En Busca de La Libertad Cristiana

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En busca de la libertad cristiana

Introducción

H an pasado varios años desde mi renuncia como miembro del


Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, órgano que
dirige y controla el culto y, de una manera significativa, las
ideas, el habla e incluso la vida de millones de personas de ese movimiento
religioso. Las circunstancias que rodearon a esa renuncia así como los sucesos
que resultaron en mi expulsión de la organización han sido relatadas con
anterioridad en el libro Crisis de Conciencia, que terminaba con estas
palabras:

"Estoy agradecido de haber podido hacer disponible información


que creo otros tienen derecho de conocer. Hay mucho más que pudiera
decirse, que quizá necesita decirse para tener el cuadro completo. Pero
sea que el tiempo, la vida y circunstancias lo permitan o no, estoy
contento con dejar que los resultados de lo que ahora se ha dicho
descanse en las manos de Dios".

Tenía entonces 61 años de edad. En el tiempo que ha pasado he recibido


miles de cartas y llamadas telefónicas de todo el mundo. Muchos de esos
comunicantes fueron anteriores testigos de Jehová, muchos incluso aún
estaban asociados con la organización. En ellos estaba representada
prácticamente la totalidad de niveles dentro de la organización. Las
comunicaciones provenían de personas que habían sido o incluso seguían
siendo precursores, precursores especiales, siervos ministeriales, ancianos,
superintendentes de ciudad, superintendentes de circuito, superintendentes de
distrito y coordinadores de sucursal. Varios centenares de los que me han
escrito o llamado en un tiempo habían sido miembros de las oficinas centrales
de la Watch Tower o de las oficinas de las sucursales de otros países o habían
servido como misioneros en otros países. En lo que sigue citaré de algunas de
las cartas recibidas. La finalidad no es obtener el elogio propio, sino exponer
el interés expresado, qué tipo de afinidad movía a quienes escribieron y las
cualidades de corazón que eso revelaba de las mismas personas.
Las expresiones en su conjunto pusieron de manifiesto que la
información aportada en Crisis de Conciencia ha cubierto una necesidad
particular. Las discusiones en el seno del Cuerpo Gobernante, el proceso
seguido para sus doctrinas y toma de decisiones y el método en la elaboración
de la información escrita que sirve de alimento a todos, estaban cubiertos bajo
un manto de misterio. Muchos testigos, incluyendo ancianos y otros

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En busca de la libertad cristiana

responsables, sentían serias preocupaciones, pero tenían dificultad para "hacer


encajar todas las piezas". Crisis de Conciencia exponía hechos a los que
anteriormente no tenían acceso. Estos evidentemente sirvieron de
"catalizador", reuniendo los elementos de los problemas que habían observado
en el seno de la organización y ayudándoles a entender por qué existían tales
problemas. Aquella información dio como resultado el liberarlos de un falso
sentido de culpabilidad creado sobre la base de que el servicio a Dios ha de
llevarse a cabo a través de una organización, es decir, la organización Watch
Tower. Sirvió para disipar el sentimiento de ser apartados de Dios debido a ser
separados o apartados de dicha organización.
Lo ilustra una carta de un hombre de Australia que, junto con su esposa,
había estado muy activo por cuarenta años en la Watch Tower y, porque no
podía aceptar ciertos dogmas y formas de actuar de ella, fue "expulsado" en
1984. Él escribió:

―Miembros de la familia me han estado insistiendo a fin de que


escriba para expresar su profunda gratitud por la gran ayuda que Crisis
de Conciencia nos ha proporcionado a todos en el esclarecimiento y
ampliación de nuestro entendimiento de asuntos que nos habían causado
preocupación e inquietud muchos años. Por mantener puntos de vista
tolerantes hacia nuestra posición (una vez dejada la asociación con la
organización], mi hijo y su esposa fueron expulsados en 1986‖...
"Este libro ha hecho una gran contribución para mantenernos
juntos como familia durante la peor crisis de nuestras vidas que
comenzó con nuestro abandono del movimiento, y nos ha ayudado a
permanecer en pie en sentido espiritual y tomar decisiones morales
basadas en nuestra propia integridad en vez de en la política de la
organización".

