en La Selva N K
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en La Selva N K
En la selva
Los estudios desconocidos del Che Guevara
A propósito de sus Cuadernos de lectura de Bolivia
néstorkohan
1
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4
Nestor Kohan
Un intelectual orgánico
6
7
8
Contenido
En la selva 41
Apéndice 369
13
14
Prólogo
Los apuntes hechos por el Che sobre los autores y materias que
abordó, sentando valoraciones teóricas y principios de acción
revolucionaria, esbozan fundamentos que validan la concepción
materialista de la historia, de los procesos de desarrollo social,
dándole sustento mediante la teoría marxista crítica, o al menos
en franca contradicción con la ortodoxia torpe que no permite
pensar desde la propia realidad el desenvolvimiento de las accio-
nes de las masas, que en determinadas circunstancias requieren
de los revolucionarios marchar por vías y formas que implican la
legítima violencia en favor de los oprimidos.
Sobre los que ahora pasan a llamarse para conocimiento del pú-
blico, Los cuadernos de lectura de Bolivia, el profesor Nestor
Kohan realiza una exhaustiva investigación hermenéutica que
despeja con profundidad los aspectos nodales de la concep-
ción marxista del comandante Guevara, exponiendo de manera
muy didáctica sus estudios hasta ahora desconocidos respecto
a autores y temas clásicos de economía y filosofía política, en
contraste contextualizado en modo, tiempo y lugar de unos y
otros, dentro de un derrotero de debates que marcaron el desen-
volvimiento de la teorización socialista, en vida del Che, durante
el pleno desarrollo de grandes proyectos de ordenación social
anticapitalistas en lo que fuera la Unión Soviética y la China de
Mao. Se revela en ello el carácter crítico, sesudo, autónomo y de
acertada prospección en el análisis, del comandante guerrillero.
Tempranamente él, aún a tiempo de rectificación, se atrevió a
cuestionar –fundamentado en sus lecturas y observaciones direc-
tas- el dogmatismo, las arbitrariedades y desaciertos de influy-
entes sectores de la dirigencia política que en aras de la defensa
del marxismo y de la construcción del comunismo, erigieron ca-
tecismos ideológicos “oficiales”, atrapados, de una u otra forma,
en el burocratismo, el revisionismo y la decadencia acrítica de un
pensamiento desfigurado y momificado, castrador de la creativi- 17
dad de las masas, que según los pronósticos del Che terminaría
abriéndole camino a la restauración capitalista.
Así, el balance general que el Che hace de los escritos que lee de
Lukács, es que se trata de “un libro de mucha profundidad que
analiza exhaustivamente la filosofía hegeliana de su juventud y
trata de explicarla. Contribuye a iniciar en la difícil filosofía
hegeliana, explicando incluso su vocabulario junto con su met-
odología. Presenta análisis muy sugerentes, entre los que está la
afirmación de que la dialéctica hegeliana no es solo la inversa 31
de la materialista, sino que tiene sus propias leyes y su mecánica,
hundiéndose en mistificaciones que la convierten en un pantano
intransitable. Lo que no está suficientemente demostrado, en mi
concepto, es que Hegel sea el producto de las contradicciones
capitalistas. Es un punto en que hay que tomarlo o dejarlo sin
mayor discusión”.
Son paso a paso los escritos del Che, como el conjunto de su
praxis, tal como lo indica N. K., la anti-apología y la enseñanza
crítica del marxismo, liberándola de la dañina práctica escolásti-
ca de la repetición oportunista de citas sin historia y sin contexto,
como era muy común que ocurriera respecto a la obra de Marx
y Engels por parte de muchos de los que querían validar sus
posiciones políticas coyunturales o los lineamientos “oficiales”
que tanto impactaron el mundo cultural y político, y que regían
el discurso ideológico en los países del bloque soviético en los
tiempos en que fueran escritos los cuadernos de la selva, deno-
tando ya una aguda crisis teórica sobre la cual el Che se atrevió a
sentar su crítica constructiva.
Queridos viejos:
Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante,
Vuelvo al camino con mi adarga al brazo.
Hace de esto casi diez años, les escribí otra carta de despedida.
Según recuerdo, me lamentaba de no ser mejor soldado y mejor
médico; lo segundo ya no me interesa, soldado no soy tan malo.
Nada ha cambiado en esencia, salvo que soy mucho más con-
sciente,
mi marxismo está enraizado y depurado.
41
Carta de Ernesto Guevara a sus padres
La Habana, marzo de 1965
42
El Che, antítesis del hombre unidimensional
¿Por qué la figura del Che sigue entonces en pie cuando tantas
otras personalidades del socialismo histórico se han derrumbado
o petrificado en el pasado? Porque sus planteos y, fundamen-
talmente, sus búsquedas teóricas nos permiten pensar una parte
importante de nuestros problemas contemporáneos, particular-
mente los de América Latina y el Tercer Mundo, pero no sólo
éstos.
Por eso, aunque el Che escribió hace casi cuatro décadas estos
papeles que ahora presentamos y analizamos (de igual modo que
sus borradores críticos de la economía política o sus planes para
estudiar filosofía), recién hoy aparecen los ojos para verlos. Esta-
ban allí, pero no se podían observar. Y si se veían, no se les daba
la importancia teórica que realmente poseían.
¿Qué hay por detrás de esos intentos que, aun fallidos, no han
dejado de ser recurrentes durante las últimas dos décadas? Una
concepción tremendamente mezquina de la política que la con-
vierte en vulgar politiquería. El neoliberalismo —parcialmente
hegemónico durante los ’80 y ’90— resulta un hijo predilecto de
esa concepción.
