Sentencia Sobre Funciones Del Notario y Los Doc Publicos y Privados
Sentencia Sobre Funciones Del Notario y Los Doc Publicos y Privados
Sentencia Sobre Funciones Del Notario y Los Doc Publicos y Privados
INFRACCIONES DE FONDO
Capítulo Primero.
Bajo este título expone el formalizante los motivos por los
cuales, en su opinión, la sentencia recurrida contiene infracciones de
fondo, lo que hace en los siguientes términos:
“...De conformidad con el Ordinal (Sic) 2 del artículo
313 del Código de Procedimiento Civil, en
concordancia con los artículos 320 y 12 del mismo,
denuncio la infracción del Ordinal (Sic) 4º del artículo
147 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, de fecha 16
de septiembre de 1.969 (Sic), en concordancia con el
Reglamento de Notarías Públicas, publicado en la
Gaceta Oficial Nº 30.956, de fecha 5 de abril de 1.976
(Sic), en su artículo 18, letra ‘H’, el cual fue
modificado posteriormente mediante Gaceta Oficial de
la República de Venezuela Nº 36.588, de fecha 24 de
noviembre de 1.998 (Sic), en su artículo 20, letra K,
que a pesar de ampliar la Jurisdicción a todo el Estado
y no al territorio que le asignan los Decretos de
Creación de cada Notaría, sigue manteniendo la
vigencia de los contratos y actos realizados fuera de la
Competencia territorial atribuida.
I.- En efecto, la Sentencia recurrida niega aplicación al
artículo 18, letra ‘H’ del Reglamento de Notarías
Públicas de fecha 5 de abril de 1.976 (Sic), cuando en
el CAPITULO IV, página 7 (Renglones 26 al 43)
página 8 (Renglones 1 al 5) dice:
‘Pues bien: El Tribunal destaca muy especialmente
que tal disposición Reglamentaria, mal puede
privar sobre disposición de mayor rango, como el
propio artículo 1357 (Sic) (y en relación con el
artículo 1352(Sic)) ambos del Código Civil, que
sin ambigüedad alguna dispone: ‘Instrumento público
o autenticado es que ha sido autorizado con
las solemnidades legales por un Registrador, por un
Juez u otro funcionario o empleado que tenga
facultad para darle fe pública, en el lugar donde
el instrumento se haya autorizado (Subrayado del
Tribunal).
‘Se observa igualmente al respecto: Que con las
normas del Código Civil, precedentemente
transcrita una y citada la otra, hay perfecta
cocordancia en la del artículo 151 del Código de
Procedimiento Civil, como requisito del ‘poder
para actos judiciales que debe otorgarse en forma
pública y auténtica’. Luego, obvio es que el
funcionario (en el caso Notario) debe tener
facultad para darle fe pública en el lugar donde el
instrumento se haya autorizado; pero por cuanto
quedó en autos admitidos y demostrado que tal
funcionario que autoriza el acto; lo hizo fuera del
territorio para el cual le fue conferida la facultad
de dar fe publica; no estando investido de
autoridad alguna en el territorio usurpado, dicho
acto resulta Nulo, a tenor de los artículos 46 y 119
de la Constitución Nacional; y en consecuencia, la
pretendida funsión pública es ineficaz por no tener
en tal territorio la autoridad que si hubiere tenido
dentro de (Sic) territorio que le fue designado.’
