Conexionismo Raja Vicente
Conexionismo Raja Vicente
Conexionismo Raja Vicente
Vicente Raja
1. Breve Historia
2. Principios básicos
3. ¿Cómo funciona una red conexionista?
o 3.1 La activación de los nodos
o 3.2 El algoritmo de retropropagación
4. Algunos problemas del conexionismo
5. Conexionismo hoy
Referencias
Lecturas Recomendadas
Los debates propiciados por la aparición del conexionismo siguen vigentes
en la ciencia cognitiva contemporánea y en su filosofía. Además, la investigación
más puntera en modelos de redes neuronales mantiene su inspiración en
propuestas conexionistas y comparte muchos de sus principios básicos. El
conexionismo es, por tanto, una teoría que ayuda a comprender tanto el
desarrollo histórico de las ciencias cognitivas como su estado actual.
1. Breve Historia
Desde la revolución cognitiva a finales de los años 50 (Miller, 2003), tanto las
ciencias cognitivas como la investigación en inteligencia artificial han estado
dominadas por un paradigma basado en principios representacionalistas y
computacionales que ha venido a ser llamado cognitivismo (Garnham, 2009).
El cognitivismo se fundamenta en la metáfora computacional: el sistema mente-
cerebro es una computadora. Más concretamente, la mente es el software que
funciona sobre el hardware cerebral (Thagard, 2005).
2. Principios básicos
El elemento fundamental para entender el lugar del conexionismo en la ciencia
cognitiva, así como sus principios básicos, es que es una arquitectura cognitiva
que, como el cognitivismo, es computacional. Las redes conexionistas están
vagamente inspiradas en las redes neuronales de los cerebros biológicos. En las
redes conexionistas, las unidades que imitan las neuronas implementan algún
tipo de función computacional. Así, estas redes se pueden entender como un
sistema computacional en paralelo, es decir, en el que las unidades de
computación actúan simultáneamente.
Con esta idea en mente, las redes conexionistas son modelos computacionales
que se basan de una forma abstracta en lo que sabemos sobre el cerebro y las
redes neuronales que lo constituyen. Se cree que el cerebro humano contiene
entre 1010 y 1011 neuronas y cada una de ellas puede llegar a tener 105 conexiones
con otras neuronas. Estas conexiones pueden ser excitatorias, las que fomentan
la actividad de otras neuronas, o inhibitorias, las que frenan o bloquean la
actividad de otras neuronas. Además, el aprendizaje de nuevas habilidades y
contenidos se basa en la modificación de estas conexiones, usualmente
entendida como el refuerzo o la debilitación de sus sinapsis.
Dados estos hechos sobre el cerebro humano, las redes conexionistas consisten
en un número de elementos simples, llamados unidades o nodos, que actúan de
manera similar a las neuronas biológicas y que están conectados a través de
unas conexiones que les permiten transmitir señales simples. Estas conexiones,
que pretenden ser análogas a las sinapsis y que pueden ser tanto excitatorias
como inhibitorias, tienen un peso que determina la forma en la que el nodo
conectado a uno de sus extremos puede influenciar al nodo conectado en el otro
extremo. Los nodos (o unidades) están normalmente organizados en capas. Una
capa de entrada, que lleva la información del exterior al sistema, una capa de
salida que devuelve el resultado del procesamiento de la información y una o
varias capas escondidas (que no están siempre presentes en las redes
conexionistas), que se sitúan entre las capas de entrada y salida y que no tienen
contacto con el entorno del sistema (Figura 1). En los modelos más básicos de
redes conexionistas, las capas se conectan unidireccionalmente y las conexiones
van de la capa de entrada a la de salida pasando por la capa escondida. En otros
modelos mas avanzados, que incluyen retroalimentación, por ejemplo, las
conexiones entre nodos pueden ser cíclicas o de otro tipo.
Figura 1. Ejemplo de red conexionista de tres capas (entrada, escondida y
salida). Los nodos y las conexiones, junto con la dirección de procesamiento,
están indicados.
En general, los nodos y las conexiones en redes conexionistas tienen habilidades
muy limitadas. A través de sus conexiones de salida, los nodos solamente
transmiten valores números que son una función de los valores numéricos que
reciben a través de sus conexiones de entrada (o que reciben del entorno, en el
caso de los nodos de la capa de entrada). Usualmente, cada nodo toma un grupo
de valores de entrada y los transforma, mediante un proceso computacional, en
un único valor de salida que es transmitido a los nodos de la siguiente capa.
Estas transformaciones están normalmente limitadas a operaciones
matemáticas muy simples, como diversos tipos de suma (para una explicación
técnica de los aspectos básicos de las redes conexionistas, ver Rumelhart y
McClelland, 1986, p. 45 y siguientes).
Por otro lado, y sobre todo en los albores del conexionismo como paradigma, las
redes conexionistas fueron puestas en cuestión en base a consideraciones
biológicas. En particular, la plausibilidad biológica de las redes conexionistas
fue altamente cuestionada. En estas redes, los nodos tenían un comportamiento
similar, las capas de nodos eran capas discretas, y el flujo de información era
unidireccional, por ejemplo. Ninguna de estas tres características da cuenta de
las propiedades anatómicas y funcionales de los cerebros. Por tanto, las redes
conexionistas eran consideradas poco realistas. Este hecho, entre otros, fue el
que llevó a la evolución de las diversas generaciones de redes conexionistas que
han surgido en las ultimas décadas y que se acercan más a una situación de
realismo biológico.
Por otro lado, los hay que argumentan que el pensamiento humano no es
sistemático y que, por tanto, las redes conexionistas no necesitan serlo. Este es
el caso de Chemero (2014), que analiza la noción de sistematicidad usada por
Fodor y Pylyshyn y que concluye que no hay sustento empírico para ella tras un
recorrido por los usos de la palabra “sistematicidad” en las ciencias cognitivas.
En este sentido, el reto de la sistematicidad es un argumento hegeliano: un
argumento basado en pura especulación, pero sin respaldo en la ciencia
cognitiva. Chemero (2009) considera que los argumentos hegelianos son poco
convincentes, lo que va en contra del reto de la sistematicidad. A pesar de ello,
es un hecho constatable que el reto de la sistematicidad sigue vigente en las
disputas teóricas respecto al conexionismo.
5. Conexionismo hoy
Las redes conexionistas han sido aplicadas a tareas cognitivas muy diversas,
tales como tareas lingüísticas, de percepción, o de toma de decisiones. Con su
éxito, el conexionismo ha demostrado que ciertas asunciones del cognitivismo
no son necesarias para comprender y explicar la forma en la que los sistemas
cognitivos funcionan—por ejemplo, las redes conexionistas no precisan de una
descripción formal o de reglas explícitas de procesamiento computacional. Este
hecho diferenciador ha provocado un amplio desarrollo del paradigma
conexionista desde que apareció en los años 80 y, hoy en día, podemos hablar
de una segunda, una tercera, e incluso una cuarta generación del conexionismo
(las generaciones son también conocidas como “olas del conexionismo”).
Vicente Raja
(Rotman Institute of Philosophy,
Western University)
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