Con ellos sucedió lo mismo que con los “papeles perdidos” que
la Marina argentina robó impunemente al escritor y militante
revolucionario Rodolfo Walsh, cuando acabaron con su cuerpo
(porque con su ejemplo todavía no pudieron y nunca van a pod-
er). Los militares bolivianos hicieron exactamente lo mismo que
plemente inexistente… El historiador boliviano (militante del Partido Comunista
de Bolivia), leído y analizado por Guevara, se llama Jorge Ovando. Un simple con-
trol bibliográfico hubiera alcanzado para enmendar la dificultad de interpretación
de la caligrafía del manuscrito original de Guevara. Dado que el Che entabló una
60 polémica política con la dirección del PC de Bolivia, esos “errores” de transcrip-
ción no son simples “detalles”, si de lo que se trata es de reconstruir seriamente el
material dejando de lado todo sensacionalismo comercial. Agradecemos a Tristán
Bauer, Carolina Scaglione y Agustín Prina por habernos acercado el texto. Tristán
Bauer se ha valido de ese y de varios otros materiales inéditos (no sólo escritos sino
también imágenes y cintas grabadas) en su excelente film Che Guevara, un hombre
nuevo (2010). A partir de este film los jóvenes de hoy en día pueden aproximarse a
un Guevara bien distinto al del poster y el mercado.
los policías y militares argentinos, cuando estos últimos le ro-
baron los papeles, sus manuscritos inéditos y su archivo personal
al sociólogo marxista y militante revolucionario Silvio Frondizi,
a quien fusilaron por la espalda y tiraron su cuerpo en un basural
de Buenos Aires.
62
Sus apuntes de Bolivia
y la concepción materialista de la historia
¿Qué flanco elige para inscribir su posición? ¿En qué lugar ide-
ológico sitúa su propia reflexión, sus lecturas, sus críticas y sus
apuntes? Pues siempre se ubica en la posición (c). Así lo mani-
fiesta, explícitamente, cada vez que describe su propia búsqueda
utilizando la expresión “nuestra herejía”.
A tal punto llega esa continuidad entre los escritos previos y los
Cuadernos de lectura de Bolivia que (4), ese plan-índice-pro-
grama, incluido en el Cuaderno verde10 de Bolivia, también apa-
10 En el año 2007 la editorial Planeta-Seix Barral publicó un libro de 69 poesías
de César Vallejo, Pablo Neruda, Nicolás Guillén y León Felipe, prologado por
Paco Ignacio Taibo II, titulado El Cuaderno verde del Che. En la presentación de
dicha obra Paco Ignacio Taibo escribe: “Los tres oficiales con uniforme de rangers
y el agente de la CIA revisaron la mochila minuciosamente. Al final solo pudieron
extraer un magro botín: 12 rollos de película, una veintena de mapas corregidos
con lápices de colores, una radio portátil que hacía tiempo que no funcionaba, un
par de agendas y un cuaderno verde”. Buenos Aires, Planeta-Seix Barral-Emecé,
2007. p. 9. Según Taibo II, el cuaderno verde contenía 150 páginas con 69 poesías.
Mientras que las agendas corresponderían al Diario del Che en Bolivia. Sin embar-
go, en el Cuaderno verde de Bolivia el Che escribió un plan para estudiar y desa-
67
rrollar la concepción materialista de la historia que inexplicablemente no aparece
en la edición de Planeta. Hasta donde tenemos noticias, donde Guevara sí transcri-
bió poesías en Bolivia fue en un cuaderno rosado, en el cual aparecen reproducidas
tres poesías de Rubén Darío (no incluídas en el libro prologado por Paco Ignacio
Taibo II). El general boliviano Diego Martínez Estévez, autor del libro Ñancahua-
zú. Apuntes para la historia militar de Bolivia, (La Paz, sin editor, 1989. 302 p.),
afirma haber tenido acceso al archivo militar donde el Ejército de Bolivia se apro-
rece en los manuscritos de Praga enviados a Borrego (compárese
el contenido del Cuaderno verde con la reconstrucción de aquel
índice realizada por Orlando Borrego11. Según Borrego, la ver-
sión que figura en el Cuaderno verde de Bolivia es un poco más
compleja y está más completa y desarrollada que la que Guevara
le envió desde Praga, lo cual indicaría que el Che siguió reelabo-
rando ese escrito.
Ese plan histórico constituye el hilo rojo que entreteje las re-
flexiones filosóficas de Tanzania, los materiales críticos de la
economía política de Praga y las lecturas y reflexiones teóricas
de Bolivia.
¿Por qué el Che los incluye en su esquema? ¿Qué idea está oper-
ando allí? Pues que en las transiciones de un modo de producción
a otro, no hay evolución automática. Por el contrario, existen
72 elementos políticos —como las rebeliones de esclavos en la An-
tigüedad y las insurrecciones campesinas durante la baja Edad
Media europea— que están presentes en la crisis de las relacio-
nes sociales hasta ese momento predominantes. El esclavismo
no se cae solo, por motivos única y exclusivamente económicos,
sin las rebeliones de los esclavos. El feudalismo no deja paso al
capitalismo a raíz de una “evolución” puramente económica, sin
las insurrecciones campesinas. No era precisamente éste el crite-
rio central con que se explicaba la visión marxista de la historia
en los manuales soviéticos...
12 Véase nuestro Toni Negri y los desafíos de «Imperio». Madrid, Campo de ideas,
2002.
Mehring, Antonio Gramsci, György Lukács, León Trotsky, Bog-
danov y muchos otros!13.
14 Puede corroborarse eso último consultando el prólogo que Silvio Frondizi es-
cribió para el libro de Eugenio Werden El materialismo dialéctico (según Henri
Lefebvre). Buenos Aires, edit.Praxis, 1952.
Ya en su primera juventud, cuando estaba elaborando un libro
—que quedó finalmente inconcluso e inédito— sobre La fun-
ción social del médico en América latina, Ernesto Guevara lee
un libro del médico argentino Emilio Troise, discípulo directo de
Aníbal Ponce, titulado Materialismo dialéctico15. Troise resumía
allí un curso de filosofía que había dictado en el centro de estu-
diantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos
Aires (UBA). Aunque el título del libro remitía al materialismo
dialéctico, Troise combina allí la perspectiva soviética tradicio-
nal de Bujarin y de Stalin con la de marxistas dialécticos como
Antonio Labriola y Henri Lefebvre. Ernesto Guevara leyó este
trabajo filosófico entre 1954 y 195616.
