06 El Pasado Que No Pasa-Web
06 El Pasado Que No Pasa-Web
06 El Pasado Que No Pasa-Web
PASADO
QUE NO
PASA
LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
A LOS OCHENTA AÑOS DE
SU FINALIZACIÓN
EDUARDO HIGUERAS
ÁNGEL LUIS LÓPEZ VILLAVERDE
SERGIO NIEVES CHAVES
(COORD.)
El pasado que no pasa: la Guerra Civil española
a los ochenta años de su finalización
(Coordinadores)
Cuenca, 2020
EL PASADO QUE NO PASA: LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA A LOS OCHENTA AÑOS DE
SU FINALIZACIÓN
La Guerra civil española (1939-1936), 80 años después, Albacete, 29 y 30 de octubre de 2018 / coordi-
nado por, Eduardo Higueras Castañeda, Ángel Luis López Villaverde, Sergio Nieves Chaves.– Cuenca :
Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2020
520 p. ; 29,7 cm.– ( Jornadas y Congresos ; 26)
ISBN 978-84-9044-374-3
1. España – Historia 1936-1939 (Guerra civil) I. Higueras Castañeda, Eduardo, coord. II. López Villaver-
de, Ángel Luis. III. Nieves Chaves, Sergio IV. Universidad de Castilla-La Mancha, ed. V. Título VI. Serie
94(460)”1936/39”
NHD – 1DS3 – 3JK
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caciones a nivel nacional e internacional
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Presentación.............................................................................................................. 11
Ángel Luis López Villaverde, Eduardo Higueras Castañeda y Sergio Nieves Chaves
El frente de Granada: vida cotidiana y bombardeos aéreos y marítimos.................... 15
Francisco Jesús Martín Milán
Medios acorazados en la guerra civil española........................................................... 29
Juan Pastrana Piñero
Bombas que nunca mataron: el sabotaje pacífico durante la guerra civil española..... 43
Alfonso López García
Propaganda, música y sabotaje en la guerra civil española: canciones patrióticas
premiadas por la Junta Recaudatoria Civil de Zaragoza............................................ 57
Marco Antonio de la Ossa Martínez
La lucha en la retaguardia. La Brigada Terry, Madrid 1936....................................... 81
Robert Duró Fort
Burgos bajo sospecha: la investigación de los servicios secretos para desarticular un
posible complot contra Franco durante la guerra civil............................................... 97
Clara Sanz Hernando, Miguel A. Moreno Gallo y José María Chomón Serna
Una lenta e intensa agonía: el desgaste de la retaguardia republicana por el hambre
a través del abastecimiento de Madrid en el último año de la guerra (1938-1939).... 113
Ainhoa Campos Posada
La quinta columna en la retaguardia republicana de Cataluña.................................. 127
Javier Rodríguez Abengózar
La CNT y la Comarcal de Quintanar de la Orden, ¿Anarquistas o fascistas?........... 143
Vicente Torres Encinas
Octubre de 1934 en la represión de guerra y postguerra en Ciudad Real.................. 155
Juan Carlos Buitrago Oliver
Revolución, violencia, contrarrevolución: Almagro, 1936-1939*................................ 169
Ángel Luis López Villaverde
La justicia republicana durante la guerra civil: los tribunales Especial Popular y
Especial de Guardia de Cuenca................................................................................. 189
Sergio Nieves Chaves
La represión en grupo como búsqueda de la “ejemplaridad” y la coacción por la jus-
ticia del miedo........................................................................................................... 207
Esmeralda Muñoz Sánchez, María Sol Benito Santos
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Índice
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Índice
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La lucha en la retaguardia. La Brigada Terry, Madrid 1936
Robert Duró Fort
Universitat de Lleida
http://doi.org/10.18239/jornadas_2020.26.05
INTRODUCCIÓN
“Esta madrugada, el capitán Terry, con los funcionarios a sus órdenes, ha descubierto otra
estación de radio clandestina, que se hallaba en un sótano de la calle de Niceto Alcalá Zamora,
64”1. Esta noticia y otras similares aparecieron regularmente en la prensa republicana después
del fracaso de la insurrección militar del 18 de julio, especialmente entre los meses de agosto y
octubre de 1936. Los periódicos de Madrid ensalzaban las actuaciones de las fuerzas policiales
de la capital, encargadas de controlar la retaguardia, para elevar la moral de la población y minar
la de los partidarios del golpe que se escondían aguardando la llegada de las tropas rebeldes. Los
grupos más célebres y los que recibieron mayores elogios por parte de la prensa fueron la bri-
gada del Amanecer, la de García Atadell y la de los Linces de la República, cuyo sobrenombre
fue ideado precisamente por un periodista (PRESTON, 2011: 376). Eclipsada por la actuación
de estas brigadas, en ocasiones aparecía una noticia referente a la localización de alguna radio
clandestina por la brigada que “tan acertadamente dirige el capitán Sr. Terry”2. Pero ¿quién era
ese capitán Terry? y ¿a qué se dedicaba la brigada a sus órdenes?
El grupo del capitán Terry no ha sido hasta la fecha objeto de ninguna investigación académica
y solamente es mencionado muy ligeramente por el historiador Julius Ruiz (RUIZ, 2013:133).
Según la historiografía franquista, esta brigada no se diferenciaba del resto de las que actuaban
en la retaguardia madrileña, cometiendo saqueos, detenciones y asesinatos y cuyas actuaciones
fueron recogidas en la investigación de la Causa General en la pieza de checas. El objetivo de
esta ponencia es el de ir más allá de esta visión estereotipada y, analizando su creación y fun-
cionamiento, demostrar que la Brigada Terry no fue una checa y que además se diferenció de
otras organizaciones análogas, como las mencionadas anteriormente, de carácter estrictamente
represivo, por su actuación de índole técnica relacionada principalmente con los servicios de radio.
José Luis Terry Sacaluga, nacido en Cádiz en el año 1900, era capitán de artillería de la escala
de complemento, piloto de aviación e ingeniero mecánico. De ideología comunista, en 1936 estaba
empleado en la sección de motores del Parque Móvil de la Dirección General de Seguridad y de
1 ABC, 8/08/1936.
2 “Son descubiertas dos emisoras clandestinas”, La Libertad, 8/08/1936.
