TECNICAS

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TECNICAS:

CONCEPTO:

Trastorno mental grave por el cual la persona pierde la capacidad de reconocer la realidad o de
relacionarse con otros. La persona no es capaz de hacer frente a las exigencias de la vida diaria.

CLASIFICACION:

Psicosis inducida por tóxicos

El consumo de drogas o alcohol, o bien la abstinencia repentina tras un consumo prolongado,


puede provocar la aparición de síntomas psicóticos. En algunos casos, los síntomas se
resuelven rápidamente al desaparecer los efectos de la droga, mientras que en otros la
enfermedad puede persistir a pesar de suspender el consumo.

Psicosis reactiva breve

En ocasiones, los síntomas psicóticos aparecen de forma súbita en respuesta a una situación
de mucha tensión, como puede ser un cambio importante en las circunstancias personales o la
muerte de un familiar. Aunque los síntomas pueden ser muy intensos, la recuperación se
produce en pocos días.

Trastorno delirante

El síntoma principal son los delirios, es decir, es la firme creencia en cosas que no son ciertas.

Psicosis orgánica

A veces, los síntomas psicóticos son consecuencia de lesiones o enfermedades orgánicas como
traumatismos, infecciones o tumores. Habitualmente se presentan junto con otros síntomas
específicos de tipo neurológico.

Esquizofrenia

El término esquizofrenia se utiliza para hacer referencia a aquellos trastornos psicóticos en los
que los síntomas persisten durante un período no inferior a seis meses. La duración y la
intensidad de estos varían según el caso y, al contrario de lo que se suele creer, muchas
personas diagnosticadas de esquizofrenia llevan una vida normal.

Trastorno esquizofreniforme

Únicamente se distingue de la esquizofrenia en que los síntomas persisten menos de seis


meses.

Trastorno bipolar

En estos casos, la psicosis es la punta del iceberg de una alteración del estado de ánimo más
generalizada que se caracteriza por la alternancia de episodios de euforia y excitación (manía)
y otros de desánimo e inhibición (depresión).

Trastorno esquizoafectivo

Este diagnóstico corresponde a la presencia simultánea o consecutiva de síntomas de un


trastorno del estado de ánimo (tales como la depresión o la manía) y de psicosis. Es decir, el
cuadro clínico no es típico de un trastorno afectivo ni de la esquizofrenia.
Depresión psicótica

Consiste en una depresión aguda combinada con síntomas psicóticos, sin que en ningún
momento de la enfermedad lleguen a aparecer síntomas maníacos.

Diagnóstico diferencial

Una vez confirmada la presencia de estos síntomas conviene realizar una evaluación de sus
posibles causas. El primer paso será comprobar el nivel de conciencia y la capacidad de
atención y concentración; cuando esta función está alterada lo más probable es que se trate
de un síndrome confusional agudo (delirium), debiendo entonces proceder de una forma
sistemática para averiguar su origen. Si el nivel de conciencia y la atención están preservados
conviene explorar las funciones intelectuales, pues no es infrecuente diagnosticar una
demencia tras un episodio psicótico en el paciente. Descartadas estas dos posibilidades queda
una lista muy variada de enfermedades, fármacos y tóxicos que deberán ser descartadas
mediante la historia clínica, la exploración física y las pruebas complementarias
correspondientes. Tras realizar este estudio se podrá asumir el diagnóstico de un probable
trastorno psicótico primario, debiendo derivar al paciente al especialista para que precise el
tipo (esquizofrenia, paranoia, trastornos afectivos con síntomas psicóticos).

Aparte de los síndromes psicóticos secundarios a una enfermedad médica o sustancia


determinada, la esquizofrenia y el trastorno delirante son los dos principales trastornos
mentales graves, caracterizados por el cuadro clínico psicótico, la evolución en el tiempo y el
grado de discapacidad asociado.

En el diagnóstico diferencial de un E. P., una vez descartadas las causas orgánicas y tóxicas,
debemos prestar especial atención al proceso psicopatológico de base, la forma de inicio y la
duración del E. P. porque puede ser de mucha utilidad para orientar el diagnóstico y el
tratamiento del paciente individual.

El T. Psicótico Breve, habitualmente de comienzo brusco, presenta a diferencia de los T.


Psicóticos Crónicos (Esquizofrenia, Paranoia) labilidad emocional, comportamiento extraño,
gritos o mutismos y alteración de la memoria reciente.

Manejo del paciente psicótico

En el abordaje del paciente con síntomas psicóticos es importante no caer en la confrontación


directa; para este paciente los delirios y alucinaciones son tan reales como el resto de la
realidad; debemos limitarnos a confirmar su presencia y tratar de ganar la confianza del
paciente derivando su atención hacia síntomas más fáciles de aceptar (ansiedad, insomnio). No
se trata de enfrentarse al delirio ni de darle la razón; hay que hacerle ver que comprendemos
que su experiencia es real pero sugerirle que quizás haya otra explicación.

Se recomienda mantener una actitud empática y no crítica, realizar la entrevista sin


impaciencia ni desconfianza, con preguntas y explicaciones breves y sencillas. El paciente
psicótico tiene dificultades para organizar sus pensamientos de forma lógica y ajustada a la
realidad y utiliza un lenguaje confuso y desconcertante para el entrevistador. De forma
característica, éste experimenta sentimientos ambivalentes de interés y perplejidad, de temor
y enojo o culpabilidad, que es preciso tratar de identificar y controlar de forma adecuada.
A partir de las entrevistas con el paciente y sus acompañantes es necesario obtener los datos
básicos sobre su historia clínica: antecedentes personales y personales de trastornos
psiquiátricos, episodios anteriores de ingresos y tratamientos previos, inicio y curso del
episodio actual, trastornos del comportamiento más relevantes, etc. Es conveniente explorar y
documentar siempre el riesgo suicida y de hetero agresividad.

En todos los casos se consideran criterios de ingreso:

1. Primer episodio psicótico, excepto en los casos seleccionados en los que es posible asegurar
un correcto estudio y tratamiento ambulatorio.

2. Riesgo suicida y hetero agresividad, así como otras conductas que pongan en peligro la
seguridad del paciente y del entorno.

3. Negativa a tomar la medicación.

4. Ausencia de contención familiar.

5. Efectos adversos graves de la medicación.

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