La Seguridad en Las Prisiones

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La seguridad en las prisiones

Entre las diversas categorías de internos hay algunos que seguramente intentarán evadirse;
otros, que requieren algunas medidas de seguridad moderadas para evitar la fuga; y existe un
tercer grupo que no necesita ninguna de estas medidas precaucionales. Cabe concluir, pues,
que las cárceles deberán construirse con diferentes criterios arquitectónicos en lo que se
refiere a la seguridad. Es totalmente erróneo proyectar prisiones con un único criterio de
seguridad. Son pocas las cárceles, por tanto, que deban proyectarse con un exclusivo criterio
de seguridad. Sin embargo, generalmente se sigue exagerando la idea de segregación y la de
impedir las evasiones. Al proyectarse la mayoría de las cárceles no debe prevalecer el criterio
precaucional, no solamente porque son escasos los delincuentes que requieren máximas
medidas de seguridad, sino porque con los altos muros de ronda, los complicados sistemas de
cierre de celdas y demás dependencias, el abuso de barrotes y rejas, etc. elevan verticalmente
el presupuesto de la construcción.

El sistema celular

Si el presidio se hallaba regido por un régimen humano y científico el sistema de celdas


beneficiaba al recluso. Pero si el penado era situado en una celda en confinamiento solitario o
si únicamente salía de ella para trabajar con los demás prisioneros sometidos a un riguroso
silencio, el sistema fue cruel e inhumano. Por ejemplo, los regímenes que predominaron en la
Eastern Penitentiary de Filadelfia y en la Institución de Auburn hicieron que las celdas fueran
lugares de intenso sufrimiento. De estos establecimientos salieron muy pocos delincuentes
reformados, pero sí muchos dementes. Cualquier concepción arquitectónica puede ser
recomendable o no, según cual sea el régimen penitenciario que rija en el presidio. La
adecuada arquitectura solamente ayuda al tratamiento del penado. Lo esencial, en este caso
específico, es que las celdas se empleen correctamente y que al recluso se le trate con
humanidad. En conclusión, el sistema celular depende del régimen interno de la prisión, para
ser útil o perjudicial al penado.

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