El Camino A Cristo 2
El Camino A Cristo 2
El Camino A Cristo 2
Descubriendo una
Adoración más
Profunda
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En este libro hemos aprendido que muchas gemas de
verdad se perdieron en la Edad Media, las cuales debemos
recuperar hoy día. Una de las más valiosas es el hecho de que
usted puede tener una relación mucho más íntima con Dios
de lo que había imaginado.
Cuando estudiamos la Palabra de Dios—la Santa Biblia—y
obedecemos sus verdades, podemos entrar en la senda de la
obediencia en la que Dios nos invita a transitar.
En este capítulo usted descubrirá lo que las Escrituras
dicen acerca de una verdad especial que Dios tiene para
usted—
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PUNTO NUMERO UNO—El sábado fue dado a
toda la humanidad en la Creación de este mundo.
El sábado del séptimo día fue dado a la
humanidad en el séptimo día de la semana de la
creación.
“Quedaron, pues, acabados los cielos y la tierra, y
todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día
séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de
toda la obra que hizo Y bendijo Dios al día séptimo, y
lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que
había hecho en la creación.”—Génesis 2:1–3.
Dios dedicó y apartó el sábado como un día de
reposo—2,000 años antes de que existiera el primer
judío. Abraham es considerado por todos como el
Descubriendo una Adoración más Profunda 3
primer judío. El vivió alrededor del año 2000 A.C. Los
registros bíblicos indican que la creación de este mundo
tuvo lugar aproximadamente en el 4000 A.C. De modo
que el sábado bíblico no es judío! Es para toda la
humanidad; es para todo el mundo.
“El sábado fue instituído para el hombre.”—Marcos
2:27.
PUNTO NUMERO DOS—El sábado es un
monumento recordativo de la creación y de nuestra
salvación.
Primero: Este es un monumento recordativo de la
creación.
“Señal es para siempre entre mí y los hijos de
Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la
tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.”—Exodo
31:17.
Como un monumento recordativo de la creación
de este mundo, el sábado no puede desaparecer sin
que primero desaparezca este mundo— y ¡sea creado
uno nuevo! Nuestro planeta no podría tener un sábado
nuevo u otro diferente, sin que este fuera primero echado
al olvido — y entonces un nuevo planeta fuera creado de
la nada. Pero un evento semejante no ha ocurrido.
Segundo: El sábado es un símbolo de nuestra
salvación. Cuando lo guardamos, le decimos al mundo
que pertenecemos a Dios y que le servimos y lo
obedecemos. El sábado del séptimo día es una señal de
nuestra conversión, santificación y salvación:
“En verdad vosotros guardaréis mis sábados;
porque es señal entre mí y vosotros por vuestras
generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que
os santifico.”— Exodo 31:13.
“Y les dí también mis sábados, para que fuesen por
señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy
Jehová, que los santifico.”—Ezequiel 20:12.
4
“Y santificad mis sábados, y sean por señal entre
mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová,
vuestro Dios.”—Ezequiel 20:20.
Pero, ¿qué diremos acerca de la resurrección de
Cristo? En ningún lugar de la Escritura se nos dijo
que guardáramos un día en honor de la resurrección
de Cristo. Hacer eso no está en armonía con la Escritura.
Por el contrario, poner a un lado la creación y el sábado
santificador de la Biblia—sustituyéndolo por otro día de
la semana—y excusar esto diciendo que lo hacemos “en
honor de la resurrección de Cristo”—es ciertamente algo
muy osado, ¡Quién puede atreverse a rechazar el
munumento recordativo de la creación y la salvación por
cualquier motivo! Hacerlo a sabiendas es una burla de
los directos y repetidos mandamientos bíblicos,
ordenados por el Dios del cielo. Hacerlo, niega que él es
nuestro Creador y Redentor.
Si abandonamos el sábado bíblico y observamos otro
día, ¿qué excusa podemos ofrecer en el juicio? No hay
ninguna razón bíblica para guardar el primer día de la
semana en lugar del séptimo día.
PUNTO NUMERO TRES—El pueblo de Dios
guardó el sábado bíblico antes de que los Diez
Mandamientos fueran dados en el Monte Sinaí.
La verdad del sábado fue dada por primera vez a
nuestra raza en el Edén antes de la caída del hombre.
Esta fue dada antes de que el pecado existiera y
separada de éste. Fue dada a todo hombre para unirlo
con su Dios. Y si Adán necesitaba el sábado, nosotros lo
necesitamos mucho más hoy día.
El pueblo de Dios lo tenía antes del Monte Sinaí.
Cuatro capítulos antes de que los Diez Mandamientos
fueran dados en el Monte Sinaí, el Dios del cielo habló
de una manera tal, que es evidente que el sábado era ya
bien conocido por el pueblo de Dios—pero no fue
siempre bien observado. Léase Exodo 16.
Descubriendo una Adoración más Profunda 5
Hay quienes dicen que el sábado del séptimo día no
fue ordenado por Dios, ni guardado por el hombre antes
de que fuera pronunciado desde el Monte Sinaí en Exodo
20. Pero Génesis 2:1–3 y Exodo 16 lo prueban de otra
manera.
PUNTO NUMERO CUATRO—El mandamiento del
sábado del séptimo día se encuentra en el mismo
centro de la ley moral de los Diez Mandamientos.
“Acuérdate del día del sábado para santificarlo.
“Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el
séptimo es sábado para Jehová tu Dios; no hagas en él
obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu
criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de
tus puertas.
“Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la
tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y
reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el
día del sábado y lo santificó.”—Exodo 20:8–11.
El mandamiento del sábado es parte de la ley
moral de los Diez Mandamientos. El apóstol Santiago
nos dice que si violamos una parte de esa ley, la hemos
violado toda (Santiago 2:10–12). No podemos separar el
cuarto mandamiento sin dejar de lado también los otros.
Todos ellos permanecen unidos, porque el Dios del cielo
los puso juntos.
Nosotros no decidimos cuál día de la semana ha
de guardarse santo para Dios; solamente él puede
hacerlo. Él es quien manda; a nosotros nos toca
obedecer.
Algunos dicen que Génesis 2:1–3 no es un mandato
para que el hombre guarde el sábado, y por consiguiente
no debemos obedecerlo. Pero Exodo 16 y 20 muestran
claramente que al hombre se le ordena guardarlo. ¿Y
quién se atreve a decir que los Diez Mandamientos eran
solamente para la raza judía? ¿Se nos permite al resto de
nosotros mentir, robar, engañar y cometer adulterio?
6
¿Son los hebreos los únicos que han de observar esos
diez principios morales?
La razón para el mandamiento es la creación de
este mundo: “Porque en seis días Dios hizo el cielo y la
tierra.” Esto no es algo local, simplemente para una raza
semítica; —este es un mandamiento para todos en el
mundo entero, para quienes se inclinan y adoran a su
Creador con humilde gratitud por su plan para salvarlos
a través de la vida y la muerte de Jesucristo. Este fue
dado en el momento de la creación de este mundo, y fue
dado para todo hombre, mujer y niño que vive en este
planeta.
Dios escribió esos Diez Mandamientos con su propio
dedo. (Exodo 31:18; Deuteronomio 9:10). El los
escribió sobre la cosa más perdurable en este mundo,
y esto es la roca (Exodo 31:18). Y él desea escribirlos
también en nuestros corazones.
“Este es el pacto que haré con ellos después de
aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus
corazones, y las inscribiré en sus mentes.”—Hebreos
10:16 (Hebreos 8:10; Jeremías 31:33).
Y si nosotros se lo permitimos, mediante el Nuevo
Pacto él escribirá su santa ley en nuestros corazones.
Tener los Diez Mandamientos escritos en nuestros
corazones significa dos cosas: Primero: el deseo de
obedecerlos, y segundo: permitir que Dios nos capacite
para hacerlo mediante la gracia de Jesús, su Hijo. La
obediencia a la ley de Dios se convierte en una parte
integral de nuestras vidas.
PUNTO NUMERO CINCO—El sábado semanal del
séptimo día, es parte de la ley moral contenida en los
Diez Mandamientos. Este permanecerá para siempre.
Los sábados anuales eran parte de las leyes
ceremoniales, que prefiguraban o eran una sombra
de la muerte y el ministerio de Cristo.
Descubriendo una Adoración más Profunda 7
Esas leyes “que eran una sombra,” tales como la
pascua y la gavilla mecida, las cuales eran una parte
de la ley ceremonial o de sacrificios, no
permanecerían después de la muerte de Cristo.
