La Estética Del Mal: El Arte Inmoral En: Estrella Distante de Bolaño
La Estética Del Mal: El Arte Inmoral En: Estrella Distante de Bolaño
ALICIA HEIM
Freie Universität Berlin
Resumen
Este trabajo se enfoca en Carlos Wieder y su arte del mal en Estrella distante de Bolaño. Se
sostiene que la práctica artística en la novela sirve para revelar los crímenes cometidos durante
la dictadura militar, de acuerdo con una relación directa entre los pseudónimos elegidos por
el protagonista y la forma de arte que realiza. Así, se le considera como personaje malévolo
que encuentra las condiciones perfectas en la dictadura, pero que transgrede las fronteras de
lo aceptado por la junta con una exposición fotográfica, lo que se interpreta como el comienzo
de un proceso de decadencia que lleva inevitablemente a la muerte de Wieder. Además del
análisis artístico, se ofrece una nueva propuesta genérica para la novela.
Palabras clave: arte, poesía, fotografía, violencia, mal, Chile, dictadura militar, novela del
dictador, Künstlerroman, novela del artista
Abstract
This work focusses on Carlos Wieder and his evil art in Bolaño’s novel Estrella distante. It will
be shown that the protagonist’s art uncovers the crimes during the Chilean regime and that
there is a connection between the pseudonyms he uses and the kind of art he creates.
Understood as an evil character, he finds the perfect conditions during this dictatorship.
Nevertheless, with an exhibition of photography, he transgresses the limits of the evil accepted
by the Chilean junta. This step is interpreted as the beginning of a process of decadence that
leads inevitably to Wieder’s death. Apart from the analysis of the protagonist’s art, a new
proposal for the genre of the novel will be offered.
Keywords: art, poetry, photography, violence, evil, Chile, military dictatorship, dictator novel,
Künstlerroman, artist’s novel
1. INTRODUCCIÓN
La relación entre la violencia, el mal y el arte se aborda con frecuencia en la obra de Roberto
Bolaño: efectivamente, en La literatura nazi en América (1996), Estrella distante (1996), Nocturno
de Chile (2000) y 2666 (2004), el arte ayuda a soportar la violencia que predomina en la vida
cotidiana de los protagonistas o forma parte de actos violentos diversos. Si en 2666 se
manifiesta en forma de feminicidios y brutales crímenes cometidos durante la Segunda Guerra
Mundial, en Nocturno de Chile y Estrella distante tiene que ver con la represión de la dictadura
militar chilena de los años 70 y 80, y se cruza con el arte en un mismo espacio, lo que produce
una relación directa entre uno y otro: Mientras en La literatura nazi en América se vislumbra la
relación entre el arte y la ideología fascista, esta combinación juega un papel central en Estrella
distante. Y, además, ambos libros están conectados por el personaje protagonista: Carlos
Ramírez Hoffman, o bien Carlos Wieder, y su arte del mal.
Este trabajo se enfocará en el personaje principal Carlos Wieder y el mal, o más
precisamente, en cómo el mal se representa a través de él y su arte. Aunque en un principio
ALICIA HEIM, “La estética del mal: el arte inmoral en Estrella distante de Bolaño”, Artifara 18 (2018) Contribuciones,
pp. 255-266.
Recibido el 24/01/2018 · Aceptado el 23/12/2018
A. HEIM
18 – 2018
podría entenderse como poeta del régimen (Sellami, 2015: 122), se argumentará que tiene en
realidad la función de revelar los horribles crímenes cometidos por él mismo y por la dictadura
militar a pesar de que deberían permanecer ocultos. Si bien podría pensarse que el artista
quiere denunciar la violencia que llevan a cabo los miembros de la dictadura, no es el caso: no
tiene motivos políticos, se trata más bien de “una voluntad, una oscura fuerza abocada a la
destrucción creativa” (López-Vicuña, 2009: 203) y, según Mandolessi, el protagonista se puede
incluso calificar como “la encarnación del mal mismo” (2011: 70). En este sentido, aquí se
intenta comprobar que el arte de Wieder es un arte del mal que refleja su carácter malvado e
inmoral 1. Mediante esta estética del mal y sus numerosos pseudónimos, Wieder se presenta
como un artista misterioso, y, aunque crea varios alter egos que vagabundean por América y
Europa, no se trata de una huida de la dictadura, sino de una reinvención artística, es decir, de
una mise en scène más bien poco exitosa.
Es importante mencionar primeramente que todo lo que se sabe de Wieder es aquello
que vivió el narrador Arturo B personalmente o lo que supo a través de otras fuentes por lo
que se trata de una percepción subjetiva, incierta y a veces borrosa del protagonista (14-15, 48-
50, 93, 106, 110), cercana a la categoría de unreliable narrator 2.
Antes de nada, es preciso aclarar el género al que pertenece Estrella distante con el fin de
contextualizar la obra. A continuación, se examinarán las dos formas de arte de Wieder: la
poesía que escribe con humo en el cielo como piloto de la Fuerza Aérea (Fach) y la lúgubre
exposición fotográfica. Se analizarán los diferentes personajes creados por él y se argumentará
que la estrategia que lleva a cabo es un tipo de mise en scène artística.
1 La palabra inmoral se entiende aquí en su sentido literal como algo o alguien “[q]ue se opone a la moral o a las
buenas costumbres” (DRAE s. v. inmoral, en red, consulta: 23/12/2018).
2 Las fuentes del narrador, supuestamente Arturo Belano, personaje frecuente en la obra de Bolaño, pueden ser los
amigos del narrador, Bibiano O’Ryan o la Gorda Posadas, un amigo que no tiene nombre y de cuya historia no se
sabe “si [...] es cierta” (110), o un libro como en el caso del teniente Julio César Muñoz Cano.
3 De opinión parecida es Montes (2013: 86) quien considera el mal algo inherente al ser humano.
4 El presente trabajo se limita a analizar el arte dentro de la obra. Para saber más sobre los poeta-pilotos de la Italia
fascista y la neovanguardia chilena ver el artículo de Jennerjahn (2002: 75-81).
5 Por ‘poesía efímera’ se entiende una poesía pasajera y de corta duración que tiene lugar en un espacio público.
utiliza para sus ejercicios artísticos, es, según uno de los compañeros de prisión del narrador,
de origen alemán (36): “un Messerschmitt 109, un caza Messerschmitt de la Luftwaffe, el mejor
caza de 1940”, que hace vislumbrar una nueva cercanía con el nacionalsocialismo (Rivera-
Taupier, 2017: 233).
El comportamiento del protagonista hace suponer que no está genuinamente interesado
en los contenidos del taller. Un indicio que respalda esta hipótesis es el hecho de que se
comporta de manera diferente a los demás, pues al contrario del resto no hablaba mucho (13),
sino que “[e]scuchaba, sus críticas eran ponderadas, breves y siempre en un tono amable y
educado, leía sus propios trabajos con desprendimiento y distancia y aceptaba sin rechistar
incluso los peores comentarios, como si los poemas que sometía a nuestra crítica no fueran
suyos” (21, énfasis original). De la respuesta de Ruiz-Tagle a la pregunta del porqué su actitud
fría frente a su propia poesía (“Estoy buscando”, 21) se deduce que aún se está formando: está
preparando el ‘nuevo arte’ que desarrollará a continuación y cuyo punto de partida es el golpe
de Estado con el cual cambia no solo de nombre, sino también de medio (humo) y de espacio
(público).
Cuando Wieder aparece por primera vez en el cielo de Concepción, el narrador está
preso por circunstancias “banales, cuando no grotescas” (34), seguramente políticas y, asiste
al espectáculo por casualidad junto a otros detenidos. El primer texto es un poema de humo:
IN PRINCIPIO... CREAVIT DEUS... COELUM ET TERRAM [...] TERRA AUTEM ERAT INANIS ET
VACUA... ET TENEBRAE ERANT... SUPER FACIEM ABYSSI... ET SPIRITUM DEI... FEREBATUR
SUPER AQUAS [...] DIXITQUE DEUS... FIAT LUX... ET FACTA EST LUX [...] ET VIDIT DEUS...
