Articulo 1
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Articulo 1
Tulio Ramírez
FERMENTUM, Mérida-Venezuela - ISSN 0798-3069, Nº 77 - Volúmen 26- Septiembre-Diciembre, 2016.
• Tulio Ramírez1
1 Sociólogo, Abogado, Msc. en Formación de Recursos Humanos, PHD de la Universidad de Educación a Distancia de España, Postdoctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Coordinador
del Doctorado en Educación y del Postdoctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad Central de Venezuela. Profesor Titular de la Universidad Central de Venezuela y de la Universidad
Experimental Pedagógica Libertador, [email protected]
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“¿Enseñar Historia o Reconstruir La Historia?”... Tulio Ramírez
FERMENTUM, Mérida-Venezuela - ISSN 0798-3069, Nº 77 - Volúmen 26- Septiembre-Diciembre, 2016.
Resumen:
Se trata de demostrar como los textos de Ciencias Sociales de la Colección Bicentenario, elaborados y distribuidos gratuitamente por el ministerio
de educación venezolano en las escuelas y liceos públicos, presentan contenidos que tienen como objetivo explicito reconstruir la Historia reciente de
Venezuela, como parte de la estrategia de adoctrinamiento e ideologización en torno al proyecto político impulsado por la llamada revolución bolivariana.
Abstract:
This is to demonstrate how the texts of Social Sciences Bicentennial Collection , produced and distributed free by the Ministry of Venezuelan
education in schools and public high schools , have contents that are explicitly designed to reconstruct the recent history of Venezuela , as part of the
indoctrination and ideological strategy around the political project promoted by the so-called Bolivarian revolution.
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“¿Enseñar Historia o Reconstruir La Historia?”... Tulio Ramírez
FERMENTUM, Mérida-Venezuela - ISSN 0798-3069, Nº 77 - Volúmen 26- Septiembre-Diciembre, 2016.
Introducción:
Siempre se ha dicho que la historia la escriben los vencedores, sin embargo en las sociedades democráticas la enseñanza de la Historia se soporta en
un acuerdo tácito de contraloría social para evitar excesos que intenten manipular o tergiversar los acontecimientos históricos con el objetivo de imponer una
determinada visión de los hechos. Para ello el Estado se ha valido de mecanismos de supervisión académica sobre los contenidos tanto de los programas
educativos, como de los textos escolares usados por los estudiantes y docentes. En la llamada IV República, el Ministerio de Educación venezolano se
encargaba de este control a través de una oficina ministerial creada para tal fin. Expertos externos revisaban los textos elaborados por las editoriales y
recomendaban su aprobación para su comercialización y uso en las escuelas. Esta revisión giraba en torno a la calidad académica de sus contenidos, el
lenguaje utilizado y su consonancia con las edades de los niños a los cuales estaba dirigido, la coherencia con el programa de estudios aprobado por el
Ministerio y la calidad pedagógica de los mismos. En el caso de los textos de Historia y Ciencias Sociales, este control académico sirvió por muchos años
para evitar que se comercializaran textos escolares con sesgos e interpretaciones interesadas que pudieran falsear o tergiversar los hechos que se constituyen
en iconos de nuestra Historia Patria. Esta sana práctica de contraloría académica se acabó con el gobierno del Presidente Hugo Chávez. Esto permitió que
durante aproximadamente diez años (2001-2011) las editoriales elaboraron los textos escolares y los llevaron al mercado sin el control previo que la sociedad
ejercía a través del Despacho de Educación.
La situación descrita duró hasta el año 2011, cuando se introdujo una variante: las autoridades educativas decidieron elaborar y distribuir gratuitamente
los textos escolares para la ahora redimida educación primaria y secundaria. La nueva situación es que las editoriales, si bien siguen produciendo textos sin
control académico por parte del Ministerio, lo hacen para un mercado cada vez más restringido, casi exclusivamente para las escuelas privadas. Mientras
tanto, el Ministerio edita y distribuye los textos para las escuelas oficiales, pero igual sin el debido control de los contenidos por parte de entes externos con la
experiencia y conocimiento suficientes como para advertir sus excesos, errores, sesgos u omisiones. El resultado, para referirnos solo al caso de los textos
de ciencias sociales, es que lectores acuciosos e informados han criticado sus contenidos por sus sesgos, omisiones e interpretaciones poco apegadas al rigor
científico de disciplinas como la Historia y las Ciencias Sociales (Quintero, 2014)2.
El texto escolar: Un poder en la escuela
Si bien algún ortodoxo althusseriano de los tantos que abundan hoy en la intelectualidad del socialismo del siglo XXI, puede asumir como premisa general
de su catequesis doctrinaria que los mensajes ideológicos que transmiten los textos escolares son propios de los sectores dominantes de la sociedad, hay que
ser muy cuidadoso al momento de profundizar en el análisis. Al respecto retomaremos el planteamiento del analista norteamericano Michel Apple (1993). Este
marxista critico y realista afirma que los textos escolares, si bien transmiten mensajes ideológicos, tampoco son expresión exclusiva y excluyente de la cultura
de la clase dominante, tal como lo sostienen las tesis más simplistas y reduccionistas que han soportado muchos análisis mecanicistas sobre el papel de las
instituciones que conforman la superestructura ideológica de la sociedad.
Efectivamente, continúa el autor, la escuela selecciona y organiza sus contenidos abiertos u ocultos en atención a un proyecto de sociedad que
impulsan determinados grupos sociales dominantes. Sin embargo, esto no quiere decir que todo el corpus de conocimiento escolar sea “un reflejo especular
de las ideas de la clase dominante impuesta de forma inmediata y coactiva” (Apple; 1993, p.119). Por el contrario, esta función de imposición cultural se ve
muchas veces condicionada por conflictos, a menudos intensos, que conducen a la negociación, con la finalidad de intentar reconstruir el control hegemónico,
incorporando de forma real el conocimiento y la perspectiva de los menos poderosos bajo el paraguas del discurso de los grupos dominantes.
