Artículo de Grado - Final - Cristóbal Badilla Castillo

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Facultad de Filosofía y Humanidades

Departamento de Historia
Licenciatura en Historia

De las sombras a la consolidación: El nacimiento del


trotskismo en Chile (1933-1942)

Artículo para optar al grado de Licenciatura en Historia

Nombre estudiante: Cristóbal Fernando Badilla Castillo

Profesores guía: Daniel Palma Alvarado

Marcos Fernández Labbe

Santiago de Chile, diciembre, 2022.


ÍNDICE

Resumen......................................................................................................................................3
Introducción...............................................................................................................................4
Capítulo I: Fin a la dictadura de Ibáñez y el surgimiento de las fracciones en el
comunismo chileno (1929- 1933).............................................................................................16
1.1. Situación internacional convulsionada: el capitalismo entra en una nueva crisis.
El sectarismo de la Internacional Comunista y la politica del “Tercer Periodo”............16
1.2. Crisis nacional: cae el dictador, las tensiones dentro del Partido Comunista se
disparan................................................................................................................................20
1.3. El partido se divide: surge el Partido Comunista de “oposición”, aparece el
comunismo disidente............................................................................................................25
Capítulo 2: Nace la izquierda Comunista Sección chilena de la Oposición de Izquierda
Internacional: ¿Contra la burocracia o doctrina trotskista? (1933- 1936)..........................29
2.1. Crisis Internacional: persecución a Trotsky, se burocratiza la Internacional
Comunista, se abre la necesidad de una nueva orgánica comunista mundial..................31
2.2. Cambia la correlación de fuerzas en Chile: una situación nacional inestable, surgen
nuevas izquierdas. Se consolida la Izquierda Comunista..................................................33
2.3. A fortalecer las alianzas en la izquierda local. ¿Independencia de clase o ¿Frente
Interclasista?.........................................................................................................................40
Capítulo 3: Crisis en las fuerzas de izquierda: Del Frente Popular al Trotskismo de la IV
Internacional (1936 - 1942).......................................................................................................44
3.1. El capitalismo expresa su crisis: se consolidan los fascismos, la Internacional
Comunista da un viraje hacia los Frentes Populares y se levanta la IV Internacional.. .45
3.2. ¿Revolución o reforma?: El Block de izquierdas, la independencia de clase, el
surgimiento de la CTCH y la construcción de un partido revolucionario en Chile.........48
3.3. Hay una alternativa: nace el Partido Obrero Revolucionario (POR), la construcción
en el movimiento obrero y el despliegue ante el mundo popular......................................53
Conclusiones.........................................................................................................................61
Bibliografía...............................................................................................................................65
Fuentes......................................................................................................................................67

2
Resumen

Este artículo se propone analizar el surgimiento del trotskismo en Chile entre los años
1933 y 1942, dando cuenta que su constitución como grupo político dentro de la
izquierda local, fue producto de una relación dialéctica entre teoría revolucionaria y
experiencia militante, pasando por distintas instancias de organización, para finalmente,
levantar el Partido Obrero Revolucionario (POR), Sección Chilena de la IV
Internacional. Además, el origen del trotskismo como un grupo de vanguardia, logro
trascender en la historia de la izquierda en el país, dando cuenta de su inscripción
programática situada en los tópicos del “Programa de Transición” y la “Revolución
Permanente”. También, desarrolla su inserción, despliegue y permanencia dentro del
movimiento obrero, irrumpiendo en la vida nacional, bajo una orientación clasista y
antiburocrática. Finalmente, se presenta una innovación metodológica en torno a un
análisis cualitativo del uso de las fuentes disponibles, tales como sus periódicos
principales, boletines internos y el uso de la memoria de los militantes trotskistas de la
época.

Palabras clave: Trotskismo, Partido revolucionario, Centrismo, Democracia interna

Abstract:

This article intends to analyze the emergence of Trotskyism in Chile between 1933 and
1942, realizing that its constitution as a political group within the local left, was the
product of a dialectical relationship between revolutionary theory and militant
experience, going through different instances of organization, to finally raise the Partido
Obrero Revolucionario (POR), Chilean Section of the IV International. In addition, the
origin of Trotskyism as a vanguard group, managed to transcend in the history of the
left in the country, giving an account of its programmatic inscription located in the
topics of the "Transition Program" and the "Permanent Revolution". Also, it develops
its insertion, deployment and permanence within the labor movement, breaking into
national life, under a classist and anti-bureaucratic orientation. Finally, a
methodological innovation is presented around a qualitative analysis of the use of

3
available sources, such as its main newspapers, internal bulletins and the use of the
memory of Trotskyist militants.

Keywords: Trotskyism, Revolutionary Party, Centrism, Internal Democracy.

Introducción

Hoy en día, luego de las masivas movilizaciones del 18 de octubre de 2019, se ha


abierto un nuevo ciclo político y social en la historia del país, el cual hasta el momento
sin un punto de culminación definido, tiene algunos hitos como: protestas con
características insurreccionales en algunas ciudades, la quema de símbolos del Estado;
las sedes de grandes empresas o bancos; el derrumbe de estatuas provenientes del siglo
XIX, que representaron para las masas la continuidad de la dominación colonial, entre
otras. En ese sentido, se pudo observar que, en los meses más contestatarios de la
movilización popular, la participación fue diversa, disruptiva, innovadora hacia las
formas de expresarse en las calles. Sin embargo, en las convocatorias quienes al parecer
de forma “visible y orgánica” estuvieron ausentes fueron los grandes partidos políticos,
quienes en el siglo XX no solamente tenían un gran poder de convocatoria en torno a
sus respectivas bases, sino que eran legítimos representantes de la clase trabajadora.

Ante aquello, uno de los hitos importantes, es la elección del 15 y 16 de mayo de 2021
que pone en funcionamiento a la Convención Constitucional, la cual, nace con el
objetivo de redactar una nueva constitución para Chile, debido a que dentro de ella
vuelven a aparecer grupos que en la palestra pública se autodenominan “trotskistas”,
siendo estos minoritarios en términos de influencia logran avanzar en un pequeño sector
a nivel electoral, pero importante de la población para lograr una tribuna con un
programa y una estrategia distinta a la de los partidos tradicionales. Igualmente, para
efectos de esta investigación, no nos detendremos en el resultado del plebiscito de 2022,
más bien, enfatizamos en la aparición de este grupo en la palestra pública.

Asimismo, este hito no es relevante porque se autodenominen como tal, sino porque
representan toda una trayectoria a nivel histórico de un sector la izquierda que ha
luchado de forma autónoma por su existencia no solo en la historia de nuestro país, sino
también proviniendo de una tradición comunista que se ha desplegado a nivel
internacional. Por lo que, en el presente trabajo nos centraremos en el origen del
trotskismo en Chile a nivel partidario, reconstruyendo su propia historicidad como

4
grupo político con trascendencia orgánica y militante, analizando la posibilidad de que
estos a pesar de su “marginalidad” en la historiografía, tuvieron una inserción concreta
en el movimiento de trabajadores, siendo parte relevante en la historia de la clase
trabajadora, la cual será visibilizada espacialmente en Santiago de Chile, dando cuenta
de sus múltiples redes, diálogos y formas de organización . Así pues, en términos
temporales, será desde los años 1933-1942 en particular, pero rescatando ciertos hitos
claves anteriores que le dieron origen su conformación como grupo político, teniendo
como acontecimiento de cierre, las elecciones presidenciales de finales de 1941, donde
en aquella coyuntura el trotskismo avanza desde la marginalidad política hacia una
organización con mayor consolidación a nivel nacional, teniendo inserción orgánica,
junto a un programa y una estrategia acorde a sus postulados doctrinarios.

En cuanto al contexto, el cual se desarrolla nuestra investigación, nos situamos en la


década de 1930, donde la situación internacional pasaba por un caos económico. Ya
que, desde 1929 el mundo pasaba por una crisis capitalista mundial, producto de la
caída de la bolsa en New York expresándose en la concentración de la producción, el
auge del desempleo, y la disminución de la oferta y la demanda a nivel internacional,
donde en general los países imperialistas como Estados Unidos, Francia, Inglaterra
disminuyeron su capacidad de exportar capitales, produciéndose el fin de una era
vigorosa de préstamos e inversiones luego de la Primera Guerra Mundial1.

Por otra parte, la situación nacional, no se encontraba ajena ante tal escenario, el cual se
veía profundizada por permanente inestabilidad política, en particular, desde la
participación de los militares en la vida pública desde septiembre de 1924 en adelante,
marcando un punto de quiebre en la débil conducción burguesa de Alessandri, donde su
gobierno había significado una disputa entre los sectores proclives al imperialismo
inglés y al imperialismo estadounidense, expresándose en un retroceso político, que
significa su salida, generando una sucesión de golpes militares por facciones del ejército
y la marina, las cuales hay que recordar, no eran homogéneas, sino que dentro de sus
filas se encontraban movimientos anti oligárquicos expresadas en figuras
controversiales como Marmaduke Grove y Carlos Ibáñez del Campo, quienes no
solamente representaran estas acciones coyunturales, sino que entraran a las
organizaciones sociales exigiendo el retorno de Alessandri del exilio, pero también

1
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile, Volumen III (tomos V y VI) (Santiago:
Editorial LOM, 2011), 317.

5
expresando proyectos políticos a largo plazo, los cuales marcarán el destino del país por
ocho años desde 1924 a 1932.2

Por su parte, al interior de la izquierda chilena, en particular en el Partido Comunista,


estos hechos, marcan grietas irreparables en su vida politica, recordando que su
tradición ideológica en la Rusia de 1917, donde con la toma del poder, dirigido en
particular del Partido Bolchevique, con los liderazgos de Lenin, entre otros, dieron
pasos a la formación de la III Internacional, generando un internacionalismo socialista a
nivel mundial por este proyecto de sociedad. Sin embargo, con la temprana muerte de
Lenin en 1924, se abrió una disputa estratégica en el seno del Comité Central del partido
respecto a que estrategia se debía adoptar en aquel momento, debido a que la revolución
en Alemania no había triunfado. Por lo que, en la dirección del PCUS, se tornó una
disputa entre la “Teoría de la Revolución en un solo país”, propugnada por Stalin, frente
a la “Teoría de la Revolución Permanente” defendida por Trotsky, donde el primero se
termina por imponer, y de forma inevitable, dicha discusión se traslada a todas las
secciones de la Internacional incluyendo al partido chileno3.

A su vez, este avance en torno a la politica impulsada por Stalin tuvo su apogeo, luego
del VIII Congreso del PCUS, en donde a través de la Komintern (Internacional), se
plantea la “Bolchevización”, en torno al giro ultraizquierdista de las políticas del
“Tercer Periodo”, señalando que la crisis del capitalismo junto a su caída eran
inminentes, y los Partidos Comunistas del mundo, debían dirigir por si solos las luchas
por la revolución socialista, generando un cambio no solamente en la politica de
alianzas (rechazando cualquier intento de unidad con la socialdemocracia), sino que se
tradujo en que la adopción de “clase contra clase”, iba a ser impulsada a través del
Secretariado Sudamericano de la Internacional Comunista (SSA), modificando la
cultura comunista que tenía en su interior el grupo chileno, donde se les impuso pasar
desde la praxis de asambleas territoriales hacia la organización por células desde las
ramas de la producción4.

2
Íd., 231-232.
3
Gabriel Muñoz, “Disputa por el comunismo en Chile: estalinistas y oposicionistas en el partido de
Recabarren (1924-1934)”, (tesis para optar al grado de licenciado en Historia, Departamento de Ciencias
Históricas, Facultad de Filosofía y Humanidades, Santiago, 2014), 23.
4
Mariano Vega Jara, “¿Hidalguismo versus lafertismo? Crisis y disputas por la representación del
comunismo en Chile, 1929-1933” en 1912-2012 El siglo de los comunistas Chilenos, coords, Olga
Ulianova, Manuel Loyola y Ronaldo Álvarez (Santiago: Ariadna Ediciones, 2012) 99.

6
En este sentido, la historiografía nacional ha dedicado una mayor parte de sus obras a
las consecuencias que tuvieron las políticas del “Tercer Periodo” al interior del Partido
Comunista chileno, el cual debemos destacar, se da en un contexto de represión
selectiva impulsada por Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931), quien tenía al país bajo
una dictadura. En primer lugar, se encuentran los trabajos de Sergio Grez, quien desde
la “nueva historia social”, sostiene que la influencia de la III Internacional (Komintern),
bajo dirección estalinista, desde la aplicación de las políticas “ultraizquierdistas”,
correspondientes al “Tercer Periodo”, tendrán su desenlace directamente en la vida
politica y militante del Partido Comunista de Chile, Ya que, no solamente como
indicamos más arriba, modificara la estructura interna; organizativa del PC, sino que, le
impondrá una nueva orientación estratégica en función de su politica de alianzas
políticas y/o electorales, con todos los sectores que componían el movimiento obrero,
incluyendo a la socialdemocracia, tildándolos de “socialfascistas”, generando una
posición sectaria ante el álgido contexto que vivía el país 5. Además, Grez sostiene que,
dicha politica tuvo consecuencias irreparables, que terminaran en su histórica división
interna, en particular, bajo la conducción del Senador Manuel Hidalgo y otros
dirigentes, quienes frente a la represión de Ibáñez veían la necesidad de una alianza más
amplia tanto en términos sindicales como políticos. Lo que, agraviado por las tensiones
con el BSA, terminaron organizando el grupo “Opositor” dentro del Comité Central
(CC) a la línea oficialista que “bajaba” desde el SBA expresada en la figura de Elías
Lafertte6. Finalmente, su posición tendrá mayor desarrollo al momento de abordar las
elecciones de 1931, posterior a la caída de la dictadura en un clima de alta efervescencia
y crisis política en el país, donde los oficialistas recibían el apodo de “laffertistas”,
mientras que los comunistas de oposición tenían el nombre de “hidalguistas”. Así
ambos grupos se disputaron la presidencia llevando candidatos por separado. A lo que,
independiente de los resultados electorales, este hito marcará un antes y un después en
las tensiones políticas en estos grupos marcando su quiebre definitivo hacia 1933, con la
posterior fundación de la Izquierda Comunista7.

En segundo lugar, se encuentran los trabajos de Olga Ulianova, quien también se


plantea en un interesante dialogo entre lo “político y social”, para construir su relato

5
Grez T. Sergio, “La relaciones entre el Komintern y el Partido Comunista de Chile (1922-1941)”, Revista
Historia Social y de las Mentalidades, (2020): 212.
6
Íd., 223.
7
Grez T Sergio, “Un episodio de las políticas del “Tercer Periodo” de la Internacional Comunista:
Elecciones presidenciales en Chile, 1931”, HISTORIA (julio-diciembre 2015), 503.

7
historiográfico. En ese sentido, al igual que Grez, la autora sitúa su análisis en la
influencia de la Internacional comunista en el partido chileno, a través de sus emisarios
como el Buro Sudamericano, quienes eran los encargados de orientar ideológicamente a
las dirigencias del partido, dando cuenta de un disciplinamiento militante en su vida
interna, como abandono del trabajo político en células, por la organización por sectores
fabricas; y la formación doctrinaria en función de las posiciones requeridas por Moscú.
Lo cual, será confirmado en los documentos kominterniados desclasificados luego de la
caída de la URSS8. Además, respecto al grupo de Hidalgo y los disidentes de la línea
oficial, señala que el BSA critica a Manuel Hidalgo de “trotskista” por querer impulsar
el sindicalismo legal frente al autoritarismo de Ibáñez, epíteto absolutamente negativo
para el momento político y criminalizador hacia cualquiera que cuestionara los métodos
en los cuales la internacional se sumergía en la vida interna del partido 9. Finalmente, a
pesar de la profunda documentación archivada por la autora, se puede constatar como su
análisis se centra exclusivamente en el PC.

En tercer lugar, se encuentran los trabajos del historiador Andrey Schelchkov quien al
igual que los demás, se perfila desde la nueva historia política. Su obra, se construyó
desde los documentos pertenecientes al “Archivo Nacional de la Historia Sociopolítica
de Rusia (RGASPI), que contiene documentos tanto de la Komintern como del
Secretariado Internacional (SI) que será el nexo que tendrá el trotskismo militante a
nivel latinoamericano. Con respecto a su propuesta, esta se enmarca en la
reconstrucción fundacional del trotskismo chileno, develando sus posiciones políticas,
sus actuaciones en la situación nacional y sus nexos internacionalistas. Cabe destacar
que el autor coincide con los autores referenciados en torno a que el grupo disidente se
comienza a constituir en oposición a la línea de la Komintern. Aunque, profundiza
dando cuenta que a pesar de que dicho grupo primero de oposición, luego como
tendencia se acerca al trotskismo, no por una cuestión doctrinaria, sino porque no eran
reconocidos por la internacional comunista, sumado a las constantes críticas al “Tercer
Periodo”. Finalmente, esto se consolida en la negación en el marco del Congreso de
Unidad que exigían a los laffertistas, declinan toda posibilidad de diálogo y hacia 1933

8
Olga Ulianova, “Entre el auge revolucionario y los abismos del sectarismo: el PC chileno y el Buró
Sudamericano de la Internacional Comunista en 1932-1933”, en Fragmentos de una historia. El partido
Comunista de Chile en el siglo XX. Democratización, clandestinidad y rebelión. (1912-1994) (Santiago:
2008), 52.
9
Íd., 82.

8
se constituye la Izquierda Comunista10. Además, sostiene que ante aquella situación la
IC mantuvo contacto con el Secretariado Internacional, debido a que este en la misma
década se encontraba bajo la Oposición de Izquierda Internacional fundada por León
Trotski, donde su postura política en torno a la teoría de la Revolución Permanente,
pasó a ser un elemento independiente, propio, con identidad política, y no así dentro de
la Komintern, dando paso a la Liga Comunista Internacionalista (bolchevique-leninista),
antecesora de lo que será la IV Internacional11. Finalmente, a pesar de estos
acercamientos en términos políticos al trotskismo militante y organizado, Schelchkov
sostiene que este hidalguismo era disidente, pero no compartía la doctrina, más bien
buscaban cierto refugio ante las maniobras estalinistas.12

En cuarto lugar, tenemos los trabajos de la historiadora Ximena Urtubia Odekerken,


quien, a diferencia de los autores anteriores, viene de la tradición provista en la
“Historia Cultural, donde su propuesta se enmarca en los sujetos/as que componen los
partidos políticos, dando cuenta de que son las experiencias, los sentires, las prácticas
políticas, las identidades y las militancias, que configuran los discursos, las propuestas,
los programas y las estrategias partidaria. Con respecto a su propuesta, sostiene que los
oposicionistas se fueron consolidando como grupo independiente, no solamente por sus
criticas políticas a las maniobras impulsadas por el SBA, sino que, desde la disputa en
las posiciones políticas hacía los oficialistas, consolidando una cultura politica diferente,
cambiando el modelo de militante que tenían al interior del partido13. Algunas de estas
prácticas son: cursos de capacitación para la militancia hacia los documentos
congresales, fortaleciendo una dimensión formativa en el marxismo que fuera equitativa
a la experiencia militante, las cuales privilegiaban a la hora de elaborar sus estrategias
políticas14. Finalmente, con relación a la Izquierda Comunista, a diferencia del conjunto
de autores reseñados, sostiene que, la IC integró elementos propios del bolchevismo,
como los organismos de base, el comité central, el incipiente trabajo en células, aunque
predominando una lógica “barrial”, el desarrollo de una conciencia revolucionaria
(aunque no necesariamente una formación marxista ortodoxa). Así, todos estos

10
Andrey Schelchkov, “Entre la III y la IV Internacional: Hidalguismo, el comunismo disidente en Chile”,
Cuadernos de Historia 53, (Diciembre: 2020), 66.
11
Íd., 67.
12
Andrey Schelchkov, “Un trotskismo a mitad de camino: el hidalguismo en Chile”, ARCHIVOS 17,
(septiembre-febrero: 2021), 55.
13
Ximena Urtubia Odekerken, Hegemonía y Cultura Política en el Partido Comunista de Chile: La
transformación del militante tradicional (1924-1933) (Santiago: Ariadna Ediciones, 2017), 16.
14
Íd.,176.

9
elementos de conjunto constituían el ser un militante capaz de contribuir a la causa de la
revolución15.

En quinto lugar, se encuentran los relevantes trabajos del historiador Luis Vítale, quien
proviene de la tradición del “marxismo ortodoxo” o clásico, construyendo una visión
militante de la historiografía. Respecto a su propuesta, el autor sostiene que la Izquierda
Comunista adopta su nombre como tendencia primero dentro del PC y luego como
grupo independiente. En ese sentido, señala que dicho grupo se conformó debido a dos
motivos. Por un lado, la consecuente critica a la burocratización de la internacional
comunista, producto de las maniobras estalinistas. Por otro lado, a la democracia
interna, la cual era desestimada, incluso expresándose en la expulsión y posterior
extorsión de militantes16. Además, coincide con los demás autores que esta tuvo una
posición vacilante a la hora de definirse trotskista y construir un partido que pudiera
representar de forma consecuente los intereses de la clase trabajadora, siendo aquello un
elemento de importancia del porque estos sectores van a fundar el Partido Socialista.
Finalmente, sostiene que, el grupo minoritario que “quedó” del partido funda
consecuentemente el Partido Obrero Revolucionario (POR) en 1938, afirmando que este
grupo da un combate en contra de la colaboración de clases que realiza el estalinismo no
solamente en el gobierno del Frente Popular, sino también en la administración de los
sindicatos como la CTCH17.

