Sobre La Responsabilidad Social y La Etica en El Desarrollo de Nuevos Productos
Sobre La Responsabilidad Social y La Etica en El Desarrollo de Nuevos Productos
Sobre La Responsabilidad Social y La Etica en El Desarrollo de Nuevos Productos
La forma más común del marketing social es el marketing con causa, donde la empresa apoya
a una causa social o ambiental a través de donar una parte de la venta de sus productos. Sin
embargo, las compañías también pueden hacer marketing social al solo generar conciencia;
al hacer inversión social (filantropía estratégica) o a través de desarrollar productos o
servicios virtuosos que ayuden a la sociedad y al medioambiente.
Por eso, ser una empresa con responsabilidad social, requiere sobre todo de congruencia, así
como de un modo de actuar respetuoso y honesto, lo cual se traduce en reconocimiento y
aprecio por parte de sus clientes como una firma comprometida con la sociedad, por un lado,
y por otro, en más ventas de sus productos y marcas, gracias a ese marketing con sentido
social. Muchas empresas han adoptado la responsabilidad social como parte de sus
actividades por dos razones básicas:
Y dentro de esos distintos públicos objetivos, está el consumidor. Para María Matilde
Schwalb [1] , se trata de seis dimensiones:
Calidad de los bienes y servicios. Esta categoría hace referencia al nivel de calidad que el
consumidor espera del producto o servicio que compra a cambio del precio que paga. Ello
implica que el producto desempeñe satisfactoriamente la función que corresponde a su
categoría, que no tenga defectos de fabricación, que ofrezca una duración razonable antes de
convertirse en inservible, que no dañe la salud del consumidor ni ponga en riesgo su
seguridad, que respete el medio ambiente, honre las garantías y éstas tengan una cobertura
razonable, y que tenga en cuenta, al diseñar los productos y servicios, los clientes con
necesidades especiales como los minusválidos, los ancianos y los niños. Cuando se trata de
un servicio, la calidad se manifiesta en nivel de profesionalismo de la empresa y del personal
que trata con el cliente, en la confiabilidad de la empresa, su accesibilidad, su comprensión,
su capacidad de comunicación, su credibilidad, la seguridad que brinda al cliente y la
tangibilización de los servicios ofrecidos.
Información al consumidor. Esta dimensión comprende todos los esfuerzos desplegados por
la empresa para difundir las características, propiedades, funciones, riesgos y limitaciones de
los productos y servicios que ofrece. Tiene que ver con la veracidad, honestidad, claridad,
transparencia, relevancia, suficiencia y oportunidad de la información que se entrega al
consumidor por medios distintos a los masivos de comunicación social como etiquetas,
boletines, folletos, cartas personales y toda información transmitida al consumidor o cliente
por cualquier representante de la empresa proveedora. Incluye la presentación transparente
de los precios de modo que facilite la comparación con productos o servicios competidores
disponibles en el mercado. También incluye la claridad y sencillez con que se informa al
consumidor sobre las condiciones de crédito así como la forma y apariencia de los empaques
que no induzcan a error.
Ética y compromiso social. Esta dimensión comprende todos los temas de la ética empresarial
que corren transversal y simultáneamente en todas las categorías anteriores y aquellos cuyo
contenido sea de índole muy general, como por ejemplo, “ protección de los intereses
económicos del consumidor” . Se incluyen, por tanto, los temas que tienen que ver con lo que
es justo y equitativo y con lo que es bueno para el bienestar del consumidor a largo plazo -
como la “ promoción del consumo moderado” - y para el medio ambiente – como la
“ promoción del consumo sostenible que no dañe al medio ambiente” . Supone que, para
lograr sus objetivos de rentabilidad, las estrategias de marketing de las empresas no se
aprovechan de las vulnerabilidades del consumidor ni del poder del proveedor y que toman
en cuenta el contexto del consumidor de modo que no se fomente un consumo más allá de
sus posibilidades ni se aliente un excesivo endeudamiento.
Sin entrar al debate sobre ética [2], moral y responsabilidad, se puede decir que la ética es
una rama de la filosofía, que trata de la moral y de las obligaciones del hombre; es el conjunto
de normas morales que rigen la conducta humana que trata del bien en general, y de las
acciones humanas en orden a su bondad o malicia. Es algo polémico, ya que incluso se podría
ser responsable, en el sentido de cumplir algo, pero no ético [3].
La ética empresarial es una rama de la ética aplicada. Se ocupa del estudio de las cuestiones
normativas de naturaleza moral que se plantean en el mundo de los negocios. La gestión
empresarial, la organización de una corporación, las conductas en el mercado, las decisiones
comerciales, etc.
Para Ignacio Aguilar Zuluaga, “ la ética de las empresas busca resolver los dilemas éticos
que surgen durante el transcurso de su vida y proporciona los criterios para tomar las
decisiones correctas, que son aquellas que consultan los principios y las normas que deben
observar los dirigentes empresariales. De acuerdo con lo anterior, en las empresas de
cualquier naturaleza hay ciertos niveles éticos que se relacionan o se refieren a la honestidad
que también tiene que predominar en los actos y relaciones de la organización con la sociedad,
a la calidad de los bienes y servicios que la compañía suministra y a la responsabilidad
empresarial como un instrumento necesario para su contribución al bienestar general de la
comunidad. La ética de las empresas, además de tener una responsabilidad con el bien común,
es un compromiso con el respeto permanente hacia todos sus asociados: su personal, sus
clientes, sus inversionistas, sus proveedores, sus acreedores y el Estado como representante
de la sociedad” [4].
En el caso del marketing y en particular a los productos y nuevos productos, también aparecen
problemas éticos [5]. Ignacio Cruz [6] señala los siguientes: