MODELO NUEVA SELECTIVIDAD PLAT+ôN

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OPCIÓN “A”

“-Es preciso, pues, hacer constar, Simmias, que si todas estas


cosas, que tenemos continuamente en la boca, quiero decir, lo bello, lo
justo y todas las esencias de este género, existen verdaderamente, y que si
referimos todas las percepciones de nuestros sentidos a estas nociones
primitivas como a su tipo, que encontramos desde luego en nosotros
mismos, digo, que es absolutamente indispensable, que así como todas
estas nociones primitivas existen, nuestra alma haya existido igualmente
antes que naciésemos; y si estas nociones no existieran, todos nuestros
discursos son inútiles. ¿No es esto incontestable? ¿No es igualmente
necesario que si estas cosas existen, hayan también existido nuestras
almas antes de nuestro nacimiento; y que si aquellas no existen, tampoco
debieron existir éstas?”

(PLATÓN, Fedón)

Cuestiones:

1. Exponer las ideas y la estructura argumentativa del texto propuesto.

2. Explicar el problema del conocimiento en Platón y desarrollar


sistemáticamente las principales líneas de su pensamiento.

3. Relacionar el pensamiento de Platón con su marco histórico, socio-


cultural y filosófico.

4. Explicar el tratamiento del problema del conocimiento en un autor o


corriente filosófica que no pertenezca a la época antigua.
CUESTION 1.

El texto propuesto presenta uno de los argumentos mediante los


que Platón busca demostrar la preexistencia del alma, el que considera
que el conocimiento de los modelos absolutos (“esencias” o “nociones
primitivas” de las cosas) no puede ser adquirido en el mundo material o
sensible, por lo que su conocimiento es un recuerdo de una existencia
anterior. El alma, habiendo vivido su existencia primigenia en el Mundo
de las Ideas, lo ha conocido allí todo, por lo que en su existencia terrenal
puede recuperar aquel saber.

Platón suscribe un concepto de ciencia según la cual, ocupándose


ésta de lo universal, sus objetos no pueden ser otra cosa que las ideas.
Estas están situadas en un mundo aparte del mundo sensible, por lo cual
son conocidas en la medida en que el alma se aparta de las percepciones
empíricas y “asciende” progresivamente hasta la captación de lo eterno e
inmutable.

La estructura argumentativa del texto presenta un razonamiento


deductivo cuya secuencia sería la siguiente:

Premisa 1: Los conceptos ideales (lo bello, lo justo, etc.) existen


como aquello a lo que nuestras percepciones sensibles nos remiten (líneas
1 - 6).

Premisa 2: Estas nociones ideales o esencias son contenidos


captados por el alma, por lo que no preexistirían sin la preexistencia de
ésta como continente suyo (líneas 6 - 9).

Conclusión: Hay que aceptar, por tanto, como argumento


“incontestable” (línea 9) el que el alma tuvo una existencia previa a su
encarnación en un cuerpo (líneas 9 - 12).

El texto concluye con una doble interrogación retórica que revela


su mecanismo interno de silogismo disyuntivo, o, si se prefiere, de
reducción al absurdo: siendo evidente la existencia de conceptos ideales,
no hay otra explicación para este hecho que la afirmación de la
preexistencia del alma.
CUESTION 2

Según Platón, existen dos mundos o dos clases de realidades; a


saber, el mundo sensible, que es un mundo aparente, un mundo de
sombras, y el mundo inteligible o Mundo de las Ideas, que constituye la
auténtica realidad. Al mundo inteligible pertenecen las ideas y los
números; mientras que del mundo sensible, sujeto a la generación y a la
corrupción, forman parte los objetos artísticos y los entes naturales.

El mundo inteligible posee una estructura piramidal, según la cual


las ideas inferiores dependen de otras superiores, éstas, a su vez, de otras,
y así sucesivamente, hasta llegar a la idea suprema o suprema realidad: la
Idea del Bien, gracias a la cual existen y son verdaderas todas las demás
realidades. Así pues, esta interpretación mantiene que todas las ideas y,
en último término, también todas las cosas (que “participan”del ser de las
ideas, de las que son una copia imperfecta), son gracias a la idea del
Bien.

