DAV PATOLOGIA DUAL Dra. Bárbara Damiano (Psiquiatra y Médica Legista)
DAV PATOLOGIA DUAL Dra. Bárbara Damiano (Psiquiatra y Médica Legista)
DAV PATOLOGIA DUAL Dra. Bárbara Damiano (Psiquiatra y Médica Legista)
AUTOS Y
VISTOS: Para redactar los fundamentos del fallo dictado el 21 de agosto de este año, en presente
causa nro. 292/2015 (6248/D) seguida a D. A. V. (argentino, titular del Documento Nacional de
Identidad nro. , soltero, nacido el 16 de mayo de 1986 en esta Ciudad, ocupación electricista, con
domicilio en la calle , Avellaneda, provincia de Buenos Aires, hijo de E. A. V. y de m. E. E.), por
infracción al artículo 183 del C.P.” Intervinieron en la audiencia de debate celebrada los días 1, 2,
6, 13 y 21 de agosto de este año, en representación del Ministerio Público Fiscal, el Dr. Carlos Fel
Rolero Santurián, y la Dra. Mariana Salduna, titular de la Defensoría Oficial PCyF n° 11. RESULTA:
Que se juzgó en las presentes actuaciones, de conformidad con la imputación efectuada por el Sr.
Fiscal en el alegato de apertura del debate oral y público realizado el 1º de agosto del corriente,
“…el hecho descripto en el requerimiento de juicio, consistente en que D. A. V., el día 17 de
diciembre de 2015, a las 4.40 horas de la mañana, en la garita perteneciente al Hospital T. Borda,
cuando V. fue e intentó ingresar en la mano al mismo tiempo con una lata de cerveza. Ante ello, el
empleado de seguridad del lugar, M. A., le negó el ingreso, a lo que V. se mostró alterado, insultó
a A. y con golpes de puño rompió el vidrio de la casamata del hospital. En ese momento fue
reducido por el empleado de seguridad y se convocó a la policía y lo detuvieron.” La conducta
mencionada fue calificada como constitutiva del delito de daño agravado, por el carácter del bien
sobre el que se produjo el daño, delito previsto en el artículo 184, inciso 5º del Código Penal. En la
primera jornada del juicio se escucharon los alegatos de apertura de ambas partes. El 2 de agosto
continuó el debate con la recepción de las declaraciones testimoniales de Eduardo Fernando
Romero, personal de la Comisaría 28ª de la Policía de la Ciudad, M. E. R. A, testigo presencial del
hecho, personal de seguridad del Hospital Tiburcio Borda, C. G: O., testigo presencial del hecho y
personal de seguridad del Hospital Borda, y O. M. S., testigo presencial del hecho. Seguidamente,
el 6 de agosto del mismo mes y año, se recibió declaración a los testigos: María Lucila Casabella,
Licenciada en Psicología, profesional del Cuerpo de Investigaciones Judiciales del Ministerio
Público Fiscal, la psicóloga María Fernanda Aurora Zárraga Esteban, de la Defensoría General,
psiquiatra y médica legal, personal de la Defensoría General, el médico forense Dr. Pablo
Burgueño y el psicólogo Juan Francisco Mugnolo, ambos integrantes del Cuerpo de Medicina
Forense del Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El día 13 de agosto se
desarrolló la cuarta jornada de la audiencia de debate, siendo que el señor V. no compareció, por
lo que ordené su traslado compulsivo para el día 14 del mismo mes, a primera hora y, en caso de
no presentarse, librar exhorto al Juzgado que corresponda al domicilio del imputado a fin de que
comparezca compulsivamente con el objeto de continuar el juicio oral y público, bajo
apercibimiento de declarar su rebeldía y captura. Así las cosas, el día veintiuno de agosto se llevó a
cabo la última audiencia con la incorporación formal de la prueba documental que fuera admitida
en la audiencia prevista en el artículo 210 del CPPCABA, consistente en: constancia de fs. 3-
agregado a fs. 379 de este legajo-, acta de detención de fs. 5 –agregado a fs. 380 de este legajo-,
vistas fotográficas del imputado de fs. 12 –agregadas a fs. 381 de este legajo, informe médico legal
de fs. 19 –agregado a fs. 382 del presente legajo de juicio, informe pericial de fs. 21 –agregado a
fs. 382 de este legajo-, vistas fotográficas de fs. 22/23 – agregados a fs. 384/385 del presente
legajo, informe de la Comunidad Terapéutica Santa Rita agregado a fs. 414, como así también la
prueba incorporada en el debate, a saber: Informe realizado por la Dirección de Asistencia Técnica
el 11 de julio de 2016 –fs. 22/25-, informe social de fs. 29/30, informe de fs. 63/64, dictamen
pericial del 08/11/2016 –fs. 88/90-, Historia Clínica de D. A. V., remitida por personal del Hospital
Municipal Tiburcio Borda –fs. 109/211-; informe pericial de fecha 22 de febrero de 2017 –fs.