“Porque la ley [ceremonial], teniendo la sombra de
los bienes venideros, no la representación misma de
las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que
se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a
los que se acercan. De otra manera cesarían de
ofrecerse . . . Pero en estos sacrificios cada año se
hace memoria de los pecados; porque la sangre de los
toros y de los machos cabríos no puede quitar los
pecados.”—Hebreos 10:1–4.
Esas leyes ceremoniales no estaban escritas en la
roca, sino que estaban contenidas en estatutos,
escritas en pergaminos. La roca era para que perdurara,
pero las ordenanzas que prefiguraban la muerte de Cristo
cesarían al momento de su muerte. Es por esta razón que
no observamos hoy en día los sábados anuales de la
pascua y de la gavilla mecida.
“Cancelando el documento de deuda en contra
nuestra, que consistía en ordenanzas, y que nos era
adverso, quitándolo de en medio y clavándolo en la
cruz . . . Por tanto, nadie os juzgue en comida o en
bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o
sábados, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir;
pero el cuerpo es de Cristo.”—Colosenses 2:14, 16–
17.
En el griego éste dice: “o de los sábados.” Hay
solamente un sábado semanal; éste viene a nosotros
desde la creación de este mundo y será guardado en
la tierra nueva (Isaías 66:22–23). Pero los sábados
anuales no comenzaron sino hasta Moisés. Estos
prefiguraban y explicaban la muerte venidera de Cristo
hasta que ésta ocurriera; y, a su muerte, fueron clavados
en la cruz.
8
Si las ordenanzas que contenían los sábados anuales
no hubieran sido anuladas en el Calvario, tendríamos
ahora que sacrificar animales en varias ocasiones durante
el año. Pero ahora no tenemos que sacrificar corderos;
porque Cristo, nuestro Cordero Pascual, ha sido
sacrificado por nosotros.
“He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo.”—Juan 1:29.
“Porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue
sacrificada por nosotros.”—1 Corintios 5:7.
PUNTO NUMERO SEIS—Los discípulos de Cristo
guardaron fielmente el sábado bíblico, no el domingo.
Los discípulos habían estado con Jesús por tres años
y medio, y habían escuchado atentamente sus
enseñanzas. Lo que ellos hicieron al tiempo de su muerte
en el Calvario muestra lo que él les enseñó. La
importancia sagrada del sábado del séptimo día era de
tanta preocupación para ellos que ni siquiera prepararon
el cuerpo de Jesús para ser sepultado apropiadamente el
viernes, a menos que transgredieran el cuarto
mandamiento.
“Y ya al atardecer, como era el día de la
Preparación, es decir, la víspera del sábado . . . María
Magdalena, y María la de José, observaban dónde
quedaba puesto.
“Pasado el sábado, María la Magdalena, María la
madre de Jacobo, y Salomé compraron especias
aromáticas para ir a embalsamarle. Y muy de
madrugada, el primer día de la semana, llegan al
sepulcro cuando había salido el sol. Y se decían unas
a otras: ¿Quién nos hará rodar la piedra de la entrada
del sepulcro?”—Marcos 15:42, 47; 16:1–3.
Para una lectura más amplia acerca de esto, véase
Lucas 23:53–24:2.
Descubriendo una Adoración más Profunda 9
PUNTO NUMERO SIETE—De acuerdo al Nuevo
Testamento, los apóstoles de Jesús siempre
guardaron el sábado bíblico.
Los apóstoles guardaron el sábado bíblico. Léase
Hechos 13:14; Hechos 13:42; Hechos 16:13; Hechos
17:12.
Pablo se sostuvo a sí mismo fabricando tiendas; y
entonces el sábado predicaba el evangelio.
“Y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y
trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer
tiendas . . .Y discutía en la sinagoga todos los sábados, y
persuadía a judíos y a griegos . . . Y se estableció allí por
un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.”—
Hechos 18:3, 4, 11. La costumbre de Pablo era la
misma de Cristo:
guardar el sábado bíblico (Hechos 17:1-2; Lucas 4:16).
Pablo nunca enseñó que la ley moral estaba, o
podía ser puesta a un lado. Siempre regiría la conducta
de la humanidad.
“¿Luego invalidamos la ley por medio de la fe?
¡En ninguna manera! sino que afianzamos la ley!”—
Romanos 3:31.
