en realidad
dos aspectos de un solo ejercicio. Por ejemplo, la visualización, aunque pueda realizarse ella sola, suele unirse
a la práctica de técnicas propiamente físicas, como los asanas, formando así un ejercicio combinado de
concretísimos y fuertes efectos.

Aspectos psíquicos

a) Visualización. Es un ejercicio de la imaginación perfectamente controlada. Consiste en tratar de ver interior-


mente cosas bien concretas, de modo que de ninguna manera se deje nunca que la imaginación divague o se
vaya por otros caminos, sino que con entera presencia interior de sí mismo y con el más perfecto dominio de
las propias facultades el yogui pone todo su empeño en ver con la imaginación lo que su gurú le i n dica. Es la
primera condición de trabajo tántrico, y el que abre el camino para poder practicar luego la concentración.

Resulta muy interesante aprender el modo de realizar bien esta técnica, porque la aplicaremos con frecuencia
en la tercera parte, al hablar de las técnicas modernas de realización tántrica.

El ejercicio de visualización debe practicarse en un estado de la más completa relajación muscular posible y
con la mente serena y tranquila. En este estado interior, el yogui empieza la visualización imaginativa de lo
que el ejercicio que practica requiere. Por ejemplo, se visualizan los chakras, pero, con tal claridad y precisión
de todos sus detalles como si en realidad se estuviesen viendo. O se visualiza una imagen divina, simbolo de
f uerzas que el yogui quiere incorporarse. A este ejercicio suele seguir otro de identificación con la divinidad
representada.

Las más frecuentes visualizaciones del Tantra clásico se hacen sobre las energías y sobre los pantras y
mandalas, representacioneses de sistemas de fuerzas básicas, que son muy complicados y laberínticos.

b) Concentración. Sobre lo visualizado se ejercita la concentración. Se trata de reunir toda la atención de la


mente en un solo punto, sin dejarla que anda divagando o se mantenga difusa. Para ello es necesario superar el
estado mental del hombre corriente, de gran inestabilidad y movimiento de ideas, pasando por etapas sucesivas
a una total desdentificación de sí mismo y de sus propios estados, manteniendo perfecta presencia de sí mismo,
activa y continua por el que uno se hace dueño del manejo de su propia mente, pudiéndola concentrar con toda
su potencia donde le interesa.

El yogui se ejercita en una serie de prácticas conducentes a este estado activo y de plena posesión de sí
mismo. Entre ellas figuran técnicas del Raja-Yoga, tales como quedarse mirando interiormente el fluir de sus
propios procesos mentales en continuo ir y venir, sin dejar en ningún momento de vivirse a sí mismo como
sujeto de todo lo que ocurre, repitiendose: yo pienso esto, ahora soy yo quien piensa esto, y ahora esto otro,
etc. Poco a poco, va percibiendo que entre una idea y otra existe un vacío, y asiste a todo ello como si fuese
pastor de un rebaño propio, desidentificándose de sus procesos y sintiéndose aparte de ellos. Así va centrándose
de manera más profunda y adquiere la capacidad de manejar a voluntad su mente y toda clase de formas
mentales.

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La concentración tiene tres fases: una preparatoria y tres propiamente dichas, que son: Pratyahara, Dharana,
Dhyana y Samadhi. De ellas hablamos en la parte tercera, al exponer sucintamente el método seguido por el
Raja-Yoga.

c) Repetición de mantrams. Los yoguis dedicados intensamente y absorbidos por el sadhana tántrico repiten
sin cesar frases muy cortas y de gran contenido, llamadas mantrams. Un mantram es un sonido místico cuya
sonoridad tiene el poder de despertar la energía de su mismo tipo. En la representación simbólica de cada chakra
figura el mantram correspondiente. Los sadhakas o discípulos deben repetir los mantrams que les indica su
gurú, con una insistencia incansable, sin permitirse descanso, primero verbalmente, luego tan sólo con la mente,
aún en la noche, de modo que también lo hagan en sueños. Esta repetición tiene que guardar un ritmo
determinado. Es importante que se reciten sólo los mantrams que dicta el gurú, ya que se trata de sonidos que
no puede conocer un profano en la materia. El poder de los mantrams es tan grande que se considera que su
sola pronunciación por el gurú sería suficiente para despertar a Kundalini y provocar la realización en el
discípulo debidamente preparado.

El mantram por excelente es OM , sonido de Brahma, con el cual se identifica.

En estas técnicas de visualización, concentración y repetición de mantram los yoguis-sadhakas deben


consumir muchas horas al día, aunque siempre bajo la severa y estricta dirección de su gurú.

Aspectos físicos:

Vamos a describir a continuación los ejercicios físicos más usados por las diferentes escuelas para despertar
a Kundalini. Ya hemos indicado antes que ellos solos no se practican nunca, sino que deben ir unidos a un
ejercicio psíquico de visualización y concentración y además a la repetición de los mantrams correspondientes.
Y todo ello dentro de la vida perfectamente reglamentada, tanto moralmente, como en cuanto al sueño,
alimentación, etc., con frecuentes ayunos y un vehemente deseo de realización.

ASANAS

La práctica de los asanas, en cuanto ejercicios del Yoga tántrico persiguen el objetivo, primero de purificar
determinados chakras, para preparar el despertar de Kundalini. Pues, si Kundalini encuentra los chakras llenos
de impurezas, se produce una congestión de energía que causa serios trastornos, pudiendo incluso quemar los
tejidos. Pero además, ya de suyo, los asanas tienden a producir a la larga el despertar de Kundalini.

En especial las posturas invertidas y aquellas en que se hace flexionar la columna vertebral, sede del nadi
Sushumna y del sistema nervioso central, sirven para hacer aumentar la conciencia de este nadi y facilitar el
aprendizaje en el esfuerzo para dirigir hacia abajo la energía de los distintos chakras. Aparte de que hay
algunos asanas que actúan directamente sobre determinados chakras, como veremos explícitamente en la parte
tercera, siendo excelentes medios para aumentar la energía de dichos chakras para después encauzarla hacia
abajo -o hacia arriba, como es lo que entonces aconsejaremos, ya que no somos partidarios en absoluto de la
práctica de técnicas clásicas de Tantra sin las condiciones que llevamos explicadas, imposibles de cumplir en
las formas de vida occidental.

Padmasana y Siddhasana, cuya práctica recomendamos, tanto porque son posturas básicas de las que se parte
en la ejecución de otros asanas, como por facilitar la concentración mental.

Padmasana. Ejecución: Sentado en el suelo con las piernas juntas y extendidas. Doble la pierna derecha y
coloque el pie sobre el muslo izquierdo lo más cerca posible del abdomen, de modo que la planta del pie
quede al aire libre y la rodilla permanezca en contacto con el suelo. Doble ahora la pierna izquierda y coloque
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el pie sobre el muslo derecho, de modo simétrico a como ha colocado el otro pie. Mantenga la columna vertebral
recta. Las manos pueden colocarse sobre las rodillas, una encima de la otra sobre ambos talones, o con los
brazos extendidos apoyando la muñeca en la rodilla, dedos índice y pulgar unidos por sus extremos y los restantes
dedos extendidos.

Actitud mental: Actitud de reposo, de meditación. La atención debe situarse en el punto interior del entrecejo.

Observaciones: Lo importante es llegar a conseguir que la postura resulte totalmente confortable, aun cuando se
mantenga una o dos horas. Para ello es preciso que exista un buen estado de relajación general, sin menoscabo
de la corrección de la postura. Cuanto más próximo a la ingle esté el pie, más fácil resultará el asana.

La cabeza puede mantenerse erguida o bien puede doblar se hacia adelante apoyando el mentón en el pecho
(jalandhara bandha). Los ojos pueden mantenerse abiertos, semicerrados o cerrados del todo, según la clase
de empleo que se dé al asana.

FIG. 15. Padmasana o la postura del loto. Es la postura clásica para todo trabajo de concentración y de meditación yóguica.

Efectos: En el orden físico, sus efectos se limitan a una mayor irrigación en los órganos de la región
pélvica, tonificándolos y facilitando la absorción de las secreciones gonodales.

Desde el punto de vista psíquico, sus efectos son magníficos. Favorece en gran manera el recogimiento interior
y la elevación del espíritu. Debido al perfecto equilibrio de todas las corrientes del cuerpo, neutraliza
temporalmente los impulsos fisiológicos y permite una mayor soltura en la actividad psíquica, mental y
espiritual. Ésta es la postura ideal para todo trabajo serio de meditación.

Siddhasana. Ejecución: Sentado en el suelo con las piernas juntas y extendidas. Doble la pierna derecha y
coloque el talón en el perineo, exactamente entre el ano y los genitales. La planta del pie ha de quedar
tocando la cara interna del muslo izquierdo. Doble ahora la pierna izquierda y coloque el talón en el hueso
pubiano, exactamente encima de la raíz del pene, de modo que el borde inferior del pie se inserte entre el
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muslo y la pantorrilla derecha.

Como que el pie derecho estaba lindante con el muslo izquierdo, al doblar la rodilla izquierda para colocar
la pierna como se ha dicho antes, el pie derecho queda cogido también entre el muslo y la pantorrilla izquierda,
a semejanza del pie izquierdo, que queda entre el muslo y la pantorrilla derecha. Queda formada así una doble
llave de pierna que da a la postura mucha estabilidad y firmeza.

Mantenga la columna vertebral erguida. La cabeza puede mantenerse recta o inclinada formando el
jalandhara-bandha. Las manos pueden colocarse también como en el padmasana.

Actitud mental: Actitud de reposo, de meditación. La atención debe situarse en el punto interior del entrecejo.
Observaciones: Evite el causar la más mínima presión sobre los genitales, que deben quedar acomodados
entre los dos talones. Para que el pie que queda colocado encima adopte la posición conveniente, es preciso que
la pierna haga un movimiento de torsión, de modo que el talón quede más elevado que los dedos. El ejercicio
puede hacerse también cambiando el orden de las piernas.
En ningún caso conviene prolongar el siddhasana más de una hora. Con ligeras variaciones, pueden
considerarse análogos a los del padmasana.
Efectos: Los mismos efectos del siddhasana.
Sirshasana. Se describe en la tercera parte del libro.

FIG. 16. Siddhasana o postura de la realización. Es otra de las posturas que pueden adoptarse para el trabajo de concentración y de
meditación yóguica.

FIG. 17. Paschimottanasana

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Paschimottanasana. Vamos a describirle detalladamente por ser un ejercicio muy beneficioso y cuya práctica
recomendamos. Ejecución: Acostado de espaldas al suelo. Separe lateralmente los brazos del cuerpo hasta que
queden en línea recta con el cuerpo más allá de la cabeza, mientras hace una inhalación completa. Entonces,
mientras va exhalando suavemente, levanta el tronco junto con los brazos hasta llegar a la posición de sentado.
Sin parar, continúe doblando el tronco mediante la contracción de los músculos del abdomen hasta que las
manos toquen los pies, de los cuales cogerá el dedo gordo con el índice de la mano correspondiente, y la
frente se apoya en las rodillas. Permanezca en esta posición de tres a quince segundos.

Acto seguido, y mientras inspira de nuevo, levante la cabeza primero y el tronco después, hasta volver a
la posición de acostado en el suelo con los brazos extendidos más allá de la cabeza. Exhale y vuelva a colocar
los brazos al lado del tronco como en la posición de partida.

Variante l.ª Una forma más fácil de hacer este asana consiste en iniciar el movimiento a partir de la posición
de sentado, en vez de la de extendido.

Variante 2.ª Otra forma más fácil aún, para los que no pueden hacer bien las formas anteriores, consiste
en realizar el ejercicio con sólo una pierna extendida. Para ello se dobla la pierna derecha y se coloca el pie
junto al muslo izquierdo, de modo que la planta, en toda su extensión, esté tocando la parte interna del muslo,
el talón junto al nacimiento del mismo y el borde externo del pie tocando al suelo. Se hace entonces la
flexión del tronco igual que en la forma segunda, hasta que la cabeza toque la rodilla, mientras con las manos
se coge el tobillo izquierdo para ayudarse en la flexión del tronco. Se repite tres veces con cada pierna. Cuando
esta variación puede hacerse ya con facilidad, es conveniente pasar a la forma primera o segunda del ejercicio,
en las cuales éste se hace con las dos piernas juntas.

Actitud mental: La atención se sitúa a lo largo de la columna vertebral.

Duración: El ejercicio puede hacerse de tres a siete veces, pero a medida que se progresa en su ejecución,
conviene ir prolongando el tiempo de permanencia en flexión.

Observaciones: No es preciso que se esfuerce demasiado para llegar a tocar las rodillas con la cabeza. Lo
importante es que la flexión del tronco esté correctamente ejecutada, procurando no doblar con exceso la
espalda. Con la práctica aumentará la elasticidad y llegará a las rodillas sin esfuerzo alguno. Entre tanto, no
las doble. La flexión debe hacerse principalmente mediante la contracción de los músculos del abdomen.
Procure que haya continuidad a lo largo de todo el movimiento, sin brusquedades ni violencias de clase
alguna. Cuando llegue al punto de máxima flexión, acuérdese siempre de relajar los músculos que no necesitan
estar activos para mantener la posición; observará que son numerosos. Al final de cada ejercicio, relájese bien.

Efectos: La contracción de los músculos abdominales comprime las vísceras. Los músculos posteriores de
los músculos son asimismo estirados. Aumenta, pues, la flexión de estos músculos, y la mejor circulación de
sangre provocada eleva su tono vital. Aumenta la circulación a lo largo de la columna vertebral con gran
beneficio del tejido nervioso. La compresión ejercida sobre las vísceras abdominales durante todo el ejercicio
estimula su funcionamiento, y en especial la actividad peristáltica de los intestinos. En efecto, hecho
correctamente, se considera a este ejercicio como el mejor remedio de la constipación intestinal o estreñimiento.
Los nervios que tienen su raíz de origen en el extremo inferior de la columna y que inervan los órganos
pélvicos son estirados y tonificados de modo muy efectivo, y estos mismos órganos (sexuales, recto, vejiga y
próstata) son irrigados con mayor abundancia y comprimidos, de todo lo cual salen evidentemente
beneficiados. Se ha demostrado que cura también el lumbago crónico y los dolores procedentes del nervio
ciático. Excelente contra la obesidad. En resumen, éste es uno de los asanas más beneficiosos del repertorio
yóguico, por lo cual no debe faltar en ningún programa o plan de ejercicios, por abreviado que sea.

Psíquicamente produce una gran sensación placentera de ligereza y «limpieza» en el abdomen. Aumenta el
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dominio sobre el cuerpo y la confianza en uno mismo. Seguridad y decisión.

Sarvangasana. Se describe en la tercera parte del libro.

M atsyasana. Se describe en la tercera parte del libro.

FIG. 18. M ayurasana

Mayurasana. También recomendamos la práctica de este asana. Ejecución: Arrodíllese en el suelo con las
rodillas separadas. Apoye las manos en el suelo con los dedos mirando hacia adentro; siéntese sobre los talones
y apoye los codos en el abdomen. Inclínese hacia adelante hasta que la frente se apoye en el suelo. Transfiera
ahora todo el peso del cuerpo sobre estos tres puntos: los dos codos y la frente. Levante a continuación
lentamente las piernas y extiéndalas hacia atrás. Equilibre el peso del cuerpo de modo que pueda levantar
también la cabeza y se sostenga exclusivamente sobre las dos manos manteniendo el cuerpo en una plancha
horizontal. Mantena la posición todo el rato que le sea posible. Para deshacerla, proceda exactamente en sentido
inverso y con lentitud. Nunca se deje caer de golpe.

Actitud mental: La atención será dirigida al abdomen, donde se apoyan los codos, y a lo largo de toda la
columna vertebral.

Duración: Empiece manteniendo la postura sólo diez segundos. Aumente progresivamente la duración hasta
llegar al límite de dos minutos.

Efectos: Debido a la gran presión intraabdominal que ejerce esta postura beneficia extraordinariamente todos
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los órganos del abdomen. Se asegura que, además de curar todos los trastornos del aparato digestivo, cura la
diabetes, debido a la especial acción sobre el páncreas. Psicológicamente, este ejercicio produce un efecto muy
estimulante sobre todo el psiquismo. Su efecto se compara al que produce una descarga de adrenalina.

Vajrasana. Se describe en la tercera parte del libro.

Kukutasana. Entre los asanas destaca por su eficacia para despertar a Kundalini el Kukutasana. Lo usan
algunas escuelas incluso como asana casi exclusivo para conseguir la postura de padmasana y, apoyando las
palmas de las manos sobre el suelo, sea fuera o dentro de los pliegues que forman las piernas al doblarse las
rodillas en esta postura, ir elevando todo el cuerpo sin mover la postura de las rodillas, y dejarse luego caer
de golpe sobre el suelo. Estos golpes repetidos contra el suelo, de las nalgas y de toda la parte inferior hasta el
extremo de la columna vertebral, hace que vaya desper tando Kundalini.

BANDHAS Y MUDRAS

Además de los asanas propiamente dichos, se usan en el Tantra muy especialmente los bandhas y los mudras,
que son también posturas, pero no de todo el cuerpo sino de determinadas partes. Bandhas y Mudras tienen en el
Tantra clásico un papel muy importante en el intento de despertar a Kundalini.

Bandhas o contracciones musculares

Mula-bandha. Es una contracción de los esfínteres anales que se hace en determinados ejercicios asánicos o
de pranayama.

Jalandhara-bandha. Se describe en la tercera parte del libro.

Uddiyana-banha. Se describe en la tercera parte del libro.

M aha-bandha. Se coloca el talón izquierdo en el ano, la pierna derecha se extiende, la nariz queda sobre la
rodilla derecha, se sujeta la planta del pie con las palmas de las manos y los pulgares vienen a colocarse
sobre la pun ta del pie.

FIG. 20. M aha-mud ra

Mudras o gestos rituales

Maha-Mudra. Es el más importante de los mudras. Para practicarlo se presiona el ano con el talón izquierdo
y luego se estira la pierna derecha. Después se sostienen los dedos del pie con las dos manos, mientras se
inspira y se retiene el aire dentro de los pulmones. A continuación se practica el jalandhara-bandha, es decir, se
presiona con firmeza el mentón contra el pecho, fijando la vista en el entrecejo y se permanece en esta postura
todo el tiempo posible. Finalmente se deshace la postura mientras se expulsa el aire lentamente.
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Primero se practica con la pierna izquierda y luego con la derecha.

Se adjudican a este mudra la curación de las hemorroides y otros efectos muy buenos. Pero el más importante
para el sadhaka es su eficacia para despertar a Kundalini.

Yoga-Mudra. E jecución: Recomendamos la práctica de este mudra. 1ª Variación: Posición inicial parecida
a la del vajrasana, pero con las rodillas y los pies algo separados, Y sentado en el suelo entre los talones.
Los brazos en la espalda cogiendo la muñeca derecha con la mano izquierda. Se inspira lenta y profundamente.
Se retiene unos segundos el aire, y después, espirando, se inclina profundamente hacia delante hasta que la
frente toque al suelo. Se procura que las nalgas se levanten lo menos posible del suelo al inclinarse. Se
permanece en esta posición cuanto tiempo sea confortablemente posible. Después, se incorpora de nuevo poco
a poco y se inspira con suavidad. Se termina el ejercicio con una lenta espiración.

FIG. 21. Yoga-mudra

2.ª Variación: Sentado en Padmasana. Se hace una inspiración completa. Se ponen los brazos a la espalda,
se coge la muñeca derecha con la mano izquierda. Mientras espira lentamente, se inclina hacia delante hasta qe
la frente toque al suelo. Se permanece así, sin respirar, el tiempo que sea posible. Se incorpora entonces poco
a poco al mismo tiempo que se hace una respiración. Se espira y descansa.

3.ª Variación: Sentado en Padmasana. Se cierran las manos de modo que los dedos anular y meñique rodeen
el talón correspondiente. De esta manera, al inclinar el tronco hacia adelante, los puños harán presión en la
parte inferior del abdomen. Se sigue entonces el ejercicio igual que en la variación 2.ª.

Actitud mental: La atención debe estar dirigida a la frente y al entrecejo, con una actitud de sumisión y
sencillez.

Duración: El ejercicio puede hacerse de dos a cinco veces.

Observaciones: Es posible que al principio no consiga llegar a tocar el suelo con la frente. Como ya
hemos dicho repetidas veces, no hay por qué preocuparse de ello, ya que con la práctica aumentará la
elasticidad en el grado suficiente para completar el ejercicio.

Efectos: Masaje intraabdominal y refuerzo de la región lumbar. Remedio magnífico contra el estreñimiento
en todas sus formas. Tonifica todas las vísceras abdominales y desarrolla los músculos del abdomen.

Psicológicamente, produce un estado de ánimo plácido y sencillo.

Kéçari-Mudra. Es también muy importante y consiste en irse seccionando muy lentamente el frenillo de la
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lengua, de forma que al final de varios meses de práctica se puede pasar la lengua hacia dentro y obturar el
paso entre boca y faringe, deglutiendo prácticamente la lengua, con lo que se consigue un estado de contración
de energías muy completo. De ningún modo debe intentarse esta práctica, así como ninguna de las que no
recomendamos expresamente.

Vajroli-Mudra. Ya descrito anteriormente, al comienzo de esta segunda parte, consiste en producir la


secreción del semen sexual evitando su eyaculación, aunque reviste muy diversas variantes.

Observaciones. Existen muchos otros bandhas y mudras, que no especificamos para no alargar esta breve
sipnosis informativa.
La práctica de bandhas y mudras se efectúa siempre en regiones importantes del cuerpo, donde se considera
que existe una gran acumulación de energía, con el fin de activarla y dirigirla hacia donde duerme Kundalini.

Por ejemplo, la contracción del ano o Mula-bandha produce una descarga de la energía que existe en este
punto y que el sadhaka debe aprender a concentrar en el final de la columna vertebral. Practicando Mula-
bandha y aprendiendo a estar atento a la sensación que viene de allí, visualizando la marcha de la energía
hacia el Muladhara, golpea a Kundalini, hasta despertarlo.

Igualmente, cuando practica Uddiyana-bandha, o fuerte contracción del abdomen, libera una gran cantidad
de energía, que mediante la visualización y concentración aprende a dirigir hacia abajo, hacia el M ulad hara.

En la práctica del Jalandhara-bandha se moviliza también una energía ubicada en el chakra Vishudda, que
se hace descender hacia el M ulad hara.

Que no se trata de simples hipótesis, sino de hechos comprobados por la experiencia, nos lo da ya a entender
el simple intento de llevar a cabo estas técnicas, pues incluso cuando hacemos una contracción del ano,
sentimos con frecuencia cierto escalofrío, efecto de la descarga de energía producida, y de modo semejante al
hacer Uddiyana-bandha se siente una sensación de hormigueo y a veces también un escalofrío muy intenso,
que viene hacia arriba, hacia la cabeza y es precisamente un indicio de la energía que sube. No obstante, esto
no es sino un indicio, ya que las verdaderas pruebas las ofrece la experimentación multisecular llevada a cabo
por los innumerables yoguis que han llegado a ser verdaderos gurús.

PRANAYAMA

Es un proceso por el que se regula la energía pránica mediante el control de la respiración. Se realiza a través
de una serie de técnicas o ejercicios muy precisos. Todo ejercicio de Prana yama consta, como veremos, de
tres fases o etapas, a saber: puraka o inspiración, kumbhaka o retención y rechaka o expulsión del aire.

Puraka es la asimilación de energía pránica, y sus efectos son estimulantes. La fase más interesante desde
el punto de vista tántrico es la de kumbhaka o retención. Entonces la mente tiene mayor capacidad y facilidad
para concentrarse. El yogui se ejercita en las prácticas de Prana yama hasta tener una capacidad de kumbhaka
de bastantes minutos, al principio tres, cinco, ocho, pero los más adelantados llegan a mantenerse en ella hasta
una hora. Durante este tiempo el yogui aprende a centrar toda su mente en la región inferior, entre ano y
genitales, donde está situado el chakra Muladhara, visualizándolo, y toda la energía de Kundalini empieza
lentamente a dinamizarse y a elevar la cabeza, iniciando su subida por el nadi Sushumna. Se debe a que el
cese del ritmo de respiración deja sin prana los conductos laterales Ida y Pingalá, siendo entonces el mejor
momento para hacer pasar a Kundalini a lo largo de Sushumna.

Se comprende que antes de llegar aquí el yogui ha de haber practicado muchos ejercicios rítmicos de

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Pranayama tántrico, es decir, de respiración con visualización de la energía que entra y pasa a lo largo de Ida
y de Pingalá -recuérdese la inserción de estos nadis con los orificios respectivos de la nariz. Por ejemplo, el
sadhaka visualiza la entrada de prana mientras inspira por uno de los orificios, el de Ida; luego, cuando retiene
la respiración, visualiza que la energía golpea sobre el centro Muladhara; y finalmente espira. Lo mismo hace
después por la otra ventanilla de la nariz con Pingalá, dirigiendo semejantemente la energía.

Como se ve el Pranayama en el Tantra-Yoga no es sólo un medio para perfeccionar la respiración, ni siquiera


para inducir estados mentales, aunque también incluya estos efectos, sino que sobre todo se utiliza para dirigir
prana hacia el lugar al que el interesado desee.

Pero veamos las técnicas principales del Pranayama tántrico:

l. S ukha Purvak. Es la técnica de Pranayama tántrico más tradicional e importante. Por este motivo, aunque
la describimos ampliamente en la tercera parte, no estará de más ofrecerla resumida aquí. Consiste en una
inspiración o puraka con una retención cuatro veces mayor, y una espiración lenta, de duración igual a dos
veces la inhalación. Así que la fórmula que regula el ritmo de esas tres fases es: 1-4-2, que son los tiempos
correspondientes respectivamente al puraka, kumbhaka, y rechaka. Suele practicarse sentado en Padmasana o
Siddhasana y alternativamente por cada uno de los orificios de la nariz, empezando por el izquierdo y
cerrando el derecho con el dedo pulgar derecho.

Así que, alargando los períodos de kumbhaka, la concentración puede conseguir su máxima fuerza y por lo
tanto su máximo poder evocador y conductor de la energia.

Para comprender mejor como se conjugan con ese ejercicio, por ejemplo, los que hemos llamado aspectos
psíquicos de una técnica tántrica, diríamos que al Sukha Purvak, como ejercicio meramente respiratorio y
dinamizador de energia, se añade la concentración mental, sobre los centros, empezando por el Muladhara, y la
visualización de la divinidad correpondiente al centro en cuestión, divinidad que es una personificación de las
fuerzas del centro, y a la que no se tributa adoración religiosa, y, mientras tanto, se enuncia verbal o
mentalmente el mantram que indica el gurú con la cadencia o ritmo que él enseña.

El Sukha Purvak sirve, especialmente, para dirigir el prana que se inspira hacia un punto determinado del
cuerpo sutil, es decir, hacia un chakra concreto, el que el yogui desee activar, que en este Tantra es la energía
Kundalini del M uladhara .

Aplicaremos a este ejercicio lo que antes hemos dicho en general de todas las variedades del Pranayama.

¿Cómo dirigir el prana inspirado hacia el chakra Muladhara? Sencillamente mediante la concentración de la
mente que lo visualiza y sirve de cond.uctor qu.e dirige la energía pránica. La inhalación permite primero la
incorporación consciente de prana, pero la acción de la mente hace que este prana se dirija a voluntad hacia una
región y otra del organismo físico o psíquico. Tal vez extrañe y paezca una afirmación gratuita, pero puede
comprobarse expenmetal.mente y haremos uso de este principio yóguico en las tecnicas de la tercera parte de
esta obra.

El que hace relajación corporal hasta cierto grado profundo si se observa a sí mismo con atención vera que,
sin moverse físicamente ni efectuar tensión de ninguna clase, puede a voluntad mandar la energía que quiere
a un pie, a la cabeza a un brazo, etc. con sólo dirigir allí la mente. Y no se crea que se trata entonces de un
mero fenómeno de auto-sugestión, pues se producen efectos reales: se elev.a la temeratura de aquella región y,
a la larga, si el ejercicio se dirige hacia un chakra, se logra su desarrollo.

Pues bien, combinando los ejercicios de Pranayama. con la acción meditativa de concentración, el que trabaja
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asiduamente aprende a ver que, en efecto, puede llegar absorber una mayor cantidad de prana, siendo por
esta razon la inhalación cada vez mayor, pues se ha ejercitado para ello previamente el aparato respiratorio.
De ahí que se dé un gran kumbhaka o retención y durante esta retención se pueda mejor visualizar el
desplazamiento de prana, dirigiéndolo hacia el M uladhara.

El Sukha Purbak puede despertar por sí solo a Kundalini. Por eso la precaución que tanto encarecemos, de
no ponerse a practicar ésta ni ninguna de las técnicas que exponemos aquí, porque el despertar de Kundalini
arrastraría a la persona que lo consiguiese a los mayores desastres. Solamente pueden practicarse como simples
ejercicos de Hatha-Yoga los que expresamente hemos recomendado.

2. Kapalabhati. Descrito en la tercera parte.

3. Bhastrika. Descrito en la tercera parte.

4. Uj jayi. Descrito en la tercera parte.

5. Suryabeda. Implica respirar por la nariz derecha únicamente y sentir la penetración del prana desde los
dedos de los pies hasta el extremo de la cabeza, antes de dejar escapar de nuevo aire lentamente por la nariz
izquierda.

6. Plavini. Consiste en beber el aire como si fuera agua o alimentos, haciéndolo entrar a bocanadas en el
estómago, hasta llenarlo; el estómago se hincha un poco. Luego se expulsa el aire mediante el Uddiyana-bandha
y el hipo. Practicando plavini se puede estar sin necesidad de comer durante días.

Como se ha podido observar a lo largo de esta breve y esquemática exposición de algunas de las principales
técnicas que usan las diferentes escuelas tántricas para despertar directamente a Kundalini, tanto los ejercicios
llamados asanas, como los bandhas o contracciones musculares, los mudras o gestos y el pranayama va todo ello
ordenado a verificar una limpieza y activación de los chakras y una progresiva concentración y dirección de
prana hacia abajo para estimular esa poderosísima y misteriosa energía de Kundalini. Reforzando esta acción
física y dirigiéndola mediante la concentración mental, la visualización y la repetición d el mantram, como
hemos indicado expresamente al hablar de algunos ejercicios, en especial del Eukha Purvak. Podrá parecer, y
en efecto es así, que Kundalini despierta a fuerza de golpes, pero no sólo físicos, sino energéticos, incluyendo
en esta palabra el poder de la mente, de un modo parecido a como una ser piente puede despertar con un
bastón y con música.

Cuando al fin Kundalini despierta, se experimenta síntomas muy semejantes al despertar de una serpiente.
Se oye interiormente un silbido y se nota que algo empieza a batir y poco a poco se moviliza y endereza y
comienza a subir. Esta subida va muchas muchas veces acompañada de unas sensaciones muy intensas, que
pueden ser de hormigueo, de calor, de escozor, de quemadura, según los grados, unidas a la sensación central
de subida.

No queremos terminar esta parte sin advertir, nuevamente, en primer lugar, que no hemos pretendido trazar
aquí un cuadro completo de las técnicas clásicas del tantrismo, ni las de una escuela en concreto, sino que
hemos seleccionado de diferentes escuelas las que nos han parecido más importantes e interesantes, a fin de
que el lector occidental profano en estas materias pueda formarse una idea aproximada de lo que es el Tantra
Yoga en la realidad efectiva de sus prácticas dentro de las escuelas más acreditadas. Y además que no hemos
querido descender a detalles, porque no es nuestra intención recomendar al lector este camino directo de
trabajo o sadhana tántrico; más aún, que incluso en la India, practicado este tipo de Tantra-Yoga bajo la
dirección de un experto gurú, resulta ya de por sí muy difícil y expuesto. Así que el pretender meterse por él
sin ningún guía y en las condiciones en que se ve obligado a vivir un occidental, si se ve empujado sólo por el
atrevimiento que da la ignorancia de quien anda obcecado por el deseo de sentir cosas nuevas, de vivir
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fenómenos raros y además de caminar muy deprisa, pero sin ponderación, sin equilibrio, sin un perfecto
dominio previo de la propia personalidad y de las ambiciones, aunque sean espirituales, puede conducir a
estados desastrosos, desquiciando por completo la normalidad y causando gravísimas enfermedades corporales
y mentales. Ni por vía de experimento, ni bajo ningún pretexto debe nadie dedicarse a estimular directamente
a Kundalini.

No obstante, quien desea llegar a la realización, objetivo el más noble y elevado que puede darse en la
vida personal de un hombre, no tiene otro medio de lograrlo si no es despertando esta poderosa energía para
que se abra paso por Sushumna y produzca el espléndido efecto de la liberación deseada. ¿Cómo conseguirlo?
A responder a esta pregunta dedicamos la tercera y última parte de este libro.

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TERCERA PARTE

TÉCNICAS MODERNAS
DEL
TANTRA-YOGA

1. MÉTODO INDIRECTO DE REALIZACIÓN

Shri Aurobindo-Gose ha dado gran auge a una escuela tántrica moderna que, en lugar de querer despertar
directamente a Kundalini, por los peligros que este intento encierra, trata de hacerlo de un modo indirecto y
sin ningún peligro, aunque no menos eficazmente.

