La Asamblea de Accionistas

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LA ASAMBLEA DE ACCIONISTAS

Rama del Derecho: Derecho Comercial. Descriptor: Sociedades.

Palabras Claves: Sociedades, Sociedad Anónima, Asamblea de Accionistas.

Fuentes de Información: Doctrina, Normativa y Jurisprudencia. Fecha: 24/02/2014.

Contenido

RESUMEN ................................................................................................................................... 2

NORMATIVA............................................................................................................................... 2
Asambleas de Accionistas ................................................................................................ 2

DOCTRINA.................................................................................................................................. 7
La Asamblea de Accionistas de la Sociedad Anónima .............................................. 7

JURISPRUDENCIA ................................................................................................................... 7
1. Enumeración y Funciones de los Órganos de la Sociedad Anónima y
Relación de la Asamblea de Accionistas y el Presidente de la Sociedad ............ 7
2. Impugnación de los Acuerdos de la Asamblea de Accionistas .................... 12
3. Diferencias entre la Junta Directiva y la Asamblea de Accionistas de la
Sociedad Anónima ............................................................................................................. 13
4. El Nombramiento de Mandatarios y las Facultades de la Asamblea de
Socios.................................................................................................................................... 15
5. Algunas Funciones de la Asamblea de Socios .................................................. 16
6. Nulidad de las Determinaciones Tomadas por la Asamblea de Socios
Fuera de la Agenda de Convocatoria............................................................................ 21

1
7. Facultades de la Asamblea de Accionistas con Respecto de la Acción de
Responsabilidad de los Administradores de la Sociedad ...................................... 22
8. Convocatoria de la Asamblea General de Accionistas .................................... 26
9. Actividad Judicial No Contenciosa y la Oposición a la Convocatoria de
Asamblea de Accionistas................................................................................................. 27
10. La Protocolización del Acta de la Asamblea de Socios ............................... 29

RESUMEN

El presente informe de investigación reúne información sobre la Asamblea de Socios,


considerando las estipulaciones de los artículos 152 a 180 del Código de Comercio, el
cual indica el concepto y las funciones propias de la Asamblea de Socios. Criterios que
son correspondidos por la doctrina y aplicados por la jurisprudencia en la resolución de
casos prácticos.

NORMATIVA

Asambleas de Accionistas
[Código de Comercio]i

Artículo 152. Las asambleas de accionistas legalmente convocadas son el órgano


supremo de la sociedad y expresan la voluntad colectiva en las materias de su
competencia.

Las facultades que la ley o la escritura social no atribuyan a otro órgano de la sociedad,
serán de la competencia de la asamblea.

Artículo 153. Las asambleas de accionistas son generales y especiales. Las generales
podrán estar integradas por la totalidad de los socios; las especiales, sólo por socios
que tengan derechos particulares; las generales son ordinarias o extraordinarias.

Artículo 154. Son asambleas ordinarias las que se reúnan para tratar de cualquier
asunto que no sea de los enumerados en el artículo 156.

Las asambleas constitutivas, las extraordinarias y las especiales se regirán, en lo


aplicable, por las normas de las ordinarias, salvo que la ley disponga otra cosa.

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Artículo 155. Se celebrará una asamblea ordinaria por lo menos una vez al año, dentro
de los tres meses siguientes a la clausura del ejercicio económico, la cual deberá
ocuparse, además de los asuntos incluidos en el orden del día, de los siguientes:

a) Discutir y aprobar o improbar el informe sobre los resultados del ejercicio


anual que presenten los administradores, y tomar sobre él las medidas que
juzgue oportunas;
b) Acordar en su caso la distribución de las utilidades conforme lo disponga la
escritura social;
c) En su caso, nombrar o revocar el nombramiento de administradores y de los
funcionarios que ejerzan vigilancia; y
d) Los demás de carácter ordinario que determine la escritura social.

Artículo 156. Son asambleas extraordinarias las que se reúnan para:

a) Modificar el pacto social;


b) Autorizar acciones y títulos de clases no previstos en la escritura social; y
c) Los demás asuntos que según la ley o la escritura social sean de su
conocimiento.

Estas asambleas podrán reunirse en cualquier tiempo.

Artículo 157. La asamblea podrá designar ejecutores especiales de sus acuerdos.

Artículo 158. La asamblea deberá ser convocada en la forma y por el funcionario u


organismo que indica en la escritura social, y a falta de disposición expresa, por aviso
publicado en "La Gaceta".

Se prescindirá de la convocatoria cuando, estando reunida la totalidad de los socios,


acuerden celebrar asamblea y se conformen expresamente con que se prescinda de
dicho trámite, lo que se hará constar en el acta que habrán de firmar todos.

Artículo 159. El accionista o accionistas que representen por lo menos el veinticinco


por ciento del capital social podrán pedir por escrito a los administradores en cualquier
tiempo, la convocatoria de una asamblea de accionistas, para tratar de los asuntos que
indiquen en su petición.

Artículo 160. La petición a que se refiere el artículo anterior podrá ser hecha por el
titular de una sola acción, en los casos siguientes:

a) Cuando no se haya celebrado ninguna asamblea durante dos ejercicios


consecutivos; y
b) Cuando las asambleas celebradas durante ese tiempo no se hayan ocupado de
los asuntos que indica el artículo 155.

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Artículo 161. En los casos de los dos artículos anteriores, si los administradores
rehusaren hacer la convocatoria, o no la hicieren dentro de los quince días siguientes a
aquél en que hayan recibido la solicitud, ésta se formulará ante un juez competente
para que haga la convocatoria, previo traslado de la petición a los administradores y
siguiendo los trámites establecidos para los actos de jurisdicción voluntaria.

Artículo 162. Las asambleas podrán celebrarse dentro o fuera del país, en el lugar que
determine la escritura social y en su defecto en el domicilio de la sociedad.

Artículo 163. El orden del día deberá contener la relación de los asuntos que serán
sometidos a la discusión y aprobación de la asamblea, y será redactado por quien haga
la convocatoria.

Quienes tengan derecho a pedir la convocatoria de la asamblea, lo tienen también


para pedir que figuren determinados puntos en el orden del día.

Artículo 164. La convocatoria para asamblea se hará con la anticipación que fije la
escritura social, o en su defecto quince días antes de la fecha señalada para la reunión,
salvo lo dicho en los artículos 159 y 161.

En este plazo no se computará el día de publicación de la convocatoria, ni el de la


celebración de la asamblea. Durante este tiempo, los libros y documentos relacionados
con los fines de la asamblea estarán en las oficinas de la sociedad, a disposición de los
accionistas.

Si en la escritura social se hubiere subordinado el ejercicio de los derechos de


participación, al depósito de los títulos de las acciones con cierta anticipación, la
convocatoria se hará con un plazo que permita a los accionistas disponer por lo menos
de una semana para practicar el depósito en cuestión.

Artículo 165. La primera y segunda convocatoria pueden hacerse simultáneamente,


para oportunidades que estarán separadas, cuando menos, por el lapso de una hora.

Artículo 166. En una misma asamblea se podrán tratar asuntos de carácter ordinario y
extraordinario, si la convocatoria así lo expresare.

Artículo 167. Los accionistas podrán acordar la continuación de la asamblea en los días
inmediatos siguientes, hasta la conclusión del orden del día.

Artículo 168. Salvo estipulación contraria de la escritura social, las asambleas


ordinarias o extraordinarias serán presididas por el presidente del consejo de
administración; y a falta de éste, por quien designen los accionistas presentes; actuará
como secretario el del consejo de administración, y en su defecto, los accionistas
presentes elegirán uno ad-hoc.

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Artículo 169. Para que una asamblea ordinaria se considere legalmente reunida en
primera convocatoria, deberá estar representada en ella, por lo menos la mitad de las
acciones con derecho a voto; y las resoluciones sólo serán válidas cuando se tomen por
más de la mitad de los votos presentes.

Artículo 170. Salvo que en la escritura social se fije una mayoría más elevada, en las
asambleas extraordinarias deberán estar representadas, para que se consideren
legalmente reunidas en primera convocatoria, por lo menos las tres cuartas partes de
las acciones con derecho a voto; y las resoluciones se tomarán válidamente por el voto
de las que representen más de la mitad de la totalidad de ellas.

Artículo 171. Si la asamblea ordinaria o extraordinaria se reuniere en segunda


convocatoria, se constituirá válidamente cualquiera que sea el número de acciones
representadas, y las resoluciones habrán de tomarse por más de la mitad de los votos
presentes.

Artículo 172. A solicitud de quienes reúnan el veinticinco por ciento de las acciones
representadas en una asamblea, se aplazará, por un plazo no mayor de tres días y sin
necesidad de nueva convocatoria, la votación de cualquier asunto respecto del cual no
se consideren suficientemente informados. Este derecho podrá ejercitarse sólo una
vez para el mismo asunto.

Artículo 173. Los accionistas podrán solicitar, durante la celebración de la asamblea,


todos los informes y aclaraciones que estimen necesarios acerca de los asuntos
comprendidos en el orden del día. Los administradores estarán obligados a
proporcionárselos, salvo en los casos en que, a juicio del presidente, la publicidad de
los datos solicitados perjudique los intereses sociales. Esta excepción no procederá
cuando la solicitud provenga de accionistas que representen, por lo menos, el veinte
por ciento (20%) del capital social o el porcentaje menor fijado en los estatutos.

La persona a quien se le haya denegado información, podrá pedir que tanto su petición
como los motivos aducidos para denegarla figuren en el acta.

A las asambleas deberán asistir, por lo menos, un consejero, o un administrador y un


fiscal de la sociedad; de lo contrario, la asamblea podrá aplazarse por una sola vez, de
conformidad con el artículo anterior.

(Así reformado por el artículo 2º ley Nº 7201 de 10 de octubre de 1990)

Artículo 174. Las actas de las asambleas de accionistas se asentarán en el libro


respectivo y deberán ser firmadas por el presidente y el secretario de la asamblea. De
cada asamblea se formará un expediente con copia del acta, con los documentos que

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justifiquen la legalidad de las convocatorias y aquéllos en que se hubieren hecho
constar las representaciones acreditadas.

Artículo 175. Las resoluciones legalmente adoptadas por las asambleas de accionistas
serán obligatorias aun para los ausentes o disidentes, salvo los derechos de oposición
que señala este Código.

Artículo 176. Serán nulos los acuerdos de las asambleas:

a) Cuando la sociedad no tuviere capacidad legal para adoptarlos;


b) Cuando se tomaren con infracción de lo dispuesto en este capítulo; y
c) Cuando fueren incompatibles con la naturaleza de la sociedad anónima, o violaren
disposiciones dictadas para la protección de los acreedores de la sociedad o en
atención al interés público.

