Los Movimientos Pop
Los Movimientos Pop
Los Movimientos Pop
En nuestra sociedad, las palabras pop, cultura popular, cultura de masas, movimientos pop, música
pop, arte pop, suenan constantemente en nuestros oídos provocando imágenes vagas y un tanto
confusas...
¿Qué quiere decir pop?
¿Significa en algún modo popular?
¿Qué vínculos unen lo pop con la sociedad de consumo?
¿Por qué el término pop es tan común en nuestros días?
"Las letras, al dispensar del ejercicio de la memoria, serán causa del olvido en el ánimo de quienes
las hayan aprendido como aquellos que confiando en la escritura, recordarán por signos externos, no
por ellos mismso decía, en Egipto, el rey Thamus. Pero en los siglos transcurridos desde entonces
hemos comprobado que las cosas que deben ser sabidas han convertido a la memoria en
instrumento de escasa utilidad, como único factor determinante del recuerdo. El invento de la
escritura, como el de la imprenta, o también el modelo de hombre del Renacimiento, son ya hoy
mitos del pasado. El hombre que vive en una sociedad de medios de comunicación, -radio, cine y
televisión, que constantemente le bombardean con diferentes informaciones no puede ser ya el de la
época de Leonardo da Vine¡, cuando la sociedad se dividía en hombres cultos y hombres excluidos
de la posesión cultural. Aunque exista siempre una nostalgia por una época en que los valores
culturales eran un privilegio de clases, en nuestra sociedad actual la noción de cultura ha cambiado.
nuestro mundo -según nos dice Umberto Eco- nace con el acceso de las clases subalternas al
disfrute de los bienes culturales y con la posibilidad de producir estos últimos mediante
procedimientos industriales] Vivimos una sociedad de mass media (medios de comunicación de
masas), y la situación conocida como cultura de masas se produce en el momento histórico en que
éstas entran como protagonistas de la vida social.
Las masas han impuesto su lenguaje y su estética propios. Sin embargo, su manera de divertirse y
su modo de vida no vienen de las capas inferiores de la sociedad, sino que proceden del código de
modelos culturales burgueses. Que las masas sean luego capaces de discriminar sobre los modelos
que le son ofrecidos es ya otro problema. De momento, no puede decirse que la cultura de masas
provenga principalmente de las mismas; y los movimientos pop son un claro ejemplo de cómo la
cultura y el arte de masas provienen de los modelos de la sociedad capitalista de consumo. puesto
que el capitalismo es el que ha creado la sociedad de consumo que proporciona los elementos en los
que se basan los conocimientos pop art.
Cultura de masas y arte de consumo
Nuestra civilización capitalista postindustrial se apoya en el consumo, y bajo este lema se halla
cualquiera de sus manifestaciones' Modas y estilos discurren en cambio constante y se hacen
efímeros para dar paso a nuevas tendencias. Las innovaciones provocan cambios permanentemente.
La cultura, el arte, la ciencia se consumen casi como si 'se tratara de "comestibles". Las
multiformes imágenes callejeras nos imparten constantes mensajes de cambio: el cine, la
publicidad, la televisión, los aparatos electrodomésticos, los vestidos, la música, todo cambia y nos
transforma. [Nuevas divinidades míticas aparecen dispuestas a hipnotizarnos día tras día; nuevas y
efímeras superstars* se nos ofrecen sin cesar como modelos de imitación] Las imágenes se
multiplican en series y un ejemplo de ello sería el mito recuperativo de Marilyn, pintado por Andy
Warhol. lor otra parte, el cotidiano bocadillo o la-máquina de escribir -irónicamente transformados
en obras de arte- son una muestra de cómo la cultura y el arte nacen del consumo
A mitad de los años cincuenta, una vez superada la crisis económica de posguerra, los teenagers* se
encontraron por primera vez con dinero y con que no tenían nada propio: ni música, ni trajes, ni
clubes, ni identidad; tenían que compartir su mundo con el de los adultos. Pero los hombres de
negocios advirtieron que los teenagers se habían convertido en unidades comerciales
independientes, con gustos y necesidades diferentes, y empezaron a ofrecerles cosas: tejanos,
motocicletas, camisas, música. De ahí nacerían el primer establecimiento de modas de Mary
Quant[1], el cine y el arte de Andy Warhol, y la música pop.
La cultura pop
La adopción del término pop en relación a este arte de consumo nacería con referencia a la
expresión inglesa popular art, propuesta, en 1955, por Leslie Fiedler y Reyner Banham. La
expresión aludía a un conjunto de imágenes populares integrado por la publicidad, el cine, la
televisión, los comics, la fotonovela, los superstars..., todo ello producido, aceptado y consumido
como la mejor cultura popular. El popular art carecía en un principio de sentido crítico, de la ironía
que caracterizaría luego el pop, pero sin remitirnos a esa concepción romántica de "arte del pueblo".
Ligado a un sistema industrial y de consumo, lo popular se arropa en un contexto sociológico y se
relaciona en principio con una sociedad de masas en una cultura industrial urbana. Las imágenes de
la cultura popular producidas por y para las masas, se distribuyen a través de los diferentes medios
de comunicación, o mass media, y nacen en los años cincuenta, década en que aparece la sociedad
de consumo en el mundo occidental. Esta sociedad invalida la alta cultura de la tradición, en la que
los artistas imponían las normas artísticas producto de las convenciones de las clases dominantes.
Aparen-temente, la cultura pop daría la impresión de haber invertido los términos de la cultura
artística. Sin embargo, las convenciones artísticas siguen procediendo de la clase dominante y las
imágenes de la cultura pop no son tan populares como pudiera parecer, ya que no responden a los
intereses de la mayoría, sino que, generalmente, son una ficción de lo popular. El arte de las
minorías se subordina a la presencia del arte de masas debido a la mentalidad de consumo de
nuestra sociedad
Camp" y "kitsch"
Dentro de la cultura pop, producto de nuestra sociedad de consumo, se incluyen una variedad de
categorías estéticas entre las cuales hemos de destacar los términos camp y kitsch. Ambos nos
sugieren la imagen de un pasado reciente rebuscamos lo camp y lo kitsch en los desvanes de
nuestros abuelos. Pero si lo camp es algo que se consideró como bueno en una época determinada,
lo kitsch, en cambio, es algo que siempre se ha considerado malo
El estilo camp representa la lucha sistemática contra el mito de lo auténtico, es un esnobismo
esteticista que no sólo rehuye lo vulgar, sino que también se complace en los placeres más comunes.
del camp es amanerado y equívoco, extravagante y desmesurado] A la sensibilidad camp le gustan
las ruinas artificiales y las porcelanas chinas se puede considerar camp al Art Nouveau, las lámparas
Tiffany, la pintura prerrafaelista, las postales de los años veinte o la exageración femenina de Jayne
Mansfield y mascidina de Victor Mature. En el límite del camp llegamos a descubrir que algo es
bueno porque es horrible. Y, exagerando, nos encontramos con el kitsch. Kitsch en alemán significa
cursilería, objeto de mal gusto. Su lema podría ser una frase de Marcel Duchamp: "El enemigo del
arte es el buen gusto". Ejemplos de kitsch pueden ser: una bola de cristal con una torre Eiffel dentro,
en medio de un paisaje nevado; los papeles pintados que imitan las vetas de la madera; las estatuas
de cartón piedra; el cristal de Murano en forma de animalitos, o las flores de Plástico Kitsch (de mal
gusto) se aplica tanto a los objetos como a los gozadores de los mismos, a los individuos "dotados
de mal gusto" o Kitschmenschen.
Pero, si bien por un lado el kitsch es o puede ser denominado arte de mal gusto, por otro, nos
retribuye con un ennoblecimiento de elementos que originalmente carecen de valor artístico.
Obviamente, el problema del kitsch se halla estrechamente vinculado al del arte popular, de masas,
al propagado por los mass media, al arte pop que, ya sea en las artes visuales o en las musicales,
adquiere, más que una importancia estética, cierta dimensión antropológica.
Movimientos pop
Existe una curiosa divergencia aparente entre el arte pop considerado como de minorías, de museos,
y el arte pop -visual o musical- perteneciente a la cultura de masas. Lo que une a ambos, no
obstante, es la introducción en el arte de elites de los elementos de consumo de masas. El mundo de
las juke-box*, las pin-up*, las revistas ilustradas, las fotonovelas, los cantantes de música pop, los
campeones deportivos, la publicidad, las superstars y la moda en el vestir se convierte en un
conjunto de ¡conos utilizado por los artistas del llamado arte pop figurativo de la elite artística.
Dice Giflo Dorfles: "
-Cómo no percatarse de que éstos son los «nuevos ¡conos» de nuestra sociedad, y que es esta
iconología la que ha sustituido las aureolas de los santos y las banderas de los ejércitos? La famosa
bandera estadounidense pintada «tal cual», pero «a mano», por Jasper Johns[2], constituye, por lo
demás, la prueba".
Podemos hablar, con referencia a los movimientos pop, de un "buen gusto del mal gusto"
característico de la época en Estados Unidos e importado después por Europa, del gusto de una
determinada civilización cultural, de la que tales movimientos son uno de sus aspectos más im-
portantes.
Poco después, la Reuben Gallery, de Nueva York, se especializó en un "arte del desecho" que
superaba al surrealismo por su contacto directo con la realidad industrial de las ciudades, que Lèger
había comenzado a valorar. Allí se celebraron nuevos happenings en 1959 y 1960. Al año siguiente,
la Galería Martha Jackson organizó dos exposiciones denominadas "Formas nuevas, medios
nuevos" y "Entornos, situaciones, espacios", que divulgaron las obras de quienes más tarde serían
considerados los maestros del arte pop. También en 1961 tuvo lugar la exposición "Arte de
ensamblaje" en la que destacaban obras de Dine, Johns, Kineholz, M. Escobar y pinturas
"combinadas" de Rauschenberg. La opinión del momento, respecto al arte pop, era identificarlo a un
neodadaísmo. Sin embargo, dadaístas como Richter o Duchamp han negado tal relación. Es cierto
que existe una similitud en el empleo del ready-made, del objet trouvé[3], de los fotomontajes, de
los ensamblajes, etc. Pero por encima de las influencias reales aparecen diferencias significativas.