La lista que figura en las libretas era tan extensa que, por ejemplo,
en la sección correspondiente al mes de octubre de 1966 —cu-
81
ando Guevara se encuentra todavía en el campamento de entre-
namiento en Cuba, antes de partir a Bolivia— la misma llegaba a
incluir cincuenta y un (51) títulos. ¡Sólo para un mes! Semejante
acumulación indica que el Che no los leyó todos. Sólo figuran
allí como un plan a futuro, pues resulta imposible para cualquier
ser humano —incluido el Che— leer todos esos volúmenes en un
mes, aunque se dedicara a esa tarea las veinticuatro horas (que no
era precisamente su caso...).
Es más que plausible que los libros leídos en Bolivia hayan sido
conseguidos allí mismo. No podemos saber si fue el Che quien
los adquirió personalmente o si fue alguno de sus compañeros
quien se los envió por encargo suyo (puede haber sido Inti Pere-
do, durante los primeros meses, o también Tania, desde La Paz).
Lo que sí es completamente seguro es que Guevara no los llevó
personalmente desde Cuba. Por dos razones. En primer lugar, no
hay una sola edición cubana en los volúmenes que lee y anota en
sus Cuadernos. En segundo lugar, al haber viajado clandestina-
mente a Bolivia, completamente disfrazado y con una identidad
falsa, supuestamente alejada de la política revolucionaria, invali-
da desde el vamos la posibilidad de que haya pasado las fronter-
as y las aduanas portando semejante cantidad de textos marxis-
tas. Si la mayoría son de ediciones mexicanas, al menos los dos
82 tomos de Trotsky pertenecen a una pequeña editorial argentina
que no se conseguía en Cuba. Esos dos volúmenes los debe haber
comprado en Bolivia.
26 Véase Paul Baran: Reflexiones sobre la Revolución Cubana. Buenos Aires, Jor-
ge Álvarez, 1963.
27 Obra Citada. pp.35-36.
28 Véase Silvio Frondizi: La Revolución Cubana: Su significación histórica.
Montevideo, Edit. Ciencias Políticas, 1960. p.149.
En el trabajo de Baran se habla específicamente del antecedente
de Wright Mills, Huberman y Sweezy. Discutiendo la tesis que
atribuía al pueblo cubano una cerrada oposición al liderazgo de
Fidel Castro, Baran afirma: “Como lo habían anticipado todos
los que sabían algo sobre Cuba, esa suposición resultó ser fal-
sa. Tanto C. Wright Mills, como Paul Sweezy y Leo Huberman,
como yo mismo —todos aquellos que habían visitado Cuba y es-
tudiado su revolución habíamos dicho y escrito en muchas opor-
tunidades que el pueblo cubano apoyaba con entusiasmo a su
gobierno revolucionario. Ahora [luego de la invasión de Bahía
de Cochinos] ese descubrimiento ha sido verificado experimen-
talmente por la CIA y sus agentes, y las historias en contrario,
fabricadas por los refugiados cubanos, demostraron no ser sino
invenciones de sus imaginaciones ávidas”29.
33 Véase Herbert Marcuse: El fin de la utopía. México, Siglo XXI, 1968. Particu-
larmente la última conferencia: “Vietnam: El Tercer Mundo y la oposición en las
metrópolis”. pp.136-170.
Lo mismo podría decirse de los principales dirigentes revolucio-
narios de las Panteras Negras, quienes visitaron Cuba y mantu-
vieron un estrecho contacto con el comandante Manuel Piñeiro
Losada (Barbarroja) y otros cuadros revolucionarios de la inteli-
gencia cubana34.
36 Primera edición en inglés: The marxists. Estados Unidos, 1962. Vuelto a publi-
car en inglés al año siguiente, en Estados Unidos: New York, Dell Pub, 1963; en
Australia: Penguin Books ltd., 1963 y en Gran Bretaña: Pelican Books, 1963. Esta
última edición llevaba en la portada tres fotografías: Nikita Kruschev, Karl Marx
y Ernesto Guevara.
Pero el libro del sociólogo estadounidense no es una simple an-
tología. Está precedido de varios ensayos propios, donde Mills
expone su particular interpretación del marxismo.
43 Véase Raúl Roa Kourí: “Che cotidiano”. La Habana, 12 de junio de 2004. Pu-
blicado en www.lajiribilla.cu.
44 Véase Paul Baran: La economía política del crecimiento. México, Fondo de
Cultura Económica, 1959.
45 Los fragmentos de Paul Baran se pueden consultar en Ernesto Che Guevara:
América latina. Despertar de un continente. Obra citada. pp.455-456.
A partir de estos análisis y contextualizaciones previas, podemos
entonces comprender más a fondo porqué al terminar de leer y
estudiar la antología de Wright Mills el Che escribiera el siguien-
te balance: “Es un libro útil por la amplia y bastante imparcial
colección de citas. Las opiniones del autor están teñidas de un
anti stalinismo senil, de tipo trotskista; aunque algunas opinio-
nes son justas y agudas, carece de profundidad y solo se limita a
dejar constancia del hecho, o hacer suposiciones superficiales.
Es una clara muestra de la intelectualidad liberal de izquierda
norteamericana”.
El Che y su pasión
por la dialéctica
La dialéctica en el marxismo
de Lukács y la herencia de Hegel
126
tras la muerte de Lenin, se van convirtiendo en oficiales en el
Partido Comunista de la Unión Soviética.
Francisco Duque.
138 59 Véase Pensamiento Crítico N°41, La Habana, junio de 1970, pp.148-197.
60 Véase György Lukács: Historia y conciencia de clase. México, Grijalbo, pri-
mera edición de 1969. Traducción del alemán a cargo del marxista catalán Manuel
Sacristán.
61 Véase György Lukács: Lenin. Buenos Aires, La Rosa Blindada, 1968. Traduc-
ción del francés de Patricio Canto. Este mismo libro, pero con otra traducción
—de Jacobo Muñoz—, aparecerá en México dos años más tarde por la editorial
Grijalbo, colección 70.
titulado “El cambio de función del materialismo histórico”62.
Tres años después, la misma editorial, impulsada por José Aricó,
editará el prólogo a la primera edición en italiano de Historia y
conciencia de clase junto con los artículos de la revista Kommu-
nismus (dirigida por Lukács entre 1919 y 1921) en un volumen
titulado Revolución socialista y antiparlamentarismo63.
