Hobsbawm Resumen

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HOBSBAWM

HISTORIA DEL SIGLO XX (1994)

 A medida que el historiador del siglo xx se aproxima al presente depende cada


vez más de dos tipos de fuentes:
1. la prensa diaria y las publicaciones y los informes periódicos, por un lado,
2. y los estudios económicos y de otro tipo, las compilaciones estadísticas y
otras publicaciones de los gobiernos nacionales y de las instituciones
internacionales, por otro.

 La destrucción del pasado, o más bien de los mecanismos sociales que vinculan la
experiencia contemporánea del individuo con la de generaciones anteriores, es
uno de los fenómenos característicos y extraños de las postrimerías del siglo XX.
Los jóvenes, hombres y mujeres de este final de siglo crecen sin relación alguna
con el pasado del tiempo en el que viven. Esto otorga a los historiadores, cuya
tarea consiste en recordar lo que otros olvidan, mayor trascendencia que la que
jamás tuvieron.

 Para los historiadores, de mi edad y formación, el pasado es indestructible, no solo


porque pertenecemos a la generación en que las calles y los lugares públicos
tomaban el nombre de personas y acontecimientos de carácter público, en que
aún se firmaban tratados de paz y, por lo tanto, debían ser identificados y en que
los monumentos a los caídos recordaban acontecimientos del pasado, sino
también porque los acontecimientos públicos forman parte del entramado de
nuestras vidas. No solo sirven como punto de referencia de nuestra vida privada,
sino que han dado forma a nuestra experiencia vital, tanto privada como pública.

 Nos acostumbramos a concebir la economía industrial moderna en función de


opuestos, “capitalismo” y “socialismo”. El SOCIALISMO identificaba las economías
organizadas según el modelo de la URSS y el CAPITALISMO designaba a todas las
demás.

 El mundo que ha sobrevivido una vez concluida la revolución de octubre, es un


mundo cuyas instituciones y principios básicos cobraron forma por obra de
quienes se alinearon en el bando de los vencedores en la segunda guerra mundial.
Los elementos del bando perdedor o vinculados a ellos no solo fueron silenciados,
sino prácticamente borrados de la historia, salvo en su papel de “enemigo” en el
drama moral del “bien” y el “mal”.

 Los enfrentamientos religiosos o ideológicos, como los que han sucedido durante
el presente siglo, erigen barreras en el camino del historiador, cuya labor
fundamental no es juzgar sino comprender incluso lo que resulta más difícil de
aprehender. Pero lo que dificulta la comprensión no son solo nuestras
convicciones, sino la experiencia histórica que les ha dado forma.

 Los años finales de la década de 1980 y en los primeros de la de 1990 terminó una
época de la historia del mundo para comenzar otra nueva.

II
 En este libro, el siglo XX aparece estructurado como un TRÍPTICO. A una época de
catástrofes (de 1914 hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial) siguió un período
de 25-30 años de crecimiento económico y transformación social, que transformó
a la sociedad más que cualquier otro período de duración similar. Es conocido
como la “EDAD DE ORO”. La última parte del siglo fue una nueva era de
descomposición, incertidumbre y crisis, y para zonas del mundo como África, la ex
URSS y los antiguos países socialistas de Europa fueron catástrofes.

 La única generalización totalmente absoluta de la historia es que perdurará en


tanto exista la raza humana.

 Comienza con la Primera Guerra Mundial, que marcó el derrumbe de la civilización


(occidental) del siglo XIX. Esa civilización era capitalista desde el punto de vista
económico, liberal en su estructura jurídica y constitucional, burguesa por la
imagen de su clase hegemónica característica y brillante por los adelantos
alcanzados en el ámbito de la ciencia, el conocimiento y la educación. Además
estaba convencida de la posición central de Europa, cuya economía había
extendido su influencia sobre una gran parte del mundo, cuya población había
crecido hasta constituir una tercera parte de la raza humana y cuyos principales
estados constituían el sistema de la política mundial. Las décadas transcurridas
desde la Primera Guerra Mundial hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial fueron
una época de catástrofes para esta sociedad.

