De La Impotencia A La Fuerza

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

De la impotencia a la fuerza

Si todo va bien, aquél que busca a Dios se decide, después de reflexionar, a abandonar
sus distracciones y a vivir en la mortificación, inspirado en esto por el temor de Dios y
por su propia conciencia. En respuesta a esta resolución, la gracia de Dios que, hasta
ese momento no había actuado en él más que desde el exterior, entra en su alma por
los sacramentos, y el espíritu de ese hombre, antes débil, está ahora lleno de fuerza.

A partir de entonces, adquiere el discernimiento y la libertad interior; comienza a llevar


una vida interior en presencia de Dios, una vida verdaderamente libre, conforme a la
razón y dirigida desde el interior. Las importunidades del alma y del cuerpo, y la presión
de los acontecimientos exteriores, no lo distraen ya; por el contrario, llega a dominarlos
bajo la conducción del Espíritu Santo. Gobierna como un autócrata sobre el trono de su
corazón y, desde allí, ordena como deben ser organizadas y realizadas las cosas. Esta
soberanía comienza desde el instante de su transformación interior, desde la entrada
en él de la gracia, pero ella no alcanza inmediatamente toda su perfección. Sus
antiguos amos se introducen por la fuerza y, no solamente provocan desorden en la
ciudad, sino que a veces reducen al soberano a la cautividad. Al principio, esto sucede
a menudo; pero, un celo lleno de vigor, una atención constante en sí mismo y en su
obra espiritual, una sabia paciencia ayudada por la gracia divina, hacen esos desastres
cada vez más raros. Finalmente, el espíritu se hace tan fuerte que los ataques de
aquellos que anteriormente lo dominaban llegan a ser como un grano de polvo
arrojado contra un muro de granito. El espíritu permanece constantemente en sí
mismo y en presencia de Dios y, por el poder de Dios, su reino es firme y sin turbación.

El tiempo de las búsquedas infructuosas termina por pasar, y el feliz buscador


encuentra lo que buscaba. Descubre el lugar del corazón y se instala allí con su
intelecto en presencia de Dios. Permanece allí como súbdito fiel ante su rey y recibe,
de este último, el poder de gobernar su vida interior y exterior, según el buen placer de
Dios. En ese momento, el reino de Dios entró en él y comienza a manifestarse en su
fuerza natural.

Ahora es necesario comenzar a habituarnos a la oración espiritual. Las primicias de


esta oración estimulan nuestra fe, la fe vivifica nuestros esfuerzos y los hace
fructuosos; y así la obra se desarrolla con éxito.

Si llegamos al hábito de la oración espiritual, descubriremos que, por la misericordia de


Dios, el deseo interior que tenemos de él se hace más frecuente. Sucede finalmente
que esta atracción íntima no cesa, y entonces se comienza a vivir interiormente en
presencia de Dios de una manera continua. Esto es el advenimiento, en nosotros, del
reino de Dios. Agreguemos, sin embargo, que al mismo tiempo comienza un nuevo
ciclo de transformaciones en nuestra vida interior, que puede ser llamado la
espiritualización del alma y del cuerpo.

Desde el punto de vista psicológico se puede decir esto: el reino de Dios ha nacido en
nosotros cuando el intelecto está unido al corazón y ambos adhieren fervientemente al
recuerdo de Dios. El hombre, entonces, se dedica a Dios con todas sus facultades y su
libertad, como un sacrificio agradable a Dios, y recibe de él el dominio sobre sus
pasiones; gracias a esta fuerza que Dios le comunica, gobierna toda su vida interior y
exterior en nombre de Dios.

Oda de Salomón 3

1...Me puse la Vestidura.

2 Y sus miembros están con Él. y sobre ellos estoy de pie, y Él me ama:

3 Porque no hubiera conocido el Amor del Amo si Él no me amase,

4 ¿Pues quién es capaz de distinguir su Amor excepto uno que es amado por Él?

5 Yo Amo al Amado, y mi alma le Ama:

6 Y donde está Su descanso ahí estoy Yo también,

7 Y nunca seré un extraño frente al Altísimo Amo pues en su gran misericordia no hay
reparos.

8 He sido unido a Él, y el Amante ha encontrado al Amado,

9 Y porque Amo al que es el Hijo llegaré a ser un hijo,

10 Y porque me uní al Inmortal llegaré a ser inmortal,

11 Y aquel que se deleita en el Viviente obtendrá la Vida.

12 He aquí la Espíritu del Amo, que no miente, y quién enseña a los hijos de los
hombres a conocer Sus caminos.

13 Sé sabio, entendedor y permanece despierto y vigilante. Aleluya.

ORACIÓN: Señor Jesucristo, utiliza este tiempo de oración para bendecirnos y acercarnos a tí. Llénanos
de tu Espíritu Santo y haz de nosotros sal en la tierra y lámparas que alumbren el mundo con tu luz y
difundan tu fragancia por el mundo. Gracias Señor Jesús.

También podría gustarte