Trabajo de Bioetica, Tema 8

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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria.

U. N. E. ¨Rómulo Gallegos¨

Área de Ciencias de la Salud

Programa de Medicina

Tema 8

La relación
Médico – Paciente
Bachilleres:
1er año Sección “12”

Alejandra García
30.595.701

Anttonella Gonzales
30.148.486

Félix García
29.924.397

Evelyn Álvarez
30.819.185

Yiselys Hernández
30.703.162

San Juan, 16 de mayo de 2022


Relación Médico – Paciente

Las relaciones interpersonales pueden ser de distintos tipos, algunas de


carácter superficial y otras de mayor complejidad, como la que tiene lugar
entre el médico y su paciente, en la cual el médico en su condición de
profesional debe estar dispuesto a brindar su ayuda en forma humanitaria y
sensible, Esta relación ha existido desde los albores de la historia y ha ido
variando de acuerdo con los cambios que ha experimentado a través de los
tiempos la conciencia entre los hombres, desde la mentalidad mágica
dominante en las sociedades primitivas hasta la mentalidad técnica que
prevalece en los tiempos actuales, Hipócrates hace mas de 2000 considero
que el médico debía reunir cuatro cualidades fundamentales: conocimientos,
sabiduría, humanidad y probidad.

Se puede definir la relación médico-paciente (RMP) como una relación


interpersonal con connotaciones éticas, filosóficas y sociológicas de tipo
profesional que sirve de base a la gestión de salud, Difícilmente esta relación
humanitaria puede estar presente si el médico no establece con el enfermo
una relación temporal, psicológica, manual, profunda, solidaria y profesional.

El médico debe estar consciente que su relación profesional interpersonal


con el paciente debe estar caracterizada por:

• El respeto que inspira su investidura técnica en una profesión de alto


contenido social.

• La expectativa por parte de la población de que manifieste un


comportamiento adecuado a su alta responsabilidad.

• Su condición de piedra angular en la prestación de un servicio de gran


significación humana como es promover o restablecer la salud.

• Demandar una constante disposición a la relación de ayuda sin aspiración


de reciprocidad.

• Requerir del facultativo el planeamiento cuidadoso de cada una de sus


acciones para evitar errores de grandes potencialidades iatrogénicas.

Otro aspecto fundamental en la RMP (relación médico – paciente) lo


constituyen las vías de comunicación. Esta comunicación puede ser: verbal
por medio de la palabra, la extra verbal por medio de gestos, expresiones
faciales, el tacto, sobre todo al realizar el examen físico.

Evolución de la relación médico - paciente:

Desde la medicina hipocrática y por muchos siglos la medicina se


fundamentó en el respeto a la naturaleza con un concepto de enfermedad
como la pérdida del equilibrio de lo natural y con intervenciones médicas
basadas principalmente en la sabiduría y experiencia personal del médico. El
enfermo / paciente, era infantilizado pues se le suponía incapaz de
comprender. Por lo tanto era tratado como alguien que no necesita saber ni
entender lo que le ocurre, sino recibir ayuda y seguir obedientemente las
indicaciones. Es el modelo paternalista de acuerdo con el cual el médico,
actuando como un padre con su hijo, protege al paciente, le indica las
medidas terapéuticas, de higiene y de cuidado, pero sólo le informa un
mínimo para evitarle mayor sufrimiento. En este modelo el médico decide por
el paciente y por su mayor bien, pero éste no decide ni participa en las
decisiones que se toman para su tratamiento. Es el médico quien decide, el
enfermo confía y se “pone en sus manos”.

