La Diversidad Sexogenerica
La Diversidad Sexogenerica
La Diversidad Sexogenerica
Diversidad sexogenérica
En la clase anterior se analizó el tema: profundizar en la perspectiva de la diversidad como enfoque necesario
para la tarea pedagógica. Nos situamos en la mirada desnaturalizante y crítica que intentaremos agudizar a lo
largo del recorrido, movilizando el sentido común, para acercarnos a mirar más de cerca y en detalle todas
aquellas trampas existentes a la hora de tratar con las diferencias, porque muchas veces, sin proponérnoslo,
podemos estar aportando a la profundización de las desigualdades. Se trata de superar las versiones que
culpabilizan a la diversidad como la fuente de todo mal, las que la universalizan al considerar a las personas
sujetos plenos de un grupo cultural, y las que consideran que la diversidad es algo que irremediablemente hay
que tolerar.
Comenzaremos escuchando las palabras de Lohana Berkins, quien afirma que el concepto de travestismo es
revolucionario. ¿Por qué les parece que dice eso?
https://www.youtube.com/watch?v=YEHvBhFKOKw
Hablar de diversidad sexual implica reconocer que no existe una única sexualidad, sino sexualidades en plural y
que la sexualidad puede tomar múltiples formas. La biología no determina la identidad de género, ni tampoco
la expresión de género o la orientación sexual. Por eso hablar de diversidad sexual implica dar lugar a que cada
persona pueda desplegarse y desarrollarse tal cual se siente y desea dando lugar a la profundización de la
autonomía personal y de la valoración positiva de las diferencias sociales a un mayor crecimiento a nivel
individual y social.
Intentaremos definir algunos de los conceptos mencionados en los párrafos anteriores a fin de ofrecer mayor
claridad. Vayamos por partes para comprender a qué nos estamos refiriendo con cada concepto.
En nuestro país existe una Ley Nacional que permite que las personas puedan cambiar el género asignado al
nacer por aquel que se corresponda con el que ellas se identifican y expresan. La Ley de Identidad de Género
(Ley 26.743) establece la obligatoriedad de reconocimiento a “la identidad de género y el libre desarrollo de la
persona en virtud de la misma”.
Para saber más acerca de la Ley de Identidad de Género podés acceder a este enlace:
https://www.argentina.gob.ar/justicia/derechofacil/leysimple/identidad-de-genero
Establece el derecho a que todas las personas sean tratadas “de acuerdo con su identidad de género y,
en particular, a ser identificadas de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad respecto
de el/los nombre/s de pila, imagen y sexo con los que allí es registrada” (Art. 2).
Garantiza el derecho a la rectificación registral, el acceso a “la salud integral, el acceso a intervenciones
quirúrgicas y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad, su
identidad de género autopercibida, sin necesidad de requerir autorización judicial o administrativa”, es
decir, sin judicialización y sin patologización (Art. 11).
Además, se garantiza el trato digno ya que debe ser respetado el derecho a la identidad de género
adoptada “para la citación, registro, legajo, llamado y cualquier otra gestión o servicio, tanto en los
ámbitos públicos como privados” (Art. 12).
Conviene resaltar lo controvertido que resulta establecer categorías y definiciones que, de alguna manera,
encorsetan la realidad. Una realidad caracterizada por una enorme diversidad humana, con sus expresiones y
sus sentidos. Sin embargo, resulta necesario poder nombrar y definir, porque lo que no se nombra, queda
invisibilizado y subordinado.
Las identidades travestis son asociadas generalmente a una identidad femenina. Originalmente el término fue
estigmatizante, implicó e implica situaciones de persecución y criminalización. En algunos países ya no se utiliza
por considerarlo discriminatorio. En otros, como en Argentina en cambio, la identidad travesti es usada por
quienes se identifican con ella para remitirse a los orígenes del movimiento LGBTI+ (Lesbianas, Gays, Travestis,
Transexuales, Transgénero, Intersex, y otras identidades) y de esta forma encontrar un rasgo común que une
sus reivindicaciones políticas, sociales, laborales, educativas, etcétera; pero sobre todo se lo reivindica como
identidad en sí misma, como relata Lohana Berkins en el video que compartimos al comienzo. Si volviera a
nacer, elegiría ser travesti.
Las personas que se identifican como trans o travestis pueden elegir realizarse o no modificaciones corporales
modificaciones en su cuerpo o en su apariencia para adecuar el aspecto a lo que el conjunto social entiende
como propio de los varones o de las mujeres.