En sexto lugar, se encuentran los trabajos del historiador Nicolás Miranda, quien
basándose desde un enfoque más “clásico” desde el marxismo, construye su propuesta
desde la disciplina histórica en términos de un relato militante. En este sentido, en su
propuesta, afirma que el carácter de la IC en particular, bajo la dirección de Hidalgo,
tenía un carácter centrista, coincidiendo con Vítale y Schelchkov, en que desde su
propio empirismo apelaba de forma ambigua a la revolución socialista 18. Por otro lado,
en relación con el surgimiento y consolidación del POR, el autor señala que debido a la
realidad del grupo (producto de que eran cientos de militantes), las tareas eran otras,
más bien, tenían relación con la propaganda y su posterior inserción en el movimiento
obrero. Finalmente, el autor al igual que Vítale da cuenta de que como este pequeño
grupo, se insertó en el movimiento obrero, a través de la disputa sindical dentro de la
15
ibid., 189.
16
Íd., 526.
17
ibid., 527.
18
Nicolás Miranda, Contribución para una Historia del Trotskismo chileno 1929-1964” (Santiago:
Ediciones Clase contra Clase, 2000), 26.

10
CTCH, generando un espacio de influencia, debido a que a pesar de que estos eran
sindicatos legales, protagonizaron más de 200 huelgas y movilización19.

Finalmente, encontramos los trabajos del historiador Luis Cruz Salas, quien centra sus
obras desde la Historia social de los partidos políticos, proveniente de un marxismo
heterodoxo, donde hace una profunda recomposición de la izquierda chilena. Quien al
igual que los/as autores/as mencionados, la Izquierda Comunista (IC) nace en 1933 a
través del Congreso de Unidad, efectuado en la ciudad de Santiago. Sin embargo, a
diferencia de los autores reseñados, Cruz desarrolla la composición orgánica interna del
grupo, sosteniendo que la forma de organización es de célula fabril, donde al igual que
Urtubia afirma que se mantiene en sus primeros años, teniendo ciertas modificaciones
cuando esta tuviera que ver con el “barrio”, donde incluso hacia 1934 estas se
convierten en Comités de Barrio20. Finalmente, al igual que Miranda, el autor desarrolla
en términos incipientes la vida interna del Partido Obrero Revolucionario (POR),
aunque vemos algunas diferencias con el autor anterior. En ese sentido, señala que este
surge como un grupo minoritario en 1938, dirigido por los hermanos Antonio y Enrique
Sepúlveda, el obrero municipal Humberto Valenzuela entre otros. Sin embargo, para
llegar a fundar este grupo, ocurrieron una serie de quiebres dentro de la izquierda. Ya
que, siguiendo a Cruz, los trabajadores que no fundaron el Partido Socialista levantaron
una agrupación de “propaganda”, llamada “Liga Obrera Leninista”. Por otro lado, al
interior del PS, se generó una corriente fraccional llamada “Izquierda Socialista”,
teniendo bases en los sectores de los barrios Independencia, San Pablo, Matadero y
Quinta Normal, reconociendo a los dirigentes Barrios, Quinteros, entre otros, los cuales,
cambian su nombre a “Izquierda Revolucionaria Socialista”, y van junto al grupo
anterior a fundar el POR, teniendo su Primer Congreso en 1938, siendo una fusión de la
Liga Obrera Leninista y la Izquierda Revolucionaria Socialista, donde se declara la
sección chilena de la IV Internacional21. Lo cual expresa las divergencias de los autores,
posiblemente por las escasas fuentes primarias para fortalecer dichas investigaciones.

Como resultado, de este breve recorrido por la historiografía nacional, nos permite,
establecer algunos consensos “base” para impulsar nuestra mirada y propuesta de
investigación. Por una parte, la gran mayoría de los/as autores/as tiene acuerdo general,
en torno a las condiciones en que sucedió el quiebre de la fracción de “Oposición” ante
19
Íd., 46.
20
Luis Cruz Salas, “Historia Social de Chile: 1931-1945 Los Partidos Populares: 1931-1941”, 31.
21
Íd., 38.

11
la línea “Oficial” del comunismo expresado no solo en Lafertte y su CC, sino en la
Komintern y su abrupto viraje producto de los cambios internacionales posterior al VII
Congreso. Por otra parte, esta incisión militante a nivel orgánico, que se expreso en las
criticas hacia aquella estrategia, tuvo su correlato en la fundación de la Izquierda
Comunista en 1933, la cual tendrá una efímera vida, debido a que su inscripción en la
Oposición de Izquierda Internacional (OII) fue más bien, una reacción al estalinismo,
que una coincidencia absoluta con la doctrina trotskista. Por último, los pocos trabajos
encontrados, respecto a la vida del POR, nos permite contribuir a su caracterización
nacional, como grupo chileno que efectivamente tanto desde el discurso, como de la
praxis, adscribiría a la IV Internacional y al trotskismo.

Asimismo, creemos importante destacar los fundamentos teóricos que sustentan esta
investigación, los cuales articulamos bajo un concepto clave, que le dará orden,
cohesión y coherencia a esta propuesta historiográfica. En este sentido, a diferencia de
los trabajos reseñados, sí nuestro objetivo es, reconstruir los primeros pasos en torno al
surgimiento, consolidación y desplazamiento del trotskismo chileno desde la década de
lo 30 hasta principios de los 40, utilizaremos un enfoque desde el marxismo
heterodoxo, debido a que, se escogió al materialismo histórico como herramienta de
análisis, no solamente para dar cuenta de un discurso abiertamente político desde
nuestro sujeto de estudio, sino para ejercer una observación de la realidad material, que
es heredera de las distintas contradicciones sociales que vivió dicha militancia en la
primera mitad del siglo XX.

En primer lugar, junto a este enfoque de investigación, nuestro posicionamiento es


desde la Nueva Historia Política, escuela que nace a fines de la década de los ochenta,
tanto por historiadores/as en el exilio, como por quienes se encontraban dentro de Chile.
A su vez, este enfoque generó una exhaustiva crítica hacia la historiografía marxista
ortodoxa (producto en parte del balance de una derrota estratégica luego del Golpe de
Estado), debido a que esta provenía de una tradición estructuralista, que omitió un
conjunto de subjetividades, experiencias y situaciones propias expresadas por las y los
actores sociales. Puesto que, esta visión asumía una caracterización lineal de los
procesos históricos, dándole un “rol” mesiánico a la izquierda incluso negando los
múltiples conflictos internos que se desarrollaron en el siglo XX y que, justamente
dichas contradicciones y disputas internas, son las que nos interesa destacar y poner en
tensión a la hora de repensar desde la política nuestra disciplina.

12
En segundo lugar, el concepto central que nos permitirá avanzar hacia la comprensión
teórica de las disputas al interior de la izquierda chilena, en particular al interior del
comunismo, con su respectiva incisión y posterior cristalización expresada en un
proyecto político propio es el: Trotskismo. Con respecto al trotskismo como concepto ha
sido construido desde otras áreas de las ciencias sociales (no así nuestra disciplina), en
particular la politología, debido a que su historicidad tiene relación con una forma
única, concreta y profunda del quehacer político. Es ante lo anterior, que procederemos
a revisar una serie de reflexiones que darán cuenta de su dimensión práctica.

Ante lo anterior, Joseph Stalin en su texto “Obras Escogidas, Tomo VI (1924), en el


capítulo ¿Trotskismo o Leninismo?”, define el trotskismo bajo una perspectiva negativa,
señalando que es lo opuesto al leninismo, en donde la revolución permanente, propuesta
por Trotsky sería la negación hacia los campesinos pobres como fuerza revolucionaria;
la desconfianza hacia la construcción del partido bolchevique; y su desconfianza hacia
los jefes de la dirección22, dando cuenta de una visión difamatoria de la estrategia
seguida por los revolucionarios en particular de la Oposición de Izquierda, lo que daría
paso a una supuesta posición oportunista a la hora de concebir la construcción de una
organización revolucionaria en la convulsionada Rusia de comienzos del siglo XX.

Igualmente, James P. Canon, de origen estadounidense, contemporáneo del autor


anterior, militante del Partido Socialista de los Trabajadores (militó en el Partido
Comunista), en su obra La Historia del Trotskismo Norteamericano (1928- 1938),
sostiene que el trotskismo no es una nueva doctrina dentro de la izquierda mundial, sino
que es la restauración, o más bien, la recuperación del marxismo como praxis
revolucionaria, esta es, como heredero de la Revolución Rusa y sus primeros 3
congresos de la Tercera Internacional Comunista23. Por tanto, en base a su propia
experiencia el autor piensa el trotskismo como una reconceptualización de la
construcción de un partido revolucionario dentro de la izquierda, en tanto responde a un
internacionalismo de la política y la representación obrera expresado en la experiencia
de la revolución rusa y su posterior organización hacia la mundialización de dicho
proceso.

22
Joseph Stalin, “Trotskismo o Leninismo” en Obras Escogidas, Tomo VI (1924), (Moscú: Lenguas
Extranjeras, 1953), 120-121.
23
James P. Cannon, La Historia del Trotskismo Norteamericano (1928-1939), (Buenos Aires: Ediciones
IPS, 2020), 17-18.

13
Finalmente, Isaac Deutscher, de origen polaco, al igual que el autor anterior, tuvo una
militancia en el partido comunista de su país, para luego fundar la oposición de
izquierda, debido a los procesos de burocratización que vivió producto de la acción
Estalinista en la década de los treinta dentro de la Internacional Comunista, donde en su
celebre obra titulada Trotski “El Profeta Desterrado”, señala que en el trotskismo se
encuentran en los principios del internacionalismo revolucionario y la democracia de los
trabajadores, el cual era un legado del marxismo clásico, que Trotski había rescatado
para darle continuidad a la lucha por el socialismo. En ese sentido, el autor afirma que la
lucha emprendida contra la concepción del “socialismo en un solo país” era de vital
importancia para la teoría socialista, ya que, se corría el riesgo de caer en el aislamiento,
en particular, producto de la política impulsada por la Comintern dirigida por Stalin
capitulando al Estado obrero y a los principios que le dieron vida a la Unión Soviética 24.
Por tanto, la propuesta del autor es pensada desde una concepción de la praxis política,
enraizada en un proceso revolucionario, donde para continuar el triunfo que significó la
revolución rusa de 1917, era necesario impulsar el internacionalismo, entendiendo este
como la construcción de un partido mundial (IV Internacional), con sus respectivas
secciones nacionales para coordinar las diversas iniciativas en función de dicho objetivo
político.

Por lo tanto, a través de la conceptualización teórica expresada por los autores, pudimos
dar cuenta como el concepto de “trotskismo” se fue construyendo históricamente, donde
no solamente tuvo una concepción negativa, de principios o de trascendencia
internacional, sino que, permitió bajo la tenacidad y convicción de León Trotsky fundar
en primer lugar la Oposición de Izquierda (1923-1927), dentro de la Unión Soviética,
como una corriente que cuestionó de raíz los métodos burocráticos de Stalin, partiendo
por la difamación y el nulo debate a la interna del partido. Y luego, de su expulsión, y
posterior destierro, continúo dicha militancia hacia la fundación de los grupos
Bolcheviques-Leninista (1933), para finalmente, a pesar de múltiples aciertos y
derrotas, levantar en la clandestinidad de Paris la Cuarta Internacional (1938). Por lo
tanto, en el marco de nuestra investigación, el trotskismo, es la expresión práctica de la
unidad entre la concepción de partido, táctica y estrategia revolucionaria, en función de
la Independencia de clase, el Programa de Transición y la Revolución Permanente.

24
Isaac Deutscher, El Profeta Desterrado, (Santiago: LOM Ediciones, 2007), 39.

14
En cuanto a nuestro problema de investigación, desde la nueva historia política
queremos aportar a la reconstrucción de este grupo inicial del trotskismo en Chile. Ya
que, como se pudo develar, existe una amplia literatura en torno a sus orígenes, pero
salvo las memorias de Humberto Valenzuela, no se encuentra una propuesta
historiográfica que pueda visibilizar su ligazón con el movimiento obrero en un
contexto donde se encontraba en disputa la concepción de partido que tenía la izquierda.
Por lo que cabe hacerse las siguientes preguntas, ¿Quiénes eran estos militantes que se
hacían llamar trotskistas?, ¿Cuál era su programa político?, ¿Qué nivel de inserción
tuvieron en el movimiento obrero?, En definitiva, respondiendo a estas preguntas, es
que desde nuestra disciplina se busca contribuir a las discusiones que se encuentran en
el presente en torno a la vigencia y trascendencia de los partidos de origen trotskistas en
la actualidad, como una alternativa vigente para los pueblos de Chile y el mundo.

Ante lo anterior, nuestra hipótesis consiste en que los militantes chilenos, que
adscribieron a la doctrina trotskista, lo hicieron desde una praxis militante, donde la
aceptación del trotskismo como proyecto ideológico y/o militante se fue construyendo a
través de la experiencia, tanto con los organismos internacionales previos (Komintern,
OII), como los partidos en el ámbito nacional (PC de Oposición, IC). Lo cual, hacia
1940 termino insertando en el seno del movimiento obrero a un grupo de
revolucionarios, quienes fundan el Partido Obrero Revolucionario (POR), Sección
Chilena de la IV Internacional. Finalmente, la ligazón entre teoría y experiencia fue
consolidando redes políticas, que se desplegaron tanto en el movimiento estudiantil,
como en el movimiento obrero, e incluso en el ámbito electoral, generando un polo de
atracción para la clase trabajadora local, manteniendo desde su discurso público, y en su
acción cotidiana, la estrategia, basada en la independencia de clase, el Programa de
Transición y la Revolución permanente, siendo estos, el único camino para llegar al
socialismo tanto en el país como en el mundo.

15
Capítulo I: Fin a la dictadura de Ibáñez y el surgimiento de las fracciones en el
comunismo chileno (1929- 1933).

El objetivo de este primer apartado es dar cuenta de una serie de factores, tanto en el
ámbito nacional, como internacional, que fueron confluyendo en las primeras fricciones,
debates, y posteriores quiebres al interior del comunismo chileno, desembocando en
proyectos partidarios distintos, los cuales se sitúan a comienzos del siglo XX
particularmente en la década de los 30.

Para eso, se hará un breve recorrido por la historiografía local para dar cuenta, como la
inestable situación nacional, expresada en particular con la represión sistemática de la
dictadura de Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931), instauró un clima de tensión en la
interna del Partido Comunista, debido a las discrepancias políticas respecto a su
quehacer para el periodo. Además, creemos que esta división no solamente se da por
estas causas internas, sino también externas, dadas por las consecuencias que existieron
en torno a las diferencias ideológicas en el seno del Partido Comunista de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y su posterior quiebre en el grupo fundado
por León Trotski, movilizando estas diferencias incluso al interior del grupo chileno.

Finalmente, nos centraremos en las polémicas/ debates expresados, tanto en el periódico


La Chispa levantado por el Partido Comunista de Oposición, como en las cartas
enviadas desde los organismos levantados en Sudamérica por la Internacional
Comunista (IC), dirigidas hacia el Partido Comunista Oficial, profundizando en estas
diferencias y así lograr dar cuenta como estas posiciones en muchas ocasiones
antagónicas, fueron construyendo las raíces de lo que conoceremos más adelante como
el trotskismo chileno, donde un grupo de personas levantaron un nuevo referente
político en Chile con capacidad de organización, representación y despliegue en la
palestra nacional con una identidad heterogénea y antiburocrática, aunque con una serie
de contradicciones internas, las cuales serán abordadas en profundidad a lo largo de este
escrito.

16
1.1. Situación internacional convulsionada: el capitalismo entra en una nueva
crisis. El sectarismo de la Internacional Comunista y la politica del “Tercer
Periodo”.

La situación internacional se encontraba pasando por una de las mayores crisis


económicas en la historia del capitalismo mundial. En 1929 ocurre la caída de la bolsa
de valores en la ciudad de New York, la cual de forma casi inmediata se tradujo en la
concentración abrupta de la producción, el auge del desempleo no solamente al interior
del país, sino a todo orden del globo, trayendo consigo una disminución de la oferta y la
demanda en general a nivel internacional. Por lo que, países de rasgos imperialistas
como Estados Unidos, Francia e Inglaterra disminuyeron su capacidad de exportar
capitales, produciéndose el fin de una victoriosa era en torno a los préstamos e
inversiones posteriores a la Primera Guerra Mundial25.

En este sentido, para el caso Latinoamericano, ya se venía produciendo una


transformación sustantiva en el orden capitalista local, donde Estados Unidos
paulatinamente fue desplazando en particular a los ingleses en relación con la
dominación económica y politica en nuestros países. Además, de forma paralela a esta
crisis, al interior de éstos, se estaban produciendo una serie de transformaciones de
índole estructural en las relaciones de producción. Por un lado, no solamente cumplían
el rol histórico de exportar materias primas (lo cual se mantuvo), sino que comenzó un
proceso de semi-industralización, trayendo consigo cambios demográficos en el
aumento de la población urbana expresada en las masivas migraciones del campo hacia
las ciudades. Por otro lado, el patrón de acumulación de capital se fue modificando,
constituyéndose burguesías locales de corte nacionalista, que impulsaron proyectos para
la expansión del consumo interno, generando mecanismos para el desarrollo industrial
local y junto con ello, la posterior expansión de bienes de consumo, formando un
mercado interno capaz de sustentar la crisis26.

Sin embargo, aquel proceso industrializador fue parcial debido a que continuaba la
dependencia del capital extranjero, el cual condicionaba a través de los créditos, la
compra y distribución de las maquinarias e insumos básicos. Así se fue configurando el
modelo de Industrialización por sustitución de importaciones (ISI), en particular países
como Argentina, Brasil y México con más desarrollo que los demás27.

25
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile…, 317.
26
Íd., 321.
27
ibid., 322.

17
A su vez, un elemento importante que opera en esta relación desigual y combinada es
que la burguesía industrial local a diferencia de la europea nace en estrecha relación con
las aristocracias terratenientes, y solo en algunos casos se expresan tensiones con el
imperialismo. Más bien, la dependencia se fortaleció, ya que si bien, existía industria,
esta era ligera y carecía de maquinarias y asistencia tecnológica acorde a la situación
social que debía responder, teniendo que ejercer distintas dinámicas de compra para
abastecer a este incipiente mercado interno con productos de la industria pesada
proveniente de las potencias extranjeras28. Al mismo tiempo, este resultado fue posible,
debido a las inestables situaciones sociales y políticas que vivián desde comienzos del
siglo XX los países latinoamericanos, donde las clases trabajadoras, junto a los partidos
de la izquierda (entiéndase Comunistas, Socialistas, Anarquistas), se habían organizado
para disputar las condiciones de vida a unas aristocracias excluyentes y ostentosas de su
riqueza, constituyéndose como sujetos políticos capaces de incidir en sus respectivas
realidades locales y nacionales.

Asimismo, mientras una parte importante del planeta construía diversos mecanismos
para resistir a la dramática situación social que había dejado la crisis del 29, existía otro
lugar que vivía una realidad sustancialmente opuesta. En particular nos referimos a la
realidad cotidiana dentro de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Es
necesario recordar que, desde octubre de 1917, la ex Rusia de los Zares había
desaparecido, entrando en una situación revolucionaria bajo la dirección del Partido
Bolchevique (minoría en idioma ruso), quienes a través de los Soviets (organismos de
autoorganización basados en asambleas de trabajadores fabriles, campesinos y
soldados), derrocaron la monarquía, expropiaron a las clases propietarias negándoles el
derecho al sufragio, combinando los poderes legislativos y ejecutivos para resolver las
tareas cotidianas que detonaba la álgida situación politica de aquel momento. En este
sentido, la clase trabajadora rusa abrazó la causa revolucionaria en la constitución de
una república de filósofos, en la idea de que en el socialismo cada ciudadano era al
mismo tiempo un intelectual y un obrero29, donde por primera vez en la historia de la
humanidad se constituía un gobierno de las y los trabajadores en abierta oposición al
capitalismo.

28
Ibid., 323.
29
Isaac Deutscher, El Profeta Armado, (Santiago: LOM Ediciones, 2007), 288-291.

18
A su vez, para construir dicho proyecto de sociedad, Lenin, Trotski, Radek, entre otros
dirigentes, abrieron el paso hacia la formación de la III Internacional, la cual sería el
espacio de coordinación internacional para impulsar procesos revolucionarios en
distintos países en función de la edificación de la sociedad comunista. Sin embargo,
hacia 1924 con la temprana muerte de Lenin, se abrió una disputa politica al interior del
Comité Central del partido respecto a qué estrategia se debía adoptar en aquel momento,
ya que, la revolución mundial no siguió su cauce ante la derrota del proletariado alemán.
Por lo que, luego de una serie de discrepancias políticas estas se tornaron
irreconciliables abriendo el espacio para una disputa en torno a dos concepciones
antagónicas que expresaban el posible camino para adoptar en la lucha por la
instauración del socialismo. Por un lado, se encontraba la Teoría de la Revolución en
un solo país, propugnada por Joseph Stalin, frente a la Teoría de la Revolución
Permanente, defendida por León Trotski, donde el primero a través de una serie de
maniobras burocráticas se termina por imponer, y de forma inevitable, aquella
discusión, se traslada al conjunto de las secciones de la Internacional incluyendo al
grupo chileno que abordaremos más adelante30.