LUCEM QUOD... ESSET BONA... ET DEVISIT... LUCEM A TENEBRIS (36-38, énfasis original).
Esta poesía celeste está formada por versículos del Génesis (1: 1-4) que conectan a la religión
con el régimen militar (Ramis, 2003: 8) e ilustran claramente la relación entre el proceso de
creación de la tierra y el nacimiento de una nueva nación y un nuevo arte (Rinke, 2007: 158,
165-166) 6.
Como conclusión de esta primera actuación, Wieder pinta una sola palabra en el cielo
“APRENDAN”, 39, énfasis original), que marca el comienzo de una nueva era en cuanto a la
política y al arte del país: es una apelación a estar atento al cambio político-social y a adaptarse.
Sin embargo, también puede ser entendida como una amenaza para que la gente entienda lo
que pasa con los que no aprenden: para ese entonces, muchos ya habían sido detenidos y otros
desaparecidos, algo de lo que el narrador, como en el caso de las gemelas Garmendia, solo se
entera después (34). El lugar elegido para la primera actuación no fue casualidad: Wieder
quería que sus excompañeros del taller de poesía también lo vieran.
Al contrario del proverbio scripta manent, verba volant, esta poesía es efímera, una suerte
de scripta volant, versos escritos con humo que se deshacen rápidamente y cuya escritura
permanece en el recuerdo como una pesadilla (Velázquez Soto, 2014: 143). Otra característica
esencial de esta poesía es su visibilidad en el ámbito público, que contrasta con la poesía del
taller universitario y con la exposición fotográfica. Mientras que la primera es ‘asequible’ para
todo el mundo, la segunda lo es únicamente para los estudiantes, es decir, los propios poetas.
La exposición, en cambio, es semipública (para un auditorio concreto y selecto) y, como arte
comprometido, con una función de denuncia. De este modo, el arte de Wieder también gana
en atrevimiento y riesgo.
6 La relación entre las iglesias y el régimen militar es demasiado compleja para poder entrar en detalle. Cabe
destacar que estas apoyaron al régimen, quien buscó especialmente la legitimación de la Iglesia católica (Ramis,
2003: 8). Sin embargo, la relación es ambigua ya que algunas partes participaron en una suerte de resistencia contra
la dictadura (Rinke, 2007: 167).
Rápidamente Wieder tiene éxito con sus actuaciones de poeta-piloto: las obras que crea
son la “estrella de nuestra bandera, rutilante y solitaria sobre el horizonte implacable” (41),
otros versículos de la Biblia o pasajes que hablan del renacer chileno (41-43). Estos temas, el
patriotismo (representado por la estrella de la bandera) o el renacer de la nación después del
derrocamiento del socialismo, pueden relacionarse con la política del nuevo régimen, lo que
hace pensar a Wieder como un poeta de la dictadura. Sin embargo, el motivo de la estrella
puede aludir también a la mise en scène del protagonista como superestrella (Jennerjahn 2002:
80) Su comportamiento, por el momento, sigue siendo ambiguo.
El piloto elabora también otros poemas: uno de ellos, denominado “letrista” (42, énfasis
original) por un espectador culto, trata de las “«gemelas»” (42) que el narrador identifica como
las hermanas Garmendia y entiende que “quien lo leyera cabalmente ya podía darlas por
muertas” (42). Es a partir de este momento que Bibiano O’Ryan, un amigo del narrador,
empieza a preguntarse qué está sucediendo mientras el poeta sigue hablando de mujeres
desaparecidas o muertas (42-43). La actuación del poema “Aprendices del fuego” es calificada
como “exhibición peligrosa” (43, énfasis original) por los colegas más íntimos del poeta que ya
sabían que él hacía alusión a mujeres muertas: este poema muestra que el comportamiento de
Wieder es cada vez más atrevido, un hecho que lo aleja más y más del régimen.