Una joven que había estado durante muchos años como "precursora" de
tiempo cabal y posteriormente había sido miembro del personal de las oficinas
centrales de la Watch Tower, revela la dificultad que puede traer la transición
de ser un devoto "miembro de la organización" a vivir en una verdadera
relación personal con Dios. Desde Pennsylvania escribió:

―Su relato de lo que ocurrió tanto organizacional como


personalmente fue no sólo lo que me abrió los ojos y el corazón, sino
que además vino a confirmarme mucho de lo que había sentido a través
de los años‖...

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En busca de la libertad cristiana

"Antes de leer su libro no era consciente de la enorme influencia


que la organización tenía en mi vida incluso en el tiempo que siguió a
mi desasociación. Antes me sentía como pérdida, indigna de mantener
jamás una relación con Jehová y Jesucristo debido a no estar con la
organización. Ahora por vez primera desde hace mucho, mucho tiempo,
me siento libre para adorar a Jehová a través de Jesucristo
independientemente de la organización. Ahora puedo acercarme a Dios
en oración y ser sierva suya. Salieron lágrimas de mis ojos y el dolor ha
desaparecido finalmente de mi corazón".

Los párrafos siguientes contenían detalles adicionales en cuanto a la


manera en que se había escrito el libro. De acuerdo con lo que yo había
señalado anteriormente, lo incluyo sólo por una razón, y es debido a que
ilustra algo real de quienes han escrito, que no están a favor de literatura
vengativa contra los testigos de Jehová y, que más que animosidad, mantienen
afecto hacia quienes aún están en la organización. Su carta continúa:

"Me impresionó mucho la manera en que escribió su libro. El


amor que usted tuvo y aún mantiene hacia los hermanos sale a relucir.
Sus expresiones no resultan hirientes o rencorosas, sino que presentan
los hechos de manera cortés y amable al grado que es posible. Mientras
estuve asociada con la organización encontré gente verdadera,
maravillosa, extraordinaria y muchas de mis experiencias fueron
memorables y felices. Mucho de lo que he aprendido en la organización
está basado en la Biblia y aún conservo profundamente en mi mente y
corazón. Siento gran aprecio por estas cosas. Sin embargo, he sentido y
experimentado demasiado en mi vida y en la de otros los efectos de las
leyes de la organización impuestas en la conciencia de la gente,
superponiéndose de esta manera a la propia Biblia. Ese concepto ha
causado estragos en las vidas de hombres, mujeres y niños por igual".

Una carta de otra mujer, escrita desde la región del medio oeste de los
Estados Unidos ilustra algunos de los "estragos" experimentados:

"Abandoné la organización en 1980, aunque lo único que hice fue


dejar de ir a las reuniones. No se puede comprender, pero no pudo
quedar en eso. Mi madre me escribió una carta en el 81 indicando que
no podría asociarse o relacionarse más conmigo, ya que yo no asistía a
las reuniones. Por supuesto, mis hermanos la secundaron. Nuestra hija
fue asesinada en enero de 1983. Mamá no vino al funeral ni envió

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pésame alguno. Estoy criando los cuatro hijos de mi hija y he aprendido


