Ordenación Diaconal
Ordenación Diaconal
Ordenación Diaconal
No temas arriesgarte
Porque contigo yo estaré
No temas anunciarme
Porque en tu boca yo hablaré
Te encargo hoy mi pueblo
Para arrancar y derribar
Para edificar, destruirás y plantarás
El celebrante:
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo,
La asamblea:
Amén.
Saludo a la asamblea:
La paz esté con ustedes.
La asamblea:
Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
El celebrante:
Hermanos, para celebrar dignamente estos sagrados
misterios, reconozcamos nuestros pecados.
Todos:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
Golpeándose el pecho, dicen:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Luego prosiguen:
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
El celebrante:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
La asamblea:
Amén.
ORACIÓN COLECTA
El celebrante:
Oremos.
Oh Dios, que enseñaste a los ministros de tu Iglesia
a servir a los hermanos y no a ser servidos,
concede a este hijo tuyo,
que elegiste hoy para el ministerio del diaconado,
disponibilidad para la acción,
mansedumbre en su ministerio
y perseverancia en la oración.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
La asamblea:
Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Palabra de Dios.
Aclamación
EVANGELIO
LITURGIA DE LA ORDENACIÓN
Comienza después la Ordenación de los diáconos.
El Obispo se acerca, si es necesario, a la sede preparada para la Ordenación, y se
hace la
presentación de los candidatos.
Homilía
Enseguida, estando todos sentados, el Obispo hace la homilía, en la que partiendo
del texto de las lecturas proclamadas en la liturgia de la Palabra, instruye al pueblo
y a los elegidos sobre el ministerio de los diáconos, teniendo en cuenta la condición
de los ordenandos, según se trate de elegidos casados y no casados, o de elegidos
no casados solamente, solamente de elegidos casados. Pero puede hablar de tal
ministerio con éstas o parecidas palabras:
Queridos hermanos:
Ahora que este hijo nuestro, del cual muchos de ustedes son
familiares y amigos, va a ser ordenado diácono, conviene
considerar con atención qué grado de ministerio recibe.
Oración litánica
Concluido el canto de las letanías, el Obispo ordenante principal, de pie, y con las
manos extendidas, dice:
El elegidos se levanta; se acerca al Obispo, que está de pie delante de la sede y con
mitra, y se ponen de rodillas ante él.
Estando el elegido arrodillado ante el Obispo, éste, sin mitra, con las manos
extendidas, dice la Plegaria de Ordenación:
Que resplandezca en el
un estilo de vida evangélica, un amor sincero,
solicitud por pobres y enfermos, una autoridad discreta,
una pureza sin tacha
y una observancia de sus obligaciones espirituales.
Ven y sígueme
Tú, Señor, me llamas,
tú, Señor me dices:
Ven y sígueme, Ven y sígueme
Señor, contigo iré, Señor contigo iré
Id y enseñad
Sois la semilla que ha de crecer
sois la estrella que ha de brillar
sois levadura, sois grano de sal
antorcha que debe alumbrar.
LITURGIA EUCARÍSTICA
El celebrante:
Oren, hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
La asamblea:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y
gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa
Iglesia.
El celebrante:
Padre santo,
Cuyo hijo quiso lavar los pies de los discípulos
Para darnos ejemplo,
Recibe los dones que te presentamos
Y haz que, al ofrecernos como oblación espiritual,
Nos llenemos de espíritu de humildad y diligencia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
La asamblea:
Amén.
PLEGARIA EUCARÍSTICA
Se inclina un poco.
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Se inclina un poco.
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
C1
Que él nos transforme en ofrenda permanente,
para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo san José,
los apóstoles y los mártires,
(san N.: Santo del día o patrono)
y todos los santos,
por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
a tu servidor, el Papa N.,
a nuestro Obispo N.,
El pueblo aclama:
Amén.
RITO DE COMUNION
El celebrante:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina
enseñanza, nos atrevemos a decir:
La asamblea:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
El celebrante:
Líbranos, de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
La asamblea:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
El celebrante:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
«La paz les dejo, mi paz les doy», no tengas en cuenta
nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu
palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
La asamblea:
Amén.
El celebrante:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
La asamblea:
Y con tu espíritu.
Uno de los concelebrantes:
Dense fraternalmente la paz.
Los presentes se intercambian un gesto de paz como signo de comunión fraterna.
Mientras tanto se canta o se dice:
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
El celebrante:
Éste es el Cordero de Dios, Jesucristo, que quita el pecado del
mundo. Dichosos los invitados a la Cena del Señor.
La asamblea:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una
palabra tuya bastará para sanarme.
El celebrante y los concelebrantes comulgan el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
También los fieles reciben la comunión.
El coro:
Canto de comunión
El espíritu del señor está sobre mí
RITO DE CONCLUSIÓN
El celebrante:
El Señor esté con ustedes.
La asamblea:
Y con tu espíritu.
Uno de los concelebrantes:
Inclínesne para recibir la bendición.
El celebrante:
Que Dios, que te ha llamado
al servicio de los hombres en su Iglesia,
te conceda un gran celo apostólico hacia todos,
especialmente hacia los pobres y afligidos.
La asamblea:
Amén.
El celebrante:
Que él, que te ha confiado
la misión de predicar el Evangelio
y de servir al altar y a los hombres,
los haga en el mundo
ardiente testigo suyo
y ministros de la caridad.
La asamblea:
Amén.
El celebrante:
Que él, que te hizo dispensador
de sus sacramentos,
te conceda ser imitador de su Hijo Jesucristo
para ser en el mundo ministros de la unidad
y de la paz.
La asamblea:
Amén.
El celebrante:
que a todos ustedes, que están aquí presentes,
los bendiga Dios todopoderoso,
Padre, ✠ Hijo ✠ y Espíritu ✠ Santo.
La asamblea:
Amén.
El diácono:
Pueden ir en paz.
La asamblea:
Demos gracias a Dios.
Canto de salida
María intercesora
María, tú
Intercesora
María, tú
Nuestra señora
María, tú
Intercesora
María, tú
Nuestra señora
Eres la gracia viva
Dios contigo, eres la elegida
Y tu hijo Jesucristo
Entre tu vientre, te consagró
Madre universal
María, tú
Intercesora
María, tú
Nuestra señora
María, tú
Intercesora
María, tú
Nuestra señora
Santa, Santa María
Madre de Dios
Madre del hombre
Envía tu fortaleza, ejemplo vivo
Perseverancia en Jesús
María, tú
Intercesora
María, tú
Nuestra señora
María, tú
Intercesora
María, tú
Nuestra señora