Todo culmina en un vuelo a la Antártida donde Wieder escribe en el cielo: “LA
ANTÁRTIDA ES CHILE” (55, énfasis original) para manifestar la importancia del patriotismo en
la dictadura y sus ambiciones expansionistas. Este evento marca la “cresta de la ola” del poeta-
piloto: es llamado a Santiago para hacer “algo sonado en la capital, algo espectacular de que
demostrara al mundo que el nuevo régimen y el arte de vanguardia no estaban, ni mucho
menos, reñidos” (86). El énfasis que se coloca en el hecho de que la dictadura y el ‘nuevo arte’
son cómplices, es sospechoso. En lo que sigue, se demostrará efectivamente cómo la junta
rompe con Wieder tras su exposición fotográfica.
Para preparar su opera magna, el protagonista planea algo que va más allá de lo aceptado
por el régimen. “Todo empezó mal” (88), ya que el día del vuelo, grandes nubes negras no solo
anunciaban una tormenta eléctrica sobre Santiago sino también preludiaban –a través de este
ambiente amenazador– la fuerza destructora de la exhibición fotográfica que seguiría: a pesar
del mal tiempo, Wieder escribe algunos versos en forma de aforismos en el cielo que, debido
a las condiciones climáticas, se deshacen más rápido de lo habitual (89). Sobre el palacio del
gobierno chileno escribe irónicamente “La muerte es responsabilidad” (89, énfasis original) como
si acusara al régimen, y, al caer el primer rayo añade que “La muerte es limpieza” (90, énfasis
original), con lo que alude no solo al concepto de limpieza de los nacionalsocialistas, sino
también a la práctica del régimen pinochetista de hacer desaparecer a los enemigos. Antes de
aterrizar, ‘firma’ por primera vez su poema y juega el papel del ángel de la muerte para
burlarse de todos: “La muerte es mi corazón. [...] Toma mi corazón. [...] Carlos Wieder” (91, énfasis
original).
Sorprendentemente, Arturo B relativiza la credibilidad de su relato inmediatamente
diciendo que “[t]odo lo anterior tal vez ocurrió así. Tal vez no. [...] [T]al vez ocurrió de otra
manera. Las alucinaciones, en 1974, no eran infrecuentes” (92). De este modo, el lector, a pesar
de tener razones para dudar de la credibilidad de lo narrado, no tiene más remedio que creer
lo que Arturo B cuenta, ya que no hay otra fuente de información y porque continúa su relato
sin mostrar la menor duda.
A continuación, Wieder prepara la exhibición fotográfica en su departamento. Opina
que este lugar tan privado es adecuado para “el epílogo de la poesía aérea” ya que “las fotos
necesitaban un marco limitado y preciso” (87). “Al realizar una exposición de arte en una casa
privada, el protagonista se apropia de estrategias de los artistas opuestos al régimen
dictatorial, quienes desde su extrema marginalización acudieron a formas alternativas de
organizarse” (Jennerjahn, 2002: 74) y trata de acotar un arte hasta entonces caracterizado por
ser abierto. Es decir, este evento es para el mismo artista no solo el punto final de sus
actuaciones, sino también una burla del arte neovanguardista chileno. Las fotos que Wieder
quiere exponer tienen carácter de “poesía visual, experimental, quintaesenciada, arte puro,
algo que iba a divertirlos a todos” (87).
