La Liberación en San Pablo
La Liberación en San Pablo
La Liberación en San Pablo
Existen dos clases de rectitud que nos llegan como parte del pacto nuevo. Son
las mismas dos clases que caben mencionar dentro del pensamiento del apóstol de
los gentiles a manera de introducción al momento de ingresar al tema de la
Liberación:
1. Rectitud imputada (atribuida). Dios perdona soberanamente nuestros
pecados por medio de la sangre del Señor Jesús y nos imputa, o atribuye, la
rectitud de Jesús conforme nosotros ponemos nuestra fe en Él. En base a
nuestro arrepentimiento y a nuestra declaración de fe en Cristo, Dios nos
considera aceptables y agradables para estar ante Él1.
Liberación antropológica
1
Texto traducido por Álvarez Cármen, La Liberación del Pecado, 2006 (Trumpet Ministries, Sociedad
Bíblica Internacional, 2006)
2
Ibíd.,
3
Álvarez, Sociedad Bíblica Internacional, 2006.
forma, vida divina, al habitar en ese cuerpo. Pero San Pablo explicita todavía más
claramente esta particular antropología revelada en Jesucristo y que implica a todo
hombre; en efecto, dice: "El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar
testimonio de que somos hijos de Dios" (Rom 8, 16).
Liberación espiritual
4
Gustavo Baena, Antropología Cristiana y Sexualidad, 267
Según las palabras de la primera Carta a los Corintios, el hombre en quien la
concupiscencia prevalece sobre la espiritualidad, esto es, el “cuerpo animal” está
condenado a la muerte; en cambio, debe resucitar un “cuerpo espiritual”, el
hombre en quien el espíritu obtendrá una justa supremacía sobre el cuerpo, la
espiritualidad sobre la sensualidad. Es fácil entender que Pablo piensa aquí en la
sensualidad como suma de los factores que constituyen la limitación de la
espiritualidad humana, es decir, esa fuerza que “ata” al espíritu (no
necesariamente en el sentido platónico) mediante la restricción de su propia
facultad de conocer (ver) la verdad y también de la facultad de querer libremente y
de amar la verdad5. Lo cierto aquí, es que hay una realidad latente e interna en
medio de la espiritualidad y la sensualidad, está es que "para ser libres nos libertó
Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de
la esclavitud (Gálatas 5, 1)."
No puede tratarse aquí de esa función fundamental de los sentidos, que sirve para
liberar la espiritualidad, esto es, de la simple facultad de conocer y querer, propia
del compositum sicosomático del sujeto humano. Puesto que se habla de la
resurrección del cuerpo, es decir, del hombre en su auténtica corporeidad,
consiguientemente el “cuerpo espiritual” debería significar precisamente la
perfecta sensibilidad de los sentidos, su perfecta armonización con la actividad del
espíritu humano en la verdad y en la libertad. El “cuerpo animal”, que es la
antítesis terrena del “cuerpo espiritual”, indica, en cambio, la sensualidad como
fuerza que frecuentemente perjudica al hombre, en el sentido de que él, viviendo
“en el conocimiento del bien y del mal” está solicitado y como impulsado hacia el
mal. (Juan Pablo II, 1982).
Los cristianos de hoy conocen muy bien el aspecto del perdón que se encuentra
en la salvación. Sin embargo, existe confusión en cuanto al aspecto libertador que
existe en la salvación6.
Conclusión
La Liberación en san Pablo podría calificarse como el tema que amplía la persona
de Jesús a través de la misericordia, el perdón y la salvación. El amor que se
encuentra transparentado en su persona, que vino no para abolir la ley sino para
darle plenitud, una nueva ley liberadora a través de la cual se fecunda una nueva
criatura. Mezcla elementos teológicos pero también bíblicos que fundamentan la
fuerza liberadora que emana de Cristo, que nos ha sacado de la esclavitud, no
llamándonos siervos, sino permitiéndonos llamar a Dios Abba, Padre, un Padre que
nos ha hecho libres para vivir según el amor.
7
Ibíd.,