Desarrollo de La Oclusion Dental
Desarrollo de La Oclusion Dental
Desarrollo de La Oclusion Dental
Facultad de Odontología
Programa de especialidad en Ortopedia Dentofacial y Ortodoncia
Neurofisiología de la oclusión
Integrantes:
José, López
Stephanie, Di modugno
Profesor:
Igualmente, las raíces de los dientes posteriores, tiene una disposición muy
divergentes y acampanadas, presentando una curvatura enorme la cual inicia muy
cerca del cuello del diente, denominada esta curva como cinodoncia. esta
curvatura está exactamente después de la furcación radicular.
la pulpa de estos dientes es muy amplia, tanto así, que es mayor que el
tejido duro del diente. La pulpa sigue el contorno del diente, la cámara pulpar de
los molares inferiores son de mayor volumen que los molares primarios
superiores. y presentan una marcada diferencia entre la pulpa radicular y la pulpa
cameral. observando claramente la constricción del cuello del diente. Por último,
los dientes anteriores no presentan esta diferenciación entre las pulpas cameral y
radicular, haciéndose imposible determinar las fronteras pulpares. Los cuernos
pulpares son muy delgados y extensos, se encuentran por debajo de cada
cúspide.
Por lo general, hay gran variación de la época en que surgen los primeros
dientes primarios de los arcos, sin dimorfismo sexual en cuanto a cronología de
erupción. Se observa una fuerte influencia genética en relación a la cronología de
erupción, a nivel del 80%, quedando el otro 20% por cuenta de los factores
ambientales. No se debe confundir cronología de erupción con la secuencia más
favorable de erupción de los dientes primarios, para el buen desarrollo de la
oclusión.
Secuencia de Erupción.
1er. año de vida mandíbula: los incisivos centrales y laterales primarios han
irrumpido todos, estando la corona de los demás dientes primarios formadas por
completo y sus raíces en estado de desarrollo coronario, con excepción de los 2
dos molares primarios. Todos los dientes permanentes hasta el primer molar se
encuentran en estadíos de desarrollo coronario, con la excepción de los
premolares.
2do. año de vida maxilar: todos los dientes primarios se encuentran irrumpir. las
raíces de los incisivos ya están calcificadas por completo. los dientes
permanentes, hasta los primeros molares, presentes sus coronas en estadío de
desarrollo, excepto los premolares. La corona de los primeros molares
permanentes está bien calcificada. (estadio 4 - Nolla).
2do año de vida mandíbula: todos los dientes primarios han irrumpido las raíces
de los incisivos ya están calcificadas por completo. Las raíces de los demás
dientes se encuentran en las fases finales de clasificación los incisivos, caninos y
primero molares permanentes se presentan con sus coronas en estadios de
calcificación más acentuados en los primeros molares. (estadíos 4 y 5)
3er año de vida Maxilar: todos los dientes primarios están en oclusión con los
inferiores. sus raíces están enteramente calcificadas. Las coronas de los primeros
molares están casi totalmente calcificadas y los demás dientes permanentes
presentan sus coronas en estadío de calcificación, inclusive los premolares y
segundos molares.
3er año de vida mandíbula: todos los dientes ya están formados y en oclusión. las
coronas de los primeros molares permanentes están casi formadas. (estadío 5) y
los demás dientes permanentes presentan varios estadíos de desarrollo hasta el
segundo molar.
Ahora bien, de acuerdo al plano terminal recto, los molares permanentes pueden
irrumpir y entrar en relación oclusal normal. No hay movimiento mesial fisiológico
de la mandíbula o ajuste anterior de los dientes mandibulares antes de los 4 años
de edad.
DENTICIÓN MIXTA
La segunda parte de la infancia, desde los 5-6 años hasta la pubertad, se caracteriza por
importantes cambios sociales, de conducta y por una prolongación del patrón de
crecimiento físico del período anterior. Sin embargo, conviene tener presente las
diferencias normales en la velocidad de crecimiento para los diferentes órganos y tejidos.
