Doctrina Drago

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D.I.P.

TEORIA DRAGO 27/ MAYO/2011

Luis Mara Drago consider que la Argentina no poda quedar impasible frente a hechos que eran algo ms que una amenaza imperialista. Circunstancialmente sirvi para defender los intereses venezolanos pero luego servir para resguardar nuestros y los de muchas otras naciones. En la actualidad, polticos y pensadores, han desarrollado escritos que, respaldndose en esta doctrina y en otros puntos del derecho internacional apuntan a reducir nuestros compromisos internacionales hasta la posibilidad de recurrir al no pago de estos. De esta manera queda en evidencia la vigencia de esta tesis elaborada hace ms de un siglo Biografa Luis Mara Drago: Naci un 6 de mayo de 1859 en la ciudad de Buenos Aires. Se lo reconoce como uno de los ms importantes internacionalistas que haya tenido alguna ves el pas. Su principio de que ningn gobierno debe apoyar las armas reclamos pecuniarios contra otro pas forma parte hoy de la jurisprudencia de derecho internacional con el nombre de Doctrina Drago. Estudio es su ciudad natal y se gradu de abogado en 1882 en la U.B.A. con una tesis sobre el poder marital. Consagrado en los estudios jurdicos que el dieron temprana notoriedad, se lo nombr juez en lo civil y en lo penal en la provincia de Buenos Aires. Algunos de sus trabajos relativos a su especialidad fueron: La Literatura del Slang (1882), La Idea del Derecho (con J. N. Matienzo, 1883), Coleccin de Fallos en Materia Civil y Comercial (1886). De esta ultima obra se hicieron dos ediciones una traduccin al italiano y la segunda con prologo de Francisco Ramos Meja. Actu en el periodismo, en el diario La Nacin, La Tribuna Nacional, El Sensor y fue redactor en jefe de El Diario. En 1890, intervenida la provincia de Bs. As, siendo fiscal del Estado, renunci al cargo y trabajo de abogado. Dejo en ella testimonio de su talento jurdico. En 1902 el P.A.N. lo llevo a la Cmara de Diputados, integrando la llamada Lista de Oro. Intervino en debates como el de la fusin de los ferrocarriles, el de las incompatibilidades parlamentarias; en proyectos como el de las reformas al rgimen de bienes de la sociedad conyugal y sobre la inmovilidad de los jueces y camaristas de fuero ordinario. En agosto de ese ao se lo designa Ministro de Relaciones Exteriores. Desempeando ese cargo produjo la nota celebre sobre el conflicto en que se hallaba la Republica de Venezuela, oponindose a la intervencin de pases extranjeros para cobrar coercitivamente las deudas publicas. Su tesis expuesta en La Republica Argentina y el Caso de Venezuela (1903) y en Cobro Coercitivo de Deudas Publicas (1906) pas a ser conocida, en Derecho Internacional, como Doctrina Drago. En 1910 formulo otra doctrina conocida en el derecho internacional pblico como Doctrina de las Bahas Histricas. En 1912 se desempeo en el congreso nacional y luego se le nombr profesor de Derecho Civil en la U.B.A. y miembro de la Comisin Reformadora del Cdigo Penal. Falleci en 1921 en Buenos Aires. Bibliografa 7 1

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El 23 de mayo de 1899 el general Cipriano Castro, invadi desde Colombia, ya que se encontraba desterrado por problemas polticos, a Venezuela. El 23 de Octubre, en Caracas, fue proclamado Jefe del Poder Ejecutivo. Esta invasin dur 153 das, en un recorrido de ms de mil kilmetros y cost 3.500 victimas. La inestabilidad poltica y las guerras civiles, no interfirieron con el concepto de propiedad que estos tenan, a pesar de favorecer a los venezolanos era sustancial en sus relaciones con el mundo exterior. Esos derechos de propiedad nunca fueron cuestionados, ni en su esencia ni en su variedad, y no haba discriminacin venezolanos o entre quienes no lo fueran. Hasta el Rgimen de Cipriano Castro (escribi el historiador John Lombardi), la mayora de los gobiernos venezolanos lograron tener a los extranjeros razonablemente contentos y pagar lo suficiente a cuenta de las deudas de Venezuela para que la intervencin extrajeras se limitara a las protestas y amenazas del embajador Con Castro al Poder, la situacin vari. Lombardi percibe sus causas: la penuria de la tesorera, los excesos del dictador, el efecto acumulado de mas de un dcimo de ejercicios guerrilleros; para Venezuela el siglo XIX haba sido una poca de violencia, destruccin y guerras civiles, e inevitablemente, de desorden administrativo. La