Artículo 177. La acción de nulidad a que da derecho el artículo anterior se regirá por las
disposiciones del derecho común, y prescribirá en un año, contado desde la fecha en
que se adoptó el acuerdo o de su inscripción en el Registro Mercantil, si esta
inscripción fuere necesaria.

Artículo 178. Los socios podrán también pedir la nulidad de los acuerdos no
comprendidos en el artículo 176, llenando los siguientes requisitos:

a) Que la demanda señale la cláusula de la escritura social o el precepto legal infringido


y en qué consiste la violación;
b) Que el socio o los socios demandantes no hayan concurrido a la asamblea o hayan
dado su voto en contra de la resolución; y
c) Que la demanda se presente dentro del mes siguiente a la fecha de clausura de la
asamblea.

Artículo 179. Para resolver sobre las acciones de nulidad de los acuerdos, será
competente el Juez del domicilio de la sociedad.

Artículo 180. Los accionistas, de cualquier clase que sean, tendrán los mismos
derechos para los efectos del ejercicio de las acciones de nulidad.

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DOCTRINA

La Asamblea de Accionistas de la Sociedad Anónima


[Rodríguez Acevedo, A y Rojas Calderón, J.J.]ii

La Asamblea de Accionistas es el órgano superior de la sociedad y en ella se reúnen


todos los accionistas para tratar temas relacionados con los negocios de la sociedad.
Existen dos tipos de asambleas de accionistas: ORDINARIA, la cual se reúne una vez al
año, para la aprobación de cuentas, reparto de dividendos, elección de cargos en la
Junta Directiva, etc. EXTRAORDINARIA, que se puede reunir por solicitud de la Junta
Directiva, de la Administración, del Fiscal y de los socios que reúnan el 25 % del capital
social.

También puede ejercer ese derecho de convocatoria el dueño de una sola acción, si se
dan las circunstancias señaladas por el CODIGO DE COMERCIO, en su artículo 160, el
cual dice textualmente: "...La petición a que se refiere el artículo anterior podrá ser
hecha por el titular de una sola acción, en los casos siguientes:

A) Cuando no se haya celebrado ninguna asamblea durante dos ejercicios


consecutivos; y

B) Cuando las asambleas celebradas durante ese tiempo no se hayan ocupado de


los asuntos que indica el artículo 155..."

JURISPRUDENCIA

1. Enumeración y Funciones de los Órganos de la Sociedad Anónima y


Relación de la Asamblea de Accionistas y el Presidente de la Sociedad

[Sala Primera]iii
Voto de mayoría:

“VI. El Presidente como órgano de representación. El voto de esta Sala n° 489-f-05 de


las 9 horas 30 minutos del 13 de julio del 2005, en lo que interesa, dispuso: “I. Para
una mejor comprensión de lo que se dirá, es menester transcribir el artículo 182 del
Código de Comercio: “La representación judicial y extrajudicial de la sociedad
corresponderá al Presidente del consejo de administración, así como a los consejeros
que se determinen en la escritura social, quienes tendrán las facultades que allí se les
asignen.” Después de un nuevo análisis de ese numeral, así como de la doctrina
científico jurídica relacionada que lo informa, esta Sala arriba a las siguientes

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conclusiones. Desde una perspectiva literal, contrario a lo afirmado por la recurrente,
dicho canon resulta ambiguo. El uso por parte del legislador del signo de puntuación
denominado “coma” para separar las tres oraciones que contempla, así como del
pronombre “quienes”, permitirían, al menos, dos interpretaciones: 1) que las dos
primeras oraciones están íntimamente ligadas entre sí, por consiguiente, la última –“...
quienes tendrán las facultades que allí se les asignen.”- se refiere tanto al Presidente,
cuanto a los otros consejeros; y, 2) que el referido pronombre, al estar en plural,
únicamente alude a la segunda oración, es decir, a los consejeros. El legislador, en la
primera oración, de manera clara y sin limitación alguna, le otorga la representación
judicial y extrajudicial de la sociedad al Presidente del consejo de administración; ergo,
no sería racional que, en la última frase se desdijera, otorgándole a los socios la
posibilidad de limitársela. La “ratio legis” del artículo en comentario, es que siempre
exista un representante de la sociedad anónima que actúe frente a terceros con
poderes ilimitados. Evidentemente, esto va en beneficio de ellos, no tener que acudir al
Registro Público a verificar si tiene o no poder para realizar determinado acto. Basta
con que sea el Presidente de la empresa. Lo correcto, por consiguiente, es la segunda
tesis: interpretar que la primera frase es independiente de las otras dos, y que, por
ende, el pronombre “quienes” únicamente se refiere a los consejeros. II. Por otro lado,
el término “representación” utilizado en la primera frase, podría hacer pensar que el
legislador costarricense plasmó, en la norma en comentario, la “teoría de la
representación”, lo cual, según se analizará de seguido, es equívoco. No resulta de
interés abarcar en esta resolución toda la problemática que sobre el tema se ha dado,
sobre todo a nivel doctrinal. Sin embargo, sí es oportuno tener presente lo siguiente. De
conformidad con la doctrina, la verdadera y propia representación es la denominada
directa, es decir, cuando una persona actúa en nombre y en el interés de otra,
manteniéndose dentro de límites del poder conferido (la representación indirecta o
interposición gestora, consiste en actuar sólo por cuenta de otro, pero en nombre
propio). De tal manera que los efectos del acto se producen directa y exclusivamente en
la esfera jurídica del representado. Al representante se le considera como una ayuda
ocasional o temporal del representado. En consecuencia, éste puede actuar
directamente sin aquél. No se puede hablar de representación, según afirma la
doctrina, si no es posible identificar a los sujetos (ambos) de la relación. Esto es
aplicable a las personas físicas, mas no a las jurídicas. Éstas, como es sabido, no
pueden actuar por sí solas. Diversas han sido las teorías esbozadas para explicar su
naturaleza y funcionamiento. La doctrina ius privatista contemporánea, casi de manera
unánime, adopta la teoría del órgano, recogida del Derecho Público. De conformidad
con esta posición, la persona jurídica, está compuesta por órganos a través de los
cuales actúa y se expresa. Se entienden por tales a las personas, o grupos de personas
físicas que, por disposición de la ley o del pacto social en ausencia de ésta, están
autorizados a manifestar su voluntad y desarrollar la actividad del ente para la
consecución de sus fines. De tal manera que, en sus relaciones externas, quien obra es

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la persona jurídica. III. Como es sabido, el Código de Comercio de Costa Rica, en lo que
atañe a la materia de sociedades anónimas, se fundamenta en las disposiciones del
hondureño de 1951. En lo de interés, en la exposición de motivos de este cuerpo
normativo, se indica lo siguiente: “SECCIÓN QUINTA De la Asamblea Por ser la
asamblea general el órgano democrático de expresión de la voluntad social, era
necesario establecer un régimen completo que viniese a suplir las muchas lagunas que
se hallan en la regulación establecida por los artículos 347 y siguientes del Código de
Comercio de Honduras. Las principales innovaciones que en esta materia se introducen
podríamos enumerarlas en la forma siguiente:

1ª La asamblea es el órgano supremo de la sociedad, lo que significa que se encuentra


en la cúspide de su organización jerárquica, pudiendo dar órdenes e instrucciones a los
demás órganos sin tener que recibirlas de ninguno de ellos. ... SECCIÓN SEXTA
Administración y Representación Los escasos preceptos sobre administradores de la
sociedad anónima han sido sustituidos por un conjunto orgánico, del que enumeraré
las siguientes características (..)

7ª . Se establecen los órganos secundarios de administración al regularse de un modo


preciso la figura de los gerentes; ... SECCIÓN SÉPTIMA De la Vigilancia No existía en el
Código de Comercio un órgano de vigilancia adecuado. ... Los socios, individualmente
considerados, son órganos de esta función, ya que el derecho individual de cada
accionista para pedir la convocatoria de asamblea, el de denunciar las anomalías o
irregularidades, el de examinar los documentos y el balance y el de aprobación de éste,
son todos típicos derechos de vigilancia y control. ... La asamblea general de
accionistas es, como órgano colectivo, el principal órgano de vigilancia y control,
puesto que ante ella responden los administradores y comisarios que pueden ser
nombrados y revocados por la misma./ Pero además de esto, hacía falta un órgano
especializado de vigilancia, que permanentemente controlase la gestión social con
independencia de la actuación de los administradores, en interés exclusivo de la
sociedad. Este órgano lo constituyen los comisarios./ El Poder Ejecutivo ha tenido en
cuenta la necesidad de establecer las calidades para el desempeño del cargo, de
manera que se realce la absoluta independencia de los comisarios frente a los demás
órganos de la sociedad. Ha precisado sus derechos y obligaciones y ha establecido con
detalle las normas para su nombramiento, y para que en ningún caso falten personas
que atiendan la función que la ley señala a este órgano. ...”(Lo subrayado no es del
original. “Código de Comercio de 1950 ” . República de Honduras. Grupo Editorial
GRAFICENTRO EDITORES. Tegucigalpa, Honduras. Julio del 2001). De la anterior
trascripción, resulta evidente que el legislador hondureño, en lo que a las sociedades
anónimas se refiere, se fundamentó en la teoría orgánica. Por su parte, el Código de
Comercio costarricense en el artículo 152 párrafo primero, señala: “Las asambleas de
accionistas legalmente convocadas son el órgano supremo de la sociedad y expresan la
voluntad colectiva en las materias de su competencia. ...” (Lo subrayado es propio). A la