Asimismo, con Stalin en el poder, se fueron generando mecanismos autoritarios no


solamente al interior del partido, sino también dentro de la Internacional, privilegiando
su concepción nacional que tenía sobre la revolución y la construcción del socialismo.
En este sentido, mientras las disidencias del bolchevismo se intentan reagrupar para
reimpulsar el debate, este grupo hegemoniza al conjunto de la izquierda e impulsa una
serie de políticas que tendrán sumas consecuencias al interior de los partidos comunistas
del mundo.

Así pues, para efectos de esta investigación, queremos destacar que dichas políticas,
tuvieron su cauce en el impulso a través del VIII Congreso del PCUS, desde la
Komintern (Internacional), donde se propone impulsar la “Bolchevización”, la cual
constituía un giro estructural tanto en la vida interna como externa de los partidos
comunistas. Con respecto, a la lectura de la situación, se creía que la crisis del
capitalismo junto a su caída era inminente. Por tanto, se estaba ante el “Tercer Periodo”,
donde los Partidos Comunistas, dando un giro ultraizquierdista, debían dirigir por si
solos las luchas por la revolución socialista, generando un cambio no solamente en la
politica de alianzas con otros sectores (rechazando cualquier intento de unidad con la

30
Gabriel Muñoz, “Disputa por el comunismo en Chile” …,23.

19
socialdemocracia, tildándolos de “socialfascistas”), sino que se tradujo en el impulso
táctico de “clase contra clase”. Lo anterior, en Latinoamérica se expresó a través del
levantamiento del Secretariado Sudamericano de la Internacional Comunista (SSA)31 ,
quienes tenían la tarea de impulsar esta orientación en el ámbito local impactando de
sobremanera en el joven partido comunista chileno, el cual se encontraba pasando por
una serie de dificultades tanto materiales como subjetivas en su militancia cotidiana, lo
que repercutió en su orientación estratégica y en su concepción de partido.

1.2. Crisis nacional: cae el dictador, las tensiones dentro del Partido Comunista
se disparan.

En primer lugar, si a nivel internacional existía una situación absolutamente


convulsionada, tanto por la crisis capitalista global, como por la remota posibilidad del
advenimiento de un proyecto socialista en parte de Europa y a nivel mundial, en el caso
chileno los acontecimientos se estaban desarrollando con una algidez histórica propia de
tiempos de cambio social. En este sentido, hay que recordar que el país desde
comienzos de los años 20 vivía una dramática agitación social, donde en septiembre de
1924, se desarrolla en la vía pública la participación abrupta de los militares en política.
Lo cual se expresa en el quiebre de la débil conducción burguesa de Alessandri, ya que,
a través de su gobierno, se habían expresado las disputas de los sectores proclives al
imperialismo inglés y al imperialismo estadounidense. Así, frente a esta inminente
crisis de intereses opta por su salida, dando paso a una serie de movimientos al interior
del ejército y la marina, quienes dentro de sus filas albergaban expresiones anti
oligárquicas y estatistas como las figuras políticas de Marmaduke Grove y Carlos
Ibáñez del Campo, que serán detallados más adelante32.

La inestabilidad se profundiza con una serie de situaciones que dan cuenta de la disputa
por la salida política que debía tener Chile. Así pues, en 1925 se permite la vuelta de
Alessandri al país, bajo la dirección militar de Carlos Ibáñez del Campo quien asume
como Ministro del Interior, donde los integrantes del gobierno toman contacto con las
organizaciones del movimiento obrero con el fin de impulsar una convocatoria hacia
una Asamblea Constituyente para la redacción de una Nueva Constitución. Esto es
recibido por la FOCH, la IWW (anarquista), los gremios autónomos, la FECH y la
Unión de Empleados de Chile, formando el Comité Obrero Nacional, quienes a través

31
Mariano Vega Jara, “¿Hidalguismo versus lafertismo? …,99.
32
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile…,231-232.

20
de la unidad de las asambleas convocaron a una legítima Asamblea Constituyente de
Asalariados e Intelectuales, generando una serie de principios que buscaban avanzar
hacia la democratización del país, los que fueron en vano, aprobándose por Alessandri
junto a su comisión de expertos solo la demanda por la separación de la Iglesia y el
Estado33.

Asimismo, queremos destacar estas medidas porque dan cuenta de que a pesar de los
esfuerzos de las elites por cerrar la crisis esto fue imposible. Alessandri con la
constitución aprobada (desconociendo la experiencia autónoma realizada por el
movimiento obrero), retomó su tradición represiva con las masacres hacia los
trabajadores de Marusia y la Coruña, generando una inevitable polarización social que
ya venía impulsada por los hechos previos a su retorno. Hacia finales de 1925 hubo
nuevas elecciones, donde los sectores populares junto a los partidos de izquierda
(incluyendo al PC), sostuvieron la candidatura de José Santos Salas, mientras que la
burguesía amparó la candidatura de Emiliano Figueroa. El candidato de la burguesía
venció con una holgada mayoría, desencadenando la furia de los sectores populares,
debido a que se acusaba de fraude, declarando en octubre del mismo año la huelga
general, volcándose a las calles desatando una batalla campal contra las guardias
blancas.34

En efecto, Ibáñez ante la magnitud y el temor de la posibilidad del comunismo en Chile


fuerza al electo presidente a renunciar, convocando a elecciones en 1927 presentándose
como único candidato ganando con amplia mayoría, desplazando a los principales
burócratas estatales por militares en los altos cargos del Estado, generando una alianza
con el imperialismo estadounidense en términos de inversión privada, comenzando de
facto una dictadura contra la izquierda revolucionaria y los trabajadores organizados 35.
Si bien el movimiento obrero y, en particular el PC, no es primera vez que sufre en
carne propia la represión de sus dirigentes y activistas, con la dictadura de Ibáñez en
curso, esta asume un carácter dual a la hora de aplicar la represión a los sectores
organizados. Por un lado, era selectiva, debido a que los métodos más dramáticos en
materia social eran aplicados a las direcciones partidarias y de las organizaciones
obreras. Por otro lado, era global, en torno a que se constituyeron verdaderos sistemas
de vigilancia generando un mecanismo de coerción estatal hacia el conjunto del país,
33
Íd.,233 – 235.
34
Ibid., 236-239.
35
Ibid., 240.

21
con el objetivo de aislar a los sectores más combativos y disciplinar a la población
civil36.

Así pues, la represión tuvo distintos mecanismos, en particular queremos destacar las
medidas de destierro o extrañamiento, las cuales consistieron en la exclusión de los
dirigentes en lugares aislados del territorio nacional, o su expulsión fuera de las
fronteras del país, donde se encontraban tanto figuras políticas de la oligarquía, como
militantes comunistas tales como: Manuel Hidalgo, Ramón Sepúlveda Leal, Salvador
Barra Woll, dando cuenta que estas detenciones (entre otras) y expulsiones eran sin
orden judicial, bajo el amparo del Ministerio del Interior 37. Otro elemento que fue parte
de este arsenal represivo, es la censura de la prensa de izquierda, cerrando las imprentas,
los directores encarcelados, abriendo un álgido periodo de clausura a todo periódico que
fuera a alterar la armonía social 38, que en particular el régimen lo veía en el avance de la
izquierda encarnada en la figura del Partido Comunista.

Por último, existía un mecanismo que acompañaba la represión, el cual era la cohesión
social, en particular, la legislación que articulaba las relaciones laborales entre
trabajadores y patrones. Desde 1927 se frenó el derecho a huelga, interviniendo las
organizaciones (y quebrando su organicidad), implementando el sindicalismo legal,
obligando la colaboración de clases y no su enfrentamiento, levantando una serie de
decretos que moderarían al politizado movimiento obrero en políticas públicas como el
futuro Código del Trabajo, aislando a sus organizaciones más combativas como la
FOCH y neutralizando a sus direcciones políticas con el confinamiento, relegación,
reclusión y extrañamiento de los dirigentes comunistas, fochistas y anarquistas,
consolidando mecanismos de represión y reforma social, que posteriormente seria
apoyada por sectores medios de la sociedad civil39.

Es bajo esta compleja e inestable situación politica, tanto de sobrevivencia objetiva


como subjetiva, que termina por modificar el conjunto de la vida militante al interior del
Partido Comunista. El cual, previo al encarcelamiento, expulsión y trabajo clandestino
para derrocar a la dictadura, se encontraba en un proceso de adscripción práctica a la
política impulsada por la Internacional Comunista (IC), la cual se puede verificar en los

36
Verónica Valdivia, Subversión, coerción y consenso. Creando el Chile del siglo XX (1918- 1938),
(Santiago: Editorial LOM, 2007), 85.
37
Íd., 87.
38
Ibid., 100.
39
Ibid., 101-102.

22
informes políticos enviados por algunos dirigentes exiliados en México hacia dicho
organismo. Quienes los escriben son: Salvador Barra Woll, Luis V. Cruz, Ruffino
Rosas, dando cuenta de la visión que tenía el partido de acuerdo con la orientación
estratégica del periodo:

El VII Congreso del Partido que tuvo lugar los primeros días del mes de enero de este año,
perseguía entre otros los fines de la adaptación del Partido a las necesidades de la
bolchevización. Nuestro Partido durante los años anteriores había mantenido su
estructura socialista propia a su origen y, actualmente, comenzó a adoptar las formas de
un verdadero Partido Comunista. La principal preocupación del Congreso fue organizar
el Partido a base de células, tarea en la cual fue ayudado por los delegados del
Secretariado Sudamericano. En esta forma nuestro Partido podrá desarrollar una
actividad clandestina para la cual deben prepararse los militantes. Desgraciadamente, no
pudimos realizar estos proyectos ya que apenas terminó el Congreso, se desencadenó la
represión de la cual hemos hablado, encontrando a nuestro Partido sin prepararse para
hacer frente a la situación difícil que ésta había creado 40.
En primer lugar, la fuente indica que previo a la dictadura, al interior del partido no
existía cuestionamiento alguno a la bolchevización, más bien, era recibida con
aprobación, buscando aplicar las modificaciones pertinentes en el patrón militante en
torno al trabajo de masas, debido a que bajo la herencia de Recabarren este todavía se
realizaba de forma asamblearia, sustituyéndose por el trabajo en base a células. Sin
embargo, este ímpetu por la aplicación de dicha política se vio frenado tal como hemos
visto a lo largo de esta investigación, por el desarrollo de la dictadura de Ibáñez. Así, el
partido tuvo que pasar a la clandestinidad sin la experiencia suficiente para responder al
conjunto de tareas que le demandaba el periodo, lo cual permearía de manera inevitable
en su vida interna, en el desarrollo de la democracia al interior del partido y finalmente,
en la agudización de una serie de tensiones, en torno a cómo responder ante tal
escenario.

De ahí que dichas tensiones internas se comenzaron a desarrollar en posiciones


políticas, las cuales tenían un desenlace político desigual debido a las constantes
detenciones de los dirigentes, sumado al encarcelamiento desde 1927 a 1929 de los
respectivos Comités Centrales del Partido. Por lo que, bajo este escenario de
persecución a los comunistas, en la dirección se expresaban dos grandes discusiones.

40
“Informe sobre la dictadura de C. Ibáñez enviado por dirigentes comunistas chilenos exiliado desde
México al miembro del CE de Komintern, Stepanov, a Moscú, 17.09. 1927”, 17 de septiembre de 1927,
en Chile en los Archivos Soviéticos 1922-1991. Tomo 1: Komintern en Chile 1922-1931, Fuentes para la
historia de la Republica Volumen XXIII, ed, por Olga Ulianova y Alfredo Riquelme Segovia, Santiago: LOM
y Centros de Investigaciones Diego Barros Arana, 2005.

23
Por un lado, había sectores acogiendo las políticas del Tercer Periodo de la
Internacional, encarnadas desde Latinoamérica en la figura del SSA (Secretariado
Sudamericano para las comunicaciones con la URSS y ejecuciones de la orientación),
planteando no caer en “desviaciones” burguesas a la hora de pensar la política de
alianzas, como es el caso de Bernardino Donoso. Mientras que hacia 1928, Rufino
Rosas sostenía que, para enfrentar con mayor fuerza a la dictadura, había que abrir el
partido, lo cual implicaba “salir” del ultraizquierdismo e incluso avanzar hacia una
táctica de partido legal o instrumental dialogando con otros sectores como la pequeña
burguesía41. Dicha discusión alcanza su cauce estratégico hacia 1929 con la llegada de
los emisarios de la Komintern en particular con la llegada del ítalo- argentino Víctor
Codovilla42 encargado del SSA, quien para “bajar” la línea de la Komintern ocupó
mecanismos como la autoridad moral, los recursos financieros (que en el PC chileno
eran escasos), polemizó con los sectores al interior del partido que discrepaban con las
posiciones del organismo internacional, y finalmente generó “por arriba” trabajo
fraccional, desconociendo las instancias de decisión que habían construido los propios
comunistas para sobrevivir/repensar su rol frente a la dictadura de Ibáñez43.

Esto se puede constatar en los documentos oficiales de la Komintern, donde Codovilla


en una reunión con el “Socio” (seudónimo del delegado de la dirección del PC chileno
ante el BSA), analiza de forma crítica las tendencias que se están formando al interior
del Partido, generando un duro cuestionamiento hacia quienes tienen posiciones
divergentes con la línea propuesta por la Komintern:

En el comité de Santiago que se ha convertido en Comité Central del Partido, se notan dos
corrientes: una, formada por elementos incapaces políticamente, que solamente por ser
obreros se los ha puesto allí para darle tinte proletario al Comité Central, y la otra,
constituida por intelectuales como Hidalgo, Mendoza, etc., que no son una garantía
política para la reorganización del Partido. En realidad, tendremos la dirección de
segundos, y, por lo tanto, una dirección oportunista44.

41
Sergio Grez T, “Un episodio de las políticas del “Tercer Periodo” …,474.
42
Víctor Codovilla nació en Italia, emigró a Argentina en 1912, hijo de comerciante se afilia a la militancia
socialista en el país trasandino, siendo parte de su transformación hacia el PC estando a favor de la
Revolución Rusa. A partir de 1924, comienza a viajar a Moscú donde es participe en dicha ciudad del
aniversario N° 10 de la revolución. Disciplinado en la doctrina hacia 1928 asume la dirección del SSA
para aplicar las políticas del Tercer Periodo en Latinoamérica y es uno de los encargados del vínculo
desde la Internacional con Chile. Para profundizar ver: Olga Ulianova, “Develando un mito: Emisarios de
la Internacional Comunista en Chile”, HISTORIA (enero-junio 2008), 113- 114.
43
Sergio Grez T, “Un episodio de las políticas del “Tercer Periodo” de la Internacional Comunista…, 474.
44
” Reunión en el Secretariado Sudamericano de Komintern con “Socio”, delegado del PCCH, 09.08.1929-
Acta 42 Reunión con el delegado de Chile”, 9 de agosto de 1929, en Olga Ulianova y Alfredo Riquelme
Segovia (edit), 2005, 401.

24
Asimismo, se puede constatar en los documentos la interacción sectaria que tiene el
encargado de la Internacional, ante los hechos que se encontraba llevando el partido,
obviando la situación política dada por la persecución a las dirigencias, la nula
interacción entre el CC con sus bases, y, finalmente, la criminalización de las legítimas
posiciones que en base a la realidad local tenían otras tácticas para desenvolverse en el
periodo, las cuales en muchas ocasiones no iban en la línea de lo planteado por la
URSS. Aquello, en ningún caso significó el abandono estratégico de construir un
partido comunista que fuera vanguardia y representante de las capas del proletariado
chileno junto a los demás sectores populares que se encontraban resistiendo de múltiples
formas la dictadura de Ibáñez.

Es bajo esta misma línea que, a mediados de 1929, las condiciones sociales tuvieron
cierta modificación en el ámbito represivo, dando espacio para que un conjunto de
dirigentes pudiera volver del exilio a reconstruir el partido (lo que no implicaba el
abandono de la persecución estatal). Así, frente a las maniobras de Codovilla, un sector
del Comité Central, referenciado en la figura del Senador Comunista Manuel Hidalgo
(quien prontamente sería expulsado del partido ante sus acciones disidentes a la
dirección oficial45) se manifestó en contra de esta intervención en la vida interna del
partido, reafirmando la autoridad en los organismos vivos, el cual era el Comité Central
Provisorio (CCP) funcionando en la ciudad de Santiago de manera clandestina, debido
a que el costo de asumir la orientación del “tercer periodo”, llevaría al partido la
detención del anterior CC, provocando ya diferencias que desde este momento serían
irreconciliables. Incluso bajo la influencia de la Komintern se levantó un Comité
Central paralelo en la ciudad de Valparaíso, con Elías Lafertte a la cabeza existiendo
desde este momento dos tendencias antagónicas en el seno del Partido Comunista de
Chile46. Esta situación se iba a prolongar hacia el fin de la dictadura donde ambos
grupos operaban bajo formas de trabajos similares, constituyendo prensa propia,
repensando la inserción en el movimiento obrero, como estudiantil, etc. Aunque ambos
se hacían llamar “Partido Comunista de Chile, Sección chilena de la III Internacional”,
lo que da cuenta hasta ese momento de que estas diferencias son de carácter táctico, no
así de proyecto de sociedad, ya que, a pesar de sus visibles discrepancias ambos grupos

45
Andrey Schelchkov, “Un trotskismo a mitad de camino: el hidalguismo en Chile”, ARCHIVOS 17,
(septiembre-febrero: 2021), 42.
46
Sergio Grez T, “Un episodio de las políticas del “Tercer Periodo” de la Internacional Comunista…, 475.

25
concebían al socialismo como un horizonte necesario para la transformación social y de
libertad absoluta para la clase trabajadora en Chile y en el mundo.

1.3. El partido se divide: surge el Partido Comunista de “oposición”, aparece el


comunismo disidente.

En el marco de la caída de Ibáñez en julio de 1931 vía irrupción popular, producto de la


dramática situación social que dejó la crisis de 1930, esta termina por arrastrar al
conjunto del pueblo trabajador a tomarse las calles para responder ante la crisis
económica. Ante la inestabilidad política y el poco apoyo por parte de los sectores del
ejército y la marina, el dictador parte al exilio, quedándose con el poder de forma
esporádica el moderado radical Juan Esteban Moreno47 para así llamar a elecciones en el
presente año, intentando cerrar una crisis social, económica y política que era imposible.

Ante tal escenario, las divergencias entre los CC del Partido Comunista se acentuaban
de manera irreconciliable. Por un lado, el Comité Central constituido en Valparaíso fue
reconocido por el Buro Sudamericano de la Internacional Comunista (BSA), como la
dirección “legítima” del Partido48, pasando a ser los comunistas “oficiales”, quedando
bajo el alero del “instructor” argentino Paulino Gonzalez Alberdi 49 (luego de la
convulsionada experiencia con Codovilla), quien es designado por el BSA para trabajar
desde 1931 en Chile en torno a la ejecución concreta de la “Bolchevización” en el
partido. Por otro lado, el Comité Central Provisorio nacido en Santiago, quienes venían
de la experiencia del Comité Local (CL), estuvo compuesto por siete miembros,
teniendo como secretario general a Humberto Mendoza. Luego, este Comité Central
(CC) se amplía a 15 miembros50, comenzando a articularse de manera independiente
actuando como fracción dentro del partido, levantándose como dirección propia,
agrupándose en conjunto con los exiliados que se encontraban en Aisén, donde en la
ciudad de Santiago, reconstituyen el nuevo CC bajo el nombre de “Partido Comunista
Unificado”, editando el periódico La Chispa, dirigido por Oscar Waiss51.

47
Íd., .477.
48
Gabriel Muñoz, “Disputa por el comunismo en Chile: estalinistas y oposicionistas en el partido de
Recabarren (1924-1934)”, 48.
49
Paulino González Alberdi (1903-1989), Dirigente comunista argentino, desde 1923 participó en el
grupo marxista llamado “renovación”, en 1927 se desempeñó como miembro del CC del PC argentino.
En 1930-1932 se desempeñó como delegado del BSA en Perú, Brasil, Uruguay y Chile. Durante la
Segunda Guerra Mundial vivió como exiliado en Chile. Véase en Olga Ulianova, “Develando un mito:
Emisarios de la Internacional Comunista en Chile, 118.
50
Humberto Valenzuela, Historia del Movimiento Obrero, (Santiago, Editorial Quimantu, 2008), 95.
51
Andrey Schelchkov, “Un trotskismo a mitad de camino: el hidalguismo en Chile”, 43.