 Se desencadenó una crisis económica mundial sin precedentes que pareció que
podría poner fin a la economía mundial (cuya creación fue logro del capitalismo
liberal del S. XIX). Mientras la economía se tambaleaba, las instituciones de la
democracia liberal prácticamente desaparecieron entre 1917 y 1942 (excepto en
una pequeña franja de Europa, en algunas partes de América del Norte y
Australasia) como consecuencia del avance del fascismo.

 Solo la alianza temporal del capitalismo liberal y el comunismo, para hacer frente a
ese desafío, permitió salvar la democracia, pues la victoria sobre la Alemania de
Hitler fue esencialmente obra del ejército rojo. Este período de alianza entre el
capitalismo y el comunismo contra el fascismo (entre las décadas del 30’ y el 40’)
es el momento decisivo en la historia del siglo XX.
 La victoria de la URSS sobre Hitler fue el gran logro del régimen instalado en aquel
país por la revolución de octubre. Probablemente de no haberse producido esa
victoria, el mundo occidental no consistiría en distintas modalidades de régimen
parlamentario liberal sino en diversas variantes de régimen autoritario y fascista.

 Una vez que el capitalismo liberal había conseguido sobrevivir al triple reto de la
GRAN DEPRESIÓN, el FASCISMO y la GUERRA, tenía que hacer frente al avance
global de la revolución, cuyas fuerzas podían agruparse en torno a la URSS, que
había emergido de la Segunda Guerra Mundial como una superpotencia.

 Sin el hundimiento de la sociedad burguesa decimonónica durante la era de las


catástrofes no habría habido revolución de octubre ni habría existido la URSS. El
sistema económico en el núcleo euroasiático rural arruinado del antiguo imperio
zarista, al que se dio el nombre de socialismo, no se habría considerado como una
alternativa viable a la economía capitalista. Fue la Gran Depresión de la década del
30’ la que hizo parecer que podía ser así.

 El principal interrogante al que deben dar respuesta los historiadores del siglo XX
es cómo y por qué tras la Segunda Guerra Mundial el capitalismo inició la edad de
oro, sin precedentes y tal vez anómala, de 1947-1973.

 La escala y el impacto extraordinarios de la transformación económica, social y


cultural que se produjo en esos años: la mayor, la más rápida y la más decisiva
desde que existe el registro histórico. Probablemente, quienes durante el tercer
milenio escriban la historia del siglo xx considerarán que ese período fue el de
mayor trascendencia histórica de la centuria, porque en él se registraron una serie
de cambios profundos e irreversibles para la vida humana en todo el planeta.
Además, esas transformaciones aún no han concluido.

 Es importante recordar que la repercusión más importante y duradera de los


regímenes inspirados por la revolución de octubre fue la de haber acelerado
poderosamente la modernización de países agrarios atrasados. Sus logros
principales en este contexto coincidieron con la “edad de oro” del capitalismo.

 Aunque el hundimiento del socialismo soviético fue el acontecimiento más


destacado en las décadas de crisis que siguieron a la edad de oro, serían estas unas
décadas de crisis mundial. La crisis afectó a las diferentes partes del mundo con
independencia de sus ideologías políticas, sociales y económicas, porque la “edad
de oro” había creado una economía mundial cada vez más integrada cuyo
funcionamiento trascendía las fronteras estatales. Por consiguiente, resultaron
debilitadas las ideas aceptadas de las instituciones de todos los regímenes y
sistemas. Inicialmente, los problemas de los años 70’ se vieron como una pausa
temporal en el salto de la economía mundial y los países de todos los sistemas
económicos y políticos trataron de aplicar soluciones temporales. Pero
gradualmente comenzó un período de dificultades duraderas y los países
capitalistas buscaron soluciones radicales, que rechazaban las políticas que habían
dado resultados a la economía mundial en la “Edad de Oro” pero que ahora
parecían no servir.

 En la década del 80’ y principios de los 90’, el capitalismo comenzó de nuevo a


tambalearse por los mismos problemas del período de entreguerras (desempleo
masivo, graves depresiones cíclicas y el enfrentamiento entre los mendigos sin
hogar y las clases acomodadas, entre los ingresos limitados del estado y un gasto
público sin límite). Los países socialistas, con unas economías débiles, se vieron
abocados a una ruptura radical con el pasado y al hundimiento. Ese hundimiento
puede marcar el fin del siglo XX corto, de igual forma que la Primera Guerra
Mundial marca su inicio.