Otra vez, el narrador adquiere sus informaciones de otros personajes, aquí del dueño de
la casa y del teniente Muñoz Cano, quien, algunos años más tarde, publicaría sus memorias
en las que relata este evento (87, 92). La narración muestra rasgos de un informe policial con
su característico lenguaje sobrio e indicaciones precisas sobre la hora y los hechos. Se sabe, por
ejemplo, que la exposición se inauguró a la medianoche en punto (93). Las fotos expuestas por
Wieder muestran cuerpos de personas desaparecidas:
Según Muñoz Cano, en algunas de las fotos reconoció a las hermanas Garmendia y
a otros desaparecidos. La mayoría eran mujeres. El escenario de las fotos casi no
variaba de una a otra por lo que deduce es el mismo lugar. Las mujeres parecen
maniquíes, en algunos casos maniquíes desmembrados, destrozados, aunque
Muñoz Cano no descarta que en un treinta por ciento de los casos estuvieran vivas
en el momento de hacerles la instantánea. Las fotos, en general (según Muñoz Cano),
son de mala calidad aunque la impresión que provocan en quienes las contemplan
es vivísima. El orden en que están expuestas no es casual: siguen una línea, una
argumentación, una historia (cronológica, espiritual...), un plan. (97)
Esta “epifanía de la locura” (97), según el propio teniente, expone la violencia ejercida por la
dictadura militar, algo que debía permanecer oculto 7. La reacción del público seleccionado,
partidarios del régimen e intelectuales de derechas (87, 88), ante este ‘nuevo arte’ demuestra
el horror experimentado: Tatiana von Beck Iraola, la única mujer invitada y la primera en
poder ver las fotografías, muestra malestar evidente y debe retirarse después de menos de un
minuto en la habitación; el capitán y exprofesor de Wieder de la Academia, el segundo en
entrar, no sale más de la habitación; un cadete joven se pone a llorar y a maldecir (95-97). Una
“extraña sensación de fraternidad” (98) surge entre los que vieron la exposición. La reacción
de los invitados es preocupante y al mismo tiempo sorprendente. Y aunque podría suponerse
que, debido a su cercanía al régimen, saben lo que está ocurriendo en el país, se hace notar
claramente la diferencia entre saber algo y verlo con los propios ojos. Aunque las fotos revelan
solamente una parte del crimen –el asesinato en sí permanece invisible (Walker, 2016: 201)–
los invitados las “perciben [...] como reales, posibles” (Vargas-Salgado, 2011) debido a su
propia experiencia y esto causa horror y malestar. Esta situación muestra la diferencia entre
Wieder y los demás sin dejar lugar a dudas: “Si el régimen ve las desapariciones como un mal
necesario que es mejor ocultar, Wieder las mira, monstruosamente, sin culpa, desde una
perspectiva que no es la nuestra ni la de los golpistas” (Rivera-Taupier, 2017: 235),
persiguiendo sus propios objetivos que van aún más allá de los de la dictadura militar.
Con su exposición fotográfica, el protagonista ha creado una experiencia estética
(Vargas-Salgado, 2011) que atraviesa la frontera de lo mostrable, lo que causa horror en los
observadores, al tiempo que su reacción –sonríe y está satisfecho con su obra (96)– demuestra
claramente que había esperado causar dicho horror, lo que revela la maldad y la inmoralidad
de su carácter. Con Jennerjahn (2002: 74) puede avanzarse un paso más afirmando que Wieder
no solo revela los crímenes cometidos sino que, mediante un proceso de estetización y
exhibición, los convierte en arte.
7 Esto se manifestaba, entre otros detalles, en la desaparición de adversarios del régimen, posibles testigos, y en la
fundación de la policía secreta, llamada Dirección de Inteligencia Nacional, que operaba durante el toque de queda
nocturno (Rinke, 2007: 159-160).
8 Sirve aquí la definición del Mal de Georges Bataille: “C’est le sadisme qui est le Mal: si l’on tue pour un avantage
matériel, ce n’est le véritable Mal, le Mal pur, que si le meurtrier, par-delà d’avantage escompté, jouit d’avoir frappé
[…]” (1994: 14).
elevada. Sin embargo, logra una cierta admiración por parte de todo el mundo. En suma, su
comportamiento es cortés y discreto. Solo en una situación muestra ya algo de su carácter
malévolo. Esto ocurre cuando Bibiano quiere invitarlo al cine y se pone nervioso al notar que
Ruiz-Tagle parece retenerlo allí en la conversación. Este último nota el nerviosismo de Bibiano
y lo disfruta: “se daba cuenta de que Bibiano estaba cada vez más pálido o más transpirando
y seguía hablando [...] y sonriendo” (19).