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Robert Duró Fort
los Ministerios Civiles3. Conocí la figura del capitán Terry de un modo casual, mientras realizaba
mi tesis doctoral sobre la cárcel de Lleida durante la Guerra Civil (DURÓ, 2012: 85-86, 95). Terry,
antifascista convencido, fue encarcelado en septiembre de 1937 por los propios republicanos, sin
ninguna acusación formal, recuperando la libertad en marzo de 19384. Durante su estancia en
prisión Terry redactó unas interesantes memorias en las que, para demostrar la injusticia de su
encarcelamiento, repasaba toda su biografía, destacando su contribución a los esfuerzos para ins-
taurar la República en España, su mantenimiento durante el bienio negro y su defensa después
del golpe de estado de 19365. Estas memorias fueron la base para iniciar una investigación sobre
este personaje, del que hace tiempo estoy elaborando una más que merecida biografía, aunque en
esta aproximación solo vamos a tratar su actuación al mando de la brigada que tomó su nombre.
Javier Cervera, en su tesis doctoral sobre la retaguardia de Madrid en guerra, concluye que
la República no supo entender la importancia de la retaguardia en una guerra como la que tenía
lugar en España y que nunca controló “la espalda” de los combatientes (CERVERA, 2002: 960).
Podría decirse, pues, que, a diferencia de sus enemigos, la República perdió la lucha por el con-
trol de la retaguardia. Esta es la historia de uno de los grupos que intentaron ganar esa batalla.
1. CREACIÓN Y FUNCIONAMIENTO
El día 18 de julio de 1936, después de la insurrección de una parte del ejército, José Luis Terry
se presentó, en calidad de militar de la escala de complemento, en el Ministerio de la Guerra
para ponerse a disposición del Gobierno legítimo. Allí le ordenaron que, puesto que trabajaba
en al Parque Móvil de Seguridad, se presentara ante el director general de Seguridad. La pri-
mera misión de Terry fue la de patrullar y sofocar la insurrección en los distintos cuarteles de
Madrid, incluido el de la Montaña, donde colaboró con el célebre teniente Moreno y el teniente
coronel Vidal. Después de la rendición del cuartel, Terry se instaló en el Paseo de la Castellana,
74, sede de las oficinas del Parque Móvil6. Además de las oficinas, allí se encontraban también
los servicios de radiotelegrafia del parque. Mediante una estación receptora de radio, Terry
empezó a captar los mensajes del enemigo7. No podemos establecer si Terry empezó a captar
las comunicaciones por iniciativa propia o bien siguiendo órdenes, pero, según sus memorias,
esta tarea la inició en solitario, hasta que al cabo de unos días instruyó en el manejo del aparato
de radio a un chofer del parque apellidado Zayas. Así pues, la elección de la sede de lo que más
adelante sería la brigada respondió a la motivación concreta de aprovechar la infraestructura
de la Sección de Radio del Parque Móvil para captar las comunicaciones enemigas y poder
informar de su contendido a la Dirección General de Seguridad (DGS).
Como jefe de facto de estos servicios de radio, Terry fue incorporando a elementos leales
para proseguir con su tarea, principalmente guardias de asalto, vigilantes conductores del Parque
3 Una breve biografía de Terry puede encontrarse en Fundación Pablo Iglesias (2018). Diccionario bio-
gráfico del socialismo español. <http://www.fpabloiglesias.es/archivo-y-biblioteca/diccionario-biografico/
biografias/18296_terry-sacaluga-jose-luis> [Consultado: 10 de septiembre de 2018].
4 Terry, entonces destinado en Barcelona, fue detenido a causa de unos informes que había realizado y
enviado a la Dirección General de Seguridad sobre unos oficiales de aviación destinados en Lleida.
5 “Mi vida desde mi nacimiento en Cádiz el 3 de febrero de 1900 hasta la fecha 5 de octubre de 1937 en el
Preventorio Judicial de Lérida”, Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH), PS-Barcelona,
815/1. El documento consta de 72 páginas mecanografiadas. Anecdóticamente cabe destacar que las auto-
ridades franquistas anotaron en la primera página del documento el calificativo de “comunista malo”.
6 Este edificio era uno de los últimos del Paseo de la Castellana, situado antes del Museo de Ciencias Natu-
rales. Los talleres y garajes del Parque Móvil estaban situados en la misma manzana, en la parte posterior,
en la calle Álvarez de Baena 5 y 7. Sobre el Parque Móvil véase “El Parque Móvil de Ministerios Civiles,
Vigilancia y Seguridad”, Blanco y Negro, 24/11/1935.
7 Sobre los servicios de radio del Parque Móvil véase VILLALÓN, Luís de, “Se pretende que la Policía
española sea una de las mejor dotadas del mundo”, Blanco y Negro, 02/09/1934.
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La lucha en la retaguardia. La Brigada Terry, Madrid 1936
Móvil, algún obrero de sus talleres y miembros de organizaciones políticas y sindicales antifas-
cistas que estaban en contacto con el capitán, como los miembros del Ateneo de la CNT de
las Cuarenta Fanegas (Chamartín), los de la JSU del Radio 8, Sección “Juanita Rico” y diversos
integrantes del Partido Comunista, la FAI y la UGT8. Terry explica en sus memorias que efec-
tuó su labor “no teniendo el mencionado camarada jefe ni un solo ayudante profesional pues
todo su grupo lo integraba aparte de doce o catorce de Asalto entre ellos conductores incluidos,
sino compañeros del pueblo de las organizaciones sindicales” añadiendo que “por tanto no era
personal profesional”9. Así pues, debemos suponer que Terry era el jefe que dependía de la DGS,
y que conformó su grupo con los elementos de los que pudo disponer en esos momentos, si
tenemos en cuenta que los militares y agentes de la ley, en su gran mayoría, o bien se habían
pasado a los sublevados o bien eran sospechosos de ser simpatizantes de los mismos. Incluso
el propio director general de Seguridad, Manuel Muñoz Martínez, reconoció que no podía
confiar en el personal a sus órdenes (PRESTON, 2011: 375).
Las actividades que realizaba el grupo eran diversas. A parte del servicio de escucha radiofó-
nica, que captaba las comunicaciones del enemigo, pronto se instalaron por parte de la brigada
unos observatorios aéreos repartidos por la capital, con la finalidad de prevenir los ataques de
la aviación, con anterioridad a la existencia de la DECA (Defensa Especial Contra Aeronaves).