En esta segunda parte de la infancia se observa la mayor disparidad en el desarrollo de los
distintos órganos y tejidos. Hacia los 7 años de edad, el niño ha completado prácticamente
su desarrollo neural. El cerebro y su cubierta han alcanzado el mayor tamaño que pueden
alcanzar. Él tejido linfoide de todo el cuerpo ha proliferado, superando los niveles
habituales en los adultos, y son frecuentes las amígdalas y adenoides de gran tamaño. Por el
contrario, el crecimiento de los órganos sexuales apenas se ha iniciado y el crecimiento
corporal general sólo está moderadamente adelantado. Durante la primera parte de la
infancia va disminuyendo gradualmente el ritmo de crecimiento corporal general, en
comparación con el ritmo tan rápido de la lactancia, y se estabiliza en un nivel más
moderado durante la segunda parte de la misma. Tanto la nutrición como la salud general
pueden influir en el nivel al que se produce esa estabilización.
Movimientos eruptivos:
Durante el período en el que se está formando la corona de un diente se produce una deriva
labial o bucal muy lenta del folículo dental en el seno del hueso, aunque esta deriva no
puede atribuirse al propio mecanismo de la erupción. De hecho, el cambio en la posición
del folículo dental es cuantitativamente muy pequeño y solo puede apreciarse en los
experimentos de tinción vital; es tan pequeño que se puede utilizar el folículo como
referencia natural en los estudios radiológicos del crecimiento.
1. Se debe producir una reabsorción del hueso y las raíces de los dientes primarios por
encima de la corona del diente emergente
Reabsorción radicular:
Como se ha referido, los osteoblastos son derivados de las células madres del mesénquima
con un potencial único para diferenciarse en adipocitos, condrocitos y células del estroma.
Los osteoclastos, en cambio, son derivados de las células madres hematopoyéticas. Estos
dos tipos de células, de diferentes orígenes, cooperan entre sí para mantener la hemostasia
del tejido óseo.
La exfoliación de los dientes primarios, fenómeno fisiológico propio del ciclo vital de la
fórmula primaria, se manifiesta con una progresiva reabsorción radicular que termina con la
caída del diente, las células responsables de la reabsorción fisiológica de tejido dental son
los odontoclastos.
Estructuralmente los odontoclastos poseen similares características que los osteoclastos, sin
embargo, son más pequeños que los osteoclastos
La diferenciación odontoclastica tiene varios aspectos y funciones muy característicos; los
odontoclastos mononucleares se adhieren firmemente al hueso y se fusionan con otros para
formar odontoclastos multinucleados
Estudios in vitro de la misma época han demostrado que la pulpa temporal al colocarla
sobre geles de colágeno presentan una actividad colagenolítica,pero esta actividad no se
constató en pulpas permanentes; para los autores este hecho podría indicar la posibilidad
de que existe un factor difusible en forma activa en la pulpa de los dientes temporales ( la
colagenasa)
● Pre reabsorción, donde la pared de la cámara pulpar es cubierta con una capa
Odontoblástica y ningún osteoclasto multinucleados pudo ser detectada en dicha
cámara
● Reabsorción temprana, donde Odontoclastos multinucleados se detectan en la
cámara pero el resto de la superficie pulpar sigue aún cubierta por la cara la capa
Odontoblástica
● Reabsorción tardía, donde los odontoblastos desaparecen de la cámara pulpar y
domina la presencia de Odontoclastos multinucleados alineados
● La reabsorción final, donde la superficie de la dentina de la cámara pulpar ha sido
parcial o totalmente reabsorbida
Patrón de reabsorción:
Articulando con los dientes permanentes, la reabsorción radicular del diente primario se
inicia en el sitio de la raíz que está más cerca del sucesor permanente. En los dientes
anteriores por ejemplo la corona completa del sucesor permanente se encuentra lingual al
tercio apical del diente primario. El movimiento eruptivo del diente permanente tiene una
dirección incisal y vestibular, esto causa la resorción de la superficie lingual del tercio
apical de la raíz del diente primario. Una vez que hay reabsorción de la superficie
vestibular, el diente permanente es encontrado debajo de la raíz del diente primario. Desde
aquel momento, la reabsorción sigue adelante horizontalmente en una dirección incisal,
hasta que el diente primario se exfolie y el diente permanente erupciona en la cavidad oral.