Continua (Sic) la sentencia recurrida en la página 8
(Renglones 28 al 43), expresando:
‘Declara por tanto este Tribunal, con fudamento en
el punto precedentemente analizado: que el
instrumento traído a los autos por el abogado
Hector (Sic) Rafael Briceño Díaz, para acreditar su
cualidad de mandatario del intimado VITTORIO
PIACCENTINI PUPARO, en fecha 05-06-96, cuya
copia certificada cursa a los folios 187-188, pieza
1 del expte. (Sic), y que aparece otorgado en fecha
23-04-96, bajo el Nº 85, Tomo 27 de los libros
llevados por la Notaría Pública Duodécima del
hoy, Municipio Baruta del Estado Miranda, carece
de validez y eficacia para que el mencionado
abogado ósbtente la representación que se atribuye
en estos autos de mandatario Intimado, toda vez
que ese instrumento aparece autorizado un
funcionario (Notario), quien en el lugar de la
actuación carece de facultad para darle fe pública,
conforme al verdadero territorio jurisdiccional que
le fue determinado en el Decreto de Creación de la
referida Notaría contenido en la Gaceta Oficial de
la República de Venezuela Nº 33.192 de fecha 26
de Marzo (Sic) de 1.985 (Sic), vicio este que nace
de la contravención a la norma Constitucional 46
citada y en concordancia con lo dispuesto artículo
1357 (Sic) y 1352 (Sic) en relación al artículo 151
del Código de Procedimiento Civil....’
Esta afirmación de la recurrida es una negativa de
aplicación del artículo 147, ordinal 4 de la Ley
Organica del Poder Judicial, de fecha 16 de septiembre
de 1.969 (Sic), que faculta al Ejecutivo Nacional en
Consejos de Ministros, para ‘Crear, dotar, reglamentar
y fijar la jurisdicción de oficinas especiales para el
servicio de otorgamiento de poderes, y otras
actuaciones de carácter no contencioso, por lo que
siendo actuaciones no contenciosas y no declarado el
Reglamento de Notarías que las actuaciones realizadas
por el Notario fuera de la jurisdicción señalada, no
puede el juez de la recurrida declarar la nulidad del
poder que le otorgue a los doctores Hector Rafael
Briceño Días y Enrique J. Briceño, por ante la Notaría
Pública Duodécima del Distrito Sucre del Estado
Miranda, el día 23 de abril de 1.996(Sic), bajo el Nº 85,
el Tomo 27 de los libros de Autenticaciones y en donde
el Notario que suscribe el poder hace que para este acto
se traslade y constituya en Charallave, a petición de
parte interesada, como consta a los folios 187-188 de la
Primera pieza del expediente que contiene la sentencia
recurrida, por lo que igualmente infrigió el artículo 18,
letra ‘H’ del Reglamento de Notarías Públicas....”
Para decidir, se observa:
Alega el recurrente la infracción el artículo 147 ordinal 4,
de la Ley Orgánica del Poder Judicial de fecha 16 de septiembre de
1969. Al respecto, es necesario aclarar que el instrumento legal
vigente, por el cual rigen sus actividades los órganos del Poder
Judicial, asi como los recursos humanos que en él, prestan sus
servicios, data de fecha 27 de agosto de 1998, siendo su último
artículo el signado bajo el número 121, lo que lleva a colegir que el
argumento esgrimido por el formalizante, está basado en un texto
legal derogado. En consecuencia, la Sala considera, que no procede
emitir pronunciamiento sobre este punto de la denuncia.
En este capítulo, delata asi mismo el recurrente la
infracción de lo preceptuado en el artículo 18, literal H del
Reglamento de Notarías Públicas, (el cual corresponde al artículo 20,
literal k, del Reglamento vigente). Aseveración que tiene su asidero
en que el Juez Superior declaró nulo y sin ningún valor, el
instrumento poder con que pretendió, el Abogado Héctor Rafael
Briceño, representar en el juicio al ciudadano Vittorio Piaccentini
Puparo, por haberse otorgado el documento en cuestión ante el
Notario Público Duodécimo del Distrito Sucre (hoy Municipio
Baruta) del estado Miranda, el cual para efectos de la autenticación y
a petición del poderdante, se trasladó a Charallave, Jurisdicción del
Municipio Autónomo Cristóbal Rojas del precitado estado, ya que en
opinión del ad quem, el referido traslado fuera de la jurisdicción
asignada al Notario, lo inhibe de otorgar fe pública, y por ende, al
carecer de élla, el acto que autorizó bajo las circunstancias anotadas,
debe considerarse nulo, por entender el Juez Superior que lo
establecido en el artículo citado del Reglamento de Notarías
Públicas, no debía aplicarse en razón de que existen normas de
mayor rango que las reglamentarias, las cuales señalan las
solemnidades que deben cumplirse para el otorgamiento de
documentos, contándose entre ellas, las establecidas en los artículos
1.357 y 1.352 del Código Civil.