Estos observatorios y otros nuevos fueron utilizados durante la batalla de Madrid para vigilar
el movimiento de las tropas enemigas. También empezó la labor de detección y localización de
radios clandestinas utilizadas para comunicarse con los sublevados o para recibir sus noticias y
consignas, y se realizaba un resumen de las noticias internacionales sobre la guerra.
Aunque estaba directamente a las órdenes de la DGS, y aprovechó la infraestructura de radio
del Parque Móvil, la Brigada Terry, si no nació fruto de la iniciativa de su organizador, diversificó
al menos su actuación gracias a sus conocimientos técnicos y militares10. Así parece confirmarlo el
propio director general de Seguridad, en una declaración de 1942, cuando afirma que: “La Brigada
Terry, se dedicaba a localizar emisoras clandestinas, Terry había sido oficial de complemento de
Artillería, y al principio de la revolución tenía en Madrid según manifestaba, establecidos pues-
tos de observación para advertir la proximidad de los aviones”11. De esta declaración se deduce
que Terry estableció los observatorios aéreos por iniciativa propia y no por una orden superior,
seguramente debido a su experiencia militar como artillero y piloto aviador, condición última no
mencionada por el director general. En cambio, Julius Ruiz afirma que “la Dirección General
de Seguridad estableció una unidad de vigilancia aérea bajo el mando del capitán de asalto José
Luis Terry, comunista y antiguo piloto” (RUIZ, 2013: 133), sin mencionar la tarea de detección de
radios y escucha radiotelegráfica que realizaba la brigada y que representaba la actividad principal
de la misma. Básicamente, la mención que Ruiz hace de la unidad de Terry sirve para ilustrar la
creencia existente entre la población madrileña que los quintacolumnistas dirigían con señales
los ataques de la aviación franquista sobre la capital, obviando que la vigilancia aérea tenía como
finalidad el aviso de los bombardeos a la población civil.
Con relación a la localización de radios clandestinas, la prensa madrileña pronto se hizo eco
de la actuación de esta brigada. El diario ABC publicaba el 8 de agosto de 1936: “La brigada
destinada por la Dirección General de Seguridad a localizar las radios clandestinas, brigada que
dirige el capitán Sr. Tierry [sic], consiguió localizar ayer una de estas radios, instalada en un piso
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Robert Duró Fort
de la casa número 50 de la calle de Goya”12. Las mismas noticias también eran publicadas en
los periódicos La Voz, La Libertad, Ahora, El Socialista o La Vanguardia13. En ellas se informaba
del hallazgo de otras radios en las calles de Almagro, del Pilar de Zaragoza y del Bosque. Pero
el nombre de Terry había aparecido, suponemos que a causa de un error, anteriormente en la
misma prensa cuando se comunicó que este, adscrito a la Sección de Radio de la DGS, había
sido detenido por sospechoso el 31 de julio de 193614. La noticia fue reproducida por diversos
periódicos nacionales como Solidaridad Obrera, La Publicitat, El Liberal o La Voz los días 31 de
julio y 1 de agosto, y también por los rotativos franceses l’Express du Midi, el día 2, o Le Temps,
el día 3. Aunque no hemos encontrado ninguna otra referencia al respecto, suponemos que
se trató de un error o bien la detención fue muy breve, puesto que a principios de agosto su
nombre volvía a aparecer en las noticias sobre incautaciones de radios.
El día 23 de agosto de 1936, la actividad de la brigada se oficializó con el nombramiento de
Terry como Jefe de los Servicios de Radio e Investigación Facultativa de la Dirección General de
Seguridad15. Esta sería pues la denominación oficial de la organización conocida como “Brigada
Terry”, un nombre que, por otra parte, no solían utilizar sus integrantes que se denominaban
a sí mismos como miembros del “grupo del capitán Terry”16.
En referencia a los componentes del grupo, el número de sus efectivos aumentó desde su
creación y en el mes de diciembre de 1936, después del traslado del Gobierno de la República a
Valencia, se creó una nueva sección en aquella ciudad. Con las actas de las reuniones de los dos
grupos hemos elaborado el siguiente cuadro con el nombre de sus integrantes y la indicación
de si pertenecían al cuerpo de Asalto (A) o bien a organizaciones políticas y sindicales17. Seis de
los nombres de este cuadro, Manuel y Francisco Sevilleja, Juan Varela, Antonio Casado, Luís
Ferriz y Germán López están duplicados, por lo que creemos que, a pesar de ser miembros
de la sección de Madrid, probablemente se desplazaron a Valencia para formar parte de una
reunión conjunta de ambos grupos.
Grupo de Madrid
Federico Arribas García Antonio Mesa Luís Ferriz Sanz
Tomás Rovina Peña José Fraga Iglesias Germán López Martín
José Gómez Rafael Sánchez Juan Varela
Pedro Barriada Pastor Manuel Montero Sebastián Francisco Sevilleja Regadera
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La lucha en la retaguardia. La Brigada Terry, Madrid 1936
Grupo de Madrid
Manuel Sevilleja Regadera Roberto Sánchez Díaz-Santos Maria Paz Martín Blazquez
Darío Pérez González Basilio Aragoneses Heredia J. Vince
José Trinchant Morlan
Grupo de Valencia
Epifanio Hidalgo Polo (A) Ángel Illana Lázaro UGT Antonio Navarro Martínez UGT
Antonio Ruisanchez Llora (A) Jerónimo Maroto Valdivieso FAI José González Barranco UGT
Luís Ferriz Sanz (A) Juan Tirado Martínez CNT Román Paniagua UGT
Juan José Díaz Ufano (A) Antonio Millán Sancho CNT Esteban Aragoneses Heredia JU
Luís Casado Camacho (A) Ángel Borge Garron UGT Santiago Alonso González FAI
Vicente Alonso Salinas (A) Manuel Barahona Via FAI Víctor Pages Illan UGT
Jacinto Esteban Plaza (A) Juan José Varela Vázquez CNT Vicente Herrero Aparicio PC
Antonio Casado Camacho (A) Francisco Sevilleja Regadera JU Germán López Martín FAI
Eduardo Hidalgo Polo (A) Saturnino Antonio Mesa Cid PS León Acevedo Sánchez FAI
Juan Oreja Carrero (A) Francisco Alonso González FAI Justo Gil Chana UGT
Pedro Rueda San José (A) Eulogio López FAI José Castillo Terceño FAI
Joaquín Hernández Manuel Fernández Rodríguez Vicente Barriada Pastor PC
UGT
Manuel Lavado Luís Cabriada Pérez UGT Manuel Cadenas UGT
Manuel Sevilleja Regadera JU
En febrero de 1940, el policía Fabián Rozas Benito, destinado en 1937 a las órdenes de
Terry, comunicó a las autoridades franquistas el nombre de todos los miembros de la brigada.