“¿Qué, pues, diremos? ¿Permanezcamos en el
pecado para que la gracia abunde? ¡En ninguna
manera! Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo
viviremos aún en él?”—Romanos 6:1–2.
“¿Qué diremos, pues? ¿Es la ley pecado? ¡En
ninguna manera! Pero yo no conocí el pecado sino
por la ley; porque tampoco habría sabido lo que es la
concupiscencia, si la ley no dijera: No codiciarás.”—
Romanos 7:7.
Pablo vio que el problema era que necesitábamos
obedecer la ley; no había nada malo en los
requerimientos de la ley misma.
“De manera que la ley a la verdad es santa, y el
mandamiento santo, justo y bueno.”—Romanos 7:12.
10
“La circuncisión es nada, y la incircucisión es
nada; lo que importa es la observancia de los
mandamientos de Dios.”—1 Corintios 7:19.
La norma moral que gobierna a la humanidad no
fue disminuída o abolida por la muerte de Cristo;
porque, ciertamente, es a través de los méritos del
sacrificio de Cristo que podemos ser habilitados para
guardar la ley.
“Y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados.”—Mateo 1:21.
Jesús nos salva de nuestros pecados, no en
nuestros pecados. Y ya que el pecado es la
transgresión de los Diez Mandamientos, es obvio que
él nos salva capacitándonos y fortaleciéndonos para
guardar la ley.
“Todo aquel que comete pecado, infringe también
la ley; pues el pecado es infracción de la ley.”—1
Juan 3:4.
Los otros apóstoles vieron esta gran verdad, que
la norma moral que gobierna a la humanidad no fue
disminuída o abolida por la muerte de Cristo:
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan
solamente oidores, engañandoos a vosotros mismos.
Porque si alguno es oidor de la palabra pero no
hacedor de ella, éste es semejante al hombre que
considera en un espejo su rostro natural. Porque él se
considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo
era.
“Mas el que mira atentamente a la ley perfecta, la
de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor
olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será dichoso
en lo que hace . . . Porque cualquiera que guarda toda
la ley, pero ofende en un punto, se hace culpable de
todos. Así hablad, y así haced, como los que habéis
de ser juzgados por la ley de la libertad . . . Así
también la fe, si no tiene obras, está muerta en sí
misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo
Descubriendo una Adoración más Profunda 11
obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré
mi fe por mis obras.”— Santiago 1:22–25; 2:10–12,
17–18.
“En esto conocemos que amamos a los hijos de
Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus
mandamientos. Pues éste es el amor de Dios, que
guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos
no son gravosos.”— 1 Juan 5:2–3.
PUNTO NUMERO OCHO—Dios predijo en las
Escrituras que más tarde los hombres tratarían de
cambiar la ley de Dios—y especialmente el “tiempo
de la ley.”
El sábado bíblico es muy importante—porque
éste es ¡el centro de nuestro culto a Dios! Si los
hombres iban a tratar más tarde de cambiarlo a otro
día, con toda seguridad esperaríamos que la profecía
bíblica dijera que esto ocurriría.
“Y [el cuerno pequeño]hablará palabras contra el
Altísimo, y tratará duramente a los santos del
Altísimo, y pretenderá cambiar los tiempos y la ley; y
serán entregados en su mano hasta un tiempo, y
tiempos, y medio tiempo.”—Daniel 7:25.
La iglesia de la Edad Media iba a regir al mundo
por 1260 años, y durante ese tiempo trataría de
anular el tiempo sagrado de la ley de Dios y poner
uno falso en su lugar. ¡Oh cuánta blasfemia pueden los
hombres idear, cuando son tentados por Satanás para
obtener el control religioso de sus semejantes!
“Porque no vendrá [el segundo advenimiento de
Cristo] sin que antes venga la apostasía, y se
manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,
el cual se opone y se levanta contra todo lo que se
llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en
el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por
Dios.”—2
12
Tesalonicenses 2:3-4.
Dios dijo:
“Santificad mis sábados; y sean por señal entre mí
y vosotros, para que sepáis que Yo Soy Jehová
vuestro Dios.”—Ezequiel 20:20.
Luego de que el Nuevo Testamento fue concluído
y los apóstoles murieron, los hombres trataron de
transferir la santidad del séptimo día al primer día de
la semana. Así es como trataron de cambiar “el
tiempo de la Ley.”