deuda pblica haba incrementado de 113 a 208 millones de bolvares. En 1902, la Revolucin Libertadora incendi al pas de un extremo a otro, concertando una fuerza de 16.000 hombres, la ms numerosa de nuestras guerras civiles y la mejor dotada de armamento, debido al financiamiento que logro por parte de las compaas extranjeras interesadas en el derrocamiento del rgimen de Cipriano Castro. Esta tuvo la particularidad de que a las disensiones civiles, conflictos y ambiciones extrajeras. Apenas una semana antes del estallido de la revolucin, el embajador de Alemania ante la Casa Blanca dirigi un memorando al gobierno de los EE.UU. sobre sus querellas con Venezuela. Como prologo a una accin que se vislumbraba en el horizonte, el 11 de diciembre de 1901, la embajada imperial de Alemania en Washington le haba dirigido al departamento de estado una memoria sobre sus quejas contra Venezuela. La embajada expona que exista un reclamo por conceptos de deudas no canceladas por la construccin del Gran Ferrocarril de Venezuela con la compaa del Berliner Disconto Gesellschaft, montantes a 6 millones de bolvares (el crdito total haba sido de 33 millones de bolvares). Los intereses no haban sido pagados regularmente durante los ltimos 7 aos, alejaba el embajador Kiser. La conducta del gobierno venezolano podra, tal ves, y hasta un cierto grado, ser explicada y excusada por la psima situacin financiera del Estado, se escriba en la memoria, pero nuestras reclamaciones adicionales contra Venezuela, que datan de las guerras civiles de los aos 1898 a 1900, han tomado en meses recientes un carcter mucho mas serio. La embajada imperial describi un panorama dramtico: muchos comerciantes alemanes residentes en Venezuela, o propietarios de tierras, han sido objeto de prstamos compulsorios, sus ganados han sido tomados sin pago alguno durante la guerra, y sus casas han sido asaltadas. El total de estos reclamos privados ascendan, segn el clculo imperial, a 2 millones de bolvares, el cual deba ser dividido entre 35 reclamantes, en parte, gente pobre. Visiblemente, el gobierno venezolano no tiene intenciones de reconocer estas demandas. La conducta del Gobierno venezolano debe considerarse, por consiguiente, como un intento frvolo de evadir estas obligaciones. Mas all de las quejas de la memoria imperial, lo que la embajada alemana quera hacer de del conocimiento del gobierno norteamericano era simple, y lo escrib ya al final de la extensa nota: Nosotros declaramos de modo especial que, bajo ninguna circunstancia, pretendemos ni la adquisicin de territorio venezolano ni su ocupacin permanente. De modo que el bloqueo previsto y organizado con un ao de antelacin solo deba ser interpretado como una forma de coercin. El gobierno del

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Kiser despejaba el camino, garantizndole a Washington que no intentaran nada que tuviera que ver con conquistas territoriales: entre lneas, respeto al principio de la doctrina Monroe. El secretario de Estado, John Hay, consider pertinente citar las palabras del presidente Roosevelt en su mensaje al congreso el 3 de diciembre, en las cuales se lea: la doctrina Monroe es una declaracin segn la cual no puede haber anexiones territoriales por potencias no americanas a expensas de pases americanos.Esta doctrina, aadi Roosevelt, no tiene relacin alguna con las cuestiones comercialesNo protegemos a ningn Estado que sea castigado por su conducta irregular Desarrollo: A pocos meses de terminada la Segunda Conferencia Panamericana en Mxico, hacia fines de 1902, las costas de Venezuela fueron bombardeadas por unidades navales de Gran Bretaa y Alemania, a las que se agregaron las de Italia. El objetivo de esta intervencin conjunta fue exigir el cobro de las deudas del gobierno venezolano pendientes con particulares europeos. Esta intervencin desafiaba a la doctrina Monroe (Amrica para los americanos), el gobierno norteamericano lo justific con el llamado "primer Corolario Roosevelt", que limitaba la aplicacin de la doctrina a los casos de adquisicin de territorio en Amrica por parte de una potencia no americana, y amparaba la intervencin de potencias extra-continentales originada por el cobro de deudas como la efectuada por las potencias europeas en Venezuela. Mientras tanto en Argentina Luis Mara Drago era designado Ministro de Relaciones Exteriores, del gobierno de Julio Argentino Roca El gobierno