A parte de los mencionados en el cuadro anterior, Rozas facilitaba los siguientes nombres
que había obtenido de la documentación encontrada en las oficinas del grupo: Santiago
Alonso González, Manuel Cárdenas Tejero, Ramón Sancho López, Francisco Alonso Gon-
zález, Luís Salas Rubio, Aurelio Burgos Fernández, Julio Iñigo González, Nicolás Navarro,
Segundo Santamaría, Rafael Rodríguez, Eduardo Serrano, Santiago Susiac, Antonio Varela,
Roberto Sánchez, José Robina, Alfonso Albendez R, Miguel Osorio, Francisco Sancho
M, Domingo Morales Ariza, Jesús González M, José Delgado Barrios, José María Gallo,
Carmelo Asensio Candel, Antonio Herrera Doménech, Francisco Alfaro Renom, Francisco
Villar Pérez, Pedro Salas Lacaste (o Lacosta), Antonio Martínez, Basilio Heredia, Joaquín
Vivas, José Serrano, Fernando García, Juan del Amo, Paulina Castillo Alonso, Sara Muñoz
Arconada y finalmente la alemana Bárbara Muller, que según Rozas era la secretaria personal
de Terry y, posteriormente, se convirtió en su pareja19.
Respecto al funcionamiento del grupo, aunque su jefe era el capitán Terry, en una reunión
de todos los integrantes del mismo, celebrada el 25 de diciembre de 1936, “con el fin de rectificar
19 Archivo General e Histórico de la Defensa (AGHD), Fondo: Madrid, Sumario 21.546, legajo 5.523.
Barbara Muller era una comunista alemana casada desde 1933 con el español Recaredo del Potro Otero,
asesinado en la zona franquista en agosto de 1936. Muller luchó como miliciana en el frente de Somosierra
en el inicio de la guerra, donde fue entrevistada por la periodista francesa Andrée Viollis. Su fotografía
apareció en diversos periódicos, entre ellos en ABC, 5/08/1936 y Ahora. 7/08/1936. Después de enviudar,
Muller se convirtió en pareja de José Luis Terry y al finalizar la guerra partieron juntos hacia el exilio.
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Robert Duró Fort
o ratificar el proceder, valor, honradez y lealtad de los Compañeros y Camaradas del Grupo
tanto de Asalto, como de las Organizaciones Obreras componentes del mismo” se acordó
ratificar en el mando al citado capitán20. En el acta de la reunión se elogiaba también su lide-
razgo diciendo que “toda la organización de este Grupo, debida al referido camarada Terry,
funciona a la perfección y cada día asimilando cuanto de nuevo en materia de guerra existe
este Camarada trata por todos los medios de que continuemos con los medios y conocimientos
guerreros más modernos”. Así pues, debemos considerar la formación militar de Terry como un
factor determinante en el desarrollo del grupo. Pero aparte de su liderazgo jerárquico, debido
a su nombramiento por la DGS, fueron sus cualidades técnicas, comentadas anteriormente,
y también las humanas, las que hicieron que fuera considerado también el líder moral de la
organización. En una reunión del día 21 de diciembre de 1936, del grupo de Madrid, se elogiaba
del siguiente modo al comandante Terry21:
ha hecho todo lo posible aun [sic] exagerando la nota con el Director General y demas [sic]
para conseguir alimentos, sueldos y necesidades del grupo no siendo atendido en ningun [sic]
caso hasta la fecha mas que con su sueldo que ha ganado el referido Jefe quien ni una sola vez
se ha negado y si por el contrario nos ha entregado de su bolsillo particular las cantidades que
le hemos pedido incluso las mensualidades completas no habiendole [sic] devuelto un solo
centimo [sic] por no haberlo permitido el referido camarada Jefe, estamos satisfechisimos
[sic] de la actuación personal de este camarada quien ni un solo momento ha dejado de tra-
bajar en pro de la causa enseñandonos [sic] y estimulandonos [sic] incluso en los momentos
de maximo [sic] peligro demostrandonos [sic] un afecto de hermano nuevo en nuestra vida
como lo es nueva también la causa que defendemos.
2. LA VISIÓN FRANQUISTA
Pese a depender directamente de la DGS y efectuar actividades relacionadas con el servicio
de radio y observación aérea, de carácter básicamente técnico, el grupo del capitán Terry fue
calificado como una checa por la justicia franquista en la investigación de la Causa General22.
Esta definición no se correspondería con la utilizada por Javier Cervera (CERVERA, 1995:
65) y formulada por Peter Wyden, que hace referencia a “los cuerpos de investigación creados
por los partidos políticos y sindicatos de izquierdas en las grandes ciudades de la retaguardia
al fracasar el pronunciamiento militar de julio de 1936”. Así pues según esta definición la Bri-
gada Terry no sería una checa, como tampoco lo serían, según Cervera, otros grupos como el
Departamento Especial de Información del Estado (DEDIDE), la brigada de García Atadell,
la de Los Linces de la República o la brigada del Amanecer. El uso de este término “checa”,
además, tal y como afirma Fernando Jiménez Herrera, era utilizado por el franquismo para
deslegitimar a la República y “equiparar a todos los ateneos, radios y casas del pueblo como
instrumentos de terror y violencia” ( JIMÉNEZ, 2018: 18).
Según la Causa General la Brigada Terry “desde el principio de la guerra se dedicó a realizar
detenciones, robos y asesinatos” y su funcionamiento era el que se describe a continuación:
Los detenidos eran conducidos a Castellana 74, oficinas del Parque Móvil, donde comparecían
ante el capitán Terry, y una vez interrogados, los clasificaba, mandando fueran conducidos
los que condenaba a muerte a las checas de Castellana, 72 y Comendadoras, que pertenecían
a la JSU, utilizando para los paseos un coche marca EXXES [Essex], propiedad de Alcalá
Zamora, en el que tenían puesto en los laterales un letrero que decía “dale caña” frase que
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La lucha en la retaguardia. La Brigada Terry, Madrid 1936
servía a los del grupo de consigna para saber los que habían de ser asesinados. En cuanto a
los saqueos, dedicaban su mayor atención a joyas de gran valor que entre ellos se repartían,
reservándose la mayor parte el tan repetido capitán TERRY. De este individuo se sabe que
organizó y dirigió la denominada “radio fantasma de Valladolid” y estuvo al frente del servicio
de defensa antiaerea [sic] hasta que marchó aproximadamente en noviembre del año 1936 a
Valencia, donde siguió actuando de forma semejante a la que había realizado en Madrid23.
