Sentido Humano de La Profesion

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

UNIVERSIDAD POPULAR AUTÓNOMA DE VERACRUZ

Trabajo: Puntos principales de “SENTIDO


Licenciatura: Contabilidad HUMANO DE LA PROFESIÓN”

Materia: Filosofía del pensamiento Fecha de entrega:  Sábado 19 de noviembre


humanista contemporáneo de 2022.

Nombre de la Maestra: Araceli


Nombre del alumno: Omar Corona Durán
Monterrosas Castro

La profesión podríamos definirla como el tipo de actividad laboral que la persona ejerce
al servicio de los demás de manera permanente dentro de un medio cultural. Varios
autores hacen la distinción entre profesión y oficio, según el grado de preparación
intelectual necesario para el ejercicio de dicha actividad.

N. Tavella, por ejemplo, define a la profesión corno "cualquier actividad social


vinculada a algunos de los aspectos (económico, cultural, técnico, científico, político,
etc.) del desarrollo y progreso de la sociedad, para cuyo ejercicio se exige haber
cursado un plan de estudios (medio o superior) aprobado por las instituciones de
educación'' y describe la realidad del oficio como "cualquier actividad social vinculada
a algunos de los aspectos ya señalados, pero para la cual no se requiere el
cumplimiento de la exigencia demandada por la profesión”, es decir, los estudios
superiores.

Desde el punto de vista ético en el cual nos emplazamos, nos parece superflua dicha
distinción pues toda profesión u oficio requiere un aprendizaje y una pericia. Preferirlos
tornar la palabra profesión en sentido amplio, es decir, incluyendo tanto los oficios
como las así llamadas profesiones.

La profesión tiene su origen en la división social del trabajo. Por la lógica misma del
rendimiento laboral, el trabajo tiende a dividirse en funciones complementarias e
interrelacionadas. Por tal razón, la profesión está delimitada por el ambiente social....
La profesión tiene un doble aspecto, individual y social. Es individual en cuanto surge
de una persona humana y debe retornar a ella, Es social en cuanto toda profesión es
un servicio a la comunidad. Sobre este doble aspecto de la vida profesional versará
nuestro análisis. La profesión es fuente de utilidad, origen de civilización y
manifestación de la racionalidad del hombre.

1. Profesión y vocación

En la medida en que la profesión contribuye a la realización de nuestra vocación


humana, forma parte de dicha vocación y posee por consiguiente un carácter
vocacional evidente. Sin embargo, cuando hablamos de vocación profesional no nos
referimos a este carácter genéricamente vocacional de la profesión.

Queremos dar a entender que no toda profesión es apta para la realización de la


vocación individual de cada persona, esto supone una distinción entre los diversos
individuos, por una parte, y entre las diversas profesiones por otra parte. Si todos los
entes humanos fuéramos iguales y todas las profesiones equivalentes, cualquier
profesión sería apta para cualquier individuo o ninguna lo sería. Pero como todos los
entes humanos, a pesar de nuestra común naturaleza, poseemos nuestras
particularidades propias y las profesiones son disímiles, es de suponer a priori, que
para cada individuo haya cierto tipo de profesiones útiles y para cada profesión haya
cierto tipo de individuos a los que convenga.

Si hay diversidad de profesiones con sus exigencias propias, para realizar su vocación
humana cada individuo debe buscar un tipo de profesión que corresponda con sus
aptitudes e intereses. Es a esto a lo que llamamos vocación profesional. La profesión
tiene así un carácter moral de fidelidad a nuestra propia persona.

2. Profesión y servicio

La profesión está fundamentalmente al servicio de los otros. Un profesional que ejerza


su oficio exclusivamente en su beneficio, está faltando a las exigencias de la profesión.
Por esto, al decir que la profesión es un servicio, estamos poniendo de relieve uno de
sus caracteres éticos fundamentales. Servir es proporcionar algo a otro, pero algo que
le sea útil o necesario. Dar a un ente humano lo que ni quiere ni necesita, no es
servirlo.
Todo servicio implica una concepción del mundo y del ente humano. La acción
profesional tiende hacia un ideal de humanidad y es creadora de progreso humano. En
toda profesión hay más o menos implícito un ideal, una visión optimista de la realidad.

