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VIII CONGRESO VIRTUAL SOBRE

HISTORIA DE LAS MUJERES.


(DEL 15 AL 31 DE OCTUBRE DEL 2016)

El papel de la mujer en La fuerza del amor


María Cristina Ascencio
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El papel de la mujer en La fuerza del amor

María Cristina Ascencio1


California State University-Fullerton

María de Zayas y Sotomayor fue la autora más importante del Siglo de Oro
y, de hecho, la única autora que leímos durante el curso del semestre en la clase
SPAN 430. Lope de Vega dijo que María de Zayas era una “mujer de raro y único
ingenio.” Escribió Novelas ejemplares y amorosas en 1637 y de esta obra leímos
La fuerza del amor que trata del papel y las expectaciones de la mujer española
en el Siglo de Oro. Después de leer obras de autores, me dio mucho gusto poder
leer una novela de una mujer, sobre todo una que se trataba de temas del
feminismo y sobretodo de una mujer que desafía las expectativas sociales.
La fuerza del amor cuenta la historia de Laura, una mujer noble de la ciudad
de Nápoles, el cortejo y su matrimonio con Diego, un “caballero rico y galán” de la
casa de los duques de Monteleón. Después de casarse, la pareja pasa por la
infidelidad, la violencia doméstica y el divorcio. Al tratar del fracaso matrimonial
entre Laura y Diego, Zayas toca varios temas como las expectaciones de la mujer,
la castidad femenina, el honor y la honra, el desengaño y el qué dirán.
La mujer en el Siglo de Oro no tenía tanta libertad como la mujer moderna.
La sociedad española era patriarcal y una en la que la religión ejercía mucho
poder. Las mujeres eran vistas y tratadas como propiedad del hombre, primero de
su padre y luego, al casarse, de su marido. La mujer tampoco tenía muchas