Shri Aurobindo es considerado hoy como uno de los autores que ha llegado a ser una autoridad de primera
línea en materia tántrica. A su amplia cultura occidental unió un complejo conocimiento teórico del trantrismo
y la práctica personal de las técnicas tántricas. Intervino en las luchas por la independencia de la India, y por
tal motivo fue condenado a prisión y luego desterrado. Precisamente en los largos años que pasó en la cárcel
se dedicó al Sadhana o trabajo tántrico, llegando a la realización y pasando a ser uno de los maestros
espirituales más importantes del Yoga tántrico.

Defiende que para conseguir la plena realización hay que despertar a Kundalini, pero dice que es muy
peligroso actuar directamente sobre los chakras inferiores, porque «es como estar pegando palos a un animal
dentro de una jaula». Si empezamos a excitarlo y a ponerlo furioso, no sabemos hasta dónde podremos llegar.

¿Qué hacer, pues? Hemos de aprender a purificar todo nuestro organismo sutil, mediante la purificación de
nuestra vida física, de nuestras emociones, de nuestra mente y hasta de nuestra intuición. Es decir, hemos de
hacer un trabajo previo de completa purificación, a base de una vida perfectamente controlada.

Kundalini puede ser despertado, pero no conviene usar sólo los medios físicos o las técnicas fisiológicas. Hay
que lograrlo mediante una elevación del tono vibratorio de la persona. Nosotros estamos funcionando siempre
a un bajo nivel vibratorio. Cuanto más elevemos el tono vibratorio, más honda será su acción, más adentro
penetrará y más fácilmente despertará a Kundalini. Y lo elevamos teniendo un tipo de ideas elevado, con unos
sentimientos elevados, obrando por unas motivaciones elevadas. Porque todo esto produce a la larga una
renovación de los tejidos, no sólo en su aspecto físico, que también, sino lo que es más importante, en su
aspecto pránico o energético. Así, el estudio, la meditación, la vida controlada y moral, van haciendo que la
persona se centre en sus niveles superiores, precisamente a través de Sahasrara, y entonces la Shakti o energía
espiritual de carácter positivo que existe en este chakra discernirá por sí misma y provocará sin ningún peligro
ni daño todos los cambios y transformaciones necesarios. Esta energía será la que bajará y cuando la persona
llegue a estar bien madura en todos sus niveles, despertará y llevará hacia arriba la energía de Kundalini.

2. LA SABIDURÍA DEL SENDERO MEDIO O EL FILO DE LA NAVAJA

El mismo método para despertar a Kundalini ofrece otra perspectiva:

Nosotros estamos de ordinario inmersos en el mundo de la dualidad, identificados con nuestros procesos
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fisiológicos, afectivos e intelectuales, que siempre se desenvuelven siguiendo el proceso dual: atracción-
repulsión, amor-odio, verdad, error o mentira, etc. Mientras estemos deseando algo y rechazando lo contrario,
no saldremos de la dualidad. Sólo cuando consigamos con nuestra apertura de mente, con nuestro
discernimiento, desprendernos de esa identificación con determinadas cosas y del consiguiente rechazo de las
contrarias, lograremos vivirlas con libertad interior, precisamente por estar más desprendidos de ellas de un
modo real, efectivo y constante. Se llega así a un momento en que hay un equilibrio en el funcionamiento de
nuestras energías. Ése es el instante óptico para que las energías que naturalmente se puedan producir abandonen
la dualidad y asciendan por el camino medio.

En esto consiste precisamente la verdadera sabiduría del sendero medio, de que muchas veces se habla. La
interpretación que suele hacerse de ella en Occidente diciendo que se trata de seguir siempre el término medio
de las cosas, es decir, evitar los extremos, no es sino una degeneración del sentido profundo que le da la
tradición oriental. La sabiduría de saber seguir el sendero medio se logra llegando al centro, porque el centro,
el canal o nadi Sushumna es el único camino que podemos encontrar para ascender. Mientras andemos de un
lado para otro no haremos más que movernos en un plano existencial y fenoménico. Sólo se puede trascender
todo plano fenoménico emancipándose de la atracción y repulsión de las cosas por lo menos en ciertos
momentos. Este desprendimiento hace que quede equilibrada la energía de 1da y Pingalá y pueda circular por
el nadi medio, Sushumna.

Cuando se consigue el equilibrio de que hablamos, manteniendo la mente plenamente despierta y con el poder
mental que representa haber llegado a este estado, se tiene la capacidad de realizar con un acto de voluntad
toda la potencia que hay en nuestro interior. Porque entonces la voluntad se refiere, no a las cosas, no a los
fenómenos, sino al hecho puro, simple, inmediato y profundo de ser. Cuando una persona puede actualizar esta
noción directa, inmediata de ser, la energía se canaliza directamente a través de Sushumna.

Éste es un medio de rápida realización. Pues en la medida en que actúa Sushumna, se despierta Kundalini,
porque la energía no va a través de 1da y Pingalá, y el chorro de energía cae por lo tanto sobre la cabeza de
Kundalini que obtura el nadi Sushumna.

Conviene que quede bien claro que vida del todo controlada, vida equilibrada, no quiere decir seguir en
nuestras acciones el criterio del término medio. Sino que se ha de entender en el sentido del filo de la navaja,
es decir, que siendo uno consciente de todo lo que ha de hacer y de todo lo que ha de evitar, y pudiendo
hacer ambas cosas, sabe mantener en cada momento el punto justo de lo que hay que hacer. O sea que en
este caso la acción de una persona no viene determinada por su miedo o sus temores, por las presiones de su
inconsciente, por sus ambiciones ni por sus deseos, sino por una visión serena, clara, justa de la situación
exterior, de las motivaciones interiores y de lo que ha de hacerse. Éste es el sendero medio y el andar por el
filo de la navaja. El filo de la navaja es este equilibrio inestable mantenido una y otra vez. Él es el que centra
la conciencia en Sushumna. No se apoya en valores prefabricados de las cosas, en precedentes, en
convencionalismos, sino en esta conciencia disponible de un modo total en cada momento y que utiliza cada
cosa en cada instante como si fuera nueva y nunca vista ni experimentada, a pesar de ser habitual en su vida,
entrando así en cada momento en la sensación interior de novedad y estreno, y como si en cada acto se tratase
de decidir o hacer lo más importante del mundo. Podríamos definirlo diciendo que es un estar siempre a
punto para todo y del todo, prescindiendo de apoyarse en experiencias anteriores, sean del color que sean.

En esta atención total, en esta disponibilidad completa de nuestra energía en cada momento consiste el filo de
la navaja. Cuando una persona puede actuar así, va centrándose en Sushumna y desarrollando la conciencia
central. Esta conciencia central equivale a la capacidad de conectar con todo el eje de realidad que va desde
la realidad esencial espiritual hasta la realidad esencial material. Ambas las vemos ahora como opuestas entre
sí, como si fueran los polos de una dualidad, porque no estamos ni en uno ni en otro, ya que lo que llamamos
ordinariamente conciencia no es más que la relación energética existente entre ambos. Por eso, en la medida
en que no nos identifiquemos con la conciencia de lo fenoménico -que es el campo exterior, manifestado- y
nos centremos en el nivel axial -aparte de los fenómenos, de las variaciones- manteniéndonos en lo que parece
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el no ser, la nada, pero que no obstante es virtualidad y plenitud del ser, constatamos de un modo vital que
estos dos polos en el fondo no son más que la expresión de una única cualidad, de una realidad única, que es
el Ser, Dios o el nombre que queramos darle y nos acercamos a la realización.

Como se ve, podemos decir que todos los caminos, si son verdaderos caminos, conducen a Kundalini.
Cualquier forma de Yoga que se utilice, siguiéndola hasta el fondo, produce de un modo u otro la total
purificación, el equilibrio y la realización. Por ejemplo, el Hatha-Yoga o Yoga físico efectúa una purificación
del cuerpo y una serenización y tranquilización de la mente que nos permite desidentificarnos de los fenómenos
físicos y centrarnos en un nivel axial de la mente, aunque sea apoyándonos para ello en la mente vegetativa.
Pero es igual, porque también la mente vegetativa procede del mismo centro. Desde todos los puntos, puede
llegarse al centro de la esfera. El Bhakti-Yoga utiliza la afectividad mediante el mismo procedimiento; el
Karma-Yoga, la acción externa; el Raja-Yoga se vale directamente de los mecanismos mentales, etc. Todos
los Yogas, en fin, procuran hacer un trabajo previo de limpieza, de equilibrio y desidentificación y entonces
llegan de un modo automático, instantáneo, a la toma de conciencia de la realidad que hay detrás de todo
fenomeno concreto.

3. LAS TÉCNICAS SUPERIORES

Estos dos enfoques de un mismo trabajo para despertar a Kundalini indirectamente, es decir, mediante la
activación previa de los chakras superiores o de los niveles más elevados de la persona, señalan la ruta de las
técnicas que vamos a proponer.

Pero antes de hacerlo queremos insistir sobre varios puntos de importancia:

l.º Que el tipo de disciplina espiritual que explicamos a continuación requiere también una regulación de la
vida, evitando los excesos y siguiendo las leyes morales que marca la naturaleza. Es ésta una condición
absolutamente indispensable para todo Yoga, y para toda disciplina superior.

2.º Además de este perfecto control de sí mismo, es necesaria la práctica sistemática de la meditación. Esta
meditación puede hacerse sobre los centros superiores, sobre las divinidades simbólicas, sobre las fuerzas o
energías o sobre los estados correspondientes a los chakras, pues el efecto es el mismo, porque la estimulación
producida sobre uno cualquiera de estos aspectos relacionados con un chakra repercute sobre los otros aspectos.
Concretando: para estimular por la meditación, por ejemplo, el Ajna se puede:

- meditar en el chakra Ajna, centrando la atención en el entrecejo, lugar donde está situado, dinamizándolo
mediante la atención y la respiración rítmica;
- meditar sobre el dios de la sabiduría o sobre el símbolo concreto que esta fuerza mental adopte en la cultura
donde se haya formado la persona;
- meditar sobre la m ente;
- meditar sobre los estados mentales de lucidez y claridad.

3.º Todo consiste en meditar y en abrirse, quedando receptivo. Esta actitud produce con el tiempo un descenso
real de lo espiritual. Lo esencial es que uno ya no se apoya entonces en tal punto concreto de sí mismo, sino
que queda abierto del todo buscando lo absoluto, la perfección, el bien, actitud que atrae la venida de lo
mejor, de la realidad espiritual de arriba.

El objetivo de las técnicas es ir activando los chakras superiores, en especial el Anahata, el Vishudda, el
Ajna y el Sahasrara, hasta que uno aprenda a vivir centrado desde ellos. Cuando estos chakras están
suficientemente desarrollados, no hay inconveniente en que la divina Shakti baje, pues se encontrará con la
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mente bien trabajada y preparada. La personalidad ha madurado y no existe peligro alguno en que ganen terreno
los impulsos, las fuerzas primitivas y primarias de la persona, porque el desarrollo de los niveles superiores
dan solidez, se vive habitualmente centrado en ellos y desde allí se mantiene un perfecto control de todo lo
inferior.

Por lo tanto, es ésta una forma de sadhana muy acertada, que, a mi entender, no tiene ninguna
contraindicación.

4. CLASIFICACIÓN DE LAS TÉCNICAS

Aunque el camino que acabamos de esbozar sigue una línea de acción más elevada que las técnicas tántricas
directamente encaminadas a despertar a Kundalini, no excluye completarlas con otras tomadas del Yoga físico o
Hatha Yoga, antes al contrario, así se lograrán efectos más rápidos. Y resultará una forma más completa de
practicar el Tantra.

En la exposición de técnicas que hacemos, vamos a seguir un criterio de especialización. Es decir, que
reuniremos las técnicas según los efectos que con ellas se pretenda conseguir. Ya queda muy claro en todo lo
que llevamos dicho que el Tantra-Yoga como técnica utiliza el manejo directo de la energía para verificar las
transformaciones psicológicas y llegar a la realización. Pues bien, siendo esto así, todo depende del fin que
una persona se proponga al manejar su energía. Puede querer:

1.º Estimular la actividad energética de un centro determinado.


2.° Transferir la actividad energética de un centro.
3.° Profundizar en las zonas de uno, de varios o de todos sus centros.
4.º Disminuir la actividad energética de un centro.

A) Técnicas para estimular la actividad energética de un centro

I. Ejercicios de Hatha-Yoga: En primer lugar cumplen este fin determinados ejercicios, o mejor dicho,
posturas, denominadas ASANAS. Queremos advertir, ya de entrada, que los asanas son algo muy diferente
de los ejercicios de la gimnasia occidental, con los que son confundidos lamentablemente por algunos curiosos
superficiales. Los asanas, como el resto de las disciplinas del Hatha-Yoga, practicados como es debido,
constituyen un cuerpo completo de adiestramiento mental y psíquico, no menos que físico.

Los asanas deben ir combinados con las correspondientes bandhas -contracciones- y mudras o gestos. Conviene
ayudar la acción de estos ejercicios mediante la práctica del Pranayama, según indicaremos. Estas prácticas,
tomadas del Hatha-Yoga, tienen una acción general sobre el organismo físico y psíquico, y otra acción particular
sobre determinadas funciones fisiológicas, psíquicas y mentales.

Así el Sarvangasana, por ejemplo, que consiste en permanecer completamente inmóvil, apoyando en el suelo
la parte posterior de la cabeza, los hombros y los codos, con el tronco y las piernas en posición vertical,
además de su acción general sobre todas las vísceras abdominales y sistema circulatorio tiene una acción
estimulante del Vishudda o chakra laríngeo y de los órganos alojados en la región del cuello: tiroides,
paratiroides, plexos laríngeo y faríngeo, etc.

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Ya hemos indicado en qué consisten los ejercicios de Pranayama al describir las técnicas clásicas, aunque
no estará de más recordar al lector que son ejercicios de respiración controlada. Su acción es fundamental
para incorporar y canalizar la energía psíquica o pránica, bajo la dirección de la mente. Resumiendo la acción
del Pranayama sobre la activación de los chakras, señalaremos cinco puntos principales:

a) Una acción de limpieza, tonificación y equilibrio, en general, de toda la estructura energética psíquica -nadis
y chakras - y, al mismo tiempo, del funcionamiento físico del cuerpo.

b) Una acción estimulante de varios centros y en especial del Anahata -cardíaco -, debido al ligero aumento del
trabajo cardíaco y pulmonar.

c) Una acción tranquilizante sobre Ajna -frontal- y M anipura -epigástrico -.

d) Una función de vehículo para transportar la energía vital (prana de inspiración) a cualquier centro, de acuerdo
con la dirección dada por la mente (concentración o dharana) y acumulando de este modo la energía que se
desee en el centro elegido.

e) Gracias a la acumulación de energía en un centro determinado y mediante una acción penetrante de la


mente (Dharana y Dhyana) pasar de la conciencia periférica o externa de aquel centro a la conciencia de la
zona media del mismo centro, y, si se persiste lo suficiente, llegar a la zona central o axial (samadhi).

Indicamos a continuación cuáles son los ejercicios de Hatha-Yoga que estimulan la actividad de cada uno de
los chakras superiores, ya que la de los inferiores no debe intentarse estimularla bajo ningún pretexto.

Estimulan el chakra Anahata:


Principalmente el Halasana.
Y también el Uddiyana Bandha

Estimulan el chakra Vishudda:


Sarvangansana
Viparita-karani
Matsyasana
Dhanurasana
Jalandhara Bandha
Pranayama (ujjayi, kapalabhati, bhastrika)
Los ejercicios de respiración completa.

Estimulan el chakra Ajna:


S hirshasana
Viparita-karani
Padahastasana
Pranayama (kapalabhati, bhastrika)

Estimulan el Sahasrara:
Shirshasana
Viparita-karani
Padahastasana
Respiración completa
Pranayama (kapalabhati, bhastrika y sukha purvak)
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También los Mud ras producen un desarrollo de los chakras.

Hacemos una descripción de estos ejercicios en el mismo orden en que los hemos citado:

Halasana, o postura del arado:

E jecución: Extendido en el suelo sobre la espalda, con los brazos a lo largo del cuerpo, las palmas de las
manos hacia abajo. Inspire. Eleve entonces las piernas, lentamente y sin doblarlas, hacia arriba. Cuando estén
formando ángulo recto con el tronco continúe elevándolas, sin parar, junto con el cuerpo, apoyando las manos
en el suelo con fuerza. Siga doblando el cuerpo hacia atrás hasta que la punta de los pies toque al suelo por
encima, es decir, más allá de la cabeza. Permanezca en esta posición de cinco a quince segundos, respirando
tranquila y regularmente.

A continuación doble el tronco un poco más, de modo que los pies lleguen un poco más lejos, manteniendo
siempre las piernas rectas. Permanezca así de cinco a quince segundos.

Entonces, si le es posible, procure alejar todavía más los pies de la cabeza, de modo que el cuerpo se apoye
ahora sobre las vértebras cervicales. De este modo se logra que toda la columna vertebral participe en el
ejercicio. Conserve esta posición el tiempo que le sea posible, sin hacer un esfuerzo excesivo.

Variaciones. Existe otra forma que consiste en poner los brazos más allá de la cabeza, en el suelo, en el
momento en que las piernas pasan por encima de ella. Otra variación consiste en colocar las manos detrás
del cuello, en vez de situar las más allá de la cabeza.

Actitud mental: La atención debe ponerse, mientras dura el movimiento, en la columna vertebral, y en los
momentos estáticos en la nuca.

Observaciones: Ciertas dificultades de ejecución de este asana se evitan o corrigen procurando no hacer
rigideces inútiles con los músculos del cuello y del tronco. Respire tranquilamente mientras esté en las fases
estáticas. Que todo el ejercicio se mantenga dentro de una cohesión homogénea, sin brusquedades ni
acelaraciones de ninguna clase.

Efectos: Extraordinario efecto saludable para toda la columna vertebral juntamente con la médula y los
numerosos centros nerviosos que están en ella. Aumenta la irrigación sanguínea de todas las vísceras
abdominales. Excelente para los trastornos menstruales. Notable estímulo de la circulación sanguínea del
cerebro.

Incremento de la actividad psíquica global. Agilidad y energía de carácter. Dominio de uno mismo.

FIG. 22. Halasana

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FIG. 23. Uddiyana bandha

Uddiyana-Bandha, o contracción abdominal

Ejecución: De pie, con las piernas separadas y ligeramente dobladas; las manos apoyadas en la parte superior
de los muslos; el tronco ligeramente arqueado.

Haga una inspiración completa, y acto seguido, mediante una exhalación forzada y rápida, vacíe por completo
los pulmones. Esto puede hacerlo de un solo golpe o mediante varias espiraciones sucesivas y una final, que
será facilitada arqueando ligeramente el tronco y adelantando un poco la cabeza para lograr que la expulsión de
aire sea completa. En este momento se contraen con fuerza los músculos del abdomen y se eleva el diafragma,
de modo que el ombligo esté lo más cerca posible de la columna vertebral. Habiendo llevado todos los
músculos lo más adentro y arriba posible, se realiza una contracción imitando el gesto de vómito, con lo cual
las vísceras tienden a subir aún más hacia arriba, para lo cual también es conveniente apoyarse firmemente
con las manos en los muslos.

Queda entonces una notable cavidad abdominal que se extiende desde el arco inferior de las costillas hasta la
pelvis. Los músculos posteriores del cuello quedan también automáticamente contracturados.

Mantenga esta posición el tiempo que le sea posible, sin excesivo esfuerzo. Relaje entonces instantáneamente
todos los músculos del abdomen, de la espalda y del cuello. Inhale despacio, y, al exhalar, acabe de aflojar
por completo todos los músculos abdominales. Haga unas cuantas respiraciones normales para descansar.

Actitud mental: La atención debe dirigirse hacia al columna vertebral, vértebras dorsales y cervicales, y en
la región del bulbo raquídeo.

Duración: De tres a siete veces por sesión.

Observaciones: A pesar de que por la explicación parece difícil de ejecutar, con un poco de práctica y de
atención pronto se encontrará el modo adecuado de hacer los diversos gestos que, dada su naturaleza, es muy
difícil describir. No fuerce excesivamente ninguna contracción ni prolongue demasiado el tiempo de retención.
Si después de aflojar los músculos necesita hacer una inspiración muy precipitada, quiere decir que ha prolongado
demasiado la contracción. Es muy importante que una vez terminado el ejercicio relaje por completo toda la
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pared abdominal. Este ejercicio debe hacerse, aun más que los demás, con un estómago completamente vacío,
aunque si se ha bebido medio vaso de agua con un poco de sal antes de ejecutarlo, no perjudicará, sino que
actuará de laxante.

Efectos: El contenido del intestino se comprime, la acción peristáltica es estimulada y las materias
almacenadas en los pliegues del colon son puestas en movimiento. Efecto estimulante de las ramas simpáticas
del sistema nervioso vegetativo. Estimula asimismo las secreciones gástricas y el funcionamiento del hígado.

Notable efecto vitalizador psíquico, eleva el tono afectivo y el dinamismo mental.

S arvangasana, o la postura de todo el cuerpo

E jecución: Extendido en el suelo, boca arriba. Los brazos junto al cuerpo y las palmas de las manos en
el piso. Inspire.

Levante poco a poco las piernas del suelo hasta que formen un ángulo recto con el tronco. Apoyándose
ahora más firmemente con las manos en el suelo, eleve poco a poco el tronco, conservando más o menos el
mismo ángulo recto formado por las piernas y el tronco, hasta que los pies sobrepasen la línea de la cabeza.
Apóyese ahora con los codos, y, doblando los antebrazos, aplique las manos a las costillas, en la espalda, para
sostener el equilibrio. Acto seguido eleve por completo el tronco y también las piernas, de modo que queden
en perfecta línea recta, vertical sobre el suelo y formando ángulo recto con la cabeza. En este momento
deberá rectificar la posición de las manos, acercándolas a los omóplatos para facilitar el mejor mantenimiento
del equilibrio.

El cuerpo se apoya en el suelo por la parte posterior del cuello y de la cabeza, por los hombros y los codos.
El mentón queda fuertemente aplicado contra el extremo superior del esternón, como en el jalandhara-bandha.

Toda esta serie de movimientos que hemos descrito d eben hacerse muy lentamente y sin solución de
continuidad, formando un todo regular y armónico. Haga respiración abdominal.

FIG. 24. Sarvangasana

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Una vez lograda la posicion correcta, relaje todos los músculos que le sea posible, sin perjudicar el
mantenimiento del asana.

Para deshacer la postura, proceda exactamente en sentido inverso. Descienda primero el tronco con suavidad,
doblando las piernas hacia atrás (es decir, por encima de la cabeza) para mantener estabilizado el centro de
gravedad. Extienda los brazos sobre el suelo para apoyar el peso del cuerpo al descender el tronco. Acabe el
descenso del tronco conservando las piernas en un aproximado ángulo recto con él. Y por último baje poco a
poco las piernas hasta quedar en la posición inicial.

Ha de evitarse absolutamente todo movimiento brusco en el descenso, aún más que en el ascenso, del
tronco y de las piernas. Los músculos abdominales, las piernas y los brazos son los puntos de la palanca que
permiten mantener un movimiento regular y equilibrado. Haga acto seguido unos momentos de relajación
general.

Actitud mental: Después de comprobar que la postura sea correcta, concéntrese en el cuello y en la nuca.

Duración: Este ejercicio debe hacerse una sola vez. Su duración podrá ser de uno a doce minutos, pero
aumentando muy lentamente el tiempo, por ejemplo un minuto cada quince días. Notará con toda claridad un
ligero malestar o una sensación de pesadez en las piernas, que le avisará discretamente para que cese el
ejercicio. Obedezca siempre estas tenues indicaciones de su mente instintiva.

Observaciones: El sarvangasana es considerado por muchos maestros de Yoga como el ejercicio más eficaz
dentro del repertorio yóguico. En su ejecución correcta hay que cuidar que la postura sea efectivamente vertical.
El sujeto que practica el ejercicio tiene la sensación de estar perfectamente vertical, cuando en realidad no lo
está. Lo que indica con claridad que se ha logrado la postura correcta es que debe hacerse muy poco esfuerzo
para mantener el cuerpo en la posición, y que se experimenta una sensación notable de descanso. Esto es
debido al hecho de que, estando el cuerpo perfectamente vertical, el esfuerzo requerido para mantener el
equilibrio es mínimo.

El ángulo recto que debe formar la cabeza con el tronco cuesta a veces algunos días de ensayos, pero al fin
puede obtenerse sin gran dificultad. Otro obstáculo que algunos encuentran al principio, es que al mantener el
cuello en este ángulo les dificulta la respiración y se congestionan rápidamente. Tambien esto desaparece en
muy pocos días, cuando se logra aumentar la flexibilidad de las vértebras del cuello y al mismo tiempo
disminuye la tensión muscular inconsciente.

Durante la permanencia de este ejercicio son muchos los músculos que pueden aflojarse. Hay que ir
descubriéndolos con perseverancia.

En cuanto a la duración del ejercicio, nunca ha de llegarse a la fatiga por ningún concepto. La resistencia
se desarrolla gradual y progresivamente con práctica perseverante suave e inteligente.

Efectos: El sarvangasana es por excelencia el ejercicio regenerador de todo el organismo. Debido a la


posición vertical e invertida de las piernas y del tronco, la sangre venosa va con toda facilidad al corazón
derecho, lo cual alivia toda congestión venosa de las piernas y de las vísceras abdominales. Alivia el trabajo
normal del corazón. Estimula notablemente la actividad de la glángula tiroides y demás órganos situados en el
cuello y en el tórax. El sistema nervioso simpático queda fuertemente estimulado y, mediante él, todos los
órganos de la vida vegetativa que inerva.

Otro de los notables efectos de este asana es que facilita el dominio del impulso sexual, ya que favorece
la absorción de la secreción intersticial, vigorizando así toda la vida física psíquica de la persona.
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Una sensación de calma y poderosa energía invade todo el psiquismo, hasta quedar de modo permanente,
cuando se ha logrado el dominio en la ejecución correcta del sarvangasana. Aumenta también, y no en escasa
medida, la vivacidad intelectual, afectiva y motora.

Viparita-karani, o la postura pélvica

E jecución: l.ª variación: Extendido en el suelo en decúbito dorsal o sea boca arriba, brazos a lo largo del
cuerpo y palmas apoyadas en el piso. Haga una inspiración completa. Levante poco a poco las piernas del suelo,
sin doblarlas, hasta que formen un ángulo recto con el tronco. Apoyándose ahora con las manos en el suelo,
eleve suavemente el tronco hacia arriba, conservando más o menos el mismo ángulo recto formado por las
piernas y el tronco, hasta que los pies sobrepasen la cabeza. Apóyese entonces con los codos y doblando los
antebrazos, aplique las manos en la región pélvica posterior, para sostener el equilibrio. Haga respiración
abdominal lenta.

2.ª variación: Se hace primero la forma descrita anteriormente con todos los detalles, pero después, sin mover
el tronco, que continúa ligeramente inclinado, eleve las piernas hasta que queden en perfecta línea vertical
sobre el suelo.

Después haga lentamente el asana, volviendo a la posición inicial. Relájese y descanse unos minutos.

Actitud mental: La atención debe estar dirigida al abdomen y al plexo solar.

Duración : El asana se ejecuta una sola vez. Puede empezarse manteniendo la postura treinta segundos e
ir aumentando un minuto cada semana hasta llegar a la duración máxima de diez minutos.

Observaciones: La primera forma descrita es de muy fácil ejecución, pero de efectos muy notables. Las
piernas y el tronco deben estar en un ángulo tal, que el esfuerzo para mantener la postura sea el mínimo. Cada
cual ha de buscar, mediante tanteos, el punto exacto en el cual le es más fácil mantenerse, y una vez hallado,
no variarlo en absoluto mientras dure la postura.

Uno de los puntos más importantes para que el asana dé los efectos notables que puede producir, es el de
conseguir que los músculos que no intervienen en la postura, que son muchos, se vayan relajando. Cuando,
por llevarlo practicando durante un mes, crea ya que domina el asana, un día descubrirá con sorpresa que de
repente puede aflojar algo más la musculatura profunda, o que descubre nuevas pequeñas contracturas que le
habían pasado inadvertidas, y con esto la postura tomará un aspecto y un sabor completamente nuevos. Lo
mismo se aplica a todos los demás asanas.

La segunda variación es más difícil de mantener que la primera, debido a que el centro de gravedad se
desplaza hasta llegar a la misma línea del codo, lo cual exige poner mucho mayor esfuerzo en los brazos
para su mantenimiento.

Efectos: En general, los efectos en la región abdominal, son parecidos a los del sarvangasana, aunque algo
más suaves. La diferencia con el sarvangasana consiste en que aquí se deja libre el paso de la sangre a través
del cuello, que así llega a la cabeza, como en el shirshasana que describimos más adelante, pero también con
más suavidad. Los efectos son así más generales, uniformes y armónicos que en las demás posturas invertidas,
pero también algo más lentos. Este es un ejercicio que ha alcanzado gran popularidad entre las mujeres, porque,
entre otros efectos, suaviza y revitaliza la piel de la cara, cuello y pecho, suprimiendo toda clase de arrugas
del rostro.

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Incrementa de modo suave y armónico el tono psíquico de la persona.

Matsyasana, o la postura del pez

Ejecución: Siéntese en padmasana. Ayudándose con las manos y los codos, inclínese hacia atrás hasta que
el vértice superior de la cabeza se apoye en el suelo, quedando así la cabeza doblada hacia atrás en ángulo recto
y toda la espalda describiendo un arco. Con las manos, cójase los pies. Respiración abdominal.

Deshaga la postura y, extendido en el suelo, descanse.

FIG. 25. Viparita-karani

FIG. 26. M atsyasana

Actitud mental: La atención debe dirigirse al plexo solar.

Duración: Aproximadamente la mitad del tiempo que se dedique al sarvangasana.

Observaciones : Aquellas personas que aún no puedan hacer el padmasana, deberán hacer el ardha-matsyasana
o forma simplificada, que consiste en iniciar la postura sentado en sukhasana en lugar de hacerlo en padmasana.

Para sentarse en Sukhasana basta hacerlo con las piernas juntas y extendidas, doblando entonces la pierna
derecha y colocando el pie derecho debajo del muslo izquierdo y el pie izquierdo debajo del muslo derecho.
Se puede invertir el orden en doblar las piernas. Siempre el tronco recto y na tural y las manos sobre las
rodillas. El resto de la postura es igual. Las manos deberán apoyarse en la parte superior de los muslos. Pero
apenas se consiga hacer el padmasana, hágase la forma completa del matsyasana.
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Efectos: Produce un masaje natural de las partes congestionadas del cuello y del tórax. Tanto la glándula
tirode como la paratiroides quedan estimuladas por una mayor irrigación sanguínea. Los vértices superiores
de los pulmones reciben suficiente cantidad de aire; se estimulan asimismo los nervios cervicales y las glándulas
situadas en el cerebro. Ejerce una acción benéfica sobre la columna vertebral por su flexión complementaria a
la ejecutada en otros asanas. El aire entra libremente y se experimenta una agradable sensación de descanso.

Debida a la acción ejercida en el plexo solar, este ejercicio favorece la tranquilización emocional y estimula
el estado de positiva afirmación en uno mismo.

Dhanurasana, o la postura del arco

Ejecución: Extendido sobre el suelo de bruces, con los brazos a lo largo del cuerpo. Doble las piernas y
cójase los tobillos. Inspire, levante el tronco del suelo, como en el bhujangasana, y al mismo tiempo tire con
las manos de las piernas para elevarlas lo más alto posible doblando la espalda.

Espire. Mantega la posición todo el rato que le sea confortablemente posible, haciendo una respiración
superficial. Cuando note fatiga, deshaga poco a poco el asana y relájase unos instantes.

Actitud mental : Mantenga la atención en la región pélvica y sacra.

FIG. 27. Dhanurasana

Duración: Empiece haciendo el ejercicio tres veces. Añada otra, una vez por semana, hasta llegar al número
de siete veces.
Observaciones: Algunas personas encuentran esta postura muy fácil de hacer, mientras que otras tienen más
dificultad. La parte más difícil es conseguir la elevación de los muslos. Al principio, el ejercicio se facilita
haciéndolo con las piernas separadas, pero cuando se tenga ya alguna práctica conviene que las piernas estén
lo más juntas posible. Mientras dura la posición, mantenga la cabeza bien alta.
Efectos: Muy buen ejercicio para la columna vertebral. Pero su acción más notable consiste en la estimulación
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general de las glándulas endocrinas y, en particular, de las tiroides.
Psicológicamente, aumenta la vivacidad de la mente y la energía de carácter.

Jaland hara-band ha, o la llave del mentón

El jalandhara-bandha o llave del mentón consiste en presionar el mentón firmemente contra el pecho. El
menton puede colocarse contra la depresión yugular, cavidad triangular de la unión de las clavículas, o bien
sobre el pecho a unos cuatro dedos más abajo de la citada depresión.

FIG. 28. Jalandhara-bandha

El jalandhara-bandha se practica mientras dura el kumbhaka o retención de aire, en los ejercicios de


pranayama. Una vez terminado el período del kumbhaka se levanta la cabeza se empieza el rechaka o expulsión.

El primer efecto de esta bandha es reforzar el mantenimiento del aire inspirado dentro de los pulmones
evitando que la presión ejercida por el mismo perjudique la glotis y las terminaciones nerviosas de esta región.
También ejerce una tracción superior sobre la columna vertebral y, probablemente, sobre la médula, actuando
así sobre el cerebro.