Norteamericano apoyaba a los agresores europeos, por esto el dictador venezolano Cipriano Castro (1899-1908) opt por aceptar las condiciones de estos, el 1 de enero de 1903. El 13 de febrero, Castro reconoci a travs del protocolo de Washington la justicia de los reclamos europeos, pagando algunas deudas de inmediato y otras a travs de comisiones, establecindose en garanta hasta el 30 % del ingreso de las aduanas de La Guayra y Puerto Cabello, lo que fue percibido por agentes belgas. En la Argentina mientras tanto se viva un Clima de Histerismo, ya que para la europeizada elite Argentina esta injerencia de las potencias europeas, se vea como una amenaza a la regin. En el congreso, la intervencin europea produjo una separacin, se haban formados dos grupos: el primero, eran partidarios de efectuar una declaracin de solidaridad Sudamericana Venezuela; y el segundo, eran proclives a no adoptar ninguna medida que pudieran generar tensiones en los lucrativos vnculos argentinos con Europa. Por el lado de los medios de prensa, los primeros das de la intervencin europea en Venezuela reflejaron preocupacin. La Prensa, peridico cuyos editoriales evidenciaron un punto de vista generalmente hostil al gobierno norteamericano, apel con reservas a la Doctrina Monroe, explicitando que los estados latinoamericanos haban ganado su independencia sin Estados Unidos, y que deban retenerla sin la ayuda de la gran potencia americana. Tampoco el matutino ahorr crticas a la intervencin europea, sealando que las naciones latinoamericanas deban denunciarla. Incluso dicho diario lleg a acusar al gobierno de Roca de aislacionismo, clamando por la formacin de un bloque americano, sugiriendo en el editorial del 21 de diciembre de 1902 una "Sudamrica para los sudamericanos". Por su parte, La Nacin de Bartolom Mitre, aunque generalmente menos hostil hacia Estados Unidos que La Prensa, adopt con relacin a la intervencin europea en Venezuela un punto de vista similar. El 13 de diciembre de 1902, rechaz tanto la actitud europea como la interpretacin de la Doctrina Monroe como instrumento legal que confera a Estados Unidos el derecho de intervenir en 3

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una nacin con serios problemas financieros como el caso de Venezuela. Mientras tanto, el diario de Carlos Pellegrini, El Pas, calific a la Doctrina Monroe como una "ficcin", y llam a una accin conjunta de la Argentina, Brasil y Chile. En esas circunstancias, Luis Mara Drago, ministro de relaciones exteriores argentino entre agosto de 1902 y julio de 1903, prepar una nota, protestando por los sucesos de Venezuela, con fecha 29 de diciembre de 1902 y dirigida al ministro argentino en Washington, Martn Garca Merou, para que ste la presentara al gobierno norteamericano. La nota incluy lo que ms tarde se dio en llamar la Doctrina Drago. El argumento central de esta doctrina sostiene que "la deuda pblica no puede dar lugar a la intervencin armada, ni menos a la ocupacin material del suelo de las naciones americanas por una potencia europea. La postura del canciller argentino constituy en este caso un respaldo al texto de la Doctrina Monroe y a la vez una fuerte crtica hacia las prcticas intervencionistas en la regin, tanto de origen europeo como estadounidense. En el citado despacho del 29 de diciembre de 1902 Drago, sostuvo los siguientes argumentos: (...) Entre los principios fundamentales del Derecho Pblico Internacional que la humanidad ha consagrado, es uno de los ms preciosos el que determina que todos los Estados, cualquiera que sea la fuerza de que dispongan, son entidades de derecho, perfectamente iguales entre s y recprocamente acreedoras, por ello, a las mismas consideraciones y respeto. El reconocimiento de la deuda, la liquidacin de su importe, pueden y deben ser hechos por la nacin, sin menoscabo de sus derechos primordiales como entidad soberana, pero el cobro compulsivo e inmediato, en un momento dado, por medio de la fuerza, no traera otra cosa que la ruina de las naciones ms dbiles y la absorcin de su Gobierno con todas las facultades que le son inherentes por los fuertes de la tierra. Otros son los principios proclamados en este Continente de Amrica. "Los contratos entre una nacin y los individuos particulares son obligatorios, segn la conciencia del soberano, y no pueden ser objeto de fuerza compulsiva -deca el ilustre Hamilton-. No confieren derecho alguno de accin