Así, tanto los currículos como los textos escolares, dependiendo el nivel de beligerancia, negociación o efectiva presión de grupos sociales no
hegemónicos de la sociedad, expresarán contenidos, formas de entender el mundo, valores, etc. propios de distintos sectores sociales. Sería interesante
observar, por ejemplo, como se ha ido minimizando en los textos escolares el papel atribuido a la religión, o como las interpretaciones de los fenómenos
históricos vienen siendo menos descriptivos. Estas son expresiones de la incorporación de puntos de vista no tradicionales, lo cual nos deja entrever la
necesidad de no asumir a priori, en las investigaciones sobre textos escolares, análisis lineales y planos que nos permitan captar sólo aquello que de antemano
hemos catalogado como lo esperable, vale decir, valores, estereotipos y prejuicios propios de los sectores dominantes, sino también las aperturas, viraje de
puntos de vista tradicionales, evolución de conceptos, tratamientos alternativos en la interpretación del hombre y sus obras, lo que equivaldría a mantener una
postura teórica y metodológicamente dinámica y no estática sobre el texto escolar (Ramírez, 2004).
En fin, los textos escolares describen un tipo de realidad social, un tipo de organización, unos valores, unas maneras de expresar las emociones, unas
normas, unos modelos de vida, bien de los sectores dominantes, bien de los sectores no poderosos. Esta posibilidad se presenta por la capacidad de injerencia
y negociación de los sectores no dominantes cuyas normas, valores, modelos de vida, si bien no son objeto de las asignaturas estudiadas, subyacen en los
textos y van conformando de forma solapada un crisol axiológico que pueden apuntar a una visión diferente del mundo. Por supuesto estamos hablando de
sociedades profundamente democráticas donde la convivencia, la tolerancia y los consensos estratégicos permiten negociaciones no explicitas (Sacristán;
1991, Alzate, 2000; Ramírez 2004). En contextos como ese, donde no es política de Estado la imposición de un pensamiento único ni la narración de una
Historia Oficial, cobra importancia descubrir la estructura subyacente de esa particular forma de representarse la realidad e interpretarla por parte de los
hacedores de textos, quienes median cognitivamente entre los sucesos reales y los valores que traen a colación para interpretar y juzgar tales sucesos.
Ahora bien, la utilización del texto escolar como vehículo deliberado de transmisión de contenidos ideológicos se acentúa cuando estos se elaboran y
producen en contextos de regímenes dictatoriales, autoritarios, con vocación autoritaria o, en el otro extremo, francamente populistas. Solo como referencia,
sin pretender abundar en detalles ya muy conocidos en la literatura al respecto, vale la pena señalar los textos escolares producidos durante el régimen
nazista. En ellos se exaltaba la raza aria a tal extremo que, de manera dolosa, no se dejaba espacio para mostrar la diversidad étnica y cultural que convivía
en la Alemania de entonces. Esta manera de usar los textos escolares también tuvo su réplica en los países comunistas. Estas prácticas en pleno siglo XXI
no han cesado. Casos como el de Cuba y Corea del Norte son quizás de los más emblemáticos cuando se trata de indagar sobre el uso abusivo de los
textos escolares como mecanismos de ideologización forzada. El interés en estos países es garantizar de las generaciones futuras las incondicionalidades
que estos regímenes requieren para mantenerse en el tiempo con la menor disidencia posible. En el caso de los países fundamentalistas donde impera la
intolerancia religiosa, la educación se ha convertido en un obstáculo para el libre pensamiento y los textos escolares con sus contenidos unidimensionales se
han convertido en su arma más expedita.
América Latina no ha escapado a esta realidad. En la Argentina peronista los textos escolares, sobre todo los de primeras letras, fueron utilizados para
potenciar el carisma de Perón y su esposa Evita. No solo se usaban ilustraciones con la imagen de ambos personajes, sino también se utilizaba sus nombres
en el contenido de las lecciones. Era frecuente ver en libros de primeras letras, contenidos como “Mi papá y mi mamá me aman, Perón y Evita me aman”. En
el caso de Cuba, luego de la revolución de 1958, el gobierno monopolizó la producción editorial de textos escolares. Su elaboración quedó en manos de las
autoridades educativas, las cuales impusieron lineamientos para su diseño y contenidos. El resultado, textos escolares con un claro sesgo ideológico a favor
del régimen, la exaltación de la figura de Fidel Castro y de las bondades de la revolución. Este es el más claro ejemplo del uso de los textos escolares como
herramientas políticas de adoctrinamiento.
El caso que nos ocupa, la Venezuela de Hugo Chávez, no escapó a la tentación de recurrir a los libros de texto para “vender” la imagen del líder del
denominado Socialismo del Siglo XXI. Sin embargo es bueno aclarar que si bien se trata de un régimen profundamente sesgado hacia la ideologización,
cuestión reivindicada públicamente por sus connotados líderes, fue solo hasta el año 2011 cuando asumió como política pública la elaboración y distribución
gratuita de los textos escolares para la educación primaria y media de las instituciones dependientas del Estado. Como veremos más adelante no son pocos
los contenidos en estos textos que desvirtúan la Historia contemporánea de Venezuela, bien omitiendo hechos importantes, bien tergiversando acontecimientos
o bien dando interpretaciones totalmente sesgadas con la intención de inclinar a favor del proyecto del socialismo todo evento desarrollado después de 1998.