Se puede producir una ausencia de erupción en los seres humanos, como consecuencia de
un fallo en la reabsorción ósea, como sucede, por ejemplo, en el síndrome de displasia
cleidocraneal. En los niños que padecen este síndrome no solo está alterada la reabsorción
del hueso y los dientes primarios, sino que existe una intensa fibrosis gingival y numerosos
dientes supernumerarios impiden también la erupción normal. Todas estas alteraciones
bloquean mecánicamente la erupción de los dientes sucedáneos (los que reemplazan a los
primarios). Si se eliminan las interferencias, los dientes suelen erupcionar y se puede lograr
la oclusión.
En el síndrome humano conocido como fallo primario de la erupción (poco frecuente, pero
perfectamente documentado), los dientes posteriores afectados no llegan a erupcionar,
debido presumiblemente a un defecto en el mecanismo de propulsión. Ya se ha identificado
una mutación en el gen del receptor de la hormona paratiroidea (PTH R1) que da lugar a
este trastorno (también pueden intervenir otros genes). En las personas afectadas se observa
una reabsorción ósea aparentemente normal, pero los dientes implicados no siguen la vía
que ha quedado despejada. No responden a la fuerza ortodóncica y no pueden desplazarse a
su posición. Por consiguiente, parece bastante evidente que el factor que limita la velocidad
es la erupción preemergente. Normalmente, el hueso superficial y los dientes primarios se
reabsorben, y el mecanismo de propulsión empuja al diente hacia el espacio dejado por la
reabsorción. La conclusión de la corona es la señal que activa la reabsorción del hueso
situado sobre la corona del diente, y que también anula la inhibición de los genes necesarios
para que se formen las raíces.
Mecanismo de erupción:
Una vez que el diente emerge, erupciona rápidamente hasta aproximarse al nivel oclusal y
verse sometido a las fuerzas de masticación. En ese momento, su erupción disminuye de
velocidad y continúa hasta alcanzar el nivel oclusal de otros dientes, empezando a
funcionar plenamente. La fase de erupción relativamente veloz, desde el momento en que
perfora inicialmente la encía hasta que alcanza el nivel oclusal, se denomina acelerón
postemergente, que contrasta con la fase posterior de erupción, que es muy lenta y a la que
se conoce como de equilibrio oclusal juvenil.
Los mecanismos de erupción pueden ser muy diferentes tras la erupción (los enlaces
cruzados de colágeno del ligamento periodontal son más prominentes una vez que el diente
empieza a participar en la oclusión, de manera que el mecanismo más probable parece ser
un acortamiento de las fibras de colágeno) y el mecanismo de control varía. Parece obvio
que cuando el diente se ve sometido a las fuerzas de masticación que se oponen a la
erupción disminuirá el ritmo general de la misma, y así es como sucede exactamente. En
los seres humanos, una vez que los dientes alcanzan el nivel oclusal, la erupción continúa
de forma casi imperceptible, pero indudable.
Durante el equilibrio juvenil, los dientes que están en función erupcionan a un ritmo que se
corresponde con el ritmo de crecimiento vertical de la rama mandibular. Al seguir
creciendo la mandíbula, se aleja del maxilar, dejando un espacio hacia el que erupcionan
los dientes. No obstante, se ignora el mecanismo exacto de control de la erupción para
adecuarla al crecimiento mandibular, y dado que algunos de los problemas ortodóncicos
más difíciles aparecen cuando la erupción no coincide con el crecimiento.
Una vez que un diente llega a la boca, las fuerzas que se oponen a su erupción son la
masticación y tal vez también la presión de los tejidos blandos de los labios, las mejillas o
la lengua en contacto con los dientes. Si la erupción solo se produce durante los períodos de
reposo, es probable que las presiones ejercidas por los tejidos blandos (p. ej., por la
posición de la lengua durante el sueño) tengan una importancia en el control de la erupción
mayor a la de las presiones más intensas que se producen durante la masticación.