En los últimos años, la construcción binaria de los géneros se fue problematizando con más fuerza, permitiendo
que las opciones que en un momento quedaban reducidas a varón-mujer, se ampliarán en función de las
múltiples vivencias existentes. Es así que aparece el término no-binario, utilizado por las personas cuya
identidad de género no se corresponde con el sentirse varones ni mujeres. La asociación civil infancias libres,
afirma que no hay cuerpo equivocado, y que cada quien puede construir su identidad de género sin tener por
eso que transformar necesariamente el aspecto de su cuerpo en función de lo que la sociedad espera
Personas trans-género
Las mujeres trans son aquellas personas que, a pesar de haberles sido asignadas culturalmente el género
masculino al nacer (en base a sus genitales), se autoperciben mujeres.
Los varones trans son aquellas personas que a pesar de haberles sido asignado culturalmente el género
femenino al nacer, se autoperciben como varones.
Personas cis-género
Mujer cis, cisgénero, cisexual: personas a las que al nacer se les asignó culturalmente el género femenino (en
base a sus genitales), y se autoperciben mujeres. Es decir, lo asignado culturalmente corresponde con su
autopercepción.
Varón cis, cisgénero, cisexual: personas a las que al nacer se les asignó culturalmente el género masculino (en
base a sus genitales), y se autoperciben varones. Es decir, lo asignado culturalmente corresponde con su
autopercepción
No binario: También hay personas que más allá del género que se les ha sido asignado culturalmente, no se
sienten ni varón ni mujer; estas personas suelen denominarse a sí mismas intergénero, de género fluído,
género neutro, queer o no binarias.
https://unitv.ar/ondemand/cajadeherramientas/capitulo-8-travestis-transexuales-y-transgeneros
IDENTIDAD DE GÉNERO: cuando hablamos de identidad de género, generalmente nos referimos a las personas
trans, pero es muy importante entender que todas las personas tenemos una identidad de género que se
construye subjetivamente en el marco de un contexto social, cultural y político. Identificarse con un género
como varón o como mujer, en función del sexo asignado al nacer, también constituyen identidades de género
históricas y políticamente construidas.
https://www.youtube.com/watch?v=qAO0esEWrIU
Intersexualidad
El término intersexualidad se atribuye al genetista Richard Goldschmidt, utilizado alrededor de 1920 para
referirse a ambigüedades anatómicas diversas. Sin embargo, a pesar de haber surgido en el seno del
vocabulario biomédico, décadas más tarde fue reapropiado por el activismo intersex en la lucha por el
reconocimiento de la diversidad corporal y por desarticular el sistema de normalización corporal que patologiza
a los cuerpos que no cumplen con los estándares biológicos típicos. La intersexualidad tiene que ver con
características meramente biológicas que se dan desde el desarrollo embrionario, aunque muchas se detectan
recién en la pubertad. Estas características tienen la particularidad de salirse de la norma social y binaria
esperable en los cuerpos. En este sentido, la intersexualidad es parte de la diversidad corporal.
Compartimos la siguiente definición publicada en el documento del INADI sobre Intersexualidad (2014):
“Intersexualidad: es un concepto que se utiliza para dar cuenta de aquellas personas cuyos cuerpos sexuados
(cromosomas, órganos reproductivos y/o genitales) no se encuadran anatómicamente dentro de los patrones
sexuales y genéricos que constituyen el modelo dicotómico varón-mujer. Las personas intersex tienen derecho a
la integridad y la autodeterminación de su propio cuerpo; el consentimiento previo, libre y completamente
informado del individuo intersex es un requisito que se debe garantizar en todos los protocolos y prácticas
médicas. La intersexualidad no es una patología, sino una condición de no conformidad física con criterios
culturalmente definidos de normalidad corporal. Algunas organizaciones de personas intersexuales prefieren
referirse a la intersexualidad como una “diversidad corporal”.
Uno de los mayores problemas que atraviesa la población intersex es que las prácticas médicas no reconocen a
las personas intersexuales como sujetos plenos de derechos. Aclaremos un poquito lo que queremos decir, si
bien la diversidad corporal en sí misma no es una patología, desde el sistema médico se la presenta como tal.
En la actualización de la Clasificación Internacional de Enfermedades 11 (CIE-11) de la OMS (2018) se
repatologizó a las variaciones intersexuales con el término “trastorno del desarrollo sexual”. Los colectivos de
personas intersex llevan años demandando por la despatologización de sus cuerpos, y por el reconocimiento de
sus características sexuales como variaciones esperables dentro de la diversidad corporal y por lo tanto
saludables.
Al hablar de diversidad corporal, se intenta explicitar y desnaturalizar las normas sociales que instauran y
reproducen cuáles son los cuerpos normativos, deseables, válidos y legítimos. Los cuerpos que se distancian de
este paradigma son marcados por una diferenciación social que, apelando a un discurso que construye a la
biología como neutra y definitoria y a la naturaleza como persistente e inmutable, constituye la base de la
discriminación.