 El colapso de los regímenes comunistas entre Istría y Vladivostok no solo dejó tras
de sí la inestabilidad, el caos y la guerra civil, sino que destruyó el sistema
internacional que había estabilizado las relaciones internacionales durante
cuarenta años y reveló, la precariedad de los sistemas políticos nacionales que se
sustentaban en esa estabilidad.

 Las mismas unidades políticas fundamentales, los “estados-nación” territoriales,


soberanos e independientes, incluso los más antiguos y estables, resultaron
desgarrados por las fuerzas de la economía supranacional o transnacional y por las
fuerzas infranacionales de las regiones y grupos étnico-secesionistas.

 La crisis social y moral del período posterior a 1950, era la crisis de las creencias y
principios en los que se había basado la sociedad desde que a comienzos del siglo
XVIII las mentes modernas vencieran la batalla que libraron con los antiguos, una
crisis de los principios racionalistas y humanistas que compartían el capitalismo
liberal y el comunismo, y que habían hecho posible su breve alianza contra el
fascismo, que los rechazaba. Michael Stürmer señaló en 1993, que lo que estaba
en juego eran las creencias comunes del Este y el Oeste.

 La crisis moral no era solo una crisis de los principios de la civilización moderna,
sino también de las estructuras históricas de las relaciones humanas que la
sociedad moderna había heredado del pasado preindustrial y precapitalista, y que
habían permitido su funcionamiento. Sólo quedaba un camino para definir la
identidad de grupo: definir a quienes no formaban parte del mismo.
III
 PARALELISMOS ENTRE EL MUNDO DE 1914 Y EL DE LOS 90’:
o El mundo de los 90’ cuenta con 5 o 6 mil millones de seres humanos, tres
veces más que al comenzar la Primera Guerra Mundial, a pesar de que
en el curso del siglo xx se ha dado muerte o se ha dejado morir a un
número más elevado de seres humanos que en ningún otro período de
la historia.

o La mayor parte de los habitantes que pueblan el mundo en los 90’ son más
altos, de mayor peso, mejor nutrición y más años de vida que sus padres.

o El mundo es incomparablemente más rico de lo que nunca fue por lo que


respecta a su capacidad de producir bienes y servicios y por la infinita
variedad de los mismos. Hasta la década del 80’ la mayor parte de la gente
vivía mejor que sus padres.

o Durante algunas décadas, a mediados del siglo, pareció incluso que se


había encontrado la manera de distribuir entre los trabajadores de los
países más ricos al menos una parte de tan enorme riqueza, con un cierto
sentido de justicia, pero al terminar el siglo predomina de nuevo la
desigualdad.

o La humanidad era mucho más instruida que en 1914. Por primera vez en la
historia, la mayor parte de los seres humanos era considerado
“alfabetizado”.

o El mundo está dominado por una tecnología revolucionaria que avanza sin
cesar. La consecuencia de mayor alcance de esos progresos han sido los
sistemas de transporte y comunicaciones, que prácticamente han
eliminado el tiempo y la distancia. Esta tecnología ha eliminado las
ventajas culturales de la ciudad sobre el campo.

o La población común dispone de más información y oportunidades de


esparcimiento de la que disponían los emperadores en 1914.

 Este siglo entonces no concluye de forma triunfal, más allá de este progreso
extraordinario, no solo porque ha sido el siglo más mortífero de la historia a causa
de la envergadura, frecuencia y duración de los conflictos bélicos, sino también por
las catástrofes humanas, desde las hambrunas hasta el genocidio sistemático. A
diferencia del “siglo XIX largo” que fue un período de progreso material,
intelectual y moral, desde 1914 se ha registrado un retroceso en los niveles que se
consideraban normales en los países desarrollados.
 Este siglo nos ha enseñado que los seres humanos pueden aprender a vivir bajo
las condiciones más brutales y teóricamente intolerables.