Secuencia de erupción:
El orden más frecuente es la erupción inicial de los incisivos centrales inferiores, seguida
muy de cerca por la de los primeros molares inferiores permanentes y la de los primeros
molares superiores permanentes. Sin embargo, estos dientes suelen erupcionar casi al
mismo tiempo, por lo que es una variante habitual que los primeros molares emerjan
ligeramente antes que los incisivos centrales inferiores o viceversa.
Por lo general, los molares inferiores emergen antes que los superiores. El comienzo de la
erupción de este grupo de dientes corresponde a una edad dental de 6 años.
La edad dental de 8 años se caracteriza por la erupción de los incisivos laterales superiores.
Tras la aparición de estos dientes en su arco pasan 2 o 3 años antes de que emerjan más
dientes permanentes. Dado que a las edades dentales de 9 y 10 años no erupciona ningún
diente, esas edades deben distinguirse por el grado de reabsorción de los caninos y
premolares primarios y por el grado de desarrollo de las raíces de sus sucesores
permanentes.
A la edad dental de 9 años están presentes los caninos y los primeros y segundos molares
primarios; se ha completado aproximadamente un tercio de la raíz de los caninos inferiores
y de los primeros premolares inferiores, y acaba de empezar (si lo ha hecho) el desarrollo
de la raíz del segundo premolar inferior.
La edad dental de 10 años se caracteriza por un mayor grado de reabsorción de las raíces de
los caninos y molares primarios, así como por un mayor desarrollo de las raíces de sus
sucesores permanentes. A esta edad dental se han completado aproximadamente la mitad de
las raíces de cada canino inferior y de los primeros premolares inferiores y casi la mitad de
las raíces de los primeros premolares superiores, y se han desarrollado notablemente las
raíces de los segundos premolares inferiores, los caninos superiores y los segundos
premolares superiores. Los dientes suelen emerger una vez que se han completado tres
cuartas partes de sus raíces. Por consiguiente, cuando el desarrollo de una raíz se aproxima
a este nivel, es una señal de la erupción inminente del diente.
Las raíces necesitan de 2 a 3 años para completar su desarrollo, una vez que el diente ha
llegado al contacto oclusal. Así pues, otro indicador de la edad dental de 10 años sería la
conclusión del desarrollo de las raíces de los incisivos inferiores y la casi conclusión de las
raíces de los laterales inferiores.
Hacia la edad dental de 11 años deben haberse completado las raíces de todos los incisivos
y de los primeros molares permanentes.
La edad dental de 11 años se caracteriza por la erupción de otro grupo de dientes: los
caninos inferiores, los primeros premolares inferiores y los primeros premolares superiores,
que erupcionan más o menos simultáneamente. En el arco mandibular, los caninos suelen
aparecer justo antes que los primeros premolares, pero lo importante es la coincidencia en
el momento de la erupción, no los detalles sobre el orden de aparición. Por otra parte, los
primeros premolares suelen erupcionar en el arco maxilar mucho antes que los caninos.
A la edad dental de 11 años, los únicos dientes primarios que quedan son los caninos, y los
segundos molares superiores y los segundos molares inferiores.
Aunque la mineralización suele comenzar más tarde, se pueden observar los inicios de los
terceros molares hacia los 12 años de edad. Las edades dentales de 13, 14 y 15 años se
caracterizan por el grado de culminación del desarrollo de las raíces de los dientes
permanentes. Hacia la edad dental de 15 años, la formación de un tercer molar se
visualizará en las radiografías, y deben haberse completado las raíces de los restantes
dientes permanentes.
Como sucede en las demás edades de desarrollo, la edad dental guarda relación con la
edad cronológica, aunque la correlación entre la edad dental y la cronológica es una de las
más débiles. En otras palabras, los dientes erupcionan con una variabilidad considerable
con respecto a las edades cronológicas que se emplean como referencia. Sin embargo, sigue
siendo cierto que los dientes erupcionan por etapas, tal como acabamos de describir. En un
niño con un desarrollo dental precoz, los incisivos centrales y los primeros molares
inferiores pueden erupcionar a los 5 años, alcanzando la edad dental de 12 años a la edad
cronológica de 10.
Un niño con un desarrollo dental lento puede alcanzar la edad dental de 12 años a la edad
cronológica de 14, lo cual está dentro del intervalo de variación normal.
Los cambios en el orden de erupción constituyen un signo mucho más fiable de que existe
un trastorno en el desarrollo normal que una demora o una aceleración generalizada.
Cuanto más se aparta un diente de su posición prevista en el orden de erupción, más
probabilidades existen de que haya algún tipo de problema.
El crecimiento de las arcadas proporciona a los dientes espacio para erupcionar y emerger
en el interior de la boca. El desplazamiento anterior del complejo maxilomandibular, que es
el patrón habitual, influye en la erupción dentaria, así como la posición anteroposterior de
los incisivos. La posición lingual de los incisivos mandibulares se acompaña
frecuentemente de un desplazamiento anterior, durante el cambio es mayor en la mandíbula
que en el maxilar y como además existe una tendencia pronunciada a que los molares
inferiores se desplacen hacia mesial, las relaciones oclusales se mantienen niveladas
durante los últimos períodos de la dentición mixta.
Cuando existe una discrepancia entre la dimensión mesiodistal total de los dientes y el
tamaño del hueso de soporte de las arcadas, se puede producir un apiñamiento o una
protrusión. La discrepancia puede deberse al tamaño grande o pequeño de los dientes, las
bases óseas pequeñas o grandes, o una combinación de ambos. No parece existir relación
evidente entre el tamaño total de los dientes de la arcada mandibular y los apiñamientos, ni
entre el tamaño individual de un diente y su apiñamiento. Howe y cols.* demostraron que
la anchura de la arcada y las dimensiones de su perímetro pueden establecer diferencias
entre denticiones apiñadas y denticiones no apiñadas.
Ancho de la arcada:
Con relación al incremento en anchura de los arcos dentarios hay hechos importantes que
considerar:
La anchura de la arcada se mide entre puntos linguales homólogos (es decir, intersección
del surco lingual con el margen gingival) de los dientes de la misma arcada (es decir,
anchura palatina entre los segundos molares). La anchura entre los molares maxilares, por
ejemplo, puede ser, como mucho 6 mm menor en las denticiones con apiñamiento que en
las que no lo presentan.
La anchura palatina aumenta de 2,5 a 3 mm entre los 7 y los 15 años en personas que no
han recibido ningún tratamiento. En condiciones normales la anchura intermolar en dentición
mixta es de 34-35 mm y en la dentición permanente de un adulto de 36 a 39 mm .De acuerdo con
estudios practicados por Spillane y MeNamara, si en una arcada dental se aprecia que la
anchura palatina es estrecha (menos de 31 mm) en la primera dentición mixta, es poco
probable que el niño alcance las dimensiones adecuadas solamente por la actividad de los
mecanismos de crecimiento normales
La distancia (perimetro) alrededor de la arcada dental se mide desde las caras mesiales de
los segundos molares maxilares derecho e izquierdo, y es manifiestamente mayor en las
denticiones sin apiñamiento. Otros investigadores han obtenido resultados similares. Los
ortodoncistas Intentan prevenir y tratar las discrepancias entre el tamaño de los dientes y de
las arcadas; sin embargo, para proteger mejor los intereses de sus pacientes, el profesional
debe conocer la importancia que tienen las diferencias de tamaño entre los dientes
temporales y los permanentes, así como la diferencia de tamaño entre dientes y arcadas
Diferencias en el tamaño de los dientes:
La relación entre el tamaño de las arcadas dentales, y las diferencias de tamaño entre los
dientes de la dentición temporal (deciduos) y la dentición definitiva, es especialmente
importante para el desarrollo de la dentición permanente. Por ejemplo, el conjunto de los
dientes permanentes posteriores generalmente tiene un diámetro mesiodistal menor que el
de los dientes temporales, o dicho de otra forma, que los dientes posteriores de reemplazo
(dientes permanentes) son mesiodistalmente más pequeños que los dientes temporales. La
diferencia es el espacio libre disponible, o espacio que se gana por la diferencia entre las
dimensiones mesiodistales de los molares temporales y de los premolares permanentes. La
distancia mesiodistal promedio de la primera dentición es de 47 mm, que, comparados con
los 42,2 mm de la dimensión del grupo de dientes de reemplazo, da una ganancia de
espacio libre disponible de 4,8 mm. Esta diferencia de tamaño entre los dientes posteriores
de reemplazo (permanentes) y los temporales permite el movimiento mesial de los molares
permanentes.