El médico que atiende a un enfermo debe tener también un ideal. Curar es arrebatar
una vida a la muerte, aliviar el dolor. Esta decisión pide una determinada posición ante
la vida (más vale vivir que morir) y una exigencia moral correspondiente (hay que
salvar vidas). El médico que cura exclusivamente porque se le paga para ello está
desvirtuando su profesión.

La responsabilidad del profesional en este sentido es enorme. Nuestra responsabilidad


cubre no sólo las consecuencias que nuestro actuar profesional puede tener sobre la
vida de los otros, sino que la interrelación humana es parte de nuestro deber
profesional. La profesión es un intercambio. Requiere un conocimiento y una actitud de
acogida para el otro, no solamente por razones de eficiencia. De esta abertura hacia el
otro surge el diálogo y el sentido humano del intercambio.

3. El problema de la remuneración

La profesión está ligada fundamentalmente a la actividad creadora del ente humano y


a su participación contributiva, al desarrollo de la colectividad. Respetando esta.
dimensión esencial del ejercicio profesional, el problema de la remuneración adquiere
su sentido y pone de relieve sus exigencias. Desgraciadamente, en nuestro mundo
dominado por una mentalidad individualista y por un ansia materialista de la posesión,
la energía creadora del actuar profesional es eliminada o disminuida por el deseo
fundamentalmente egoísta de acaparamiento. No pretendemos negar el aspecto
fundamental que dentro de nuestra civilización juega la remuneración del trabajo. Sin
embargo, el desempeñado por la remuneración es de otra índole. No se refiere
directamente al sentido plenario de la actividad profesional sino que se relaciona con el
proceso de distribución del conjunto de bienes y servicios de la sociedad.

La profesión es el medio más eficaz de nuestra inserción en la sociedad de una


manera contributiva. Como contraposición necesaria de nuestra contribución
profesional la sociedad tiene la obligación de satisfacer nuestras necesidades. Ahora
bien, la remuneración es simplemente un efecto de la generalización del intercambio
de bienes.

4. Fundamentación ética del ejercicio profesional

La profesión nos impone una serie de exigencias básicas. La competencia o dominio


del saber que se necesita para ejercerla es la primera de las condiciones. La
responsabilidad en el ejercicio profesional es, por otra parte, el complemento
indispensable del saber. Estas dos condiciones definen, en grandes líneas, el
contenido moral de la profesión. A ello debemos añadir la fidelidad a la propia
vocación. Un profesional solamente puede dar plenitud a sus funciones si se realiza
como persona humana a través de su ejercicio profesional.

La profesión posee un alto contenido ético. Como indicábamos anteriormente, la


tentación de desvirtuar la profesión por la búsqueda de la remuneración es grande.
Igualmente peligrosa es la búsqueda de la fama. El deseo de notoriedad, de
aceptación social, lleva a muchos profesionales al empleo de medios deshonestos. La
difamación de sus colegas, la competencia desleal y muchos otros medios son
empleados frecuentemente para conseguir renombre sin pasar por el canal normal de
la consolidación del reconocimiento social por los frutos de rendimiento profesional. El
mecanismo es similar al caso de la remuneración. El profesional se desliga de la
autenticidad del ejercicio profesional para venderse en el mercado social del prestigio.

La profesión es un género de acción ejercido con regularidad. No es el título lo que


constituye al profesional como tal, sino su acción. Muchos atribuyen un papel
fundamental a la posesión de un título de reconocimiento de las capacidades para
ejercer la profesión. En nuestra civilización actual, la necesidad de posesión de un
título es sancionada socialmente y hasta jurídicamente en algunas profesiones con
difícil ejecución.

El ejercicio de la profesión requiere un dominio de nosotros mismos, un calor humano


y una abertura a los hombres para romper el cascarón del orgullo profesional que nos
cierra los ojos al valor plenamente humano del intercambio de servicios. Desde esta
perspectiva humanística hay que enjuiciar los diversos aspectos de la ética profesional.
El secreto profesional, los honorarios profesionales, las relaciones entre colegas, etc.
deben ser vistos sobre este trasfondo general de la profesión como promoción
humana. Desvinculados de su fundamento humanístico, los diversos preceptos de la
deontología profesional aparecerán como reglas arbitrarias y convencionales, carentes
finalmente de sentido.

También podría gustarte