En otra parte de los apuntes, el Che copia aquella líneas donde, 159
repensando el análisis sobre Hegel, Lukács complejiza la cé-
lebre sentencia de Engels según la cual “el sistema hegeliano
no representa sino un materialismo invertido desde el punto
de vista del método y desde el punto de vista del contenido”.
En ese fragmento extractado por Guevara, el autor de El jo-
ven Hegel advierte que la “inversión” de la filosofía hegeli-
ana no puede consistir en un “mero cambio de coeficiente”.
Anticipándose muchos años —concretamente: un cuarto de
siglo— a los vaticinios althusserianos de los ’60 sobre “la prob-
lemática” (conjunto de preguntas que articulan el campo posible
de un pensamiento), ya en esta obra Lukács señala que la dis-
crepancia marxista con la dialéctica hegeliana no queda reducida
únicamente a una que otra tesis particular de Hegel sino a los
problemas sobre los que gira el pensamiento del gran filósofo
alemán.
Es decir que Engels incluía todos los objetos de las diversas cien-
cias, desde (a) hasta (e) dentro del “materialismo dialéctico” para
deducir de allí y luego aplicar esos resultados a (f) y (g) en tanto
“materialismo histórico”. En esa formulación engelsiana tardía,
la dialéctica natural pretende legitimar la dialéctica histórica, en
lugar de partir de la dialéctica de la historia para luego extenderla
hacia la naturaleza —como de hecho se había desarrollado la
genésis y la conformación histórica del propio saber marxista en
los libros principales de ambos fundadores—.
166
Guevara ante
la obra tardía de Engels
101 Karl von Clausewitz no es un autor marxista (produjo su obra antes que Marx),
pero lo incluimos en esta enumeración por su vastísima influencia dentro del mar-
xismo.
El marxismo y el problema nacional y colonial (s/autor) (octubre
de 1966).
103 Poco tiempo antes, en sus Apuntes críticos a la economía política, el Che hace
una extensa evaluación crítica de la NEP (Nueva Política Económica, implementa-
da en la URSS a partir de 1921, cuando se alimentan las cooperativas y el mercado
por la debilidad política resultante de tres años de extenuante guerra civil) como un
claro retroceso estratégico —no sólo táctico— dentro de la revolución rusa.
De Mao Tse-Tung, reproduce un pasaje de su intervención titula-
da “Sobre el problema de la justa solución de las contradicciones
en el seno del pueblo”, en el cual el dirigente chino reflexiona
sobre la planificación y sus contradicciones al interior del social-
ismo.
104 Iudin, su compañero de redacción, había sido director del Instituto de Filosofía
de la Academia de Ciencias de la URSS entre 1938 y 1944. Más tarde, entre 1952
y 1961, Iudin también fue miembro dirigente de la Unión de Escritores Soviéticos.
La primera edición en ruso de ese diccionario apareció en 1939,
durante el predominio indiscutido de Stalin en todas las órbitas
de la vida soviética. Su título en idioma ruso fue Kratkii filosof-
skii slovar. Tuvo inicialmente 326 páginas. Contó con nuevas
ediciones en 1940, 1941, 1951, 1954 y 1955. En 1946 ya se había
publicado en lengua española, a partir de la segunda edición rusa
(1940), bajo el título Diccionario Filosófico Marxista105. En 1950
apareció una nueva edición en castellano, bajo el título Diccio-
nario filosófico abreviado106. Otras ediciones de este Dicciona-
rio filosófico abreviado fueron publicadas en México (Ediciones
Quinto Sol) y en Cuba107.
108 Véase Mark Moisevich Rosental: Los problemas de la dialéctica en «El Capi-
tal» de Marx. Montevideo, Pueblos Unidos, 1959.
gación. Entre los dos criterios, este último predominaba en el
libro a todas luces.
112 Una tendencia de lectura en la que se apoyará más tarde el filósofo y profesor
soviético Edwald Vasílievich Ilienkov [1924-1979], primero en su ensayo “Dialéc-
tica de lo abstracto y lo concreto en El Capital de Marx” [1960] y luego en su libro
Lógica dialéctica [1974].
Por ejemplo, en el primer capítulo de Categorías del material-
ismo dialéctico leemos: “Las decisiones del XX Congreso del
Partido Comunista de la Unión Soviética constituyen un brillan-
te ejemplo de aplicación creadora, concreta de la dialéctica y de
sus categorías al análisis de las cuestiones de principio de la ac-
tual situación internacional. Estas decisiones, que sintetizan la
práctica del paso de una serie de países al socialismo, parten del
criterio de que el contenido único de esa transición se manifiesta
en la actualidad y seguirá manifestándose en el futuro en formas
diversas, entre las que se cuenta el tránsito pacífico mediante la
conquista de la mayoría parlamentaria por los trabajadores y la
conversión del Parlamento en instrumento de transformaciones
socialistas”113. De este modo completamente artificial, Rosen-
tal y su colaborador se las ingenian para introducir la doctrina
soviética del “tránsito pacífico al socialismo” en un texto sobre
metodología y filosofía...
León Trotsky,
el profeta como historiador
130 Véase Isaac Deutscher: Trotsky, el profeta desterrado. Obra citada. pp.207 y
216.
mas tejidos artificialmente durante décadas en el seno de las or-
ganizaciones populares revolucionarias.
202
Guevara y Trotsky, afinidades electivas,
convergencias y divergencias
Ahora bien, ¿qué actitud tenía el Che Guevara —él mismo, cuan-
do estaba vivo, no sus seguidores, admiradores o continuadores
posteriores— frente a Trotsky?
(a) Cierta centralidad otorgada por Trotsky (y por gran parte del
marxismo clásico) a la revolución europea, entendida como eje
articulador, sostén principal y núcleo privilegiado de la revolu-
ción mundial. Esa confianza desmedida de Trotsky en el prole-
tariado urbano, industrial y fabril de las grandes metrópo-
lis más desarrolladas del capitalismo occidental es matizada
notablemente por el Che quien, más de dos décadas después
del asesinato de Trotsky [1940], y en pleno euforia y auge de
206 la estrategia de dominación capitalista condensada en el “Esta-
do de bienestar” de posguerra, alerta sobre los mecanismos de
cooptación y neutralización empleados por el imperialismo para
moderar, paralizar, institucionalizar, subordinar y hegemonizar
a la clase trabajadora de las metrópolis. Ante esta neutralización
—asentada materialmente en la cesión de pequeñas cuotas de
plusvalor obtenido en el intercambio desigual con el mundo peri-
férico y el saqueo de los países coloniales y semicoloniales— el
Che Guevara defiende una perspectiva de la revolución mundial
donde el terreno principal de lucha anticapitalista y la confron-
tación fundamental con el imperialismo se traslada al Tercer
Mundo (Asia, África y América Latina).
los esbirros del almirante Massera y el general Videla. Véase Raymond Moliner:
Trotsky 50 años después. Memorias de un militante trotskista. Buenos Aires, Letra
Buena, 1992.