Pranayama. l. Ujjayi

Ejecución : Sentado en padmasana o sidd hasana. Haga una espiración completa. Inhale mediante una
inspiración integral, por ambas fosas nasales, durante seis segundos. Durante toda la inspiración deberá
mantenerse la glotis parcialmente cerrada, con lo cual se producirá un sonido semejante al que se produce
cuando se está sollozando, pero más suave y continuo. Ha de procurarse también que sea de un tono bajo,
pero dulce y uniforme. Evite que el aire produzca ninguna fricción dentro de la nariz ni en toda la región
olfatoria.
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Acto seguido inicie el kumbhaka o retención, mediante el cierre total de la glotis y el jalandhara-bandha.
Mantenga esta retención durante doce segundos. Terminado este tiempo de kumbhaka, empiece el rechaka.

Levante la cabeza, abra la glotis y proceda a relajar el pecho lenta y uniformemente, con lo cual el aire saldrá
del mismo modo durante el tiempo de la espiración. Mantenga la glotis también parcialmente cerrada,
produciendo un sonido de tono bajo, pero uniforme. A medida que relaje el pecho, los músculos del abdomen
deben ir contracturándose hasta que haya sido expelido todo el aire disponible en los pulmones. No obstante,
ha de evitar toda clase de esfuerzo. La espiración debe durar doce segundos, igual que el kumbhaka.
Durante los primeros quince días de práctica de ujjayi, la espiración se hará a través de ambas fosas nasales.
Pero a partir de este tiempo la espiración podrá hacerse exclusivamente a través de ida, o sea por la ventana
izquierda de la nariz.

Al cabo de un mes de iniciado el ejercicio, podrá aumentarse el tiempo de la inspiración a ocho segundos,
el de la retención a dieciséis y el de la expulsión también a dieciséis segundos.

Duración: El ujjayi puede hacerse siete veces en cada sesión, añadiendo tres veces cada semana hasta llegar
al número tope de veintiocho respiraciones por sesión.

Actitud mental: Cuando domine la técnica de ejecución, concentre su atención durante el ejercicio, dentro de
la cabeza, aproximadamente en el punto medio entre los oídos.

Observaciones: Recordamos una vez más la absoluta necesidad de evitar todo esfuerzo o violencia al practicar
todos los ejercicios de pranayama. Asimismo subrayamos que estos ejercicios están delineados para personas
que gocen de buen estado de salud, la edad de las cuales esté comprendida entre los dieciocho y los cuarenta
años. Cualquier persona que no esté en estas circunstancias, deberá consultar previamente al médico. Hágase
también caso de las instrucciones que damos acerca de la forma progresiva de aumentar la duración del ejercicio,
precauciones a tomar, etc.

Efectos: Aumenta el calor del cuerpo. Estimula el funcionamiento de la glándula tiroides. Se dice que su
ejecución perfecta protege de trastornos digestivos, enfriamientos, tuberculosis, enfermedades nerviosas y
estados depresivos.

En el aspecto psicológico, aumenta la vivacidad de la mente y su capacidad de comprensión.

Prana yama. 2. Kapalabhati

Ejecución: Sentado en padmasana haga una inspiración completa. A continuación haga una contracción súbita
y vigorosa de los músculos abdominales, con lo cual se elevará el diafragma y saldrá una cantidad de aire de
los pulmones. Esta contracción ha de ser como un golpe, no como una contracción sostenida; es un hacer y
soltar, algo así como el movimiento súbito que se hace al sonarse la nariz o al aclararse la garganta, pero
ejecutado exclusivamente mediante la contracción abdominal.

En el momento en que suelte la contracción, sin hacer nada especial para ello, y debido a la relajación
abdominal, entrará aire en los pulmones. Esta entrada de aire se hace en forma pasiva, ya que activamente no
se hace nada en absoluto para conseguirlo ni para aumentar o retener el aire entrado. Inmediatamente, después
de relajar o soltar la contracción, haga otra contracción abdominal, y otra y otra, hasta completar el número de
espiraciones previstas.

Por consiguiente, el ejercicio se caracteriza por una serie ininterrumpida de espiraciones forzadas, producidas
por súbitas contracciones de los músculos abdominales y elevaciones del diafragma. Las contracciones se
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suceden las unas a las otras con la máxima rapidez que pueda conseguirse, sin exagerar ni forzar.

El rechaka es súbito y vigoroso, mientras que el puraka es uniforme y tranquilo. En realidad, la única función
que hace el puraka es proporcionar pasivamente el aire suficiente para hacer la siguiente expulsión, la cual es
la verdadera parte esencial de este ejercicio.

Como que las costillas no intervienen de manera activa en ningún momento de la respiración, el pecho
permanece todo el rato prácticamente inmóvil.

Duración: El número de espiraciones o expulsiones que se aconseja hacer en las primeras semanas es el de
once. Así, pues, once espiraciones seguidas constituirán una vuelta de kapalabhati. Después de estas once
espiraciones se relaja todo el aparato respiratorio y se respira normalmente unos instantes para descansar. A
continuación se inicia otra vuelta de kapalabhati. El número de vueltas para el principiante es de tres. Con
lo cual el estudiante hará en una sesión 33 espiraciones, repartidas en tres vueltas de 11 espiraciones cada una.

Después de un mes de práctica con esta medida, pueden aumentarse las espiraciones de cada vuelta a 22.
Así se harán 66 espiraciones en total, repartidas en tres vueltas de 22 es piraciones cada una. Cada quince
días puede aumentarse el número de expulsiones en 11 más, hasta llegar a la medida tope de 121 expulsiones
en cada vuelta.

En cuanto a la rapidez con que deben sucederse las espiraciones, es conveniente que el estudiante se acomode
a su propia facilidad. Pero como pauta inicial para el principiante se puede indicar que haga una espiración por
segundo. Poco a poco podrá ir aumentando paulatinamente la rapidez hasta alcanzar dos espiraciones por
segundo.

Actitud mental: La atención debe estar dirigida al abdomen y visualizar que mediante las rápidas expulsiones
se está purificando todo el organismo.

Observaciones: Procure evitar toda excesiva violencia, ya que sólo le causaría perjuicio. Más vale empezar
con suavidad, y, a medida que se domine la técnica, ir aumentando el vigor y la rapidez de las expulsiones,
que sacrificar la ejecución correcta a la rapidez. Cualquier intento para alcanzar rapidez a costa del vigor de
las expulsiones o forzando lo más mínimo de la laringe y las fosas nasales, está mal encaminado.

De nuevo recordamos que toda persona que padezca alguna enfermedad pulmonar, cardíaca o nerviosa, debe
abstenerse totalmente de practicar estos ejercicios. Pero quien, gozando de buena salud, se atenga con
discernimiento a cuantas indicaciones se han dado y se irán dando más adelante, no tiene en absoluto nada
que temer de la práctica del pranayama.

E fectos: El kapalabhati produce una rápida eliminación de todas las mucosidades adheridas en el aparato
respiratorio. Refuerza el sistema nervioso. Elimina grandes cantidades de anhídrido carbónico, y asimismo
permite absorber mayor cantidad de oxígeno, lo cual enriquece la sangre y renueva los tejidos. Corrige todas
las afecciones provocadas por el frío. Tonifica la circulación sanguínea y eleva el rendimiento metabólico.

Psicológicamente, aumenta el dominio de uno mismo y la capacidad de concentrar la mente.

Pranayama. 3. Bhastrika

E jecución: Sentado en padmasana y después de una inspiración completa, se contraen súbita y vigorosamente
los músculos abdominales, relajándoles en seguida y volviéndolos a contraer once veces seguidas, tal como se
ha indicado en el kapalabhati. El pecho ha de mantenerse firme y elevado, aunque sin exageración. El aire ha
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de poder salir sin obstrucción alguna a cada golpe de contracción abdominal. Mecánicamente, y sin que
participe en ello la voluntad, al soltar cada contracción el aire entrará en cantidad suficiente en los pulmones
para permitir la siguiente expulsión.

Después de las once expulsiones, se hace una inspiración completa y se retiene en kumbhaka durante doce
segundos. A continuación se deshace el jalandhara-bandha y se espira suavemente durante otros doce
segundos. Descanso de un minuto y se vuelve a empezar.

Al cabo de un mes de práctica, el kumbhaka y el rechaka final pueden ser aumentados a dieciséis segundos
cada uno. Se pasa después, cuando lo anterior puede hacerse con toda comodidad, a la fórmula básica de
1-4-2, haciendo entonces una respiración inicial de 6-24-12 que se aumenta prudentemente hasta llegar a 8-
32-16, medida tope que no debe sobrepasarse, y a la cual sólo se debe llegar después de una práctica asidua
de cinco meses por lo menos. Esta respiración se entiende que debe hacerse siempre después de la serie de
expulsiones forzadas, formando en conjunto, expulsiones y respiración rítmica, una vuelta de bhastrika.

En cuanto al número de expulsiones en cada vuelta puede ser aumentado progresivamente de modo análogo
al indicado para el kapalabhati.

Duración: El bhastrika no debe ser practicado más de tres vueltas en cada sesión, aunque la duración de cada
vuelta pueda ir aumentando de acuerdo con lo indicado anteriormente.

Observaciones: En primer luga r, no debe intentarse hacer bhastrika hasta que no se domine con facilidad
la ejecución del kapalabhati. Después, a medida que se practique bhastrika, disminúyase paralelamente la
práctica del kapalabhati como ejercicio independiente, hasta que, al llegar a la medida máxima del bhastrika,
se suprima de todo el kapalabhati.

El bhastrika es uno de los ejercicios que pueden causar más perjuicios si no se practica convenientemente.
Cualquier sensación de fatiga, de tensión o de sobreexcitación ha de ser la señal de alarma indicadora de la
conveniencia de parar el ejercicio y de disminuir la dosis en lo sucesivo. Si se ajusta en todo a las indicaciones
dadas, y si su estado de salud es bueno, lejos de experimentar ninguna molestia, el practicante notará con
toda claridad los extraordinarios efectos de purificación física que produce este ejercicio.

Efectos: Aumenta la circulación sanguínea y tonifica todo el sistema nervioso. Renueva y purifica todo el
cuerpo. Facilita la digestión y aumenta el apetito. Da a todo el sistema una especie de shock eléctrico, por
lo cual produce una acumulación de energía en todos los sistemas: nervioso, muscular y circulatorio.

Psicológicamente, el bhastrika produce una profundización de la conciencia muy notable. Aumenta la serenidad
y la sangre fría ante cualquier situación, y fortalece la voluntad en grado sumo.

Respiración completa

La respiración completa es la combinación de los tres tipos de respiración: abdominal, media y clavicular.

Se denomina completa esta respiración, porque en ella:


a) Interviene todo el aparato respiratorio.
b ) Se llenan de aire los pulmones, según su verdadera capacidad.
c ) Su efecto alcanza a todos los órganos y funciones del organismo.
d ) Participan en su ejecución, tanto el aspecto predominantemente pasivo automático, inconsciente (
respiración abdominal), como el aspecto predominantemente activo, voluntario, consciente (respiración media
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y clavicular), de nuestro psiquismo.
e ) Se expresan todos los niveles de la personalidad.

También aquí, todo el proceso respiratorio debe hacerse consciente y activamente mediante la regulación o
dominio de la acción de los músculos respiratorios. En la primera fase de la inspiración, es el diafragma el
q ue debe actuar conscientemente, y en la segunda fase de esta misma inspi ración son los diversos músculos
elevadores de las costillas.

Siempre es el movimiento respiratorio el que la mente ha de seguir y dirigir, no el aire que se inspira ni la
presión intrapulmonar resultante.

E jecución: Puede hacerse de pie, sentado o extendido, aunque las posturas más favorables son las dos
primeras.

Como que la respiración completa comienza con la respiración abdominal, la postura de la columna vertebral
ha de ser en perfecta línea recta, sea vertical u horizontal, según se esté extendido o sentado. Si el ejercicio
se hace de pie, es conveniente que, al esperar el impulso inspiratorio, se procure evitar la curvatura lumbar,
para lo cual es útil inclinarse hacia adelante muy ligeramente. En el momento en que desciende el diafragma,
o sea a medida que se inhala por el abdomen, hay que recuperar la posición bien erguida, en la cual se prosigue
el movimiento inspiratorio hasta el fin. Veamos el proceso:

Después de una espiración completa, deje de respirar voluntariamente durante unos pocos segundos, hasta que
«sienta venir» el impulso de inspirar. Entonces, dejándose llevar de este impulso y apoyándose en él, permita
al diafragma que dirija el movimiento abdominal por el cual, dilatando el abdomen y la parte inferior de
los pulmones, hace que el aire entre en ellos sin esfuerzo alguno. Mientras esté haciendo este movimiento,
apóyese mentalmente en él y amplíelo para hacerlo más profundo.

A continuación, y sin interrumpir la entrada de aire, yérgase por completo y eleve las costillas inferiores
y la parte media del tórax, de modo que el aire entre ahora suavemente en la parte media de los pulmones.
Acto seguido eleve la parte alta del pecho para que el aire entre incluso en los vértices pulmonares. Para hacer
esto último, resulta práctico hacer un pequeño gesto de rotación con los hombros, tirándolos hacia arriba y
hacia atrás, con lo cual se facilita el acceso del aire a la parte más alta de los pulmones. En el momento de
hacer este gesto contraiga ligeramente el ado rnen, con lo cual el aire será empujado asimismo hacia arriba.

Todos estos movimientos han de hacerse de un modo continuado, uno después de otro, formando una sola
unidad, sin forzar ni violentar nada en ningún momento. El movimiento ha de resultar uniforme, suave y
natural.

Retenga el aire de uno a cinco segundos y, acto seguido, proceda a iniciar la espiración. Empiece aflojando la
tensión en la parte alta del aparato respiratorio, siga con la parte media del mismo y termine con una
relajación abdominal completa. El aire debe fluir siempre por la nariz, de un modo regular, suave y uniforme.

Se tendrá inmediata noticia de que se ejecuta correctamente, cuando se experimente una notable sensación
de plenitud y satisfacción, que es posible haya experimentado ya alguna vez espontáneamente, al respirar de
un modo profundo sin buscarlo ni saber de qué manera lo ha hecho. Se tiene entonces la impresión de que
el aire llena no sólo el pecho, sino también la espalda.

Actitud mental: Mientras no se domine perfectamente la técnica de ejecución, es conveniente que la atención
siga con cuidado todos los movimientos del aparato respiratorio para ir regulándolos. Cuando las diferentes
fases de la ejecución no ofrezcan ya dificultad alguna, entonces, la mente, si bien por un lado sigue todo el
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proceso respiratorio, por otro se centra en la parte posterior de la cabeza.

Al movimiento respiratorio se acompañan las siguientes imágenes mentales. Al inspirar, se vizualiza que la
energía pránica contenida en el aire, en forma de puntitos brillantes, entra dentro del organismo para vitalizarlo
física, psíquica y mentalmente. Mientra dura la retención del aire, se forma la imagen de que la energía
pránica se fija y se asimila profundamente, removiendo todas las impurezas que existen en el interior. Al
espirar, se visualiza que todas las impurezas físicas, psíquicas y mentales, se expulsan al mismo tiempo con
el aire viciado, dejando al sujeto completamente limpio, sano y fuerte en todos los aspectos.

Duración: La respiración completa puede hacerse de tres a diez veces en una sola sesión, aunque empezando
el primer día con tres respiraciones tan sólo y aumentando una respiración por sesión cada día.

Pueden hacerse hasta tres sesiones diarias, cada una un poco antes de las tres comidas principales del día.

E fectos: Enunciados sucintamente, son los siguientes:


1. Desarrollo completo de todas los elementos del aparato respiratorio y aumento de su fortaleza y elasticidad.
2. Estimula suavemente el trabajo cardíaco.
3. Gracias al masaje producido por el alterno movimiento de elevación y descenso del diafragma, y la
alternada contracción y relajación de los músculos abdominales, reciben definido estímulo y mejoran en su
funcionamiento: estómago, páncreas, hígado, intestinos, bazo y riñones.
4. Aumenta la eliminación de anhídrido carbónico y también la absorción de oxígeno, enriqueciendo así la
calidad de la sangre.
5. Gracias a la mejor calidad de la sangre, aumenta la vitalidad de todos los tejidos y órganos del cuerpo.
6. Estimula las combustiones orgánicas.
7. Mejora la calidad y resistencia del sistema nervioso en todas sus divisiones.
8. Aumenta todas las defensas del cuerpo y eleva el tono general del organismo.

En fin, su efecto benéfico se extiende a todos los órganos y funciones del cuerpo, sin excepción.

Psicológicamente, la respiración completa induce al desarrollo de la confianza en uno mismo, aumenta la


energía psíquica, estabiliza el estado de ánimo, incrementa el autodominio, da una actitud abierta, decidida y
emprendedora.

Observaciones: Recomendamos al estudiante la estricta observancia de las instrucciones que hemos dado en
la técnica de ejecución de este ejercicio, y en particular sobre la recomendación de no forzar ni violentar
nunca ningún movimiento. También prevenimos al estudiante que no exagere la duración del ejercicio, sino
que vaya aumentando la dosis de respiración profunda con prudencia.

Si ha padecido de algún trastorno cardíaco o pulmonar, absténgase de practicar respiración profunda por su
cuenta. Consulte previamente al médico. Lo mismo cabe decir si sufre actualmente cualquier enfermedad.

No espere dominar desde los primeros días la forma correcta de respirar. Es preciso una práctica perseverante
y paciente, en la cual cada día se intente mejorar la técnica. Los asanas, la relajación y los ejercicios de
pranayama le ayudarán eficazmente para conseguirlo.

En el transcurso del día le será también útil hacer una o dos respiraciones completas cada vez que sienta la
necesidad de aumentar su tranquilidad, autodominio o confianza en sí mismo. Con el tiempo esto lo hará de
modo automático en cualquier momento que lo necesite.

Shirshasana

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Ejecución: De rodillas entrecruce los dedos de las manos y apoye los antebrazos en el suelo. Coloque ahora
la cabeza en el suelo de modo que se apoye sobre el vértice superior y que las manos entrelazadas rodeen y se
ajusten a la región posterosuperior de la misma, sirviéndole de soporte.

Transfiriendo ahora el peso del cuerpo sobre la cabeza y los antebrazos, que forman el ángulo básico de soporte,
eleve los pies del suelo, conservando las piernas juntas y dobladas, las rodillas tocando aún al pecho. Aprenda
a guardar así el equilibrio. Le servirá de ayuda recordar que los puntos de apoyo para elevar los pies y para
mantener el equilibrio son los codos además de la cabeza. A muchos principiantes les cuesta más de lo debido
aprender a ejecutar la postura, porque, por extraño que parezca, olvidan utilizar los codos como punto de
apoyo y hacen mil intentos para mantener el equilibrio exclusivamente sobre la cabeza.

Cuando consiga mantener bien el equilibrio en la forma descrita, lo cual no es nada difícil, eleve entonces
lentamente los muslos hacia arriba conservando las rodillas algo flexionadas, y al llegar a este ángulo
formado por las piernas al punto más elevado, estire por completo las piernas de modo que quede todo el
cuerpo en perfecta línea vertical sobre el suelo.

FIG. 29. Shirshasana

La respiración ha de ser tranquila durante todo el proceso de ejecución.

El ejercicio del shirshasana es mucho más fácil de hacer de lo que su forma espectacular hace suponer. Pero
es preciso que todos los pasos que hemos descrito, se hagan con mucha lentitud, tranquilidad y continuidad.

Para deshacer la postura se sigue exactamente el proceso inverso del seguido para hacerla, con la misma
lentitud y suavidad.
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Precaución: Nunca se levante inmediatamente después de hacer el shirshasana. El cambio brusco de presión
dentro del organismo podría producirle varias molestias y trastornos. Parmanezca arrodillado con la cabeza cerca
del suelo, entre las manos o encima de ella, durante el tiempo suficiente hasta que se sienta completamente
descongestionado. O bien, sin elevar apenas la cabeza del suelo, extiéndese poco a poco boca arriba durante,
por lo menos, tanto rato como ha du rado el ejercicio.

Actitud mental: Mantenga la atención en la región posterior de la cabeza.

Duración: La permanencia en esta postura puede ser de cinco segundos en los primeros ensayos, hasta
alcanzar los doce minutos como máximo, aumentando prudentemente la duración en un minuto cada quince
días.

Observaciones: Debe vigilar, o hacer que alguien lo compruebe, que la posición del tronco es verdaderamente
vertical, ya que algunos principiantes tienden a arquear la cintura hacia atrás. Esto impediría uno de los efectos
mejores de este ejercicio, que es el de conseguir un perfecto descanso. Cuando se domina bien la estabilidad
del equilibrio se produce una relajación progresiva de la musculatura, ya que la posición perfectamente vertical
no exige apenas esfuerzo alguno para su mantenimiento.

Otra precaución que debe tomarse es la de evitar que el descenso se haga en forma brusca. Ha de mantenerse
un constante dominio muscular de la postura y del movimiento. La caída violenta, además de los perjuicios
propios del golpe, anularía por completo los efectos conseguidos durante el asana. Si desarrolla la postura
poco a poco, se evitará prácticamente todo peligro de caídas.

Los dos o tres primeros días es posible que, en el momento de la ejecución, note que la cabeza se congestiona.
No hay por qué alarmarse. Esta sensación desaparecerá con unos segundos de descanso y dejará de ser molesta
a los pocos días de práctica.

Hay que procurar no excederse nunca en el tiempo que se mantiene la postura. Notará primero un ligero
temblor de piernas y después una creciente sensación de molesta pesadez que le indicará claramente que ha
llegado al límite de su capacidad. Siga siempre estas indicaciones desde que aparezcan, y no intente, en modo
alguno, ignorarlas o resistirlas.

En los primeros días también resulta práctico hacer el ejercicio junto a una pared para evitar una caída de
espaldas, en el caso de que perdiera el dominio del equilibrio. La práctica de unos pocos días será suficiente
para que pueda comprobar que el ejercicio no presenta realmente ninguna dificultad seria de ejecución.

Efectos: Este asana, es considerado por los maestros de Yoga como el más importante del Hatha-Yoga. Sus
efectos benéficos son numerosísimos, tanto en el orden físico como en el psíquico. Además del efecto
estimulante sobre todos los órganos abdominales y sus funciones, que tiene en común con los demás asanas
invertidos, aquí la acción se hace sentir de un modo particularmente intenso en el cerebro y demás estructuras
alojadas en el cráneo, todas ellas de importancia vital, tanto para la vida vegetativa como para las facultades
superiores de la mente. Según la tradición del Yoga, este ejercicio facilita además el desarrollo de nuestras
facultades psíquicas e intuitivas, y predispone al discípulo sincero para una más eficaz vida espiritual.

En efecto, desde el encéfalo y demás elementos nerviosos alojados en el cráneo se dirigen todas las actividades
del individuo, tanto las conscientes como las inconscientes, tanto las de tipo fisiológico como las psicológicas
y las espirituales. Siendo el cerebro el mecanismo de expresión de la mente, es evidente que según sea la
calidad y el modo de funcionar de este delicado mecanismo, así será la calidad y el modo de funcionar del
individuo. Mejorar el funcionamiento y ca lidad del cerebro quiere decir, pues, mejorar toda la personalidad.
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Además, según el testimonio ininterrumpido de individuos dotados de genuinas facultades intuitivas, y según
tiende también a comprobar la experimentación científica moderna, existen numerosas regiones de la mente
que permanecen inactivas, en estado latente, donde parecen tener asiento muchas facultades nuevas y casi
desconocidas por completo, que son hoy objeto de estudio de la parapsicología: telepatía, clarividencia,
premonición, telequinesis, etc., y de antiguo conocidas y desarrolladas por los maestros y adeptos del Yoga.
Estas facultades de la mente, afirman los maestros de Yoga, pertenecen por derecho propio y natural al
hombre, y no tienen de por sí nada de misteriosas ni de sobrenaturales: son tan sólo expresión de algo superior,
a la vez que testimonio de la naturaleza espiritual del alma humana. Subjetivamente, su desarrollo depende
de la amplitud y profundidad con que funciona la mente y objetivamente, de la mejor calidad y total
vitalización de los contenidos cerebrales.

Mediante el shirshasana, todo el contenido del cráneo recibe un fuerte estímulo para su mejor funcionamiento
gracias a la abundante cantidad de sangre, que, excepcionalmente, circula en toda la región craneana durante el
ejercicio. Esta vitalización cerebral, aparte de los demás estímulos de tipo pránico, cambio de polaridad
magnética, etc., facilita ya de por sí el desarrollo y toma de conciencia de estos niveles ignorados de la mente,
además de vigorizar los que ya funcionan normalmente.

La glándula hipófisis y el correspondiente centro sutil Ajna, incrementan la actividad de los consiguientes
efectos físicos y psíquicos. Se estimula asimismo el funcionamiento pránico de numerosos centros menores
ubicados en la cabeza. El centro Sahasrara, o «loto de mil pétalos» que se correlaciona con la glándula pineal,
hace sentir también su presencia progresivamente, en forma de una percepción suave, pero clara y evidente,
de una realidad grande, inmensa, serena y poderosa, que vive y alienta detrás de todas las formas contingentes,
limitadas y efímeras de la personalidad humana.

Resumiendo, el shirshasana es un ejercicio que, cuando está ejecutado con las debidas disposiciones internas,
produce, en el transcurso del tiempo, una transformación general de la personalidad en sus diversas vertientes:
física, psíquica, mental y espiritual.

Padahastasana, o postura de la cigüeña

Ejecución: De pie con los brazos junto al cuerpo. Eleve los brazos lentamente, mientras va inhalando, hasta
que los brazos queden en línea recta con el tronco. Mantenga la posi ción y el aliento unos segundos.

Mientras exhala, flexione el tronco manteniendo los brazos extendidos hasta que la cabeza toque a las rodillas.
Con las manos, cójase los tobillos. Mantenga la posición, sin aire, unos pocos segundos, según su capacidad.

Levante lentamente el tronco, siempre con los brazos en línea recta, mientras va inhalando, hasta quedar
en línea vertical. Baje los brazos poco a poco, expulsando el aliento.

FIG. 30: Padahastasana


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Actitud mental: La atención debe dirigirse dentro de la frente, en el punto central entre los ojos.

Duración: De tres a cinco veces, aunque debe ir prolongándose el tiempo de permanencia en flexión, sin
respirar, a medida que se vaya progresando en la práctica de estas posturas.
Observaciones: Procure que las rodillas no se doblen al flexionar el tronco. Si contrae el abdomen, le
resultará más fácil la flexión. Si no alcanza a tocar las rodillas con la cabeza no se preocupe: esto llegará con
el debido entreno. Lo importante es que la flexión se haga manteniendo el tronco lo más recto posible, sin
exagerar la curvatura de la espalda. Levántese poco a poco, pues, de no hacerlo así, podría sentir mareos
debido al cambio demasiado rápido de presión en la cabeza. No fuerce demasiado ni los movimientos ni las
retenciones, puesto que ello le haría retroceder más que adelantar: suavidad y perseverancia son la consigna
del Yoga.

Efectos: Ejercicio excelente para todos los órganos abdominales, así como para los nervios y músculos
dorsales. Constituye un excelente remedio para la constipación y para la adiposidad. Efectos estimulantes sobre
riñones, hígado y páncreas. Los órganos sexuales, al igual que sus nervios, se irrigan abundantemente de sangre,
con lo cual su actividad queda vigorizada. Efecto notable, muy merecedor de ser señalado, la estimulación
cerebral que produce.

Aumenta la energía psíquica, confianza en uno mismo, serenidad, claridad mental y optimismo.

Sukha Purvak o Pranayama fácil

Ejecución: Después de una espiración completa, haga una inspiración integral durante cuatro segundos.
Retenga el aire dentro de los pulmones cerrando la glotis y formando el jalandhara-bandha durante ocho
segundos. Entonces deshaga el jalandhara-bandha, abra la glotis y haga una espiración completa, también
durante ocho segundos.

La fórmula respiratoria en el comienzo es, pues, 4-8-8.

Haga el ejercicio hasta tres veces diarias durante la primera semana. No sobrepase este número ni la duración
de los tiempos de la respiración. A la semana siguiente puede añadir otra respiración más, de la misma
medida, y otra más a la tercera semana, de modo que llegue así a hacer cinco respiraciones diarias de la medida
4-8-8.

Cuando pueda mantener esta respiración sin el menor es fuerzo durante las cinco respiraciones, varíe la
fórmula aumentando el puraka en un segundo, y en dos segundos el kumbhaka y el rechaka, resultando así la
fórmula 5-10-10. Pero empiece la primera semana de esta fórmula con sólo tres respiraciones, añadiendo otra
más cada semana, como en el caso anterior, hasta que llegue a hacer cinco respiraciones de la duración 5-10-
10.

Una vez haya conseguido hacer esto con toda facilidad, no antes, varíe de nuevo la fórmula, haciendo ahora
la siguiente: 4-16-8. Haga este ejercicio no más de tres veces por sesión y por día. Aquí se empieza a utilizar
la fórmula de base 1-4-2. Al cabo de una semana añada otra respiración de la misma medida 4-16-8, y otra a
la tercera semana. Así es que ahora hará cinco respiraciones por sesión y por día de la medida 4-16-8.

A medida que pueda ir haciendo lo indicado con toda comodidad, aumente un segundo la inspiración o
puraka y en la medida correspondiente los demás tiempos. Así será: 5-20-10, 6-24-12, 7-28-14, 8-32-16. No
sobrepase por ningún concepto esta última medida. No tenga ninguna prisa en aumentar el kumbhaka, sino
más bien procure hacer del mejor modo posible el ejercicio en las medidas más sencillas, antes de pretender
pasar a otras superiores.
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Este ejercicio puede hacerse también como respiración polarizada. Por ejemplo, cuando domine bien la
medida 5-20-10, respirando por ambas fosas nasales, reduzca la medida a 4-16-8 y proceda como sigue:

Después de una espiración completa, cierra la ventana derecha de la nariz, tal como indicamos a continuación:

Abriendo la palma de la mano derecha y cerrando los dedos índice y medio, el pulgar y los otros dedos
extendidos se colocan en el extremo superior de la nariz, el pulgar en el lado derecho y los dedos anular y
meñique en el izquierdo. Entonces, si es el lado derecho de la nariz el que debe ser cerrado, los dos dedos
extendidos quedan en la misma posición, pero el pulgar se desliza hacia abajo hasta quedar junto al cartílago
del ala de la nariz, presionándolo hacia el tabique central por debajo del hueso nasal. Si es el lado izquierdo
el que debe cerrarse, el pulgar regresa a su posición original, los dedos que estaban extendidos se deslizan
hacia abajo hasta llegar al ala izquierda, y hacen la presión suficiente sobre el cartílago elástico hasta que
toque con el tabique central, por debajo del hueso nasal.

Cuando deban cerrarse ambas ventanas de la nariz se practica así: haciendo simultáneamente los dos
movimientos que hemos descrito para cada lado. Si las dos ventanas deben quedar abiertas, la mano puede
hacer dos cosas. Si después de dejar las fosas nasales abiertas debe seguir una respiración alternante, los
dos dedos y el pulgar pueden descansar a ambos lados del puente de la nariz; pero, si después no hay cierre
alterno de las ventanas de la nariz, es mejor descender la mano y hacerla descansar sobre la rodilla.

Hemos descrito este ejercicio porque se aplica mucho en el Pranayama cuando se intenta cerrar la nariz en
la fase de kumbhaka y se ha hecho tradicional.

Continuando con la descripción del Surkha Purvak, una vez cerrada la fosa derecha de la nariz, inspire por
la izquierda durante cuatro segundos. Cierre luego, del modo descrito, ambas ventanas y formando el
jalandhara-bandha, retenga durante dieciséis segundos; levante la cabeza, abra la ventana derecha de la nariz
y espire durante ocho segundos. A continuación, por la misma ventana derecha, inspire durante cuatro segundos,
y así sucesivamente. La inspiración debe hacerse siempre por la misma fosa nasal por la cual se ha espirado,
y la espiración debe hacerse con la otra ventana de la nariz por la cual se ha hecho la inspiración.

Observaciones: De ningún modo debe empezar a practicar este ejercicio de pranayama, sin llevar por lo
menos unas semanas de práctica efectiva de la respiración integral o completa.

Cualquier sensación de sofoco, mareo o fatiga indica que debe disminuir inmediatamente el número o la
duración de las respiraciones. Encarecemos al practicante de Yoga que se acostumbre a respetar siempre estas
indicaciones que le dará su propio organismo. Con ello evitará toda clase de efectos perjudiciales, tanto en la
práctica del pranayama como del asana.

E fectos: Éste es una de los mejores ejercicios que existen para reforzar y dominar el sistema nervioso.
Aumenta su capacidad de rendimiento y desarrolla grandemente las facultades mentales.

Nota: Aunque hemos descrito en último lugar el Sukha Purvak, esto no significa que deba practicarse al
final de los ejercicios, antes al contrario, según su nombre lo indica -Prana yama fácil-,es el primero de los
ejercicos de Pranayama que debe practicarse y que figura en todos los textos de Hatha-Yoga. No hemos hecho
otra cosa que seguir el orden de ejercicios de Hatha-Yoga que recomendamos para estimular la actividad de los
chakras superiores, siendo indiferente el orden, por más que dentro del Pranayama éste sea el siguiente: Sukha
Purvak, Ujayi, Kapalabhati, Bhastrika.