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Robert Duró Fort
Es importante resaltar que la gran mayoría de los detenidos fueron conducidos después
de su arresto a la DGS, a una comisaría de policía o bien a una cárcel, en contra de lo que se
afirma en la Causa General. En todo caso no sabemos con certeza si los detenidos que fueron
conducidos a otros centros como la denominada checa de Comendadoras, o a la de Fomento, lo
fueron oficialmente por la brigada o por algunos de sus miembros que formaban parte también
de otras organizaciones, como veremos más adelante. Si bien es cierto que varios detenidos por
el grupo de Terry acabaron asesinados, excepto algún caso, su muerte se produjo después que
fueran legalmente encarcelados y fueron víctimas de “paseos” o de sacas de cárceles después
que hubieran sido entregados a las autoridades competentes26.
En cuanto a la identidad de los detenidos, los primeros correspondían a elementos dere-
chistas del Parque Móvil de la DGS y fuera de él a otras personas consideradas partidarias o
simpatizantes de los sublevados. Precisamente, a partir de la declaración de un trabajador del
Parque Móvil, Rafael Gomis Bermúdez, se abrió una pieza separada en la pieza de Checas de la
Causa General para investigar la actuación de la Brigada Terry. En esta declaración Bermúdez
daba cuenta de los trabajadores del Parque Móvil que habían sido detenidos por Terry, relacio-
nados en el cuadro anterior, entre los que se encontraban su padre y su hermano, Juan Gomis
Verdejo y Juan Gomis Bermúdez. Estas detenciones se debían, seguramente, al hecho que la
Brigada Terry operaba en el mismo parque y conocía a sus elementos derechistas o bien porque
recibió indicaciones sobre los mismos para proceder a su detención. Estas órdenes seguramente
procedían del comité depurador del Parque Móvil, formado por sus trabajadores, al que no
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La lucha en la retaguardia. La Brigada Terry, Madrid 1936
perteneció Terry, y que despidió a los obreros y funcionarios de significación derechista27. Entre
otras detenciones practicadas por la brigada, ajenas al Parque Móvil, y motivadas por la afinidad
con los sublevados encontramos la del guardia civil Mauricio Arranz Haro, y su hijo, militante
de Falange, José Arranz Sebastián. También fueron detenidos los falangistas García Noblejas,
padre e hijo, o el comisario de policía Enrique García Mejías. El caso de este último vuelve a
poner de manifiesto que el procedimiento del grupo de Terry, en lo que atañe a las detenciones,
no era el que se describe en la Causa General. García Mejías había sido denunciado por fas-
cista por la portera de su casa. Aunque no se especifica quién lo detuvo, fue conducido ante el
capitán Terry en su oficina del Paseo de la Castellana. Según la propia declaración del policía,
Terry consultó por teléfono con el comisario general de Vigilancia, Carreras Villanueva, qué
debía hacer con el detenido y acordaron trasladarlo a la DGS28.
De todos los detenidos, únicamente Rafael Terroba Ortiz, Antonio Terroba Ibars y Vicente
Latorre Monfort no consta que fuesen trasladados a la DGS o a ningún otro centro oficial y
en cambio fueron hallados muertos víctimas de un “paseo” o desaparecido, como en el caso de
Vicente Latorre29. También según las informaciones franquistas, se asesinó a dos miembros
del grupo: José Tablón, al que mataron a causa de una disputa por el reparto de unos bienes
incautados y un tal Maroto30. Según el testigo ya referenciado Fabián Rozas, el tal Maroto sería
el miembro del grupo Jerónimo Maroto Valdivieso, que en ningún caso fue asesinado, puesto
que en septiembre de 1938 fue sentenciado por un tribunal republicano a 12 años de condena
en un batallón disciplinario31.
El caso concreto de otro detenido, Carlos Ruiz del Castillo, vocal del Tribunal de Garantías
Constitucionales, nos permite conocer el motivo de su detención. Ruiz fue detenido el 6 de
agosto de 1936 después de un registro que la brigada llevó a cabo en el edificio donde vivía, en
la calle Salas número 5, juntamente con agentes de policía de la comisaría de Cuatro Caminos.
El registro se realizó porque la noche anterior al mismo se habían producido disparos desde la
azotea del edificio. En el domicilio de Ruiz se encontraron unas panoplias con armas antiguas
propiedad del dueño del inmueble, el marqués de González de Castejón32. Ruiz y el adminis-
trador de la finca, Gabriel Jato Hernández, fueron detenidos y trasladados a la Comisaría de
Cuatro Caminos, de allí a la DGS y finalmente a la cárcel Modelo para quedar posteriormente
en libertad por orden del juzgado instructor.
Curiosamente, uno de los detenidos pasó a formar parte de la brigada. Este es el caso del
agente de policía Federico Fernández López, amigo del también detenido Cándido Rodríguez
de Celis, quien a las pocas horas fue puesto en libertad por el mismo Terry con la condición
de que se incorporase a su grupo33.
La calificación del grupo de Terry como una checa se debe, seguramente, al hecho que varios
de sus integrantes lo eran también del Radio 8 de las JSU “Juanita Rico” que actuó en la checa de
Comendadoras, como los hermanos Francisco y Manuel Sevilleja Regadera, Germán, Vicente
y Pedro Barriada Pastor, Esteban Aragoneses Heredia, Gervasio Galán Puerto, Joaquín Vivas
27 AHN, Causa General, caja 1520, exp. 1.
28 AHN, Causa General, caja 1535, exp. 88.
29 “Declaración del testigo Maria Luisa Conde Vázquez”, AHN, Causa General, 1505,exp. 3.
30 Hemos podido localizar la inscripción de defunción de José Tablón Carreño en el Registro Civil de
Madrid, Sección 3ª, volumen 85-2, p. 174, practicada el 25/09/1936 y en la que no se hace ninguna men-
ción a los autores ni las circunstancias de su muerte salvo la indicación que su fallecimiento fue debido a
una hemorragia.