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Estudiante de último curso de la Licenciatura en Filología Hispánica en la California State University-
Fullerton. Este trabajo es una reelaboración del ensayo final que entregué en el curso subgraduado “SPAN
430: Spanish Literature to Neoclassicism” que forma parte del programa de B.A. in Spanish de California
State University-Fullerton, USA. La idea de hacer este trabajo surgió durante el curso, magistralmente
impartido por el Dr. Enric Mallorquí-Ruscalleda. Aprovecho este espacio para mostrarle al Prof. Mallorquí-
Ruscalleda mi más sincero agradecimiento por haber hecho posible que este trabajo vea la luz. Esta empresa
solo ha sido posible gracias a la confianza ciega que el Prof. Mallorquí- Ruscalleda siempre ha depositado
en mi trabajo, a la vez que por su inestimable, generosa e incansable ayuda desde la misma confección del
abstract, pasando por la supervisión, coordinación, corrección y edición que de todas las versiones previas a
las que el lector tiene ahora delante. Sin embargo, cualquier error que permanezca es de mi única y exclusiva
responsabilidad. De la misma cualquier opinión expresada en este artículo es solamente mía, por lo que el
Dr. Mallorquí-Ruscalleda no es responsable ni suscribe ninguna de mis aseveraciones.
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opciones en la vida: o podía casarse y tener hijos o podía irse a un convento para
ser monja. La educación tampoco era opcional. Una mujer educada era vista como
poderosa e independiente y, como tal, una amenaza al patriarcado. La mujer no
tenía la libertad de andar libre por la calle, para que la gente no pensara mal de
ella – l famoso qué dirán que sigue siendo parte de la cultura hispana hasta hoy.
Tampoco había movilidad social debido a los vestigios de la sociedad feudal y la
importancia de la orden social que era parte de España medieval y continuó
siendo importante en el Siglo de Oro.
La expectativa de la mujer que se presenta en La fuerza del amor es la del
matrimonio. La Iglesia Católica era de suma importancia durante el Siglo de Oro
especialmente por la cuestión de la Contrarreforma. La reforma protestante
amenazaba a las creencias católicas y, por consecuencia, el orden social, dado
que ambos aspectos iban de la mano.. Parte de este orden social era la
expectativa sobre la mujer al hecho de tener que casarse y tener hijos para
propagar no solo la humanidad sino también más creyentes.
Al asumir su papel de esposa, la mujer tenía que aguantar todo lo que su
marido le hacía. En aquel entonces, el divorcio no era opción. En el ensayo Las
heroínas de las Novelas amorosas y ejemplares de María de Zayas frente al
modelo femenino humanista Carmen Solana Segura cita a Fray Luís de León en
su obra La perfecta casada acerca de las actitudes hacia la mujer en el Siglo de
Oro:
… así como la naturaleza … hizo a las mujeres para que encerradas
guardasen la casa, así las obligó a que cerrasen la boca … así como la
mujer buena y honesta la naturaleza no la hizo para el estudio de las
ciencias, ni para los negocios de dificultades, sino para un solo oficio
simple y doméstico, así les limitó el entender, y por consiguiente, les tasó
las palabras y las razones.
Y, más adelante, añade que:
Se entiende que el oficio natural de la mujer y el fin para que Dios las crió
es para que sea ayudadora del marido … Que por más áspero y de más
fieras condiciones que el marido sea, es necesario que la mujer le soporte,
y que no consienta por ninguna ocasión que se divida la paz.
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Esta actitud demuestra la creencia que el lugar de la mujer era en la casa para
ocuparse del cuidado de los deberes domésticos y la crianza de los niños. El deber
del esposo era trabajar para ganar dinero para sostener a la familia. Vestigio de
la sociedad feudal, cada uno sabía su lugar y su papel y el marido y mujer repartía
los deberes de la casa según las expectativas sociales y religiosas.
La mujer ideal también debía mantenerse callada y no expresar su opinión
porque no poseía de la misma inteligencia y razón que el hombre. Es por eso que
no educaban a la mujer. La mujer también debía aguantar todo y aceptar todo,
incluso lo malo, sin quejarse. Otra cita importante que demuestra la actitud de la
mujer apareció en los PowerPoints y también el examen final:
Por donde lo justo y natura es, que cada uno sea aquello mismo para que
es; y que la guarda sea guarda, y el descanso paz, y el puerto seguridad,
y la mujer dulce y perpetuo refrigerio y alegría de corazón, y como un
halago blando que continuamente esté trayendo a mano, y enmolleciendo
el pecho de su marido.
El tema de la infidelidad se presenta cuando Diego retoma su relación con
su antigua novia Nise. Después de casarse, Diego sintió que Laura era “enfadosa
como propia, cansada como celosa y olvidada como aborrecida” (475). Aunque
en un principio Diego expresó su amor por Laura, parece que al casarse perdió el
interés y se sintió que ya no tenía que conquistarla. Mi interpretación era del
complejo virgen – prostituta (Madonna – whore complex): Diego tenía a su mujer
Laura (la virgen) en casa para cumplir con los deberes domésticos mientras fuera
de la casa tenía a su amante Nise (la prostituta) para satisfacer sus deseos
sexuales.
Claro, tomar un amante era un privilegio solo para los hombres. Las
mujeres tenían que mantener su pureza y castidad no solo antes de casarse sino
después. El sexo era solo para la procreación y la mujer no podía gozar de su
sexualidad y sensualidad. De hecho, la mujer tenía que casarse virgen o perdía
su capital cultural mientras el hombre no tenía que cuidarse tanto. Personalmente,
me acuerdo que mi madre siempre me recordaba la importancia de la virginidad.
Me vigilaba más que a mi hermano, siempre mandaba a gente a “espiar” donde
quiera que yo iba se ocupaba tanto en cuidar de mí y mi reputación. Siempre me
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avisaba que si yo salía embarazada, no me ayudaría. Pero, cuando mi hermano


tuvo a mi sobrina fuera de matrimonio con su novia de muy poco tiempo, no causó
tanto revuelo porque era hombre. Era “no big deal” porque mi hermano podía
hacer lo que quería sin importarle su reputación.
El qué dirán es una parte de la cultura hispana que afecta más a las mujeres
que a los hombres. La mujer en el Siglo de Oro no podía solicitar el divorcio de su
marido, incluso en casos de maltratos o infidelidad porque la opinión ajena era tan
importante. “¿Qué dirá la gente? ¿Qué pensarán los demás?” La mujer también
dependía económicamente de los hombres en su vida, primero su padre y luego
de su marido. Sin formación académica, la mujer en el Siglo de Oro se veía sus
opciones limitadas y tenía que aguantar un matrimonio que no fuera feliz.
Afortunadamente la mujer moderna no tiene que vivir esta situación si tiene
acceso a la educación e incluso es más fácil y no hay tanto estigma social hacia
el divorcio.
La infidelidad también tiene que ver con la pérdida del honor. Al mantener
una relación extraconyugal abiertamente con Nise, Diego humilló a Laura y se
supone una pérdida de honor por su parte. Como ya tratamos en la clase, el honor
es externo o material mientras que la honra es interior o espiritual. Por ser
moralmente virtuosa, Laura no pierde su honra pero sí pierde el honor al ser
humillada por las infidelidades de su esposo. Hasta la propia Nise humilló a Laura
cuando le pidió que terminara su relación con Diego y Nise se lo negó y resolvió
“a seguir a su amor con más publicidad.” (476)
Laura rompe con las expectativas de la esposa que sufre y aguanta las
infidelidades de su esposo al pedirle a Nise y a Diego que terminan su relación.
Pero Diego maltrata a Laura:
… acercándose más a ella y encendido en una tan infernal cólera,
que le empezó a arrastrar por los cabellos y maltratar de manos,
tanto que las perlas de sus dientes presto tomaron forma de corales,
bañados en la sangre que empezó a sacar en las crueles manos; y
no contento con esto, sacó la daga para salir con ella de yugo tan
pesado como el suyo, a cuya acción las criadas, que estaban
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procurando apartarle de su señora, alzaron las voces, dando gritos