De 40 años de control estatal en la democracia representativa a 10 años de neoliberalismo salvaje del gobierno socialista
La política sostenida por el Ministerio de Educación durante todos los gobiernos venezolanos desde 1958 hasta 1998, ha sido la de ejercer cierto control
sobre los textos escolares elaborados dentro y fuera del país. Tal control se materializó a través del procedimiento administrativo de las autorizaciones para
su comercialización. Así, en todos los períodos gubernamentales desde la caída del General Marcos Pérez Jiménez, se asumió como política la supervisión
estricta de la calidad pedagógica y científica de los textos escolares. Algunos gobiernos como los de Betancourt (1959-1964) y Raúl Leoni (1964-1969),
2 Conferencia presentada en la Academia Nacional de la Historia el 05 de diciembre de 2015 en el marco del Día de José Gil Fortul
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impulsaron la producción de textos escolares para ser distribuidos gratuitamente a una población estudiantil que iba creciendo debido al impulso que se le dio
a la construcción de escuelas en todo el país. Es pertinente recordar el Decreto Presidencial 567 emitido durante la gestión del Dr. Raúl Leoni en 1966, que
garantizaba la elaboración y distribución gratuita de textos escolares, sin restringir la comercialización de la oferta del sector privado. (Ramírez, 2012)
Los gobiernos subsiguientes de Rafael Caldera (1969-1974), Carlos Andrés Pérez (1974-1979) y Luís Herrera Campíns (1979-1984), si bien
abandonaron la política de producción de textos escolares, no abandonaron la supervisión y revisión de los mismos por expertos externos designados por
el Ministerio de Educación como requisito para su posterior comercialización. De esta manera se aseguraba que sus contenidos estuvieran acordes y en
armonía con los contenidos de los programas educativos elaborados por el Despacho de Educación, amén de cuidar que no se incorporaran contenidos
que atentaran contra las buenas costumbres, o que tergiversaran valores aceptados por la sociedad venezolana, o se impartieran contenidos que atentaran
contra la convivencia que el sistema democrático suponía y garantizaba. Durante el primer gobierno de Rafael Caldera se congelaron los precios de los textos
escolares declarándolos productos de primera necesidad, prueba de ello es la Resolución Ministerial 4.116 de 1972 que imponía la congelación de estos
precios. Dato importante es que durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, bajo el amparo de la concepción del Estado-Empresario facilitado por los
grandes recursos petroleros, se impulsó a través del Decreto Presidencial Nro. 169 de 1974, la posibilidad de convertir al gobierno en un productor de textos
para competir con las editoriales privadas. Finalmente esta iniciativa no tuvo éxito y el gobierno abandono esa iniciativa comprendiendo que no era su papel
el de producir textos escolares (Ramírez, 2012).
Los gobiernos que siguieron al de de Luis Herrera Campíns hasta el 2do gobierno de Rafael Caldera, diseñaron políticas dirigidas básicamente a decretar
este recurso pedagógico como un producto de primera necesidad, lo cual hizo que se implementaran controles de precios con el fin de que no se convirtiera
en un producto inaccesible para los más necesitados. Todo ello sin abandonar la tradicional política de supervisión y autorización para su comercialización que
venía siguiendo el Ministerio de Educación desde 1958.
Al comenzar el primer gobierno de Hugo Chávez (1999-2006), el Ministerio de Educación fue objeto de una serie de reestructuraciones que trastocaron
en repetidas oportunidades el organigrama interno. En este proceso de reestructuración permanente de responsabilidades y funciones ministeriales, desapareció
la oficina encargada de supervisar y evaluar las solicitudes de autorizaciones para la introducción al mercado de los textos escolares. Sólo permaneció una
Oficina de Licitaciones encargada de evaluar la calidad de los textos, analizar los presupuestos y comprar los aquéllos que el Ministerio de Educación y
Deportes requería para abastecer las bibliotecas escolares. Es claro que esta oficina al evaluar solo a los textos escolares requeridos para abastecer las
bibliotecas escolares, no lo hacía sobre los títulos que inundaban el mercado nacional.
Es pertinente acotar que esta Oficina de Licitaciones no responde a una política novedosa. Ella existió desde 1986, cuando fue creada, a través de la
Resolución Nro. 113 del 1ro de abril de de ese año, bajo el nombre de Comité de Selección de Materiales Bibliográficos y no Bibliográficos. Eran tiempos de
Jaime Lusinchi. Ahora bien, esta oficina estaba adscrita a la Oficina Nacional de Servicios Bibliotecarios Escolares, con la responsabilidad de velar porque los
materiales a adquirir por el Ministerio para abastecer las bibliotecas escolares cumplieran con los requisitos de poseer calidad pedagógica y correspondencia
con los planes y programas de estudio.
Al indagar sobre las razones que primaron para eliminar la instancia encargada de autorizar la comercialización de los textos escolares, ningún
funcionario del Despacho nos señaló conocerlas. Por otra parte, ningún documento oficial del Ministerio aporta información sobre los criterios que justificaron
la eliminación de esta Oficina.
Lo anterior nos conduce a afirmar que en la Venezuela de la revolución bolivariana, por lo menos hasta el año 2011 coexistieron, de manera armoniosa,
dos situaciones contradictorias. Por una parte, un discurso profundamente antineoliberal que critica acérrimamente y sin cortapisas toda forma de relación
mercantilista que coloque los intereses del capital por encima de los intereses de las personas; y, por otra, un gobierno que se hizo la vista gorda ante la
responsabilidad indelegable de supervisar y controlar de manera exhaustiva la calidad de los textos escolares.
Así, se dejó a los vaivenes de la libre oferta y la demanda el control de la calidad de los textos, con excepción de aquéllos a ser adquiridos por el
despacho para abastecer a las bibliotecas escolares. De esta manera los consumidores, es decir, maestros y padres, debían velar por seleccionar aquéllos
textos que cumplieran con los requisitos de calidad pedagógica y contenidos adecuados a los programas oficiales. Los productores e importadores, por su
parte, debían garantizar que los productos que ofrecían debían satisfacer las exigencias de la demanda, para poder sobrevivir en un mercado cada vez más
competitivo.
La falta de control sobre los textos escolares se evidenció de manera escandalosa por las denuncias hechas por parte de maestros e investigadores
en relación a la circulación de un texto que exaltaba de manera grosera la discriminación y la xenofobia, violando lo dispuesto en la Constitución Nacional
(Ramírez, 2007). Revisemos brevemente el caso.
En el año 1999 entró al mercado un texto dirigido a los alumnos de 7mo. Grado de la Educación Básica, titulado “Manual de Instrucción Premilitar”. El
mismo se utilizaría en la asignatura Instrucción Premilitar. Para el año 2000 un grupo de maestros y profesores universitarios denunciaron a través de la prensa
la presencia en ese manual de contenidos de carácter xenófobo y racista. Su contenido aludía a las supuestas consecuencias que han traído las migraciones
de ciudadanos oriundos de países vecinos y del sur de América Latina hacia Venezuela. Se utilizan expresiones como ésta:
A partir de los años setenta (…) comenzó una avalancha indiscriminada y no controlada de inmigrantes colombianos, ecuatorianos, peruanos,
dominicanos, trinitarios, cubanos y de otros países de Centro y Sur América, quienes, en su mayoría, sin educación formal, sin oficio definido,
con traumas, con enfermedades, vinieron en busca del bolívar fácil que le ofrecía Venezuela (Vázquez, 1999: 58).