fuera de la voluntad soberana". Los Estados Unidos han ido muy lejos en ese sentido. La enmienda undcima de su Constitucin estableci, en efecto, con el asentimiento unnime del pueblo, que el Poder Judicial de la nacin no se extiende a ningn pleito de ley o de equidad seguido contra uno de los Estados Unidos por ciudadanos de otro Estado, o por ciudadanos o sbditos de un Estado extranjero. La Repblica Argentina ha hecho demandables a sus provincias y aun ha consagrado el principio de que la nacin misma pueda ser llevada a juicio ante la Suprema Corte por los contratos que celebra con los particulares. Lo que no ha establecido, lo que no podra de ninguna manera admitir, es que, una vez determinado por sentencia el monto de lo que pudiera adeudar, se le prive de la facultad de elegir el modo y la oportunidad del plazo, en el que tiene tanto o ms inters que el acreedor mismo, por que en ello estn comprometidos el crdito y el honor colectivos. (...) El reconocimiento de la deuda pblica, la obligacin definida de pagarla, no es, por otra parte, una declaracin sin valor porque el cobro no pueda llevarse la prctica por el camino de la violencia. (...) El cobro militar de los emprstitos supone la ocupacin territorial para hacerlo efectivo y la ocupacin territorial significa la supresin o subordinacin de los gobiernos locales en los pases a que se extiende. Tal situacin aparece contrariando visiblemente los principios muchas veces proclamados por las naciones de Amrica y muy particularmente la Doctrina de Monroe con tanto celo sostenida y defendida en todo tiempo por los Estados Unidos, doctrina a que la Repblica Argentina ha adherido antes de ahora. (...) Lo nico que la Repblica Argentina sostiene y lo que vera con gran satisfaccin consagrado con motivo de los sucesos de Venezuela, por una nacin que, como los Estados Unidos goza de tan grande 4

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autoridad y podero, es el principio ya aceptado de que no puede haber expansin territorial europea en Amrica, ni opresin de los pueblos de este Continente, porque una desgraciada situacin financiera pudiese llevar a alguno de ellos a diferir el cumplimiento de sus compromisos. En una palabra, el principio que quisiera ver reconocido, es el de que la deuda pblica no puede dar lugar a la intervencin armada, ni menos a la ocupacin material del suelo de las naciones americanas por una potencia europea. En su nota enviada al gobierno de Estados Unidos, Drago demostr dos elementos fuertemente interrelacionados: el primero, su explcito respaldo a la Doctrina Monroe y su preocupacin por la intervencin europea en Venezuela -preocupacin que Drago comparti con muchos miembros de la elite argentina de la poca, entre ellos el propio presidente Roca-. El segundo, que el uso de la fuerza contra Venezuela implicaba una ocupacin territorial, alternativa contraria a la Doctrina Monroe. En este sentido, la Doctrina Drago respald el uso de la Doctrina Monroe. Fue una apertura hacia una poltica multilateral basada en el concepto regional de hemisferio occidental, una extensin de los principios de Monroe y de las esperanzas de James Gillespie Blaine y Domingo Faustino Sarmiento en la colaboracin interamericana. En una clara manifestacin del esfuerzo del gobierno norteamericano por justificar ante las autoridades argentinas la insoslayable contradiccin existente entre el contenido de la Doctrina Monroe y su efectiva aplicacin, contradiccin evidenciada en el apoyo de Washington a la intervencin de las potencias europeas en Venezuela, el secretario de Estado norteamericano John Hay coment sugestivamente al embajador argentino Garca Merou, que: Sin expresar asentimiento ni disentimiento con las doctrinas hbilmente expuestas en la nota del Ministro argentino de Relaciones Exteriores, de fecha 29 de diciembre 1902, la posicin general del gobierno de los Estados Unidos en este asunto est indicada en recientes mensajes del Presidente (Roosevelt). El Presidente declar en su mensaje al Congreso de 3 de diciembre de 1901, que por la doctrina Monroe "no garantizamos a ningn estado contra la represin que pueda acarrearle su inconducta, con tal que esa represin no asuma la forma de adquisicin de territorio por ningn poder no americano". En su respuesta al ministro de relaciones exteriores argentino, el secretario John Hay dej de lado prudentemente toda aprobacin o desaprobacin de la Doctrina