Ceres

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Dec

23

Ceres, regente de Virgo

Ceres, el esperado regente de Virgo


Por Jorge Bosia, mientras el Sol recorre
Capricornio en 2012
Durante el mes de Agosto de este año 2006, los
diarios e Internet se hicieron eco de una discusión
protagonizada por la “crema” de los astrónomos de
todo el mundo acerca de qué debe considerarse como
Planeta y qué no debe considerarse así.
No entraremos aquí en los detalles de esa
discusión porque no es de nuestra incumbencia. Sin
embargo, sí tomaremos en cuenta la resolución final
de ese Congreso de la Unión Internacional de
Astrónomos reunido en Praga en 2006 que resolvió en
definitiva distinguir entre Planetas propiamente
dichos y Planetas “enanos”, lo cual, si bien
“degradó” a Plutón a esta última categoría,
permitió admitir dos nuevos Planetas: Ceres y el
recién descubierto Xena.
Demás está decir que Plutón, para los
Astrólogos, sigue funcionando como el que era, lo
que ha cambiado es la forma en que lo consideran
los astrónomos. Pero mucho más importante que
la astronómica “degradación” de Plutón, es el
“ascenso” a la categoría de “Planetas” (bien que,
también enanos) de Ceres y de Xena. Esta decisión
para nosotros es fundamental porque, como
astrólogos, esta nueva imagen del Sistema Solar
tiene una extraordinaria significación.
En efecto, sabido es que los Signos son doce,
mientras que con los planetas considerados hasta
2005 la Astrología, por más que incluyese al Sol y
la Luna, contaba solamente con diez astros. Esto
determinaba que dos planetas tenían “trabajo
doble”, por decir así, pues, regían o representaban
a dos Signos cada uno: Venus, que era regente de
Tauro y de Libra, y Mercurio, que era regente de
Géminis y de Virgo.
Pero ahora esta situación de incompletud ha
terminado. ¡La Astrología ha logrado su máxima
coherencia interna! Pues resulta que los dos
nuevos planetas (para nosotros el calificativo de
“enanos” es intrascendente): Ceres y Xena, calzan
como anillo al dedo como regentes de Virgo y de
Libra respectivamente.
Alguien, por supuesto, va a argumentar que en
poco tiempo más se irán sumando a la lista otros
muchos planetas enanos. Sin embargo, para
nosotros estos doce han sido “elegidos” por el
destino mismo como los primeros. Los demás que
aparezcan deberán quedar excluidos del grupo; al
menos, hasta alguna reforma que lleve más a fondo en
los detalles el sistema de la Astrología.
Digamos, antes de explicar qué significan estos
planetas, que la Astrología toma de la Astronomía
algunos datos, sobre todo referidos a la imagen que
tiene del Cosmos; pero da a estos datos un tratamiento
exclusivamente simbólico. Esto hace que Astronomía
y Astrología sean dos disciplinas totalmente
diferentes. La Astrología es una ciencia humana, su
tema son las vidas de los sujetos humanos y su
“mundo”. No tenemos, como astrólogos, nada que ver
con causas, influencias sutiles, sucesos físicos,
mediciones, distancias, y con ningún otro aspecto
cuantitativo del Cosmos, que son los que les quitan el
sueño a los astrónomos. La Astrología es una
disciplina que no trata en absoluto con nada
cuantitativo, es una disciplina de la cualidad. Esto la
diferencia esencialmente de la Astronomía, de la
Física y de todas las llamadas oficialmente “ciencias”.
No debemos olvidar tampoco que el legítimo
punto de vista en el que se coloca la Astrología es
geocéntrico. Lo cual quiere decir, simplemente, que
miramos el Cosmos desde la Tierra y lo consideramos
tal como éste se ve desde aquí. Por supuesto que tal
cosa es completamente lícita: en el Cosmos no hay
puntos privilegiados y uno puede adoptar cualquiera
como punto de observación, para pensar desde donde
más convenga a sus fines.