Acción de la mente: Ya hemos hablado en un párrafo anterior de la meditación como medio de estimular la
actividad de los chakras superiores. Sólo hacemos aquí una referencia a ella o a su quintaesencia, que es la
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concentración mental. Sugerimos con ejemplos concretos modos diversos de llevar a cabo estos ejercicios.

Conviene advertir que la acción de la mente no debe separarse propiamente de los ejercicios de Hatha-Yoga,
sino que deben armonizarse una y otros, para aumentar su eficacia. Aunque también pueden conseguirse
resultados completos y rápidos sólo con los ejercicios mentales. Hablamos aquí de la acción de la mente sobre
un centro para estimular su actividad.

Este tipo de concentración puede realizarse de muchas maneras diferentes. He aquí algunas:

l. La concentración mental sostenida sobre un centro siempre produce una activación y una vitalización de
aquel centro, pero si esta concentración va acompañada de una respiración consciente, lenta, profunda y rítmica,
su efecto es muchísimo mayor. Así que aconsejamos unir los ejercicios de concentración de que hablamos en
los números siguientes con este tipo de respiración. Conviene hacer antes prácticas de respiración rítmica
durante cierto tiempo hasta conseguir efectuar este tipo de respiración sin pensar en él, dejando a la atención
libre para ocuparse en otro objeto.

Entonces podemos empezar por mandar energía al centro que nos interese, limitándonos sencillamente a
concentrar la atención en la región corporal donde se halle situado el chakra, combinando esta concentración
mental con la respiración rítmica. Al aumentar la energía en el centro, se producirá también un incremento de
las funciones fisiológicas y psíquicas relacionadas con dicho centro.

2. Concentración mental sobre los estados subjetivos correspondientes al nivel o centro que interesa activar.
Por ejemplo:

- Si quiero activar el chakra Anahata, conviene que me centre interiormente y mire los sentimientos y
emociones que despierta en mi interior mi afecto hacia tal o cual persona o cosa concreta o mi inclinación
y gusto o preferencia por tal situación en la que me he sentido mejor, con una satisfacción más íntima, fresca
y profunda. Se trata de cultivar el acto de complacencia en mis estados interiores positivos. Por ejemplo, el
amor, la alegría y, en general, los sentimientos superiores. Aprendiendo a estar alegre por las buenas, como
actitud, por disciplina, o a tener una actitud de afecto sincero, profundo hacia los demás, dinamizo el chakra
Anahata. Y esto aunque no piense para nada en el chakra mismo. Es la función propia del estado subjetivo
la que produce el desarrollo del centro.

Se lleva a la práctica concentrando la mente sobre las emociones y sentimientos que despierta la evocación y
mejor aún la presencia de esas personas, animales, cosas y situaciones agradables para ampliar y ahondar en dichas
emociones, sentimientos y estados. No insistiendo en fijar la atención so bre los objetos externos -personas,
animales, cosas, situaciones-, sino sobre lo que esos objetos despiertan en nosotros, sobre lo que sentimos
interiormente, es decir, cultivando los aspectos subjetivos. Mirar, sentir, saborear, regustar y complacerse.

No hay que temer que se induzca una tendencia morbosa hacia la introversión, porque se trata siempre de
estados internos positivos, que producen, como tales, una abertura en lugar de cerrar el contacto con el exterior.
Pero, ¡cuidado!, hay que evitar en todo momento el especular sobre esta actividad subjetiva. Nada de
divagaciones, ni de discursos del pensamiento; sólo vivir directamente sin dejarse llevar en ningún momento
por la corriente ni del pensamiento, ni de la emoción o sentimiento. Siempre lucidez, presencia de sí mismo,
dirección y dominio sobre los estados, acompañado todo esto con la voluntad activa de penetrar más con mi
mente -atención-en el interior del pensamiento.

3. Concentración o atención preferente hacia personas, cosas y situaciones concretas, correspondientes al


centro de referencia. Por ejemplo:

- Centro Anahata: Concentración y atención a las personas, a los animales y a las cosas por las que sintamos
mayor afecto, haciéndoles objeto de nuestra dedicación y manifestándoles muestras efusivas y desinteresadas
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de nuestro amor. A Dios en la oración, a la esposa, a los hijos, a un animal preferido, etc. Pero vigilando dar
paso tan sólo a los sentimientos positivos y elevados. O también provocando o procurando situaciones en las
que otras veces nos hemos sentido más llenos de emociones y sentimientos positivos.

- Centro Vishudda: De modo semejante, ya que también está relacionado con los sentimientos y emociones,
aunque de un tipo más elevado y creador. Por eso se estimula:
- mediante el cultivo de la conversación con personas que destaquen por su genio superior; o simplemente
hablando, con tal que no se haga como de ordinario suele acostumbrarse, mecánicamente, sino poniendo los
cinco sentidos, estando en cada momento consciente de todos los aspectos de la situación;
- intentando escribir o componer, aunque sea imitando o inspirándose en otros autores, pero con tal que se
trate de poner en lo que se hace un sello de originalidad;
- con audiciones musicales, y mejor aún, cantando o interpretando uno las composiciones de su gusto;
- contemplando obras maestras de la pintura, tratando de sentir el significado y valor de la obra pictórica, o
presenciando de un modo inteligente, es decir, con una actitud total, actuaciones que tengan algo fuera de serie,
sea en el terreno artístico, cinematográfico, científico, comercial, moral o religioso, etc.

Claro que todo esto conviene hacerlo con la intención expresa de estimular este centro. Queremos advertir
también que, cuando decimos «estar del todo en una cosa», «tener una actitud total», «con presencia total de
uno mismo en lo que hace», etc., significa que hemos de mantenernos del todo lúcidos y despiertos, es cierto,
con una atención plena, pero de ningún modo con tensión, sino en un estado de relajación tanto física como
emocional y mental. Pues la máxima atención sólo se da en un estado de relajación. La tensión cierra, la
relajación abre.

4. Sugestión o simple afirmación de que el centro que nos interesa vitalizar está en vías de desarrollo.

Este procedimiento será de mayor efecto si se acompaña de visualización concreta y evocación afectiva del
efecto deseado. Es decir, visualizando en nuestro interior, en el lugar en que está localizado el centro, que
se localiza allí la energía y lo pone en actividad, y, al mismo tiempo, excitando y despertando los estados
correspondientes al desarrollo del centro en cuestión.

Por ejemplo:

- El chakra Anahata se desarrolla afirmando «yo soy amor», o «yo soy afecto», mientras se visualiza un chorro
de simpatía saliendo del pecho, a la altura del corazón y se evocan los momentos afectivos de nuestra vida,
manifestando a la vez la actividad afectiva que se va generando así, en una relación más sincera y afectuosa
para con las personas, ani males o cosas con los que en aquellos momentos estamos en contacto.

La visualización puede hacerse también, y es preferible, viendo el Anahata como un foco de luz dorada e
irradiante del que se desprenden puntitos de luz también dorados que se dirigen a todas partes y, en particular,
a las personas con quienes tratamos.

Una fase superior del desarrollo del Anahata consiste en visualizar al maestro -principalmente a Dios, a
Jesucristo o a la forma más alta de divinidad que uno es capaz de intuir- situado en medio de un sol central
que desde el fondo de nuestro pecho nos llena de amor y lo hace irradiar hacia los demás. Entonces la idea o
frase que hemos de introducir por medio de la autosugestión no será «YO soy amor», sino «Dios es amor a través
de mí».

- El chakra Ajna se desarrolla afirmando «YO soy inteligencia», y visualizando a la vez un haz de luz que
está en el entrecejo, mientras se evocan los instantes de profunda comprensión que se han tenido en la vida.
También se puede evocar la inteligencia que uno se ha dado cuenta que tienen otras personas a las que se
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admira precisamente por eso. Pues en realidad todas las cualidades que una persona intuye en las demás no son
sino una proyección que hace en ellas de sus propias cualidades. Y según esto, esa inteligencia que admira y
ve en tal persona, en el grado preciso en que la ve -no en que la deduce- es suya y por lo tanto puede evocarla.

El Ajna se estimula asimismo por la meditación sistemática sobre objetos progresivamente más elevados.
No es más que una aplicación de las dos primeras fases de concentración del Raja-Yoga, Dharana y Dhyana.

Primero se practica la concentración sobre objetos externos, como una flor, una moneda, etc., o sobre internos,
como el mismo chakra Ajna u otro distinto. Luego, una vez dominado este tipo de concentración, se escogen
como objeto cualidades, como las propiedades de los cuerpos, por ejemplo el quemar del fuego, la fragancia
de las flores, etc. Después sobre virtudes o cualidades morales, como la generosidad, la simpatía, etc. Tras esto
sobre ideas más abstractas, como la verdad, el amor, la belleza. Y finalmente sobre las más abstractas: la noción
de ser, de realidad, de absoluto.

El modo de llevar a cabo la concentración siempre es el mismo: no hay que discurrir, sino limitarse a mirar al
objeto con los ojos corporales, si es externo y material, o con la atención, si interno, imaginativo o abstracto.
Mirar fijamente, como si quisiera penetrar en él. Bastan unos minutos de práctica, cada día, de los que apenas
se conseguirá mantener al atención inmóvil durante brevísimos segundos, para progresar por este camino.

También se desarrolla el Ajna penetrando en el concepto que tenemos de lo que es inteligencia, del ver
hondo y claro, penetrando en el sentido de claridad y asociándolo con el sentido de luminosidad, de luz, de
una luz interior que nos permite ver el interior de las cosas y de las ideas.

Es conveniente hacer varias salvedades acerca de este medio de estimular los centros superiores por sugestión.
Las afirmaciones de «yo soy amor», «yo soy inteligencia» y otras que cada uno quiera usar para introducir
en su interior cualidades positivas, conviene escogerlas con cuidado. Pues tienen que ser cualidades básicas,
es decir, que necesariamente tengamos, aunque sea en mínimo grado. De lo contrario no podríamos evitar la
contrasugestión de la evidencia racional de estar engañándonos a nosotros mismos, diciendo que tenemos una
cualidad cuando estamos convencidos de que no es así. Esto ocurre a todas las cualidades que están condicio-
nadas por factores externos a nosotros, como «tener facilidad de palabra», condicionado a una gran preparación,
ser «más enérgico que Fulano de Tal», condicionado a factores externos que escapan a nuestra acción, etc.
En general los adjetivos encierran cualidades que suponen una previa adquisición, porque indica haber llegado
a un grado ya algo avanzado de la cualidad. Por eso es mejor usar sustantivos. Todos somos «amor», todo
hombre es «inteligencia», etc. Nunca se miente al afirmar esto. Así que cualidades básicas son las que parten
de los siguientes conceptos que constituyen la base constitucional de todo hombre: inteligencia y comprensión;
energía y poder; amor, bondad y belleza espiritual. Toda cualidad que se derive directamente de alguna de éstas
es básica. La iniciativa, la simpatía, la amabilidad, etc.

5. Conocerse en un ambiente favorable, es decir, en el que predominen los valores propios del centro a
estimular.

Por ejemplo:
- Si se quiere estimular el Anahata: vivir intensamente la vida de familia -afectividad conyugal, amor a los
hijos, a los padres, etc. -o el amor entre enamorados, o la amistad, o el amor a Dios mediante una vida intensamente
religiosa expresada a través de la oración.
- Para estimular el Vishudda, vivir en un ambiente creador, de iniciativas, en medios artísticos, publicitarios,
comerciales, religiosos, etc., que hagan una labor de avanzada.
- En el caso de querer activar el Ajna, frecuentar los medios intelectuales, en la escala apropiada al grado de
desarrollo de la persona: clases, círculos culturales, conferencias, estudios, lecturas de tipo intelectual.

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Otros medios para estimular los distintos centros

l. Un chakra puede activarse también transfiriendo a él energía de otro centro, mediante una técnica de
traslación de energía. De este tipo de técnicas hablaremos más adelante.

2. También puede aumentarse la actividad de un chakra mediante el estímulo de los órganos y funciones
fisiológicas correlacionados con dicho chakra. Por ejemplo:

- El Anahata, estimulando la glándula relacionada con él, es decir, el timo, y activando las funciones del
plexo cardíaco y pulmonar.

- El Vishudda, haciendo lo mismo con la glándula tiroides y con el plexo laríngeo o faríngeo.

- El Ajna, ídem. con la hipófisis y el plexo cavernoso.

Este estímulo de los órganos y funciones puede llevarse a efecto de varios modos:
- Por actividad física, como la gimnasia, el deporte, los masajes, etc., pero principalmente por medio de la
práctica de determinados asanas de Hatha-Yoga, de acción específica sobre dichos órganos y funciones. En
páginas anteriores figura una relación de los mismos para cada chakra superior.

- También podría llevarse a cabo por una acción farmacológica, aunque sea éste un medio poco aconsejable
sin el asesoramiento de un excelente médico.

- Muy posiblemente se conseguiría igualmente un estímulo muy notable del centro interesado mediante la
inteligente aplicación de corrientes eléctricas sobre los plexos correlativos al centro interesado. Personalmente
carecemos en absoluto de experiencia y de conocimientos sobre este punto.

Tenemos, pues, a mano muchos medios de acción, puesto que podemos manejar la energía de nuestros
chakras supe riores tanto desde un ángulo fisiológico como psicológico, lle gando a los mismos resultados.

Teniendo en cuenta que el secreto de todo este trabajo es la atención bien dirigida, que produce
automáticamente la polarización de la energía hacia el punto donde se centra, y a la vez la profundización de
la conciencia en ese punto. La conciencia de nosotros mismos en los distintos niveles se vigoriza, ensancha y
ahonda en la medida en que se centra la mente en ellos. Y repetimos todavía otra vez que no se trata de
pensar que tenemos tal centro y reflexionar sobre él, sino de dirigir hacia él la atención, manteniendo fijamente
esta actitud mental. Si además, paralelamente, se quiere pensar en las funciones del centro en cuestión, no
hay inconveniente, pero no es esto lo eficaz para desarrollarlo. Así lo hace el que practica, por ejemplo,
meditación religiosa sobre el Corazón de Jesús, símbolo claro y viviente del Amor supremo encarnado, puesto
que fija su atención en su región del corazón.

B) Técnicas de traslación o transferencia de energía de un centro a otro

Vamos a indicar principalmente tres:

l. Los asanas y Pranayama descritos anteriormente sirven para realizar esta traslación, sobre todo si se
acompañan de respiración lenta y rítmica y de visualización, como veremos en las otras dos técnicas.

2. Ejercicios de concentración mental, acompañados de un ritmo respiratorio lento, tranquilo y profundo, a


la vez que se realiza la siguiente visualización:
92
- El efectivo ascenso de energías de un chakra a otro superior -ya que siempre debe tratarse de una
sublimación de la energía, pues pasar energía de un chakra superior a uno inferior significaría un retroceso;
- La activa transformación que va teniendo lugar del estado de conciencia que existía al empezar el ejercicio
al nuevo estado subjetivo, que corresponde a la activación del centro al que se envía la energía o chakra
estimulado.

3. La mera sustitución de actividad, externa e interna, correspondiente a un centro por la que corresponde a
otro centro, si es mantenida suficientemente, produce la transferencia de energía de un modo automático.

C) Técnicas de profundización o interiorización de zonas en los centros

Nos limitaremos a enunciar tres tipos de técnicas. Hay que hacer notar que un factor esencial en todas estas
técnicas es la especial actitud que debe adoptar la mente para conseguir una definida y correcta interiorización.
Esta actitud podría intentar delinearse diciendo que la mente debe aprender a mantenerse al mismo tiempo:
completamente despierta, cocentrada, tranquila, ampliamente abierta y firmemente sostenida en la misma
dirección. Conseguir que la mente reúna estas condiciones aparentemente contradictorias no puede ser efecto de
una improvisación y constituye la finalidad de las fases, peliminares de los diversos Yogas, así como de las
demas técnicas que tanto Oriente como Occidente han elaborado para todo trabajo serio de desarrollo interior.

I. Técnicas que actúan principalmente sobre la conciencia física:

A) Hatha-Yoga, especialmente algunos tipos de Pranayama y el Savasana o técnica de relajación general.

Cuando lo ejercicios de Pranayama se practican después de haberse ejercitado en la respiración consciente,


son muy eficaces en este sentido. A medida que el movimiento respiratorio, previamente conectado con la
mente, se va profundizando, conduce poco a poco a la mente sin esfuerzo alguno a zonas más profundas.

El Savasana. Es un ejercicio de Hatha-Yoga, que también recibe el nombre de ejercicio de relajación general
consciente. Tiene el mismo efecto de profundización pero apoyándose en el control del tono muscular.

Ejecución: Debe hacerse en un lugar tranquilo y bien ventilado en cuanto sea posible, sobre el suelo, encima
de una manta doblada, o sobre la cama. Como se trata de una postura inmóvil, si hace frío conviene cubrirse
con alguna manta. Es mejor que la habitación esté en suave penumbra.

La ropa debe ser ligera y estar aflojada. La hora, cualquiera: con tal que no se esté haciendo la digestión, es
decir, despues de dos horas de haber terminado una comida principal.

En estas condiciones, el savasana o relajación general consciente consiste en tumbarse con todo el cuerpo
sobre el suelo o sobre la cama, de espaldas, de forma que todo el dorso toque la superficie donde se halle echado,
cuidando de apoyar la parte posterior de la cabeza de un modo cómodo, sin levantarla, para conseguir la mayor
inmovilidad posible. Los brazos y las piernas un poco separados, los brazos del cuerpo y las piernas entre sí,
pero con naturalidad, y todo el cuerpo aflojado con esa disposición de abandono total propio de quien se
hunde en la cama para descansar por completo.

FIG. 31. Savasana


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Estando así, se hacen dos respiraciones completas o tres, o sea, se inspira profunda y suavemente, llenando
primero el vientre de aire y después la parte superior, hasta que queden los pulmones enteramente saturados,
sin forzar para nada la respiración; reteniendo unos momentos el aire dentro, cuanto dé de sí, sin intentar una
mayor retención del mismo; y expulsándolo luego también con lentitud y naturalidad hasta quedar del todo
vacío. Siempre por la nariz, manteniendo la boca cerrada.

Entonces comienza propiamente el savasana. Sin interrumpir la respiración, una vez hechas esas dos o tres
respiraciones completas, se empieza a respirar sólo con la parte inferior de los pulmones, de modo que el
aire llene el abdomen sin hinchar la cavidad pulmonar torácica: respiración abdominal. No hay que esforzarse
ni es nada difícil, sino que se trata precisamente del tipo de respiración que viene naturalmente a practicarse
siempre que se está tumbado en esta postura. Pero hay que hacerla del modo siguiente: mientras se inspira se
visualiza la entrada de puntitos brillantes de prana en los pulmones, y es en la larga retención que viene a
continuación que este prana se posa y reconforta el cuerpo y el espíritu. Finalmente se espira el aire, siendo
ésta la fase más importante de cada respiración abdominal, pues en ella, mientras se echa el aire muy
lentamente, hay que dejarse ir, aflojarse del todo, haciendo un gesto interior de relajar todos los músculos
que puedan estar tensos y soltarse interiormente del todo, como quien llega muy fatigado y se deja caer en
la cama abandonándose del todo en ella.

Esto hay que hacerlo cada vez que se efectúa una respiración abdominal, con toda tranquilidad y naturalidad;
pero teniendo una cosa muy presente: que la mente debe permanecer en todo momento clara y lúcida, siendo
la que se dé cuenta de todo lo que se va sintiendo y la que dirija este proceso, manteniéndose al margen de
él con plena conciencia. De modo que vaya percibiendo con toda atención las sensaciones de descanso y de
aflojamiento que viene del cuerpo, y que va aflojando toda la musculatura del cuerpo, incluso la que mantenía
inconscientemente contraída, cosa que conseguirá, si no desde el primer día, sí a medida que avanza la práctica
de este ejercicio.

La terminación de cada sesión debe efectuarse así: primero pensar en dar por terminado el savasana y en
volver al estado normal de la vida corriente. En seguida hacer varias respiraciones por la nariz cada vez de
más voluminosa inspiración, pudiendo ya mover manos y pies después de la tercera y estirando y contrayendo
las piernas y brazos y sus músculos, como quien se estira y se encoge. Sólo después puede ya levantarse. La
razón de esta terminación tan lenta y graduada es evitar el brusco cambio que supone pasar de un estado a
otro, cosa que disminuiría parte de los beneficios que se pretende conseguir con este ejercicio.

La práctica del savasana no debe exceder al principio los diez minutos o como máximo el cuarto de hora,
pero a medida que se va adelantando no hay inconveniente en alargarlo hasta media hora o más.

Actitud mental. Aunque ya hemos hablado de ella al describir la ejecución del Savasana, no sobrará que
insistamos aparte en que a toda costa hay que procurar mantener la mente clara y bien despierta y consciente,
mirando atentamente todo lo que se siente y dirigiendo el proceso que hemos explicado y en el cual consiste
este ejercicio. No importa que los primeros días cueste sostener esta actitud mental, y sólo se consiga de un
modo intermitente. Poco a poco se irá estabilizando la mente y obedeciendo a la dirección que le imprimamos,
de modo que no resultará excesivamente difícil localizar la atención hacia los estados internos corporales y
psíquicos y las sensaciones que la misma relajación produce, sin que se nos marche hacia otros pensamientos.

Como ejercicio tántrico de traslación de energías, el Savasana es un medio excelente para dirigir la energía
hacia el centro que nos interese, sobre todo en los momentos de retención y de espiración. Pues en realidad,
aunque hemos hablado de relajar y aflojar todo el cuerpo a cada espiración, sin embargo un excelente medio
de practicar la relajación es seguir un orden y relajar tan sólo determinadas partes en cada grupo de espiraciones,
o también dirigir la energía que se ha inspirado hacia el lugar donde se halla situado el chaka que queremos
desarrollar, visualizando que se traslada hacia allí.
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Fases del savasana. La práctica del savasana, llevada a cabo de un modo sistemático, es capaz por sí sola
de conseguir una total profundización hasta la zona central de los chakras. No obstante, conviene que el sadhaka
o persona que practica este ejercicio sepa que a medida que lo hace se van presentando nuevos estados y
fenómenos que le parecerán extraños, según va calando en profundidad. Son índice de las fases que va
atravesando y que vamos a enumerar brevemente:

l. Conciencia física periférica, que consiste en la relajación y sensación que se percibe al descansar
conscientemente.
2. Conciencia pránica o de hormigueo, sensación que invade el cuerpo en esta segunda fase.
3. Conciencia de placidez o sensitivo-emotiva, en la que se experimenta una sensación cada vez más profunda
de bienestar.
4. Autoconciencia mental, en la que se logra llegar al silencio mental, o cese del fluir de los pensamientos.
5. Conciencia de oscuridad y vacío: se experimenta la sensación doble que indican las palabras mismas con
que denominamos esta fase.
6. Conciencia de luminosidad y plenitud, fase cumbre que consiste en el encuentro profundo consigo mismo.

Estas fases se andan por el mero hecho de continuar relajando siempre más a cada espiración y fijando la
atenció.n en los estados correspondientes, de modo que no hay que ir en su busca sino que vienen solas cuando
la mente permanece bien consciente. Es un progresivo ir avanzando hacia zonas más profundas y centrales de
nuestros niveles físico, afectivo y mental.

Efectos: Siempre que se ejecuta el savasana de modo constante y estricto se consiguen efectos muy notables
entre los que citamos los siguientes:

- Perfecto descanso corporal.


- Rápida recuperación de toda clase de fatiga.
- Mejora del funcionamiento del cuerpo en general y curación de los trastornos originados por hiperactividad
orgánica o por tensión.
- Aumento de la energía física, psíquica y mental.
- Tranquiliza, aclara y profundiza la vida afectiva.
- Consigue el perfecto descanso de la mente a voluntad.
- Aumenta la energía, claridad y penetración de los procesos mentales.
- Facilita el desarrollo de nuevas facultades de percepción superior: intuición, sentimientos estéticos, etc.
- Conduce a nuevos estados subjetivos de interiorización.
- Facilita el eventual despertar de la conciencia espiritual.

Contraindicaciones. Este importantísimo asana es de gran utilidad para toda clase de personas en general,
sobre todo hoy día en que el aumento de preocupaciones y la falta de tiempo hace vivir a tanta gente en un
estado de creciente tensión física y psíquica. No obstante, en algunos casos sí puede ser perjudicial, por lo que
completamos el tema del savasana enumerando las principales contraindicaciones:

- Las personas cuya tendencia habitual es la de huir de las situaciones concretas de la vida.
- Aquéllas que presentan síntomas crónicos de atonía o pereza fisiológica, física y mental.
- Las personas cuyo psiquismo muestra clara tendencia a la disgregación, a la dispersión.
- Los afectados de trastornos psíquicos graves.

En estos casos antes de decidirse a practicar el savasana es preciso realizar una consulta médica con un buen
especialista.

B) Karma-Yoga. Es el Yoga de la acción. Así como el Hatha-Yoga enseña el camino para llegar a la realización
o hallazgo de la realidad esencial por la práctica de los asanas o posturas ejecutadas con requisitos corporales y
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mentales determinados y el Tantra por el manejo de la energía o prana, el Karma-Yoga utiliza la actividad
exterior de la vida, pero con renuncia a los resultados de dicha actividad.

Las etapas del Karma-Yoga hacen subir al hombre desde los grados más bajos en que los móviles de la
acción son puramente materiales, como el placer y la riqueza; pasando luego a elevarse un grado al obrar por
móviles psicológicos, todavía egocéntricos, como el orgullo, la ambición, el afán de dominio personal; y más
tarde, aun dentro de la tendencia egoísta, pero en un plano ya superior, moviéndose a impulsos de un orgullo
espiritual y de un ansia personal de perfección. Es necesario superar estas fases en que la acción obedece a
móviles interesados y llegar a obrar desde el fondo, de modo que la acción brote como puro impulso espiritual,
sin ninguna clase de apego a sus resultados. Entonces se vive en el cumplimiento espontáneo y consciente de
la voluntad de Dios.

Esta clase de Yoga requiere, para conseguir mediante él la realización, poner a contribución todo el empeño
de que uno es capaz en cada cosa que se hace. Precisamente este empeño, esta totalidad de la persona en cada
una de sus acciones es la técnica del Karma que aconsejamos para profundizar en las zonas de los chakras.
Pues produce un desplazamiento automático de la atención desde los niveles inferiores a los superiores y,
dentro de los superiores, desde las zonas superficiales a las más profundas, hasta llegar al foco central de los
chakras a raíz de Sushumna.

Así que consideramos aquí el Karma-Yoga, no sólo como vía mística de renunciación progresiva, sino también
como medio de sistemática integración de la mente, cuyo eje es la atención, con los más profundos impulsos
interiores de la acción.

C) Judo. A nuestro entender es una de las mejores técnicas dinámicas para conseguir una rápida y profunda
integración mente-cuerpo, así como un entreno para una correcta relación social. Si las condiciones de la
mente son las requeridas y se persiste suficientemente, su ejercicio lleva a esta conciencia impersonal que
corresponde a la zona central o axial de nuestros chakras. Lo más importante, desde luego, no es la técnica
física en sí misma, sino los principios psicológicos que subyacen en ella, los mismos principios del Zen, del
que deriva. Para alcanzar esa axialidad con cierta rapidez es indispensable que toda la práctica esté debidamente
orientada a ese fin y ser dirigido por quien haya realmente llegado a esa realización.

II. Técnicas que actúan principalmente mediante la conciencia afectiva.

a) La práctica de la vida espiritual, en tanto que auténtica vida interior, que conduce a una transformación
completa del psiquismo.

En este sentido hablamos más adelante con alguna extensión de la oración, aunque la religiosidad no sólo
abarque este aspecto más íntimo del contacto directo con Dios sino que implique todas sus consecuencias en
la completa ordenación de la vida.

b) Todos aquellos tipos de vida que, aun sin ser específicamente religiosos, conducen a una entrega total
del sujeto al objeto o ser amado, sea persona, cosa, idea, institución, etc. Por ejemplo la dedicación abnegada y
total al servicio del prójimo, que practican algunos médicos, enfermeras, líderes sociales, o la entrega a un
ideal científico de investigación, o político, etc., siempre que se trata de una consagración desinteresada de toda
la persona.

III. Técnicas que actúan principalmente sobre la actividad mental:

Raja-Yoga.

a) La progresiva toma de conciencia de los mecanismos internos de la mente, al objeto de conseguir la


propia desidentificación de ellos, según exponen las reglas clásicas del Raja-Yoga.
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Aunque ya anteriormente hemos expuesto lo esencial del Raja-Yoga resumiendo las dos fases Dharana y
Dhyana, hacemos aquí una corta ampliación para que el lector pueda hacer algún uso de ellas. ( Para un mejor
conocimiento remitimos a nuestras dos obras tituladas ambas « Raja-Yoga», Dharma, 1962, y Cedel, 1965.)

Dejando las prescripciones usuales sobre limpieza y purificación del cuerpo y del espíritu o de la mente
(Yama y Niyama) y lo relativo a la postura corporal que conviene adoptar para la meditación (asana) y el tipo
de respiración que conviene hacer en la meditación (pranayama), diremos algo acerca de la meditación misma.

La primera fase, todavía preparatoria, pero característica del Raja-Yoga, es el Pratyahara o aislamiento de los
sentidos. Hemos de retirarnos o retraernos del mundo de los sentidos, de lo que vemos y oímos y de lo que
recordamos, pero no por simple efecto mecánico de la concentración mental que ya lleva consigo restringir
el campo de la atención, sino de un modo deliberado, como disposición interna necesaria para concentrarnos
perfectamente.

Luego vienen las fases Dharana o concentración y Dhyana o meditación. El Dharana consiste en concentrar
la atención sobre un objeto, que primero conviene que sea externo, como una flor, un libro, un retrato, etc. Y
luego interno, como un centro, en especial el Anahata o el Ajna, pasando más adelante a concentrarse sobre
una perfección moral como el amor, y por fin sobre una idea abstracta, como la noción de ser, de absoluto.
No es absolutamente necesario seguir esta escala de objetos, hasta el punto de que, si buenamente se puede,
mejor es detenerse en un solo objeto y profundizar en él. Sólo se aconseja pasar a otro una vez terminado
todo el ciclo del Raja-Yoga con uno. Los objetos internos y los más abstractos son más propios para facilitar
la meditación, fase segunda llamada Dhyana; y los primeros para conseguir una buena concentración. De
todos modos no es tampoco preciso tener delante el objeto cuando es externo, bastando su sim ple
representación imaginativa, si es suficientemente viva.

Una vez elegido el objeto, el Dharana se practica centrándose por completo en él, de modo que toda la
persona se ponga con toda su capacidad en el objeto. Se requiere una total dedicación durante el ejercicio,
para conseguir resultados, superando con paciencia las dificultades que necesariamente se experimentarán.

El Dhyana es el mismo Dharana cuando se consigue prolongar esa concentración sobre el objeto durante
más tiempo, profundizando entonces más en él. Empieza aquí un nuevo estado interior de abertura a la vez
que se va abriendo a los ojos de la mente la interioridad del objeto.

Esta profundización progresiva conduce a la última fase del Raja-Yoga, llamada Samadhi, que consiste en
una identificación del yo con el objeto. Se consigue con la simple persistencia en el Dhyana que hace que la
persona vea cada vez desde una zona más interior de su mente algo más interior del objeto, hasta intuir la
identidad de su propia realidad con la del objeto.

Como se ve, esto supone una interiorización en la zona central del Ajna y del chakra correspondiente a la
realidad del objeto.

Jñana-Yoga

Es la constante aplicación del discernimiento espiritual sobre todos los contenidos formales de la mente hasta
alcanzar la clara e inmediata realización intuitiva de la verdadera naturaleza de las cosas, del hombre, de la
realidad. Se le llama también Yoga del conocimiento. Seguimos en su breve exposición la descripción que
hace de este Yoga Satischandra Chatterjee en su obra The Fundamentals of Hinduism.

El camino que sigue el Jñana coincide en parte con el de la Filosofía occidental, aunque ahonda mucho más,
puesto que su fin es la liberación interior o realización, en vez de simplemente conseguir el conocimiento teórico
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de la verdad, palabra ésta que aquí equivale a la construcción de un sistema universal y último de todas las
cosas, pero al fin puro sistema de estruturación especulativa. También la primera parte del Jnana sigue esta
trayectoria, pero luego se desprende de ella, como de un simple andamio, para llegar hasta la aprehensión de la
Verdad en sí misma.

Para seguir el Jñana se necesita tener un intelecto bien dotado y por eso el Jñana está especialmente indicado
para las personas de tipo predominantemente mental. En este sentido es un Yoga de minorías selectas,
considerándosele el más difícil de los Yogas. Pero no en cuanto opuesto a los demás Yogas, sino antes bien los
otros Yogas constituyen una excelente preparación para éste, en especial el Raja-Yoga, el Karma-Yoga y el
Bhakti-Yoga, de modo que el Jñana-Y oga se halla en la Cima del trabajo yóguico.