26
El órgano de prensa La Chispa da cuenta de la lectura que tenían de la situación política
en torno a la postdictadura, que se plasmará en las futuras elecciones presenciales de
1931, donde se puede ver cómo fueron amplificando su denuncia a la burocracia
estalinista y también haciendo un llamado a la organización como clase trabajadora,
bajo las banderas del Partido Comunista Unificado:

El Partido Comunista, organización del proletariado consciente de sus derechos de


clase, ES UNO SOLO y este único organismo ha considerado oportuno,
después de estudiar la situación creada a raíz del derrumbamiento de la tiranía
de Ibáñez, ir francamente a la lucha contra la burguesía profesionalista, la banca
del imperialismo y sus sostenes; los viejos partidos políticos. La lucha electoral
del 4 de octubre que los trabajadores y comunistas de Chile, daremos en torno a
la bandera y directiva que el Partido nos ha señalado, es solo un capítulo en la
lucha revolucionaria del proletariado52.
Por tanto, se puede inferir como desde agosto de 1931 se van perfilando en la palestra
nacional, los opositores al comunismo oficial, pero, desde las filas del mismo
comunismo, ya que, si bien, discrepaban de las acciones de los oficialistas, como de las
maniobras del SBA, seguían considerándose herederos de la revolución de octubre.
Además, en dicha fuente no solamente articulan un amplio llamado al proletariado del
país a organizarse, sino que también lo hacen proclamando a un candidato presidencial
enmarcado en la táctica electoral y en las formas de organización interna:

Después del periodo de repliegue, táctica impuesta por la dictadura militar de Ibáñez, en que el
partido comunista hubo de pasar a la clandestinidad, y trabajar en forma ilegal,
reemplazando las organizaciones revolucionarias de masa por organizaciones culturales,
cooperativas u de otro orden, y la normal estructura del partido por células o fracciones
restringidas, el momento indica la necesidad de desarrollar una táctica ofensiva, de
despliegue de fuerzas proletarias, para señalar a la burguesía explotadora la
determinación inalterable de las masas explotadas, obreros, campesinos, pequeños
empleados, profesores a ración de hambre y soldados sometidos a los más duros tratos,
de destrozar la máquina opresora del Estado Burgués…frente a esa candidatura de la
burguesía se levanta la de los trabajadores que encarna la silueta del revolucionario
Manuel Hidalgo53.
Así, los comunistas de oposición no descartaban la lucha electoral, articulándola bajo un
programa revolucionario que pudiera dialogar con otros sectores de masas, abriendo el
partido hacia amplias subjetividades del pueblo trabajador chileno y de los sectores
organizados de la sociedad. Por otro lado, quienes seguían de cerca la situación no eran
precisamente los enemigos de clase, que agrupaba al “civilismo” (coalición
conservadora que tenía en sus filas a partidos como el Liberal, Conservador y Radical),
sino que era la misma Komintern a través de su encargado Paulino González Alberdi.

52
La Chispa, N° 1, 20 de agosto de 1931, pág. 3.
53
La Chispa N° 1, 20 de agosto de 1931, pág. 4.

27
En sus cartas enviadas desde Santiago hacia el BSA manifiesta preocupación por el
avance del “hidalguismo” en torno a la candidatura presidencial:

Candidatura Hidalgo. Hoy dos periódicos anuncian que el “Comité Central del
Partido Comunista ha lanzado la candidatura de Hidalgo a la presidencia de la
Republica”. El lunes anunciaremos la de Lafferte. Es evidente que Hidalgo se
presenta candidato a cuenta del frente único civil y de los propiciadores de la
candidatura única burguesa para restar votos a Lafertte. Habrá que
desenmascararlo fuerte, por eso urge asimismo una ayuda de Uds. para hacer
una gran campaña electoral. La maniobra burguesa es evidente 54.
En este sentido, se puede dar cuenta como desde el BSA, como de la Internacional,
cualquier espacio propio que se autoproclame “comunista” iba a ser vigilado y/o
criminalizado en la medida que no se comulgue con la doctrina “oficial” del partido,
generando un culto dogmático en torno a como concebían las distintas tácticas para
responder ante el periodo. En particular, queremos destacar la especial detención a
Hidalgo como una especie de agente de la “derecha”, cuando en el periodo La Chispa,
demuestra que la candidatura de los oposicionistas tenía que ver con la independencia
de clase, solo que expresada en una politica de alianzas más amplia que los oficialistas.

Por otro lado, ambas campañas, tanto la del Senador Hidalgo, como la de Elías Lafertte
por el comunismo oficial, desplegaron una serie de iniciativas, no exentas de
contradicciones y polémicas entre sí mismas, incluso desplegados en el movimiento
obrero, donde los oficialistas desplegaron sus iniciativas hacia la FOCH teniendo el
apoyo de obreros del carbón, salitre y algunos estudiantes universitarios. Mientras que
Hidalgo y los oposicionistas levantaron un organismo amplio llamado Asamblea
Nacional Obrera en función de la candidatura, movilizando a los gremios como la
Unión General de Obreros y Empleados de Chile, trabajadores municipales,
comerciantes, mineros, obreros de la construcción, estudiantes y jóvenes demócratas
disidentes de su dirección55. Igualmente, para efectos de esta investigación no nos
detendremos en el desenlace electoral de ambos conglomerados (entendiendo que
ambos fueron derrotados por el candidato Montero con un 63,93%, 56), sino más bien en
poder dar cuenta, que esta elección es el primer hito donde ambos partidos pusieron a
prueba sus esfuerzos financieros, logísticos, militantes y políticos, diferenciándose en
términos estratégicos en torno a su construcción y despliegue partidario. En particular,

54
1931”. en Chile en los Archivos soviéticos 1922-1991. Tomo 2: Komintern en Chile 1931-1935, Fuentes
para la historia de la Republica Volumen XXIII, ed, por Olga Ulianova y Alfredo Riquelme Segovia,
Santiago: LOM y Centros de Investigaciones Diego Barros Arana, 2009, 69.
55
Sergio Grez T, “Un episodio de las políticas del “Tercer Periodo” de la Internacional Comunista…, 488.
56
Íd.,497.

28
queremos destacar la posición de los hidalguistas expresada en el periódico La Chispa,
que enuncia de forma sintética su balance de conjunto en torno a la situación política, no
solamente de la elección, sino de las tareas que intentarán realizar en el periodo
posterior:

El secretariado Sudamericano es el nuevo tipo del estratega revolucionario; su lema es


sencillo: dividir para perder. Tres partidos comunistas en Argentina; dos en
Chile y en todos los otros países igual o peor situación son los resultados de la
politica seguida por el S.S.A en su ignorancia completa de las condiciones de
cada país en América Latina para el desarrollo del proceso revolucionario y de
las vinculaciones del P. C. con su agudización, afirmamiento y extensión. La
burocracia no es el mal en sí, no es todo el mal, es un resultado y una
demostración de que la organización del Partido Comunista fue remplazada por
el aparato; los acuerdos de la base, deducido a la experiencia de la lucha diaria,
por las órdenes del gabinete; el contacto estrecho de las masas proletarias por el
contacto con los aparatos directivos de las organizaciones de las masas
(burocracia ampliada); su obligación de vanguardia revolucionaria del
proletariado por la reacción politica del sometimiento a la espontaneidad
revolucionaria de las masas. Características de cualquier cosa, pero menos de
un PARTIDO COMUNISTA57.
En otras palabras, la autocrítica planteada luego de la derrota electoral y de que los
votos no se expresen en la construcción partidaria, los oposicionistas lo asocian no a la
campaña desplegada por el candidato de la burguesía, tampoco a una cuestión logística
o financiera de la propia campaña de Hidalgo, sino al rol reaccionario que cumplió la
Komintern en prestarle mayor importancia a las diferencias internas que existían dentro
del partido; sumado a la continua criminalización de las disidencias, más que en una
amplia demostración de fuerzas comunistas basada en los principios que dan vida a un
partido comunista como vanguardia de la clase trabajadora en función de la
construcción del socialismo. Es más, resulta interesante como no trasmiten la
responsabilidad al propio despliegue laferttista, sino a las direcciones que mandataron a
sus respectivas bases a impulsar en la práctica dos candidaturas comunistas, dividiendo
votos e influencia política. Finalmente, resulta pertinente destacar que, hasta el último
momento, los hidalguistas apelaron a la reunificación del partido, llamando al IX
Congreso Nacional del Partido a celebrarse en marzo de 1933 para resolver esas
diferencias y prolongar la vida del PC unificado, lo cual no ocurrió, generando por
primera vez vínculos con la Oposición de Izquierda Internacional (OII), fracción que
operaba al interior de la IC creada por León Trotski para disputar la dirección a Stalin
en la Komintern. Allí los laffertistas se hicieron presentes defendiendo las posiciones

57
La Chispa, N° 4, noviembre de 1931.

29
oficialistas, donde no tuvieron resultados positivos en el debate, abandonando el
Congreso, dando paso a la formación de la Izquierda Comunista58.

Capítulo 2: Nace la izquierda Comunista Sección chilena de la Oposición de


Izquierda Internacional: ¿Contra la burocracia o doctrina trotskista? (1933-
1936).

El objetivo de este segundo apartado es dar cuenta de lo ocurrido posterior al quiebre


del comunismo chileno después del periodo dictatorial de Carlos Ibáñez del Campo,
donde un sector de militantes organizados autodenominados Izquierda Comunista, en el
año 1933, fueron paulatinamente confabulando con las ideas planteadas por el grupo
Oposición de Izquierda Internacional (OII), comandada por León Trotski,
distanciándose así del “oficialismo” amparado por la Internacional Comunista (IC), y en
el caso local, al grupo conducido por Elías Lafertte, manteniendo el nombre de Partido
Comunista de Chile.

Asimismo, sostenemos que dicho acercamiento no se dio de manera natural, sino que
fue producto de la experiencia militante desarrollada tanto con los organismos
levantados por la Komintern en Latinoamérica, como también por la acción política y
un posterior despliegue táctico ante la inestable situación nacional que los llevaría a
repensar su concepción de partido. Por su parte, queremos destacar que, junto al
nacimiento de la Izquierda Comunista, la polarización social en el país, expresadas en
las sucesivas acciones militares y populares (1932-1933), dieron paso a que un conjunto
de grupos socialistas de diversas tendencias convergiese bajo el nombre de Partido
Socialista de Chile, levantando un nuevo referente de izquierda. Ante lo señalado, se
produjo un álgido debate al interior de la IC, replanteándose el tipo de partido que debía
levantar la izquierda chilena, cayendo en posiciones ambivalentes en torno a la doctrina
trotskista que habían suscrito como espacio organizativo internacional para conducir la
revolución socialista tanto en el ámbito local, como mundial.

Para comprobar nuestra posición, nos centraremos en las propuestas/polémicas


expresadas en los documentos: En Defensa de la Revolución” Informes, tesis y
documentos presentados al congreso nacional del partido comunista a verificarse el 19
de marzo de 1933.”; Boletín Comité Central de la Izquierda Comunista. Sección
Chilena de la Oposición Comunista Internacional (Bolcheviques-leninistas); Izquierda-

58
Andrey Schelchkov, “Un trotskismo a mitad de camino: el hidalguismo en Chile”, ARCHIVOS 17,
(septiembre-febrero: 2021), 46.

30
Semanario de la Izquierda Comunista (Sección chilena de la Liga Comunista
Internacional Bolcheviques-leninistas). Entendiendo que, tanto las polémicas que
suscitaron a la Izquierda Comunista desde su fundación con los demás grupos que
conformaban la izquierda en Chile, como también de su contradictoria adhesión al
trotskismo, quienes teniendo un discurso revolucionario y antiburocrático, no se veía
reflejado en la totalidad de su praxis política y estratégica, ya que esta era inestable en
torno al camino orgánico que había suscrito este grupo en relación a los elementos
claves del programa político que decían impulsar, el cual finalmente produjo
ambivalencias internas, tanto en su discurso revolucionario, como en su política de
alianzas, generando su posterior disolución hacia fines de 1936.

2.1. Crisis Internacional: persecución a Trotsky, se burocratiza la Internacional


Comunista, se abre la necesidad de una nueva orgánica comunista mundial.

Al comienzo de este escrito, dentro de las primeras reflexiones, se sostuvo que


posterior a la muerte de Lenin en 1924, junto a la consolidación de la estrategia basada
en el socialismo en un solo país, propuesta por Stalin-Bujarin en el Comité Central del
Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), se burocratizó la democracia interna
en el partido, sumándole el posterior declive estratégico al interior de la Internacional
Comunista (IC), enmarcado en las políticas sectarias del “Tercer Periodo”.

En el marco de esta investigación, queremos destacar que, la aplicación de esta


orientación política no estuvo exenta de polémicas y/o contradicciones impulsadas por
el dirigente bolchevique León Trotski, quien junto a un grupo de camaradas cuestionó
los mecanismos que llevaron a la mayoría del CC a aplicar dicha táctica, adicionando
las denuncias por persecución política, las cuales dieron paso a la conformación de la
Oposición de Izquierda tanto al interior del CC, como del partido, y finalmente, a nivel
internacional.

En primer lugar, la Oposición de Izquierda no nace desde una decisión personal de


Trotski frente a las acciones empleadas por el estalinismo, sino que, se constituye como
una posición politica que aglomera al conjunto de disidentes, frente a lo que será
conocido como el “comunismo oficial”. Esta lucha sin cuartel se evidencia en los
discursos expresados previamente a la expulsión de los elementos “trotskistas”, el 23 de
octubre de 1927 ante el Comité Central del PCSU:

31
“La tarea inmediata que se ha impuesto Stalin es dividir al partido,
suprimir a la Oposición, acostumbrar al partido al método de la
destrucción física. Por unos momentos el régimen de Stalin ha
interrumpido su sistema de utilizar puñetazos, el lanzamiento de libros y
piedras, los barrotes de la cárcel, etc., contra los miembros de la
Oposición; pero es inevitable que vuelva a lo mismo”59
En este sentido, los fragmentos del documento expresan la línea que ejercía el
estalinismo contra las disidencias al interior del partido, cerrando el debate democrático;
aplicando mecanismos en torno a la persecución politica, no solamente a través de la
censura, sino a través del amedrentamiento físico y el exilio, el cual vivió León Trotski,
su familia y cientos de militantes comenzaron a cuestionar los métodos en base a
calumnias del estalinismo al interior del partido y/o de la internacional. Ante aquel
clima represivo, la Oposición de Izquierda se comenzó a organizar denunciando el
“Viraje hacia la Izquierda” impulsado por Stalin, por lo que luego de estas medidas
represivas, consistieron en pasar desde la Nueva Politica Económica (NEP) hacia una
“colectivización forzada” en los campos, acelerando el proceso de industrialización del
país, de forma abrupta por sobre la conciencia del pueblo trabajador ruso, ejerciendo
una “revolución” por arriba, basada en la supresión de la actividad popular espontánea,
sustituyéndola por el aparato partidario60.

Asimismo, y para efectos de esta investigación, no nos detendremos en las


consecuencias económicas de las aventuras del estalinismo, más bien, nos interesa
destacar como la ocupación burocrática del aparato partidario al interior del
bolchevismo, fue paulatinamente cooptando los espacios creados para la deliberación
democrática construidas por la revolución de octubre, generando, desde la praxis, el
avance del socialismo en un solo país. Y, por otro lado, frente a este escenario, desde el
exilio, Trotski no claudicó ante la represión, sino que, continúo organizándose desde
Turquía, en febrero de 1929, estableciendo contacto político con diversos grupos
alrededor del mundo que habían discrepado del estalinismo o habían sido directamente
expulsados de los Partidos Comunistas “oficialistas”, manifestando su apoyo a la
revolución rusa61, no así a quienes ostentaban el poder.

59
“El miedo a nuestra plataforma, discurso pronunciado por Trotski el 23 de octubre de 1927 sobre la
proposición de su expulsión del Comité Central”, en La Oposición de Izquierda en la URSS, ed, por León
Trotski, Barcelona: Serie argumentos, 2017.
60
Isaac Deutscher, El Profeta Desterrado, (Santiago: LOM Ediciones, 2015), 104.
61
George Novack, Dave Frankel, Fred Feldman, Las Tres Primeras Internacionales: su historia y sus
lecciones, (Colombia: Editorial Pluma, 1977), 209

32
Lo anterior, trajo como resultado el avance concreto de su llamado, hacia abril de 1930
en París, materializándose en la construcción de la Oposición Internacional de
Izquierda (OII), estando entre sus países fundantes los grupos de: Francia, Estados
Unidos, Alemania, Bélgica, España, Italia, Checoslovaquia, Hungría (también, fueron
parte, sin poder asistir opositores rusos, chinos, mexicanos, argentinos y griegos 62), con
el objetivo de disputar a la dirección de la Komintern la conducción del movimiento
comunista mundial.

Posteriormente, tres años después, en 1933, el organismo mencionado con anterioridad


adoptará el nombre de Liga Comunista Internacionalista, creándose junto a ella el
Secretariado Internacional (SI) con el objetivo de coordinar las acciones de los distintos
grupos, generando un avance en las comunicaciones y en la coordinación orgánica de
los grupos, avanzando en influencias hacia los grupos disidentes comunistas de Brasil,
Cuba y Chile63. A su vez, para el caso latinoamericano, el SI aprueba una resolución en
particular, bajo las tesis de la revolución permanente, señalando que la revolución
latinoamericana era parte de la revolución socialista mundial, encontrándose dentro de
sus características la dominación imperialista, y, dentro del mismo proceso se
desplegaría al conjunto de los países como parte del programa antiimperialista,
distinguiéndose de la Komintern, que, veía la revolución agraria y antiimperialista junto
a la democracia proletaria de forma separada64. Cabe señalar que, destacamos este
programa debido a que, para el caso chileno, este tendrá directa relación con aquel
organismo internacional, entrando en contacto, planteando sus inquietudes, acuerdos,
tensiones y propuestas.

2.2. Cambia la correlación de fuerzas en Chile: una situación nacional inestable,


surgen nuevas izquierdas. Se consolida la Izquierda Comunista.

Si a nivel internacional, el caos capitalista se acrecentaba, el escenario nacional


producto de su histórica dependencia con las potencias imperialistas (Inglaterra, luego
Estados Unidos), tampoco daba tregua, debido a que, el escenario económico como
consecuencia de la crisis histórica de 1929 se profundizaba, el Estado se encontraba
“quebrado” en términos financieros, sin divisas, la actividad salitrera se encontraba
prácticamente congelada producto de abrupta caída de los precios del nitrato, lo cual

62
Íd., 210.
63
Andrey Schelchkov, “La agenda para América Latina del Secretariado Internacional de la Liga
Comunista Internacionalista (trotskista)”, Políticas de la Memoria, N° 21 (Buenos Aires, 2021), 122.
64
Íd., 123.

33
generó que tanto las exportaciones, como las importaciones bajaran, apareciendo
síntomas de escasez en los insumos básicos para el conjunto del pueblo 65. Lo cual, de
forma inevitable iba a profundizar la crisis política que expresamos en el capítulo
anterior, dando paso a una serie de acciones de carácter insurreccional que visibilizaron
el vacío de poder dejado por la caída de Ibáñez. Así pues, hacia fines de 1931 los
trabajadores desplazados del salitre habían protagonizado un fallido intento de asaltar
armerías en las ciudades de Vallenar y Copiapó, siendo reprimidos de forma criminal,
hecho conocido por la historiografía como la Pascua Negra. También, bajo este mismo
contexto unos meses antes, había ocurrido un alzamiento en las bases de la marina,
quienes, pasando de reivindicaciones salariales germinaron en un proceso
revolucionario profundizando la crisis social abierta en Chile66.

Asimismo, la experiencia de movilización en la marina golpeó de sobremanera la débil


institucionalidad, siendo 1932 un nuevo año de alzamientos militares, protestas y
manifestaciones callejeras, que combinaban el descontento político con la carestía de la
vida, junto a las históricas demandas sociales que no habían sido resueltas por el
ejecutivo. Por lo que, en respuesta a estas acciones políticas, se implementó el estado de
sitio y la censura de la prensa, persiguiendo a disidentes, criminalizándolos bajo el
epíteto de “elementos comunistas”67. No obstante, este clima represivo en vez de
“normalizar” las relaciones sociales en Chile, agudizó aún más los conflictos entre los
sectores en pugna, teniendo su punto culmine, el 4 de junio de 1932 con la abrupta caída
de Juan Esteban Montero por un golpe militar orquestado por un sector de tinte
nacionalista al interior de las FFAA, integrada por Eugenio Matte Hurtado, Carlos
Dávila, Arturo Puga y conducida por el director de la escuela de la Escuela de Aviación,
el socialista Marmaduque Grove, quien impulsaría la llamada “República Socialista” de
fugaz existencia, bajo un programa antioligárquico y antiimperialista, desembocando en
la constitución de un gran movimiento de masas, que buscaba reimpulsar las
transformaciones estructurales para el pueblo de Chile. 68

Cabe destacar que, para efectos de esta investigación, el proceso armado impulsado por
Grove abrió un interesante espacio de organización política dentro de la izquierda, el
cual, si bien existía, era de carácter difuso y continuaba hegemonizado por los grupos
65
Pablo Garrido González, Clasistas, Antiimperialistas y revolucionarios: Trayectoria politica e intelectual
del socialismo chileno contemporáneo, 1932-1973, (Santiago: Ariadna Ediciones, 2021), 21
66
Íd., 22.
67
Ibid., 23.
68
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile…, 254.