Drago. Pero pronto qued evidenciado que la interpretacin que el canciller y jurista argentino hizo de la Doctrina Monroe nada tena que ver con la del gobierno norteamericano, ms cercana al intervencionismo unilateral con disfraz panamericanista que a un panamericanismo de alcance amplio como el que propuso Drago. Nuevamente, y paradjicamente debido al expreso respaldo de la Doctrina Drago a la Doctrina Monroe, las diferentes prioridades de las polticas exteriores argentina y norteamericana impidieron un acercamiento entre ambas naciones bajo el signo del panamericanismo. Como sostiene Peterson, La respuesta de Roosevelt a una propuesta argentina que podra haber llevado a una genuina panamericanizacin de la doctrina de Monroe fue su corolario unilateral. Drago no fue rechazado abiertamente, pero la singular oferta argentina en favor del panamericanismo se vio bruscamente frustrada y debi ser retirada sin demoras. No importa qu lado eligieran, cara o cruz, los argentinos parecan destinados a enfrentar la rivalidad norteamericana En la opinin de Sheinin, el "Corolario Roosevelt" form parte de una ideologa imperial del gobierno norteamericano que extendi la visin de Destino Manifiesto desde la zona del Caribe hacia las naciones de habla hispana a lo largo del hemisferio. Mientras Estados Unidos adopt la forma de control directo en la Cuenca del Caribe, la estrategia utilizada para el Cono Sur fue la de la "diplomacia

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de control". La aplicacin de ambas formas de control imperial norteamericano demostraron una enorme continuidad a lo largo de las dos primeras dcadas del siglo XX. En ese lapso, una Combinacin de prejuicio racial, sentido modificado de Destino Manifiesto y expansin econmica sald las diferencias partidarias en el gobierno de Washignton en funcin de una poltica de largo plazo que apuntase a la estabilidad de los intereses norteamericanos en Amrica latina. El "Corolario Roosevelt" demostr el abismo que, en la prctica, separ a la Doctrina Monroe de la Doctrina Drago. Curiosamente, en agudo contraste con el desinters de la administracin Roosevelt hacia la propuesta de Drago, la opinin pblica norteamericana dio a sta un apoyo entusiasta. Los peridicos ms representativos, desde Boston a Los ngeles y desde Minnepolis hasta Atlanta, expresaron su aprobacin a la Doctrina Drago. Por ejemplo, un redactor de The North American Review afirm que "Nuestro Departamento de Estado debe abstenerse, de aqu en adelante, de dar su ayuda a los acreedores locales cuando se trate de cobrar deudas corrientes de los gobiernos de los pases de Amrica Latina". Para el Harper's Weekly, la nota de Drago sealaba "el comienzo de una poca" en las relaciones entre Buenos Aires y Washington, dado que la Argentina nunca haba aceptado oficialmente la Doctrina Monroe. Estas alabanzas de los medios de prensa norteamericanos hicieron creer a las autoridades argentinas que su voz estaba siendo oda en el mundo. En Buenos Aires la nota de Drago despert un clima de optimismo similar al generado en Estados Unidos. En su mensaje anual de 1903, el entonces presidente Julio Argentino Roca manifest su satisfaccin por el hecho de que la nota del canciller argentino no hubiera cado en el vaco, a pesar de que el gobierno de Estados Unidos no haba realizado pronunciamiento alguno respecto del nudo del pensamiento de Drago, es decir, respecto de la poltica a seguir frente a un cobro compulsivo de la deuda pblica de un pas. El propio Drago public un libro en el que reprodujo los recortes de diarios norteamericanos que Garca Merou le haba enviado con profusin. Por su parte, los editorialistas del diario La Nacin estuvieron convencidos de que el apoyo popular en Estados Unidos a la Doctrina Drago "habra de llevar eventualmente al gobierno norteamericano a declararse francamente a favor de nuestra doctrina Pronto este optimismo inicial de los medios de prensa argentinos y norteamericanos dio paso a la realidad, mostrando la distancia que separ en los hechos a la Doctrina Drago de la Doctrina Monroe y su versinaggiornada, el Corolario Roosevelt. Si bien el gobierno norteamericano incorpor el principio de la Doctrina Drago de la no intervencin europea por motivos de deuda en los pases latinoamericanos, las autoridades de Washington no estuvieron dispuestas a ceder su propio derecho de intervencin. Debido a ello, prefirieron seguir su propia