La preparación para el Jñana

Como todos los yogas, el Jñana exige una preparación, que consiste en el más perfecto control moral de las
pasiones e impulsos inferiores, porque los deseos bajos y los pensamientos turbios oscurecen el intelecto en
su búsqueda de la verdad acerca del yo y de Dios, objetivos del trabajo intelectual jñánico. Corazón limpio y
mente serena, he aquí los dos requisitos para llegar a conocer y realizar la verdad filosófica Y religiosa. En la
práctica, esta limpieza se realiza mediante el yama y el niyama, es decir, absteniéndose de toda clase de
bajezas, como la mentira, la ambición, la ira, la autocondescendencia, etc., y esforzándose en el estudio y
meditación en Dios, en la disciplina, energía y rectitud en el obrar, etc. Bhagavad Gita dice: « El conocimiento
de Brahma o de Dios debe buscarlo el hombre en la obediencia, la investigación y el servicio amante a un
Maestro que ha realizado el mismo Dios». La práctica de estos puntos hace nacer un profundo y sincero deseo
de conocer a Dios y de conocerse a sí mismo. Cuando este íntimo deseo gana en solidez y brota de las fuentes más
profundas de la persona, cesa la necesidad de cumplir las observancias exteriores y todo el interés se cifra
entonces en el estudio de la filosofía del Yo y de Dios. No obstante, aún no empiezan las fases del Jñana
propiamente dicho, sino que todavía está el discípulo en un estadio preparatorio, pues tiene que esforzarse en
conseguir especialmente estos requisitos espirituales: la discriminación o Videcka, el auto control, renunciación
al resultado de sus acciones y un total deseo de liberación espiritual.

Expliquemos brevemente estos puntos:

- De ordinario vivimos apegados a las cosas y a todas las sensaciones agradables que nos traen los sentidos.
Es necesario llegar a comprobar íntimamente que todo bien sensible es perecedero por sí mismo y por lo tanto
que contiene en su interior una fuente de dolor. Sólo cuando esta comprobación entra de un modo real en la
vida del discípulo, es decir, cuando realiza la experiencia de la caducidad de los bienes sensibles, se debilita
y extingue toda satisfacción basada solamente en ellos, y crece el deseo de buscar los bienes eternos, de conocer
de verdad a Dios y de Él alcanzar la dicha que no merece.

- El discernimiento acerca de los bienes verdaderos concede el dominio de los sentidos y facilita el control de
la mente, en el que se ha de ejercitar de ahí en adelante, permaneciendo en una actitud interior de serenidad,
alegría y tolerancia a través de las oscilaciones de la vida en su doble movimiento de fortuna y de reveses.
Ello exige una concentración de la mente en la búsqueda de la verdad y una fe en su gurú y en la escritura.
Y además un espíritu de renuncia a disfrutar del resultado de sus propias acciones.

- A estas condiciones ha de reunir una voluntad poderosa de llegar a ser libre de todo mal moral y de todo
sufrimiento, es decir, de toda limitación.

La investigación filosó fica

Es necesario en primer lugar tener un maestro calificado o gurú, que proporcione al discípulo las instrucciones
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necesarias a sí mismo, al mundo y a Dios, y el camino para llegar a conocer dichas verdades. A falta de un
buen guía, deben estudiarse las escrituras que enseñen estas materias. Esta primera fase de adquisición
reverencial de las verdades se llama Sravana.

Viene después la meditación reflexiva y crítica sobre los conocimientos estudiados. Consiste en dedicarse a
un estudio de tipo lógico que lleve al estudiante al convencimiento racional, es decir, basado en el raciocinio,
de dichos conocimientos. Esta segunda fase es el Manana.

Pero, como a argumentos se puede responder con argumentos, dando así entrada a la duda positiva o al
menos a la vacilación, por más que las razones propias sean de gran fuerza lógica, viene una tercera etapa,
denominada Mividiasana o contemplación, que consiste en contrastar lo estudiado y meditando con nuestra
experiencia del mundo físico y de nosotros mismos, sin dejar de estudiar ni de meditar filosófica o
racionalmente sobre las verdades espirituales. Esta contrastación con nuestras experiencias tiene por objeto
llegar a ver que en realidad el Ser es absolutamente necesario para el conocimiento real de las verdades
filosóficas acerca de Dios y del Yo.

Este triple método libera nuestra mente de la ignorancia y prejuicios que causan nuestra limitación,
llevándonos a la realización de nuestro verdadero yo como idéntico con Dios y de la visión del mundo como
una apariencia falsa o irreal.

Aplicando ahora este método al estudio de Dios o Atman, del mundo o Jagat y del Yo o Jiva, el proceso del
Jñana se verifica así:

Tras haber estudiado todas las verdades relativas a esos tres puntos fundamentales y haber comprendido bien
y con espíritu crítico las bases lógicas sobre las que se apoyan, hasta llegar a un seguro convencimiento racional
de ellas, libre de todo prejuicio -fases Sravana y Manana- viene la contrastación con la experiencia personal
del mundo exterior y del yo interior, también de tipo racional, hasta comprobar que la realidad que subsiste en
tales experiencias es pura existencia, idéntica con la pura conciencia, libre, infinita e inmortal, que constituye
la felicidad verdadera y pura en sí misma:

- Esta comprobación viene de ver que todo lo que nos rodea, el mundo, cambia y es limitado, por lo tanto
no es real de verdad, ya que se contradice y la realidad es inmutable y no se puede contradecir. Pero, mientras
todas las cosas particulares, como formas limitadas que son de la existencia, se contradicen, pues tienden a la
destrucción y cambian, la existencia pura como tal, es decir, la existencia sin forma que es común a todas las
formas y de la que las cosas todas son formas particulares, no se contradice ni puede contra decirse, porque es
pura existencia. Esta pura existencia es la que queda cuando pensamos en nada -silencio mental- y cuando en
el sueño sin sueños o sueño profundo subsiste nuestro yo o alma fuera de toda forma.

- Cuando la contrastación experimental de lo estudiado y pensado en el S ravana y el Manana versa acerca de


nuestras experiencias del yo en nuestro propio interior, llegamos también a aquel Yo, que no es ni el cuerpo, ni
los sentidos, ni la mente, ni el yo personal y concreto, al Yo que es realidad permanente, esencia de la
conciencia, sin los cambios ni modificaciones a que están sujetos el cuerpo, los sentidos, la mente y el yo
personal, al Yo que tiene precisamente por objetos internos estas estructuras psíquicas, prueba de que es diferente
y superior a ellas, aunque persiste en todas ellas. En otras palabras, que esas estructuras sólo son formas de la
conciencia última y verdaderamente real, que existe pura y sin forma y que es consciente en sí misma. Esta
conciencia no está tampoco nunca contradicha, como lo están los fenómenos de la conciencia y subsiste
incluso en el sueño sin sueños, cuando cesa todo fenómeno. De lo contrario al despertar no podríamos tener
ninguna conciencia de que hemos gozado de un excelente sueño. Así pues, la realidad de este Yo consiste en
la pura existencia consciente.

La conclusión lógica de todo esto es que la realidad que subyace en el mundo físico, la pura existencia,
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que hemos visto que es lo único que está en todas las formas careciendo en sí misma de forma, es de idénticas
características que nuestra realidad interior, que también hemos visto que consiste en la pura existencia
consciente. Más aún, ambas coinciden o son idénticas, la pura existencia, que es la realidad del mundo, tiene
el carácter intrínseco de conciencia. Es la realidad suprema Atman o Brahman. Por lo tanto el análisis lógico
de nuestra propia experiencia nos lleva a ver que Brahman es la única realidad última de mí mismo y del
mundo, y también la pura felicidad, fuera del tiempo, del espacio y de toda forma y determinación causal, siendo
entonces infinita, inmortal, eterna y libre en sí misma.

Y, como el yo superior del hombre es idéntico a Brahma, también goza de sus mismos atributos.

Así la práctica del Jñana Yoga conduce al hallazgo de la zona mas profunda de nosotros mismos, a nuestro
Yo real y profundo, en el que tomamos conciencia de nuestra realidad, es decir, al eje mismo del nadi
Sushumna, por donde prana vitaliza la zona axial de todos los chakras.

5. EL DESARROLLO ARMÓNICO DE LA PERSONALIDAD, MEDIANTE UN TRABAJO


EQUILIBRADO

Éstas, lo mismo que otras técnicas de que trataremos a continuación, van destinadas a aumentar la energía de
los chakras, unas veces por actuación directa sobre ellos, otras por traslado de la energía de los chakras
inferiores a los superiores.

Antes de seguir adelante conviene que digamos unas palabras sobre el equilibrio que es necesario guardar
en la activación de los chakras para que produzca un desarrollo armónico de la personalidad.

Ya hemos hablado de los efectos contraproducentes que pueden sobrevenir, de despertar directamente a
Kundalini, Y que desaconsejamos en absoluto la práctica de las técnicas que el Tantra clásico destina a este
fin. Por otro lado, hemos estado explicando técnicas concretas para centrar nuestro trabajo en el desarrollo de
los chakras superiores, siguiendo en este caso el camino del tantrismo moderno, que resulta mas acomodado
a las posibilidades del hombre occidental.

No obstante, también es peligroso aplicar los métodos antedichos a desarrollar tan sólo el chakra superior
Sahasrara, si antes no se tiene una base psíquica sólida, para evitar el desbordamiento de la energía superior
que arruinaría a una estructura psíquica no bien integrada. Se impone el equilibrio en el trabajo.

Para ello:

-Hay que quitar los impedimentos que pueda haber en la circulación de la energía pránica, mediante la práctica
d e algunos asanas y un ritmo de vida sano en los aspectos siguientes:
a) Físico.
b) Moral-afectivo.
c) Mental.

La vida afectiva y mental sana requiere con frecuencia una reestructuración de estos niveles, para lo que
recomendamos la práctica de la oración, y de la meditación, principalmente de investigación del yo y del
Dharana y Dhyana, junto a una vida moral e instintiva perfectamente controlada.

Cada tipo de personas conviene que insista en lo que más necesita. Habrá personas que ante todo tendrán que
tratar de elevar el plano en que de ordinario se mueve su conciencia, tal vez demasiado atada a los niveles
100
inferiores. Entonces interesa la práctica de ejercicios de respiración y asanas y a la vez de prácticas de meditación
y oración. Teniendo en cuenta que lo que más desarrolla los chakras superiores es la actividad específica de
ellos dirigida por la mente, sobre todo la vida afectiva y la meditación.

Pero, incluso cuando la persona se dedica intensamente a la vida espiritual y por lo tanto ha trabajado ya mucho
en el desarrollo del nivel afectivo superior, Anahata mediante la oración y del Ajna mediante el estudio,
conviene que se ejercite también con intensidad en los niveles inferiores, practicando el deporte o haciendo
mucho ejercicio físico, en especial, si puede, «judo» y «asanas» de Hatha-Yoga y cultivando además con
dedicación la vida de relación afectiva y abierta hacia los demás.

Es curioso ver el contraste que existe entre esos hombres que sólo viven para comer, dormir y ganarse el
pan, que denotan un sólido enraizamiento en la base elemental y primaria de la vida, y las personas dedicadas
al estudio o a la vida espiritual, de típica languidez física y dificultad para el contacto en la relación ordinaria
entre la gente.

Los primeros necesitan activar sus chakras superiores, pero los segundos revelan en su estado psíquico-
somático un déficit del centro M anipura, que regula el equilibrio vegetativo. Son personas que no comen ni
duermen bien. Cuando ese desarrollo superior viene de forma muy progresiva, no surge ningún contratiempo;
pero si el cambio es un poco súbito, la naturaleza se toma su desquite. De ahí la conveniencia, en noviciados
y centros de intensa espiritualidad, de excursiones, práctica del deporte, contacto con los demás, en una
palabra, evitar el hermetismo excesivo en unos niveles, aunque sean los superiores, descuidando otros por
considerarlos inferiores.

En el Tantra estos hechos se explican así:

- El Vishudda se corresponde con el Svadhistana. Cuando se abusa de la actividad del Svadhistana, la energía
propia del Vishudda desciende al Svadhistana. Y por el contrario, un chorro de energía sexual permite
invertirla en el proceso creador del Vishudda, estimulando indirectamente las facultades creadoras.

- El Anahata se corresponde con el M anipura. A medida que se controla la actividad del Manipura -sensaciones
de tipo vegetativo, afán de comodidades materiales y satisfacciones emotivas elementales- se puede disponer
de mayor energía en el Anahata, elevándose la calidad de la vida afectiva. Es precisamente ésta la clave de la
mecánica ascética.

Pero los excesos en cualquier sentido, monopolizando la energía en provecho de uno o dos centros, siempre
producen un desajuste y una disonancia en la armonía interior de los chakras.

La persona debe desarrollarse toda ella de un modo equilibrado. Y quien, sin tener los chakras inferiores
bien asentados, se dedica al cultivo intenso de los superiores, se desequilibra más todavía. Pues una cosa es
estimular el desarrollo superior y otra obcecarse en querer avanzar solamente por aquí, olvidando el conjunto.
Por esta razón se exige, antes de empezar ninguna sadhana, que la persona haya desarrollado suficientemente
su personalidad en su contacto con la vida cotidiana. Y lo que se suele desarrollar más en la vida cotidiana
son, ciertamente, los chakras y funciones de tipo elemental. Solamente cuando esto se ha logrado en forma
mínima satisfactoria, la persona puede iniciar la fase de preparación especial para la sadhana que, a su tiempo,
habrá de conducirle al desarrollo superior o espiritual.

Es difícil dar normas generales útiles. Sólo el buen sentido y la asistencia de una persona experimentada
puede hacer avanzar sobre seguro. Hoy se tiende a una espiritualidad en la que se revalorizan todos los aspectos
del hombre, incluidos los más elementales. Sin negar la supremacía de los valores y de las facultades superiores,
que quiere aprovechar también esos valores elementales cultivando sus energías y funciones, siempre de manera
bien controlada. No se trata de sobrevalorar nada, pero tampoco de negar nada, pues por y para algo lo tenemos
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todo.

Lo que sí conviene siempre es dirigir hacia arriba toda la actividad, en especial la correspondiente a los chakras
superiores, para que la energía vaya abriéndose paso, poco a poco, hacia la cumbre de la personalidad, el centro
Sahasrara, que así se irá disponiendo progresivamente a entrar en acción a su hora, sin que la irrupción de
la nueva energía cause entonces trastorno alguno. Paralelamente, hay que aprender a permanecer centrado más
y más en esas zonas superiores -aún en la actividad cotidiana-para, desde allí, dirigir el correcto funcionamiento
de todos y cada uno de nuestros planos y niveles de realidad personal.

La absoluta necesidad de un guía o maestro

Tal como vamos viendo, las posibilidades de enfoque del trabajo interior son muy numerosas y muy
complejas. Dentro de cada enfoque hay, asimismo, varias técnicas, cada una de las cuales, a su vez, requiere
una ejecución precisa, tiene unas fases o etapas determinadas, y puede presentar, además, unos escollos que
conviene saber evitar o sobrepasar.

Por otra parte, cada persona es un mundo que difiere del mundo complejo de otra persona. Tiene una
naturaleza, una historia y unas aspiraciones que le son completamente exclusivas. Esto significa que cada
persona tiene unos puntos débiles, unos puntos fuertes y unas posibilidades que nadie más posee de la misma
manera.

Y si a esto añadimos que nadie se conoce a sí mismo de una manera real y suficiente, se hace muy claro,
más que claro, evidente, que nadie está debidamente capacitado para ser su propio guía, esto es, para elegir
por sí mismo todo cuanto debe hacer a fin de avanzar con seguridad en su progreso interior.

De ahí la absoluta necesidad de contar con la ayuda de un guía o maestro, con suficientes conocimientos,
pero, sobre todo, con suficiente experiencia personal, para que le pueda orientar debidamente en cada fase
del trabajo interior.

El papel del maestro, en realidad, consiste en las siguientes funciones:

l. Señalar la línea general de trabajo, o quizás el trabajo concreto, que mejor conviene a su particular modo
de ser. Y esto tanto en la fase inicial de la sadhana como en cada nueva etapa o fase de la misma.

2. Supervisar el trabajo del discípulo, a fin de:


a) ayudarle a perfeccionar su ejecución de las técnicas;
b) evitarle que pierda más tiempo del necesario en los aparentes impasses y en los estancamientos;
c) evitar posibles desviaciones en el trabajo o ayudar a rectificarlas cuando éstas se han iniciado.
3. Estimularle en momentos de crisis y de desánimo.
4. Transmitirle, en determinados momentos punta -si lo juzga oportuno-, los conocimientos, las actitudes o las
energías que le son precisas para coronar determinada etapa de realización.

6. TÉCNICAS MAYORES DE ESTIMULACiÓN DE CENTROS Y DE INTEGRACIÓN

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Presentamos a continuación varias técnicas para estimular los centros superiores y para trasladar energía de
los inferiores a los superiores, así como para integrar en una unidad armónica la actividad de todos los centros.

No hay que olvidar en ningún momento que todo el secreto de la utilización, del manejo y dominio sobre
prana o energía psíquica reside en la mente. Es un principio dinámico del ser humano que allí donde está la
mente -por medio del foco de la atención-, allí se dirige y concentra la energía. Éste es uno de los pilares en
que se basan las técnicas yóguicas cuya aplicación vamos ahora a ampliar.

La meditación

Que quede perfectamente aclarado desde el primer momento que no nos referimos aquí a la meditación como
oración, es decir, como abertura directa hacia Dios, en el sentido religioso que suele darse en Occidente a la
palabra meditación. M editación es una cosa y oración otra. Ya hablaremos más adelante de la oración.

Tipos de meditación: La meditación es un instrumento de trabajo que puede utilizarse para muchos y muy
diversos objetivos.

En general, todo ejercicio de meditación es una técnica que cumple el fin de ampliar la conciencia mental.
Ahora bien, esta amplificación de conciencia puede dirigirse en varias direcciones.

a) M editación de formación. Cuando uno se dedica a concentrarse y a meditar sobre objetos externos -una
flor, una pluma, un tintero, el sol, un animal, etc.- persigue en primer lugar perfeccionar el instrumento de
visualización -los ojos, la imaginación- y además estabilizar la mente.

b) Meditación en profundidad. También puede proponerse como objetivo ahondar en el conocimiento íntimo
del objeto. Claro que este punto corresponde ya más bien al Raja-Yoga. Se trata entonces de escoger un objeto
y aprender a mirarlo en todos sus aspectos, en tanto que objeto actual; luego mirar su procedencia, su historia;
después su utilidad, etc. A cada objeto puede dársele infinitos enfoques y todos ellos concurren a un mayor
conocimiento del mismo en todas sus dimensiones, hasta obtener una visión esférica del objeto. Pero es que
también es posible aumentar el conocimiento del objeto en profundidad, porque, además de forma y utilidad,
todo objeto tiene una realidad, y se trata de penetrar en esta realidad hasta llegar a unir nuestro foco de
conciencia con la realidad profunda del objeto. Esta labor de penetración es una nueva modalidad de meditación.
Pues la meditación no consiste sólo en pensar en algo de una forma horizontal o circular, como acostumbramos,
discurriendo siempre por la superficie de los objetos, sino que puede efectuarse también un aumento de
conocimiento en profundidad . Entendiendo por profundidad llegar cada vez más al fondo del objeto, a lo
que él es esencialmente, a su realidad, por debajo de su forma.

Este tipo de meditación interesa a quien quiere profundizar en las zonas del chakra Ajna, pues toda
profundización en el objeto sobre el que se medita implica una profundización en la propia mente hasta la
misma hondura. De modo que llegar a la realidad misma del objeto sólo puede hacerse cuando se llega a la
zona central del chakra, es decir, al núcleo de nuestra misma realidad mental.

c) Investigación del yo: También se puede tomar como objeto de la meditación el Yo. Es la técnica de
investigación de Ramana Maharshi.

Entonces el objetivo de la meditación consiste en que nuestra mente llegue a centrarse dentro de ese núcleo
que es el Yo. Pues el Yo es nuestra realidad. Lo que nosotros llamamos ordinariamente «yo» no es esta
realidad, sino una serie de estructuras superpuestas, hechas de sensaciones, emociones, ideas, represiones, etc.
A todo este complejo lo tomamos usualmente por nuestro «YO». Pero, cuando la mente, por medio de la
meditación, aprende a centrarse en esta vivencia que tenemos de nosotros mismos, entonces va descubriendo
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primero lo que no es el Yo, va tomando conciencia de que hay una zona que es puramente de resonancias
afectivas, de deseos, de temores, de experiencias que uno ha tenido, de sentimientos más profundos, de
vivencias de tipo vital-instintivo, de ideas... Luego, poco a poco, empieza a penetrar debajo de esta capa y
va dándose cuenta de que esto que le parecía el «YO» en realidad no lo es, de que el Yo está detrás de
todo ello. Se inicia así un trabajo de profundización. De hecho la investigación del Yo no es más que un
proceso gradual de desidentificación de lo que no es el Yo.

Y es que nuestro yo actual es muy singular. Por un lado es erróneo y por otro cierto. Pues el Yo es. Yo
soy, y por lo tanto la noción de realidad que tengo es cierta. Pero, después viene la parte de error, consistente
en confundir este ser con un algo, con ser tal cosa o ser tal otra. Cuando uno quiere definir ese ser, se une e
identifica con tal o cual forma, con tal experiencia, con este sentimiento o con aquella idea. Y ése es el
error, esa yuxtaposición que produce nuestro espejismo mental, creyendo que yo soy tal forma concreta. Así
forman las identificaciones y nos perdemos a nosotros mismos aún antes de poseernos.

Como se ve, el objetivo de la meditación como técnica de investigación del Yo es penetrar en la toma de
conciencia, desprendiéndose progresivamente de espejismos e identificaciones, hasta llegar a integrar nuestro
foco mental con el centro de lo que es realmente la vivencia profunda del Yo. La meditación consiste en este
caso en mirar de frente toda la amalgama de cosas que giran alrededor del Yo, fijándonos en el núcleo, que
cada vez se va ahondando, para ir descubriendo, conectándose e integrándonos con la realidad misma del
Yo. Pero todavía hay más, pues el objetivo último es sobrepasarse uno a sí mismo. Cuando la mente se
centra en el Yo, llega un momento en que se ve por un lado el aspecto relativo de su primera noción del yo,
y este aspecto relativo es el que luego se anula, porque percibe entonces que no es la plenitud ni la verdadera
noción de ser que experimenta en el fondo de sí mismo. En cuanto se da cuenta de esto, aparta la noción
relativa primera, y, en el preciso momento en que logra retirarla, queda patente de un modo puro y directo
la noción de ser, más allá del yo y del tú, que le llena interiormente en todos los aspectos, espiritual, intelectual
y afectivamente. No es ya la noción de ser que ahora tenemos, más bien abstracción fría y lejana, sino una
noción que se vive con la máxima totalidad y con la máxima actualidad. Uno se da entonces cuenta de que
toda clase de placeres, desde los más elevados a los más bajos, no son más que una sombra del estado de Ser,
una participación que procede de aquí, una porción minúscula de este estado superior que los hindúes
denominan sat-chit-ananda, realidad suprema-sabiduría-felicidad beatífica.

¿Cómo se practica la «técnica d e investigación del yo»?

Por su interés, vamos a describir cómo se pone en práctica la meditación para la investigación del Yo:

Una vez colocado en la postura mejor, se empieza a mirar con la mente, o sea, se dirige la atención a la
resonancia que se experimenta al decir yo, yo, yo, tratando de sentir y vivir el estado interior que así provoca.
Es una táctica parecida a la que seguimos cuando nos duele el estómago y queremos identificar el dolor,
escuchando y mirando con atención para ver con precisión cómo y dónde lo sentimos. O cuando deseamos
identificar el sabor de un nuevo plato para probar el gusto que tiene, concentrando la atención hacia la región
gustativa a fin de darnos bien cuenta de los mensajes que nos envía dicho manjar. Eso es dirigir la atención,
y así hay que dirigirla a la sensación, al sentimiento, a la idea, a todo el conjunto de vivencias que se manifiesta
en nosotros al decir yo.

Mirar, pero mirar con el deseo de ver, de comprender, de penetrar. Mirar con la actitud de preguntarnos ¿quién
soy yo?, ¿qué soy yo?, aunque no hay necesidad de que nos hagamos esta pregunta. Es la actitud, la clase de
mirada lo que interesa. Una mirada mental que se conecta con la zona central de la vivencia. Entonces, a
medida que se insiste mirando así, se ve que lo que primero parecía una sensación difusa se va aclarando, va
adquiriendo consistencia y fuerza. Así llega uno a identificarla perfectamente, de modo que no se marche del
foco de la atención, que cobre relieve y densidad suficiente para trabajar sobre ella. A partir de aquí, sólo hay
que seguir mirando, porque ya se podrá penetrar en ella. Y según se la va penetrando se va uno desidentificando
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de las capas que atraviesa, va yendo más allá de cada una de las formas que descubre. Es un trabajo de
inmersión, que Ramana Maharshi compara con el de quien se sumerge en el agua para buscar una moneda
que está en el fondo. Se van atravesando varios estratos o niveles con los que uno estaba identificado y que
tomaba por el yo, y entonces se da cuenta de que muchas cosas que confundía con el Yo no son el yo, de
que el Yo está más en el fondo, y en su búsqueda del Yo se va desprendiendo de esos niveles.

Pero hay que tener cuidado con no desviarse: se trata de mirar, de ver, sin pensar, sin juzgar ni valorar.
Nuestro hábito de pensar siempre, de empezar a ir de un lado a otro con el pensamiento, de buscar
asociaciones, signos de comparación, es decir, el pensamiento horizontal o circular de que antes hemos hablado,
que se mueve siempre en la superficie, que aquí es fatal, pues inutiliza el trabajo. Cuando se sigue bien la
marcha, se ve el poder maravilloso de la mente que se mantiene inmóvil mirando en una sola dirección. Este
procedimiento parece al principio una reducción de la imagen espacial que tenemos del mundo. Pero la
verdad es que abre las puertas de otro mundo donde desaparece toda dimensión. Al mundo de la realidad
esencial.

Cada vez que se produce un adelanto, se provocan reacciones que impiden mantener la atención y que es
preciso aprender a controlar. En este trabajo de autodescubrimiento, el tambaleo de toda la personalidad es
inevitable. No podemos pasar olímpicamente por un sendero que nos lleva rectos hacia la fuente y que supone
la rápida demolición de todo nuestro mundo de identificaciones. Es un trabajo directo, que requiere mucho
esfuerzo, y mientras se avanza surgen todas las resistencias, angustias y miedos que llevamos dentro.

Cuando se consigue llegar, al principio no se está más que un instante. Después, según se va practicando, es
cada vez más fácil conseguir este estado interior de contacto directo con el Yo, aunque tampoco se mantiene.
Pasada la experiencia, vuelve uno a la conciencia normal, aunque quedan flotando las resonancias que siempre
deja. Al cabo de un tiempo de asidua práctica, llega a convertirse ya en algo permanente y compatible con la
actividad diaria, como lo testifican Ramana Maharshi y otras personas que viven en ese estado.

Mientras se ejecuta la técnica de investigación del Yo, la mente debe estar relajada y serena, porque si está
agitada, como estamos identificados con los objetos del pensamiento, este agarrarnos a las imágenes de las
cosas nos impide ver toda otra cosa. Por lo tanto, para llevar a cabo este trabajo, la mente ha de olvidar
todo lo demás -es el pratyahara o aislamiento de la mente-. Pero una vez que se llega a la meta, el estado de
beatitud que se produce es compatible con las pequeñas tensiones que la vida trae consigo, porque aunque
entonces uno tenga que atender a varias cosas o tenga muchas preocupaciones produciéndose una tensión
mental, esto sucede en los planos externos de la mente, a los que no está agarrado, mientras en el nivel más
profundo, en el centro, brilla de modo permanente el sol.

El mejor grado de concentración se logra cuando uno deja de crispar la mente sobre las cosas. Nosotros
ahora, siempre que queremos concentrarnos en alguna cosa, hacemos fuerza. Esta fuerza es del todo artificial.
Se debe a que estamos tan acostumbrados a recibir el impacto de tantos estímulos del exterior, que, para
aislarnos de ellos, tenemos que hacer una fuerza selectiva, hemos de excluir todos los demás para centrarnos
en uno. Esto es crisparnos: ejercer una fuerza con la mente. Toda crispación limita el campo de la conciencia.
En los primeros pasos no queda más remedio que hacer alguna fuerza. Pero después uno aprende a estar
con la mente serena y a mantenerse a la vez centrado. Más aún, se da cuenta de que, cuanto más sereno y
relajado está, mejor puede centrarse sobre el núcleo. Resulta entonces perfectamente compatible la perfecta
concentración con la relajación y tranquilidad de la mente.

Ya hemos dicho que la sensación del Yo tiende a localizarse, y se debe a que en realidad la meditación
como investigación del yo no es más que un ejercicio de concentración sobre un chakra, situado en la región
del pecho, a nivel del corazón. Pero nadie debe forzarse a buscar en este sitio la sensación del yo. Aunque
Ramana Maharshi indica que se localiza en el pecho dos dedos a la derecha de la línea media, él mismo
recomienda que uno no se preocupe durante la meditación de localizar la sensación del yo aquí o allá, sino
de ver en qué consiste el yo, en dónde lo nota él y centrarse en la sensación personal, suya propia, que tiene
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al decir «yo». Aparte de que, cuando uno empieza a meditar de veras en él, el «yo» en seguida levanta cabeza.
No hay más que ver cómo en los vaivenes de la vida, cuando sobreviene un disgusto, saca pronto las uñas, y
lo mismo en las alegrías, haciéndonos sentir plenos de vitalidad, si es una alegría elemental o de serenidad y
paz si es espiritual. Las dos alegrías son radiantes y parecen brotar de algún sitio concreto de nuestro interior.

En este tipo de meditación la mente lleva a cabo una labor de investigación con el fin de barrer y separarse
de lo que no es realmente el yo en el sentido superior, es decir, como SER. Ya hemos dicho que su efecto es
una profundización hasta la zona central de la conciencia. De modo que tenemos aquí otro procedimiento para
llegar al eje.

d) La meditación Zen: Otro tipo de meditación es la que usa el Zen, secta budista que busca la realización
tratando de pasar de un modo abrupto y repentino más allá de las formas mentales, tras de las que se esconde
nuestra realidad esencial, que es la Verdad más allá de las verdades.

La meditación Zen presupone haberse purificado antes en el nivel de los impulsos elementales, en el de la
afectividad y en el de las ideas, limpieza que en el fondo coincide con la que exigen las técnicas de los Yogas
y cualquier trabajo de perfeccionamiento interior. En el lenguaje cristiano diríamos que no se puedan dar
pasos hacia Dios por una vía mística o incluso ascética si previamente no se cumplen los diez mandamientos.

La limpieza Zen exige haber superado:


- en el nivel impulsivo, la dualidad atracción-repulsión;
- en el nivel afectivo, la dualidad amor-odio, estando pendiente toda la persona de la aspiración a la realización,
dominando el amor de un modo claro y constante;
- en el nivel mental, la dualidad verdad-error o mentira, mediante un trabajo por el que la persona ha ido
aclarando sus ideas y desvaneciendo sus errores sobre la vida. No se trata de adoptar una ideología determinada,
sino de ver la relatividad de las ideas en las que de ordinario se ha estado apoyando, de no apoyarse
especialmente en las negativas y de aprender a tener una visión positiva de las cosas, por evidencia

A medida que los impulsos, la afectividad y la mente se van limpiando, la mente se aclara y van percibiendo
con nitidez cosas nuevas, que no responden a ningún sistema determinado, una filosofía natural, espontánea,
pero clarísima, que puede adoptar cualquier terminología, variando en ella según la formación concreta anterior
de la persona, lo que no influye en la naturaleza de las verdades y de las evidencias.

Claro que no basta que impulsos, afectividad e ideas estén limpios, sino que se precisa además que estén
unidos todos los niveles de la persona, es decir, que la persona funcione como unidad, de un modo integrado.
Porque, si todos los elementos de la personalidad no están bien trabados, cuando llega el contacto con el mundo
superior se produce un aumento de la dispersión psíquica interna, como diremos más adelante también
hablando de la práctica indiscreta de las técnicas tántricas para abrirse paso hacia los niveles superiores, y
como hemos dicho ya en la segunda parte, previniendo contra los ejercicios que tratan de despertar directamente
a Kundalini.

La realización espiritual es excelente, supera a todo otro valor humano, pero es peligrosa, en un sentido
relativo, por que implica la entrada de un chorro de energía superior en el psiquismo de una potencia tal, que
si no se encuentra muy sólidamente integrado, produce mayores males que bienes.

Así, pues, la meditación Zen tiene por objeto pasar más allá de la mente. Como la mente. es la que centraliza
y regula el resto de la persona, conseguir un estado de profundización en el nivel central es lograr al mismo
tiempo una profundización en toda la personalidad.

Uno de los métodos que usa el Zen en este tipo de meditación es el koan, que consiste en proponer a la
mente una pregunta lógicamente absurda para que la responda. Nuestra mente se apoya siempre en el
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mecanismo lógico y con él manejamos el mundo y nos gobernamos a nosotros mismos. Pero la lógica, necesaria
para vivir y para desenvolvernos dentro del orden concreto de nuestra existencia, es absolutamente inepta para
conectar la mente con los niveles supramentales, desde los que el Zen y toda técnica superior quiere hacer
descender la realización. Por eso, si la persona no supera la lógica, que navega inmersa en el mundo de la
dualidad, es imposible que pueda tener evidencia de la realidad superior. El método Zen trata de salvar la
barrera de la lógica por vía de absurdo. La mente tiene que esforzarse en ver la verdad -no la belleza, ni la
bondad, ni el sentimiento, ni siquiera el ser-,pero a través de una proposición absurda, o sea, negando a la
lógica. Este estrellarse de la mente contra la lógica buscando una solución al koan que es imposible encontrar
en el mundo lógico, si hay inquietud y anhelo interior en la persona, hace que la mente consiga dar un salto
más allá de la lógica, llegando a tener la percepción o intuición de la verdad que está más allá de las
verdades. Cosa que no podría hacer nunca moviéndose dentro de las verdades, pues las verdades no son otra
cosa que relaciones entre cosas limitadas, y por lo tanto, por definición, contrapuestas a lo que tiene un
carácter suprarracional, fuera de todo límite.