Por si esto no fuera suficientemente insultante y xenófobo, la autora se hace algunas preguntas sobre el comportamiento de esos extranjeros en el país,
que revelan un sentimiento de profundo desprecio hacia ellos. Veamos sólo algunas de esas preguntas:
¿Cuántos se dedicarán a labores de espionaje o de sabotaje a instalaciones básicas, a instalaciones petroleras?. Bien conocemos barrios enteros
en Caracas, Valencia, San Cristóbal, Maracaibo y muchas otras ciudades importantes del país, poblados íntegramente por extranjeros, los cuales
en días de fiesta nacional lo que enarbolan son su propia bandera.
¿Cuántos de ellos han penetrado con su ideología deformante nuestros medios de comunicación?.
¿Cuántas de ellas sirven su carne al mejor postor para engendrar hijos que les permitan legalizar su permanencia en el país?.
¿Cuántos de ellos ocupan nuestros hospitales con el desmedro de venezolanos necesitados? (Vázquez, 1999: 59).
Además de los evidentes errores de sintaxis y redacción, el contenido de estas y otras afirmaciones que no reproduciremos aquí, no sólo están muy
alejadas de la tradicional hospitalidad del venezolano, sino que son tajantemente inconstitucionales, ya que en nuestra Carta Magna se prohíbe expresamente
toda expresión de racismo, por atentar contra los más elementales derechos humanos.
Pese a esto, y gracias a la ausencia del tradicional control por parte de las autoridades educativas, este texto se difundió y pasó a ser parte de la
bibliografía recomendada a los alumnos de 7mo. Grado de Básica, los cuales, según las estadísticas ministeriales, cuentan con una edad promedio de 13 a
14 años de edad.
Al realizarse la denuncia en los medios de comunicación de tal desaguisado editorial, la opinión pública elevó su más enérgica protesta. Ante esto el
Despacho de Educación sólo atinó a declarar en boca de su Ministro, Dr. Héctor Navarro, que su despacho nunca había autorizado tal publicación, ordenando
de manera inmediata su desincorporación como texto escolar. A esta situación se le puede perfectamente aplicar el aforismo jurídico que reza “a confesión de
parte relevo de pruebas”. Quedó al desnudo la situación real de la falta de control de los textos escolares por parte de las autoridades educativas.
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En el año 2011 el Gobierno de Chávez cambia su política con respecto a los textos escolares. Se aleja del libre mercado y procede a elaborar y distribuir
gratuitamente en las escuelas públicas 12 millones de textos para 1ro al 6to grado de la educación primaria en las áreas de Lengua, Ciencias Sociales,
Matemáticas y Ciencias Naturales, siendo su uso obligatorio para las escuelas del sector oficial. Es importante destacar que estos textos no fueron sometidos
a ningún tipo de revisión por parte de expertos externos en las diferentes áreas. Así entonces, el gobierno pasó del neoliberalismo más puro al control absoluto
de la elaboración y distribución de los textos escolares. Como consecuencia de esta política las editoriales privadas quedaron para ofrecer su producción al
segmento de las escuelas privadas, lo cual ha traído consecuencias importantes en la viabilidad de estas empresas por la necesidad de disputarse un mercado
que representa menos del 30% del mercado total.
El Gobierno del Presidente Chávez justificó la medida de la elaboración y distribución gratuita de textos escolares para las escuelas públicas bajo tres
argumentos:
a) los textos escolares no responden a los lineamientos del Plan Estratégico Simón Bolívar 2007-20012 (por cierto calificado de inconstitucional por
sectores opositores ya que define el rumbo del país hacia el socialismo, lo cual no está expresamente previsto en la constitución).
b) No es coherente con el currículo de la educación bolivariana (Diseño curricular, como se verá más adelante, que fue rechazado por la mayoría de los
venezolanos y como consecuencia de ello no implementado por el Gobierno Nacional).
c) La carencia de un medio de enseñanza fundamental que apoyará a los docentes en la conducción del proceso educativo en las aulas, coherente con
el fin de la educación (argumento que se cae por su propio peso dada la constatable proliferación de textos escolares producidos por las editoriales privadas
que inundaron sin ningún control por parte del Gobierno Nacional, el mercado venezolano). Esta justificación se puede encontrar en el documento del Ministerio
del Poder Popular para la Educación, titulado “Colección Bicentenario. Un logro en materia de educación liberadora (2011)”, el cual está disponible en la página
http://es.scribd.com/doc/98665328/Collecion-Bicentenaria.
Esta política de elaboración y distribución gratuita de textos escolares no se ha restringido a cubrir la demanda de los alumnos de la educación primaria,
el Ministerio encargado de la Educación ha anunciado para el período escolar 2012-2013 la distribución de millones de textos para el bachillerato o educación
secundaria.
. Este recorrido por las políticas dedicadas a los textos escolares en particular, implementadas por cada uno de los gobiernos en Venezuela desde 1958
revela que, si bien se llevaron a cabo esfuerzos para lograr la inclusión de un número cada vez mayor de venezolanos al sistema escolar (política exitosa por
lo demás), la preocupación por los textos escolares se limitó casi exclusivamente al control de sus precios de venta para aliviar los apuros económicos de
la población de escasos recursos, acompañado de un abandono progresivo del control académico de los mismos, durante lo que hemos llamado el período
neoliberal en esta materia de los primeros 10 años de la revolución socialista. Por lo menos esto sucedió hasta el año 2011, cuando se dio un viraje estatista
y controlador a esta política.
El gobierno de Chávez y su intento por cambiar la historia a través del Diseño Curricular y los textos escolares
Desde el año 2006 el gobierno presidido por el Presidente Chávez ha pretendido imponer un Diseño Curricular para la Educación Básica (ahora
primaria y media según la Ley Orgánica de Educación vigente desde el año 2009), sin embargo organizaciones de la sociedad civil, expertos en educación
y padres y representantes han ofrecido resistencia ante tal propósito. La preocupación fundamental ha sido que a través de ese Diseño se intentó introducir
contenidos que, entre otras cosas, tergiversan la formación que tradicionalmente se les ha impartido a nuestros niños. El documento oficial anunció la intención
de enseñar valores que en lo absoluto tienen que ver con los valores de democracia y tolerancia previstos en la Constitución Nacional aprobada en 1999. Una
expresión de tal situación es el tratamiento a los contenidos de la Historia de Venezuela para los diferentes niveles educativos. Alguna de las conclusiones
que se desprendieron del análisis de la propuesta curricular para el subsistema de educación secundaria bolivariana (MPPE, 2006), y que generó rechazo
por parte de la sociedad venezolana, son los siguientes:
1.- El nuevo Diseño Curricular establece textualmente que su objetivo es la formación de un nuevo republicano afín con el nuevo modelo de sociedad que
se quiere implantar en el país. Ese nuevo modelo de sociedad no es otro que el Socialismo del siglo XXI que se intentó imponer a través de la Reforma
Constitucional rechazada el 2 de diciembre de 2007 a través de un referéndum consultivo. Si bien en el texto no se menciona explícitamente, es evidente
que al hablarse de las aberraciones del capitalismo, su contrapartida, la nueva sociedad propuesta, es la socialista.