En 1962, Duchamp decía: "En el neodadá emplean los ready-made para descubrir en ellos un «valor
estético». Les lancé a la cara botellas y el orinal como una provocación y ahora los admiran como lo
bello". Mientras Duchamp presentaba una desmitificación en forma de antifetiche contra el fetiche
artístico tradicional, el pop instaura el "antifetiche" como valor en sí mismo, restando así fuerza al
nihilismo dadaísta al mismo tiempo que demuestra mayor interés que los dadaístas por el arte en su
sentido tradicional.
Pintura y arte pop
El pop no pretendía, como el dadaísmo, negar el arte, sino afirmar la calidad artística de la
vulgaridad. - Los artistas pop ni siquiera se preocupaban por inventar imágenes o porque sus obras
fueran originales. Warhol, al principio, pintaba a mano sus cuadros, luego empezó a utilizar la
serigrafía comercial que le permitía confiar a otros la ejecución de sus obras.
Wesselmann utilizaba un carpintero para lograr un acabado industrial perfecto en sus
construcciones, y Rosenquist empleaba técnicas de pintura industrial. La ejecución personal de la
obra por parte del artista había perdido 'su relevancia. Sin embargo, el movimiento artístico fascinó
rápidamente a los estadouni-denses cuya infancia se había visto alimentada por las mismas
imágenes mentales: hot-dogs (perros calientes), pin-up, comics, latas de conservas, objetos en serie,
enormes helados de fresa; imágenes desacreditadas tomadas de la cultura de masas, frías, a veces,
de las que toda sátira social está ausente, o tal vez irónicas, que reflejan una falta de conciencia
social.
El primer artista estadounidense que obtuvo gran prestigio en Europa, al serle concedido, en 1964,
el -premio de pintura de la Éienal de Venecia, es Robert Rauschenberg, nacido en Texas, en 1925.
Fijando obras tridimensionales sobre la superficie de sus telas, pretendía llenar literalmente el "foso
que separa el arte de la vida". Estos objetos podían ser una cabra disecada, un neumático, una
corbata, un aparato de radio, señales de circidación... En 1953, Rauschenberg compró un dibujo de
De Kooning que borró y expuso con el título de De Kooning borrado por Rauschenberg. Otro
elemento típico de Rauschenberg era el transporte de fotografías de prensa a la tela tratadas con un
"frotamiento" a base de un bolígrafo sin tinta, pero cuando Warhol empezó a usar la serigrafía,
Rauschenberg adoptó también este procedimiento de reproducción.
Jim Dine y Claes Oldenburg desarrollaron su arte en la atmósfera de los happenings de Cage y
Kaprow, y así como Pollock había incorporado trozos de vidrio y pedazos de espejo a sus cuadros,
Dine y Oldenburg incorporaron a sus obras los desechos de la sociedad de consumo. Nacido en
1929, Oldenburg realizó su primera exposición en 1959, a la que tituló La calle, debido a tratarse de
un environment ambientación. En ella mostraba el modernismo y la vulgaridad de las ciudades
estadounidenses en forma de objetos de yeso pintados de colores brillantes. "En vez de pintar
objetos, los hago palpables, sustituyo los ojos por los dedos", dice Oldenburg.
Jim Dine, nació en Cincinnati, en 1935. Su primera exposición tuvo lugar en Nueva York, en 1959,
simultánea mente a La calle de Oldenburg, y se denominó La casa. Sus obras tienen el intimismo
frío e impersonal de las casas desalquiladas en donde los objetos organizan su espacio nuevo toda-
vía virgen y capaz de cobijar la vida cotidiana. El tema de Dine[4] es el mundo extraño de los
objetos en ausencia del hombre. Lichtenstein y Rosenquist, a diferencia de Oldenburg y
Rauschenberg, colocarán sus imágenes de gran tamaño sobre una superficie plana, como si se
tratara de un primer plano cinematográfico.
Son característicos de Lichtenstein, nacido en 1923 en Nueva York, sus composiciones salidas
directamente de las viñetas de los comics. En ellas se leen frases dramáticas que nunca
comprenderemos, puesto que corresponden en cierto modo a un momento de una película de la e
sólo vemos un instante-. Lichtenstein propone ante todo desalentar los modos tradicionales de
exploración de la imagen. Al utilizar los comics con su técnica gráfica aumentada, nos permite
comprobar que no se trata de seres ni de objetos reales, sino de mitos sociales. El rostro en éxtasis
de la muchacha de Cubierta de un barco no se refiere a una mujer real, sino al estereotipo social
sostenido por las imágenes populares de los comics. El objeto real, mediatizado por los estereotipos,
deja de existir porque a Lichtenstein sólo le interesa -corno si de un cuadro abstracto se tratara- el
lenguaje visual, no el contenido reflejado por la imagen.