Y a continuación compartimos una nota periodística sobre el tema para poder pensar qué efectos concretos tiene
sobre la vida de las personas el hecho de nacer con un cuerpo que biológicamente no encaja en el sistema binario.
https://www.pagina12.com.ar/411617-jennifer-gabriela-aranda-intersex-activista-travesti-y-ex-
co?ampOptimize=1
Orientación sexual
Según el preámbulo de los Principios de Yogyakarta, la orientación sexual “se refiere a la capacidad de cada
persona de sentir una profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un género diferente al
suyo, o de su mismo género, o de más de un género”.
Acá también será importante comprender la diferencia entre orientación sexual e identidad de género, ya que
ambas categorías explican diferentes aspectos de la vida humana. Toda persona tiene una orientación sexual y
una identidad de género. Y es importante remarcar que necesariamente, una no depende de la otra, es decir, que
ambas categorías son independientes una de la otra, no hay una relación causal entre ellas.
Los principios de Yogyakarta fueron presentados como una carta global para los derechos de las personas
LGBTTTI+ el 26 de marzo de 2007 ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en
Ginebra.
Los Principios de Yogyakarta: principios sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos
humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género o, simplemente, Principios de
Yogyakarta (el nombre hace referencia al lugar de Indonesia donde se reunieron los especialistas que
redactaron el documento original en 2006).
Estos principios, ratifican los estándares legales de cómo los gobiernos y otros actores podrían detener la
violencia, abuso y discriminación ejercida contra las personas LGBTI+, a fin de asegurar una igualdad plena.
Las visiones tradicionales de la sociedad conciben la heterosexualidad como el único modelo de vínculos
afectivos y sexuales sobre el cual se asientan las relaciones íntimas, familiares y sociales. Esta concepción
representa una visión normativa de las relaciones sociales que encuentra su origen en una construcción social
discriminatoria y excluyente de la cultura y de la sociedad.
Dentro de la categoría orientación sexual encontramos: a la heterosexualidad que hace referencia a la atracción
sexo-afectiva entre varones y mujeres. Las mujeres que sienten atracción hacia otras mujeres se reconocen
como lesbianas, y cuando los varones se sienten atraídos por otros varones se denominan gays u
homosexuales. Las personas bisexuales sienten atracción por personas de ambos géneros.
La orientación sexual puede cambiar o mantenerse igual a lo largo de la vida de una persona. Es importante que
cada quien pueda elegir con libertad cómo se define y cómo se nombra y que respetemos esta decisión.
A continuación, pueden ver un corto sobre orientación sexual, donde una pareja de mujeres nos cuenta su
historia:
https://www.youtube.com/watch?v=g8mI8uLwTBI
Es importante recordar que, a partir de julio de 2010 cuando el Congreso de la Nación aprobó la Ley Nacional
N° 26.618 en nuestro país, las personas del mismo sexo pueden contraer matrimonio como cualquier otra
pareja. Argentina fue el primer país de Latinoamérica en reconocer la ampliación de este derecho y el décimo a
nivel mundial.
En cualquier caso, es importante respetar la autodenominación de cada persona. Es decir, ya sea que hablemos
de identidad de género, de orientación sexual, o que observemos la expresión de género de alguien, lo único
que es realmente trascendente es cómo se siente cada quien, cómo quiere ser nombrada cada persona, incluso
cómo quiere describir sus deseos y atracciones sexo afectivas. El objetivo de aprender algunas categorías (que
son infinitas, ya que todo el tiempo nacen nuevas) no es, como mencionamos en un comienzo, encorsetarnos y
encasillarnos nuevamente, sino poder visibilizar y reconocer el amplio mundo de elecciones y vivencias que
existen, y que muchas veces desconocemos e incluso negamos.
Con el recorrido que hemos realizado estamos en condiciones de entender mejor a qué hace referencia la sigla
LGBTI+ que solemos ver o escuchar en distintas ocasiones. Esta sigla es un acrónimo que se utiliza para designar
colectivamente a las personas lesbianas (L), gays (G), bisexuales (B), travestis (T), transexuales (T), transgénero
(T), intersex (I), queer ‒palabra inglesa que suelen usar las personas que prefieren no identificarse con el
sistema binario o las categorías existentes en relación al sexo o al género‒ (Q) y otras identidades (+).