El momento crucial para la transformación del protagonista es el golpe de Estado,
momento en que Ruiz-Tagle se convierte en Wieder y que simbólicamente coincide con el
asesinato de las hermanas Garmendia (Simunic Díaz, 2006: 12-13). En otras palabras: no es
artista hasta llamarse Carlos Wieder y solo las condiciones de la dictadura le permiten realizar
su arte del mal. Ya desde el comienzo de su carrera como piloto de la Fach, su arte está
fuertemente relacionado con la violencia. Este cambio tiene entonces la función de cesura y de
iniciación del personaje como artista. Wieder recibe incluso un espaldarazo de uno de los
críticos más importantes del país, publicado en El Mercurio, el diario del régimen (Rinke 2008:
160): “El texto en cuestión decía que nos encontrábamos (los lectores de Chile) ante el gran
poeta de los nuevos tiempos” (45). Con esto, Wieder aparece como poeta oficial y se pueden
ver posibles conexiones con la junta militar.
En este contexto, es importante ver cómo funciona el manejo de la información:
De él dijeron (en algunos periódicos, en la radio) que era capaz de las mayores proezas.
Nada se le podía resistir. Su instructor en la Academia declaró que se trataba de un
piloto innato, avezado, con instinto, capaz de pilotar cazas y cazabombarderos sin
la menor dificultad. Un compañero en cuyo fundo pasó unas vacaciones durante la
adolescencia confesó que Wieder ante el asombro y posterior enfado de sus padres
había pilotado sin permiso un viejo Piper destartalado al que luego hizo aterrizar en
una carretera vecinal estrecha y llena de baches. Ese verano, presumiblemente el del
68 [...], Wieder lo pasó sin sus padres, un adolescente valiente y tímido (según su
condiscípulo) del que uno podía esperar cualquier cosa, cualquier extravagancia,
cualquier explosión, pero que al mismo tiempo se hacía querer por las personas que
lo rodeaban. (43-44, énfasis mío)
Este pasaje no solo muestra cuáles son las fuentes de información del narrador, sino también
la problemática en torno a ellas: cuando carece de experiencia propia, recurre a los rumores
que sus informantes cuentan del protagonista (29). La precedente cita también anticipa la
‘carrera literaria’ fulminante de Wieder e ilustra su naturaleza antes de la iniciación. El cambio
de carácter después del golpe militar es radical: “[...] ya no quedaba nada de aquel Ruiz-Tagle
tan ponderado, tan mesurado, tan encantadoramente inseguro (incluso era autodidacta).
Wieder era la seguridad y la audacia personificadas” (53). Aquí se demuestra muy claramente
el carácter malicioso que ya se vislumbró al principio, así como la dimensión detectivesca de
la novela.
Aparte de que Wieder no haya solamente adoptado otro nombre sino también otro
carácter, el hecho de que es diferente de los demás se mantiene. Tampoco las personas
invitadas a su exhibición fotográfica –tanto amigos como gente con la que comparte una
misma opinión política– entienden a Wieder y perciben una diferencia que existe ente ellos y
él (95). Esto indica que la maldad de Wieder está fuera del marco de las crueldades de la junta
y que esta tiene por ende un carácter más general, más absoluto (Sellami 2015: 114). Y según
Andreea Marinescu (2015: 342), “Wieder tests the discursive limits of fascism and places
himself outside of history through his foundational «art-acts»”, lo que explica su fracaso
posterior.