Jean Rosenquist, nacido en Dakota, en 1933, empezó como pintor publicitario callejero, lo cual le
hizo comprender las posibilidades que las grandes dimensiones ofrecían a la pintura. La pintura es,
probablemente, más apasionante que la publicidad. ¿Por qué no ejecutarla con el mismo brío y la
misma fuerza?, se dijo. A Rosenquist, el simbolismo de las imágenes no le interesa; sus obras se
componen de fragmentos de objetos yuxtapuestos que no se relacionan entre sí y actúan
directamente sobre el espectador. Su F-111 llenaba un espacio de 26 metros de longitud. La obra de
Rosenquist es un ejemplo de la magnificación de la pintura en su sentido más literal.
Andy Warhol
Capítulo aparte merece la última gran figura del arte pop neoyorquino, Andy Warhol, quien, nacido
en Filadelfia, en 1930, comenzó su carrera haciendo publicidad para una industria de calzado; ilus-
tró tarjetas postales y decoró vidrieras. Sus primeras exposiciones individuales tuvieron lugar en
1962. Su personalidad es sumamente compleja y polifacético, y podemos afirmar que él mismo es
su principal "obra de arte".
Entre sus obras destacan: la enorme amplificación de una lata de sopa Campbell, los almohadones
plateados flotando en el espacio de una habitación o de un escenario en el que baila Merce Cunnin-
ham, o la serie de serigrafías titulada Muerte y desastre, una de las más vigorosas ilustraciones de la
vida EEUU. en la pintura reciente. Utilizando fotografías de prensa contemporáneas repetidas múlti
ples veces en la misma superficie, Warhol ha descrito fríamente el mecanismo de deshumanización
que practican los modernos medios de comunicación de ma-sas. Como él mismo ha dicho: "Cuando
vemos varias veces seguidas una fotogra fía macabra, acaba por no hacernos ningún efecto". En su
iconografía, además de la sopa Campbell y los estropajos Brillo, figura una serie de rostros
repetidos de Marilyn Monroe, de Jackie Kennedy y, a partir de 1972, de Mao Tse-tung.
Pero, además de su vertiente artística en el arte pop y de la cinematográfica que trataremos más
adelante, lo que destaca por encima de todo en Warhol es el show que ha organizado de su persona.
En el ambiente de los sesenta, en Nueva York, la Factory o "taller" de Andy Warhol era el local de
moda. La Factory reunía el beautiful people o elite sofisticado, cuyo centro lo ocupaba la palidez de
Andy Warhol. Amigos, amantes, relaciones más superficiales, superstars, coleccionistas de arte,
modelos, críticos, intelectuales... Viva, Gerald Malanga, Ondine, Billy Linich... Constituía un
conjunto de minorías satánicas de una clase ociosa decadente y de fascinantes y teatrales
exhibiciones de sexualidad, como una sociedad contemplada a través de espejos deformados.
Ahora, la Factory de la calle 47 ha desaparecido y el "local" Warhol está en el cuarto piso de un
edificio de Union Square. Las parties* para la flor y nata de la sociedad continúan, el ambiente que
en ellas se respira es la mística de la star, la obsesión necrófila por los mitos, la vida convertida en
un show permanente. Andy Warhol no es la persona, sino el fenómeno Andy Warhol. Sin embargo,
desde 1968 algo cambió. Valerie Solanas, cabeza visible del grupo feminista SCUM*, entró un día
en el cuarto piso de Union Square, disparó contra Warhol y le hirió gravemente. Este no murió, pero
el fenómeno Andy Warhol quedó más perfila-do como ejemplo del antihéroe.' El artista pop dijo:
"No sé si estoy vivo o muerto. Antes no tenía miedo y habiendo muerto ya una vez no debería
tenerlo ahora, pero sin saber por qué, tengo miedo".
Andy Warhol es, sin duda, uno de los mitos del pop... o tal vez su antihéroe, y su arte pop ha sido
trascendido por el entorno mítico creado alrededor de su persona, de su núcleo, de su círculo.
El arte pop en California
La costa oeste americana, de características propias y muy diferenciadas del Este estadounidense,
ha desarrollado una escuela propia de arte pop. En California se encuentran multitud de temas
típicamente pop: gigantescos mercados de frutas; el mundo de Hollywood; Los Angeles, con sus
coches de carrocerías excéntricas y sus colores "bombón", y Las Vegas, ciudad pop por excelencia
y, por otra parte, la sede de los poetas beat* que serían los profetas de la cultura hippy relacionada
con el mundo pop, especialmente en su vertiente musical. Entre los artistas del pop en California
cabe destacar a Edward Kienholz y a Mel Ramos.
Edward Kienholz puede ser considerado un artista protopop, puesto que en 1955 ya realizaba obras
en las que yuxtaponía objetos sórdidos, de los que se desprendía una emoción acusadora de las
perturbaciones morales que supone la vida contemporánea en las grandes ciudades. Sus obras más
importantes son enormes construcciones con personajes de bulto, de tamaño natural, y mobiliario y
accesorios reales, con los que crea ambientes de fuerza obsesiva. Una de sus obras más famosas es
el Roxy, descripción minuciosa de un prostíbulo de 1943, con un retrato de McArthur en la pared,
poblado por "pensionistas" decrépitas y una patrona que tiene una calavera en el lugar de la cabeza.