209
138 Véase El Che en la revolución cubana. La Habana, Ministerio del azúcar,
1966. Tomo VI. [Tomo correspondiente a las actas del Ministerio de Industrias,
edición preparada en vida del Che por Orlando Borrego y Enrique Oltuski]. Frag-
mento reproducido en nuestro libro Introducción al pensamiento marxista. Buenos
Aires, La Rosa Blindada, 2003. Apéndice “Polémicas en un viaje a Moscú”. p.201.
139 Véase Hugo Blanco: “¿Milicia o guerrilla? [7/4/1964]. En Michael Löwy: El
marxismo en América Latina. [Antología]. México, ERA, 1982. p. 395.
mentos de avance y ofensiva sobre el régimen burgués supera
largamente la mera autodefensa.
148 Véase Ernesto Che Guevara: “El socialismo y el hombre en Cuba”. En El so-
cialismo y el hombre nuevo [Antología]. México, Siglo XXI, 1987.
Por último, siempre dentro de la antología de Wright Mills, el
Che reproduce tres fragmentos de La revolución traicionada
centrados en las siguientes formulaciones de Trotsky:
ción del sistema económico”, siempre refiriéndose a la URSS. Obra citada. p.213;
y sobre todo cuando expresa su balance general sobre las tendencias imperantes en
la URSS en 1965: “Las últimas revoluciones económicas de la URSS se asemejan
a las que tomó Yugoslavia cuando eligió el camino que la llevaría a un retorno
gradual al capitalismo. El tiempo dirá si es un accidente pasajero o entraña una
definida corriente de retroceso. Todo parte de la errónea concepción de querer
construir el socialismo con elementos del capitalismo sin cambiarles realmente la
significación. Así se llega a un sistema híbrido que arriba a un callejón sin salida
o de salida difícilmente perceptible que obliga a nuevas concesiones a las palan-
cas económicas, es decir al retroceso”. Obra citada. p.125. En cuanto a Stalin, allí
el Che identifica “el tremendo crimen histórico de Stalin: el haber despreciado la
220 educación comunista e instituido el culto irrestricto a la autoridad”. Obra citada.
p.214 (adviértase que Guevara no le cuestiona a Stalin “el culto a su personalidad”,
como solía repetir Kruschev —dando por sentado que sin el individuo Stalin el
sistema estaba perfecto—, sino “el culto a la autoridad”, típico de todo sistema
burocrático).
151 Esa edición argentina empleada por el Che en Bolivia corrige y amplia la
edición y traducción de Andreu Nin i Pérez, publicada por la editorial Cenit de
Madrid en 1932.
ción ni anota nada del prólogo de Ramos en sus Cuadernos de
lectura de Bolivia.
11) El análisis político según el cual todas las burguesías son sol-
idarias, incluidas aquellas de las naciones oprimidas: allí Trotsky
analiza toda la gama de jerarquías de dependencias y el sistema
de subordinaciones;
155 Véase V. I. Lenin: “La celebración del 1º de mayo por el proletariado re-
volucionario” [1913]. En V.I.Lenin: Obras completas. Obra citada. Tomo XIX.
pp., 218-219; “La bancarrota de la II Internacional” [1915]. En V.I.Lenin: Obras
completas. Obra citada. Tomo XXI. p. 212 y Antonio Gramsci: Cuadernos de la
cárcel. México, ERA, 2000. Tomo 5, Cuaderno 13, §“Análisis de las situaciones:
relaciones de fuerza”. pp. 32-40.
ria de la revolución rusa, “se engloba la esencia revolucionaria
del pensamiento marxista”.
158 Véase Ernesto Che Guevara: Diario en Bolivia [Diario militar de campaña].
En Obras escogidas. Obra citada. Tomo I, p. 479.
159 En sus Cuadernos de lectura de Bolivia el Che agrega la siguiente referencia
a ese párrafo por él reproducido de puño y letra: “Fidel Castro, discurso del 2 de
enero de 1967, Plaza de la Revolución”.
del sistema mercantil capitalista, incluso durante la transición al
socialismo. Allí estaba (y sigue estando hoy en día) la clave.
Por eso, casi medio año después de haber reproducido aquel pasaje
de un discurso de Fidel en sus cuadernos teóricos, en su Diario de
Bolivia (el de campaña militar), cuando se conmemoraba el 26
de julio, fecha emblemática del asalto al cuartel Moncada, Gue-
vara escribe: “Por la noche di una pequeña charla sobre el sig-
nificado del 26 de Julio; rebelión contra las oligarquías y con-
tra los dogmas revolucionarios. Fidel le dio su pequeña men-
ción a Bolivia”160. Análisis reflexivo pequeño, de gesto mínimo
y sin grandilocuencia, pero extremadamente significativo porque
sintetiza de modo inigualable el punto de vista del Che sobre
230 Fidel, sobre la Revolución Cubana y sobre el marxismo enten-
dido desde Nuestra América. Contra la dominación del sistema
capitalista, contra las clases explotadoras, pero a contramano de
los dogmas paralizantes que en nombre de la “ortodoxia” seudo-
160 Véase Ernesto Che Guevara: Diario en Bolivia [Diario militar de campaña].
En Obras escogidas. Obra citada.
marxista llamaban (y continúan convocando en la actualidad) a
no hacer nada y cruzarse de brazos.
El enigma de Bolivia
y la cuestión nacional inconclusa
de Nuestra América
¿Quién es este autor elegido por el Che para indagar en ese pro-
234 blema crucial?