34
comunistas. Por lo que, rápidamente el gobierno desestimó su posible ubicación bajo el
alero de la URSS, planteando que no estaban a favor de la nacionalización total del
crédito y los bancos. Sin embargo, sostenían que el Estado debía cumplir una función
social, garantizando elementos básicos de la economía, como la alimentación, la
vivienda, la vestimenta y el trabajo, generando una redistribución de la riqueza
alternativa al liberalismo que se encontraba en crisis 69. Al mismo tiempo, junto al
surgimiento de este ambicioso plan de reformas sociales que planteaban de una u otra
forma, una modificación sustantiva en la forma del cómo estaba estructurado el Estado
de Chile. Ante lo mencionado, se alzaron una serie de grupos de índole socialista,
nacional, no soviéticos, que respondían a orígenes extremadamente diversos,
heterogéneos, que, entre sus filas coincidieron obreros, estudiantes, capas medias, tales
como: El Partido Radical Socialista, la Nueva Acción Pública, el Partido Socialista
Marxista, la Orden Socialista, el Partido Socialista Unificado, entre otros70.

Por otra parte, frente al declive del gobierno de Grove, sumado al ascenso y descenso de
militares en política de aquel año, donde Carlos Dávila derroca al líder socialista, y
quien a su vez fue derrocado por Bartolomé Blanche, nace la necesidad de que
nuevamente los civiles tomen el poder, generando un ambiente electoral, en medio de la
sostenida inestabilidad política, donde se llama a elecciones, retomando el poder luego
de ocho años, Arturo Alessandri Palma con 187.914 votos, le sigue Marmaduke Grove
60.856 votos, luego Zañartu Prieto 42.885 votos y finalmente, el candidato del Partido
Comunista, Elías Lafertte con 4.128 votos71.

A partir de lo señalado con anterioridad, esta elección produjo en los grupos socialistas
la necesidad de fortalecerse a nivel nacional como alternativa dentro de la izquierda,
unificando criterios, que, en primer lugar, tuvieron un carácter coyuntural en base a las
jornadas ocurridas en junio de 1932 y las elecciones que se levantaron en base a lo
acontecido en aquel periodo. En segundo lugar, de carácter doctrinarias, por organizarse
bajo un genuino socialismo en Chile, congregándose en una convención de unidad
extraordinaria, fundando el 19 de abril de 1933 el Partido Socialista de Chile 72. El cual,
teniendo una politica más “amplia” intentó copar un espacio dentro de la izquierda local
por fuera de los grupos comunistas, generando una heterogeneidad ideológica y social,

69
Pablo Garrido González, Clasistas, Antiimperialistas y revolucionarios…, 27-28.
70
Humberto Valenzuela, Historia del Movimiento Obrero…, 105.
71
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile…,511.
72
Pablo Garrido González, Clasistas, Antiimperialistas y revolucionarios…, 59.

35
expresando posiciones políticas que iban desde la acción estatal, el reformismo, el
parlamentarismo, junto a las posiciones de clase, revolucionarias y rupturistas con la
institucionalidad vigente73.

Así pues, queremos destacar que, el nacimiento del PS en un contexto de


transformaciones estructurales que estaba viviendo Chile, y en particular la izquierda, es
sumamente relevante, ya que, como veremos más adelante, este grupo tendrá un papel
concreto en términos de unidad de las izquierdas y de interpelación directa hacia la
joven Izquierda Comunista, la cual como evidenciamos en el capítulo anterior, nace
bajo un profundo cuestionamiento a la ortodoxia dentro del PC y a los métodos
burocráticos impulsados por el estalinismo a nivel internacional. Con relación a su
constitución como fracción política dentro del comunismo, se puede dar cuenta que,
hasta la última instancia, quisieron retomar la unidad de los comunistas, lo cual frente a
la negativa de los laferttistas anclados en la posición expresada por la Komintern y las
políticas del “Tercer Periodo”, estos dan vida a la Izquierda Comunista como fracción
oficial dentro del comunismo internacional. Lo que, se puede constatar en su documento
oficial de fundación titulado, En Defensa de la revolución: informes, tesis y documentos
presentados al congreso nacional del partido comunista a verificarse el 19 de marzo de
1933:

Hemos fracaso ante la dura costra de una burocracia comunista nacional e


internacional, fracasado en el sentido de que la convocatoria del Congreso
fuera obra OFICIAL, pero hemos constatado que nuestra posición ha sido
justa, la que responde fiel y genuinamente al leninismo, la que en definitiva
adoptarán todos los comunistas que sinceramente luchan por el triunfo de la
revolución proletaria y por qué a su cabeza marche dirigiendo un P.C. de
masas y porque convencidos que postergar más el CONGRESO NACIONAL
AMPLIO DEL PARTIDO COMUNISTA, CONGRESO DE UNIFICACIÓN
COMUNISTA, es concurrir con nuestro apoyo al debilitamiento del comunismo
nacional e internacional, hemos CONVOCADO el Congreso Nacional del
Partido Comunista, congreso amplio de unificación74
En este sentido, el intento de aunar criterios de unidad dentro de las filas del comunismo
es debido a la discusión política en torno al régimen de partido que debería tener en
Chile, sumado a la estrategia plasmada bajo los principios del marxismo, que expresaría
sus primeros acercamientos a la corriente internacional de León Trotski, lo cual es

73
Íd., 65.
74
“Carta a los camaradas comunistas”, En defensa de la revolución, 1933, pág.,6.

36
confirmado por el histórico militante, Humberto Valenzuela 75, quien en sus memorias
señala que:

La Izquierda Comunista surge después de haber agotado todas las posibilidades de


unificación con la fracción laferttista del PC y como un imperativo impuesto
por el proceso de luchas de clases, que reclaman con urgencia, la existencia de
una verdadera vanguardia revolucionaria.., Fue la culminación de la lucha
fraccional sostenida en el interior del PC a partir de 1929 y que hizo crisis
cuando en 1931, después de la caída del tirano Ibáñez, la fracción laferttista, en
un congreso realizado entre gallos y media noche, sin permitir la participación
de la Oposición, promedio a expulsarla. A partir de ese momento, el
rompimiento se hizo público y empezaron a actuar dos partidos comunistas que
disputaban ser Sección Chilena de la Tercera Internacional. La fracción
laferttista representaba la tendencia oficial de la Tercera Internacional, pero más
que eso, era el dócil instrumento de la politica de la burocracia de Moscu. Por
su parte, la fracción dirigida por Mendoza reflejaba en Chile, la oposición a la
politica de la burocracia muscovita y al oficialismo de la Tercera Internacional,
organización con la cual rompe al constituirse en Izquierda Comunista,
adhiriendo a la “Liga Comunista Internacional”, precursora de la IV
Internacional76.
Por lo tanto, con esta fundación se marcará un hito en Chile, debido a que no solamente
con el surgimiento del PS se estaban ampliando las perspectivas del socialismo hacia el
conjunto del pueblo trabajador, sino que, la Izquierda Comunista, al menos en sus
planteamientos oficiales, se posiciona como una alternativa antiburocrática,
internacionalista continuadora de las ideas de la revolución de octubre. Además, su
composición respondía a un conjunto de dirigentes/as que, decepcionados de la
burocracia estalinista, encontraron en la IC un espacio de confluencia y acción
revolucionaria. Igualmente, en las memorias de Oscar Waiss histórico militante de la
izquierda chilena, quien tuvo un rol destacado en la IC (pero que finalizó su domicilio
político en el PS), se puede verificar quienes componen este incipiente grupo:

Las delegaciones asistentes fueron escasas y, muchas de ellas enormemente simbólicas,


abarcando Talcahuano, Puente Alto, San Bernardo, Talca, San Antonio, Viña
del Mar, Valparaíso, Ovalle e Iquique, Santiago, por supuesto, copaba la
reunión. Entre los asistentes debo recordar a Manuel Hidalgo Plaza, senador, a
Jorge Neut Latour, Manuel Contreras Moroso, Pablo López Cáceres, Manuel
Leiva, Ramon Sepúlveda Leal, su hijo Dante Sepúlveda, Humilde Figueroa,

75
Humberto Valenzuela (1909-1977), nace en la ciudad de Santiago en la comuna de Recoleta, siendo
muy joven se traslada al norte a trabajar en las minas del salitre. A los 15 años es dirigente sindical en la
Oficina Salitrera de Huaras, afiliándose a la FOCH. En 1924 ingresa al Partido Comunista de Chile, donde
la crisis politica del 29, hace que ejerza su militancia en Santiago, donde en el marco de la disputa al
interior del comunismo, se suma a los oposicionistas, siendo parte del CC de Hidalgo. Para luego, formar
la Izquierda Comunista siendo un gran dirigente de la construcción junto a Luis López Cáceres, Pablo
López Cáceres y Marcos Contreras Garret, todos fundadores del Comité Único de la Construcción. Véase
en, Dolores Mujica, Retratos: Hombres y mujeres del trotskismo. La cara Oculta de la Historia de la clase
trabajadora, 65-67.
76
Humberto Valenzuela, Historia del Movimiento Obrero, 88-89.

37
Carlos Acuña, Benjamín Rojas, Aquiles Jara, Miguel Araya, Roberto Punto,
Guillermo Pedreros, Emilio Zapata, Manuel González, Roberto Pickert, y otros
más77
Asimismo, ya cerrados los diálogos con los oficialistas, viendo que no existen
posibilidades para avanzar hacia una unificación de las militancias comunistas en el
país, la Izquierda Comunista en abril de 1933, y en claro clima de tensión política
producto de la victoria de Alessandri, lanza para la difusión como órgano de propaganda
oficial del partido, el Boletín del Comité Central de la Izquierda Comunista, en el cual
vuelve a manifestar su posición internacionalista a favor de la Oposición de Izquierda
Internacional, dirigida por León Trotski y adscribe al programa político:

Conforme al espíritu y al sentido de las decisiones de los cuatro primeros congresos y


continuando su desenvolvimiento, la Oposición de Izquierda propone,
desarrolla teóricamente y realiza prácticamente los principios siguientes: 1.
Independencia del partido proletario, siempre y en toda circunstancia;
condenación de la politica de 1924-1928, de sumisión al Kuomintang,
condenación de la politica Estalinista...2. Reconocimiento del carácter
internacional y por tanto permanente de la revolución proletaria; rechazo de la
teoría del socialismo en un solo país...6. Rechazo de la formula “dictadura
democrática de obreros y campesinos” como régimen especial diferente de la
dictadura del proletariado arrastrando detrás de el a las masas campesinas y en
general a las masas oprimidas78
A su vez, los lineamientos compartidos por la IC no solo afirman la lealtad al
internacionalismo socialista, sino que, también expresan su concepción política de la
revolución en cuanto a los elementos que debe tener un programa efectivamente
comunista, rechazando la separación abstracta que hacían los oficialistas, quienes tenían
una concepción “etapista” que respondía al “socialismo en un solo país”, afirmando su
practica en la continuidad de la revolución permanente.

Por otra parte, el mismo documento, nos da cuenta de que, a pesar de esta ser una
organización declarada revolucionaria, mantenía la cultura política del comunismo
nacional, basada en combinar las acciones parlamentarias con la organización política,
expresado contra las “Facultades especiales” que otorgó Alessandri para perseguir a la
izquierda en 1933:

El señor Zapata. --- No se moleste por mi honorable Diputado, el proletariado está de


pie, frente a sus verdugos…En estos momentos en que se debate un problema de tal
transcendencia, como es la organización de la Guardia Blanca, llamada aquí Milicia
Republicana; que amenaza la vida misma de los trabajadores; la destrucción violenta de
77
Oscar Waiss, Chile vivo, Memorias de un socialista 1928-1970, (Madrid: Editorial Fuenlabrada, 1986),
47
78
“Los principios Fundamentales de la Oposición de Izquierda”, Boletín Comité Central de la Izquierda
Comunista, N° 1, Santiago, 15 de abril de 1933, pág., 3-4.

38
sus hogares, como asimismo, con arrojar al hambre y la miseria a nuevos miles de
obreros y empleados, que no aceptan, ni podrán aceptar, la razón de la fuerza con que
quiere consolidar sus privilegios la burguesía explotadora, la Izquierda Comunista
(Sección Chilena de la Oposición Comunista Internacional, Bolcheviques-Leninistas)
alza una vez más—en esta tribuna burguesa—su potente voz de guía revolucionaria
para explicar a los trabajadores la verdadera finalidad de esta organización facciosa, y
enseñar, al mismo tiempo, el único camino viable, seguro y expedito, para que esta
clase que todo lo produce y perfecciona, pueda no solo defender sus hogares amagados,
sino que, como torrente arrollador, pueda arrasar de raíz y en sus comienzos esta lacra
social que empuerca al mundo.79
Así pues, la posición expresada por Emiliano Zapata, quien fue el primer Diputado
campesino de Chile, expresa concretamente el uso del parlamento en cómo la Izquierda
Comunista “amplificaba” la voz del partido, denunciando la restrictiva democracia
burguesa, autoritaria y represiva, sumado a una estricta defensa de los derechos de las y
los trabajadores, buscando construir el partido a través de esta divulgación. El cual,
tendrá sus frutos a nivel organizativo, fundando la Liga de Campesinos Pobres bajo la
dirección de Zapata, junto a: Palacios Guerrero, Eleodoro Gonzales, Carlos Acuña,
etc.80 . Dentro de esta, Valenzuela en sus memorias constata el nivel orgánico que tenían
como organización, impulsando la “autoorganización” y la independencia de clase, en
torno al trabajo político que habían desplegado junto al campesinado:

Tres veces por semana y después de la salida de mi trabajo en el Policlínico, me


trasladaba a la vecina comuna de Barrancas a organizar a los campesinos y elaborar
junto a ellos los correspondientes Pliegos de Peticiones que íbamos entregando fundo
por fundo en la medida que íbamos organizando las Ligas Campesinas. Alcance a
organizar siete fundos y cuando estábamos preparando un movimiento huelguístico de
conjunto, este aborto. Tres fundos se fueron a huelga sin esperar al resto. No quedó otro
camino que ponerse al frente de ese movimiento, pues felizmente me encontraba en esa
localidad.81
Además, en este mismo contexto de expansión de las posiciones políticas al interior de
la clase trabajadora, se desarrolla una de las experiencias más emblemáticas de
organización obrera en la época. Con esto, nos referimos al surgimiento del Comité
Único de la Construcción (CUC), el cual, frente a la desocupación masiva en Santiago,
producto de los resabios de la crisis del 29, se dio a través de una licitación ganada
desde la Caja del Seguro Obrero, donde rápidamente a través de la democracia obrera
este se expandió en distintos gremios, como los campesinos de Puente Alto, San

79
“La lucha anti- fascista en el parlamento (discurso del compañero Emilio Zapata), Boletín Comité
Central de la Izquierda Comunista, N° 3, Santiago, 1 de junio de 1933, pág., 13.
80
José Luis Vásquez, Introducción a la historia del trotskismo en Chile: 1931-1954. De la fundación de la
Izquierda Comunista al “entrismo” en el Partido Socialista, (Tesis para optar al grado académico de
magister en historia con mención en historia de Chile y América, Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales, Valparaíso, 1998), 57.
81
Humberto Valenzuela, Historia del Movimiento Obrero, 100.

39
Bernardo, Talca, pescadores y portuarios de Valparaíso y San Antonio 82. Por lo tanto,
queremos destacar el nacimiento del CUC, ya que, aunque con contradicciones propias
del contexto, expresa la política sindical impulsada por la Izquierda Comunista, siendo
corroborada por Humberto Valenzuela, quien sostenía que:

Los comités de Obras enclavados en los propios sitios de trabajo fueron los organismos
de base del Comité Único de la Construcción, superando así, aunque en forma
transitoria, el sistema de organización por gremios en base a profesiones u
oficios... El Seguro Obrero del cual era administrador Santiago Labarca,
necesitaba construir el Policlínico Número Uno. El Seguro Obrero
proporcionaría los materiales y la asesoría técnica. La contratación del personal,
las normas de trabajo y los salarios fueron de la exclusiva responsabilidad del
Comité Único de la Construcción, vale decir de los obreros organizados en
dicho organismo…Cada gremio, y en cada turno, eligió en forma libre y
democrática su Maestro Mayor…Cada gremio, y en cada turno correspondiente,
eligió a su vez, un Delegado, los que actuaban en conjunto con la directiva del
Comité de Obra en la solución de todos los problemas. 83
Asimismo, a pesar de la represión de Alessandri, la persecución a sus Diputados, la
crisis económica que continuaba golpeando a las familias obreras, la Izquierda
Comunista, a través de su influencia en los sindicatos, mostró sus métodos de
organización, expresado en la democracia directa, en la discusión asamblearia, y en la
“bajada y subida” de información, a través de delegados rotativos, dando cuenta que la
construcción “popular” de la génisis del socialismo era posible, a través de una
experiencia local de autoorganización. La cual, por distintos motivos no podrá
proliferar, pero sin duda marca un precedente para la clase trabajadora chilena y en
particular, da cuenta que través de la experiencia militante, se generó un espacio político
de conjunto, donde la Izquierda Comunista, expresó amplias posibilidades para su
despliegue en la palestra nacional.

2.3. A fortalecer las alianzas en la izquierda local. ¿Independencia de clase o


¿Frente Interclasista?

A continuación, tal como planteamos en el apartado anterior, la consolidación de la


Izquierda Comunista, miembro de la Oposición de Izquierda Internacional (OII), abrió
grandes posibilidades a los simpatizantes del trotskismo para presentarse como
alternativa viable, como un partido político ante la clase obrera chilena. Sin embargo,
mientras la IC crecía tanto a nivel político; sindical; orgánico, se expresarían una serie
de contradicciones propias de su despliegue militante en el plano local, frente al grupo
internacionalista que esta decía adscribir en el discurso público.
82
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile…,518.
83
Humberto Valenzuela, Historia del Movimiento Obrero, 98.

40
Por una parte, al crecer en influencia política, contaron con más recursos para la
difusión de las ideas revolucionarias, levantando el periódico Izquierda, como su órgano
de prensa oficial, publicando su primer número en la primera quincena de junio de
1934, en el que declaraban sus principios y lineamientos ante la situación internacional
tanto de los pueblos como de las izquierdas:

Aprovechando la desorganización de las filas proletarias, la burguesía trata de hundir a


la humanidad en la barbarie fascista, un reguero de sangre que cruza desde
Europa hasta América, desde África hasta Asia, señala la ruta de la represión,
del terror, de las guerras, de las insurrecciones. Sin embargo, el proletariado
revolucionario carece de una dirección mundial, de un Estado Mayor que dirija
su lucha internacional. La Internacional Comunista y la Internacional
Reformista han caído en bancarrota; sus secciones reproducen en la escala
nacional los errores y las traiciones de las burocracias dirigentes. Los partidos
centristas de todos los matices carecen de una politica clara; con el proceso
histórico no se puede jugar a los escondites. “IZQUIERDA” será el vocero del
reagrupamiento de las fuerzas del proletariado y estará al servicio de la lucha
por la organización del nuevo partido comunista y de una nueva Internacional. 84
Ante los cuales, podemos inferir que la Izquierda Comunista en su corto tiempo de vida,
se intentó posicionar como una organización que denunciaba al imperialismo a nivel
internacional y que, hacía el llamado al conjunto de disidentes de izquierda mundial a
construir una dirección unificada en discrepancia con los oficialistas en particular, el rol
de la Komintern. Además, en 1934, denunciaban ampliamente el peligro inminente que
nacía a nivel internacional y que tenía cierto peso a nivel nacional, siendo este, el
fascismo:

Lenta, pero firmemente, el fascismo se apresta a borrar toda ficción democrática para
arrancar brutalmente las garantías que han conseguido los trabajadores a través
de años y años de lucha. Agrupados en torno a su impotencia, hordas
intelectuales de la pequeña burguesía inician las primeras escaramuzas,
amparados hipócritamente por el gran capital, la gran prensa y todos los
gestores políticos de la venta nacional al imperialismo…Y detrás de todos, la
milicia, creada para defender la Constitución y las Leyes, aunque pueda
amenazar a los ciudadanos con su terrible venganza masónica sin que ninguna
valla jurídica o politica lo impida85
Con respecto a las milicias, estas fueron obra de Alessandri, como una medida para
“desmilitarizar” la disputa del poder en Chile, producto de ocho años de intervenciones
militares seguidas. Así, la alianza “civilista” orquestada entre radicales, conservadores y
liberales, promovieron la creación de grupos civiles armados, los cuales tenían
financiamiento para su arsenal tanto privado como público (vía gobierno), teniendo una

84
“Izquierda”, Izquierda, Santiago, primera quincena de junio de 1934.
85
“El proletariado vencerá al fascismo”, Izquierda, Santiago, primera quincena de junio de 1934.

41
presencia de masas, ocupando las calles a través de amplias demostraciones de
fuerzas86. Si bien, estas organizaciones no se declaraban auténticamente fascistas, si
generaron las condiciones frente a la continuada crisis politica en el país, para que
sectores de las capas medias comenzaran a organizarse bajo la ideología de derecha,
sumado a lo anterior, la influencia extranjera tanto de Mussolini en Italia, el reciente
triunfo de Hitler en Alemania, alarmaban al conjunto de las izquierdas tanto fuera como
dentro del país.