De esta manera, comparando simplemente el tamaño de los dientes de las dos denticiones
podemos ver la necesidad de obtener un espacio adicional para las arcadas, tan pronto como
se pierden los incisivos temporales, excepto cuando en la dentición temporal exista una
separación suficiente.
Parte del espacio se emplea para el espacio disponible (diferencia de tamaño entre los
premolares y los molares temporales), pero puede servir para la alineación de los incisivos
inferiores con apiñamientos de una media de 1.6 mm.
Labilidad incisal:
Si los segundos molares erupcionan antes de que los premolares hayan erupcionado
completamente, se produce un acortamiento importante de la arcada y es probable que se
presente una maloclusión. Debido a la discrepancia en las dimensiones mesiodistales de
las coronas entre la dentición temporal y la definitiva, puede aparecer un cierto grado de
apiñamiento transitorio (labilidad incisal) alrededor de los 8 o 9 años, que persiste hasta la
emergencia de los caninos, cuando el espacio entre los dientes vuelve a ser el adecuado.
Factores ambientales que pueden influir en el patrón del arco dental
Por otro lado, hay factores secundarios del medio ambiente que pueden influir en forma
drástica en la disposición de los arcos dentales, entre ellos: pérdida temprana de los dientes
primarios, caries interproximales,un cuadro patológico, anquilosis de los dientes primarios,
hábitos bucales y traumatismos.
Los factores ambientales que afectan con mayor regularidad el nivel del arco dental es
probable que sean las caries y la pérdida prematura de los dientes primarios. Según
Northway, Wainright y Demirjian,las caries tempranas, así como la pérdida temprana del
primero o el segundo molares primarios, producen una disminución de la longitud del arco
dental.
Si examinamos un cráneo seccionado, podremos ver que en ambos arcos dentales los brotes
de los incisivos permanentes se encuentran en una posición lingual y apical con respecto a
los incisivos primarios. Como consecuencia de ello, los incisivos inferiores permanentes
tienden a erupcionar en dirección ligeramente lingual y algo irregular, incluso en niños que
tienen arcos dentales normales y espacios normales dentro de los arcos. En el arco maxilar
es probable que el incisivo lateral emerja en posición lingual y permanezca así en caso de
apiñamiento en el arco.
Los caninos permanentes se sitúan más en línea con los caninos primarios. Si hay
problemas en la erupción, estos dientes pueden desplazarse en sentido lingual o labial, pero
lo habitual es que se desplacen labialmente, si es que no existe sitio suficiente para
acomodarlos en el arco.
Premolares:
A diferencia de los dientes anteriores, los premolares permanentes son más pequeños que
los dientes primarios a los que reemplazan . Por término medio, el segundo molar inferior
primario es 2 mm mayor que el segundo premolar, mientras que en el arco maxilar el
segundo molar primario es 1,5 mm mayor. El primer molar primario es solo algo mayor
que el primer premolar, pero deja libre 0,5 mm más en la mandíbula. Como consecuencia
de ello, existen a cada lado de la mandíbula unos 2,5 mm a los que se denomina espacio de
deriva, mientras que en el arco maxilar hay 1,5 mm por término medio. Cuando se pierden
los segundos molares primarios, los primeros molares permanentes se adelantan
(mesialmente) con una relativa rapidez, utilizando el espacio de deriva. Esto reduce la
longitud y la circunferencia del arco, los cuales están relacionados pero no son lo mismo, y
suelen confundirse entre sí .