poltica con respecto al cobro compulsivo de la deuda pblica. De acuerdo con el Corolario Roosevelt, el control y custodia norteamericanos en el rea del Caribe, fortaleciendo a gobiernos impotentes, prevendra las insolvencias financieras que podan justificar el uso de la fuerza. Vale aclarar que el Corolario Roosevelt no gener inicialmente indignacin en la clase poltica argentina. . Por el lado norteamericano, el propio presidente Roosevelt inici un camino tendiente a reconocer en forma parcial la doctrina Drago, citando las opiniones del ex ministro de relaciones exteriores argentino en su mensaje al Congreso de 1906, gesto que Drago agradeci solicitando a la legacin norteamericana que se transmitiera su reconocimiento al mandatario norteamericano. 6

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En la Tercera Conferencia de Ro de Janeiro de 1906, la delegacin de Estados Unidos apoy una resolucin que invitaba a examinar el punto del cobro compulsivo de la deuda pblica -cuestin clave de la doctrina Drago-, en la Segunda Conferencia Internacional de La Haya de 1907. Otro gesto de aparente reconocimiento del gobierno norteamericano a los esfuerzos de Drago fue el de asegurar la representacin de los estados latinoamericanos en la Conferencia de La Haya. Entre los delegados por la Argentina, estuvieron justamente Luis Mara Drago y Roque Senz Pea. Mediante una serie de acciones, los representantes de Washington pusieron en evidencia sus reservas para aprobar el proyecto argentino, especialmente en las cuestiones vinculadas a la prohibicin absoluta de toda intervencin y la propuesta para su cumplimiento multilateral. En la Conferencia de La Haya de 1907, la delegacin de Estados Unidos propuso una versin moderada de la doctrina Drago, por la que la renuncia al uso de la fuerza para obtener el pago de la deuda estaba condicionada a la aceptacin de una solucin arbitral por la nacin deudora. El delegado estadounidense Horace Porter present la proposicin que lleva su nombre, que expresaba: Artculo 1- Las potencias contratantes convienen en no recurrir a la fuerza armada para el cobro de "deudas contractuales" al Gobierno de un pas por el Gobierno de otro pas, como debidas a sus nacionales. Sin embargo esta estipulacin no podr ser aplicada, cuando el Estado deudor rechace o deje sin respuesta un ofrecimiento de arbitraje, o en caso de aceptacin, haga imposible el establecimiento del compromiso, o despus del arbitraje deje de conformarse a la sentencia pronunciada. Artculo 2- Queda, adems, convenido que al arbitraje mencionado en el prrafo segundo del artculo precedente, ser sometido a los procedimientos previstos en el ttulo IV, captulo 3 de la Convencin de La Haya para el arreglo pacfico de los conflictos internacionales. La sentencia arbitral determinar, salvo los arreglos particulares de las partes, el tiempo y el modo de pago (16). El jurista argentino reaccion contra semejante distorsin de su proyecto original con un extenso discurso cuyos dos ltimos prrafos expresaban lo siguiente: En un momento memorable la Repblica Argentina proclam la doctrina que excluye del Continente americano las operaciones militares y la ocupacin de territorios, derivadas de emprstitos de Estado. Aun cuando se apoya en consideraciones muy serias y muy fundamentales, se trata de un principio de poltica, y de poltica militante, que no puede ser, y que no admitiramos que fuera discutido ni votado en esta Asamblea. Lo enuncio, sin embargo, para reservarlo expresamente, y para declarar en nombre de la Delegacin Argentina, que ella entiende mantenerlo como doctrina de su pas en toda la integridad del despacho de 29 de diciembre de 1902, que nuestro Gobierno dirigi a su representante en Washington, con ocasin de los sucesos de Venezuela. Con esa reserva, que ser debidamente consignada, y que versa sobre la deuda pblica o deuda nacional proveniente de emprstitos de Estado, la delegacin argentina aceptar el arbitraje, rindiendo as nuevo homenaje al principio que tantas veces su pas ha consagrado La Proposicin Porter fue objeto de reservas por once estados participantes de la Conferencia de La Haya, entre ellos la Argentina. En la sesin del 27 de julio de 1907, la delegacin argentina vot en favor de la Proposicin Porter, con dos reservas: 1) En lo que respecta a las deudas provenientes de "contratos ordinarios" entre el nacional de un Estado y un Gobierno extranjero, no se recurrir al arbitraje sino en el caso especfico de la denegacin de justicia por las jurisdicciones del pas del contrato, que deben ser previamente agotadas. 2) Los "emprstitos pblicos" con emisiones de bonos, que constituyen la deuda nacional, no podrn 7