De la transcripción realizada precedentemente,
correspondiente al escrito de formalización, donde se reproduce
parcialmente la sentencia recurrida, se observa que efectivamente el
juez al cual le correspondió el conocimiento vertical del asunto
planteado, declara nulo el poder de marras, en base a los
razonamientos que antes se expresaron.
En este orden de ideas, del contenido del artículo 1.357
del Código Civil, es preciso hacer la siguiente distinción:
documentos públicos, son aquellos que deben estar revestidos, al
momento de su otorgamiento, de todas las solemnidades que la ley
establece al efecto, y en cuya formación interviene un funcionario
con la facultad de darle fe publica, la que alcanzará inclusive su
contenido. Este documento público, es también auténtico. Ahora
bien, existe otra categoría de instrumentos que se reputan auténticos,
son aquellos que aun cuando deben ser otorgados ante un funcionario
que de fe pública, éste sólo dejará constancia de que los interesados
se identificaron ante él y firmaron en su presencia, este personero no
interviene en ningún modo en la elaboración del documento;
tampoco deja constancia del contenido del mismo.
La redacción del citado artículo 1.357 del Código Civil,
pudiera llevar a pensar que el documento público y el auténtico, son
análogos, esto no es asi y debe entenderse que el documento público
por estar revestido de todas las formalidades para su
perfeccionamiento, es también un documento auténtico. Sin embargo
el documento autenticado es aquél, que se presenta ante un
funcionario revestido de autoridad para otorgar fe pública (notario),
a fin de que éste deje constancia que los firmantes se identificaron
en su presencia y ante él suscribieron el instrumento, ya redactado
previamente. Esta función está atribuida a los Notarios Públicos
cuya actuación debe regirse por el Reglamento de Notarías Públicas.
Aun asi, nada obsta para que un ciudadano pueda escoger otorgar un
poder ante un Registrador, por ejemplo, en este último caso, el
documento deberá considerarse, además de auténtico, público,
sometido a las previsiones del artículo 1.357 del Código Civil
mencionado.
Sobre el punto, en decisión del 27 de abril de 2000, la
Sala ha emitido la opinión, que de seguidas se transcribe:
“...El artículo 1.357 del Código Civil señala lo
que debe entenderse por documento público o
auténtico indicando que es aquel autorizado por un
Registrador, Juez u otro funcionario que tenga
facultad para darle fe pública en el lugar donde el
instrumento se haya autorizado.
Ahora, a pesar de que dicha norma se refiere a
instrumento público o auténtico como si se tratare
de sinónimos, no es cierta tal sinonimia sino que
entre uno y otro existe más bien una relación de
género a especie, toda vez que un instrumento
público, por el sólo hecho de serlo debe reputarse
auténtico mas la inversa no es cierto por cuanto un
documento auténtico puede no ser público.
En este orden de ideas tenemos la opinión de Jesús E.
Cabrera Romero quien dice:
‘Es la actividad del registrador, cuando ab
initio se otorga ante él un documento, la que más
se compagina con las previsiones y efectos que los
Arts. (Sic) 1.357, 1.358, 1.359 y 1.360 cc (Sic).