El Catolicismo Romano: “Conviene recordar a los
Presbiterianos, Bautistas, Metodistas, y a todos los
demás cristianos, que la Biblia no los apoya de
ninguna manera en su observancia dominical. El
domingo (descanso dominical) es una institución de
la Iglesia Católica Romana, y aquellos que observan
ese día, observan un mandamiento de la iglesia
católica.”—Sacerdote Brady, en su discurso del 17 de
marzo de 1903 en Elizabeth, Nueva Jersey; reportado
en las noticias de Elizabeth de N.J., el 18 de marzo
de 1903.
“Usted puede investigar en toda la Biblia desde el
Génesis hasta el Apocalipsis, y no encontrará una sóla
línea autorizando la santificación del domingo. Las
Escrituras imponen la observancia religiosa del
sábado, un día que nunca santificamos.”—James
Cardinal Gibbon, The Faith of Our Fathers, capítulo
8.
“Si los protestantes siguieran la Biblia, le rendirían
culto a Dios en el día del sábado. Al guardar el
domingo están siguiendo una ley de la Iglesia
Católica.”—Albert Smith, Canciller de la
Arquidiócesis de Baltimore, contestando en nombre
del cardenal, en una carta del 10 de febrero de 1920.
“Ocupamos en esta tierra el lugar del Dios
Todopoderoso.”—Papa León XIII, Carta Encíclica,
Descubriendo una Adoración más Profunda 13
del 20 de junio de 1894; The Great Encyclical Letters
of Leo XIII, pág. 304.
“Pruébeme por la Biblia solamente, que estoy
obligado a santificar el domingo. No hay una ley
semejante en la Biblia. Esta es solamente una ley de
la Iglesia Católica. La Biblia dice: ‘Acuérdate del día
del sábado para santificarlo.’ La Iglesia Católica dice:
No, mediante mi autoridad divina anulo el día del
sábado y le ordeno que santifique el primer día de la
semana. Y ¡he aquí! que todo el mundo civilizado se
postra en respetuosa obediencia a la orden de la santa
Iglesia Católica!”—Sacerdote Thomas Enright,
CSSR,
Presidente del Redemptorist College, Kansas City,
MO, en una conferencia en Hartford, Kansas Weekly
Call, el 22 de febrero de 1884, y el American
Sentinel, un periódico Católico Romano de New
York, en junio de 1893, pág. 173.
“Por supuesto que la Iglesia Católica asegura que
el cambio fue hecho por ella . . . Y QUE ESE
HECHO ES UNA SEÑAL de su poder
eclesiástico.”—Desde la oficina del Cardinal
Gibbons, a través del canciller H. F. Thomas, 11 de
noviembre de 1895.
Cuán importante es que obedezcamos los
mandamientos de Dios en vez de los mandamientos de
los hombres.
“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como
esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a
quien obedecéis?”—Romanos 6:16.
“Porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y a
él solo servirás.”—Mateo 4:10.
“Mas en vano me rinden culto, enseñando doctrinas
que son preceptos de hombres.”—Mateo 5:19.
“¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos
pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal,
id en pos de él.”—1 Reyes 18:21.
14
PUNTO NUMERO NUEVE—El sábado del séptimo
día, instituído por Dios al crear este mundo, es el sello
de la autoridad de su gobierno.
El código básico gubernamental de Dios para la
humanidad son los Diez Mandamientos. De esos diez,
solamente el mandamiento del sábado revela el
nombre de nuestro Creador y Legislador.
De todos los mandamientos del Decálogo, solamente
el cuarto revela (1) el nombre, (2) la autoridad, y (3) el
dominio del Autor de esta Ley:
En seis días, (1) el Señor (2) hizo (cargo el Creador)
(3) el cielo y la tierra (dominio o territorio sobre los
cuales él gobierna). Este es el único mandamiento que
contiene el sello de Dios.
Examine el sello de un notario público o cualquier
otro sello legal. Cada sello siempre tendrá las señales de
identidad mencionadas anteriormente.
“Acuérdate del día del sábado para santificarlo . . .
Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra,
el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en
el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día del
sábado y lo santificó.”—Exodo 20:8, 11.
