El narrador le escribe una carta a Andreé contándole que ha estado vomitando conejos blancos y de otros colores. Con el tiempo los conejos se multiplican y causan desorden en el apartamento, a pesar de los esfuerzos del narrador por ocultarlos y reparar los daños.
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El narrador le escribe una carta a Andreé contándole que ha estado vomitando conejos blancos y de otros colores. Con el tiempo los conejos se multiplican y causan desorden en el apartamento, a pesar de los esfuerzos del narrador por ocultarlos y reparar los daños.
El narrador le escribe una carta a Andreé contándole que ha estado vomitando conejos blancos y de otros colores. Con el tiempo los conejos se multiplican y causan desorden en el apartamento, a pesar de los esfuerzos del narrador por ocultarlos y reparar los daños.
El narrador le escribe una carta a Andreé contándole que ha estado vomitando conejos blancos y de otros colores. Con el tiempo los conejos se multiplican y causan desorden en el apartamento, a pesar de los esfuerzos del narrador por ocultarlos y reparar los daños.
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Carta a una señorita en París
Andreé es una joven que se encuentra en Francia y que deja a su amigo, el
narrador, encargado del cuidado de su apartamento. Este le escribe una carta donde le confiesa que no se atreve a mover ningún objeto para no alterar el perfecto orden del lugar y donde también le habla sobre un hecho muy particular que le viene sucediendo desde hace un tiempo: vomita conejos blancos. Explica que estos curiosos episodios ocurren cada 4, 5 o incluso 6 semanas, y que en su casa tenía una rutina establecida, ya que una vez que el conejito salía de su boca, lo alimentaba con las hojas de un árbol de trébol sembrado por él mismo y que poco antes de la llegada de un nuevo animalito, el anterior era regalado. Pero esta cíclica rutina era imposible de llevar a cabo en el apartamento de Andreé, donde viviría aproximadamente 4 meses. De hecho, había vomitado uno justo antes de instalarse en el apartamento y aunque decidió que lo mataría, no pudo hacerlo. Pronto su situación se torna más complicada debido a que vomitó varios conejitos, no solo blancos sino también grises y negros. De pronto tenía 10 conejitos y a todos los ocultaba en el armario durante el día, arreglándoselas de cualquier manera para que Sara, la doméstica, no se percatara de lo que ocurría. De noche el panorama cambiaba, ya que los conejitos eran liberados para ser alimentados. Esto sin embargo afectaba a su “creador”, quien cada vez se sentía más agotado y desanimado por tener que rechazar invitaciones de sus amigos. A pesar de los esfuerzos del hombre, los conejitos, que ya eran 11 y estaban más grandes, habían roto algunas cosas de la casa. Estas eran reparadas por él en la medida de lo posible, pero pronto los animales causaron serios estragos en el lugar y el narrador finaliza su carta explicándole a Andreé que no es culpable de todo, que hizo lo que pudo por reparar los daños causados. Estrategias intencionales del autor: El autor buscaba con este cuento dar un sentido fantástico a una historia donde, se llevaría a cabo por medio de una carta, donde el narrador que es el que escribía la carta, le contaba Andrée un secreto. Buscaba entretener al lector con un cuento. Cortázar influye esta narración en su libro “Bestiario” en el cual hace una recopilación de cuentos que pasan en la vida cotidiana. Valor simbólico de los personajes: El narrador, que en este caso es el que escribió la carta, en la historia, tiene un gran valor, porque fue el papel principal en la historia, debido a que vomitaba los conejos, y todo el problema que le trajo el haber tenido ese peculiar y extraño problema. Andrée, tiene gran valor debido a que es a ella a quien es dirigida la carta, porque es ella quien se va a enterar del suicidio y el secreto. Conejitos: Ellos a pesar de no hablar en la historia, cumplen un gran valor, porque debido de que salen de la boca del narrador ese es el problema, el cómo parar el problema y la frustración que le causo ese problema Sara: Ella en la historia cumple el valor, de que a pesar de que iba hacer la limpieza de la casa, no se daba cuenta de que tenían escondidos en el armario a los conejito.