Determinan para los instrumentos públicos. Por
ello Brewer y Borjas, consideran que sólo es
documento público negocial aquel que se otorga ab
initio ante el Registrador, ya que en él se dan
aproximadamente la fases señaladas y se cumplen
los requisitos de estructura del documento público
Notarial. No consideran instrumentos públicos a los
documentos reconocidos o autenticados que se
llevan a registrar, ya que en la formación de los
mismos (contenido y percepción de la voluntad
negocial bajo cierto ritos), para nada ha
intervenido un funcionario público, salvo en
su transcripción en los Libros de Autenticaciones; y al
no existir tal intervención, el instrumento sigue
siendo privado aunque se registre, ya que el acto
de registro en nada influye en el perfeccionamiento
del negocio ni en la calidad del documento que lo
recogió...’
Con relación al documento auténtico sostiene el citado
autor:
‘Auténtico significa en sentido filológico acto cuya
certeza legal se conoce y se sabe que emana de la
persona a quien se atribuye, y en sentido general:
acto que debido a la intervención de un funcionario
público competente para ello, o de particulares
legalmente autorizados, y previo cumplimiento de
las formalidades legales, se acredita como cierto y
positivo, de forma que en lo sucesivo haga fe (sea
fehaciente en juicio), ya que debe ser creído...’
.....Omissis.....
‘Pero, además de esto, es de hacer notar que en
nuestro Derecho Probatorio y dentro del terreno de
la prueba por escrito que emana de las partes
auténtico no es sinónimo de documento público, ya
que existen documentos privados auténticos. La
existencia de esta clase de instrumentos privados
ha sido reconocida por nuestros escritores desde el
siglo pasado, existiendo una corriente doctrinal en
este sentido. Tal idea la compartimos, porque
dentro del área de los documentos privados, o sea
de aquellos que forman los particulares sin
intervención de un funcionario público competente
para ello, hay instrumentos que después de
formados son presentados por sus autores (o al
menos uno de ellos), ante un funcionario público, a
fin de que éste declare expresamente en el texto
del documento, o en otra forma, que el o los
presentantes han reconocido como de el o ellos las
firmas o la escritura que aparecen en el
instrumento, declarándose autores del mismo; y si
este funcionario está facultado por la Ley para
recibir esa declaración y transcribirla al documento
o a su copia, su dicho otorga la certeza a la
declaración que ante él efectuaron él o las partes;
convirtiéndose por ello el instrumento en
auténtico, a pesar de ser privado. Es auténtico,
porque se tiene certeza legal del acto realizado y
de quiénes son los autores (o autor) del
instrumento, y es privado porque así lo califica la
Ley (Art. (Sic) 1.363 cc (Sic)), rompiéndose
así cualquier esquema que pretenda darle carácter
de público a los documentos en los cuales
intervenga en una forma u otra una autoridad...’.
(Estudios Jurídicos sobre el Documento Público y
Privado).
En este orden de ideas, Brewer Carías sostiene:
‘El documento público es documento auténtico por
excelencia, porque su autenticidad existe desde el
momento de su formación; y además, la autoridad
del funcionario público que lo autoriza prueba, aún
legalmente, el contenido, o sea la parte intrínseca
del acto mismo, del modo que pronto veremos. Por
el contrario, la escritura privada, con firma
autenticada ante un Notario, es documento privado,
no público; pero también es en parte un documento
auténtico, por cuanto la autenticación confiere esta
cualidad a la firma y a las declaraciones de los
reconocimientos. No respecto a todo lo demás’.
(Estudios Jurídicos sobre el Documento Público y
Privado. Autores Venezolanos, pág. 260).
De acuerdo a lo expuesto podemos concluir que un
poder que se otorga ab initio ante un Registrador, será
público y por ello auténtico, pero si se otorga ante un
Notario será auténtico mas no público, aun cuando
posteriormente se haga registrar....”