Kienholz ha reflejado todos los lugares comunes norteamericanos: el coche, utilizado como lugar de
citas amorosas, tal El asiento trasero del Dodge 38; el sentimiento patriótico, como en El memorial
de guerra portátil; los abortos clandestinos, etc.
Mel Ramos vive en Sacramento y pinta al óleo cuadros en los que representa a los héroes de los
comics con la intención de gloúificarlos. Pinta también con realismo fotográfico a las Pin -up[5] de
los calendarios u otras figuras publicitarias, acompañadas de ampliaciones de marcas y productos
comerciales famosos.
El arte pop en Europa
El arte pop nació a la vez en Gran Bretaña y en Nueva York. El cuadro del pintor británico Richard
Hamilton, de 1956, titulado ¿Qué es lo que hace que los hogares de hay sean tan diferentes, tan
agradables?, apoyaría la tesis del nacimiento del arte pop en Gran Bretaña. Esta obra es un collage
fotográfico en el que se ve una habitación con los elementos típicos de la iconografía pop -televisor,
tocadiscos, poster de comic ampliado- y en la que evolucionan un atleta de gimnasio y una pin-up.
En su técnica, Hamilton mezcla el pincel -ya sea al óleo o al plástico- y el collage fotográfico, sobre
soportes diferentes, desde la tela a la plancha de aluminio.
Otro pintor pop británico es Phillips, nacido en 1939 en Birmingham. Su obra, con alusiones a
figuras eróticas de revistas baratas, forma extraños rompecabezas de objetos y fragmentos de éstos
ligados entre sí por una rara lógica interna: aparatos eléctricos de juego, como "el millón" o el ping-
pong de bar, luces de neón, marcas comerciales, piezas de coches, etc.
Finalmente, Allen Jones que nació en Inglaterra y vive en Londres, se puede considerar en cierto
modo perteneciente también a los artistas del pop americano, puesto que residió largo tiempo en
Nueva York y California. Pinta principalmente personajes femeninos a quienes muestra sobre todo
fragmentariamente iluminados por colores ácidos y planos.
Aunque el arte pop sea un fenómeno anglosajón hay que tener en cuenta a diversos artistas de la
Europa continental. Destaca entre ellos el grupo formado en París, en 1960, constituido por Raysse
y Spoerri, y bautizado por el primero con el nombre de Nuevos Realistas. En sus primeras
manifestaciones reivindicaron la herencia del dadaísmo y del surrealismo. Mientras su sentido del
humor, áspero y amargo, los acerca al primero, el tratamiento de los objetos y su erotismo incisivo
los aproxima al segundo. En este grupo se observan, también, ciertas influencias extrapictóricas,
como las del nouveau roman, y las del cine de Alain Resnais y Michelangelo Antonioni. Spoerri,
además, estudia las leyes del azar que dirigen el funcionamiento del mundo real, lo que le aproxima
a los músicos contemporáneos que utilizan el cálculo aleatorio.
Fahistróm, de origen sueco, pero nacido en Sáo Paulo en 1928, une a los artistas estadounidenses
con los del Nuevo ReaIismo. Su obra consiste, básicamente, en "pinturas variables" en cuya
superficie están clava-das figuras e imágenes que pueden ser manipuladas por el espectador, para
formar gran número de combina ciones. Intenta así que los elementos aislados no sean pinturas,
sino mecanismos para pinturas, órganos de la pintura.
La Escuela alemana de Vostell y Schultz contiene un sentido crítico social e, incluso, a veces
político que la diferencia de la atmósfera cool* del arte pop estadounidense. Vostell ha formado
parte del grupo Décollage y ha organizado numerosos happenings. Gran parte de su obra consiste en
superficies de carteles medio desga rrados que dejan ver trozos de otros pegados debajo; a esta
técnica se la denomina décollage, en oposición al collage, que pega cuidadosamente sin desgarrar.
Entre los artistas italianos tal vez el más personal, dentro de una concepción amplia del pop, sea
Valerio Adami. Trabajó en Londres y París y, hacia 1965, estuvo en Nueva York, hospedándose en
el célebre hotel Chelsea, del Greenwich Village, donde expuso una serie de "momentos reales
inmovilizados". En la actualidad, vive junto al lago de Como y desarrolla una obra narrativa
influida por los comics, en la que intenta utilizar el vocabulario claro y preciso del arte publicitario.
El clima de sus obras sugiere un surrealismo obtenido por procedimientos técnicos nuevos
derivados de los comics y de la publicidad.
Para terminar esta exposición sobre el arte pop cabe citar una lista de adjetivos que según Richard
Hamilton van ligados al término pop:
Algunos de estos adjetivos, unidos al término pop, pueden ser discutibles. En abril de 1974, el
Whitney Museum, de Manha ttan, organizó una retrospectiva del pop de sugerencias nostálgicas.
Las teorizaciones acerca de la democratización que el pop significaba dentro de la experiencia
artística y sobre la unión en él de los conceptos de arte y vida, podrán quedar reducidas a un hecho
objetivo: en el momento de esta exposición, una obra de Lichtenstein se valoró en 50.000 dólares.