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luz de la doctrina, tanto en la legislación hondureña, cuanto en la costarricense,
pueden identificarse tres órganos sociales para las sociedades anónimas: 1) órgano
deliberativo (asamblea de accionistas, artículos 165 al 200 del Código de Comercio de
Honduras; 152 al 180 del Código de Comercio costarricense); 2) órgano gestor (bajo la
denominación “De la administración y de la representación de la sociedad, artículos
201 al 230 del Código de Comercio de Honduras; 181 al 192, del costarricense; y 3)
órgano contralor o de vigilancia (fiscal o fiscales –o comisarios según la legislación
hondureña- , artículos 231 al 239 del Código de Comercio de Honduras; 193 a 200 del
costarricense). No obstante lo anterior, en materia de representación, como se indicó
en el Considerando I de este fallo, el artículo 182 del Código de Comercio de Costa Rica
dispone que “La representación judicial y extrajudicial de la sociedad corresponderá al
Presidente del consejo de administración ...”. De conformidad con su tenor literal, se
concluye que el legislador invistió como órgano representativo de la sociedad anónima
al Presidente del consejo de administración. Consecuentemente, son cuatro, y no tres,
los órganos sociales, a saber: 1) órgano deliberativo (asamblea de accionistas), 2)
órgano gestor (consejo de administración o junta directiva), 3) órgano representativo
(el Presidente de la sociedad) y, 4) órgano contralor o de vigilancia (fiscal o fiscales).
Cada uno tiene competencias propias establecidas en la ley. Ninguno puede realizar
actividades propias de otro, cuando sean legalmente estatuidos en la eventualidad de
que la ley no asigne determinada función, de conformidad con el artículo 152 párrafo
segundo ibídem, el competente para llevarla a cabo es la Asamblea de Accionistas,
como órgano supremo. Corolario de lo anterior es que el único órgano que puede
representar válidamente a la sociedad tanto judicial, cuanto extrajudicialmente, es el
Presidente de la Junta Directiva. Cuando la persona física actúa en su carácter de
Presidente, por lo tanto, debe entenderse que quien lo hace es la sociedad. Por ello, el
tercero que contrata con él, o el que lo llama a juicio, o solicita su confesión, no está
obligado a, de previo, verificar si se le han otorgado poderes suficientes para actuar. El
legislador costarricense le otorgó poderes amplísimos, omnímodos, por ello, no es
posible que los socios, en el pacto social, le limiten esas facultades. Entenderlo de esta
forma conculca los principios rectores del Derecho Mercantil de seguridad y celeridad
en las transacciones comerciales. En conclusión: el legislador quiso que el órgano
representativo tuviera los suficientes poderes para hacer actuar a la persona jurídica
que representa. Ergo, cualquier limitación establecida en el pacto social debe tenerse
por no puesta. Ahora bien, el numeral 182 del Código de Comercio, en su segunda
oración, prevé la posibilidad de que los socios designen en el pacto social, además del
Presidente, a otros representantes, a quienes sí se les puede imponer limitaciones.”

VII. Consecuencias de esta tesis. De lo expuesto se extrae que la representación


judicial y extrajudicial de la sociedad le corresponde, ex lege (de fuente legal) al
Presidente. Es presupuesto para que se ostente ese carácter, la voluntad concurrente
de la Asamblea de Accionistas y el designado, pero el contenido de sus atribuciones le

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son fijadas de manera directa –e inmodificable- por la ley. La voluntad soberana del
colectivo agrupado en la persona jurídica se manifiesta a través de la escogencia de un
sujeto apto para el desempeño de tales funciones, pero no puede limitar –frente a
terceros- su estatus de órgano representativo. El interés de esta disposición tiene un
doble efecto. En primer lugar, contribuye al tráfico jurídico con estas –y entre estas-
personas jurídicas, de forma célere y expedita, pues quienes se vinculan con ellas, tan
solo deberán verificar la vigencia del nombramiento del Presidente. Esto está
íntimamente ligado con el principio de buena fe (artículo 22 del Código Civil) que debe
inspirar los negocios, amén de que proporciona seguridad jurídica, en tanto existe
certeza de haberse vinculado con la sociedad, a través del órgano que reúne las
condiciones para ello. En segundo término, limita la posibilidad de que la sociedad
evada su –eventual- responsabilidad civil a través del mecanismo de nombrar
Presidentes con poderes muy limitados o escasos, arguyendo falta de capacidad de su
representante. La sociedad debe contar permanentemente con un sujeto que goce de
las capacidades necesarias para representarla en todos los ámbitos. Por ello, la
voluntad social no puede imponer condiciones o límites que afecten a terceros.

VIII. Eficacia interna de las limitaciones establecidas al órgano de representación. La


constitución de una persona jurídica regulada por el Derecho Privado, tiene como
condición necesaria el ejercicio legítimo de las garantías constitucionales de autonomía
de la voluntad y -su derivado- libertad de contratación. Ese poder de
autodeterminarse, se continúa manifestando, en la persona jurídica, a través de la
Asamblea de Accionistas, órgano supremo que define el destino societario. Dentro de
sus atribuciones está designar al órgano de representación (numerales 18 inciso 12) y
155 inciso c) del Código de Comercio), por lo que debe rendirle cuentas. Así, el carácter
de representante judicial y extrajudicial del Presidente viene dado por el
Ordenamiento, pero la eficacia material de ese estatus tiene como presupuestos la
designación y la aceptación del cargo. Por ello, si es la Asamblea de Accionistas la que
dicta el rumbo de la sociedad, que se materializará a través del Presidente, sus
lineamientos serán de acatamiento obligatorio para él. Con todo, los límites que la
Asamblea de Accionistas imponga a su actuación, no son nulos, inválidos e ineficaces
en su relación interna con el conglomerado societario. Su eficacia será relativa,
aplicable a las relaciones inter- orgánicas, pero inoponible erga omnes, a las relaciones
externas. Si lo que existe entre el Presidente que ha aceptado la designación y la
Asamblea de accionistas que lo ha escogido es un contrato con atribuciones
predefinidas por el Ordenamiento (en tutela de terceros), en virtud del principio de
relatividad de los contratos (artículo 1022 del Código Civil), esos lineamientos sí
tendrían validez intra societaria. Por ello, si el designado actúa en contravención con lo
indicado por la Asamblea de Accionistas, podrá exigírsele su responsabilidad por las
vías correspondientes (el artículo 184 in fine del Código de Comercio indica: “Las
irregularidades en el funcionamiento del consejo, no perjudicarán a terceros de buena

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fe, sin perjuicio de la responsabilidad de los consejeros ante la sociedad”). Lo dicho
integra tres elementos; el carácter de representante del Presidente mandado por el
Ordenamiento que no puede ser limitado en perjuicio de terceros (artículo 182 del
Código de Comercio), la garantía de responsabilidad –en este caso societaria- evitando
el fraude de ley a través de la limitación de las facultades del órgano de representación
(numerales 981 y 20 del Código Civil) y la voluntad soberana de la Asamblea de
Accionistas en establecer, a lo interno, la forma de gobierno –y en consecuencia los
controles y limitaciones- que desee dentro de las materias de su competencia
(cardinales 152, 154 y 156 del Código de Comercio). En síntesis, la sociedad podrá
imponer límites a la actuación del Presidente, sin embargo, sólo tienen eficacia relativa
(inter-partes) pero no surtirán ningún efecto respecto de terceros, pues frente a ellos,
el presidente ejerce la representación judicial y extrajudicial de la sociedad anónima.
Al amparo de lo señalado, en un caso como el del presente debate, el Presidente
estaba capacitado y habilitado legalmente para comprometer a la sociedad, en virtud
de su estatus de órgano de representación. Así las cosas, por todas las razones
expresadas, no se observa el quebranto legal acusado.”

2. Impugnación de los Acuerdos de la Asamblea de Accionistas

[Sala Primera]iv
Voto de mayoría

“VI. La razón de ser de los mecanismos impugnatorios, se encuentra en que pese a ser
las asambleas de accionistas de las sociedades anónimas órganos soberanos, las
mismas deben respetar lo previsto en la ley, los estatutos y las bases esenciales de la
sociedad, de manera que el quebranto de esos límites da lugar al establecimiento de
un régimen de impugnación para restaurar tales limitaciones. Se trata en realidad de
un único mecanismo, la impugnación judicial, pues solo a través de ella se puede lograr
la nulidad de los acuerdos sociales. Mientras no se objeten y los mismos no sean
judicialmente declarados nulos, han de tenerse por válidos y eficaces. El Código de
Comercio, en sus artículos 176 a 180, disciplina el régimen de invalidez de los acuerdos
societarios. Los ordinales 176 y 178 establecen los supuestos de impugnación, sin
embargo, si bien ambos regulan la nulidad, se puede decir, en virtud de la causa que
motiva la ineficacia o invalidez, que el primero se refiere a nulos y el segundo a
anulables, clasificación que constituye una transposición al acuerdo social de la
doctrina general de la ineficacia del negocio jurídico, categoría a la cual pertenece
según esta Sala lo ha dicho: “En la doctrina y en la legislación positiva se considera que
el acuerdo tomado por las asambleas de accionistas implica una declaración de
voluntad que participa de la categoría de los negocios jurídicos, que trata de producir
efectos jurídicos y que regula intereses privados (v. arts 152 y 155 del Código de
Comercio) (...) Lo anterior significa como antes se dijo que lo referente a la validez de

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los acuerdos de esas asambleas tiene relación con la teoría de la validez de los
negocios jurídicos.- El principio general es que las decisiones tomadas dentro de los
límites quee (sic) establecen la ley y los estatutos son válidas y eficaces (Tulio Ascarelli,
Derecho Comercial Capítulo V. Número 5, página 150)” (Nº 33, de las 14 horas 30
minutos del 1º de julio de 1983). Así, los acuerdos de asambleas son nulos, conforme
al artículo 176 del Código de Comercio: “a) Cuando la sociedad no tuviere capacidad
legal para adoptarlos; b) Cuando se tomaren con infracción de lo dispuesto en este
capítulo; y c) Cuando fueren incompatibles con la naturaleza de la sociedad anónima, o
violaren disposiciones dictadas para la protección de los acreedores de la sociedad o en
atención al interés público”. Se trata de supuestos distintos e independientes, no de
requisitos en su conjunto que deba llenar el acuerdo impugnado para que sea
declarado nulo, como afirma la casacionista. La redacción de la norma no da pie para
interpretarla de la manera que esta propone. Basta, entonces, estar ante alguno de los
supuestos contenidos en los distintos incisos del numeral, para que resulte aplicable al
caso. El numeral 178, señala: “Los socios podrán también pedir la nulidad de los
acuerdos no comprendidos en el artículo 176, llenando los siguientes requisitos: a) Que
la demanda señale la cláusula de la escritura social o el precepto legal infringido y en
qué consiste la violación; b) Que el socio o los socios demandantes no hayan concurrido
a la asamblea o hayan dado su voto en contra de la resolución; y c) Que la demandada
se presente dentro del mes siguiente a la fecha de clausura de la asamblea”. En
consecuencia, solo se puede acudir a éste si se está ante un acuerdo que infrinja la ley
o los estatutos, cuando no quepa respecto de ellos la acción de nulidad. Cabe agregar,
que para formular válidamente una pretensión, el inciso b) de este artículo exige la
concurrencia de un doble requisito legitimatorio: la calidad de accionista, por un lado
y, por el otro, que éste no haya concurrido a la asamblea o haya dado su voto en
contra de la resolución. Además debe presentarse la acción dentro del mes siguiente a
la fecha de la clausura de la asamblea.”