Como antes se dejó dicho, la función Notarial se encuentra
regida por el Reglamento de Notarías Públicas y según el vigente
para la época en su artículo 18, establecía las actividades prohibidas
a los Notarios, entre éllas el literal “h”, contemplaba “...el ejercer
funciones de su cargo fuera de la jurisdicción territorial que les haya
sido atribuida...”, pero prevé asi mismo que los actos o contratos
realizados contraviniendo tal prohibición, tendrían plena validez,
implicando sin embargo, sanciones para el Notario infractor.
Del espíritu de la disposición reglamentaria in comento,
debe colegirse que el hecho de que el Notario Público violando la
prohibición apuntada, otorgue un documento fuera del ámbito
territorial que le es atribuido por el decreto de su creación, no puede
implicar que el acto o contrato celebrado bajo esas condiciones,
pierda su carácter de auténtico, pues el Notario sigue siendo tal, y
conserva, donde quiera que se encuentre, su autoridad, de manera
que los actos que autorice con su investidura no pueden carecer de fe
pública, pues el funcionario no deja de serlo por el hecho de
encontrarse fuera del territorio para el cual fue creada la Notaría a
su cargo.
Con base a los razonamientos expuestos, es necesario
concluir, que el otorgamiento de un poder, puede configurarse
mediante su autenticación, y ésta es su forma por excelencia; esta
clase de documentos no están sometidos a cumplir los rigurosos
formalismos requeridos para el documento público, ex artículo 1.357
del Código Civil. El Notario Público, que ejerza sus funciones fuera
del ámbito territorial para el cual fue designado, se hará acreedor de
una sanción en su contra, pero su infracción en esta especie, no
acarrea que se desvirtúe su facultad de otorgar fe pública a los actos
celebrados en su presencia, sólo respecto de la firma.
Como consecuencia de todo lo expuesto, esta Sala de
Casación Civil, considera que cuando el Juez Superior niega
aplicación al artículo 18, ordinal H del Reglamento de Notarías
Públicas, tal conducta se traduce en la infracción denunciada de
quebrantamiento de ley, por falta de aplicación. En consecuencia
declara la validez del poder otorgado al abogado Héctor Rafael
Briceño, por cuanto el mismo se otorgó ante un funcionario investido
de la facultad de otorgar fe pública. Asi se decide.
En base a los precedentes argumentos, se declara
procedente la denunciada infracción por falta de aplicación, artículo
18 literal “H” del Reglamento de Notarias Públicas, correspondiente
a la letra “K” del artículo 20 de la modificación efectuada el 24 de
noviembre de 1998, Gaceta Oficial Nº 36.588. Asi se decide.
CAPITULO SEGUNDO:
Con fundamento en el ordinal 2º. del artículo 313 del
Código de Procedimiento Civil, en concordancia con los artículos
320 y 12 ejusdem, se denuncia la infracción de los artículos 1.357 y
1.915 del Código Civil, por error de interpretación, con los
siguientes alegatos:
“...la recurrida incurrió en ERROR DE
INTERPRETACIÓN ACERCA DEL CONTENIDO Y
ALCANCE DE UNA DISPOSICIÓN EXPRESA DE
LA LEY, infringiendo flagrantemente una norma
jurídica que regula el establecimiento o valoración de
los hechos. En efecto, preceptúa el artículo 1357 (Sic)
del Código Civil, que:
‘Instrumento público o autentico es el que ha sido
autorizado con las solemnidades legales por un
Registrador, por un juez u otro funcionario o
empleado público que tenga facultad para darle fe
pública, donde el instrumento se haya autorizado.’
Por otra parte, el artículo 1915 (Sic) del aludido
Código Civil, establece:
‘El registro debe hacerse en la Oficina del
Departamento o Distrito donde esté situado el
inmueble’.
Del análisis conjunto de las anteriores normas de
infiere que una cosa es un documento público y otra
bien distinta, es un documento auténtico, y el lugar
donde debe otorgarse un documento público a los que
se refiere el 1924 (Sic) del Código Civil. No es lo
mismo escritura pública, instrumento o documento
público, que acto o documento auténtico. En el sentido
estricto de la palabra, escritura pública, instrumento o
documento público es el que se otorga ante el
Registrador, o ha sido autorizado por él en la forma
requerida por la Ley y siempre que sea para ello
competente.