El mandamiento del sábado contiene el sello de
Dios, y el sábado en sí mismo—dado en este
mandamiento— está inseparablemente conectado con
este sello. Porque el sábado es la base de todo culto
verdadero a nuestro Creador. Y este culto se
encuentra en el corazón de todo nuestro reconocimiento
de su autoridad como nuestro Creador y nuestro Dios. El
sábado ha de ser siempre guardado como una señal de
que le pertenecemos. Y la observancia de éste nos coloca
dentro del círculo de este sello.
El sello es impreso para que todos conozcamos la
autoridad de dónde viene—y para que todos podamos
saber que no ha de ser cambiado. El sábado del séptimo
día viene de Dios. Que ningún hombre se atreva a
falsificarlo—porque el sello de Dios está sobre él.
Descubriendo una Adoración más Profunda 15
“Ahora, pues, oh rey, confirma el edicto y fírmalo,
para que no pueda ser revocado.”—Daniel 6:8.
“Ata el testimonio, sella la instrucción entre mis
discípulos.”—Isaías 8:16.
“Señal es [el sábado]para siempre entre mí y los
hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los
cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y
reposó.”—Éxodo 31:17.
“Y santificad mis sábados, y sean por señal entre
mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová,
vuestro Dios.”—Ezequiel 20:20.
El sábado es una potente señal del poder creador
de Dios—no solamente de esta tierra, sino también
dentro de nuestras vidas. Se requiere el mismo poder
para limpiar nuestras vidas y redimirnos que el que se
necesitó para crearnos al principio.
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio.”—Salmo
51:10.
“Porque somos . . . creados en Cristo Jesús para
buenas obras.”—Efesios 2:10.
La Biblia nos dice que habrá una obra especial de
sellamiento durante los últimos días, justo antes del
regreso de Jesús en las nubes de los cielos.
“Ví también a otro ángel que subía de donde sale
el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran
voz a los cuatro ángeles . . . diciendo: No hagáis daño
a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que
hayamos sellado en sus frentes a los siervos de
nuestro Dios.”— Apocalipsis 7:2–3 (Ezequiel 9:1–6).
“Después miré, y he aquí que el Cordeo estaba de
pie sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y
cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su
Padre escrito en la frente.”—Apocalipsis 14:1.
El nombre del Padre es una expresión de su
carácter. Cuando Moisés pidió ver la gloria de Dioa, el
Señor pasó por delante de él, y proclamó su nombre—
dijo como él era.
16
“¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y
piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y
verdad.”— Exodo 34:6.
Y mientras contemplamos la santa ley de Dios,
tenemos otra representación de su carácter. Esta es
otro aspecto de ese carácter. Son las características de
Dios impresas en la roca eterna. El desea que vivamos
esta ley en nuestras vidas.
Cuando Dios escribe su nombre en la frente suya y
en su mano derecha, esto significa que él escribe su ley
en el corazón suyo. Esta es la obra del nuevo pacto
(Hebreos 8:10; 10:16; Jeremías 31:33) y esta obra
alcanza su punto culminante cuando Dios efectúa el
“sellamiento” de su pueblo, justamente antes de que él
regrese por segunda vez en las nubes de los cielos.
¿Cómo son aquellos que están sellados? Son
completamente obedientes a la ley de Dios.
“Y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin
mancha delante del trono de Dios.”—Apocalipsis 14:5.
Pero durante la crisis final, antes de su regreso, habrá
un pueblo que rendirá obediencia a la bestia en vez de a
Dios.
“Y un tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz:
Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la
marca en su frente o en su mano, él también beberá
del vino del furor de Dios.”—Apocalipsis 14:9–10.
“Y [la bestia] hace que a todos, pequeños y
grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga
una marca en la mano derecha, o en la frente.”—
Apocalipsis 13:16.
En contraste con los que le sirven a la bestia y
reciben su marca, están aquellos que en los últimos
días servirán a Dios y recibirán su sello. ¿Cómo
pueden ser identificados? Dios nos lo ha dicho en su
Palabra. Aquí tenemos una descripción del pueblo
remanente de Dios en el tiempo del fin:
Descubriendo una Adoración más Profunda 17
“Entonces el dragón [Satanás, obrando a través de
sus agentes] se llenó de ira contra la mujer; y se fue
hacer guerra contra el resto de la simiente o
descendencia de ella, los que guardan los
mandamientos de Dios y tienen el testimonio de
Jesucristo.”—Apocalipsis 12:17.
El tercer ángel de Apocalipsis 14, que advierte a los
hombres a no recibir la marca de la bestia, a su vez les
dice cómo evitar ser marcados—guardando los
mandamientos de Dios a través de la fe en Cristo:
“Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz;
si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la
marca en su frente o en su mano, él también beberá
del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro
en el cáliz de su ira . . . Aquí está la paciencia de los
santos, los que guardan los mandamientos de Dios y
la fe de Jesús.”— Apocalipsis 14:9-10, 12.
La crisis final será ocasionada por un decreto de
la bestia, diciendo que todos los hombres deben
desobedecer un mandamiento de la ley de Dios. Las
naciones y las iglesias del mundo no demandarán de los
hombres que roben o mientan o cometan adulterio. El
creciente movimiento hacia la ley dominical nacional
está progresando con mayor fuerza con cada año que
pasa. Se ve que en este punto, y en éste solamente,
encontraremos el centro de la crisis de Apocalipsis 13 y
14.
El primer ángel de Apocalipsis 14 llama hoy en
día a los hombres en todas partes, a que rindan
homenaje a Dios—volviendo a la adoración del
Creador de todas las cosas.
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que
tenía el evangelio eterno para predicarlo a los que
habitan sobre la tierra, a toda nación, tribu, lengua y
pueblo.
“Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle
gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y
18
adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y
las fuentes de las aguas.”—Apocalipsis 14:6–7.
A medida que la crisis se acerca debemos
prepararnos.
“La observancia del domingo por parte de los
protestantes, es un homenaje que ellos rinden, a pesar
de sí mismos, a la autoridad de la Iglesia
[Católica],”— Monseñor Louis Segur, Plain Talk
About the Protestantism of Today, pág. 213.
Ya estamos enfrentando leyes de cierres dominicales
a niveles locales. A los hombres se les está prohibiendo
efectuar negocios en el primer día de trabajo de la
semana, no sea que se los multe o encarcele. Y la
situación empeorará en los días que están ante nosotros.
“Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la
bestia, para que la imagen de la bestia pudiese incluso
hablar y hacer matar a todo el que no la adorase. Y
hace que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres,
libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano
derecha, o en la frente; y que nadie pueda comprar ni
vender, sino el que tenga la marca o el nombre de la
bestia, o el número de su nombre.”—Apocalipsis
13:15–17.
Pero hay victoria para aquellos que
permanecerán fieles al Dios del cielo. Hay un poder
vencedor para quienes “guarden los mandamientos
de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14:12).
“Ví también como un mar de vidrio mezclado con
fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre
la bestia y su imagen, y su marca y el número de su
nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con arpas de
Dios.”— Apocalipsis 15:2.
PUNTO NUMERO DIEZ—El pueblo remanente de
Dios guardará el sábado bíblico, y ese santo día será
observado por toda la eternidad.
Descubriendo una Adoración más Profunda 19
(1) A pesar de que existen más de dos mil
denominaciones hoy día, el pueblo remanente de
Dios, que estará viviendo al fin del tiempo, podrá ser
identificado. Dios los ha identificado para nuestro
beneficio. Después de explicar acerca de cómo el poder
del anticristo durante la Edad Media trató por siglos de
destruir al pueblo de Dios, se nos ha dicho cómo
identificarlos en estos últimos días, justo antes de que
Cristo regrese en las nubes para reclamar a los suyos.
“Entonces el dragón se encolerizó contra la mujer;
y se fue a hacer guerra contra el resto de la
descendencia de ella, los que guardan los
mandamientos de Dios y tienen el testimonio de
Jesucristo.”—Apocalipsis 12:17.
Y el tercer ángel, después de advertir a todos los
hombres en contra de recibir la marca de la bestia, nos
dice claramente cuál será el pequeño grupo que
permanecerá separado de esta apostasía casi universal:
“Aquí está la paciencia de los santos, los que
guardan los mandamientos de Dios y la fe de
Jesús.”—Apocalipsis 14:12.
Habrá una apostasía casi universal. Todos a
nuestro alrededor pueden haber visto una ola
creciente de rebeldía en contra de los Diez
Mandamientos. Los colegios universitarios y las
universidades enseñan que el hombre no es sino un
animal que desciende de los gusanos y la ameba. Las
iglesias enseñan que Dios invalidó los Diez
Mandamientos en el Calvario, y que Jesús murió para
llevar a los pecadores al cielo tal y como son. Las
agencias gubernamentales están rebajando las
restricciones morales y permitiendo los juegos de azar, el
aborto, la homosexualidad y otros vicios.