163 Véase por ejemplo René Zavaleta Mercado: Clases sociales y conocimien-
to. La Paz-Cochabamba, Editorial “Los amigos del libro”, 1988. Colección Obras
236 Completas. pp. 60 y 73. En esos pasajes Zavaleta —sociólogo y ex director de
FLACSO, de gran prestigio académico e intelectual— menciona y cita a Ovando
como expresión de nuevos intereses sociológicos en Bolivia referidos a la “cues-
tión nacional”. Dicho sea de paso, es una verdadera lástima que un pensador tan
sugerente y riguroso como Zavaleta, cuando se trata de reflexionar sobre Bolivia,
sus clases y sus movimientos sociales, sea tan apresurado y precipitado a la hora
de evaluar la insurgencia del Che Guevara. Véase Clases sociales y conocimiento.
Obra citada. p. 66.
feudalismo boliviano, de la formación de la gran propiedad ter-
rateniente (masivo a partir de 1880 solamente) y del capitalismo
en la agricultura (más reciente aún) fueron procesos ligados a la
opresión de los usurpadores bolivianos sobre los pueblos indíge-
nas y sobre el pueblo boliviano mismo”. Es decir que, para el au-
tor, antes de 1880, las principales relaciones sociales de Bolivia
eran... ¡feudales!
169 Véase Ovando Sanz: Sobre el problema nacional y colonial de Bolivia. Obra
Citada. pp.385 y ss.
y a la cultura occidental, por medio de la lengua española”. Al
leer esto no podemos sentir menos que vergüenza ajena...
170 Véase Fausto Reinaga: La revolución india [1970]. La Paz, Fundación Faus-
to Reinaga, 2001.
ángulo indianista, Reinaga hace referencia a la investigación de
Ovando Sobre el problema nacional y colonial de Bolivia171.
Guevarismo,
248 un marxismo bolivariano
El Che y la revolución,
asignaturas pendientes
El Che vive en el corazón de los jóvenes del siglo XXI que pelean
por otra manera de vivir, sin capitalismo, mercado ni burocracia;
un mundo socialista, es decir, un mundo humano y no bestial. En
aquellos y aquellas que no están dispuestos a aceptar que el pla-
neta y su ecosistema se transformen en una vulgar y manipulada
mercancía, bajo la bota prepotente de un infante de marina o de
un mercenario asesino y torturador.
252
La crítica del Che a la economía política
— Un comentario a los Apuntes críticos
a la economía política 177 —
En la reflexión del Che Guevara, tanto (a), como (b) y (c) es-
tán estructurados sobre un subsuelo común. Los tres niveles de
análisis (que en él fueron al mismo tiempo práctica cotidiana, no
256 sólo discurso teórico) se enmarcan sobre un horizonte que los
engloba y a partir del cual adquieren plenitud de sentido. Ese
gran horizonte presupuesto es el proyecto político del Che: para
continuar con la enumeración previa, podríamos bautizarlo alea-
toriamente como nivel (d).
Es entonces (d), el proyecto político del Che, antiimperialista y
anticapitalista, de alcance mundial y no reducido a la revolu-
ción cubana, el que nos permite inteligir la racionalidad de (a),
(b) y (c). Para el Che Guevara, sin proyecto político no tiene
sentido entablar discusiones bizantinas y meramente académi-
cas sobre la concepción materialista de la historia. Sin proyecto
político, no vale la pena esforzarse por cuestionar los modelos
económicos falsamente “científicos” que obstaculizan el desar-
rollo del pensamiento crítico acerca de las relaciones sociales.
Sin proyecto político, carece igualmente de sentido cualquier de-
bate en torno a las diversas vías posibles de política económica
durante el período de transición al socialismo en una revolu-
ción anticapitalista del Tercer Mundo subdesarrollado y depen-
diente. Como también le sucedió a Marx y a sus mejores discípu-
los, en el Che es la praxis política la que motoriza la reflexión
teórica, incluso cuando se interna por los más escarpados y ab-
stractos vericuetos de la teoría marxista del valor.
179 Véase Ernesto Che Guevara: En El socialismo y el hombre nuevo. Obra citada.
p. 69. Véase la exposición del Che en el Ministerio de Industrias correspondiente
al 5/XII/1964, fragmento reproducido como bibliografía seleccionada bajo el título
“Polémicas en un viaje a Moscú” en nuestro libro Introducción al Pensamiento
Marxista. Obra citada.
los del Tercer Mundo. La revolución cubana se inscribía en ese
horizonte (no tanto geográfico, sino más bien social y político).
180 Véase Mao Tse Tung: Notas de lectura sobre el «Manual de Economía Po-
lítica» de la Unión Soviética. En Mao Tse Tung: Escritos inéditos. Buenos Aires,
Ediciones Mundo Nuevo, 1975.p.47.
181 Véase Mao: Obra citada, p.12.
Los haya leído o no, a un lector mínimamente informado no pu-
ede pasársele por alto que este mismo tipo de análisis de Mao
Tse-Tung es el que plantea el Che cuando, en Cuba, les responde
a los partidarios del “cálculo económico” y el “socialismo con
mercado” que no hay que esperar a tener el mayor desarrollo de
las fuerzas productivas para, recién allí, cambiar las relaciones
de producción. Desde el poder revolucionario, la política y la
cultura comunista que promueve la creación de un hombre nuevo
se puede acelerar la transformación de las relaciones de produc-
ción, aunque la revolución cubana todavía no haya podido desar-
rollar una tecnología de punta y una industria pesada propia.
185 Véase Alberto Mora y Che Guevara: “El plan y el hombre”. En El socialismo
y el hombre nuevo. Obra citada. pp. 74 y 75. También puede encontrarse en la céle-
bre compilación organizada por Orlando Borrego (con la colaboración de Enrique
Oltusky): El Che en la revolución cubana. La Habana, Ediciones del Ministerio
del Azúcar, 1966. Tomo VI: [lleva por título: “Ministerio de Industrias”], p.577.