En sentencia de fecha 24 de febrero de 1.998 (Sic),
publicada en la obra ‘jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia’, Tomo 2, página 107, estableció:
‘El documento público es aquel que ha nacido bajo
la autoridad del funcionario competente para darle
fe pública. Su autenticidad debe existir desde el
propio instante de su formación. Ningún acto
posterior puede convertir a un documento privado
en documento público.’
De acuerdo con los establecido en el artículo 1357 (Sic)
del Código Civil, es documento público el que conlleva
cuatro fases a saber: Evidencia – solemnidad – objeto y
cotancidad (Sic) Estas cuatros fases las cumple el
Registrador, no el Notario, el Registrador da fe de que
conoce a los otorgantes, averigua la capacidad jurídica
de los otorgantes, califica el acto, lee el documento y
lo confronta con los otorgantes y testigos, ordenando su
inserción en los protocolos respectivos, y si todo
coincide, los atorgantes emiten su consentimiento. Por
ello la función del registrador es superior a la Notario
estas cuatro fases es lo que le da carácter público y
fuerza erga omnes, fuerza que no tiene el documento
notario (Sic) solamente, ya que este documento solo
surte efectos entre las partes y no frente a terceros.
En el documento notariado, el Notario se circunscribe a
dar fe que dos o más personas firmaron ante él en esa
fecha. Lo que está autenticando el Notario es la firma,
identidad y contenido, pero no intervienen en la
formación del documento. De tal manera que son
documentos auténticos los que pasan ante los demás
funcionarios en el ejercicio de sus funciones legales.
Un poder otorgado ante un Registrador de un
documento público: ese mismo poder autorizado ante
un Juez o Notario es solamente un documento
auténtico.
(...Omissis...)
El poder que el Doctor Hector (Sic) Rafael Briceño
Díaz Consignó el día cinco (5) de junio de 1.996 (Sic),
que cursa a los folios 187-188 de la primera pieza, es
un documento auténtico y no un documento público
como lo calificó la recurrida, ya que el Notario Público
Duodécimo del Distrito Sucre del Estado Miranda, de
acuerdo con lo establecido en el artículo 10, letra b del
Reglamento de Notarías Públicas, por lo que la
recurrida incurrió en el error in iudicando denunciado y
así se declare....”
Denuncia el formalizante, en el encabezamiento de su
escrito, error de interpretación sobre el contenido y alcance de una
disposición expresa de la Ley, no obstante ello, en el desarrollo de
su alegato no realiza una explicación de cómo, por qué y dónde, se
produce tal error de interpret aci ón. Tampoco especi fi ca cual es la
norma que en su opinión, fue interpretada de manera errada por parte
de la recurrida. En el extenso texto de su denuncia, efectúa una serie
de acotaciones referentes a los documentos públicos y auténticos, asi
como a las diferencias que entre éllos existen; pero, de la detenida
lectura de sus argumentos, no le es posible a este Tribunal Supremo,
determinar; cuál norma fue la erróneamente interpretada por el Juez
Superior, que interpretación hizo de ésta y, cuál ha debido ser la
correcta.