El antígregarismo "hippy"
Peter Max, creador neoyorquino, une el arte pop y la sociedad de consumo a la moda. Después de
que el arte pop introdujera elementos vulgares en el arte, Peter Max llevaría aquél a los objetos y, en
un ansia de redecorar el mundo, lo cubriría de paraguas, sartenes, toallas, almohadones, jerseys,
medías, corbatas, relojes, platos, vasos, cortinas y Posters con estrellas, flores y plantas, ángeles y
visiones cósmicas. Es la imagen de la simetría y la repetición que utiliza asimismo Warhol; un arte
al alcance de la sociedad y a su nivel; arte, además, que puede ser producido por alguien distinto de
su creador. En la entrada de una de sus exposiciones celebrada en San Francisco, en 1970, podía
leerse una nota en la que Peter Max reconocía que gran parte de su arte era posible debido a la
producción en masa, y agradecía la colaboración de una serie de empresas norteamericanas. Los
jerseys, foulards, camisetas y trajes de Peter Max invadieron en su momento las boutiques del
mundo, Su estilo nos recordaba a la vez la película sobre The Beatles The yellow submarine (El
submarino amarillo) y los modelos de Mary Quant.
Según Rubert de Ventós, la moda en nuestros días se ha convertido en estilo, puesto que responde a
la necesidad de expresar una nueva perspectiva o contenido de la realidad cultural y social.
En efecto, en la actualidad, en vez de reflejar la diferencia entre las diversas clases sociales
económicas, la moda se ha masificado y vulgarizado, y, al mismo tiempo que se incluye dentro de
una determinada categoría artística, es reflejo de una concepción de la vida íntimamente conectada
con la cultura pop y la filosofía hippy. La moda hippy y la pop se hacen ase-quibles a todo el
mundo; ellas constituyen una industria producto de consumo, y luchan en un intento de poner "la
imagi-nación en el poder" contra el gregarismo del traje gris y la corbata a rayas,
característicamente simbólicos de la sociedad tradicional.
En los hippies de California se revela un gusto por lo extravagante. Son múltiples los lugares
donde, por muy poco dinero, pueden adquiriese vestidos de la época de nuestros abuelos y
bisabuelos, y vieja indumentaria de marinos y mili tares. Por las calles de los barrios típica mente
hippies se ven los seres más diversos, desde el joven vestido a la federica a la chica con traje de
mafia transparente y sin ropa interior, pasando por la túnica romana, el sari indio o el hábito
religioso.
En Londres, si bien no hay quizá tanta extravagancia, la sofisticación es mayor. Es el imperio
creado por Mary Quant, el estilo de Chelsea. Tal vez la minifalda, ideada por Mary Quant, sea uno
de los símbolos más significativos de la cultura pop.
Mary Quant abrió su Bazaar del barrio de Chelsea en 1955, pero su impacto no se notó hasta la
década de los sesenta. Decía: "Los beautiful people son anarquistas no violentos y constructivos.
Comenzarán a romper con las costumbres tradicionales, pero lo que me preocupa es su manera de
vestir".
Mary Quant impuso la minifalda, pero lo que impulsó más fue la inconvencionalidad, las actitudes
permisivas; lo que descubrió fue la poca importancia que tenía la edad e, incluso, la belleza oficial.
"La moda -continúa diciendo- debe hacerse para la época en que se vive, no para la edad de la
gente. El rostro tiene muy poco que ver con la moda; los jóvenes son la gente para quienes no
importa la edad. Sólo se es viejo cuando se deja de estar interesado por lo nuevo."
"El cuerpo es algo redondo. ¿Por qué hacemos vestidos con tejidos planos? Deberían ser de
plástico hinchado como se infla el cristal. ¿Por qué los zapatos no pueden ser de plástico
transparente? Los vestidos deberían ser como algo que nos envuelve..."
I\Ilary Quant, además de la minifalda, ha introducido el plástico -que luego usó también Courriges-,
el metal -que también utiliza Rabanne-, los maquillajes exagerados que no tienden a imitar la
belleza de un rostro sano, sino que simplemente lo decoran alegremente y que pronto serían también
famosos a través de la firma Biba, asimismo de Chelsea. Mary Quant, que en la actualidad tiene 40
años, es una "jovencita", pequeña y dinámica, que concentra todas las tendencias de la moda de los
sesenta: inconvencionalidad, arte pop, consumo de masas, distinta concepción de lo joven...
La importancia de la moda es un fenómeno propio de una sociedad de consumo. En nuestros días, la
sociología de la moda ha adquirido una dimensión artística. En 1974 se han celebrado varias
exposiciones artísticas como la de Londres, en el Kensington Palace, el antiguo palacio real
victorioso: El Londres de Mary Quant, y la aparentemente insólita de Nueva York, en su museo más
importante, el Metropolitan Museum of Art, junto a la cerámica griega, las esculturas hindúes, la
pintura renacentista, el arte abstracto: The tens, the twenties, the thirties... Inventive Clothes. (Los
años 10, 20, 30... Trajes creativos). Es que la moda, en nuestra cultura de masas, en la cultura del
pop, ha adquirido una nueva dimensión y, formando parte del entorno, ha devenido una
manifestación artística y cultural.