Veamos ahora qué nos dicen nuestros planetas
recién estrenados. Vamos a tratar en este primer
artículo la figura de Ceres. En uno posterior,
hablaremos sobre Xena.
Ceres como regente de Virgo
Ceres era considerado hasta 2005 como un
“asteroide”. Fue descubierto el 1º de Enero de 1801
por Giussepe Piazzi en Palermo, Italia, y como
dijimos, elevado ahora a la categoría de “planeta
enano”, junto con Caronte (el satélite de Plutón) y
el recientemente descubierto Xena, que nosotros
atribuimos como regente a Libra.
Respecto de Ceres, nuestra tesis es que
constituye el esperado planeta regente de Virgo.
¿Tenemos algún indicio para afirmarlo?
En principio, no deja de ser significativo que el
lugar de su descubrimiento (Palermo, Sicilia),
haya sido el hogar de la Diosa romana que le da
nombre. En efecto, como en todos los casos de los
planetas mayores, Ceres es una diosa romana,
análoga a la griega Deméter. Para nuestros fines,
podemos asimilar perfectamente a ambas figuras
mitológicas.
Un poco de etimología
Estudiemos primero los nombres de ambas
diosas.
‘Ceres’ es un nombre que está conectado con
los verbos latinos cresco y creo. El primero
significa: “brotar”; “desarrollar, aumentar”. El
segundo significa: “producir”; “expandir”. El
mismo origen tiene nuestra palabra “cereal”.
‘Deméter’, por su parte, significa “madre-
tierra” (una diosa muy parecida, sin duda, a
nuestra divinidad americana Pacha-mama). Pero
Deméter no se refiere a la Tierra como un objeto
físico que surca el espacio, tal como estamos
habituados nosotros a considerar a nuestro planeta,
sino a la faceta alimentadora de la madre tierra, en
especial, a la tierra en tanto trabajada y, por tanto,
remite a la agricultura.
Ceres y Deméter, que fueron asimiladas ya en la
Antigüedad, nos conectan pues, con el trabajo de la
tierra y, por extensión, con el trabajo en general.
Estas diosas, junto con otras semejantes que
podemos encontrar en todo Oriente cercano y el
Mediterráneo, confluyen en la figura cristiana de la
Virgen María, de donde saca su nombre el Signo de
Virgo (= La Virgen), la cual, por tanto, no es un caso
aislado o novedoso, sino un caso más, quizá una
síntesis o refundación, de las varias diosas vírgenes
pre-existentes.
Trabajo
Deméter es hija de Crono y Rhea. Su lugar
predilecto es Sicilia, aunque existían santuarios de ella
en toda la Magna Grecia y luego en todos los lugares
del Imperio Romano en que se cultivaba
especialmente el trigo y la vid.
Como ya adelantamos, Deméter alude a la Tierra
como alimentadora a partir de nuestro trabajo,
representando en nosotros la capacidad que, unida a
la fertilidad de la tierra, nos alimenta y, en tal sentido,
es también madre.
En la palabra ‘agricultura’ podemos distinguir por
un lado el término ‘agri’ que se refiere a cierta
extensión de campo -de allí palabras de tanto uso
como ‘agronomía’, ‘agrimensor’, ‘agrotécnico’,
‘agrario’, ‘agropecuario’, etc.-, y por otro lado, cultivo
o cultura. Esta segunda parte de la palabra está
directamente conectada con el trabajo humano. Pero
podemos tomar en forma amplia esta referencia:
en efecto, “el trabajo de la tierra” puede entenderse
como aquel trabajo que estamos haciendo aquí en
la Tierra, como seres corporales (terráqueos),
integrados a un contexto físico, pero también
humano.
Integración
Esta interpretación transforma a Deméter en
la diosa que preside la integración de las personas
al contexto en que habitan.
El concepto de integración es decisivo para el
destino de un ente que, como nosotros, tiene la
posibilidad de llegar a ser verdaderamente
humano.
Hay dos modos complementarios de pensar la
integración:
1. como integración de los componentes o
partes de nuestra personalidad, y
2. como integración de cada persona a los
diversos contextos en los que participa.