Cuando la mente está a punto de dar este salto, pasando más allá de la dualidad, se produce un estado de
estupor, que suele preceder inmediatamente a la realización, llamada en el Zen satori. Tal estado de estupor
no es en realidad más que la expresión sensible de la violencia que supone conseguir que la energía que
hasta entonces circulaba tan sólo por los nadis Ida y Pingalá, los nadis de la dualidad, pase de repente y
se abra camino a través del nadi central Sushumna, que se abre a la intuición y a la unid ad.

En el fondo toda técnica superior es idéntica. Varía sólo su aspecto o enfoque. Siempre es rebasar el límite
de lo fenoménico y dual para llegar a lo esencial y único.

No obstante, la meditación Zen en sí, aunque es también una toma de conciencia de todos los procesos
lógicos hasta el límite y también, luego, de los niveles superiores de la intuición, en el estado de satori, sigue
un procedimiento dis tinto del que proponemos en el Tantra para realizar un trabajo de profundización.

e) Observaciones sobre la meditación: Las observaciones que siguen son generales siendo por lo mismo
válidas para todo tipo de meditación, a no ser que se especifique lo contrario expresamente.

l. La sensación de vértigo. Un fenómeno que a veces se presenta en la meditación es la sensación de vértigo.


Indica que la mente no está bien centrada y mantiene alguna crispación.

Cada vez que durante la meditación haga su aparición el vértigo, lo mejor es detener la meditación. No
quiero decir que se vuelva al estado de conciencia externa, sino pararse en el punto en que uno se encuentre
y entonces aflojar la mente. Se verá que siempre se puede aumentar la relajación porque queda todavía alguna
crispación en la mente. Aflojar, aflojar y en seguida consolidar bien el centro, es decir, mirar la idea o el
estado sobre el que se está meditando, pero buscando el centro, el punto medio. Inmediatamente desaparecerá
la sensación de vértigo.

2. Tensión circulatoria en la cabeza. Si la meditación se practica correctamente, no tiene por qué producirse
esta tensión. Cuando la meditación es activa, es decir, sobre pensamientos o ideas, entonces sí que puede
aumentar ligeramente. Pero en los tipos de meditación que hemos enumerado, no. Todo lo contrario, pues
aquí la meditación tiene un sentido de trabajo de vida interior que es una simplificación mental y por lo
tanto la cabeza disminuye su actividad, aunque aumenta la intensidad del foco de la atención. Pero la acción
de este foco no afecta para nada al cerebro durante la meditación; en todo caso lo afecta después.

Si una persona se dedica a practicar una meditación y la hace bien, al principio no notará nada, pero más
adelante, cuando acaba el ejercicio, sentirá sus efectos, que podrán consistir en que experimenta en su mente
una fuerza tremenda, en el sentido de potencia, junto a una serenidad y una perspectiva más elevada y amplia.
Y a la vez experimentará que su mente marcha sola, como si se emancipase de la dirección que hasta ahora le
imprimía el yo frontal. La mente se mantiene clara, despejada, en un estado de permanente lucidez, más allá
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de toda actividad o descanso de las zonas periféricas.

3 El yo consciente debe controlar siempre la mente. Pero en este último efecto que acabamos de mencionar
existe un peligro latente que hay que atajar. Es preciso que la actividad mental vaya siempre conectada con
nuestro yo consciente. Si parece que disminuye ese control, convendría ir más despacio y no dedicarse tan
intensamente a la meditación, para que en todo momento el yo sea dueño y pueda pisar el acelerador, pulsar los
frenos y dirigir la mente con libertad hacia otro lado. Es éste un punto capital en todas las técnicas. Aunque
los estados que se logren nos resulten estupendos y parezca que a la vuelta de la esquina encontraremos el
cielo, en cuanto parezca que se pierde el dominio sobre la mente o sobre los estados y que uno se deja
llevar, cuidado. Hay que conservar una integración constante de todos los pasos con el foco del yo consciente
o mente consciente. Porque esto es lo que permitirá después, cuando se establezca el contacto con los niveles
superiores y profundos del psiquismo, que exista una unidad funcional sobre esos niveles y la personalidad
concreta. De otro modo se iría imponiendo una tendencia a que uno de los rayos del foco mental se conectara
con los niveles descubiertos y este nuevo puente funcionase con toda independencia del resto de la persona.

En la meditación, como en toda técnica de elevación y profundización de efectos superiores, aunque se pase
por estados completamente nuevos e inéditos, la persona tiene que tener en todo momento plena conciencia de
sí misma en cuanto rectora y reguladora de todo el proceso desde que se inicia hasta su terminación. Y en
especial al final hay que mantener siempre la plena capacidad de decir basta y detener inmediatamente el
proceso. No sólo en las fases más elementales sino también en las más elevadas, es éste un principio práctico
de la máxima importancia. De lo contrario la persona quedará a merced de las fuerzas que se vayan liberando,
que si bien muchas serán positivas y constructivas, otras no, o hallarán un psiquismo aún no maduro para
asimilar el poder de las fuerzas o de los conocimientos que anárquicamente le invadirán.

La oración

La meditación es una técnica que de suyo ahonda y activa el centro Ajna, porque es el que más directamente
se ejercita en ella, pero sirve también como técnica general de profundización en cualquier centro y de
traslación de energías de un centro a otro. No así la oración dirigida específicamente a vitalizar el centro
Anahata y a la vez trasladar la energía del Manipura al Anahata, y, con el tiempo, de éste al Sahasrara.

La oración consiste en abrirse del todo hacia arriba, hacia el Ser Supremo, Dios, elevando hacia Él todos los
contenidos de nuestra persona. Cuando oramos, al principio, ponemos en acción muchas cosas que son de un
aspecto sentimental, elemental, egocéntrico, inferior, y que confundimos con el amor. Pero, poco a poco, a
medida que vamos practicando la oración, se va elevando de categoría este conjunto de contenidos, lo cual
supone una traslación de la energía correspondiente al Manipura -de sentimientos elemen tales - hacia el Anahata.

En la medida en que la oración se mantiene y persiste, como entraña una expresión y actividad constante
y extraordinaria del centro Anahata, poco a poco va absorbiendo las energías de otros niveles o chakras. Se
produce así un trabajo de sublimación, arrastrando hacia arriba energías que vienen del nivel sexual y del
puramente vegetativo. En esto consiste esencialmente el mecanismo de la sublimación o transformación de los
impulsos sexuales en impulsos afectivos puros y elevados. No se requiere más que insistir en la activación
d el Anahata mediante la oración o por otro medio, pero no solo hasta donde lo exige de ordinario este nivel
afectivo, sino siguiendo más adelante cuando se han agotado ya los impulsos espontáneos en este nivel afectivo
superior del Anahata. El sobreesfuerzo realizado entonces -cuando uno va más allá de lo que tiene por norma
y de su necesidad natural- produce un trabajo de drenaje de las energías que van brotando de más abajo,
haciéndolas subir a enriquecer con sus fuerzas el nivel superior.

El que ama mientras está en vena afectiva es cierto que va gastando energía y ahondando en el Anahata,
pero, cuando llega un momento en que se encuentra árido, seco, si entonces en vez de dedicarse a otra cosa,
se esfuerza en seguir teniendo una actividad afectiva, es decir, si convierte la afectividad en un trabajo
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realmente activo mediante la voluntad, esta actividad que pone de su parte se alimenta ya de energías tomadas
de más abajo, de los centros inferiores.

Para esto es necesario que la mente esté del todo centrada en lo que hace, pues de lo contrario resulta
imposible trabajar. Seríamos nosotros los conducidos por las energías, y no los que conducimos a voluntad
nuestra energía.

Observaciones:

l. La oración como técnica d e limpieza y el Subud. En mi libro La Personalidad Creadora he hablado del
Subud como técnica de limpieza de la zona psíquica que la Psicología occidental llama inconsciente analítico.
Repondiendo preguntas que se nos han hecho sobre el particular, permítasenos apuntar aquí, como ya lo hice
constar en el capitulo de la misma obra dedicado a hablar de la vida espiritual, que la verdadera vida espiritual,
que tiene por expresión esencial la oración, produce por sí misma una limpieza total de las represiones del
inconsciente. No es que sustituya propiamente al Subud, sino que, desde el punto de vista psicologico, constituye
una técnica tan completa como él y por lo tanto por otro camino llega al mismo resultado. No son, pues,
incompatibles, sino al contrario, perfectamente complementarias. En realidad, la practica de la oracion espontánea
e incondicionada desemboca en el Subud. Y, a su vez, el Subud llega a ser una oración permanente.

2. La oración técnica d e integración. Si una persona además de la oración practica la técnica de la meditación,
conecta el chakra Ajna con otro chakra determinado. Por ejemplo, quien medita en Dios va aprendiendo a
centrar el foco mental, situado en Ajna, con la noción de Dios, que le viene del Sahasrara. Está estableciendo,
por lo tanto, un puente real, una verdadera comunicación de energía pránica entre su mente concreta y su
noción de Dios. Esto le permitirá, cuando haya avanzado suficientemente en el cultivo de dichas técnicas,
mantener a voluntad en su conciencia la noción de esa realidad superior que ha conseguido, por la conexión
que la ha enlazado con Ajna. Y llegará incluso a afianzar esta conciencia de Dios de un modo permanente. A
la vez habrá integrado en un mismo eje su mente -en el Ajna-con el de la actividad del Sahasrara.

Ahora, nuestra mente es un foco que está bastante aislado, separado y desconectado de los demás niveles.
Existe una conexión, pero inconsciente. Es preciso que se haga consciente. Y «consciente» quiere decir que se
ilumine con puntos de prana vivificado por la conciencia. Entonces se establece un puente de sustancia pránica
que es a la vez un puente de conciencia. Él es precisamente el que permite mantener conciencia de la cosa
meditada o del estado psíquico que le corresponde. La noción de presencia de Dios, por ejemplo, es la conexión
de la mente con la zona profunda del corazón o centro Anahata. «Dios está en mí.» Este sentimiento hondo
que tanto se aconseja sirve para conectar la mente con la zona central del chakra Anahata.

No extrañe que antes dijéramos que la noción de Dios correspondía al Sahasrara y ahora que el sentimiento
de la presencia de Dios se refiere al Anahata. Pues, en cuanto amado, Dios se relaciona con el Anahata, centro
de las emociones y sentimientos superiores; mientras que, como noción de realidad absoluta, por ejemplo en
«Dios está en todas partes», está relacionado con el Sahasrara, centro de la potencia absoluta. Anahata es la
puerta de «Dios en mí»; Sahasrara es la puerta hacia Dios en el cielo, Dios como ser Absoluto y Trascendente.

3. La oración y algunos fenómenos místicos. Me permito incluir aquí algunas observaciones incidentales que
son fruto de preguntas que algunas personas me han hecho sobre este tema. Se limitan a ser indicaciones
desde un punto de vista meramente psicológico, en cuanto pueden interesar en este libro, más bien por vía de
información que como orientación práctica.

Se me ha preguntado si el estado de Samadhi es semejante al éxtasis. A mi entender diría que el éxtasis es


un estado en el que más que la conciencia personal, es decir, del yo, ante lo que se experimenta, predomina
la conciencia de la cosa misma. O sea que, aunque exista conciencia, llega a perderse el dominio de la
situación. Al menos en el éxtasis místico propiamente dicho. La conciencia queda absorbida en la realidad,
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debido a la incapacidad personal de mantener su propia cohesión frente a lo que está experimentando. Por eso
el éxtasis no es el estado místico más elevado.

El hombre místico que ha cultivado su capacidad mental, no de mero conocimiento, sino de plena presencia
interior frente a la vida y frente a su espiritualidad, no entra en éxtasis en este sentido de quedar fuera de sí,
aunque también pueda ocurrirle alguna vez, sino que se mueve en un estado de contemplación que es unión
consciente cada vez mayor dentro del normal funcionamiento de su actividad psíquica. Por eso se señala en la
mística cristiana que Jesucristo nunca tuvo éxtasis propiamente dichos. Pues los éxtasis indican incapacidad
de la persona para vivir con plena conciencia fenómenos de una calidad espiritual superior, y en este sentido
reflejan que todavía existe más bien una cierta limitación en el desarrollo psíquico a que puede llegar la
persona.

El problema del hombre de oración está en que, por un lado, tiene una conciencia de sí mismo y, aparte, ha
desarrollado una conciencia de Dios en él. Actúan por lo tanto dos focos de conciencia y surge el diálogo interior.
Ahora bien, como toda su actividad afectiva y mental está constantemente dirigida al segundo foco, hacia la
conciencia que tiene de Dios, «sólo Dios es importante», llega un momento en que este foco, al aumentar su
funcionamiento, desborda y absorbe al primero, llevándose toda la fuerza de la conciencia del yo, aunque persiste
aún la dualidad de estructura. Por eso después del éxtasis la persona sigue teniendo conciencia de sí misma como
antes, es decir, no ha habido transformación radical de la conciencia de ser personal o individual. Se debe a que ha
faltado una previa elaboración sistemática de la conciencia del yo hasta llegar a los niveles superiores. La conciencia
del yo se mantiene abajo, y hasta a veces se pisotea un poco en el sentido de que se la quiere olvidar demasiado
y aun destruirla -represiones excesivas o desenfocadas, mortificación mal orientada, falsa idea de la humildad,
etcétera -,con lo que, en lugar de conseguir una superación del yo, se llega a falsearlo, a contorsionarlo y aun casi
a deshacerlo.

No ocurre así en las técnicas yóguicas -como tampoco en una vida religiosa sabiamente dirigida-, en las que
primero se toma plena conciencia del yo y sólo de este modo se logra la capacidad de manejarlo y trascenderlo.

Y es que en realidad tomar contacto con niveles superiores y espirituales es relativamente fácil, lo difícil
es verificar una transformación radical. Por eso el Yoga no es una técnica que conduzca a la meta en unos
cuantos días, sino que tomado estrictamente y con rigor exige consagrar a él toda la vida.

La atención central

El ejercicio o técnica de la atención central, de la que hemos hablado extensamente en varias de nuestras
obras, es un esfuerzo para llegar hasta la zona central del chakra Ajna. Y cuando se llega a esta zona,
automáticamente queda la mente abierta a la vez hacia arriba y hacia abajo, hacia los niveles superiores y
hacia los inferiores.

La técnica no consiste más que en tratar de estar siempre consciente de mí mismo y de lo que pasa en el
exterior, procurando sobre todo no perder ni por un momento el eje de mí mismo en toda la actividad diaria.
O al menos, al principio, volver con mucha frecuencia a ser consciente de mí mismo, sintiéndome espectador
y actor de lo que esté haciendo.

Cuando aprendo a estar siempre atento y consciente de mí mismo en las cosas que voy haciendo, voy conectando
cada cosa con esa conciencia de mí mismo. Por ejemplo:

- Si hablo y mientras voy hablando mantengo la conciencia de mí mismo, se conecta la zona profunda de
Ajna en la que me vivo a mí mismo con el nivel superficial desde el que estoy expresando y dando forma a
las ideas que voy diciendo.
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- Si soy consciente de mí mismo mientras estoy leyendo el periódico o un libro, o mientras miro por la
ventana o mientras ando por la calle y me fijo en lo que pasa, en la edificación, en el tráfico, en las personas
que cruzan, van y vienen, etc., estoy estableciendo una conexión de este sector también superficial de mi
mente con el centro de mí mismo, en la zona axial de Ajna.

- Si después, cuando llego a casa y me quedo solo con mi esposa, le gasto alguna broma o tengo con ella
una charla cordial y afectuosa, estoy actuando en mi nivel afectivo; pero si a la par continúo siendo consciente
de que soy yo el que estoy siendo cordial, conecto la misma zona profunda de mi mente con mi nivel
afectivo, correspondiente al centro Anahata.

Después comeré, tendré apetito o no, me gustará esto o lo otro y, si sigo consciente, iré empalmando cada
una de estas sensaciones que me vienen de niveles inferiores de mi cuerpo con el mismo núcleo del «yo que
siento esto». De este modo poco a poco se va unificando todo mi psiquismo e integrandose con este sector
profundo de mi mente, que es la conciencia del yo, instalada en la zona central del Ajna.

Ahora nos parece que estamos ya viviendo de un modo unificado, pero en realidad no es así. Nuestras
necesidades nuestros gustos y estados de tipo vegetativo implican par nosotros una actitud personal y un modo
muy diferente de sentirnos que cuando, por ejemplo, estamos en oración o asistimos a una fiesta social o a
una reunión familiar o cuando nos dedicamos a nuestra actividad profesional. En cada una de estas situaciones
funciona un eje distinto, porque no vivimos de un modo totalmente distinto, identificados con lo que estamos
haciendo, sin referir cada cosa a un mismo centro. El resultado es una división de energías y una escisión y
divergencia de objetivos. Por lo tanto un aumento de tensiones, porque cada cosa tira del todo hacia un sitio
distinto y, consiguientemente, una disminución en la capacidad de rendimiento: si estoy queriendo varias cosas
diferentes unas tienden a contrarrestar a las otras.

Cuando todo yo estoy integrado y me siento en cada situación exactamente el mismo, tanto si estoy hablando,
como si me estoy ocupando de resolver un problema o si salto de alegría, todos mis niveles, los vegetativos,
los afectivos y el mental se disponen en una sola línea, alrededor de un solo núcleo, y la vida se hace una.
El hombre tiene entonces más energía a su disposición en cada momento. Es como si de repente se asociara
con varias personas. Porque en cada instante puede disponer de su nivel vegetativo, del afectivo, del mental
práctico, del teórico, del intuitivo, etc. La reunificación trae consigo una auténtica multiplicación del potencial
real de capacidad de rendimiento de la persona.

Una vez más insisto en que no se explican aquí puras teorías, sino hechos comprobables por la experiencia
de quien quiera verlos convertidos en realidad en su persona. Podemos llegar a unificarnos interiormente para
poder disponer en todo momento de toda nuestra energía. Para ello basta que llevemos a la práctica las técnicas
que indicamos.

La actitud positiva

También esta técnica figura ampliamente expuesta en nuestras obras citadas.

Aunque la pongamos aparte, en el fondo coincide con la de atención central. Consiste en centrarse en la
zona profunda de la mente, en el chakra Ajna, apoyándose especialmente en todo el eje de Sushumna, y
quedando abierto, de modo que todas las energías funcionen y todos los chakras también, pero dirigidos y
controlados desde arriba por el sector profundo de la mente. Abierto, por lo tanto, no sólo a los impulsos
inferiores, a las necesidades que puedan surgir del nivel vegetativo y vital, sino también a las de los niveles
afectivo y racional, como a la energía del nivel intuitivo y espiritual -Sahasrara.

Así que estar en actividad positiva quiere decir estar centrado en nuestro verdadero eje, a nivel de la columna
111
vertebral, y abierto en todas direcciones. Porque realmente es en la columna vertebral, donde se reúne e
integra todo, lo superior y lo inferior, lo externo y lo interno. La persona que vive así logra la máxima eficiencia
en cualquier actividad a que se dedique, sea meditación, descanso, amor, negocios, escribir cartas o hacer
deporte, etc. No quiere decir que triunfe siempre, porque esto depende ya de otros muchos factores, sino que
en cuanto está de su parte, se sitúa en las óptimas condiciones de que es capaz.

Cuando nosotros estamos angustiados, tenemos miedo o desconfianza, siempre nos inclinamos hacia adelante,
tendemos a replegarnos hacia la parte anterior. ¿Por qué? Porque siempre hay una carga intensa de energía
negativa a nivel del plexo solar, del corazón o de la frente, y quedamos agarrados, identificados, como
hipnotizados por esta sensación y por las representaciones correspondientes a dicha sensación, o sea, a la
situación que nos la ha producido, a los recuerdos que tenemos relacionados con ella, etc.

Es absolutamente imposible que una persona viva centrada en el eje de su columna vertebral y que tenga
miedo o depresión o cualquier otro estado negativo. Puede estar agotada, pero lo estará en un estado interior
de serenidad y abertura.

Aprendamos a tomar conciencia de estas energías, positivas y negativas, y a cultivar a voluntad las positivas,
adoptando en todo momento una actitud positiva. Y esto aunque esté en pugna con la actitud que tiende a
imponernos la situación exterior o nuestra habitual inercia a ir a remolque de los estados internos nacidos de
los hábitos que hemos contraído. Para ello, aprendamos a hacernos conscientes de nuestro eje de la columna
vertebral, a estar centrados en la zona más profunda de cada nivel y a permanecer allí y desde allí actuar y
abrirnos al mundo. Nos será entonces imposible vivir negativamente nada de cuanto nos pueda ocurrir.

¿Cómo ir aumentando el «estado positivo»?

a) La respuesta en esencia es ésta: aprendiendo a estar centrados en la zona profunda de los chakras. Puede
ser útil a este objeto el meditar sobre el hecho de que Dios nos está sosteniendo desde arriba, como si tirara
de nosotros hacia arriba. No es sólo la tierra la que tira de nosotros hacia abajo. Existen también unas fuerzas
espirituales, cuyo origen último es Dios, que también nos atraen y sostienen desde arriba a través del chakra
Sahasrara y del nadi Sushumna. Y es muy interesante y fecundo aprender a sentir y a tomar conciencia de
esta fuerza que viene de arriba. Basta abrirse a ella centralmente.

Todo esto puede parecer que no sea otra cosa que un efecto de autosugestión, como si no se tratase de
estructuras y funciones reales. Pero, no; hay personas que han descubierto en sí mismas estos procesos sin
proponérselo y ni siquiera conocerlos de antemano. Sencillamente han aprendido el modo de estar más y más
despiertas y han llegado a ver que existe en su interior una fuerza ascensional, que no está polarizada hacia
abajo, sino hacia arriba. Todo el que trabaja en este camino llega a comprobar por sí mismo que el hombre
no es un árbol que tiene las raíces en la materia y que además sube hacia arriba, sino la fusión de dos
árboles, uno que tiene las raíces hacia abajo y otro que las tiene hacia arriba. En efecto, el hombre se siente
por un lado arrastrado hacia abajo, como estirado por la conciencia material de sus estados vegetativos, pero
tiene otras raíces que le alimentan y tiran de él hacia arriba y siente esta llamada de los estados espirituales.
El hombre está, pues, tan apoyado en el suelo como en el cielo. Son dos sus centros polares que producen la
entrada de dos clases de energía: la energía material, que da lugar a una serie de niveles, y la energía espiritual,
que estructura otra serie de niveles. En realidad es más exacto decir que en todo nivel se funden los dos tipos
de energía, aunque llamamos niveles elementales o inferiores a los que están situados más abajo del
diafragma, en los que predomina la gravedad de la tierra, y niveles superiores a los que están por encima del
diafragma, predominando en ellos la gravedad de las fuerzas espirituales a las que en lenguaje religioso
llamaríamos gracia. Y hemos de aprender a descubrir y tomar conciencia en nosotros de ambas fuerzas.

Cuanta mayor cantidad de energía aprendamos a hacer circular conscientemente por nuestra columna vertebral
o por las zonas profundas de nuestros niveles, tendremos unos estados positivos más sólidos y profundos.
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Así que el primer medio de aumentar nuestro estado positivo es dirigir la atención a la zona central de
nuestros chakras, donde los atraviesa el nadi Sushumna.

b) Pero más eficaz será el efecto si a esta atención unimos la práctica de ejercicios de respiración rítmica y
completa.

Consecuencias:
l. Si aprendemos a respirar, a vivir alegres, a dinamizar energías y, mientras lo hacemos mantenemos la
atención centrada en nuestra columna vertebral o en nuestros niveles superiores, la energía dinamizada tenderá
automáticamente a ir hacia los niveles superiores o hacia el eje central. Es un mecanismo bien trabado en el
que la mente hace de factor regulador o conductor de la energía.

2. Es un error pensar que nuestro desarrollo espiritual lo hemos de llevar a cabo tratando de adquirir o
aumentar unas cualidades aceptadas de un modo más o menos teórico, como quien se pone una camisa o un
traje. No; sólo será efectivo y vivo, es decir, nuestro de verdad, si surge por incremento de energía psíquica
en los niveles superiores, que producirá el aumento de los correspondientes estados internos. Una persona que
no tenga dinamizados sus centros superiores no podrá vivir la realidad de esos centros en sí misma, ni la de
las cosas que les corresponden. Sólo se pueden ver, sentir y vivir las cosas de verdad, con sincera autenticidad,
si los niveles correspondientes están dinamizados dentro. Nadie puede ver absolutamente nada que no
corresponda a su funcionamiento interno. La persona que está interiormente dividida, que no ha llegado a
unificar sus niveles, forzosamente ha de ver el mundo como una lucha constante, como una contraposición
no aparente, sino radical entre las distintas dualidades. Y la que no ha conseguido llegar a ninguna zona
central en sus niveles, forzosamente ha de vivir el mundo como cosa puramente fenoménica y con el problema
permanente de la angustia en la búsqueda de lo básico y fundamental en todo.

3. La mayoría de nuestros problemas más serios no son problemas reales, quiero decir, externos, de las
cosas en sí, sino que son problemas nuestros, de nosotros mismos frente a las cosas. Su solución no consiste
muchas veces tanto en cambiar las cosas, ni en una aceptación teórica de cambiar nosotros interiormente, ni
mucho menos en adoptar una postura de paciencia y resignación. Sino en llegar a la zona profunda del nivel
correspondiente al problema:

- Quien se debate, por ejemplo, entre dudas religiosas, no las solucionará resolviendo las cuestiones teóricas
que piensa que las originan, aunque también deba hacerlo. La verdadera solución está en que viva la religión
hasta el fondo, hasta la empuñadura. Esto le quitará toda angustia, porque le hará vivirse a sí mismo de un
modo pleno en toda su realidad afectiva, en la zona más profunda, vivirá también la plenitud interior, que
plenitud es también evidencia cuando es del todo consciente, como damos siempre por supuesto.

- Lo mismo ocurre con los problemas filosóficos. Hay cuestiones inquietantes, clavadas a veces durante toda
la vida como un dardo en el espíritu. Problemas sobre el porqué de la vida, sobre la realidad de la existencia,
sobre el antes y el después, etc. Jamás se resolverán haciendo combinaciones de conceptos, aunque se relacionen
hasta el infinito con rigor lógico estricto. Una suma de relativos nunca puede dar un infinito. Los relativos son
sólo una expresión virtual o proyección mental de la realidad, a la que no toca directamente. Es necesario,
para resolver estos problemas que nacen de la profundidad de nuestro ser, salir de un modo insólito de la
dependencia de lo relativo para buscar de dónde viene esa virtualidad, es decir, esa imagen o realidad aparente
que proyectamos cuando discurrimos lógicamente. Sólo así entramos en el fondo del problema. Lo otro no es
más que quedarnos por el exterior, por las formas -los conceptos son meras formas- y así resulta siempre
insoluble.

Hay que buscar: ¿quién soy yo que pienso?, ¿qué es en sí la idea o forma mental?, ¿de qué está hecha? No
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se trata ya de responder lógicamente a estas preguntas, porque nos seguiríamos quedando todavía fuera. Si
no de mirar fijamente la idea o el «yo» que pienso. Es un camino de experiencia directa, no de raciocinio.
Descubrir experimentalmente qué es esa sustancia mental o qué soy yo, que estoy planteándome el problema.
Entonces, la intuición directa de estas realidades en sí misma dará la clave de la solución total y automática
de todos los problemas filosóficos de la vida.

No queremos con esto decir que la lógica sea inútil. Tiene su campo propio. Incluso en este tipo de problemas,
para algunas personas puede servir de camino que les lleve a las puertas de la intuición. Pero por sí misma la
lógica es incapaz de brindar una solución profunda y total. Porque todos los problemas filosóficos dependen
del desconocimiento de la propia realidad. Espacio y tiempo, y cuanto está enredado en esta cuadrícula, es una
proyección mental. Bajando al fondo de la mente, más allá de la lógica, se tiene en la mano el foco de
donde parten todos los rayos, la realidad esencial.

Ejercicio de asimilación de prana

Queremos dedicar un sitio aparte y bien destacado a las técnicas que ahora vamos a proponer, por
considerarlas de excepcional importancia dados sus excelentes y rápidos efectos. Los recomiendo como
remedios eficacísimos para superar los estados de depresión y para aumentar prontamente la conciencia de la
propia energía. Desde el punto de vista yóguico estimulan poderosamente la conciencia de la columna
vertebral, del canal Sushumna por lo tanto y de la zona central de los chakras, y muy especialmente activan
el funcionamiento del chakra superior Sahasrara. Por su papel como técnicas de integración y de desarrollo
armónico de todos los niveles no tienen ninguna contraindicación.

1.-Respiración completa. Ya la hemos descrito anteriormente. Pero aquí debe revestir unas condiciones
particulares:

- En primer lugar se hace una inspiración completa, del modo propio de este tipo de respiración, pero
visualizando el aire en forma de puntitos brillantes de luz, calor y energía que llenan los pulmones y el vientre.

- Viene luego la retención en la que hay que visualizar la fijación de esos puntitos brillantes de prana en la
cabeza, el pecho y el vientre, llenándolos de fuerza y de luminosidad. Puede durar cinco a diez segundos, lo
mismo en este primer grado que en los siguientes.

- Y, finalmente, la expulsión. Se visualizan en estos sitios puntos oscuros físicos -toxinas, residuos de la
respiración- y psíquicos, y entre éstos los afectivos -miedo, odio, rencor, envidia- y los mentales -ideas negativas,
depresivas, de menosprecio de sí mismo y de los demás-, y a la vez que se efectúa la visualización de la salida
de estos productos negativos en la forma dicha de puntitos negros, se expulsa el aire viciado.

Conviene hacer de tres a cinco respiraciones completas de esta clase durante los primeros diez días. E ir
aumentando progresivamente el número de respiraciones -evitando siempre toda tensión y fatiga- hasta llegar a
la media hora en una sesión.

2.- Asimilación de prana solar. Es una ampliación del ejercicio anterior, pero que reviste particularidades tan
propias que requiere una detallada explicación.

Descripción del ejercicio

Postura:

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- De hecho puede practicarse estando sentado o de pie, pero es mejor la postura del todo vertical, y ha.sta
brota espontáneamente cuando se hace el ponerse de pie. Lo que si considero muy importante es mantener la
columna vertebral, y por lo tanto el tronco, perfectamente rectos, de modo que el cuerpo no se incline hacia
adelante, sino que se mantenga recto y centrado en el eje de su espina dorsal.

- Hay que procurar situarse en un estado interior de tranquilidad y serenidad, tratando de disponerse de este
modo si uno está agitado o preocupado.

- Conviene colocarse de espaldas al sol, de forma que éste quede detrás, cayendo sobre la coronilla. Si no
hiciese sol, puede uno imaginárselo como si efectivamente estuviera arriba, muy brillante, su luz cayendo
directamente sobre la parte posterior de la cabeza. En todo caso lo importante es, pues, visualizar un sol lleno
de fuerza, luz y calor. que cae sobre el chakra Sahasrara, es decir, sobre la coronilla de la cabeza. No hay
que andar por esto con la preocupación de querer afirmar que el sol está allí, detrás e mí, cuando en realidad
no está, como si se cometiera una inexactitud y por tanto el ejercicio se edificase sobre una base falsa. No se
trata de afirmar nada, pues no estamos ante ningún problema de formulación mental. Es una simple
visualización imaginativa, que, cuando sea posible, conviene ayudarla con el hecho real los días que haga sol.
De hecho, el sol siempre esta actuando sobre nuestro organismo y sobre todo cuanto goza de vida. Pero, además,
es que el sol es sólo el símbolo material del verdadero sol espiritual que da luz a mi espíritu. Y el ejercicio
sólo consiste en tomar conciencia un poco más de esta realidad.

E jecución:

Inspiración: Una vez colocado del modo que hemos explicado en las líneas que preceden, conviene hacer una
o varias respiraciones amplias, lentas y profundas para centrar el estado mental y el psíquico. Y entonces
visualizar los rayos del sol, como hechos de partículas de un color dorado y calientes que vienen de él y
penetran en mí. Y, muy lentamente, efectuar una inspiración completa, sintiendo que estas partículas penetran
por la cabeza con la inspiración y bajan a lo largo de la columna vertebral, como si la divina Shakti descendiese
siguiendo el nadi Sushumna.

Retención: Una vez hecha esta inspiración profunda, se retiene el aire dentro durante unos segundos, tres,
cuatro o cinco a lo más, manteniendo una conciencia clara de la energía, de la fuerza, de la luz que nos vienen
de este sol conectado con el centro Sahasrara y que nos llenan por completo. Desde el Sahasrara hasta la
base de la columna vertebral, pero principalmente desde el vértice superior de la cabeza hasta el centro de la
espalda, a la altura del diafragma.