De vieja data y en forma reiterada la doctrina de la Sala,
en desarrollo de la previsión contenida en el artículo 317 del Código
de Procedimiento Civil, ha establecido requisitos, de ineludible
observancia, que deben exhibir los escritos que aspiren a someter al
conocimiento de este Máximo órgano de la justicia, los recursos
atinentes a su competencia. Formalidades estas que de ser
incumplidas, conllevan en oportunidades, a la declaratoria de
perención de aquellos. Ahora bien, dado que la rigidez de tales
exigencias, pudiera representar en algunos casos que al no entrar a
conocer un recurso, se dejara asi mismo de decidir sobre sentencias
realmente inficionadas de errores cometidos en la instancia, este
Supremo Tribunal, en aplicación de normas consagradas en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (artículos 26
y 257), ha tratado de flexibilizar en cierta medida su doctrina al
respecto, no obstante considera sigue siendo necesario que los
escritos contentivos de la formalización de los recursos de casación
estén redactados en forma clara, precisa, de manera que su análisis
permita, sin lugar a dudas, entender el sustratum de lo denunciado,
ésto quiere decir que en la elaboración de tales textos debe el
exponente hacer gala de todos los conocimientos de la técnica
denominada casacionista, y ello por que el escrito de formalización
es la carga mas exigente impuesta al recurrente, ya que se estima
como una demanda de nulidad contra la sentencia impugnada.
De lo expuesto se colige, que la fundamentación del
recurso debe contener todos los razonamientos, explicaciones que
permitan, diáfanamente, a los Magistrados de este Alto Tribunal
entender porqué la sentencia recurrida, se considera infractora de las
normas jurídicas denunciadas, que de no ser asi los obligaría a
realizar la ardua labor de relacionar los argumentos esgrimidos con
las normas denunciadas y enfrentarlos con la sentencia
presuntamente violadora de ellas, deber que no corresponde a este
Tribunal Supremo, pues se repite esta es una obligación inherente al
recurrente.
Sobre este asunto, el Magistrado que suscribe en el
presente fallo, en decisión de fecha 6 de julio de 2000, expediente
Nº 99-754, acogió la doctrina ya pacífica y consolidada, que
estableció:
“...Ahora bien, resultan tan vagos e imprecisos los
dichos del formalizante, que para cerciorarse de la
veracidad de los mismos, tendría la Sala que descender
al estudio de todas las actas del expediente, labor que
no le corresponde dentro de su competencia como
Tribunal de derecho, estando circunscrito su análisis a
desmenuzar la sentencia recurrida, tomando como base
las denuncias planteadas, las cuales deberán estar
explanadas en forma clara, señalándose sin lugar a
dudas, cómo, cuándo, en qué parte de la sentencia se
cometieron las infracciones delatadas y expresándose,
la obligatoria conexión entre las normas que se
consideran violadas y la sentencia impugnada.
En relación a los requisitos que debe reunir el escrito
de Formalización como carga procesal del recurrente,
ha dicho la Sala:
‘La doctrina pacífica y reiterada de esta Sala
impone al formalizante la obligación de expresar
en forma clara, precisa y sin dejar lugar a dudas, el
por qué considera que fueron violadas las normas
que denuncia como infringidas. En este orden de
ideas, es oportuno señalar que el escrito de
formalización constituye una demanda de nulidad
contra la sentencia que se considera infractora de
la Ley y, en consecuencia, su redacción está sujeta
a cánones que deben ser observados por quienes
pretenden recurrir ante esta Corte Suprema de
Justicia. Sobre este punto, la doctrina prolija y
constante, ha dicho:
‘La fundamentación del recurso de casación y,
por ende, de las denuncias de infracción que lo
conforman, es la carga procesal más exigente
que se le impone al formalizante, porque la
formalización del medio recursorio
extraordinario debe ser un modelo de precisión
y claridad, al estimarse como una demanda de
nulidad que se propone contra una sentencia
que se considera infractora de la ley.
La reiterada doctrina de la Corte tiene
establecido que cada denuncia de infracción
debe guardar las siguiente estructura;
a)Cita de la causal o motivo del recurso de
casación, de conformidad con los supuestos
consagrados en el artículo 313 del Código
de Procedimiento Civil.
b)Indicación de los preceptos legales
infringidos.
c)Razonamiento o motivación que explique la
infracción legal.