Ambas formas de integración están
íntimamente relacionadas. En la medida en que
estamos interiormente integrados, estaremos
también integrados exteriormente a los diversos
contextos.
La integración interior consiste en la
articulación de las cuatro facetas de la
personalidad individual: lo materno, lo paterno, lo
filial y lo fraterno –o madre, padre, hijo y hermano
interiores-.
La integración exterior puede ser muy variada y
remite a todos los contextos o sistemas en los que
tomamos parte. El trabajo es probablemente el
vehículo de integración más claro y efectivo. Pero el
trabajo debe ser entendido como aquello que nos
permite sentirnos útiles al contexto. La utilidad es el
nexo que une las partes en el nivel de Ceres y de Virgo,
la utilidad es lo que define que nuestro trabajo sea un
servicio, es decir, que sirva a los otros participantes
del contexto, y el modo en que podemos medir la
utilidad de lo que hacemos y el servicio que prestamos
es la contraprestación que obtenemos, es decir, lo que
los servicios que los demás nos dan.
La integración que se elabora mediante Ceres, es
la que nos ubica en contextos extrafamiliares,
comunitarios. La integración hacia adentro ha hace de
los roles familiares el interior de la personalidad, lo
que nos habilita a salir al mundo extra-familiar. En
éste ya no se trata de la madre, el padre, el hermano y
el hijo reales, sino de nuestras instancias interiores
equivalentes, con las que salimos a vérnosla con los
otros integrantes de la comunidad. Ceres trabaja en
ese umbral que mira hacia adentro y hacia afuera y su
función consiste en hacer interior la familia a
fin de hacernos exteriores a ella e interiores al
contexto comunitario.
Ceres representa esta determinante función de
nuestro ser.
La consecuencia de este trabajo es la elaboración
del mundo propiamente humano. Ceres es el cincel
con que se modela lo humano individual como
parte de un mundo humano. Sin Ceres estaríamos
confinados al mundo mamífero, jamás lograríamos
parirnos como humanos propiamente dichos. Ceres
nos “inicia” como el humano que estamos
llamados a ser.
La integración es un proceso complejo que
tiene facetas económicas, culturales, laborales,
educativas.
Atributos de Deméter
Los atributos de Deméter –y Ceres- son: la espiga,
la antorcha, la serpiente, el narciso y la adormidera.
La espiga
Los griegos distinguían los pueblos “comedores de
pan de trigo” de aquellos que no lo eran, y
consideraban con más respeto a los primeros. El
cultivo del trigo era visto como un símbolo de
despliegue del plano humano.
El trigo es símbolo del crecimiento y la riqueza por
medio del trabajo. Pero la espiga de trigo tiene un
simbolismo más profundo si lo llevamos al nivel de la
posibilidad de ser humanos. En efecto, a través de este
símbolo el mito hace referencia al número tres (tri-
go), clave de la integración de la personalidad
individual, tanto hacia adentro como, por supuesto,
referida al contexto social-comunitario.
Consideremos en este sentido, que el glifo de Virgo
contiene el tres, en la ‘m’ que lo forma.
El tres o la tríada es el número que soporta la
integración, imposible para el dos o la díada, que se
queda paralizado en la mera polaridad. El tercer
término es, precisamente, la integración de los otros y
su superación creativa, no dialéctica. El tres es la
síntesis de dos positividades que generan una tercera
por creación.
El narciso y la antorcha
Nos recuerda que lo que se “trabaja”
verdaderamente en Virgo es la individualidad siempre
en peligro de desbordarse de Leo, y se la trabaja,
precisamente, para que se adapte a las necesidades
que plantea nuestra existencia como seres corporales
y sociales.
En tal sentido, la antorcha representa el fuego de
Leo, es decir, nuestro fuego personal, combustible de
la expresión propia que, por supuesto, no debe quedar
extinguido al contacto con el mundo extrafamiliar,
sino adecuarse a las necesidades de la vida
interpersonal y social. La antorcha es símbolo del
brillo de un pensamiento que ha superado la
polarización típica de la mente lógica binaria, propia
de nuestro subsuelo mamífero.