de manera dura quiénes son mis hermanos. Gente que ni tan siquiera
conocía me expresó simpatía y me ayudó con los niños. Me dieron
dinero, tiempo y cualquier cosa que pude necesitar. Me sentía tan
humillada al pensar que había vuelto la espalda por tantos años a
vecinos [no testigos] y parientes que se mostraron tan serviciales para
ayudarnos. Nunca dejaron de quererme. No puedo contarte las veces
que lamentaré los muchos años perdidos rechazándolos como
'mundanos'‖.
"Me bauticé en 1946 y alrededor de 1971 comencé a darme
cuenta de cosas que aparentemente no se correspondían con lo que de
verdad significa ser cristiano. Busqué en las Escrituras y no pude hallar
base alguna que justificara cosas que estaban sucediendo en la
congregación... Por ese entonces leí un libro de Milton Kovitz,
"Libertades fundamentales de la gente libre". Comencé a preguntarme
cómo la sociedad [Watch Tower] podía luchar tan fuertemente por las
libertades que ampara la constitución y, al mismo tiempo, negar esas
mismas libertades a otros (libertades garantizadas por la misma
constitución), el derecho a expresarse libremente, derecho a la
intimidad, etc. No se permitía el ejercicio individual de la conciencia.
Con la excepción de uno o dos, los hombres de la congregación estaban
más interesados en escalar posiciones de autoridad que en orar y obtener
esclarecimiento de la verdad. Los comentarios en las reuniones eran
meros "repetir como papagayos" lo que estaba escrito en La Atalaya.
Ningún interés por quienes tenían debilidades, tan solo una abrumadora
obsesión por "mantener limpia la organización..."
"He olvidado muchas cosas, nombres, fechas, de modo que no
puedo escribir con la autoridad y el respaldo que tú lo haces. Eso no lo
lamento. Estoy contenta de que se haya ido desvaneciendo‖.
"Una cosa más. Encuentro casi imposible poder orar. Lo deseo,
pero no sé la manera de desarrollar una relación personal con Dios y
Jesucristo. Mis viejos sentimientos heridos en cuanto a la organización
emergen a la hora de hacer oración. Después de leer su libro, estuve
junto al fregadero sintiendo esa pena por quienes pueden estar
intentando tener el coraje necesario y pedí a Dios que les ayude. La
primera oración real después de largo tiempo. Gracias".

Otros que escribieron nunca habían tenido asociación con los testigos de
Jehová, pero habían experimentado un conflicto de conciencia similar con sus

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En busca de la libertad cristiana

respectivas organizaciones. Un caso típico de varias de estas cartas es ésta de


una pareja de California:

"Mi esposa y yo, obtuvimos recientemente un ejemplar de su


libro Crisis de Conciencia. Nos conmovimos al descubrirlo. Gracias por
escribir con mesura y dignidad en un asunto a menudo caracterizado por
el sensacionalismo y la mordacidad. Su experiencia encierra un
significado especial para nosotros (recientemente hemos abandonado
nuestra iglesia de toda la vida, los Mormones, a fin de "adorar al Padre
en espíritu y verdad", sin impedimentos de "mandamientos y doctrinas
humanas"). Hemos visto una gran similitud en su historia‖...
"De nuevo, gracias por su valiente testimonio de devoción a Dios
en su vida. Tal vez le mantenga al cobijo de sus alas de salvación".

No siento que lo que escribí llegara a ser un particular acto de


"valentía". Lo hice porque creía que la gente tenía el derecho de conocer cosas
que de otra manera les hubiera sido imposible conocer. Lo que mayor
satisfacción me produce de las centenares de comunicaciones recibidas son las
expresiones que indican que algunas personas se han sentido más cerca del
Padre celestial y su Hijo, y que han renovado y fortalecido su fe y confianza.
Pero también encuentro particularmente reconfortantes los comentarios de
muchos que encontraron una ausencia de rencor o malicia en lo escrito. No
mantengo semejantes sentimientos hacia los testigos de Jehová y me siento
feliz si lo que escribí no incita a tales sentimientos. No me producen
satisfacción alguna las cartas recibidas de personas que han fustigado a la
organización, a sus líderes o a sus miembros o que dan rienda suelta a
ridiculizar o hacer sarcasmo.
Creo que quienes piensan que personas concretas de la organización o
sus líderes son un verdadero peligro, están pasando por alto el fondo de la
cuestión. Yo viví entre ellos por casi sesenta años y no vacilo en afirmar que
son tan sinceros en sus creencias como pueda serlo la gente de cualquier otra
religión. Conozco personalmente a los miembros del Cuerpo Gobernante y,
aunque no puedo afirmarlo de todos, sé que muchos son personas amables y
honestas, que están haciendo sencillamente lo que de ellos se espera, lo que
tradicionalmente se ha hecho. Son los herederos del legado histórico. En sus
mentes "la organización" va íntima e inseparablemente unida a Dios y a
Jesucristo.
Con todo, se presenta el error como la verdad, se toman decisiones que
son una falsa representación y una distorsión de las enseñanzas y el derrotero
de vida del Hijo de Dios. Aunque a cada uno de los implicados le corresponde