31 La Vanguardia, 24/09/1938.
32 CDMH, PS-Madrid, caja 1677, exp. 56. Sin que hayamos podido establecer otra conexión, el marqués de
González de Castejón era también el propietario del edificio de Castellana 72 ocupado por el grupo de
Terry.
33 AHGD, Fondo: Madrid, Sumario 1.993, legajo 3.131.
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Robert Duró Fort
Pérez, Roberto Sánchez Díaz-Santos, Darío Pérez González y Eduardo Serrano Martínez34.
Dicho esto, tendríamos que esclarecer si los detenidos por alguna de estas personas lo fueron
en nombre de la brigada o del círculo socialista al que también pertenecían. Este podría ser el
caso de la detención de Julián Segoviano Núñez, efectuada el 27 de agosto de 1936 por Carlos
Herrera Coca, y de la que no se responsabilizó al grupo de Terry35. O también el caso de Vicente
Barriada, que conducía el vehículo que se llevó detenido al falangista Florencio Sanz Diéguez,
asesinado el 21 de agosto y cuya muerte tampoco se imputó a la brigada36.
El estudio de los consejos de guerra incoados a los miembros de la brigada de Terry des-
pués de 1939, nos permite saber que la gran mayoría de los condenados a muerte por la justicia
franquista lo fueron a causa de su pertenencia a la denominada checa de Comendadoras, y en
dos casos a las milicias de Telefónica y a la checa del cine Europa, y no por su actuación en la
brigada37. También es importante resaltar que, en muchos de los sumarios, la sentencia no hace
ninguna mención a la pertenencia del acusado al grupo de Terry y cuando lo hace, en varios
casos, es de forma secundaria. Finalmente, solamente en un solo caso de todos los consultados,
el de Vicente Barriada, el acusado declara que Terry asumió el mando de la checa de Comen-
dadoras, un hecho al que ningún otro de los numerosos acusados hace referencia. Del mismo
modo, es sorprendente también que tampoco aparezca el nombre de Terry en la pieza separada
de la Causa General sobre la checa “Juanita Rico” situada en la plaza de las Comendadoras38.
3. LA LUCHA EN LA RETAGUARDIA
A parte de los registros y las detenciones vistas anteriormente, la brigada de Terry se centró
en los servicios de radio y de observación aérea. En relación con el servicio de escucha que
dio inicio a la creación de la brigada, en el Archivo General de la Administración se encuen-
tran bajo el título de Servicio Especial de Radio todos los mensajes captados por el Equipo del
capitán Terry con el sello Servicios de Radiotelegrafia del Parque Móvil de los Ministerios Civiles.
Ministerio de la Gobernación. Se trata de mensajes captados al enemigo, así como las emisiones
de las radios internacionales sobre la Guerra Civil, durante el mes de agosto39.
La información facilitada por el equipo del capitán Terry era utilizada por la DGS y por
el Estado Mayor del Ministerio de la Guerra y su servicio de Información, dirigido por el
coronel Manuel Estrada Manchón. En un oficio de este organismo, de fecha 12 de diciembre
de 1936, se decía:
Aunque no imprescindible para el buen funcionamiento del Negociado sí sería interesante
que esa Jefatura diese a conocer, si es posible, diariamente al mismo los resultados y trabajos
del servicio de escucha radiotelefónica y radiotelegráfica, dirigida por el Capitán Terry, así
como las demás informaciones de este carácter que lleguen a la Sección. De la misma forma
90
La lucha en la retaguardia. La Brigada Terry, Madrid 1936
También tenemos conocimiento de una serie de mensajes captados al enemigo por el grupo
del capitán Terry, referentes al frente del Norte, fechados en octubre de 1936, y trasladados al
jefe del Estado Mayor del Ministerio de la Guerra41.
Respecto a la captación de todos estos mensajes de radio, la Sección de Información del
citado Estado Mayor ordenó que le fueran entregados dos radiogoniómetros que usaba el grupo
de Terry, al parecer los dos únicos existentes en la zona republicana, para que quedasen a su
servicio. En el escrito se especificaba que “hasta tanto no se organice el servicio de transmisiones
pueden utilizarse las emisiones captadas al enemigo por la radio Terry, dependiente de la DGS
y la radio Torrente de Valencia”42.
Sin movernos del ámbito estricto de la radio, el grupo de Terry se incautó también de una
emisora de la Guardia Civil que se encontraba en el cuartel de las Cuarenta Fanegas, en el barrio
de Chamartín, y que volvió a montar en un hotel del Paseo de la Castellana, 72, justo al lado de
las oficinas del Parque Móvil, donde las informaciones de la Causa General sitúan a la checa
de Terry, denominándola “Radio Valladolid Fantasma” o “Radio chapa Valladolid”43. Según las
acusaciones franquistas esta emisora se dedicaba a “hacer la más injuriosa propaganda contra
el Glorioso Movimiento Nacional y a dirigir insultos contra las personas que lo encarnaban”44.
La emisora, de la que no hemos podido obtener ninguna otra información o referencia, fue
montada por los agentes Víctor Pajes, Antonio Navarro y Ángel Illana, y al trasladarse la bri-
gada a Valencia, en diciembre de 1936, la volvieron a montar en Carcagente prosiguiendo “su
campaña de injurias e insultos”. Según Terry, en cambio, “esta emisora estuvo a la disposición
del Ministerio de Gobernación y estableciendo cursos visados por el Ministerio de Propaganda
a cuyo efecto tenía un speaker de dicho ministerio resultando muy positiva la labor de esta tanto
en Madrid como en Valencia”45.
Respecto al servicio de observación aérea y localización de aeronaves, impulsado por el
capitán Terry, como se ha dicho, seguramente debido a su condición de piloto aviador y artillero,
se establecieron en Madrid unos puntos de observación en los barrios de Vallecas, Barajas y
Tetuán. También existía un observatorio en el edificio Capitol, en la Plaza de Callao (VICEN-
TE GONZALEZ, 2014: 291). Algunos de los hombres del grupo de Terry declararon des-
pués de la guerra haber realizado tareas de observación y localización de aeronaves. Domingo
Morales Ariza, empleado de Telefónica que instaló una centralita en las dependencias de la
brigada declaró que “la misión de esta brigada era suplir los servicios de la DCA [Defensa
Contra Aeronaves] que no existía en los primeros meses de la dominación roja”46. También José
Gómez Tomé declaró en el consejo de guerra al que fue sometido que “la Brigada Terry no
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Robert Duró Fort
era una brigada del frente, sino que era un puesto de observación y escucha contra aeronaves
dependiente de la DGS por cuyo motivo nos hicieron a todos los componentes agentes”47. Pre-
cisamente Gómez fue acusado de prestar servicios en un puesto de observación antiaérea y estar
al cargo de una ametralladora instalada en la casa número 15 de la calle de San Hermenegildo.