En los siglos 18 y 19 surge la preocupación por la persona del enfermo, se


incorpora la dimensión social y psicológica de la medicina, comienzan a
desarrollarse las especialidades médicas, y la medicina evoluciona hacia la
búsqueda de fundamentos científicos. La sola experiencia del médico se
considera insuficiente y se espera que las decisiones y procedimientos
médicos tengan una base experimental. La medicina se hace ciencia y a la
vez la ciencia se percibe en una esfera diferente a la de los valores. Es el
avance del positivismo. De esta manera la medicina contemporánea
mantiene su confianza, a veces excesiva, en la investigación científica y se
reemplaza el concepto de enfermedad como desorden interno del equilibrio
natural por un modelo más científico que está caracterizado por la infección
como una agresión externa que la medicina busca derrotar. Pero no sólo
cambia la medicina y sus fundamentos, cambia también el paciente que
evoluciona hacia ser una persona que, en lo referente a su enfermedad, es
capaz de tomar decisiones o al menos de participar en ellas. El cambio es
hacia un ciudadano capaz de comprender lo que le ocurre y quien además
tiene derecho a decidir, cambiando así de ser un ente pasivo a ser un agente
moral. De esta manera el médico ya no es considerado como un sabio con
un rol casi sacerdotal, sino como un técnico especializado con formación y
base científica. A lo anterior se agregan el hecho del rápido crecimiento de
los métodos diagnósticos, nuevas tecnologías y más alternativas de
procedimientos, cada una tiene costos económicos que aumentan de manera
antes inimaginable. La medicina ya no se puede ejercer de manera aislada
sino en instituciones que son despersonalizadas, de alto costo, y a las cuales
ya no acuden pacientes confiados sino “clientes” exigentes. Ha cambiado el
médico, el enfermo, y la relación entre ellos, han cambiado las condiciones
en que se ejerce la medicina.

Principios de la relación medico paciente:

Beneficencia: Se refiere a la obligación de prevenir o aliviar el daño hacer el


bien u otorgar beneficios, deber de ayudar al prójimo por encima de los
intereses particulares, en otras palabras, obrar en función del mayor
beneficio posible para el paciente y se debe procurar el bienestar la persona
enferma.

Principio de No Maleficencia, es uno de los más antiguos en la medicina


hipocrática, Primum non nocere, es decir, no hacer daño al paciente, es la
formulación negativa del principio de beneficencia que nos obliga a promover
el bien. Los preceptos morales provenientes de este principio son no matar,
no inducir sufrimiento. Este principio está contemplado en el juramento
hipocrático cuando expresa “Dirigiré la dieta con los ojos puestos en la
recuperación de los pacientes, en la medida de mis fuerzas y de mi juicio y
les evitaré toda maldad y daño¨.

Principio de Autonomía, consiste en que cada persona es auto


determinante para optar por las propias escogencias en función de las
razones del mismo, es decir, que al hacer uso de la autonomía, cada quien
conduce su vida en concordancia con sus intereses, deseos y creencias.

El principio de autonomía, da origen a la norma moral, de no coartar la


libertad de la persona y nos remite a la obligación de aplicar el
consentimiento informado ante la toma de decisiones en el campo de la
salud.

Principio de Justicia, este principio está relacionado con la norma moral de


dar a cada quien lo que necesita, de la cual se derivan diversas obligaciones,
como realizar una adecuada distribución de los recursos, proveer a cada
paciente de un adecuado nivel de atención, y disponer de los recursos
indispensables para garantizar una apropiada atención de salud, El principio
de justicia, en un sentido general, está relacionado con la concepción de la
salud como un derecho humano fundamental que debe ser garantizado por
la sociedad o por el Estado.

Métodos de la relación médico – paciente:

El médico está sometido a distintos procesos y momentos evolutivos de ahí


que en la interacción entre médico-paciente se puedan distinguir diferentes
modelos de relación Modelo Paternalista: el médico toma las decisiones en
nombre del paciente; aún hoy se reconoce la vigencia de un determinado
paternalismo débil, en el que el médico, o las instituciones, toman decisiones
por los pacientes incapaces de hacerlo en el momento de la atención.

Modelo Informativo: se desarrolló en respuesta al auge inicial del


autonomismo, dejando al paciente sólo en la gestión de la información y la
toma de decisiones; hay pacientes, sin embargo, que prefieren esa soledad,
y en esa soledad toman sus decisiones.

Modelo Interpretativo: el médico apoya el proceso de toma de decisión


desde una escucha asertiva y acompañante, pero procurando no influir en la
decisión final.

Modelo Deliberativo: se establece un auténtico diálogo entre médico y


paciente que pretende servir de cauce para que este último llegue a la
decisión que considere más adecuada en un clima de encuentro y
colaboración, en un proceso que hoy se conoce como toma compartida de
decisiones.

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