3. Diferencias entre la Junta Directiva y la Asamblea de Accionistas de la


Sociedad Anónima

[Sala Primera]v
Voto de mayoría

"XII. Respecto a la convocatoria de asamblea de accionistas, concerniente al último


agravio de la casacionista, es importante hacer referencia a la forma cómo se debe
llevar a cabo ésta. Para ello es indispensable hacer la distinción entre asamblea de
accionistas y junta directiva. En este orden de ideas se puede decir que la primera es
el órgano social supremo donde se expresa la voluntad colectiva conforme lo establece
el artículo 152 del Código de Comercio. Este órgano posee como cualidad el carácter
de no ser permanente, siendo esencial la convocatoria o el llamado a sus miembros

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para reunirse válidamente. Mientras la junta directiva, es un órgano permanente, pero
con jerarquía inferior, además es por excelencia el ejecutor de los acuerdos de la
asamblea general que realiza los negocios sociales, aparece regulada en los ordinales
181 y siguientes del Código de cita. Ahora bien, la forma de convocatoria para la
asamblea de accionistas es la estipulada en la escritura social; pero a falta de
disposición expresa lo es como lo regula el Código de Comercio, por aviso publicado en
La Gaceta (artículo 158 ibídem). Referente a la junta directiva, necesariamente deberá
el pacto constitutivo disponer el modo de convocatoria, el lugar de reunión, la forma
en que se llevarán las actas y otros detalles del funcionamiento (numeral 184
penúltimo párrafo), aspecto que es vital aclarar al ser el fundamento del Tribunal para
revocar la sentencia de primera instancia.

XIII. A efecto de resolver el asunto, es trascendente comparar el procedimiento


regulado en la normativa con lo establecido en el pacto social, para convocar una
asamblea de socios y a la Junta Directiva. La recurrente alega violación al artículo 158
del Código de Comercio, porque el Tribunal partió de la existencia en el pacto
constitutivo de un trámite diverso al previsto por este numeral. Según el artículo
citado, la asamblea debe ser convocada en la forma pactada en la escritura social y a
falta de disposición según los prevé el Código de Comercio por aviso publicado en La
Gaceta. En este caso, lo correcto es acudir primero a lo establecido en el pacto social.
La cláusula de dicho pacto, (folio 36), establece la necesidad de convocar la asamblea
por el presidente de la junta directiva o por quien haga sus veces de acuerdo a la ley.
No se establece una forma específica. Por esta razón debe seguirse el trámite regulado
en el numeral 158 precitado. Concluye esta Sala, el Tribunal confundió la forma de la
convocatoria de la asamblea de accionistas (cláusula sexta) con la de la Junta Directiva
(cláusula octava) aludiendo lo siguiente: “…V…Sin embargo el artículo 158 del Código
de Comercio establece: “La asamblea debe ser convocada en la forma… que se indica
en la escritura social, y a falta de disposición expresa, por aviso publicado en “La
Gaceta”. O sea que, de acuerdo con esa disposición legal, la convocatoria por el Diario
Oficial es supletoria, esto es, en defecto del pacto social. La demandada, no ha alegado
(ni demostrado) que la escritura social la autorizara para proceder de ese modo
expreso, o tácitamente. Es más, si se lee, la certificación de esa escritura…, se sabrá
que ahí lo que dice, es que la convocatoria se debe hacer “por carta certificada u otro
medio que acredite la convocatoria” (cláusula octava). Ciertamente, dicha cláusula no
excluye la posibilidad de hacer la convocatoria por “medio de edictos, pero está, de
primero, la opción de la carta certificada y el sentido común aconseja hacerlo por ésta,
por ser una comunicación más personalizada….”. Por este motivo, es errada la
consideración del Juzgador de Segunda Instancia, pues confunde la asamblea de
accionistas que es el órgano encargado de expresar la voluntad colectiva, con la junta
directiva que es la que administra los negocios sociales. El Tribunal arriba a una
conclusión equivocada pues no debió hacerse por medio de carta certificada, es decir a

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tono con la cláusula octava del pacto social. De esta forma, la codemandada cumplió
con lo establecido en el artículo 158 citado y realizó en forma correcta la convocatoria,
siguiendo las formalidades establecidas en la ley, por medio de edicto publicado en la
Gaceta N° 130 del 9 de julio de 1993 indicándose la fecha de celebración a las 14 horas
del 21 de agosto del mismo año, en domicilio social en ese momento, en playa
Junquillal de Santa Cruz Guanacaste, en primera convocatoria; y una hora después, en
segunda convocatoria con los accionistas presentes; señalándose el orden del día:
aumento del capital, reforma del domicilio, de las convocatorias a las asambleas,
representación de la sociedad, sustitución de miembros de la junta directiva, el fiscal,
agente residente y asuntos varios. Por lo anterior lleva razón la recurrente, ya que el
Tribunal violó el artículo 158 del Código de Comercio, el cual regula la convocatoria de
accionistas en ausencia de regulación estatutaria."

4. El Nombramiento de Mandatarios y las Facultades de la Asamblea de


Socios

[Tribunal Segundo Civil, Sección I]vi


Voto de mayoría

"I. En la resolución recurrida, se dispuso poner en posesión a la parte actora,


"Inversiones Quircot S.A.", del inmueble de su propiedad, inscrito en el Registro
Público, Partido de San José, número ciento veintiséis mil setecientos noventa y ocho-
cero cero cero, expulsando a todo el que se encuentre en el mismo, conforme está
ordenado en sentencia.

II. El impugnante, Lic. Luis Guillermo Barrantes Rivera, en su calidad de apoderado


especial judicial de los demandados, pide se revoque esa medida, aduciendo que la
personería de los representantes legales de la sociedad actora está vencida, y que
todos los actos de sus representantes son nulos,y que en razón de ello carecían de
legitimación para realizarlos.

III. En efecto, de la certificación visible a folio 875, consta que el plazo social de la
sociedad actora, es de cincuenta años a partir del trece de diciembre de mil
novecientos setenta y ocho, y que Carlos Solís Rodríguez y Marco Sassoli de Bianchi,
fueron nombrados por un plazo de veinte años a partir de esa misma fecha, por su
orden como Presidente y Secretario de esa entidad, quienes tuvieron su
representación judicial y extrajudicial con las facultades de apoderados generalísimos
sin limitación de suma, actuando conjunta o separadamente.

IV. Esa circunstancia, de vencimiento del plazo para el cual se designó a los miembros
de la junta directiva, es reconocida por el Lic. Carlos Solís Rodríguez, quien a su vez
argumenta en el libelo de folios 870 a 872, que la asamblea general de accionistas, con

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base en las facultades que le otorga el numeral 152 del Código de Comercio, le confirió
poder especial judicial dentro de este proceso, con las facultades que establecen los
artículos "289 y 290" del Código Civil, que hay que entender correctamente como
"1289 y 1290" de ese cuerpo normativo, situación que se comprueba con la escritura
otorgada ante el notario Christian Díaz Barcia, que consta a folio 845. Fue con base en
esa escritura que el juzgado de instancia, denegó el recurso de revocatoria que
concomitantemente se interpuso con el de apelación, pues en su criterio, con esa
actuación se demuestra que la personería de tal empresa está vigente.

V. Si bien este Tribunal no comparte la tesis de que vencido el período de


nombramiento de los administradores, la asamblea de socios pueda nombrar
mandatarios especiales judiciales, porque esa es materia reservada al consejo de
administración, según el artículo 182 del Código de Comercio, y el propio numeral 152
en su párrafo segundo, establece que la competencia de la asamblea tiene su límite en
las facultades que la ley o la escritura social no atribuya a otros órganos, es lo cierto,
que en lo que es motivo de alzada, procederá confirmar la orden de poner en posesión
a la parte actora del inmueble de su propiedad, según se ordenó en sentencia firme,
dado que según el artículo 186 ibídem: "Concluido el plazo para el que hubieren sido
designados, los consejeros continuarán en el desempeño de sus funciones hasta el
momento en que sus sucesores puedan ejercer legalmente sus cargos.", con lo que
está claro que los mandatarios nombrados por la Asamblea de accionistas si tienen
legitimación para solicitar el cumplimiento cabal de lo ordenado en sentencia."

5. Algunas Funciones de la Asamblea de Socios

[Sala Primera]vii
Voto de mayoría

"I. La empresa "S. J. I. C., S. A." fue constituida con un capital social de doscientos mil
colones, representado por dos mil acciones de cien colones cada una. Las acciones
representativas del capital, íntegramente suscritas, de conformidad con el pacto social
son nominativas, pero, además, la sociedad tendrá la facultad "para autorizar y emitir
una o más clases de acciones y títulos valores con las designaciones, preferencias,
privilegios, restricciones, limitaciones y otras modalidades que acuerden los socios que
podrán referirse a los beneficios, al activo social, determinados negocios de la
sociedad, a las utilidades, al voto o cualquier otro aspecto de la actividad social"
(Cláusula quinta del pacto social, folio 3). Las asambleas, y todos los demás aspectos
no previstos, se regirán por las disposiciones de la Ley Nº 3284 de 30 de abril de 1964.
De esas acciones, la número 1003 fue adquirida por "Agencia Bolaños S.A."., emitida el
17 de abril de 1975. Más tarde, el 5 de setiembre de 1978, se otorgó un "Certificado de
Privilegio", bajo el número 270, para facultar al poseedor de la acción número 1033 a
"una exención de pago de cuotas mensuales de mantenimiento durante diez años

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consecutivos a partir de abril 30, 1976". La sociedad tiene dentro de sus activos el
complejo social "S.J.I.C.", cuyo disfrute exige ser accionista de la sociedad, la obligación
del pago de una cuota de mantenimiento, así como de las demás contribuciones
reglamentarias que se establezcan en la respectiva Asamblea de socios. Bajo este
último tipo de contribución se fijaron en asambleas generales las cuotas
extraordinarias o de compensación para todos los accionistas sin distingo de
categorías. En esta forma los socios normalmente deben pagar como cuotas
mensuales tanto las de mantenimiento como las extraordinarias o de compensación.