217/223-; certificado de fs. 252, informe confeccionado por el Dr. Ricardo Klein, del Servicio 112
del Hospital Municipal T. Borda –fs. 271/272-, informe del Dr. Ricardo Klein de fs. 285 ter, informe
pericial realizado el 10 de mayo de 2018 –fs. 344/347, y el informe socio ambiental de V.,
presentado en la audiencia de debate oral y público. Luego de ello, las partes iniciaron sus
alegatos. Alegato del Ministerio Público Fiscal: El representante del Ministerio Público Fiscal, Dr.
Carlos Fel Rolero Santurián, refirió que el presente debate tuvo por objeto determinar la
responsabilidad de D. V. respecto del hecho acaecido el 17 de diciembre de 2015, a las 4.40 horas
de la mañana, ocasión en que el imputado arribó a la entrada del Hospital Municipal Tiburcio
Borda con la intención de ingresar para solicitar que le entreguen medicación, siendo que el
testigo R., personal de seguridad de dicha institución, no le permitió el ingreso puesto que V.
poseía una lata de cerveza en su mano. Ante tal circunstancia, el imputado reaccionó con un golpe
de puño, que ocasionó la rotura del vidrio de la casamata del hospital. El Fiscal afirmó que las
declaraciones de los testigos R. y O. resultaron contundentes al señalar a D. A. V. como autor del
hecho, que si bien acerca de dicho suceso no hay dudas, se generaron otras dos discusiones: en
primer lugar, lo que la Defensa pretende introducir en relación a una rotura anterior del vidrio en
cuestión, circunstancia que, según el criterio de la Fiscalía, no se encuentra acreditada si se trata
del mismo vidrio o de otro, toda vez que no fue marcado en las vistas fotográficas. Además,
sostuvo que aún si se considera que el vidrio ya se encontraba roto, dicha rotura no lo hacía
inviable para su finalidad, y que “…luego de la intervención del acusado se provocó una alteración
de la cosa para volverla a su estado anterior”. En segundo lugar, se refirió a la inimputabilidad de
V., alegando que la inimputabilidad es un término jurídico, y que le llama la atención que el mismo
sea delimitado por un médico y no por un juez. Afirmó el Dr. Rolero que el artículo 34 del Código
Penal establece que el médico debe dar su opinión, pero quien resuelve debe ser el Juez.
Asimismo, entendió que no existe una presunción de inimputabilidad, sino que la misma debe ser
acreditada, puesto que no es la regla sino la excepción, y debe ser de tal entidad que no cualquiera
lleva a determinarla. Seguidamente resaltó que de los cinco informes psicológicos psiquiátricos
realizados respecto de V. no había uno siquiera que concluya que el nombrado no comprendió lo
que hizo, y se refirió en especial a una pericia realizada por el médico forense Pablo Burgueño, de
la que se desprende que D. V. poseía capacidad y que no existieron causales psicopatológicas que
lo condujeron a realizar el hecho objeto de reproche. Es decir, no encintró circunstancia que haya
logrado acreditar que la capacidad de V. respecto del injusto, al momento del hecho, se
encontraba alterada. El imputado sabía cómo ir, y adónde y “…no toleró que le dijeran que no.”
Por otro lado sostuvo el Fiscal que V. no asimila cuáles son sus obligaciones y se encuentra
empecinado en no hacerlo, por lo que consideró que se encuentran reunidos todos los elementos
objetivos y subjetivos del tipo penal previsto en el artículo 184, inc. 5º en función del artículo 183
del Código Penal. Finalmente, solicitó se condene a V. y se aplique la pena de seis meses de
prisión, pudiendo ser dejada en suspenso, con aplicación de las reglas de conducta pertinentes
durante el término que el Juez considere adecuado. Alegato de la Defensora Oficial: La Dra.