La heteronormatividad y la cisnormatividad
En nuestra sociedad existe un conjunto de saberes colectivos o representaciones sociales que nos ayudan a
interpretar y explicar la realidad. Los temas que estamos abordando en esta clase no son ajenos a estas
representaciones. Por ejemplo, cuando desde el momento del nacimiento se afirma “es una nena”, ¿pensamos
cuántas cosas hacemos, proyectamos, imaginamos, soñamos a partir de esa primera información genital? ¿Y
pensamos en los efectos que puede llegar a tener sobre la persona a quien le transmitimos todas esas
proyecciones, cuando aún no sabemos nada de sus gustos ni deseos?
Las personas construyen toda una serie de significaciones que si las analizamos en detalle seguramente
veríamos toda una serie de asociaciones que se vinculan unas con otras y que tienen como referencia la
heterosexualidad (“si es nena necesariamente le gustarán los nenes” y “si es nene necesariamente le gustarán
las nenas”).
En general, la mayoría de la gente da por supuesto que todas las personas (por ejemplo, estudiantes, colegas y
ellas mismas) son heterosexuales. Esta fijación de roles, identidades y conductas heterosexuales contribuye al
rechazo y la violencia que conlleva no adecuarse a la orientación sexual o a la identidad de género que se
esperan según el sexo asignado al nacer.
A continuación, compartimos un esquema que grafica de qué modo, socialmente, se asigna en función de los
genitales; la identidad y el deseo sexo-afectivo que debería corresponder para cumplir lo esperado:
Aparecen así dos nociones centrales que nos ayudarán a comprender cómo se estructuran y jerarquizan las
relaciones de poder entre los géneros: la cisnormatividad y la heteronormatividad.
Llamamos cisnormatividad al sistema que estructura las expectativas, las prácticas y las instituciones sociales
sobre el supuesto de que todas las personas son cis (género), es decir que aquellas que en base a sus genitales
fueron asignadas al sexo masculino al nacer son varones y que aquellas personas que nacieron con vulva serán
mujeres. La heterosexualidad obligatoria o heteronormatividad son conceptos que presuponen solo una
opción, la heterosexual, que deja de ser una orientación sexual más y pasa a ser la única válida, sana, buena y
esperable. A su vez, se corresponde con una visión binaria y excluyente del género. La heterosexualidad
obligatoria también es un producto de la cultura, y hace referencia a aquellas prácticas obligatorias respecto del
ejercicio sexual en las que las personas están educadas desde su nacimiento
Hasta no hace mucho tiempo, cualquier conducta que se encontrara por fuera de estos parámetros era
catalogada como “no normal” o “desviada”. Por supuesto, esto ha generado (y en la actualidad aún genera,
aunque en menor medida, gracias a años de lucha de los movimientos LGBTI+ y de la normativa específica de
ampliación de derechos) situaciones de discriminación y exclusión, con una consecuente vulneración de los
derechos para muchas personas.
Del mismo modo en que se nos enseña quién y cómo tenemos que ser y hacia quién tenemos que sentir deseo,
también se nos enseña cómo debemos sentirlo. En la clase anterior, dijimos que el imaginario social (el
conjunto de representaciones que una sociedad reproduce) anuda nuestros deseos al poder. En esta clase, lo
estamos ejemplificando. Cuando hablamos de un sistema heterocisnormativo, también lo pensamos en el
marco de un modelo de amor romántico que solo tiene una figura válida socialmente: monogamia y la
reproducción en el contexto de una particular institución. Esta configuración social es la familia que también
cuenta con determinadas características para no perder la condición de familia tipo. Las publicidades, las
películas e incluso muchas de nuestras representaciones personales están basadas en una particular idea de lo
que es una familia, sus roles, funciones y valoraciones que la atraviesan. La invitación es a animarnos a
preguntarnos cosas nuevas y a pensar que el deseo sexo afectivo es amplio y diverso. La heterosexualidad es
una de las formas que puede adquirir, pero no es la única, y las demás maneras son tan importantes y valiosas
como el resto. ¿Cuántas formas de amar, de vincularnos e incluso de formas familiares conocemos?
Para finalizar te propongo escuchar nuevamente a Lohana Berkins, con quien abrimos esta clase, en este caso
en una entrevista donde habla del rol de la escuela como garante real (o no) de derechos, para pensar estos
temas y nuestro lugar como docentes.
https://www.youtube.com/watch?v=60gYtXzAnTY
Actividad
Luego de leer la clase y mirar el video de Lohana Berkins: “identidad travesti en Argentina”, escriban un texto
que exprese: qué relaciones encuentran entre la frase de Lohana “la biología no es destino”, la idea que trae de
vidas revolucionarias y los conceptos abordados en la clase en relación a la diversidad sexogenérica (identidad
de género, expresión de género, orientación sexual, hetenonormatividad, cisnormatividad). Está abierto a
sumarle reflexiones o preguntas que salgan de las voces de otros videos.