Incluso en caso de que los incisivos estén apiñados, es habitual que los molares
permanentes empleen el espacio de deriva para su desplazamiento mesial. En ese momento,
existe una gran oportunidad para proceder al tratamiento ortodóncico, ya que se puede
aliviar el apiñamiento utilizando el espacio de deriva
● Una relación normal entre los molares primarios es la del plano terminal de
encajado o recto.
● El equivalente a la clase II de Angle en la dentición primaria es el escalón distal
● El escalón mesial corresponde a la clase I.
Al finalizar la erupción de los dientes, éstos toman una posición en la que las fuerzas
antagonistas están en equilibrio. Las principales fuerzas antagonistas que influyen en la
posición de un diente proceden de la musculatura circundante. Vestibularmente respecto de
los dientes se encuentran los labios y las mejillas, que proporcionan unas fuerzas de
dirección lingual bastante leves, pero constantes. En el lado contrario de las arcadas
dentarias se encuentra la lengua, que produce fuerzas de dirección labial y bucal sobre las
superficies linguales de los dientes. Ambas fuerzas son lo bastante intensas como para
desplazar a los dientes en las arcadas.
Hay una posición del diente en la cavidad oral en la cual las fuerzas labiolinguales y
bucolinguales son iguales. Ésta es la denominada posición neutra-espacio neutro, en el
que se consigue la estabilidad de los dientes. Incluso después de la erupción, cualquier
cambio o alteración de la magnitud, dirección o frecuencia de estas fuerzas musculares
tenderá a desplazar el diente hacia una posición en la que las fuerzas de nuevo se
encuentren en equilibrio.
Algunas fuerzas que no derivan directamente de la musculatura oral, sino que están
asociadas con hábitos orales, también pueden influir en la posición dentaria. La corrección
de la posición de los dientes probablemente fracasará si no se elimina la causa de la mala
posición..
El contacto proximal entre dientes adyacentes ayuda a mantener los dientes en una
alineación normal. Parece que hay una respuesta funcional del hueso alveolar y las fibras
gingivales que rodean a los dientes, lo que da lugar a un desplazamiento en sentido mesial
de éstos hacia la línea media. Durante la masticación se produce un ligero movimiento en
dirección bucolingual y vertical de los dientes que a lo largo del tiempo también da lugar a
un desgaste de las áreas de contacto proximales. Cuando estas áreas están desgastadas, el
desplazamiento en sentido mesial ayuda a mantener el contacto entre los dientes adyacentes
y estabiliza la arcada. El desplazamiento en sentido mesial se pone de manifiesto más
claramente cuando la superficie de un diente posterior está destruida por la caries o cuando
se ha extraído el diente. Con la pérdida del contacto proximal, el diente en una situación
distal al lugar de la extracción sufrirá un desplazamiento mesial hacia el espacio edéntulo,
que, especialmente en el área molar, hará que este diente adopte una inclinación marcada
respecto de este espacio.
Otro factor importante que ayuda a estabilizar la alineación dentaria es el contacto oclusal,
que impide la extrusión o la sobreerupción de los dientes, al mantener la estabilidad de la
arcada. Cada vez que se cierra la mandíbula, se refuerza un patrón de contacto oclusal
concreto y se mantiene la posición dentaria. Si se pierde o se altera una parte de la
superficie oclusal de un diente, la dinámica de las estructuras de soporte periodontales
permitirá un desplazamiento del diente. Es probable que los dientes que no encuentran
ninguna oposición sobreerupcionen hasta establecer contacto oclusal. Por tanto, cuando se
pierde un diente es probable que el diente distal se desplace mesialmente, pero también es
muy probable que el diente que se ha quedado sin oponente erupcione hasta encontrar un
contacto oclusal
Así pues, se pone de manifiesto que los contactos proximal y oclusal son importantes para
mantener la alineación dentaria y la integridad de la arcada. El efecto de la falta de un
diente puede ser muy importante en términos de pérdida de estabilidad de las arcadas
dentarias.
La curvatura del plano oclusal se debe fundamentalmente al hecho de que los dientes se
localizan en las arcadas con un grado de inclinación variable. Al examinar las arcadas
dentarias de perfil puede observarse la relación en sentido axial-mesiodistal. Si se trazan
líneas siguiendo los ejes largos de las raíces en dirección oclusal, a través de las coronas,
puede apreciarse la angulación de los dientes respecto del hueso alveolar. En la arcada
mandibular, tanto los dientes anteriores como los posteriores tienen una inclinación mesial.
El segundo y el tercer molar están más inclinados que los premolares.
Estas líneas convexa y cóncava coinciden perfectamente cuando las arcadas dentarias
entran en oclusión. Esta curvatura de las arcadas dentarias fue descrita por primera vez por
Von Spee, por lo que se denomina curva de Spee.
Cuando se observan las arcadas dentarias en una vista frontal puede verse la relación axial-
bucolingual. Por lo general, los dientes posteriores de la arcada maxilar presentan una
ligera inclinación bucal. En la arcada mandibular los dientes posteriores tienen una ligera
inclinación lingual. Si se traza una línea imaginaria que pase por las puntas de las cúspides
bucales y linguales de los dientes posteriores del lado derecho e izquierdo, se observa un
plano de oclusión curvo. La curvatura es convexa en la arcada maxilar y cóncava en la
mandibular. De nuevo, si las arcadas entran en oclusión, las curvaturas dentarias coinciden
perfectamente. Esta curvatura del plano oclusal que se observa en una vista frontal se
denomina curva de Wilson.
ALINEACIÓN DENTARIA INTERARCADA
Dado que los dientes maxilares tienen una posición más facial (o al menos
presentan una inclinación más facial), es habitual que la relación oclusal normal de los
dientes posteriores permita que las cúspides bucales mandibulares ocluyan a lo largo de las
áreas de la fosa central de los dientes maxilares. De igual manera, las cúspides linguales
maxilares ocluyen a lo largo de las áreas de la fosa central de los dientes mandibulares. Esta
relación oclusal protege los tejidos blandos circundantes. Las cúspides bucales de los
dientes maxilares impiden que la mucosa bucal de las mejillas y los labios se coloque entre
las superficies oclusales de los dientes durante la función. Asimismo, las cúspides linguales
de los dientes mandibulares ayudan a evitar que la lengua se sitúe entre los dientes
maxilares y mandibulares.
1. Si se traza una línea imaginaria a través de todas las puntas de las cúspides bucales de
los dientes posteriores mandibulares, se forma la línea buco-oclusal (B-O). En una arcada
normal, esta línea tiene un trayecto suave y continuo, que muestra la forma general de la
arcada. También indica la línea de demarcación entre las caras internas y externas de las
cúspides bucales.
2. Si se traza una línea imaginaria a través de las cúspides linguales de los dientes
posteriores maxilares, se observa la línea linguo-oclusal (L-O). Esta línea muestra la forma
general de la arcada y representa la línea de demarcación entre las caras externas e internas
de estas cúspides céntricas.
3. Si se traza una tercera línea imaginaria por los surcos de desarrollo centrales de los
dientes posteriores maxilares y mandibulares, se forma la línea de la fosa central (F-C).
Una vez establecida la línea, conviene señalar una importante relación de las áreas de
contacto proximales. Estas áreas generalmente tienen una situación bucal respecto de la
línea F-C, lo que permite un espacio interproximal lingual mayor y un espacio
interproximal bucal más pequeño. Durante la función, el espacio interproximal lingual
mayor constituye un importante camino de salida del alimento que se mastica. Cuando los
dientes entran en contacto, la mayor parte del alimento se desvía hacia la lengua, que es
más eficaz que la musculatura buccinadora y perioral para devolver el alimento a la tabla
oclusal.
En general se considera que la edad dental puede ser evaluada desde dos puntos de
vista
- Considerando la emergencia de cada diente
BIBLIOGRAFIA
CARMEN M. NOLLA, B.S., D.D.S., M.S. The Development of the Permanent Teeth. 1960.