2.- La Historia de Venezuela se presenta a partir de situaciones puntuales y no se ve como proceso. Se exalta la figura de héroes militares por encima de
protagonistas civiles que cumplieron importante papel en el proceso de instauración de la república en Venezuela.
3.- La propuesta de Currículo Básico Nacional plantea que la escuela venezolana debe promover el rescate de la memoria histórica para el fortalecimiento
de la identidad venezolana, sin embargo:
a) En el área histórica hay omisiones que llaman la atención, por ejemplo en el área de Ciencias Sociales de 4to. año se omite para su estudio el período de
la Dictadura de Marcos Pérez Jiménez. De igual manera hay un vuelo rasante del período democrático que va de 1958 hasta 1999, sólo destacándose
el Pacto de Punto Fijo como el Pacto de la Oligarquía contra el Pueblo. Lo cual evidentemente es una interpretación descaradamente interesada de la
Historia reciente.
b) A partir de 1999 (año en que comienza el período chavista), se nota un énfasis en destacar las acciones del gobierno de Chávez, tales como el
Desarrollo Endógeno, los Fundos Zamoranos, las Misiones. Se hace apología a estos actos de gobierno de manera insistente, a tal punto que pareciera
propaganda gubernamental más que un plan de estudios. Los períodos de gobierno democráticos anteriores (1958 a 1999), no son nombrados y mucho
menos las obras de gobierno que legaron al país.
4.- Se utiliza un lenguaje cargado de retórica política y panfletaria que aduce afirmaciones como la siguiente:
“El Sistema Educativo Bolivariano está concebido para romper las actuales estructuras de aprendizaje que persisten en la fundamentación teórica de
modelos exógenos….”
Sobre esta última afirmación textual, consideramos necesario un comentario: pareciera evidenciarse una visión nostálgica del mito del Buen Salvaje, de
tal manera que el pensamiento pedagógico venezolano sería bueno por naturaleza, pero se fue contaminado por las influencias de teorías exógenas. Esta
concepción chauvinista es inconcebible en períodos de globalización porque desconoce intencionalmente los aportes de la sociedad del conocimiento en
materia pedagógica.
5.- Se asume como orientación epistemológica que el “conocimiento lo construyen los actores sociales comprometidos con el hecho educativo a partir de
los saberes y sentires del pueblo”. Esta afirmación le atribuye al pueblo ser la fuente originaria de cualquier tipo de conocimiento. Sin lugar a dudas que
el pueblo es fuente de conocimientos sobre todo de conocimiento del sentido común, que por ser tales no dejan de ser conocimientos, pero atribuirle
que es partir de estos conocimientos que se genera la ciencia y la tecnología es poco menos que exagerado para no decir de un populismo extremo.
6.- Hay una tendencia militarista y no civilista en la propuesta. Para el 4to. y 5to. Año de bachillerato se privilegian los temas ligados a la seguridad externa
e interna y a la formación premilitar. En el área de Ciencias Sociales y Ciudadanía en vez de formar a los estudiantes en los mecanismos alternativos
para la resolución de conflictos, se forman en “la parada militar, orden cerrado, movimiento pie firme, movimiento sobre la marcha. En este componente
el 80% de los contenidos son de orden militar”. (MPPE, 2006; Pág. 69)
7.- El componente Igualdad, Equidad e Inclusión Social del Área de Aprendizaje Ciencias Sociales y Ciudadanía, es el espacio dentro del currículum para
hacer propaganda de las obras del gobierno.
Ante esto la sociedad civil reaccionó inmediatamente y elevó su protesta ante los diferentes medios de comunicación. El temor a la imposición de
un Diseño Curricular evidentemente distorsionador de la historia, entre otras muchas críticas que se le hicieron, activó a los padres organizados, a
intelectuales estudiosos del tema educativo, a las organizaciones no gubernamentales, a gremios docentes y a personalidades del mundo político y
académico quienes lograron impedir, a través de la denuncia pública y la movilización en la calle, la implantación de esta iniciativa ministerial. El Ministro
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de Educación para la época, Adán Chávez, a la sazón hermano del Presidente de la República, se vio obligado a postergar la implantación de tal diseño.
Fue un triunfo de la sociedad civil frente a un gobierno autoritario a quien se le tuvo que poner la mano en el pecho para evitar que de manera inconsulta
diera un vuelco a la educación en Venezuela.
Para el año 2013, el Ministerio del Poder Popular para la Educación da a conocer un nuevo proyecto de Diseño Curricular para la Educación Media
General y Media Técnica. Este diseño no establecía el trabajo por asignaturas sino por áreas de conocimiento, a saber: Filosofía, Ética y Sociedad para
la Convivencia, la Paz y la Vida; Ciencias Sociales para la Comprensión y Transformación de los Procesos sociales; Lengua para la Convivencia, la
Comunicación y la Emancipación; Matemática para la Educación Critico-Transformadora; Ciencias Naturales para la Educación Eco-científica Liberadora;
Educación Física, Actividad Física y Deporte (MPPE; 2013). Esta propuesta curricular generó las reacciones inmediatas de sectores académicos, padres
y representantes y gremios magisteriales. Su contenido partidista y evidentemente ideologizante activó el rechazo de estos sectores. Considerar que el
papel de la educación media era contribuir a la construcción del modelo de sociedad socialista (Ibid; 2013), enmarcaba a este documento dentro de una
línea de inconstitucionalidad manifiesta. Finalmente esta propuesta que debía implementarse a partir de enero de 2014, previa consulta a la ciudadanía
a través de la página web del MPPE, desapareció del escenario una vez fue nombrado como nuevo Ministro de Educación el abogado Héctor Rodríguez
en enero de 2014.