NEP, los campesinos soviéticos podían vender libremente sus
productos a los comerciantes privados o llevarlos al mercado di-
rectamente, sujetos tan sólo a un impuesto en especie. Evidente-
mente la NEP era un paso atrás muy importante para el proyecto
socialista. Lenin lo dio, no porque creyera que ese era “el camino
estratégico hacia el comunismo”, sino debido a la extrema de-
bilidad de la revolución después de años de guerra civil e inter-
vención imperialista extranjera. Fue un producto de la necesidad
(aunque, luego, muchos socialistas mercantiles hicieron de ella
una virtud...). Respondió a una desfavorable relación política de
fuerzas. En la Rusia bolchevique, fue Nicolás Bujarin quien in-
tentó legitimarla teóricamente como un camino estratégico.
189 Véase Entrevista de José Bermúdez y Luis Castelli a Ricardo Napurí. En He-
rramienta N°4, Buenos Aires, 1997.
los supone, los antecede, los abarca a todos”190. Es seguro que el
Che conocía a Mariátegui, tanto por su primera compañera Hil-
da Gadea (militante peruana) como por haber mantenido amis-
tad con el médico comunista peruano Hugo Pesce, delegado de
Mariátegui a la primera Conferencia Comunista Sudamericana
de 1929. (Pesce, a quien conoció en Perú durante sus viajes juve-
niles, lo visitará en Cuba en los ’60).
La formación filosófica
204 Véase Ernest Mandel: “El debate económico en Cuba durante el período 1963-
1964”. Publicado en Partisans [París] N°37, 1967. Recopilado en El socialismo y
el hombre nuevo, Obra citada, p.252 y, más recientemente, en Ernesto Che Guevara
y otros: El gran debate. Sobre la economía en Cuba. Obra citada.
tivas y relaciones de producción, ni el socialismo es el final feliz
de una evolución lineal y ascendente.
Un socialismo no colonizado
207 Véase “El socialismo y el hombre en Cuba”. Obra citada. p.13. Sánchez Váz-
quez ha intentado mostrar como este cuestionamiento explícito al realismo socia-
lista estaba en perfecta coherencia con su concepción humanista y praxio-lógica
del marxismo. Véase Sánchez Vázquez: “El Che y el arte”. En Casa de las Améri-
cas N°169, año XXIX, julio-agosto de 1988. p.123-128 y también “El socia-lismo
y el Che”. En Casa de las Américas N°46, octubre de 1967.
ductivo entre el pensamiento de Marx y las vanguardias artísticas
de la década del ‘20.
302
210 Véase Louis Althusser: Para leer El Capital. Obra Citada. p.131.
de una mecánica “objetiva”, el verdadero “motor de la historia”,
análogo a la astucia de la razón hegeliana. En el reconocimiento
de esa “objetividad” -al margen de la praxis y de la lucha de
clases- residiría justamente, el materialismo y la cientificidad de
esta teoría.
Utópico y peligroso
310
Más tarde, en plena década del ’90, tras la caída del muro de
Berlín y la URSS en Europa del Este, en América latina Guevara
volvía a asomar su boina inclinada y su barba raleada. Por enton-
ces el Che retornaba como bandera ética y sinónimo de rebeldía
cultural. Su imagen servía para contrapesar la antiutopía mer-
cantil, privatizadora y represiva que se legitimaba con el señuelo
del supuesto ocaso de los “grandes relatos ideológicos” y el pre-
tendido agotamiento de las “grandes narrativas de la historia”.
Frente al auge triunfalista del neoliberalismo más salvaje y la
brutal absolutización del mercado, la apelación guevarista del
hombre nuevo y la ética de la solidaridad se transformaron en-
tonces en una muralla moral.
316
Discutiendo algunos equívocos
Para Debray las advertencias del Che sobre las luchas de masas
y la relevancia de la organización política eran sólo... detalles in-
significantes. No les dio ninguna importancia. Por eso construyó
una visión caricaturesca de la lucha armada que, lamentable y
trágicamente, fue posteriormente atribuida —post mortem— al
Che y al guevarismo...
Más tarde, a inicios del siglo XIX, el teórico prusiano Karl von
Clausewitz vuelve a prolongar aquel pensamiento defendiendo
que “la guerra es la continuación de la política por otros me-
dios” (en su libro De la guerra).
El análisis específicamente
político del guevarismo
Guevara y la transición
al socialismo en clave política
«Razón de estado»
o revolución continental
Si durante la lucha ideológica de los ’90 —en los tiempos del auge
neoliberal— nos vimos obligados a batallar en la defensa de Marx,
remando contra la corriente hegemónica, en la década que se
abre en el 2000, Marx solo ya no alcanza. Ahora debemos ir por
más, dar un paso más e instalar en la agenda de nuestra juventud
a Lenin y al Che (y a todas y todos sus continuadores). Reinstalar
al Che entre nuestra militancia implica recuperar la mística revo-
lucionaria de lucha extrainstitucional que nutrió a la generación
latinoamericana de los ’60 y los ’70.
El socialismo del siglo XXI tiene que ir mucho más allá del mer-
cado (aunque sea un mercado “cooperativo”, “comunal”, “con-
trolado por el partido”, etc.), de los estímulos materiales, de la
autogestión financiera, del consumismo irracional, de la destruc-
ción de la naturaleza y del mero el reparto de dinero en el seno
del pueblo. Nuestros proyectos son muchísimos más ambicio-
sos, integrales y abarcadores. Con respeto por la diversidad, pero
con firmeza política e ideológica, el guevarismo latinoamericano 367
tiene mucho que aportar en esa dirección y en esos debates con-
temporáneos.
368
Apéndice
Descripción de los
Cuadernos de lectura de Bolivia
FF.AA.
[Fuerzas Armadas]
Guerrillas – 1967
Vol.1
373
374
Cuaderno verde
Documento N°37
Un cuaderno color verde con 6 páginas escritas
Doc.8
N°1
Plan
Parte Introductoria 375
Parte primera
Capitalismo
1) Desarrollo del capitalismo. Repaso histórico desde el capital-
ismo premonopolista hasta hoy.
El hombre en el capitalismo (cita de Marx, Tomo I, cap. final)
376 2) El fenómeno y la superficie del fenómeno: como se ve el fenó-
meno. Montos que encubren su esencia. Pequeña síntesis del mé-
todo marxista. Como se ve el fenómeno desde el subdesarrollo.
Métodos para dilucidar su esencia.