 A la hora de hacer un balance histórico, no puede compararse el mundo de finales


del siglo XX con el que existía a comienzos del período. Es un mundo
cualitativamente distinto, en 3 aspectos:

1. En primer lugar, YA NO ES EUROCÉNTRICO. A lo largo del siglo se ha


producido la decadencia y la caída de Europa, que al comenzar el siglo
era el centro del poder, la riqueza, la inteligencia y la civilización
occidental.

Las “grandes potencias” de 1914, todas ellas europeas, han


desaparecido, como la URSS, heredera de la Rusia zarista, o han quedado
reducidas a una magnitud regional o provincial, tal vez con la excepción
de Alemania.

El intento de crear una “Comunidad Europea” e inventar un sentimiento de


identidad europeo en sustitución de viejas lealtades a las naciones y
estados históricos, demuestran la profundidad del declive.

Ya en 1914, EE. UU. era la principal economía industrial y el principal


pionero, modelo y fuerza impulsora de la producción y la cultura que
conquistaría al mundo durante el siglo XX. Este es la prolongación de
Europa y se alinea junto al viejo continente para constituir la «civilización
occidental».

Sean cuales fueran sus perspectivas de futuro, lo que ven los EE. UU. al
dirigir la vista atrás en la década del 90’ es “el siglo americano”, una época
que ha contemplado su eclosión y su victoria. Los países que
protagonizaron la industrialización del siglo XIX siguen siendo la mayor
concentración de poder económico y científico-tecnológico del mundo. En
los años finales del siglo eso compensa con creces la desindustrialización y
el desplazamiento de la producción hacia otros continentes.

2. La segunda transformación es que entre 1914 y el comienzo de la década


del 90’, el mundo ha avanzado notablemente en el camino que ha de
convertirlo en una única unidad operativa. Particularmente en las
cuestiones económicas, el mundo es ahora la principal unidad operativa,
y las antiguas unidades como las “economías nacionales”, han quedado
reducidas a la condición de complicaciones de las actividades
transnacionales.

Los del siglo XXI considerarán que el estadio alcanzado en 1990 en la


construcción de la “aldea global” no es muy avanzado, pero lo cierto es que
no solo se han transformado actividades económicas, técnicas y el
funcionamiento de la ciencia, sino también importantes aspectos de la vida
privada, principalmente gracias a la aceleración de las comunicaciones y el
transporte.

La característica más importante de este período final del siglo XX es la


incapacidad de las instituciones públicas y del comportamiento colectivo
de los seres humanos de estar a la altura de ese acelerado proceso de
mundialización.

3. La tercera transformación es la desintegración de las antiguas pautas por


las que se regían las relaciones sociales entre los seres humanos y, con
ella, la ruptura de los vínculos entre las generaciones, es decir, entre
pasado y presente. Esto es evidente en los países más desarrollados del
capitalismo occidental, en los que han alcanzado una posición
preponderante los valores de un individualismo asocial absoluto, tanto en
la ideología oficial como privada. Esas tendencias existen en todas partes,
reforzadas por la erosión de sociedades, las religiones tradicionales y por
la destrucción de las sociedades del “socialismo real”.

En la práctica, la nueva sociedad no ha destruido completamente toda la


herencia del pasado, sino que la ha adaptado de forma selectiva.

La forma más eficaz de construir una economía industrial basada en la


empresa privada era utilizar conceptos que nada tenían que ver con la lógica
del libre mercado. (la ética protestante, la renuncia a la gratificación
inmediata, la ética del trabajo arduo y las obligaciones para con la familia y
la confianza en la misma)

El capitalismo era una fuerza revolucionaria continua. Lógicamente


acabaría por desintegrar incluso aquellos aspectos del pasado
precapitalista. Terminaría por derribar al menos uno de los fundamentos en
los que se sustentaba.

En las postrimerías de esta centuria ha sido posible vislumbrar como puede


ser un mundo en el que el pasado ha perdido su función. Un mundo en el
que no solo no sabemos a dónde nos dirigimos, sino tampoco adonde
deberíamos dirigirnos. Esta es la situación a la que debe adaptarse una
parte de la humanidad en este fin de siglo y nuevo milenio.

Confiemos en que el futuro nos depare un mundo mejor, más justo y más viable. El viejo
siglo no ha terminado bien.

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