Con este nuevo responsable de la cartera de Educación se impulsa la llamada Consulta Nacional por la Calidad de la Educación, teniendo entre sus
objetivos hacer una consulta a alumnos, docentes, padres y representantes, expertos en materia educativa, con el fin de dirimir estrategias, lineamientos
y orientaciones para la mejora de la calidad de la educación venezolana. Uno de los aspectos que el ministro planteó como necesario discutir son los
textos escolares de la Colección Bicentenario. Máas abajo hablaremos de ello.
“Venezuela y su gente. Ciencias Sociales 6to. Grado”. Una muestra de uso del texto escolar para tergiversar la historia de un país.
Tal como fue señalado arriba, en el año 2011 el gobierno de Hugo Chávez deja de lado su política neoliberal sobre los textos escolares y procede a
elaborar, editar y distribuir gratuitamente en las instituciones oficiales, 12 millones de textos escolares dirigidos a la educación primaria, con la promesa de
editar para la educación media una cantidad similar o superior. Por disposiciones del despacho ministerial su uso debe ser obligatorio en los planteles que
dependen del Ministerio de Educación. La distribución de estos textos para el período escolar 2011-2012 se realizó sin la previa revisión de los maestros y
mucho menos de investigadores ligados a la academia. Fue solo a comienzos del año 2012 cuando se hacen las primeras denuncias sobre algunos contenidos
de estos textos y su sesgo ideológico. Es de resaltar que fueron precisamente los contenidos referentes a la historia reciente de Venezuela que aparecen en
el texto “Venezuela y su gente”. Ciencias Sociales 6to. Grado (Bracho y León, 2011), los que encendieron las alarmas sobre la manera tendenciosa como se
exponen e interpretan los sucesos más relevantes desde mediados del siglo XX y comienzos del XXI. Para la historiadora Inés Quintero “uno de los problemas
fundamentales de los libros de Ciencias Sociales de la Colección Bicentenario es la orientación política y la concepción didáctica que están presentes en el
tratamiento de los temas y problemas relacionados con la historia y su abierta distancia con las más recientes tendencias que, desde la últimas década del
siglo pasado, han procurado enriquecer y problematizar la enseñanza de la historia”. (2014, 1).
Veamos ahora algunos de los contenidos más claramente sesgados del texto de Ciencias Sociales arriba reseñado y que provocaron la reacción
adversa de la sociedad civil venezolana:
a) Desbalance en el tratamiento de los períodos presidenciales en favor de Chávez. De un total de 46 páginas y media dedicadas a describir diez (10)
períodos gubernamentales (de la 102 a la 147), se refieren a Chávez y a su gobierno en un total de veintidós páginas y media (48,8%), dejando el resto
para tratar 9 presidencias previas.
b) En las 24 páginas dedicadas a los períodos de gobierno previos a Chávez (1958-1999), se destaca exclusivamente los aspectos negativos. Lo poco
positivo que se señala se coloca fuera de texto en recuadros muy pequeños. En 22 páginas dedicadas a la Presidencia de Hugo Chávez, que incluyen
su período y otros apartados sobre la obra de gobierno, no se evidencia ningún aspecto negativo, por lo que se hace plasmable la poca objetividad de
los autores.
c) Se glorifica la lucha armada de los años 60 contra los gobiernos electos democráticamente, como una rebelión justa y heroica de jóvenes idealistas,
reprimida injustamente por gobiernos capitalistas. Desde el punto de vista jurídico no es otra cosa que apología del delito. Esto merece un comentario
aparte dado que no se deberían justificar hechos delictivos cometidos en nombre de una causa, por más noble que se le presente. Este comentario tiene
sentido en la medida en que esa insurrección tan ensalzada en el texto, se llevó a cabo contra gobiernos legítimamente constituidos y democráticamente
electos (Bracho y León, 2011, pp 102-113).
d) Se destaca como acción heroica el secuestro del futbolista Alfredo Di Stefano (p. 107), así como los levantamientos militares de Puerto Cabello y
Carúpano (p.107), contra los gobiernos electos democráticamente (Rómulo Betancourt y Raúl Leoni). Se dedican varios párrafos al asesinato por parte
de los cuerpos de seguridad de Alberto Lovera, líder del Partido Comunista de Venezuela y comprometido con la lucha armada de los años 60 (Ibid, p.
109).
e) Se omiten hechos como la invasión de cubanos por las playas de Machurucuto, estado Miranda, la masacre de funcionarios de la Guardia Nacional
en el tren del Encanto por parte de un Comando Guerrillero (1963), el asesinato de policías y el asesinato de el Dr. Julio Iribarren Borges (Presidente
del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales), hecho acaecido en 1967, hechos reivindicados por la guerrilla de la época. Estos acontecimientos
pareciera que son ocultados deliberadamente. La razón de tal ocultamiento tiene que ver con el hecho de que su difusión deja mal parada a la insurgencia
de la época, por ser acciones de traición a la Patria, como es el caso de una invasión por fuerzas irregulares extranjeras apoyadas por venezolanos, o
de violación evidente de Derechos Humanos por crímenes contra la vida humana, imprescriptibles de acuerdo a las leyes internacionales.
f) La revuelta de 1989 conocida como El Caracazo, cuando cientos de personas salieron a la calle a protestar y a saquear comercios como respuesta al
aumento del pasaje de transporte público, se trata como rebelión popular y origen de las asonadas del 4 de Febrero (4F) y 27 de Noviembre (27N) de
1992, intentos frustrados de Golpe de Estado liderados por Hugo Chávez. Se intenta en el texto establecer un hilo conductor entre ambos acontecimientos
un poco artificiosamente, ya que algunos de los que participaron con Chávez en los intentos de Golpe de Estado en 1992, participaron activamente en
la represión desatada contra la población durante el llamado Caracazo (Ibid; 120).