Capítulos siguientes: síntesis del capital.
Aportes: La ley del valor (ley del valor antes de Marx), el con-
cepto de fuerza de trabajo, complemento científico a la idea
ricardiana del valor. La plusvalía como motor del capitalismo.
Nueva clasificación del capital, su importancia en la lucha contra
el fetichismo C y V - F y C. Proceso de producción y ganancia
media. Se llega a la superficie del fenómeno viniendo desde su
esencia. El interés, culminación del fetichismo capitalista. La
renta y su lugar en el capitalismo (su evolución posterior en con-
sonancia con la alianza de explotadores de distinto tipo). Acu-
mulación originaria, origen del capital teñido de sangre y lodo”.
Historicismo de las ciencias sociales.
Parte II
377
Imperialismo
1) Desarrollo histórico de la colonia a la neocolonia.
Formas y métodos.
2) Los tratadistas del imperialismo: Hilfeldering [debe decir
Hilferding. N.K.]; Hobson; Lenin y el desarrollo desigual.
3) Concentración de capitales. Ejemplos y teoría de su climax.
4) El capital financiero. Ejemplos. Su lógica interna.
5) Exportación de capitales. Ejemplos ligados a la teoría de su cli-
max.
6) Agrupaciones monopolistas; reparto del mundo. Ejemplos
y guerras que suscitan.
7) Las nuevas luchas. Tablas estadísticas de las inversiones
imperialistas en el mundo entero.
8) Talón de aquiles del imperialismo.
9) Estrategia antiimperialista. La aldea contra la urbe (Lin -
Piao)
Parte III
El período de transición:
1) Planteamiento del problema: Marx, dos; Lenin
(El Estado y la revolución), dos; Lenin (realidad), tres.
Por que.
2) Caracterización de la época. La lucha de clases en la
economía, la superestructura. El exterior, la lucha de clases. La
lucha de clases en el terreno ideológico.
3) Planificación, ¿ley económica fundamental?
4) Categorías capitalistas, socialistas en la economía
(el valor en el socialismo).
5) Capitalismo y socialismo como sistemas mundiales.
6) Breve historia de la URSS.
7) Las democracias populares europeas.
8) Las revoluciones socialistas en Asia.
9) Cuba: precursores. Ideas socialistas. La revolución.
Las grandes transformaciones.
378
Parte IV
1800.23.67
Ramón:
3- Ricardo pasa para otra aunque luce difícil por el terreno que se 379
pueda aprovechar desde ninguna la 30.
Alejandro.
380
Cuaderno rojo
Documento N°35
Un cuaderno color rojo con 73 planas escritas
Doc.No.4
[página N°1]
“En suma: no hay uno solo de los ideales positivos sustentados 381
por Marx que no sea una contribución cabalmente valiosa a la
tradición humanista; esa tradición, a su vez, encarna el legado
de las imágenes clásicas, judaica y cristiana de la condición hu-
mana. Moralmente considerados, los principios de Karl Marx
se encuentran claramente entre los principales animadores de la
civilización occidental.”
“La obra de Marx, tal como éste la dejó cuando murió en 1883,
no es muy nítida ni incluye en parte alguna un resumen complejo
y sistemático de las ideas de sus ideas. Además, una parte con-
siderable de lo que Marx escribió son textos polémicos contra
las ideas de otros hombres, muchos de los cuales sólo tienen
hoy un reducido interés histórico. Como sucede con la mayoría
de los pensadores complicados, no hay un Marx. Las diversas
presentaciones de su obra que podemos construir a partir de sus
libros, folletos, artículos y cartas escritas en diferentes épocas
de su propio desarrollo, dependen de nuestro punto de interés y
no podemos tomar ninguno de ellos como El Verdadero Marx.
Resulta interesante comparar lo que pensadores de generaciones,
escuelas y partidos posteriores han seleccionado y subrayado de
los escritos de Marx y Engels. Acerca de esto se podría escribir
fácilmente un libro valioso. Tenemos a Marx el agitador y por
consiguiente compilaciones del mensaje ideológico; tenemos a
Marx el economista, y por lo tanto nuevas ediciones y resúmenes
de El Capital; y tenemos a Marx el historiador, acaso el más ig-
norado de todos. A últimas fechas se ha puesto énfasis en Marx
el filósofo de la historia, el sociólogo político y el Joven Marx
como humanista y moralista. Ciertamente no hay un solo Marx;
cada estudioso debe aprender su propio Marx.
(León Trotsky, O.C. pg. 191 - cita de C. Wright Mills. O.C. pg. 252)
(León Trotsky, O.C. pgs 193 - cita de C. Wright Mills. O.C. pg. 254)
[Balance escrito por el Che con tinta roja]
Los Marxistas
C. Wright Mills
“Marx define la ley como “la conexión interna y necesaria entre dos
cosas ...” Y en Lenin encontramos la definición de la ley como una
relación de esencias o entre esencias, como el fenómeno esen-
cial.”
“El estudio de la realidad era para Lenin no más que una incur-
sión teórica en interés de la acción. Al apreciar la situación, veía
siempre en el centro de la misma al Partido como fuerza activa.
Sentía una hostilidad particular o, para decirlo más fielmente,
repugnancia hacia el austromarxismo (Otto Bolier, Hilferding y
otros), para el que el análisis teórico no es más que un comen-
tario lleno de suficiencia de pasividad. La prudencia es un freno,
no un motor. Nadie ha dado cima todavía a ningún viaje valién-
dose de un freno, ni más ni menos que nadie ha hecho jamás cosa
grande en la prudencia. Pero los bolcheviques sabían muy bien,
al mismo tiempo, que la lucha exigía un exacto conocimiento,
una ponderada consideración de las fuerzas, que era preciso ser
prudentes para tener derecho a ser temerarios.”
[Le falta decir que esto es propio del imperialismo; los obreros
avanzados son incrustaciones de proletariado ocupados por
una técnica foránea.]
439
440
Cuaderno rosado
Documento N°36
Un cuaderno color rosado de apuntes
y poesías en 10 páginas escritas
08 oct 1967
La primera parte en poder Grar [sic]
Juan J.Torrez JEMG [a continuación dos cifras ilegibles]
Marcha triunfal
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