Mariana Salduna sostuvo que la prueba reunida en el debate resultaba insuficiente y que la
imputabilidad de su defendido no fue acreditada. Alegó la defensora que los testimonios de R. y O.
no fueron del todo contundentes, existiendo contradicciones en sus relatos, entre los cuales
detalla que R. no logró precisar el horario del hecho, que O. manifestó que el encargado estaba
manchado de sangre, sin poder precisar si la misma era de V. y que R. no manifestó nada. La Dra.
Salduna puso de resalto que ambos testigos coincidieron en que el vidrio ya se encontraba
astillado al momento del hecho, y que si bien V. pudo haberlo golpeado, es posible que el mismo
haya cedido debido a los golpes recibidos con anterioridad. Por otro lado, señaló que por parte de
la Fiscalía no se efectuaron registros fílmicos cuando en el lugar había cámaras de seguridad, y un
domo en la vereda. Al momento de referirse a la declaración del testigo S., sostuvo que fue quien
inspeccionó el vidrio, pero que durante la audiencia se limitó a reconocer su firma en un papel, sin
dar mayores explicaciones sobre la labor que desarrolló, cuando el resultado debió ser acreditado
de manera fehaciente. Tampoco se probó que se haya tenido que cambiar el vidrio. En relación al
dolo, la Dra. Salduna manifestó que el mismo está ausente, puesto que V. solamente golpeó el
vidrio “…como quien llama a la puerta” y que el mismo cedió en función de los golpes anteriores;
por lo que debería ser un daño culposo. Por otra parte, alegó que no podía tenerse por probada la
culpabilidad del imputado, y ante la duda, debía estarse a lo que resulte más beneficioso para él.
Asimismo, manifestó que los médicos coincidieron en que V. presenta una patología psiquiátrica –
trastorno bipolar-, habiendo sido diagnosticado por el Dr. Ricardo Klein –del Hospital T. Borda-, y
un trastorno por consumo de sustancias. Citó al Dr. Burgueño, en cuanto éste sostuvo que V. no
pudo obrar libremente, y que este tipo de delitos es característico de aquellos que son cometidos
con síndrome de abstinencia, también señala que dicho dictamen es coincidente con lo declarado
por la perito Zárraga, puesto que ambos dejaron en claro que si bien V. pudo haber comprendido
la criminalidad de su conducta, no pudo en ese momento dirigir sus acciones, existiendo una
íntima conexión entre el hecho y el consumo de V.. Además, relata que V. fue al lugar con una lata
de cerveza en la mano, por lo que si se agrega alcohol al cuadro, la libertad de acción del imputado
podría verse aún más comprometida. Por lo tanto, al no existir un informe o evaluación al
momento del hecho, y por lo argumentado en la audiencia, la Dra. Salduna solicitó un
pronunciamiento de desincriminación en favor de su defendido, más aún cuando existen dudas,
por aplicación de los principios de inocencia e in dubio pro reo. Finalmente, para el caso de
aplicarse alguna pena, solicitó se tenga en cuenta la edad del imputado, que es joven, no posee
antecedentes, su situación personal y requirió se lo condene al mínimo de la pena prevista. Y
CONSIDERANDO: 1. Hecho. Adelanto que arribaré a un pronunciamiento absolutorio,
apartándome de la solicitud de pena efectuada por el Sr. Fiscal. En efecto, las pruebas reunidas en
este sumario, valoradas de acuerdo a las reglas de la sana crítica racional, no me han permitido
acreditar y por tanto tener la convicción de que Diego Alejandro V. actuó con absoluta
autodeterminación al momento de generarse la rotura del vidrio de la casamata del Hospital
Municipal Tiburcio Borda, el día 17 de diciembre de 2015, a las 4.40 horas Conforme fuera
descripto por el Sr. Fiscal en el requerimiento de juicio y, posteriormente, en la audiencia de
debate oral y público, se endilga a V. el suceso ocurrido el 17 de diciembre de 2015, a las 4.40
horas, oportunidad en la que se habría acercado a la garita del nosocomio mencionado –sito en
Ramón Carillo 375 de esta Ciudad-, con intención de entrar portando una lata de cerveza, en busca
de unas pastillas. Ante dicha situación, no le fue permitido el ingreso por personal de seguridad –
M. E. R. A.-, por lo que se haría puesto nervioso, insultando al empleado, luego de lo cual habría
comenzado a dar golpes de puño contra el vidrio de la casamata del lugar, causando su rotura.