La serpiente
Remite a la metamorfosis que se realiza en Virgo o
por obra de Ceres: se parte del capricho de una
individualidad sin límites y de un pensamiento
binario excluyente; para llegar a una mente trinaria,
integrada en sí misma, capaz de servir al contexto del
que se alimenta en todo sentido.
Asimismo, se parte de un modo individualista de
ser, para integrarse a conjuntos en los que se cumple
una función útil, subordinada a la lógica de tales
conjuntos.
La adormidera
Por último, la adormidera era utilizada en los
rituales debido a sus efectos narcóticos, ya que sus
cápsulas contienen morfina, y de su zumo, que es
blanco y lechoso, se obtiene el opio. ¿Qué significado
tiene esto? La adormidera permite bajar las defensas
del yo, volviendo al sujeto permeable y receptivo. Es el
necesario puente a Neptuno, planeta opuesto-
complementario de Ceres. Sin esta posibilidad de ir y
venir por ese puente jamás emergeríamos del nivel
mamífero.
La aventura con Yasión
Uno de los episodios más interesantes de
Deméter-Ceres es el que la relaciona con Yasión. El
nombre ‘Yasión’ o ‘Yasio’ está relacionado con ‘iasis’,
que significa “curación, tratamiento”. Como la
curación y el tratamiento consisten en una serie de
trabajos que responden al hecho de que nuestra
existencia está ligada a lo corporal y, por tanto,
envejece y enferma, podemos ampliar nuestro
concepto de “trabajo” también en el sentido de las
tareas que requiere el cuidado de la salud, la
reparación de la misma, la dieta, etc.
Pluto, riqueza y cultura
La unión sexual de la diosa con Yasión se produce
en un campo tres veces labrado, es decir muy
trabajado, y en una zona de tierras muy fértiles. De esa
unión nace Pluto, la riqueza (no confundir con el dios
del mundo subterráneo Plutón).
Entonces podemos abrir un nuevo nivel de
interpretación y preguntarnos: ¿el mito habla sólo
de las tareas de la agricultura y de la riqueza que
generan? ¿O quizá puede estar diciendo algo más?
Sin duda el mito habla de algo más, la metáfora
del cultivo remite inequívocamente a la cultura. Y
cultura debe ser entendida, pensamos, como
aquella tarea de integrarnos articulando todos
nuestros componentes interiores, nuestros diferentes
“personajes” internos, a fin de lograr una
personalidad individual entera, verdaderamente
“rica”, como ya desarrollamos arriba.
Se trata, con Deméter-Ceres, de desarrollar una
conciencia capaz de trabajarse a sí misma, de labrar su
propio campo agreste, para volverse, no sólo
expresiva –logro del Sol- sino también autónoma –
logro de Ceres-. Esto equivale a un desarrollo del
genuino ser humano, de las posibilidades humanas
que todos tenemos en potencia.
De modo que Deméter-Ceres está indicando
detalles preciosos acerca de la construcción del plano
humano en cada uno de nosotros.
Obsérvese que en la indicación del “campo tres
veces labrado” hay una nueva mención al tres, a la
tríada. Esta es otra valiosa sugerencia que nos está
diciendo que la construcción del plano humano no es
viable desde una mente binaria apoyada en el
principio de exclusión, sino desde una mente que
pueda extraer lo más valioso y lo más deleznable de
una dicotomía y pueda de esa manera superarla. El
entendimiento excluyente tiende a pensar las
dualidades como negaciones: A y no-A. Pero de ese
modo caemos en la exclusión. El pensar trinario toma
las dualidades como la expresión genuina de dos
entidades autónomas y libres, que tienen el mismo
derecho de expresar su ser. De tal modo, no se trata de
A o no-A, sino de A, B, C, D, etc. La síntesis, entonces
es un acuerdo que hay que lograr entre posiciones
positivas, lo que conduce naturalmente a Libra,
superando la parálisis y el estancamiento del
entendimiento binario excluyente.
Ceres y la ecología
Y hay, por último, un significado más en
Deméter-Ceres: es la diosa que más tiene que ver
con lo que hoy llamamos “cuidado del ambiente”,
“ecología”, “desarrollo sustentable”, etc. Esto está
explícitamente dicho en el episodio que la diosa
tiene con un tal Erisictón, personaje brutal y
desmedido que, desoyendo las advertencias de
Deméter, tala un bosque sagrado para construir
con la madera una sala de banquetes. La respuesta
de la diosa no se hará esperar: Erisictón será presa
de un hambre insaciable que lo llevará primero a
la ruina económica, a prostituir a su hija, a
comerse a sus familiares y, finalmente, a
autofagocitarse. Una verdadera advertencia acerca
de la suicida tendencia consumista que va
aceleradamente ganando a los actuales
“erisictones”.
La importancia de la sustitución de
Mercurio por Ceres como regente de Virgo
Debemos reflexionar también acerca del
fundamental cambio que implica que Ceres asuma
como regente de Virgo en lugar de Mercurio.
Mientras Mercurio sea el regente
aceptado de Virgo, viviremos bajo el
imperio del comercio. Virgo será reducido
así al “mercado” y toda la estructura conexa que
depende éste: la ciencia, la lógica, la informática,
los sistemas. Todo al servicio del inefable
“mercado”. La justicia social, la variedad de las
especies, la salud de la tierra y sus habitantes, son
sacrificadas al mercado. El mercado es la instancia
suprema que justifica todas las aberraciones,
injusticias, guerras, y arbitrariedades. La doctrina
vigente en casi todo el mundo, conocida como
“neo-liberalismo”, es la forma teórica de la regencia de
Mercurio sobre Virgo.
Por tanto, el cambio de regencia por Ceres permite
abrigar la esperanza de un cambio. Ceres, ante todo,
es una diosa, una figura femenina y cercana a la
Pachamama, respetuosa del equilibrio ecológico. No
tiene mucho que ver con el “mercado”, sino con la
curación, la salud, la integración de nuestra especie
como parte de la Tierra.
Que Ceres se haya elevado a planeta y que
podamos instalarlo en su lugar: Virgo, relevando a
Mercurio, es una señal promisoria para la especie.
‘economía’: “las reglas para llevarse bien con nuestra
Los astrólogos tenemos un papel central en esto,
empujando la consciencia humana hacia un habitar la
Tierra y no meramente consumir sus recursos, para ir
de la economía a la ecología, o simplemente, para
recuperar el verdadero sentido del término casa”, y no
esa supuesta “ciencia” que olvida la dimensión
humana y terrestre en aras de la codicia ilimitada.
Síntesis de los significados astrológicos de
Ceres
Luego de este primer análisis –que suponemos se
irá afinando con el correr del tiempo y el aporte de
muchos otros colegas- hecho sobre el significado de
Ceres, podemos resumir los resultados
provisoriamente en los siguientes:
Ceres, como regente de Virgo, nos da indicios
invalorables sobre:
El proceso de integración personal.
Y esto en sus distintos aspectos
complementarios:
• Como proceso interno,
psicológico, de las facetas de la
personalidad individual.
• Como proceso de participación en
el contexto social a través del trabajo y
la cultura.
• Como indicador de enfermedades
o síntomas que aquejan a una persona y
a la comunidad, y de las formas
adecuadas de superación de las mismas.
Es decir: como indicador de los
desajustes referidos a la salud, así como
de las dietas, cuidados, terapias, etc. que
se realicen para volver a armonizar el
organismo y la conducta en sí mismo y en
relación con el contexto en que participa.
• Como proceso de cuidado,
reparación y preservación de los
sistemas vivos que constituyen la
Tierra.
Publicado Yesterday por Jorge Bosia

Jorge Bosia, astrología argentina

Mi mirada sobre la astrología, la filosofía y la vida

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