Wieder era poeta, yo era poeta, él no era poeta, ergo para encontrar a un poeta
necesitaba la ayuda de otro poeta. Le dije que para mí Carlos Wieder era un criminal,
no un poeta. Bueno, bueno, dijo Romero, no nos pongamos intolerantes, tal vez para
Wieder o para cualquier otro usted no sea poeta o sea un mal poeta y él o ellos sí,
todo depende del cristal con que se mira, como decía Lope de Vega, ¿no cree? (126,
énfasis original)
Para el narrador, es comprensible que Wieder no sea artista, sino solo un criminal que mató a
muchas personas que ambos conocían. Pero también es cierto que todo depende del punto de
vista, como afirma el expolicía. Sin embargo, una persona con dinero ha encargado a Romero
encontrar a Wieder (148). Finalmente, a pesar de no sentirse bien y de que Wieder le de pena,
el narrador acepta participar en su búsqueda, probablemente por motivos económicos, por lo
que los dos hombres hacen un viaje a Blanes, al norte de Barcelona, donde esperan encontrarlo
(126-127, 144-145, 149). Al narrador, este ‘ajuste de cuentas’ años más tarde no le parece
necesario ya que al identificarlo en un bar se da cuenta que Wieder ha envejecido mucho, en
cuanto a su aspecto físico destacan ante todo sus “apagados ojos” (152). Según él,
Wieder [...] no parecía triste y allí radicaba precisamente la tristeza infinita. Parecía
adulto. Pero no era adulto, lo supe de inmediato. Parecía dueño de sí mismo. [...] No
parecía un poeta. No parecía un ex oficial de la Fuerza Aérea Chilena. No parecía un
asesino de leyenda. No parecía el tipo que había volado a la Antártida para escribir
un poema en el aire. (152-153, énfasis original)
La imagen dada muestra un protagonista en plena decadencia: un tipo duro que parecería
supiera que llega su fin. Vargas-Salgado explica este proceso de decadencia como resultado
de la desaparición de las condiciones monstruosas –la dictadura militar– en las que pudo
gestarse perfectamente como una encarnación diabólica (2014: 108). Esto significa que el artista
inmoral solo puede trabajar en el ambiente violento de una dictadura. Si esta base le falta, su
monstruosidad, pero también su aura del hombre atractivo y misterioso desaparecen.
La novela termina con la visita de Romero al departamento de Wieder, en la que es
posible que lo mate, aunque a través de la narración no se sabe (154-156). No obstante,
teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, su muerte sería la consecuencia lógica de este
proceso de decadencia. En otras palabras, lo que predominan son “el silencio y la elipsis, lo
que sugiere de alguna manera el sentimiento de culpa y de complicidad del narrador” (López-
Vicuña, 2009: 206).
En resumen, destaca la evolución del protagonista: comienza su carrera literaria como
observador y con el golpe militar se transforma en poeta; luego va adquiriendo cada vez más
reputación hasta que –el punto cúspide de la trama– muestra fotos de los asesinados por la
dictadura. A partir de este momento, empieza el proceso de decadencia del artista que termina
silenciosamente con su probable muerte en España.
5. A MODO DE CONCLUSIÓN
En suma, el arte presentado por Carlos Wieder, puede ser definido según diferentes criterios
como la modalidad o el espacio: mientras su poesía en el taller de poesía y las fotografías son
duraderas y presentadas en un ámbito más bien privado y pequeño –la exposición fotográfica
se ha calificado como semipública–, la poesía aérea es efímera y mostrada en un espacio
público y como espectáculo.
La exposición fotográfica se ha interpretado como momento crucial de la novela a partir
del cual comienza el proceso de decadencia de Wieder. Esto ocurre porque las fotos han
revelado los crímenes cometidos por la dictadura y el propio artista, los cuales debían
permanecer ocultos. Con este evento, el protagonista ha transgredido el marco moral
establecido por el régimen lo que lleva a su (probable) expulsión de la Fach. El proceso de
decadencia que sigue, se manifiesta en una suerte de vagabundeo literario, en el que Wieder
publica textos en diferentes revistas sin importancia con ideologías de derecha, incluso
fascistas. Se sostiene que, consecuentemente, todo ello tiene que llevar a su muerte ya que le
faltan las condiciones políticas favorables de las que antes sacaba provecho para llevar a cabo
su arte inmoral.
Ya desde el comienzo, el protagonista disfruta de la incomodidad y del malestar de los
demás. Es esta su motivación para llevar a cabo su nuevo arte: no le interesa denunciar las
crueldades cometidas por el régimen chileno en las que él también participó: para él todo es
un juego. Tanto Wieder como su arte son considerados como malos e inmorales, lo que
significa que tampoco hay una lección moral en la novela. Se trata más bien de una experiencia
estética que horroriza tanto a los personajes como a los lectores. Es decir: Bolaño parece querer
demostrar que el mal es una parte intrínseca del ser humano y es, por ende, omnipresente en
la vida. En este sentido –y tal como se concluyó en el segundo capítulo–, Estrella distante no
puede calificarse solamente como una mezcla entre novela del dictador y Künstlerroman, sino
se acerca también a la condición de novela distópica, lo que deberá esclarecerse en futuras
aproximaciones.
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