Este mundo se está convirtiendo en una
maldición, pero pronto Dios intervendrá. La profecía
nos dice que antes del fin habrá una pequeña
20
compañía que permanecerá fiel a los mandamientos
de Dios, por la fe en Jesucristo.
(2) Y pronto este mundo malo de la actualidad
terminará súbitamente con el regreso de Jesucristo—y el
cielo comenzará para los fieles.
Y en aquel cielo ese sábado del séptimo día será
observado para siempre. El pueblo de Dios sufrió y
murió por él aquí abajo; y ellos adorarán a Dios en
ese santo día a través de las edades por venir.
Apocalipsis 21 y 22 nos dicen acerca de esta nueva
vida con Jesús, cuando el pecado habrá terminado y los
impíos ya no estarán vivos.
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el
primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el
mar ya no existe más . . . Después me mostró un río
limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal,
que salía del trono de Dios y del Cordero.”—
Apocalipsis 21:1; 22:1.
Y entonces se nos dice quién entrará en ese
hermoso mundo nuevo:
“Bienaventurados los que guardan sus
mandamientos, para poder tener acceso al árbol de la
vida y para entrar por las puertas en la ciudad.”—
Apocalipsis 22:14.
Pero aún hay algo más: Está la promesa de que
guardarán el sábado durante toda la eternidad:
“Porque he aquí que yo crearé unos nuevos cielos
y una nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria,
ni vendrá más al pensamiento . . . Edificarán casas, y
morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto
de ellas. No edificarán para que otro habite, ni
plantarán para que otro coma; porque según los días
de un árbol añoso serán los días de mi pueblo, y mis
escogidos disfrutarán de la obra de sus manos . . . El
lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león
comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento
Descubriendo una Adoración más Profunda 21
de la serpiente. No harán más daño ni destruirán en
todo mi santo monte, dice Jehová . . .
“Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra
que yo hago permanecerán delante de mí, dice
Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y
vuestro nombre. Y sucederá que de mes en mes, y de
sábado en sábado, vendrán todos a adorar delante de
mí, dijo Jehová.”— Isaías 65:17, 21–22, 25; 66:22–
23.
Ahora Ud. ha visto el plan de Dios para su pueblo.
Y éste es maravilloso. Puede comenzar para Ud.
ahora mismo. Y continuará por toda la eternidad.
¿Por qué no comenzar hoy—esta misma semana?
Pídale a Dios que lo perdone por su pasado, y dígale
que, por Su gracia, adorará a su Creador en su día.
Esta es la mejor decisión que Ud. puede tomar. Vaya
a El ahora mismo. El lo ayudará a tomar su decisión.
Y el próximo sábado—comience esa sagrada
relación con Dios durante su día, el santo día del cual se
habla en Isaías 58. Lea ese capítulo y observe las
bendiciones que El le agregará, si Ud. le permite tomar
las riendas de su vida.
Pero no piense en que no habrá problemas o
pruebas. Satanás le traerá muchos. El odia el sábado
y a quienes permanecen leales a éste. Sin embargo, si
Ud. se propone ser fiel a Dios y a su Palabra recibirá
fortaleza de lo alto para pasar por todo lo que está en
el futuro.
Y un día, muy pronto, si es fiel hasta el fin, Ud. con
todos los redimidos de todas las edades se regocijará
sobre el mar de cristal, y recibirá de la mano de Jesús la
corona del vencedor. Y recibirá ese nombre nuevo, que
denota un nuevo carácter. Y comenzará una relación con
Jesús que durará por toda la eternidad.
“Entonces uno de los ancianos tomó la palabra,
diciéndome: Estos que están cubiertos de ropas
blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?
22
“Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Éstos
son los que han venido procedentes de la gran
tribulación, y han lavado sus ropas, y las han
emblanquecido en la sangre del Cordero.
“Por eso están delante del trono de Dios, y le
sirven día y noche en su santuario; y el que está
sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre
ellos.
“Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más
sobre ellos, ni ardor alguno.
“Porque el Cordero que está en medio del trono los
pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y
Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.”—
Apocalipsis 7:13–17.
LA BIBLIA:
LA GUIA DIVINA PARA SU VIDA
EL PLAN DE REDENCIÓN: