Huracanes

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Origen

En cuanto al origen de los huracanes, el mecanismo más frecuente de formación de


estos fenómenos en el Atlántico se produce mediante ondas tropicales. Dichas ondas
comienzan como una alteración atmosférica, las cuales producen áreas de relativa baja
presión. Cabe destacar que estas suelen originarse en África Oriental a partir de mitad de
julio. En caso de darse condiciones idóneas para desarrollarse o mantenerse, las áreas de baja
presión comienzan a trasladarse de este a oeste, recibiendo apoyo de los vientos alisios. Al
llegar al océano Atlántico, la onda requiere de fuentes de energía tales como el calor y el
viento apropiados para ser el germen de un huracán, es decir, dar origen al huracán.
Concretamente, es imprescindible que la superficie del agua se encuentre por encima de los
27ºC ; la presencia de una capa densa de agua caliente en el océano; vientos de giro
horizontal a fin de generar la concentración de la tormenta; vientos que logran preservar su
fuerza y velocidad de manera constante en la medida en que suben desde la superficie del
océano (es importante destacar que el flujo de calor y humedad que contribuyen a la
formación del huracán pueden ser interrumpidos por variaciones del viento producidos por la
altura o por cortantes de viento); una concentración de nubes con carga de agua; y una
humedad relativamente alta existente en la atmósfera. Asimismo, estas condiciones deben
darse en latitudes adecuadas, por lo general, entre los paralelos 10° y 30° del hemisferio
norte. Esto se debe a que la rotación terrestre posibilita que los vientos pueden converger y
ascender en torno al área de baja presión.

En el momento en el que la onda tropical encuentra los requerimientos satisfechos, se


origina un área que ronda entre los 50 y 100 km donde comienzan a interactuar. De esta
manera, el área de baja presión genera que el aire húmedo y caliente proveniente del océano
suba y se enfríe, alimentando a las nubes. Dicha condensación del aire produce la liberación
de calor y la disminución de la presión sobre la superficie del océano, lo cual atrae mayor
humedad del océano e incrementa la tormenta. Así, los vientos convergen y ascienden dentro
del área de baja presión, girando en un sentido contrario a las agujas del reloj. Tan pronto
como la tormenta se torna más poderosa, el ojo del huracán, es decir, el área central que
ocupa hasta 10 km, se mantiene relativamente tranquilo. A su alrededor, se va formando la
pared del ojo, la cual está constituida por nubes densas donde se hallan los vientos más
intensos. Más allá, se encuentran las bandas nubosas en forma de espiral, lugar donde hay
más lluvias.

Por otro lado, la velocidad de los vientos determinan cuándo se puede llamar huracán
a un fenómeno. Al principio, es una depresión tropical, luego al aumentar la fuerza se
convierte en una tormenta tropical y pasa a ser un huracán al superar los 118 km por hora. A
continuación, se los clasifica en cinco categorías dependiendo de la velocidad sostenida del
viento. En el Atlántico, se utiliza la escala de vientos Saffir-Simpson para medir su fuerza
destructiva.
En lo que se refiere a eventos ocurridos en las últimas décadas, entre los más intensos
se hallan el huracán Patricia, Irma y Sandy.

En primer lugar, el huracán Patricia fue un ciclón tropical que se originó en el océano
Pacífico, al sur del golfo de Tehuantepec en México, en el año 2015. Este luego creció hasta
convertirse en el ciclón tropical más intenso registrado en el hemisferio occidental en cuanto
a presión atmosférica y fue el más fuerte globalmente en términos de viento máximo
sostenido. Este huracán de categoría 5 tuvo una velocidad del viento de unos 400 km por
hora.

En segundo lugar, el huracán Irma, tuvo lugar en 2017 y azotó una gran cantidad de
países tales como: Anguila, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Cuba, Haití, Puerto
Rico, República Dominicana, San Bartolomé, San Cristóbal y Nieves, San Martín, Islas
Turcas y Caicos, e Islas Vírgenes. Este ciclón tropical de categoría 5 y su velocidad de viento
alcanzó los 295 km por hora. A su vez, dejó un saldo de 47 muertos y 10 millones de
afectados según las cifras del OCHA.

Por último, el huracán Sandy fue el ciclón tropical más letal del 2012. Este huracán
golpeó a el Caribe, dejando un saldo de 54 muertos en Haití y 11 en Cuba. Posteriormente
azotó Estados Unidos con vientos intensos en regiones densamente pobladas tales como el
estado de Nueva Jersey y la ciudad de Nueva York. Allí, provocó alrededor de 200 muertes,
masivas inundaciones y dañó las infraestructuras. Este huracán de categoría 5, alcanzó una
velocidad del viento de 185 km por hora, un diámetro de 1800 km (mayor diámetro
registrado), y fue el segundo en causar más daños en Estados Unidos luego del huracán
Katrina, el cual aterrizó en Luisiana en 2005.

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