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dar lugar, en ningn caso, a la agresin militar ni a la ocupacin material del suelo de las naciones americanas. Result evidente la renuencia de la mayora de los dirigentes latinoamericanos a la admisin del derecho a hacer uso de medidas de fuerza; por ello ni la Argentina ni ningn otro estado sudamericano ratific la proposicin. Vale agregar que la aplicacin de la doctrina Drago tambin hall limitaciones en el mismo Ministerio de Relaciones Exteriores argentino. En las instrucciones otorgadas por la Cancillera a la delegacin argentina enviada a la Tercera Conferencia Panamericana de Ro de Janeiro en 1906, la doctrina fue considerada como destinada a una aplicacin mundial, y no hemisfrica. Este cambio en la posicin original de la doctrina provoc el rechazo de Drago a participar del cnclave de Ro. Conclusin Todo el proceso histrico que precede a la Doctrina Drago es tan importante para su desarrollo como el mismo hecho de su declaracin y su inclusin en el derecho internacional. Este gran jurista argentino, adems de actuar con claro sentido latinoamericanista, defendi nuestros derechos de forma anticipada dejando claramente fijados los lmites para los acreedores. De esta manera Argentina lleva hoy una deuda grande con varios organismos sin embargo puede negociar con cierta libertad aunque existen presiones de otro tipo pero gracias al documento elaborado por Drago la armada es ilegal. As vemos la importancia de la Doctrina Drago que no pierde vigencia hasta el da de hoy, a 101 aos de su creacin, que sigue defendiendo no slo nuestros derechos sino que tambin los de otras naciones que sufren las deudas contradas con los pases y organismos de prstamo.Anexo Biografa Luis Mara Drago: Naci un 6 de mayo de 1859 en la ciudad de Buenos Aires. Se lo reconoce como uno de los ms importantes internacionalistas que haya tenido alguna ves el pas. Su principio de que ningn gobierno debe apoyar las armas reclamos pecuniarios contra otro pas forma parte hoy de la jurisprudencia de derecho internacional con el nombre de Doctrina Drago. Estudio es su ciudad natal y se gradu de abogado en 1882 en la U.B.A. con una tesis sobre el poder marital. Consagrado en los estudios jurdicos que el dieron temprana notoriedad, se lo nombr juez en lo civil y en lo penal en la provincia de Buenos Aires. Algunos de sus trabajos relativos a su especialidad fueron: La Literatura del Slang (1882), La Idea del Derecho (con J. N. Matienzo, 1883), Coleccin de Fallos en Materia Civil y Comercial (1886). De esta ultima obra se hicieron dos ediciones una traduccin al italiano y la segunda con prologo de Francisco Ramos Meja. Actu en el periodismo, en el diario La Nacin, La Tribuna Nacional, El Sensor y fue redactor en jefe de El Diario. En 1890, intervenida la provincia de Bs. As, siendo fiscal del Estado, renunci al cargo y trabajo de abogado. Dejo en ella testimonio de su talento jurdico.

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En 1902 el P.A.N. lo llevo a la Cmara de Diputados, integrando la llamada Lista de Oro. Intervino en debates como el de la fusin de los ferrocarriles, el de las incompatibilidades parlamentarias; en proyectos como el de las reformas al rgimen de bienes de la sociedad conyugal y sobre la inmovilidad de los jueces y camaristas de fuero ordinario. En agosto de ese ao se lo designa Ministro de Relaciones Exteriores. Desempeando ese cargo produjo la nota celebre sobre el conflicto en que se hallaba la Republica de Venezuela, oponindose a la intervencin de pases extranjeros para cobrar coercitivamente las deudas publicas. Su tesis expuesta en La Republica Argentina y el Caso de Venezuela (1903) y en Cobro Coercitivo de Deudas Publicas (1906) pas a ser conocida, en Derecho Internacional, como Doctrina Drago. En 1910 formulo otra doctrina conocida en el derecho internacional pblico como Doctrina de las Bahas Histricas. En 1912 se desempeo en el congreso nacional y luego se le nombr profesor de Derecho Civil en la U.B.A. y miembro de la Comisin Reformadora del Cdigo Penal. Falleci en 1921 en Buenos Aires.

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