Tal como se afirma en su diálogo “Fedón”, Platón considera que


aprender consiste en recordar, en reminiscencia. El alma, que preexiste al
cuerpo, habitó en el mundo inteligible (cosmos noetós) y allí conoció las
ideas (la verdadera realidad); mas, en el momento de su unión con el
cuerpo, olvidó lo conocido y, durante su vida terrena, al entrar en
contacto con las cosas sensibles, va recordando las entidades
contempladas anteriormente. Puesto que la calidad del conocimiento
depende de la calidad de los objetos conocidos, existirán tantas clases de
conocimiento como modalidades de realidad existan, esto es, de los
objetos materiales tendremos un conocimiento inauténtico o aparente
(doxa); en cambio, cuando el alma logra liberarse de las realidades
sensibles y elevarse al mundo de las ideas, entonces tiene lugar el
verdadero conocimiento, la ciencia auténtica (episteme). En cada uno de
estos niveles, a su vez, se distinguen otros dos tipos de conocimiento: A)
nivel de la simple opinión: 1) la conjetura o imaginación y 2) la opinión
plausible; B) A nivel de la ciencia, 1) el pensamiento discursivo o
actividad racional y 2) el conocimiento superior o ciencia suprema, que
capta mediante intuición directa “las ideas tomadas en sí mismas”.

En la doctrina platónica el ascenso cognoscitivo tiene lugar por


medio de la dialéctica, que nos lleva a la suprema idea o, lo que es lo
mismo, a la suprema realidad: la idea del Bien. El motor de la dialéctica
es el “Eros” (amor).

El alma, sujeto del proceso de conocimiento, es entendida por


Platón como una realidad compuesta, comparable a un carro tirado por
dos caballos, que representan el apetito concupiscible (deseos instintivos)
y el apetito irascible (deseos nobles de la voluntad). El conductor
representa, en esta analogía, la razón, a la que corresponde guíar al carro.
La armonía del alma es producida por la virtud: templanza para el
instinto, fortaleza para la voluntad y prudencia para el entendimiento. De
las tres deriva la justicia. Esta imagen o “mito del carro” se aplica
también a la sociedad, dividida en productores, guerreros y filósofos,
correspondiéndoles a estos últimos las responsabilidades de gobierno.

CUESTION 3.

El contexto histórico en que se mueve Platón viene definido por las


Guerras del Peloponeso. En el año 404 a.C., cuando Platón se encuentra
en plena juventud, los espartanos derrotaron a los atenienses en la batalla
de Egospótamos, y se hicieron dueños de la situación griega. El poderío
de Esparta procuró anular las aspiraciones democráticas de Atenas,
favoreciendo las tendencias oligárquicas. Como consecuencia, los
atenienses se vieron obligados a soportar el régimen de los Treinta
Tiranos. Tras este gobierno se restableció una frágil democracia, durante
la cual tuvo lugar el juicio y la condena de Sócrates.

Platón denunció este “crimen contra la filosofía” que le hizo


expatriarse y viajar por el Mediterráneo, en un periplo que enriquecerá su
pensamiento por el contacto con las tradiciones mistéricas egipcias y el
pensamiento pitagórico en Sicilia, donde intenta infructuosamente
materializar su República ideal. Solo en su madurez se instala de nuevo
en Atenas. Fue siempre, frente a la democracia, que veía escorar hacia la
demagogia, partidario de la aristocracia, el “gobierno de los mejores”.
Hay, además, una constante en su pensamiento: la búsqueda de definir el
mejor estado posible, fundado en la idea de justicia.

Las pugnas entre las diversas polis griegas se mantuvieron vivas


durante toda la vida de Platón. Las continuas guerras y rivalidades
llevaron a Grecia al empobrecimiento y la decadencia, por lo que poca
resistencia pudieron oponer finalmente al pujante Imperio Macedonio.

En cuanto al contexto filosófico, el texto pertenece al periodo de


transición a la madurez del autor, cuando formula la Teoría de las Ideas,
fundamentando en ellas sus concepciones éticas y políticas. Hay en
Platón una constante búsqueda de la verdad, que contrasta con el
escepticismo de los sofistas, con cuya concepción utilitaria del lenguaje
polemiza constantemente: mientras que los sofistas hacían depender la
eficacia del lenguaje de la brillantez de los argumentos, Platón considera
que es la Verdad la que mide la calidad de un argumento.