Posteriormente, V. habría sido reducido por el personal de seguridad y detenido por personal
policial. El Dr. Carlos Fel Rolero Santurián encuadró dicha conducta en el artículo 184, inciso 5º del
Código Penal, en función del artículo 183 del mismo cuerpo legal. 2. Pruebas. Testimonial y
Documental: En primer lugar, cabe resaltar que a lo largo del debate oral y público no fue puesto
en duda por el Fiscal la existencia del hecho; es decir, la rotura del vidrio de la casamata del
Hospital T. Borda por parte de V.; ello en función de los testimonios de M E. R. A, quien relató que
el día 17 de diciembre de 2015 presenció el momento en que V. se acercó al hospital “…queriendo
entrar a la guardia médica, estando alcoholizado, con latas de cerveza , no se le permitió el
ingreso, era de madrugada, se puso agresivo y golpeó el vidrio de la garita, rompiéndolo, nos
agrede, lo empuja a V. y lo tira al piso hasta que vino la policía…” Por su parte, el testigo C. G. O.
afirmó que en ese momento él se encontraba en la puerta del Hospital Borda, que V. fue a dicho
lugar en estado de ebriedad y comenzó a romper el cristal de la garita, lo hizo dos o tres veces
hasta que lo rompió. Como consecuencia sostuvo que V. se lastimó y luego se hizo presente la
Policía. Cabe destacar que O. resaltó en su declaración que vio el momento en que V. rompía el
vidrio. Asimismo, hizo saber al Tribunal que cuando el imputado arribó al nosocomio no lo dejaron
ingresar porque estaba alcoholizado, y “no estaba en sus cabales”. Hasta aquí podemos afirmar
que los elementos del tipo previsto en el artículo 184, inc. 5 del Código Penal se encuentran
configurados, puesto que V. –sujeto activo-, a través de golpes de puño –acción típica de dañar-
generó como resultado la rotura del vidrio de la casamata del Hospital T. Borda, atacando su
utilidad1 , con la finalidad de romper el mismo. Ahora bien, la testigo María Fernanda Aurora
Zárraga Esteban manifestó que a V. se le efectuaron dos exámenes, uno en febrero de 2017 y otro
en mayo de 2018, y la conclusión a la que arribaron fue, respecto de la patología, que el imputado
padece de trastorno de la personalidad primario y otro por consumo de sustancias, siendo el
primero de carácter anti social. Asimismo, explicó que V. poseía capacidad para comprender la
ilicitud, pero no la capacidad para dirigir sus acciones conforme a dicha comprensión. En igual
sentido se pronunció la perito médico, Bárbara Damiano, al explicar que V. presenta una patología
dual, comprensiva de un trastorno por consumo de sustancias sobre la base de un trastorno
psiquiátrico moderado a grave, pudiendo ser bipolar. De acuerdo al trastorno por consumo de
sustancias, expuso que el sujeto necesita consumir cada vez más sustancias para lograr el efecto
deseado, siendo que dicho 1 D’ALESSIO, Andrés José, “Código Penal Comentado y Anotado”,
Editorial La Ley, Julio de 2207, pág. 566. trastorno incluye la abstinencia, lo que a su vez ocasiona
un deterioro a nivel familiar, social, laboral, puesto que la persona consume “independientemente
de las consecuencias”. Seguidamente sostuvo que la abstinencia va en contra de la libertad, que
“…hay un deseo irrefrenable de consumir y vuelve al sujeto muy vulnerable y comete delitos de
diversa índole (…) todo por el deseo de consumir (…) Y que un paciente con trastorno bipolar
puede comprender y no dirigir su conducta”. Es decir, es factible que un sujeto que padezca dicho
trastorno comprenda y no dirija sus acciones conforme a dicha comprensión, dependiendo de la
gravedad y de los síntomas. Por otro lado, según el testigo Francisco Mugnolo, V. padece de un
trastorno bipolar, el cual incluye ciclos de manía y depresión, por lo que es difícil determinar en
qué momento de alguno de esos ciclos de ese trastorno fue realizada la conducta que aquí se
investiga. En igual sentido se expidió la testigo Zárraga Esteban, quien manifestó que surge de los
antecedentes clínicos de V. que éste padece de un trastorno de bipolaridad, situación que puede
variar, y que de hecho no fue detectado en la entrevista realizada con el nombrado en febrero de
2017. Finalmente, la testigo Damiano también señaló que el trastorno psiquiátrico que padece el
acusado es de carácter moderado a grave, pudiendo consistir en un trastorno de bipolaridad.