Espiración: Y finalmente se exhala lentamente por la nariz, visualizando que toda la energía o prana negativo,
oscuro, sucio que teníamos dentro, se va con el aire que expulsamos. Con una sensación de limpieza general,
de desahogo, de descarga de todo lo que la luz brillante ha removido.

3.- Asimilación de energía espiritual. Un tercer grado en este mismo ejercicio consiste en colocarse en idéntica
postura corporal y en relación con el sol que en el ejercicio anterior, introduciendo estas variantes:

- Sentir que el sol es Dios, que adopta esa forma. Pues la energía, la luz y el calor que son cualidades
características del sol, constituyen a la vez símbolos de las cualidades del psiquismo, de la mente y de la
espiritualidad, y de Dios. Hay un sol psíquico, mental y espiritual y un sol divino.

Por eso no hay ningún inconveniente en superar la forma anterior del ejercicio, vizualizando la energía de
lo espiritual y mejor aún la fuerza de Dios en forma de un sol. De ordinario tendemos a representar
simbólicamente a Dios en la forma de una luz resplandeciente a más no poder y una luz precisamente solar,
de color amarillo o dorado superior. Tiene su razón de ser, ya que es el color de la energía que entra a través
del centro Sahasrara y que encuentra en este chakra una resonancia, porque también él es de un color dorado.
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En todas partes y siempre la noción de lo espiritual se relaciona con la fuerza, la luz y el calor y se sitúa
en la parte súpero-posterior de la cabeza. ¿Por qué, si no, se coloca a los santos una corona en ese lugar y no
en otra parte, por ejemplo, en la frente? Este hecho, como otros muchos del mismo género que se dan en todas
las culturas, aun fuera del cristianismo, obedecen a la intuición universal y en algunos casos a la percepción
directa de que en la persona altamente espiritualizada brilla un halo de luz dorada, que tiene como centro el
vértice superior de la cabeza.

Ejecución:
Inspiración: Una vez hecha esta visualización de lo espiritual o de Dios como un sol, se inspira profundamente,
como si todo uno tomase conciencia de sí mismo al llenarse de aire y elevase esa plena conciencia hacia Dios,
como fuente de energía, vida, amor y conocimiento.

Retención: Manteniendo esa actitud en acto de demanda, de petición a Dios, sigue lanzándose todo hacia
Dios del todo, o sea con todo el vientre, el pecho y la cabeza, lo que quiere decir con toda la capacidad
física, efectiva y mental, que se corresponden con dichas regiones corporales, procurando que en el momento
de máxima retención culmine esa actitud.
Espiración: Entonces se empieza a exhalar el aire, sintiendo que todo uno se abre y queda vacío, dando
paso libre a que Dios y sus energías se manifiesten en él y quede lleno de Dios. Es un abrirse también con
el vientre, el pecho y la cabeza para vaciarse de todo lo que física, afectiva y mentalmente tiene uno de sí
mismo y a la vez irse llenando de Dios.

Indicaciones :

l. Antes de terminar este punto, quiero añadir que pueden efectuarse estos tres grados del mismo ejercicio
de un modo más progresivo, ayudando a estimular uno por uno cada chakra. En este caso lo mejor es hacer la
primera inspiración dedicándose a visualizar el sol, la luz, el calor, o la energía espiritual encima de la cabeza,
sintiendo que tocan toda la región superoposterior del cráneo y cerebro, pero nada más. La segunda vez que
se inspira visualizar que la energía entra hasta el cuello, quedándose allí y llenando y activando el chakra
Vishudda. En la tercera inhalación de aire, hacer lo mismo sólo hasta la mitad de la espalda, a nivel del corazón
en correspondencia con el chakra Anahata sin seguir más abajo conforme a nuestro criterio de trabajar solo en
el desarrollo de los chakras superiores. Ya descenderá sin pretenderlo nosotros y hará despertar a su hora a
Kundalini.

2. Conviene practicar este ejercicio cinco o seis veces seguidas. Y puede hacerse un par de veces al día, una
por la mañana y otra por la tarde, aunque la hora ideal es al salir el sol. No obstante, no hay inconveniente
en escoger cualquier momento del día.

Si se quiere, puede hacerse mayor número de inspiraciones y espiraciones seguidas cada vez, hasta un
máximo de diez minutos. Pero es preferible hacer menos y en lugar de dos sesiones de ejercicios practicar
tres cada día, sin rebasar nunca esta última cifra. En las técnicas que ponen en marcha procesos de energía
hay que andar con cuidado, pues quien quiere correr demasiado para conseguir resultados más rápidos y con
este fin intensifica la duración de las sesiones, se expone a hacerse violencia excesiva y por consiguiente a
forzar su organismo. Avanzar de un modo gradual es la mejor forma de llegar con seguridad a la meta.

Efectos:

- De un modo ocasional, este ejercicio es muy eficaz para salir de los momentos de depresión. Sus efectos en
este sentido son sumamente confortadores y de una rapidez asombrosa. En unos segundos puede una persona
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hacerse dueña de sus estados.

-Sirve también para anular la fuerza y presión de las frustraciones e inhibiciones, pues cuando se aprende a
vivir siempre desde el eje central y posterior es imposible dejarse absorber por los efectos de las frustraciones.
Claro que las represiones que llevamos dentro empujan a la mente a que se agarre a ellas, siendo una continua
tentación de cuyos brazos es difícil desprenderse, pues atan y empujan a la persona a que deje de estar en su
eje central y se vaya hacia las zonas externas, quedando allí cogido fuertemente entre sus redes. Es decir, que
las inhibiciones dificultan el ejercicio. Pero pueden conseguirse resultados importantes.

Esto no significa -deseamos evitar equívocos-que este ejercicio pueda considerarse como técnica de limpieza
del inconsciente. A lo más, cuando la práctica continuada del ejercicio le hace a uno vivir habitualmente en
un estado positivo, si en un momento dado se genera una frustración, la verá con claridad. Pero no podrá
conocer ni hacer salir me diante él las pasadas, que requieren una investigación directa o que al tender a
expresarse hacia el exterior muestren ellas mismas su contenido.

- Es un medio excelente para integrarse. Al fin y al cabo toda integración hemos de hacerla centrándonos en
el eje de nuestra columna vertebral, donde se halla precisamente situado el sistema nervioso que unifica todo
nuestro funcionamiento fisiológico y que se corresponde con el lugar en el que podemos estar más centrados
también mentalmente. No hay más que ver que en los momentos en que nos sentimos más eufóricos tanto
física como mentalmente y en todos los aspectos, vamos erguidos y apoyados en la columna vertebral.

- También interesa mucho este ejercicio como técnica yóguica, para aumentar la conciencia d e la columna
vertebral, es decir, de los centros sutiles, y para estimular a voluntad la entrada de energía a nuestros niveles
superiores. En este sentido es más eficaz y seguro que las complicadas y peligrosas técnicas para despertar
a Kundalini directamente, que prometen otorgar en un abrir y cerrar de ojos todos los poderes.

En efecto, cuando se practica en un mismo día un par de veces, se nota mayor facilidad para sentirse a sí
mismo situado detrás. A medida que se progresa en este sentirse detrás, en esta luminosa y enérgica conciencia
central o axial y se ve que todo sale de allí como de la fuente más profunda, resulta más fácil actuar desde ese
punto sin salir de él y por lo tanto sin identificarse con las cosas. Por eso este ejercicio llega a cortar la raíz
misma de la depresión, pues siempre que una persona se siente deprimida es porque se agarra a las cosas,
situándose en las zonas más externas y superficiales del nivel o chakra que sea: si se trata de identificaciones
con situaciones sentimentales, poniéndose en la zona externa del chakra correspondiente al corazón o Anahata;
si con cosas que se relacionan con nuestro yo más elemental, en la parte externa del Manipura o centro del
abdomen y también en la parte externa del Ajna. Pero cuando uno está centrado en la zona posterior o dorsal
desaparece toda identificación y por consiguiente todo estado de depresión, que es incompatible con la
conciencia axial. Una persona que se vive en esta zona podrá tener mucha o poca energía, pues esto depende
de su vitalidad física y psíquica, pero toda la conciencia que tiene de sí misma es positiva.

-Al hacer este ejercicio cada persona notará efectos distintos, según su preparación. Lo mismo puede usarse
para estimular de un modo muy profundo e intenso la vida espiritual, que la capacidad combativa o la de
acción en un grado extraordinario. O también la actitud optimista y emprendedora, alegre y entusiasta, la
disposición para el estudio y aun la simple y estupenda sensación de bienestar y vitalidad corporal. Siempre
ayuda a vivirse uno más positivamente a sí mismo, es decir, que en realidad tendría que estimularlo todo.

Si no es así, se debe a que cada persona tiene ya, por su conformación psicofísica, unos chakras que entran
más de lleno dentro de su línea natural de desarrollo. Y cuando aumenta la energía circulante por medio de
éste o de otros ejercicios, son estos chakras los mejor predispuestos para adquirir ese desarrollo.

Así que los efectos de este ejercicio en todos los aspectos son excelentes. Hasta el punto de equivaler a los
de las técnicas de desidentificación, de tranquilización y de atención central, que aconsejo en otras obras.
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En el orden superior, la influencia proviene de la activación del chakra Sahasrara, pues cuando este centro
empieza a actuar se experimentan rápidos avances en la meditación, en la concentración mental, en la actitud
positiva, etc.

A medida que se progresa en la práctica de este ejercicio, se va adquiriendo poco a poco un estado de
conciencia lleno de energía, que va asociado a la noción de luz, de claridad, de potencia y de amor. Y este
estado va quedando instalado como modo de ser, siendo compatible con cualquier actividad que se lleve entre
manos, porque ambas cosas se mueven en zonas diferentes, el estado en una zona profunda y la acción en otra
externa. Luego, una vez hecho habitual este estado de conciencia, es fácil descansar de los problemas que uno
tiene durante el día, tranquilizar la mente y hacer el
silencio para centrarse sobre una materia determinada, sin que ninguna preocupación venga a turbar esta paz.

Lo importante es que la práctica de este ejercicio se haga con la máxima claridad. A unas personas les será
más fácil que a otras. Habrá quienes tengan mayor facilidad para visualizar puntos de luz, otras, de calor o
de energía. Y otras que tendrán más fácil acceso a este estado de conciencia posterior o central evocándolo
mediante el procedimiento que hemos indicado de ejercicios de respiración, pero en lugar de visualizar estos
puntos, actualizar ideas, sentimientos, etc. No obstante es muy fácil y preferible hacerlo mediante la
visualización de puntos brillantes, intensos, fuertes, potentes que penetran desde arriba en la respiración y
renuevan interiormente, pasando por el eje de la columna vertebral. Lo mejor es probar y las primeras veces
servirán de tanteo para dar con el modo personal de sacar el mejor partido posible de este ejercicio.

No hay en todo ello ni rastro de sugestión más o menos disfrazada. Es un ejercicio sacado de la experiencia
real. Con él se producen efectos reales que pueden ser claramente percibidos. No se trata de hipótesis sino de
hechos comprobados, y cualquiera puede ver y experimentar por sí mismo que esta técnica funciona. Aparte
del hecho de que existen personas naturalmente más sensitivas y que de modo espontáneo llegan a percibir
que existe realmente esta claridad y energía que entra como partículas vibratorias de luz y calor con el psiquismo
y produciendo un efecto de profunda transformación.

7. Técnicas para disminuir el funcionamiento energético de un centro

A veces interesa disminuir la actividad excesiva de un centro. Para conseguirlo se pueden seguir tres técnicas,
que pueden practicarse simultáneamente, ya que se complementan todas ellas entre sí.

l.º Disminuir o suprimir, en lo posible, la actividad física y psíquica relativa al centro hiperactivo. Es una
inhibición tanto de la acción externa como de la actitud interior. Por ejemplo, si se quiere disminuir la tendencia
sexual, correspondiente al desarrollo del Svadhistana o conseguir una perfecta continencia, no sólo hay que
evitar los actos sexuales, sino realizar toda higiene mental, purificando las ideas. Porque la idea o la imagen de
todo lo relativo a un centro lo estimula. Por eso quien pretenda contenerse limitándose tan sólo a rehuir el
aspecto físico mismo de los actos, pero permitiéndose reforzar la energía sexual con imágenes mentales, pide
un imposible. Cada vez que una persona piensa en un acto sexual está estimulando el deseo y enviando chorros
de energía hacia la región del chakra Svadhistana. Así que la táctica ha de ser doble: abstinencia de actos y
también de deseos, pensamientos, imágenes, ideas.

Las energías así retenidas tenderán a buscar salida a través de los canales o niveles que la persona se obligue
a mantener activos.

2.º Utilizar una técnica de traslación, conversión o transferencia de energía del centro afectado a otro centro
cualquiera de los situados en niveles superiores. Ya hemos explicado en qué consiste la técnica de visualización
y la de traslación. Estas técnicas no son más que una aplicación bien concreta del poder que tiene la mente
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de dirigir la energía mediante el foco de la atención. Allí donde se fija la mirada consciente se concentra la
energía. Si yo quiero, por ejemplo, disminuir la energía del Svadhistana para facilitar la guarda de la continencia
sexual, puedo centrar mi mente en la región sexual y visualizar que la energía se desplaza desde allí a la
región del centro Anahata, a la que está asociado todo lo que se refiere al afecto, a la cordialidad, al interés,
con lo que la energía se desplazará hacia el Anahata. El efecto será mejor y más rápido si el proceso de
visualización va acompañado de respiración rítmica.

3.º Estimular el funcionamiento del centro superior, al que se haya transmitido energía del inferior. Es decir,
ejercitar directamente la nueva función que uno quiere vivificar, lo que arrastrará la energía de los centros
relacionados con dicha función. Por ejemplo, quien desea inhibir sus impulsos sexuales, no debe quedarse en
las dos técnicas anteriores sino además entregarse de lleno a alguna actividad, para que la energía inhibida tenga
por donde salir. Esta actividad lo mismo puede ser la meditación que el deporte, la oración o el dibujo lineal.
Es por completo secundaria la clase de empleo que se da a la energía inhibida. Lo importante es que se canalice
del todo por la dedicación plena de la persona a algo, porque esta dedicación sirve de conducto a la energía
para hacerla ascender hasta otro nivel superior, el Anahata, Vishudda o Ajna y expresarse a través de él. La
actividad del nuevo chakra absorbe el excedente de energía del chakra inhibido.

La continencia sexual no es más que un ejemplo, importante en todo caso por su frecuente aplicación, pero
no único. La tendencia excesiva a la acción estéril; o a la comodidad y placer; o a un activismo incluso
fecundo, pero limitado al plano personal y egoísta, así como otros impulsos correspondientes a centros
inferiores pueden disminuirse usando las tres técnicas explicadas.

Disminución momentánea

Hay también otra forma de disminuir en un momento dado la actividad de un centro, consistente en provocar
la descarga de energía al exterior. Tal ocurre habitualmente cuando, por ejemplo, en un instante de gran tensión
afectiva la persona rompe a llorar, a gritar, a gesticular, etc. Se vacía en este caso momentáneamente la carga
psíquica del centro hiperactivo, sea el epigástrico -Manipura-, el sexual -Svadhistana- u otro. Pero esto, como es
sabido, no tiene en realidad el menor efecto resolutivo o de transformación, ya que la estructura defectuosa
psíquica -que es la que constituye el problema real-sigue siendo la misma.

8. Elección de camino

Hemos expuesto muchas técnicas. Es posible que el lector se encuentre un poco desorientado. ¿Qué camino
elegir? ¿Qué técnicas usar? En la elección de camino hay que aprender a escuchar la voz del impulso interior,
porque esta voz sale de las realidades que ya tenemos dentro y que nos están llamando (véase pág. 174). La
labor del gurú o del maestro no es más que la de ayudar a cada uno a seguir la dirección o el camino que
ya lleva dentro y viene trazado por su capacidad interior que empuja y quiere actualizarse. Es lo que hacemos
-o debemos hacer- en la educación de los niños: favorecer el impulso de la naturaleza que ya los mueve a
desarrollarse en todos los aspectos. La mejor educación es la que da los mejores medios para que este impulso
natural hacia el desarrollo encuentre los elementos que necesita apropiarse para seguir con el mejor éxito su
marcha. Que el niño tenga una alimentación rica, variada, para que pueda seleccionar allí las sustancias que
su organismo necesita asimilar. Y quien dice de la comida, dice también de los sentimientos, de las ideas, de
las situaciones, de las posibilidades profesionales, etc. Exactamente éste es nuestro trabajo en nuestro propio
desarrollo interior. Al principio el trabajo se convierte en un tanteo, para ver cuáles son los ejercicios que
responden mejor a nuestra llamada interna, guardando las leyes fundamentales del equilibrio y de la
integración, en las que tanto hemos insistido. Luego, el camino se va abriendo por sí solo. El estudio, la
constante atención sobre sí mismo y la consulta oportuna a las propias necesidades básicas y a personas
experimentadas sacarán de duda en las dificultades.

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Una vez uno se ha esforzado en ese tanteo inicial el tiempo suficiente surgirá en él el deseo de encontrar el
adecuado guía o maestro. Y cuando uno lo busca así, porque de veras lo necesita, siempre llega a encontrarlo.
En realidad es el maestro quien encuentra al discípulo.

9. Significado del Samadhi o estado de realización

En realidad el samadhi lo mismo puede durar un instante como llegar tal vez a convertirse en estado
permanente. Siempre que nosotros tenemos conciencia de fenómenos, de vaivenes, de cambios de conciencia,
sean orgánicos, afectivos o intelectuales, la energía pasa a través de Ida y Pingalá precisamente en los chakras
en que experimentamos esa conciencia de cambio. Sólo cuando la energía se vive sin conciencia de los
fenómenos que se suceden, es decir, sin conciencia de dualidad, pasa a través de Sushumna.

En la medida en que hay movimiento, desplazamiento en tiempo y espacio, la energía va a través de esos
conductos; únicamente cuando quedan en suspenso el tiempo y el espacio, la energía se focaliza a través de
Sushumna. La raíz de cada chakra parte de Sushumna.

Hay samadhi cada vez que se vive conscientemente en la raíz, en Sushumna. Por ejemplo, en el orgasmo
sexual puede llegarse a un instante en el que la conciencia se instale en la raíz del Svadhistana, teniendo por
lo tanto un momento de conciencia impersonal, de samadhi. Esta conciencia impersonal es diferente de la del
centro Manipura, que corresponde a la realización que se buscaba durante toda una época en la ética china
antigua, en que se recomendaba centrarse en el chakra del ombligo o Manipura. Este samadhi corresponde a
una etapa inferior de realización y representa para nosotros una fase no deseable, ya que actualmente tenemos
más desarrollados los centros superiores. Los místicos llegan a la realización a través del Anahata. El artista
creador se realiza a través del Vishudda, llegando al samadhi en algunos de sus instantes de creación. El
sabio o filósofo se realiza a través del Ajna, cuando consigue momentos de plena intuición. Y el hombre de
enérgica voluntad se vive más preferentemente en el Sahasrara, hasta alcanzar a veces la experiencia total de
sí mismo en este centro.

Así pues, el samadhi sólo consiste en llegar a la conciencia central en cualquiera de los chakras o niveles. Si
se da en uno solo de ellos, es un samadhi, pero incompleto. El verdadero samadhi implica la vitalización
total e integrada de todos los chakras, que en el Tantra-Yoga se busca trabajando por despertar a Kundalini y
hacerlo ascender por Sushumna hasta el chakra Sahasrara. El punto más alto de integración, en cualquiera
de los Yoga, o de cualquier otra forma de trabajo, se logra cuando la persona se sitúa, vive y reside en el
Sahasrara y desde él se dirige todo el proceso de la vida, consiguiendo entonces también el samadhi superior
o más perfecto.

La energía pasa por Sushumna siempre que uno viva perfectamente equilibrado, centrando la respiración, el
pensamiento y los sentimientos, o sea, siempre que en nuestra conciencia central cesa el movimiento o cambio.
Entonces se actualiza todo nuestro ser. Ya que equilibrio quiere decir actualización.

Cierto que tenemos un cuerpo para vivir, una mente para pensar en los problemas y en las cosas de cada
día, una familia, unas obligaciones sociales y profesionales, etc., y que nuestro deber interno y externo es
atender a todo esto. También tenemos una conciencia de realidad en estado latente, que debemos realizar del
todo. Lo correcto es llegar a vivir ambas cosas a la vez. Cuando una persona vive muy equilibrada, quizás
actúa menos, pero lo hace con mayor eficacia que si se moviera mucho, y entonces le es más fácil neutralizar
a voluntad este poco que actúa para poder llegar a la conciencia central de sí mismo. Es esencial alcanzar esta
conciencia central inmóvil y establecerse en ella y, a partir de ahí, continuar luego viviendo todas las cosas.
Ahora nos parecen unas cosas contrapuestas a las otras, tener la conciencia del mundo y la conciencia
profunda del ser. Pero no es que esto tenga que suceder siempre de este modo. Lo que pasa es que ahora
necesitamos abstraernos accidentalmente de la conciencia del mundo para descubrir lo que hay detrás. Pero
después, conseguido el equilibrio, es posible vivir simultáneamente la conciencia del mundo y la conciencia
120
del ser.

Conviene distinguir la conciencia pura d e ser, que es a la que aquí únicamente nos referimos, de la conciencia
de ser o existir, o sea, de ser manifestado, expresado a través de facultades, de potencias, de impulsos, de
satisfacción de necesidades. Las dos cosas son importantes, la primera para vivir en el mundo, la segunda para
ser nosotros mismos del todo. La primera la tenemos ya parcialmente, pero esta segunda nos falta por
completo y es el objeto del trabajo superior de realización. Esta conciencia de ser se tiene cuando uno se
siente ser independientemente del mundo y de sus cualidades y facultades. Y se vive siempre en el eje de
Sushuma o de su contraparte física, la columna vertebral, que por esto es llamada en el Tantra Centro del
Mundo.

10. Aplicaciones prácticas del Tantra-Yoga

I. El Tantra y las ciencias psicológicas. El hecho de enfocar la vida psíquica desde el ángulo ofrecido por
el factor energía psíquica o vital como algo realmente sustantiva, identificable, localizable y manejable, hace
posible abordar desde un ángulo nuevo muchos problemas que se presentan en el normal, e incluso otros de
la Psicología y de la Psicopatología.

Aunque no altere ninguno de los hechos particulares adquiridos por la Ciencia Psicológica en sus diversas
ramas, el Tantra subraya la importancia del factor energía vital o psíquica, factor que hace posible:

l. Centralizar la explicación de multitud de fenómenos, hoy dispersos en diversas especialidades de la


Psicología, desarrolladas desde puntos de partida completamente diferentes y que hacen de esta ciencia algo
excesivamente heterogéneo -Psicoanálisis en sus varias escuelas, Psicología experimental, Psicología
fisiológica, Psicopatología, etc.-, por el hecho de poderlos referir a un elemento común y esencial en toda su
manifestación psíquica del hombre: la energía psico-física.

2. Manejar los hechos de un modo más directo, concreto y definido, sin necesidad de recurrir a métodos
empíricos o técnicas interpretativas que, por este hecho, han de ser siempre indirectas y aproximadas.

Para aclarar un poco más esto, lo ilustraremos con un ejemplo: el de las neurosis. Consideraremos las neurosis
como una desorganización disarmónica de las fuerzas de la personalidad, como un patern, organización-idea,
deficiente, que produce una vida inadaptada. Se trata de que esta organización mental o patern sea modificado
convenientemente. Para conseguirlo, la terapéutica analítica evoca y moviliza sistemáticamente ciertas fuerzas
psíquicas mediante el empleo de determinas técnicas dialécticas, descripción de situaciones, recuerdos,
asociaciones, etc., para que se integren de un modo más armónico con el resto de las fuerzas, esto es, para
conseguir una completa reorganización de las energías que constituyen la personalidad.

Mirándolo desde nuestro punto de vista energético, diremos que el Psicoanálisis utiliza preferentemente el
elemento forma -imágenes, pensamientos, situaciones concretas, etcétera- para despertar las emociones en
conflicto o elementos subjetivos, y mediante la integración así obtenida, de la mente conciente con el plano
emocional, consigue producir definidos cambios en la estructura energética de la personalidad del paciente. Los
medios empleados son, pues, buenos y efectivos, pero más bien indirectos.

Por nuestra parte, y enfocándolo desde el ángulo tántrico, pensamos que este problema de las neurosis,
planteado en términos generales, tiene dos tipos de solución, que pueden, desde complementarse
perfectamente:

l. El primer tipo es el que afecta directamente a la organización o estructura energética, en su efectiva y real
distribución en las diversas regiones del organismo psico-físico.

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2. El segundo tipo es el que afecta directamente al patern mental u organización-idea tal como existe en la
mente.

El primer tipo de solución parte del concepto de neurosis como «un modo defectuoso de distribución de energía
en los diversos focos de conciencia o niveles -centros o chakras-». Se tratará pues, de afectar el funcionamiento
de los centros en un sentido correctivo, aumentando y trasladando energía de los centros hiperactivos a los que
funcionan con debilidad, mediante las técnicas descritas anteriormente. A medida que este cambio energético se
efectúe y se mantenga el tiempo suficiente para que se estabilice, se producirán los correspondientes cambios
psicológicos, fisiológicos y de conducta. El esquema mental, paralelamente, se irá modificando de un modo
automático.

El segundo tipo de solución parte del concepto de neurosis como «una fuerte, aunque inconsciente,
identificación del sujeto con un esquema mental defectuoso». Creemos que esta identificación del paciente
con su esquema mental es debida a que tal esquema está asociado -en conjunto o en sus elementos-con una
vivencia más profunda de realidad. Y es esta profundidad -vivida como más real únicamente por su mayor
proximdad a la zona central-, la que en su día fijó la idea, la situación o el sentimiento con fuerza extraordinaria
y la que hace que el sujeto la siga reteniendo aún en la actualidad con toda la energía, detrás del
funcionamiento de su psiquismo superficial. Tal situación concreta o tal estado subjetivo, tendrán, pues, para
el sujeto, aun a pesar suyo, el valor de la máxima realidad por el hecho de ir inconscientemente asociado con
la noción e idea de mayor realidad que el sujeto ha tenido de sí mismo.

Pues bien, si, mediante una técnica adecuada de profundización el sujeto consigue tomar conciencia de un
plano o zona más profunda que en la que vive habitualmente y semejante a la que motivó la identificación
antes dicha, entonces vivirá de nuevo, pero ahora directamente, aquella conciencia de realidad y el esquema o
patern perderá todo su relieve y consistencia. Se desprenderá de aquella forma mental u organización-idea,
porque, en realidad, ahora ya no la necesita: tiene ya conciencia de su propia realidad, de su propio valer y ser
con la misma intensidad y aparte de aquel contenido formal. Se habrá desidentificado de él. Y es entonces
cuando podrá emprenderse, sin gran esfuerzo, la estructuración de un nuevo modelo de organización mental,
una revalorización de sí mismo y del mundo, un nuevo estilo de vida, en fin, más adaptado al mundo externo
y más conforme con la propia naturaleza del sujeto. Paralelamente a esta acción transformante de la mente,
tendrán lugar los cambios en los diversos centros psíquicos y los ajustes psicosomáticos correspondientes.

La concepción tántrica del hombre creemos que puede constituir también una sólida base para un amplio
estudio sobre tipología constitucional y temperamental, de mayor alcance y amplitud que las actualmente
existentes, como hemos apuntado en la clasificación hecha en la primera parte de este libro y como un poco
más adelante veremos de nuevo en alguna de las aplicaciones prácticas que se desprenden de dicha clasificación.

Esta ciencia de la energía psíquica, vital o pránica encontrará probablemente también un lugar muy destacado
en los estudios de la Patología y Terapéutica Psicosomática, puesto que viene a ser precisamente, en nuestra
opinión, el eslabón que faltaba para explicar de modo adecuado los fenómenos a que dan lugar los trastornos
encuadrados en esta especialidad, así como los mecanismos que intervienen en su curación. Una revisión de
las técnicas terapéuticas existentes en la actualidad, enfocada desde esta perspectiva, nos daría posiblemente
resultados en extremo interesantes. Por ejemplo, la acción psicológica del tratamiento por «shock», en especial
el electroshock, la estimulación eléctrica no convulsiva, etc.

II. Otras aplicaciones prácticas

Ansiedad, timidez, sublimación sexual, conversión d e los estados negativos, etc.

Otra consecuencia de esta concepción tántrica de la vida psíquica es la posibilidad de manejar de un modo
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efectivo la energía acumulada en determinados centros -como tam bién la contenida en los aspectos
emocionales negativos-, para producir así definidos cambios en nuestro carácter y en nuestro organismo.

En primer lugar recordemos una vez más que los chakras juegan el papel de centrales de energía o prana, es
decir, que constituyen los motores que dinamizan nuestro psiquismo y nuestro cuerpo a través de su correlación
con los plexos nerviosos y con las glándulas endocrinas, cuyo funcionamiento regulan. Por eso puede decirse
que aprender a manejar la energía que existe en estos centros es tener en nuestra mano el poder de cambiar a
voluntad, especialmente en intensidad -pero también en calidad-, tanto nuestro funcionamiento fisiológico -en el
caso de trastornos orgánicos-, como nuestros estados de conciencia y nuestros rasgos caracterológicos.

A continuación hay que aprender a distinguir cuando una enfermedad o un rasgo psíquico determinado se
debe a un exceso de energía en algún centro o a una falta de ella. Es decir, hay que ver si ha habido un
desgaste excesivo y por lo tanto es presumible que en el centro correspondiente exista un déficit de energía, o
bien si el trastorno, debido a determinado estilo de vida del sujeto, obedece más bien a la no utilización de
aquel centro o de las funciones correspondientes, y entonces lo que habrá ocurrido es una acumulación
energética en aquel punto.

Así, un estado de ansiedad en una persona tímida deberá tener otras indicaciones resolutivas que cuando la
ansiedad se presenta en una persona más sólida, psicológicamente hablando. En el primer caso -el tímido-, su mente
consciente -ajna- está pobremente conectado con los centros manipura y anahata; su yo consciente es débil
respecto a sus contenidos vitales profundos y afectivos activos. Por consiguiente, el trabajo deberá ser orientado
primeramente hacia la dinamización consciente de tales centros o de sus contenidos. Esto eliminará
automáticamente su timidez y reducirá su ansiedad.

En el segundo caso, el de la ansiedad en una personalidad más sólida, el trabajo deberá orientarse más bien
en una doble dirección: l.º revisar su esquema mental de valores respecto a sí mismo, al trabajo, a los demás
y hacia lo trascendente, para rectificar toda idea errónea o infantil que pueda existir. Y 2.º, lograr una mayor
profundización de los niveles anahata y ajna, así como estimularle hacia una apertura respecto a Sahasrara.

Un ejemplo típico de la acumulación de energía en un centro inferior lo presenta el caso de abstinencia sexual,
que suele ser causa de fuertes tensiones y estados conflictuales.

En efecto, cuando una persona lleva una vida de perfecta continencia sexual, sea debido a su formación moral,
religiosa o a cualquier impedimento de tipo externo, existe la no utilización de la energía del chakra
Svadhistana. Esto produce en principio una acumulación que va congestionando la circulación normal de la
energía de la persona, pudiendo manifestarse este hecho en diversas alteraciones psíquicas y fisiológicas.

Cuando se produce esta congestión de energía, la solución más fácil y directa sería hacer cumplir al nivel
sexual sus funciones propias, con lo que la tensión se descargaría de un modo natural. Pero este remedio no
siempre se puede aplicar, ni siempre es conveniente, sobre todo cuando una norma ética obliga a la persona a
no hacer uso de sus funciones sexuales, por haberse comprometido a guardar una continencia completa.

Ahora bien, la persona que vive en este estado de congestión de energía en sus niveles inferiores pero que
no puede hacer uso de sus funciones sexuales ¿qué deberá hacer?. El conocimiento de los Tantras nos ofrece
soluciones muy completas e interesantes.

La energía de los distintos centros forma toda ella una unidad en el psiquismo. Un chakra no está absolutamente
aislado de los demás, sino que todos se unen entre sí. Existe una red que integra en una unidad a todos los
chakras. Esto es muy fecundo desde el punto de vista práctico.

Por ejemplo, el centro Manipura o correspondiente al solar, el centro Svadhistana o sexual, y el centro
Muladhara o básico constituyen una unidad funcional que diríamos biológica de la personalidad, regida por
123
el Manipura. O sea, que todo trastorno que sufra cualquier de estos tres centros siempre se manifestará o irá
a pasar por el centro del plexo solar, que es la verdadera cámara de compensación de las energías de esa
trilogía funcional.

Otra unidad funcional la constituyen el Ajna, el Vishudda y el Anahata, centros respectivamente mental,
creador y afectivo superior. Diríamos que estos tres centros forman el triángulo del hombre racional consciente,
del hombre en la etapa propiamente humana, rebasadas las fases vegetativa y animal.