La de los sofistas es la primera escuela filosófica relevante ubicada


en Atenas, centro cultural de Grecia y cuna de la democracia. Convirtió
la filosofía en una enseñanza remunerada, cuyos contenidos eran
fundamentalmente la retórica y la dialéctica; estableció la distinción entre
“physis” y “nomos” (naturaleza y cultura) y formó a la élite política e
intelectual ateniense. Pertenecieron a esta escuela Gorgias, padre del
escepticismo, y Protágoras (cuya máxima es “El hombre es la medida de
todas las cosas”), padre del relativismo filosófico. Sócrates, maestro de
Platón -y de quien éste recibió el método del diálogo, la preocupación por
los problemas éticos y políticos y tal vez el interés por la esencia
universal y la aceptación de la inmortalidad del alma- es el gran crítico de
esta escuela.

Aristóteles, discípulo de Platón, y cuyo sistema empirista se


construye desde la crítica a los planteamientos racionalistas e idealistas
recibidos en la Academia, reconoce a Sócrates la importancia concedida
a los razonamientos inductivos y a las definiciones.

También incorpora Platón a su sistema de pensamiento,


fundiéndolas y armonizándolas, influencias tan diversas como a)
Parménides y otros eleatas y los megáricos, especialmente por su
contraposición del conocimiento sensible e intelectual que le conduce a
formular su dualismo metafísico (realidad/apariencia), cognoscitivo
(conocimiento/opinión) y antropológico (alma/cuerpo); b) los pitagóricos
en la importancia concedida a las matemáticas, el valor de los números y
la aceptación de la metempsicosis; c) Heráclito a través de Cratilo, en
cuanto a las características del mundo sensible; d) Anaxágoras, cuya idea
de una inteligencia ordenadora originaria (“nous”) es asumida en la
doctrina platónica sobre el demiurgo; e) los sofistas, cuyas doctrinas
escépticas trata de refutar, y f) la religión mistérica, tanto egipcia como
órfico-eleusina, algunos de cuyos elementos incorpora a su doctrina sobre
el alma.

CUESTIÓN 4

Kant retoma el problema sobre los límites del conocimiento,


que en el siglo que le precede se había polarizado entre racionalistas
(primacía de la razón) y empiristas (primacía de la experiencia),
llegando a una solución intermedia, el idealismo transcendental o
crítico, según el cual el conocimiento es determinado por el sujeto, que
impone las categorías de la razón a los datos sensibles. Por ello su
pensamiento da respuesta al principal problema que planteaba el
cartesianismo, cuyo sentido crítico radicaliza: según Kant ya no
conocemos esencias, sino apariencias, convirtiéndose las substancias
del sistema cartesiano (“res cogitans”, “res extensa” y “res infinita”) en
“ideas de la razón” (alma, mundo y Dios).

Kant distingue entre lo que constituye la “materia” del


conocimiento (las impresiones proporcionadas por los sentidos) de la
“forma” (estructuras “a priori” presentes en nuestra mente que
configuran el conocimiento). Al ser nuestro conocimiento una síntesis
de ambas, ya no podemos considerar que conozcamos las cosas en sí
mismas (“noúmenos”), sino que tan solo conocemos las apariencias
(“fenómenos”) que se someten a las propias leyes. Con ello Kant es
consciente de realizar un “giro copernicano” respecto al
conocimiento, al culminar la orientación subjetivista que se inicia con
Descartes.

Al fundarse el conocimiento humano en la experiencia, se


plantea Kant el problema de cómo puede legitimarse la metafísica,
cuyo carácter científico queda en entredicho. Las leyes científicas son
“juicios sintéticos a priori”, es decir, juicios que se refieren a la
experiencia y que se formulan como universales y necesarios. ¿Cómo
son posibles estos juicios? Son posibles si admitimos que el caos de
sensaciones que recibimos es organizado por las formas puras “a
priori” presentes en nuestra mente: el espacio y el tiempo (en la
sensibilidad) y las categorías (en el entendimiento). El producto de
esta síntesis es el conocimiento de los fenómenos de la realidad, como
el aportado por las matemáticas y la física.

La última y mas elevada facultad de la mente es la razón, que


vincula los conceptos del entendimiento a ideas, conceptos racionales
necesarios cuyo contenido no puede ser dado por los sentidos.

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