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En busca de la libertad cristiana

una parte de responsabilidad, aun así, no son ellos mismos la causa


fundamental del problema.
Más que las propias personas son las creencias y los conceptos los que
constituyen el problema, el auténtico peligro. De ahí se originan las
enseñanzas erróneas, las actitudes equivocadas y las acciones deplorables.
Personas de toda clase han entrado en la organización de los testigos de
Jehová por todo tipo de motivos. Y toda clase de personas (cientos de miles
actualmente) la han abandonado por las razones más diversas. Algunos lo han
hecho tal y como lo relató un anterior Testigo, "por errores de todo tipo".
Aunque el derrotero de vida que toman después puede indicar al menos algo
del motivo que originó su abandono, eso no constituye necesariamente un
indicador inequívoco. Muchos atraviesan un período de transición, marcado
por la incertidumbre, incluso dudando de todo debido a que han sufrido una
tremenda desilusión. Estos van temporalmente a la deriva y, únicamente
cuando han pasado esa etapa, el curso de vida que toman puede indicar cuál ha
sido realmente la motivación.
Una cosa parece clara, sin embargo, y es que el simple hecho de
abandonar un sistema religioso por el convencimiento de que en el mismo hay
falsedad no es garantía de libertad. El advertir el error no es suficiente en
muchos casos. A menos que uno pueda darse cuenta de por qué él o ella
creyeron una vez el error y qué había de falso en el "método de
argumentación" que le permitió a uno creer, no se progresa mucho, ni se
obtiene una base sólida para una duradera libertad cristiana.
Una persona pudo abandonar fácilmente un sistema que comprobó ser
falso y rápidamente caer en otro con errores igualmente, errores que pueden
ser doctrinalmente diferentes, pero a menudo bajo la misma clase de
argumentación e idéntico sistema de razonamiento que la organización
anterior.
Muchos testigos de Jehová se han desilusionado por enseñanzas y
predicciones falsas, otros por la rigidez de cierta política o por la presión de la
dedicación a una constante rutina de actividad programada por la organización
que reporta poca edificación espiritual auténtica. Lo que se necesita es
identificar la raíz causante de esas falacias, de la naturaleza autoritaria de tal
política o la inutilidad de tales esfuerzos programados. Creo que sin un
entendimiento de las enseñanzas bíblicas envueltas, uno es incapaz de
identificar la causa y ver que existe algo mejor y más genuino al alcance.
Desgraciadamente, a la generalidad de los Testigos jamás se les ha ayudado a
desarrollar un buen entendimiento personal de las Escrituras.
Como miembro de la organización, poco estímulo recibe para utilizar su
propia capacidad de razonar que no sea para aceptar y, efectivamente, retener

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En busca de la libertad cristiana

en la memoria cualquier información suministrada por la organización,


sometiéndose casi automáticamente a sus directrices. Las preguntas, una de las
facultades más poderosas de la mente, son consideradas negativamente como
falta de fe, o como indicación de falta de respeto hacia el canal de
comunicación aprobado por Dios.
Existe además, otro lado de la cuestión, muy significativo. Muchas
personas buscan solamente una libertad negativa. Buscan liberarse de todo,
liberarse de sentimientos que impulsan a creer en ciertas enseñanzas, de llevar
a cabo ciertas actividades o sujetarse a ciertas normas, por ser impuestas por
una autoridad eclesiástica.
En sí misma esta clase de libertad puede considerarse como una meta
apropiada, deseable, al proporcionar liberación de restricciones opresivas y
dominio de la mente y el corazón por los hombres de una manera no cristiana.
Pero aun así, eso en sí mismo no trae la libertad cristiana. La libertad cristiana
implica en primer lugar una libertad positiva, no solamente una libertad de
algo, sino una libertad para algo. No es la libertad de no hacer, sino la de
hacer así como de ser de lo que somos en la mente y el corazón como
individuos. Más bien que por el mero paso de abandonar un sistema religioso
que se considera falso, es por lo que hacemos después con nuestra vida por lo
que demostramos si hemos conseguido la verdadera libertad.
Este libro aborda estos asuntos y cómo aplican. Aunque, como es obvio,
va dirigido en primer lugar a personas con un pasado entre los testigos de
Jehová, los principios pueden aplicarse a cualquier circunstancia religiosa.
Deseo que la información sirva de ayuda a quienes, aparte del amor a la
verdad y el interés en agradar a Dios, estén considerando lo correcto de dar
lealtad incuestionable a una organización religiosa. La intención es contribuir
de alguna manera a establecer confianza en el poder de Dios para sostenernos
en cualesquiera crisis que nuestro apego a la integridad personal pueda
acarrearnos, y ayudar a abrirnos horizontes más amplios así como una vida
más rica y satisfactoria en el servicio a nuestro Creador, a nuestro Maestro, el
Hijo de Dios, y a nuestros semejantes.