El problema está en que, generalmente, el funcionamiento de la unidad funcional inferior y el de la superior,


es decir, de los niveles inferiores y de los superiores, está dividido. No existe una integración funcional de
ambas unidades, por que la educación de unas se efectúa separadamente de la educación de las otras. Aunque
más exacto sería decir que la educación de los niveles inferiores se lleva a cabo a impulsos de las necesidades
biológicas, en privado y del modo que se puede, de manera que, propiamente hablando, ni siquiera se puede
llamar verdaderamente educación, mientras que Ajna, o sea, la mente concreta, y Anahata, o los sentimientos,
sí disfrutan de una educación deliberada por parte de la sociedad, por más que esta educación solamente
consista muchas veces en una negación de las fuerzas o energías inferiores con las superiores, porque las de
abajo siguen sin educar, evolucionando al ritmo de la necesidad o del clima externo, mientras las de arriba se
educan en otra dirección del todo aparte. Hay así un conflicto permanente entre energías pertenecientes a
centros inferiores al diafragma y energías de los centros superiores a dicho tabique orgánico. Reduciéndose en la
practica todo el problema a la relación existente entre estos dos centros: del plexo solar, Manipura, y el
Anahata o centro del corazón, por ser ellos los rectores de las respectivas mitades funcionales.

Por eso la primera maniobra que se ha de llevar a cabo para la evolución e integración de la personalidad es
precisamente ésta: dado que el Manipura es el órgano rector y director de la personalidad inferior, si integramos
este centro con el Anahata -con el que conserva ciertas analogías, como vimos en la primera parte- conseguiremos
la integración de la personalidad humana -biología y consciente - y después incluso de la personalidad espiritual.
Pero de momento lo que interesa es integrar el aspecto animal y biológico con el de la vida consciente de la
persona.

¿Cómo se consigue esta unificación de energías?

El Manipura es la sede de los deseos, de las sensaciones, de las emociones, donde se manifiesta el psiquismo
elemental. Su ley es siempre centrípeta, egocentrada; yo para mí, los demás para mí, conservarme yo, adquirir
yo, conseguir, sobrevivir yo; es la ley biológica, la ley de la conservación del individuo en el plano elemental
de su vida primaria. De aquí provienen las emociones más elementales, los sentimentalismos de fondo egoísta,
que lo son todos o casi todos, los histerismos y dramas afectivos, etc.

La energía y la actividad que hace funcionar el Anahata es de tipo superior, pues el Anahata induce al amor
hacia el otro, despierta el interesarse por los demás, el sentimiento expansivo, que tiende a centrarse en el otro,
con el movimiento centrífugo, y por lo tanto opuesto al anterior.

En el momento en que la energía de todo el psiquismo inferior, basado en la ley egocéntrica, pueda
transformarse en el mismo tipo de energía que circula a nivel del corazón, en el chakra Anahata, se producirá la
comunicación de los dos centros rectores, Manipura y Anahata, y, por lo tanto, una transformación radical de
la personalidad, por funcionar entonces toda ella de un modo integrado. Se trata, pues, de transformar la
emoción desnuda, el sentimentalismo, en interés, en cordialidad, en afecto auténtico hacia los demás. La
traslación de energías de un chakra a otro que esto exige es lo que cambia por completo la personalidad,
porque produce una variación de la dinámica energética: en lugar de formarse dos círculos aislados, el inferior
bajo el diafragma y el superior a nivel del corazón, cada uno con sus leyes y con sus problemas a la hora de la
conducta real, se unen en un solo eje, formando una unidad, y la personalidad obra desde arriba siempre,
ganando en fuerza, en seguridad, empezando a ser ella misma. Desaparece así de raíz el origen de los conflictos
afectivos.
124
El problema que planteábamos antes, del conflicto que crean las energías sexuales reprimidas, tiene su
solución en esta línea. Toda la carga reprimida en el centro sexual, tiende a manifestarse a través de Manipura
o del plexo solar. Si la persona adopta una postura que no sea de cerrarse sobre sí misma, de conmiseración
propia, si deja de quejarse y lamentarse, es decir, si abandona todas las actitudes egocéntricas a que le inclina
su psiquismo elemental y toma resueltamente una actitud abierta, de interés cordial, por lo demás, pero decidida,
una actitud emprendedora de tipo centrífugo, este cambio de la dinámica de sus energías traerá consigo otro
más profundo, que consistirá en la traslación de energías del Manipura al Anahata, con lo que las energías
reprimidas que causaban el conflicto encontrarán un cauce de salida. El cultivo de esta actitud hará que
siempre se empleen por aquí las energías disponibles en el centro inferior, además de las del superior.

Esto en la práctica se lleva a cabo así: si cuando yo estoy sintiendo el miedo, la depresión, la inseguridad,
debido a que se está manifestando la energía del chakra Manipura, adopto, mediante un acto interno de decisión
y voluntad, una actitud de interés, de cordialidad hacia el otro, quien sea: Dios, mi prójimo más cercano, mis
parientes, mis inferiores, iguales o superiores, etc.; la energía del Manipura, que en ese ins tante estaba ya
conectada con mi mente, se transforma y asciende al nivel de Anahata, empleándose en ese nivel y des-
cargando la tensión.

Resumiendo ahora de manera esquemática las medidas a tomar para una completa sublimación del impulso
sexual, tendremos:

l. Inhibir o controlar de forma rigurosa toda actividad afectivo-mental y física, relacionada con la sexualidad
y de más valores representados por el centro Svadhistana.

2. Al mismo tiempo, estimular durante un tiempo prolongado y siguiendo el procedimiento indicado en líneas
anteriores, un centro superior, que puede ser el Anahata, el Ajna, el Vishudda o incluso el Sahasrara.

3. Complementar esa doble acción mediante la visualización, con respiración rítmica y precisamente en los
momentos en que se siente más fuertemente la actividad del centro inferior, de que la energía se traslada del
centro inferior al superior y que se expresa de manera concreta a través de él.

Este es el esquema básico que se debe seguir en todo caso en que exista una acumulación perjudicial de
energía en un centro determinado. Estos casos pueden ser muy variados: el fuerte impulso vital en una persona
joven que queda, debido a un accidente, físicamente imposibilitada; el caso de quienes se enamoran de una
persona que prácticamente les resulta inaccesible, o el del enamorado que es abandonado o cuyo amor queda
roto por circunstancias invencibles: muerte, separación, enfermedad, etc., etc.

Existe también la posibilidad de convertir nuestros defectos en cualidades, pues como ya hemos dicho, una de
las aplicaciones de la concepción energética del psiquismo humano es precisamente la posibilidad de incorporar
la energía contenida en los aspectos emocionales negativos -temor, ansiedad, odio, ambición, etc.-a las fuerzas
constructivas de la personalidad de un modo directo y rápido.

Esto puede conseguirse con la aplicación de los tres últimos grados del control de la mente -dharana o
concentración, dhyana o meditación y samadhi o contemplación- al contenido de los estados subjetivos. Mediante
una atenta concentración de un determinado sentimiento, su aspecto formal -la idea polarizada negativamente y
que va asociada al sentimiento-pierde consistencia y se produce una verdadera interiorización de la energía que
era experimentada en la zona media como emoción, hacia la zona central, en la que va siendo percibida como
pura energía. Acto seguido, debe ser integrada con el centro Ajna o frontal -yo consciente-, a través del centro
bulbar de la nuca, mediante un acto de afirmativa voluntad.

Aunque el proceso parece excesivamente confuso y complicado cuando no se tiene experiencia de él, puede
ser realizado sin gran dificultad cuando se consigue cierto dominio de la mente, aunque deben estudiarse todos
125
sus pasos con el mayor detalle y ser aplicados con el máximo cuidado.

Además de este procedimiento de interiorización, puede utilizarse el mecanismo de traslación, de modo


semejante a como lo hemos explicado en los puntos anteriores.

Cada vez que una persona piensa en sus problemas personales, su mente está conectada con el nivel al que
corresponden dichas preocupaciones. Puede ser el Ajna, el Manipura o el Svadhistana. Si sigue dando vueltas
a sus problemas de un modo obsesivo, va alimentando con nuevas energías aquel chakra y por lo tanto
aumentando la intensidad del conflicto. Sin embargo, si esa persona, cuando experimenta los primeros síntomas
de la tensión en un nivel inferior, adopta la actitud mental correspondiente a otro nivel o dirige hacia él toda la
atención de su mente, entonces aquella energía que estaba retenida abajo tiende a desplazarse hacia el chakra
adonde enfoca su mente. Es un efecto real, que puede ser fácilmente comprobado.

Siempre que una persona controla o inhibe cualquier impulso inferior, sobre todo sexual, porque se lo
ordena así la norma ética que sigue, o porque se ve obligado a contenerse por las circunstancias, no puede
remediar el sentir que su psiquismo inferior se rebele con una actitud de protesta y de irritación. Pues bien,
en ese preciso momento tiene en su mano una fuerza interior muy poderosa para conseguir un serio avance en
la elevación de sí mismo. Si entonces trata de canalizar todos sus impulsos hacia Dios, hacia el bien de los
demás o hacia el estudio, es decir, hacia una actividad correspondiente a alguno de sus centros superiores,
sentirá dentro de sí a veces hasta una especie de descarga eléctrica o se le pondrá «la carne de gallina», con
una sensación extraña. Es que toda la energía que estaba pidiendo salir a través del nivel inferior, cuando la
mente la conecta deliberadamente con el nivel superior, se traslada y sube de nivel, manifestándose este hecho
incluso a través de la sensación de que hablamos, cosa perfectamente comprobable por todo el mundo que lo
practique.

Hay que tener en cuenta que nuestros defectos obedecen muchas veces a estas acumulaciones de energía en
centros inferiores, o en los superiores, pero manifestándose de un modo negativo. Por ejemplo, la costumbre de
airarnos, los complejos y timideces, la indecisión en el obrar, la ambición, el egoísmo, el odio, el temor, la
ansiedad, etc., nacen de una presión de la energía en alguno o algunos de los chakras situados por debajo del
diafragma.

Ambos procedimientos, el de interiorización y el de traslación de energías de un centro a otro, exigen un


gran dominio de la mente, que es el instrumento que produce efectos más directos sobre nuestro modo de
ser. De tal manera que podemos decir que así como el buen y correcto uso de la mente es capaz de hacernos
un bien incalculable, es muy grande el mal que nos suele causar el débil control que tenemos de ella. Esta
afirmación queda confirmada en cada página del libro. Pero no estará de más subrayar aquí su papel de
primer orden, ya que el mero hecho de no hacer un buen uso de la mente aumenta nuestros defectos. Cuanto
más pensamos en lo negativo, más lo reforzamos en nosotros. Cuanto peor hechas encontramos las cosas, peor
nos estamos poniendo nosotros mismos. Cuanto más estamos pensando en los defectos del prójimo, más
profundizamos los nuestros. Y, por lo contrario, cuanto más tiende una persona a vivir lo positivo que hay en
ella, a pensar y a actuar como si lo sintiera, más está viviendo su energía de los niveles y de las zonas
positivas, y por lo tanto, desarrollándolas eficazmente. O sea, que no se trata de una creencia, de un efecto
sugestivo, como tendemos a creer, sino de unos cambios reales, sustanciales, de una transformación objetiva
de la personalidad. Se construye la personalidad en aquella nueva dirección.

El miedo y el temor son fuente de bastantes de nuestros defectos y no se deben sino a una concentración
de energía en el chakra de nuestro plexo solar. Se descargan haciendo actuar a otro chakra superior, en especial
el Anahata, por medio del interés hacia los demás -amor impersonal, que solo busca el bien ajeno, sin ninguna
recompensa, ni siquiera la del agradecimiento-. Éste es el medio que tenemos más a mano, el mejor y el más
noble. Cierto que existe un mecanismo natural de salida por el chakra Anahata, pero en forma de lucha y
expansión violenta. Hacemos uso de él cuando el temor o el miedo nos hacen gritar o reaccionar con violencia.
Pero, si bien este efecto se produce porque empezamos a funcionar de repente a través del centro superior
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Anahata, no obstante es una actividad negativa de dicho chakra la agresividad, que, aunque por ser superior es
centrífuga, no es suficientemente consciente para convertirse en positiva.

Resulta interesante saber que el aumento del miedo hace que se vaya sobrecargando todo el Manipura y, por
lo tanto, que aumenten las necesidades sexuales y vegetativas. Y no sólo las necesidades, sino la sensación de
esas necesidades, porque hay realmente un aumento de energía. Así que, cuanto mas se centra una persona en
el miedo o en el temor de cualquier especie que sea, más está aumentando y reforzado todo lo inferior, llegando
a una plena identificación incluso con sus niveles más bajos. Por eso, la actividad debe ser en todo momento
enteramente consciente y positiva, librándose asi de efectos negativos, esfuerzo que vale la pena hacer cuando
existe verdadero interés por el progreso interior.

Tratamiento de la depresión por el Tantra

No vamos a entrar aquí en definiciones detalladas ni en clasificaciones de la depresión. Hablamos de la depresión


en general, refiriéndonos tanto a la depresión física -siempre que no se deba a alguna enfermedad orgánica-
como a la psíquica.

La depresión, ese estado de postración física o psíquica, o las dos a la vez, como ocurre frecuentemente, se
debe siempre a un déficit de energía. No es que la persona no tenga energía, sino que no vive conscientemente
la que sigue teniendo incluso en ese mismo momento en que se siente deprimido. Un desengano, un disgusto,
una situación negativa cualquiera puede ser causa de la depresión, porque puede negar la actitud afirmativa de
la mente, bloqueando la conciencia de energía positiva que normalmente tenemos por naturaleza de nosotros
mismos. Una situación negativa o su representación mental, idea o imagen, bloquea y neutraliza la actitud
positiva habitual, causando la depresión. La energía de que disponemos no pasa por la mente, que queda
cerrada en la situación negativa.

Vivimos habitualmente identificados con una serie de valores positivos, como «la gente me aprecia», «yo
valgo», «soy importante en mi medio ambiente», etc., aunque no nos demos cuenta de ello. No es que nos
formulemos expresamente esas ideas, sino que están dentro de nosotros, y vivimos virtualmente pendientes
de ellas. Ahora bien, cuando viene una situación cualquiera que desmiente alguna de estas ideas, nos sentimos
negados y se produce el bloqueo de la conciencia positiva de nosotros mismos. Es decir, que mientras nos
sentimos importantes o simplemente útiles, pero aceptados en nuestro ambiente, somos conscientes de nuestro
ser en su aspecto positivo. Pero, en cuanto creemos que dejamos de tener esa importancia, porque tal persona
nos ha despreciado, etc., se cierra la toma de conciencia de la energía positiva que circulaba libremente y
vivimos sin tener conciencia de nuestra realidad energética. Nos sentimos desanimados y esto es la depresión.

Sabiendo su origen, para corregirla basta aprender a tomar conciencia otra vez de la energía propia, y
automáticamente desaparecerá la depresión.

Este efecto puede conseguirse de varios modos:

- El modo más sencillo es respirar con lentitud, pero con plena conciencia. Cuando se respira se introduce
energía que se hace consciente si se respira con plena conciencia del acto de respirar, sintiendo el estado que
produce la respiración. Haciendo unos cuantos ejercicios respiratorios, aumenta poco a poco la conciencia de
energía que hace desaparecer el estado depresivo, si éste no es crónico, y siempre produce una mejora.

- Una forma más profunda y total de superar los estados depresivos es la práctica de la técnica que hemos
denominado «Asimilación de prana», por la respiración, descrita en la página 195, que aconsejamos como el
medio más eficaz para obtener y vivir en una actitud siempre abierta y positiva

- Como asanas, conviene obligarse a hacer: Halasana, Dhanurasana, Matsyasana, Uddiyana-bandha con
127
Jalandhara bandha.

- En el plano correspondiente el Anahata, la depresión puede ser vencida por una renovación de la energía
afectiva, cuya conciencia se logra imponer de un modo consciente. Basta un acto voluntario de amar, sin motivo
siquiera para hacer ese acto. Amar a quien sea, a Dios, a mi madre, a un gato o a un árbol. En el momento
en que la persona, a pesar de su estado depresivo en el que tiende a encerrarse, proyecta su amor de un modo
activo, claro, decidido, firme y, sobre todo, consciente y mantiene esta nueva actitud, reactiva la energía, que
vuelve a llenar la conciencia y hace desaparecer la depresión.

-También puede partirse del plano mental. Se procederá así: ¿ Estoy deprimido? ¿Tengo unas ideas negativas
como «la vida es un asco», « nada me sale bien», «no vale la pena luchar», etc.? Muy bien, tengo que obligarme
a pensar en algo positivo y a penetrar en la fuerza de lo que esté pensando. Se trata de centrarse de veras en
algún pensamiento positivo con toda la mente y la presencia de sí mismo puesta allí. Puede pensarse en la vida
como proceso dinámico, o en el funcionamiento de nuestro sistema solar, en las leyes de la naturaleza, en la
potencia de la energía atómica, etc. Ideas todas ellas que encierran una gran fuerza. Entonces, quedarse
mirando esa idea con toda atención, intentando comprenderla, no sólo como imagen sin vida, sino con interés,
con abertura a la energía que encierran esas realidades. Esta concentración tendrá automáticamente un efecto
estimulador.

Es idéntico procedimiento al que se debe seguir para animar a quien está deprimido. Lo mejor es animarle
a hablar. Al hablar nos proyectará sus ideas negativas y tras ellas su estado negativo. Cuanto con mayor
vehemencia logremos que se exprese, mejor, porque en el momento en que proteste, sea en contra de la
situación o de la persona, se producirá una reactivación de su energía. No basta que sea un instante; hay que
aguantar la situación un tiempo suficiente para que la nueva posición quede establecida de un modo claro
otra vez como estados de conciencia.

La energía y la mente, factores transformantes de nuestra personalidad

Como hemos visto, nosotros somos exactamente la suma de las energías que están funcionando en nuestros
chakras. Nadie puede dar de sí más que lo que su energía actual le permita. De modo que las cualidades de
una persona dependen solamente de la colocación y distribución de esa energía a través de sus centros vitales.
Nadie será más inteligente, ni podrá hacer un trabajo mental más profundo que el que le permita su energía
situada en el Ajna. Nadie será capaz de amar, de expresar o de sentir afecto más allá de lo que corresponda al
desarrollo del Anahata. Ni nadie podrá realizar creaciones ni tener originalidad si no funciona bien el centro
Vishudda.

Todos tenemos nuestra fórmula de ser y esta fórmula podría expresarse con precisión en un coeficiente
matemático, si se pudiese determinar la intensidad energética y la calidad de la energía que funciona en cada
chakra. Aunque esta medición, hoy por hoy, no pueda efectuarse de una manera directa y objetiva, no obstante
la realidad interna existe, funciona y se manifiesta en sus resultados. De modo que el cuadro energético de los
chakras de una persona es el único elemento interno que respalda sus verdaderos valores espirituales, su
auténtica personalidad y sus dotes físicas. La persona que, por educación, trate de adoptar una actitud
intelectual, no lo será en absoluto y, a la larga, se delatará a sí misma a través de su conducta. Tal vez hable
en un tono erudito, pero esto será sólo una máscara, porque en realidad se estará apoyando, no en el Ajna,
sino en el Manipura, en el Svadhistana o en cualquier otro centro. Y aquélla en que predomine el centro
Manipura no podrá ser cordial y afectiva, aunque lo parezca, sino egoísta e infantil. Nadie puede hacer nada
diferente de lo que es.

¿Cómo percibir esto? Nos daremos inmediata cuenta de ello si nosotros mismos hemos desarrollado bien
nuestros propios chakras, con lo que iremos aprendiendo a reconocer sin esfuerzo a las personas que funcionen
bien, a las que no, y a las que sólo aparentan. Por eso, ya que no podemos fiarnos de la apariencia de las
128
personas, ni de sus palabras, por que con frecuencia ocultan la verdad interior, nos interesa aprender a discernir
lo que realmente es cada persona, con forme a su funcionamiento chákrico.

También puede semos útil a nosotros mismos este punto de vista, utilizándolo para nuestro propio
conocimiento y corrección. Con mucha frecuencia dramatizamos nuestras situaciones, nuestros problemas, nos
sentimos excesivamente heridos por las incomprensiones de los demás, por las lesiones de nuestros derechos.
Cuando las resonancias de todas estas cosas las sentimos en el chakra Manipura, es decir, cuando percibimos
las sensaciones físicas y la localización de los estados de ánimo en la región del cuerpo correspondiente al
Manipura, significa que nuestro funcionamiento es infantil, aunque en parte tenga su justificación muy
razonable. Toda la actitud está centrada en esta necesidad que experimentamos de que los demás estén bien
dispuestos hacia nosotros.

Si nos examinamos con detenimiento veremos que a cada estado de ánimo, a cada disposición interior le
corresponde una sensación en un sitio u otro de nuestro organismo. Basta cultivar un poco la atención interior
para descubrirlo. Así obtendremos una primera medida de la calidad con que acostumbramos a funcionar.
Entonces, sabiendo que un centro está sobrecargado, por las experiencias habidas con relación a él en este
estudio y observación interior de nosotros mismos, tenemos una pauta para seleccionar el tipo de técnicas
que nos conviene practicar, a fin de desarrollar nuestros centros con un criterio sano.

Resumen

Resumimos a continuación en síntesis las direcciones posibles de este trabajo que tiene aquí su punto de
partida.

Existen varios modos de manejar la energía de los centros.

En primer lugar, dada la correlación entre lo físico y lo psíquico en el hombre, un nivel o un chakra puede
ser desarrollado mediante un estímulo físico o psíquico, lo mismo que lo físico y lo psíquico puede
desarrollarse a través del cultivo de los chakras, enviando energía pránica a los niveles respectivos. Cuando
una persona practica asanas y ejercita en ellos la columna vertebral, en realidad está estimulando el
funcionamiento fisiológico de la columna dorsal, por la energía que allí manda. Y viceversa, al estimular por
cualquier medio el funcionamiento de la columna vertebral favorece también el desarrollo energético y pránico
de las zonas centrales de los chakras allí instalados, y la actitud psíquica que corresponde a esta zona más
profunda, empezando a sentirse mediante este ejercicio con una actitud de mayor energía, aplomo y seguridad.
La persona que practica ejercicios físicos que hacen trabajar al corazón, aumenta su cordialidad y su fortaleza
afectiva, lo mismo que quien tiene una lesión en el corazón posee una emotividad más viva.

Es decir, que en la medida en que podemos actuar sobre una región física de nuestro cuerpo, lo hacemos
también inevitablemente sobre la correspondiente actividad psíquica y sobre la chákrica, en conformidad con
el paralelo que establece el Tantra entre estas tres manifestaciones de la vida humana. Por lo tanto se comprende
que los asanas hatha-yóguicos sean un excelente medio para acumular energías en un centro determinado, o
para transferir energías de un centro a otro, y que a la vez tengan efectos psíquicos y también físicos tan
notables como les atribuye el Yoga y como pueden comprobar experimentalmente cuantos los practican con
suficiente seriedad.

Vamos a poner algunos ejemplos de estas tres direcciones que se pueden seguir en el trabajo, por más que
sea una repetición de lo explicado al hablar de las técnicas modernas.

Supongamos que queremos desarrollar el Anahata. Puedo hacerlo de una de estas tres formas o de las tres
en ejercicios distintos y aun algunas veces simultáneos:

129
- Pensando en el amor, no de un modo divagatorio, sino centrado. Uso en este caso la meditación sobre los
estados de conciencia relacionados con el chakra o contraparte psíquica del mismo.

- Haciendo gimnasia, en especial determinados ejercicios o algunos asanas de Hatha-Yoga, como las posturas
invertidas, igual que el ejercicio de respiración consciente. Entonces parte del plano físico la estimulación del
funcionamiento pulmonar y cardíaco, y desde allí desarrolla estados psíquicos relacionados con él, como mi
espontaneidad y mi cordialidad.

- Centrando la atención directamente sobre el chakra Anahata o sobre la región donde se halla situado y
enviando hacia él energía, por ejemplo mediante ejercicios de visualización y concentración.

Lo mismo cuando se trata de desarrollar el chakra Vishudda. Se puede intentar hacerlo de tres modos:

- Pensando y evocando estados psíquicos relacionados con la actividad creadora, a que corresponde dicho
chakra.

- Practicando ejercicios físicos que influyan sobre el tiroides, como el Sarvangasana, el Viparita-karani, etc.,
por estar esta glándula endocrina relacionada con él.

- Centrando la atención, acompañada de ejercicios de visualización y concentración, sobre la región corporal


donde se puede localizar aproximadamente el Vishudda.

Con esto tenemos en la mano los medios más eficaces y directos para desarrollar las facultades que queramos,
pues sabemos cuáles son las correspondencias físicas y psíquicas de cada chakra y las técnicas que podemos
usar sin peligro para desarrollarlos. Todo se apoya en este sistema energético conducido hábilmente por la
mente.

Nuestro poder mental o psíquico depende de la energía que se acumule en nuestra mente. Y esta energía la
podemos sacar de dentro y de fuera de nosotros. De dentro, mediante la traslación de los centros; de fuera,
mediante la respiración. Centrándose en Ajna, por ejemplo, y respirando, se va acumulando en este chakra la
energía producida en la respiración.

Se trata de técnicas exactas, que tienen su vertiente fisiológica, psicológica y mental. Lo mismo sirven para
el desarrollo físico, que para el caracterológico o el espiritual. Aplicando estas técnicas a uno u otro centro
podemos llegar a resolver problemas de salud, de estado de ánimo, de madurez interior, etc. Tal es la riqueza
de aplicaciones que el Tantra pone en nuestras manos para conseguir nuestro completo desarrollo de un modo
armónico e integral.

Pero ya hemos advertido antes de la necesidad de un buen guía experimentado que dirija en todo momento el
trabajo con sentido común. Hay que evitar la impulsividad de quien cree que por sí mismo alcanzará un
desarrollo extraordinario en determinado aspecto, gracias a unos ejercicios autoseleccionados y autodirigidos.
Es necesario que el trabajo sea hecho de manera armónica para evitar deformaciones o reacciones perjudiciales.

También es necesario que, sea cual sea el efecto particular que se desee producir, el trabajo se integre en el
eje del yo consciente, de manera que toda transformación conduzca a una mayor unidad de la conciencia y no
a una posible disgregación de ella. Esto requiere el evitar el trabajo exclusivo en un solo centro durante un
tiempo prolongado. Igualmente aquí, la experiencia y el sentido común del guía son imprescindibles.

130
CON CLU S I ÓN

Como habrá podido vislumbrarse a través de todo cuanto llevamos dicho en este libro, son numerosísimas
y de gran importancia las posibilidades que encierra el conocimiento de la anatomía y fisiología sutiles de la
energía psíquica, tal como nos la ha transmitido la enseñanza tántrica y según se puede ir estudiando en el hombre
actual.

Las leyes de la evolución espiritual, así como las del funcionamiento psico-fisiológico del hombre, quedan
no sólo más aclaradas, sino incluso armonizadas dentro de una línea unificada. Y, lo que es aún más
importante, se convierten en algo preciso que podemos manejar y experimentar a voluntad gracias a las
numerosas técnicas a nuestro alcance y cuya eficacia puede ser comprobada mediante la ulterior verificación
de sus efectos concretos sobre cada aspecto de nuestra personalidad.

Las funciones de la energía psíquica constituyen un enfoque extraordinariamente fecundo de la naturaleza y


funcionamiento de la personalidad humana. Este enfoque merece ciertamente que los investigadores calificados
en el terreno de la Fisiología, de la Psicología y de la Espiritualidad dirijan su atención, su capacidad y su
experiencia hacia este terreno para explorar de cerca todas sus implicaciones y aplicaciones prácticas. Creo,
sinceramente, que todos saldremos muy beneficiados de ello.

Por mi parte, lamento tan sólo que mi exposición no haya podido ser todo lo completa y metódica que hubiera
deseado. Y esto es inevitable, en primer lugar, porque nuestros conocimientos son todavía muy limitados e
imperfectos. Pero, además, porque incluso lo poco que conozco de ese inmenso campo, he de limitarlo a esta
primera presentación, para no hacer el libro excesivamente farragoso y complicado. El tiempo dirá si es
aconsejable o no publicar algo más de información sobre estas materias.

EL AUTOR

131
B I BL I OGR AFÍA

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133
ÍN DICE

INTRODUCCIÓN

PRIMERA PARTE : Fundamentos teóricos y técnicos del Tantra-Yoga


l. Conceptos tántricos acerca del hombre
A) Envolturas, cuerpos o koshas
B) Prana o energía sutil
C) Nadis o conductos sutiles
D) Chakras o centros pránicos
E) Kundalini, la energía enroscada
2. Cómo actúan estos elementos en nuestro psiquismo
3. Las tres zonas de actividad de cada chakra
4. Descripción de cada chakra y de sus respectivos niveles de conciencia
a) MULADHARA o chakra básico. La poderosa enegía llamada Kundalini
b) SVADHISTANA o chakra sexual. El centro del poder transformante
c) MANIPURA o chakra epigástrico. El centro de la salud
d) ANAHATA o chakra cardíaco. El centro de la vida afectiva
e) VISHUDDA o chakra laríngeo. El centro de la creatividad
f ) AJNA o centro frontal. El centro de la mente
g) SAHASRARA o chakra superior. El centro de la espiritualidad
5. Observaciones importantes
6. ¿Qué chakra predomina en una persona? Sus caracte rísticas psicológicas. Carácter y temperamento según los
chakras. La fórmula chákrica
7. Estudio especial sobre el chakra Ajna o centro de la mente
8. La capital importancia del factor energía se puede manejar
9. ¿Tenemos conciencia de nuestro organismo sutil?

SEGUNDA PARTE: Técnicas clásicas del Tantra Yoga


El peligro de las técnicas clásicas
l. Prácticas sexuales y despertar de Kundalini
2. Preparación para la práctica del Tantra Yoga
a) El sadhaka o alumno
b) La alimentación y el sueño
c) Lecturas, pensamientos, búsqueda de la realidad
d) El gurú o maestro
3. Técnicas purificatorias de los nadis y chakras o cuerpo sutil
Descripciones de las prácticas purificatorias
a) Dhauti o limpieza del aparato digestivo superior
b) Basti o limpieza del tramo intestinal inferior
c) Neti o limpieza de las fosas nasales
d) Uddiyana-Bandha o contracción abdominal
e) Nauli o abducción de los rectos
f) Tratak o fijación de la mirada
g) Kapalabhati o ejercicio del cráneo resplandeciente
4. Técnicas para despertar a Kundalini
Aspectos psíquicos
a) Visualización
b) Concentración.
c) Repetición de mantrams
134
Aspectos físicos
ASANAS o posturas físicas.
Padmasana o postura del loto
Siddhasana o postura perfecta
Paschimottanasana o la postura de extensión posterior
Mayurasana o postura del pavo real
Kukutasana.
BANDHAS y MUDRAS
Mula-bandha
Maha-bandha
Maha-Mudra
Yoga-Mudra
Kéçari Mudra
Observaciones
PRANAYAMA.
Sukha Purvak
Suryabeda
Plavini.

TERCERA PARTE : Técnicas modernas de Tantra Yoga


1. Método indirecto de realizacion
2. La sabiduría del sendero medio o el filo de la navaja
3. Las técnicas superiores
4. Clasificación de las técnicas
A) Técnicas para estimular la actividad energética de un centro
Ejercicios de Hatha Yoga
Halasana o la postura del arado
Uddiyana-Bandha o contracción abdominal
Sarvangasana o la postura de todo el cuerpo
Viparita-karani o la postura pélvica
Matsyasana o la postura del pez
Dhanurasana o la postura del arco
Jalandhara-bandha o la llave del mentón
PRANAYAMA:
Ujjayi
Kapalabhati
Bhastrika
Respiración completa
Shirshasana o la postura de la cabeza
Padahastasana o la postura de la cigüeña
PRANAYAMA:
Sukha Purvak o Pranayama fácil
Acción de la mente
La concentración mental sostenida sobre un centro
La concentración mental sobre los estados subjetivos
La concentración o atención preferente a personas, cosas y situaciones
La sugestión
Colocarse en un ambiente favorable
Otros medios para estimular los centros
B) Técnicas de traslación o transferencia de energía de un centro a otro
C) Técnicas de profundización o interiorización de zonas en los centros
135
I. Técnicas que actúan principalmente sobre la conciencia física
A) Hatha-Yoga
SAVASANA o ejercicio de relajación consciente
Ejecución
Actitud mental
Fases
Efectos
Contraindicaciones
B) Karma Yoga o Yoga de la acción
C) Judo

II. Técnicas que actuán mediante la conciencia efectiva

III . Técnicas que actúan sobre la actividad mental


Raja Yoga o Yoga real
Jñana Yoga o Yoga del conocimiento
— La preparación para el Jñana
— La investigación filosófica
5. El desarrollo armónico de la personalidad mediante un trabajo equilibrado
La absoluta necesidad de un guía o maestro
6. Técnicas mayores de estimulación de centros y de integración
La meditación
— Meditación de formación
— Meditación en profundidad
— Investigación del Yo
— La meditación del Zen
— Observaciones sobre la meditación
La oración
— Observaciones sobre la meditación

La atención central
La actitud positiva
— Ejercicio de asimilación de prana
— Respiración completa
— Asimilación de prana solar
— Asimilación de energía espiritual
— Indicaciones
— Efectos
7. Técnicas para disminuir el funcionamiento de un centro
8. La elección del camino
9. Significado del Samadhi o estado de realización
10. Algunas aplicaciones prácticas del Tantra Yoga.
I. El Tantra y las ciencias psicológicas
II. Otras aplicaciones prácticas: ansiedad, timidez, sublimación sexual, conversión de estados negativos, etc
Tratamiento de la depresión por el tantra
La energía y la mente, factores transformantes
de nuestra personalidad
Resumen
Conclusión
Bibliografía

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