II. Se planteó la demanda para mantener el beneficio obtenido por el certificado de


privilegio número 280, y como consecuencia, pretendiendo la imposibilidad de la
sociedad para imponer otras cuotas diferentes por encontrarse la acción protegida
contra ellas por un plazo de diez años a partir del 30 de abril de 1976. De conformidad
con los artículos 152, 153 y 175 del Código de Comercio, la sentencia de primera
instancia consideró que las Asambleas Generales que fijaron las cuotas extraordinarias
o de compensación actuaron conforme a sus potestades, reconociéndole derecho a la
actora en cuanto su certificado de privilegio pero solo respecto de las cuotas
mensuales de mantenimiento por el plazo ahí estipulado, y no en cuanto a las ex-
traordinarias. Frente a las argumentaciones de la actora la sentencia de segunda
instancia declara la naturaleza jurídica de las acciones como comunes y nominativas,
negando calificarle como acción privilegiada, y tampoco el alegado derecho a una
asamblea especial constituida solamente por tenedores de acciones privilegiadas en
las cuales pudiera disponerse sobre ellas. El recurso se plantea invocando violación,
por falta de aplicación, del artículo 121 del Código de Comercio pues esta norma prevé
las acciones de privilegio; igualmente violación del numeral 153 del mismo cuerpo de
leyes pues la existencia de la acción número 1003 y el certificado de privilegio obliga a
tomar acuerdos sobre este tipo de acciones a una asamblea especial, y también alega
violación del artículo 147 del Código de Comercio, sobre lo ya argumentado, pues
estando la acción amparada a un certificado de privilegiso se genera una categoría
especial de socios, independientes de los socios comunes u ordinarios. Finalmente
alega error de hecho al no apreciar el Tribunal el certificado de privilegio y considerar
la acción como nominativa u ordinaria, y no como una acción amparada a un
certificado de privilegio.

III. La acción de capital constituye, en términos generales, un aporte de dinero


(acciones de numerario) o en especie (acciones de capital), representativa de una
parte del capital social, cuya titularidad confiere derechos societarios (por ejemplo vto
en las asambleas, facultad para integrar el cuerpo director, ejercer controles dentro de
la sociedad), percibir dividendos y participar del producto de la liquidación de la
sociedad. Esta, en su noción comercial, confiere derechos pero también somete al
accionista al cumplimiento de deberes. Las hay de distintos tipos, permitiendo
diferentes clasificaciones. La acción ordinaria es la común, carente de beneficios

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especiales, representa una parte del capital, el titular tiene derechos societarios para
fijar la organización, percibir dividendos y recibir, en caso de liquidación, la cuota-parte
social. La acción privilegiada, aparte de las características propias de la ordinaria, tiene
respecto de ésta ciertas prioridades, otorgando al titular distintos derechos de mayor
beneficio, mayores ventajas, en cualesquiera de los aspectos definidos por los socios.
Existen también las acciones por prestación accesoria, como cuando el titular se obliga
respecto de la sociedad a cumplir distintos tipos de obligaciones.

IV. La sentencia de esta Sala número 27 de las 15 horas del 20 de junio de 1986, en un
caso muy similar al presente, expresó: "Conviene recordar que a la luz de los convenios
sociales de las normas aplicables y de la doctrina relativa a la clase de sociedades de
que se conoce en este caso, existen relaciones patrimoniales recíprocas entre el socio
y la sociedad y entre la sociedad y el socio. Frente al socio deudor de la sociedad, ésta
se encuentra como acreedora. A ese grupo de relaciones pertenecen las relativas a
contribuciosnes extraordinarias que se acuerden, en las que el socio se constituye en
deudor sy debe responder con su patrimonio a la sociedad. El pago de todas las
aportaciones sociales acordadas, debe necesariamente efectuarse, porque sólo con la
suma de ellas es posible que la sociedad pueda realizar sus fines. Las aportaciones son
los medios para realizar los objetivos propuestos en el contrato social, por lo que su
cobro es un derecho de la entidad colectiva y un deber del miembro de ella. Puesto
que al constituir una sociedad de esta clase se persigue un fin común, en principio y
como cuestión general, todos los socios deben contribuir en lo necesario, -por partes
iguales o proporcionales-, a la consecución de ese objetivo. Y cuando para poder
lograrlo se requiere un aporte extraordinario para cubrir eventuales prestaciones que
no fueron previstas, los socios pueden consentir en contraer compromisos adicionales
a favor de la sociedad, con lo que una vez acordados resultan obligados a prestaciones
accesorias. El cobro de ellas tiene que ser hecho obviamente por los representantes
administradores, y no puede responsabilizarse a quien cumple con esa obligación. El
poder de administrar es esencial, porque no podrá plasmarse el ejercicio social que se
deriva del contrato si no es a base de la acción del administrador designado. El
patrimonio está destinado a la realización de los fines de la sociedad pues las
obligaciones que se contraen deben ser satisfechas con sus bienes. Los socios están
obligados a las prestaciones prometidas en el contrato, como también a las otras
aportaciones convenidas. La medida de las aportaciones está establecida por el
contrato socials, pero cuando ésta no disponga nada sobre algunas de ellas, los socios
pueden convenir en aportar, cuando eso es necesario para la realización del objeto
social. El acuerdo tomado en asamblea general en el sentido de ordenar esa
contribución voluntaria, que no ha sido objetada ni impugnada, puede presumirse
obligatorio y dar fundamento para que, con el propósito de lograr su pago, la sociedad
amenace con prohibir los beneficios sociales a los socios morosos. Esta obligación, si
no fue expresamente convenida en el contrato social podría no estar dentro de las

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aportaciones prometidas, no obstante, si fue acordada por la mayoría de socios ante
necesidades imprevistas que la justifican y no fue impugnada por los interesados, pudo
dar fundamento a que se acuerde su percepción y a que se sancione al socio que no
cumple con el no uso de las instalaciones. La medida se justificaría si la contribución
fue convenida, porque no hubo objeciones, o porque se apoya en situaciones que
pueden calificarse como eventos extraordinarios acaecidos, que no fueron previstos, y
que obedecen a cambio de circunstancias o a motivos de fuerza mayor. Ante esa
perspectiva, o se incumplen las obligaciones, o se reduce el patrimonio social, que de
continuar disminuyendo produciría la liquidación de la sociedad. Considérese que una
situación extraordinaria obliga a tomar medidas de ese mismo carácter porque de lo
contrario todo el objetivo propuesto para la sociedad fracasa. Frente a ese cuadro de
circunstancias la obligación de colaboración acordada por la mayoría de socios para
mantener el regular funcionamiento de la sociedad, debe entenderse que priva y
domina por sobre quienes se niegan a hacerlo, porque si un número de personas se ha
concertado para lograr objetivos comunes, éstos deben procurar obtenerse aún contra
quienes se niegan a cooperar a ese bien común, pues no es aceptable que como socio
se actué contra los fines de la sociedad (...). Se ha reconocido y admitido que el
privilegio de exención de cuotas mensuales de mantenimiento durante diez años
consecutivos está concedido, pero que ese beneficio a su vez, no eximía de la
obligación de pagar las cuotas o contribuciones de carácter extraordinario, pues éstas
son cosa diferente. La distinción entre ambas que se tuvo por cierta, permitió que se
reconociera que las extraordinarias fueron acordadas en diferentes asambleas -como
extraordinarias-, y debían ser spagados por todos los socios, que su no pago hacía
incurrir en mora, y que era obligatorio satisfacerlo bajo pena de prohibir el ingreso a
las instalaciones del club a quienes no lo hicieran (...). Dentro de las facultades de una
sociedad está la de regirse por medio de acuerdos tomados en Asambleas Generales
de sus miembros, los cuales, son obligatorios y pueden ejecutarse. Ahora bien, si
contra el acuerdo tomado no se recurre ni se hace oposición, ni se alega nulidad, la
sociedad no incurre en responsabilidad al ejecutarlo. Por consiguiente, si se cumple
con este deber, eso no significa que se han desconocido los derechos de los
accionistas, y en consecuencia no se pueden considerar violados los textos legales que
los tutelan".

V. El fundamento del recurso, y la línea de argumentación sostenida por el recurrente


a lo largo de todo el proceso, se centra en sostener la existencia de una acción privile-
giada en función del "Certificado de Privilegio" otorgado por la sociedad demandada a
la actora. Del análisis jurídico de este docucumento esta Sala no puede arribar a las
mismas conclusiones del recurrente, pues resulta distinta la acción en cuanto aporte
representativo de una parte del capital social, y el beneficio derivado de la acción para
poder, por su medio, y otros accesorios, disfrutar del patrimonio de la sociedad de la
cual se forma parte por medio de la acción. El privilegio otorgado lo fue para eximir al

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tenedor de la acción del pago de los costos mensuales de mantenimiento durante un
período de 10 años, esto es, quien ostentaba este privilegio, a diferencia del resto de
los socios, no estaba en la obligación de pagar por ese concepto mientras todos los
demás sí debían cumplir con ese pago. Pero esa prerrogativa, sobre la cual ni la
demanda ni las sentencias de instancia han pretendido vulnerar, no puede ser, ni
mucho menos interpretarse, como un privilegio que consienta en mutar la naturaleza
jurídica de la acción originalmente suscrita. Esto es así porque la acción número 1003
fue emitida desde un inicio como acción ordinaria, común y nominativa, y el certificado
de privilegio lo fue única y exclusivamente para eximir de los pagos referidos al
mantenimiento mensual del complejo social que es patrimonio de la sociedad, cuyo
uso requiere, entre otros requisitos, al haber suscrito una acción de la sociedad
propietaria. En este sentido no existe el pretendido error de hecho en cuanto a la
apreciación del documento de comentario, pues los jueces de instancia al apreciarlo
no han incurrido en equivocaciones materiales o de concepto, desantendiendo su
contenido material o negándole elementos de convicción que pudieren derivar de su
contenido, pues los jueces han leído e interpretado correctamente el mismo sin
extraer de él un concepto distinto del expresado. Siendo así, y no tratándose de una
acción privilegiada, no pudo haber violación del artículo 121 del Código de Comercio
por falta de aplicación ni tampoco violación de los artículos 153 y 147 del mismo
cuerpo de leyes, por lo que no es de recibo la argumentación de la necesidad de una
asamblea especial constituida por accionistas privilegiados encargados de definir su
propia situación respecto de la sociedad en función del privilegio derivado de sus
acciones. Tratándose, como se trata, de una acción ordinaria, el recurrente si bien tuvo
el privilegio de estar exento en cuanto al pago de los costos mensuales de
mantenimiento, no lo estaba respecto de aquellos otros fijados en asamblea general
extraordinaria, los cuales fueron acordados para compensar la situación económica del
Club. Si el recurrente no concurrió a dichas asambleas, o si asistiendo su tesis no tuvo
éxito, ello en nada altera la situación jurídica suya, pues como parte de la sociedad, los
acuerdos a los cuales se llegue por mayoría le son aplicables de pleno derecho, y en
ese sentido los reproches planteados según los cuales se le ha impedido incluso el
ingreso al Club, ello ha de entenderse en el sentido expresado de que las acciones no
solo derivan derechos para quienes las han suscrito sino también obligaciones, y por
tal resulta atendible la exigencia de la Administración de impedir el ingreso a quienes
no cumplan con todas las obligaciones impuestas para poder disfrutar de dichas
instalaciones.