Asimismo, ante la nueva situación política, en el periódico Izquierda hacia mediados de


1934, la Izquierda Comunista, hace una caracterización en base a los nuevos
acontecimientos, señalando que:

El gobierno carece de un apoyo consistente y si no es barrido para dar el paso a una


desembozada dictadura fascista es por el temor a las consecuencias
revolucionarias que esta intentona podría acarrear. Pero esta situación de
equilibrio no puede mantenerse indefinidamente... La Izquierda Comunista es la
organización politica que con más consecuencia ha sostenido que es necesario
superar la división de la clase explotada por medio de la organización del Frente
Único Obrero que reúna a los trabajadores de todas las tendencias con un
programa de lucha contra el común enemigo…El Comité Central de la
Izquierda Comunista se ha dirigido al Comité Central Ejecutivo del Partido
Socialista proponiéndole la iniciación conjunta de un Frente Único Proletario en
el país.87
En primer lugar, frente al contradictorio escenario que vivía la clase trabajadora en
Chile, la IC sostiene que, a pesar de la inestabilidad política expresada en la nula
gobernabilidad de Alessandri, su caída representaría una oportunidad para que las
fuerzas revolucionarias expresaran un despliegue en función de objetivos políticos
mayores. Sin embargo, admiten que para enfrentar a las fuerzas reaccionarias que se
encuentran en la calle y representan un mayor peligro para las conquistas obreras, es
necesario que, dentro de las fuerzas de izquierda, se comiencen a aunar criterios a nivel
programático, expresados en el llamado al Partido Socialista en particular, a un Frente
Único, que agrupe al conjunto de fuerzas organizadas.

Mientras que, al interior del PS existía una heterogeneidad zigzagueante en sus filas,
esto se traducía en una ambivalencia a nivel ideológico. Ya que, frente al avance del
fascismo y al llamado que hace la IC, a fines de 1934, los socialistas convocan a formar
un Frente Nacional en Defensa contra el fascismo, el cual a través de las fuerzas en el
parlamento iba a cristalizar en un espacio unitario, llamado el Block de Izquierda,
86
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile…,512.
87
“¡Detengamos el avance de la reacción! Izquierda, Santiago, miércoles 16 de agosto de 1934.

42
agrupando dentro de su interior al PS, al Partido Comunista, al sector “reformista” del
Partido Demócrata y a los grupos izquierdas dentro del partido radical 88. Frente a este
escenario, la Izquierda Comunista, luego de su Segundo Congreso Nacional 89, sostiene
que para evitar el avance de la derecha en la conciencia de la clase trabajadora, es
necesario construir una dirección revolucionaria que surja del reagrupamiento de las
fuerzas organizadas del proletariado, fortaleciendo el llamado del PS, incluso
solicitando a través del CC una intervención en el II Congreso del PS, no teniendo una
buena recepción, pero si, haciendo una experiencia común con la militancia socialista,
convergiendo finalmente, en la entrada de la IC en el Block de Izquierda90. Asimismo, al
interior de la Izquierda Comunista, había posiciones que veían en el Block un espacio
de Convergencia similar a los que estaban ocurriendo en Europa, en particular con los
llamados efectuados por la Komintern a formar Frentes Populares (este elemento será
profundizado en el siguiente capitulo), como era el caso de Waiss:

Mi posición, y la de los socialistas de izquierda en Chile, era similar a la adoptada por


Largo Caballero, en España y por el ala izquierda del socialismo francés, entre
ellos Marceau Pivert, con quien sellé, años después, una sincera amistad. Pese a
ello, el viejo Trotski, después de su exilio mexicano, envió a la Izquierda
Comunista, en trance ya de incorporación al Partido Socialista, una extensa
carta en que criticaba fuertemente mis artículos en el semanario “Izquierda”,
donde planteaba nuestras reservas. Según Trotski, el frente popular era una
trampa y debíamos denunciarlo airadamente.91
Cabe destacar, que la posición expresada, da cuenta de elementos centristas 92, debido a
que mientras se habla de un frente coyuntural de masas para enfrentar al fascismo, el
Block de Izquierdas, se constituye con elementos permanentes en su funcionamiento,
teniendo como ejemplos los “Frentes Populares” europeos. Además, este va a levantar
consignas democráticas, bajo una situación caracterizada como “reaccionaria”,
88
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile…,533.
89
Este Congreso Nacional, es realizado los días 18,19 y 20 de septiembre en 1934, asistiendo delegados
de Antofagasta, Tocopilla, Iquique, Combarbalá, La Serena, Valparaíso, Viña del Mar, Quilpué, Calera, La
Ligua, Quillota, Llay-Llay, Puente Alto, San Bernardo, Talagante, Tiltil, San Antonio, Nos, Maipú,
Rancagua, Molina, Talca, San Rosendo, Talcahuano, Concepción y Lota. Donde, el objetivo, es “organizar
un verdadero partido de vanguardia revolucionaria”, estando su Tesis politica nacional a cargo de Jorge
Levin. Véase en, Luis Cruz Salas, Historia Social de Chile: 1931-1945…, 32.
90
Íd., 37.
91
Oscar Waiss, Chile vivo, Memorias de un socialista 1928-1970…, 61.
92
La definición de Centrismo la encontramos en el artículo: “Centrismo y Cuarta Internacional”, escrito
por León Trotski y citado por la Izquierda Comunista, en el Periódico Izquierda, Santiago, miércoles 22 de
agosto de 1934. Sosteniendo que este se expresa en: “El bajo dominio de la teoría, el centrismo es
impreciso y eclético; se sustrae en lo posible, a las obligaciones teóricas y se inclina a dar preferencia (en
palabras) a la “practica revolucionaria” sobre la teoría, sin comprender que solo la teoría marxista es
capaz de dar a la practica una dirección revolucionaria”. Además, “El centrismo, acepta sin vacilar la
politica del Frente único, pero despojándolo de su contenido revolucionario y transformándolo de
método táctico a principio superior”

43
alejándose de los planteamientos transicionales iniciales sostenidos por la Izquierda
Comunista, que veía en su horizonte estratégico una transformación socialista para
Chile93.

Igualmente, hacia mediados de 1935, esta situación contradictoria a nivel nacional


tendrá un correlato a nivel internacional, ya que, la discusión sobre la “política de
alianzas” será prioritaria al interior del Secretariado Internacional (SI), poniendo
especial atención en la experiencia chilena, donde el SI expresaba su preocupación
hacia los disidentes locales declarando que el Frente Único no era un pacto electoral,
sino un frente que agrupaba a las masas trabajadoras organizadas bajo la independencia
de clase94. No obstante, Schelchkov a través de los Archivos “Henk Sneevliet”, los
cuales hoy forman parte del Archivo Nacional de la Historia Sociopolítica de Rusia, ha
podido reconstruir este diálogo, sosteniendo que, el SI efectivamente discrepaba de la
IC respecto a la maniobra política que estaban impulsando. Por lo que, hacían el
llamado (comprendiendo la realidad local) a los chilenos a transformar ese espacio en
un “frente único de clase”, expresando que había que estudiar, al servicio de quienes
terminaban las experiencias de los Frentes Populares (como habían sido las experiencias
francesas y españolas)95, para así construir una alternativa desde y para la clase
trabajadora.

Finalmente, estos hechos combinados abrirán una profunda crisis al interior de la IC.
Por una parte, a nivel nacional, expresada en la ambivalencia entre su práctica politica y
su discurso revolucionario, el cual, se encontraba basado en el principio de la
independencia de clase, respecto al régimen de partido que decían construir, frente a
una politica de alianzas amplia y pluralistas, con partidos que no concebían dentro de su
horizonte, aquella noción estratégica e incluso concebían una noción “nacional” de
socialismo. Por otra parte, a nivel internacional, debido a que, los contactos con el SI no
expresaban la dialéctica comunista en torno al “centralismo democrático”, más bien, en
torno a su práctica política, la Izquierda Comunista, respondía a elementos locales, no
así a la aplicación de las tácticas impulsadas por los trotskistas, llevándolos hacia finales
de año, a romper los contactos con el SI privilegiando la estrategia opuesta a la
planteada por este organismo internacional. Con relación al desenlace de esta crisis

93
José Luis Vásquez, Introducción a la historia del trotskismo en Chile: 1931-1954…, 63.
94
Andrey Schelchkov, “La agenda para América Latina del Secretariado Internacional de la Liga
Comunista Internacionalista (trotskista)” …,128.
95
Íd., 129.

44
política, esta será profundizada en el siguiente capítulo, dando paso al reagrupamiento
del trotskismo chileno a nivel doctrinario por primera vez en su historia.

Capítulo 3: Crisis en las fuerzas de izquierda: Del Frente Popular al Trotskismo de


la IV Internacional (1936 - 1942)

El objetivo de este tercer apartado es dar cuenta el cómo en un contexto sumamente


contradictorio e inestable tanto a nivel nacional como internacional, la joven Izquierda
Comunista propuso disolverse al interior del PS, con la finalidad de “disputar” su
dirección, lo cual no ocurriría desapareciendo como organización. Asimismo, dentro de
sus filas, un grupo de militantes decidió no ingresar junto a los socialistas, y mantener el
“núcleo” del partido en términos tanto ideológicos como programáticos, fortaleciendo
sus vínculos políticos con el trotskismo internacional de manera oficial, dando vida a un
proceso que comenzará a mediados de 1936 concluyendo en 1938 en la formación del
Partido Obrero Revolucionario (POR), sección chilena de la IV Internacional.

En este sentido, sostenemos que dicho vínculo entre el grupo chileno y la internacional
“trotskista”, se dio por un conjunto de situaciones que responden tanto a la formación
doctrinaria de sus militantes, como de su experiencia con los demás grupos de la
izquierda chilena. Además, destacamos que, este grupo nacerá desde la “propaganda”,
fusionándose con diversos sectores que también coincidían en el cuestionamiento a la
burocracia estalinista y en la crítica hacia la ambivalencia socialista. Para así,
consolidarse hacia principios de 1940, como un incipiente referente de la izquierda
revolucionaria local, basando sus postulados en la “independencia de clase”, como en la
inscripción, difusión y militancia cotidiana del Programa de Transición, siendo este su
perspectiva para impulsar la lucha por el internacionalismo socialista y antiburocrático
en Chile.

Finalmente, nos centraremos particularmente en el periódico Alianza Obrera Órgano


Central del grupo Bolchevique-Leninista”, que tuvo una impresión intermitente desde
1936 hasta 1941, pasando por distintas etapas en su producción, lo cual también,
expresa los estadios de la organización en función de su construcción como partido.
Además, las memorias de Humberto Valenzuela, histórico militante del POR nos
permitirá construir una mirada más global, dialogando su experiencia militante, con la
inserción en el movimiento obrero y, en las perspectivas planteadas en su despliegue en
el mundo popular, señaladas en los documentos.

45
3.1. El capitalismo expresa su crisis: se consolidan los fascismos, la Internacional
Comunista da un viraje hacia los Frentes Populares y se levanta la IV
Internacional.

La situación internacional de los años 30 responde en particular a los resabios


producidos por la crisis capitalista abierta de 1929, expresada en tensiones históricas
propias de las fuerzas sociales que se encontraban en pugna. Por su parte, si en el
capítulo anterior, caracterizábamos que el nacimiento del Secretariado Internacional (SI)
respondía a una mayor coordinación de los grupos afines a la Oposición de Izquierda
Internacional, para abrir una disputa al interior del comunismo oficialista. Así pues, con
la llegada en 1933 del nazismo al poder en Alemania, consumado en la asunción de
Hitler como canciller en el Reich, se habían agotado las instancias para impulsar una
transformación al interior de la Komintern. Por lo que, Trotski planteó la necesidad de
abandonar la disputa con los estalinistas e impulsar la construcción de la IV
Internacional96. Además, una serie de hechos mantenían la inestabilidad del capitalismo,
tales como: en Francia, una serie de huelgas generales contra el alzamiento de los
fascistas; en España la insurrección obrera en Asturias en respuesta al golpe de Franco;
en Estados Unidos, las huelgas de los trabajadores de Minneapolis, expresando la
combatividad y la disposición a resistir a los acontecimientos97.

Asimismo, esta inestable situación, mostrada, por una parte, en levantamientos de


trabajadores/as frente al avance del fascismo, y por otra, del aislamiento de estas
iniciativas bajo un programa unificado en torno a la superación del capitalismo, el cual
era caracterizado por León Trotski denunciando el rol de la Internacional Comunista
ante aquel contexto:

La orientación de las masas está determinada, por una parte, por las condiciones
objetivas del capitalismo en descomposición, y de otra, por la politica de
traición de las viejas organizaciones obreras. De estos dos factores el factor
decisivo, es por supuesto, el primero; las leyes de la historia son más poderosas
que los aparatos burocráticos. Cualquiera que sea la diversidad de métodos de
los social traidores (de la legislación “social” de Blum a las falsificaciones
judiciales de Stalin), no lograran quebrar la voluntad revolucionaria del
proletariado98
En este sentido, la crítica suscitada se relaciona a un problema de “dirección” que habría
caído el movimiento comunista a nivel internacional. La cual, habría entrado en un
96
Javier Díaz, “Una aproximación al estudio del trotskismo y la IV internacional”, Hic Rhodus, Crisis
capitalista, polémica y controversias, N° 18, Julio (2020), 103.
97
Íd., 104.
98
“El proletariado y su dirección”, en El programa de transición, ed, por León Trotski, Santiago: Ediciones
Espartaco, 2014, 7.

46
“punto de no retorno”. Hacia 1935 luego del VII Congreso de la Internacional
Comunista, esta dará un viraje desde el “ultraizquierdismo” del Tercer Periodo, hacia un
nuevo llamado a los partidos comunistas del mundo, para impulsar los Frentes
Populares (unidad de los comunistas con la socialdemocracia) como una forma
electoral y política de enfrentar al fascismo, teniendo como” victorias”, las experiencias
en España y Francia99. Ante lo anterior, los trotskistas catalogaron esta estrategia como
insuficiente para enfrentar al fascismo, ya que ésta no había fructificado. Y, es así que
en julio de 1936 se realiza la Conferencia Internacional en París (anunciada
públicamente en Ginebra para disociar a la represión), donde las secciones de Francia,
España, Holanda, Alemania, Inglaterra e Italia aprobaron las bases programáticas para
la IV Internacional, anunciándose la formación del “Movimiento hacia la IV
Internacional”, que remplazaría en los hechos al SI, formando un Consejo General para
elementos estratégicos delegando a este último elementos coyunturales, asumiendo
funciones ejecutivas hasta su transformación orgánica100.

Igualmente, estos hechos mostraron el primer precedente de reagrupamiento generado


por los comunistas disidentes de todo el mundo, expresando ciertas divergencias propias
de las diversas zonas donde las militancias se encontraban, lograron converger
orgánicamente. Así pues, el 3 de septiembre de 1938, en la localidad de Périgny, en una
remota aldea a las afueras de París, se funda de manera oficial, la IV Internacional,
votando como base teórica las dos obras centrales que había escrito León Trotski para el
período: el Programa de Transición: la agonía mortal del capitalismo y las tareas de la
IV Internacional (1938) y el Manifiesto de la IV Internacional sobre la guerra
imperialista y la revolución proletaria mundial (1940)101. En este sentido, dentro de sus
principios y lineamos estratégicos para el álgido período van a sostener que:

La Cuarta Internacional goza ya desde ahora del justo odio de los estalinistas, de los
socialdemócratas, de los liberales burgueses y de los fascistas. No tiene ni
puede tener lugar alguno en ningún frente popular. Combate irreductiblemente a
todos los grupos políticos ligados a la burguesía. Su misión consiste en
aniquilar la dominación del capital, su objetivo es el socialismo. Su método, la
revolución proletaria. Sin disciplina no hay acción revolucionaria. El régimen
interior de la Cuarta Internacional se rige conforme a los principios del

99
Javier Díaz, “Una aproximación al estudio del trotskismo y la IV internacional” …, 105.
100
Andrey Schelchkov, “La agenda para América Latina del Secretariado Internacional de la Liga
Comunista Internacionalista (trotskista)” …, 131.
101
Velia Luparello, Los trotskistas bajo el terror nazi: la IV Internacional y la Segunda Guerra Mundial,
(Santiago: Ariadna Ediciones: 2021), 29.

47
centralismo democrático: completa libertad en la discusión, absoluta unidad en
la acción.102
En este sentido, el documento realizará una caracterización de la época como
prerrevolucionaria, dando cuenta de los diferentes grupos políticos que se encontraban
en la disputa por la conducción de la crisis capitalista, que no se encontraba cerrada,
viéndose profundizada con el posterior inicio de la Segunda Guerra Mundial. Además,
el documento señala, la delimitación que tenían los grupos adscritos a la Cuarta respecto
tanto, al régimen de partido, como en su crítica a la Komintern expresada en los Frentes
Populares y el de estos para la independencia política del movimiento obrero
internacional.

Finalmente, en 1940, una serie de hechos marcaran el precedente y el desarrollo de la


joven IV Internacional. Por un lado, producto del pacto de no agresión firmado por
Stalin y Hitler en 1939, conocido como el pacto Ribbentrop-Molotov, se produce la
invasión a Finlandia por parte de la URSS, donde al interior del organismo internacional
hubieron diferencias importantes sobre este hecho (Trotski planteaba la defensa
incondicional de la URSS como “Estado Obrero degenerado”, mientras otros dirigentes
planteaban la independencia socialista de Finlandia), produciéndose la ruptura del 40%
de la sección norteamericana (una de las más relevantes a nivel político 103). Por otro
lado, el 20 de agosto de 1940, luego de la conferencia de emergencia que tuvo la IV
Internacional para discutir sobre los acontecimientos en curso, el revolucionario ruso
León Trotski había sido asesinado en un exilio en México por el sicario estalinista
Ramon Mercader, produciendo un revés importante al interior de la dirección del
organismo104. Para lo cual, aquella situación se iba a complejizar debido al estallido de
la Segunda Guerra Mundial, con la invasión a Polonia por parte de los nazis;
profundizando de manera inevitable la persecución a los trotskistas que se vieron
obligados a trasladar la sede del Secretariado General desde Europa hacia Estados
Unidos, cayendo la dirección bajo el Socialíst Workers Party (SWP), generando nuevas
experiencias para la joven organización que tendrá que construirse bajo la represión
tanto del fascismo como del estalinismo. Aunque, el desenlace de este escenario, tanto
dentro del conflicto bélico, como posterior, escapan de los márgenes de esta
investigación.

102
“Bajo la bandera de la Cuarta Internacional”, en El programa de transición, ed, por León Trotski,
Santiago: Ediciones Espartaco, 2014, 54.
103
Javier Díaz, “Una aproximación al estudio del trotskismo y la IV internacional” …, 106.
104
Velia Luparello, Los trotskistas bajo el terror nazi…, 31.

48
3.2. ¿Revolución o reforma?: El Block de izquierdas, la independencia de clase, el
surgimiento de la CTCH y la construcción de un partido revolucionario en Chile.

La situación nacional expresada en Chile durante la segunda mitad de la década de los


30, era sumamente contradictoria. Por una parte, el gobierno de Alessandri intentaba
cerrar la crisis abierta por el período de irrupción militar y popular (1924-1932), a través
de mecanismos coercitivos, como de fortalecimiento del aparato estatal. Asimismo,
algunas de estas medidas, en particular, de carácter económicas, destacaremos, la
gestión de Gustavo Ross como Ministro de Hacienda, quien a través del “ajuste” intentó
normalizar la crítica situación del país, expresándose en medidas como: renegociar los
pagos en función de “disminuir” la deuda externa, redireccionando tanto las utilidades
del cobre (18%) y del salitre (25%), para efectos del crédito internacional 105. Así,
aprovechando el estímulo en torno a la compra de materias primas producto de la álgida
situación internacional, combinado con esta maniobra financiera, la deuda externa desde
1935 hacia 1937 se redujo a la mitad106.

Por otra parte, con el intento de “normalización” de las relaciones sociales en Chile, se
impulsó un rol más destacado por parte del Estado en la economía (y posteriormente en
todas las esferas sociales), teniendo su correlato en materia laboral, donde a pesar del
clima represivo por parte del gobierno en términos políticos, éste logró consolidar el
sindicalismo legal. Lo cual, destacando las exitosas experiencias de autoorganización
que hemos señalado a lo largo de esta investigación en materia sindical (como el
surgimiento del CUC), las demás ramas del sindicalismo chileno pasaron por procesos
de reunificación posterior al declive de la FOCH producto de su política sectarias
expresada en los “sindicatos rojos”, propios de la política del “Tercer Periodo”. En este
sentido, este proceso de unidad es relatado por Valenzuela en sus memorias:

En noviembre de 1931 se constituyó la Confederación de Sindicatos Industriales de Santiago,


de carácter legalista, al igual que la Federación Nacional Sindical y la Organización del
Trabajo de Chile. Así surgió la Confederación de Sindicatos Legales... Esta
organización convocó a un congreso de unidad que se llevó a efecto en Valparaíso
durante los días 1,2 y 3 de junio de 1935. Su resultado fue un rotundo fracaso debido al
sectarismo de la FOCH…En enero y febrero de 1936, se desato una de las más potentes
huelgas ferroviarias. La represión del gobierno de Alessandri no se hizo esperar y el
comando de huelga fue diezmado…La Confederación de Sindicatos Legales decreto la
huelga general en apoyo a los ferroviarios y por tal motivo se vio obligada a enfrentar la
ola represiva. Frente a estos acontecimientos, la comisión designada en el último
congreso de la FOCH en 1934, tomo contacto con algunos dirigentes de la
Confederación y contribuyo a organizar un Frente de Unidad Sindical, el que convoco a
105
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile…,515.
106
Íd., 516.