Finalmente, también Julio Iñigo González desempeñaba el cargo de escucha, observación y
localización de aeronaves en una de las últimas casas de la calle Marqués de Viana48.
En relación con este cometido de la brigada, Pomponio Mela, seudónimo de Antonio Her-
mosilla, director del diario La Libertad, recordaba en este periódico la labor del grupo Terry:
El grupo Terry —varios técnicos a las órdenes del valiente capitán que solo tiene un pul-
món— captaba por medio de precisos aparatos el ruido de los motores en el aire. Avisaban
telefónicamente al despacho del director de Seguridad, y desde allí se transmitía el manda-
to a la oficina de Orden Público para que funcionaran las sirenas. Salían entonces, a toda
velocidad, los motociclistas y en cinco minutos sonaban en todo el ámbito de la ciudad los
sonidos prolongados de la alarma. Si el vuelo de los trimotores era de noche, la señal se oía
perfectamente. El vecindario abandonaba el lecho y corría a guarecerse en los refugios49.
En sus memorias Terry también explica que su grupo formó un servicio de protección de
frentes contra ataques aéreos, creando un servicio motorizado que visitaba todos los sectores
cuando se presentaba la aviación enemiga. El efecto de esta medida no era suficiente, tal y como
reconocía su impulsor, pero sí que “constituía un método muy práctico de defensa pues por lo
menos originaba el que la moral no decayera”50. Este no es el único ejemplo de lo que podríamos
denominar “guerra psicológica” empleada por Terry, según un testigo presencial, Santiago García
de Bartolomé, “durante el asedio del ejército fascista, [Terry] ponía ametralladoras en los coches
de protección de la policía, y proclamaba que Madrid era inexpugnable. Esto alentaba la moral
de la población entre los bombardeos” (GARCÍA, 1986: 113). Ambos ejemplos demuestran el
interés que el grupo de Terry tenía en aplicar todos los medios bélicos a su alcance y la voluntad
de asimilar nuevas técnicas para poder contrarrestar las nuevas formas de hacer la guerra que se
utilizaron en la Guerra Civil, especialmente los bombardeos contra la población civil.
En referencia a la detección de radios clandestinas, contamos con un testigo directo que
plasmó la labor de la brigada en una serie de artículos de prensa publicados en el periódico
holandés Nieuwsblad van het Noorden. El autor, P. Schwarzhaupt, residente en Madrid, conoció
a Terry cuando el capitán fue a la legación de los Países Bajos a pedir disculpas por un registro
que el grupo había efectuado en el domicilio de un ciudadano holandés y que la legación había
protestado. En los artículos se relata la actuación del grupo de Terry, principalmente, en su labor
de localización de radios clandestinas, con una no disimulada admiración hacia la figura del
capitán. Según Schwarzhaupt, Terry era un hombre amable y cortés, con el aspecto de ser incapaz
de hacer daño a nadie, pero que en plena acción se volvía duro y con una mirada penetrante51.
En uno de estos artículos se describía como Terry y su mano derecha, el Sr. del Río, locali-
zaban la señal de una emisora clandestina en un edificio de cuatro pisos y como consiguieron
descubrir el aparato escondido en el sótano, al que se accedía por una trampilla que se accio-
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La lucha en la retaguardia. La Brigada Terry, Madrid 1936
naba con un gancho escondido dentro del tubo de ventilación del inmueble52. En otro artículo,
el mismo autor explicaba la preocupación de la población madrileña y del propio Terry por
la actuación de un coche fantasma que actuaba en la capital. Sus ocupantes, partidarios de
los sublevados, conocían las consignas de los puestos de control, que superaban sin ningún
problema, para luego disparar sobre los guardias y huir a toda velocidad. Durante la entrevista
Schwarzhaupt observó que dos pantallas de acero protegían la ventana del despacho de Terry,
y este le contó que en más de una ocasión los quintacolumnistas dispararon a través del jardín
hacia el interior de su oficina, llegando a matar a uno de sus hombres53.
4. LA BATALLA DE MADRID
En el mes de noviembre de 1936, durante el ataque de las tropas franquistas a la ciudad de
Madrid, la actividad del grupo de Terry se intensificó. Según manifiesta en sus memorias, Terry
declinó abandonar la ciudad el día 6 de noviembre cuando el gobierno se trasladó a Valencia.
Al cabo de poco tiempo, por orden del subdirector de Seguridad, acudió con sus hombres a
defender el sector del Puente de la Princesa. Además, desde los puntos de observación del
grupo, especialmente desde el observatorio del edificio Capitol, se informaba a la DGS, al
Estado Mayor del Ministerio la Guerra y a la Junta de Defensa de los movimientos de las
tropas enemigas, de los ataques de la aviación y de la ubicación de la artillería. En la Ciudad
Universitaria, en un chalet cerca del Hospital Clínico, se estableció un puesto de observación
avanzado que funcionó durante toda la batalla de Madrid. En el sector de Usera, en la barriada
de Dos Amigos, en colaboración con el regimiento Pablo Iglesias, el grupo de Terry localizó
un polvorín enemigo que fue destruido por la artillería republicana54.
Las informaciones obtenidas por los puestos de observación y los mensajes de radio capta-
dos son abundantes durante la batalla de Madrid, entre los días 12 y 19 de noviembre (VICEN-
TE GONZÁLEZ, 2014: 1018-1029). En ellos se comunican los bombardeos enemigos y la
evolución de los ataques para que el Estado Mayor pueda reorganizar la defensa. Para visitar
todos los frentes Terry disponía de un salvoconducto firmado por el director general de Segu-
ridad “para que libremente pueda entrar y salir y lo mismo circular por todos los frentes; por
lo que se ruega a todos los Agentes de mi autoridad y milicias armadas le presten los auxilios
que necesarios fueren”55.