Woodstock y Altamont
El festival de Woodstock, en septiembre de 1969, había sido la autoconfirmación de la nueva
cultura. El rebelde de Nebras-ka, el disconforme de Alabama y el veterano de Califomia habían
descubierto que aunque en sus pueblos libraban una lucha casi solitaria, el mundo estaba lleno de
jóvenes que pensaban y deseaban lo mismo que ellos. Unos 400.000 jóvenes se pasaron tres días
escuchando a Richie Havens; Janis Joplin; Crosby, Stills and Nash; Jefferson Airplane; The Doors;
Grateful Dead; Jimmy Hendrix... incluso de noche, y bajo la lluvia, un sonido intenso, suave, lleno,
a veces irreal y mágico, simbolizaba el mundo que los jóvenes querían habitar.
Tres meses más tarde, el 6 de diciembre, en Altamont, la nueva cultura empezaría a declinar; la
Luna estaba en Cáncer; el ambiente era hostil... La sensación de violencia se haría comprensible
aquel día a través de la música de The Rolling Stones.
Además de éstos participaban Jefferson Airplane; Grateful Dead; Crosby, Stifis and Nash, y
Santana.
El aspecto del Altamont Speedway sugería la preparación del rodaje de una película de Cecil B. de
Mille en que se fuera a filmar el Sermón de la Montaña. Emergiendo de detrás de las redondeadas
colinas, escasa-mente cubiertas de hierba seca y amarillenta, fluían grupos de gente que se
aproximaban al escenario donde había ya múltiples cuerpos tendidos, durmiendo en el suelo. El
improvisado escenario, cubierto de altavoces y rodeado de torres metálicas que sostenían los focos
y las cámaras de cine y televisión, se erguía como una imagen fantasmagórico que presidía el valle.
Unas 300.000 perso-nas formaban el ambiente hippy a las doce del mediodía. Empezó el festival,
pero, a pesar de la intensa calidad de la mú-sica, algo fallaba, la atmósfera era tensa. La presencia
de los Hell's Angels* (Angeles del Infierno), contratados por los Sto-nes como "conservadores" del
orden provocaría la violencia. En las seis horas que mediaron entre el inicio del festival y la
actuación de los Stones, hacia las seis de la tarde, se habían producido ya varias peleas. La tensión
llegó al límite cuando, mientras The Rofling Stones interpretaban Sympathy for the Devil, un joven
negro que intentaba subir al escenario fue acuchillado y golpeado por los Hefl's Angels causándole
la muerte; otras tres personas más fallecieron, víctimas de accidente o de exceso de drogas, y un
centenar tuvieron que ser asistidas en los hospitales próximos al terminar el festival. Algo salió mal
en Altamont, y el concierto gratuito de The Rolling Stones en Califomia señalaría el principio del
fin de la era hippy. La acentuación de la desesperación la proporcionarían, en 1970, los suicidios de
dos de las figuras más importantes de la música pop: Jimmy Hendrix y Janis joplin.
Jimmy Hendrix y Janis Joplin
Jimmy Hendrix había nacido en Seattle. En Londres, junto a Mitch Mitchell y Noel Redding,
formaría una de las primeras bandas superenergéticas del acid rock: The Jimmy Hendrix
Experience. En su primera gira por Estados Unidos dieron un concierto gratuito en el paseo central
del Golden Gate Park, de San Francisco. La música, irresistible, obligaba a la gente a bailar,
moverse, sentirse a gusto... Al cabo de cierto tiempo, ya famoso, jimmy Hendrix actuó en el
Winterland; la gente fue a escucharle a tres dólares la entrada, el auditorio estaba separado de
jimmy. En el parque, Jimmy Hendrix estaba con supúblico; en la sala de conciertos le pagaban para
divertir a los espectadores.
Janis Joplin nació en Texas y marchó a san Francisco a los 17 años. Sus blues eran los más
auténticos cantados por un blanco; en ellos se reflejaba toda la frustración y desesperación de los
jóvenes:
I keep movin'on
but I neverfound out why.
(Sigo moviéndome, pero nunca he sabido por qué.)
Su voz erótica, fuerte, desgarrada, estaba cansada de vivir a los 27 años. Su estilo earthy, salvaje y
primitivo, provocaba una catarsis colectiva. A través del cine, se pudo ver su actuación en el Mon-
terrey Pop de 1967.
Pero, más tarde, Janis se separó de su grupo, Big Brother and the Holding Company, y, bajo la
dirección del manager Albert Grossman, se convirtió en la máxima figura femenina del rock, lle-
gando a cobrar 50.000 dólares por actuación.
Jimmy Hendrix tocaba maravillosamente la Guitarra eléctrica, hacía acrobacias, bailaba, irradiaba
fuerza y energía, era un cantante, un compositor, un símbolo de energía erótica, un shaman, un
héroe de la juventud. A los 24 años murió en Londres, víctima de un exceso de drogas...
Janis Joplin, la mejor y más cotizada cantante femenina de rock, se suicidó a los 27 años en un
motel de Hollywood inyectándose un exceso de heroína.