llamando a su padre y hermanos . . .
Infelizmente, al ver a Laura maltratada, su padre y dos hermanos se fueron
a vivir a otro sitio porque temían que Diego también les hiciera daño. Laura está
abandonada por su familia y la sociedad, pero no es la primera vez. La madre de
Laura murió al dar a luz a ella y tomé este acontecimiento que nuestra protagonista
hermosa era destinada a vivir una vida llena de sufrimientos. Laura también creyó
que su destino era el sufrimiento:
¡Desdichada de ti, Laura, y cómo fueras más venturosa si como le costó
tu nacimiento la vida a tu madre, fuera también la tuya sacrificio de la
muerte! ¡Oh amor, enemigo de las gentes, y qué de males han venido por
ti al mundo, y más a las mujeres, que como en todo somos las más
perdidosas y las más fáciles de engañar . . . No sé para qué el Cielo me
crio hermosa, noble y rica, si todo había de tener tan poco valor contra la
desdicha, sin que tantos dotes de naturaleza y Fortuna me quitasen la
mala estrella en que nací.
Después de tanto sufrimiento y de rechazar el papel de la esposa sumisa
que aguantaba las infidelidades y maltratos de su marido, viene el desengaño de
Laura. Ella duda la institución del matrimonio, advierte del lado negativo del
matrimonio y de nuevo desafía la expectativa que toda mujer debe casarse.
También cuestiona la igualdad de género, que era nula en el Siglo de Oro:
¿Quién es la necia que desea casarse, viendo tantos y tan lastimosos
ejemplos? ¿Cómo es mi ánimo tan poco, mi valor tan afeminado y mi
cobardía tanta, que no quita la vida, no sólo a la enemiga de mi sosiego,
sino al ingrato que me trata con tanto rigor? . . . ¿Por qué, vanos
legisladores del mundo, atáis nuestras manos para las venganzas,
imposibilitando nuestras fuerzas con vuestras falsas opiniones, pues nos
negáis letras y armas? El alma ¿no es la misma que la de los hombres?
El desengaño también se muestra al final de la novela, cuando Laura
decide abandonar a su marido infiel. Frente al Virrey, Laura declara estar tan
desengañada que desea huirse del mundo y de los demás e irse a vivir a un
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convento, que sería su única opción por no tener la virginidad, que era la capital
cultural de cada mujer:
ella estaba tan desengañada de lo que era el mundo y los hombre, y que,
así, no quería más batallar con ellos, porque cuando pensaba lo que había
hecho y dónde se había visto no acababa de admirarse, y que, supuesto
esto, ella se quería entrar en un monasterio, sagrado poderoso para
valerse de las miserias a que las mujeres están sujetas.
Entrar en un convento también le serviría para recuperar el honor que había
perdido por ser humillada por la infidelidad pública de Diego y Nise. Diego le pidió
a Laura que volviera con él y, después de ser rechazado, se fue de la ciudad si
despedirse de nadie, pero no antes de pasar por la casa para tomar “las joyas y
dinero que se halló”. Sin honor ni honra, Diego muere pocos meses después en
la guerra entre Felipe Tercero y el duque de Saboya.
La fuerza del amor es un trocito del feminismo en una época y una sociedad
donde las mujeres tenían pocas opciones en la vida. Muestra a una mujer rebelde
que desafía los expectativas sociales porque quiere ser feliz en su matrimonio, un
concepto ajeno por la época. La novela también demuestra que hay semejanzas
entre las esperanzas, deseos y problemas que las mujeres enfrentan: el amor, el
engaño, el desengaño, la desigualdad de género y el qué dirán. Afortunadamente
la situación de la mujer en muchas partes del mundo se ha mejorado pero todavía
puede mejorar en algunos asuntos y en algunos sitios.

Obras citadas

Pecoraro, Rosilie Hernández. “La Fuerza Del Amor or ‘The Power of Self-Love’:
Zayas’ Response to Cervantes’ La Fuerza De La Sangre.” Hispanic Review
70.1 (2002): 39-57.
Solana Segura, Carmen. “Las heroínas de las Novelas amorosas y ejemplares de
María de Zayas frente al modelo femenino humanista.” LEMIR 14 (2010):
27-33.
Zayas y Sotomayor, María de. Novelas ejemplares y amorosas. LEMIR 16 (2012):
470-83.

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