g) El 4F y el 27N se califican como rebeliones justificadas y no como intentos de Golpes de Estado. En la manía por reinterpretar los hechos históricos, se
intentan justificar estas intentonas como actos épicos y heroicos históricamente justificados ya que, de acuerdo a la particular manera de interpretar la
historia, constituirían el preludio de la revolución bolivariana (Ibid; 123)
h) Se realiza una versión interesada de los sucesos del 11 de Abril de 2002, cuando el Presidente Chávez enfrenta una gran protesta frente al Palacio de
Gobierno, la cual es reprimida por sus seguidores y la Guardia Nacional con el saldo de más de 10 muertos y cientos de heridos. En la narración de estos
hechos se abunda en detalles no conocidos y no verificados (se reproduce textualmente una supuesta conversación de Chávez con militares en Fuerte
Tiuna a la cual no se hace alusión en ningún documento periodístico ni en testimonios de personas presentes). Además se omiten hechos conocidos
como la actuación de los llamados pistoleros de Puente Llaguno, quienes en apoyo al gobierno dispararon contra los manifestantes durante los sucesos
del 11 de abril, los francotiradores apostados en las cercanías del Palacio de Gobierno y el llamado del Presidente Chávez a implementar el Plan Ávila,
que supone la salida del ejército a las calles para reprimir al pueblo opositor. Otro hecho de singular importancia es que se omite en el texto la actuación
del General en Jefe Lucas Rincón anunciando la renuncia del Presidente. Así, que para esta interpretación de la historia reciente de Venezuela, este
hecho que podría explicar los acontecimientos posteriores al 11 de abril de 2002, nunca existió (Ibid; 127-129).
i) La responsabilidad sobre la crisis del 11 de Abril es achacada a la oposición, empresarios y EUA, como respuesta a las políticas populares de Chávez. No
se hace referencia a la confesión hecha por el Presidente Chávez poco tiempo después ante la Asamblea Nacional, en la cual confiesa haber generado
la crisis del 11 de abril de 2002, con los despidos de los más altos funcionarios de la central petrolera PDVSA, que ordenó en cadena nacional de radio
y TV, y posteriormente de más de 18000 trabajadores de la misma empresa estatal (Ibid; 128).
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Esto es solo muestra de la manera como se utiliza un texto escolar para contar la Historia de una manera interesada, poco apegada a los hechos y sin
la orientación de algún principio ético ni pedagógico. Indudablemente que el llamado gobierno del socialismo del siglo XXI ha avanzado de manera progresiva
en el intento de imponer a la sociedad venezolana una particular visión e interpretación de la historia. No solo se ha valido de los medios de comunicación
masiva a través de los cuales adoctrina permanentemente. También ha intentado utilizar la escuela ya que es el lugar por excelencia para formar a las
jóvenes generaciones en los valores del proyecto político que se le quiere imponer al país a troche y moche. Sin embargo, esta tarea no le ha resultado fácil
por la reacción de la sociedad civil, quién se ha convertido en guardiana de la educación de sus hijos. El intento frustrado de imponer un diseño curricular
absolutamente ideologizado se encontró con un muro de contención representado por padres, madres y voceros de las universidades y ONG’S, que impidieron
con su voz y su denuncia permanente tal desaguisado. Nuevamente arremete el gobierno, pero esta vez a través de los textos escolares. Las reacciones no se
han hecho esperar. Es una puja constante. El gobierno ha manifestado de manera descarada su intención de adoctrinar a los jóvenes estudiantes venezolanos,
prueba de ello fue la aseveración del hoy Gobernador Profesor Aristóbulo Istúriz quien siendo Ministro de Educación, acuñó en una declaración a los medios
de comunicación, la siguiente frase: “En educación estamos ideologizando ¿y qué?”.
Luego de las muy justificadas críticas el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, a la sazón ex-ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno del
hoy extinto Hugo Chávez, organiza en febrero de 2014, una Gran Consulta por la Calidad Educativa. En esta consulta participaron, según información oficial
más de 7 millones de personas incluyendo alumnos, docentes sociedad civil y universidades. Uno de los temas de esta consulta eran los textos escolares
de la Colección Bicentenario. Se le prometió al país que serían revisados en función de las críticas recibidas. En junio de ese año se hizo una nueva edición.
Al revisar el texto de Ciencias Sociales para 6to. Grado encontramos que más allá de unos pequeños retoques de redacción, permanecen los mismos
errores, tergiversaciones y omisiones encontradas en la edición anterior, así como la misma propaganda política a favor de la obra de gobierno de Chávez.
Es interesante señalar que además de la persistencia de los mismos errores, en esta nueva edición se invisibiliza a las ONG en cuanto al papel que jugaron
ayudando a las víctimas de la revuelta por el aumento del precio del pasaje de transporte público en 1989, también conocida como el Caracazo (Ramírez,
2015). Contrastemos las dos ediciones, la de 2011 y la de 2014.
Texto Nro. 1:
Venezuela y su Gente. Ciencias Sociales 6to. Grado. 1ra. Edición. 2011. Pág. 121
“También dejó como saldo la solidaria unión de familiares de las víctimas, quienes junto con algunos organismos no gubernamentales (ONG),
se empeñaron en localizar muchos cadáveres enterrados en fosas comunes, cuya existencia negaba el gobierno”
Ahora observemos como cambia la redacción en la edición, supuestamente corregida, del año 2014.
“El Caracazo dejó además un elevado saldo de heridos, prisioneros, ruina de pequeños propietarios de negocios, llanto de familiares de las
víctimas cuyos cadáveres desaparecieron y llanto de familiares de quienes sí pudieron recibir cristiana sepultura. También dejó como saldo la
solidaria unión de familiares de las víctimas, quienes, se empeñaron en localizar muchos cadáveres enterrados en fosas comunes.” Pág. 121.
Indudablemente que la posición vigilante frente a la violación de los Derechos Humanos por parte de las ONG en el país y su denuncia permanente en
los organismos internacionales, han hecho cambiar la postura del gobierno frente a las mismas. Eso explicaría como, de un plumazo, se borraron del texto
de Ciencias Sociales de 6to grado distribuido en 2014, la mención a estas organizaciones. Al resultar incomodas estas ONG, por sus posiciones valientes, el
gobierno no hace otra cosa que desaparecerlas de los libros de historia.
Así es la llamada Historia Oficial en los sistemas autoritarios y no democráticos, se narra y se acomodan los acontecimientos dependiendo de las
conveniencias e intereses del régimen. Al final, pareciera que la intención es reconstruir la Historia y no enseñar la Historia.