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En busca de la libertad cristiana

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La Búsqueda de la Libertad Cristiana
Para ser libres nos libertó Cristo...
Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la
incircuncisión tienen valor, sino solamente la fe que
actúa por la caridad. Comenzasteis bien vuestra
carrera ¿quién os puso obstáculo para no seguir a la
verdad? Gálatas 5: 1, 6, 7 (Biblia de Jerusalén)

L a libertad, como la fe, el amor, y la verdad, es una parte esencial


del verdadero cristianismo. Donde hay libertad, prosperan la fe,
el amor y la verdad. Cuando la libertad está limitada o hay
carencia de ella, las demás cualidades inevitablemente se resienten. 2
Corintios 3: 17.
La libertad que nos dio el Hijo de Dios tiene el propósito de que
podamos expresar nuestra fe y amor al mayor grado, libre de restricciones
impuestas por los hombres, no por Dios. Cualquier pérdida complaciente de
esa libertad lleva aparejada inevitablemente un sacrificio de la verdad.
Quienes imponen tales restricciones lo hacen, no por la verdad, sino por el
error.
En décadas pasadas centenares de miles de personas se han apartado de
la religión en la que nací: los Testigos de Jehová. Durante ese mismo tiempo
centenares de miles de otras personas han entrado en esa religión, lo que ha
permitido el crecimiento en dicho grupo. No creo que el abandono o la entrada
de esas personas sea en sí mismo una prueba especial de algo.
La verdadera cuestión en cuanto a los que se apartaron es por qué lo
hicieron, qué fue lo que los movió a separarse. ¿Fue el amor a la verdad, el
deseo de poder expresar su fe y su amor en libertad cristiana? ¿Podría ser que
no lo pudieran conseguir permaneciendo donde estaban? ¿Estaba justificada
su marcha?
De la misma manera se podrían hacer preguntas en cuanto a los que han
entrado. No hay duda de que un número considerable de ellos eran
anteriormente irreligiosos, sin inquietud espiritual, esencialmente de
expectativas materialistas. A partir de su ingreso en la organización, hicieron

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En busca de la libertad cristiana

un cambio significativo en esos asuntos. A una parte de ellos al menos, se les


ayudó a liberarse de problemas serios relativos a la promiscuidad sexual, el
alcoholismo, la adicción a las drogas así como de violencia o falta de
honradez, y hasta de un entorno criminal. Eso ciertamente ha mejorado sus
vidas.
También es cierto que tal registro de ayuda no es el único. La mayoría
de las iglesias y organizaciones religiosas pueden aportar muchos casos y
testimonios de personas, cuyas vidas experimentaron un cambio como
resultado de una conversión. Así mismo, el registro de personas que fueron
ayudadas por la sociedad Watch Tower para que abandonaran hábitos viciosos
o adicciones puede sin duda ser igualado incluso por organizaciones de tipo
social como Alcohólicos Anónimos, centros de ayuda para adictos a las drogas
y otras entidades parecidas. Pero la mayoría de los que han llegado a ser
testigos no son personas que previamente estuvieran afectados por tales
problemas.
La pregunta, entonces, es: ¿Cuál ha sido el precio pagado por los
beneficios aparentemente obtenidos? ¿Ha resultado su ingreso en la
organización en una pérdida de libertad para expresar la verdad, la fe y el
amor de una manera exenta de coacción y restricciones impuestas por
hombres? Si tal fuera el caso ¿Cuán auténtica ha sido la mejora obtenida?
¿Cuán genuinamente cristianos son los beneficios aparentes?
Las mismas preguntas pueden (y deben) plantearse a cualquier religión
que profese ser cristiana y eso puede esclarecer que lo dicho aquí puede servir
como prueba de valor para la gente de muchos antecedentes religiosos. El
asunto es más abarcador y va más allá de las personas concretas referidas.
Llega al corazón de las buenas nuevas de Jesucristo, el Hijo de Dios.

Dónde está la diferencia.

Unos siglos atrás, en el tiempo de la Reforma, un tiempo en el que


muchas personas se sintieron obligadas por la conciencia a rechazar el
dominio eclesiástico sobre sus vidas y su fe, uno de ellos expresó de esta
manera la posición del cristiano:

-Un cristiano es alguien libre de todo y no sujeto a nadie.


A continuación añadió:
-Un cristiano es un servidor obediente en todo y sujeto a todos. 1.

1 Martín Lutero en su tratado sobre "Libertad del Cristiano"

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En busca de la libertad cristiana

Eso parece una contradicción, pero no lo es. Básicamente parafrasea las


palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 9: 19: 2. ―Efectivamente, siendo
libre de todos, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más que pueda‖.
La diferencia está entre la sumisión establecida por hombres que
reclaman para sí una posición superior y que exigen la sumisión a su autoridad
y la sumisión y servicio que brota libre y espontáneamente del propio corazón.
Se trata de la sumisión y servidumbre que resulta no de rendirse a las
exigencias de otros, sino de observar las necesidades de los demás y lo útil
que se pueda ser. Pablo sólo reconoció un solo cabeza y Maestro nombrado
por Dios, Jesucristo, y no reconoció a nadie más, ya se trate de una sola
persona o de un grupo. Sobre algunos que intentaron asumir tal autoridad dijo:

-[ellos] solapadamente se infiltraron para espiar la libertad que


tenemos en Cristo Jesús, con el fin de reducirnos a esclavitud [intentaron
atarnos con leyes y reglas, Phillips Modern English], a quienes ni por un
instante cedimos, sometiéndonos, a fin de salvaguardar para vosotros la
verdad del Evangelio. 3

El apóstol no menospreció la pérdida de la libertad cristiana por medio


del dominio religioso. Cuando escribió las palabras citadas al principio de este
capítulo, las dirigió a personas que estaban dejándose arrastrar por un falso
evangelio o buenas nuevas. En su día existía el esfuerzo de imponer la
obligatoriedad de la Ley Imperante a los cristianos, cosa que limitaba su
libertad en Cristo. ¿Dónde estaba el gran peligro? La ley a la que se les estaba
tratando de someter a los cristianos era, después de todo, la misma ley que el
propio Jehová dio por medio de Moisés. ¿Por qué entonces Pablo dijo que su
imposición los colocaría "nuevamente bajo el yugo de la esclavitud"?
Parte del peligro reside en el hecho de que tal sumisión a la ley
inevitablemente permitiría e introduciría el papel de hombres que actúan como
intérpretes de la ley, adquiriendo sus interpretaciones carácter de leyes, con
cuerpos judiciales, comités judiciales de carácter religioso aplicando esas
normas e imponiendo sanciones como valedores de la ley. Eso supondría la
reintroducción de un sacerdocio humano sobre los creyentes cristianos,
quienes únicamente tenían un único Sacerdote y Mediador, el Hijo de Dios. 4

2 Biblia de Jerusalén
3 Gálatas 2: 4, 5, Biblia de Jerusalén4 1 Timoteo 2:5; Hebreos 4: 14-16; 7: 11-185 La palabra griega (barys)
traducida "opresivos" significa básicamente "gravoso" y es la misma que se utiliza en Mateo 23: 4 referida a
los fariseos que ponían "cargas pesadas" sobre las personas con su tradición legalista.

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