VI. En consecuencia, no existiendo el error probatorio acusado, ni las violaciones


normativas planteadas, procede rechazar el recurso con costas a cargo del recurrente."

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6. Nulidad de las Determinaciones Tomadas por la Asamblea de Socios
Fuera de la Agenda de Convocatoria

[Sala Primera]viii
Voto de mayoría

"IV. No obstante lo dicho, a mayor abundamiento de razones, conviene agregar que el


Tribunal mantuvo la nulidad decretada por el a-quo, del acuerdo que reformó la
cláusula novena de los estatutos de la sociedad codemandada, pero por motivos
diferentes. Esto porque estimó que la respectiva convocatoria a la asamblea general
extraordinaria no incluyó, en su agenda, la modificación de esa cláusula, en cuyo caso
existe un vicio de nulidad absoluta, de conformidad con lo establecido en los artículos
153, 154, 156 y 158, en relación con los ordinales 163 y 176, todos del Código de
Comercio. Esa decisión es acertada, pues, ciertamente, el aviso de convocatoria a la
asamblea se restringió a establecer el propósito del Presidente de la Junta Directiva, de
reformar dos cláusulas específicas del pacto constitutivo: la quinta y la sétima. De esta
manera, los socios convocados adquirieron plena certeza de lo que se conocería en la
asamblea, en punto a la propuesta de reforma de los estatutos sociales y; no hubo
siquiera referencia a la disposición novena, como para aceptar que, en forma
sorpresiva, la asamblea dispusiera también su cambio. Así las cosas, con todo y
establecer el aviso, luego de la referencia a la variación de aquellas dos estipulaciones
sociales, la posibilidad de conocer de “otros puntos que los socios sometan a
consideración de la asamblea”, no puede aceptarse, bajo ese pretexto, que dicho
órgano tenga facultades irrestrictas de incluir en agenda la variación de otras cláusulas,
distintas a las que fueron, de previo, contempladas en ella. De aceptar esa tesis, como
lo propugna el recurrente, poco o nada valdría el aviso de convocatoria, cuando
concreta los puntos a tratar en la asamblea, en particular, la reforma sólo a esas dos
cláusulas, creando, con el cambio de agenda, un estado de inseguridad en los
convocados, tanto respecto a quienes deciden no asistir, por estimar que las
cuestiones a tratar no les afectan, cuanto de los que acceden al llamado de
convocatoria para conocer, precisamente, aquellos aspectos puntuales por los cuales
fueron citados. Es definitivo, por otra parte, que el actor encuentra perjuicio con el
cambio operado en la cláusula novena, en cuyo supuesto, debió haber sido enterado
de ese propósito, con la debida antelación a celebrarse la asamblea general
extraordinaria, para que decidiera, según sus intereses, asistir o no. En consecuencia,
bien se ha resuelto al decretar la nulidad de ese acuerdo."

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7. Facultades de la Asamblea de Accionistas con Respecto de la Acción de
Responsabilidad de los Administradores de la Sociedad

[Sala Primera]ix
Voto de mayoría:

“I. El señor Hans Wilhelm Hamers, en su calidad de accionista de Las Veraneras


Alemanas S.A., interpuso el presente proceso abreviado contra dicha sociedad y los
señores Arnoldo André Tinoco y Ulrich Hamers, en su condición de mandatarios de esa
empresa. Pretende se obligue a éstos últimos a rendir cuentas sobre la venta que el
primero hizo en nombre de su representada, de la finca inscrita en el Partido de
Guanacaste, Folio Real matrícula 61888-000, el día 24 de enero del 2002, a la sociedad
Finca Don Lalo S.A., por la suma de ¢6.500.000,00. Considera que el precio de venta no
guarda relación con el monto real ($345.000,00) de compra de ese inmueble y otros
tres, que adquirió la sociedad el 26 de mayo de 1992, según quedó establecido como
hecho probado en varias sentencias judiciales firmes. Pide además, se condene a la
compañía coaccionada al pago de $100.000,00 por concepto de daños y perjuicios
causados, “…consistentes en el dinero que he dejado de percibir a la fecha por la
actuación del apoderado de la sociedad…”, así como ambas del proceso. Los
codemandados André Tinoco y Hamers, este último en lo personal y como
representante de la sociedad accionada interpusieron las excepciones previas de
prescripción y cosa juzgada (escrito a folio 139), contestaron en forma negativa e
interpusieron las defensas de falta de legitimación activa y pasiva, falta de derecho y la
expresión genérica de sine accione agit. El Juzgado rechazó esta última, así como la
excepción de cosa juzgada, atendió las demás, excepto la de prescripción sobre la cual
no se pronunció, declaró sin lugar la demanda en todos sus extremos y resolvió sin
especial condenatoria en costas. El Tribunal revocó la sentencia impugnada en cuanto
acogió las excepciones de falta de derecho y falta de legitimación ad causam activa y
pasiva y en su lugar las denegó. Amparó la solicitud de rendición de cuentas, confirmó
el rechazo de los daños y perjuicios pretendidos e impuso las costas a la parte
perdidosa.

II. El apoderado especial judicial de los codemandados André Tinoco y Ulrich Hamers,
en lo personal, interponen recurso de casación, aduciendo violación directa de ley.
Acusa infringidos los numerales 2, 155 inciso a), 159, 160, 173 y 192 del Código de
Comercio, y 1218 del Código Civil. Se trata de un único motivo. Inicia su argumentación
con una explicación del fundamento del fallo recurrido. El Tribunal, dice, consideró que
no se estaba ante un proceso de responsabilidad sino de un asunto relacionado con el
derecho de información de los accionistas, razón por la que, estimó, debió aplicarse en
forma supletoria al caso el artículo 1218 del Código Civil, en vez del 192 supra citado,
según autoriza el artículo 2 antes señalado. Éste último, expone, fue interpretado de
forma errónea y aplicado indebidamente. De conformidad con dicho ordinal, arguye,

22
sólo en el supuesto de que no exista en el Código de Comercio ni en otras leyes
mercantiles, disposición concreta que regule determinada materia o caso, debe
acudirse, en forma supletoria, al Código Civil. La rendición de cuentas, afirma, se
encuentra normada en la Sección V del Capítulo VII del Código de Comercio, en
concreto, en los numerales 155 inciso a), 160 y 173, y la acción de responsabilidad
contra los administradores de la sociedad, que es lo que se ha planteado en este caso,
de ahí el cobro de $100.000,00 por concepto de daños y perjuicios, en el ordinal 192
ibidem. Existiendo reglas concretas en el Código de Comercio, que rigen el caso
sometido a su conocimiento, sostiene, no debió el Ad quem acudir al artículo 1218 del
Código Civil para resolverlo. Al actuar así, asevera, quebrantó este precepto, toda vez
que lo aplicó de manera indebida, dejando de lado con ello el 155 inciso a), 160, 173 y
192 del Código de Comercio, que sí debieron serlo, todo por una errónea
interpretación y aplicación del ordinal 2 de ese mismo cuerpo legal. Luego, explica lo
que regula cada uno de los numerales dejados de aplicar. Reitera su criterio en cuanto
a que éstos regulan las acciones emprendidas por el actor, rendición de cuentas y
responsabilidad de los administradores y, por lo tanto, debieron aplicarse en la
especie. Si lo hubiera hecho el Tribunal, alega, habría podido concluir que el derecho
de información que ostenta todo socio, con independencia de su porcentaje de
participación en la sociedad, no le fue negado al actor, como desafortunadamente
concluyó. Las normas inaplicadas, discute, le dan al socio titular de una sola acción, la
posibilidad de pedir por escrito a los administradores, en cualquier momento, la
convocatoria de una asamblea de accionistas, para conocer de los asuntos que se
señalen en su solicitud, pudiendo discutir y aprobar además el informe sobre
resultados del ejercicio anual que presenten los administradores, así como pedir
durante la celebración de la asamblea, todos los informes y aclaraciones que estime
necesarios acerca de los asuntos comprendidos en el orden del día. Esto, afirma, no es
ni más ni menos que una rendición de cuentas, de ahí, que el Tribunal los transgredió
al no aplicarlos. Insiste, en que no existió violación alguna al derecho de información
del actor, pues la normativa referida disciplina claramente ese derecho del accionista,
sea minoritario o mayoritario, así como todas las posibilidades y formas que tiene para
ejercerlo. Cita doctrina española en respaldo de su dicho. El ordinal 192 referido,
agrega, contrario al criterio del Ad quem, debió aplicarse, pues en este proceso,
además de la rendición de cuentas, se conoce de una acción de responsabilidad contra
los administradores, que se concretó en la petición de condena a la sociedad
demandada al pago de $100.000,00, en concepto de daños y perjuicios. De acuerdo
con ese precepto, manifiesta, dicha acción está reservada a la sociedad, previo
acuerdo de la asamblea general de accionistas. De tal forma, asegura, al no acreditar el
actor, que él fuera designado por el órgano soberano de la sociedad para ejercer la
acción de responsabilidad contra los codemandados André y Hamers, se concluye que
existe una falta de legitimación activa y pasiva.

23
III. El punto en discusión en este asunto, a saber, la errónea interpretación, aplicación
indebida e inaplicación de las normas cuya infracción se acusa, ya ha sido zanjado por
esta Sala, tal y como estableció el Tribunal en la sentencia recurrida. Al respecto ha
dicho:

“X.… Por ello, al figurar en el sub-júdice como co-actor, de conformidad con el artículo
1218 del Código Civil, aplicable a la especie de conformidad con lo establecido por el
numeral 2 del Código de Comercio, en donde se establece que, como socio de la
empresa (hecho probado identificado con el número 4), está legitimado para exigir la
rendición de cuentas al administrador de la sociedad, resulta necesario determinar si le
es oponible la indicada excepción…

XII. A pesar de lo expuesto y, a mayor abundamiento de razones, es oportuno indicar,


conforme se señaló en el considerando X de esta sentencia, el co-actor …, según lo
preceptuado por el artículo 1218 del Código Civil, aplicable a la especie a tenor de lo
dispuesto por el ordinal 2 del Código de Comercio, en su calidad de socio de la empresa
co-actora está legitimado para exigir al co-accionado …, como administrador de dicha
empresa, la rendición de cuentas” (no. 870-F-02, de las 15 horas 35 minutos del 6 de
noviembre del 2002). En otro voto, expresó:

“IV.…De todas formas, la ley busca por medio del proceso de rendición de cuentas, que
toda persona por el hecho de administrar bienes o gestione negocios, total o
parcialmente ajenos, aunque sean comunes de quien administra con otra persona, se
vea en la obligación de presentar las cuentas de su administración, a menos que la ley
o el que tenga derecho a pedirlas así lo eximan expresa o tácitamente. Valga decir
igualmente, los apoderados de las sociedades, por la ejecución del mandato conferido y
aceptado, y en su condición personal, están sujetos a la responsabilidad derivada de las
obligaciones que la ley o los contratos celebrados les impone, y por los delitos
eventuales que cometieren (artículos 191, 192 del Código de Comercio, 693 y
siguientes, 702 y siguientes, 1023, 1261 y 1269 del Código Civil), sea que se considere
como una relación derivada de la representación orgánica o como una forma de
mandato. Se hayan obligados también a cumplir con los deberes impuestos por las
leyes y por el acto de constitución de la sociedad, ante los acreedores sociales, ante los
socios y ante terceros. Respecto de la sociedad, por la violación de las obligaciones
inherentes al cargo, fijadas por la ley o por el acto constitutivo. Ante los acreedores
sociales por la responsabilidad derivada de la inobservancia de las obligaciones que
afectan el mantenimiento de la integridad del patrimonio social, y ante los socios y
ante terceros, cuando éstos hayan sufrido un daño individual por el acto doloso o
culposo de alguno de los administradores. En el caso en estudio, el actor como uno de
los accionistas de una sociedad anónima (no importando el número de acciones de que
es tenedor), solicita a su presidente en su condición personal y como representante de
ésta, ya que ostenta facultades de apoderado generalísimo sin límite de suma, la

24
rendición de cuentas en la administración de la sociedad. La obligación de rendir
cuentas se puede decir es resultado de un principio de razón natural, ya que sólo quien
tiene derecho exclusivo sobre un bien puede usar de él libremente, sin tener que rendir
cuentas a nadie de su conducta. Aquel que no se encuentre en tal situación y
administre bienes total o parcialmente ajenos, está en la obligación de rendir cuentas.
A este respecto su obligación es la de presentar las cuentas respectivas, por medio de
una relación pormenorizada y completa del activo y el pasivo, en este caso de las
cantidades que la sociedad ha percibido y del destino dado a ellas. Por tanto, no existe
violación del artículo 155 del Código de Comercio. Sí se hubiere efectuado la asamblea
general ordinaria en la cual se hubieran rendido las cuentas de la administración de la
compañía, correspondía a la parte demandada haberlo demostrado en juicio, no
habiendo sido así, se ve impelida a rendir las cuentas correspondientes. La parte
accionada debe rendir cuentas al abrigo de la normativa procesal civil, que es la vía
adecuada. Los medios establecidos en el Código de Comercio para pedir cuentas a las
sociedades, no excluyen al instituido en el campo civil. Los artículos 159, 160 y 161
ibídem establecen la potestad que tienen los socios de una empresa para convocar a
asamblea de accionistas para conocer los asuntos de su interés, pero en ninguna forma
están proveyendo del mecanismo para solicitar la rendición de cuentas en detrimento
del procedimiento que establece el Código Procesal Civil, por lo que no se da la
violación acusada” (no. 968-F-2002, de las 15 horas 50 minutos del 11 de diciembre del
2002). De las anteriores citas se desprende, con toda claridad, que bien hizo el Ad
quem en acudir al ordinal 1218 del Código Civil, de aplicación supletoria en virtud del
ordinal 2 del Código de Comercio, para atender la solicitud de rendición de cuentas
pedida. Queda claro también, que el procedimiento de rendición de cuentas que
establece el artículo 173, en relación con los numerales 155 y 160, todos del Código de
Comercio, no excluye el derecho del accionista, en virtud del derecho de información
que como socio le asiste, de pretender la rendición de cuentas de los administradores
en la vía judicial, como ocurre en este caso. Por otro lado, el precepto 192 del Código
de Comercio, cuya trasgresión también se imputa al fallo recurrido, establece la
llamada acción social de responsabilidad, que tiene como finalidad la reintegración al
patrimonio de la sociedad del daño causado por los administradores. La legitimación
para su ejercicio, según dispone el propio artículo, corresponde a la sociedad que ha
sufrido el daño, de ahí que, siendo que en la especie la acción de responsabilidad la
emprendió el actor en su carácter de socio, no estando autorizado por la asamblea
general de accionistas para ello, no procedía el reconocimiento de los daños y
perjuicios pretendidos. Así lo entendieron los juzgadores de ambas instancias, razón
por la cual desestimaron el reclamo. No habiéndole causado el Tribunal un perjuicio a
la recurrente, al confirmar el rechazo de la pretensión indemnizatoria, por el contrario
le resultó favorable, carece el casacionista de legitimación para establecer el recurso
de casación respecto de la eventual falta de aplicación de la citada norma, acorde con
el ordinal 598 del Código Procesal Civil. En consecuencia, deberá rechazarse el recurso.

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IV. En mérito de lo expuesto, procede declarar sin lugar el presente recurso de
casación con sus costas a cargo del recurrente (artículo 611 del Código Procesal Civil).”

8. Convocatoria de la Asamblea General de Accionistas

[Sala Primera]x
Voto de mayoría

"III. La convocatoria a asamblea de accionistas, consiste en el llamado o la cita a los


socios para que concurran a un determinado lugar, en un día y hora previamente
señalados para conocer asuntos relacionados con el ente societario. Respecto a la
forma que debe revestir ese acto, el precepto 158 del Código de Comercio establece:
“La asamblea deberá ser convocada en la forma y por el funcionario u organismo que
se indica en la escritura social, y a falta de disposición expresa, por aviso publicado en
" La Gaceta”. Se prescindirá de la convocatoria cuando, estando reunida la totalidad de
los socios, acuerden celebrar asamblea y se conformen expresamente con que se
prescinda de dicho trámite, lo que se hará constar en el acta que habrán de firmar
todos.”(la negrita no es del original). En este caso, la escritura social no contempla
ninguna disposición sobre la forma en que debe realizarse la convocatoria, por ende,
se efectuó mediante aviso publicado en La Gaceta número 14 del 23 de julio de 1996,
tal como lo autoriza la norma transcrita. Sin embargo, el contenido de ese aviso suscita
la controversia, en tanto los juzgadores de ambas instancias estimaron que los
acuerdos que modificaron el pacto social en sus cláusulas quinta y sexta, son nulos
porque esos puntos no fueron especificados en la convocatoria. Combate el recurrente
ese argumento, estableciendo que la convocatoria y el orden del día son dos actos
distintos, y que si existe especificidad en el anuncio, pues se indicó en el apartado “2.
La modificación del pacto social.” Efectivamente, se trata de dos conceptos distintos,
tal como lo afirma el casacionista y como lo estableció expresamente el Tribunal, por
lo tanto cualquier discusión en torno a ese extremo resulta innecesaria. Ahora bien, lo
medular es el nexo o ligamen existente entre estos dos actos. La convocatoria, como
ya se dijo, consiste en el llamado que se hace a los socios para que concurran a una
asamblea, en un lugar y fecha predeterminados donde debe indicarse los aspectos a
tratar. Por otra parte, el orden del día estriba en los temas o agenda, sea, el programa
de los asuntos que han de ser tratados en la sesión, o más concretamente como lo
establece el numeral 163 del Código de Comercio, “El orden del día deberá contener la
relación de los asuntos que serán sometidos a la discusión y aprobación de la
asamblea, y será redactado por quien haga la convocatoria…” Indefectiblemente, en
esa invitación deben mencionarse los asuntos que han de ser tratados, pues los socios
requieren estar informados de ellos a efectos de decidir sobre su asistencia,
informarse para la discusión y la emisión de su voto, lo cual conlleva a la necesidad de
que la convocatoria sea clara, concreta y completa. Tales requerimientos impiden

26
aceptar las vagas referencias “1.Todo lo relacionado con el artículo 155 del Código de
Comercio. 2. Modificación del pacto social,” ya que no revelan a los socios las
cuestiones puntuales a conocerse en la asamblea; y autorizaría la inclusión en la
agenda de cualquier cambio al pacto social, impidiéndoles la posibilidad de instruirse
sobre aquellos aspectos que resulten de su interés, perdiendo el sentido del aviso de
convocatoria cuando refiere a los puntos a tratar en la asamblea. Debe indicarse que
contrario a su dicho, no se indicó en esa invitación que se iba a discutir, proponer o
acordar estrategias y acciones para reactivar económicamente la sociedad, para
cumplir su fin turístico. Evidentemente, el actor encuentra perjuicio en los cambios
introducidos al pacto social, por lo que debió ser enterado de tal intención, para que
decidiera, de acuerdo a sus intereses, el asistir o no. Así las cosas, bien se ha resuelto al
decretar la nulidad de ese acuerdo de conformidad a lo dispuesto en el artículo 176
inciso b) del Código de Comercio."

9. Actividad Judicial No Contenciosa y la Oposición a la Convocatoria de


Asamblea de Accionistas

[Tribunal Primero Civil]xi


Voto de mayoría

“I. En la resolución recurrida ante la oposición de la requerida Yamber Sociedad


Anónima el juzgado aquo dispone dar por terminado este proceso de actividad judicial
no contenciosa y remite a las partes a la vía legal correspondiente. Con ese
pronunciamiento se muestra inconforme la promovente. Alega que ese procedimiento
está previsto para el caso de que los administradores no quieran hacer la convocatoria,
es decir, se trata de un caso en que hay una suerte de contención inicial. Expresa que
la remisión a la vía correspondiente lo es cuando se opone alguien con derecho para
hacerlo, derecho que no le asiste a Yamber Sociedad Anónima, pues su negativa es
solo un intento por obstaculizar el ejercicio de un derecho societario fundamental.
Expone que lo mismo sucede con la solicitud de auditoria, que está prevista para el
caso de que se estorbe en forma injustificada el ejercicio de ese derecho.