49
un congreso de unidad para diciembre de 1936, del cual surgió la Confederación de
Trabajadores de Chile (CTCH)107.
Asimismo, este nuevo reagrupamiento del sindicalismo chileno fue conducido bajo
hegemonía socialista y comunista (estalinista), donde la CTCH aprueba una declaración
de principios, bajo un carácter reformista, alejándose de los principios anticapitalistas
que tuvo la FOCH en la década pasada, reemplazando la “independencia de clase”, y la
sustitución del capitalismo hacia un horizonte socialista, por el llamando al sector
“progresista” de la burguesía nacional a impulsar un frente en conjunto con los
trabajadores organizados, teniendo su expresión “máxima” en torno a la colaboración de
clases, en la incorporación hacia 1937 al interior del Frente Popular. 108. Lo cual, será
confirmado por Valenzuela, crítico de esta capitulación hacia el movimiento de
trabajadores:

Cuando la CTCH se incorporó al Frente Popular en junio de 1937, nombrando


delegados ante ese organismo a Juan Diaz Martínez y a Salvador Ocampo.
Pronto los obreros iban a sentir en carne propia los efectos de esta politica
colaboracionista que, en los hechos, significó un verdadero muro de contención
para sus luchas. Salvador Ocampo, estalinista y Bernardo Ibáñez, socialista,
ambos dirigentes de la CTCH fueron los niños cantores de turno, que
recorrieron los sindicatos entonando esa canción que decía; “no hay que hacer
huelgas, porque hacer huelgas es crearle dificultades al gobierno y hacerle el
juego a la burguesía y al fascismo”. En buen romance, les decían a los
trabajadores que tenían que quedarse quietos, cruzados de brazos y consentir
que se les explotara mansamente. Jamás los patrones, la burguesía y el
imperialismo habían tenido mejores aliados.109
En este sentido, lo planteado por Valenzuela, permite dar cuenta del “viraje” que estaba
teniendo un sector de la izquierda chilena, en particular socialistas y comunistas, tanto
su política de alianzas expresada en la influencia en el movimiento obrero (colaboración
de clases), como en los lazos plasmados a nivel orgánico y electoral, abriendo paso a la
consolidación del Frente Popular (FP) en Chile 110. Por otra parte, respecto a los
alcances de esta investigación, no nos detendremos solo en lo “concreto” que fue el
desplazamiento del FP para el país, más bien, nos interesa destacar que, retomando la
reflexión sostenida en el capítulo anterior, respecto a la experiencia que, la Izquierda

107
Humberto Valenzuela, Historia del Movimiento Obrero…, 41-42.
108
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile…,516.
109
Humberto Valenzuela, Historia del Movimiento Obrero…, 43.
110
La realización del Frente Popular responde a los lineamos internacionalistas de la Komintern en su VII
Congreso (1935), donde par enfrentar al fascismo que había triunfado de forma evidente, tanto en
Alemania como en Italia, había que generar una politica de alianzas basada en la unidad de todas las
fuerzas sociales, tanto las “democráticas” como las socialistas y comunistas, relacionándose con el
objetivo de paz internacional. Véase en: Carmelo Furci, El Partido Comunista de Chile y la Vía al
socialismo, Ariadna Ediciones, 2008, 67.

50
Comunista, independiente a este llamado internacionalista, en la praxis militante, ya
venía impulsando un FP de facto, materializado en el Block de Izquierdas. Lo cual se ve
evidenciado en su periódico Izquierda, donde pasan de una posición “critica” a una
posición de “disputa” respecto al rol del Frente Popular (bajo el contexto de la represión
de Alessandri):

Para sostener el actual gobierno, la reacción ha desencadenado una salvaje represión


contra la clase obrera, tratando de destruir sus organizaciones, deportando y
apresando a sus dirigentes, entorpeciendo sus reuniones y su prensa. El Frente
Popular debe detener este proceso; uniendo en su seno a los sectores burgueses
y pequeños burgueses de oposición y la clase obrera organizada. 111
Por tanto, la experiencia militante al interior del Block demostró un cambio en la praxis
revolucionaria que estaba expresando la Izquierda Comunista, indicando que su
militancia común dentro de este espacio, genero un acercamiento entre disidentes,
socialistas, radicales y comunistas112. Así pues, el desarrollo de esta política unitaria-
nacional, que terminó pasando desde un enclave revolucionario hacia una práctica
electoral, en los marcos de la democracia burguesa, que la IC criticaba en sus
materiales, pero que en la praxis se “adaptó” a ella, teniendo su punto más álgido con la
llegada de las elecciones y el futuro triunfo del Frente Popular, donde en el periódico
Izquierda sostendrán lo siguiente:

De la derrota proletaria mundial brota la táctica (?) del Frente Popular. Hemos dicho
repetidas veces y lo seguiremos diciendo que dadas las condiciones aceptamos
el F.P. como una alianza electoral eventual, como el MEDIO para aprovechar la
legalidad burguesa para defender la legalidad proletaria. A través del F.P. la
lucha se plantea en el puro terreno defensivo por el lecho de que el proletariado
entrega la iniciativa del combate a un sector de la burguesía acondicionando su
ritmo al ritmo democrático parlamentario113.
De esta manera, se puede inferir el viraje en la política del grupo, basada desde un
discurso de “independencia de clase”, que transita hacia una práctica basada en la
“colaboración de clases”, ya que, en sus documentos afirman que su paso hacia el FP
será un “medio”, siendo en la realidad un fin, mezclando las banderas revolucionarias
con la pequeña burguesía amparada por el Partido Radical y junto a los estalinistas que
habían moderado su discurso. De ahí que, este cambio en su orientación política va a
ser duramente criticada por Valenzuela en sus memorias, denunciando el carácter

111
“Lo que puede esperarse del Frente Popular”, Izquierda, Santiago, sábado 4 de abril de 1936.
112
Andrey Schelchkov, “Un trotskismo a mitad de camino: el hidalguismo en Chile”, ARCHIVOS 17,
(septiembre-febrero: 2021), 53.
113
“El significado de las Elecciones Generales de 1937”, Izquierda, Santiago, sábado 1 de agosto de 1936.

51
“oportunista” de esta estrategia, alejada de los principios del marxismo que ellos
mismos decían defender:

Fue durante el gobierno del Frente Popular, con Juan Antonio Rios a la cabeza, cuando
el aventurerismo capitulante y oportunista de los ex dirigentes de la Izquierda
Comunista, se puso de manifiesto. Humberto Mendoza que fue el secretario
general de la Izquierda Comunista ocupó el cargo de Ministro de Agricultura y
Manuel Hidalgo partió como embajador a México. Así nuestros antiguos
compañeros cayeron en la colaboración de clases, destruyendo, de paso, la
única organización que se insinuaba como alternativa revolucionaria en esa
época y que mantenía un enfrentamiento ideológico permanente con el
estalinismo. 114
En efecto, esta praxis política se verá profundizada, no solamente con la aceptación
ideológica, aunque “crítica” que hicieron con el FP, lo cual después incluso como vimos
en los documentos, tendrá directa participación en instituciones públicas de alta
responsabilidad, sino también en la consolidación del “viraje” en torno a la orientación
general como partido. Lo cual, quedará plasmado en la organización y despliegue
militante hacia su III Congreso Nacional como organización, efectuado los días 27,28 y
29 de julio de 1936 en la ciudad de Santiago, contando con las delegaciones de Osorno,
Concepción, Talcahuano, San Rosendo, Talca, Ñuñoa, Valparaíso, Quillota, Los Andes,
Viña del Mar, Ovalle, Illapel, teniendo como principal discusión, la necesidad de un
nuevo partido de izquierda115. A causa de esta discusión, se plantea la necesidad de
disolver el partido para fortalecer el Partido Socialista, debido a que los trabajadores
luego de la experiencia de Grove tendrían “confianza” en este grupo, donde los
“Bolcheviques leninistas” de la IC contribuirían a fortalecer a esa base heterogénea, con
aspiración socialista116. Sin embargo, esta resolución del Congreso es criticada por
Valenzuela, quien, en sus memorias junto a un sector del Comité Regional de Santiago,
denuncian esta maniobra, que, en la práctica estaba terminando con el partido:

Un fuerte sector del Comité Regional de Santiago se levantó en contra de ese


planteamiento subjetivista y oportunista del CC. En vano alegamos que la
masonería que dirigía el PS tenía su máquina bien montada y no iba a permitir
que los teóricos de la Izquierda Comunista tomasen la dirección del partido, por
lo tanto, los argumentos dados por el CC no tenían ninguna validez frente a esa
realidad concreta…El Congreso resolvió, por una aplastante mayoría, disolver
la organización y trasladarse como monos y petacas al interior del PS donde
fueron recibidos en gloria y majestad, pues con ese paso se robustecía el PS y
quedaba en mejores condiciones para enfrentar al estalinismo en su mutua
carrera reformista. La oposición encabezada por el Comité Regional, no acato

114
Humberto Valenzuela, Historia del Movimiento Obrero…, 104.
115
Luis Cruz Salas, Historia Social de Chile: 1931-1945. Los Partidos Populares: 1931-1941…,32
116
Íd., 37.

52
dicho acuerdo y rompió de lleno con los que fueron a practicar entrismo al
PS”117
Asimismo, las memorias de Valenzuela expresan el giro que da la mayoría de la
dirección de la Izquierda Comunista, constituyendo su propia liquidación partidaria.
Esto es así, porque, al igual que como señala Muñoz, al momento de intentar la práctica
del “entrismo”, la IC ya había quebrado los contactos con Trotski, quien llamaba a
realizar entrismo en los partidos socialistas del mundo para “disputar” las bases
socialistas, que estaban bajo direcciones reformistas 118. Ante lo anterior, esta situación
no se dio así, los comunistas disidentes no entraron al PS como una fracción
“organizada”, sino que estando a su interior fueron acomodándose a la estrategia de los
socialistas chilenos vía cooptación de espacios institucionales, alejándose de sus
planteamientos iniciales que le dieron vida119.

Finalmente, el sector minoritario y “convencido” que no aceptó este fin abrupto de la


IC, liderada por Enrique Sepúlveda (Diego Henríquez) mantuvieron las doctrinas
iniciales antiburocráticas, reconstituyeron los contactos con el trotskismo internacional e
hicieron el llamado a levantar el Grupo Bolchevique Leninista en la perspectiva de
impulsar la creación de un Partido Obrero Revolucionario (POR), quienes adscribirán a
la IV Internacional 120
. Con respecto a este grupo, será trabajado en el siguiente
apartado, pero de manera inicial, sostenemos que será el germen de organización que
levantará el primer partido trotskista de Chile.

3.3. Hay una alternativa: nace el Partido Obrero Revolucionario (POR), la


construcción en el movimiento obrero y el despliegue ante el mundo popular.

En primer lugar, sostenemos que el contexto en el cual el POR vio su nacimiento,


dificultó de manera importante su construcción partidaria, el cual responde a una
oxigenación del capitalismo en Chile, proveniente de las acciones de “ajuste” que había
impulsado Alessandri a través de las implicancias que realizó Ross, desde el Ministerio
de Hacienda. Estas acciones generaron cierta “estabilidad” en el aparato público, y con
el resultado de las elecciones presidenciales en 1938; expresada en la victoria del Frente
Popular a través del radical Pedro Aguirre Cerda, quien se apoyará en dicha

117
Humberto Valenzuela, Historia del Movimiento Obrero…, 103.
118
Gabriel Muñoz, “Disputa por el comunismo en Chile: estalinistas y oposicionistas en el partido de
Recabarren (1924-1934)” …,130.
119
Luis Cruz Salas, Historia Social de Chile: 1931-1945. Los Partidos Populares: 1931-1941…,224.
120
Andrey Schelchkov, “Entre la III y la IV Internacional: Hidalguismo, el comunismo disidente en Chile,
Cuadernos de Historia 53. Diciembre: 2020, 72.

53
institucionalidad para impulsar su programa de transformaciones sociales. No obstante,
una serie de hechos, que en “parte” fortalecieron la victoria del FP, tales como: El
descontento por las medidas “normalizadoras” de Ross, que tuvieron un componente
antipopular, incluso siendo llamado “Ministro de Hambre” por el pueblo; las
consecuencias sobre la matanza del Seguro Obrero hacia bandas fascistas impulsadas
por Alessandri; y, la influencia que tenía Aguirre Cerda en el profesorado, siendo este
su base de maniobra121. Así pues, ya siendo gobierno, el Frente Popular, se propondrá
fortalecer el énfasis en la industrialización del país, lo cual traerá como consecuencia la
ampliación del Estado en materia tributaria; la modificación y ampliación del sistema
educativo para amplias capas de la población; la constitución de una amplia red de
empresas estatales; dando el inicio estructural al Estado Empresarial 122. Además,
algunas circunstancias extraordinarias, como el terremoto de Chillan en 1939, serían el
detonante para la aceleración de este plan en torno a la producción nacional, impulsando
organismos de gran importancia, como la Corporación de Fomento (CORFO), teniendo
el respaldo de los grandes empresarios a través de la Sociedad Nacional de Agricultura
(SNA) y la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA) para este desarrollo nacional 123. Lo
cual, iba a fortalecer esta alianza policlasista entre el gobierno que se encontraba
compuesto por partidos de orientación "centroizquierda” y la burguesía nacional.

Por otra parte, para las organizaciones de “extrema izquierda”, como el POR, quienes se
declararon contrarios al Frente Popular, su visibilidad y despliegue orgánico, resultará
un desafío, ya que, tal como plantea Vitale, el triunfo del FP no solamente responde a la
represión y ajuste impulsado por la derecha, sino también, al ascenso del movimiento
obrero, junto a la radicalización de las capas medias, encausando dichas aspiraciones
hacia los comicios electorales, expresando a través del PC, PS y PR, la colaboración de
clases. Además, siguiendo lo planteado por el autor, el apoyo de la izquierda se
sustentaba en la “caracterización” que tenían del país, en particular, los comunistas,
quienes veían en Chile un país “semifeudal”, por tanto, las tareas políticas serian en
alianza con la burguesía para fomentar la industria nacional y la reforma agraria. Sin
embargo, el capitalismo en Chile era “atrasado”, este no era semifeudal, sino
dependiente. Por lo que, la burguesía industrial chilena no se enfrentaría al imperialismo

121
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile…,537.
122
Manuel Llorca- Jaña, Rory M. Miller, Historia económica de Chile desde la Independencia, (Santiago:
RIL Editores, 2021), 164.
123
Íd., 165.

54
para lograr la independencia, debido a que, su influencia y desplazamiento a nivel
general en el país, se encontraba acorde a los intereses extranjeros124.

Por otra parte, concordamos con José Luis Vásquez, respecto a las primeras tareas del
POR, en su existencia concreta dentro de la palestra nacional, las cuales eran de
propaganda, donde a mediados de 1936 estos se constituyen como Grupo Bolchevique
Leninista comenzando en julio del presente año su primer periódico denominado
Alianza Obrera, como “Sección Chilena de la IV Internacional” (en ese contexto, la IV
tenía el nombre de “Movimiento Hacia la IV Internacional” y/o Secretariado
Internacional), teniendo en ese momento inicial como director: a Arturo Sepúlveda Q. y,
como Administrador a Magallanes Díaz Triviño, siendo publicado hasta septiembre del
mismo, planteándose como objetivo político mostrar su orientación en torno a la
independencia de clase e internacionalista frente al pueblo chileno 125. Así, dentro del
periódico, se puede observar su declaración de principios expresado en Alianza Obrera:

El Grupo Bolchevique-Leninista nace a la vida politica para defender


intransigentemente los intereses del pueblo trabajador y los principios del
marxismo revolucionario que son su fiel expresión, luchando por la constitución
en Chile de un Partido Obrero Revolucionario, de una sección de la Cuarta
Internacional Proletaria. Este grupo es resultante de la convergencia comunista,
que ha roto definitivamente con el Comité Central de Hidalgo, Levin, Norte y
Cía. A consecuencia de su traición al bolchevismo traducida en su ingreso
claudicante y cobarde al Frente Popular de colaboración de clase. 126
Al mismo tiempo, a través del presente documento, se puede inferir una serie de
elementos. El primero, que este grupo se posiciona en contra de los ex dirigentes de la
extinta IC que habían resuelto disolverla para ir a fortalecer al PS, denunciándolos de
“claudicación” a la causa comunista, debido a su estrategia en torno a la colaboración de
clases. Además, sostienen que, para construir un “autentico” Partido Revolucionario en
Chile, hay que integrarse a las filas de la IV Internacional, ya que, esta representaría el
legado del bolchevismo, que a diferencia del estalinismo su orientación era dialogante
con la burguesía nacional. Así pues, la escasa bibliografía sobre este grupo confirma en
estos primeros meses, que actuaron como un “núcleo fundacional”, utilizando el nombre
“POR” como una forma de aglutinar al conjunto de masas trabajadoras que veían
decepcionadas sus aspiraciones respecto a su militancia en el FP. Lo cual, tendría frutos
con cierto sector de trabajadores que operaban como “tendencia” al interior del PS, que
124
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile…,538.
125
José Luis Vásquez, Introducción a la historia del trotskismo en Chile: 1931-1954…, 89.
126
“Declaración del Grupo Bolchevique Leninista (IV Internacional)”, Alianza Obrera- Órgano Central del
Grupo Bolchevique Leninista, Santiago, julio de 1936.

55
se autodenominaban “Oposición Revolucionaria Socialista”, que, al momento de
quebrar con los socialistas chilenos, cambiaron su nombre a “Izquierda Socialista”,
teniendo presencia orgánica en los barrios de independencia, San Pablo, Matadero y
Quinta Normal al interior de Santiago127. Por consiguiente, esta experiencia común
acrecentaría la cantidad de militantes, teniendo las condiciones para avanzar
efectivamente a la fundación del Partido Obrero Revolucionario (POR), siendo su
primer Secretario General, Enrique Sepúlveda128 (Diego Henríquez en los periódicos).
De esta manera, su medio de propaganda y orientación política hacia la clase
trabajadora continuará siendo “Alianza Obrera”, cambiando de director: Fernando
Osorio y en la administración se mantiene Magallanes Diaz Triviño 129, teniendo su
primer Congreso Fundacional en 1938.

Además, respecto a su modo de organización y despliegue, el POR, se organizaba en


base a los territorios y no a células por industrias 130, teniendo presencia en Santiago: en
las células del Barrio Vega Matadero, Barrio Quinta Normal, algunos “por organizarse”
como San Eugenio y Providencia, teniendo presencia a nivel sindical y municipal.
Igualmente, a nivel nacional, había presencia en Valdivia, Chillán, Valparaíso, San
Rosendo, teniendo presencia en varias regiones del país131.

Por otra parte, queremos destacar su influencia en el sindicalismo chileno, debido a que,
como señalamos más arriba, el POR tenía una composición numérica inferior al resto de
la izquierda, lo cual, no implica que no tuviera influencia y sus dirigencias no fueran
parte del arco nacional del movimiento obrero chileno. Con respecto a dicha
experiencia, esta se ve reflejada en el análisis que hacían del movimiento obrero y el
llamado a la autoorganización de la clase trabajadora, expresado en su periódico
Alianza Obrera:
127
Luis Cruz Salas, Historia Social de Chile: 1931-1945. Los Partidos Populares: 1931-1941…,38.
128
Enrique Sepúlveda (Diego Henríquez), de profesión Médico Pediatra, siendo conocido dentro de la
militancia como el “doctor”. Fue ex militante de la Izquierda Comunista y uno de los principales
opositores a su disolución. Al mismo tiempo, fundador del POR hasta su disolución como organización
en 1964. De formación politica “marxista-trotskista”, aunque no ortodoxa, flexible en función de los
acontecimientos, como lo demuestra su apoyo a Grove en las elecciones presidenciales. En 1965, al
calor de la revolución cubana, funda la Vanguardia Marxista Revolucionaria (VMR), siendo participe con
este grupo en la conformación del MIR en el presente año, siendo su Secretario General hasta 1967.
Véase en, Dolores Mujica, Retratos: Hombres y mujeres del trotskismo. La cara Oculta de la Historia de
la clase trabajadora, 59-61.
129
José Luis Vásquez, Introducción a la historia del trotskismo en Chile: 1931-1954…, 92.
130
Destacamos este método organizativo, ya que, responde a la cultura comunista tradicional, que tuvo
el trotskismo chileno, debido a que, en su mayoría estos dirigentes provenían de la Izquierda Comunista
y a su vez, estos provenían del PC de Recabarren.
131
José Luis Vásquez, Introducción a la historia del trotskismo en Chile: 1931-1954…, 93.