Durante el mes de noviembre, Terry fue ascendido a comandante del Cuerpo de Seguridad
y recibió la orden de desplazarse a Valencia para montar un grupo de observación aérea con las
mismas características que el que tenía funcionando en Madrid, con la finalidad de proteger
de los ataques aéreos a la población civil y la zona del puerto56. Terry se dirigió a Valencia, pero
dejando en funcionamiento el grupo de Madrid puesto que colaboraba con el Estado Mayor.
Durante su ausencia, del día 19 al 21 de noviembre, el grupo de Madrid quedó a cargo de
Esteban Aragoneses, que al parecer no contaba con la absoluta confianza de Terry ni de otros
miembros de la brigada. Esta circunstancia fue recogida en un acta del grupo, del día 21 de
diciembre de 1936, en la que Federico Arribas manifestaba, en relación a la gestión de Arago-
52 Schwarzhaupt, P. “Una de las figuras más misteriosas de la revolución española. Caza a las emisoras clan-
destinas en Madrid”, Nieuwsblad van het Noorden, 17/09/1936. No se ha podido encontrar ninguna refe-
rencia en la documentación relativa al grupo de Terry al Sr. del Río, al parecer un investigador o detective
privado que tenía una oficina en Zaragoza en el inicio de la guerra y que se escapó a Madrid por ser un
conocido partidario del Frente Popular.
53 Schwarzhaupt, P. “Un terror blanco en el Madrid rojo. El coche fantasma”, Nieuwsblad van het Noorden,
22/09/1936. Debo agradecer la traducción de estos artículos a Marina Jacqueline Ivangh.
54 “Mi vida desde…”, CDMH, PS-Barcelona, 815/1, p. 62.
55 “Oficios y órdenes…”, CDMH, SM, 1019.
56 “Fichas de afiliados al partido Comunista y avaladas por el mismo”, CDMH, SM, 1051.
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Robert Duró Fort
neses, que “notó que el servicio llevado por este no funcionaba con la seriedad y el control que
lo lleva el camarada Jefe de este Grupo Terry”57.
A causa de su actuación por operaciones de guerra en el frente de Madrid, el grupo de Terry
fue felicitado por el Jefe de los Servicios Especiales del Ministerio de la Gobernación, Justiniano
García, en enero de 1937. Con los dos grupos de observación montados en Madrid y Valencia,
Terry continuaba enviando la información sobre los movimientos del enemigo telegrafiando
en clave diariamente al Ministerio de la Gobernación y al Ministerio de la Guerra. Según el
policía Fabián Rozas, destinado en marzo de 1937 a prestar servicio en el puerto de Valencia a
las órdenes del comandante Terry, el grupo de Madrid estaba entonces instalado en la calle Bár-
bara de Braganza y el de Valencia en Blasco Ibáñez, 2. En la capital del Turia el grupo disponía
también de varios puestos de observación en las afueras para localizar a los aviones franquistas58.
El traslado de una parte de miembros del grupo a Valencia se produjo en diciembre de 1936,
como así lo atestigua el guardia de Asalto Eduardo Hidalgo Polo que fue trasladado el día 23 de
diciembre, prestando servicio en Valencia y Burjasot hasta el día 19 de junio de 1937, fecha en la
que regresó a Madrid reintegrándose en su compañía de procedencia59. A partir de diciembre
Terry dirigió la actuación de ambos grupos y los viajes del comandante entre Madrid y Valencia
fueron numerosos a juzgar por los pases y autorizaciones que se encuentran en la documentación
de este60. El 20 de febrero de 1937, por ejemplo, Terry se trasladó a Madrid para entrevistarse
con el general Miaja. Después de la reunión, la actuación del grupo fue requerida por la Junta
Delegada de Defensa de Madrid, el 23 de febrero de 1937, por mediación de su consejero José
Cazorla, que en un oficio comunicaba a Terry: “Por la importancia de los servicios que presta el
Grupo a su mando en la defensa de Madrid, me permito indicar la necesidad de su inspección
con la frecuencia que estime necesaria para que continúen con la eficacia que requiere el caso”61.
En marzo de 1937, Terry recibió la orden del Ministro de la Gobernación de montar el mismo
servicio, en esta ocasión en Barcelona. Desconocemos en qué punto dejaron de funcionar los gru-
pos de Madrid y Valencia, pero suponemos que aproximadamente a medianos de 193762. A esas
alturas de la guerra la observación aérea ya estaba en manos de la DECA y los servicios de radio
asumidos por el Ministerio de la Guerra. Terry fue nombrado miembro de la Junta Nacional de
Radiodifusión, en abril de 193763. Además, continuó su labor como Jefe de los Servicios de Investiga-
ción Facultativa de la Generalitat de Catalunya hasta su encarcelamiento, al que ya hemos hecho
referencia. Después de su puesta en libertad se incorporó al Ejército republicano como capitán
de artillería. En el exilio francés, una vez más, siguió luchando como tantos otros republicanos
españoles. En esta ocasión, al menos en Europa, Terry pudo presenciar la derrota del fascismo.
CONCLUSIONES
La creación de la denominada brigada Terry coincidió con el vacío de poder existente
después del fracaso del golpe de estado del 18 de julio de 1936. Al mando de un militar fiel a
la República, el grupo se conformó básicamente con miembros de las organizaciones antifas-
cistas y su núcleo fundacional fue la Sección de Radio del Parque Móvil de la DGS. Entre
estos miembros, algunos actuaron en la denominada checa de Comendadoras, pero creemos
57 “Oficios y órdenes…”, CDMH, SM, 1019. Desconocemos en que consistían las irregularidades pero con-
sideramos interesante constatar su existencia.
58 AHGD, Fondo: Madrid, Sumario 21.546, legajo 5.523.
59 AHGD, Fondo: Madrid, Sumario 24.115, caja 156.
60 “Oficios y órdenes…”, CDMH, SM, 1019.
61 “Oficios y órdenes…”, CDMH, SM, 1019.
62 Así se indica en un oficio de la DGS de fecha 20 de julio de 1937. CDMH, PS-Madrid, 510/155.
63 Gaceta de la República, nº 100, 10/04/1937. Organismo creado para coordinar los servicios de radiodifusión
de los Ministerios de Comunicaciones y Marina Mercante, Gobernación y Propaganda.
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La lucha en la retaguardia. La Brigada Terry, Madrid 1936
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