Como corolario de ese proceso continuado de ideologización en la escuela a través de los programas pret a porter que no tienen nada que ver con los
programas y contenidos oficiales del ministerio de educación, los textos escolares de la Colección Bicentenaria y los Programas Nacionales de Formación
en Educación para formar docentes con un pensamiento alineado a la ideología gubernamental y no abierto a todas las corrientes del pensamiento como lo
establece la Constitución Nacional, se suma la intención de la Fuerza Armada de servir de coadyuvante para lograr los objetivos estratégicos del llamado Plan
de la Patria en cuanto a lograr que el sistema educativo sirva de acicate para adoctrinar en los valores socialistas a los niños venezolanos. Nos referimos
específicamente a instructivo N.º 001-16, del Ministerio de la Defensa y el Ceofanb fechada el 07 de marzo de 2016, donde exigen a los comandantes cumplir
la tarea de inculcar la ética y la disciplina a los estudiantes de educación y a las unidades operativas de la FANB a través de la campaña motivacional, El
Soldado Valiente Bolivariano 2016.
Esta campaña que, de acuerdo a este instructivo, deben llevar adelante los efectivos militares en el seno de las instituciones escolares, se centraría
en incentivar la creatividad, la identidad nacional y la conciencia de servir a la patria, preservar en lo más íntimo de los niños, niñas y jóvenes el amor a los
libertadores y hombres en armas”, según señala en el Diario El Nacional de fecha 18 de abril de 2016 en reportaje del periodista Hernán Hugo Galicia, quien
manifiesta haber tenido acceso a ese documento de unas 20 páginas (2016). Por supuesto, la figura de Hugo Chávez será de las más exaltadas, junto a
Bolívar, Zamora y otros caudillos militares del santoral chavista.
Esta campaña que tendrá duración de 7 meses (marzo-octubre de 2016), se lleva a cabo en circunstancias en las que además del gobierno del Presidente
Nicolás Maduro, las Fuerzas Armadas Nacionales cuentan con un precario apoyo o simpatía de parte de la ciudadanía. Los escándalos de narcotráfico donde
han estado involucrados militares, las acusaciones de corrupción y la actitud represiva contra la disidencia, han colocado a esta fuerza en los más bajos niveles
de popularidad desde hace por lo menos 50 años. Sin embargo se advierte que además de ser una estrategia para recuperar el apoyo de la ciudadanía, se
convertirá en un mecanismo de adoctrinamiento a favor del proyecto político e ideológico impulsado por la llamada revolución bolivariana, lo cual supondrá
en su narrativa sesgos dolosos en la interpretación de la Historia reciente de Venezuela. Esta hipótesis se hace plausible ya que esta campaña se inscribe
dentro de uno de los objetivos específicos previstos en el presupuesto nacional para 2016 y que involucra directamente a las Fuerzas Armadas Nacionales, a
saber, “Apoyar el desarrollo del currículo nacional bolivariano, así como también contribuir a la formación del nuevo ciudadano con conciencia socialista, sentido
patriótico de identidad nacional, y defensores de la soberanía y seguridad de la Nación”. A confesión de parte, relevo de pruebas. Este objetivo está alineado
con el Plan de la Patria 2013-2019 en cuanto a utilizar al sistema educativo como instrumento para formar en la ética socialista como objetivo estratégico.
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Conclusión:
Pensar en un texto escolar absolutamente neutro es una ilusión imposible de concretar. Siempre tendrá un sesgo producto de la visión del que lo escribe,
de las circunstancias históricas en la cual se escribe, de la cultura dominante y valores que orientan la vida en sociedad en la que se escribe y, en última
instancia, tendrá el sesgo intencionado y premeditado de quien paga para que sus valores y particular manera de entender los contenidos se vean reflejados
en sus páginas. Por supuesto este último caso es el más extremo, sobre todo cuando el que paga es el Estado y no activa ningún mecanismo de control sobre
su mismo encargo, o el control esta conteste con los contenidos sesgados.
En los primeros casos, es precisamente el Estado, a través de sus instancias educativas, quien debe ejercer el control para que no salgan al mercado o
a las aulas, textos escolares con contenidos manifiestamente sesgados o adoctrinantes que vayan en contra de las verdades científicamente aceptadas y los
valores y principios aceptados socialmente o consensuados por vía de la Constitución Nacional como carta orientadora del comportamiento de las sociedades.
De igual manera, en las sociedades democráticas, si es el Estado quien cae en excesos en esta materia, corresponde a la sociedad civil el llevar adelante los
mecanismos de control para evitar desafueros en esta materia.
En el caso venezolano nos encontramos con la particular situación que desde que el Presidente, hoy fallecido, Hugo Chávez, llegó al poder en 1999
con una retórica estatizante, dejó al libremercado la elaboración y comercialización de los textos escolares para la Educación Básica y Media Diversificada
de entonces, echando al traste la práctica de supervisión, control de calidad y posterior autorización que desde la llamada IV República llevaba adelante el
Ministerio de Educación parta garantizar que los textos escolares se correspondieran con los contenidos de los programas curriculares, tuviesen un lenguaje
claro y acorde con la edad del eventual usuario, que respetaran las normas de convivencia y preceptos constitucionales y no presentaran sesgos que desviaran
el cometido pedagógico y formativo de tales materiales educativos. Esta política neoliberal duró hasta el año 2011 cuando, virando sus políticas iníciales, el
gobierno del Presidente Chávez decide a elaborar y distribuir gratuitamente los textos escolares para la actual educación primaria y educación media.
El asunto crucial de esta política, no es tanto lo que podría afectar a la industria editorial privada que indudablemente se verá afectada con el consiguiente
cierre de empresas y desempleo, ya de por si un problema con graves efectos a nivel social y económico para el país. Más bien tiene que ver con la falta
de control y supervisión sobre los contenidos de los textos de esta Colección. Sectores académicos, padres y representantes y expertos en educación han
denunciado los contenidos propagandísticos e ideologizantes de estos textos, es decir han ejercido su derecho constitucional a velar por la educación de los
niños, sin embargo el gobierno nacional ha hecho caso omiso a estos llamados. Se han realizado Talleres en Universidades como la Católica Andrés Bello y la
Metropolitana (ambos en el año 2014), donde se han evidenciado estos sesgos, los resultados de los mismos han sido enviados a las autoridades educativas,
hasta ahora no se ha tenido respuesta. Esperemos que la llamada Consulta Educativa pueda servir de escenario para hacer una revisión crítica de estos textos
y se proceda a su reformulación inmediata. El empoderamiento del pueblo tantas veces anunciado por el gobierno nacional, comienza por hacerlo realidad.
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