56
Los obreros del carbón, del cobre, de los lavaderos, en la minería; obreros de la
metalurgia, de la mecánica, de los textiles, del papel, del pan, de la madera, de
la construcción, del vestuario, del alumbrado (gas, electricidad), en la industria,
en las comunicaciones, en los ferroviarios, navegación y taxis. Nuestros
militantes deberán considerar a estos sindicatos los sostenes más firmes de la
Central Única y luchar por su coordinación estrecha y efectiva. A la demagogia
palabrera de los dirigentes sindicales entregados en cuerpo y alma a la
burguesía opositora del Frente Popular, debemos oponer nuestra fe y nuestra
abnegación trotskista.132
Asimismo, el presente documento, afirma una serie de posiciones que queremos
destacar respecto a la centralidad que le da el POR a su estructuración en el
sindicalismo nacional. En primer lugar, para los trotskistas en Chile, siguiendo la
tradición marxista “vanguardista”, quienes reconocen el rol estratégico que tiene la clase
trabajadora como sujeto revolucionario y, además, afirman la necesidad de construirse
dentro de sus filas, particularmente, en algunas zonas específicas de los rubros
laborales. En segundo lugar, a pesar de su denuncia al FP por colaboradores de clase
con la burguesía, reconocen a la CTCH como “Central Única” de las y los trabajadores
y, también afirman la necesidad de disputarla frente a la orientación que recibía de parte
de los partidos de gobierno. En tercer y último lugar, la inserción orgánica queda
evidenciada en las memorias de Humberto Valenzuela, quien nos puede ofrecer una
“panorámica” de los primeros años del POR en el movimiento sindical:

El POR fue afirmando sus cuadros políticos y orgánicamente, mientras por otro lado,
conseguía conquistar cargos de dirección en importantes gremios, tales como la
construcción, cuero y calzado, ferroviarios, mineros del carbón, vidrios, obreros
municipales, metalúrgicos, textiles, salud y otros, y en la propia CTCH. Fueron
miembros del POR destacados dirigentes de la clase obrera, entre ellos Nicolas
Carvajal, uno de los fundadores de la CTCH y de la Federación de Cuero y
Calzado, cuya directiva nacional formaba parte al morir. Marcos Contreras,
destacado obrero de la Construcción, Franklin Velazco, del mineral del
carbonífero de Lota, que fue deportado a Pisagua durante la represión
desencadenada por Gonzales Videla. Herminio Barrera del gremio metalúrgico,
donde logró llevar adelante una magnifica movilización de masas tras un plan
de reivindicaciones específicas para el gremio 133
En este sentido, todas las acciones, que se pueden definir como “tácticas” en función de
la construcción partidaria, el POR las entenderá desde la “agitación”, en torno a las
demandas sectoriales (en este caso gremiales algunas), en función de profundizar su
influencia (de disputa con los “reformistas”), a través de la movilización social por las
reivindicaciones planteadas por los grupos en pugna. Lo cual, permite dar cuenta que, el
trotskismo en Chile no es un movimiento “intelectual” con escasa vinculación en la
132
“Nuestra realidad sindical”, Alianza Obrera- Órgano Oficial del Partido Obrero Revolucionario,
Santiago, Julio de 1937.
133
Humberto Valenzuela, Historia del Movimiento Obrero…, 129.

57
clase trabajadora, sino que estuvo presente en distintas luchas del país, asumiendo la
dirección en varios sindicatos, siendo que, en algunas ocasiones, estas luchas
expresaban las demandas del Programa de Transición: como la huelga general, la
reducción de horas de trabajo, la ocupación de fábricas, etc.,134.

Por otra parte, hemos señalado en términos generales, el programa que adscribe el POR,
con relación a su estrategia internacionalista, fundamentada en la ligazón directa con la
IV Internacional. Así, para efectos de esta investigación, el periódico Alianza Obrera
nos da indicios concretos de la inscripción y difusión practica del Programa de
Transición elaborado por León Trotski y aprobado como documento base para ingresar
a la IV Internacional en 1938. El cual será impulsado por la “Conferencia Regional de
Santiago celebrada el 9-10 de julio de 1938”, señalando que:

Programa Transitorio: expropiación sin indemnización y nacionalización de las


empresas imperialistas (salitre, cobre, electricidad, etc.), expropiación sin
indemnización y nacionalización de los latifundios, Monopolio del comercio
exterior por el Estado, Fusión de todas las Cajas de Previsión en una sola,
financiada con el aporte patronal y estatal, administrada por los propios obreros
sindicados (entre otros). En el terreno sindical: Reconocimiento legal del
derecho de los obreros para imponerse los balances y contabilidad de los
patrones y empresas, por intermedio de sus delegados y comités de fábricas,
control obrero de la producción, compras, ventas, precios y salarios,
Establecimiento legal de la jornada de 40 horas semanales de trabajo; jornada
móvil de acuerdo con las necesidades provocadas por la desocupación (entre
otros). Programa Socialista: Instauración del Gobierno Obrero y Campesino,
como expresión de la Dictadura del Proletariado, en su forma histórica de
Soviets; aplastamiento de toda resistencia politica y armada de las clases
explotadoras burguesas y terratenientes y del imperialismo, mediante Milicias
obreras, Socialización de todas las empresas imperialistas expropiadas y
nacionalizadas, que pasaran a ser explotadas colectivamente a través de comités
obreros, bajo la dirección efectiva y técnica y el control del Estado Obrero(entre
otras).135
Respecto a las implicancias de este programa, tal como plantea, José Luis Vásquez, a
diferencia del PC y el PS, el POR concibe la Revolución en su carácter permanente, ya
que no ven una separación entre el programa “transitorio” y el programa “socialista”,
más bien, estos van de la mano y tienen un rol dialéctico con relación a su ejecución,
propio de los tiempos históricos en la lucha de clases. Además, siguiendo al autor, el
análisis del proceso revolucionario no tiene “etapas” que las separe unas de las otras (el
PC desde la Komintern afirmaba que la revolución para Chile era “democrático-
burguesa), sino que, tiene “tareas “que se realizarán en la medida que la conciencia de la
134
José Luis Vásquez, Introducción a la historia del trotskismo en Chile: 1931-1954…, 199.
135
“El programa del POR”, Alianza Obrera- Órgano del Partido Obrero Revolucionario (sección Chilena de
la IV Internacional), N° 15, octubre de 1938.

58
clase trabajadora “avance” y luche por su independencia política, tanto de la burguesía
como del imperialismo y finalmente, no ocultan su proyecto socialista de sociedad, más
bien, lo afirman a través de la Dictadura proletaria con su preservación y difusión136.

Por otra parte, mientras el POR desplegaba su política tanto a nivel sindical, como
nacional, mediante la influencia del programa trotskista, hacia 1940 se expresó una
nueva situación coyuntural de participación electoral de masas, donde el Partido
comenzará a disputar bajo diversos mecanismos la subjetividad de la clase trabajadora
que se encontraba tensionada tanto por el Frente Popular, como por la derecha
reaccionaria. Así pues, el POR ratificaba la participación en elecciones burguesas como
un elemento “táctico” para la difusión de ideas revolucionarias, desde una expresión
práctica, en una tribuna de agitación y propaganda 137. En un primer momento, debido al
estadio de la organización y al “diálogo” con el sector que se encontraba “más a la
izquierda” dentro del Partido Socialista, los trotskistas chilenos apoyaron algunas de sus
candidaturas para intentar ciertos puentes de “unidad” con sus bases 138. En un segundo
momento, se da hacia las elecciones municipales de 1941, donde el POR impulsa la
táctica del Frente Único Proletario, dialogando tácticamente con el sector clasista al
interior del PS y también fortaleciendo sus lazos hacía el POI (Partido Obrero
Internacionalista: grupo de propaganda de orientación trotskista, aunque no afiliado a la
IV), con el objetivo de hacer una experiencia electoral común para presentar su
programa y poner a prueba su estrategia. Lo cual queda de manifiesto en el periódico
Alianza Obrera, donde llaman abiertamente al pueblo a votar por sus candidatos desde
este Frente Electoral Unitario:

Los regidores del Partido Obrero Revolucionario lucharan: Por el mejoramiento de las
condiciones económicas y los obreros y empleados municipales, por un amplio
programa municipal gratuito de distensión cultural y artística para las masas,
Por la más amplia ayuda de las Municipalidades rurales (como Maipú) a los
campesinos pobres, constituyendo Municipios en verdaderos centros de
cooperación, educación e iniciativa agraria. 139
Con respecto a los resultados, para efectos de esta investigación, no nos detendremos en
las cifras de estas “pequeñas” elecciones, más bien, nos interesa destacar el aprendizaje
político que realizaba el POR para ejercer dialécticamente la relación política, con otros

136
José Luis Vásquez, Introducción a la historia del trotskismo en Chile: 1931-1954…, 110.
137
Íd., 116.
138
Ibid., 117.
139
“¡Vote por la Lista 22 en Quinta Normal!, ¡Vote por la Lista 23 en Maipú!, ¡En Ñuñoa, por Fernando
Lawson!”, Alianza Obrera- Órgano del Partido Obrero Revolucionario (Sección Chilena de la IV
Internacional), Santiago, abril de 1941.

59
grupos de la izquierda y la difusión de las ideas para darle mayor visibilidad al Partido.
A pesar de esta experiencia, la temprana muerte producto de una grave enfermedad de
Pedro Aguirre Cerda, y el adelantamiento de las elecciones presidenciales, abrió para el
Partido Obrero Revolucionario una oportunidad histórica, donde el encargado de
expresar el programa del POR a nivel nacional, era Humberto Valenzuela, siendo
primera vez en la historia nacional, que un candidato abiertamente trotskista,
revolucionario, dirigente sindical y obrero, tuviera la misión de disputar ante los
candidatos burgueses las elecciones presidenciales. Lo cual, se puede ver reflejado en
sus memorias que detalla el mecanismo y también los objetivos políticos con esta
candidatura:

El POR efectuó un Congreso Nacional para analizar la situación y llego a la única


conclusión clasista que podía llegarse: enfrentar la lucha presidencial llevando
candidato propio, a un militante de sus propias filas…Por mayoría de votos, la
designación recayó en mi persona y con legítimo orgullo revolucionario, acepte
el puesto de combate que me asignaba mi partido. Nuestra posición era clara:
no íbamos tras la mayor o menos obtención de votos, íbamos a cumplir con
nuestro rol de partido revolucionario, a enseñarle a las masas, en medio de la
euforia electoral burguesa, un camino independiente y de clase, a exponerles
nuestro programa y nuestra politica…No íbamos pues, a hacer un simple
“saludo a la bandera” sino a fijar una posición revolucionaria frente a la
capitulación y oportunismo del PC y del PS140.
Así, la proclamación de esta campaña y esta candidatura, expresó un “salto” en materia
de construcción del POR141, no solamente por la cantidad de votos que obtuvieron, los
cuales se sitúan en 5.700 a nivel nacional, excluyendo a las que fueron arrancadas de su
papeleta, sino porque esta campaña enunciaba a nivel nacional, la denuncia en torno a la
colaboración de clases que estaban ejerciendo los demás partidos de la izquierda en el
gobierno; además, que lograba dar cuenta de la particularidad estratégica de una
política de clase, independiente y revolucionaria142. Ante lo anterior, cabe destacar que,
la historiografía nacional ha inviabilizado esta candidatura, no otorgándole la
rigurosidad histórica que requiere este posicionamiento político del trotskismo a nivel
nacional, dando cuenta que la supuesta “marginalidad” que se le ha atribuido, carece de
exactitud, siendo la elección presidencial de 1942, la coyuntura aprovechada por el
trotskismo chileno para abandonar las perspectivas regionales/locales y pensarse como

140
Humberto Valenzuela, Historia del Movimiento Obrero…, 130.
141
Luego de la experiencia electoral, el Partido Obrero Internacionalista (POI) a través de un congreso de
Unificación que se celebra en junio, se unifica con él POR, manteniendo el nombre de Partido Obrero
Revolucionario (POR), Sección Chilena de la IV Internacional.
142
Luis Vítale, Interpretación Marxista de la Historia de Chile…,552.

60
un partido a nivel nacional143. Finalmente, quien obtendrá la victoria en aquella elección
sería el radical Juan Antonio Ríos, aunque esta vez, no a través del Frente Popular, sino
desde la “Alianza Democrática”, apoyado nuevamente por el PC, PS, y PR, a pesar de
que las consecuencias de la nueva situación política y el rol de los trotskistas posterior a
la elección presidencial escapan de los márgenes de esta investigación.

Conclusiones

En primer lugar, la presente investigación, se enmarca una nueva interpretación de la


historia del trotskismo chileno. En este sentido, inscribimos nuestros postulados desde
la Nueva Historia Política, para dar cuenta como las y los militantes que suscribieron a
esta doctrina, tanto en términos teóricos desde el “marxismo revolucionario”, y en
términos prácticos, dándose como proyecto de vida, la construcción de un partido
revolucionario para Chile entre los años 1933-1942, lo hicieron desde la experiencia
militante, expresando una serie de situaciones y/o contradicciones propias de su
contexto, que fueron confluyendo con las ideas revolucionarias planteadas desde la
corriente política del revolucionario León Trotski, y no al revés, como suele pensarse
desde la historiografía nacional. En otras palabras, fue la práctica la que formó a este
grupo, muchas veces a contracorriente y no la mera adhesión a la teoría trotskista.

En segundo lugar, sin duda el contexto en el cual se fue desarrollando la militancia


trotskista chilena es de suma importancia para su posterior despliegue en la realidad
nacional. Por una parte, los años 30 marcaron un antes y un después para el conjunto de
organizaciones de izquierda a nivel mundial: El aislamiento de la Revolución Rusa, la
burocratización de la Internacional Comunista (Komintern) bajo la bota estalinista, la
persecución a las disidencias que no adscribieran a la “doctrina oficial del Partido”,
incluyendo no solamente difamaciones públicas de sus ideas, sino que, persecuciones
físicas con resultados gravísimos, sumado a la evidente crisis global del capitalismo en
1929, generaron las condiciones para el surgimiento de un incipiente grupo de
trabajadores que en Chile decidieron otra forma de hacer política. Con relación a este
grupo, dentro del Comité Central del Partido Comunista de Chile, surge la “Oposición”
constituyéndose de forma autónoma e incluso lanzando a la luz pública el periódico “La
Chispa”, donde debatirán públicamente sus postulados con los “oficialistas”. Siendo
esta praxis política, el incipiente mecanismo que comienza a cuestionar a la burocracia
de matriz estalinista, implementando mecanismos como la “democracia directa” en su
143
José Luis Vásquez, Introducción a la historia del trotskismo en Chile: 1931-1954…, 122.

61
interior, retomando el debate democrático, haciendo criticas políticas abiertas a la
militancia para “recuperar” al Partido Comunista como vanguardia de la clase
trabajadora en Chile.

Asimismo, este grupo solo por exigir públicamente que el Partido abandone el rumbo
que había seguido bajo la influencia de la III Internacional (Estos son los fallidos
resultados producto de la “Bolchevización” y la politica del “Tercer Periodo”, que
terminaron en acciones sectarias), serán tildados de “trotskistas”, epíteto tomado desde
una perspectiva “negativa”. Además, hasta ese momento los acercamientos con el grupo
de León Trotski (Oposición de Izquierda Internacional), eran efímeros y no respondían
los lineamientos del partido al programa de la oposición.

En tercer lugar, sostenemos que el primer hito, que da cuenta de un acercamiento real a
las ideas del trotskismo militante será el histórico Congreso de 1933, llamado
“Congreso de Unidad” (posterior a la dictadura de Ibáñez y luego de tener candidaturas
presidenciales opuestas), que, a través del debate democrático, impulsan la necesidad de
una nueva organización con perfil revolucionario, posicionándose como fracción oficial
de la Internacional, esta es, la Izquierda Comunista, quienes al no aceptar los
dictámenes de los estalinistas, construyeron un diálogo real con el Secretariado
Internacional (que será la organización previa a la IV Internacional).

Sin embargo, como hemos visto a lo largo de esta investigación, la efímera vida de la IC
(1933-1936), en vez de aprovechar las circunstancias de su nacimiento, que se
manifestaban a través de una crisis política de características prerrevolucionarias, e
incluso dentro de esta coyuntura, teniendo expresión orgánica y programática en varios
sindicatos, dimos cuenta que tenían una abierta contradicción con las bases teóricas y
políticas que impulsaban desde el trotskismo, lo cual terminó por configurarse en una
práctica ambivalente en relación con la doctrina que decía adscribir públicamente.

Por lo que, tal como hemos evidenciado, desde su prensa militante, en particular el
periódico “Izquierda” que operaba como órgano de prensa y difusión de su estrategia,
llamaban públicamente a fortalecer el aparato internacionalista que era el Secretariado
Internacional (SI), como articulador de la continuidad del socialismo no estalinista,
visibilizando sus declaraciones y compartiendo su discurso, sustentado en la teoría
trotskista basada en la Independencia de clase. De esta manera, en la práctica terminó
operando la cultura comunista tradicional, en torno a una política de alianzas “amplia”

62
en función de objetivos mayores. Como resultado, dichos objetivos, terminaron
constituyendo una experiencia común con los partidos nacionalistas como era el Partido
Socialista, el Partido Radical y los comunistas estalinistas, en la constitución del Block
de Izquierdas. Lo cual, era lo contrario a la política que estaba impulsando el trotskismo
internacional que veía en la unidad con la pequeña burguesía, la colaboración de clases
y la claudicación frente a la anunciada victoria de las y los trabajadores, que
nuevamente sería postergada por los acontecimientos.

Por otra parte, en la segunda mitad de los años 30, con el surgimiento y expansión del
nazismo y la derrota de las tácticas de la Komintern, el trotskismo internacional, llama
abiertamente a romper con la Internacional Comunista, al conjunto de grupos disidentes
y embarcarse en la tarea de construir la IV Internacional. Para eso, sabiendo la realidad
orgánica, de composición minoritaria en torno a la influencia en el movimiento obrero
(producto tanto de la tradición comunista y socialdemócrata), llama a hacer “entrismo”
en los Partidos socialistas, debido a la radicalidad que habían mostrado en España y
Francia para enfrentar al fascismo, denunciando que el problema era que tenían una
dirección “reformista”, pero una base crítica y dispuesta a luchar por el socialismo. En
este sentido, este hecho, es de suma importancia, ya que, la IC chilena ya venía
haciendo una “experiencia” militante con estos partidos, en particular los socialistas.
Por lo que, en su III Congreso en amplia mayoría resuelven disolverse para fortalecer
este partido, abandonando los contactos con el trotskismo internacional.

Además, mientras ocurrían estos hechos, la Komintern a través de su VII Congreso da


un giro en su política y llama a impulsar los “Frentes Populares” que incluían, bajo una
alianza política, a los partidos democráticos y comunistas en unidad no solo orgánica,
sino también electoral. Lo que, en el caso chileno se traduce en una amplia alianza,
donde un sector minoritario de la IC analizando esta realidad, no acata la moción de la
dirección de unirse al PS y funda desde una minoría “convencida” el Partido Obrero
Revolucionario (POR), adscribiendo no solamente a nivel formal con el trotskismo,
siendo su Sección Chilena de la IV Internacional, sino a través de su nuevo órgano de
prensa “Alianza Obrera”, llevan a cabo la orientación trotskista en torno al “Programa
de transición”, que le daba vida a la IV Internacional hacia 1938, impulsando en la
práctica la independencia de clase y la teoría de la revolución permanente.

En cuarto lugar, nos atrevemos a declarar, desde nuestra posición historiográfica, que el
trotskismo nacional se dio a través de la fundación del POR, como partido oficial,
63
miembro de la joven IV Internacional, desde su fundación en 1936 como grupo de
propaganda, hasta su consolidación como partido en perspectiva nacional hacia las
elecciones presidenciales de 1941. En este sentido, la adopción al trotskismo se
comenzó a consolidar a través de la práctica militante, donde ese pequeño grupo, que se
“resistió” a liquidar la IC, hizo su experiencia en un comienzo, tanto con la burocracia
estalinista, como los demás partidos nacionales, declarando a través de las fuentes
obtenidas, que estos partidos no tenían (más allá de sus intenciones), una posición
consecuente para el impulso del socialismo para Chile. Además, la ligazón con la IV
Internacional, se dio tempranamente, incluso enviando militantes hacia los Congresos
del organismo, dando cuenta la necesidad que los trabajadores chilenos impulsen la
orientación que la IV había declarado para el periodo, como son el impulso del
“Programa de transición” y la vigencia y continuidad de la “Revolución Permanente”.

Finalmente, respecto a la inserción en el movimiento obrero, este se dio de forma


intermitente y contradictoria, propia de los tiempos políticos que estaba viviendo Chile,
ya que, para finales de la década de los años 30, se estaba cerrando la crisis
prerrevolucionaria abierta en la década anterior, las y los trabajadores masivamente
habían votado al frente popular y la derecha tenía una fuerte presencia en las capas
medias. Por lo tanto, algunos dirigentes mantuvieron las posiciones sindicales que
tenían en la IC, para confluir en el nuevo periodo, como es el caso de Humberto
Valenzuela. En definitiva, aunque suene “contradictorio”, las ventajas que dio al POR,
la difusión de su programa y el fortalecimiento al interior del movimiento obrero fue la
aparición en las elecciones, donde el partido, logrará salir de la “marginalidad” hacia
una organización con presencia a nivel nacional e inserción orgánica en varias ciudades
del país, combinando tanto practica como discurso revolucionario.

Por último, su despliegue a nivel nacional en la década de los 40, sin duda será un
desafío para la historiografía, donde quedará evidenciado el cómo este grupo continúo
desarrollándose a nivel nacional, como una alternativa, a favor de la independencia de
clase, la revolución permanente y la vigencia del socialismo sin alianzas amplias.

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