Si los artículos denunciados son distintos unos
de otros, debe establecerse la
vinculación indispendable entre los hechos y el
precepto que se dice infringido. Este vínculo
debe ser objetivamente ofrecido por el
recurrente, ya que no es misión de la Corte
establecer esta conexión, ni puede suplirla en
ningún caso.
Es indispensable que el formalizante
fundamente cada denuncia de infracción en
forma clara y precisa, sin incurrir en
imputaciones vagas, vinculando el contenido
de las normas que se pretenden infringidas con
los hechos y circunstancias a que se refiere la
infracción, señalando cómo, cuándo y en qué
sentido se incurrió en la violación alegada. De
tal modo pues, que no basta citar en el escrito
de formalización las disposiciones legales
presuntamente infringidas, sino que resulta
indispensable relacionar las mismas con las
denuncias de infracción que se pretenden
atribuir a la recurrida, pues es principio de
técnica en la formalización el que toda
denuncia debe ser individualizada con la cita
del correspondiente precepto legal infringido y
el razonamiento que explica y fudamenta la
denuncia. Así se decide’.
En el caso bajo decisión, del análisis realizado sobre el
escrito de formalización a la luz de la doctrina supra invocada, la
Sala necesariamente debe concluir, que por cuanto el recurrente no
dio cumplimiento a las exigencias impuestas por la pertinente
técnica casacional en su pretendida delación de infracción de la
preceptiva legal plasmada en los artículos 1.357 y 1.915 del Código
Civil, se desecha la denuncia. Asi se decide.
CAPITULO TERCERO
DECISION
En fuerza de los razonamientos expuestos, este Tribunal
Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, en
Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la Ley, declara CON LUGAR el
recurso de casación interpuesto contra la sentencia de fecha 8 de
julio de 1999, emanada del Juzgado Superior (Accidental) en lo
Civil, Mercantil del Tránsito y de Menores de la Circunscripción
Judicial del estado Miranda. En consecuencia, se ORDENA al juez
superior que resulte competente, dicte nueva decisión, sin incurrir en
el vicio que dio lugar a la nulidad de la sentencia.
Queda de esta manera CASADA la decisión impugnada.
Publíquese, regístrese y remítase el expediente al Juzgado
Superior de origen, en acatamiento a lo previsto en el artículo 322 en
concordancia con el 326, ambos del Código de Procedimiento Civil.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala
de Casación Civil, del Tribunal Supremo de Justicia, en
Caracas, a los cinco ( 5 ) días del mes de abril de dos mil uno.
Años: 190º de la Independencia y 142º de la Federación.-
El Presidente de la Sala,
_____________________
FRANKLIN ARRIECHE G.
El Vicepresidente– Ponente,
__________________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
________________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
La Secretaria,
_________________________
ADRIANA PADILLA ALFONZO
Exp. Nº: 99-911
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN
CIVIL.
Caracas, 27 de ABRIL de 2001. Años: 191º y 142º.
Por cuanto en la anterior sentencia de fecha 5 de abril de
2001, en el juicio por intimación y estimación de honorarios
profesionales, seguido por los ciudadanos RAFAEL ANTONIO
MACIAS MATA y MIGUEL ANGEL PACHECO
BARBOZA contra el ciudadano VITTORIO PIACCENTINI
PUPARO, se incurrió en el error material en la página Nº 1 donde
dice: “RAFAEL ANTONIO MACIAS MATA y PEDRO BOTERO
BASELICE”. Siendo lo correcto: “RAFAEL ANTONIO MACIAS
MATA y MIGUEL ANGEL PACHECO BARBOZA”. Mediante el
presente auto queda subsanado el error en referencia a los fines
consiguientes.
El Presidente de la Sala,
_____________________
FRANKLIN ARRIECHE G.
El Vicepresidente-Ponente,
__________________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
_________________________
ANTONIO RAMÍREZ
JIMÉNEZ
La Secretaria,
_________________________
ADRIANA PADILLA ALFONZO
Exp. N° 99-911
COV/meg.