II. En el auto apelado el Juzgado aquo decreta la terminación del proceso y remite a las
partes a la vía procesal contenciosa. Se sustenta para ello en lo dispuesto por el
numeral 821 del Código Procesal Civil, en cuanto dice que tratándose de procesos de
actividad judicial no contenciosa, en caso de existir oposición debe remitirse a las
partes a uno de los procesos contenciosos. La solución dada por el aquo, no la
comparte este Tribunal. El artículo 161 del Código de Comercio dispone: “En los casos
de los dos artículos anteriores, si los administradores rehusaren hacer la convocatoria,
o no la hicieren dentro de los quince días siguientes a aquél en que hayan recibido la
solicitud, ésta se formulará ante un juez competente para que haga la convocatoria,

27
previo traslado de la petición a los administradores y siguiendo los trámites
establecidos para los actos de jurisdicción voluntaria.” Hay que destacar que el Código
de Comercio rige a partir del 1 de junio de 1964. Desde esa perspectiva, no cabe duda
que la remisión que hace a la “jurisdicción voluntaria”, lo es a la normativa del Código
de Procedimientos Civiles que estuvo vigente hasta el 3 de mayo de 1990. El artículo
708 del Código de Procedimientos Civiles decía: “Si a la solicitud se hiciere oposición
por alguno que tenga interés en el asunto, se hará contencioso el expediente, sin
alterar la situación que tuvieren los interesados al tiempo de ser incoado y lo que fuere
objeto de él, y se sujetará a los trámites establecidos para el juicio que corresponda
según la cuantía….”. No cabe duda que durante la vigencia de esa legislación, hoy
derogada, las disposiciones sobre jurisdicción voluntaria (Artículos 702 y siguientes del
Código de Procedimientos Civiles), tenían como característica que estaban previstas
para dilucidar el conflicto y resolver la controversia en el mismo proceso. A esa
conclusión se llega si se toma en cuenta que dicho artículo (708) es copia casi exacta
del numeral 1817 de la Ley de Enjuiciamiento Civil española de 1881, respecto de la
cual decía la doctrina: “…en caso de oposición declara contencioso el expediente y lo
transforma, con la misma situación personal, en el juicio o proceso que corresponda…”.
(Guap, Jaime, Derecho Procesal Civil, 4ª Ed., Tomo II, Editorial Civiltas, Madrid, 1998,
pág. 740). A partir de mayo de 1990, con la promulgación del Código Procesal Civil,
desapareció la jurisdicción voluntaria y surgió lo que hoy se denomina actividad judicial
no contenciosa. A partir de ese momento el artículo 821 dice: “Si a la solicitud se
opusiere alguien con derecho para hacerlo, se dará por terminado el proceso, y las
partes deberán discutir sus pretensiones en la vía que corresponda. Esta norma no es
aplicable al proceso sucesorio ni al divorcio o separación por mutuo consentimiento.”
Surge la interrogante: ¿cuál fue la intención del legislador del Código de Comercio al
remitir al proceso de jurisdicción voluntaria? Lo que pretendió fue que la solicitud de
convocatoria a asamblea se tramitara y resolviera en el mismo proceso de jurisdicción
voluntaria, aunque para ello fuera necesario aplicar normas de los procesos
contenciosos en caso de oposición. Esa fue la intención, porque ese era el sentido que
tenía la norma procesal civil en ese momento. ¿De acuerdo a lo que dice hoy el
numeral 821 del Código Procesal Civil, es posible resolver sobre la procedencia o no de
la convocatoria a asamblea de socios en el mismo expediente de actividad judicial no
contenciosa? La respuesta debe ser positiva; el principio de acceso a la jurisdicción
exige interpretar de esa forma. No se desconoce la doctrina procesal sobre la
naturaleza y la razón de la actividad judicial no contenciosa; no obstante, el legislador
costarricense no se ajustó en forma estricta a esa doctrina. En nuestra legislación, en
algunos supuestos es posible el contradictorio y una resolución de fondo sobre la
controversia, aunque se trate de un proceso de actividad judicial no contenciosa. Así lo
establece la norma general contenida en el artículo 820 del Código Procesal Civil que
establece el procedimiento, en el cual se prevé la práctica de pruebas. El mismo
artículo 821 ibídem, excluye la terminación del proceso por motivo de oposición en el

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caso del proceso sucesorio (el proceso de actividad judicial no contenciosa más
contencioso que existe) y del divorcio o separación por mutuo consentimiento.
Legislativamente se reconoció lo que la doctrina procesal también acepta: que existen
solicitudes de esta naturaleza en que la oposición se presupone y que la remisión al
proceso contencioso no es conveniente en los supuestos de oposición implícita. (Véase
al respecto, Montero Aroca, Juan y otros, Derecho Jurisdiccional II (Proceso Civil.
Conforme a la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil), 9ª ed., Valencia, Edit. Tirant lo
blanch, 2000, págs. 895 a 910). En todo caso es un principio de nuestra legislación, que
las normas deben interpretarse según el sentido propio de sus palabras, en relación
con el contexto, los antecedentes históricos y legislativos y la realidad social del
tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo fundamentalmente al espíritu y
finalidad de ellas (Artículo 10 del Código Civil). Es cierto que el artículo 821 del Código
Procesal Civil no excluye la aplicación de esa disposición a un supuesto como el que
aquí nos ocupa, sin embargo hay razones lógicas e históricas para entender que así
debe ser. La razón lógica es que, presumiblemente, en toda gestión de esta naturaleza,
alguna persona se manifestará en contra. La oposición se presume. Si en un caso como
el presente concluyeramos como lo hace el aquo la normativa carecería de sentido,
pues bastaría la mínima oposición para enervar el derecho a pedir la convocatoria.
Como consecuencia de lo que se viene diciendo, se impone anular la resolución
impugnada, para que la autoridad competente, atendiendo a lo que consta en el
expediente, determine si procede lo solicitado.”

10. La Protocolización del Acta de la Asamblea de Socios

[Sala Primera]xii
Voto de mayoría

"IV. Para su inscripción en el Registro Público, esencial e insoslayablemente, los actos o


contratos deben observar ciertas exigencias contempladas en el ordenamiento
jurídico, de manera que la ausencia de alguna de ellas, implica la no inscripción del
documento contentivo del acto o contrato. Los registradores, al respecto, se
encuentran en la obligación de velar porque se haya dado el estricto cumplimiento de
todos y cada uno de esos requisitos; caso contrario, por imperativo legal, deben
denegar la inscripción del documento correspondiente. En el sublite, la protocolización
del acta de asamblea de socios de "Huertas Tropicales Limitada", no se ajustó a lo
dispuesto por el artículo 174 del Código de Comercio, pues omitió el Notario indicar la
hora y fecha de su celebración, si fue firmada por las personas obligadas a hacerlo, y,
asimismo, omitió acreditar su asentamiento en el libro de actas respectivo. Tales
pretericiones invalidan y tornan ineficaz la asamblea de comentario e imposibilitan la
inscripción del testimonio de la escritura en que fue protocolizada. Según alega el
recurrente, en el fallo impugnado, se tuvo por comprobado el incumplimiento de los

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requisitos apuntados en el considerando precedente, sin soporte probatorio de
ninguna especie, valga decir, sin que el ocursante aportara prueba al respecto. En
relación, precisa señalar que la falta de los referidos requisitos se deriva y consta del
propio testimonio de escritura por él emitido. En efecto, la lectura de ese documento
pone de manifiesto que los defectos señalados por el Registro en realidad existen. El
testimonio de escritura no indica la fecha de realización de la asamblea cuya acta de se
protocolizó; asimismo no se da fe ahí de la firma de las personas obligadas a plasmarla,
ni de la consignación de aquélla en el libro de actas correspondiente, a todo lo cual se
encontraba obligado el Notario por el artículo 174 ya citado del Código de Comercio,
según el cual las asambleas de accionistas deben asentarse en el libro respectivo y ser
firmadas por el presidente y secretario de la asamblea. Por otro lado, el ordinal 79 de
la Ley Orgánica de Notariado, prescribe, respecto a la protocolización de actas, que "la
introducción consistirá en la constancia del Notario de que en virtud de comisión, se le
ha ordenado, encargado o solicitado la inserción en el protocolo, de aquella
documentación que copiará fiel y literalmente." Al relacionar pues dichas disposiciones
legales, derívase la obligación del cartulario de dar fe notarial de que el acta sujeta a
protocolización, se halla asentada en el libro de actas, y de copiar "fiel y literalmente"
la documentación deseada, todo lo cual implica consignar la hora y fecha de
celebración de la asamblea y la indicación de firmas de las personas que debieron
rubricarla. Por consiguiente, la omisión de tales requisitos de fe pública notarial, dada
su naturaleza, basta, por sí sola, para el rechazo de la inscripción, sin que para ello sea
menester demostrar, como se alega, el incumplimiento de otros hechos relacionados
con el acto profesional en cuestión."

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de utilizar el material indicado.

30
i
ASAMBLEA LEGISLATIVA. Ley 3284 del treinta de abril de 1964. Código de Comercio. Vigente
desde 27/05/1964. Versión de la norma 13 de 13 del 10/09/2012. Publicada en: Gaceta No 119
del 27/05/1964. Alcance: 27.

ii
RODRÍGUEZ ACEVEDO, Arturo y ROJAS CALDERÓN, José Joaquín. (1996). Lo que Usted debe
saber de las Sociedades Anónimas Laborales. ¿Cómo Funcionan?. Banco Popular y de
Desarrollo Comunal. San José, Costa Rica. P 22.

iii
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 732 de las once horas con
veinte minutos del treinta y uno de octubre de dos mil ocho. Expediente: 04-000683-0504-CI.

iv
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 1011 de las quince horas con
cincuenta y cinco minutos del veintiuno de diciembre de dos mil cinco. Expediente: 02-000973-
0184-CI.

v
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 521 de las once horas con
treinta y cinco minutos del veintiocho de agosto de dos mil tres. Expediente: 95-101176-0336-
CI.

vi
TRIBUNAL SEGUNDO CIVIL SECCIÓN PRIMERA. Sentencia 457 de las nueve horas del veintidós
de diciembre de dos mil. Expediente: 00-000321-0010-CI.

vii
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 293 de las quince horas con
veinte minutos del tres de octubre de mil novecientos noventa. Expediente: 90-000293-0004-
CI.

viii
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 328 de las catorce horas con
cuarenta y cinco minutos del once de junio de dos mil tres. Expediente: 00-002204-0180-CI.

ix
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 879 de las ocho horas con
veinte minutos del catorce de diciembre de dos mil siete. Expediente: 02-100192-0386-CI.

x
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 682 de las diez horas con
cuarenta y cinco minutos del veinte de septiembre de dos mil seis. Expediente: 96-100410-
0290-CI.

xi
TRIBUNAL PRIMERO CIVIL. Sentencia 443 de las ocho horas con veinticinco minutos del
veintiséis de mayo de dos mil diez. Expediente: 09-000198-0184-CI.

xii
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 1 de las catorce horas con
treinta minutos del tres de enero de mil novecientos noventa y dos. Expediente: 92-000001-
0004-NO.

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