Merecen especial relevancia las declaraciones vertidas por el perito perteneciente al Cuerpo de
Medicina Forense, Dr. Pablo Burgueño, quien durante la audiencia también afirmó que V. padece
dos patologías –o patología dual-, siendo un trastorno anti social de la personalidad, con
dependencia a varias sustancias. Específicamente, el testigo señaló que al momento de efectuarse
un examen pericial, V. presentaba una comprensión del hecho conservada, pero no así su libertad
de acción, “…que se encontraba profundamente alterada por la dependencia a los tóxicos (…) la
libertad de acción se encontraba alterada, pese a la comprensión, V. no podía obrar libremente.”
Asimismo, Burgueño señaló que el trastorno que padece D. A. V. es severo, por la abstinencia y los
años de consumo y la multiplicidad de sustancias. También se expidió respecto de la capacidad de
control del imputado, explicando que padece de una compulsión a la droga, existiendo una
urgente necesidad de satisfacer determinadas cuestiones, conscientes o inconscientes. En ese
momento no se tiene la libertad, puede comprender, pero lo que no puede hacer es dirigir su
accionar. El delito cometido por V. fue burdo, tosco, refirió Burgueño, cometido con la finalidad de
obtener medicación. Es cierto, por otra parte, que la declaración de inimputabilidad debe ser
excepcional, y las patologías que la sustentan deben poseer una envergadura tal que no dejen
espacio a la incertidumbre. Y es que precisamente, en virtud de las explicaciones brindadas por los
testigos mencionados, no me queda duda alguna que V., al momento del hecho, no tuvo la
libertad de dirigir su accionar conforme a la comprensión de la ilegalidad de su conducta. Como
bien lo explicaron los peritos Zárraga, Damiano y Burgueño, quienes resultaron contundentes en
sus declaraciones, D. A. V. pudo haber comprendido el desvalor jurídico de su accionar, sin
perjuicio de lo cual, su patología dual (trastorno anti social en comorbilidad por consumo de
sustancias y trastorno de bipolaridad) no le permitió dirigir su accionar conforme a esa supuesta
comprensión. Ello surge, asimismo, y de acuerdo lo expresado por Burgueño, del informe pericial
obrante a fs. 217/223. Cabe destacar que dichas patologías fueron evaluadas como graves. Al
respecto, cabe recordar, en palabras del Dr. Eugenio R. Zaffaroni, que “La capacidad psíquica
requerida para reprocharle a un sujeto un injusto es la necesaria para que le haya sido posible
comprender la naturaleza antijurídica de lo que hacía y que le hubiese permitido adecuar su
conducta conforme a esa comprensión de la antijuridicidad (…) Quien comprenda la antijuridicidad
de su conducta, pero no tenga capacidad para adecuarla a esa comprensión, tampoco puede ser
reprochado por su injusto (…) De allí que la imputabilidad –entendida como capacidad de
culpabilidadtenga dos niveles: uno que debe ser considerado como la capacidad de comprender la
antijuridicidad, y otro que consiste en la capacidad de adecuar la conducta a la comprensión de
ésta (…) cuando lo que falte es la segunda capacidad, se trata de un estrechamiento del ámbito de
autodeterminación del sujeto, por una circunstancia que proviene de su propia capacidad psíquica
(…)” 2 Ahora bien, no puedo dejar de expresar que además de tener la certeza de que el imputado
no logró dirigir su accionar conforme a una comprensión del ilícito cometido, incluso dicha
comprensión pudo verse altamente comprometida debido a sus padecimientos. 2 ZAFFARONI,
Eugenio Raúl, ALAGIA Alejandro y SLOKAR Alejandro, “Manual de Derecho Penal Parte General”,
Edit. Ediar, 2007, págs. 540-541. Ello en función de lo relatado por los testigos R. y O., en cuanto
expresaron que al momento del hecho, V. llegó al Hospital Borda estando alcoholizado, razón por
la que justamente no se le permitió el ingreso al nosocomio, como así también por lo explicado
por la perito Zárraga Esteban, en cuanto a que el trastorno por consumo de sustancias que padece
el imputado es de tipo policonsumo, desde hace doce años, y que abandona los tratamientos,
teniendo una dependencia al consumo. Por su parte, la perito Damiano refirió que si V. consumió
alcohol, “…éste deprime las áreas del cerebro que inhiben, hace de desinhibidor, aumenta el
consumo y se transforma en depresor, y luego tiende al descenso de la conciencia. Si el sujeto
tiene patología o consumió otra cosa, se vuelve más impredecible la conducta porque hay más
variables, la conducta se vuelve más pueril”. Seguidamente, Pablo Burgueño indicó que el
trastorno que padece el acusado es severo debido a la abstinencia y los años de consumo, como
así también por la gran variable de sustancias que forman parte de su adicción. Resultó claro