El Festival de Woodstock fue una manifestación de la nueva cultura; pero Warner Brothers lo filmó
e hizo una película comercial. Cuando Jimmy Hendrix estuvo en Berkeley, en el verano de 1969, le
pidieron que diera un concierto a beneficio de los Black Panthers; Hendrix aceptó.... pero sus
empresarios pusieron como condición que se filmará para convertirlo en una película comercial
sobre la nueva cultura...
El concierto no se llevó a cabo.
Manierismo actual
En la actualidad, los vínculos de la nueva cultura con la música pop prácticamente no existen.
Algunos de sus grupos, ya francamente comerciali-zados, sobreviven aún produciendo excelente
música. Surgen nuevos grupos: Blood, Sweat and Tears; Emerson, Lake and Palmer, conjuntos
cuya música busca la originalidad y la perfección no en la energía que se desprende de una fuerza
vital ligada a una concepción del mundo, sino en un tecnicismo perfecto y manierista más propio de
la música de laboratorio que de la viva de un concierto en que los espectadores vibren y se identi-
fiquen con ella, como ocurría en 1967.
Supervivencia de los movimientos pop
"Cuando salí de Woodstock me di cuenta de que era un revolucionario cultural no un nacionalista
cultural, ni un revolucionario político. La revolución cultural exige que la gente cambie de modo de
vida. Soy un revolucionario cultural y quiero defender la nación de Woodstock... Woodstock fue un
"viaje" hacia el futuro. Woodstock fue el primer intento de poner un hombre en la Tierra... y de dar
la bienvenida a la era de Acuario." (Abbie Hoffman, elemento destacado del movimiento hippie.)
La contracultura y los movimientos pop han dominado la década de los sesenta. La música pop ha
sido su mayor convergencia; ciertos aspectos de la moda y los comics pueden también considerarse
comunes a ambas tendencias. El teatro radical y los happenings tienden más a la nueva cultura que
al pop, y lo contrario ocurre con el cine underground (aunque como ya vimos, la película El
submarino amarillo era a la vez contracultural y pop). Ni la arquitectura ni el arte pop apenas tienen
nada que ver con la contracultura.
Tanto los movimientos pop como la nueva cultura se derivan de las circunstancias políticas,
económicas, sociales y culturales de los años cincuenta, y el ambiente que los enmarca en los años
sesenta es el de la sociedad de ma-sas basada en el consumo. La contracultura ha atacado desde
fuera el sistema de consumo y está siendo o ha sido ya asimilada por el mismo. Los movimientos
pop critican irónicamente desde dentro a la sociedad de consumo y han sido generalmente
tolerados, e incluso aprovechados, en favor de esta misma sociedad. A lo largo de toda nuestra
exposición hemos vacilado al pretender discernir si el gusto pop era consecuencia de los gustos de
las masas, adoptados por las clases superiores y las elites artísticas, o si bien se trataba de una
maniobra más a sociedad a preindustrial para hacer consumir a las masas. a las que imponía sus"
gustos pretendidamente propios. Una cierta dialéctica ha estado en juego. Es difícil pronunciarse
acerca de la supervivencia de la contracultura y sobre el futuro de los movimientos pop. Lo cierto
es que nuestra sociedad ha experimentado un cambio cultural importante durante la última década,
producido por el desarrollo económico y las innovaciones tecnológicas ocurridas en los países
capitalistas. Puesto que este cambio ha sido "presenciado" por los denominados movimientos pop,
el resultado de los mismos deberá traslucirse de algún modo en las décadas venideras. Prever
ahora, sin la perspectiva del tiempo histórico, cuáles serán sus consecuencias -afirmar si se trata de
una moda de escasa importancia o del estilo de una época- es prácticamente imposible.
Lo único que podemos decir es que, por el momento, nuestra sociedad occidental se halla bajo sus
efectos.
[1] Fue una gestora de lo considerado fashion en el momento e impuso la moda de la minifalda a
fines de los 60’
[2] Tiene varias obras emblemáticas en donde “pinta” la bandera estadounidense en técnica mixta,
por lo que se superponen “imagen que representa” con representación... similar a Andy Wharol con
sus latas de sopa, que representan latas de sopa.
[3] Continuando con el proceso de descontextualización y recontextualización de elementos de los
más diversos, tal como los había enseñado el Dadaísmo, por lo que el artista se transforma en un
encontrador de objetos, un mixutrador cultural, un reconversor de sentidos y de sentimientos... los
parámetros de belleza son destronados por eventualidades como la moda, la industria, los productos
masivos, por la televisión, por las estrella fugaces del celuloide, por los famosos 15 minutos de
fama que pregonaban los mass media, etc
[4] planteados con anterioridad por artistas como Max Ernst, Yves Tanguy, o hasta Giorgio De
Chirico con su mundo metafísico.
[5] Modelos publicitarias de poca monta con aire de beleidades, que buscaban la fama, pero de un
bajo perfil artís tico. Plantea la sordidez de la cultura de la mediocridad y de la frivolidad. Es un
submundo que manejan con conocimiento de causa la mayoría de los artistas pop, pues de él
procedían, antes de dedicarse al arte con mayúsculas, muchos de ellos fueron publicistas,
vidrieristas, dibujantes de carteles, pintores de escaparates