también al mencionar que existe una conexión entre el hecho y la dependencia de V., puesto que
al consumir alcohol, disminuyen los frenos inhibitorios. A ello se suma la lesión que V. presenta a
nivel cerebral, que data del año 2010 y de cuya existencia es posible que se desprendan
alteraciones secuelares, en virtud de los trastornos que padece. A lo descripto anteriormente,
debo añadir que la adicción de V. también ha quedado fehacientemente acreditada a través de sus
antecedentes médicopsiquiátricos que obran en autos: la historia clínica remitida por el Hospital
Tiburcio Borda, en donde el encausado realizó diversos intentos por continuar un tratamiento que
lo ayude a superar su padecimiento e, incluso, estuvo internado; situación ésta que fue relatada
por el médico Ricardo Klein, profesional que atendió a D. V. en dicha institución al momento de su
internación, el que fue interrogado oportunamente, ante la ausencia del imputado a la audiencia
de juicio anterior. Es decir, el consumo de sustancias que afecta a V., que de acuerdo a lo relatado
durante la audiencia por los diversos testigos es de relevante gravedad, no es un dato nuevo, sino
que es una adicción de larga data, por lo que, sumado a que al momento del hecho se encontraría
en estado de ebriedad, me permite poner en tela de juicio, inclusive, la certeza de la comprensión
de la ilicitud de su accionar; y esa duda, como bien lo ha sostenido la Defensa, debe tomarse como
factor en favor del imputado, por aplicación del principio in dubio pro reo. Si bien no es vinculante,
resulta esencial la pericia médica para resolver casos como el presente, se trata de una fuente
importante para la decisión que debo tomar ya que mis conocimientos técnicos difícilmente
superen a los peritos que depusieron en el juicio oral. Se debe tener en cuenta la aceptación o
rechazo del informe pericial, que explica las características psicológicas del autor del hecho y
finalmente el plano privativo mío.- “Es también el carácter jurídico valorativo o normativo de la
inimputabilidad el que resta toda importancia a la distinción entre salud o enfermedad mental, sin
que interese, en consecuencia, la etiqueta nosográfica que coloquen los médicos sobre la cabeza
de quien delinquió. No es solamente inimputable ‘el alienado’, sino también quien padece otro
estado o situación psíquicamente anormal” como en el caso de autos. Ya sea que la afección del
agente constituya un estado de inconciencia transitoria o bien un trastorno mental transitorio, el
será inimputable si en el momento del hecho aun pudiendo comprender la criminalidad de su
obrar, no pudo dirigir (o controlar) sus acciones conforme a dicha comprensión “ (art. 34, inc. 1,
párrafo 1 , del Código Penal.-Cámara 2 en lo Criminal de Córdoba, causa “del Prado, Raúl Oscar, s/
homicidio” sentencia 24 25/8/80.- Por otro lado, la Sala III de la Cámara de Casación Penal ha
expresado en febrero de 2011 que “La complejidad o no de la acción desplegada, no posee
incidencia sobre la posibilidad de Terrusi de controlar su accionar ilícito, pues tal como lo afirmó el
médico tratante ‘comprendía lo que hacía pero no podía controlarlo, por lo que pedía ayuda para
que lo controlen y no hacer lo que entendía que era negativo (…) Se trata entonces de completar
los elementos que se exigen: la comprensión y la adecuación de la conducta a esa comprensión. Si
esto no le es posible es que no ha podido motivarse en la norma y, en consecuencia, no se podrá
imputar su hecho en este nivel de la teoría del delito (…) Ahora bien, lo importante s destacar es
que ya sea la comprensión, o la dirección de los actos, se excluye la capacidad si falta alguna de
ellas o ambas (íbidem), con cita de Roxin, Donna expresa que ‘la incapacidad para comprender el
injusto del hecho y la incapacidad de actuar conforme a esa comprensión se entremezclan a
menudo y entonces no se puede distinguir de manera precisa. En definitiva todo depende de la
falta de capacidad de control, que es consecuencia de la falta de capacidad de comprensión, pero
también de otras circunstancias y a menudo de la combinación de distintos factores’ En
consecuencia, la capacidad de culpabilidad es la cualidad de la persona de asimilar, entender y
llevar adelante la acción conforme a la norma, lo que puede llamarse capacidad de comprensión y
capacidad de dirección.”3 Por lo tanto, adelanto que declararé inimputable a Diego Alejandro V.,
en los términos del artículo 34, inciso 1º del Código Penal y, por consiguiente, mi pronunciamiento
será absolutorio. 3. Falta de atención médica: Independientemente de mi pronunciamiento en
este caso, análisis aparte merece la cuestión relacionada con el estado psicofísico en el que V.
arribó a la puerta del Hospital T. Borda el 17 de diciembre de 2015, durante la madrugada en
busca de medicación, como bien lo explicaron los testigos –todos coincidentes sobre este
puntodebido a su estado de abstinencia causado por la ingesta interrumpida de sustancias. Tal
como lo relataron R. A. y O, en dicha oportunidad y en virtud de que el imputado se encontraba en
estado de ebriedad no le fue permitido el ingreso al nosocomio. Ahora bien, considero que la
conducta desplegada por el personal de la institución debió mínimamente ser la opuesta, máxime
cuando se trata de un paciente que ya estuvo internado o recibió tratamiento en dicho lugar, o fue
atendido en algún momento por los profesionales que cumplen funciones en el mismo. El señor D.
A. V. es un paciente con una extensa historia clínica dentro del Hospital Borda, con patologías
psicológicas de gravedad, a lo que se suman sus adicciones de larga data (desde los doce años
aproximadamente) a una multiplicidad de sustancias y alcohol. Tratándose entonces, de una
institución cuya finalidad es brindar atención y/o tratamiento a aquellas personas con este tipo de
problemáticas, lo primero que se advierte es justamente que dicho objetivo, en el presente
supuesto, no fue cumplido, toda vez que al llegar un paciente en el estado de deterioro como el
que presentaba V. esa madrugada, en lugar de permitirle el ingreso a la Guardia con el fin de
brindarle la asistencia mínima y necesaria, se optó por negarle la atención que requería en ese
momento. Los mismos testigos presenciales hicieron saber durante la audiencia de juicio que V.
llegó a la puerta del Hospital Borda estando alcoholizado y con una lata de cerveza en la mano. Y,
posteriormente, los peritos describieron de manera clara y 3 CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN
PENAL, SALA III. Causa nº 12.867, “Terrusi, Rubén Alberto s/rec. De casación” detallada en qué
consiste la abstinencia por consumo de sustancias y cuáles son sus síntomas y consecuencias en el
sujeto, y de qué manera se potencia el deterioro cuando dicho estado se mezcla con el consumo
de alcohol. Por otro lado, no desconozco que en relación a las diversas internaciones del señor V.
en el Hospital citado interviene la Justicia Civil, por lo que, con el fin de facilitar el acceso del
nombrado a un tratamiento que le permita superar sus adicciones y en salvaguarda de su persona,
ordenaré comunicar la presente sentencia al Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil nº
102, Secretaría única, a los efectos que estime corresponder. 4. Costas. En atención al resultado
del proceso, se eximirá a D. A. V. del pago de las costas, en los términos del artículo 248 inciso 8)
del CPPCABA. Por las razones expuestas, RESUELVO: I.-DECLARAR inimputable a D. A. V. (DNI Nº.),
conforme el art. 34 inc. 1 del C.P. II.-ABSOLVER a D. A. V., de los demás datos personales obrantes
en el acápite, del delito de daños (art. 183 del Código Penal ) por el que fuera traído a juicio, SIN
COSTAS (arts. 250 y 248 inc. 8 del CPPCABA y art. 29 inc. 3 del C.P.). III.- COMUNICAR el presente
pronunciamiento al Juzgado Nacional de primera Instancia en lo Civil nº 102, Secretaría única.
Firme que sea, insértese, regístrese, practíquense las comunicaciones pertinentes, y
oportunamente, archívese. Ante mí: